Continuidad y Cambio No 88 Año 2016 Mes Noviembre

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Continuidad y Cambio Año 5 Número 88 Noviembre 2016

¿Es éste el diálogo que necesitamos? Órgano divulgativo del Movimiento De Frente con Venezuela Comité editorial: Luis Fuenmayor Toro y Luis Carlos Silva Web: http://continuidadycambio.wordpress.com/


En este número:

Por la grandeza de la nación y el mayor bienestar de su población Luis Fuenmayor Toro Coordinador Nacional de “De Frente con Venezuela”

La grave crisis actual de Venezuela, al igual que otras ya vividas, es estructural y perturba los órdenes económico, social, político y ético-moral de los venezolanos. Su naturaleza orgánica está dada por un modelo exportador de materia prima, en concreto de combustible fósil, desde hace casi una centuria, pero instalado como proyecto contemporáneo en 1959 y mantenido hasta el presente, sin importar si la producción y venta de crudo estaba en manos de empresas extranjeras o de PDVSA, si la explotación se hacía a través de contratos de servicios o con empresas mixtas, o si se compartía o no la propiedad de los activos petroleros de nuestro subsuelo. Dicho modelo rentista no ha sido perturbado por las sucesiones gubernamentales de los últimos 57 años, a pesar de las definiciones asumidas por los grupos gobernantes: democrático representativo o participativo protagónico, socialdemócrata-socialcristiano o socialista del siglo XXI. Tampoco sufrió ningún cambio con la inconstitucional destitución de Carlos Andrés Pérez, ni con la llegada posterior de Rafael Caldera ni con las presidencias de Hugo

Por la grandeza de la nación y el mayor bienestar de su población. Editorial Luis Fuenmayor Toro De la explotación de materias primas a la sociedad del conocimiento, en el caso venezolano Federico Villanueva ¿Qué hacer y cómo hacerlo? Las ciudades, la vivienda y los barrios 2 Josefina Baldó Ayala La trampa del desacato Alberto Arteaga Sánchez Diálogo Ángel Lombardi Boscán La política el problema; no la ética Américo Gollo Chávez “El americano feo” César Villarroel Democracia y capitalismo José Lombardi Mediación del Vaticano en Venezuela cambia ecuación política para Washington Mark Weibrot Las caricaturas de este número Constitución en mano, la gente envió un mensaje al CNE Observatorio Electoral Venezolano La última barrera Florencio Porras Noticias para la reflexión Portada: Niña palestina busca sus libros bajo los escombros de su vivienda


Chávez Frías y Nicolás Maduro. Con precios altos, medios o bajos, hemos vivido de la venta de crudo, que ha garantizado desde el funcionamiento del Estado y la obtención de lo necesario para el país, hasta la edificación de las grandes fortunas de todos los tiempos y el sostenimiento del modelo político. Podemos entonces afirmar que no existen diferencias en este aspecto fundamental entre los distintos gobiernos habidos, como no las hay tampoco entre el Gobierno de Nicolás Maduro y los aspirantes a gobernar de la Mesa de la Unidad Democrática. No existen dos modelos en el uso que se le ha dado al ingreso petrolero, que nunca ha sido dirigido a la industrialización y desarrollo del país. Tampoco hay dos modelos políticos. El voto directo, universal y secreto y la división de poderes, continúan siendo los ejes del sistema político venezolano desde 1947, con grave limitación de sus atributos plurales, participativos e incluyentes por la ausencia de proporcionalidad electoral. El desmoronamiento del modelo bipartidista adeco copeyano abrió paso al liderazgo mesiánico de Hugo Chávez, lo que le permitió acceder al poder electoralmente y pasar a reformar la Constitución. Los graves errores de sus opositores de entonces y la abundante riqueza recibida permitieron consolidar su liderazgo y su proyecto político, lo que reafirmó, en consenso con parte de quienes lo adversaban, con la construcción de un escenario polarizado, que restringía a sólo

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dos fuerzas las luchas políticas y electorales del país. La base legal del modelo es la legislación electoral actual, que impone un sistema mayoritario contrario al ordenado por el artículo 63 de la Constitución. Los dislates económicos y desenfrenos gubernamentales, la caída de los precios del petróleo y la temprana muerte de su líder, desataron un deterioro del apoyo popular al chavecismo, hasta llegar a la derrota electoral de diciembre de 2015, que marca el inicio de un serio declive. No obstante, las direcciones de los seudo polos mantienen a la sociedad muy polarizada, que tiene como soporte el odio nacional hacia el Presidente, a quien se hace causante del desastre, lo que enmascara el deterioro de la polarización, pues la mayoría piensa que la salida de la crisis pasa por la de Maduro, algo incierto, pero esta idea la hace apoyar a la MUD que garantizaría dicha salida. Parecería no haber dudas sobre la necesidad de diálogo entre quienes copan con sus “enfrentamientos” la escena política venezolana. Sin embargo, aunque sus conversaciones pueden generar un clima de mayor sosiego, no necesariamente sirven a los intereses fundamentales de la nación y legitiman el modelo polarizador, que ha servido al Gobierno y a la MUD para mantener sus hegemonías, al presentarse como los llamados a dar las soluciones a nuestros viejas dificultades e insuficiencias. Si las políticas que se proponen para enfrentar la crisis son las mismas que la produjeron, el resultado será idéntico: la dependencia y subsidiaridad del país. Es además lamentable que los dirigentes del Gobierno y de la MUD no hayan podido dialogar sin las presiones internacionales actuales, que nos colocan como país hasta cierto grado intervenido. Adicionalmente, no existen voces en esa mesa de diálogo que presenten una visión alterna a la que ha sido tradicional en el país. El Gobierno ha dado pasos peligrosos para reducir los partidos políticos al PSUV y la MUD. Las decisiones del CNE sobre la materia y recientemente del propio TSJ apuntan en este sentido, y no se han visto las reacciones de rechazo que se deberían generar. El inmediato reconocimiento, con mínimos requisitos y trabas, de todas las fuerzas que aspiren a una personalidad partidista propia y válida legalmente, sin importar la línea que propugnen ni las alianzas que establezcan, debería ser básico en los acuerdos de estabilización del país. Pero, la existencia legal de otras organizaciones partidistas, diferentes del PSUV y la MUD, es condición necesaria pero no suficiente a los intereses del pluralismo y la participación política de la ciudadanía. De nada sirven esos partidos a los votantes, si los votos no se traducen en la obtención proporcional de representantes en los cuerpos deliberantes, posibilidad casi inexistente por la Ley Orgánica de Procesos Electorales, que sólo toma en cuenta a las dos fuerzas

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con mayor número de votos, privilegiando además a la ganadora. Es imperativa la modificación de dicha ley, para rescatar la proporcionalidad entre votos obtenidos y cargos en los cuerpos colegiados. Hasta ahora, la ausencia de proporcionalidad ha sido de consenso entre el PSUV y la MUD, quienes se han beneficiado nacional y regionalmente de la misma. Esta situación obliga a los partidos minoritarios a mendigar la postulación de sus candidatos en distintas alianzas, lo que desaparecería con el rescate de la proporcionalidad, pues ésta permitiría que todos los partidos obtuvieren la representación que les corresponde según los votos recibidos, sin depender de la “generosidad” de los grupos mayoritarios de las alianzas donde participen. En estos momentos de resquebrajamiento de la polarización y de divisiones en la MUD y el PSUV, se abre la posibilidad de que se incremente el interés por la proporcionalidad, lo que hace más factible el logro de la misma. Trocaríamos nuestra democracia en real, plural, participativa y estable. Es necesario abrir el juego, no sólo en nombre del progreso democrático, sino para buscar salidas más allá de la limitada y coincidente visión de las actuales jefaturas de ambos polos. Es imprescindible un acuerdo nacional no ideologizado, plural, respetuoso de las disidencias, que emprenda la reconciliación y reinstitucionalización nacional, con un programa que incorpore lo ya señalado y corrija los extravíos económicos, monetarios y fiscales; que sustituya los subsidios indirectos por subsidios directos, que marche rápido hacia la unificación cambiaria, lleve comida a la mesa de los venezolanos, medicinas a farmacias y hospitales, repuestos de todo tipo a la población y asegure lo preciso para una vida feliz, pues vivir debe dejar de ser un sufrimiento para los venezolanos. Acciones que enfrenten eficazmente la inseguridad personal, entre ellas la eliminación de las inmunidades perversas otorgadas con las “zonas de paz” y los privilegios carcelarios. Que acaben con el uso del Banco Central como caja chica de PDVSA, lo que derrotaría la inflación; con un programa que a mediano y largo plazo impulse el desarrollo industrial del país, comenzando con el sector petrolero aguas abajo (petroquímica y química orgánica industrial) y aguas arriba (astilleros, flota petrolera nacional y seguros y reaseguros nacionales de la carga transportada), dando paso a la producción de bienes de alto valor agregado. Que desarrolle las ciencias y la tecnología en Venezuela y garantice una educación general de calidad, que permita la promoción de empleo formal calificado, sustentable y bien remunerado. Una alianza que rescate la inmunidad de jurisdicción del Estado, defienda nuestra soberanía e integridad territorial, se proponga la construcción de infraestructuras territoriales modernas

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y de ciudades concentradoras de servicios de calidad; que proteja el ambiente, establezca relaciones de iguales internacionalmente y que impulse la consecución de una fuerza armada profesional y tecnológicamente capacitada para garantizar su autonomía. Trabajemos por la grandeza de la nación venezolana, la elevación constante y sustentable de la calidad y nivel de vida de la población y el ejercicio pleno de sus derechos, mediante un desempeño en paz y democracia. Una nación plural y de justicia, sin sectarismos, sin exclusiones, sin ideologizaciones, respetuosa de la disidencia y de ciudadanos venezolanos laborando en el engrandecimiento de Venezuela. Bibliografía Arcaya Arcaya, Camilo. Del petróleo y el gas, a la química orgánica industrial y a la producción de ciencia y tecnología. Editado por el Grupo B4, primera edición, 31 P, agosto 1993, Caracas. Luis Fuenmayor Toro. Necesitamos ser una nación contemporánea. En: Venezuela 2015: Economía, política y sociedad, Ronald Balza Guanipa (Coordinador), pp 53-62, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2015.

