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Sobre la educación y los libros de texto

Hay una parte sumamente interesante en la novela Sumisión, de Michel Houellebecq, que de una manera un tanto inquietante pero certera da en el clavo. Primero contextualicemos: la novela es una suerte de thriller político en el que el sistema político francés se ve sacudido hasta sus cimientos históricos y más profundos (no olvidemos que de Francia proviene la gran revolución de la que se derivan las claves configuradoras de la Edad Contemporánea), pues resulta ser que el candidato que gana las elecciones en un hipotético futuro no muy lejano (2022) para cuando se escribió la novela (2015), es musulmán.

La parte a la que me refiero es aquélla en la que cuenta Houellebecq el momento en el que el candidato ganador se dispone a organizar su gabinete, proceso que, como muy bien se sabe, obedece siempre al resultado del equilibrio político logrado entre la diversidad de grupos o facciones que apoyaron al candidato ganador, siendo así que, nos guste o no y para bien o para mal, todo gabinete en todo el mundo no es otra cosa que un reparto de secretarías de Estado resultante de un conjunto de acuerdos políticos coyunturales.

Ocurre entonces que, en ese reparto de secretarías o “carteras” en las que las más jugosas y apetitosas son casi siempre las de Hacienda, Economía, Gobernación (en Francia se dice del Interior) o tal vez Relaciones Exteriores, a la facción musulmana de la coalición ganadora amalgamada para impedir (como sucede en Francia desde hace décadas) que ganara la “extrema derecha”, sólo se interesó por una y sólo una secretaría: la de Educación, y escribe entonces Houellebecq en boca de uno de los personajes:

‘Los musulmanes están dispuestos a dar más de la mitad de los ministerios a la izquierda, incluidos algunos claves como Finanzas e Interior. No tienen divergencias acerca de la economía, ni tampoco respecto a la política fiscal; no las hay tampoco sobre la seguridad, y además, contrariamente a sus socios socialistas, tiene los medios para hacer que reine el orden en los barrios del extrarradio… La verdadera dificultad, ahí es donde están encalladas las negociaciones, es la Educación… La Hermandad Musulmana es un partido especial, como sabe: son indiferentes a muchos de los retos políticos habituales y, ante todo, no sitúan la economía en el centro de todo. Para ellos lo esencial es la demografía y la educación; la subpoblación que cuenta con el mejor índice de reproducción y que logra transmitir sus valores triunfa; a sus ojos es así de fácil, la economía o incluso la geopolítica no son más que cortinas de humo: quien controla a los niños controla el futuro, punto final. Así que la única cuestión capital, el único aspecto en el que no darán su brazo a torcer, es la educación de los niños.’

El planteamiento es certero y duro, toca la médula: quien controla la educación de los niños y los jóvenes controla el futuro, lo controla todo en realidad. Lo demás es de algún modo coyuntural, pasajero, corregible. Pero la educación lo es todo.

Esto sirve como contexto para enmarcar y dimensionar la relevancia que tiene el debate sobre el modelo educativo mexicano en general, y sobre los libros de texto en particular, pues ahí es en donde están cifradas las coordenadas del modelo de futuro de todo gobierno o bloque histórico gobernante.

La controversia alrededor de la Nueva Escuela Mexicana y su proyecto de libro de texto para educación básica está en el centro del huracán en estos momentos, de cara al inicio del próximo ciclo escolar en cosa de semanas. Las críticas no se han hecho esperar, algunas tal vez fundadas, otras verdaderamente ridículas, de pena ajena, como la orquestada por TV Azteca queriendo escandalizar a la sociedad diciendo que los niños mexicanos estarán educados en el comunismo.

El gobierno federal ha planteado abrir el foro público para la discusión. Este es el primero de una serie de artículos dedicados a ello.

•Profesor de Filosofía e Historia y Conferencista. Director General del Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados. Asesor del CEN Morena para la Formación Política.

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