TEMA II
SER CRISTIANOS LAICOS
Este tema lo vamos a dividir en tres bloques temáticos u objetivos: I- Distintas vocaciones y vocación laical. Complementariedad vocacional. La corresponsabilidad vivida desde la comunión. II- Binomio fe-mundo III-Los dos retos del laico-cristiano para poder ser fermento en la masa o sal y luz. La vida de oración y la necesidad de formación. I- Distintas vocaciones y vocación laical. Complementariedad vocacional. La corresponsabilidad vivida desde la comunión. El primer punto lo vamos a abordar teniendo de fondo la realidad de que todos, en la Iglesia, formamos el Cuerpo de Cristo. Para hacer entendible esto a los chicos es necesario que, al menos nosotros, sepamos de qué estamos hablando cuando decimos eso de que “todos formamos el Cuerpo de Cristo”, ya que es algo difícil de comprender. Básicamente, la realidad del Cuerpo de Cristo o Cuerpo Místico consiste en que Cristo después de su resurrección no se ha desentendido de la humanidad sino que se ha unido estrechamente a cada hombre. San Pablo lo explica utilizando la imagen del injerto: Cristo es la “rama” y nosotros hemos sido injertados en él de tal manera que formamos una sola cosa. También San Juan lo recoge en el capítulo 15 de su evangelio. Para el apóstol la contemplación del "Cuerpo Místico de Cristo” y su profunda realidad ocurrió en el preciso momento de su conversión en el camino hacia Damasco llevando a cristianos hechos prisioneros. Es cuando “cae del caballo” y entonces escucha la voz de Jesús (Hech. 9,3-5): "Sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente, le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?. El respondió: ¿Quién eres, Señor? "Yo soy Jesús, a quien tú persigues" Saulo entendió bien en ese momento la unión íntima que existía entre Jesús y sus discípulos, Él no había dicho "por qué los persigues" o "por qué me persigues en las personas de mis discípulos", sino simplemente, "¿por qué me persigues?", dando a entender que la persecución era hacia Él directa y personalmente. Nunca perdió de vista el apóstol esta realidad, antes bien, hubo de meditar mucho sobre ella, de suerte que llegó a establecer profunda doctrina al respecto. Desde esta experiencia, S. Pablo explica posteriormente cuál es la realidad para un cristiano. A saber, Cristo nos ha hecho una sola cosa con Él, y no sólo eso, nos ha hecho uno también entre nosotros, esto es lo que quiere expresar S. Pablo, cuando habla del símil del cuerpo en la cita de 1ª Corintios 12., quiere expresar que Cristo resucitado es la cabeza, y la humanidad (no solo la Iglesia o los cristianos) somos su Cuerpo. “Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo ?judíos y griegos, esclavos y hombres libres? y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos. Si el pie dijera: «Como no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿acaso por eso no seguiría siendo parte de él? Y si el oído dijera: «Ya que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿acaso dejaría de ser parte de él? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? Pero Dios ha dispuesto a cada uno de los miembros en el cuerpo, según un plan establecido Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? De hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito», ni la cabeza, a los pies: «No tengo necesidad de ustedes». Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también son necesarios, y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más decorosamente. Así nuestros miembros
menos dignos son tratados con mayor respeto, ya que los otros no necesitan ser tratados de esa manera. Pero Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan, a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean mutuamente solidarios ¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría. Ustedes son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.” Además, en este cuerpo de Cristo, hemos de saber que la “sangre”, es decir, la vida que circula por él, es el amor. Es lo que intenta expresar Pablo en el capítulo siguiente a éste, en 1ª Corintios 13: “En la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar, como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don de curar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de lenguas. ¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos hacen milagros? ¿Todos tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas o el don de interpretarlas? Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; (…) En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor.” Para entenderlo: La vida de este Cuerpo de Cristo es el Amor, la comunión. Este es el fundamento para poder hablar de la complementariedad entre las distintas vocaciones en la Iglesia. El capítulo II del cuadernillo del Congreso de Laicos habla de tres vocaciones: el sacerdocio ministerial, la vida consagrada y la vocación laical. El objetivo en este capítulo es que, una vez comprendido lo que es propio del laico (que ha sido lo que hemos profundizado en el capítulo anterior), demos un paso más y no nos quedemos sólo con lo que es propio del laico, sino que comprendamos que la forma o manera de vivir el ser laico en la Iglesia es en comunión o en complementariedad con las otras vocaciones. Hay una manera de construir la identidad laical que es propia del adolescente. Esta manera sería construir la identidad poniéndola en contraposición con las otras vocaciones, defendiendo su identidad como algo propio, reivindicando sus derechos y pidiendo a las otras vocaciones sus deberes…. Pero estamos llamados a construir nuestra vocación laical de otra forma, de una manera sana, armónica, tal y como está contemplada en el Concilio Vaticano II y sobretodo, desde el amor y la valoración mutua. El capítulo II, teniendo esto de fondo, incide en subrayar primero lo que nos une a todos en la Iglesia, lo que todas las vocaciones tenemos en común. Para ver esto proponemos la siguiente DINÁMICA: Cogemos un rostro de Jesús tamaño DIN A3 y lo dividimos en tres partes, estilo puzzle. Cada una de esas partes representa una de las vocaciones o maneras de seguir a Jesús en la Iglesia.
