Pacto de Sangre n. 2
Herencia
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Pacto de Sangre n. 2
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AHORA - ¡Jodidos demonios hijos de puta! La detective Sandra Cruz nunca había sido un prodigio de feminidad y delicadeza pero mucho menos lo iba a ser cuando eran casi las dos de la madrugada, hacía una noche horrible adornada por una copiosa y molesta lluvia y se encontraba en el coche patrulla junto a su compañero Duncan tratando de dar caza a un espectro-sombra. Últimamente el equilibrio de la magia se había visto alterado y algunas fuerzas arcanas se estaban colando a placer en nuestro plano de la realidad; con los Guardianes diezmados y ocupados en sus propios asuntos, eran los policías quienes tenían que procurar mantener el orden y era su trabajo, cierto, pero ir armada tan sólo con una pistola normal y corriente que no era apenas rival contra algo proveniente de los mismísimos fuegos del infierno no ayudaba a pensar que la noche iba a mejorar así como así y menos si el espectro no ofrecía un blanco claro. Sandra tenía casi medio cuerpo sacado por la ventanilla derecha del coche y apuntaba con su arma al engendro oscuro que se desplazaba con habilidad saltando de pared a pared, de edificio en edificio. Era tan sólo una sombra, como un humo negro con una forma vagamente humanoide pero sus dientes y garras eran tan afilados como el mejor cuchillo tal y como había podido comprobar unos veinte minutos antes aquel desafortunado barrendero. Tal vez el espectro estuviera comiendo algo de los desperdicios de un contenedor justo cuando el vehículo lo atrapó, tal vez ya se encontraba dentro del camión esperando el momento idóneo para cobrarse el tributo de la sangre inocente, en todo caso el pobre barrendero, o los pedacitos que de él quedaban, ya no volverían a ver la luz del día. Duncan y Sandra se encontraban cerca cuando recibieron la llamada y localizaron rápidamente al espectro. La policía había logrado, más por suerte que por habilidad, herir a la abominación con un disparo y eso gracias a que Sandra, debido a su herencia, sabía que a esos bichos se les podía dañar con hierro, así que de ese material eran las balas, pero el engendro era rápido y huía a tal velocidad que les estaba dejando atrás. - ¡Maldita sea, Duncan, aprieta ese condenado acelerador! - ¡¿Qué crees que estoy haciendo?! ¡¿Calceta?! ¡Intenta tú conducir a esta velocidad, con lluvia, sorteando algún coche y tratando de que tu alocada compañera no salga despedida por la ventana si tengo que dar un inesperado volantazo!
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A Sandra siempre le fascinaba la facilidad que tenía Duncan para construir frases enormemente largas incluso en los momentos menos calmados. Debía ser fruto de su educación de élite. Duncan llegó al cuerpo seis años antes y prácticamente de inmediato le asignaron como compañero de Sandra. Seguramente fue una apuesta porque nadie podía llegar a esperar que un niño pijo, rubito, de ojos azules, bien vestido y que parecía simplemente querer jugar por mero capricho a los policías y una detective hispana que había demostrado tener grabada a fuego la acción en las venas terminasen llevándose tan bien. Todos los días discutían por algo, era casi una norma, pero se apreciaban y respetaban como pocas parejas de la unidad y habían terminado haciendo un equipo de lo más equilibrado. Duncan aportaba la dosis adecuada de autocontrol, cumplimiento de las normas y análisis pormenorizado de las situaciones mientras Sandra se contentaba con crear el caos allí donde fuera. Curiosamente la mezcla funcionaba. - ¡Hasta mi abuela haciendo calceta va más rápida que tú al volante, principito! – Se burló la policía. Duncan no le contestó. Estaba demasiado absorto conduciendo a una velocidad que sería motivo de varias multas, incluso de retirada del permiso de conducir si fueran civiles en vez de policías. Afortunadamente la lluvia parecía querer concederles una tregua y estaba amainando. Gracias a ello la detective logró fijar de nuevo su pistola en el engendro pero erró el tiro en apenas milímetros. Demasiada distancia los separaba y el condenado monstruo era extremadamente rápido. Un hombre en bata y pijama salió al balcón de su casa alertado por el ruido. El engendro saltó sobre él y se le comió la cabeza sin parar de moverse de edificio en edificio. Inesperadamente el espectro cambió de dirección. - ¡Síguele! - Ordenó Sandra al ver que Duncan deceleraba el coche. - Pero…¡Es dirección prohibida! - ¡Díselo al bicho a ver si se entera! Duncan dio un volantazo e hizo lo que le decía su compañera. Ahora el problema no iba a ser la lluvia sino el poder chocarse con algún coche que viniera de frente. Estaba siendo una noche particularmente horrible. - ¡Jodidos demonios! – Maldijo Duncan hablando para si mismo.
