I. TEMA: LOS LAICOS EN EL NUEVO TESTAMENTO La intención de este primer tema es ahondar en el fundamento bíblico, en concreto en el Nuevo testamento, a la hora de hablar de la figura y misión del laico. El tema primero nos pone como referencia la vida de las primeras comunidades cristianas reflejada y narrada en los hechos de los apóstoles. Este tema los trabajaríamos en dos sesiones: - En la primera profundizaríamos lo que es el bautismo ya que es de donde parte la vocación y misión del laico. http://www.youtube.com/watch?v=8u_10hwfn8A http://www.youtube.com/watch?v=8CWgreTWxwE http://www.youtube.com/watch?v=-tIHGGHgw6k http://www.youtube.com/watch?v=0rvuJuWhJdg http://www.youtube.com/watch?v=aZl7RqpaMCs -La segunda sesión se centraría más en la misión del laico, evangelizar. 1ª Sesión: ¿Cómo era comprendido el bautismo en las primeras comunidades cristianas? Está entendido como la culminación de un camino-catecumenado, un proceso en el cual la persona iba comprendiendo y personalizando qué significaba en su vida acoger la fe en Jesucristo y la pertenencia a una comunidad cristiana. Nosotros hemos recibido un DON en el bautismo cuando éramos pequeños. A menudo se explica que el bautismo fue como recibir la semilla de la fe una semilla que está llamada a crecer y ser un árbol. Nuestros padres acogieron por nosotros el bautismo. Es decir acogieron por nosotros el don de una VIDA NUEVA, cuando nosotros no éramos conscientes. Dice Benedicto XVI: “El regalo que han recibido los recién nacidos debe, cuando sean adultos, ser aceptado por ellos de modo libre y responsable. Este proceso de maduración les llevará a recibir el sacramento de la confirmación, que consolida su fe y estampa en cada uno de ellos el “sello” del Espíritu Santo” Se trata por tanto de personalizar nosotros ahora, de hacer nuestro ese bautismo. Para comprender mejor lo que significa en nuestra vida de ahora asumir el bautismo, nos puede ayudar fijarnos en cómo se realizaba éste en los primeros siglos del cristianismo. Se trataba de un bautismo por inmersión. La persona es sumergida en el agua de un río y luego emerge. El significado de este modo de bautismo es que la persona muere a una vida de pecado, una vida vivida al margen de Dios y RENACE a una VIDA 1
NUEVA. Una vida que es nueva porque supone una nueva manera de pensar, de sentir, de actuar, de mirar la realidad, es lo que San Pablo llama la vida en el Espíritu distinta de una vida vivida solo según criterios humanos. Podemos ir leyendo y comentando en el momento de la catequesis estas citas del Nuevo Testamento. Quizá algunas les son familiares otras quizá nunca las han oído. “El cristiano – el bautizado, es un hombre nuevo. Lo viejo ha pasado y una nueva realidad está presente… ya no consideramos a nadie según la carne y si antes nos hicimos una idea puramente humana de Cristo, ahora ya no”. 2Cor 5, 16-17 Juan 3, 3-9 “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” ¿Por qué hablamos de una vida nueva?, ¿en qué es nueva?, ¿a qué se refiere S. Pablo cuando habla de lo viejo? Podríamos decir lo de Nicodemo… ¿acaso Jesús está hablando de volver a nacer, de volver a meterse en el vientre de la madre? http://www.youtube.com/watch?v=8u_10hwfn8A 1-La vida que, por gracia, es decir por pura iniciativa y amor nos ha regalado Dios en el momento del bautismo es, primero de todo, una vida de hijo, de hijo de Dios. Por tanto “el cristiano es un hombre nuevo” significa que es un hombre que vive su filiación, que da el paso en muchos momentos de la orfandad, de la soledad, del sentirse tierra de nadie, a saber que por su “sangre” corre la misma vida de Dios, que el ser hijo de Dios, es algo así como tener los mismos genes de Dios. El bautizado cuando se dirige a Dios, no lo hace como un extraño, lo hace como un hijo que está tratando con su Padre o “papaíto” como nos ha enseñado Jesús. El bautizado sabe que tiene una identidad clara: Soy hijo de Dios. No soy solo un apellido, la clase social a la que pertenezco, el título que tengo, el cuerpo por el que me valoro yo y me valoran los demás, los talentos de que dispongo o no. Por el bautismo soy hijo amado de Dios. Esta es mi identidad más profunda.
