HISTORIAS Y ANÉCDOTAS DE HUMOR POLICIAL 'Entre Salvavidas y Mecánicos' Tomo II

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HISTORIAS Y ANÉCDOTAS DE HUMOR POLICIAL

Entre Salvavidas y Mecánicos Tomo II Ismael Sulca Velásquez LIMA - PERÚ 2016

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© HISTORIAS Y ANÉCDOTAS

DE HUMOR POLICIAL Entre Salvavidas y Mecánicos © Ismael Augusto Sulca Velásquez Coronel PNP (r)

© Copyright - Ismael Augusto Sulca Velásquez

Ediciones ‘LUCERO’ Domicilio legal: Calle Ayacucho 618 La Perla, Callao

Teléfono: Celular 989178250 Correo-e: tribunal_cuarta_sala@hotmail.com Esta edición se terminó de corregir en 2010 Edición Virtual Marzo del 2016

Se permite copia parcial del contenido sólo con fines educativos, de comentario y de difusión indicándose datos del autor y de la obra.

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Dedicatoria: A los amigos y a los compaĂąeros. A los que guardaron en su memoria esos hermosos recuerdos que con el devenir del tiempo se volvieron alegrĂ­as. A los temples de acero (los policĂ­as) dueĂąos de inmensas fortunas entre las calles y las esquinas. A quienes forjaron, sin saberlo estas imaginarias remembranzas. A todos ellos mis alabanzas.

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“Nunca conocí a nadie que sintiera tanto entusiasmo por las bromas como el rey. Daba la sensación de que vivía sólo para bromear. Contar una buena anécdota del tipo gracioso, y contarla bien, era la manera más segura de obtener su favor” Edgar Allan Poe Del cuento: Hop-Frog

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INTRODUCCIÓN

‘Entre Salvavidas y Mecánicos’ En esta segunda entrega, Tomo II, tengo la oportunidad de seguir contando las anécdotas sucedidas en diversas situaciones, en un tiempo y espacio que, puesto en conocimiento de los lectores, surten efectos de apego y comprensión ante las vicisitudes que el oficio o la profesión de ser policía, nos imponen al frente a diferentes acontecimientos. El haber sido parte integrante de la Gloriosa y Benemérita Guardia Civil Perú (hoy integrada a la Policía Nacional), permite a este servidor, hacer conocer hechos o historias, que han sucedido, y que si no los reuniera ni los relatara, se perderían en el divagar de la memoria, de los cuales se nutre y está conformada la vida en comunidad. A manera de introducción evoco, con nostalgia, una de las primeras anécdotas que ocurrió en un aula del Centro de Instrucción de la Guardia Civil (CIGC) en el que se nos enseñaba el Curso de Hipología (estudio o tratado de los equinos – caballos-) precisamente el profesor de aquella asignatura se apellidaba Chinchilla (Entre mí siempre me decía como un ‘Chinchilla’ va a saber tanto de caballos). Pues por ventura se trataba del Coronel Veterinario don Guillermo Chinchilla Velarde de quien supe después que trabajó en Tacna en el año 1969 y tenía a su cargo el Servicio de Veterinaria del Escuadrón de Pocollay-Tacna y la Remonta de Locumba en las alturas de Tacna, siendo una persona muy amigable y se sentía todo un verdadero Guardia Civil, muy correcto, disciplinado y muy ‘reglamentoso’, entre otras cualidades que le pude observar. De este mi profesor supimos todo lo que se debía saber sobre los caballos, las yeguas y de los cruces con los asnos o burros, que resultaban en mulos o burdéganos, animales con los que contaba la policía en el medio rural. Nos enseñó a saber diferenciar las cualidades de cada animal, sus temperamentos, sus debilidades, su morfología, y así conocer sus reacciones, sus pisadas y las heces de aquellos equinos como para calcular el contenido de sus alimentos, tiempo de desplazamiento, y

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hasta la ruta que posiblemente habrían recorrido. Y eso era fabuloso para nosotros. Pues de eso se trataba el ser policía en materia de investigación, ir por partes para llegar a un resultado. Un caso muy sonado en el ambiente policial, que tenía que ver con los equinos, fue el inexplicable caso de la desaparición del Alférez GC. Walter Leveratto Cobos que se perdió o lo asesinaron cuando se desplazaba en las alturas de Ancash por el año 1971, y los mulos en los que se desplazaban retornaron después a Pomabamba, y nunca encontraron su cuerpo. El misterioso caso del Alférez Leveratto merece ser escrito en un libro aparte. Y en cuanto uno designado como Jefe de Línea, se tenía la responsabilidad de cuidar a los equinos tanto más que a su propia vida. Si no, ya eras un constante concurrente a la Zona Judicial. Es por eso que había un dicho muy lastimero entre los policías de ese entonces: “Si no has resbalado por la Zona Judicial de Policía, todavía no eres un verdadero Guardia Civil” Otro caso paradójico de la anécdota policial fue el ocurrido en el mismo Ayacucho, cuando un agente de Inteligencia se encontraba obteniendo información básica en un restaurante público, y ‘camuflado’ entre los civiles, se le aproximó por ahí uno de esos policías que se encontraba uniformado de “Sinchi” y supuestamente conocía al que se encontraba ‘infiltrado’, y éste, que se había percatado de su presencia y a pocos metros de distancia, escuchaba que trataba de llamar su atención diciéndole: “¡Promoción!… ¡Promoción”, a lo que el agente de inteligencia supo eludir no haciéndole caso y mostrando estar molesto delante de algunos parroquianos y supuestamente hablando mal del “cachaco”, que ya se había retirado del lugar. Una de las historias que me llamó la atención en las aulas durante mis estudios para ser policía, era el saber sobre la tragedia del estadio nacional del 24 de mayo de 1964 en aquel partido de fútbol entre Perú y Argentina clasificatoria para las Olimpiadas de Tokio, cuando la muchedumbre, estimulados por la acción temeraria de un sujeto conocido como el ‘Negro Bomba’(Germán Cuenca Arroyo), y bajo la histeria colectiva, había saltado al campo de juego para agredir al árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos, por haber anulado un gol

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peruano de ‘Kilo’ Lobatón, y pese al despliegue policial en los desconocidos usos del gas lacrimógeno (mal llamados ‘bombas lacrimógenas’), el resultado lamentable fue de 300 muertos por caídas y aprisionamientos; y que ello se debió precisamente a un error de interpretación de una orden dispuesta por el Jefe Operativo Comandante Azambuja, de quien se dice que había dicho “Arrojen ‘bombas’ a la cancha”(campo de juego) y los efectivos policiales de ese entonces habían entendido como “Arrojen ‘bombas’ como cancha”(en cantidad), con las consecuencias conocidas.

En esta ocasión me permito en remarcar los momentos que dejaron huellas a mis inquietudes de escritor y poeta, cuando amigos como Oscar Pilares Carpio (en Cusco), David Haddad Carvallo (en Pueblo Libre); Raúl Valenzuela Niño de Guzmán, ‘Papá Ruca’ (en Quillabamba); el Mayor Pío Velásquez Cornejo (en Barranco); Marco Antonio Vargas Mena(en el Potao); compañeros de promoción; los superiores como el General José Zegarra Escalante (en la Dirección de Bienestar); el Comandante Erwin Alfonso Reátegui Frank (en Iquitos); José Chipana Zapata (compadre espiritual en Abancay); tanto el General Enrique Meza Málaga como el Coronel Humberto Laguna Ibáñez (en Huaraz); Jorge Calle Cáceres, Walter Hilario

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Salluca Gamarra y los suboficiales Domingo Roberto Vásquez Escalante, Luís Raúl Mallqui Cedano, Gerardo Eduardo Segovia Martínez, Julio Amberly Gonzales Vásquez, Jéssica Pérez Gonzales y Mario Neira Valdivia (en el Tribunal Administrativo Disciplinario Territorial de Lima); el General Julio Fredy Salas Pino (en la Oficina de Asuntos Internos del Ministerio del Interior); y muchos otros se mostraban afectos y muy solícitos a saber y escuchar ‘cuál era la última’ que tenía para contarles, y les contaba las anécdotas pero muy cortamente y en forma de chiste que eran celebrados en su gran mayoría con gran deferencia y estímulo, y que forman parte de este resumen. El haber integrado la Promoción ‘Tnte. GC. José Valencia Jáuregui’ 1976, más conocidos como los ‘Sinchis’ o ‘Los Conejos’, como policía tanto en actividad como ya en el retiro, el ir contando las vivencias de una manera sensible, sin el ánimo de llegar a la ofensa, es una manera de transmitir esa sensación de “espíritu de cuerpo” que nos legaron nuestros instructores, compañeros, colegas y amigos, y de alguna manera rendir tributo a los que nombro en cada secuencia y demostrar la forma cómo se nos presentaron las acciones, cómo la vimos y cómo las tuvimos que resolver, descrita desde un punto de vista literario, lo cual ha obligado que la mente vuelva a recordar cada uno de los episodios, ahora que ya hay más tiempo para poder contemplarlos y comentarlos. Pues no es fácil recordar hechos que transcurrieron en un lapso de treinta y nueve años de vida policial (Incluido de Oficial, cadete) y el de Alumno Guardia en donde mis Instructores fueron el Capitán GC Miguel Tejada Manrique, Tenientes Teodoro Barreda Sanz, Raúl Casas Soplín, Efraín Venero Pacheco, José Tang Roca, Juan Rive Hugo Ruiz Caycho, Sargento 2do. Pacheco, Cabo William Díaz Farías ‘Cabo Yuca’, y el Cabo Manrique y tantos otros que forman parte de esta pléyade de la memoria aún vivificante.

‘Entre Salvavidas y Mecánicos’ (2016) es la segunda entrega de una recopilación de historias y anécdotas de humor policial (la primera fue ‘De la Escuela a la Justicia Divina’ (2010), en la que también se respeta el contenido tal y cual fueron formulados en su debido tiempo, debido tal vez a la experiencia de participar

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en los concursos, dentro de los cuales se encuentra ‘ Que tal mecánico’ (1999), que en el año 2009 fuera el ganador del Segundo Premio en el certamen promovido por la International Police Association IPA (filial Perú), que forma parte de esta recopilación. Pues los invito a descubrir el mundo real y casi desconocido de las ocurrencias que les pasan a los policías en sus particularidades formas de ver las cosas.

El Autor

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Pepe Urruchi Corzo, Jorge Gamboa Fernández Baca, GC Víctor Herrera Arenas, GC, Julio César Ricardo Aramayo Pérez Albela, Ismael Sulca Velásquez, GC Oscar Beteta Núñez, Leo Camacho Olavarría,(atrás) Luís Torres Morales, Antonio Tamayo Alva, Alipio Sánchez Yábar, GC Humpiri, (atrás) Jorge Vásquez Avilés, Juan Alvarez Manrique, y el Comandante GC. Alcibiades Rojas Cenepo(todos de pie) Abajo GC, GC, GC, GC, GC Augusto Pereyra Sierra y GC Mario Abuhadba Contreras. En el local de la Parroquia de Barranco, 1976

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SALVAVIDAS POR SIEMPRE

(Unidad de Salvataje 52 Comandancia, Lima 1976)

Entender la peculiaridad de las vivencias de ser policía equivale a un estudio de maestría de cualquier rama del saber y de la ciencia. Porque antiguamente, el ser policía exigía el cumplimiento de deberes y las responsabilidades más allá del mismo juramento, y más allá de las mismas realidades. Allá por el año de 1976, siendo integrantes de la gloriosa y prestigiosa 52ava. Comandancia de Salvataje de la Guardia Civil del Perú (creada el 24 de setiembre de 1974 por DS Nro.034-74IN/GC) un grupo de Oficiales de la Promoción 1976, “Los

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Sinchis”, más conocidos como “Los Conejos” integrados por los Alfereces Juan Antonio Alvarez Manrique, Leo Manuel Camacho Olavarría, Pablo Antonio Tamayo Alva, Alipio Sánchez Yábar, Julio César Ricardo Aramayo Pérez Alvela e Ismael Augusto Sulca Velásquez, quienes se incorporaron a esta distinguida Unidad, en donde el valor y la decisión eran sinónimo de acción en las playas, piscinas y en todo lugar donde prestaran sus servicios, siguiendo el rito y sobretodo el Curso de Salvamento y Rescate en el mar, de cuatro meses de ejercicios y sacrificados esfuerzos para estar a tono con los demás salvavidas. Durante las prácticas del Curso, en su eventual local administrativo en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús cedido por el Padre Ricardo Wiesse Thorndike, con prácticas intensas en la piscina municipal del Estadio ‘Luís Gálvez Chipoco’ en la cuadra 12 de la Av. Grau, Barranco, con entrenadores australianos, el salvavidas estaba preparado en las Técnicas de Recuperación y Rescate aplicando la respiración boca a boca, tanto en playa como en el mismo mar que era, por decir, el pan nuestro de cada día. Entre los salvavidas más antiguos y de gran trayectoria reconocidos estaban los suboficiales: Gerardo Contreras Quispe, más conocido como “El Supercholo”; Genaro Campos Linares “Campitos”; ‘El circunspecto’ Manuel Gonzales Zúñiga Díaz; el Guardia Leoncio López Ling “Chino Ling”, y otros, destacando también entre ellos el Guardia GC Guillermo Leoncio Tello Macavilca, quien tenía un peculiar estilo de hablar, medio gangoso y pausado en donde resaltaba la forma que tenía él de explicar los hechos que le habían sucedido. Guillermo Tello Macavilca de pie al extremo derecho con la toalla en mano Sentado al centro está el chofer del ómnibus (Foto de Jorge Gabriel Rodríguez Burgos con polo blanco y silbato en el pecho)

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Pues precisamente por no ser de buena pinta y por la forma de hablar, el Jefe de Comandancia le había designado en ‘una misión especial’ que no se sabía de que se trataba, cuando en una ocasión todos los salvavidas se enteraron por los periódicos, con fotos y todo, de un acontecer donde el Guardia Tello Macavilca era el protagonista principal. Decían las noticias que en circunstancias que el Guardia Tello Macavilca recorría el trayecto por las lomas de Villa El Salvador hacia su playa de servicio, tuvo conocimiento que a cercanía se había producido un deslizamiento de una loma de arena sepultando al guardián y sus chanchos que cuidaba por el lugar, logrando eficazmente salvarlos por medios que su arte y profesión le habían enseñado, cual era la aplicación de la respiración artificial, siendo elogiado y felicitado por sus superiores. Cuando menos esa era la versión oficial. Pero lo que en verdad el Guardia Tello Macavilca supo explicar a sus verdaderos amigos, a la peculiar manera de hablar y sus principales razonamientos fue que él había sido designado para “supervisar” el cuidado de unas veinte chanchas de pura raza que decían que era de un grupo de Oficiales que trabajaban en la Segunda Región, y que al enterarse de este percance y ante su inminente cambio a las serranías del Perú, tuvo que hacer grandes esfuerzos en rescatar al guardián y las chanchas, aplicando, a éstas últimas, una adecuada técnica de respiración ‘boca a boca’, quien en su estilo logró contar de la siguiente manera: - “Tuve que aplicar la respiración ‘boca a trompa’ compadre”. Imagínense ustedes la trompa de la chancha con bastante mucosidad y arena, y “por ahí le di aire a todas” –explicaba con tanta gracias, que los presentes reíamos a carcajadas“¡No me quedaba más opción, sino mi cambio a Huancavelica estaba asegurado, y eso sería fatal¡” –concluía con sus relatosPor esta acción el Guardia Tello Macavilca fue felicitado y premiado y tomado como símbolo de esfuerzo y el cumplimiento del deber, más allá del simple hecho de ser policía. Y el hecho de aplicar la respiración ‘boca a trompa’ empezó a ser incluido en el manual de procedimientos del citado Curso.

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Marranas salvadas por Guillermo Tello Macavilca

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En la casa del padre Wiesse año 1970 mes de Octubre: Francisco Guillermo Rivera Rodríguez (Cheché), Román Quino Ortega, Arturo Güimac Bonifaz, Rolando Soto Gambini, Carlos Gonzales Álvarez ‘Blackamán’ (al fondo en la parte superior con peinado al estilo Rififi), la hija del Sacristán, Luis Arturo Dorival Barsallo y Zegarra e hijo (Foto de Luís Dorival Barsallo)

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LA CARNE CON HUECO DE ‘BLACKAMAN’

(52 Comandancia de Salvataje, II REGION POLICIAL LIMA 1976) En tiempos antiguos, como lo que debe ocurrir también hoy, el personal policial tiene pocas oportunidades como para hacer conocer en forma directa cómo se viene gastando los recursos en sus diferentes modalidades, y lo hace para no verse comprometidos o para que no sea considerado como un desleal con sus mismos compañeros o los jefes de unidad. Pues ocurrió en el año 1976 en la 52 Comandancia de Salvataje, después de haber finalizado la temporada de playa, y su personal se había acuartelado para ejercer funciones de apoyo a las Unidades de Control de Multitudes, como de la 22-CGC(Av. Abancay), 24-CGC(El Potao), 34-CGC(Av España), 41-CGC(Av. 28 de Julio), 42- Comandancia GC(Av. España) Era uno de esos días en el que el Jefe USE, Coronel GC Jorge Francisco Monge Llanos, más conocido como ‘Pelito’ (por su peculiar corte de cabello al rape) solía visitar las Unidades para

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conocer ‘in situ’ cómo se venía desempeñando las mismas y de paso compenetrarse de la idiosincrasia del personal USE, entre los que tenía una buena fama de ser muy condescendiente y a la vez enérgico en saber y conocer la realidad de la moral, de la estimulación y disponer sus correcciones delante de todos los jefes. En los ambientes de la 52 Comandancia de Salvataje, que por ese entonces ocupaba el local interior de la II Región GC. de la Av. España (lo que hoy es ocupada por la Unidad de la 30 Comandancia de Tránsito) y que en esos momentos se procedía a degustar el sabroso ‘rancho’, el Coronel Jorge Francisco Monge Llanos y su comitiva, acompañado por el Jefe y Servicio de la Unidad, se acercó a los efectivos policiales que estaban almorzando y les consultó que ¿Cómo estaba el Rancho? “Rico, Mi Coronel” -se oía por lo general- Pero cuando le tocó pasar justo por el lugar donde se encontraba el Guardia Carlos Gonzales Álvarez más conocido como ‘Blackamán’, al parecer éste ya lo esperaba para hacerle conocer de un hecho del que pocos querían hablar. Haciendo unas muecas como para llamar su atención el Guardia ‘Blackamán’, de quien todos sabían que era osado y propenso a hacerlos reír, se dirigió al Coronel Monge, como para decirle que la sopa estaba rica, pero tenía un raro sabor, ya que la carne con la que estaba preparada tenía un origen poco peculiar. “Y qué más quieres, si es carne” -le dijo el Coronel-. “Sí, Mi Coronel, es carne pero cuando lo soplo por un lado sale aire por el otro extremo”, procediendo a simular que el trozo de carne que tenía entre la boca era uno procedente de los genitales del toro, el cual, como es natural, tenía un conducto característico, que al ser soplado hacía burbujear el líquido de la sopa del rancho, lo que produjo risas entre los presentes. Ante esta situación el Coronel Monge, ante los Oficiales acompañantes, actuó de lo más normal, y siendo informado casi al oído, que se trataba del mismo Guardia Carlos Gonzales, quien se estaba recuperando de unas dolencias, ya que días antes había sido ‘secuestrado’ por una turba de manifestantes y casi fue arrojado al río Rímac, en donde le dieron una golpiza de padre y señor mío, siendo rescatado por sus compañeros a

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punta de granadas lacrimógenas y perdigonazos operados por el ‘buen mozo’ de José Antonio Sánchez Araníbar(‘Cara de vieja’; por lo que el Jefe USE lo miró fijamente y en un tono de sarcasmo y consideración y le dijo: “Pendejo eres hue….” “Agradece que te estás recuperando… de la ‘catana’ que te han dado… y come nomás tu rica sopa”. Y todos se echaron a reír.

