Los 'Contratos' en Concepción

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© LOS ‘CONTRATOS’ EN CONCEPCIÓN (Rasgos de Medicina Tradicional) Autor - Editor: © Ismael Augusto Sulca Velásquez Coronel PNP (r) Correo-e: tribunal_cuarta_sala@hotmail.com © Copyright - Ismael Augusto Sulca Velásquez Ediciones ‘LUCERO’ Andrea L – Diana V Edición Virtual Junio 2020


LOS ‘CONTRATOS’ EN CONCEPCIÓN Quien pudiera creer que tras la imagen de ser un pueblo apacible y de mil colores, Concepción, en determinadas fechas, sea bullanguera y fiestera entre los sonidos de las tinyas, quenas, silbatos, campanas de los carnavales, y el llamado a los toriles de los ‘waqrapukus’ en las octavas, para coronar con los rituales del ‘Yarqa Aspiy’, las despedidas de los muertos y en Todos Santos, y las danzas de navidad; y tras ellos esconderse una soledad oculta de tradiciones ancestrales relacionados a los ‘pagos’, ‘pagapus’ o semánticamente conocida como ‘pampapo’, que parecían haber sido olvidados y exterminados o combatidos por nuevas creencias de los evangelios así como la religión cristiana, pero que aún se mantienen vigentes dentro de un clima de ocultismo, y mejor resguardo de malos comentarios. Pues de eso se trata esta historia, en asomar de una manera muy cuidadosa a los entrecejos ocurridos a uno de los personajes vigentes de los destinos del distrito de Concepción y quien está ya por cumplir los noventa años de vida regalada dentro los tiempos tecnológicos que no llegan a colmar las expectativas de los que aún permanecen en este territorio. Se trata de don Donato Velapatiño Oré, hijo de don Mariano Velapatiño Atauje, de Huamanga, y de doña Guadalupe Oré Vásquez, de Concepción, quienes fueron contemporáneos de Raúl Agüero, Juez de Paz, y de Joaquín Chávez terrateniente muy conocido por estos lares. Se dice que el ‘Ñato’ Donato nació un 07 de Agosto de 1930, dentro del mismo pueblo de Concepción, y que


por este motivo don Manuel Llamojha Mitma, cuando tenía la oportunidad de conversar con él, le solía decir “afortunado tú que has nacido en el pueblo rodeado de tu familia y tus vecinos, en cambio yo nací frente a Ccochapata acompañado solamente por algunos ‘chihuacos’”. El ‘Ñato’ Donato parecía diminuto, pero tenía un corazón con ínfulas de un gigante.

Después del 3er. Grado de primaria juntamente con otros quince estudiantes se fue a estudiar a Huamanga viajando por el camino de herradura conducidos por el profesor Cuba, en el que también iba su primo Leopoldo Sulca Zea, ya de grados superiores, quien siempre llevaba un sombrero de paja de vuelo ancho por el que se le llamaba como ‘Jara Macora’. De los quince, siete se fueron al colegio Sucre, siente al Carranza, y sólo uno se fue a estudiar a Chincheros. Luego de estudiar su secundaria viajó a Lima entrando a trabajar a la Fábrica de Tejidos (Cuvisa), que quedaba en


Vitarte, en donde también trabajaba su hermano mayor Jorge Velapatiño Oré, que en el año 1974 se inició una huelga de 90 días por reclamos laborales ya que un ex Teniente PIP fue designado como gerente de personal quien logró formular un Reglamente de trabajo que “hasta para ir al baño había que marcar tarjeta”, lo que originó un paro de 72 horas, pidiendo su retiro inmediato del cargo solicitados por los sindicalistas Román, Rojas y otros dominados por apristas. Posteriormente tuvo que hacer cursos de preparación en Senati e Ipae como técnico de telares. En los tiempos de la huelga conoció al secretario general del sindicato de la fábrica, un aprista apellidado Oviedo, por lo que se dijo en voz alta “si este es el secretario ¿entonces, por qué yo no?” Y así se propuso tal cometido.


La fábrica Cuvisa (Compañías Unidas Vitarte Victoria Inca S.A.), único en Sudamérica y con licencia de exportación, tenía 24 telares automáticos, de los cuales 178 tejedores a quienes en el recuento de sus aportes se les debía de 80 a 100 soles a cada uno por mes, y ante la insistencia sindical se les reconoció un pago de 23,000 soles de beneficios para todos.

