El Espiritu Santo y el gozo de la conversión

Page 1

EL ESP

T

SA

TD

Y EL GOZO E LA CD

V RSI

COLEGGION ESPiRlTU SANTO

N

2



Et ESPIRITU. SANTO Y EL GOZO DE LA CONVERSION

COLECCION ESPIRITU SANTO

RAFAEL LOPEZ M. Sp. S.

2


Nihil obstat!

09� � � ·�.

Pbro. Francisco Censor

IMptlmatur JOllt Martlnn VICARIO OBNIRAL.

Roberto

Nihil obstat:

de la Rosa, M.Sp.S.

Imprimí

Manuel

potest:

Castillo, M.Sp.S.


JNTRODUCCION Es frecuente relacionar al concepto de la con­ versión la idea de tristeza y esto, en verdad, es al­ go muy lamentable, pues nada más gozoso que la acción que realiza Dios para convertirnos, pára · acer­ carnos a él. Convertirse, es recibir la efusión del .Amor de Dios que llama al bombre a participar de fa 'Biena­ venturanza eterna. Convertirse, es dejarse penetrar por la invasión undosa del ·Espíritu Santo que irrum­ pe en 11uestra vida con su divina luz y su eficaz acción transformadora. Convertirse, es aceptar en el santuario de nuestro ser la pala1'ra de amor que Dios pronuncia por su Espíritu y tratar de corresponder a ella con toda la capacidad de nuestras energías. ,

Convertirse, es simplemente, tener la experien­ cia del Amor de Dios que nos colma la existencia y que ya no se puede vivir sino para su gloria y

alabanza.

Quiera el Espirite Santo colmar con su gozo santo a todos aquellos que acercándose a leer estas líneas se vean penetrados por su Omnipotencia y su Divina Luz.



CONTENIDO

EL

A.-

ESPIRITU SANTO Y EL GOZO DE LA CONVERSION

Llamamiento a vivir la plenitud de la de Dios

queza

B.- Conversión

Dios

y

plenitud de la riqueza

C.- Conversión, retorno gozoso deD�

a

ri-

de

la plenitud

7

19

D.-- Conversi6n y vida nueva en la participación de la plenitud de Dios

44

E.- Conversi6n y realización plena del misterio Pascual de Cristo

59

F.- Conversión y acción transformante del Espíritu de Dios

68

.......... _..................

.. -·····

............... -·--------···



A·.--UAMAMIENTO A VMI LA PUNITUD DE LA RIQUEZA DE DIOS Puede decirse sin temor a exagerar que toda la Sagrada Escritura es el relato de la elección de Dios

favor del hombre. Elección que por parte de Dios continua entrega de dones y beneficios tan­ to espirituales como temporales, pero que por par­ te del hombre es una trama misteriosa en donde se entrecruzan los períodos de fidelidad al cumplimien­ to de la ley de Dios, con las vergonzantes huídas. y rebeldías de este pueblo que no ha sabido compren­ der la excelencia del don de Dios que lo elige y lo llamo para vivir en ·su intimidad y en su gozo. en

es

una

El primer eslabón en esta cadenq de elecciones lo presenta Abraham, originario de Haran, a quien Dios Je pide que abandone su patria y su pa rente ­ la y se encamine al lugar en el que Dios le conce­ derá, no únicamente Jos riquezas materiales, sino so­ bre todo uno posteridad incalculable 1. Desde estos momentos oparecen, aunque en llneas generales, las exigencias, características, privilegios y debetes de lo que comporta la elección: Dios que acerca al hom­ bre a su intimidad; Dios que enriquece al hombre colmándolo de bendición y dicha, pero también Dios que· le exige la renuncia a determinados valores y apoyos que empeñarían su acción en favor del hom· bre. Los orígenes del Pueblo elegido están marca­ dos, fuertemente, por la manifestación de ese amor 1.-Gen. 12, 1-3; 15, 1·6.

7 -


gratuito de Dios en favor de este puñado de escla­ vos que gimen bajo la opresión d� un tirano que los flagela 1. Dios escucho el clomor de estos cauti­ vos, se ap loda de ellos, su•clta' ión libertador 3, y hace de este puñado de hombr.1· "el pueblo de su propiedad", un pueblo que viva aparte, en· fotmo diversa a la qúe viven tos detn6t pueblos 4• ·

Porque el pueblo elegido el propiedad de Dios por eso 0101 p\lede exl91rle fidelidad y correspon­ dencia. Porque el pu1bl0 el119ldo elt6 llamado a vivir en una lntimldád con, Dtoe, en una participa­ ción de la magnificencia ·divina, pctr 110 mismo se veró obligado a tener que confl,ar m61 en el au­ xilio de su Salvador que en la astucia, experlenda y poder personalea. Israel tiene que rlChazar el apo· yo que brindan los otros dio••• pclra confiar única· mente en el poder omnipotente de 1u Protector. '

El Pueblo elegido se ve obligado a vivir, des­ de los primeros instantes de su existencia, 'lo pleni· tud desbordante de, la acci6n de Dios sobre él, pero también la renuncio a todo aquello que el amor ex­ clusivo de Dios le impone. Su vocación es un llama­ do a convivir en la presencio amable de Dios, su libertador, que le exige una ruptura franca y efi2.-Dt. 7. 7-9. 3.- .Ex. 2, 241 "El omor sobrenatural, que no<» de Dios y a El nos llevo, ea y supon• uno 111locl6n persono! e Inmediata del hombre con los Tres Pllnanos de lo Trinidad. Sin Intermedio· ria alguno. De tú a TCI. El amor de que estamos hoblando comienza siendo un do11 de Dios. Mós aún, ea el primer don, ralz y principio de todo$ los dem6s done1. Yo que cuando damos oigo por amor. Todo lo dem6t •• puro conMCUendo da ese primer don". S.M. ALONSO, El crl1tlo11l1mo COftlo 111lttwlo, Secreta­ riado Trinitario, Salamanca, 1971. p. 171. 4.� Núm. 23, 9.: Mlq. 4, 5.

-8-


caz con el troto y comercio de otraa divinidades. Lento camino de purlflcocl6n. A1cen1l6n gravosa. Dftt)ojamiento deagarrante. pero que en formo .

inexor-able1 precisa, va colmando de dicha, de paz, al aa1rcamlento luminoso del hombre a su Sei\or.

Israel es un pueblo signo, un testimonio precla­ ro que Dios ha suscitado para llamar a los hombres a la participación de su gozo santo. En esta perpectiva de elecciones divinas, ocu­ pap e l de importancia y trascendencia inigua­ lables el Mesfas, el elegido, "El escogido por Dios en quien encuentra su contentamiento, en quien ha puesto la plenitud del Espíritu El quien gozar6 del favor divino y que será constituido como un signo de justi�ia poro los pueblos . 11. pa

un

.

.

el

.

..

.

Nada extraño que este Elegido aparezca seno materno protegido en fuerza de la

desde

divina

elecciónº· Fortalecido con la plenitud de la fuerza del Espíritu 1. Con una misión bien determinada pa·

5.- Is• .o42, 1. ss, 6.- Is. 49, 5. 7.- Is. 42, 1.: "Lo ca�ldad o et amor ferviente nos da lo po­ sesión de Dios, que no es otrg cosa que el reposo y el contento que se encuentran en el goce del bien poseído. la pa:i. que, según San Agustfn, es lo tronquilídod en el orden, mantiene el alma en la posesión de lo alegria con­ tra todo lo qU41 es opuesto. Lo caridad excluye todas las demás olegr!as; la paz, toda clase de turbación y de te­ mor. la caridad es el primero entre los frutos del Espirltú San­ to, porque es el que más se parece al Espíritv Sonto, que es el amor personal, y por consiguiente el que más nos acerca a la verdadera y eterna felicidad y el que nos do un goce más sálído y una paz más profunda". L. LALLE· MANT. Doctrina Esplrltual, DDB, Bilbao, 1963, p. 180.

-9-


ra acercar a los hombres a Dios 8, Como un profeta que comunica el mensa je de Dios. y sus exigencias v. Pero también én El· se manifiesto el misterioso de­ signio del proceder de Dios' triunfo, gloria, cumpli­ miento pefecto de esta divina ;mfal6n, sí, pero a través de la propia inmolación, .del 1ufrimiento vo­ · luntario, las humllfacione1 tln .cuento y otras pers­ pectivas más que presenta 1u t>"1acl6n amorosa 10. Este misterioso personale' que vatlclnal"I las pá· glnas del libro de llcdci• -to 1ncontramo1 convertido en una feliz realidad en Je1ucrf1to1 el verdadero ele­ gido de Dios y Salva.dór· unlve11al .a tra�1 de la inmolac16n de 1u propio vida. Dlo1 Pddre proclama solemnementer Eate e1 mi Hlfo, mi Elegldo1 eac:uchad­ le 11. Crlato mismo es conlClente de aquella comuni­ cativa plenitud con la que 9Usplr11u Santo lo ha un­ gido, en forma excepcional, y por 110 proclama: "El Espíritu del Señor sobre mf, porque me han ungido y me han enviado a anunciar a los pobres la Bue­ na Nueva "'· Y no es por demás hacer ver Id observa­ ción que hace el evangelista San Lucas después que Cristo hubo leído el pasa j e del profeta lsaías "Enro­ llando el volúmen lo devolvió al ministro y se sen8.- Is. 42, 4.: "Es imposible concebir la caridad sin el don y la presencia personal del Espíritu Santo en nosotros, Es El quien suscita ese amor, quien lo mantiene v\vo, quien renueva nue1tro espíritu y ensancho nvestra capacidad no· tural de amar. Por su acción y "' pre .. ncfa vfviffCIClnte, yo podemos amar a Dio• con el ml•mo amor con que El se ama y con que noa amo a nolOtroa. El E1plrltu .nos aso· cia a su propia mpuHta de amor al Padre y al Hijo. Nos Introduce, oal, en el Mllttrlo de la vida frinltari " . S. M. ALONSO, op. c. p. 172. 9.- Is. 24. 1·4.; 50, 4. 10.-ls. 50, lO·ll. 11.- Le. 9, 35. 12:-Lc, 4, 18.

-10-


t6. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenz6 -a declrl111 Esta 11crltura que acabáis de olr, •• ha cumplido hoy" 11. ·

E1 Dios quien ha elegido a. Cristo para una ;mftl6n precisa: acercar al hombre a Dios, .restable­ cer la amistad quebrantada por la malicia y perver­ sidad de los hombres, Hacer descender sobre la hu­ manidad pecadora, enemiga de Dios, la benevolen­ cia d i v i na , el perdón universal. Pero todo este plan de salvaci6n Cristo, el elegido de Dios, lo realiza­ rá a través de la propia inmolación: el Hijo del hom­ bre será entregado en ma nos de los hombres . . . 14. Muriendo. es como devolverá a la vida al hombre que estaba muerto. Entregando su vida en una obla­ ci6n de amor será como destruyo el poder del egoís­ Sufriendo la más aparatosa tragedia humano consiga el triunfo a bsol uto de to�:la la hu­ manidad sobre el reino de la tiniebla:

mo.

será como

Pero no únicamente sobre Jesús, el elegido por antonomasia, se presentan las exigencias y caracte­ rísticas de la elecci6n d iv i na . El cristiano es una pro­ longación del misterio de Jesús, un miembro vivo de su Cuerpo Místico. La elección del cristiano está insertada en la misma elección de Cristo. 1

la Vocación cristiana tendrá que realizarse, consecuent�mente, en las mismas perspectivas y li­ neamientos como se efectuó la Vida prototipo del Redentor.

Con toda razón el Apóstol San Pablo les di­ ce a los Efesios: Bendito sea el Dios y Podre de 13.- Le. "'' 20-21. 14.- le. 9, """; -

11

-


Nuestro Señ9r Jesucristo, que nos bendijo con toda. bendición espiritual, en los cielos, en Cristo; por cuan­ to nos ha elegido en El antes de la creación del mun­ do. . . para ser santos e inmaculados en su presen­ cia, en el amor; éligiéndonos de antemano. para ser sus hijos adoptivos por medio d1 Jesucristo, para alabanza de la gloria de au gracia, elegidos de an­ temano según el previo deflgnlo1d1I que realiza to­ do conforme a la decisión de 1u voluntad para ser nósotros alabanza de su gloria 11llados con el Espfrltu Santo en la Prom-1a" 11, •

Son Pedro lr'ltroduce su. m1n1al1 de con1olaci6n paro ·los crl1tlano1 que sufren .la hora de la persecu­ ción recordóndoles 1u1 tftylo1 y la excelencla de su vocaci6n: "elegidos """ " el previo conocimiento de Di os Padr.e, protegido• con la a1l1tencla 1antlflcado­ ra del Espíritu y enriquecidos con la efusión de los méritos del sacrificio de Crl1to te. De manera seme¡ante el autor del librp_ de Apo­ calipsis presenta a los "elegidos", en compañía del Rey de Reyes y Señ-or de Señores, compartiendo el triunfo, pero no sin a ntes haber participado ellos en el combate y en la prueba 17. 15.-Efes. 1, 3-13. 16.-1Pe. 1, 1.2. 17 .- Ap. 17, 1 "'-' "La amistad supone siempre una comunl6rt de bienes. Y entra Dios y el hombre existe una eomun16n de naturaleza y de bienaventuranza. Y estoi dones IOh estric­ tamente gratuitos. El hombre los recibe, por uno lnfusiÓfl del &plrltu Sonto que es el amor del Podre y del Hijo, y que habito en 61. Sólo Dios a trov61 de 1u Espíritu, puede ser en nosotros principio de este amor de caridad, qua es una real portfclpacl6n del amor mutuo e Infinito de los Per­ sonas de lo Santísimo Trlnldcd. Dios es el principio y el término propio del amor de ccrrldod. De El nace y en El termina. Es un movimiento circular de Dios al hombre y del hombre a Dios"'. s. M. ALONSO, op. c. p. 174.