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¿Nosotros vivimos realmente así? ¿Hacemos este ejercicio de fe precisamente en esos momentos en los que más lo necesitamos y no solo? 2- La vida nueva que nos ha sido dada en el bautismo es una vida en libertad, ¿libertad de qué, de quién?.. Esta VIDA NUEVA que nos ha sido dada, es una vida que se vive en libertad. ¿Por qué?... A menudo vivimos cargando sobre nosotros muchos fardos pesados que sin darnos cuentan nos van axfisiando, quitando la alegría, incluso hay dentro de nosotros condenas y culpabilidades por cosas que hemos hecho mal, errores cometidos. El bautizado es un hombre nuevo porque sabe que “Cristo ha clavado en la cruz la nota de cargo que pesaba sobre nosotros” (Rom 8, 1). Cristo en la cruz ha asumido todas esas condenas-culpabilidades y es como si nos dijera: “Deja que yo cargue y asuma la muerte, tú vive”. El bautizado es aquel que sabe que su pasado no tiene porqué condicionarle. Sabe que no tiene porqué rendir eternamente cuentas por el mal o el error cometido. Dios te puede perdonar y desde ahí puedes empezar de nuevo, RENACER. Sabe que su libertad vale la vida y la entrega de Cristo y que por tanto no puede hacer depender su alegría y fuerza para vivir de todo eso. ¿Realmente somos conscientes de lo que hemos recibido? Si lo “sabemos”, ¿por qué no damos el paso a creerlo de verdad? ¿Hemos hecho experiencia en nuestra vida de esta misericordia de Dios? 3- La vida de bautizado es una persona que vive no de tejas para abajo, sino abierto a la transcendencia, es decir, sabiendo que el horizonte de su existencia no acaba en este mundo sino que sabe que su fin es la eternidad y por ello vive la vida, el momento presente, dando importancia a lo que es eterno y esencial que es el amor, el servicio y la entrega de sí mismo y relativiza lo que es pasajero: el dinero, el afán de poder, el tener cosas, el vivir pensando solo en sí mismo. “Tu peso es el amor” (San Agustín) ¿Vivo seducido por la vida que nos ha regalado Jesús o me seduce más lo que el mundo y la sociedad llaman vida-felicidad? 4- Vivir como bautizado es vivir teniendo en la vida una misión. Podemos hacer una frase resumen que la ponemos en grande en un cártel. BAUTIZADO= LAICO= MISIONERO ó EVANGELIZADOR Ante esta afirmación puede surgir la pregunta, pero, un sacerdote también está bautizado, por tanto también es laico y también es misionero y lo mismo una religiosa, ¿cuál es pues lo específico de cada vocación? Capítulo VI de la Lumen Gentium.
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2ª sesión: Es el momento para aclarar conceptos. ¿Cuál es la misión propia del laico? Para responder a esta pregunta que ellos mismos busquen y lleguen a 4 acentos específicos del laico. Que vayan haciendo como un panel donde lo escriban y eso les quede en la sala de la reunión. -Lumen Gentium capítulo IV y V. EVANGELIZAR HOY -Si la misión del laico es evangelizar, ¿qué significa hoy, en pleno siglo XXI evangelizar? ¿Es realmente una situación nueva la que vivimos o en realidad el momento presente que vivimos tiene mucha relación con lo que se vivió en los primeros años del cristianismo? Contexto histórico. Hechos de los Apóstoles. Martirio, persecución. El cristianismo se fue extendiendo de Judea a otras regiones porque los cristianos eran perseguidos y tenían que huir, en su huída iban dando a conocer la Buena Noticia que ellos habían conocido. El ambiente en el que creció el cristianismo fue el helenismo, cultura llena de ídolos y donde primaba la razón… ¿te suena esto de algo?, ¿realmente es tan distinto lo que vivimos ahora en nuestros ambientes? Metámonos realmente en contexto. Tomemos algún episodio de los hechos de los apóstoles, por ejemplo Hechos 5, 17-ss, el pasaje de la lapidación de Esteban (Hechos 7, 54-ss), El inicio del anuncio al mundo helenista y no solo judío fue de esta manera (Hch 11, 19-20). Pablo anuncia en Atenas. Hch 17, 16-ss. Los atenienses vivían bajo el influjo de los dioses (Zeus,…) Y hoy, ¿Acaso no vivimos bajo el influjo del dios dinero, del dios capitalismo, consumismo, del dios poder, del dios éxito, del dios de la imagen?.... La Carta a Diogneto es un texto de los primeros siglos del cristianismo, en el que un hombre pregunta a un tal Diogneto acerca de quiénes son los cristianos. Esta es su respuesta. La respuesta de un no creyente o gentil como eran llamados en aquella época. “En cuanto al misterio de la religión propia de los cristianos, no esperes que lo podrás comprender de hombre alguno. Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su lengua, ni por sus costumbres. En efecto, en lugar alguno establecen ciudades exclusivas suyas, ni usan lengua alguna extraña, ni viven un género de vida singular. La doctrina que les es propia no ha sido hallada gracias a la inteligencia y especulación de hombres curiosos, ni hacen profesión, como algunos hacen, de seguir una determinada opinión humana, sino que habitando en
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las ciudades griegas o bárbaras, según a cada uno le cupo en suerte, y siguiendo los usos de cada región en lo que se refiere al vestido y a la comida y a las demás cosas de la vida, se muestran viviendo un tenor de vida admirable y, por confesión de todos, extraordinario. Habitan en sus propias patrias, pero como extranjeros; participan en todo como los ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña les es patria, y toda patria les es extraña. Se casan como todos y engendran hijos, pero no abandonan a los nacidos. Ponen mesa común, pero no lecho. Viven en la carne, pero no viven según la carne. Están sobre la tierra, pero su ciudadanía es la del cielo. Se someten a las leyes establecidas, pero con su propia vida superan las leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los desconoce, y con todo se los condena. Son llevados a la muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos (/2Co/06/10). Les falta todo, pero les sobra todo. Son deshonrados, pero se glorían en la misma deshonra. Son calumniados, y en ello son justificados. «Se los insulta, y ellos bendicen» (1 Cor 4, 22). Se los injuria, y ellos dan honor. Hacen el bien, y son castigados como malvados. Ante la pena de muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos les declaran guerra como a extranjeros y los griegos les persiguen, pero los mismos que les odian no pueden decir los motivos de su odio. Para decirlo con brevedad, lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo. El alma está esparcida por todos los miembros del cuerpo, y los cristianos lo están por todas las ciudades del mundo. El alma habita ciertamente en el cuerpo, pero no es es del cuerpo, y los cristianos habitan también en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está en la prisión del cuerpo visible, y los cristianos son conocidos como hombres que viven en el mundo, pero su religión permanece invisible. La carne aborrece y hace la guerra al alma, aun cuando ningún mal ha recibido de ella, sólo porque le impide entregarse a los placeres; y el mundo aborrece a los cristianos sin haber recibido mal alguno de ellos, sólo porque renuncian a los placeres. El alma ama a la carne y a los miembros que la odian, y los cristianos aman también a los que les odian. El alma está aprisionada en el cuerpo, pero es la que mantiene la cohesión del cuerpo; y los cristianos están detenidos en el mundo como en un prisión, pero son los que mantienen la cohesión del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal, y los cristianos tienen su alojamiento en lo corruptible mientras esperan la inmortalidad en los cielos. El alma se mejora con los malos tratos en comidas y bebidas, y los cristianos, castigados de muerte todos los días, no hacen sino aumentar: tal es la responsabilidad que Dios les ha señalado, de la que no sería licito para ellos desertar” - La pregunta que quizá hemos de hacernos es: ¿Tiene sentido evangelizar hoy? ¿Por qué?
