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El peso de la pluma

La narcocultura es un fenómeno que ha ido cobrando fuerza en México durante las últimas décadas, un fenómeno que se ha expandido de manera exponencial a nivel mundial. En el país, la música que se escucha en las calles y en las fiestas no es otra que los narcocorridos, esos temas que hablan de los capos de la droga y de sus hazañas, los cuales son conocidos por su contenido violento y la glamourización de la vida de los narcotraficantes. En los últimos años, el auge de los artistas que se dedican a este tipo de música ha sido imparable, y uno de los exponentes más populares es Peso Pluma.

Este joven cantante ha logrado posicionarse como el artista mexicano más escuchado en Spotify, con millones de oyentes mensuales y varios temas en la lista de las 100 canciones más exitosas según la revista Billboard. Pero su música y su imagen están envueltas en la polémica. En sus letras y videoclips, las alusiones al narcotráfico son constantes, con imágenes de armas, drogas y coches lujosos. En su canción “Siempre pendientes”, Peso Pluma canta: “Yo cuido el área, aquí nadie se mete, en una Urus me salgo a pasear, diez camionetas se miran atrás, cuido la plaza del señor Guzmán”.

La apología del narcotráfico es evidente, y no es lo único, pues su videoclip fue censurado por YouTube por este mismo motivo. Pero a pesar de las críticas y la polémica, Peso Pluma sigue sumando seguidores y presentaciones en festivales de música internacionales.

Este fenómeno nos lleva a reflexionar sobre la banalidad del mal, una idea acuñada por la filósofa Hannah Arendt. Según ella, el mal no es algo inherentemente maligno, sino que se manifiesta a través de acciones cotidianas que son aceptadas como normales por la sociedad.

Los narcocorridos y la narcocultura son un ejemplo de cómo la violencia y el crimen se han normalizado en nuestra sociedad, hasta el punto de convertirse en objetos de consumo. Esta banalización del mal no solo deshumaniza a las víctimas de la violencia relacionada con el narcotráfico, sino que en lugar de denunciar la violencia y la corrupción que están detrás del narcotráfico, la narcocultura las celebra y las justifica como un medio para alcanzar el éxito y el poder. La narcocultura contribuye a ocultar esta realidad y a perpetuar la violencia y la corrupción en lugar de combatirlas.

Los corridos bélicos son una tradición en la música popular mexicana, pero en la actualidad, estos han sido transformados para celebrar y glorificar a los narcotraficantes, quienes son retratados como héroes y líderes de una sociedad marginada y olvidada. El mensaje es claro: el poder se encuentra en las armas y la violencia, y el éxito se mide en la cantidad de droga, dinero y consumo que puedas alcanzar.

@VJ1204

Señala que es vital que el vapeador se encuentre en el Manual Contra las Adicciones. Cuartoscuro

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