El otrora guerrillero Daniel Ortega, gracias a argucias legales, se presentó a las elecciones presidenciales prácticamente como único candidato, por lo que no tuvo oposición a la cual vencer. Éste debe ser el sueño de Maduro y del cogollo actual del PSUV, que saben que pierden y perderán cualquier elección donde tengan opositores compitiendo, sin importar las cualidades e historia de los mismos. Las resoluciones del CNE y del TSJ, que impiden la legalización y legitimación de las organizaciones políticas venezolanas, apuntan en este sentido.

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De la exportación de materias primas a la sociedad del conocimiento, en el caso venezolano Federico Villanueva Arquitecto urbanista. Miembro del Movimiento De Frente con Venezuela 7

Debemos romper con el diseño social que ha estructurado la acción de los gobiernos venezolanos desde 1958 hasta el presente, hoy representado en la dinámica polarizada: promover políticas y soluciones acordes a las necesidades, intereses y aspiraciones de todos los venezolanos presentes y futuros; no de los intereses partidarios de las actuales y atrasadas cúpulas políticas y económicas. En el mundo actual los trabajos menos susceptibles de sustitución cibernética son los creativos, desde artísticos hasta científicotecnológicos y de innovación, más algunos servicios más o menos viles. La mayoría del resto de los trabajos podrán realizarlos máquinas inteligentes considerablemente autónomas, desplazando trabajadores humanos. Esto puede ser muy malo mientras se mantenga el paradigma de la acumulación privada concentrada en unos pocos. O muy bueno en la medida que limite el trabajo de todos a un “servicio productivo” (como el militar que existe en muchas sociedades) durante una pequeña parte de su vida, a la usanza de la reducción a 8 horas de la jornada de trabajo, de las jubilaciones o pensiones de los que ya trabajaron, o de la protección social de los que no están en edad o condición de trabajar. También en la medida que el producto de la súper productividad sea distribuido equitativamente. La liberación positiva del hombre de la carga del trabajo debe tender tanto a la justa distribución de la relativamente pequeña carga que sería ese trabajo frente a toda una vida y a la distribución igualitaria de sus productos. Todo ello sólo será posible en una sociedad de productores libres independientes extremadamente calificados. Indiscutiblemente el camino para avan-


zar hacia esos objetivos es el desarrollo de la investigación científica, de las tecnologías y de las técnicas hacia una sociedad del conocimiento. La forma perfecta de todo esto puede ser una ilusión inalcanzable, pero ilusiones tan inalcanzables como conocer o educar han motivado las mejores prácticas humanas, demostrándonos que más vale el camino que el imposible resultado final. Desde hace más de 150 años la explotación rutinaria y tradicional ha venido siendo sustituida por la aplicación tecnológica y consciente de la ciencia. Mediante la técnica y la combinación del proceso social de producción. Ejemplos sobran incluso en Venezuela. Piénsese en la generación y distribución de energía hidroeléctrica, dónde un puñado de ingenieros, técnicos y obreros encargados de la supervisión y mantenimiento operan monstruosos capitales fijos. El caso de la extracción de petróleo es parecido. Sólo que aquí opera en la construcción de los precios del crudo una renta de monopolio tan desmesurada que puede decirse que apenas 141.000 venezolanos prácticamente realizan el único “trabajo necesario” (transable en términos globales), para mantener a 30 millones de conciudadanos. Esta es la base más profunda de nuestra organización económica y social. La gran mayoría del resto de los venezolanos en las edades adecuadas para “trabajar” hacemos trabajar a otros en nuestro beneficio, trabajamos formal y hasta calificadamente, trabajamos informalmente, nos “rebuscamos”, “militamos”, o hacemos cualquier cosa que nos permita acceder a una parte de lo producido por el petróleo. Sea esa parte grande, o apenas migajas. La parte cuantitativa no está nada mal, ya que dudamos que puedan encontrarse muchos ejemplos de tal “productividad ilusoria”. Lástima que ésta, que pudiera ser la base material de una sociedad dónde diéramos a “cada uno según sus necesidades”, derive de una renta de minas, que nos permite transferir hacia el país valor creado en el resto del mundo que nos compra petróleo y derivados primarios. Y de esta manera nuestro modelo de liberación del trabajo no puede ser sustentable. Para serlo en el mundo contemporáneo, debiera depender fundamentalmente de un alto valor agregado de ciencia y tecnología, que el trabajo muy calificado de los venezolanos nos produjera. Nada está más lejos de esto último que la condición actual del país. Y así continuará mientras la escolaridad promedio se mantenga en 7 grados. Mientras no se ataque a fondo la calidad y cantidad de la educación desde el preescolar hasta los postdoctorados, pasando por la de técnicos medios. Mientras no tengamos numerosos centros e institutos de investigación científica avanzada, mientras continuemos con universidades de baja categoría en términos internacionales. Mientras los conocimientos que puedan producirse no se inserten adecuadamente en la producción nacional, permitiéndonos exportar “aspirinas en vez

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de petróleo” o microcomponentes universales para equipos de microelectrónica, telecomunicaciones y de la industria aeroespacial, en vez de coltán en bruto. Los gobiernos venezolanos han disputado el manejo político y económico del viejo modelo exportador de materia prima, con variantes en la distribución social de los recursos de allí provenientes, sin diferir en el propio modelo. Construyeron una economía de puertos: exportamos energía fósil e importamos todo lo demás. Transcurridos más de 60 años desde las primeras elecciones democráticas aun aguardamos la revolución de la producción venezolana, su cambio profundo y estructural. Lo característico en el manejo de la industria petrolera ha sido la defensa de los precios de exportación de los crudos, pero esto no se ha utilizado para producir un cambio en el desarrollo de las fuerzas productivas y en la capacitación de la población. Porque esta no era la intención de esos gobiernos, sino que han preferido todo lo contrario, en la medida que en una estructura económico-social tan simplificada como la venezolana, el control de una sola empresa (PDVSA) crea un poder de arbitraje fabuloso para quien detente el poder del Estado. Las verdaderas transformaciones profundas o revoluciones conmueven los cimientos estructurales de la sociedad, la forma como se produce y la forma como se organiza. Cualquier propuesta de cambio a lo existente tiene que trocar la industria de los hidrocarburos en un medio para fortalecer a la nación y a nuestra población. En oposición a ambos polos hoy dominantes (PSUV-gobierno y MUD), que comparten la aspiración a producir 6 millones de barriles de crudo al día para así acelerar la liquidación de los activos nacionales, se debe propiciar el despliegue de la industria petrolera aguas arriba (equipos y suministros, seguros, reaseguros y flota petrolera) y aguas abajo (petroquímica, química orgánica industrial y química fina), para agregar valor a sus actividades y exportaciones. Debemos iniciar el proceso de abandono del rentismo petrolero, condenado por todos sin soluciones plausibles, con esta solución concreta y posible. Podemos trasladar nuestra experiencia de exportaciones masivas de materias primas para el mercado mundial, en una primera fase a la exportación de productos derivados de la petroquímica y la química del carbono. Asegurándonos que una parte sustantiva (al menos la correspondiente a la existente en el destino del consumo mundial) de la producción petrolera y gasífera se destine a la producción petroquímica nacional y, más allá, a la industria química orgánica y a la química fina derivada de ésta. Asimismo, es imprescindible estimular el desarrollo científico y tecnológico en el país, así como el desarrollo de sus productos mediante una nueva Ley de Universidades y la reforma de la

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Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, que rescate la obligación de las grandes empresas nacionales (especialmente PDVSA) y de las empresas extranjeras de dedicar hasta el 4 por ciento de su facturación bruta nacional a la producción de ciencia y tecnología en el país. Acompañada de la capacitación científica y técnica de segmentos crecientes de la población, de la construcción de una fuente grande y efectiva de calificados profesionales, diseñando una reserva de tecnología avanzada y creando un sistema productivo capaz de adaptarse a las innovaciones tecnológicas. Desde la propia extracción petrolera y gasífera hasta el desarrollo agroindustrial con tecnología avanzada. En lo inmediato y en materia de petróleo, conviene aclarar la denuncia hecha en el pasado reciente por el propio gobierno, de un contrabando de extracción en gran escala, del orden de 130.000 barriles diarios, imposible de efectuar sin la participación activa de PDVSA. De continuar esa situación, amerita la reestructuración total de la empresa. Debe también procederse de inmediato a la revisión de los convenios de la deuda externa y al rescate de los capitales fugados en bancos y paraísos fiscales extranjeros, que pertenecen al pueblo de Venezuela. Determinar con precisión el destino de más de 140.000.000.000 de dólares que se administraron a través de FONDEN y de unos 30.000.000.000 malversados en los organismos administradores del cambio preferencial, y recuperar lo recuperable, para inversiones con el fin original del fondo (desarrollo endógeno productivo) y, parcialmente, para enfrentar la falta de liquidez en divisas y permitir el alivio de la escasez y de la inflación.