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HACE SEIS AÑOS Dicen que el camino al Infierno está lleno de buenas intenciones pero no es verdad, de lo que está plagado es de almas en pena convertidas en sangrantes columnas, mesas y escaleras. Los pecadores forman parte de un macabro mobiliario ideado por una mente malévola y enferma. Sus cuerpos permanecen contorsionados en posturas imposibles, cosidos los unos a los otros, clavados a suelos y paredes de carne humana, rotos y descompuestos. El Infierno huele a muerte, piel y entrañas quemándose a fuego lento, como un guiso de dolor preparado por un cocinero desquiciado creando la receta estrella de su menú. Una figura enmascarada, con una túnica tan amplia que no dejaba ver si quien la vestía era hombre o mujer, bajaba tranquilamente una tortuosa escalinata construida con cabezas de niños deformes que habían asesinado a alguien en vida. A cada paso, las marcas de sus pisadas se transformaban en fuego, como si lo que estuviera pisando fuera magma a medio solidificar, pero eso no parecía afectarle en absoluto al igual que no le afectaba el llanto desgarrador de los infantes. Tal vez incluso estuviera sonriendo bajo su misteriosa máscara, era imposible saberlo Las escaleras terminaron y anduvo unos pocos metros hasta llegar finalmente a su destino. Se detuvo frente a una gigantesca puerta con extraños adornos que no eran sino uñas y dientes arrancados de cuajo. Se tomó unos segundos para fijarse en la gruesa aldaba fabricada con huesos y cabellos entrelazados y llamó con ella tres veces a la puerta. Silencio. Volvió a coger la aldaba y entonces los dientes y uñas de la puerta se desprendieron, uniéndose entre ellos para formar garras y fauces que atacaron ferozmente a la figura enmascarada pero esta abrió su túnica y una oscuridad más negra que la noche se las tragó por entero. Nuevamente silencio. La puerta pareció sonreír y se abrió de par en par para ofrecerle entrada al visitante. El interior de la amplia estancia bien podría definirse como el delirio de un pintor surrealista. Las carnosas paredes estaban llenas de los ojos de los envidiosos que miraban enloquecidos a todas direcciones, como buscando una forma de escapar de su tormento eterno. Del techo colgaban las abultadas vísceras de los que habían basado su placer en la comida y el suelo había sido fabricado con los millones de
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lenguas entrelazadas de los mentirosos. La figura encapuchada ni se inmutó, siguió andando hasta llegar a una mesa que se divisaba al fondo. Allí había una siniestra niña desprovista de brazos que se entretenía mirando como un montón de cucarachas y gusanos correteaban sobre el cadáver de un conejito. A su lado, sentado frente a un aberrante escritorio, esperaba un demonio medio calvo, con una hilera de ridículos cuernecitos, bajito y rechoncho que aparentaba unos cincuenta años. El diablo se incorporó ligeramente y mostró una sonrisa de puntiagudos dientes al visitante, la misma sonrisa de la puerta, mientras le ofrecía asiento en una de las grotescas sillas. - ¿Qué le trae a mi comercio? – Dijo con una voz que taladraba los tímpanos. AHORA La relación de Duncan con la religión católica era complicada, como la de cualquier policía que había visto morir a gente inocente a su alrededor y se preguntaba por qué, si realmente había algún tipo de ser superior al mando, ese ser no evitaba que eso sucediera, sin embargo en esos momentos se encontraba rezando para lograr esquivar a ese trailer que estaba a punto de abalanzarse sobre él en una calle demasiado estrecha y sin casi una acera a la que subirse. Resultaba difícil creer que pudiera llegara a librarse de recibir cuando menos un impacto lateral. Alguien allá arriba debió escucharle pues tanto él con el coche patrulla, como el