Batalla Espiritual

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Batalla Espiritual Pr. Paschoal Piragine, Jr.


Batalla Espiritual Publicado por Concepts and Values Publishing 7361-A Zeigler Boulevard Mobile, Alabama 36608 Estados Unidos www.conceptsandvalues.com Concepts and Values Publishing y el logotipo de la antorcha son marcas registradas de Concepts and Values Publishing and Media. LLC Todos los derechos reservados. Con excepción de porciones para evaluación este proyecto no puede ser reproducido, utilizado o distribuido en parte o totalmente en forma electrónica, copia, fotocopias o ningún otro medio, sin la autorización escrita del editor. NOTA: De nuestro conocimiento la información contenida es este libro es legítima y autentica, ofrecida sin ninguna garantía del autor o Concepts and Values Publishing. Todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina Valera 1960 Publicado originalmente en portugués bajo el titulo Batalha Espiritual © 2008 La versión traducida es publicada según el acuerdo con Santos Editora. Todos los derechos reservados. This Translation Edition is published by arrangement with Santos Editora, Curitiba-Paraná, Brasil. All rights reserved. © 2011 Paschoal Piragine Jr. Diseño grafico y tipografía: Concepts and Values Publishing Edición y revisión: Concepts and Values Publishing Impreso en los Estados Unidos ISBN 978-1-61076-020-1


Batalla espiritual: Ministrando liberación al Cuerpo de Cristo ----------------------------------------------------------------Presentación

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Introducción

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I. Conozca al enemigo

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II. Posesión demoníaca

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III. Opresión

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IV. Tentación

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V. Armas del enemigo

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VI. Ministerios de liberación

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VII. Manifestaciones satánicas

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VIII. Nuestra energía: Ayuno y oración

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IX. Consejos prácticos para el enfrentamiento

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X. Dudas y otras cuestiones de interés

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Conclusión

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Presentación A lo largo de la historia, la manifestación demoníaca es una realidad, no sólo en las narrativas bíblicas sino también en la iglesia actual. El dinamismo de la iglesia y el creciente flujo de personas que buscan orientaciones y soluciones para los conflictos espirituales, existenciales y morales exige que los líderes espirituales, atentos a las necesidades que se evidencian, estén preparados para corresponder a esa búsqueda y cumplir, de la mejor manera, la misión que el Señor les dio. Posesión demoníaca y liberación espiritual es un asunto delicado y polémico y, considerando que Satanás usa sus estrategias para dividir, confundir y atemorizar, es necesario estar alerta y bien fundamentado para no entrar en el juego del enemigo. Por ese motivo, y también atendiendo al pedido de muchos líderes, sentimos la necesidad de ofrecer un material específico sobre este asunto que ha sido siempre objeto de interés de los cristianos. Fue elaborado para aclarar puntos controverciales y ofrecer un instrumento seguro de estudio a la luz de la Biblia, bridar aclaraciones sobre el tema, promover la unidad del cuerpo de Cristo y ofrecer auxilio en el trato a las personas que necesitan auxilio en esta área.

Pr. Paschoal Piragine Jr.

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Posesión Demoníaca Y Liberación Introducción

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a postura filosófica pos-moderna acata y absorbe todas las corrientes, las concepciones, los comportamientos, considerando válida toda y cualquier manifestación, como expresión de la individualidad y de la realización personal. Sin embargo, lo que se ve con mayor frecuencia en el mundo de hoy es una sociedad sumergida en la depresión, la opresión y los conflictos que cautivan la mente y el cuerpo. ¿Dónde está, entonces, esa realización personal? ¿Cuáles son las consecuencias de esa actitud de aceptación indiscriminada de conceptos e ideas? Para el cristiano, esa postura se opone frontalmente a lo que Jesús enseñó al decir “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:36). Eso quiere decir que nuestra liberación tiene que ver, necesariamente, con la aceptación de la verdad de Cristo y obediencia a lo que Él nos enseña. Esa enseñanza puede parecer radical, pero la misión de Jesús es salvar al ser humano, libertándolo del poder del mal y, así, redimir al universo. Siempre que predicamos el Evangelio, estamos