Trabajó durante 27 años en la empresa, y a los 60 años se jubiló en 1990 como técnico mecánico de alta velocidad, pese al que el alemán le había amenazado que “no le iban a ‘robar’ con su jubilación y que tenía que trabajar hasta los 65 años”, pero como los textiles ‘se fueron al piso’ en los precios, el dueño le dijo que Donato era “un buen trabajador pero como dirigente no lo quería en su negocio” así que le cancelaron sus beneficios con un cheque del Banco Popular, llegando a disfrutarlos con su esposa doña Teófila Gutiérrez Pozo, de Concepción,


hija de don Demetrio Gutiérrez, y con sus tres hijos. Del alemán, quien era el dueño y administrador de la fábrica, se decía que había recalado en Perú con una gran fortuna y huyendo de la guerra mundial en Europa, cuando soterradamente se comentaba que era un Nazi que se había escapado de los atroces de la guerra. En el año 2004 al hacerse un chequeo en el Hospital Almenara un médico le observó que estaba mal de la visión, y posteriormente le detectó el crecimiento de la próstata por lo que al final le diagnosticaron un cáncer acelerado y el médico, a modo de darle una noticia penosa pero graciosa a la vez le dijo que “ya estaba como una fruta madura, ‘listo para el cajón’”, y por tratar de devolver sarcásticamente al médico, el ‘Ñato’ le dijo “todos tenemos que morir, si no es hoy será mañana”, y éste le preguntó que de dónde era y le dijo “soy de la cuna de la libertad americana, Ayacucho”, y el médico le indicó “Entonces váyase a disfrutar las bondades de su terruño” como una manera metafórica para que se vaya a dejar sus restos en su tierra.


Llegó casi desterrado por la ciencia médica pero no se amilanó ni se sintió deprimido y se decía “quiero ver a mi último nieto crecer y llegar a joven”, que ahora ya es universitario. Empezó a caminar por las rutas de Concepción, subidas y bajadas, sudaba y trabajaba sus tierras a la vez que formaba parte de la dirigencia en turnos, así como de las actividades de su pueblo. En la Clínica San Pablo por ayuda de su sobrino Jorge, hijo de su hermano Jorge, Oncólogo, le aplicaron radioterapia en donde le recetaron 270 cápsulas y una inyección para su tratamiento, en donde había una guapa enfermera muy atractiva y deseada por los que hacían cola en turno de 20 por hora, la misma que le dijo a uno de ellos “ya quisieran sólo oler, pero no se va a poder” retirándose burlonamente. Fue en ese entonces que le recomendaron tomar tres pencas de sábila grande, sacar sus espinas, y licuarlo con miel de abeja, licor o pisco, y tomarlo en ayunas tres veces a la semana. Fue ahí que se enteró para que sirve la próstata, que fabrica el líquido prostático y sirve como preservante del líquido seminal para que pueda llegar a su objetivo y lograr la fecundación, por lo que se fue a la iglesia de Las Nazarenas en Lima en donde muy cerca hay un mercadito para comprar la sábila y lo demás. Tomando por espacio de seis meses en el que en un examen había bajado de 20 unidades 800 casi a nivel cero, punto cinco. Asegura que no tocó medicina alguna. Y al saber que se había mejorado o curado por que se tomó una cerveza con su hijo mayor, que es ingeniero, y gritó fuerte “¡Sané Carajo!” “¡Sané!”.


Pero antes de este suceso ya venía radicando por 15 años en Concepción por cuestiones de salud, al que antes iba cada vez por carnavales. Por lo que recordaba que estando en Concepción tomaba infusiones de matico, mojo-mojo, nogal, y a los tres meses, el geriatra al hacerle un examen le tocó hasta los ‘panchos’(testículos) y le dijo certeramente que estaba curado. Muy antes de su supuesta curación había acudido a los oficios caseros, llamados ‘pagos’, en el que sus antepasados hacían con determinadas piedras especiales traídas para ese efecto del río grande, que al ser golpeadas daban un sonido característico, los mismos que los llevó a Ccochapata y procedieron a su ‘lectura’ conforme a los sonidos que emitían cuando eran golpeados entre sí. Caminó como un ‘zombie’ por tres días seguidos y al cuarto cuando quería ir a Ayrabamba, por Lúcmayoc, tuvo que regresar porque su zapatilla nueva ya estaba gastada, al haber recorrido en trote desde las 04.00 horas hacia Vilcashuamán, regresar, tomar una ducha, desayunar y trabajar la chacra, por el que algunos le creían un ‘loco’ o que ya estaba ‘recogiendo sus pasos’ por los lugares por donde había caminado. Fue así que efectuó un ‘contrato’ que él mismo denomina ‘muda’, ‘pampay’ o ‘pampapo’ a cargo de una anciana de 80 años que vivía por el cementerio, cuando fue a rezar a la tumba de su madre. Al principio ella no quería hacerlo pero ante la insistencia del ‘Ñato’ Donato, la anciana aceptó, pero con la condición de que le trajera tres