camión lograron pasar el uno al lado del otro sin rozarse siquiera. - ¿Has visto eso? ¡Ha sido increíble! Creía que no lo contábamos – Gritó Duncan con evidente alivio. Lo que Duncan no sabía era que Sandra había hecho uso de su herencia para evitar la colisión. En ocasiones la detective se sentía culpable por ocultarle cosas a su compañero pero sabía que era mejor para él. Así le evitaba mayores problemas y peligros. Llevaba demasiados años operando de esa manera, ni siquiera Barry, su antiguo compañero, al que Sandra consideraba casi como un padre, sabía nada de aquello. La detective apuntó nuevamente su arma al engendro y esta vez le dio de lleno en la espalda. El monstruo se retorció de dolor, sus garras dejaron de agarrarse a la pared y cayó desde un séptimo piso. Parecía que estaba completamente abatido pero en mitad de la caída corrigió su trayectoria y haciendo acopio de las fuerzas que le quedaban logró agarrarse al edifico y tomó impulso. Esta vez para lanzarse directamente hacia el coche patrulla dando de lleno en el
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capó. Duncan dio un violento frenazo. No pudo evitarlo. Sandra y el monstruo salieron disparados. Milagrosamente Sandra hizo uso de su herencia para caer sobre un montón de bolsas de basura amontonadas en la calle que amortiguaron bastante el impacto pero eso no evitó el dolor. El engendro tuvo peor suerte. Dio de lleno contra una pared de un callejón cercano desplomándose sin fuerzas. Duncan salió alarmado del coche. Corrió hacia Sandra quien ya se estaba incorporando. - Dos mío, Sandra. Lo siento tanto… - Dijo mientras la ayudaba a levantarse. - Tranquilo… Ngh… - Gimió la detective, algo dolorida - Culpa mía. Debería haberte hecho caso… - ¿Te encuentras bien? – Preguntó Duncan entre asombrado y agradecido de que Sandra apenas presentara leves rasguños. Él se había salvado de daños graves gracias al cinturón de seguridad y, a pesar de eso, no había podido evitar golpearse la cabeza y abrirse una brecha, un reguero de sangre corría sobre su ojo derecho. Sandra estaba prácticamente ilesa. - Pregúntamelo mañana. Ahora tenemos que atrapar a ese bicho. Y límpiate que vas hecho un desastre – Le dijo la policía al tiempo que le daba un pañuelo para que se secara la sangre. Duncan no salía de su asombro pero su formación policial le hizo reaccionar al instante y se puso en alerta nuevamente. Sandra y Duncan, magullados pero vivos, pistola en mano, se adentraron en el callejón en busca del engendro. HACE SEIS AÑOS Un trozo de sangrante estómago cayó sobre la mesa salpicando la túnica del enmascarado. - Lo lamento. Me temo que tenemos alguna gotera – Dijo despreocupadamente el demonio tirando al suelo la víscera. Entonces la boca de la grotesca niña sin brazos se abrió exageradamente y de ella salió una larguísima lengua que alcanzó el estómago antes de que rozara el suelo. La niña se lo tragó con inusitada rapidez. - ¿Y bien? – Preguntó el demonio fijándose en la curiosa faz de su visitante. Llevaba una máscara que bien podría pasar por un antiguo casco griego pero bajo este sólo se vislumbraba la oscuridad más
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absoluta. No había ojos, ni boca ni algo a lo que se le pudiera llamar cara - ¿Qué puedo hacer por vos? La figura enmascarada habló con una voz que parecían dos voces en una, como si los graves de un hombre y los agudos de una mujer se mezclaran acompasadamente en un armonioso susurro capaz de convencerte de cualquier cosa. - Maese Barlattus, he oído que poseéis a los mejores
esclavos guerreros de todo el inframundo. - No tengáis la menor duda de ello – Confirmó el demonio con aire satisfecho - Tengo merecida mi fama. - Me complace escuchar eso pues necesito de vuestros