anunciando liberación. Y aquel que acepta a Cristo como Salvador y Señor, creyendo que su palabra es la verdad, ha de sentir lo que es ser verdaderamente libre. Sin embargo, como vivimos en constante lucha entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira (Rm. 6), necesitamos saber que Sataná, el opositor y opreso, es guerrero astuto y no desiste de sus malas intenciones. Donde haya una oportunidad, ahí él entra, para confundir, atemorizar, dividir. Es lo que él ha hecho aún en algunas iglesias evangélicas, dejando en ellas las marcas de su actuación. Paradójica y visiblemente, una de esas marcas es la actitud de algunos cristianos que, juzgándose especialistas en expulsar demonios, comienzan a sentirse “más espirituales” que aquellos que no se sienten capacitados para ese tipo de actuación. Resultado: iglesias divididas, enemistades, falta de armonía porque la verdad bíblica no fue comprendida en su totalidad, o fue desvirtuada. El objetivo de este trabajo es presentar un plan de estudio que facilite la comprensión de lo que la Palabra de Dios enseña sobre posesión demoníaca, opresión, y liberación.

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Conozca Al Enemigo

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odo aquél que se propone entrar en una batalla tiene necesariamente, que saber quién es su enemigo, como este se manifiesta y actúa y cuál es su sistema de trabajo. ¿Qué se piensa con respecto a Satanás? ¿Una visión histórica, liberal, supersticiosa? ¿Cuáles son las concepciones que se tienen sobre él y sus acciones?

¿Quién es Satanás? La historia de la iglesia y de su doctrina revela que, hasta el fin del siglo 19, no había ninguna duda con respecto a la existencia de Satanás, en ningún ramo del cristianismo, sea en la Iglesia Católica, Ortodoxa o Evangélica. Aunque hubiese divergencia con respecto a la manera de actuar, todas admitían su existencia como una persona y como enemigo de los santos, trabajando contra la vida de ellos y contra la iglesia. A partir del fin del siglo XIX y mitad del siglo XX, algunos teólogos, influenciados por las corrientes modernas de la sicología y de la siquiatría,

comenzaron a publicar una amplia literatura defendiendo la idea de que Satanás no existe, no es una persona ni una fuerza, sino un mito de las culturas antiguas. Lo que la Biblia relata como posesión demoníaca sería nada más que enfermedades sicosomáticas o siquiátricas como manifestaciones de epilepsia, doble personalidad o hasta ansiedad y, como tales, deberían ser tratadas. Teólogos más liberales abrazaron prontamente esa teoría y fueron más allá, intentando desmitificar a Jesús: hay un Jesús histórico y un Jesús de los mitos de la Biblia. Los relatos bíblicos de los milagros, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, deben ser entendidos como consecuencias de fenómenos naturales y no como intervención directa de Dios. Tales ideas alcanzaron muchas iglesias evangélicas, incluso bautistas que, a pesar de defender la plenitud de la inspiración bíblica, se dejaron enredar por esas teorías. Llegaron al punto de afirmar que la oración es un buen ejercicio de catarsis, pero que Dios no va a intervenir en el mundo o en la vida de las personas por motivo de la oración, pues Él ya hizo todos sus planes. Sin embargo, quien lee la Biblia con el sincero deseo de buscar la ver-

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dad, con seguridad la encontrará.