-12-


Hay que señalar que la e\ecci6n del cristiano, "s6lo1 se explica por el amor Inmenso del :Padre ·ha­ cia: el Hijo. En ella todo es descubrimiento �· la grocla1 eri Jesucristo nos conoce, nos llama y nos ama. El P·adre, en el fondo, no conoce ni amo más que a su Hijo. Pero, désde ahora nosotros estamos •n El. Y en El, somos hijos en el Hijo. Con El es­ tam'os llamados a participar en la admirc;ible litur­ gia celestial, en la que todo es santidad y caridad, acción de gracias y alo � nza de gloria 18•

El misterio de la elección de Dios en favor del hombre encuentra su más profunda y completa ex­ plicación en la elección de Cristo, quien. e n rol a y lleva o su más alta perfección los dspectos positi· vos de la efusión de la gracia de Dios santifican­ do y engalanando al hombre. Cristo, verdadero hom­ bre realiza su existencia totalmente bajo la acción del Espíritu de Dios. Desde el primer instante de su luminosa .existencia, su vida aparece en relación in­ mediata a -este Divino Espíritu. Y así tenemos cómo el Angel de Dios le anunéla a María: '·'El Espíritu San­ to vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubri­ rá con su sombra por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios" 111. Nada tampoco de extraordinario que esta ac­ ción del Espíritu de Dios sobre Cristo, el elegido por excelencia, aparezca en los momentos claves de su vida; en la presentación de Jesús al Templo 20 en el 18.- Cfr. J. GILBERT, art. El dHlgnio de Dlo1, en Grandes Temas Bíblicos. Fax, Madrid, 1872, pp. 28·29. 19.- Le. 1, 35. 20.- Le. 2, 27; "El amor y la luz que e1 místico recibe no los quiere para irse de poseo, sino ante todo para el fin de amor, pties para eso fuimos creados. R.t:ibe a Dios, para poder dar Dios ci Dios, en igualdad de amor. La depuración

-13-


bautismo de J.esús 11, al inicio de 1u ministerio apos­ tólico•, el día de su primera predlcocl6n en la si­ nagoga de. Nozareth •, en la ·reallzacl6n de sus mi-

rlgu rÓla de lo noche ha pi.parado 91 campo y

�y flore­

et.· •ntlr una •lpecl• •· �· ..tafl1lco el mis· tico cuando advierte que w Ofl'rad6n dllborda con mucho el •r. '"Eata • la gran altl1faccl6n 'I ami.nto del alma, ver que da CI Dios m6a � .tfa "' 11 .. y vale" IL 3, 801. Hace m6s de lo que putde 'y mj1 • lo qr.1• .... • f. RUIZ SALVADOR, lntroduccl6n • ... J11N111 lle le! Cm. BAC. Ma.· drld, pp. 6.. 6-6'47. 21.- Le. 2, 22. 22.- Le. .. . 1 1. "A piop611to • la ml1l6n del !tp$rttu, "°' dirá $anto Tom61 qu. "put1to q11e •I laplrltu Santo n el Amor, el alma •• aslmllada al !1plrllu Santo por el don d• lo co• rldad1 y de ciqVI q11e la ml116n •1 !apl�IN Santo .. con· 1idera en raz6n cr.1 don cr. caridad". S.T. r q, .. 3. a. 5. od 2. la ml1l6n del Eaplrttu Santo en el olmo .. distinta de la del Verbo. Al Mr enviado por el Podre y ti Hijo, el Paródito, en su condlcl6n de E1plrlt11 y de Amor se prolon­ ga en el hombre. Es lo que el Ap6stol dlc:e: •'El amor de Dios ha sido derramando en n1,1e1tro1 cora:zónes por el Es· píritu Santo que nos· ha 1ido dado" (Rom. 5, 5)". N. SllA· NES, El don d9 Dios, Secretculado Trinitario. Solomanca, 1976, p. 286. 23.- Le. 4, 16. ss. "El Espíritu Santo nos consuela en este des­ tierro en que vivimos, alejados de Dios. Esta separación cau­ sa a 'las almas santas un tormento inconcebible, pues fl· tas pobres olmos sintiendo en ellas un vacío infinito (que no puede llenarse m61 que gozando de Dios!, languidemn y aufren un larga martirio mientros estón separadas de El, y que les serlo insoportable sin las consolaciones que el Eapfrltu Santo les da de cuando en cuando. Todo consue­ lo que les viene de las criaturas no sirve m61 qw pa· ra aumentar el peso de aua miserias. Olee Ricardo de Son Vlctor, "Yo me atrevo a IJHliluror que una sola gota de estas divinas con1aloclone1, ea capaz de hocer lo que to· dos los placerea del mundo no pueden. Todos len placeres no ·pueden llenar el coraz6n, y una '10la goto de la du!· zura inhlrior que el Eaplrltu Santo derramo en el a'Jma, la saco fuera de sí y le cou1a una santa embrioguez". l. LALLEMANT, op. c. p. 123. ce.. O.be

-14-


!agros u, en Jo¡ momento• de Intimidad con los su­ yos.•, y en aquella hora .triunfante '" la que el cuerpo mortal de Crlato, balo . la o�l6n poderosa del EapJrltu de Dios, resucitó para glorlflcar por sl•mpr� al Padre•. Lógico aparece que lo vida de la Iglesia, el sa­ crosanto Cuerpo Místico del Señor, siga los mismos pasos y etapas que se descubren en la vida del Sal­ vador. El nacimiento de la Iglesia también se ve en una relación inmediata a la acción del Espíritu San· to, según la presenta el libro de los Hechos de los Apóstoles narrando los acontecimientos del Domin­ go de Penteicostés m. Acción vivificante y santificado­ ra que se puede seguir observando desde los prime­ ros días de esta comunidad que formaba un solo corazón y uno sola .alma por la fuerza de a q uel Es­ píritu que la entusiasma 211. Y así podemos ver cómo la Iglesia,. al igual que Cristo será bautizada con el Espíritu Santo 29, y al igual que Cri sto comen�rá su misión impulsada por la fuerza y la asistencia de este Divino Espíritu 30, 24.- Le. 11, 20.; "Luais del Espíritu Santo que alumbran las cavamos aseuras del alma, que la Uenan de luz, que la abrltlantan maravillosamente con sus resplandores innumera· bles, beflfslmos. ¡Fuego de su amor, que embriaga, que 11n· loqueat, que abrasa. . , que arrastra y aspira al olma que no resiste, que se entrego o su occi6nl. . . ¡Aspirar del Es­ píritu Santo! El aspira al alma hasta el abismo infinito del Amor, hasta 111 seno· abismal d11 Dios, que es el Amor". B. JIMENEZ DUQUE, Teolotla cle la Místico. BAC, Madrid, 1963. P- 306. 25.- Jn. 14, 26. 26.- Rom. 8, 11. 27 .- Hech. 2, 1. ss. 28.- Hech. 2, 42. ss. 29._; Hech. I, 5. 30.- Hech. 2, 4. ss.

-15-


y también e l la obrar6 milagros por el poder qye el Espíritu de Dios vehiculi_Ja por los ap6stoles 31• Es de notar que el autor de los :H.echos de los após­ toles al referirnos el crecimiento '!'/ desarrollo de la Iglesia bajo la acci6n y asistencia del Espíritu de Dios, hog� expresa alocucl6n al tema de la elec­ d6n divina sobre el hombre, bafo 1.1ta simple f6r· mula: '\El Señor agregaba. cada 1dfa a la· comuni­ dad a los que se hablan de. 1alvar" •.

Habl�r de vocación crl1tltana 1� pues hablar de vocacion a reactualizar -11 ml1t1rlo de Crlsto en forma viva y eficaz. Bast• citar por · 11 momento el caso del protomartlr �1teban cuya pa116n es una genuina r6plica de la pa1J6n y muerte de Crl1to. E1· teban como. Crl1to c;iparece pleno del E1plrltu San­ or la to ss, causando �sombrp entre IUS enemlgo1 asisten.cía y fortaleza eon la que lo auxllla e Espf­ ritu de Dios 84, Y Esteban, al Igual que Cristo es sen­ tenciado a muerte en forma lnjueta, tan sólo por de­ fender los derechos de Dloa'y por manifestqrles a sus enemigos esa resistencia que oponen a la acción del Espíritu Santo llll. Finalmente esteban en una imita­ ción perfecta de Cristo su Maestro y ejemplo, mue­ re entregando su espíritu en las manos de Dios y pidiendo al Señor que no le tenga en cuenta a sus enemigos el crimen que acaban de cometer 98,

r

Muere San Esteban con sus ojos clavados en ese cielo que le há preparado la misericordia de Dios s1. Y su muerte se convierte en inmediatos fru-31.-Hech. 32.-Hech. 33.- Hech. 34.- Hech. 35.- Hedi. 36.- Hech. 37,- Hech.

4, 2, 6, 6, 7, 7, 7,

31.; 5, 16. .47. 5. 10, 11. 51. . 59. 11. 56.

-16-


tos de vida sobrenatural para aquel Saulo que pre­ senciaba con aprobación la muerte del Promórtlr se, y que m6s tarde, bajo la acción del Espíritu de Dios vendría a ser el infatigable apóstol de los pueblos

gentiles.

Como podemos f6cilmente ver, l es de la elección de Dios sobre el

en estos pasa­ hombre, apare­

de desprendimiento, de renunci as que enmarcan las exigencias divinas, sin embargo no debe mo s estancarnos en este aspecto negativo, que si es indispensable, no por eso es el más importan· te, ni el que le da verdadera fisonomía al proble­ ma del acercamiento del hombre a Dios.' ce ciertamente

inmolación,

y

un

aspecto

todo ese

conjunto de

La elección o conversión antes que todo y so· es la acción misma de la misericordia de Dios en favor del hombre, que lo ilumina, lo vivifi­ ca, lo engalana y lo transforma. La elección o con­ vers ión en su aspecto positivo es por lo mismo par­ ticipación gozosa de lá plenitud de la riqueza de Dios derramándose en el hombre y comunicándose en lo más íntimo y trascendental que éstci presen­ ta, como es hacer que se viva en forma abundan· te y eficaz ta misma Vida de Dios.

bre

todo

,

la elección o la conversión más presenta la misma acción gozoso de Dios que se inclina al hombre para compartir con él la felicidad inconmensurable de todo un Dios. Cierta­ mente que será un trayecto que configure a la elec­ ción del Unigénito en donde el misterio de la Cruz hace continua presencia, pero en donde se sabe que

que

Por lo mismo

nada

38.- Hech. 7, 58,; 8, 1.

17 -


después de un víernes de. sufrimiento y de penas vendrá inexorablemente un domingo triunfante de resurrección 89.

39.- Cristo por su Resurrea:i6n es constituido el "hombre nue· vo" el "primogénito" de todos los que nacen y de todos los salvados. lo viejo· pasó, ya no existe. Resucitó el que hace "nuevas todas las cosas" (Apoc 21, 51. En su iesu­ recci6n se encuentran Dios y el hombre. En " se unifican la fidelidad divina hacia el hombre y la fidelidad hacia Dios de una manera definitiva e lndlsoluble. Cristo, el pueblo primordial de la Nueva Alianza, el Hombre Nuevo. Por con­ siguiente, podernos deducir qve en el trasfondo de todos la& textos en que se nos habla de "vida nueva", de una tran•­ formaci6n, de renovación, de un nuevo principio de vida, de un nuevo ser, nuevo nacimiento, n u eva cl'90ci6n. . . en ese trasfondo y dando sentido a todo emerge la realidad de Cristo-acontecimiento, el Viviente, la creación nueva por el Esplritu de santidad, el primer transformado. Balo la tu.. za del Etplrltu, Cuadernos de Teología y práctica pastoral, Perpetuo Sc>e�mo, Madrid, 1967, p. 29.

-18 -


B.-CONVERSJON

PLENITUD DE LA RIQUEZA DE DIOS

Y

Dios ha elegido al hombre para partié:iparle de y bondad, pero el hombre ha desperdicia­ do el don de Dios. Dios llama al hombre al go20 de la Luz y de la Verdad, pero, el hombre ha preferi­ do sus propias tinieblas y engaños, sus oscuridades y miserias. Dios llama al hombre a la cor;nunión fru:­ tiva de su mismo Autor, pero el hombre también ha preferido gastar sus fuerzas en amores pasajeros y adherir su corazón al oropel y vanidad que le brin· su gracia

dan las criaturas.

Dios llama al hombre a vivir en la Divina in­ timidad en el consorci9 Trinitario, pero el hombre ha preferido vagar por estepas de maldición y de­ siertos de quebranto. Tal es la real y lamentable historia que nos presentan las páginas de los Li­ bros Santos. Un cuadro majestuoso de luces y som­ bras en donde se conjugan la misericordia de Dios y la rebelión del hombre, en donde se armoniza en una misteriosa simbiosis el amor que brinda sal­ vación y el orgulloso egoísmo del hombre que eva­ de el encue!"ltro con su Salvador.

