presentaci贸n de
conclusi贸ns do
I Congreso Diocesano de Leigos 2012
El Congreso en cifras Cerca de 350 miembros del Pueblo de Dios (obispo, sacerdotes, religiosos, religiosas y sobre todo laicos) hemos orado y reflexionado sobre la importancia de la vocaci贸n y misi贸n laical en este momento de la Iglesia y de la sociedad.
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Las ponencias Ponencia 1: “La opción cristiana es creíble e inteligente”
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Proponer al mundo, con valor y audacia, aquello en que creemos. Desechar el cristianismo vergonzante La necesidad de ser inteligibles. Romper con la idea de que la fe cristiana es anacrónica: el amor al prójimo, la justicia, la solidaridad son atemporales. La Doctrina Social de la Iglesia ilustra muy a fondo aspectos de la vida social, el trabajo, la globalización, el medio ambiente o la familia que deben ser presentados como un medio legítimo de organizar la sociedad.
Las ponencias Ponencia 2: “Vivir conforme a la lógica del don”:
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“Vivir conforme a la lógica del don” es el modo de vida que entiende que la felicidad radica en la práctica de la donación de lo que uno tiene y de lo que se es. La lógica del don está vinculada al principio de gratuidad. Todos nosotros somos don. Nos encontramos “siendo”, pues nos ha sido dada la vida y nadie ha hecho méritos por existir. Vivir conforme a la lógica del don es ser conscientes de los dones recibidos y agradecerlos. La lógica del don es signo de contradicción, de sorpresa, de maravilla.
Las ponencias Ponencia 3: “El compromiso cristiano en la sociedad a partir de la Doctrina Social de la Iglesia”: la Doctrina Social de la Iglesia nos propone actitudes y pautas cristianas a seguir en el orden social y la búsqueda el bien común. El cristiano actual debe reaccionar con una serie de propuestas:
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• Frente a la cultura de la muerte recuperar la cultura de la alabanza, y tener siempre sed de verdad frente a la sed de mentira.
Las ponencias Ponencia 3: “El compromiso cristiano en la sociedad a partir de la Doctrina Social de la Iglesia”:
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• Como laicos tenemos que sentirnos fuertes, con un espíritu interior imbatible, sabiendo que lo que hacemos es lo que el Señor nos pide. Debemos misionar desde la Iglesia y desde Dios, sabiendo valorar todo lo amable de las personas. • La actitud del laico en la vida social no debe ser utilitarista, sino la de Juan el Bautista, donde al final el que aparece es Dios y nosotros nos hacemos a un lado. Si lo resaltamos a Él, habremos adquirido la felicidad.
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Líneas de Acción:
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PRIMERA: Prioridad del encuentro personal con Cristo. Pusimos de manifiesto esta necesidad personal de vivir la experiencia del encuentro con el Señor y compartirla con los demás a través de los distintos tipos de oración en el ámbito interparroquial y desde la catequesis realizada “en clima de oración”. Asimismo se vio la necesidad de orar “con y desde la vida”, para lo cual hay que hacerse presentes en ella como creyentes. También fomentar el acompañamiento espiritual con los laicos en su vida de fe personal y pública.
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SEGUNDA: El laico transmisor de la fe. Los laicos descubrimos que por nuestra vocación debemos ser motores y fuerza de la Iglesia, haciéndola presente en todos los ámbitos de la vida. Nos proponemos crear grupos de acogida en las parroquias, facilitando así el trato directo y hacer más cálida la comunidad. Puesto que las familias son las primeras transmisoras de la fe, hay que invitarlas a participar en la catequesis de sus hijos, a la vez que hacernos eco de sus dificultades como “iglesia doméstica”.
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TERCERA: La caridad nos invita a colaborar en la construcción del Reino de Dios. Explicar el significado de la “caridad política”, que consiste en “el compromiso activo y operante, fruto del amor cristiano a los demás hombres, considerados como hermanos, a favor de un mundo más justo y fraterno, con especial atención a las necesidades de los más pobres”. En las comunidades cristianas estamos llamados a vivir este compromiso con los más necesitados a través nuestra cercanía e implicación en sus necesidades. Cuidaremos la coordinación y la comunión con Cáritas, Manos Unidas, Pastoral de la Salud, Dignidad, etc.
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CUARTA: Fortalecer la formación integral del laicado. Para asumir nuestras responsabilidades en la Iglesia tenemos que formarnos. Nos proponemos, por tanto, conocer la sociedad y la realidad en la que vivimos para hacernos presentes en ella. Es importante que la formación abarque todos los campos de la vida (familia, política, trabajo, etc...). Aprovecharemos los grupos surgidos con motivo del Congreso y los ya existentes para la formación sobre la Biblia, la oración, la Doctrina Social de la Iglesia, los documentos del Concilio, etc. y, lógicamente, apoyaremos la formación ofertada por la diócesis a través de las distintas delegaciones y movimientos apostólicos, de forma especial la Escuela de Agentes de Pastoral y el Instituto de Ciencias Religiosas.
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QUINTA: Seguir avanzando en la corresponsabilidad. Nos proponemos crear espacios de encuentro y diálogo en los que se valoren las distintas vocaciones y servicios en el Pueblo de Dios, consolidando el sentido de pertenencia a la Iglesia. También colaborar en la promoción de los consejos parroquiales y de economía, así como los arciprestales; y en la creación de UPAS (Unidades de Acción Pastoral que abarcan varias parroquias), que nos afectan directamente como laicos. Finalmente, prestaremos atención a los jóvenes y a los niños en la acción pastoral, haciéndolos partícipes de la programación.
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SEXTA: Cuidar el lenguaje y la comunicación. Debemos actualizar la manera de transmitir el mensaje cristiano de forma que llegue también a los alejados. Para ello, trataremos de aprovechar los medios de comunicación actuales y mejorar la comunicación entre todos los responsables eclesiales, grupos, asociaciones, delegaciones y creyentes de a pie. Asimismo, cuidaremos los retiros y los encuentros para profundizar en nuestra fe y compromiso, y así avanzar juntos.
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SÉPTIMA: El trabajo en común nos hace Iglesia diocesana. Todos somos Cuerpo de Cristo, todos somos Iglesia y todos somos Diócesis. De ahí que necesitemos sentirnos unidos en un mismo objetivo común y revisable por todos, centrándonos en nuestra espiritualidad laical al ritmo de los tiempos litúrgicos, y concretamente en este “Año de la Fe” profundizar en el Credo que profesamos como cristianos.
“que los laicos pasen de ser meros colaboradores a ser corresponsables juntamente con los sacerdotes y consagrados". +Manuel SĂĄnchez Monge Obispo de MondoĂąedo Ferrol
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