En esta foto del ‘Compadrito’ José Almeyda Albornoz (sentado en primer plano y con anteojos) se encuentran grandes compañeros de jornadas memorables de la 52 Comandancia de Salvataje. Entre ellos el ‘Cañón’ Hipólito Alfredo Aguirre Gonzales, el ‘Sordo’ Yauri, Paulino, Antonio Arroyo Sandoval, ‘Cantinflas’. El Guardia Carlos Gonzales Álvarez ‘Blackamán’ se encuentra, detrás, entre el hombro izquierdo de la madrina.

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ARROZ CON VENADO

(En la carretera de Marcapata a Quincemil, Cusco 1978)

Esta historia, más que anécdota, viene a ser como una broma, un chiste, un ‘chascarro’ que nos regala la vida, por esas cosas que a veces dejamos por desapercibidas pero que en fondo son sucesos, ocurrencias propias que es necesario compartirlas. Pues sucedió allá por el año de 1978, cuando el Alférez GC Ismael Sulca Velásquez, Comandaba la Jefatura de Línea de Ocongate, Provincia de Quispicanchi, del Departamento de Cusco, y dentro de sus funciones, en el Área Administrativa, estaba el de supervisar los Puestos Policiales que comprendían su jurisdicción. Por ello cierto día emprendió viaje rumbo al Puesto GC de Quincemil, que es en ruta hacia Puerto Maldonado, en donde el viaje sólo se hacía en camiones de carga. Recuerdo que también que en este trayecto en algún momento del viaje, para saber qué pueblo seguía en ruta, le pregunté al chofer “Qué seguía después de Quincemil” y me contestó “Pues, Dieciseismil” Por lo que nos reímos a carcajadas. Ya pasando por el Puesto GC de Marcapata, casi a las faldas del omnipotente nevado de Ausangate, después de haber pasado ‘abras’ y demás alturas por la serpenteante carretera afirmada, en donde ésta no llegaba al mismo pueblo, por cuanto se decía que cuando era construida el ingeniero de la obra quedó

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prendado de una dama del pueblo pero como ella no le daba “bola” o le hizo un desaire, el ingeniero cambió el trazo del camino y giró hacia la quebrada y no llegó a Marcapata. Pues bien, ya pasando Marcapata, con su famoso y relajante baño termal -del que disfrutó en otras oportunidades-, como a tres horas de viaje el chofer del camión donde se viajaba sugirió que en la estancia próxima era el único lugar donde se podría encontrar bocado alguno para cenar (ya eran como las 5.30 p.m. -17.30 horas-) por lo que se estacionó y todos los viajantes, que eran como veinte, bajaron a soltar huesos, limpiarse del polvo, a ‘forrarse el estómago’ y ‘achicar’ la vejiga, porque a Quincemil se llegaría como a las diez u once de la noche y ya no se encontraría restaurante abierto en ese pueblo. Raudamente los pasajeros ocuparon precarias mesas y bancos, y en cuanto al Alférez después de asearse y miccionar en las letrinas, se sentó en un apartado en donde un jovencito del lugar, que fungía de mozo, se le acercó y en un castellano trabado le consultó qué se quería servir, y el Oficial le indicó: -

¿Qué cosa tienes para cenar?

El mozo, que estaba muy apurado en atender a tanta gente, le contestó: “Arruz cun vena’o, papá” –Ya que reconocía el clásico uniforme de la Guardia CivilAnte esto el Oficial, pensó que como que ya se estaba adentrando en zona de ceja de selva, el venado podría ser la carne predilecta del lugar, por lo que pidió esta comida. Casi de inmediato el ‘mocito’ regresó con un plato grande de fierro enlosado pero que a la vista se trataba de puro arroz casi frito y amarillento, por lo que le reclamó: -Oye, ¿Y el venado? - Eso es puis, papá. Arruz cun vena’o con fídeos(acento en la í) Y Oficial al hurgar el arroz por dentro encontró unos fideos tipo codito que era el único menú por esas zonas, y descifró que el mozo le trataba de decir “Arroz combinado con fideos”. No le quedó más que hacer uso de su lata de atún, del que siempre se abastecía para los casos de los viajes y las ‘correrías’ propios

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del control y supervisión, compartiéndolo con el chofer y su ayudante. Al probar el primer bocado, el Oficial sonriéndose parecía que se decía para dentro: “A mí, con arroz con venado”

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Bendito camión con algunos de sus pasajeros de la ruta Quincemil a Ocongate, Cusco.

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¿PUEDO AYUDAR?

(En la carretera de Quincemil a Ocongate de 1978)

El querer ayudar a sus semejantes, en ciertas ocasiones, resuelve la necesidad primaria de participar en labores no precisamente apropiadas, lo que puede originar un resultado no deseado del que se quiso aliviar. Allá por el año de 1978, cuando el Alférez GC Ismael Sulca Velásquez, era Jefe de la Línea GC de Ocongate, Provincia de Quispicanchi, en el Departamento de Cusco, venía en viaje de retorno del Puesto GC de Quincemil, en horas de la noche se había embarcado en un camión que hacía la ruta hacia Marcapata, Ocongate y de ahí seguía hacia el Cusco. Por esas cosas del destino, donde la autoridad era respetada, el joven Alférez fue cobijado en la cabina del vehículo notando que el supuesto copiloto estaba profundamente dormido y el chofer también hacía grandes esfuerzos para no caer en la somnolencia, y se bajaba muy seguidamente para verificar las llantas, y ‘achicar’ la vejiga y estirar los huesos. Ante esta situación, siendo aproximadamente las tres horas de la

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madrugada, el bisoño oficial se ofreció en ayudar en el manejo del camión que no venía con tanta carga y sólo algunos pasajeros. ¿Sabe manejar, Jefe? –preguntó en chofer entusiasmado¡Por supuesto! –respondió el oficial- Te ayudaré el tramo hasta llegar a la cumbre. ¿Te parece? Bueno, Jefe, con tranquilidad no más –recalcó el choferEl chofer y el oficial intercambiaron posiciones, ocupando el primero el lado de la ventanilla, y el segundo ‘tomó la caña’ del vehículo desplazándose muy cautamente hasta tomarle confianza, que por suerte en los primeros minutos el tramo de la carretera se hacía manejable. Pero antes de abandonar la zona boscosa y ya después de haber conducido unos diez kilómetros, el chofer que había estado tratando de dormir ya cómodamente tuvo un sobresalto inesperado y al ver que el camión sobre pasaba por un cuasi badén que originaba un riachuelo, en un recodo muy pronunciado, creyó ver por el espejo las llantas posteriores del lado derecho, ‘casi casi en el aire’ con el precipicio en el fondo, lo que le causó gran conmoción y susto, que dijo: “¡Pare! ¡Pare! ¡Pare! Jefe”, haciéndose el camión a un costado. -

¿Qué pasó? –consultó a su vez el oficial, viendo que el chofer mostraba signos de ofuscamiento y sudor¡Jefe, me pareció que nos íbamos!… Nada, no pasa nada… -trató de calmarlo el oficial, en la creencia que estaba soñando y se había asustado-

Luego de bajarse del vehículo el chofer le consultó al oficial - “Jefe, ¿Ha manejado camiones?... - “Bueno camiones, no tan regularmente, pero sí he manejado” –respondió el Alférez. - Y su licencia ¿Qué categoría es? - ¡Profesional pues!… -contestó con un tono de calma y serenidad. Pero como vio que al chofer ya se le había pasado el sueño y para que estuviera calmado le propuso que tomara ‘la caña’ (el timón) para continuar viaje pasando por Marcapata, siempre vigilando con el ‘rabillo del ojo’ para que no se durmiera, y

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llegando a Ocongate como a las seis y media de la mañana, justo para el desayuno, el que invitó el oficial para reponer fuerzas y energías, recomendando que sea el copiloto que conduzca hacia la ciudad del Cusco. Y ya al despedir al chofer pudo notar que en la parte posterior del camión estaba escrito aquella máxima en el que claramente se podía leer “No se gana, pero se goza”, que simbólicamente hacía mucha referencia a la profesión de ser un Guardia Civil así como a las peripecias por la que tenían que pasar los choferes de ruta cuando para ambos les caía como anillo al dedo aquel dicho popular, que a partir de esa fecha fue como una oración disipadora para el novato oficial. (Si tan sólo el chofer hubiera sabido que el mencionado oficial apenas tenía como propiedad un automóvil escarabajo de seguro que se desmayaba)

Después de aquel viaje llegando a su destino en Ocongate, Cusco.

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EL MUNDIAL DE ARGENTINA 78’

(En las alturas de la Jefatura de Línea de Ocongate, Cusco 1978)

El año 1978 fue de gran recordación para el fútbol peruano por su participación en la XI Copa Mundial en Argentina, llevado a cabo entre el 1 y el 25 de junio, torneo que fue disputado en estadios de las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza; con El Gauchito como su mascota. Ahí se consagraron futbolistas internacionales como Johan Neeskens, Teófilo Cubillas, Zico, Dino Zoff y Mario Kempes, además de Michel Platini, Karl-Heinz Rummenigge y Paolo Rossi, entre otros. Pero al margen de los acontecimientos y los resultados el fútbol, en ese año el Alférez de la Guardia Civil Ismael Sulca Velásquez venía prestando servicios en la Jefatura de Línea del Distrito de Ocongate, Provincia de Quipicanchi, muy distante de la ciudad Imperial del Cusco; distrito en donde aún no existía los servicios esenciales como la energía eléctrica, las señales de televisión, sólo la radio de onda corta era el medio de información y de calma para la soledad en la frígida y natural serranía.

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Todos los habitantes, que podían, habían programado sus viajes en las fechas de los partidos de Perú para verlos en el Cusco, y los que por motivos del trabajo y la responsabilidad policial no podían abandonar la jurisdicción -regularmente mal llamado ‘Abandono de Cantón’- se preparaban y conformaban con escucharlo por la radio, cuando de un momento a otro se corrió la voz que sí había una forma de poder ver el mundial ‘en vivo y en directo’ como lo diría el mismo Humberto Martínez Morosini.

Un entusiasta Arturo Rosas Parravicino, propietario de un camión, estaba organizando ‘un paseo’ hacia las alturas del mismo nevado Ausangate, pero que en el fondo se trataba de ver los partidos de fútbol en el que participaría el Perú, en dirección contraria a la ruta del Cusco, en el que se había descubierto un gran secreto del casi nadie sabía, por el cual sólo se cobraba la cómoda suma de cinco soles oro por el traslado, al que se sumaron tanta gente como podía caber en un camión, entre ellos los Guardias Civiles José Luís Joo Castro, Ronald Gamarra Zúñiga, y Roberto Valladares Aparicio, y así se dirigieron rumbo a las alturas, y después de un tramo de dos horas de viaje con dirección al Distrito de Marcapata, en la carretera rumbo a Puerto Maldonado, Madre de Dios, llegaron al paraje del famoso Hualla Hualla, el más alto de toda la cordillera, que está situado a 4,780 metros sobre el nivel del mar.

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En aquel lugar existía una vivienda rústica que era del guardián y su familia que custodiaban y daba servicio de mantenimiento de la antena parabólica de Entel Perú (Empresa Nacional de Telecomunicaciones), que precisamente enviaba su señal hacia el Cusco, en el cual había sido acondicionado un motor de energía eléctrica y había sido instalado un televisor de 18 pulgadas en el que se pudo ver las jugadas geniales de los jugadores favoritos, pagando la inusual suma de un sol por ‘cabeza’ y observarlo desde las afueras de la vivienda ya que no cabían todos, para lo cual era necesario hacer sombra al televisor en una especie de carpa con unas mantas y plásticos que se agenciaron los visitantes. Era la primera vez que en el Perú se transmitía un partido de fútbol a colores.

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Para este certamen el Perú había clasificado a tan sólo ocho años del Mundial de México en 1970, y en la Primera Fase formaba el Grupo 4, juntamente con Escocia, Irán, Países Bajos, y con su victoria sobre Escocia (3-1), el empate con Países Bajos (0-0) y al ganar a Irán (4-1) le valió ocupar el primer puesto con cinco puntos, que luego pasaría a disputaría en la segunda fase el Grupo B junto a Argentina, Polonia y Brasil. Ya en la Segunda Fase del Grupo B en el primer partido Brasil le ganó a Perú por 3-0. Argentina también venció a Polonia 2-0 en Rosario con dos goles de Mario Kempes. Posteriormente con el triunfo de Polonia sobre Perú por 1-0 y el empate sin goles entre Argentina y Brasil dejó fuera al Perú, y los otros tres equipos tenían posibilidades de acceder a la final. Argentina y Brasil llegaban al último partido con 3 puntos, aunque la verdeamarela tenía mayor diferencia de gol. Polonia, llegaba con 2 puntos pero con posibilidades de ganar el grupo si, tras su triunfo, Argentina perdía o empataba sin superarla en la diferencia de gol. Los partidos no se jugaron a la misma hora, sino que primero jugaron Brasil y Polonia 16:45, y más tarde 19:15 Argentina y Perú. Brasil ganó su partido por 3-1, con dos goles de Roberto Dinamita y uno de Nelinho. Con este resultado terminaba con 5 puntos y +5 de diferencia de gol. Argentina debía, para llegar a la final, ganar su partido y convertir 4 goles más que su rival, ya que tenía una diferencia de gol de +2. Los locales lograron imponerse a Perú en aquel famoso 6-0 y clasificar a la final, en uno de los más partidos más comentados en la historia de los mundiales de fútbol, según los registro de la misma FIFA. Gracias a la ‘ayuda’ peruana Argentina llegó a disputar la final con Países Bajos a quien ganó por 3-1 logrando su primer título mundial. Pero lo que constituyó un mayor escándalo en la órbita policial, aparte de la debacle de Perú en el mundial, fue que mientras algunos policías, como el Alférez mencionado, hacían todo lo posible y una serie de peripecias para poder verlo por televisión, en medio de un frío glacial, siempre cumpliendo con las órdenes superiores, agentes de la inteligencia policial habían detectado que el rostro de un joven oficial había parecido en la televisión

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durante la transmisión de un partido en el que jugaba Perú, y que se encontraba en el mismo estadio entre algunos barristas con la bandera peruana, pero como en esos tiempos aún no había sido desarrollado la telefonía, no se pudo constatar o comprobar las sospechas de quién se trataba, ni confirmar los datos con que contaba la Dirección de Inteligencia de la Guardia Civil, quedando el caso como una anécdota de desdoblamiento, bilocación o el don de la ubicuidad al mismo estilo de San Martín de Porres, como el estar en varios lugares a la vez. Por las pendientes del Hualla Hualla recorre hoy el tramo pavimentado de la Carretera Interoceánica Sur, inaugurado por el presidente Alan García Pérez, y se recuerda también el trágico accidente aéreo en el que un miércoles 6 de Junio del 2012 desapareciera un helicóptero, de la empresa Helicusco, cuando transportaba a ocho coreanos, un holandés, un sueco, un checo y tres peruanos, entre ellos los dos pilotos. Todos ellos venían de Madre de Dios con destino a Cusco. La aeronave debía aterrizar hacia las 17.30 horas de ese día en la localidad cuzqueña de Marcapata, al cual no llegó. Etimológicamente en quechua Hualla significa abismo, muralla, pendiente, disparejo, o lugar frígido donde la carne se seca y se vuelve charqui o chalona. También significa depravado o desordenado, poje, primerizo. Raúl Porras Barrenechea describe que “siendo alfareros y sacrificadores de llamas, los Huallas eran los primeros pobladores de la urbe sagrada del Cusco, por estar a cercanía de ellos la "fuente de agua salobre para hacer sal". Los auténticos Hanan Cuzcos de la primera hora fueron, entonces, los Huallas, los Poques, los Lares, los Antasayas, los Alcavizas. Estos fueron desplazados por las tribus de los Incas y los Tampus, encabezadas por Manco Cápac, fundador del gran imperio del Tahuantinsuyo”

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B6

LA ASTUCIA DE UN POLICÍA ‘MOROCO’

(En Comisión del Servicio de Ocongate a Marcapata, Cusco 1979)

El año 1978 estaba llegando a su fin y el Alférez de la Guardia Civil Ismael Sulca Velásquez había cumplido satisfactoriamente sus funciones como Jefe de Línea del Distrito de Ocongate, Provincia de Quispicanchis, Departamento de Cusco, y de acuerdo a méritos propios le tocaba ascender al grado de Teniente con fecha 1 de Enero de 1979, motivo por el cual fue requerido por su Comando a estar presente en la Ceremonia de ascenso en el local de la 11ava. Comandancia de la 4ta. Región en el Cusco, lo que le obligó relevarse en el cargo con el Sargento Adjunto, y con el nuevo grado obtenido asumir las funciones como Jefe del 1er. Sector de San Jerónimo, hasta que se regularizara los nuevos cambios generales de estilo. Entre los días de la ceremonia y los primeros días del año nuevo 1979 se habían efectuado los cambios de oficiales y como nuevo Jefe de Línea de Ocongate había sido designado el Alférez GC Ricardo Torreblanca Cruzzati, quien debía incorporarse desde la distante Lima, pero por causas no establecidas se demoró en llegar, logrando hacerlo a fines del mes de Marzo, para luego dirigirse a su nuevo cargo.