Dios llama al hombre

o

lo participación de

misma alegría y este llamado Dios lo

su

ratifica me­ diante un pacto divino: la alianza, expresada en for­ mas diversas pero que en síntesis puede presentar­ se bajo aquel oráculo: "Yo viviré entre vosotros y Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo"

-19-


Yo, Yavé, vuestro Dios l. Es Dios quien desea es­ tablecer eso s vínculos de amistad entre estos hom­ bres y El. Es de Dios de quien parte este movimien­ to de elevación del hombre a vivir en la intimidad Divina 11• Es Dios quien ofrece gracia y bondad al hombre i, y manifiesta en 1u favcr toda clase de prodigios propios a su omnipotencia y misericordia sin límites'· Dios se entrega al hombre, balo todas las for. mas posibles de misericordia, au�lllo, bondad, libe­ ración, para que el hombre viva y goce y participe, en cierta forma, de la alegrfa santa de su Bienhe­ chor. La elección que �01 hace

en

favor

del hombre

exige en el beneficiado una actitud atenta y una co· rrespondencia cuidadosa, para poner en todo su di­ namismo y vigor la gracia que Dios ofrece. Esta es

la forma más concreta y cabal como el hoJtlbre pue­ responder a la invitac16n que Dios le brinda a participar de su qmistad y gozo.

de

Sin embargo la experiencia nos manifiesta que el hombre no ha correspondido al amor de Dios, que el hombre se ha alejado, abiertamente, de es­ ta intimidad a la que Dios lo l lama , que el hom­ bre no sólo ha despreciado los dones y gracias con los que Dios lo había engalanado, sino que los ha utilizado aun en contra de su Señor 6, El hombre ha pecado contra Dios, ba roto la amistad divina . .1.- Lev. 26, 12. 2.- Gen. 18, 17. 3.-Gen. 15, S.; 17, 2. 4.- Ex. 33,·34. s.- Ez. 16, 15-29.

- 20-


No obstante la rebeldía del hombre y su des· tructora obstinación, Dios gua rda para él sentimien­ tos de misericordia y perdón, como un padre que ama a su hlfo ª· como una madre q ue no puede ol­ vidarse del fruto de sus entrañas 7, como un pas­ to r que l leno de sol icitud cu ida de sus ovejas s, asf se trate de aquellas que se descarrían o abando· non el aprisco '· El amor de Dios por e l hombre se presenta más fuerte y más vehemente en las páginas del. profeta Osea s, que el amor más apasionado y cabal del esposo más a monte por su esposa. Un amor que

perdono, un amor q u e enriquece, un amor siempre abierto a vivir en una comun icaci ó n de . dicha y de paz 1º. Por pa rte de Dios este a mor es tan perfecto que se p resenta en la manifestación de la inmola­ ción de la propio exi stencia a fin de s a l v a r a la pe rsona amada 11 . Amor persona l de Dios que se comunico en for­ ma persona l en lo más ínt i mo d el éorazón del hom­ bre t'il, para suscita r e n . él senti mientos de aut6ntica caridad rn, de una correspondencia completa t.c, Amor 6.- 0s. 7.- ls. 8 ,- Ez, 9.- Le. 1 o.- Os.

1 l, 1 -4. 49, U-16. 34, 1 . SS. 1 5, 4 . ss . 2, 1 2 . - 20. 1 1 .� Jn. 1 O, 1 1 . 1 2 .- Rom . 5, 5 . 1 3 .- J n . 1 3 , 3 4 . 3 5 . 1 4 .- Rom. 6, 1 -1 1 .; "Por la vida cristiana respondemos co n es­ pí ritu de confianza y amor fi l i a l al llam íento Inmerecido del Padre celestial. En su amor eterno nos ha predestinado · a reproducir la imagen de su Hifo" [Rm. 8, 29). Dios intenta " reprodúcirlo" en nosotros. Todo será la obro de su grado triunfadora. sr. pero no n0s d ispenso de la necesaria co· lo borac:i6n por nuestro parte " . J. HOFINGER, Vivlenclo en el Esplrltu, Libniría Par roquial, México, 1 977, p. 5 1 .

-- 21 -


toda

que purifica inmundicia y que aparta de los atractivos y seducciones que tienen esclavizado el vo­ lu ble coraz.ón del hombre y fija de manera i namovi­

ble todo el afecto

y

atenci6n ,sólo en Dios lli,

Pero entre esta b i enaventurada 1 ltuaci6n y el es­ ta do la mentable del hom b re pecador ¡cu6ntos cami­ nos por recorre r! ¡ cuántos esfuerzo• que realizar! ¡ cuántas angustias y demás pen a l idades p rop ias del hom bre que gime ba jo e l peso de una naturaleza que se revela a coda poso de esta traba¡o1a ascen­ sión! La h istoria del hombre apa rece, pues, sembra­ da de extravíos, rebeldías y demás yerros que la dpa rtan de la i nti m idad con Dios. Es u na historia en donde la desobed iencia y la maldad a pa rece n a b­ sorbidas por la obed iencia y s a n t i d ad del mismo Cri sto, ve rdadero Dios y verdadero hombre. La vida del hombre es u n ca mino h a ci a Dios que si no fuera por la acción m i sericordiosa d e l Redentor "jamás el hqm bre log ra ría a l canzar esto meta feliz. E s desgarra nte ver cómo "después de la crea­ ción del mundo y del hombre por Dios, l a pri mera afi rmación bíblica es la del carácter original d el pe­ cado. En efecto, en la au rora misma de la e sti rpe hu­ m a n a Adá n aparece como dueño y señor de la ti e ­ r ra como i m agen de D ios, colocado en un para íso de d e l icias y gozando de la i nti m idad d e su Hace­ dor 16. Pero tam b ién aparece Adán como el tra nsgre­ sor a le ley divina 1'1, como el hombre rebelde a la ,

,

1 5.- Ez. 36, 25.·28. 1 6 .- Gen. 1 , 26.; 2 , 8.; 3 , 8 , Cfr. C. SPICQ. 11 pecado de los hornbrM, en Graneles Temas Slbl icos, Fax, Madrid, 1 97 2 , p . 1 68. 1 7 .- Rom. 5 , l 2ss.

- 22 -


\

�!untad de Dios ia, como el hombre que se apa r·

tci_ y evade la conversación y la intlmldod con Aquel q� lo ha creado y lo ha colmad o de toda dase dE! beneficios lt. Por desgracia esta sltuacl6n antagón l · ca,\ ta n desconcerta nte, será l a terrible sltuacl6n de gro¡,, pa rte de la humanidad.

Y así tenemos que Dios ha cread o al hombré para el gozo y el dom i n io abso luto de toda la crea­ ción, que Dios ha crea do al hom bre pa ra que dis· fruta ra de la amistad de Dios. Pero también tene­ mos que este h o mbre ha rechazado el don de Dios. Y e s aquí e n d o n d e apa rece, con toda su fuerza, la acción misericordiosa d e D ios en favor del hombre. Dios que no a bandona la obra de sus · manos sino que se apiada de ella y promete la ca ba l restaura ­ ción 20, no obstante q u e este hombre si g a empeder­ nido en su pec a do, ciego vo l u ntario, ante la luz que le bri nda su Salvador, di straído ante el mensaje de sa lvación q ue Dios le ofrece 11. Y así los Libros Sa ntos gvston de expresa r la afi nidad y a m i stad del hombre con Dios ba¡o aque­ l la simból ica y trascendental amistad entre Dios y

Abraham, que re al iza su existencia bojo leí mira-. da d e Dios y trata de complacerlo en toda circuns­ tancia ll2, o si se q u i ere e n una forma más elabora ­ d a puede observa rse los preceptos de Dios anuncia­ dos e n el levítico y que están ordenados paro que e l hombre actúe según la voluntad y sabiduría de

1 8.- Rom.

5, 1 9 . 1 9.- Rom . 5, 1 7 . 20.- Gen. 3, 1 5 . 2 1 .- Is. 1 , 3 . 2 2 .- Gen.

24 ,

20 . ,

17

1.

23 -


Dios ss, y su existencia · se realice en bienaven turanza, y prosperidad ll•.

un

morco qe / /

No es por demás señafor la constancia, tan marcada, como los escritores veterotestamentafios presentan al hombre como un rebelde mo logrdde· cido que ha descendido tanto, que e& más fáci l que e l animal conozca a su Señor que 11te hombre ten9.ª conocim iento pa ra comprender el menaa¡e que Dios le env ía 25. La razón la decla ran, con toda la fuerza; los profetas: no existe la verdadt no hoy hombre que real ice la justicia •. Desde el m61 pe· queño hasta el más anciano son hombres deprava­ dos !7, todos . son inmundicia y suciedad •t e Inmen­ so es la fuerza que inclina al hombre a cometer el mal 111 . El hombre es un enfermo desauclado y su enfermedad es s u propia corrupción 1111 , Ta l es la terrible situación que descubren los profetas que será presentado balo fórmu las de una angustia extrema : Todos se desvia ron, todos se han corrompido, no hay quien haga el bien, ni siquiera " u no . . . a1 , no hay q uien rea lice la justicio, no hay u n hombre justo sobre la tierra ª· No obstante es­ ta desastrosa situación del hombre pecador, del hombre que ha ofendido a Dios, Dios no se com­ porta como un hombre, en las manifestaciones de 23.- lev. 1 9, 3 2 - 3 7 . ; DÍ. 1 0 , 1 7 · 2 0 . 24.- Dt. 1 0, 1 2 . - 1 1 , 3 2 . 25.- I s . 1 , 3 . ; Jer. 2 , 3 2 . ; 8 , 7 . 26.- Jer. 5 , 1 , 27 .- Jer. 8 , 1 O . s s . 28.- 1 $. 6·1 , 6 . 29.- Jer. 2 , 25.; 7 , 24.; 1 8 , 1 2 . 30.- Is. 53, 4. 5 . 1 Jer. 1 4 , 7 . 3 1 .- Sal. 1 4 , 1 . 32 •..,..- Ecl. 7 , 20 . ; Prov. 20, 9.

- 24


su c61era. �, ,.. 9t '"9 •: ,,.. . • jo ha •, y p ronto. at:� � "� .y emr· .Jo MlDe par' ao.bradci expl!! ri... .:.,,, { hcHnbte� ·

.fa· ·e1ta ta razón por la que Moi.... ,pldG·:!:.cle" este p4eblo rebelde Y '•*" rata u, y que a su vez Jeremías interceda 'pc)f'». d6 •, y que Job rece por sus am igos que en aq�t momento lo han ofendid� y no comprenden los aa-· bios juicios de Dios 87.

·�a ante , Dios por

Pero �I'! la plenitúd de los �tiempos, Cristo, ver­ dadéro Dios y verdadero hombre, el Hijo consus­ tancial del Padre Eterno será quien i nter�da en una forma excepcional, con la ofrenda de JU propio vi­ da, rea íizada por amor, para alcanzar el perd6n fo. tal de este hómbre que se ha rebelado y que ha 3 3 .- fx. 34. 6.; Is. 48, 9.; Sal. 1 03, 8. 34.- Jer. 3, 1 2; ' ·o. hecho, tal conversl6n es una nueva a.a­ cl6n, que -por tonto-.,. . sólo puede ilenlr de la Iniciativo de Dios. Ser un acto libre del ll'oder de !>fo• y, · cil mis­ mo tiempo, una declal6n aut,ntlca del hombnt1 he ahl lo que constituye ei misterio de la verdadera conv.11l6n1 .,_ ..,. tDINffn pota 11ue 1119 - que ,. . � Yahv'h; y ine Hll&n per puelM y Y• ... •-' a elloa . ..., Din; ,_. 41ue .. wlwnlin a mi de todo 111 coraún,. (J•r 24, 71 Wci­ se 29, 1 3 · 1 4¡ 3 1 , 18·20, 21 s; 32, 40). Esta Idea podrla ser el orig11n de ciquel juego de palabras de Jer. 3 1 , 1 81 ''CllllYI"'-, r Hñ convedhl.". Dloa mlamo ha de obrar la conveni6n, a fin de que ñta MO eflc:oz en el hOmbre y hago que el pueblo welw del' deítlerra paro que tome de nuevo el camina del desierto y n1comience su avenfµra de pueblo de Dios; La f6rmula vuelve a 1er ernplllado en el Sal 80, 4, 201 Lm 5, 2 1 ; Za 1, 3. Dios mismo do la gra­ cia como motivo de la conveni6n (Jer 3, 1 21". J. PIE­ RRON, La C111nwnl6n reto..- a Dios, en Granciln Tema1 81blicoa, Fax, MCldrld, 1 972, p. 1 89. 35.- Ex. 32, 1 1 .; Núm. 1 1 , h1.; 1 4, 1 1 a. 36.- Jer. 1 4, 7M. . 1 8, 20. 37.-.. Joti. 42, 7ss.