Sería: - Una pieza: La vocación sacerdotal o el ministerio ordenado: Personifica, expresa o representa un rostro de Dios que es el del Cristo Buen Pastor. El sacerdote es imagen de Cristo que guía, que conduce, que acompaña, que vela por las ovejas, que da la vida por ellas. Cristo dador de vida, de consuelo, de gracia, de perdón. Nos referimos aquí a que el sacerdote es en la Iglesia el que dispensa los sacramentos. Los sacerdotes encarnan y personifican a ese Cristo que bendice, que con su Palabra puede curar, levantar… Se puede iluminar esto haciendo que los chicos busquen en el Youcat el número 86 y que lo vayan comentando. -Otra pieza del “puzzle- rostro de Jesús”, sería la vida consagrada. El número 145 del Youcat habla de esto. Los consagrados, con sus votos de pobreza, castidad y obediencia, nos muestran la fuerza que Dios puede tener para llenar y colmar de sentido una vida libre del la riqueza, de los títulos y de los placeres que la sociedad nos intenta vender. - La otra parte del puzzle representa la vocación laical. Número 139 del Youcat. Los laicos hacen suya esa parte de la vida de Jesús que expresa el evangelio de salir por las calles y las plazas a llevar la Buena Nueva. Hemos visto cómo la misión peculiar o específica, aunque no EXCLUSIVA, del laico es la de insertarse, estar en el mundo y ser allí presencia de Cristo viviendo lo mismo que los demás hermanos. LO QUE NOS UNE: Las tres vocaciones tienen en común el bautismo con todo lo que éste nos da. Estas tres vocaciones tienen en común la llamada a la santidad, es decir la llamada a vivir con radicalidad el Evangelio allí donde están. A estas tres formas de seguimiento, Cristo les ofrece el don de su amistad y de la unión con Él. Las tres vocaciones están llamadas a ser testigos de Cristo en medio del mundo y las tres vocaciones son parte del Cuerpo de Cristo. Son más las cosas que nos hacen iguales en dignidad delante de Dios que lo que es específico de cada uno. En la Iglesia de hoy, se trata de hacer más hincapié en lo que nos une o hermana que en lo que nos divide. Nosotros tendemos a hacer de lo específico de cada vocación una excusa para acentuar las diferencias y con ello la división. Es importante ayudar a los chicos a caer en la cuenta de que, al igual que vemos en el puzzle, la llamada que Dios nos hace es a hacerle a Él presente en el mundo. Ese es el proyecto de Dios, pero no lo podemos hacer presente cada uno por su lado, cada vocación por separado, sino que le hacemos presente todos juntos. El “todo” es Cristo en el mundo, y las partes se necesitan entre sí para dar a conocer el verdadero rostro de Jesús. Cuando no lo hacemos así, estamos desvirtuando el verdadero rostro de Dios que es el amor, la comunión entre nosotros.
COMPLEMENTARIEDAD Y CORRESPONSABILIDAD EN LA IGLESIA:
Para comprender mejor esto, tenemos hecho un dibujo de un Cristo en el que hay pegadas fotos de sacerdotes, religiosas, distintas realidades del mundo, imágenes de laicos reunidos o trabajando. Invitamos a los chicos a que en ese “Cuerpo de Cristo” pongan sus nombres, también los nombres de sacerdotes que conozcan, catequistas, consagrados… Y vamos mientras reflexionando juntos… vemos en esa imagen cómo todos formamos el Cuerpo de Cristo. Leemos la cita de 1ª Corintios 12 con ellos. En la Iglesia, todos somos miembros de Cristo, en un cuerpo vemos cómo todos los miembros son igual de importantes y necesarios y, aunque tenemos funciones diversas, nuestra dignidad en este cuerpo es la misma.
