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Sobre mi libro “Primero como tragedia”

El Consejo Editorial de la Cámara de Diputados ha editado una recopilación de ensayos sobre historia de mi autoría escritos más o menos durante los últimos diez años, y que hemos reunido en un volumen de gran belleza editorial bajo el título “Primero como tragedia. Ensayos sobre historia”, en alusión directa, como se sabe, a la famosa afirmación de Marx de “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”.

La historia del libro es relativamente simple: durante una convalecencia que me vi obligado a tomar a inicios de año por razones de una operación de columna que afortunadamente salió extraordinariamente bien, me di a la tarea de seleccionar y reunir en un único documento los textos sobre historia que fueron publicados en internet desde hace aproximadamente diez o doce años más o menos, y que, la verdad sea dicha, terminaron por sorprenderme al terminar conformando un apretado documento en Word de 330 páginas en Times New Roman 11 con interlineado sencillo en el que quedaron vertidos un aproximado de veinte ensayos.

Una vez conferido el volumen inicial, pasé luego a la clasificación de los ensayos, que rápidamente se me aclaró en función de cuatro áreas temáticas perfectamente diferenciables: antigüedad clásica (Estudios Clásicos), edad contemporánea (a partir de las revoluciones atlánticas, es decir, a partir del siglo XIX), el área geopolítica hispanoamericana y México, desde luego.

Con las áreas distinguidas con toda claridad, pasé a encontrarles un título adecuado y opté por el de orbe, en recuerdo de ese hermoso libro de David Brading “Orbe Indiano” además de que encontré muy fértil el concepto para denotar el sentido de ámbito o dominio dentro de cuyos límites se configura una sección de material histórico con especificidad temática propia de suerte tal que fuera natural, por ejemplo, la localización de mi reseña al libro de Boris Johnson “The Dream of Rome” en el Orbe Clásico, el del mito de la transición democrática española en el Contemporáneo, el de las interpretaciones sobre la Constitución de Cádiz en el Hispánico Americano y el de la bella y fascinante historia de la Casa de España, El Colegio de México en el correspondiente Orbe Mexicano. A la hora de maquetar los textos, las 330 páginas de Word se convirtieron en 577, cosa que no deja de sorprenderme gratamente.

Fue así que, en cosa de dos o tres días, tenía en mis manos el comprimido de más o menos diez o quince años de estudios sobre historia, ante lo cual le escribí luego a mi querido y admirado amigo, el profesor Javier Garciadiego, director de la Academia Mexicana de la Historia, para pedirle si fuera posible que me honrara con el texto de presentación, petición a la que accedió de inmediato con un texto verdaderamente conmovedor y, en efecto, honroso para mi persona dadas las cosas que él ha podido ver en mí tocando en muchos casos en la mera médula espinal de mi vida de una manera ciertamente impresionante, sobre todo por ser en realidad muy poco el tiempo que hemos tenido para conocernos y para comenzar a cimentar una muy sincera y entrañable amistad.

Me atrevo a decir en todo caso, y modestia aparte, que el libro es único en su tipo por una doble razón: en primer lugar, está escrito por un funcionario público más cercano a la política que a la academia (algo así como ocurrió, guardando la proporción que proceda, con Jesús Reyes Heroles o Guillermo Prieto o Luis Cabrera) pero que, por eso mismo precisamente, y en segundo lugar, habla de muchos temas porque no lo hace desde la chocante y fastidiosa ultra micro especialización temática a la que están condenados muchos, si no es que todos los historiadores académicos, en efecto, que solamente saben, hablan y escriben sobre “su tema” (revolución, independencia, edad media, edad prehispánica, período novohispano), pero nada más.

•Profesor de Filosofía e Historia y Conferencista. Director General del Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados. Asesor del CEN Morena para la Formación Política.

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