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En la Jefatura de Línea de Ocongate el servicio marchaba como lo había dejado el Oficial anterior y con el poco personal con que se contaba, con la única novedad que pudo encontrar el nuevo Alférez Torreblanca Cruzzati, era constatar la presencia de dos detenidos que debían ser conducidos, mediante el ‘sistema de cadena’(*), hacia el Juzgado de Puerto Maldonado en Madre de Dios, por el cual estaban siendo solicitados, y que ya estaban por cumplir veinte días en el lugar. Este hecho se hizo notorio con la presencia del Teniente GC Carlos Franco Flores quien llegó a controlar y pasar revista de la Línea, y dispuso que de inmediato, los detenidos sean trasladados al siguiente Puesto GC del Distrito de Marcapata, sin tener en cuenta que los únicos efectivos que se encontraban en esos momentos era el Sargento Comandante de Guardia y el Guardia José Luís Joo Castro, disponiendo que éste último sea el encargado de hacerlo.

Por versión del mismo Guardia Joo, éste le hizo hincapié al Teniente y a su Alférez Jefe de Línea que eran dos detenidos y los delitos por los que se les requería eran de gran relevancia y podía ser muy peligroso ser conducidos por un solo efectivo policial, a lo que el Teniente le dijo: “¿Acaso no eres Guardia Civil?... ¿Entonces para qué ingresaste?... ¿No los puedes ‘enmarrocar’ en las manos y los pies?... ¡Ya tú ve cómo solucionas tu problema!” –fueron las respuestas con sabor a órdenesAnte tamaña disyuntiva el Guardia Joo Castro lo pensó varias veces. De inmediato pensó en hacerse el enfermo hasta que sus colegas retornaran de sus ‘correrías’(patrullaje rural). Pensó

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también en ¿Cómo hago para conducir a los dos detenidos. ¿Los amarro de pies a cabeza? Cuando de pronto le vino a la memoria lo que le había indicado su Teniente. Pensó en otro Teniente, pero esta vez en el Teniente Gobernador e íntimo amigo Pedro Díaz Cama, debido a que en innumerables veces le había confiado un secreto: “Yo siempre quise ser un Guardia Civil y nunca se me había presentado la oportunidad para ello” Como por arte de magia en el pensamiento del Guardia Joo Castro, como para darse valor, él mismo se decía “los grandes problemas, se solucionan con minúsculas ideas”, y sólo contando con sus dos años en el servicio, se propuso una idea genial. Se le cruzó por la mente en pedir la ayuda de su amigo Pedro Díaz Cama, ya que por ser ex licenciado del ejército tenía una formación castrense, y le entendería mejor en su propuesta, para luego encontrarlo y decirle “¿Tú querías ser Guardia Civil, No?”... “Pues alístate, lo vas a ser conmigo”… “Tenemos una misión que cumplir”. Dicho esto le proporcionó el uniforme verde olivo, con capotín, un par de zapatos, así como las indumentarias características, logrando que se vistiera y representara la autoridad que siempre había querido ser, indicándole que lo esperara entre el cementerio y Yanama, para que entre ambos condujeran a dos ‘cacos muy peligrosos’ hacia Marcapata. Con las precauciones del caso, y ante la sorpresa de los oficiales, el Guardia Joo procedió a cumplir con la orden recibida, y en el primer camión disponible que se presentó subió a los detenidos con los grilletes(esposas) de seguridad, y la documentación respectiva, y antes que pudieran pensar en efectuar algún ardid de escape, le indicó al chofer que en el trayecto recogería a un ‘coleguita’ que lo estaba esperando. El ‘seudo colega’ Pedro Díaz Cama subió al camión en el lugar indicado, y al señalársele quiénes eran los custodiados, ‘procedió a tomar funciones en el acto’ con más ahínco que el mismo policía que lo había ataviado. Ante la menor reacción de los detenidos de querer pararse para ver los paisajes de los nevados, el ‘seudo Guardia Civil’ Díaz Cama ‘se ponía en guardia’ y de un solo ‘varazo’ los sentaba de inmediato, para que la observación y el control sea más que formidable. Incluso uno

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de los detenidos llegó a quejarse ante el Guardia Joo diciéndole: “Jefe, su otro colega, es más ‘verde’ que Ud. Es más recio de lo que aparenta. Parece que está ‘aguantado’ en el grado”. A lo que el Guardia Joo le contestó: “Sí, así es. Hazle caso no más, si no él te ‘fulmina’ en el acto”. Y los conducidos se comportaron como unas ‘mansas palomitas’. (Los detenidos no sabían que el ‘seudo Guardia’ ni siquiera llevaba el arma de reglamento, sólo portaba la cartuchera ‘de pura pantalla’) Después de horas de viaje llegaron a su destino en el Distrito de Marcapata en donde el Guardia Joo Castro y el ‘seudo Guardia’ Pedro Díaz Cama, se aproximaron al Puesto Policial conduciendo a los detenidos en donde fueron recibidos por el Guardia Bellido Humeres, más conocido como ‘El Cadete’ (porque le habían dado de baja como cadete y había ingresado como subalterno) quien a consecuencia propio del sueño o un estado de poca ecuanimidad, al ver al Guardia Joo le dijo: “Yo no hablo con ‘morocos’, voy a tratar con su más antiguo – dirigiéndose al ‘seudo Guardia Díaz Cama- le señaló: “Nosotros entre antiguos nos entendemos”… “¿De qué promoción eres?” El consultado -mirando a Joo- le dijo: “De la Tercera Compañía ‘Los Domadores’”… “Ahhh, esos eran más antiguos que yo” – concluyó ‘El Cadete’- Procediéndose a la entrega y recepción de los detenidos en custodia, siendo depósitos en el calabozo, firmando los cargos correspondientes. Una vez entregado los detenidos y antes que se pudiera descubrir el ardid del ‘seudo Guardia Civil’ salieron a las afueras de Marcapata para tomar otro vehículo de regreso, en cuyo camino un borrachito le quedó mirando a Díaz Cama y le dijo a Joo Castro: “¿Ahora es tan fácil ser Guardia Civil?”... “A este señor parece que lo conozco”… “¿No es el Teniente Gobernador de Ocongate?” A lo que el policía le contestó: “No, no, no, parece que te estás equivocando, este coleguita es nuevo por aquí”. Y así aceleraron el paso para perderse en la oscuridad a la espera de la movilidad que los llevaría de retorno. En el trayecto de regreso se encontraron con la pareja de Guardias de Correrías conformado por los Guardias Civiles Ronald Gamarra Zúñiga y Roberto Valladares Aparicio, quienes reconocieron al Teniente Gobernador Pedro Díaz Cama vestido

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con uniforme, correaje y todo, y enterados de la estrategia para conducir a los detenidos, así como de la presencia del Teniente de Control, decidieron quedarse en el Sector de Yanama, para calmar el frío, el hambre y brindar con ‘aguas espirituosas’ por la astucia del Guardia Joo, al mismo tiempo de haber cumplido con los deseos de un hombre del pueblo que ‘siempre había querido ser un Guardia Civil’. Celebración que les duró hasta el día siguiente en el que se presentaron a sus superiores con el orgullo y la satisfacción del deber cumplido.

Pasado ya los treinta años de aquella astuta jornada José Luís Joo Castro y Pedro Díaz Cama, ex Teniente Gobernador, volvieron a encontrarse en las festividades del Señor de Q’oyllur Rit’i, en el año 2009. Este último vistiendo el uniforme del Cuerpo de Seguridad de Serenazgo de la Municipalidad Distrital de Ocongate. Fue Guardia Civil por un día pero permanecerá en el recuerdo para siempre. (Falleció en el 2011)

(*) ‘Sistema de cadena’: Modalidad de conducir a uno o más detenidos solicitados por la justicia, en tramos muy distantes, que consistía en trasladarlos a la próxima estación o dependencia policial que los llevara a su destino.

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Imágenes muy parecidas al porte del que se vanagloriaba el ‘Penta’ y del que fue testigo el Guardia ‘Cañérias’, que adquiere relevancia por ser todos dignos representantes de la Cultura Policial.

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CUESTIÓN DE LÉXICO

(Jefatura de 1er. Sector San Jerónimo, Cusco 1979)

Este hecho guarda relación con el habla o modismo de gran parte población policial, que por el acento en la pronunciación son motivo de burlas, bromas, chacotas, tan extraños como éste. Sucedió allá por el año de 1979 en lo que era la Jefatura del 1er. Sector de San Gerónimo, funcionaba también como Garita de Control, a pocos kilómetros de la ciudad del Cusco, en el que trabajaban dos cusqueños “típicos” que continuamente discutían y se peleaban por demostrar quién era más listo y “criollo” que el otro. Enterado y testigo de esta peculiar discusión, el Jefe de Sector Accidental, Teniente GC Ismael Sulca Velásquez, decidió a encararlos y darles una lección, que esa actitud era manifiestamente discriminatoria.

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En una mañana, después de la Calificación y disposiciones propias de la función policial el Oficial se les apareció en el umbral del local, cuando precisamente vociferaban recriminándose ambos. Dándose cuenta, uno de ellos (Candia), que era el más “vivaz” y “pendenciero” se adelantó ante el Teniente, y lo saludó: - ¡Buenos días Mi Teniente! - Buenos días –dijo con voz firme. Y agregó- ¿Díganme, cuál es el motivo por el cual están discutiendo? - Ehh… El motivo por el cual estamos discutiendo, Mi Teniente, es porque… el ‘Penta’ habla mal el castellano y yo le paro corrigiendo… ‘Motocea’ mucho Jefe y nos hace quedar mal con los choferes y los pasajeros. El Oficial enfáticamente -como llamándole la atención- le indica; - Y Ud. ¿Porqué se atreve decirle ‘Penta’ a su compañero? - Le explico Jefe. El ‘Penta’ cuando está entre nosotros se ufana. Como es alto, ‘colorao’ y de ojos verdes suele cogerse del correaje internacional, alzando los hombros, dando pasos entre tacos de los pies con las piernas entreabiertas, con gestos de altanería, nos dice: “Penta… Penta… ¡Yo tengo penta de Oficial!”. De ahí que le decimos el ‘Penta’ Y el Teniente, dirigiendo la mirada al que le decían ‘Penta’ (Delgado) le pregunta: - ¿Y Ud. Porqué su paisano dice que habla mal el castellano? Y el ‘Penta’ un poco turbado, desconcertado por la pregunta, sólo atinó en señalar. Bueno, Mi Teniente, yo hablo mal el castellano porque…en mi Pueblo(Pillpinto), que está muy lejos de aquí, no está adelantado y todavía tomamos aguas ‘tórbias’… ¡O sea de las acequias!. Y el otro efectivo, magnificando lo que el ‘Penta’ había terminado de decir, agrega - ¡Ya ve!, ¡Ya ve Jefe!. ¿Escuchó?...¡Habla mal¡ Pero al notar que la alocución del más ‘vivaz’ era en un tono también ‘motoceado’, el Oficial le recalca: - Pero… Ud. también, habla un poco mal el castellano.

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-

No, Mi Teniente. En mi Pueblo, que está más acá que el de este ‘motoso’, ya no tomamos aguas turbias… -mirando al ‘Penta’ le dice- “¡Turbias cholo, se dice turbias¡”. –Y continua explicando- “En mi Pueblo, que está más adelantado, ya no tomamos aguas de acequias,…ahora tomamos aguas en ‘cañérias’(con acento en la é)”.

El Oficial quedó atónito ante tanta remilgada y descarada burla proveniente de un elemento impropio como aquél, al tratar de justificar el motivo de la supuesta discusión, que dispuso el cambio de servicio, para que el ‘Penta’ y el ‘cañérias’ no laboraran juntos, sino en grupos separados, justificando que lo hacía para que no siguieran discutiendo. Desde esa fecha, ya no se oían las famosas discusiones, pero sí las elocuentes sonrisas de los servidores para con su Teniente, que muy continuamente le invitaban las “chutas” especiales, de casi 30 cm de diámetro, que a inmediaciones se vendían, que con el queso fresco de la zona eran sabrosas en el desayuno.

La Arrogancia y la Prestancia son distintivos propios de los Caballeros de la Ley de los cuales el famoso ‘Penta’ era su émulo a la posteridad.

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SIGNIFICADOS: ‘Chacota’: Tomar a chacota a alguien o algo. Hacer chacota de alguien o algo. ‘Pendenciero’: Propenso a riñas o pendencias. De palabras o de obras. ‘Motocear’: Dicho de una persona: Que habla con motes (con errores). “Penta”: Quería decir tengo “Pinta”, facha, porte.

“Tórbias”: Quiso decir “Turbias” “Cañérias”: Quiso decir agua de cañerías. ‘Chutas’: Panes especiales redondos y voluminosos con variedad en el tamaño y contenido, que se vendían aledaños al Puesto de Control de San Jerónimo.

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Juan Julio Jaramillo Alva y José Rafael Zambrano Ochandarte

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BENDITA COMISIÓN A SALVACION

(Jefatura de Sector San Jerónimo, Cusco 1979) (Contar la historia que le ha pasado a uno puede resultar fácil y hasta arreglada, pero tratar de entender lo ocurrido a un amigo y compañero de promoción resulta más que ingeniosa muy apega a los hechos que ocurrieron en verdad) Allá por el año 1979, en el local policial de San Jerónimo, distante a 10 Km. del Cusco, que la ocupaban la Jefatura del 1er. Sector Policial Básico de la 11va. Comandancia y la Jefatura de la Policía Forestal de la

58ava.

Comandancia,

ambas

dependencias

de

la

Noble

y

Benemérita Guardia Civil del Perú, prestaban sus servicios los entonces Tenientes Ismael Sulca Velásquez y Juan Julio Jaramillo Alva (ambos de la misma Promoción “Tnte. GC. José Valencia Jáuregui”, más conocidos como ‘Los Sinchis’ o ‘Los Conejos’) De un día para el otro el Teniente Jaramillo recibió una orden de su Jefe,

el

Comandante

Carlos

Montoro

Fernández

para

que

se

constituyera a la localidad de Salvación, para atender una denuncia por escrito que había sido presentada por el cura del lugar contra un efectivo policial por supuesto acoso a una nativa de su congregación, motivo por el cual escogió entre sus acompañantes al Guardia PF

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José Rafael Zambrano Ochandarte por sus cualidades físicas y representante de la Policía Forestal. El Puesto Policial de Salvación de la Policía Forestal estaba comprendido en el área que abarca parte del departamento andino de Cusco, en cuyo viaje se transita por pueblos como Huambutío, Huancarani, Paucartambo, Chontachaca, Patria, Kosñipata con su capital Pillcopata, Atalaya, hasta llegar a Salvación (capital de la Provincia de Manú, departamento de Madre de Dios) , y de ello se podía esperar cualquier cosa, tanto por el tramo (viaje en camiones y en embarcaciones como el famoso ‘peque peque’, por el ruido característico del motor), la accesibilidad (un día de subida, un día de bajada), el tiempo y la distancia, y sobre todo el motivo, la supuesta denuncia parecía ser más un castigo predispuesto para el mismo oficial, por haberse sabido de una presunta osadía de querer enamorar a una hija de un alto Jefe policial. En el lugar sólo encontró a personal de la Marina de Guerra custodiando tubos de una petrolera, quienes le brindaron hospedaje en piso de madera, pero no le libraron de la picadura de los mosquitos, zancudos y tábanos. La denuncia al final fue desestimada porque no se pudo ubicar al denunciante ni a la ‘presunta asediada’, para ratificarse en la misma; pero las peripecias por las que tuvo que pasar el teniente Jaramillo, en un viaje que le duró diecinueve días, y que hacía preocupar a sus amigos en San Jerónimo, en donde su retorno fue casi apoteósico y fantasmagórico, cuando se presentó al Sector (en San Jerónimo) y se encontró con su promoción y amigo, quien casi no lo pudo reconocer por la facha de su vestimenta, cabello largo, las flechas, lanzas y demás que traía de recuerdo, y la gran cantidad de armamento (18) que había recogido de los puestos, al parecer abandonados, a los que había visitado y en

los que no encontró policía alguno, porque le

informaron que éstos se dedicaban a la agricultura y a la ganadería por parajes muy distantes. Este último hecho le valió para que el general Juan Valdivia Fuentes, Jefe de Región, dispusiera su cambio a la Oficina Regional de Inteligencia (ORI), al día siguiente de su hazaña. Es meritorio destacar que pese a que el teniente Jaramillo cumplió con su misión y

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de paso constató diversas anomalías en los puestos policiales que visitó, pues trató de resguardar las armas.

Cumpliendo como le

señalaba su himno Guardia Civil: “ensalzar la noble misión… y ser un soldado de la abnegación” Lo que sí recuerda, con bastante nostalgia, es que en el trayecto sólo se alimentaba de la famosa ‘chuta’ (pan regional) del que se había aprovisionado, así como el haber conocido las cumbres de la famosa ‘Tres Cruces’ de Paucartambo, aunque con el frío reinante, logró ver salir al sol, además de haber transitado en una porción del famoso Parque Nacional del Manú. Fueron los únicos alicientes que lo mantuvieron satisfecho en esta odisea, que se dice fue similar al que en marzo de 1567, realizara el español Juan Álvarez Maldonado en un viaje

de

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días,

siendo

ésta

la

primera

expedición

desde

Paucartambo hasta la actual localidad de Pillcopata. Como para calmar los ánimos, su amigo y promoción (este su servidor) le invitó a tomar un licor preparado, con el pretexto de ‘matar’ los bichos que pudo haber ingerido en los ríos de esa zona y de paso desparasitarse, porque había bajado de peso y parecía que había retornado de los mismos infiernos. Aquella noche, el Teniente Jaramillo, secundado por su Cabo adjunto, y el Guardia José Rafael Zambrano Ochandarte, habló y contó las peripecias de aquel viaje. Relató que, cuando estaba de ida, llegó al Puesto GC de Pillcopata a la

medianoche en

donde le brindaron una cama. Y al día siguiente el

Comandante

de

Puesto le preguntó si había dormido bien, el teniente

respondió

“Como nunca”, siendo informado que la cama era de un guardia que un día antes había fallecido en un accidente de tránsito,

en

cuya

noche

no

sintió

nada.

Esta

confesión

se

entremezclaba con las flechas, plumas, lanzas, collares, brazaletes y

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una tortuga que, a modo de souvenir, habían comprado de los nativos por la ruta de la bendita comisión a Salvación.