servicios. Preciso protección. - ¿Alguien como vos, que ha logrado salvar sin contratiempo alguno las trampas que protegen mi hogar necesita a uno de mis hombres? ¡No me hagáis reír! - Barlattus no había llegado a ese puesto sin poseer astucia y algo le decía que la enmascarada figura no le estaba contando la verdad – ¿Pretendéis insultar mi inteligencia? - En absoluto, Maese Barlattus, en muestra de mi
buena voluntad os ofrezco un presente - La figura metió la mano entre los pliegues de su túnica y de ellos sacó un abultado paquete que ofreció al mercader. Barlattus lo miró con cierta desconfianza pero su curiosidad le impulsó a abrirlo. Sus ojos se abrieron de par en par al descubrir el contenido. - ¡Manzanas!, ¡La fruta prohibida! - La sorpresa del demonio era mayúscula. Recibir un regalo como aquel, fruta fresca, en medio de un lugar en donde todo estaba podrido y muerto era más de lo que hubiera podido llegarse a imaginar. Su mente se nubló con el obsequio y sus dudas se disiparon con tanta rapidez como si nunca hubieran existido. Mordió ansiosamente una manzana y dejó que el jugo corriera libre por la comisura de sus labios. Estaba inmensamente feliz viviendo un placentero orgasmo de sabor – Tendréis al mejor de mis hombres. ¡Os lo aseguro! – Afirmó complacido.
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- Tal vez, vez pero quiero cerciorarme de que verdaderamente es
el mejor. mejor Exijo un duelo a muerte entre vuestros guerreros guerreros. eros Quien sobreviva será ser mi guardaespaldas. guardaespaldas La expresión de deleite de Barlatus cambió instantáneamente por una de cólera. Estaba a punto de decir algo pero volvió a mirar el regalo y se lo pensó mejor. Una docena de manzanas bien valía la pérdida de unos cuantos hombres. AHORA Los faros del coche patrulla alumbraban parte del callejón pero la mayor parte del mismo permanecía en penumbra. El engendro podría estar débil pero el entorno jugaba a su favor. Servirse de las sombras para camuflarse y atacar le iba a resultar sencillo. Duncan llevaba una linterna consigo pero no le sirvió de nada cuando estaba apuntando con ella en una dirección y el espectro le sorprendió por la espalda empujándole contra el pavimento. La linterna cayó al suelo rompiéndose en pedacitos. El policía perdió la consciencia con el golpe y tal vez fuera mejor así, de esa forma no vería de cerca el aspecto del diabólico ser al que Sandra iba a tener que enfrentarse en solitario. En esencia el engendro era poco más que humo negro semi-tangible y garras afiladas pero sus ojos resultaban demasiado humanos como para no percibir el intenso odio reflejado en ellos. A Sandra no le dio tiempo de volver a dispararle, el monstruo se lanzó ferozmente sobre ella y la mujer tuvo que esquivarlo. Necesitaba hacer uso de su herencia una vez más. Ya había abusado mucho de ella esa noche así que sabía que usarla de nuevo la dejaría completamente agotada pero era la única manera de asegurarse el poder resistir a los envites del monstruo. Así pues, llamó a las arcanas habilidades hechiceras que poseía para convocar un encantamiento escudo que el oscuro ser fuera incapaz de penetrar. El engendro se abalanzó de nuevo sobre su presa y aunque lo intentó, fue incapaz de clavar sus garras. El conjuro de Sandra estaba funcionando pero no lo suficiente como para evitar quedarse desarmada. Su pistola salió disparada por los aires con la embestida y el monstruo estaba plantado frente a ella. Como siguiera golpeándola no iba a ser capaz de mantener la concentración necesaria como para mantener activo el escudo. La detective estaba en serios problemas. Lo que ocurrió a continuación fue tan inesperado como rápido. Una figura roja cayó del cielo arremetiendo con saña contra el engendro, partiéndolo por la mitad con sus dos oxidadas hoces. El monstruo ni siquiera gritó, simplemente se desvaneció como si jamás hubiera existido.