¿Cómo entender en la práctica esto de la complementariedad de las vocaciones? Vamos a ir poniendo ejemplos sencillos: - La vivencia plena de mi ser laico en la Iglesia está en ser capaz de ver como don la vocación sacerdotal, es decir, comprender que ese sacerdote de mi parroquia no es sólo un hombre distinto a los demás, que no se casa, que se dedica a la Iglesia…. sino que puedo ver que Dios nos ha puesto cerca, para conocer, para amar más a Jesús y para servir mejor a los hermanos. Dios me regala la persona del sacerdote, que es un hermano, miembro del Cuerpo de Cristo, para ayudarme a reconciliarme con Dios, conmigo mismo y con los demás en el sacramento de la confesión. A su vez, he de creer que mi vida también complementa a ese sacerdote. La ilusión, creatividad, frescura propias de mi juventud y, por qué no, mi valentía para vivir mi fe en el ambiente en el que me encuentro, son impulso, esperanza para que ese sacerdote viva su vocación. Por otra parte, es bueno comprender esta complementariedad en el hecho de que nosotros, como jóvenes, llegamos allí donde ellos no pueden llegar: a la discoteca o lugar de diversión, a mi familia, a mi instituto… nosotros somos las manos, pies y boca de esos sacerdotes en aquellos ambientes a donde ellos no llegan. De esta manera nos complementamos. - Otro ejemplo de esto es cuando veo a una religiosa. Veo que ella no se ha casado y eso no es porque el matrimonio sea malo o menos valioso ante Dios, sino que, con su opción de vida, me está diciendo y transmitiendo que Dios puede llenar y colmar el corazón humano, es decir, que ellos con su vocación nos ayudan a comprender que Dios no viene a quitarnos libertad, felicidad, sino que su amor plenifica la existencia. Además, su vida dedicada a los demás es para decirnos a nosotros en qué consiste la felicidad de la que nos habla Jesús en el Evangelio y que no es sólo para ellos sino para todo hombre, para mí también. De esta manera podemos entender mejor cuando San Pablo dice en la carta a los Romanos capítulo 12:
“Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes. De manera semejante siendo muchos, estamos injertados en cristo para formar un solo cuerpo y CADA UNO ES UN MIEMBRO AL SERVICIO DE LOS DEMÁS. El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría”. En este cuerpo, unos miembros, unas vocaciones estamos al servicio de las otras y así es como vivimos la corresponsabilidad. Delante de Dios vemos cómo cada vocación tiene su razón de ser y la una sin la otra se queda corta. Para iluminar esto de una manera gráfica está el POWER POINT que hemos elaborado desde el cual se puede hacer la aplicación de la complementariedad y necesidad que tenemos unas vocaciones de las otras y cómo viviéndolo revitalizamos el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
II- Binomio fe-mundo:
Dice el cuadernillo en la página 18: Necesitamos superar el binomio “sagrado-profano”, porque el mundo está llamado a ser santo en su profanidad. La “mundanidad”, la “secularidad”, forma parte del ser cristiano.