Lo que el Teniente Jaramillo, su Cabo adjunto, y el Guardia José Rafael Zambrano Ochandarte no sabían, a decir de Yuri Leveratto (1968, Génova, Italia un explorador y economista) que “Ya en tiempos de la conquista don Pedro de Candia, el artillero griego se adentró en el Madre de Dios, y en 1538 con 600 hombres partieron de Paucartambo (Cusco) recorrió unos 150 km hacia el este hasta que su avance fue frenado por las feroces tribus de los Abiseos, regresando al Cusco”… Y que “En 1970, tres aventureros, el estadounidense Nichols y los franceses Debrul y Puel desaparecieron en la región del Parque Nacional del Manu tratando de ubicar la ciudad perdida del Paititi”. De lo que se salvaron. No en vano el lugar al que fueron fue rebautizado como Salvación.

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El Comisario Cap.GC. José Portocarrero Castro (en la puerta abierta lado izquierdo) con sus Oficiales Tnte. Ismael Sulca Velásquez (en la puerta abierta lado derecho), Alfz. Jesús Villanueva Del Castillo, Alfz. Guillermo Federico Gálvez Mellán, y Alfz. Jorge Ruíz Rojas. Atrás el Guardia Surco.

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¡SE ROBARON MI AUTO!

(44 Comandancia GC Quillabamba, Cusco 1981)

En la apacible y calurosa ciudad del eterno verano de Quillabamba, Provincia de La Convención, Departamento de Cusco, en cuya plaza principal había frondosos árboles de mango, con su enigmático río Sambaray (del cual se sabía que lo habían visitado cuando se notaba las picaduras de los mosquitos en la espalda -a los varones- y en las piernas -a las mujeres- hasta que mi amigo Mario Lira inaugurara su Hostal Tres Estrellas, conocido como ‘La Colmena’ en donde el Capitán José Portocarrero Castro era asiduo concurrente); en una de las noches del año 1981, cuando en la Comisaría se encontraba el Teniente GC Ismael Sulca Velásquez, deleitándose tanto de la exquisita cena de la pensión del restaurante ‘Astral’, de la familia Roberto Herrera Elorrieta y Sarina Bornaz Díaz de Herrera, como de la melodiosa canción de Sergio Facceli ‘Quiéreme tal como soy… con mis penas y alegrías’ -de moda por ese tiempo- cuando de pronto inesperadamente una señora se hizo presente solicitando el auxilio de la fuerza pública

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porque dijo haber sido víctima del “robo de su vehículo” marca Volkswagen de color celeste. Tanto el oficial como el personal que se encontraba de servicio quedaron atónitos ante tamaña afirmación, y aún perplejos de la inusitada noticia no podían comprender lo que estaban escuchando, y hasta llegaron a pensar, por unos segundos, que se trataría de una broma, de la particular broma que partía de la costumbre de aludir un hecho sin saber del porqué ocurría, ya que entre los Alfereces y su Teniente se decían y repetían esta breve sentencia: “Así pasa, cuando sucede”. O tal vez sólo era para auscultar los reflejos y la reacción de la policía del lugar. Pues como se sabe Quillabamba era una ciudad casi aislada, y los únicos nexos de entrada y salida se hacían vía ferrocarril y la sinuosa carretera, por donde serían casi imposibles conducir un vehículo robado. Y es más, jamás se había producido un hecho de esta naturaleza. Luego de interrogar a la denunciante y al notar que lo que decía tenía visos de ser cierto por su ofuscación y sensación de desesperación, se tuvo conocimiento que el auto había sido sustraído de una de las calles como a cinco cuadras del lugar, por lo que de inmediato se envió a un patrullero y además se dio aviso por radio y teléfono a la garita de control que quedada a pocos kilómetros, para que no dejaran pasar ningún vehículo con los datos que había proporcionado la propietaria. A la brevedad de unos minutos retornó la tripulación del patrullero, con la presunta agraviada, después de efectuar la constatación del lugar, sin resultados positivos, verificando la certeza del presunto hurto, por lo que el oficial dispuso se asiente la denuncia respectiva. En circunstancias que la denunciante y el personal policial se encontraban parados en la puerta de la Comisaría, la agraviada vio y dio aviso que su Volkswagen precisamente pasaba a toda velocidad y era conducido por un extraño, por lo que la tripulación del patrullero procedió a perseguirlos. Al cabo de un cuarto de hora el auto era traído al local policial en donde cuyo conductor presentaba signos somnolencia y vestimenta propia

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no de un delincuente, sino de una persona turbada por los hechos que le estaba sucediendo. Procediendo a los interrogatorios que el caso ameritaba llegó a establecerse que el conductor minutos antes, en su domicilio, fue despertado por su hijo menor para hacerle conocer que el auto que se encontraba en su cochera no era el suyo porque las placas no le correspondían, por lo que optó en dirigirse por el lugar donde lo había abordado, siendo interceptado por la policía, puesto que según recordaba él había dejado también su Volkswagen verde claro por aquel lugar, y al momento que ya se retiraba después de haber departido con unos amigos en un bar, se subió al vehículo reclamado, notando que la llave le hacía perfectamente y no reparó que no era el suyo. Al notarse claramente que no se trataba de un robo o un hurto, y después de verificar que no le faltaba accesorio alguno y con la complacencia de la denunciante, sino bajos los efectos de “un equívoco” (como decía el remitido), fue aclarado el asunto, y todos volvieron a sus quehaceres habituales, por lo que la alarma de robo de vehículo en Quillabamba fue comunicada a la garita de control, para dejarla sin efecto.

El Teniente GC Ismael Sulca Velásquez en la puerta de la 44 Comandancia y Comisaría de Quillabamba “Cabo GC. Américo S. Carpio Salinas” en 1981, de servicio de Oficial de Día.

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En la Plaza Central de Quillabamba

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Foto de archivo de la Comisaría virtual de personal policial en el frontis de la Comisaría de Alfonso Ugarte en 2009

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EL SERRANO VENGADOR

(6ta.Comisaría de Alfonso Ugarte, Lima 1982)

La vida policial tiene sus características y vivencias propias que poco se puede advertir en otras profesiones, debido a la confluencia o concentración de lo más nato de cada región o lugar del país, lo que lo hacía un crisol de vertientes de costumbres, vocablos y algunas formas de expresión que bordeaba entre la burla o la discriminación por esas épocas. Allá por el año de 1982, en la Sexta Comisaría de Alfonso Ugarte de la ciudad de Lima, prestaban servicios de apoyo un Teniente GC nacido en Ayacucho pero criado en el Callao, un Cabo GC procedente de Huancayo, y un Guardia GC, de aspecto ‘quimboso’ que provenía de la costa sur, específicamente de Chincha y cuyo apellido era Chumpitaz, muy similar al del famoso capitán de América, Héctor Chumpitaz Gonzales, considerado por la FIFA como uno de los mejores defensores sudamericanos del siglo XX, y también como uno de los máximos exponentes en la historia del fútbol peruano; del cual el “vivaz” Guardia se ufanaba ser su sobrino.

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No era tanto los lazos de familiaridad en cuestionamiento sino el tenue mensaje que daba el Guardia, de tez morena, para con su superior Cabo, de tipo serrano, cada vez que se producía una disputa o reseña de las procedencias de cada uno de ellos, como queriendo aparentar que ‘lo costeño era superior a lo serrano’, sin siquiera sospechar la procedencia del Oficial que era su Jefe de Grupo en esa ocasión. De tanto enviar mensajes casi ya peyorativos en el decir que el ser “chinchano” era ser ‘más pendenciero que el serrano’, colmó la paciencia del Cabo, que en cierta oportunidad y casi delante del Teniente GC Ismael Sulca Velásquez y de otros colegas, retó que el susodicho Guardia “era tan inculto que no sabía la procedencia de su apellido”… - “¿Cómo, cómo, Mi Cabo? ¿Qué no sé la procedencia?” -empezó a contestar el Guardia- “Para su conocimiento mi apellido proviene de la hermosa y calurosa ciudad de Chincha, Mi cabo. ¡De Chincha!…” -con aires de agitar la mano como el estar bailando una marineraA lo que el Cabo respondió enfáticamente: - No “Neguito”. Tu apellido procede del altiplano del Perú. Esta aseveración tomó por sorpresa a todos los presentes, incluido al Oficial, y antes que se lo preguntaran, el Cabo procedió a sustentar lo mencionado. - No “neguito”, tu apellido “Chumpitaz” no viene de Chincha como siempre lo has creído. Proviene y baja desde las alturas del altiplano, frontera con Bolivia. - ¿Y cómo puede demostrar eso, Mi Cabo? –inquirió el Guardia- Muy fácil, “neguito”. Tú te vas a Puno, un día domingo de Feria, y en las principales calles de la ciudad, están unas vendedoras con polleras, que cuando te ven y te acercas te ofrecen unas prendas diciendo: “Chum-pi-taas, chum-pi-taas, chum-pi-taaas”. ¡De ahí es tu apellido, “neguito”¡ Lo que produjo una sonora carcajada entre los presentes y de algún modo hizo ver al novel efectivo policial que la sapiencia no estaba supeditada al lugar de procedencia de la persona si no a su recorrido profesional. De esta manera se acabaron las

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disputas entre el Guardia y su Cabo, por el tema de sus orígenes.

Venta de las famosas ‘chompitas’ en el mercado de Puno

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Parados: RP Ricardo Wiesse Thorndike, Ismael Sulca Velásquez, Juan Herrera Ladínez, Carlos Chirinos Segura, Cmdte. Diómedes Vargas Barboza, Ricardo Guerra Huertas, Jorge Rocha Ocaña, Gerardo Tosso Arcaya, Walter Zapata Ramos, Wilson Cabrejos Torres, Samuel Zevallos Viale, Luís Rojas Arias. Sentados: Adler Zevallos Benavides, Hildebrando Ibáñez Franco, Jorge Vásquez Avilés, Demóstenes García García, César Valdiviezo Montufar, y Luís De la Puente Malpartida

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SÍ LO TENÍA EN CUENTA

(52 Comandancia de Salvataje, Lima 1982)

La apreciación que tiene un subordinado de su jefe no siempre es la misma que el jefe tiene de los que comanda, inclusive se prestan a conflictos de intereses tanto en beneficio como para perjudicar a algunos de ellos, durante el desempeño del servicio policial. El hecho que aquí se va a relatar sucedió allá por el año de 1982, en circunstancias que se iniciaba el segundo semestre y las actividades del personal de la 52ava. Comandancia de Salvataje, de los famosos ‘Salvavidas’, que tenían su sede temporal en el local de los gloriosos “mozos de caba” de la 24ava. Comandancia GC de ‘El Potao, en donde el Teniente GC Ismael Sulca Velásquez, venía cumpliendo una esmerada participación, tanto como salvavidas en verano como de control de disturbios en el invierno.

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De sus Jefes inmediatos tenía la consideración de ser un Oficial eficiente y disciplinado, además de sus dotes en las actividades de docencia, motivo por el que era regularmente designado para cumplir dichas tareas, sin perjuicio de los servicios regulares tanto en el control de disturbios como en el servicio interno de Oficial de Día, con permanencia de veinticuatro horas seguidos en el local. Grande sería el desaliento de dicho Oficial cuando se enteró que el Jefe de dicha Unidad, Comandante GC Diómedes Vargas Barboza, que entre sus cualidades especiales fue el de esculpir, diseñar y llegar a culminar la famosa imagen de los dos delfines con el fondo de una boya de salvamento, que formaría su distintivo especial, había designado a otro Teniente para seguir un Curso Especializado, cuando se tenía conocimiento que no reunía los requisitos y no se había esforzado tanto como el desalentado creía haberlo hecho. Esta desilusión obligó al Teniente Sulca a solicitar audiencia ante su Jefe de Unidad para hacerle conocer su parecer, y de algún modo demostraba que no se le había tenido en cuenta en el nombramiento para seguir el esperado Curso. Presente en el Despacho del Comandante, previo los rigores de los ritos de las audiencias, y correctamente llevando el uniforme Nº 4 (con Polaca y gorra), el Teniente Sulca ingresó para hacer conocer los motivos de su presencia, siendo recibido muy atentamente por el superior, quien invitándolo a sentarse frente a frente, se produjo el siguiente diálogo: - A ver, Teniente Sulca ¿A qué se debe su presencia? - Bien, Mi Comandante. Ante todo gracias por recibirme, y darme la oportunidad de poder expresarle un hecho que me preocupa de sobremanera. - A ver, a ver, vamos a ver de qué se trata. –inquirió amigablemente el Jefe- Mi Comandante, Usted sabe que en el transcurso de este año he cumplido disciplinadamente todas las actividades y las tareas que se me ha encomendado, incluso más allá del servicio, como le consta.

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- Sí, así es. Eso lo tengo bien registrado –indicó pausadamente- Así es, Mi Comandante, pero me he enterado que usted ha nombrado a otro Oficial a seguir un Curso Especializado, y no me ha tenido en cuenta para ese cometido. Sabiéndose y conociéndose que el designado no cumplía con los requisitos y es un Oficial problemático para esta Unidad. Demostrando cierta sorpresa pero con un ánimo de paternidad, de un superior para con su subordinado, el Comandante respondió de la siguiente manera: - Ahh…Teniente Sulca, yo sí lo he tenido en cuenta para esta designación, pero lo que usted no sabe es que el Curso a seguir era de “Explosivos”, repito de “Ex-plo-si-vos” y no me hubiera gustado que le pasara algún accidente en esas maniobras. Y de paso nos libramos de un Oficial problemático, como es el que he designado. ¡Sí lo he tomado en cuenta a usted! Y le aseguro que el próximo Curso, que no tenga que ver con explosivos, será suyo. ¡Lo prometo!. - Gracias, Mi Comandante, he entendido su proceder, y permiso para retirarme. Ya más calmado el Teniente meditaba y se decía para dentro ¡Qué bueno es mi Jefe, por haberme tenido en cuenta, para que nada malo me sucediera en ese Curso de Explosivos¡…¡ Ya tendré mi oportunidad¡…¡ ¡De lo que te salvaste Ismael¡… ¡Qué linda es mi Guardia Civil¡… -de seguro exclamaba para sus adentros, saltado en un pie y con la gorra en la mano derecha-

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Posibles consecuencias del Curso aludido

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AL OCULISTA ¡URGENTE ¡

(Campamento Minero de Raura, Lauricocha 1982)

Los reclamos salariares allá por los años ochenta eran pan de cada día. Si de trabajo se trataba, los policías no se podían quejar ya que tenían bastante y ponían el pecho para mantener el orden y la seguridad en todos los niveles, estamentos y circunstancias en todo el territorio de la república. Por el año de 1982 un gran contingente policial de la aguerrida 52ava. Comandancia de Salvataje, especializada también en control de multitudes, había sido destacado al asentamiento de la Compañía Minera RAURA S.A. ubicada en la cumbre de la Cordillera Occidental, entre los Departamentos de Lima (Provincia de Oyón y Cajatambo) y Huánuco (Provincia de Lauricocha , Distrito de San Miguel de Cauri ), cuya altitud varía de 4,300 a 4,500 msnm con glaciales, y clima frío donde casi no existe vegetación. Dentro de sus métodos de protesta la sindicalista minera había procedido en tomar un punto de la vía, dentro de un ambiente controlable, llegando a extremo de no permitir el ingreso ni salida de personas ni mercaderías, lo que ponía en riesgo la seguridad del personal y de las instalaciones.

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Ante la airada protesta de la multitud y el ‘barullo’ que se había formado al cierre del paso de la vía de acceso de una día de Junio, siendo aproximadamente las 18.45 horas, cuando el sol ya se ocultaba, el Capitán Juan Fernando Vela Freitas quiso abrirse paso entre ellos y para mostrar coraje rastrilló su MGP (metralleta portátil fabricada por la Marina de Guerra del Perú) no percatándose que la tenía en posición de ráfaga, produciéndose gran consternación de disparos al aire, lo que motivó la dispersión de los tumultuosos y provocó que tomaran las cumbres de los cerros y posteriormente procedieron a lanzar piedras y detonar cartuchos de dinamita que causó gran pavor entre los efectivos policiales que se separaron en dos grupos tratando de alejarse de los efectos de los petardos de las dinamitas que les arrojaban. Ante esta situación crítica y con peligro de sus vidas el grupo comandado por el Teniente de la Guardia Civil Ismael Sulca Velásquez, retrocedió por la pendiente donde se encontraba su base de operaciones manteniéndose compacto a sus órdenes, notando que el grupo dirigido por el capitán hacía uso de sus armas (en esas épocas revólveres Smith Wesson calibre 38) y entre la penumbra de la tarde ya oscura disparaban a siluetas en movimiento en las cumbres, suponiendo que se trataban de los mineros que les lanzaban las dinamitas. Al cabo de una hora de revuelta, el teniente y su grupo lograron llegar a su base y procedieron a reorganizar sus fuerzas en la previsión que serían atacados por los mineros, montando guardia toda la noche y asegurándose del armamento y de las provisiones para los días que durara el sitio, llegando a comunicar a sus superiores en Lima, sobre la situación producida y solicitando los refuerzos respectivos, al que se les unió el otro grupo disperso. La noche pasó tranquila no sin que los policías se amanecieran sin cerrar los ojos y preocupados en saber o conocer cuántas víctimas se habían producido de aquel desenlace y qué represalias tomarían los mineros. ¿Ataques? ¿Incendios? ¿Envenenamientos? ¿Aniquilamientos?

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Ya en horas de la mañana se produjeron llamadas a la distancia por parte de los mineros queriendo entablar un diálogo con los policías, a lo que el teniente Sulca, ante el temor que fuera una celada, averiguaba qué tipo de diálogo, y los mineros respondía que ya no querían más violencia y deseaban retomar las sendas de la concertación con la empresa para seguir el trámite de sus reclamos. Lo que llamaba la atención porque lo hacían en forma sincera, sin ánimos de violencia y con respeto. Acercándose más a los sindicalistas el teniente les consultó si no había “otras novedades” de mayor importancia que les tuviera que decir, y éstos casi al unísono le respondieron: -

“Nada Señor Teniente. No hay nada más grave que reclamar. Incluso les invitamos a todos Uds. a que nos acompañen a tomar desayuno con bastante chicharrón, porque el día de ayer nos han matado seis chanchos de la comunidad que andaban sueltos por los cerros”.

Verificando que los mineros decían la verdad y eran sanas sus intenciones, los policías degustaron, aquella vez, chicharrones en abundancia pero con un raro sabor a pólvora y dinamita.