Daniel Ortega, supuesto revolucionario, aliado del chavecismo venezolano y defensor de los intereses del pueblo nicaragüense, en un acto claro de nepotismo, coloca a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidente, y a sus hijos en puestos claves de la administración gubernamental. Digno discípulo y seguidor del legado de Chávez, a quien el nepotismo nunca le fue extraño. ¿Qué ocurre con estos “revolucionarios”? Parecen mucho más cerca del feudalismo monárquico, desterrado hace centurias por el capitalismo naciente, que del socialismo marxista.

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¿Qué hacer y cómo hacerlo? Las ciudades, la vivienda y los barrios Josefina Baldó Ayala Arquitecto urbanista. Miembro del Movimiento De Frente con Venezuela 11

Las ciudades Junto a la distribución territorial del desarrollo del capitalismo venezolano, nuestras ciudades están marcadas por un acelerado proceso de urbanización. Como tales, presentan problemas comunes a cualquier ciudad, pero también algunos característicos de nuestra forma de desarrollo. Nuestra problemática urbana deriva de la forma de inserción de Venezuela en el mundo globalizado, como exportadores de energía fósil e importadores de todo lo demás. Los venezolanos tienen en promedio séptimo grado de instrucción, más de la mitad depende del trabajo informal, un sistema educativo muy deficiente y ausencia de centros de investigación científica y tecnológica, así como carencia de infraestructuras físicas suficientes y adecuadas. Los servicios básicos terminales para la población como agua potable, drenaje, saneamiento, electrificación, alumbrado público, gas doméstico, y comunicación en general presentan grandes deficiencias y hay carencias de espacios públicos, así como de equipamientos comunales, asistenciales, culturales, deportivos y recreacionales. Las formas de enfrentar los problemas urbanos que padece la ciudad formal, incluyen desde los planes estratégicos a los de actuaciones urbanísticas específicas: para dotar las infraestructuras básicas; transporte público y estructuras viales; comunicaciones de información y mensajes; espacios públicos y equipamientos comunales; además de la cuestión residencial.


En nuestras ciudades, como en otras de América Latina, Asia y África, puede simplificarse la división social del espacio urbano en la ciudad formal urbanizada y los barrios. El problema principal en las ciudades venezolanas se refiere a sus barrios donde reside el 51% de la población. Cualquier mejoramiento de las condiciones materiales de vida en este tipo de ciudades será incompleto mientras los barrios no sean insertados adecuadamente en el conjunto del medio ambiente construido y se superen sus carencias internas en cuanto a niveles de urbanización. Resulta imprescindible la habilitación física de los barrios. El proceso de deterioro se ha profundizado aceleradamente en estos últimos años con la anomia social, impuesta por el régimen imperante y que tiene su expresión material en la ruina de la ciudad. Podemos afirmar que las ciudades en Venezuela no pasan de ser aglomeraciones humanas no rurales, con precarias infraestructuras, mínimos servicios y una calidad ambiental muy deteriorada. Pero no debemos apartar los ojos de la ciudad: Venezuela es un país plenamente urbano y su futuro está en las ciudades.

Vivienda En nuestro país, la falta de nuevas viviendas y de atención a las condiciones de urbanización de las existentes, urbanizaciones populares y barrios donde reside la gran mayoría de la población, se oculta tras cifras imaginarias. En la mayoría de los casos, los propios ciudadanos con bajo nivel de ingresos tuvieron que enfrentar su problemática habitacional. Sin planificación, construyeron edificaciones de uso predominantemente residencial, para dar una respuesta primaria a sus necesidades de vivienda y hábitat. Ello dio origen a los barrios, escasamente dotados de infraestructura, con equipamientos insuficientes y de baja calidad, producto de limitadas iniciativas no estadales y de intervenciones cosméticas del Estado. En 1999-2001 se implementó una Política de Vivienda capaz de saldar la deuda social con el 90% de la población. Fue interrumpida, reanudada en un solo aspecto en 2005 para volver a

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interrumpirla y cinco años más tarde se anunció la Gran Misión Vivienda Venezuela, programa netamente propagandístico y clientelar, creando grandes expectativas y problemas: sólo aborda nuevas viviendas y acondicionamientos menores, dejando a un lado la problemática del hábitat existente. Un programa de vivienda con esas características no puede tener éxito. Resulta imposible en su mismo concepto y cuando se atiende sin criterio de selección fracturando al pueblo venezolano, no se buscan profesionales calificados, se destruye la capacidad instalada del área habitacional y no existe un control exhaustivo del manejo de los fondos públicos, además insuficientes estructuralmente. En nuestras ciudades son prioritarios programas para nuevas viviendas, la habilitación de barrios y la rehabilitación de urbanizaciones populares, así como la atención a los pobladores de la calle. Dar una respuesta a ese sector de población es tarea de gran magnitud para saldar la deuda social acumulada e implica una combinación eficiente de la capacidad de respuesta de las comunidades residentes con el Estado, así como la movilización de recursos académicos, profesionales y técnicos disponibles por la sociedad. Esto se concreta en una política de vivienda ajustada a las necesidades habitacionales del país. Requiere un ordenamiento jurídico que direccione los fondos a la atención de los mencionados sectores tradicionalmente relegados, junto al establecimiento de programas para nuevas urbanizaciones y viviendas de desarrollo progresivo, y viviendas completas. Es indispensable el apoderamiento popular en materia de vivienda, constituyendo a las comunidades organizadas en administradores delegados de los recursos públicos destinados a tal fin. Multiplica la capacidad de ejecución. Además, el manejo limpio de los fondos y los sistemas administrativos transparentes permiten a los residentes y a los organismos competentes el control continuo en tiempo real de la administración delegada en las comunidades organizadas, limitando el clientelismo y la corrupción. La participación no es una opción ética para los programas de vivienda, sino un compromiso técnicamente obligatorio. Una política de vivienda de este tipo tiene como objetivo servir al pueblo y su garantía de éxito radica en apoyarse en la gente como protagonista de la corriente principal en la construcción del hábitat residencial, como se ratifica en el artículo 184 de nuestra Constitución. Esa prescripción participativa, donde los ciudadanos organizados independientemente del Estado

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pueden adelantar las políticas públicas hasta la administración de recursos como cuentadantes de la República, es posiblemente uno de los aportes más valiosos de ese proyecto de cambio para el país y una gran conquista prevista constitucionalmente. Desafortunadamente, la participación en el régimen derivó en una organización vertical a partir del Estado y las organizaciones comunitarias tomaron la vía de la adscripción al Ejecutivo, con claras intenciones clientelares y políticas.

Los barrios Ha costado mucho reconocer a los barrios como partes integrantes de las ciudades, aunque constituyen la forma principal de ocupación residencial. Sin embargo, sobre qué hacer y cómo hacer para el mejoramiento de los barrios existe suficiente experiencia en Venezuela. Aquí, desde hace treinta años, a nivel experimental, se iniciaron algunas de las más significativas prácticas mundiales en materia de habilitación física de barrios. Las bases fundamentales de este planteamiento tienen sus raíces en trabajos desarrollados por un equipo de investigadores de la UCV, así como por profesionales muy calificados. La técnica para adelantar la habilitación física de las zonas de barrios comprende elementos de planificación, diseño urbano, arquitectura e ingeniería urbana, al tiempo que formas sociales de empoderamiento comunitario. En definitiva, construir la trama social necesaria para apoyar, interpretar, complementar, fortalecer y servir a la corriente principal en la producción del hábitat popular: la que produjo los barrios. Es así como la metodología desarrollada en Venezuela para la habilitación de los barrios se sustenta en dos tipos de acciones inseparables: a) las relativas al diseño e ingeniería urbana en infraestructuras y equipamientos y b) las referidas al apoderamiento comunitario. La gran escala de este tipo de programas, supone una política pública nacional de asignación de recursos fiscales no recuperables durante un largo período. Dar una respuesta a las condiciones urbanísticas de sub-dotación de los barrios es tarea de gran magnitud para saldar la deuda social acumulada e implica una combinación eficiente de la capacidad de respuesta de las comunidades residentes con el Estado a todos sus niveles. Es un proyecto nacional de largo aliento que requiere de importantes inversiones, estimadas en 35.000 millones de dólares para Venezuela, y de 15 a 20 años para su plena realización. La habilitación física de los barrios exige grandes esfuerzos a una Nación, pero constituye la forma óptima de actuación respecto

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a ellos. Además, las obras de construcción pueden contribuir a la reactivación de la economía de un país. La síntesis de las orientaciones metodológicas para la habilitación de barrios, puede resumirse en: la habilitación física es una intervención estructural en todas las zonas de barrios; sólo puede realizarse en el marco de una Política Nacional de Estado; la habilitación sólo puede llevarse a cabo por comunidades autogestionarias y; deben utilizarse todos los recursos técnicos de avanzada disponibles.

