Liderazgo para garantizar una educación inclusiva

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ARTÍCULO DE ACTUALIDAD

Liderazgo para garantizar una educación inclusiva El derecho a la educación está reconocido desde 1989, y se recogió por primera vez en la Convención de los Derechos del Niño. Coral Elizondo Orientadora

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l derecho a la educación es un derecho reconocido desde el año 1989, año en que se recoge por primera vez en la Convención de los Derechos del Niño «el derecho a la educación sin discriminación sobre la base de igualdad de oportunidades». El derecho a una educación inclusiva se reconoce en el año 2006, en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que dedica un artículo a ello. Hablar por lo tanto en la actualidad de derecho a la educación, es hablar de derecho a una educación inclusiva y no se concibe de otra forma.

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Pero no debemos hablar solo de derecho a la educación, puesto que sería como hablar solo de acceso o de gratuidad, es necesario hacerlo también del derecho en la educación. Entonces hablamos de derecho a una educación de calidad para todos y de derecho a una educación justa y equitativa. Los centros educativos tienen que ser garantes de este derecho, legitimando una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todo el alumnado. Y este es el gran reto al que se enfrentan en la actualidad los equipos directivos, cómo conseguirlo supone un desafío constante para quienes ocupan estos puestos de dirección.


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El objetivo de este artículo es reflexionar sobre ello y aportar luz con orientaciones concretas dirigidas a la consecución de este derecho.

Son personas que delegan y crean redes de colaboración, promoviendo un liderazgo compartido entre todos los miembros de la comunidad educativa.

DIRECCIÓN DE CENTRO: LIDERAZGO EDUCATIVO

NUEVO PARADIGMA DE LA EDUCACIÓN

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, establece en el capítulo IV la regulación de la dirección de los centros públicos. Sus competencias, su elección y duración del nombramiento, están reguladas normativamente.

Para empezar a transformar los centros educativos en centros inclusivos, desde la dirección de los mismos se deben promover las condiciones necesarias para conseguirlo Es preciso reconocer en primer lugar, el nuevo paradigma de la educación, creando espacios para la reflexión y el dialogo sobre este tema y emprender después procesos y actuaciones que permitan llevar a cabo con garantía, resultados de aprendizaje equitativos y de calidad para todos. El objetivo es conseguir una visión compartida sobre qué es inclusión, y sobre qué supone. La educación inclusiva es un tema de la sociedad en su conjunto, por lo que se debe abrir siempre esta reflexión a toda la comunidad educativa.

Está legislada1 también la formación inicial, e incluso permanente, que debe recibir la persona que asume la dirección del centro. Se especifican los contenidos y módulos a desarrollar, pero apenas se contemplan contenidos sobre el reto al que se enfrentan, que el centro sea garante de la inclusión, y cuando se hace, se aborda el tema desde un modelo basado en el déficit, en la diferencia, como si hablar de un alumnado concreto fuese hablar de inclusión. Si los centros deben garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, es necesario que las personas que vayan a dirigir un centro sepan qué es la educación inclusiva, qué supone y, sobre todo, cómo implementar en el centro prácticas, políticas y culturas inclusivas, es decir, cómo organizarlo y gestionarlo para conseguir ese derecho reconocido. Y esto no se enseña hablando únicamente del Plan de Atención a la Diversidad, puesto que la inclusión no es solo eso, ni tampoco enumerando los programas que el Departamento de Educación ofrece sobre el tema, ni hablando de convivencia escolar o de participación de la comunidad educativa de forma aislada, estas propuestas son necesarias, pero también lo es dar coherencia a las actuaciones que se llevan a cabo en los centros y ofrecer propuestas que partan de la reflexión y concienciación, porque solo así se podrán empezar a eliminar barreras. Para lograr que la inclusión llegue al corazón se necesitan docentes comprometidos, docentes formados, docentes ilusionados, y sobre todo docentes dispuestos a guiar y dinamizar el centro. La dirección debe ser asumida por docentes con perfiles de líderes educativos y con unas características muy concretas que es necesario destacar. Son personas que contagian entusiasmo, que ilusionan por la creación de un proyecto compartido. Un proyecto planificado, con una hoja de ruta clara. Son personas que favorecen las interacciones dialógicas, fomentando un diálogo igualitario entre todos los miembros y promoviendo e impulsando una escuela abierta y participativa. Son personas que gestionan bien la presión, eficaces en los resultados. Personas innovadoras, creativas y formadas, capaces de lograr también el liderazgo pedagógico del centro. Son buenos comunicadores, expresando de forma clara, asertiva y sin ambigüedades el mensaje a transmitir.