cuyes negros(para el Tinka-cuy), y una cantidad de mil soles en monedas de un sol bien lavadas o nuevas, una cuarta de coca, dos paquetes de cigarrillos, una botella de aguardiente, tres sapos vivos, y por insólito que parezca le pidió que no le faltara una ‘bosta de heces de humanos del campo’(*), y por el ‘trabajo’ ella sólo le cobraría un solo billete de Basadre, por cada turno, de los tres servicios que debían hacerse, pero eso sí debiendo llevarse a cabo en su casa el primer día miércoles del mes, y de preferencia que fuera cuando coincidiera un miércoles 01 de Agosto desde antes de las cinco de la mañana (fecha denominada como el Día de los Maestros Ccarqayllos), sin testigo alguno, porque esa es la fecha muy propicia en hacer estos pagos y la tierra se encuentra ávida de esos regalos, así también ponerse a jugar con los interesados al señalar, mediante fogonazos en la oscuridad, la ubicación de antiguos tesoros, pero con el peligro de sufrir las consecuencias del antimonio.


El rito fue llevado a cabo bajando un colchón al suelo primero arrodillado dando frente al cerro Huanacaure, luego tendido en cruz de espaldas y de pecho, para lo cual la anciana rezaba y luego como que cantaba guturalmente con cantos muy antiguos o sonidos como de lamento, quejido, o sumisión, en el que sólo lograba entender palabras como ‘machu’ Orcco, ‘caynachum’, en repetidas veces, así como ‘apahuay’ ‘apahuay’ con el que terminaba cada frase, y a la vez le untaba con un aceite oscuro por todo el cuerpo y después le pasaba el cuy negro de pies a cabeza cuyas uñas le rasgaban la piel cuando éste pataleaba y chillaba y éstos se confundían con los rezos de la anciana en los que llamaba a los ‘Machu Orccos’(cerros regentes), al Illapa(rayo). Sobre la anciana sólo supo que era la hija de un artista músico ciego de Concepción conocido como ‘Ñahuicha’.


Luego del rito al cuy negro lo pelaron por la espalda y cuando llegaron a la parte de la ingle y el sexo ‘notaron que estaba completamente negro’ sin que ella supiera del mal por el cual le habían desahuciado a Donato, pero le dijo “Ahí está tu mal” (en perfecto quechua), y después le dijo “Vas a vivir mucho tiempo”, eso era debido a que el cuy no había muerto en el trance, su corazón seguía latiendo, y así fue enterrado en un lugar del cementerio, y por último le recomendó no levantarse de la cama por un día entero y que no rompiera esta sentencia, bajo su responsabilidad. Y antes que se despidiera el ‘Ñato’ Donato, de una forma sutil y disimulada, le preguntó por los sapos vivos y para qué era las monedas de un sol que le había solicitado, si aparte ya le estaba cobrando ‘un Basadre’ por la sesión. Ante esto la anciana se molestó rabiosamente y le regañó de mala manera, que luego con tranquilidad le confió un secreto. Esas monedas no eran para ella ni para otro alguno que no sea el mismo ‘Orcco


Huanacaure’, era su ‘pago’ (el ‘uywa pagapo’) por el favor que les estaba haciendo, que si ella no hacía eso, ambos sufrirían castigos por sacrílegos o mentirosos, y que al tercer día lo llevaría para ser enterrado en una de sus lomas, con una de las prendas más apreciadas del doliente que sería incinerado en el mismo hoyo, que sólo ella sabría con los ritos y los respetos ante el cerro protector, que alguna vez serían llevados por el relámpago que lo alcanzaría. Y le recomendó, como si fuera una siniestra amenaza, que no se le ocurriera buscar o desenterrar estos pagos y llevarse las monedas, porque le llegaría o sufriría la misma dolencia por el que el ‘pampapo’ había sido invocado, y, además, que los sapos sólo ‘eran los testigos’ de lo que ahí estaba sucediendo para que le dieran cuenta a su ‘Machu Orcco’ y que también serían llevados hasta el lugar del entierro.