¿Qué dice la Biblia sobre Satanás? La Biblia dice claramente, en decenas de textos, que existe un ser llamado Satanás. Quién es él y su origen, es una doctrina construida basada en unos pocos textos bíblicos y se hace necesario estudiarlo con mucho cuidado. En Ezequiel 28, entendemos su origen como un ángel que se rebeló contra Dios, siendo por eso expulsado de la corte celestial. Pero él no fue solo; llevó junto un tercio de las huestes celestiales, que son Satanás y sus ángeles o demonios. Estos no son, por lo tanto, espíritus desencarnados como enseñan los espiritistas; son ángeles caídos con Satanás. En la estructura angelical, los ángeles son ministros de Dios y forman parte de los ejércitos celestiales. Así, semejantemente a un ejército, ellos tienen una estructura jerárquica: ángel, arcángel, serafín, querubín. Tienen autoridad y poder delegados por Dios, soberano y único Señor. En esa jerarquía, Dios, en la creación, otorga autoridad a esos seres angelicales. Entonces, si un tercio de esos seres angelicales cayeron comandados por Satanás, eso significa que tales poderes, otorgados en la creación, continúan con ellos, aún siendo insurrectos. Se encuentran, así, castas demoníacas más resistentes, según el relato de Marcos 9:28-29. Respondió Jesús: “Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no

pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”. Entonces: Satanás y los demonios son ángeles caídos. La Biblia relata sobre el pecado y la caída de Satanás, pero no las razones de ese fracaso. El libro de Dios no fue escrito para satisfacer la curiosidad del hombre, sino para revelar el carácter de Dios. Se pueden inferir algunas ideas a partir de algunos textos bíblicos. Compruebe: “Vino a mi palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor. Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y

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con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser” (Ezequiel 28:11-19). “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14). Así, en el momento de la creación, Satanás y los demonios eran santos ángeles. Dios no los creó en el mal o imperfectos, los creó en la estructura angelical, pero ellos se rebelaron, cayeron y pasaron a ser inmundos, abominables y con intenciones malignas.

¿Cuál es el propósito de Satanás contra la Iglesia y el mundo? Tomar el lugar que es exclusividad de Dios: el lugar de la adoración. Él se infiltra en la iglesia, plantando la cizaña en medio del trigo. Es importante recordar que el hacer la distinción entre la cizaña y el trigo es tarea exclusiva de Dios; no compete a ningún hombre juzgar a su prójimo.

¿Cuál es la condición de Satanás y sus demonios hoy en el universo? “Mas los hijos de aquél se aira-

rán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá apresuradamente e inundará, y pasará adelante. Luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. Por lo cual se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y pondrá en campaña multitud grande, y toda aquella multitud será entregada en su mano. Y al llevarse él la multitud, se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no prevalecerá. Y el rey del norte volverá a poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con muchas riquezas. En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán para cumplir la visión, pero ellos caerán” (Daniel 11:10-14). “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. (Apocalipsis 16:13-16) Estos textos revelan que Satanás y los demonios están oponiéndose a todos los propósitos de Dios. Satanás no es omnisciente, omnipresente u omnipotente como Dios lo es. Él trabaja conectado a su red de acción; tiene un ejército con

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el cual intercambia informaciones. Por eso, esos demonios pueden revelar cosas que nos dejan intrigados: “¿Cómo sabe eso?” El cristiano que está ministrando liberación a una persona poseída o endemoniada necesita saber cómo el enemigo actúa para no intimidarse ni darle oportunidad de intimidación. Los demonios tienen un proyecto, que es afligir a los hombres y hacerlos caer en la fe, desanimar, abandonar los caminos del Señor y abrazar doctrinas falsas. Esos son sus objetivos en esa batalla espiritual porque Satanás quiere el lugar de Dios, quiere ser adorado. Por eso, difunden doctrinas falsas. La Biblia deja claro ese propósito. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. (1ª Timoteo 4:1) En la historia de la iglesia, observamos que los grandes pensadores evangélicos como Lutero y Calvino entendían que la verdadera batalla espiritual era una ceguera que estaba siendo lanzada en todo el mundo, intentando impedir que Jesús fuese reconocido como único Salvador y Señor. La lucha de esos teólogos era contra las herejías que se arrastraban e intentaban matar la verdadera fe. La Biblia también dice que el mundo yace en el maligno. ¿Qué significa eso? Satanás creó su propio reino y se lanzó a este mundo, siendo su príncipe. Trabaja para controlar la cultura, los