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Evangelizar solo tiene sentido si para mí personalmente Jesús ha sido buena noticia, si le he llegado a descubrir no como un personaje histórico sino como una PERSONA viva y real que ha dado respuesta a la sed de sentido, de amor que tengo. Si en lo más íntimo de mí he llegado a encontrarme con el que es más íntimo a mí que yo mismo y desde ahí he comprendido el sentido de toda mi historia. -Cuando se ha dado este encuentro somos más sensible a lo que es muerte en los ambientes donde nos movemos, a lo que es sin sentido, superficialidad, tristeza, peso, dolor y entonces es cuando uno comprende que allí donde se encuentra no está por casualidad sino que está por algo, que su presencia no es una mera casualidad sino que su vida puede tener algo que decir y que en el plan providente de Dios está el que a través de mi persona, Él se haga presente en el mundo. Desde aquí se entienden las imágenes que utiliza el evangelio para hablar de lo que es la presencia del cristiano en medio del mundo y de su misión: -Ser sal de la tierra. Sal que escueza, que ponga sabor a la vida de rutina de todos los días. ¿Qué sal es esa que creo que hace falta en los ambientes donde me muevo? - Ser luz del mundo. Evangelizar es tener un camino que ofrecer al otro. Tener razones para vivir y saberlas transmitir a los demás. Es lo que San Pedro dice: “Evangelizar es estar siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a quien nos lo pidiera”. Evangelizar es creer que cada persona tiene el DERECHO de que alguna vez en la vida alguien le haya dicho lo amado, esperado, buscado y deseado que ha sido por Dios. Y que no solamente se lo diga sino que el mismo que evangeliza lo crea. (Cfr. Sabiduría de un Pobre) - Pero la evangelización es sobre todo algo que no parte solo de nosotros. Es Dios quien nos llama y despierta, coloca en nuestro corazón la inquietud de salir al encuentro de los otros y el querer ser su presencia. ¿Mi encuentro con Jesús me lleva a querer anunciar a otros esta Buena Noticia? ¿Qué he de descubrir en Dios para que me queme el transmitírselo a otros y no me lo guarde solo para mí y los del grupo?
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UNA PROPUESTA DE EVANGELIZACIÓN: La misma que utilizó Jesús en el camino de Emaus (Lc 24) En este momento haríamos una lectura comentada en el grupo de esta cita. 1- Sale al encuentro él de los discípulos. Jesús evangeliza en la calle no en el templo o en la sinagoga. 2- Lo primero que hace ¿qué es? No les suelta su rollo o chapa. Les hace UNA PREGUNTA. 3- Les escucha. Escucha la frustración o decepción que tienen. Quizá en un momento dado creyeron pero luego vieron un mal ejemplo en la Iglesia o se les murió un ser querido, o simplemente no creen por prejuicios. 4- Jesús les da una respuesta desde la propia experiencia. Traducido a nuestro diálogo puede ser algo así. “Yo también pensaba de esa manera, pero conocí a Jesús, y él me fue ayudando poco a poco a ver las cosas de otra manera” 5- A Jesús, no le reconocieron solo por las palabras. Le reconocen por el gesto de partir el pan con ellos. Son necesarios además del testimonio, del anuncio, los gestos de vida, el compartir, el estar al lado del otro, la caridad fraterna, el dar la vida por los otros como Jesús y entonces es cuando los ojos se abren y reconocen que hay alguien caminando a su lado. 6- Entonces es cuando ellos vuelven y cuentan a todos cómo les ardía el corazón mientras conversaban con él.
PROPUESTAS CONCRETAS DE EVANGELIZACIÓN. Hay muchos jóvenes que experimentan que su fe crece dándola. Jóvenes que han encontrado sentido a su vida cuando han experimentado que a través de ellos, de su anuncio, otros se acercaban a Jesús. Son jóvenes que se han decidido a vivir su bautismo de una manera plena y no solo hiendo a misa de vez en cuando o algún día a la catequesis. Son jóvenes que han traspasado la vergüenza de anunciar a otros su fe. Muchas veces somos nosotros los primeros evangelizados cuando nos fiamos del Señor y ofrecemos el tesoro de la fe a otros. Vemos unos videos de jóvenes italianos que llevan haciendo la experiencia de salir a evangelizar en la calle, en las playas, plazas…
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Quizá esta podría ser una actividad que hiciéramos al concluir el Congreso como fruto de haber madurado durante todos estos meses nuestra vocación y misión de laicos. http://www.youtube.com/watch?v=WN4KCgtacSw http://www.youtube.com/watch?v=NlWT7hh9Q_E&feature=related
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