Después le dejó un pequeño sebo para que, al ser calentado con una vela, la grasa o aceite que diluía le sea frotado en sus partes dolientes durante ocho días, y del resto que le quedara fuera enterrado en el cementerio, a la misma hora en que se inició su sanación. Ella le dijo que era de serpiente, como para darle valor al procedimiento, pero el ‘Ñato’ Donato


sospechaba que se trataba de otro tipo de grasa animal quizás como de puma, tal vez de una comadreja o de una llama, que eran las preferidas por los ‘Apus’, pues olía a rancio de hierba quemada. Después de las veinticuatro horas y un poco más, como para no romper el ritual, se levantó con un ‘macurqui’ corporal como si lo hubieran apaleado, en donde al día siguiente, al hacer sus estiramientos y ejercicios matinales, se sentía como ‘un cuero nuevo’ (joven esbelto), que para disimular el olor del sebo o grasa, se echó gran cantidad de colonia, agua de olor, y mejor perfume como para dar a entender que se sentía muy bien. Este rito se llevó a cabo por tres años consecutivos, en el que, al segundo año, el cuy negro en su sexo ya le salía en color blanco o normal, por lo que se le notificaba que ya estaba curado. Por todo eso piensa que fue sanado por el factor ambiental, el clima y aire puro, así como la alimentación y el trabajo. Cada vez en que alguien le recuerda y le pregunta sobre este ‘contrato’, ‘pago’, ‘muda’, ‘pampay’ o ‘pampapo’ llevado a cabo en Concepción, golpeándose el pecho por varias veces el ‘Ñato’ Donato le responde fuerte y alegremente “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo de cristiano que lo resista, pero este Concepciano es prueba de lo que digo”… “Bendita sea mi tierra que algún día me albergará entre sus cerros y los llantos de las cornetas”. En cuanto a su sanación el ‘Ñato’ Donato en la creencia que fue curado por el factor ambiental, y aseguró que las


medicinas otorgadas por los médicos no los tomó y los echó por el camino, y al hacerse un examen más profundo y estremecedor confía en que pueda haber sido por el ‘contrato’ que le había practicado la anciana ‘Inancha’ de Concepción, y del cual había llegado a saber que muchos de sus paisanos habían retornado a sus orígenes con el mismo fin que él había retornado, conociendo entre ellos a Rafael Maglorio Zea Godoy, quien después de dejar su trabajo en Fabrimet, se vino al Pueblo y se curó de sus males que lo aquejaban; Delfín Lazón Morales que sufría de una parálisis facial; Juan Córdova (esposo de Sara Bellido) quien vivió seis años en Concepción, en donde se curó de una cojera, retornando al Callao; fueron quienes le habían confiado estos secretos.

La proactividad del ‘Ñato’ Donato La experiencia laboral y su desempeño en comunidad, a favor del Pueblo de Concepción, de Donato Alberto Velapatiño Oré, se puede apreciar en el siguiente resumen de sus actividades más conocidas: - A los 17 años de edad ejerció el cargo de Secretario de Actas del entonces ‘Centro Representativo y Auxilios Mutuos Hijos de Concepción’ (Centro Social Concepción) cuando era su 4to. Presidente, don Paulino Guerrero Rivera. - Presidente del Centro Social Concepción, periodo 19661967. - Ferviente y acérrimo defensor del Racing Club de Concepción, desde su bastión de residentes


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Concepcianos en Breña, entre ellos Ranulfo Zea Sulca, y Roberto Estrada. Cargo de Mayordomo de la Santísima Virgen Inmaculada de Concepción en 1967, con su Fiesta del 08 de Diciembre. Presidente del Comité Pro Construcción Carretera Pucajasa – Concepción, con don Adolfo Cuba Canales como Tesorero y otros, en 1972, culminando hasta Hayllapata. En 1972, juntamente con Celestino Alvizuri Zea y Germán Gutiérrez, formuló y redactó el Estatuto del Centro Social Concepción. En 1975 Integró el Sindicato de la Federación de Texiles del Perú. Presidente de la Asociación de Propietarios del Conjunto Habitacional de Palomino, 1980-1985. Presidente de la Federación Provincial Vilcashuamán (Fiprovil) 1992-1994, 1994-1996. Presidente de la Directiva Comunal 1998-1999 de la Comunidad Campesina de Concepción de Chacamarca con Félix Quispe Soca, Diómedes Rondinel Farfán, Rufino Espinoza Gómez, Eustaquio Farfán Puclla, Roberto Estrada Vásquez, y Samuel López Alcarraz. Construyó el Alcantarillado y Agua Potable con tres lagunas en Concepción. Organizador del Concurso ‘Quenas de Oro’ en la Plaza de toros de Acho. Vice-Presidente de la Federación Departamental de Instituciones de Ayacucho. Vice-Presidente de la Directiva Comunal de la Comunidad Campesina de Concepción de Chacamarca, 2018 – 2019.


