en el rincón más árido del mundo Te invitamos a un viaje de más de 20.000 años por el Desierto de Atacama, el rincón más árido del mundo, para conocer cómo ha convivido la humanidad con el elemento más escaso y preciado,
el agua.
El Desierto
sin fuego ni voces humanas ¿Sabías qué hace 17.000 a 14.000 años, un período de fuertes lluvias en la cordillera andina hizo aumentar el caudal de quebradas que fluían hacia la costa del Pacífico?. Estas lluvias recargaron las napas subterráneas que, en conjunto, hicieron brotar una frondosa vegetación de hierbas, arbustos y grandes árboles, lo que atrajo a animales pequeños como roedores, aves acuáticas y terrestres, y otros de mayores tamaños como perezosos, camélidos de patas estilizadas y robustos caballos de baja estatura, pero todo esto sin fuego ni voces humanas.
Ilustración: Cábala Producciones / Sebastián Pinto
El Desierto
y las primeras pisadas humanas Avanzando en el tiempo hacia los 13.000 años, con otra época de lluvias que duró hasta los 10.000 años, aparecieron pequeños grupos humanos de cazadores-recolectores que se asentaron en los verdes parajes del desierto de Atacama. Parte de su vida diaria se realizaba alrededor de fogones en los que hombres y mujeres preparaban sus alimentos, producto de la caza y la recolección y elaboraban utensilios de madera, hueso, cuero y piedras. Niñas y niños posiblemente jugaban y ayudaban también. Algunos materiales eran traídos de lugares lejanos, recogidos o intercambiados durante viajes dentro y fuera del territorio. Así, cuando en el Desierto las sequías se tornaron extremas, migraron a la costa y cordillera andina y el Desierto quedó sin vida humana por más de 7.000 años.
Ilustración: Marco Villar
El Desierto
en el reflorecimiento de los oasis Entre 3.000 a 2.500 años, luego del largo periodo de aridez, un nuevo ciclo pluvial hizo que el agua volviera a ser fuente de vida. Las sociedades humanas retornaron a vivir en el Desierto en aldeas rodeadas de campos de cultivo de quínoa, ají, maíz, papas, maní y porotos, regados con canales similares a los modernos. Además, introdujeron el algarrobo que junto con árboles como el molle cambiaron el paisaje. A estas aldeas convergían caravanas de llamas desde el interior, cargadas de productos de primera necesidad y otros exóticos que se integraban a la vida de la gente del Desierto. Además había intenso tráfico desde la costa, para abastecerse de pescado. Aún se conservan las huellas imborrables de las rutas caravaneras y el arte rupestre, único en el mundo, que los acompañaba durante sus viajes. Ilustración: Marco Villar
“Pueblo sin agua, Pueblo muerto” Pasó el tiempo y llegamos al siglo XIX con grandes cambios económicos que provocaron la recolonización del Desierto con pequeñas ciudades mineras salitreras. El agua resguardada en el subsuelo del desierto de Atacama comenzó a ser succionada en forma desmedida para fines industriales, rurales y domésticos. Hoy las napas subterráneas se agotan y ya no dan para más, por lo que en el futuro las ciudades de nuestro Desierto, podrían transformarse en “pueblos muertos”, como las oficinas salitreras.
Salitrera Santiago Humberstone
Agua,
vehículo de la naturaleza En Chile, en pleno siglo XXI el agua es un recurso más bien no renovable en el Desierto de Atacama. Es un bien privado transable en el mercado, lo que atenta contra los derechos básicos de los seres vivos. Las niñas y niños que formamos parte de esta sociedad del Desierto, proponemos las siguientes medidas remediales:
Dibujos de los alumnos del 6º básico A: Kenny (12 años), Magaly (11), Antonio (12), Fernando (11), Michel (12), Alexander (11), Gabriela (11), Valentina (12), María Paz (12), Mary (11), Erlan (12), Karen (12).
Aprendamos a cuidar el agua, no la contaminemos Reutilizar el agua que usamos para asearnos “El agua es vida pura” Hacer una campaña y medidas de protección Inventemos productos para conservar el agua. “si conservas el agua, conservas la vida” Promover charlas y talleres en escuelas sobre el buen uso y responsable del agua Declarar el agua una necesidad vital
* Este “acordeón ilustrativo” fue creado con participación activa en información, dibujos y diseño de los alumnos del 6º básico A de la escuela Darío Salas Díaz F-3, valle de Azapa, Arica, Chile. Contó con el patrocinio de la Universidad de Tarapacá (proyecto Nº 1803-19, Dirección de Extensión y Vinculación con el Medio, 2019) y la empresa QUIBORAX.
ESCUELA DARIO SALAS DÍAS INSTITUTO DE ALTA INVESTIGACIÓN