- 25 -


ofendido profundamente a Dios. Jesús en efecto, quitó el pecado del mundo 38, se hizo por nóSC>fl'.os pecado pa ra que nosotros nos · hiciéramos justicia lfe Dios en El m, muriendo en la cruz se hizo maldid6n paro que sobre .nosotros .cayeran las bendiciones di· vinas 40. , YflA *t1 · 6ngel Gabrleli le ·. onuncla. 'a Maria la mi­ si4n �• éite ,�{is, qye . vl"'9 ·o · ialvar cí los hom­ brets 41. Y por esto razón el pr8CM•or·Jtabla de Je­ sós �mo de "A.qu61 · que quito et 'f*Gdo de los hitMbre&�' •, .y. .. ·tamblU\f)OI' e1tci ¡rnltma razón co­ m01 Cristo · ablertamefttt . tntlf1ca1 . '·!el MJo 4.. hombre hch veniClo a . buscor .. ., tatwr lo que ::IÍtteba perdi­ do" •; "porque no .ha .venido a tolYCtt· a · los fu1to1 sh1o o Jos pecbdom'! .. . ·

·

to

De aquf pues, que toda la enseñanza de Cris­

esta lfnea de salvdclón y que su ya la mejor 'manifestación de esta presenéia de la misericordia de Dios viva entre los hombres. Cristo es pue� perdón para el p�dor arre­ pentid� 45, y un perdón siempre dispuesto a brinse oriente sn m i sma v�da sea

38•--:- Jn. 1 , 29. 39.- 2 Cor. 5, 21 . 40.- Gal, 3, 13. Cfr. X. LEON-DUFOUR, ort. Co16M, en VTB Cerf, Porl1, 1 962, col. 1 46 . 4 ¡ .,.:.... l e. ' ' 30 11. 42.- Jn.· 1 , 29 .. 43.- Le. 1 9, 1 0. 44.- Mr. 9, 1 3. 45 .- Le. 7, 48.¡ "No terminaremos nunca .de recordar palabras y hechos ,evang61ieo1 que poMn de reli- el sentido y el valor d8 . e.to · 'convenl6n, de e11CJ 131'nltenc:la, de esto láftola que 11, prectaament. uno a l19racl6n Interno, un cam­ biar de QQmlno, un vol,,.r de nuevo o los brazos del Po· dre, como lo describe vlslblemente, con acentos incompa, robles, la paróbolo del hilo que vuelve (d Le 1 5, l 1 �.321. Como muy bien comprendemoa o trows· de lo• darlainial

- 20 -


darse 46• U'4. pJl'(Jón que llego hasta el exceso de ofre­ cer la propio .,,. da pára que e·I ·peCador · se sa lve 47. Un pe���o• se peri:>etúa en fervor �I hombre de tod«;J,1ft :t1empqs •. Ptro au perdón no es simplemente un perd6'n ,... . borra la mancha, . sine> un perdón luminoso' que ..-galana al alma y transforma al hombre de escla­ vo de Satanás en verdadero hijo de Dios •, un �r,­ d6n que inunda al alma d e paz celestial y de gozo­ sa esperanza 11&, un perdón que ofrece la participa­ ción de la gracia y esto en forma sobrea bundante &t. Un perdón que ofrece como garantfa de autenticidad la m isma presencia del Espíritu Santo- para que per­ manezca en lo más íntimo del a l ma 61. Un perdón� fi nalmente, que ofrece la comp leta salvación M, ·

·

enseftanzaa de Jesús, el ob]etlvo es una modificación pro· funde1 en do. dl reeelones. Ante todo, hoy que mocllflcar la manero de pen$C1r, la mentalidad, los móviles rñós lntimos de nuestro obtar; y pensemos de qué cambio tan dificil ae • tratar afecta fuertei:neme o la pel'SOflal idad mós secreta y profunda de cada uno de no1otros1 y en un segundo slgnl· ficado, se trata también - de cambiar l a conducra p ródica , el comportomiento, _la actuación, c:on el fin de que las aoclones exteriores correspondcin -sin estridentes oor'ltrad!cdones-- o la Interior revolución ar:aecido en el espfrif\I", PABLO SEX­ TO, �¡1, aúdlendo general, mjérmles. 16 de ·mayo, t' Osservatore Romono, 20. 3, 1 977 ( 1 3 5 1 . 3. 46 .- Mt. 1 8, 22. 47 .- Mt. 26, 28. 48.- Jn. 20, 23. 49.- Rom. 8, 29ss. 50.- Rom. 5, 1 . 2. 5 1 .- Rom. 5, 20. que .. propone Pablo no es describir 5 2 .- Rom. 5, 5.1 "El \ la ielación entre el Podre, el Hilo y el Esplrltu. Su pro· póaitO es trazar el modelo de salvad6n del hombre, la ir6 y el juicio de Dios, la tarea salvadora de Cristo, y la vida nueva de los hijos adoptivos de Dios, que viven en el Espíritu" . A. WAI NWRIGTH, La Trinidad en el Nwll'VO Tesla­ _.., Secretariado Trinitario Salomanca, 1 97 6 , p. 301 . 53.- Rom. 5, 1 1.

- 27 -


Son Pablo sintetiza todo este conjunto de gran­ dezas bajo el siguiente pensamiento: "est�· en paz (:On Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por q� hemos obten ido ta m bién, mediante la fe acceso a ... ta gracia, en la cual nos hall(Jmos y nos gloriamos en. la esperc;inza de la gloria de Dio� 154, Aparece pues, con bastant'e daridC:Jd, que la obra de la conversión es más que, nadq la' acción de la miseri cordia de D i os en favor del hl)mbr.. Y si por una parte exhibe las m iseria s . y �I peca�O de los hom bres, . por otra parte ma n ifiesta, y e�: en for­ ma excelente, la mi sericordia de· Dios,.. s\•re. dis­ puesta a sa lvar a l hombre que El mis��:�6, e invitó a pa rticipar del g9zo de lo fellddad. �m· plida. .

·

·

La . conversi.�n aparer.e tombl.én corno .

..

•I · paso de

las tinieblas a la h.ti'•, como el abandono de uno .

vida de pecado pare realizar u na existencia en la comunión y en el amor de mo1 •, como u n segun54.- Rom. 5, 1 . 2. 55.- Jn. 1, 4.9, 1 2, 35; Efes. 5 , 6 . 56.- 1 ' Jn. 4, 8-2 1 ,; "Toda l a primera carta de So n Jvon g i ­ ra e n to mo a esta reolldad polar: permanencia, comuni ón, inexistenda, testimonio interior . . . !cfr. 1 Jo 1 , 3; 1 , 7; 5, 6-1 2). Dentro de esta inexistencia habrér que situar .lo un· cl6n Interior de la Pa1obra de Dios por el Espíritu, San Juan refiere y estcblece una am!>lia equiva lenclo enr,.. ..ra ln.xl1i.ncla en Dios, con la lnexlttencla en lo "luz, la Verdad, la dóc:frina de Cristo" (1 Jo 1 , 2· l Oi 2 Jo 9) y en el &plri· tu ·1e1 aial "el mundo no puedl recibir . . • , vosotros, en c::ombla, , le con-.-611 porque pe rmanece a vU.1tro lodo y está en vo.otrot'! , (Jo 1 4, 1 7t. ""-rmaneciad en la Pala­ bra' 'algnifim pl'9Cllamante eaa prnti\da . activa y operan­ te en el interfor·.dii l e� en pleno dl�mlarno. "ta Pa· labra · de Dios "' Gdlva en VOIOITOI 101 creyentes" 11 Th 2, 1 3; Rom 1 , 1 61 2 Th 3, 1 1 . Un. "Ml:·•n·lci -Palabro", en el Lagos, en la Verdad y la Vida¡ en definitiva, una lnser·

- 28 -


d o nacim iento que nos a bre la eritrada a uno vida espiritual y divina fi, y en su más íntima significa­ ción, la conver$ión presenta la muert, cabal de ese hombre 'l(iejo, enemigo ' de Dios y obrador del mal, y. JU. correspon d iente poso a la ex istencia de ,ese conducir por el E spfritµ de bimbre .que se deja . ,

,010e l!J.

Breve, la conversión más que nada, en su sen­ tido más completo y profundo, muestra la misericor­ dia de Dios derramándose en el hombre, justificón­ dolo, y enriqueciéndolo con la plenitud de la Vida misma de Dios.

<.'.i6n activo y vital en el misterio da . Cristo. Aquí Palabra hcibrá ele aclquirJr una significaci6n CI nlvel miuno del lo· gos, "espirtu vivificante, que ho sido puesto en occl6n por .. Esplritu. Precisamente el Etplrltu mismo aró el criterio permanente ele eso ln1erci6n y octividod lcfr 1 Jo 4, l 3i 3, 241". Bajo lo fuena del Esplrllu, Cuac:ftmos de Teologlo y prócttca pastoral, Perpetuo Socorro, Madrid, 1 967, pp. 92· 93). 57.- Jn. 3, 5. 5 8.- Rom. 8, 1 411.

- 29 · -


C.-CONYEISION: RETORNO GOZOSO A LA. PLENITUD DE DIOS y a

Hemos brotado del a mor mised(C)rdioso de Dios El tendremos que volve r a lgún día.

Los si nópticos gustan presentar el origen divino de Jesús 1, su convivi.r cori los hombres :a, y de ma­

nera especial su vuelta al seno del Padre •. Et sin embargo el evangelista San Juan quien hace verda· deramente g a l a de este tema. tan traacend.e nta l e importante en la vida del Redentor. ,

Para San Juan fa expresión "la hora de Jesús", presento un símbolo pleno de contenido y significa­ ción. Hacia esa ... hora" se encam ina el desa rro l lo hu­ mano de la vida de Jesús 4. De esa "hora" adqu ie­ ren su verdadera di mensión las acciones y enseñan­ zas de Cristo 11. Es la "hora" ansiada por Cristo, en la que el Padre de los cie los recibirá la suprema g lo­ rificación 6, y esto blec,erá lci amistad entre el hombre y Dios, e n forma permanente, mediante lo presencio de su Espíritu 7 Hora ansiada por Jesús, con aquel fervor con el que la madre espera · el nacimiento de 1 .- lc. 2.- Le. 3.- lc.. 4 ...;__ Jn. 5 .- Jn. 6.- Jn. 7 .- Jn.

1 , 26·37.1 Me. 1 , 2.. . ; Mt. l , 2 1 . 5, ha.s. Me. 6, 7U,¡ Mt, 1 5, 32n, 23, ..,__. 1 3, J ss; 8, 23as. J 3, 32. 1 4, 1 6. -

30

-


su primogénito s. La "hora de Jesús", ·es la hora dé su retorno a l_ Pa.dre "sabiendo Jesús que había llegado �u hora de pasar de este m�ndo al Pa· dre; " t_, .

.

.

.

.

�t. Ciertamente que el autor del cuarto Evangelio otriite toda aquella serie de datos históricos que se ·Nlacionan a la concepción, nacimiento e in'fancla de Jesús. El prólogo de su Evangelio nos presenta al Verbo de Dios existiendo en Dios, estando en ·Dio$, siendo Dios 10. Y cómo esta Palabra lumino· sa, Verbo de Vida, viene a este mundo para comu­ nicar a. los hombres de su i nagotable plenitud, a fin de que ellos pueda n ser hijos de Dios 11. "Y lo Pa labra se hizo carne y puso ·su mor9da entre no­ sotros y hemos visto su g loria, gloria que recibe del

a.·-· Jn. 16, 2 1 . ,9.- Jn. 1 3 , l . 1 0..- Jn. l , 1 . U ;,_. Jn. 1 , 4 - 1 3.1 "Nuestro$ cuerpos, en efecto, recibieron por 9' bollo bciutismal lci unidcid destinado ci lo incorrupei6n, pero nuestros olmos la recibieron por el E$plritu, El Es; plrltu de Dios detcandi6 sobre el Señor, Esplritu de Sa· bldurla y de int.l igiricla, Esplritu de consejo y de fortá· lua, E1plrltu de ciencia y de temor del Señor, y , el Se­ ñor, a su vez, lo dio a lo lglalo enviando al Abogado sobre toda lo t111TQ �tefe el cielo, que fue de donde d i · ¡ o el SeKor que hobla sido orro¡ado Sotanó1 como un ra · yo; por esto nece.itamo• de .... roclo divino; paro que demos fruto y no seamos lonzado• al fuego; y. yo que tenemos quien nos acusa, 1engcimos también un Abogado, pues e[ Señor encomiendo cl l E1plrltu Santo el cuidado del hombre, posesi6n suyo, que hclbío ca ído en monos. de la· • �rones, del cual se compadeció y vendó sus heridas, en· tregondo después los denarios regios para · que nosotros, ni · cibiendo po r Esplritu la Imagen y la ínscripd6n del Padre y del Hiio, hagamos fructificar el denario que se nos ha confiado, retornándola al Selior con lnlltreses". SAN· I RE.' NEO, Tratado contro las "919(fas, Libro 3, J 7 , 1 -3 : SC 3.4, 302 - 30.6.

- 31 -


Padre como dad" t.a.

Hijo ú.nfco

lleno · de '

g rada. y de ver-

orl�

debe

No 'nos sorp render pues _que esté. mi sterio$o der Verbo de Vida que · compa rte su exlt· tencia con 101 hombres vaya a ocasionar una serié

de iftferrogantes e in q uietudes eo las esca$as men­ • de !os mortales.

Si Cri$to, Verbo de Dios encbmodo, ha ven i ­ do de Dlos, mós aún es Dios, nadQ. extro;\9,'q ue les hable o los hombres sobre �I mi •terlo Dl,Y.'�o, que les revele la existencia de un nuevo nCJdfn�•ntQ y una nueva vida ta, que les comunique e1 ·:� : IO�flca­ do y excelencia de esta Vida sobrenaturof qW 0\os dei� pa rtici pa rle al hombre 14, q ue .lel: :tevfle la existencia del Espíritu. Sánto y su- acd6n ' .ttantfor­ mante en el interior del corazón del homl:tra •, que promulgue con todQ fuerza y ve rdad q� El ha ve­ ni,do del delo 11, y que su Padre •• Dios 11. De aquf que su aduar ff �eotlce en esta línea, que cuando ofrece un don, nQ es un don cualquie­ ra sino u n don divino, no como _ los hombres lo dan, así se trate del m ismo Mois6s ta, sino como única -

y

1 2.- Jn. l , 1 4 . 1 3.- Jn. 3 , 3-8. 1-4.- Jn. 1 5 , 5-7. 1 5.- Jn. t -4, 26.; "Según Efe1. 1 , 5., la adopcl6n fllial de loa CNy..U.S es el fin di ka p,.m1ti11<1cl6n divina, y aegún RGnl. 8. 1 55i Gol. -41 5:, •ll a • el fNto de la redención, comportando el don del mluno &plrltu Santo" C. SPICQ. op. c. p. 433. Cfr. TH. WHAUNG, Adoptlon, en The Prln­ � ..._... ,cal levlew, . 1 923, pp. ' 223-235. Cfr. D.J. THERON, AdopllM 111 lhe paullM c..p.,a" en lw11119lkal Qu......,, 1 956, pp. 6- 1 4 . 1 6.-- Jn. 8, 54. 1 7.- Jn. 8, 42n. 1 8 .- Jn. 6, 32.