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B13

CALOR INFERNAL

(19 Comandancia GC Iquitos, Loreto 1983)

Uno de los rigores propios del servicio policial eran los cambios anuales que se producían en la oficialidad, a manera que servía de instruir y dar la oportunidad de conocer el verdadero Perú y sus habitantes, lo cual era de mucho beneficio en la sicología del Oficial de la entonces Benemérita Guardia Civil del Perú. Producido y publicado los cambios correspondientes al año 1983, en el mes de Enero, en un regular vuelo de Aero-Perú de Lima hacia la tropical Iquitos, supieron encontrarse el Teniente GC. Jorge Eladio Donayre Campos y su similar Ismael Sulca Velásquez, quienes en pleno vuelo trabaron conversación y amistad, a pesar que el primero era de la Promoción 1975(Los Halcones) y el segundo de la 1976(Los Conejos), enterándose cada uno a dónde irían a trabajar en la ciudad de Iquitos. Habiendo aterrizado el avión y al bajar por la parte trasera, pudieron notar que no eran de las turbinas que emanaban el calor sino del propio ambiente, y antes de llegar para recoger sus equipajes, las gotas de sudor recorrían ya sus espaldas y por lo brazos, presagiando lo que se les venía. Apenas instalados en un hotel con aire acondicionado y luego del baño obligado, quedaron en salir y recorrer la ciudad, llegando a la Plaza principal y con la intención de reponer los

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líquidos fueron a parar a un recinto donde se expendía precisamente jugos de frutas, y se pidieron dos jugos. La señora que los atendía de inmediato les alcanzó dos vasos grandes con un líquido que al ser probados, produjo el rechazo de los recién llegados, produciéndose este diálogo: - Señora ¿Qué es esto? - “Uvos”, señor. –contestó con su acento característico- No señora, lo que nosotros queremos son “jugos” de papaya con hielo para el calor. - Ahhh…disculpe señor. ¿Ustedes no son de aquí, no? Ahorita les preparo el jugo que necesitan. En el ínterin que la señora preparaba los jugos el calor obligaba a preguntar, a los recién llegados, si aquello del calor era así de siempre. A lo que la señora respondió de la siguiente manera: - No señor, esto no es nada… Y eso que estamos en la temporada de invierno. –siempre con el dejo ‘charapa’¿Invierno? Y ¿Cómo será ese verano por estos lares? Parecía que se decían entre sí los Oficiales recién cambiados. Y cuando ya degustaban del sabroso y helado jugo de papaya que les había preparado, la señora pudo notar que las personas a quienes atendía sudaban copiosamente, y a modo de ganarse su confianza, les dijo en su lenguaje peculiar: - ¡Este calor no es nada!… ¡Diosito es muy bueno para con nosotros!… ¡Acá en Iquitos, Diosito nos ama tanto que nos envía este calor… para irnos acostumbrando para el infierno!… Ante este comentario tan propio y peculiar de una representante de la selva peruana, los citados Oficiales pudieron observar lo riguroso que sería trabajar como Comisario de Punchana, en el caso del Teniente Donayre, y Comisario de Morona Cocha, del Teniente Sulca, por lo que se pidieron otro jugo más pero esta vez de un surtido especial para mitigar el calor. Este hecho fue el principio de la amistad que cultivaron durante su permanencia en esas tierras del eterno calor.

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Atardecer en Morona Cocha

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RELEVO DE ‘MOTOCHATA’

(19 Comandancia GC, Comisaría de Morona Chocha 1983)

Se habían producido los recientes cambios de colocación en los cargos de los oficiales de la Guardia Civil, a inicios del año 1983, por lo que el Teniente GC Ismael Sulca Velásquez había sido destacado específicamente a la Comisaría de Morona Cocha, que daba frente a uno de los ‘caños’ o lago formado por

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la afluencia del río Nanay, un afluente del Amazonas que recorre el territorio amazónico del departamento de Loreto, y que está localizado en su ribera izquierda, siendo uno de los tres ríos que rodean la ciudad selvática de Iquitos, lo que la convierte en una isla. Habiéndose controlado en la Jefatura de Comandancia del Jirón Próspero, Iquitos, se dirigió en una ‘motocar’ hacia la Comisaría de Morona Cocha distante a 12 kilómetros de la capital de Loreto, para proceder a presentarse como nuevo Comisario, conocer al personal y efectuar el relevo correspondiente con su antecesor de quien se hace preferible no mencionar su nombre. Tanto el oficial saliente como el entrante -como suele decirse en estos casos- procedieron conforme a las normas del reglamento del Cuerpo y de Guarnición y demás disposiciones expresas para estas ocasiones, empezando con el protocolo y el listado de relevo que incluía el personal, las armas, los vehículos, y demás prendas y bienes consignados en el registro de Bienes Patrimoniales con los cuales se deberían de relevar, para dar cuenta posteriormente con el informe respectivo. Todo al parecer se estaba llevando a cabo sin novedad alguna, salvo el de estar sometidos a un extenuante calor propio del lugar, y a la vista panorámica que ofrecía el lago con el agua negra pero cristalina característico del río Nanay, y ya se hacía imaginario los olores por el ofrecimiento del almuerzo al recién llegado y despedida de quien se iba, que hacía que el relevo fuera más rápido y su verificación de una forma menos rigurosa. Pero cuando se llegó a la sección de los vehículos, en el estado de relevo figuraba que la subunidad contaba con una ‘motochata’ peculiar, de tantos metros de eslora, y tantos de longitud y altitud, que se le hizo de sumo interés al recién llegado poder ver y verificar tal navío, el oficial saliente le supo decir que la nave se encontraba ‘fondeado’ en el lago y del cual se enteraría después. Conocido el Teniente Sulca por su perspicacia y rectitud al efectuar esta clase de relevos, no le quedó más que exigir al saliente oficial, que le mostrara la embarcación, de lo contrario no firmaría el relevo y daría cuenta a sus superiores al respecto.

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Ante la persistencia y de lo adecuado del procedimiento, al oficial saliente no le quedó más que confirmar que la nave en cuestión se encontraba ‘fondeado’, pero hundido en el lago, del que no se podía ver seña alguna, que hiciera presumir que se encontraba en el lugar, llegándose a un acuerdo que si no se mostraba el bien, tendría un plazo de 24 horas para subsanarlo, de lo contrario informaría al Comando. Al parecer todos estaban enterados que la ‘motochata’ en relevo se encontraba sumergido desde hace ya un buen tiempo y que así se habían relevado los anteriores comisarios, pero que debido a la decisión y firmeza del teniente entrante, al saliente no le quedó más que contratar a buzos experimentados para hacer reflotar dicha nave, de cuya noticia llegó a saber el Comando, por terceras personas. Y antes que se dieran las últimas bocanadas de aire con motores especiales y las soldaduras de los agujeros que habían originado su hundimiento, se recibió en la Comisaría un memorándum (orden escrita) que la susodicha motonave pasaba a prestar servicios a la Jefatura de Comandancia, “en el día”. Por lo que una vez reflotada vinieron, comisionados del Jefe de Unidad, para llevársela a otro lugar, no consignándose en el listado de relevo entre los oficiales participantes.

Por cierto, hubo después de enterarse que las famosas ‘motochatas’ eran generalmente utilizadas en la amazonía peruana para el traslado de carga, mercadería, gasolina y

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demás especies, por dividendos día a día.

lo

que

su

alquiler

rendía

jugosos

Y pasando a un tema romántico, todo hace suponer que los atardeceres que se vislumbraban en las riberas del Morona Cocha inspiraban al recóndito poeta Teniente Sulca, que con el nombre de Ismael Augusto sería conocido autor de tres libros de poesía, siendo el primero de ellos ‘Para Cuando Hablen de Amor’(1987) en el que publicó precisamente el poema ‘Silueta de una tarde que se muere’, publicado también en la Revista de la Guardia Civil Nº 419 MAY-JUN 86, una de cuyas remembranza pudiera ser el siguiente:

“Podrá el Sol ocultarse / tras la silueta del horizonte / y en ella verse / la nostalgia y la tristeza / de un día que se muere. // Mas habrá / miles de cosas parecidas / y miles también quienes los vean. // Pero lo que más importa / al contemplar este paisaje / no es el color ni los reflejos / sino los efectos que causan / en cada uno de nosotros. // Ver y comprobar cada día / que el Sol se aleja / pero no muere. // Que si damos vuelta / a nuestra mirada / veremos nacer un nuevo día / tan hermoso como el que acaba. // Sólo la espera / de la tarde a la mañana / es la noche / de soledad y esperanza / de la lejanía que nos separa. // Y cuando veas estos momentos / cierra los ojos y espera / que yo te despertaré / con un beso / para ver juntos / el mismo horizonte. // Y nuestras sombras serán uno / unidos para siempre./// (*)Motochata: Embarcación con propulsión y bodega usada para carga.

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SÓLO UNA DISCULPA

(19 Comandancia, Comisaría de Morona Cocha, Iquitos, 1983)

Las relaciones de la policía con la ciudadanía se ven desde determinadas perspectivas y de acuerdo a determinadas circunstancias. Una persona que necesita de un policía se comporta de una manera diferente que cuando es intervenida por éste en la comisión de infracciones o faltas que se hace necesario sancionar. Además en el trato cotidiano que cada uno se tiene para sí de acuerdo a su concepción, condición, situación, y sobre todo a las ínfulas que se quiera demostrar por la escasa educación y desarrollo personal. Sucedió una mañana de los días del año 1983 en la Comisaría de Morona Cocha, Iquitos del Departamento de Loreto en el que se recibió una llamada telefónica haciendo conocer que un policía había tenido problemas con una conductora motociclista a pocas cuadras de allí, por lo que el Comisario Teniente GC Ismael Sulca Velásquez envió refuerzos para ayudar al policía.

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Después de breves momentos se hizo presente en el local policial el Guardia Mauro Aquino informando a su Comisario que en una de las esquinas se había producido una trifulca entre motociclistas, entre ellos una dama agraciada pero que al solicitarle sus documentos de ley, ésta le contestó airada y agresivamente que no le entregaría; y sobre todo que hacía una referencia racial en cuanto a su condición del Guardia Aquino, llegando a decir “¡Yo no le entrego mis documentos a un ‘cholo’!” Y con el fin de imponer su autoridad el Guardia Aquino tomó las llaves de la moto y lo condujo a la Comisaría, para proceder a formular la papeleta de infracción, cuando en esa circunstancias se hizo presente la supuesta infractora llegando a entrevistarse con el Comisario solicitando la devolución del vehículo, pero de una manera altanera y por demás coquetona, donde ponía en gracia los dones que la naturaleza le había prodigado indicando que tenía conocidos y amistades en la policía, entre ellos mencionaba a un Comandante conocido como ‘Chano’. (El único que laboraba por Iquitos era el Comandante Luciano Ramírez Vinatea) Es de resaltarse que la contextura morfológica del entonces Guardia Aquino era de una gordura mediana, estatura promedio, de tez oscura, de leguaje lugareño, digamos no muy parecido, como si los latidos de mil razas a la vez fluyeran por sus venas y se asomaran a través de su mirada, pero diligente y perspicaz. Haciendo un aparte en la entrevista, en privado el teniente le consultó al Guardia Aquino, que sí la falta había sido grave procediera de acuerdo a ley, o de lo contrario escuchara el pedido de la supuesta infractora, a lo que el efectivo comprendiendo la situación, atinó a indicarle al oficial, que la señorita sólo se disculpara ante su persona, por los supuestos agravios recibidos. Ya puesto frente a frente en el despacho del Comisario la agraciada mujer y el Guardia Aquino, la autoridad superior les indicó que trataría de solucionar el impase, y que para este efecto la presunta infractora sólo tendría que ofrecer sus disculpas ante el policía, y asunto arreglado.

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Ante el requerimiento del oficial la mujer contestó airadamente: “¡Yo no me disculpo ante un ‘Cholo’ y feo!”… “Voy a llamar a mis conocidos”. Al ver la reincidencia de la conducta errada de la supuesta infractora el Comisario dispuso de inmediato se conduzca la motocicleta al Depósito Oficial de Vehículos (DOV) con la papeleta respectiva, y amonestándola que si persistía con su actitud dispondría su detención por desacato a la autoridad. El joven teniente aún no podía creer el comportamiento de la fémina para con un policía de la tipología del Guardia Aquino por lo que al conversar con el Sargento César Derteano, Jefe de la Sección Denuncias, fue enterado y después le hicieron comprender que “ambas personas pudieran ser de la misma región pero no de la misma comunidad”. A ella le había tocado la mejor suerte que uno de sus progenitores fuera de raza europea, en cambio al otro pareciera que la unión de múltiples razas corrían por sus venas, mezcla de oriundo del altiplano con nativo de la zona, pero tenía unas características de docilidad, jovialidad iquitense, y viveza propia del policía de aquellas épocas. Del Guardia Mauro Aquino, recuerda muy bien el Teniente Sulca, que en una de sus conversaciones solía decir que el trabajo de ser policía para el oficial pudiera ser una carrera, una ‘profesión’, y bien merecida por cierto, en cambio para él, el ser un ‘tombito’ sólo era tener un ‘oficio’. Lo hacía con el característico tono del hablar de un ‘charapita’.

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FURRIEL VOLUNTARIOSO

(19 Comandancia, Comisaría de Morona Cocha, Iquitos 1983)

La voluntad puesta en demasía no siempre remplaza a la experiencia. Las cosas de la vida se toman poco a poco y con el debido esfuerzo para realizarla mejor. Pero tampoco se puede comparar con aquel episodio en que un supuesto Jefe le dijo a un Guardia ‘novato’(moroco) y le ordena con voz de mando “Cárgueme la máquina” y aquél, muy rápido en cumplir la orden, se puso la máquina de escribir al hombro y dispuesto en seguir por donde iba su Jefe. (Se cuenta de que algunos de ellos se pusieron lo que era una máquina planillera –para formular las planillas de pago-) En el argot policial de épocas ya pasadas el decir “Cárgueme la máquina” era de seguro para realizar alguna diligencia como el de tomar alguna manifestación o formular algún Informe y la puesta de papel bond y sus respectivos papel carbón como para cinco copias o ejemplares –que regularmente se decía ‘por quintuplicado’- era la forma más común de ‘cargar o preparar’ la máquina de escribir. Ocurrió en el año 1983 en la Comisaría de Morona Cocha, Iquitos, Departamento de Loreto en que el Teniente GC Ismael Sulca Velásquez fungía de Comisario teniendo como Adjunto y más antiguo, así como documentario oficial, al Sargento Primero César Derteano, quien ya había solicitado su pase al retiro por cumplir los 30 años de servicio. Sabiendo esta determinación de la vida policial el teniente le instó al sargento que vaya tomando sus providencias a fin de proponer y designar a quien le remplazaría en el cargo de furriel, y que tenga algunas nociones de dicha responsabilidad y sobre todo que tenga ‘mucha voluntad’ para este oficio, ya que había notado que el personal prefería ser ‘operativo’ y no tener las cargas que la tarea administrativa solía dispensar.

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Cuando ya le faltaba una semana para tener noticias de su retiro, el sargento tuvo la idea de hacer conocer y presentar ante el teniente, al Guardia GC de apellido Pinedo, quien le había manifestado que tenía el interés de ocupar su cargo, además sabía escribir a máquina, y hace poco había llegado de Lima y estaba al tanto de los movimientos, y sucesos en la policía. Puesto al frente ante el teniente, el Guardia joven aceptó la propuesta y el encargo, así como todas las obligaciones que establecía la función, poniendo a su disposición su máquina escribir personal y recientemente adquirida, notándose un entusiasmo e interés, o la famosa ‘voluntad’ de los policías de aquellos años. El oficial, quien estaba acostumbrado a redactar sus escritos documentos, sólo se valía de la parte mecánica para la formulación de sus misivas y demás comunicaciones escritas, y para lo cual teniendo un escrito como antecedente o modelo sólo le dejaba indicado al furriel mediante unos garabatos, líneas o flechas llamativas para copiar, trasladar algunos párrafos, y demás, que la verbología y el uso hacían frecuente en la documentación policial. Además en lo que más se empleaba al furriel era en la transcripción de los documentos, circulares, relación de enterados, acuse recibos, y uno que otro informe. Pero grande fue su sorpresa del teniente al comprobar que el nuevo furriel le había presentado para su firma un folder con diferentes documentos con ‘garrafales’ errores de contenido, mensaje y destino, que lo hicieron sobresaltar. El voluntarioso furriel había formulado un memorándum para el Comandante Jefe de Unidad, (los memorándums son para los escalones inferiores), sendos Oficios y Circulares en el que sólo se había tomado la molestia de repetir parte de la misma y escribir las grafías o anotaciones que le había indicado el oficial tales como “Señor…”, (bis)… “Copiar….” (bis)…, “Me dirijo a Ud. (bis)…. Ta, ta, ta…(lo que decía o trataba el documento), “anotaciones”… “Firmado” (bis)… “despedida”… etc, etc, etc”; que más parecía que lo había enviado el enemigo para hacerlo

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‘mancar’ (caer, fallar, proclive a ser sancionado) que ser parte de la solución a falta de un documentario. Al notar que no era la intención de obrar con malicia, si no por la falta de experiencia, y alguna que otra descoordinación entre el furriel y su Jefe, y viendo lo ‘voluntarioso’ que se había comportado en transcribir más de una docena de documentos, al teniente no le quedó más que comprender esta situación y hacer las veces de un padre o, en este caso, como de hermano mayor para recalcar y hacerle conocer que sus grafías y anotaciones en los documentos era sólo para simplificar lo que se deseaba y no repetir escribiéndolo. Esta lección les sirvió a ambos cuando redactaron el discurso de despedida del Sargento Derteano, y llegado a fin de año para formular el estado de relevo con el nuevo comisario Teniente GC Carlos Santiago Madrid Carvo, cuando el teniente Sulca fue cambiado a la Jefatura de Línea de Nauta, y el Guardia Pinedo se quedó como furriel de la Comisaría de Morona cocha.

Funcionarios y autoridades de la Región Loreto. El Guardia Pinedo se encuentra en la parte superior derecha. El Tnte. Sulca en la parte inferior

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Local de la Jefatura del 2do Sector GC de Caballo Cocha en el año 1984 que en tiempos de subida del río el agua llegaba casi a inundarlo.