Ciudades concentradoras de servicios apropiados para el mundo contemporáneo Reiteramos la necesidad de un Proyecto Nacional de transformación, que incluya las ciudades como el soporte físico para avanzar hacia el desarrollo. La reconstrucción de nuestro país, priorizando la inversión en bienes urbanos de interés colectivo no acepta más dilaciones.

Toma de Venezuela. Movilización convocada por la MUD para presionar por la realización del Referendo Revocatorio este año. 26-10-2016

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La trampa del desacato Alberto Arteaga Sánchez Abogado y profesor de la UCV

En el vocabulario de la “revolución” se ha entronizado una desconocida palabra, ahora convertida en fetiche, anatema o sacrilegio, razón de ser de la acción del Gobierno contra la Asamblea: ¡Desacato! Al reiterado argumento del “golpismo”, “traición a la patria”, “conspiración”, ahora se esgrime el “desacato” como último alegato que pretende cubrir cualquier arbitrariedad. La religión “bolivarista” ha encontrado la piedra angular o el pecado original que explica la persecución, los juicios y la condena de la representación “popular”. El problema está en que nadie se ha preguntado ni ha respondido qué se entiende por desacato, pero esto pareciera no importar ya que es el dogma supremo y misterioso que liquida el adversario. Sin embargo, para sorpresa tal vez de muchos, hay que decir que la palabra carece del sentido que se pretende. Cabe aquí la profunda reflexión y el agudo cuestionamiento: ¿Con qué se come eso? Desacata quien no cumple una orden o un mandato o quien no sigue los dictados de las normas, pero no significa ello que todo incumplimiento pueda ser sancionado y, mucho menos, que esa sanción se concrete en la amenaza de pena del pretendido “desacato”. Para no continuar con inútiles digresiones, se impone observar que la simple expresión de haber incurrido en desacato, salvo en circunstancias específicas, no es delito, ni ilícito administrativo y, ni siquiera, pecado.

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Solo es delito, y ello no parece susceptible de interpretación por parte de la Sala Constitucional -a pesar de todos los esfuerzos por torcer el derecho- aquella conducta que aparece prevista en la ley, salvo que impongamos en su lugar la máxima del nacionalsocialismo de que es delito cualquier hecho que merezca sanción por ser contrario al sano sentimiento del pueblo, interpretado por el poder. Si lo afirmado es cierto y sobre ello no hay controversia, solo cabe considerar punible “el incumplimiento de un mandamiento de amparo”, en sentido estricto, según lo establece el artículo 31 de la Ley de Amparo, delito que la Sala Constitucional convirtió, sin más, en “ilícito judicial constitucional” para “mandar presos” y destituir a los alcaldes Scarano y Ceballos. Aparte de este desacato que no se da ante una medida cautelar como la acordada en el caso de los diputados “desproclamados” de Amazonas –indiscutible exabrupto jurídico- solo existe el desacato administrativo de la Ley del Tribunal Supremo de Justicia (Art. 122), sancionado con multa y, sin que se denomine desacato, una “falta”, no delito, de desobediencia genérica a la autoridad “competente” (Art. 483 del Código Penal), con una sanción de arresto de 5 a 30 días. Por lo tanto, carece de todo sentido hablar de desacato de la Asamblea a la Sala Constitucional y pretender fundamentar su desconocimiento en tal exabrupto jurídico. Pero además, si se hubiese dado este resultaría excluido cuando se trate de un mandato de imposible ejecución o nulo por usurpación de autoridad (Art. 138 de la Constitución). En definitiva, no existe desacato alguno de la Asamblea. Se trata de una invención desafortunada, de grosero error jurídico, herejía inventada para justificar un verdadero atropello a la Constitución. Cabe aquí recordar, una vez más, que en el año 2007, la Asamblea, ante una decisión de la Sala Constitucional que modificó un artículo aprobado por el Poder Legislativo, declaró nula y sin efecto jurídico la sentencia dictada y se calificó como delictiva la conducta del tribunal, por considerar que la sentencia jamás debió existir y que merecían cárcel los magistrados porque "allí había un delito”. Finalmente, como contrapartida al desacato, llegamos al absurdo del acatamiento a decisiones judiciales carentes de todo sentido, como es el caso del CNE, abiertamente constitutivas de violaciones a los derechos políticos consagrados en la Constitución, expresiones evidentes de atropello a la ley usurpación de autoridad y abuso de funciones que hacen nulas y sin efecto

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alguno esos dictámenes, por los demás “cautelares” o “provisionales”, esto es, orientados a “garantizar un proceso justo” que brilla por su ausencia. Sin duda, de la época de la vigencia del Estado de Derecho, no hemos retrocedido al “ojo por ojo y diente por diente”, sino al estadio más primitivo de la venganza privada, sin derecho y sin justicia. Sin respeto a los derechos humanos y sin garantía de separación de poderes, no hay Constitución. http://www.el-nacional.com/alberto_arteaga_sanchez/trampa-desacato_0_943705775.html

La escasez de alimentos, medicinas y vacunas, productos de higiene personal, cosméticos y del hogar; repuestos automotrices y de los equipos de la llamada línea blanca, artículos de oficina, equipos hospitalarios y de salud en general, determinan largas filas de gente desde horas muy tempranas de la mañana, evidentes en todas las ciudades y pueblos venezolanos y, además, determinan la reaparición de enfermedades como la sarna, la difteria y muchas otras. Vivir se ha transformado en un gran sufrimiento para los venezolanos.

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¿Diálogo? Ángel Rafael Lombardi Boscán Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

El diálogo en la política solo es posible en sociedades con una larga y sólida tradición institucional que no es el caso de Venezuela. Y esto ya no es un asunto de cronología corta o larga, sino de una idiosincrasia nacida de una antropología muy peculiar cuyas rutinas atentan contra el éxito social y el buen desempeño de nuestros políticos. El dialogo entre políticos implica dos cosas fundamentales: el mutuo reconocimiento y el acuerdo desde las diferencias para poder cohabitar. La Ley, la Constitución, su respeto consensuado, es el instrumento, el pacto de país, que dirime toda controversia en torno a percepciones parciales e intentos de imponer por la fuerza el particular interés. Solo que el embrujo del poder, y sobretodo, los privilegios que genera a sus detentadores, que en el caso venezolano, implican delito y corrupción para una inmensa mayoría, hacen de nuestra política terreno fértil para una confrontación despiadada donde se anula y destruye sin miramientos a los rivales. Nuestra política es muy primitiva porque la violencia ejerce supremacía sobre los argumentos y las razones. En la Independencia, preámbulo del pacto republicano, diálogo como tal nunca existió. Ya al final de la guerra, en 1820, se propone un armisticio alentado por los liberales en España, que Bolívar correspondió, para obtener las ventajas determinantes que le hacían falta para concretar la victoria final. En el siglo XIX, “el dialogo” entre políticos se producía cuando el caudillo victorioso fusilaba o desterraba al rival de turno. Nuestros Páez, Soublette, Monagas, Falcón, Guzmán Blanco, Crespo y demás lo confirman. En el siglo XX existió una relativa mejoría. Aunque Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez hayan preferido el arrebato de la fuerza u otros más benignos modales. Adecos y copeyanos alentaron una cohabitación intere-

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sante aunque excluyente hacia el espectro de la izquierda. En cambio, con los bolivarianos surgidos de los violentos golpes de estado en 1992, el dialogo como tal volvió a retroceder. Entre sus adeptos se desarrolló el síndrome de una autosuficiencia sostenida por una arrogancia atizada por el resentimiento social y la aspiración totalitaria, ya hoy, sin disimulos. Hoy, en una fase decadente y hasta terminal, ese mismo bolivarianismo, que deroga leyes y poderes, hasta suprimir la voluntad popular que se expresa en elecciones, pide dialogar. El problema de éste dialogo es la ausencia de credibilidad de quienes lo proponen, es más, la sociedad lo percibe como un ardid para ganar tiempo. Dialogar implica también ceder y negociar basado en un acto de realismo político. Y hoy el diálogo sólo puede producirse, si previamente, sólo así, hay una reversión a todos los actos arbitrarios que el oficialismo ha cometido en los últimos años, ya que han hecho de la Constitución “un traje a la medida de sus designios despóticos” imitando a los nefastos caudillos como los hermanos Monagas en el siglo XIX.