Este punto se refiere a lo que vivimos en muchos ambientes de Iglesia cuando dividimos la fe, la presencia de Dios y lo que hay en el mundo. Sin darnos quizá cuenta, muchas veces los cristianos vivimos un dualismo: ver el mundo como algo malo que nos separa de Dios, o incluso llegamos a pensar que Dios no está en el mundo porque vemos que éste no se corresponde con su Reino de amor. El cristiano-laico es aquel que está llamado a vivir en su vida cotidiana sabiendo que Cristo ha asumido en Él toda la realidad, como hemos visto en el mural de antes. No hay situación humana que no pueda convertirse en experiencia de encuentro con Dios. Incluso en la situación que a nosotros nos parece más lejana a Dios, ahí le podemos encontrar. Somos las personas las que juzgamos la realidad como blanco-negro, bueno-malo, Diosausencia de Dios. No podemos ser laicos, vivir en medio del mundo y estar esperando a que llegue el domingo para ir a Misa y entonces encontrarme con Dios. O creer que estoy con Él solamente cuando voy a la catequesis o al grupo… ¿Y qué pasa con el resto de los días?...... Para ver mejor cómo todo está entrelazado vamos a hacer una DINÁMICA: Cogemos tres lazos de colores (rojo, verde, blanco). Las atamos en un extremo porque con ellas vamos a ir haciendo una trenza. En la cinta roja, vamos escribiendo (con una palabra o un símbolo), esas situaciones de nuestra vida, de esta semana, que nos parecen negativas y que por lo tanto nos parece que en ellas no está la presencia de Jesús, que Él no pude decir ni hacer nada al respecto. (Podemos poner ejemplos de sus vidas y que ellos mismos digan). En la cinta verde, escribimos momentos felices de nuestra vida, cosas positivas que nos han pasado últimamente…. Las vamos comentando. Y en la cinta blanca escribimos una cita de la Biblia, ya que representa la presencia de Jesús en medio de todo eso... (Puede ser la cita de Isaías 43: “Si pasas por las aguas yo estoy contigo…..) Podemos comentar mientras van entrelazando los lazos situaciones como por ejemplo estas: 1- Fulanito ha sacado mejor nota que yo y ha estudiado menos…… ¿Qué significa hacer de esa situación un momento donde encontrar a Jesús? Esa situación no te quita o roba nada a ti. El Padre y tú sabéis el esfuerzo que te supuso ese examen, deja que sea Él quien lo valore y te diga que aunque a los ojos de los demás ese ha sacado mejor nota, tú has puesto todo lo que tenías… como la viuda pobre que da de lo que tenía para vivir no de lo que sobraba y Jesús advierte eso y se da cuenta, no le pasa desapercibido. 2- Mi trabajo es todo el día delante de una máquina... ¿cómo puedo hacer de eso un lugar de encuentro con Cristo? Quizá delante de la máquina no puedes pero en tu trabajo también están las relaciones con tus compañeros y en ellos es Cristo mismo quien te sale al paso cada día. 3- Los sábados salgo por la noche y son momentos en que me olvido totalmente de Cristo. ¿Cómo estar en el Pub con mis amigos y a la vez sentirme unido a Él?
Cuando estés con ellos pregúntate por un momento cómo les debe mirar Jesús a ellos. Piensa que Jesús les quiere a ellos tanto como te ama a ti. Puede ser un momento de dialogar con Jesús: “¿Te gustaría que fuesen realmente felices?..... Y cuando te lo estés pasando realmente bien con tus amigos, si es una diversión sana, Jesús está también ahí con vosotros. Dale gracias por esos momentos y por los amigos que te ha dado. Un momento de encuentro con Jesús puede ser también cuando alguno de ellos te cuenta las dificultades que tiene en su familia en este momento. Rezar por ese amigo te une a Jesús. Ofrecer por él la eucaristía del día siguiente. 4- Veo que mis amigos tienen móviles de último modelo, ropa buena, y a mí eso me atrae aunque sé que no me tengo que dejar llevar por el consumismo. ¿Por qué no te planteas dos cosas?: Una es que en todo lo que hay del “mundo” que nos atrae…. no hay nada de malo, pero quizá tengo que ser capaz de darme cuenta de que lo que en realidad quiero no es el móvil en sí sino la aceptación por parte de los demás que me da el tener ese móvil y no otro. O que vistiendo así, voy más a la moda, no quedo delante de los demás como un desfasado…, pero en realidad lo que a mí me hace feliz es que me quieran tal y como soy, que me acepten a mí por mi forma de ser, no por la ropa que llevo o la imagen que doy. Esa es la clase de valoración que me ofrece Jesús. Y Él me quiere regalar la fuerza para ser capaz de vivir así delante de mis amigos. Se trata en definitiva de aprender a vivir la vida con la presencia de un Amigo, de un Compañero, no solos. Esto nos lleva al siguiente punto. III-Los dos retos del laico-cristiano para poder ser fermento en la masa o sal y luz. La vida de oración y la necesidad de formación. Para poder vivir todo esto, el capítulo II nos habla de la necesidad de tener una vida espiritual o de oración. Decía el teólogo Karl Rhaner que el cristiano del siglo XXI será místico o no será. A veces creemos que el laico que más cosas hace, que más está comprometido en la parroquia es el “mejor”. Hemos de cambiar el “chip”, cambiar de mentalidad, porque antes de hacer, de producir, de ser o no eficaces, SOMOS. Lo importante es lo que ya somos por gracia, por don de Dios, no somos por lo que hacemos. San Juan en el capítulo 15 nos habla de que los sarmientos no pueden nada si están separados de