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TESTIMONIOS

Ivanna Dalmau

Liza Ortega es mucho más que mi sobrina querida; ella es mi socia en Ortega Arquitectos. Es una gran arquitecta que admiro y respeto profundamente por su talento y compromiso con la profesión. Es incansable y comprometida, capaz de crear diseños únicos y funcionales que siempre sobrepasan las expectativas de nuestros clientes.

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Trabajar con Liza es una experiencia enriquecedora que valoro mucho. Su disposición para escuchar y aportar soluciones innovadoras a cualquier problema es admirable y es algo que siempre aprecio. En todos nuestros trabajos, busco su opinión, ya que su conocimiento y experiencia son valiosos para el éxito de nuestros proyectos. Su entusiasmo y dedicación son contagiosos, y su habilidad para crear espacios enriquecedores es realmente impresionante. Para mí, es un honor trabajar junto a Liza en Ortega Arquitectos y poder contar con su talento y capacidad de comunicación.

Clidia D Az

Ver a Liza en la posición y distinción que tiene ahora mismo me llena de orgullo y satisfacción porque lo ha logrado granito a granito, con toda su energía, responsabilidad, dedicación, sacrificios, inteligencia y muchísimo talento. Sin esta combinación, no creo que hubiese sido posible.

Tengo trabajando en Liza Ortega Arquitectos 16 años. Cada proyecto es un nuevo reto para nosotros. Ella no le dice que no a nada, no le tiene miedo a nada. Su positivismo y la confianza que ella tiene en sí misma y en su equipo de trabajo es lo que hace que todos demos lo mejor de nosotros, a exigirnos a hacer las cosas bien porque eso es lo que habla de nosotros los arquitectos: el resultado de cada proyecto terminado.

Es un reto describir a mi hija Liza en pocas líneas. Nuestro vínculo encierra un universo que abarca muchas páginas. Pero ella, con su practicidad ante la vida y ejemplo diario, me ha enseñado a resumir y a trazar en una línea, un mundo.

Liza es fiel a su esencia, no se esfuerza por mostrar algo diferente a lo que es. Sorprende su férrea voluntad para mantener los pies en la tierra y conservar intacta su genuina sencillez y espontaneidad.

Liza es una semilla generosa cuyos frutos me han devuelto en sus propias enseñanzas mucho más de las que di. Orgullosa de ser su mamá. Agradecida a la vida por tenerla.

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