medios de comunicación, para diseminar sus ideas de tal manera que fortalezas se crean en nuestro entendimiento, provocando una ceguera espiritual tan grande cuyo resultado será el alejamiento de Dios. “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos”. (2ª Corintios 4:4) Observando atenta y detenidamente a los programas de televisión, a los periódicos, revistas, la Internet, la música, el cine, y teatro, nos lleva a concluir que existe en la cultura del mundo de hoy un movimiento oculto, orquestado por el mal, con el propósito de establecer un velo de ceguera que nos impida ver para dónde estamos yendo. La Biblia dice que él es el príncipe de este mundo, por eso, todas las veces que el evangelio es predicado, nosotros intentamos rasgar ese velo y muchas batallas espirituales suceden. El libro “Rompiendo Cadenas” de Neil T. Anderson, aclara ese hecho y dice que hay en nuestras iglesias mucha gente inactiva, inoperante, oprimida que se torna instrumento de rebeldía. Quieren vivir una doble vida: un pie en la iglesia, un pie en el mundo. Sexualidad corrompida, deshonestidad, mentira, libertinaje. El origen de esa perversidad en el mundo cristiano es Satanás. Vivir esa duplicidad es abrir la brecha para la destrucción de la fe y alejamiento de la sana doctrina. Imposible vivir esa duplicidad: o estamos en las tinieblas o estamos en la luz. Jesús dice: “yo soy la luz del mundo”.

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Entienda los vocablos bíblicos “Daímon” significa demonio; en el griego aparece generalmente en plural. Eso muestra que no se trata de uno solo, sino de una casta. “Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos”. (Mateo 8:31) “Daimonion” es el adjetivo neutro singular que también aparece en el plural, usado aproximadamente 63 veces en el Nuevo Testamento. “Daimonizomai” es un verbo, significa ser endemoniado, tener demonio, o ser poseído por un demonio; también aparece muchas veces en el Nuevo Testamento. Otras expresiones aparecen con frecuencia para definir esa situación: espíritu, espíritu sordo, espíritu mudo, espíritu de enfermedad, espíritu maligno, espíritus engañadores. En el Antiguo Testamento, varios textos hablan sobre espíritu de prostitución; un espíritu de homicida y de discordia estaba atacando la vida de Saúl. En todos esos pasajes, la idea bíblica es que hay una influencia satánica interfiriendo y generando esas pasiones. Vea los textos abajo: “Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar” (Oseas 4:12). “Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él

desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano...” (1ª Samuel 18:10). “envió Dios un mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec”. (Jueces 9:23) Se deduce de ahí que los demonios son concebidos, según la Biblia, como espíritus, o sea: poderes no físicos que inciden sobre las personas y les causan maleficios. Otro dato digno de ser notado es que el Nuevo Testamento emplea una sola vez el término “daimon” (demonio) en el masculino plural, siendo las demás formas en el neutro: demonios. En las lenguas primitivas, el género neutro designaba, en general, nombres de seres inanimados, de cosas, diferentemente de masculino o femenino que designa personas. Esa distinción, aún en las lenguas primitivas, no era absoluta; por eso, la mayoría de las lenguas modernas, en su evolución lingüística, perdió el género neutro. Basado en ese hecho, muchos teólogos, difundieron la idea de que si “daimon” es neutro, entonces no es una persona, es una cosa. Pasaron así a no creer más en aquello que la Biblia enseña, afirmando que las manifestaciones demoníacas serían simples manifestaciones de cosas naturales. Pero, según la Biblia, los demonios y Satanás son espíritus, personas incorpóreas capaces de poseer a aquellos que los invocan y están sin Cristo, a

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merced de sus artimañas. Mucha literatura existe sobre el asunto, defendiendo la idea que los demonios no existen. El Padre Oscar Quevedo (1) es un nombre bien conocido en esa línea. Otros teólogos afirman que siendo espíritus inmundos, espíritus de maldad, designarlos con el género neutro significa no atribuirles dignidad. En fin, para nosotros, el género neutro o masculino no es lo que más importa. La verdad es que los demonios existen y la posesión demoníaca sucede.