‘Maestros’ de la sanación Referente a ‘Ñahuicha’ era un músico ciego que tocaba el arpa y que vivía por la Hacienda ‘La Mejorada’, y que era muy pobre y sembraban flores, con su esposa Vicenta, las que eran vendidas en las fiestas del pueblo. Cuando fue vendida la Hacienda ‘La Mejorada’ y comprada por la Comunidad tuvo que salir de su vivienda y se vino a Concepción y al ver que estaba en el aire en donde vivir, se le cedió un terrenito arriba del cementerio en donde en una ladera hizo su vivienda porque le decían ‘jalamaquiyman’, y su única hija conocida como ‘Inancha’ de Pacomarca, que era la que bailaba cuando su papá tocaba el arpa, seguía viviendo por ahí. Y son los hijos de ambos que han poblado dicha zona, y uno de ellos se casó con una Pacomarquina, quien también tenía conocimiento de estos oficios como el de ser ‘curandera’. El contrapeso en el arpa de ‘Ñahuicha’ era don Saturnino "Sato" Quintanilla, quien también era ciego.


En el antiguo Concepción había un señor llamado Escolástico Gutiérrez ‘Escolá’ que se dedicaba al arte u oficio del curanderismo o chamanismo, era muy reputado y que vivía en la recta de la puerta de la iglesia antigua doblando a la esquina, hacia arriba. Sobre Escolástico Gutiérrez decían que había heredado estos oficios de su mamá Susana de Calabasayocc, ella sí era reconocida como una ‘poderosa maestra’ en estas artes, y en su sector se creía que residía el ‘Huma’ o ‘cabeza voladora’, que, según versiones, se desprendía del cuerpo del poseído para apoderarse de otro en los caminos y volaba con el pelo suelto, y para contrarrestar este hecho la gente conocedora se cubría el hombro con ramas de ‘chapras’ o quincha por el cuello para que ahí se enrede los pelos del ‘Huma’. Del ‘maestro’ Escolástico se conocía que sí era un adivino, y predecía con la lectura de la coca y al parecer lo había heredado de su madre quien además de leer con las hojas de coca también lo hacía con los granos de maíz morocho ‘pisankalla’(kaspi warmacuna), y algunas veces con ‘huayruros’, ‘purutus’ y las piedritas extraídas de la molleja del ‘wallpa-gallo’ (que valían más por el contenido de éstas, que por el cuerpo entero, porque en su vida campestre solían tragarse piedritas y entre ellos algunas pepitas de oro) todos rodeados por ‘suyrucus’ o ‘caliches’, confirmándose aquel dicho que dice “Quien lo hereda no lo hurta” Y otro muy conocido era don Francisco Bellido pero más conocido como ‘Paullo’ de quien se decía que era un ‘Suyojayacc’ (el que habla, el que sabe convocar, o el que llama al ‘Apu’ de los cerros), por las noches, y sabía


adivinar por dónde se habían perdido los ganados para que sus dueños los pudieran encontrar. El que ‘hablaba con los cerros’ era muy reconocido por sus servicios por lo que venían desde lugares muy distantes como Vilcas, Pujas, Vischongo, Cangallo, Lucanas, Chincheros, Talavera para hacerse tratar por él, era famoso y tenía mucho arraigo. Y entre esos oficiantes habían de los ‘buenos’ y de los ‘malos’, los que lo hacían para favorecerte en algún desempeño y protegerte de algún mal, y aquellos que tenían que ‘luchar’ contra algo que ya te habían hecho, a la manera de una ‘limpia’. ‘Paullo’ Bellido era conocido como un ‘llamador de cerros’ y que le hizo un trabajo a la Sra. Martínez, en Puca Orcco, en la forma de ‘Huachulla’ para que sus cabras aumentaran por lo que éstas, que eran blancas, llegaban a cubrir las lomas del cerro que era verde. ‘Paullo’ Bellido tenía como asistente a su esposa a Benedicta Sulca, quien era la que interpretaba lo que ‘Paullo’ quería decir en su estado de trance.


