Vigilia de Pentecostés
Hermanas y Seglares
Vigilia de Pentecostés
Hermanas y Seglares
1. Notas: (En el lugar de la celebración se tienen colocados los símbolos que nos van a acompañar a lo largo de la celebración:
- Cartel del Capítulo
- Pergamino con el texto de los Hechos.
- Canto del Espíritu Santo (Nico Montero)
- Los cantos para la Vigilia, cada realidad busca los que mejor conozca.
Comenzamos nuestra celebración escuchando la invocación al espíritu Santo, bien con el video, bien solo la música.
Enlace: https://youtu.be/ppGT8_8MsHs
CANTO
Ven, Espíritu, ven
Ven, a mí, con tu luz
Llena mi corazón
Que me inunde de amor (bis)
Ven, Espíritu, ven
Ven, fuego abrasador.
Viento, soplo que me envía a anunciar la salvación
Ven, Espíritu, ven
Ven, a mí, con tu luz
Llena mi corazón
Que me inunde tu amor (bis)
Ven, Espíritu, ven, dame fuerza y valor, que sea sal y luz del mundo, signo del Amor de Dios.
Ven, Espíritu, ven
Ven, a mí, con tu luz
Llena mi corazón
Que me inunde de amor (bis)
Estamos en dinámica capitular y se nos desafía a vivir este tiempo al ritmo del Espíritu. Él quiere generar en nosotros una VIDA nueva; quiere hacer de nosotros hombres y mujeres habitados por su acción y, por lo tanto, portadores de la vida en abundancia.
En esta celebración queremos entrar en el Cenáculo y tener a María y a los discípulos como maestros, en la docilidad y acción silenciosa, pero transformadora y operante del Espíritu Santo.
Queremos centrar nuestra mirada en María, Ella es el cenáculo donde florece la vida, por la fuerza del Espíritu Santo. Dios desciende a nuestra humanidad, se encarna y se hace uno de nosotros, como dice el P. Usera, gracias al sí de una mujer, que antes de recibirlo en su vientre, lo recibió en su corazón. María es la manifestación de cómo el Espíritu es el Señor que da la vida. Su seno es el cenáculo del verdadero Pentecostés, y por eso podemos decir que anticipó en su corazón, lo que sucedió en Pentecostés con los discípulos y toda la Iglesia.
Celebrar Pentecostés es entrar en el misterio del Espíritu Santo, el prometido del Padre, el Espíritu de verdad, que destruye fronteras y genera comunión. Es el coraje de salir y anunciar todas las verdades que no se pueden ocultar, y que todo el mundo necesita saber. Es experimentar, en sí mismo, el paso de las tinieblas a la luz y del miedo a la valentía.
Haciendo memoria, este mismo Espíritu movió al Padre Usera a lo largo de su vida, muchas veces desconcertado en sus proyectos, pero siempre en actitud permanente de fe y discernimiento para percibir hacia dónde lo llevaba. Como familia “amor de Dios”, también llevamos en nuestras manos este legado que el P. Usera nos dejó: Hacer la experiencia de estar habitados por esta fuerza el AMOR que purifica nuestra vida y la transforma, y después ser portadores de alegría y esperanza, que nos viene del AMOR de Dios, o sea, ser anunciadores del Evangelio, movidos por el Espíritu.
Ven, Espíritu Santo, empújanos con tu fuerza, dinamízanos con tu viento, despiértanos con tu primavera.
Ven, Espíritu Santo, fortalece nuestros vínculos fraternos, muévenos con tu energía. Tú puedes hacernos danzar con tus ritmos.
Sácanos de nuestra mediocridad, renueva nuestra alegría, el gozo que nos hace cantar en el camino y aplaudir el nuevo amanecer cada mañana.
Ven, Espíritu Santo, enséñanos a perdonar… y a perdonarnos, a no tener miedo a la noche. Ven a despertar nuestra audacia para abrir y ventilar la casa, para rasgar nuevas veredas y sorprender y despertar.
Ven, Espíritu Santo, a nuestra casa, a nuestra familia, a nuestra comunidad, a nuestra misión de cada día. Llénanos de tu amor y envíanos, haznos mensajeros del evangelio de Jesús.
Tú, que eres Santo, instrúyenos en la santidad. Santifícanos en tu verdad. Haznos justos en tu justicia.
Tú, Padre de los pobres, edúcanos en la pobreza. Convierte nuestras relaciones sociales en abrazos solidarios, con un solo corazón y una sola alma, en una iglesia abierta y samaritana.
Espíritu Santo, patrono de nuestra Congregación, acompaña nuestra promesa de fruto y flor.
Tú nos diste vida y abriste camino a nuestra historia en la llaga del corazón de Cristo, manantial de vida y amor nuevo, fuente que mana y corre.
En el desafío de la evangelización de nuestro mundo solo tu palabra puede curar la nuestra. Mándanos tus dones de sabiduría, consejo y fortaleza, que alimenten con sus frutos el hambre y sed de la tierra. Danos fe para creerte, esperanza que te espere y amor que te ame por siempre.