Afueras del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda de Barquisimeto. El colapso de los servicios en las ciudades de toda Venezuela es más que evidente. Octubre 2016

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La política el problema; no la ética Américo Gollo Chávez Filósofo y profesor titular de LUZ

El desarrollo del mundo (es decir de la especie humana), su pensamiento ductor, sus grandes ideas han nacido y estado en “manos privilegiadas”, expresión que uso por comodidad, pues, a decir verdad, no es exactamente verdadero que sean privilegiadas, porque el privilegio supone que de alguien proviene tal condición, que alguien la concede, pero su imagen es más ligera que admitir la existencia de seres superiores, cuyo pensamiento es y ha sido dominante para el devenir del mundo, lo cual es la verdad. Pocos son en el mundo de la filosofía, de la ciencia, del arte. Sin ellos la humanidad nada sería, el arte lo hace humano, la ciencia es el camino indetenible para conocerse y conocer al universo y la filosofía le permite reconocerse y engrandecer su espíritu y penetrar el mundo. Del mismo modo, la negación del mundo, del hombre ha surgido de seres con talento pero sin probidad. Sea la sentencia de Bolívar buena, “el talento sin probidad es un azote”. Cada una de esas visiones y acciones coexistieron y coexistirán siempre y adquieren “vida” en unas pocas, muy pocas palabras sin las cuales solo habría un vacío, la especie humana habría sido por siempre eso, como cualquiera otra del mundo animal. Dios existe porque existe la palabra dios y en torno a ella gira la teología y todas las religiones; la física, la química, la matemática, y en todas las demás concreciones de la ciencia, existen palabras, formalizaciones, que se encargan de nuclear, resplandecer y una vez consagradas, la práctica humana les da su sentido, su valor, las enriquece, según crece el descubrimiento de la realidad, o se crea una palabra para alcanzar mejor la verdad, siempre con la consciencia plena de que todo cuanto se alcanza es incompleto, que siempre hay un mucho más que descubrir. Dentro de ese mun-

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do, bien pequeño, se han desarrollado revoluciones, sean políticas, científicas, artísticas. La Francesa adquiere significación y trascendencia por las palabras libertad, fraternidad, igualdad. La inmensa revolución de Newton son cuatro leyes, la de Einstein una; en la economía, capital y trabajo. En nuestra era, con prescindencia de la edad de la palabra, dos copan la escena, Libertad y Sumisión, en amplios calificativos. Libertad de opinión, económica, religiosa; soberanía del pueblo, etc. y sumisión, pocas más que entran en la dicotomía Democracia/libertad. Dictadura/sumisión. Democracia/Capitalismo. Dictadura/comunismo… La democracia se mide por los grados y alcances de la libertad, La dictadura, por sus desmanes, aberraciones. La democracia por el cumplimiento de la ley, la dictadura sustituye la ley por la arbitrariedad y la sumisión al amo del poder. La democracia necesita de la verdad, la dictadura de la mentira. La democracia es la palabra abierta, la dictadura es el silencio cómplice o por terror. La imperfección de la democracia se mide con facilidad, la distancia entre el enunciado y la realidad. Se mide por la capacidad de reconocer al otro o su distancia. La dictadura impone la igualdad como identidad. La democracia se mide según el universo de posibilidades para crecer cada quien según su capacidad y voluntad. La dictadura se mide por la sustitución de la voluntad por la abulia. La sustitución del ciudadano por el militante. Del ser libre por el borrego. La democracia se verifica por su amor a la vida, la dictadura se realiza por su odio a la vida y “amor” a la muerte. Biofilia y Necrofilia son su definición. En estas mediciones y otras más, la realidad, el verde de la vida o sus oscuridades se impone a las teorías o formas ideológicas que tratan de explicarla, superarla o mantenerla. Las limitaciones de la democracia, medibles todas, y los horrores de la dictadura encuentran en algunos ideólogos de hoy día la misma causa, a saber, la ausencia de ética, de modo que superado el problema ético, entonces, todo lo demás queda resuelto o abierta la posibilidad de resolver sin traumas, obstáculos Pero, la cuestión está en el manejo y sentido que se da a la palabra ética, propio de los intereses que animan a cada “teórico”, dicho mejor, a los intereses del juego de cada quien tras el poder, en el poder, por el poder. En las sociedades con democracias consolidadas los problemas éticos de la política y de toda la sociedad se reducen a la observancia de la ley (Constitución, leyes nacionales…) tanto por el individuo cuanto por cada una de sus instituciones privadas, públicas. Pero, se va más lejos, al acatamiento irrestricto de las leyes supraconstitucionales, ergo, supranacionales, tales como los derechos humanos, del niño, la mujer, el derecho a la vida y las relaciones dialógicas con la naturaleza. Para los regímenes dictatoriales, no importa su modelo, también se recure al uso de la palabra ética. Y son éticos todos los actos, acciones, arbitrariedades, crímenes si se consideran necesarios para conseguir, alcanzar, mantener, preservar, proseguir el modelo impuesto.

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Ese manejo ubicuo e inicuo de la ética es relativizar su valor y convertirla en “esclava” y celestina, a la vez, de los intereses del PODER, es decir, de quienes buscan alcanzarlo por cualquier vía o mantenerlo de la misma manera. Este manejo de la “ética” ha dado lugar y justificación a la ética revolucionaria, la ética burguesa, la ética del cristianismo, del islamismo,…y, en circunstancias particulares que no tengo cómo atender en este momento, M. Weber, escribió “Ética Protestante” y todos conocemos la gran preocupación por la Política y en ella de la ética, desde Platón, Aristóteles, San Angustian, Maquiavelo, grandes del ayer… grandes, densos como Nietzsche, light como Sabater, hasta alcanzar en nuestra contemporaneidad un espacio en la ciencia (Toulmin) y, aún más, como ciencia, que si bien no formalizada en un tractatus, sí perfectamente determinada su objetivación. Nada tiene que ver con la moral, como hasta hace poco se identificaba y, que por tanto, “legitimaba” como ética las costumbres y valores de la moral cristiana, judía, musulmana, budista, etc. La ética, hoy, está fundamentada en los alcances de la ciencia (bióloga química, física, la genética…) que han eliminado la subjetividad de la moral propia de cada cultura, religión, cuáquera sea, así como también de la axiología del bien y el mal. La relación deber y el hacer; del individuo, ls sociedad y el estado; ls relaciones de familia son objeto de la nueva ética que puede evaluar, demostrar que es inética toda relación que no sea armónica, de equilibrio, de reciprocidad… Veamos unos ejemplos sencillos. La destrucción de la naturaleza, la contaminación son resultado de procesos ajenos a la ética. El terrorismo es un acto inético. La violación de los derechos humanos, del niño, de la mujer son actos, hechos inéticos. El empleo, uso de la mentira como manipulación, bien en función de intereses de poder o bien personales, es un hecho inético. Las costumbres que lesionan la dignidad de la mujer, su libertad de decidir, de amar, son formas de ineticidad. El abuso de poder y todo cuanto desde el poder se hace para perpetuarse, para lesionar, dañar a los demás son actos de ineticidad. Las religiones, sectas que limitan e impiden la libertad de pensar, de criticar, de amar son formas muy eficaces de ineticidad. Las dictaduras y todos sus modelos son expresión de ineticidad. Convertir el mercado en condición necesaria para la existencia de la libertad o como su expresión es una falacia que encubre la ineticidad. El uso de la ciencia como instrumento de poder o mercancía es ineticidad. Podíamos seguir con más ejemplos pero estos pocos, de fácil manejo y comprensión, nos sirven para precisar, como en cualquier ciencia, que la ética tiene un objeto definido, una metódica para medición y verificación, una reflexión constante para buscar las causas, las “razones” que generaron esos hechos y a partir de allí proponer alternativas de solución ética para la acción humana armónica en el complejo mundo de relaciones individuo-naturaleza-sociedad, individuo-estado-sociedad. Individuo-poder-sociedad. Individuo-familia-sociedad y ello necesita el

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riguroso conocimiento científico de cada uno de estos hechos, de su forma, de su esencia, circunstancia, historia, y las propuestas coherentes para orientar las salidas. Marcar el camino. Como puede inferirse, la ética alcanza valor universal como cualquiera otra expresión científica. En la situación venezolana es de fácil demostración el carácter inético del régimen, de sus dirigentes fundamentales. La imposición por vía violenta, por la fuerza de un modelo autocrático que es fascista, o stalinista en su ejecución, pero que en lugar de una “fundamentación” elemental tiene un fetiche, un ídolo cuya adoración, idolatría por vía de la manipulación es el único elemento de congregación, de adoración, de “religión atea”, en fin. El manejo del lenguaje que en lugar de ideas produce infamias. La mentira en lugar de la verdad. La arbitrariedad en lugar de la ley. Todos y cada uno de estos hechos son de empírica demostración. Siendo así, podrían tener razón quienes afirman que el problema es ético, solo que tal afirmación de buena fe, desconoce que la causa que determina la voluntad y actos del régimen es la imposición de su proyecto político por la fuerza, sin escrúpulo alguno, que requiere de la miseria, de la pobreza para mantener el mesianismo, de la ignorancia para imponer la falacia revolucionaria como verdad, que impone el terrorismo de estado para provocar estado de terror, de la abulia en la sociedad toda. No es la ausencia de ética la que caracteriza al régimen, a su gobierno, es mucho peor, su ser es inético.