La mayoría de los consultados indican que en el sector de Molle-Molle vivía otro ‘maestro’ don Mariano Quispe el mismo que se dedicaba a estos oficios del curanderismo quien solía, a media noche, realizar sus ‘trabajos’ para el cual procedía a hundir una barreta en la tierra y cuando esta se hundía profundamente, era el mensaje que la tierra aceptaba su ofrecimiento de ‘pago’ en razón que había habido un ‘Pacha’(que la mama tierra lo había alcanzado) y que para eso se tenía que enterrar sea un gallo, un cuy, u otro animal(como sacrifico) para lo cual frotaba al (o la) paciente con las ramas de ‘itaña’ (hortiga), de esas de color morado que eran las que más ardían al frotarse por todo el cuerpo, mediante rezos en el que sólo se le escuchaba decir “Qamun, Jay, qamun jay, jay” (toma, toma o recibe esta ofrenda), previo consumo de coca, licor, y que este ‘cargo’ lo botaba muy lejos, sobre todo en los cruceros de los caminos por donde pasarían mucha gente o animales, y el lugar predilecto para ello era Jarahuanco o las pendientes del mismo Qaqapata (Jajapata), en donde regularmente se suelen escuchar los pasos de gente o de burros en masa, muy cerca de la casa de mama Justa Puclla, y de sus hijas Estela, y Margarita. Todos ellos, tal vez, émulos del Brujo Mayor de Concepción, don Teodosio Zea Vásquez, más conocido como ‘Teocucha’, en los que hay también pocos conocidos como don Teófilo Suárez que era bueno ‘tirando coca’ o sea leyendo o interpretando en la tirada de coca, y doña Alejandra Alanya, quien sólo cogiendo de las manos y tocando el pulso de la gente les podía decir la enfermedad que estuviera padeciendo.


Algunos conocedores refieren que entre el ‘Pagapo’ y el ‘Pampapo’ existe una sutil diferencia. Mientras que el ‘Pagapo es el ‘pago’ u ofrenda que se hace a determinado ‘Apu’ representado en los cerros protectores de una zona o comarca para el favorecimiento y protección del ganado en el campo; el ‘Pampapo’ es el intercambio de favores entre el ‘Apu’ y el doliente para lo cual se entrega gallinas, cuyes, u otros a cambio de una sanación por enfermedad que lo pudiera aquejar. Igualmente, el ‘Pagapo’ es para pedir el permiso a los entes protectores como las lagunas, los cerros, para poder transitar por sus dominios y no se pudiera sufrir algunas perturbaciones o consecuencias inesperadas, como es llamado el ‘Alcanzo’. Cuando la ‘Pachamama’(madre tierra) capta la energía de una persona que está débil parece que la consumiera por dentro presagiando como para ser enterrada y que ‘alcanza’ tanto a jóvenes como adultos sustrayendo su energía en la modalidad de ‘capado’ (sustracción de los testículos) con abundante fiebre y debilitamiento, que si no se acude al ‘maestro’ curandero con el ‘pagapo’ o ‘pampapo’, la persona puede llegar a morir. El oficiante tiene que introducir una barreta en la tierra donde presuntamente sufrió el ‘alcanzo’, por haberse dormido o caído, y abrir la tierra en el rito del ‘Huaspicusja’, resoplando o solicitando la devolución de lo sustraído o ‘capado’ a cambio de ser repuesto con los testículos de un chancho o de un carnero, recién sacrificado.


Muchos recuerdan que en el sector de Ayapata, frente al pueblo, tiempo atrás, se había encontrado una gran cantidad de calaveras y huesos humanos, de seguro de entierros antiguos, sea por defunción o de ofrendas humanas, que fueron hallados por Adrián Gallegos, Blanca Castillo y su hermano, y Elodia Leonidas Gallegos Sulca, en sus tiempos mozos. Pero tal vez, sólo un tal vez, pudiera tratarse de muertes que ocurrieron durante los combates de dominio entre Chankas e Incas provenientes del Cusco, que ya se habían instalado en la zona y la fortaleza de Vilcashuamán. Igualmente, en Tantar hay una quebrada, del río cerro arriba donde hay una cueva con un montón de huesos y calaveras en donde hace unos diez años un tal Vásquez había encontrado una vasija con pertenencias antiguas, y que éste a menudo soñaba que el cerro le decía que lo devolviera, y cuando así lo hizo se tranquilizó de sus