En la cultura clásica En el griego clásico, en el tiempo de Homero, Daímom designaba lo divino. No representaba necesariamente el mal, representaba una divinidad. En su politeísmo, los griegos antiguos crearon una gama inmensa de dioses que, en su concepción mitológica, habitaban el Olimpo (una especie de cielo) y que actuarían en las diferentes esferas de la vida. Había, así, el dios de la guerra, el de la fertilidad, el de la riqueza, el del mar, etc. Zeus era el padre de todos los dioses. La cultura romana tenía también sus dioses, con nomenclatura propia, en una estructura semejante a la de los griegos. Se explica ese hecho, no sólo en la cultura greco–latina, sino en todas las religiones politeístas, porque el hombre, creado a la imagen y semejanza de Dios, tiene en sí el deseo innato de

buscar lo sagrado, de buscar un Ser Superior, Dios. Sin embargo, crear ídolos para satisfacer ese deseo es sustituir el verdadero culto por la idolatría y eso es obra de Satanás, que desea tomar el lugar de adoración de Dios desviando el sentimiento de búsqueda del Dios verdadero para las pasiones de la carne, personificadas en los dioses (Daímom) de los panteones griegos y romanos.

La cultura cristiana y el sincretismo religioso en Brasil Algo semejante sucede en el cristianismo. Hasta cerca de 250 D.C., la adoración era exclusivamente a Dios, en nombre de Jesús. A partir de ahí, comienza a difundirse la idea que María, siendo la madre de Jesús, es más accesible al hombre. Dios está muy lejos; entonces, María intercede junto a Jesús y éste, junto a Dios. Así, comienza el culto a la virgen María, que fue luego combatido por la iglesia cristiana como herejía. Este asunto se volvió objeto de disputa en los concilios y abrió la puerta de la idolatría católica, con adoración a los más diversos santos. Cuando el Emperador Constantino se convirtió, decretó que el Cristianismo sería la religión oficial. Todo pagano debería volverse cristiano. Es evidente que nadie se vuelve cristiano por decreto. Lo que sucedió entonces fue una especie de transferencia de la estructura mitológica greco romana a la idolatría católica.

(1) Teólogo, fundador del Centro Latinoamericano de Parasicología (CLAP)

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Se explica así el sincretismo religioso en Brasil. La influencia de los mitos y de la cultura indígena y estando la puerta abierta con la idolatría a María, los negros esclavos africanos implantaron sus dioses, asociándolos a sus correspondientes: el santo de la guerra, el casamentero, el de las causas imposibles, etc. Cada santo es especialista en alguna cosa. Nada diferente de los dioses de los panteones greco-romanos.

Período inter-bíblico y el Nuevo Testamento En el período entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, la concepción pasó a ser casi exclusivamente que los poderes espirituales o los demonios eran seres anti-divinos. El

concepto de batalla ya comienza a ser identificado en la literatura apocalíptica de ese tiempo. Ellos eran los responsables por una serie de desgracias físicas y morales que pervertían la religiosidad, generaban el pecado y la idolatría. Esa era, más o menos, la idea popular con respecto a los demonios en el tiempo del Señor Jesús. El ídolo, la estatua, en sí misma no es un demonio, pero detrás de esa institución, de esa ceguera espiritual, existe un demonio. La Biblia es clara a ese respecto (1 Co. 10), por eso, en un proceso de liberación, es necesario romper esos vínculos. No porque esos objetos tengan algún poder, sino porque aquello que ellos representan tiene un significado espiritual demoníaco.

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