- 32 -


mente Dios lo puede otorgar 19, y que su actuación tenga una trascendencia que rebaSQ el tiempo y el espacio llll, y que $U palabra rea l ice to que procla­ ma 21, y que a través de acciones simples haga pa­ sar Jc;i . fue.rza omnipotente .

de Dios 22.

Nada extraño que este modo pecul iar de ser · y

esta forma tan característica de obrar susciten en tor­ 'no de �I una serie de polémicas; unos que está n en

favor de Cristo y que aceptan su misi6n, otros que lo rechazan, lo atacan y que no quedarán satisfe­ chos hasta que le hayan procurado la muerte. To­ do esto eomo una consecuencia de su origen divi­ no. De Dios ha venido, de Dios trae un mensaje, y a Dios ahora welve.- . .

Cristo es el prototi po del cristiano en El están s i ntetizadas hasta las más insignificantes di rectrices de lo que debe ser una vida que orig inándose en Dios y después de haber cu m pl ido en la tierra aque­ lla misión que lo Providencia le ha asignado, tiene que volver a Dios. Por esto hablar de conversión en su aspecto m6s trascendental es hablar má s que nada de un acercamiento eficaz que realiza eM el hombre la acción salvadora de Dios, es hablar de un encami· namiento decisivo hacia la p len itud de la Luz y la posesión fruitivo de la Suprema Caridad, es hablar de una comunión con Dios que, dfa a día, y mo­ mento a momento, se hace más ínt im a y depuro:. da, m�s vital y excelente� hasta que a lcante su ca· ba l .plenitud en la Bienaventuranza etema.

positivo y

1 9.- J n . 20.- Jn. 21 .- Jn. 22.- Jn.

6, 8, 9, 9,

63. 53$$.

6. 7.

1 -.4 1 .

- 33 -


Converti rse

es

pues

a ce rcarse

a

Oi�s. dejal'1e

· invadi r de s'u divina gracia. Es por lo m ismQ un don

y una occi6n . exclusiva d e · l a misericord ia de Dios :en favor del homb re, de aquí que el profeta Jeremfal, con la experiencia viva de que el hombre por sí m is­ m,o no pu.,de ace rca rse a Dios si Dios no lo acerca o El, exclame: "Conviérteme, Señor, y me converti ré, pues tu Yavé eres mi Dios" m.

Pero lo más asombroso de .esta conver.�ión e� que · Dios acerca a l hombre a la plenitud de la ri­ q ueza divina� comunicándose El mismo,' :ilntregán­ dole al hom bre la partici pación de su milma vida, y esto en forma a bundante, particlpacl6n de , Vida Divina que no puede ser otra cosa sino co�lmlen· to y divina caridad, causando en el hombr& la par· titipaci6n del Gozo ínti mo en e l que vive .Dios. Por lo mismo el peregrina r del cristiohO hada la ca�a de l Padre no puede ser sino una marcha lumino· sa u, u·n perfeccionamiento' de la vida que se red· bi6 t11, una ascensión de ·c1arldad en claridad •, una transformación más perfecto y cabal del misterio Pas­ cua l de Cristo. crea

Lo conversión tomada en su aspecto positivo en el hombre no únicamente una toma de con-

23.- Jer. 3 1 , 1 8 .; "Metanoeo significa propiamente1 pen1ar, re­ flexionar, cambiar de oplri i6n o ele mcmera de ver (MT. 2 1 , 32). (Hech 2 8 , 6 ) . Y as! como la pronaia •• un con�lmlen­ to previo, la metanola _et un conocimiento po1twrlor que en­ tl'áll a uno modificación en la coridueta y en la orleritación rel igiosa " . C. SPI CQ, op. c. p.· 63.J R JOLY, Metariola eri Rev. Hlst, des Rel ig. 1 96 l . pp. 1.49-1 56; Cfr. A.H. DIRK· SEN, Th• New Testamellt ConCllpl of Metanola, Washing· ton, 1 932, E. FUCHS, Zur ...... ' nilch cien! hlatorlschen J.. sua, Tübingen, 1 960, pp. 3 1 9n. 2.. .- Jn. 1 2, 3 1 ·32.; 1 Test. 5 , 5.¡ Efes. 5 , 8, 25.- Mt. 25 -29.; Le. 1 9, 26. 26.- 2 Cor. 3, 1 8 .

- 34 -


ciencia del amor de Dios que s� derrama sobre 61 y lo co�ma de bendiciones, sino algo m6s intimo y

vital, ' como es todo a q ue llo que la experlenda d e Dios J)l'Oduce en el hombre y que si l'lO se · puede �resar con un lenguaje humano, no por 8SO de­ jl(I' de ser ni menos verdadera, rii menos e·ficaz. &­ �rhmcia Divina que es perdón m isericordioso; Ex­ periencia divina que es gozo en el Espíritu. Experien­ cia Divina que es penetración y comprensión más íntima del Misterio de Dios. Experiencia Divina que es Dios actuando en el fondo del atma. ..

Bajo estas perspectiva s positivas de lo que pre­ senta df más profundo la conversión, el alma nor­ mal y espontáneamente busco la comunión con Dios, el rea l izar su vida bajo la moción del Espíritu, el vi­ vir e n una contfnua a l a banza de gratitud al Padre qüe le ha. amado tanto, en encauzar todas las ener­ gías, facultades y todo cuanto se posee, para que en ella se reqdualice en perfecta plenitud el miste­ rio Pascual de Cristo. El alma vive para Dios, el ,al­ ma vive de Dios, el alma vive en Dios. Dios está rea­ l izand.o en ellci la obra de la conversión.

Surge también en el alma

u n sentimiento de lo una crudeza tal y con una veracidad tan 'desgarrante, que si no fuera por la gracia d'

que ella es en

Dios que es la misma que produce este profundo conocimiento experimental , el a lma se doblegaría ante el espedáculo tan desalentador que se presen· ta ante los ojos de su espíritu . El a l ma se ve con toda esa infinidad de miserias e imperfecciones nor­ males y consecuentes a una natu ráleza · caída, trá­ gieamente herida por el peca d o, y que, hasta el pre· sente, sufre los ataques de una concupiscencia que exi'ge contentamiento. ,

Pero e l a lma no solamente y toélo aquel lo a lo que

serias

- 35 -

ve se

sus propias mi­ ve expuesta, si


quisiera realizar su existencia en u na independen· cia de la acción auxi l i a nte de Dios. El a l rna con· templa, bojo la �cci6n del Espíritu, c6mo todos acp.te· llos esquel etos · de sus pecados, vicios, y tendendcra perversas, que en suma no son otra cosa sino ma·. nifestacidnes. ·de su m iserable esta d o, Dios, en su miserk::ordla¡ puede tener compaaión, de ellg y cam·

biar ese .horrendo espect6culo de OSQ¡lrldci.d y maldi· cl6n, de muerte y pecado; Dios put.\de cambia rlo e n u n · vergel de gracia y santi dad, de coownic:Oción consta nte con el M isterio Divi no, Dios pu� con· verti r a l hombre y hacer en él un íemplo: .'!IVO en � donde conti nuamente se rea lice u na alaba•. a su Etemo Gloria. .

.

·

�I alma que vive, en verdad, el misterio de prepia tonversi6n tiene los ojos luminosc;is del es· pJrlfu, 11vlvff1CG:(Olu1 pora descu bri r · aún �n la pre· sencio del dólor, de Jq pena , o de cuatq\lier con ­ tratiempo de fa · vida, v61 idos motivos· para incor­ pora r su vida al m isterio. de un Cri sto Redentor, q u e la invita a completar en el ld aquello que aún falta a su pasión rT, Y así como 'se une a su Señor a tra­ vés ·del sufrimiento, así vive unida a El a través de todos los gozos y a leg rías que le depara la vida y que son un anticipo y eco fugaz de lo que el Se· ñor tiene reservado para sus el egidos. su

..

Hay que adverti r tom bién, "1Ue el alma que com· prende el sign ificado cabal de lo que presenta el misterio dEl! la conversión en su aspecto positivo, ' es decir, la gracia que Dios le ofrece al hombre para acercarlo y participarle en formo abunda nte la vi· da Divina, el a l ma que comprende la grandeza de este don de Dios, vive en una éonfianza y a l eg rta 27 .- Col .

1 , 24.

- 36 -


inamovibles, pues sabe que nado, ni nadie pueden separarla del amor d!i! Dios que ert elCI forma tan exéelente 1e manifiesta. ;t.

. Se ' comprende ahora por qué los Ubros- -Santos .,..... enten e• - tema de la conversión en una vecin· dad y un parentesco marcado co n e l símbolo y fa

Imagen de "volverse" •, "volver sobre sus pc:isoa" •, cuando el hombre - se ha apa rtado de Dios y que el Señor lo invita,· una vez más, a vivir en su amis­ tad. Se comprende también c6mo Israel ved, des­ de su estado de a batimiento y desgracio, la pre­ sencia de Dios que desde ese abismo de postración se le brinda como camino de salvación 80, Se com­ prende también cómo pa ra los profetas la conver­ sión se presento como un asunto de vida o de muer­ te y ante el cual el hómbre no se puede esca bv l l i r 81 , Es e n esta t ínea de un a mor despierto, de un amor que no pued e sucumbi r ante las debilidades de lo criatura como se presento el tema de lo con ­ versión en los grandes profetas. Un a mor fuerte y vigoroso el amor de Dios, un amor superior o . la s infidelidades d e este pueblo rebelde y testarudo •. _

28.- 2 Re. 2. 25. Sam. 24, 2.¡ "La . .metanoi<I y el bautismo convíerhln al Cristiano hacia Cristo y lo eltablecen en el camino de la vla del Señor, en el que El H el guía y la autoridad so· berana. Pero para prog 19sar en esto ruta el : cristiano tie­ ne necesidad de fuerzas, de · 1uce1 y de un dinomisi.no que el Nuevo Testamento atribuye ¡:il Espíritv Santo. As( pues el néofito es puesto 1¡1n el bautismo en una perhlnencia 85· pecíal al Espíritu Santo, quien, desde esos momentos, lo ani · moró, lo orientaró y. l o estimulará a l o targo d e todo su existencia cristiana" C. SPICQ, op. c. p. 78. 30.- Ez. 1 6, 53.; Jer. 3 1 , 1 . 26. 3 1 .- Am. 5, .4. 6.; Ez. 1 8, l ss; 23, 32; 33, 1 1 . 32.- Oseas. 1 1 , 7 .; 1 4, s ._i Jer, 2, 1 9.; 5, 6.; a, 5.1 1 4, 7.

29.- 1

- 37 -


Convertirse es volver a los caminos del amor •.

v9rcladero

·una vez m6s aparece .en esta l ínea d el am0r la acción de Dios, "convirtiendo a su pueblo" , pe-­ ro por .los caminos del amor )' -por eso yo la · voy a seduci r; la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. . y ella me responderó allf como .en los dfas de su juventud. . y suceder6 aquel dfa que ella me llamará: marido mfo. . yo la desposa ré conmigo p<;ira siempre. . la desposar' en la j usti " cia y en la santidad, en el amor y en la compa­ sión l a .desposaré conmigo e n la fide l i dad� ;· , y ella reconocerá a Yavé M. Cla ram ente se ve qqvf c:6mo campea en pri_m er término y en una gratuidad es· pléndída la m i sericordia de Di�s en favor �el hoM• bre, am6ndolo en forma práctica, como sotomente Dios sabe hacerlo� Infundiendo en él la presencia de su amor,. para .ennoblecerlo y crear en 61 los verda­ d.eros sentimientos ·del -amor ,a Dios. .

..

.

.

.

.

De aquí pues que en la obra de fa conversión aparezca también como nota primordia l de la mis­

ma una confial'lza i l i mitada en el poder omnipoten­

te de Dios, dispuesto a sa lvar al hombre, "Así d i · ce el Señor Yavé, e l Santo d e Israel: e n l a conver­ sión y en la quietud encontraréis vuestra salvación y la confianza será vuestra fuerza" 3li.

De aq u í también que

la conversión

como

p ecto positivo s e presente una actuación en ínmediata

en su a s ·

una m i rada nueva, relación a ese "nuevo corazón que Dios ha colocado en �I interior de es 33.- Oseos. 2, 1 2ss: Ez. 1 6, hs. 3•.- Oseas. 2, J 6-23. 35.- I•. 30, 1 5 .

- 38 -


ta nueva criatura" •, un corazón que hará que la cridtura se vuelva como por un instinto natural ha­ cia Dios; rr. Obra tota lmente de Dios: " Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yavé, y vol· verón a mf con todo su corazón" 118. Me buscaréis y me encontraréis cuando me solicitéis de todo co· rca16n, me dejaré encontrar de vosotros •. •

.

.

.