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“ACASO NO ESTÁS PARA ESO”

(19 Comandancia, Jefatura del 2do Sector de Caballo Cocha, Provincia de Ramón Castilla, Loreto 1984)

Pues bien, un día del año 1984 en el apacible pueblo de Caballo Cocha, en la Provincia de Ramón Castilla, del Departamento de Loreto, zona próxima de los límites de Perú con Colombia y Brasil, se encontraba el Jefe del 2do. Sector de la Guardia Civil, Capitán GC Ismael Sulca Velásquez realizando sus labores de Comisario cuando de pronto se hizo presente una señora de edad avanzada haciendo conocer que había sido víctima de agresión de parte de su esposo, hecho sucedido en su domicilio, motivo por el cual se dispuso que un efectivo policial cite o conduzca al presunto agresor para las aclaraciones del caso, toda vez que se trataba de personas que fluctuaban la tercera edad y de alguna manera había que calmar estas discordia familiar. Muy tranquilamente el presunto agresor se hizo presente en el local policial, y luego de hacerle conocer que su esposa lo había denunciado por una presunta agresión se entabló lo siguiente: -

¿Es cierto esa aseveración, señor? –Preguntó el Comisario-

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-

¡Sí señor es cierto! Lo hice porque ella no me quería servir mi comida. -En una forma como hablan los lugareños de la selva, con el dejo de ‘charapita’

Y mirando a la mujer la autoridad le consultó al respecto, y ella respondió, de igual manera: -“Señor policía, su comida lo dejo siempre en la mesa,… pero él quiere que me levante a servirle, y no tiene en cuenta que eran las tres de la mañana y el venía completamente borracho,.. y cada vez que viene así, se comporta de esa manera y me golpea… Le vengo aguantando tantos años de casados… pero esta vez no le voy a perdonar” –concluyóY el Comisario dirigiéndose al agresor le dijo que cómo era posible que personas de su edad se comporten de esa manera, y porqué tenía que golpear (agredir) a su esposa, y aquel respondió: - “¡Cómo? ¡Acaso ella no está para eso?... ¿A quien entonces voy a golpear?... ¡A la vecina?”... afirmaba enfáticamente como un síntoma delator que aún siguiera bajo los efectos del alcohol que había consumido la noche anterior. Ante estos hechos al Comisario no le quedó más que disponer se asiente la denuncia y la detención o permanencia del agresor y proseguir con los trámites legales de ese entonces. Pero como había la intención del marido en pedir disculpas delante de la autoridad, y el supuesto golpe no había sido más que un empujón, les invitó a que se reconciliaran –teniendo en cuenta de la edad de los partícipes- obteniendo como respuesta negativa de la señora. Cuando ya la señora se retiraba de la Comisaría en compañía de sus nietos, el Comisario le recomendó que le trajera a su marido sus alimentos y un abrigo para la noche, ella le contestó muy dolida: -¡No, señor Comisario¡ Por esta vez no le voy a perdonar porque ya lo vengo aguantando más de cuarenta años, y es tiempo que él recapacite y cambie. Hasta mañana. Como el local policial era de construcción precaria de madera y prácticamente no había calabozo, el presunto agresor tuvo que quedarse adormir en uno de los ambientes, y el personal policial

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compartir sus alimentos con el supuesto ‘detenido’ y el Comisario facilitó el abrigo para que pasara aquella noche.

Efectivos policiales en la Plaza Principal de Caballo Cocha, Provincia de Ramón Castilla, Loreto.

En la Plaza de Armas de Caballo Cocha con Alfredo Vargas Caballero, Héctor Adauto Bernaola, Ángel Portillo Martínez y Julio Cruzado García.

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SOLUCIÓN INGENIOSA

(Dirección de Infraestructura DINFRA GC, Lima 1985)

Los cambios anuales de Oficiales se habían producido y ya el Capitán GC Ismael Augusto Sulca Velásquez, había cumplido satisfactoriamente su misión por lares de la amazonía peruana y deseaba que se tomara en cuenta su pedido de volver a Lima para proseguir estudios que le sirviera para su ascenso. Pero lo que jamás pensó fue ir a parar a un lugar donde ningún Capitán desearía llegar. Su cambio se produjo para la Pagaduría de la Dirección de Proyectos y Obras de la Guardia Civil (DIPRO-GC) al que sólo le habían cambiado de nombre con la nueva denominación de DINFRA-GC (Dirección de Infraestructura) por cuanto en sus gestiones anteriores se había detectado un desfalco con las cuentas y el dinero de los proyectos y obras en la policía, por lo que alguno de sus miembros y gestores se encontraban detenidos y en proceso de investigación judicial, o sea, en el argot policial se denominaba como que “las papas quemaban” para estar en un puesto como el indicado. Pero como “no hay mal que por bien no venga” la situación para el Capitán GC Ismael Sulca, se le presentó como una nueva oportunidad para aprender las gestiones en la administración de los recursos en la policía, ya que en esos momentos los Libros

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de Caja y demás documentos habían sido “cerrados” y se encontraban a disposición de la justicia, así como del Capitán CPC Javier Wilfredo Contreras Málaga, por lo que todo empezaba como de nuevo, pero con un aliado o ángel cuidador en la persona del Coronel Sadí Ruíz Trujillo, quien en el cargo de Jefe de Estado Mayor, tenía la responsabilidad de controlar al Pagador para que no se produzcan anomalías como las detectadas, y para ello sometía a continuos controles inopinados para saber el estado financiero de la Dirección, y como ya estaba pronto a pasar al retiro decía muy enfáticamente: “Yo ya me voy al retiro, y no quiero meterme en

problemas. Así que hijo, ponte en orden y no te metas en lo que te pueda resultar muy caro”. Este consejo sirvió bastante al nuevo Pagador, para ser ordenado, meticuloso, desconfiado y proceder con rectitud en sus labores durante ese año. Pero el que no lo estaba pasando bien era el Capitán GC Washington Delgado Palma, el Pagador en cuya gestión se habían producido los problemas, el mismo que se encontraba abocado a recopilar y presentar los documentos ‘sustentatorios de gastos’, para lo cual hacía todo lo posible para recordar y hallar alguna prueba que le pudiera servir en su defensa ya que sólo había obrado por supuesta “orden superior” en los pagos y demás egresos. En esos precisos acontecimientos, el Coronel Sadí Ruíz Trujillo al notar que varias facturas o sustento de gasto no tenían la firma o datos legales exigidos, le dio al Capitán Delgado un plazo perentorio para que los subsanara, y tomándose éste dos semanas para ir de un lugar a otro para cumplir esta exigencia. Y después de presentarlas había una factura de gasto que no coincidía con los libros de Caja cuyo importe superaba en unos cuantos soles y no se le ocurría solución alguna, notándosele desganado, sumamente preocupado, por la sencilla razón que el local comercial ya no funcionaba en la dirección, el propietario había fallecido y no había forma de rehacer o conseguir nueva factura con los datos que se ha precisado. Qué tremendo problemón del Capitán Washington Delgado, quien se sentaba por varios días ensimismado y hasta se podía presagiar que ante la inminente cárcel, podía atentar contra su

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vida, por lo que era común tratar de alentarlo y darle algunas formas de solución, que aún no llegaba. Pero en esto, una mañana llegó como costumbre, dejó sus hojas de trabajo, archivos, legajos, folders, y demás, empezando a trabajar con una parsimonia y lentitud -como tenía por costumbre- con el lápiz que llevaba a los labios como para darle mayor lucidez a sus ideas, que en una de esas le oímos decir que lo había logrado y levantar las manos con regocijo, al estilo del “eureka” de Arquímedes. La solución práctica y por demás inusual y sin modificar, o cambiar la factura, fue que como el monto gastado superaba al registrado en el Libro de Caja, por unos treinta seis intis, con el puño de su letra y una tinta parecida a la escrita, el ex-pagador, a línea seguida del monto total, escribió lo siguiente: “Descuento especial para el Capitán Washington Delgado Palma” y anotó el monto exacto que llegaba a coincidir con lo registrado el Libro de Caja y demás documentos levantados. Logrando con esto solucionar su problema que para otros y en especial para el Capitán GC. Ismael Sulca, le hubieran resultado por demás inaudito, o que jamás se le hubiera ocurrir en realizar. Las genialidades son pocas, más aún si viene de una persona que nadie daba un centavo por él, y nadie quería estar en su situación por los montos desaparecidos o al menos se había hecho tanto escándalo en su administración. Por lo demás en ese entonces el Director de la DINFRA era el General GC Manuel Armando Landauro Y Váscones, de buena gestión, al que se le sumó el Coronel GC. Próspero Aguilar León, quien ya era antiguo y estaba más preocupado por la lista de invitados en el primer ‘Repechaje’ del gobierno aprista, en el que por medio del diario Expreso del día se pudo enterar que no estaba en la relación de los ‘repechados’ y dándose una felicitación a sí mismo se le escuchó decir al mismo estilo piurano: “Ahh ‘cara…mba’, éstos quieren que yo sea general” y así duró otros cinco años más en el grado.

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CUÁL FUE EL MEJOR

(Oficina de RRPP-DSGC Ministerio del Interior, Lima 1987)

Después de haber publicado su primer libro de poemas titulado ‘Para Cuando Hablen de Amor’ allá por el año de 1987, el poeta policía Ismael Augusto denominado por la crítica como el ‘Jack London’ de la Policía Nacional del Perú, entonces con el grado de Capitán, había constatado la gran aceptación de su primera obra tanto por los comentarios especializados como por los elogios que recibía de sus propios colegas, compañeros de promoción y sus amigos que trabajaban en la Dirección Superior de la Policía General (ex Guardia Civil) del Ministerio del Interior. Al notar que su obra puesta en circulación, aún con un marcado tono de susceptibilidad dentro del mercado literario, tenían acogida dentro del público en general, el autor había decidido tener un contacto directo con sus desconocidos lectores para conocer en vivo y en directo la disposición o predilección de los

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temas de la poesía que escribía, entre ellas los poemas reflexivos, protestatarios, melancólicos, místico, patriótico, de superación, y sobre todo de los poemas de amor que le valió ser ganador del premio internacional ‘Alfonsina Storni’ (1986) en la república de Argentina, y que le diera la oportunidad de publicarla. Sucedió que el Capitán PNP Ismael Sulca Velásquez en el gran salón del Ministerio del Interior muy cerca a la puerta de ingreso de la Oficina de Relaciones Públicas de la PNP notó que un Alférez de apellido Vela, portaba y tenía a la vista el poemario mencionado y quería que el poeta se lo dedicara y autografiara, notándose entre ambos una reciprocidad de admiración y consideración (Ese raro sentimiento que hay entre un autor y su lector) Llano y presto para este cometido el poeta aceptó pero le dijo con la promesa que al terminar de leer el libro escogiera cinco de los poemas que más le haya gustado, cuando no, el mejor. Y a los quince días que se volvieron a encontrar, el poeta queriendo saber cuál de sus poemas le había parecido el mejorinquirió al Alférez Vela y éste entusiastamente le respondió:

– le “¡El

último Jefe! ¡El último!” Pues resultaba que el último poema publicado en ese libro no era del poeta sino uno anónimo con el título ‘Desiderata’ cuyo fin era para que se difundiera al público)

DESIDERATA “Camina plácido entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se pueda encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante también ellos tienen su propia historia.

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Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado pues siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Sé cauto en tus negocios pues el mundo está lleno de engaños. Mas no dejes que estos te vuelvan ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar sus nobles ideales. La vida está llena de heroísmo. Sé sincero contigo mismo en especial no finjas el afecto y no seas cínico en el amor pues en medio de las avideces y desengaños es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años abandonando con donaire las cosas de juventud. Cultica la firmeza del espíritu para que te proteja de adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo. No menos que las plantas y las estrellas. ¡Tienes derecho a existir!

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Y, sea que te resulte claro o no indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios cualquiera que sea tu ideal de él. Y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos el mundo es todavía hermoso. ¡Sé Cauto! y ¡Esfuérzate en ser feliz!”

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Personal de Oficiales de las distintas ex instituciones de policía que en 1990 y 1991 que conformaron la Central de Operaciones Policiales CEOPOL de la Dirección General de la PNP Primera fila: Luís Arcadio Molocho Llatas; Ángel Rodríguez Mejía; Agustín Washington Baca Alzamora; Félix Merino Ramos; Eyren Ponce Escalante; Rodolfo Hildebrando Conroy Aguayo; Carlos Medina Bringas. Segunda fila: (GR); Jaime López Kitano; José Alvarado Alegre; Víctor Manuel Díaz I Bailetti; Alfredo Chiong Medina; Miguel Ángel Quiroz Morales. Tercera Fila: (GR); Florencio Rodolfo Bernardo Pineda; Edmar Gomero Silva ‘El Gato’; Carlos Acosta Rodríguez ‘El Rudo’; Jorge Vargas Torres, y (GR)

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LOS TAXISTAS

(Central de Operaciones Policiales DGPNP, Lima 1990)

Por el año de 1990, en la Central de Operaciones Policiales (CEOPOL) de la Dirección General de la Policía Nacional del Perú, se llevó a cabo una reunión de trabajo de los Oficiales del Asesoramiento Personal y del Estado Mayor General de la PNP, con la asistencia de cuatro señores Coroneles y una cantidad de veinte Comandantes PNP, en los que se trataron temas de las proyecciones de la incidencia de los delitos y la forma cómo confrontarlos. Cumplido el motivo de la asistencia, y concluida la sesión, cuando ya los oficiales se disponían a retirarse, un coronel quien comandaba la mayor cantidad de Comandantes, aprovechando la situación, les indicó que éstos permanecieran

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en sus lugares, dejando que los demás se retiraran a sus puestos. El Coronel que había ordenado la espera, con el rostro un poco preocupado, serio y adusto, se dirigió a los diez Comandantes que quedaron, indicándoles que quería hablar con ellos, pero que no iba a decir sobre el servicio sino algo personal y que se relacionaba a la ética del Oficial. - Señores, –les dijo- Me he enterado que algunos Señores Comandantes se dedican a realizar taxis, lo cual me parece que está completamente mal.

Ante esta situación los Comandantes se sintieron incómodos por la observación de su Jefe. Pero uno de ellos, que era versado en la palabra, logró responderle. - Disculpe Ud. Mi Coronel, pero el hacer taxi fuera de las horas de oficina, y llevar honradamente una ayuda para el hogar no es malo y no hace daño a nadie. Respondiendo el Coronel: - Ya sé que no es denigrante. Pero lo malo es que ustedes, que son numerosos, al salir y hacer taxi ¡Se mete en la jurisdicción donde hago taxi yo! ¡Y eso sí atenta contra mi economía!.. ¿Han entendido?... ¡He dicho! ¡Pueden retirarse!... Y como ‘chamba es chamba’ los comandantes empezaron a circular por los conos de Lima, teniendo mucho cuidado de no cruzarse por el camino central que su Jefe tenía por costumbre realizar.

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CAPITAN MUY DILIGENTE

(Dirección de Seguridad de Estado, Lima 1991) Uno de los preceptos policiales de la escuela antigua era el de cumplir la misión encomendada con ‘esmero, diligencia y sagacidad’, para que la satisfacción, del deber cumplido, sea plena y enaltecedora. Lo cual era encomiable, sugerida y hasta emulada por los camaradas de armas, como prueba de haber tenido una buena instrucción, haber seguido buenos ejemplos y ser distinto en la entrega al servicio, así como demostrar desprendimiento personal en bien de lo que uno sirve. Y al parecer ese había sido el significado que le daba un Capitán de Policía, allá por el año de 1991, cuando fue designado a prestar servicios en la Dirección de Seguridad de Estado (DIRSEG) y ser parte de un Grupo Especial encargado de la seguridad personal de la señora Matsue Fujimori(*), madre del entonces Presidente de la República Alberto Kenya Fujimori Fujimori. Se cuenta que dicho Capitán en su primer día de servicio tuvo la intención de demostrar más diligencia de lo que se estaba acostumbrado, cuando fue a acompañar a tan distinguida dama, y notó que la señora le gustaba ocupar el asiento delantero Al costado del conductor, que ya era conocido suyo, y el oficial se tocó sentarse en la parte posterior y atento a cualquier eventualidad de su protegida.

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Cuando el vehículo emprendió la marcha era seguido discretamente por el Grupo Escolta y de Emergencia, que cuando transitaba por curvas cerradas casi obligaba a la señora Matsue a ladearse hacia un costado, y que al parecer, del propio capitán, podría hacerse algún daño, por lo que de inmediato la tomaba de los hombros y procedía a retornarla a una posición vertical de su asiento, situación que tomaba por sorpresa a su resguardada. (Recuérdese que por aquella época aún no estaba difundido el uso del cinturón de seguridad) Esta situación se repitió hasta quizá por cinco veces, en el que el diligente Capitán demostraba estar atento y preparado para cumplir este servicio, pero que ya empezaba a fastidiar a la mamá del Presidente. Al verle la cara de fastidio que empezaba a mostrar la señora, el chofer de confianza le preguntó que si se sentía mal o algo que lo molestaba, y la distinguida dama le dijo, en un castellano con el dejo japonés: “Sí… Hace rato que quiero soltar unos gases, pero este señor de atrás no me deja” Y el diligente Capitán dejó de hacer lo que creyó que era una manera de ganarse su confianza y granjearse una amistad que tal vez le hubiera valido para una recomendación y reconocimiento de sus superiores. (*) La señora Matsue Fujimori nació el 17 de enero de 1913 y falleció a los 97 años, en Marzo del 2009, en el Japón, tras dos derrames cerebrales y un cuadro de neumonía.

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Comisión en Andahuaylas año 1992. Cmdte. Rowel Rivas Crisóstomo(PIP), Crnel. Hipólito Guillén Barreda (GC), Cmdte. Luís Gavonel Perales (GC), Cmdte. José Orellana Loyola (GR), Mayor Ismael Sulca Velásquez (gc), y el Mayor Médico Modesto Yupanqui Altuna.

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A MÁS JUICIOS, MÁS OPERATIVOS

(Sub-Región Policial Apurímac, Abancay 1992)

A la semana en que casi el total de Oficiales PNP se habían incorporado a la Sub-Región Policial de Apurímac con sede en la ciudad de Abancay, el Coronel PNP Luís Torres Mora, Jefe de la misma, convocó a una reunión de trabajo, tal vez con fines de hacer conocer sus políticas de trabajo para el año de 1992, así como conocer al detalle las cualidades de cada uno de sus Oficiales, a la sazón Jefes de Subunidades que formaban parte de las ex instituciones como la GC, PIP, GRP y la Sanidad policial. Después de un breve exordio y conversación de su forma de trabajar (ya que él era de procedencia de la Policía de Investigaciones del Perú) hizo énfasis que él observaría a cada uno de ellos, y a fin de año, los calificaría de acuerdo a su productividad policial, y muy sobre todo a su desempeño en resolver los problemas delictivos.