Acogemos la Palabra de Dios
* Monición a la primera lectura
Lo que en el texto del profeta Joel que ahora escucharemos era un hecho extraordinario, ahora, desde el sacramento del bautismo es un hecho común: que todos los que hemos recibido el Espíritu Santo somos llamados a ser profetas y misioneros del Señor. Si Dios nos da su Espíritu no es para que nos quedemos callados, sino para que al soplo del Espíritu anunciemos el Evangelio… aunque encontremos resistencias.
* Lectura de la profecía de Joel 3, 1 -5
Así habla el Señor:
«Yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán visiones. También sobre los esclavos y las esclavas derramaré mi espíritu en aquellos días.
Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirán en tinieblas y la luna en sangre, antes que llegue el Día del Señor, día grande y terrible.
Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor.» (Palabra de Dios)
* Monición al evangelio
La obra de Jesús es incomprensible sin el Espíritu Santo. Bien lo entendió san Juan, que explica el manantial de agua viva que brota en el corazón de los que creen en Jesús como una desbordante manifestación del Espíritu Santo. Y dijo manantiales, y no manantial, para denotar la abundancia copiosa de sus aguas. Y la llama agua viva porque obra siempre, porque la
gracia del Espíritu Santo, cuando la dejamos entrar en nosotros, no se seca, ni aun se detiene.
* Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 7, 37-39
El último día de la fiesta de las Chozas, que era el más solemne, Jesús, poniéndose de pie, exclamó:
«"El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí." Como dice la Escritura: "De su seno brotarán manantiales de agua viva."»
Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado. (Palabra del Señor)
Canto de acogida de la Palabra de Dios.
Oración litánica por parte de la Asamblea
El Espíritu del Señor quiere, por medio de nosotros, suscitar en el mundo el fuego de un nuevo Pentecostés para que se produzca el cambio en nuestras vidas por el amor.
Pidámosle con fe y confianza. Ven Espíritu Santo. (Se puede hacer cantando una antífona después de cada dos invocaciones)
Espíritu Santo, Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre. Ayúdanos a adentrarnos en el misterio de Dios.
Espíritu Santo, Haz que Jesús ocupe el centro de nuestra vida, de nuestra congregación, de la iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca.
Espíritu Santo, Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.
Espíritu Santo, Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva.
Espíritu Santo, Purifica el más profundo de nuestro corazón. Pon verdad entre nosotros. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Haz que aprendamos a caminar entre los hermanos con más verdad y humildad.
Espíritu Santo, Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre todo, a las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados.
Espíritu Santo, Ayúdanos a entender el sentido de todo, incluso de lo que parece menos inteligible, como la cruz. Ayúdanos a conocer el secreto de nuestro ser, porque hay en nosotros zonas en las que no permitimos entrar ni a Dios.
Espíritu Santo, haz de nosotros una Congregación de puertas abiertas, de corazón compasivo y esperanza contagiosa
Espíritu Santo, Danos valor para decir la verdad con justicia, fortaleza para mantenernos en el amor, rompe las barreras, visibles e invisibles, que nos impiden acogernos como hermanos.
Espíritu Santo, Espíritu de unidad y comunión, muéstranos el camino a seguir para ser testigos del amor de Dios en nuestro hoy
Espíritu Santo, Cambia nuestros corazones y los corazones de nuestras comunidades para que seamos instrumentos de tu sanación y de fraternidad nueva.
Espíritu Santo, Abre nuestros ojos para que contemplen la creación como don y que nuestras manos sean instrumentos para compartir solidariamente sus frutos.
Pidamos al Padre y a Jesucristo, que a imitación de María y los apóstoles, seamos receptivos al Espíritu que siempre está viniendo, que siempre quiere transformar nuestras vidas y llenarlas de sentido. Para que seamos capaces de demostrar nuestro amor por Cristo siguiendo sus pasos e
imitando su entrega amorosa y, lo hacemos con el canto del Magníficat u otro canto a María.
Oración a María
MAGNIFICAT. (Se puede cantar o recitar)
Mi alma canta la grandeza del Señor con María, la Virgen fecunda y abierta; mi Espíritu se estremece de alegría en mi Salvador, porque él contempló con amor la humildad de su sierva.
La santidad del Señor crece en mi nada, Él se manifiesta en mi polvo, las generaciones me llamarán feliz. porque él puso mi tierra en sus manos.
La ternura de Dios se hace misericordia de generación en generación y con María, yo soy canal al servicio de miles y miles de seres a quien Dios llega y toca en silencio.
Canto con María al Dios de la justicia: que derriba al soberbio, baja al poderoso, pone de lado al protagonista, y salva al que tiembla de miedo, satura al vacío, sacia al hambriento.
Glorifico al Dios que camina con el pequeño rebaño de Israel, acorralado en todas sus iniciativas. No temas, tú, el menor de los hijos, tú eres auxiliado y salvado según la promesa del Señor. El Señor es misericordioso por todos los siglos.
Gesto final: se hace entrega del pergamino en tamaño reducido con el texto de Hechos (rollito) se pone o se canta el himno de Nico u otro del Espíritu.