Según el profeta Ezequiel esta conversión, este acercamiento hacia Dios, no será algo •sporádico, sino que será una actividad continua ·que vivifica­ r6 todos los instantes, una manifestación d e aquel movimit1nto i nterior que brota de este "nuevo espí­ ritu" y este "nuevo corazón" que ha recibido el hom­ bre y que lo capacitan pa ra que realice con efica­ cia su aceréamiento a Dios '°· El p regón: "convertíos y vivid" que clausu ra los orácu los rel acionados a la d octrina del ca mbio de corazón y de la donación de ese espíritu nuevo, marcan esta actityd dinámica, vi­ va , q uerida por el mismo Dios '1. 36.- Jer. 24, 7: 29, 1 3 . 1 4 . 37.- Jer. 3 1 , 1 8 -20; 32, 4o. 38.- Jer. 24, 7 . 39.- Jer. 29, 1 31 "'Convertirse es, ante todo, rom per co n todo lo que separa· de Dios. Jere'mlas es el primero en cons· fruir el wrbo "199 re1ar" Cschub) con la preposld6n de ale· ¡amiento (mlnJ. E1 preciso abandonar el mal camino que a le· ja da! Sel\or. Esto supone ,la confe116n de IO$ pecados (Jer 3, 1 31 y la firme declsl6n de evitarlos (Jer 1 5 , 71 1 8 , 1 1 ; 23, 1.4¡ 22; 25, 51 26, 31 35, 1 5; 36, 3 , 7; 44, 5). · Esta ruptura, tiene codo uno que realizarla por su propia cuen­ to. Para que la nación se oonvierta , coda Individuo tiene que oortar y rasgar, romper. y cavar en su propia vida per­ sonal . Tambi•n en esta punto, c:reo Jeremías la. fórmula nue· YO• "Conv16rt- cado uno 4e tu mal condno" {Jar. 18, 1 1 ; 23, 1 4, 22; 25, 5 1 3 5 , 1 5 ; 36, 3)'". _J . P1ERRON, op. c. pp. 188- 1 89. 4Q.- Ez. 1 8 , 3 1 . 32. 4 1 .- Jer. 1 8, 32.

- 39 -


En la plenitud de los tiempos la conversi.6n opa· como la presencia del Reino de Dios, como Jos díQs de salvad6n que están ya presentes, corrio ' el cumpl i m iento éabal de la promesa ª· Una c:OnV•· sión interior que se m a nifiesta a través de actos �. Una conversl6n' que, según la misma expresión del Salvador, exige en el hombre un renacimiento, un vivir según el espíritu de Dios "; una vide1 de s er vicio y • cari d ad a l . igual que aquel ejemplo que El mismo nos da e. Un vivi r constante en comunica­ ción con el Padre de los cielos de quien 5- , reci be todo don •. Uno pa rticipación abundante dtt .fo mis­ ma Vida Divim;i -n. Una convivencia con ál misterio de la Aug usta Trtnidad 411. Una comunic:dei6n con Cristo Luz •, con Cri sto Vida oo, con Cristo' "MOnan· ti<JI de la Verdad 01. rece

·

.

·

42.- Mt. 3, 21 � 3, 5. 61 Me. 1. , 7. . 8. 43.- Mt. 3 , 81 k. 3, 8. 44 .- Mt. 1 8 , 3i Me. 9, 33. " El �plrltu, en efecto, es fuego que purifica y transformo. Un troa � hierro introducido en el fuego pronto pierde su escoria y queda transforma· do por el fuego. Pierde sus propiedodea _ y adqu iere las del fuego. Algo semejante hace l a presencia del Espíritu Santo . en el cristiano. Corno fuego, lo penetra, · 10 va despojando de sus vicios y costumbres viejas y lo va transformando, como el fuego transforma el hierro, i nfundiendo en él 101 criterios de Cristo y como una especie de "sentido" divi­ no, de suerte que sienta el mundo de lo sobrenatural co­ mo una cierto connatura l idad " . N. SILANES, 11 Don de Dios, Secretariado Tri!1ltario, Sala manco. 1 96 . p. 261 . . Mt. 20, 28; Le. 22, �5-27. 45,46.- Le. 1 1 , l 3 . 47.- :Jri. 1 5, hs. 48.- Jn. 1 4, 23. 49.- Jn. 8, 1 2. 50.- Jn. 6, 5 1 . 5 1 ..- Jn. 14, 6; • •to mi1i6n propia del Mea1a1, para la que ha $ido enviado por Dios a la tierra. 111 pUlll bautizar en el Esplrltu, dor a los hombrea el Esplrltu de Dios. Pero el don del E1píritu, es el principio mismo de nuestro nuevo

40 -


Desde los primeros años de la historia de lo Iglesia apQreceri nítidos estos aspectos positivos d e la conversl�n en donde se hace resc:il�r más que n<ada lo amistad y la vida d e unión entre eJ alm a y Dios. Así po r ejemplo Sa n Pedro escribe: para que (ftüertOs al peca do vivamos para la justicia. erC11 · tt'iol como ovejas .descarriadas pero ahora hémos vuelto a nuestro Pastor y Guardián . 111. O como más directamente lo presenta el libro de los 'He­ chos de los Apóstoles, corno una efusión del Espí­ ritu Santo li8 un don de Dios M, o balo la expresión general de una vuelta hada Dios 611. ·

.

.

.

nacimiento a 'lo vida d ivina. San Pablo se lo escribla a .dlscl p\, la Tito1 Pero cuando aparet16 lo bondad y e1 amor de Dios hada los hambres, . . . movido por sola su mlseri · cordia, nos salv6 mediante e l bollo de la regeneración y nt· novación en el Espíritu Santo. Y este Esplrltu, lo ha derra· mado abundantemente sobre nosotros, por Jesucristo nuestro Salvador . . . 1 3 . 4·6). Nuestro renacimiento a la vida dlvl· na estó unido al doia del Espíritu, como se lo. había dicho Crista a Nicodemo, en el Evangelio de San Juan, El . que no renaciere del agua y del Esplritu, no puede entrar, y lo que ha nacido del Espíritu es esplritu . . . 13, 5 1 ' ' . M. E. 8015· MARO, El pr61oge de Sci11 Ju•n. Fax, Madrid, 1 970, p. 1 90. '52.- 1 129. 2, 25. 5 3.- Hech. 2 , 38. 54.- Hech. 1 7 . 30. 55.- Hech, 26, 201 "Durante el destierro, el men•o )e de Oseas y Jeremfaa encuentra eco poderoto en el autor del Libro de la Con10laci6n dé l trael 11• ""40 ·501. la .fuente de la Consoloc16n es · vahw que cre6 a Israel , cuyo defensor y liberador es. El profeta 'ln1l1!9, pues, en el aspecto posi­ tivo de la conversión: la orientación hacío el Dios que ha sido el prlmeto en YOMl'M h111 cio Israel. En efecto, Dios haai! oir sus promesas por medio de su Pal a b ra eficaz que ''11a v'olveró a mi vocla" 11• 55, 1 0 - l l l. antes que El mis­ mo --al finai del daatlerro- regrese al Templo lfs 52, 8) pa ro la nueva Allanzca que supone la conversión del co­ razón l i s 44, 22; 45, 22; 55, 3-6), pero que, desbordan· do las fronteros ele solo Israe l , se dirig iró tambifn a to· das los pueblos 11• 45, 221 véase 49, 1 ·6; 54, 3; 55,, l ·5). su

- 41 -


Como p odemos ver l a conversión se presenta dinamismo de pleno opti mismo y gozo san­ to, como la obra en fo que está empeñada la · om­ nipotencia de Dios deseosa de salvar al hom bre, CO.· mo la efusíón, sin límites, de la misericordia Oivl·

en

un

.

actuando eficazmente sobre la indisencia de una redención, corno el camino de salvación que Dios mismo ha trazado yo no por la acción de su ángel, s i no por la efusión de la sangre redentora de su Hifo, que sa lva a la hu­ manidad y la hace volver eficazmente, gloriosamen­ te, a la casa del Padre. na,

h u m a n i dad que clama auxi lio y

CONCLUSIONES:

1 .-�

conversión se

presenta como un encuen­ un compromi­

tro con Dios que exige en e l hombre s o y �na correspondencia formal IMI. ,

2 .-Es un auxilio .de Oiof para acercar a l hom ­ bre hacia El 117. 3.-Es · l a hueva creaci6n real iza.da por la m i ­ sericordia d e Dios 68,

En 11f11cto, lsra11l -sl11rvo de Dio&-'- n1clbió la misi6n de ser su t11stigo 11ntre los dem61 pueblos [ I s 4 1 , 91 4 2 , 1 9; 43, 1 0, 1 2, 2 1 ; .u, 8J " . J. PI ERRON op. c. pp. 1 90·1 9 1 . 56.� Mo l . 3, 71 Sol. 32, 5 1 . 1 30. . 57.- J"I. 2, 1 2. 1 3; Dan. 9, 4. 1 91 Tob. 1 3, 61 1 4, 6 . 58.- So l . 5 1 , 1 2 . 1 31 Job. 3 6 , 1 01 E l profeta habla de l Espí· rltu de Yahv6h comQ artffioe de 111a renovación interior lni· creación), y 11 bien no am.incla el modo como s11 llevará a eobo eatci nueva creación, 11 .. pone m 1'91ieve por las ex­ pn.siones · ·col'QZÓn r:iullllO " v "111plrltu nuevo" que se hae11 clara referendo a una vldo nueva di1tlnta de la puramente bíológiCIJ o simplemente racional y a un nuevo modo de conducirse Jos l1raelitos en 1u1 reladon111 con Dios, vlslum­ bró ndose asl "la cont9pcl6n grandlo1a del Nuevo Testa-

- 42 -


4.-Es un l lamamiento a vivi r el gozo bienaven­ turado de Dios 119, l a participación de l a Vida Divi­ na •; la comunión de la Luz e1, el gozo de la Di· ' vi� Unidad •.

1í¡� 5',_..'... Por lo mismo es un llamamiento a una nue· la vida que brota del espíritu •, la pro lon­ goci6n de lo vida de Jesús 64, participando de la

yG; vida,

plenitud inagotable de la riqueza Divina 1111 .

mento, en 111 que el Eaplrltu Ml'Ó l!I prlnclplo trcinsforma · dor y vital de la vida moral e Interna del cristiano". N. SILANES. 11 Doft • DJ91. s.a.tarlaclo itinitgrio, Saloman· c:a. 1 976. p. 2.3 3. 59.,. Jn. 1 4, 23. 60.- Jn. i5, hs, 6 \ .- Jn. 8, 1 2 . 62.- Jn. 1 7 , 22. 63.- Rom. 8, l 2ss. 64.- Mt. 1 6, . 24. 65.- Jn. 1 0- 1 O.

- 43 -


D.-C�RSION Y VIDA DE HOMBRE NUEVO E& _ muy normal enc:ontra i en los escritores del Nuevo Testamento lo figura del ,hombre , nu evo pa­ ra describir el m iste rio de. la conversión del hom­ bre, esto se comprende, perfectamente, si se tiene en cuenta que Cristo a p arece como el Hombre Nue­ vo l, y que El es el su premo modelo al que tien­ den todas las aspiraciones de los que se encaminan o Dios. ·

Vida nueva pa ra un hombre nuevo, la v.lda del cristiano que ha dom i nado las exiger;icias deprava­ das de la concvplscencia y vive bajo la ley del es­ p íritu '· Vida nueva para el hombre nuevo, que muer­ to al pecado a, nada ni nadie · puede a pa rta rlo d e l Amor de Dios '· Vida nue�a para el hombre nue­ vo, que vive en directa dependencia de la Vida de 1 .- Efes. 2, 1 5 . 2.- Gal. 5, 1 6-25; "El cristiano no es únicamente un nuevo ser, sino &obre todo un nuevo viviente. La nueva criatura esto apta para lo novedad de vida , En lengua!e blblico quien dice espíritu dice o lo vez; creación, renovación. tGen. l , 1 ; Sel. 1 04, 30) y vida (Jn, 6 , 63; Rom. 8, 1 1 ; 2 Cor 3 , 6}. Lo Intervención del Espl�ltu Son1D mo rm alfmpre u n a intervenci6n . d e h:i potencia divina vltallz:ado­ ra lle. 1 , 351 Hech. 1 , 8: 9, 1 7) el pneuma del cristia­ no debe ser concebido como un . principio vivificador . y cons­ tonte de la vida moral y rel '1!1oso, el animador del hom· bre interior !Efe•. 3, 1 61 ta fuen19 eficiente y sobreabun­ dante de fo vida .i.ma". C. SPICQ, Th6ologle Morale du Nouveau Testa-r. T. 1 . Gabalda, Peris, 1 965. pp. 79·80. 3.- Rom. 6, 5ss. -4 .,...- Rom. 8, 35.

- 44 -


Dios ll, Vida qoe es Amor 6, que se manifiesta en obras de caridad y servicio cristitano 7. Vida que es CQlftU.nl6n mi) · la Luz s, y que exige en este hombre n� "un· comportamiento lumi noso", que irradie de lq��J'llf'litud de esta divina Luz 9. Vida que ,. cono­ c�lento afedivo, experiencia intima y personal del :misterio de Dios 10. Por lo mismo esta vida nueva exige en este nue­ hombre una sepa ración del mundo 11, y de todo a�el lo que se oponga a la amistad con Dios is, que

vo

5 .- Jn. 1 5, 1 11. 6.- 1 Jn. 3, 1 1 ss: 7 .- 1 Jn. 3, 1 8. 8.- 1 Jn. 1 , 6. 9.- 1 J n .. l , 7. 1 0.- 1 Jn. 3 , 8� 9. 1 6. 1 1 .- Sont. 1 , " 27 ¡ "El' cristiano c.ontlnuar6, pues; viviendo en el mismo estado de vida que 1-n ía cuando er� pagana. No habr6 ningún cambio .exhlrior. Pero lnteriormen� su con­ ducta H tronsforrnar6 radicalmente, y esta condu� total ­ mente nueva se extenderá a todo sin excepción. Esto es debido a un segundo principio, no menos importante que el primero, que 19gula · las relacionet del cristiano con el mundo. Se hallo formulado en este mlsmo copftulo, un po· co m61 adelante, y ya hemos tlecho una breve alusl6n a él. La1 ocupaciones habltuoles del crbtiano en estlt mun­ do son ld6ntk:al a las del pagano, pero un eaplritu nue· vo penetta toda eu octlvidad. E118 nuevo espíritu no re­ g lamenta eolamente 1u1 reladonee con Dlp•. lo que po­ díamos llamar au, "vida de oraci6n" , alno que l lega a transformar , su actividad que a· los ,0101 de los dem6s si ­ gue apareciendo como f)fOfana. El cristiano " l loro'.", "se alegra· · , "compra", en una palobra '-'uso del mundo'' co­ rno el pagano¡ pero lo hOCll de una manara totolmenre distinta, lo que exprnat6 · San Pablo diciendo que "llora como si no .llorase", que ''• alegro como si no se ale­ gro•" , que · ·compra como si no paseyese" , que ··dlsfru· ta del mundo como si no disfrutase" (v. 30- 3 1 }", S. lYONN ET, art. Lo perhcd6n del CristilaM, en La vida -••961t el Esplrltu, Slgueme, Sa lamanca, 1 967, pp. 255 ·256. 1 2.- 1 Jn. 2. 1 5.