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Puso bien en claro que la actividad policial se demostraba en el servicio por la tenacidad e ímpetu para cumplirla, lo que muchas veces se podía comparar por la cantidad de juicios que el oficial tuviera en su vida policial. Dando a entender que “a más juicios, más operativo era el Oficial”. En lo que iba la reunión, y con un afán de sobresalir, pidió la palabra el Mayor PNP (ex GRP) Francisco Quispe Pinto y en un tono sarcástico dijo: - O sea, Mi Coronel, yo puedo decir que entre los Oficiales presentes, soy el más operativo de todos, porque tengo registrados en mi legajo personal la cantidad de cinco juicios. Lo que motivó un gran murmullo entre todos los presentes por la forma cómo se quería “promocionar” y de alguna manera dejaba en desventaja a los otros integrantes de las ex instituciones policiales, a lo que el Coronel, notando la desazón producida, le dijo al Mayor aludido: - Mayor Quispe… sería mejor que Ud. no dijera nada al respecto… porque de los cinco juicios a que Ud. se refiere… Dos son por herencia familiar y los otros Tres ¡Son por alimentos!... ¡Continuemos con la reunión!.. para después jugar fulbito…--sentenció el Coronel Torres Mora-

Coronel PNP Luis Torres Mora, Coronel PNP Hipólito Guillén Barreda, Mayor PNP Ismael Sulca Velásquez y atrás, Comandante PNP José Orellana Loyola en la Sede de la Sub-Región Policial de Apurímac, Abancay en 1992.

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Remozado frontis de la Cárcel de Abancay

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LA CÁRCEL DE ABANCAY

(Sub-Región Policial Apurímac, Abancay 1992)

A veces cuando de libertad se trata las personas actúan de diferente manera que pareciera que los que están afuera hacen cosas como para estar adentro, y los que están adentro hacen todo lo posible para estar afuera. La cárcel es un lugar para meditar, hacerse un examen de conciencia y ofrecer todas las promesas para no volver a caer y perder la libertad. Sucedió allá por el año de 1992, en la apacible ciudad de Abancay, capital del Departamento de Apurímac, y en plena convulsión social por los elementos terroristas, lo que motivaba que permanentemente la ciudad se encontraba en situación de estado de emergencia. En horas de la madrugada, la ciudad fue presa, de un movimiento telúrico de regular intensidad pero sin mayores daños personales. A primeras horas de la mañana se tuvo conocimiento que la cárcel del lugar había sufrido la caída de uno de sus muros de seguridad. Y lo primero que se pensó era conocer ¿Cuántos internos (presos) se habían dado a la fuga?, para iniciar los operativos de su búsqueda, ubicación y su recaptura inmediata, así como el cierre de las vías y rutas de escape.

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Casi de inmediato, el Mayor PNP Francisco Quispe Pinto, Director del Penal (Centro Penitenciario “San Idelfonso”, ubicado en la primera cuadra a la Av. Díaz Bárcenas), daba cuenta al Coronel PNP Luis Torres Mora, Jefe de la Sub-Región, que efectuado el recuento no había ni un interno fugado. Y más bien, éstos se habían puesto de acuerdo para designar un servicio de seguridad para evitar que gente de afuera puedan ingresar y robar sus pertenencias, así como sus maquinarias u equipos con los que efectuaban sus trabajos de rehabilitación. Cuándo se le consultó a uno de los internos sobre este proceder dijo muy claramente: - Aquí en el penal estamos mejor que afuera, la mayoría están próximos a cumplir sus penas, y por tanto no conviene cometer faltas, si no los castigos son para todos. Y de inmediato procedieron a levantar la pared que se había caído. Y los que intentaron fugar, habían sido retenidos por los otros.

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Personal de Jefes, Oficiales, Suboficiales, Especialistas y Empleados Civiles de la Subregión Policial de Apurímac en el año 1992

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DESPEDIDA CON SORPRESA

(Sub-Región Policial Apurímac, Abancay 1992)

En la calurosa y entrañable ciudad de Abancay, cuna de la influencia de la civilización Chanca, capital del departamento de Apurímac, allá a fines del año 1992, el personal policial de oficiales, suboficiales y empleados civiles ofrecieron un almuerzo de despedida al Coronel PNP Luís Torres Mora, quien dejaba el cargo de Jefe de la Subregión Policial, y no con el tradicional ‘estofado de gallina con tallarín de casa’ sino esta vez con un abundante chancho al horno que gentilmente había sido donado para esta ocasión. La nostálgica ceremonia se llevó a cabo con la asistencia de familiares de los policías en los ambientes del Hotel de Turistas en el que se departieron momentos gratos de recuerdos y formalidades propias de la cultura policial en el que se demostraba la disciplina, los afectos y la camaradería hacia un Jefe, que siendo de procedencia del código 2 (ex PIP) había cumplido a cabalidad las funciones que hasta ese momento era regularmente efectuado por uno de procedencia del código 1 (ex GC).

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Después de la ceremonia protocolar vinieron los vinos y los tragos tradicionales, en el que el almuerzo de fondo fue la degustación de un chancho al horno acompañado de papas, y abundante queso con ají, con las demostraciones de júbilo, promesas entre todos los presentes, terminando con un baile costumbrista, en donde la salsa portorriqueña sólo se ponía para que los asistentes pudieran descansar. Hasta aquí no había nada de raro ni de particular en este tipo de actos en la policía. Sólo que al día siguiente cuando el Coronel Torres Mora se disponía a desayunar con las porciones de la cabeza de chancho que le habían guardado, alguien dijo por ahí que había visto “al parecer” algunos gránulos blancos que parecían ser quistes o rastros de la famosa ‘triquina’, por lo que se corrió la voz de alarma entre aquellos que estuvieron presentes en el ágape, y muy sobre todo del mismo coronel Torres. Al principio todo era como en broma pero conforme pasaba la mañana se transformó en un pavor y sobresalto, en el que el mismo coronel Torres exigió a los médicos de la Sanidad Policial, entre ellos los Mayores SPNP Hernán Carrillo Cervera, Nelson Leyva Castro y Modesto Yupanqui Altuna, para que hicieran todo lo posible para contrarrestar la posible infestación al que estuvieron expuestos. Corrieron las voces que algunos Jefes ya habían recurrido en primer momento al vómito obligado, a los laxantes, ‘agua de tamarindo’, y la ingesta del

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licor de ‘caña de azúcar’ porque decían que estos de algún modo eliminaban los quistes que pudieron haber ingerido. Horas después los médicos de la sanidad al ver que no había este tipo de medicamento en el petitorio policial se habían valido de las monjitas del hospital para conseguirlos y que era de procedencia y origen brasilero recomendado para eliminar todo tipo de parásitos, los que fueron repartidos entre los oficiales amigos y allegados del coronel Torres, entre ellos el Comandante (PIP) Rowel Rivas Crisóstomo, el Comandante (GC) Luís Gavonel Peralta, el Comandante (GR) José Orellana Loyola (quien era conocido como el ‘comandante penalista’, y no por estudiar derecho penal, sino porque cada vez que jugaba fulbito, en el local de Estratégicos, cuando estaba perdiendo siempre cobraba un penal para poder empatar) y el Mayor (GR) Francisco Quispe Pinto. El medicamento debía ser tomado durante cinco días, pero que al día siguiente hacía sentir unos mareos, y hacía eliminar unos orines pestilentes y de color amarillo intenso, por lo que era más el suplicio la forma de medicarse que la verdad de los acontecimientos. Como ya había llegado los cambios de colocación los oficiales, entre ellos el coronel Torres Mora, se despidieron muy preocupados y con el deseo de saber cualquier noticia o novedad sobre las posibles consecuencias de aquel consumo peligroso, por lo que quedaron en comunicarse periódicamente para saber de alguna anomalía que pudiera presentarse al respecto. Cierto grupo de oficiales entre ellos, los entonces Mayores PNP, Ismael Sulca Velásquez, Melvyn León Angeles, y Modesto Yupanqui Altuna cada vez que tenían la oportunidad de comunicarse entre ellos lo hacían en una forma de saludo preguntándose mutuamente “¿Y cómo está el chancho?” refiriéndose a este episodio. A la publicación de este libro ya han pasado dieciocho años desde este acontecimiento y nada se sabe del posible contagio a que estuvieron expuestos, sólo que de algunos de los participantes no se tienen noticias. Y sobre ‘el chancho con triquina’ sólo sabían de su procedencia el personal de la ex PIP

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y el chofer del Coronel Torres, más conocido como ‘Piolín’, y se comentaba también que el porcino procedía del sector de Huancarama, bajo los apremios de una ‘requisa’ o decomiso.

El Mayor Melvyn León Ángeles mostrando la cabeza de chancho

Cabeza de chancho que dio origen a todos los problemas en la despedida y luego expulsión de posibles parásitos.

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EL APELLIDO DE ADÁN

(Centro de Instrucción de Sanidad PNP, Lima 1993)

El ejercicio de la docencia descubre las cualidades de las personas y lo hace más vivencial, lo que muchas veces no se da a conocer en una simple conversación o conferencia. Sucedió por el año 1993, cuando el Mayor PNP Ismael Sulca Velásquez, se desempeñaba como docente en el Curso de Adiestramiento Básico para el personal de especialistas de la Sanidad Policial, en el Centro de Instrucción de Sanidad (CIS), y cuando, por el horario de clases, el alumnado ya empezaba a dormirse y ‘caer bajo los brazos de Morfeo’, siempre le salía un método infalible para mantenerlos despiertos. Tanto era el repertorio que tenía que hacía uso de ellos cada quince o veinte minutos para hacer amena su clase, con diferentes cuentos, chistes, acontecimientos propios de la “casuística” policial. En una de sus clases, se llegó a escuchar lo siguiente: - Saben Uds. alumnos ¿Cuál era el apellido de Adán?... !Sí, si Adán, el del paraíso! –agregó, cuando todos se miraban entre sí-

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Al notar un silencio a su pregunta y ver que nadie le dada respuesta, dijo lo siguiente: - Ya que me han demostrado que no saben sobre este tema, les informo para hoy y para toda su vida que ¡El apellido de Adán era…PEREZ! ¿Pérez? -Todo el mundo se preguntaba¿Y cómo sabe Ud. eso? -Se oyó decir por el fondo- ¡Pues leyendo la Biblia! -contestó el profesor- Acaso no han leído aquel pasaje bíblico donde Adán y Eva comieron del árbol prohibido, y que por este hecho fueron castigados por el Señor, que a partir de ello serían desterrados y comerían con el sudor de su frente y dirigiéndose a ambos les sentenció “Por haber

desobedecido y haber comido del árbol de la ciencia del bien y del mal ustedes perecerán” (entiéndase Pérez serán). ¡Allí está! ¡Ese fue el apellido de Adán!... ¡¿..?! Esto causó una gran conmoción entre los jóvenes presentes ya que nunca habían escuchado algo similar al respecto, pero el didáctico maestro, para darle una firmeza de lo que estaba hablando, de su folder cogió una hoja de papel y empezó a leer lo siguiente:

En el jardín del edén Dios había colocado dos árboles especiales, llamados el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida; En este lugar, Dios le otorgaría al hombre todo aquello que necesitase para tener gozo, placer y armonía, de este modo no le faltaría nada. Dios puso a Adán y a Eva en el huerto del Edén (Génesis 2:15), dándole mandamiento de no comer del “árbol de la ciencia del bien y del mal” para no morir (Génesis 2:16-17) Pero Moisés, autor del libro de Génesis según la tradición, relata que una astuta serpiente engañó a Eva, la cual comió del fruto prohibido, viendo que era “bueno para comer, y que era

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agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría”, dándole también a Adán (Génesis 3:6) Observando Jehová aquel panorama, no le agradó, y decidió echar a Adán y Eva del huerto de Edén (Génesis 3:24), Y entonces dijo a Adán “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

Adán y Eva fueron maldecidos por su desobediencia: él trabajaría con el sudor de su frente, ella daría a luz con dolor, y la culebra reptaría. “Todo esto, mis alumnos, está bien explicado en el Génesis de la Biblia del 3:22 al 3:24” –concluyó el profesorNo lo podían creer, los alumnos de un Curso no muy trascendente habían conocido a un policía que les había hecho conocer lo que el mismísimo Vaticano, con sus benditos curas y misioneras, y tantos evangelistas regados por la faz de la tierra, se habían dado el trabajo de descubrir. “Lo trascendente es invisible a los ojos y el entendimiento humano”

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LA CHANCHA DEL GENERAL (IV Región Policial de Huaraz, 1998)

La bella y calurosa ciudad de Huaraz, aparte de su hermosura turística, tiene un sin número de historias y cuentos, que a cada quien les puede o no gustar. En lo que en el ámbito policial se refiere, se dice que sucedió años antes de 1998, y como es conocido en Huaraz funcionaban dos garitas más próximas a la ciudad, la Garita de Tacllán al ingreso a Huaraz, y la Garita de Monterrey, con salida para el valle del Callejón de Huaylas. Sucede que se había producido el cambio de un efectivo policial de la Garita de Monterrey a la Garita de Tacllán, y circunstancialmente también se tenía conocimiento que el nuevo General PNP Jefe de la 4ta. Región Policial de Huaraz, tenía pocos días de haber asumido la Jefatura, a quien por costumbre y tradición de relevo el Mayor Jefe de la DUES (la Unidad de Control de Disturbios conocido como USE o DUES) con sede al costado de la Garita de Tacllán, le

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tenía preparado como regalo una hermosa marrana (chancha) debidamente preñada o ya sea con diez o doce chanchitos, que aproximadamente cuando se producía el cambio del General éste podía hacer uso o llevárselos justamente para Navidad o fin de año, la misma que era cuidada y alimentada con los sobrantes del “rancho” de la Unidad Especial, ya que se encontraba en un lugarcito al costado de los caballerizos de una loma al frente de la Garita. Y como tuvo que suceder, un día en que el General Jefe de Región estuvo de regreso de su visita a la ciudad de Huari y del Callejón de Los Conchucos, así también el referido efectivo policial se encontraba de Servicio en la Garita de Tacllán, al cual llegó el General y dirigiéndose al que se encontraba de servicio en una forma muy amical y por demás consentidora (ya que se suponía que éste también cuidaba a su marrana, cuando en realidad desconocía por completo sobre ello por ser nuevo en el lugar), le dijo de esta singular manera: - Y muchacho, ¿Cómo está el servicio? - ¡El servicio está sin novedad; Mi General! - Ahhh caramba Ud. parece nuevo por el lugar. - Así es, Mi General. - Y –dándole una palmada en la espalda le preguntó- ¿Y Cómo está la chancha? -se refería a la marranaPrevio silencio del subordinado y no sabiendo qué responder, pero debido a la confianza que le había brindado el General, le respondió coloquialmente con el dejo característico del lugar: Por aquí.. la “chancha” está baaaajjoo, Mi General. No es igual que en Monterrey. Allá “la chancha” sí estaba bueeenaa, Mi General. Y antes que prosiguiera, el General le recriminó al efectivo ¡Yo le estoy hablando de mi chancha (marrana) animal! Y yo, Mi General, le digo que soy un animal, por haberle entendido mal. Ruego a Ud. que me disculpe si lo he ofendido. Nada de disculpas, por haberse expresado mal y entendido mal a su General, pasará cambiado al Callejón de los Conchucos.

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Y así, sin reclamo alguno el efectivo policial fue cambiado a su nuevo destino, diciéndole a sus amigos y colegas del servicio que su cambio obedecía por haber criado mal y haber dado una mala información respecto a la salud de la chancha (marrana) del mismísimo General. Pero todos, los policías que se enteraron de este hecho entendían que no era de la misma “chancha” o marrana de lo que hablaban el efectivo y su General. MORALEJA: “La chancha de la que habla el general no es la misma del que se tiende a guardar. NOTA: “Chancha” en el argot policial, es la colección o junta de dinero en sencillo que se hacía en las ya desactivadas garitas de control, cuando los choferes, en forma muy disimulada y sin que medie contacto con el policía, dejaba su sencillo por el lugar.

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“SE MURIÓ MI MAMÁ”

(II Región Policial de Chiclayo - DUES, 1996)

En el quehacer policial se presentan situaciones tanto dentro del servicio como fuera de ella, que sin embargo tienen que ver con el comportamiento de sus integrantes, en el cual se pone en tela de juicio a la demostración de su moral, y que a veces, en la mayoría de las veces, sólo se trata de un mal entendido o una falsa apreciación de las cosas o de los interese de los participantes. Esta historia tuvo acontecimiento en la calurosa y capital de la amistad ciudad de Chiclayo, en el Departamento de Lambayeque, allá por el año de 1996, cuando en circunstancias que el Mayor PNP Ismael Augusto Sulca Velásquez, Segundo Jefe y Jefe de Operaciones de la División de Unidades Especiales (DUES) DE LA II-Región Policial-Chiclayo, se encontraba en su Despacho tuvo la visita de unos funcionarios de una Cooperativa de Ahorros y Ayuda “Santa Rosa de Lima” del Personal de Suboficiales de la PNP, en el que le hicieron conocer que uno de sus afiliados, había cobrado un cheque por la suma de Un Mil Ochocientos soles, por subsidio de fallecimiento de un familiar, llegando a determinarse que la supuesta familia “no había fallecido”, y que hacían conocer este

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hecho, por cuanto el indicado afiliado laboraba precisamente en la División aludida. Pues efectivamente, cuando se mencionó el grado y nombre del presunto infractor, se verificó que se trataba de un Suboficial Técnico de Primera, más conocido como “Lobo”, y de quien algunos de sus mismos compañeros no daban buenas referencias de su comportamiento ético. Consultados los visitantes que si estaban seguros de lo que estaban informando, porque eso acarreaba el inicio de un procedimiento administrativo disciplinario que podía concluir con la “baja” el efectivo policial, éstos se manifestaron contrarios a iniciar proceso alguno, sólo querían que el Mayor PNP pusiera sus buenos oficios para que el afiliado reconozca este hecho y proceda a la devolución del dinero entregado. Como que de inmediato el Mayor Sulca mandó a llamar a su presencia al susodicho “Lobo” de quien tenía buenas referencias en su servicio como “Salvavidas” en la época de verano, así como que fue el gestor de las diversas donaciones de uniformes e implementos para el personal de dicha subunidad, del cual no había tenido reclamo o malestar alguno. Ya presente todos los mencionados, procedieron a saludarse muy amigablemente y con el debido respeto, que no hacía presagiar diferendo alguno. Puesto en conocimiento del motivo de la presencia de la Junta Directiva de la Cooperativa, se le consultó al suboficial si había recibido dinero por concepto de subsidio por fallecimiento de un familiar, y que este hecho no había ocurrido, produciéndose el siguiente diálogo: - Mi, Mayor, yo en ningún momento he solicitado ser favorecido por dicho concepto. De lo que sí recuerdo es que hace tiempo solicité un préstamo a la Cooperativa. - Entonces ¿Cómo explica que estos señores señalen que se le dio un cheque por Un Mil Ochocientos soles, por el fallecimiento de su señora madre, y han constatado que ella está viva? - No sé, Mi Mayor. Sólo recuerdo que hace cuatro días estuve en un restaurante departiendo con mis amigos, y al decirles que ya me iba a retirar porque había fallecido “mi mamá”, posiblemente estos funcionarios que estaban en

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una mesa al costado, hayan creído que se trababa de mi señora madre, pero de la “mamá” a la que me refería era mi tía que había fallecido y como ella me había criado de chiquito, yo le decía “mamá”. En esto al día siguiente me llevaron un cheque por la suma aludida y que yo recibí creyendo que era por el préstamo solicitado, y ya que estamos en épocas de elecciones en la Cooperativa, los directivos habían tenido el gesto de llevarme a mi casa. Eso es todo. No he hecho nada irregular. El Mayor Sulca, quien era conocido por su imparcialidad y rectitud, consultó a los visitantes, si aquello era así, recibiendo respuesta afirmativa. Por lo que tuvo a criterio en decir que se pongan de acuerdo los presentes en solucionar lo mencionado. Quedando en que el suboficial “Lobo” reconocía el dinero recibido y quedaba en devolver a la Cooperativa en cómodas cuotas de ciento ochenta soles mensuales, autorizando con su firma los descuentos por planilla. Concluyendo este modelo de justicia con la degustación de una fuente de ceviche y la suculenta manta raya arrebozada, en el que todos salieron ganado. “Madre es la que alumbra, y mamá es la que cría”

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B28

PADRE PREOCUPADO

(Sub-Región Policial de Chimbote, 1997)

El cuidado y la educación de los hijos es una responsabilidad fundamental que asumen los padres que se estiman y se consideran adalides de sus propios vástagos. Sucedió por el año 1997, cuando el Comandante PNP Ismael Sulca Velásquez, prestaba servicios en Área Policial de la Subregión de Chimbote, a los inicios del periodo escolar y cuando su hija Andrea Lizzet, de apenas tres años, tenía que iniciarse en la etapa educativa, le suscitó una gran expectativa la forma cómo iba a responder ante tan magno acontecimiento. Por supuesto ante este hecho, el previsor oficial semanas antes venía informando y preparando a su hija para que sus inicios no sean tan penosas y lleno de lloriqueos propios de su edad, respondiendo ésta con gran altura y admiración. Los preparativos fueron minuciosamente cumplidos, y muy de mañana de un día de Marzo, la niña fue dejada por sus padres en el Jardín de Infancia sin que se presentara trastorno alguno. Lo gracioso fue que a la primera semana de su estadía en aulas la niña le preguntó a su progenitor: Papá, ¿que significa la palabra “culo”? Perplejo el padre no sabía qué responder, y muy dentro de sí se decía “¿Qué clase de amiguitos tendrá que ya le están tocando este tema?”