pesadillas. Otro acontecimiento de relevante significancia sobre un ‘Pagapo’ o ‘Pampapu’, muy antiguo, fue comprobado por Alejandro Alarcón Mitma, en compañía de Alberto Bellido y Félix Fernández, en las alturas de ‘Jatun Orcco’ (cerro grande) en la zona denominada ‘Churku Rumi’ por el año 2007, en donde se pudo observar restos humanos, con vasijas de calabaza y otras ofrendas, cuyos indicios sostienen que sea un ‘pago’ o en todo caso el ocultamiento de alguna muerte circunstancial o intencional. Sobre estos hechos sólo un antropólogo acucioso y una investigación pormenorizada podría dar una respuesta acertada. Y se sabe una vez, cierta noche, en que don Anselmo Llamojha Martínez regresaba de Tantar a Concepción con su esposa doña Paulina, con varias cargas de papas y cereales, cuando los mulos y los caballos no querían pasar por la bajada del cementerio hacia la casa de la señora Dolores Cárdenas, y al percatarse de esta anomalía notaron que en la penumbra había dos llamas acariciándose, casi mordiéndose el cuello, en eso don Anselmo saca su ‘waraca’ y lo hace tronar llegándole alcanzar a una de las llamas y la hace saltar hacia la chacra contigua y la otra emprendió veloz carrera y se fue por el camino a Ccoylloccocha. Los que conocieron de esta noticia fueron quienes aseveraron que se trataba de dos ‘Jarjachas’ que vivían por aquel lugar. Lo realizado por la anciana ‘Inancha’ con el ‘Ñato Donato’ era la continuación al mismo estilo que efectuaba mama Paulina Mónica Mitma Vásquez, mamá de Manuel Llamojha Mitma, pero en que ella sólo lo hacía con


hierbas, brebajes, pócimas y fermentos mediante ingesta, frotaciones y cataplasmas para casos específicos que sólo ella conocía, con los que curaba a la gente de aquellos tiempos en que no había posta médica y la carretera sólo eran ideales y proyectos de los grupos de avanzada allá entre los años de 1930 y 1940. En muchos lugares del Perú sucede lo mismo con la práctica de la curación con la pasada del huevo, cuando los niños y personas se asustan y no pueden dormir en las noches. Ni qué se diga del Santuario de ‘Pachacámac’ a una hora de Lima; de ‘Las Huaringas’, en Huancabamba, Piura; y de ‘Las Brujas de Cachiche’, en Ica. Estos son los secretos que tiene y que todavía se guardan en el misterioso pueblo de Concepción. FIN


Delfín Lazón, Alejandro Alarcón y Donato Velapatiño

Comentarios explicativos: (1) En lo que ‘tirios’ y ‘troyanos’ sí estaban de acuerdo era que el ‘Pago’ o ‘Pampapo’ guardaba relación con creencias culturales muy semejante al diezmo cristiano porque este es esencial para la santidad, vital para el trabajo constante de la Iglesia, y requerido para recibir la bendición de Dios. El ‘diezmo’ es siempre una prueba de fe, porque Dios promete derramar bendiciones abundantes sobre su pueblo cuando éste diezma. Y por eso es muy común saber que, ante una fuente de agua, un pozo profundo y misterioso, algunos turistas o parroquianos arrojen de espaldas algunas


monedas como para pedir un ‘deseo’ que se tenga por cumplir. (2) Algunos piensan que el tema del ‘Pampapo’ tiene que ver con acciones de la brujería. Además sostienen que eso de los ‘pampapos’ son una sarta de mentiras que engañan a la gente, y que muchos pueden dar fe que son producto de la imaginación o del abandono de la gente y acuden a ellos como la última oportunidad de curación o sanación como daría cuenta don Nicanor Salvatierra al no poder curar a su sobrina Donatila Zea quien se quedó inválida al haberse caído a una zanja, en los que sólo se piden gallinas para pagar a la tierra, siendo unos ‘brujos’ estafadores y que todo no es más que una diabólica manifestación del demonio, y que todo ello se hace por la ignorancia de los creyentes de esos lugares, que al acudir a ‘brujos’ mentirosos, farsantes, calumniadores, estafadores no tendrán la oportunidad de entrar al reino del Dios cristiano de los santos evangelios. (3) Y por lo que se sabe por estudios efectuados por Hugo E. Delgado Sumar, en su tratado ‘ El runa pagapu en la medicina tradicional’, Ayacucho, Julio 1984, el mismo que señala lo siguiente: “El ‘Pagapu’, ‘pagapa’ o ‘pagapo’, es un acto ritual mediante el cual, se ofrece un tributo al ‘Wamani’, a la ‘Pacha Mama’ u otras deidades andinas, a través de una entrega u ofrenda con la finalidad de obtener un ‘favor’ determinado y/o aplacar la ira o el enojo provocado en las divinidades por actos cometidos