La educación inclusiva se enmarca en el modelo social de la discapacidad donde la discapacidad no es una característica de la persona, una etiqueta que tiene con unos rasgos concretos que la definen casi siempre basados en el déficit, sino que la discapacidad es el resultado de sus propias limitaciones con el entorno, se habla entonces de entornos discapacitantes, de barreras y de aspectos ecológicos y sociales en la educación, que impiden a las personas estar, pertenecer y participar. Desde este paradigma es obligatorio empezar reconociendo las barreras a la presencia, a la participación y a los logros de todo el alumnado. Es necesario reflexionar sobre las barreras visibles o invisibles que impiden el derecho a la educación y en la educación a todas las personas, esas barreras actitudinales, metodológicas o sociales que imposibilitan la educación inclusiva. Este paradigma se basa en la concepción humanista de la educación que reafirma «una serie de principios éticos universales que deben constituir el fundamento mismo de un planteamiento integrado de la finalidad y la organización de la educación para todos» OGE _ Nº 6 _ NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2018 _ 9


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(UNESCO, 2015, pág. 37), centra su mirada en la persona, en su dignidad, en sus capacidades y en su calidad de vida, promoviendo desde la educación y en la educación, el desarrollo de su bienestar físico, emocional y personal, pero también las relaciones interpersonales, la inclusión social y su autodeterminación. La sostenibilidad, la paz, la convivencia, el respeto a la diversidad, la educación ecosocial forman parte de este planteamiento holístico de la educación, no se concibe entonces trabajarlos de forma aislada, con propuestas y planes diferenciados, sino que debe hacerse desde una visión global, con procesos participativos que permitan la interacción y donde se deben conjugar aspectos cognitivos, emocionales y éticos. Hablar de ética en la educación y de la educación, es ahora más necesario que nunca.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENEN QUE TENER LOS CENTROS INCLUSIVOS EN ESTE NUEVO PARADIGMA? ¿CUÁLES SON LOS RASGOS QUE LES CARACTERIZAN? ¿CÓMO LOGRAR DESDE LA DIRECCIÓN CENTROS GARANTES DE LA INCLUSIÓN?

Es importante cuestionarse y hacerse estas y otras preguntas para poder llevar a cabo políticas transformadoras desde los propios centros que promuevan los cambios organizativos y metodológicos necesarios para organizar el aprendizaje en el contexto actual de transformación social. Una innovación2 que debe incluir siempre a todas las personas y que no deje nunca a nadie atrás. Cuando se habla de centros educativos inclusivos se habla de centros abiertos y participativos, de centros acogedores y seguros, de centros sostenibles que acogen la diferencia y la valoran. Son centros garantes de la inclusión capaces de crear culturas, de elaborar políticas y de promover el desarrollo de prácticas inclusivas que tienen en el foco de toda la intervención educativa, a la persona. Son centros que no conciben la educación inclusiva como un «tema marginal que trata sobre cómo integrar a ciertos estudiantes a la enseñanza convencional, sino como un enfoque que examina cómo transformar» (UNESCO, 2006, pág. 14) los entornos de aprendizaje del propio centro para dar siempre una respuesta educativa inclusiva a todo el alumnado. La primera vez que se habló de culturas, políticas y prácticas fue en el año 2000 en el Index for Inclusion3, con su publicación los autores Tony Booth y Meil Aisncow, dos personas referentes en el tema de la educación inclusiva, pretendieron elaborar un conjunto de materiales para apoyar a los centros educativos en el proceso de avance hacia escuelas más inclusivas. Esta guía es en la actualidad un documento imprescindible para iniciarse en el tema y ofrece una serie de indicadores y preguntas que ayudan a reflexionar sobre las barreras que impiden el derecho a la educación y poder realizar planes de mejora encaminados a su eliminación.

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Desde la dirección del centro educativo, se tiene una mirada global, una mirada donde las tres dimensiones confluyen en un todo y desde donde se contempla el centro como una realidad con vida, en movimiento, y que supone un recurso para la comunidad. Hablar de educación inclusiva es hablar de presencia, de participación y de logros para todo el alumnado. Crear centros garantes de la inclusión es garantizar desde la educación y en la educación, la participación plena de todo el alumnado siempre, en todas las propuestas, sin olvidarse de las actividades complementarias y extraescolares y eliminado o minimizando, las barreras que lo impidan. Poniendo el foco en las dimensiones de los centros educativos contempladas en el Index for Inclusion (2015), se abordan a continuación propuestas encaminadas al desarrollo de centros garantes de la inclusión. Dentro de la autonomía pedagógica de los centros regulada normativamente en el año 19904, se contempla que los centros educativos deben desarrollar y concretar el currículo en el marco de su programación, de forma que disponen de autonomía pedagógica, de gestión y de organización. Estas concreciones deben recogerse en documentos institucionales, considerando la importancia de estos documentos, las propuestas que se hacen, estarán relacionadas con estos documentos. CREAR CULTURAS INCLUSIVAS. Esta dimensión se centra en crear una comunidad acogedora, colaboradora. Una comunidad que comparte valores inclusivos.