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Sandra corrió entonces a coger su arma y apuntó con ella a la mujer de piel sangrienta. La leyenda urbana, el cuento de viejas para asustar a los malhechores estaba frente a ella, semi desnuda, arropándose en sucios harapos y llena de cicatrices. Le había salvado la vida. Sandra le miró la cara, un entramado de cicatrices y cortes supurantes entre los que era complicado ver unos rasgos definidos. Su pelo, negro como la noche, presentaba múltiples trasquilones, sus labios estaban cortados y agrietados y sus ojos, carentes de iris o de pupila, reflejaban sin embargo un profundo dolor, el mismo que estaba sintiendo Sandra en esos momentos. Sus lágrimas afloraron sin contención nublándole la vista. Había descubierto el colgante en el maltratado cuello, esa pulida y brillante joya que desentonaba completamente con el aspecto de la mujer de piel encarnada y que Sandra conocía demasiado bien. - N-no puedo dejarte ir, lo comprendes? – Balbuceó Sandra – Debo… debo saber. Has de decirme si todavía existe la posibilidad de… La mujer de piel sangrante rugió ferozmente, como un animal acorralado, cortando la frase de Sandra a la mitad, mostrando desafiante sus colmillos, adoptando una posición de ataque con las hoces preparadas. Si Sandra pretendía retenerla debería disparar. No había otra manera. No podía dudar. Pero dudó. En vez de apretar el gatillo cayó de rodillas al suelo, sin fuerzas, entre sollozos, mientras la mujer roja escapaba. - Algún día… lograré vengarte… Algún día… – La voz de Sandra se perdió en un susurro melancólico…
(Continuará) Texto – Bram Portada – Merrick Ilustraciones interiores – Entiman Pacto de Sangre creada por Paco Hernández
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1-Leímos una introducción donde se presentaba al personaje pero ¿Qué podemos esperar de los próximos números? ¿Qué se nos viene encima? Misterio, relaciones humanas, magia oscura, asesinatos, vistazos al pasado... He creado un elenco de secundarios bastante amplio para desarrollar no sólo la historia de Pacto sino la de todos ellos. Al final casi va a ser más una serie coral que otra cosa pero era necesario crear un entorno creíble para el personaje. Como he dicho, no faltará la magia oscura y el misterio pero me centraré mucho en las relaciones interpersonales. Quiero que los lectores se encariñen con los personajes, que se interesen por sus vidas y que sufran con ellos (Este último comentario me ha quedado un poco sádico, verdad? o_Ô Bueno, no menos que mi descripción del Infierno Jejeje). 2- ¿Cómo es trabajar con dos Dibujantes de lujo como Entiman y Merrick? ¿Y quién no querría trabajar con ellos? Desde luego que son un lujo, ambos dos. Son grandes trabajadores, al poco de ponerme en contacto con ellos me inundaron de bocetos y versiones de los personajes y han estado siempre atentos a cualquier cambio o indicación que les diera y no me han hecho vudú (Algo de agradecer) por muy pesado que me pusiera modificando cosas (Y eso que soy bastante exigente, conmigo sobre todo. Me gustan las cosas bien hechas y trabajadas).