por el individuo, o por la omisión del ‘pago’ del tributo exigido, entre ellos el ‘pampay’ o ‘pampapu’ que consiste en enterrar la ofrenda, para lo cual es necesaria la apertura de un hoyo en la tierra, en un lugar muy propicio”. Señala también que “entre el Wamani está el ‘Apu’, el ‘Auqui’, el ‘Tayta Urqu’. Y de la tipología encontrada en todo el sur andino son un total de 124 tipos, de los que un 25% (31), corresponden a los ‘pagos’ que se llevan a cabo con la finalidad de recuperar o restituir la salud ” (4) En esta narrativa se dijo que el mes más propicio como para hacer los ‘pagos’ o ‘pampapos’ es en el mes de Agosto en el que también se puede ver o vislumbrar, en determinados lugares del campo, destellos de luz o fogonazos, emitidos por la tierra, de color naranja y azulado en el que la creencia popular suele señalar que se trata de antiguos ‘tapados’ o ‘pampapos’, que del producto de la oxidación y combustión de los metales del que está compuesto afloran a la superficie y son muy buscados por algunos neófitos, sin tener conocimiento que se trata de ‘pagos’ antiquísimos y que realmente le pertenece al ‘Apu’, ‘Wamani’, o ‘Tayta Orcco’, tutelares de un determinado espacio terrenal. (5) Y muchos otros en la creencia que se pueden hacer ricos con el hallazgo covan tremendos hoyos, sin mirar atrás, con el peligro de morir de susto o por el antimonio de los gases, en que a veces logran


tragarse a los usurpadores, que para salvarse tienen que efectuar un ‘pago’ mayor, inclusive con ganado completo. Pero hay un hecho único en la historia de Concepción que marcaría el derrotero de los hallazgos de tesoros, conocidos como ‘tapado’, que fue lo que le sucedió a don Agustín Zea Sulca, hijo de don Gliserio Zea y doña Trinidad Sulca Paredes, que con el hallazgo de un ‘tapado’ de grandes riquezas logró comprar grandes extensiones de terreno en el mismísimo Huamanga, por lo que muchos lo conocían como el ‘Dueño de Ayacucho’. Inclusivo, su yerno don Benigno Medina era amo y dueño de la Hacienda San Agustín de Ayzarca, pero eso ya es otra historia. (6) Y una cosa por demás curiosa y similar sucedió cuando el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, invitaba a las personas que habían perdido algún familiar, víctima de COVID 19, para que le enviaran una fotografía del difunto para que fuera colocado en la Catedral y ofrecer la eucaristía en sufragio de sus almas, en una misa con motivo del Corpus Christi de Junio del 2020. Son ritos misteriosos muy parecidos como los ‘Contratos’ en Concepción. (7) Se conoce sobre el caso de la periodista de la TV Sonaly Tuesta Altamirano que en los 17 años de su sintonizado programa ‘Costumbres’ sufrió una repentina enfermedad que los médicos le diagnosticaron de haber contraído un paramixovirus, un virus respiratorio con un índice de mortalidad del 50 % que la tuvo muy grave por varias semanas de la


cual se libró misteriosamente. Y lo que se dice muy secretamente es que la señora Sonaly, posiblemente fue ‘alcanzada’ por la tierra en alguno de sus viajes al interior del país, recordando en dónde pudo haberse caído o sufrido algún percance, y ahí mismo se hizo un ‘pampapo’ para su sanación, del cual no se dice abierta y públicamente por mantener el secreto del mismo. (8) (*) Y aunque muchos comenten que se hayan sentido consternados cuando la anciana le pedía, como condición para su ‘trabajo’, un elemento por demás extraño como la ‘bosta de estiércol humano’ recogido en el campo. Pareciera algo ‘asqueroso’ pero en realidad tiene sentido en el ámbito rural y andino, desde la cosmovisión de ‘recibir y devolver’ a la propia naturaleza los recurso de los que nos hemos valido en alimentarnos, y aunque después fueran deshechos humanos, pero para la tierra y el hábitat, son recursos bien aprovechados en estilos diferentes. Pues así ocurre con los excrementos de los animales, sobre todo con los de vacunos que son muy aprovechados por los coleópteros estercoleros conocidos como ‘acatanjas’, y también como abono agrícola. Sólo así se puede entender que los productos de la tierra, aprovechados por hombres y animales se devuelven a la tierra para su mejor provecho. Inclusive era una forma de diseminar las semillas de frutas como la tuna como para que éstas aparezcan en lugares muy inaccesibles. Y ahora que la modernidad y el uso de los baños asépticos se hacen comunes las semillas ya no retornan a la tierra


sino a los ríos donde se pierden todas sus oportunidades. Y de algún modo eso es lo que hacía la anciana en el entierro del ‘pago’ a favor del ‘Ñato’ Donato, lo supiera por convicción o trasmitida por tradición de los más excelsos ‘Maestros’ del ‘pampapo’ en Concepción.

“Cree en lo que quieras, pero no obligues a creer que el mundo está enterrado de creencias por doquier. Cree en lo que quieras, simplemente por creer que de tantas creencias el mundo tiene burlado el sentir” Ismael Augusto


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