En esta dimensión se encuentra el Proyecto Educativo de Centro, documento que, en el tema que nos aborda, debe replantearse desde un enfoque inclusivo. Con se tiene una visión global del centro, pues contempla tanto aspectos curriculares, como organizativos y éticos, pues recoge las señas de identidad y los valores inclusivos del centro. Es un documento de planteamientos generales de intervención que luego deben concretarse en otros documentos. Una buena propuesta es empezar por la elaboración de este documento desde un enfoque inclusivo y contar para ello con la colaboración de toda la comunidad educativa dinamizando propuestas de participación horizontal. Elizondo (2016) propone una sencilla guía para reflexionar sobre ello que puede encontrarse en la web.


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Si se persiguen centros acogedores y seguros dentro del enfoque humanista que se está abordando, es preciso que el Plan de Convivencia y el Reglamento de Régimen Interior, tengan un enfoque proactivo, positivo, dialogante y restaurador y que cuenten con la participación e implicación de toda la comunidad. ELABORAR POLÍTICAS INCLUSIVAS. Esta dimensión se centra en desarrollar una escuela para todos y con todos, organizando la atención a la diversidad.

Las concreciones anuales que sobre inclusión se quieran trabajar en el centro educativo, se contemplan en la Programación General Anual (PGA) y se evalúan en la Memoria Anual. DESARROLLAR PRÁCTICAS INCLUSIVAS. Esta dimensión se centra en que las prácticas reflejen la cultura y la política inclusiva del centro.

Pretende asegurar la presencia, la participación y los logros de todo el alumnado. Aquí se encuentran varios de los documentos de centro en los que se debe contemplar la inclusión. El Documento de Organización del Centro (DOC) donde van a aparecer recogidas las propuestas organizativas inclusivas (docencia compartida, horarios modulares, grupos de apoyo y ayuda mutua…) que van a permitir que la inclusión esté en la base misma del desarrollo del centro educativo. El Plan de Atención a la Diversidad que debe transformarse también en un documento inclusivo, Elizondo (2017) tiene una propuesta para ello que parte de la reflexión de las barreras a la presencia, participación y logros, con propuestas de medidas organizativas, metodológicas, curriculares y sociales para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad en todo el alumnado. El Proyecto Curricular de Etapa es un documento asumido por todos los docentes del centro que recoge la respuesta pedagógica, que, en nuestro marco, debe ser inclusiva.

En otro nivel de concreción curricular y en esta dimensión, surgen las Programaciones de Aula. Estas programaciones didácticas deben diseñarse según el Diseño Universal para el Aprendizaje, de forma que, desde el mismo momento de la programación, esta se diseña para que todo el alumnado pueda estar presente, participando y obteniendo logros, sin necesidad de realizar adaptaciones ni diseños especializados posteriores. Desde la dirección del centro se debe liderar los procesos transformaciones de los centros educativos, procesos encaminados a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todo el alumnado. Debe ser este un liderazgo comprometido con la inclusión, un liderazgo humanista, compartido, dialogante y liberador, basado en los derechos humanos, en la justicia, en la paz, en la igualdad de condiciones, la sostenibilidad y la solidaridad, y que invite a toda la comunidad educativa a caminar juntos y avanzar hacia la inclusión. Q OGE

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS — — — — — —

Booth, T., & Ainscow, M. (2015). Guía para la Educación Inclusiva: Desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros escolares (3ª edición ed.). (Y. M. Gerardo Echeita, Trad.) Madrid: FUHEM. Elizondo, C. (2016a). Proyecto de dirección. Guía para elaborar un proyecto de dirección desde un enfoque inclusivo. https:// issuu.com/coralelizondo/docs/proyecto_de_direccio__n_de_centro_d. Elizondo, C. (2016). Proyecto Educativo de Centro. Guía para su elaboración desde un enfoque inclusivo. https://issuu.com/ coralelizondo/docs/pec_enfoque_inclusivo._coral_elizon. Elizondo, C. (2017). Plan de Atención a la Diversidad desde un enfoque inclusivo. https://issuu.com/coralelizondo/docs/ plan_de_atencio__n_a_la_diversidad_. UNESCO. (2006). Orientaciones para la inclusión: asegurar el acceso a la educación para todos. París: UNESCO. UNESCO. (2015). Replantear la educación ¿Hacia un bien común mundial? París: UNESCO.

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NOTAS 1

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Real Decreto 894/2014, de 17 de octubre, por el que se desarrollan las características del curso de formación sobre el desarrollo de la función directiva establecido en el artículo 134.1.c) de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, así como de los correspondientes cursos de actualización de competencias directivas. La autora habla de Inclunovación, a la necesidad de innovar para incluir. Visto en la WEB. La última edición es traducida al español por el Consorcio de la Educación Inclusiva como Guía para la educación inclusiva: desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros escolares en del año 2015. Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo, Ley 1/90 de 3 de octubre (LOGSE).

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