él. Separados no estamos nunca, como hemos dicho al principio, ahora bien se trata de vivir la vida despertando a esta unión y a vivir en la humildad de que nosotros, por nuestras propias fuerzas, no podemos cambiar las cosas ni somos capaces de ser Jesús para los demás. La propuesta es que en una de las sesiones se haga con los chicos una oración de vísperas o de laúdes según sea por la mañana o por la tarde. VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre, así mi corazón viene a ponerse sobre tus manos al caer la tarde. Como el niño que sabe que alguien vela su sueño de inocencia y esperanza, así descansará mi alma segura, sabiendo que eres tú quien nos aguarda. Tú endulzarás mi última amargura, tú aliviarás el último cansancio, tú cuidarás los sueños de la noche, tú borrarás las huellas de mi llanto. Tú nos darás mañana nuevamente la antorcha de la luz y la alegría, y, por las horas que te traigo muertas, tú me darás una mañana viva. Amén
SALMODIA Ant. 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios HIMNO A LA MISERICORDIA DE DIOS Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura; él sacia de bienes tus anhelos, y como un águila se renueva tu juventud. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. 1. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios Ant. 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles. Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre;
por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles. Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12 Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado. Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra. Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
LECTURA BREVE St 2, 14. 17. 18b Hermanos, ¿qué provecho saca uno con decir: «Yo tengo fe», si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo la fe? La fe, si no va acompañada de las obras, está muerta en su soledad. Pruébame tu fe sin obras que yo por mis obras te probaré mi fe. RESPONSORIO BREVE . Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. V. Tu fidelidad de generación en generación. R. Más estable que el cielo. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. PRECES Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo: Escúchanos, Señor. -Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu Hijo;
haz que por él crezcamos en todo conocimiento. -En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan; dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y obrar. -Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti procede, haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres. -Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas, da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestro... ORACIÓN Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
La oración que hemos elegido es una oración de vísperas propia de la tarde. La liturgia de las horas es la oración que se reza en toda la Iglesia por igual. Es decir, cuando tú estás rezando esos salmos, cuando a través de ellos estás por ejemplo dando gracias a Dios, lo haces unido a los cristianos del mundo entero que en ese día también rezan esos salmos y con ellos alaban a Dios. Nos hacemos “un solo corazón” ante Dios y esa oración, en la unidad de la Iglesia tiene fuerza ante Dios. Los salmos de estas vísperas son todos salmos de alabanza y de acción de gracias. Es bueno hacer una pequeña introducción al principio de cada salmo, tipo oración guiada que ayude a tomar conciencia de lo que estamos diciendo para que no sea solo repetir cosas. La forma de rezar es según se quiera: Se puede ir leyendo estrofa por estrofa de uno en uno, a veces se divide el grupo en dos y unos rezan una estrofa y la otra parte la leen otros intercalándose…. La liturgia nos propone “acabar el día” haciendo nuestro el canto del Magnificat de María. Dando gracias a Dios por las maravillas que hace. Hay muchos tipos de salmos. Los hay de alabanza, de acción de gracias y también de súplica. Los salmos de acción de gracias a Dios ayudan a hacer una oración descentrada de nuestras necesidades que comienza con humildad reconociendo, los dones que nos da Dios cada día. Los laúdes, la oración de la mañana suelen tener más este sentido En la tarde podemos encontrar salmos más de tipo súplica, recogen el sentir del hombre y ayudan a poner palabras a muchos sentimientos que hay en nuestro corazón y que no sabemos cómo expresárselos a Dios. También hay unas preces o peticiones. En ese día toda la Iglesia se une para hacer la misma petición a Dios. Por último, otro reto que plantea el cuadernillo es la importancia de la formación. Para ser creíbles en el mundo, los laicos deben apoyarse en una sólida formación. “Hemos de saber qué es lo creemos. Hemos de conocer nuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador. Si, hemos de estar profundamente arraigados en la fe que la generación de nuestros padres o abuelos, para poder enfrentarnos a los retos y tentaciones de nuestro tiempo con fuerza y decisión. Necesitamos la ayuda de Dios para que nuestra fe no se seque como una gota de rocío bajo el sol, si no queréis sucumbir a las seducciones del consumismo, si vuestro amor no quiere
ahogarse en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles ni dejar tiradas a las víctimas” (Benedicto XVI. Introducción del Youcat)