Mónica Baltodano*, combatiente revolucionaria histórica y comandante de la revolución sandinista, declaró en 2008: “El actual gobierno de Nicaragua usa algunas veces un discurso izquierdista, una estridencia en la palabra que nada tiene que ver con su práctica real, muy distante con un proyecto de izquierda. Por el contrario, en Nicaragua se fortalecen y enriquecen los banqueros y la oligarquía tradicional y grupos económicos de ex revolucionarios convertidos en inversionistas, en comerciantes y especuladores. Se fortalecen los sectores más reaccionarios de la jerarquía católica, se eliminan derechos humanos esenciales como el de las mujeres al aborto terapéutico.” *Citada por Marcelo Colussi en: www.aporrea.org/internacionales/a236731.html 6-11-2016

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“El americano feo” César Villarroel Profesor e investigador de la UCV

El título refiere a un “best seller” de los años sesenta del siglo XX (Lenderer y Burdike, 1959), en el cual se describe la arrogancia, abuso, ignorancia, mal gusto, “patanería” y otras lacras de las cuales se sentían muy orgullosos los estadounidenses de la época. En la política y la economía el sentir y ser de estos ciudadanos era claramente excluyente; prueba de ello fue el extrañamiento conceptual del gentilicio americano si sus coordenadas no cuadraban dentro de Canadá por el norte y México por el sur. Todavía hay quienes consideran, mi nieto por ejemplo, que los mexicanos no son norteamericanos. En lo ideológico también se hizo sentir lo bueno y lo malo del “americano” feo, y, al tener que elegir la opción de cursar postgrado en el extranjero, rechazamos hacerlo en los Estados Unidos, aunque era donde más se había desarrollado nuestra especialidad, pero también donde corría el riesgo de comulgar con el Imperio. Mocedades de sarampión rojo. Bueno, el Americano Feo ha regresado. Se llama Donald y acaba de ganar la presidencia de los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque el estadounidense genuino lo es también el feo. Egoísta, pragmático y palurdo. En una retrospectiva de presidentes republicanos recientes pueden encontrar con facilidad que los que han dejado huella (positiva o no) se ubican en el perfil que hemos esbozados: Reagan y Bush, que no tuvieron reparos en declararse incultos, es decir, de proclamar su fealdad gringa. Por eso Trump, a pesar de no tener pedigrí republicano pudo lle-

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gar a las clases y grupos más estadounidenses, obreros y clase media baja. Por eso no tuvo reparos en embaucar las encuestas, o más bien a los encuestadores. Trump fue leal hasta con las estupideces; yo las pienso, yo las digo y, además, asumo la responsabilidad frente a la burla o el epíteto. El estadounidense feo también habla inglés. Se ha especulado acerca de un supuesto paralelismo político entre la figura del recién electo presidente estadounidense y la del ex presidente Chávez. Creemos que no existe tal paralelismo, excepto en lo que respecta a sus manifestaciones escatológicas. Ambos no escatimaron, en sus respectivas áreas de gestión política, el cultivo de la grosería amparados en un poder económico de origen hereditario, en el primer caso, y de una circunstancia política en el segundo. Chávez no pudo ver el desmoronamiento de su poder económico, en cambio Trump terminará su mandato (largo o corto) sin que se vea afectado su patrimonio económico. En este sentido es importante destacar que el poder económico administrado por Trump es de carácter estatal; en cambio ese poder en el caso de Chávez era considerado y administrado como uno de tipo personal. Otro de los elementos que distinguen ambos políticos es su actuación en el ámbito de las relaciones exteriores. En el caso de Chávez, éste jugó fuerte en política exterior e influenció el pensamiento político durante los dos últimos lustros del siglo XXI. Su acción política fue de tipo personal. No podemos ni debemos especular sobre el comportamiento de la política exterior de Trump, pero podemos aventurar que ésta no diferirá mayormente de la que ya han evidenciado los ex presidentes republicanos que le han precedido.

“Tanta fue la seguridad con la que diferentes voceros del oficialismo anunciaron la muerte del RR antes de que el CNE diera su informe oficial, que ellos mismos levantaron sospechas sobre un sabotaje a la consulta. De hecho, la recolección del 1% de las manifestaciones de voluntad pudo ser saboteado por seguidores del oficialismo que –actuando de manera espontánea o cumpliendo la instrucción de ejecutar el trabajo sucio- firmaron con cédulas de fallecidos y menores de edad para enlodar las planillas y luego brindar el pretexto perfecto para anular el proceso, como en efecto se hizo.” Víctor Álvarez. Si fracasa el diálogo se abonan salidas violentas y dictatoriales. Aporrea.org 711-2016, www.aporrea.org/actualidad/a236790.html

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Democracia y Capitalismo José Lombardi Presidente de COPEI, Maracaibo

¿Podrá sobrevivir la democracia frente al capitalismo? Los últimos e inesperados resultados electorales del Brexit, el plebiscito colombiano por la paz y el reciente triunfo de Trupm, han despertado esta interrogante. El sistema económico capitalista está basado en la generación y acumulación de capital, un sistema centrado en el individualismo, una carrera indetenible por generar riquezas, sin importar a quien se lleva por delante, una máquina de hacer dinero que no admite descanso y mucho menos un sistema de vida alternativo, todo dentro del capitalismo nada fuera de él. El capitalismo nos ha educado que el bienestar proviene de la obtención del dinero, con el podemos comprar salud, belleza, educación e infinidades de cosas más, quizás de allí la trágica frase “todos tenemos un precio” o el jocoso comentario del recién electo presidente norte americano “a las estrellas nos dejan hacer lo que sea”. Gracias a la tecnología o lo que algunos llaman el mundo digital, el capitalismo ha crecido una enormidad, a través de él, se puede llegar a millones de personas en tiempo record, las redes sociales se han convertido en un medio ideal para vender productos y servicios, con el agravante que hoy los seres humanos son los productos.

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Los políticos han entendido que el capitalismo está rigiendo el modo de vida de millones de personas, las propuestas e ideas ya no generan emoción, saben que necesitan convertirse en productos para obtener votos, el pueblo es su mercado y necesitan acceder a él para poder obtener así su capital, el poder. Leía en estos días a una persona que se autodefinía como mercadólogo y decía que lo que no emociona no vende, ahora bien, tendríamos que revisar que es lo que está emocionando a la gente en el siglo 21, según lo que llaman “trending topic” o en español “tema tendencia”; encontré que uno de los más visto, comentado y debatido alrededor del mundo en el 2015 fue sobre una pregunta acerca de cómo cada quien veía el color de un vestido entre tres opciones de imágenes publicadas, la controversia mundial era sobre si el vestido era azul y dorado o negro y blanco. En la acera del frente, tenemos a la Democracia, un sistema de convivencia social, precursor de políticas públicas que vayan dirigidas a beneficiar a la colectividad social, quien a su vez tiene la responsabilidad de elegir a sus gobernantes para que estos cumplan con el mandato entregado, tal como lo definió Lincoln “el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”; ahora bien, y de allí me interrogante inicial, cuáles serán las consecuencias de ver convertidos a aspirantes a gobernantes en productos y a electores en mercado, seguramente los resultados dependerán de lo que más nos emocione y si tomamos como valido el argumento de la prevalencia del voto pasional sobre el racional, seguramente la democracia entrará en crisis en cualquier momento. @lombardijose

En consecuencia, no puede ninguna burocracia institucional o nomenklatura política vulnerar los derechos constitucionales de la ciudadanía. El RR no es un elemento accesorio o decorativo en la CRBV, sino un componente esencial de la Democracia Participativa y Protagónica para que la ciudadanía ejerza sus derechos políticos y evalúe si está satisfecha o no con el Gobierno. Víctor Álvarez. Si fracasa el diálogo se abonan salidas violentas y dictatoriales. Aporrea.org 711-2016, www.aporrea.org/actualidad/a236790.html

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Mediación del Vaticano en Venezuela cambia ecuación política para Washington Mark Weisbrot Centro de Investigación en Economía y Política, Washington D.C. 29