. - 45 -


de a•guna manera sofoque la vida del espfritu 18; la vida de este hombre nuevo se presenta "corno · una existencia crucificada a los · placeres que brii'tdCl• el mur.ido que pasa 41, una vida oculta en el mistetio;de Cristo �5, y que exhibe a los hombres el verdcic:teR:) ·�. · rostro de Dioi; 1&. Como podemos observa r se trata de una nueva creación y ésta en el orden del e•pfrltu, por cons i­ guiente los textos bíblicos hacen Qlucl6n expresa o la occi6n directa del Espíritu Santo sobre el hombre, no únicamente- pa ra vivifica rlo 17, sino para continuar en él una obra de perfeccionamiento ta, h asta qu e se reactual ice en forma cabal el misterio Pascual de Cristo 19. San Pablo hace g a fa verdaderamente, de una serie de imágenes y felices expresiones para desig­ na r fo nueva existencia de este hombre ' ' revestido de Cristo" · m, "sumergido en lo muerte" 11, y en ta resurrecci ón d e Cristo 111; "lniertado en el mismo Cuer1 3.- 1 Jn. 2, 1 6. 1 4.- Gal. 6, 1 4 . 1 5 .- Col. 3, 3 . 1 6.- Jn. 1 7 , 21 . 23. 1 7.- Rom. 5, 5. 1 8 .- Rom. 8, 9. 1 9.- Rom. 8 , 11 ¡ l . DE tA POmRIE, La Yld• .... .. !lplrl­ tu. Nacer del agua 'I del Esplritv, Slgueme, Salomtinca 1 967, p. 581 estudio fundomentol; R. $CfiNACKEN8URG, Dal Jolto� a119ellU111, "Herder theologiacher !Comentar zum Tllllarnen t", Bad. IV, Freiburg 1 967 , pp. 368-381; D. MOLlAT, lit NfonhNllt .tul lllV' lh Ol9t transpercf, la COft­ ,,.,.lea chn t• .1-, " luml- et VI•" 46·48 (1 9601 95· 1 1 4 1 C. VÉRGES, 11 llautls- y la confinnadiln, Raz6n y Fe, Madrid 1 972, pp. 60·6 1 . 20.- GaL 3, 27. 28. 2 1 .- Rom. 6, 3. 22.- Col. 2, 1 2.

- 46 -


po de Cristo 111, " posesión de Cristo" 24, "participan.­ do del mismo espfritu de Cristo" �. "f'terederos con Gristo de 'la riqueza de Dios" m, "destinados a com­ partir . el mismo destino que el Salvador" 1/1,

Como en toda vida, aquí tambi6n en 1a nueva existencia de este hombre i ncorporado a la vida de Cristo, existe la exigencia del desarrollo y del per­ fecci onam iento so pena que venga a atrofiarse o m6s aún a aniquilarse ese principio vital. Cierta­ mente que la incorporación del hombre a la vida de Cristo no es u n térmi no, s i no más bien el pun­ to de partida de vn dinamismo en busca de su per­ fección cobat San Pablo escribe a este propósito: "nuestro hombre interior se renueva de día en día" m, es decir, muere, día a dfa, a los- s-educcio­ nes del mundo y del pecado •, no como viven lo� genti les, "según la vaciedad de su mente", ' ' sumer­ gido s1,.1 pensa miento en las tin ieblas y excluidos de 23 .-- 1 Cor. 1 2 , 1 3; ' ' Por eso, al nacer el cristlcino dentro de este misterio de Cristo y de la lgl.sla nam ya desdit el princi­ pio ccmo un aer espiritual y temporal. Nace como un ser en hl•torla de 1alVGci6n, caído y redimido. Nace en el Etplrt­ tu, •n 'º' Mlntes del Boutlsmo, lanzado al. mundo, al tes­ """°"'º crlltlono •n la confinnacl6n, allinttntado y toatenl­ clo en 1u debdldad • trnperÑccl6n por el Cuerpo Pneumá­ tlm de ()lato en la Eucarlltlo. Nace en tens16n entre las do; fuerza1 que Je conáltuyen y !o agitan Interior y elde­ riormente, la de "9V •r nplrltual y lo de su ter tempo;al, la de! eaplrltu del mal, • la• tlnleblas y el EJplrltu de la luz: o de la Verdad". .... la fveno del hp.,ltv, Cua · demos de Teologla y Pr6ctlca Pastora l, Perpetuo Socorro, • Madrid, 1 967, pp. 1 30-1 3 1 . 24.- 1 Cor. 1 , 1 2. 25.- Rom. 8, 1 4- 1 6, 26.- "°"'· 8, 17. 27.- Rom. á. 1 8. 28.- 2 Cor. á, 1 61 Col . 3, 1 O. 29.- Oll . 2, 20.

- 47 -


la vida de Dios " •. Sino creciendo en todo en Aquel que es la Cabezo s1 , e s decir; renovándones en �I e•· píritu y revistiéndonos del Hombre Nuevo creado ·if.Í· gún Dios; en la ju�ticia y santidad de la verdad" •, . la adquisición de la plenitud de Ja riqueza de ,Dios, se ' presenta no como algo ya realizado, o co­ mo algo · que tendrá que rea lizarse en una época

posterior¡ la conversión, como la vida, es obra de

todos los momentos que componen la existencia, desde .su inicio hasta su fel iz consumación.

Esta nueva vida, no tan sólo supone slno que exige , en este hom b re renovado, u n cambio radical en todo lo que este hombre presenta de m6s tras­ cendente y esencia l como son sus facultades direc­ tivas: entendimiento y voluntad 33, y que· en frase Paulina viene o enuncia rse en la clásico expresi6n2 "Despojaos del hombre viejo con sus obras, y .reves­ tíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto según la i m9gen de su Creador'' .M, 30.- Efes. 4, 1 7 . 1 8. 3 1 .- Efes. 4, 1 5. 32.- Efes. 4, 23. 24. 3 3,- Efes. 4 , 221 Col . 3, 9. 1 0. 34.- Col. 341 "Lo m6s notable de la concepción paulina acer· ca de la creación, en Cristo, -es su actualidad. Jesucristo prosigue Incesantemente comunicando la vida a IOI hom· bles. Da ahl que la creación na sea tanto pafa Pablo un dato hlttóriC», CIJontO Uno · ViVO reafü:fad, que .. da en el momento pre\lllnte para oada hombre. Por ello, el COJ mienxo de la creoción antiOua •ncutntra au plenitud en la nueva c:reacl6n, al reconcl llar el Padre todas 1as cosas, par Crista ICol ·1 , 20) , Lo ci'eocl6n l leva ya Impresa la impran· tra de Cristo al •allr dt la1 manos de Dios. Si el hombre descubre el rostro de su Hacedor refle)ado en ta creación, es debida a que ella eat6 hecha conforme a la Imagen de Olas invisible, el Prlmar¡fii ito de toda la creación !Col. 1 , 1 5) " . S. VERGES, ap. C. p. 1 0 1 .

- 48 -


Se trata ' por lo tanto de ir logrando, de dfa día, un compt;>rtamiento más en consondncia con el ;. !'�íltir. . y desear de ' Cristo •, en una adecuaci6n completa a las exigencias de su doctrina · que que el cristiano "viva en ' el amor como Cris. nos otn6" •, en comunión con la Luz" 1'1', "eri üna :.. rvancia a los mandamientos de Dios" •, eh una ·búsqueda de cómo complacer mljljor al Señor •. Bre­ ve; "como Cristo se condujo" •. en

su

El hom b re nuevo, e s el cristiano consciente de dignidad de Hijo de D ios, que pone toda su aten·

ción por agrádar a su .Padre de los cielos, aun en los más Insignificantes deta l l es de su existencia. El hombre nuevo, es el cristiano que como Cristo se es­ fuerza en vivir bajo la acción transfotmante de l Es­ píritu de Dios. El hombre nuevo, es el cristiano que pone su e>cistenc:ia como una hostia amorosa de ala­ banza .al Padre y de salvación para sus hermanos to. hoi:nbres. Hablat

pu es

de este hombre nuevo,

es

hablar

del .h�mbre que vive ya los efectos de la conver­ sión, cuya vida encuentra toda su razón de ser en la. "'iima Vida de Dios, cuya vida se rea.liza en la part��i6n de la Vida de Dios, cuya vida no es ·

otra coso slno una Irradiación eficaz y abundante de la misma Vida Olvina que l;)los pc:irtlclpa por este cristiano, et . verdadero hombre nuevo. De áquí que Cristó hable de e1te ' hombre nuevo de un. templo vivo. er\ donde Dios mismo haga

como

35.- 1 CM. 2, 16. 36.- Efes. 5, 2. 37.- 1 Jn. 1 , 7. 38.- 2 Jn. 6. 39.- Em. 5, 8 - 1 0 . .. o.- t Jn. 2, 6.

- 49 -


su morada espiritual y en formci permanen� '1• Y esta presencia divina no únicamente se limitar� al espíritiJ sino que tambi'n beneficiará .a l � "Vuestr() cuerpó es te mplo del Espíritu Santo" ª·�� presente én este hombre nuevo y actuando en 6f. �. travé s de. und presencia de amistad, de gracia, y �'­ �mor. Entreg6ndose Dios al homl:>re en una fof'!"CI, personalfsimo, dándole a gustar el secreto de su go­ zo 'y revelándole los a rcanos de sv misterio.

Es así como "en este té rm i no de la Revelación volvemos a encontrar la gran afirmación, repetida incesantemente en. la Bibl ia, de. que el Dios Santo, el Dios trascendente, se convierte en el Dios eercano y presente a fin de i ntroducir al hombre en su lntimi· dad. La Trinidad , presente en el hombre por medio de la gracia es et don prodigioso de Dios t:il hom­ bre. ·para encontrar a Di()s el cristiano no tiene que ir a alguna parte, no tiene que i r "a otra . pgrte", ni siql!iera al templo o a la iglesia; Dios está en él, con esta sola Presencia posible, qu� es la Presencia del amor" 48, ·

·

4 1 .- Jn.

1 4, :2 3 . " 2 .-. 1 Cor. 6, 1. 91 Pablo VI e n una de s u s catequesis de l Aito Santo di l o lo siguiente : "Deberemos valorar .esta revetacl6n de la suprema verdad onto16gi<XJ y religiosa como la dave del arco de tado nuestro pensamiento y como la fuent1 bea· tífica de tada nuestra vido espiritual ¡ Dios Padral Nos sen· timos confundidos ahoro al tener senclllomeni. q l.ie Indicaros de forma fusiox y superficial que la lmponancla primordial de- dicho tema y su significado · inagotClble deberlan detener aqúl y para siempre nuestro diacurao. 1 Dio• . Padrel El Ser prlmerQ, MflllClrlo, absoluto, lnflnl�, 1i.mo, Dios, H ca l l · flca Pod19, .y l o es por lo ·gtn•racl6n del H i j o unigénito, Dios de Dios, y par la gen1racl6n de nosotros, por v ía 'adop· tiva mediante Cristo· otorvada en •I E1plritu Santo (St 1 , 1 81 " (Enero 2 de 1 97.4) . 43.- A. LE801SSET, art. Dles entre _.._, e n Grand11 flMfM bfltllco1, Fax, Madrid, ·p. 1 0 1 .

- 50 -


Esta vida de unión con Dios, "oculta en el mis­ terio: de Cristo" «, tiene que ser neeesariamente una exiptencia ármónica, p lena de paz, de una paz que es;,foilto de lo misma acción interior que rea liza el &pítltu Santo 'en lo más íntimo del alma y q ue por ·'°! mismo ninguna vicisitud externa pued e herirla o Ci.Oebra ntarla. Una paz gozosa, correspondiente a 1a s(tuaci6n de un Hij9 de Dios q u e experimenta a ca ­ d a instante las ternuras d e s u Podre d e los cielos. U na paz eminentemente espi ritua l como efluvios de

aquéllas

del icadís i mas manifestociones como se co­ munica el Espíritu Santo con el alma. Una paz que unificci todas: las potencias y las dirige rectamente

hacia Dios.

