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El fantástico hayedo de Ciñera
Este maravilloso paraje natural alberga ejemplares de hayas que superan los 30 metros de altura y los 500 años de antigüedad. Es impresionante.
El Faedo de Ciñera, fue declarado en 2007 como el Bosque mejor cuidado de España por la organización Bosques sin Fronteras, y forma parte de la
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Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga. Además, es el escenario de numerosas leyendas e historias que le dan un encanto especial.
El Faedo de Ciñera se encuentra entre las localidades de Villar del Puerto y Ciñera de Gordón
Se trata de un pequeño bos- que que ocupa unas 20 hectáreas, pero que alberga ejemplares de hayas que superan los 30 metros de altura y los 500 años de antigüedad. Algunos de estos árboles tienen formas curiosas y retorcidas, como el famoso Fagus, que parece tener dos troncos que se abrazan.

El mejor momento
El mejor momento para visitar el Faedo de Ciñera es en otoño, cuando las hojas de las hayas adquieren tonos rojizos, amarillos y ocres, creando un espectáculo visual formidable. El contraste con el verde del musgo que cubre las rocas y el arroyo que cruza el bosque es una delicia para los sentidos. Además, la luz del sol se filtra entre las ramas y crea efectos mágicos.
Cómo llegar
Para acceder al Faedo de Ciñera hay que llegar hasta el pueblo minero de Ciñera de Gordón, a pocos minutos en coche desde Pola de Gordón.

Allí se puede aparcar el coche y seguir las indicaciones del sendero que lleva al bosque. La ruta es muy sencilla y apta para todos los públicos, ya que tiene una longitud de unos 5 kilómetros ida y vuelta, sin
Segundo día:
apenas desnivel y con pasarelas habilitadas. Se puede hacer en unas dos horas, aunque se recomienda tomarse el tiempo necesario para disfrutar del paisaje y hacer buenas fotos.
Las Cuevas de Valporquero

Dimensiones inesperadas y volúmenes monstruosos van demarcando un sendero repleto de luces y sombras. Es emocionante, el Valporquero. Abierta al público por la Diputación de León desde 1966, la Cueva de Valporquero, ofrece hoy un completo día de ocio, tanto en su visita interior como en su maravilloso entorno natural dotado de aparcamiento, merenderos públicos, fuente, parque infantil, cafetería-restaurante y otros servicios destinados a la satisfacción del visitante.

El entorno
El impresionante entorno natural de la Cordillera Cantábrica dibuja en la zona de Valpor- quero verdes valles, desafiantes cumbres, numerosos crestones calizos, angostos desfiladeros, transparentes ríos y densos bosques de robles, hayas y avellanos. Pueblos de montaña, piedra gris y teja roja, fuentes de caño y viejos campanarios coronados de cigüeñas, dan la bienvenida al visitante al olor de una rica gastronomía de potajes, caza, pesca y típicos embutidos y quesos artesanales.

Naturaleza virgen y entorno abrupto de altos pastos y profundos cauces, de aire limpio y quietud perpetua. Pueblos de cepa montañesa, de gentes rudas y entrañables como el propio paisaje.
Las cuevas
Hace aproximadamente un millón de años, cuando el hombre iniciaba su periplo por la Tierra, las frías aguas del arroyo de Valporquero empezaron a colarse a través de los poros, fisu- ras y grietas de la roca caliza, disolviendo sus entrañas lenta y tenazmente. Tuvieron que pasar milenios para que la naturaleza nos mostrara el resultado de este fantástico mundo subterráneo que fue modelando sabia y pacientemente.
La Cueva de Valporquero posee dos niveles principales de galerías, un nivel superior habilitado para la “visita turística” de 1Km. de recorrido hasta la sala de Maravillas, y un nivel inferior o “Curso de Aguas”, de visita espeleológica y de aventura, que durante unos 2Km. atraviesa la montaña hasta las espectaculares Hoces de Vegacervera
Una enorme boca de cueva arranca el recorrido hacia una visita al mundo subterráneo que nos recuerda a la novela de Verne. La belleza de “Pequeñas Maravillas”, las descomunales dimensiones de la “Gran Rotonda” (100.000m3), la tremenda longitud y altura de “Gran Vía” o las oscuras y profundas simas de “Columna Solitaria”, van impregnando nuestra retina hasta clavarse, finalmente, en la sala “Maravillas”.

Todo este recorrido sin dificultades, a través de cómodos caminos, puentes y escaleras, y con una iluminación artística con más de 2.000 puntos de luz.
En épocas de lluvias o deshielo, el río penetra muy ruidoso en la cavidad formando c ascadas y rápidos que nos acompañan por las primeras salas visitables hasta perderse en un impresionante salto hacia las profundidades de la “Sala de Hadas”. Por este motivo la primavera y el otoño son las mejores épocas de visita.