La incorporación del Vaticano al proceso de diálogo en Venezuela plantea un reto inhabitual a la política de Estados Unidos en Venezuela y en la región. El domingo 30 de octubre, representantes de tres de los cuatro principales partidos opositores y otros líderes de la oposición se reunieron con el gobierno, con la presencia de mediadores del Vaticano y de la UNASUR (la Unión de Naciones Suramericanas), lo cual ha dado lugar a ciertos avances. El gobierno liberó a cuatro personas consideradas por la oposición como presos políticos, y por su parte la oposición suspendió un juicio político contra el presidente Maduro y una demostración que la mayoría de los observadores pensaba que podría correr con un alto riesgo de violencia. Thomas Shannon, el funcionario número tres del Departamento de Estado de EE.UU, también viajó a Venezuela esta semana, se reunió con el presidente Maduro y con líderes de la oposición, y respaldó el diálogo. Ojalá pudiera decir que aquello supone un cambio sustancial en la política de EE.UU. en la región, pero todas las pruebas aún apuntan en sentido contrario. El gobierno de EE.UU. no se dirige a Venezuela con miras al diálogo o a concesiones. El gobierno de Obama aplicó sanciones económicas contra Venezuela, las cuales el mismo presidente Obama renovó el pasado mes de marzo. Al reiterar dichas sanciones, la orden ejecutiva de nuevo declaró que Venezuela constituye "una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad de Estados Unidos”. El mundo ya sabe lo que le puede ocurrir a países considerados por EE.UU. como "una inusual y extraordinaria" amenaza a su seguridad. Tan solo hace falta ver lo que pasó en Irak, o lo que le pasó a Nicaragua en la década de 1980 – los gobiernos de ambos países también fueron declarados amenazas “extraordinarias” antes de intervenciones de EEUU. No importa cuántas personas se vean directamente afectadas por las sanciones puntuales contra Venezuela. La amenaza es lo que importa, y es lo suficientemente inquietante y agresiva como para mantener a raya de Venezuela a muchos inversores y elevar el costo de endeudamiento del país. (Demás está decir que la premisa entera de que Venezuela constituye


una "amenaza a la seguridad" es absurda). Por otra parte, el gobierno de EE.UU. también ha presionado directamente a instituciones financieras para que no hagan negocios con Venezuela. Por todas estas razones, queda claro que el objetivo de Washington en Venezuela es por lo pronto idéntico al de casi todos los últimos 15 años. El respaldo al diálogo por parte de Shannon vendrá siendo casi seguramente el mismo que en los deshielos diplomáticos anteriores: un respiro de corta duración y poco sincero. El presidente Obama abrió el período más largo (unos cinco meses) de relaciones tranquilas entre EE.UU. y Venezuela, desde el golpe militar respaldado por Washington del año 2002, entre marzo y julio del año pasado. Sin embargo, muy pronto quedó al descubierto que aquello fue solamente porque Cuba - con el apoyo del resto de la región - lo planteó como condición para avanzar en sus propias negociaciones de apertura en las relaciones. Se trataba de algo que Obama quería dejar como su legado. Pero a medida que se acercaban las elecciones a la Asamblea Nacional en Venezuela, la gestión de Obama volvió a su estrategia de cambio de régimen, al apoyar una campaña internacional para deslegitimar las elecciones en el país (la cual resultó ser innecesaria, pues la oposición obtuvo una contundente victoria). La oposición venezolana siguió una "estrategia de toma militar" durante los primeros cuatro años del gobierno de Chávez, incluyendo el golpe militar de 2002. Sin embargo, desde el 2004 ha sido sujeta a divisiones en torno a si se debe o no buscar el cambio por vías legales. Cada vez que han contado con personas en las calles en busca de un derrocamiento violento o fuera del marco legal - como en 2002-2003, 2013 o 2014 - el gobierno de EE.UU. se ha puesto de su lado. Washington también ha dirigido campañas internacionales para deslegitimar al gobierno de Venezuela, lo cual forma una parte vital de cualquier estrategia paralegal de "cambio de régimen". Pero por los momentos, el Papa Francisco ha alterado los cálculos de todo el mundo. Para la oposición venezolana de línea dura, condenar al Papa sería poco sensato. La gestión de Obama tampoco puede ejercer el mismo tipo de presión hacia el Vaticano como la que ejerce, por ejemplo, hacia los gobiernos europeos para que apoyen sus sanciones contra Rusia, o múltiples aventuras militares poco populares. Por otra parte, los medios de comunicación internacionales no pueden marginar o ignorar al Papa de la misma forma en que lo hacen con el resto de los gobiernos del hemisferio, por ejemplo, cuando dichos gobiernos se resisten al apoyo de Washington a un cambio de régimen en Venezuela, en Honduras y en otros países. El Papa seguramente tiende a ver la crisis venezolana de una forma pragmática, por encima del lente de los imperativos ideológicos e imperiales de Washington. En Venezuela, existe un

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gobierno dividido. Los chavistas controlan la presidencia y buena parte del poder judicial, mientras que una oposición díscola controla la Asamblea Nacional. Hasta la próxima elección presidencial, no hay manera de resolver el conflicto político sino por el diálogo y la negociación. Puede que el Papa Francisco sea un diplomático pragmático, pero tiene ciertos principios y no se deja intimidar fácilmente. Es probable que entienda que un gobierno dividido en Venezuela es el resultado de un país dividido. Entre el año 2003, cuando el gobierno de Chávez obtuvo el control de la industria petrolera nacional, y el año 2014, la gran mayoría de la población vivió grandes aumentos en sus niveles de vida. Es por esta razón que en las elecciones parlamentarias del pasado diciembre, el PSUV aún obtuvo más del 40 por ciento de los votos - a pesar de una inflación que 180 por ciento y la escasez generalizada de bienes de consumo básico. Gran parte de los logros de la era de Chávez se han perdido en los pasados casi tres años, y en particular en el último año. No obstante, el partido de gobierno todavía cuenta con una base política con memoria de niveles de pobreza y de exclusión - ya no sea de escasez - peores durante la época anterior a Chávez. Ellos no ven a la oposición política, un movimiento político de derecha que siempre ha representado a las clases altas, como gente que les ofrezca soluciones para mejorar sus vidas. Por lo tanto, el Vaticano probablemente buscará la negociación y el acuerdo de ambos lados de la división política. Esto supone un desafío singular para Washington y algunos de sus aliados más cercanos en Venezuela. Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR) en Washington, D.C. y presidente de la organización Just Foreign Policy.

El abuso de poder llega al extremo al decretar estados de excepción que suspenden las garantías constitucionales y erosionan los derechos democráticos de la ciudadanía. Todos estos son indicadores de la pérdida de legitimidad de un gobierno originalmente electo en las urnas pero que -al desembocar en prácticas autoritarias y represivas-, pone en entredicho su esencia democrática. Víctor Álvarez. Si fracasa el diálogo se abonan salidas violentas y dictatoriales. Aporrea.org 7-112016, www.aporrea.org/actualidad/a236790.html

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Caricaturas de este nĂşmero

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Observatorio Electoral Venezolano: Constitución en mano, la gente envió un mensaje al CNE Las manifestaciones celebradas el pasado miércoles en muchas partes del país sirvieron para reiterar que es la opción democrática la vía escogida por los venezolanos para adelantar una salida pacífica a la grave crisis nacional. Aunque fueron manifestaciones pacíficas, hay que lamentar al menos un centenar de heridos y el doble personas detenidas en varias ciudades, producto de la represión ejercida por cuerpos policiales. Igualmente debe lamentarse la muerte de un policía del Estado Miranda, ocurrida en medio de desórdenes violentos que tuvieron lugar en ese Estado. Concentraciones multitudinarias de ciudadanos demandaron el miércoles el cumplimiento de la Constitución. Exigieron al CNE que respete el artículo 72 y levante la arbitraria suspensión del referéndum revocatorio presidencial. Buena parte del país reclama reiniciar, con celeridad, los pasos requeridos para que el referéndum pueda celebrarse este mismo año. El Observatorio Electoral Venezolano (OEV) considera que el Poder Electoral no debe, ni puede, ignorar la firme solicitud que se le hizo desde la calle. Debe actuar de manera independiente y restaurar la democracia que colocó entre paréntesis con la determinación adoptada el 20 de octubre, a raíz del pronunciamiento de varios tribunales penales estadales, y el anuncio del 18 posponiendo las elecciones regionales. Sea la del referéndum revocatorio, u otra alternativa electoral convenida, el OEV considera que la solución de la grave situación del país debe tener en el diálogo un ingrediente imprescindible. En sistemas democráticos, es el diálogo medio para canalizar pacíficamente la pluralidad política y, a la vez, forma de construir de los necesarios consensos que abonen la convivencia social en función del interés de todos. Así lo cree la mayoría de la gente, persuadida, como indican las encuestas y se mostró con contundencia en las movilizaciones recientes, de que el país debe salir de sus problemas por la vía de la consulta a los ciudadanos y mediante la conversación y la negociación para darle al país un sentido de dirección. Así lo debe entender el liderazgo nacional que no debe ahorrar esfuerzos para que tenga lugar un diálogo políticamente honesto, transparente y eficaz. Es la sociedad quien eleva estas urgentes demandas. OEV, 29 de octubre de 2016

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La última barrera Florencio Antonio Porras Echezuría MSc en Ciencias Política, ex gobernador de Mérida

En estos momentos difíciles que padecemos los venezolanos, preocupados tanto por la crisis misma como por los posibles desenlaces violentos, miramos estupefactos la mamadera de gallo del “diálogo” entre dos que con la anuencia papal y de los acompañantes ex presidentes, se está llevando a cabo a cuenta gotas, mientras el chorro de muerte producto de la inseguridad inmisericorde, el hambre que campea por todos los rincones, la pulverización de la moneda que nos vendieron como “fuerte”, la corrupción, descaro y cinismo de quienes detentan el poder burlándose a diario del pueblo y la diáspora de decenas de miles de compatriotas que ha desgarrado la familia venezolana nos inunda amenazando con ahogarnos. La gente, en cualquier rincón, calle, mercado o espacio, exterioriza la necesidad de diálogo, pero a la vez manifiesta, con razón, desconfianza de lo que se percibe como una negociación entre pran, a espaldas del pueblo, como siempre. La negociación del reparto del botín y sus migajas. A final de cuentas, por más que aborrezcamos al despotismo actual, tenemos que admitir que Maduro no es la causa. Ni siquiera Chávez. Son consecuencia. Es una crisis estructural que coyuntura tras coyuntura sigue arrimando la arruga y que en este momento pareciera ya no poder arrimarla más. Salir de Maduro, como queremos la mayoría cierta y abrumadora de los venezolanos, quizás resuelva un momento, quizás dé un respiro, pero la crisis que ha envilecido las instituciones, pulverizando al Estado venezolano, ahora amenaza peligrosamente con desintegrarnos como nación.