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Y de una manera pedagógica supo responder “Culo, culo, bien hijita, es algo así como la parte trasera de los animales,…como las nalgas de las personas, ¡Eso!...Es la parte trasera de los seres humanos”…“¿Y porqué estás preguntado esto?” le inquirió. La niña, como enigmática y mirando para arriba, retirándose del lugar y tomándose los labios con los dedos, murmuraba estas palabras: “Porque por ahí escuché una palabra muy compleja que sonaba a especta - culo… especta - culo… “Lo que a veces pensamos no es lo mismo que escuchamos”

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B29

¡QUE TAL MECÁNICO!

(IV Región Policial de Huaraz, Ancash 1999)

La unificación policial en todos sus estamentos trajo consigo diversos acontecimientos, entre los que resalta lo que les voy a narrar. Sucedió por el año 1999, allá en la apacible y hermosa ciudad de Huaraz, en la entonces IV-Región Policial Ancash, en la que se tenía por costumbre destacar desde la Sub-Región Chimbote, por espacio de dos meses, a personal de servicios en la especialidad de mecánico, para que efectuaran las Revisiones Técnicas de los vehículos policiales, ya que la Superioridad “se había olvidado” designar uno permanente. Erase un Comandante, conocido por su disciplina y el sentido del deber, que estaba a cargo de la Oficina de Administración, y que tenía a su mando la Sección Logística, y por lo tanto los mecánicos dependían funcionalmente de su Despacho. Un día, de aquellos en que la vida destina como para no olvidar, se produjo esta semblanza un poco más que peculiar. - ¡Permiso Mi Comandante, para ingresar! –solicitó el Adjunto de apellido Calle-

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¡Adelante! –Contestó con energía el Oficial¡Afuera está presente el nuevo mecánico y quiere hablar confidencialmente con usted¡ ¡Indíquele que lo tengo por presentado! Y hágale conocer cuáles son funciones al respecto. Precisamente por eso quiere hablar confidencialmente con usted. –Recalcó el Adjunto¡Aquí no hay nada de confidencial al respecto! ¡Pero eso sí!, disponga para que se le brinden las comodidades que requiera como dormitorio en el local de la Sanidad, rancho (alimentos) en la DUES (Departamento de Unidades Especiales), y un escritorio con su máquina, en el área de Logística. –dispuso el Jefe-

Después de un largo rato vuelve a insistir el Adjunto (Carlos Calle Crisanto) - ¡Mi Comandante! El mecánico insiste en hablar personalmente, para explicarle un detalle que usted debe de conocer. - ¡Entonces que pase! –ordenó el superiorAl tenerlo frente a él, el Comandante se adelantó en decirle: - ¡De seguro que me va a decir que no sabe escribir a máquina! ¡Por lo tanto, ya he dispuesto que le brinden todas las facilidades para que su estadía en Huaraz, lejos de su familia, sea grata y llevadera! - De eso le estoy muy agradecido, Mi Comandante. Pero no era aquello de lo que le quería hablar. –murmuró el especialista- ¿Entonces? –Preguntó, el Oficial, mirándole fijamente a los ojosVolteando la mirada a todas partes, el mecánico le solicitó hablar a solas. -

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¡No! –Le respondió el Comandante- El Adjunto es de mi entera confianza, y puede decirme delante de él, lo que se trae en sigilo. Lo que pasa, Mi Comandante, es que quiero serle franco y leal ante la nueva función que voy a cumplir. ¡Hable! –Le conminó, en un tono amigable¡Yo no soy mecánico de vehículos! ¿Qué? ¡Entonces! –Se miraron entre sí el Jefe y el Adjunto-

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Yo pertenezco a la Sanidad y cuando ingresé mis “padrinos” se encargaron que figurara como mecánico en mi Foja de Servicios, pero en realidad…yo soy mecánico dental. Y por error me inscribieron solamente como mecánico, y todos cree que soy mecánico de carros. ¿Cómo? –Pareció escucharse al unísono en el ambiente-

Y antes que se dijera palabra alguna, el Adjunto, que era suelto de palabras, imaginando lo que su Jefe iba a responder, dirigiéndose al especialista, se adelantó a decirle: - ¡Yo no sé compar’e (compadre)! ¡Aquí tú has venido como mecánico de vehículos! ¡No sé cómo harás, pero arreglas los vehículos “aunque sea con las muelas”, pero solucionas tu problema! Ante esta encrucijada y un silencio continuo, hubo una decisión acertada. El Comandante, al conocer que había un efectivo Jefe de la Banda de Músicos que era mecánico titulado en SENATI, dispuso que con el “seudo-mecánico” trabajasen juntos. Uno como perito y entendido en la materia y el otro como su adjunto y mecanógrafo para la emisión de los Informes Técnicos. Y así pasó el tiempo y se cumplió el plazo del destaque. Y sucedió que el músico, que era mecánico, aprendió del “seudo-mecánico” a colocar muelas sobre prótesis dentales, y éste, a su vez, aprendió dónde quedaba el radiador y a realizar un afinamiento general “al toque”, pero de un sonoro ensayo de trompeta, que el primero de ellos solía usar. ¡Ahhh!... Pero es un deber advertirles que cuando vean un vehículo policial malogrado por la repartición de Huaraz o alrededores, piensen tal vez que este “seudo-mecánico” quizá ha vuelto a ser destacado por aquel lugar.

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NOTA: Se trata del Comandante PNP Ismael Sulca Velásquez y de su Adjunto el Suboficial Carlos Calle Crisanto y de un mecánico que es mejor no pronunciar su nombre. Esta anécdota fue premiada con el Segundo Puesto en el Concurso de Anécdotas Policiales promovida por la International Police Association (IPA filial Perú) en el 2009.

El Presidente de la IPA Perú, Crnel. PNP ( r ) Raúl Morales Paiva entregando premio por el 2do Puesto al Coronel PNP Ismael Sulca Velásquez, en el 2009.

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B30

QUE TAL PRONÓSTICO

(División de Doctrina Policial DIVDOC, Chorrillos 2002)

Por el año 2002, en la Dirección de Educación de la Policía Nacional del Perú, en la Campiña, Chorrillos, en la entonces denominada División de Doctrina Policial (DIVDOC), que el año anterior fue comandada por el “Cazador” Coronel PNP Benedicto Jiménez Baca, llegó como nombrado en los cambios el Sr. Coronel PNP Antonio Ramiro Díaz Arrué, (quien procedía de la Benemérita Guardia Civil del Perú) el mismo que, al asumir el cargo, reunió a sus dos Oficiales, un Comandante y un Mayor y a dos suboficiales y una especialista con el fin de hacerles conocer su modalidad de trabajo y las perspectivas que se tendría por diseñado para la División de Doctrina Policial. Durante su exposición el Coronel hizo breve referencia de las Unidades y dependencias PNP donde había laborado y su excelente currículo del que estaba precedido, con signos de ser un ilustrado en pedagogía policial. Hasta aquí no tendría nada de raro su alocución, si no cuando hizo referencia y habló de la siguiente manera: “El año 2000 trabajé en una Oficina del EMG-

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Callao y con el tiempo ésta desapareció… El año 2001 trabajé en otro Oficina de la IG-VII-DIRTEPOL y con el tiempo ésta desapareció…y ahora que he llegado aquí (DIVDOC)… no se qué pasará” Dejando una estela de humor en sus palabras por la forma pausada, melodiosa y quizá vaticinada expresión, que el tiempo le daría la razón. El Mayor PNP Santiago Montalván Vela, hizo averiguaciones de las dependencia donde había laborado el Coronel, éstas en verdad habían sido desactivadas o, como decía él, desaparecidas. Dicho Coronel pasó cambiado a la IG-PNP el 1º de Enero del 2003, y sólo comprobaríamos sus proféticas palabras, cuando en los cambios generales de ese año, para la División de Doctrina no se había designado reemplazo ni oficial alguno. Y los que fuimos cambiados, tuvimos que entregar el cargo al suboficial más antiguo. Y nos decíamos: “QUE TAL PROFETICO EL TIO”… VINO Y NOS DIJO: “¡NO SÉ QUE PASARÁ”… Y la División estaba a punto de desaparecer… ¡Cosas de la vida, Chico!... FIN

Coronel PNP Antonio Ramiro Díaz Arrué

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INDICE ORIENTADOR

B-1 Salvavidas por siempre (Lima 1976) B-2 La carne con hueco de Blackamán (Lima 1976) B-3 Arroz con venado (Carretera a Quincemil, Cusco 1978) B-4 ¿Puedo ayudar? (Carretera Quincemil a Ocongate 1978) B-5 El mundial de Argentina 78’ (Ocongate 1978) B-6 La astucia de un policía ‘moroco’ (Ocongate 1979) B-7 Cuestión de léxico (San Jerónimo, Cusco 1979) B-8 Bendita Comisión a Salvación (San Jerónimo Cusco 1979) B-9 ¡Se robaron mi auto! (Quillabamba, Cusco 1981) B-10 El serrano vengador (Lima 1982) B-11 Sí lo tenía en cuenta (Lima 1982)

B-12 B-13 B-14 B-15 B-16 B-17 B-18 B-19 B-20

Al oculista ¡Urgente¡ (Lima, 1982) Calor infernal (Iquitos, Loreto 1983) Relevo de ‘motochata’ (Morona Cocha, Iquitos 1983) Sólo una disculpa (Morona Cocha, Iquitos 1983) Furriel voluntarioso (Morona Cocha, Iquitos 1983) “Acaso no estás para eso” (Caballo Cocha, Loreto 1984) Solución ingeniosa (Lima 1985) Cuál fue el mejor (Lima 1987) Los taxistas (Lima 1990)

B-21 B-22 B-23 B-24 B-25 B-26 B-27 B-28 B-29

Capitán muy diligente (Lima, 1991) A más juicios, más operativos (Abancay 1992) La cárcel de Abancay (Abancay, Apurímac 1992) Despedida con sorpresa (Abancay, Apurímac 1992) El apellido de Adán (Lima 1994) La chancha del general (Huaraz, Ancash 1995) “Se murió mi mama” (Chiclayo, Lambayeque 1996) Padre preocupado (Chimbote, Ancash 1997) ¡Qué tal mecánico! (Huaraz, Ancash 1999)

B-30 Que tal pronóstico (Lima 2002)

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PERSONAJES NOMBRADOS EN LA PRESENTE EDICIÓN:

Guillermo Chinchilla Velarde Walter Leveratto Cobos Germán Cuenca Arroyo ‘Negro Bomba’ Ángel Eduardo Pazos Efe Operativo Azambuja Oscar Pilares Carpio David Haddad Carvallo Raúl Valenzuela Niño de Guzmán ‘Papá Ruca’ Pío Velásquez Cornejo Marco Antonio Vargas Mena José Zegarra Escalante Erwin Alfonso Reátegui Frank José Chipana Zapata Enrique Meza Málaga Humberto Laguna Ibáñez Jorge Calle Cáceres Walter Hilario Salluca Gamarra Domingo Roberto Vásquez Escalante Luís Raúl Mallqui Cedano Gerardo Eduardo Segovia Martínez Julio Amberly Gonzales Vásquez Jéssica Pérez Gonzales Mario Neira Valdivia Julio Fredy Salas Pino José Valencia Jáuregui Miguel Tejada Manrique Teodoro Barreda Sanz Raúl Casas Soplín Efraín Venero Pacheco

José Tang Roca Sargento 2do. Pacheco Cabo William Díaz Farías ‘Cabo Yuca’ Cabo Manrique Pepe Urruchi Corzo Jorge Gamboa Fernández Baca Víctor Herrera Arenas Julio César Ricardo Aramayo Pérez Albela Ismael Sulca Velásquez Oscar Beteta Núñez Leo Camacho Olavarría Luís Torres Morales Antonio Tamayo Alva Alipio Sánchez Yábar Jorge Vásquez Avilés Juan Alvarez Manrique Alcibiades Rojas Cenepo Augusto Pereyra Sierra Mario Abuhadba Contreras RP Ricardo Wiesse Thorndike Gerardo Contreras Quispe “Supercholo” Genaro Campos Linares “Campitos” o ‘Chinchorro’ Manuel Gonzales Zúñiga Díaz ‘El circunspecto’ Leoncio López Ling “Chino Ling” Guillermo Leoncio Tello Macavilca Jorge Gabriel Rodríguez Burgos

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Francisco Guillermo Rivera Rodríguez (Cheché) o ‘Peludete’(Por peludo) Román Quino Ortega Arturo Güimac Bonifaz Rolando Soto Gambini Carlos Gonzales Álvarez ‘Blackamán’ Luis Arturo Dorival Barsallo José Almeyda Albornoz Hipólito Aguirre Gonzales Antonio Arroyo Sandoval Jorge Francisco Monge Llanos José Antonio Sánchez Araníbar Johan Neeskens Teófilo Cubillas Zico (Arthur Antunes Coimbra) Dino Zoff Mario Kempes Michel Platini Karl-Heinz Rummenigge Paolo Rossi Arturo Rosas Parravicino Alan García Pérez Raúl Porras Barrenechea Ricardo Torreblanca Cruzzati Carlos Franco Flores Pedro Díaz Cama Guardia Bellido Humeres Ronald Gamarra Zúñiga Roberto Valladares Aparicio José Joo Castro

Juan Julio Jaramillo Alva Carlos Montoro Fernández José Rafael Zambrano Ochandarte Juan Valdivia Fuentes Juan Álvarez Maldonado (Español) José Portocarrero Castro Jesús Villanueva Del Castillo Guillermo Federico Gálvez Mellán Jorge Ruíz Rojas Guardia Surco Mario Lira Roberto Herrera Elorrieta Sarina Bornaz Díaz de Herrera Sergio Facceli Américo S. Carpio Salinas Guardia Chumpitaz Héctor Chumpitaz Gonzales Juan Herrera Ladínez Carlos Chirinos Segura Diómedes Vargas Barboza Ricardo Guerra Huertas Jorge Rocha Ocaña Gerardo Tosso Arcaya Walter Zapata Ramos Wilson Cabrejos Torres Samuel Zevallos Viale Luís Rojas Arias Adler Zevallos Benavides Hildebrando Ibáñez Franco Jorge Vásquez Avilés Demóstenes García García César Valdiviezo Montufar Luís De la Puente Malpartida

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Juan Fernando Vela Freitas Jorge Eladio Donayre Campos Mauro Aquino Luciano Ramírez Vinatea Sargento GC César Derteano Guardia GC de apellido Pinedo Carlos Santiago Madrid Carvo Alfredo Vargas Caballero Héctor Adauto Bernaola Ángel Portillo Martínez Julio Cruzado García Javier Wilfredo Contreras Málaga Sadí Ruíz Trujillo Washington Delgado Palma Manuel Armando Landauro Y Váscones Próspero Aguilar León Alférez de apellido Vela Luís Arcadio Molocho Llatas Ángel Rodríguez Mejía Agustín Washington Baca Alzamora Félix Merino Ramos Eyren Ponce Escalante Rodolfo Hildebrando Conroy Aguayo Carlos Medina Bringas Jaime López Kitano

José Alvarado Alegre Víctor Manuel Díaz I Bailetti Alfredo Chiong Medina Miguel Ángel Quiroz Morales Florencio Rodolfo Bernardo Pineda Edmar Gomero Silva ‘El Gato’ Carlos Acosta Rodríguez ‘El Rudo’ Jorge Vargas Torres Señora Matsue Fujimori Alberto Kenya Fujimori Fujimori. Rowel Rivas Crisóstomo(PIP) Hipólito Guillén Barreda (GC) Luís Gavonel Perales (GC) José Orellana Loyola (GR) Modesto Yupanqui Altuna. Luís Torres Mora Francisco Quispe Pinto Hernán Carrillo Cervera Nelson Leyva Castro Melvyn León Angeles Suboficial Sánchez conocido como ‘Piolín’, Suboficial más conocido como “Lobo” Carlos Calle Crisanto Raúl Morales Paiva Antonio Ramiro Díaz Arrué Andrea Lizzet Sulca Sánchez

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