Reflexiones sobre arquitectura: Algo está pasando en el mediterráneo

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Reflexiones sobre arquitectura

Algo está pasando en el mediterráneo Rogelio Ruiz Fernández, dr. arquitecto

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There is hope in honest error, none in the icy perfections of the mere stylist.

Charles Rennie Mckintosh

En busca de la casa mediterránea veremos al final una que se cierra en un cuadrado azul añil, que no es regular del todo y que va creciendo hacia adentro desde los cuatro lados exteriores, hasta que va dejando, por desocupación, un espacio en el centro, pura disgregación. Voy a intentar así llegar a donde quiero, saliendo desde distintos vientos y encontrado en el medio ese lugar del cielo. EL ERIZO Y LA ZORRA En el ensayo de Isaiah Berlin, El erizo y la zorra, el escritor desarrolla un pensamiento del filósofo griego Arquiloco, que dice: “Mientras que el zorro sabe de muchas cosas, el erizo sabe mucho de una sola”. Berlin dice que las personas nos distinguimos también en zorras y erizos, entre los que andan metidos en mil cosas, sin acabar de cerrar ninguna, añadiríamos, pero que tienen una agilidad y diversidad más grande; mientras que los erizos siguen su camino recto y ordenado. Leyendo este primer parráfo, seguro que usted ya se ha incluido en alguna de las dos especies. Berlin en su libro va analizando las obras de distintos escritores para adscribirlos a uno u otro grupo. Vamos aquí a hacer lo propio con los movimientos arquitectonicos, y luego con arquitectos concretos como antesala del tema que queremos hoy tratar. Diríamos que el clasicismo (romano, griego, renacentista, neoclásico...) requiere el cumplimiento de unas reglas fijas que los harían estilos vecinos del erizo. Por otro lado, el romanticismo, arts & crafts, modernismo, constructivismo, pero también manierismo o barroco, tienen una dispersión de la regla que es su desorden y su raison d´être: se alejan quizá de la inherente perfección del detalle para entrar en el campo de la díscola zorra.

RACIONALISMO Y MEDITERRÁNEO En la Escuela Politécnica de Valencia había dos tendencias ya en Elementos de Composición, que luego continuaban en vertical en todos los proyectos. Los de un grupo de arquitectura masa social, coherente y reivindicativa, que llamábamos “Taller de l´Horta”, por ese interés que tenían por la arquitectura popular levantina; y los otros, los más corbusieranos, llamados más “divinos” y estirados. Con Miró, se profundizó en el tema del pagès mallorquí, de su relación con el paisaje; y Sert, especialmente en la casa del pintor en Mallorca, trató de sublimar la arquitectura de aquella tierra, pero dentro de su universo formal (y en la Fundación Maeght), contrastes de cerámica vista y enlucidos blancos. Bonet Correa, pero en un nivel más alejado de la tierra, como flotando a veces las bóvedas pageses, tremendo en la Ricarda. La tradicional disputa entre la búsqueda de estos dos principios llegó a una pax romana, durante años, con pequeñas obras de Coderch, de Correa y Milá, de otros como Lapeña y Torres Tur (la casa Marquina en Ibiza), de Pep Bonet y Cirici (“El Fonduco” en Menorca, dejando la roca bajar por la escalera), y así llegaban al blanco de las casas mediterráneas, que dibujó Le Corbusier, pero se integraban en cascos como Cadaqués. Qué bonita la casa Senillosa de Coderch, cómo se inserta entre la zona. Muchos ejemplos más de este entender la arquitectura nueva como parte de una tradición que siempre queda. LA MANO DEL HOMBRE

Si seguimos con la filosofía de Isaiah Berlin, podríamos convenir que Bramante es erizo y Moneo también, Gehry y Miguel Angel son zorros, Libeskind raposo. Schinkel, Tessenov o Hilberseimer son erizos alemanes consumados, y Mies al tercer grado. Y de seguir así, diremos y no es cierto, que todos los del norte son erizos, si exceptuamos a Rommel, claro, y a los que nos llaman PIGS (Portugal, Italy, Greece & Spain) somos los zorros. Pero no. Scharoun, Poelzig, Mendelsohn o Högger, si no zorros, son lobos esteparios. Y Gaudí, Jujol y Guastavino son, ya lo creo, vulpinos. El Corbu es zorro como él solo, y Aalto, norteño, también disperso por sus diseños sueltos. Zumthor es erizo y Murcutt supongo que una equidna. Rem Koolhaas, zorro más que zorro. Foxes, los Smithson. Wren, erizo fío. Miralles fue el más zorro de todos, y en las imágenes que adjuntamos (figs. 3 a 5), donde muestra más la utilización de ladrillos sin cargar, son de la época con Benedetta Tagliabue (EMBT). Qué intenso también su Centro Kálida del Hospital Sant Pau (ca72) volpe, volpe, volpe. ¿Y Selinunte?: erizo de mar...

Cuando la mano del artesano interviene, sentimos su calor en el diseño, incluso en el error, como nos decía al principio Mckintosh, y el proyecto se hace mas literario, cuenta historias, no reglas, y vale más por lo que sugiere que por lo que es. Estos pensamientos me vienen de la lectura de The Architecture in Humanism de Geoffrey Scott (1914) que va recorriendo estilos arquitectonicos y sus distintas falacias y él cree que la precisión es inherene al clasicismo1: “cuando se extinguió el viejo orden de la sociedad, desapareció también el alto nivel de la hechura y exquisito orden de las ideas que la sociedad había exigido, entonces se consumó la ruina del estilo clásico, y la pobreza de ejecución completó lo que la pobreza del diseño había comenzado”2. De algún modo, el orden clásico está unido a la regla y la ejecución precisa (está hecho por la mano de los dioses)3, mientras que el romanticismo permite una ejecucción más libre por parte del artesano.


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