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Pero, por encima de buenos artistas, son gente estupenda y siempre es una gozada rodearte de amigos :) *Merrick* se encarga de las portadas ¡Y qué portadas! debo añadir :D La primera que ha hecho merece ser enmarcada, en serio! *Entiman* realiza unas buenisísimas acuarelas para los interiores (Espero que su viaje a tierras italianas le deje tiempo para poder seguir haciéndolas porque su trabajo en la serie merece mucho la pena!). Me gusta cómo se complementan ambos estilos, creo que convierten a Pacto de Sangre en algo especial. 3-¿Qué te atrajo de Pacto de Sangre, un personaje bastante oscuro, para que alguien con tu sentido del humor se adentrase en la "Línea de no retorno"? El sentido del humor es parte de mi, no puedo (Ni quiero) evitar ser como soy pero si sólo me interesaran los temas humorísticos llegaría un a un punto en que yo mismo me aburriría. Soy muy inquieto, no me gusta hacer siempre lo mismo. Si te fijas en mis blogs, aunque tanto en Yogur como en Chesire destaca la parte humorística, son muy eclécticos, no van de un solo tema en concreto. Pacto de Sangre me da la posibilidad de explorar otras facetas y eso me motiva. Nunca me ha gustado encorsetarme. Además, fue ponerme a pensar en la serie y no pararon de ocurrírseme ideas así que estaba claro que tenía que sentarme a escribir sobre el personaje. 4-Nos dijo un pajarito que las aventuras de Pacto tarde o temprano se cruzarían con la línea general de Cool Universe y alguna de sus series ¿Nos mintió el dichoso pajarito? El pajarito no mentía Jajaja Hay una idea pensada para un cruce de colecciones aunque falta bastante tiempo para eso. Primero me gustaría desarrollar en condiciones al personaje y su entorno y una vez lo tenga bien definido ya se puede realizar ese crossover que tengo en mente. No hay que apresurar las cosas. Pero si, es algo que me planteé desde el principio. 5-¿Nos puedes adelantar alguna otra cosa que estás preparando para Cool Universe? Lo cierto es que no me gusta mucho adelantar acontecimientos por si luego no sale todo como lo tengo pensado (Ni te imaginas lo que me está costando hacer esta entrevista, preferiría no decir nada y sorprender al personal cuando tocase) pero bueno, si que puedo decir que existe la idea de hacer números unitarios, aperiódicos (Para no agobiarme con fechas de entrega), englobados bajo el título de GUARDIANES DE COOL CITY, centrados en el pasado de los personajes que la gente conoció en la serie Cool Universe (Capitán Cool, Posesión, Alma, Heavy, Lila, Thea... ). Si, todos esos que están muertos... o no Jejeje ;P
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GUARDIANES DE COOL CITY será una serie abierta a todo el mundo, es decir, todo el que quiera podrá escribir y/o dibujar su historia del pasado (¡Importante!) sobre cualquier personaje de Cool Universe y yo ejerceré de coordinador de esas historias aparte de realizar mis propios relatos para la cabecera. También tengo prevista una serie de miniseries centrada en un grupo de personajes creados por muá en donde, ahí si, me despacharé a gusto con mi faceta más humorística :D Pero todo se verá, que en estos dos casos hay que concretar equipos creativos y tener bien pensados los proyectos y disponer de tiempo para realizarlos (Que yo soy un auténtico desastre organizándome el tiempo). Si alguien se anima a colaborar con sus dibujos, incluso con algún guión, que se ponga en contacto conmigo y lo hablamos :)
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