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Yo no creo que el Papa Francisco, Samper, Zapatero y sus compadres, entiendan bien esto. Pero los venezolanos necesitamos urgentemente reencontrarnos como nación, necesitamos reconciliarnos, urgimos de justicia y libertad, y eso no lo va a resolver un “diálogo” entre quienes solamente representan sus intereses y no a los ciudadanos. Los venezolanos necesitamos dialogar. Un gran diálogo por todos los rincones que permita parar la hecatombe fratricida que toca insistentemente a la puerta, azuzada especialmente desde las instancias de poder para preservarlo al costo que sea. La única manera real de hacerlo, y que permita en verdad que los hijos de esta tierra, todos sin excepción, chavistas y no chavistas, partidos, gremios, colegios profesionales, campesinos, vecinos, indígenas, empresarios, obreros, académicos, jóvenes, hombres, mujeres, en fin, todos, podamos debatir el país que queremos y construirlo entre todos para intentar superar esta barbarie, el rentismo y la centralización asfixiante, para diseñar un verdadero estado federal, donde la municipalización sea realidad y podamos por fin superar la dependencia del vaivén del precio petrolero, construir riqueza a través del trabajo y el estudio y detener la criminal explotación irracional de nuestros recursos, definitivamente es a través de un proceso constituyente. Estoy convencido que es la última barrera que nos separa del fratricidio, para no matarnos salvajemente en las calles. Llegó el momento de hacer realidad la soberanía que reside en el pueblo. Sin ataduras, Sin mesías. Sin imposiciones. Es la hora de un verdadero proceso constituyente popular, que no pueda ser secuestrado como el de 1999 y que devino en esta caricatura trágica y cruel que sufrimos en la actualidad. Podrá decirme cualquiera que el hambre no puede esperar por el resultado de la constituyente. Es cierto. Tampoco los enfermos, ni las víctimas del crimen, ni la devastación producida por el Arco minero. Todo eso es cierto y muchas cosas más. Pero igual, se fue este 2016 con un resultado nulo en la intención de superar la crisis y especialmente con la burla en que devino la mayoritaria aspiración de revocar a Maduro. Solamente la Constituyente es el mecanismo constitucional, profundamente democrático, cívico y pacífico que nos puede permitir cambiar todo de una vez. No es tan solo revocar a Maduro y su banda de bárbaros. Es revocar también a los integrantes de los otros poderes arrodillados servilmente al despotismo. Es revocar la impunidad, la prevaricación y comenzar a revocar a la corrupción de una vez por todas. ¿Y quién mejor para hacer eso que el pueblo mismo? Sin ataduras, sin negociaciones, sin líneas partidistas. Y está consagrado en nuestra mancillada Constitución.

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Lo contrario es seguir de burla en burla, de manipulación en manipulación, de fraude en fraude. Y los venezolanos estamos hartos. O dialogamos entre todos o vamos a matarnos en las calles. Eso no lo merecen nuestros hijos y nietos. No lo merecemos ninguno. Y es la única forma que podamos ir de nuevo a las calles masivamente con un propósito real. Millones de venezolanos en toda Venezuela exigiendo una Constituyente. Sabemos a quienes no les conviene. Tanto a los depredadores que bárbaramente saquean desde el poder en la actualidad, como a los que aspiran sucederlos para retrotraernos a la cuarta, o sea, más de lo mismo. Y definitivamente, sólo el pueblo salva al pueblo. No le tengamos miedo a nuestros poderes creadores, no temamos a la democracia: vamos a impulsar un verdadero proceso constituyente popular, soberano, legítimo y democrático e impidamos que Venezuela se ahogue con la sangre de sus hijos en un cruel conflicto civil al que nos ha llevado la soberbia y los intereses de los grupos de siempre, y que hoy está peligrosamente en la vuelta de la esquina. @FlorencioPorras florencioporras@yahoo.es

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Noticias para la reflexión Robaron costosa perforadora en Lagunillas

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La máquina robada y los ocho detenidos por el robo (Foto: Nervin Torres)

Ocho trabajadores de PDVSA, miembros de la banda “Los petroleros”, fueron detenidos el martes 1-11-2016 por el robo de una máquina de perforación (Top Driver), valorada en 15 millones de dólares y perteneciente a la estatal petrolera. La máquina fue hallada sobre la batea de una gandola abandonada en unos matorrales en Las Malvinas, Ciudad Ojeda. Las investigaciones fueron realizadas por el Destacamento 113, 2da compañía, de la GNB. La Top Driver, aún nueva y sin utilizar, había sido sustraída cinco días antes de los talleres centrales de PDVSA en Lagunillas. Fueron acusados como autores del hecho Roberto Álvarez, Ricardo Otero, Giovanni Díaz, Wilfredo Caraballo, Pablo Rosales, Kendy Rangel, Alexis Cordero y Adelvis Iglesias, empleados activos de Petróleos de Venezuela. El hecho demuestra una vez más la gravedad adquirida por el delito en Venezuela y las acciones cada vez de mayor envergadura de los delincuentes.


La siguiente guerra contra Gaza será la última pues los eliminaremos toralmente

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Esas fueron las palabras del Ministro de Defensa de la entidad sionista llamada Israel, Avigdor Lieberman, demostrando su espíritu guerrerista muy cercano a la imagen de los nazis construida en todos estos años, quienes son acusados de exterminadores de judíos, entre otras minorías del momento en Alemania y países invadidos durante la Segunda Guerra Mundial. También dijo que los palestinos están obligados a impedir el objetivo de Hamas de destruir al Estado israelí. “Como ministro de Defensa quiero aclarar que no tenemos intención de empezar una nueva guerra contra nuestros vecinos de la Franja de Gaza (controlada por Hamas), Cisjordania (controlada por la Autoridad Palestina). Líbano o Siria”. “En Gaza, como en Irán, quieren eliminar el Estado israelí… Si empiezan una nueva guerra contra Israel, será su última guerra. Quisiera enfatizar una vez más: será nuestro último enfrentamiento porque los eliminaremos por completo”. No es su primera declaración polémica. En 2015, entonces ministro de Exteriores de Israel, exigió la decapitación de árabes israelíes que no sean fieles al Estado de Israel. “Si están en contra nosotros, no hay nada que podamos hacer. Debemos levantar un hacha y quitarle la cabeza, si no, no sobreviviremos aquí”, dijo. Russia Today. Martes, 25/10/2016


Trump cuestiona a “The New York Times” por su muy pobre y errónea cobertura The New York Times está perdiendo miles de suscriptores debido a su cobertura, muy pobre y sumamente errónea, del 'fenómeno Trump'", publicó el Presidente electo en su twitter.

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El presidente electo de EEUU, Donald Trump, publicó el domingo 13 de este mes en su cuenta de Twitter, un mensaje en el que criticó al diario estadounidense 'The New York Times, pues la cobertura de su campaña fue muy pobre y falsa. Dijo concretamente que el diario está perdiendo miles de suscriptores por no haber comprendido el fenómeno Trump. Trump escribió: The New York Times envió una carta a sus suscriptores pidiendo disculpas por su mala cobertura sobre mí. Se trata de una carta de los editores del diario a sus suscriptores después de saberse el resultado de las elecciones presidenciales del pasado martes. “La poca convencionalidad de Donald Trump nos llevó, a nosotros y a otros medios de comunicación, a subestimar su campaña e ignorar su creciente apoyo entre los votantes estadounidenses", indica la carta Durante la campaña, el diario publicó informaciones comprometedoras para el magnate, relacionadas con el no pago de impuestos en los últimos 18 años y con demandas recibidas por acoso sexual a mujeres. Además, publicó una lista de 282 personas y lugares que Trump había insultado durante su campaña. Actualidad.RT / Aporrea.org | Lunes, 14/11/2016


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Continuidad y Cambio AĂąo 5 NĂşmero 88 Noviembre 2016


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