En eata vida nueva, este _ hombre nuevo, vive li·bre de los sobresaltos y demás instantes sorpre­ slvos que la vida depara a la mayoría de los hom­ bfes, esto no quiere d ecir, que el cristiano, en su ca­ lidad de hom bre nuevo se veo ya exento de la pe­ na y del dolor, 1¡ de ninguna manera! Lo que se quie­ re enseñar es, que no obstante que el cristiano' co­ mO' lodos los demás mortales tenga que sufrir la ex­ periél\cla del dolor, el cansancio de la vi d a, las- mor· dedunls de los hombres y toda esa urdimbre de preo"" ·- Col. 3, 31 "Lo condlcJ6n habitual de .., lleno del &plritu Sonto, no _.. �nelgue de una wz para siempre con la me­ ro axperlenda bcrútlunal. · E1 tofo el primer inicio. El bau­ tismo íe le llama Ml'tol de lntclacl6n, sacramento de la lnouguracl6n en la vida !MI Etplrltu Santo. Pero siempre el hombre necesltq ntar- en apertura para de¡orse inun· ·5ar por eso corriente de aciucis vivas, de ese rlo de agua� que lo har6 reboiar. Al �r Pablo "Sed llenos" expresa una acci6n contfnuotlva y progresivo. Serla doro deci r m6s bien: "Seguir •lendo lleno• del Espíritu Santo " . R. GOMEZ, ort. Señal de uno vldo lleno del Esplrltu Santo, en El ...., pfrilu Sane. ea acd6ft, l. A. SEVI LlANO, Poulinat, Coloin· bio, 1 976, p. 1 05.

- 51 -


cupaciones y p'esa re s que acompañan la existencia humana , . no obstar,ate todo esto, el cristiano, ·M.: 1u cal idad de hombre nuevo, posee uno visión � rior y .con lo� ojos iluminados del Espíritu, descu­ bre, aun en . la presencia déf dolor, la mano bdn• dad osa de Dios que lo invita a partici par en 10 obra redentora de Cristo. ·

Por lo mismo nada le angustia, ni nada lo so­ bresalta, sabe por propia experiencia que todo con­ curre para el bien de áquel los a los que amo el Se­ ñor 411. M6s aún sus o¡os i luminados por la asisten­ cia del Espiritu le hacen descubrir en el misterio del dolor una ocasión para intensificar su unión é:on Dios, acepta ndo "aquella misteriosa presencia" como un momento de purificación persona l , o en beneiclo de los demás, ó .como una magn ífica ocosiOn de pro­ borle a Dios. la , autent.i�idad y calidad de una ca­ ridad q ve se adhiero fervorosamente a cumplir los '

.g ustos del Arnado.

Con cuánta raz6n esc:r¡be Monseñor MartíneZ: " i 1 1 Maravilloso es el dolorlll El dolor purifico; dice la Escritura que así como el oro se purifica en el crisol, así las almas se purifican en la tentaci6n, en el dolor. El dolor i lumina; hoy cosas que no com­ prendemos sino cuando hemos sufrido, porque el d olor vierte una luz celestial en nuestro espíritu. El dolor es la savici de todas las virtudes , sin él, las virtudes no puede crecer y llegar a su plena ma­ durez. �I dolor hace el amor puro, desinteresado, fi­ ntslmo. �I dolor une con el _ser amado, no hay víncu­ los compe!lrc:ibles con los vfnculos santos del dolor. El dolor circunda nuestra cabeza con la · au reo l a de .

..5.- Roro.

8, .2 8 .

- 52 -.


g loria y vierte en nuestras al mas gotas exquisitas y divinas de fel icidad" •. .'

Por lo mismo este hombre nuevo, no es un cris­ tlc:mc> que arrastre su existencia y se vea doblega­ �· p0r el peso bochornoso de las penas de la vi­ •· A este hombre nuevo lo asiste la Omnipoten­ do de todo un Dios, superior a nuestras debilida.­ des, cobardías y miserias. El cristiano es un hom­ bre que sufre, 1 síl pero que encuentra su consue­ lo supremo en lo caridad desbordante de todo un Dios Amqr. No es un hombre resignado, que a más no poder acepta en su vida el misterio del dolor. El cristiano, ,al igual que Cristo, sale al encuentro del dolor. m6s . aún lo desea, porque ve en él aquel misterios<) camino para conti nuar la obra de Jesús, que a través de su oblación voluntaria alabó al Pa­ dre y salvó a todos sus hermanos. La vida de este hombre nuevo es una vida or­ ,,. CfWtada desde su interior, desde lo más íntimo de eU!:J, ,por la misma acción ·'del Espíritu de Dios, que eng,.nc:Jrando aJ hombre pa ra vivir la Vida de Dios,

lo as11t. desde el primer instante de esta maraviUo­ sa exfltencla y . lo continúa favore(iendo hasta que

alcanza to plenitud de lo riqueza de Oios.

'46.- L M. MARTINEZ, • llltfl'llll ._.., La Cruz. M6xlco, 1 973, pp. 305-36. "&I Afbol • to Vli:lo" •• un símbolo de la Inmortalidad, ele lo qw 91 hombt9, de suyo mortal, ha­ bría disfrutado, 11 huba- JIÍ9nnanecldo inocante, El cono­ .ar de la f� ele ... ' 6rllol hubiera renovado eompleta­ mente el cuerpo humano eada vez que hubiera sido fac­ tible. En lugar ele "" 6'bol de 'la vida,. Dios ha dado a su Iglesia uno ' 'fuente de Vida" en lo persono del Eaplritu Santo". T. A. CARNEY; . arf. 11 llpfrltu Santo - haca l9fe­ !lla en El Etft'rllu ,_... ... Acd6n. L. A. SEVILlANO, Pou· linos, Colombia, l 976, p, 79.

- 53 -


Muy norma l es pues, que este hombre nuevo es impulsado por el mlsmo Espíritu, produzca frutos de santidad, en fuerza de esa asistencia· su­ perior q ue lo aux i l i a y que a través de él actóa. Norm a l pues que este hombre nuevo lea bondado� so, con aquel la bondad q u e es i rradiación de la &,• prema Bonda d y que tomo todos los matices posi• bles según las necesidades y ci rcunsta ncias concre­ ta s en las que se realiza la vida de i!tste hombre nuevo. Uno · bondad tan eximia y 'perfecta que no puede ser s ino la man i festación más preclara de la d ivina caridad, la expresión concreta del man­ dato de Cristo: "Amaos· los unos a los otros como Yo os he amado. Este es mi mandamiento nue­ vo" •7, en función de q ue se viva una vida nueva. que

..

rece;c;s,

' Un amor del icado que no admite ni ha­ ce excepciones. Un 'omor pujante .Y vlgorosc superior a todos nuestros egoísmos y más aJl6 dé nuestros i ntereses froudul�ntos.

Un a mor fuerte, superior a l i mitadas ma.nifestacion�s 't aun a nuestros anhelos creados . simplémente es la misma cari­ dC!d de Dios que derramand�se en nuestros corazo­ nes se d i funde a través de el los comunicando eflu­ vios inconteni bles de amor. nuestrc;is

.

.

47.- J n. 1 3, 241 '"La vicio del Esplñtu, que tiene un '91ieve es· pecial en el Evangelio de Juan, se hal l a en elfrecha CO· nul6n c:on la' resurrección de Cristo. En eato, la fltología luanter aventaja a la de los Sin6ptiCOJ, al· 'lnhtmarse en el conocimiento del Espíritu, como prlneipio fo,ntal de la nue· va vida del cristiano. Puea la· realidad, a trovn de la que 61 ve el nuevo nacimiento del ho1r1bre, •• el Esplritu qué actúa en •l. M61 aún, el naGlmlento del Espíritu ea, paro Juan, de tol ll'IClnera neci11arkl, que sin él no puede el hombre oli:anzar ·la nueva vlda1 poique 11 el Espí ritu San­ to el que realizo en no1otro1 el nuevo nacimiento- de la fe en Cri� Je1ó1¡ 1uglt1"1dono1 nuestra respuesta o Dios desde dentro de la fe, conforme a lo nueva situación". S. , VERGES, op. e. P: 1 1 7.,

- 54


Es un amor nuevo, que ve con ojos nuevos, y qU'O descubre en todos los hombres ·a l mismo Jesús, que reclama ami stad, que necesita ayuda, .a Jesús q�e sufre eh el enfe rmo, a Jesús que gime en el des ­ ddo, a Jesús qu e clama compasión en el menes­ tiroso. Es por lo mismo un amor q u e se entrega a ;_Nclllza r el bien en la misma forma y con el mismo fervor tomo si se estuviera auxilia ndo y presentán­ dole nuestra manifestación· de amor al mismo Dios. 1 1 1Vi da nueva, tota lmente iluminada por la presen­ cia bienhechora del : Espíritu de Dioslll 1 1 1 Vida nueva inflamada por· la caridad de Dioslll El alma goza y su gozo .es profundo, intenso, porque descubre que es a Dios a quien entuentra y sirve, y que es a " Dios a quién le p resenta el home­ naje de su amor. El a lmo goza con el m i s m o gozo de Dios, de aquel gozo increado ·que produce el Es­ píritu Santo en ef fondo de ella. Na d a desea, sino vivir esta vida de amor, en unión con el Amor; y (if servido del Arrior. Y eso es ya· paro e l la el moti­ '#:J. de un gozo indecible; amar y. ser amada por el ���� Dios. E.I alma vive, "experin:ienta en ella ' ; los sen­ timiW;1tos de Cristo, y con humi ldad y veracidad · re­ pite eH ·10 m61 Intimo de su ser: "Vivo Yo, 1 nol, . 1 1 1Crlstc;> ¡Vfve en mflll La vidc::i nueva., . de e1te hÓmbre nuevo, es una vida sujeta a Dios, dependiendo . en todo de la ac­ ción del Esplritu, es una .vida en la que se real iza el deseo de Pablo: "Dios tocio en �das las cosos" "'· Es una vida que partiClpa en form a tan abun­ da nte de la plenitud 'de Dios y que alcanza tan al­ tos grados que el Doc:tOr de la Noche, Sa n Juan de la Cruz, tiene la audacia de escribir: " Estando el al·

48.- Efe s ; 4 , 6 .

_ 55·· -


ma aquí hecha una mism� cosa con Diós, en e�. es ella D i os por participación, que .aune.-u. no tan perfectamente como en la otra vida, es P dijimos, como sombra de Dios. Y a este, siendo · • por medio de esta substancial transformación ; pra de Dios, hace ello por sí misma al modo que Ef:' lo hoce, porque la voluntad de .los dos es -una y les operaci6n de ella y de Dios es una y así como Dio• se la está dando con libre y gracioaa voluntad, así ella también teniendo la voluntad más libre y ge­ nerosa cuanto .más unida en Dios, en Dios está dan­ do a Dios al m ismo Dios, y es verdadero dódiva del a lma a Di os" ffl. . ..

manero

3 · .·

·

.

. ·

Afortunadamente y para nuestro regocllo .Son Juan de la Cruz �ompleta su explicación, da� la razón del gozo, profundo que experimenta .el al­ ma: ·•y porque en esta dádiva que hace el alma a Dios le da al Espfri1u Santo· �mo. co1a · suya con entrega. voluntaria, para : que en El se ame como El merece, tlef'le el alma inest.•mabte déleite y frvi­ ción porque ve que de ella . a Dios cosa suya propia que cuadra a Dios según su infinito ser. Que aun­ que es verdad que el. alma no puede de nuevo dar al mismQ Dios a sí mismo, pues El en sí siempre .se es él mismo, pero el alma de suyo perfecta y verda� deramente lo hace, dando todo lo que El le �abfa dado pa ra ganar el amor, que se da tanto como le dan. Y Dios se paga con aquella dódiva del alma (que con menos no se pagaría) y la toma Dios con agradecimiento, como cosa que de iuyo le da et. al­ ma, y en e1a misma dódlva oma El de nuevo al alma, y ·en tia reentrega de Dios al ·alma ama el alma tambi'n como de ·nuevo" ID, ,

.

·

.49.- L. 3. can. 3, 78. 50.- I BIDEM. 3. 79. - 56 · -


1 1 ¡ A q ué cú s pi d es inimaginables a la criatura en esta participación

eleva el Se­ de su mis­ ma Vida l l l 1 1 1 A qué intimidades e ina lcanza ble uniónlll 1 1 1 A qué comunión y participación d e Amor divino en donde el a l ma le ofrece como propiedad suya a Dios, el don del Espíritulll Prod ig ios insonda­ bles del Amor de Dios en favo r de la criatura pa­ ra hacer que viva, " rea lmente" y con "eficacia " la misma Vida de Dios. ñor

CONCLUSIONES: 1 .-La conversión se presento en su aspecto pos itivo como u n a vida n u eva, que si bien compor­ ta d erechos, también exige el cum p l i m iento de obl i­ g a c i o ne s .

2.-Es una vida nueva que se realiza según los l�yes, norm a s , principios que brota n de una vida qu e orig ina e l Espíritu Santo, que la vivifico en ca­ da uno de sus momentos hasta que alcance su ca­ bal perfección. Por lo m i smo se puede afirmar que l a conversión es la obra constante del Espíritu de Dios en la vida del hombre nuevo enca minádolo ha ­ cia la plenitud de la riqu eza de Dios. 3.-Es una vida en la q ue aparece en forma concreta y necesaria el misterio de Cristo en una feliz reactua lización en la existencia de este hom ­ bre nuevo .

4.-Es una existencia y como ta l debe seg u i r el proceso normal de toda vida q u e busca su com ­ pleto desa rrol lo y su caba l pleni,tud. •

5 .-Es una vida nueva, u na vida espirituá l , una vida sobrenatural, una pa rticipación de [a misma

- 57 -


vid a de Dios, de aquí que solamente Dios sea su causa, y quien Ja pu e d a hacer progresa r y que alca nce su completa perfecci6n. 6.-Es una vida peculiar, "toda enfocada ha· c í a . Dios " . Vi d a que se real iza en Dios y pa ra Dios, vida que se expl ica desde el ángulo de Dios, vida que se pierde y se i lumina en el mi smo misterio de Dios. 7.-Vida de tan grande intimidad con Dios que ya este hombre nuevo no tiene necesidad de sal i r de s í mismo para encontrar a Dios, puesto que Dios vive e n e l Interior de este hombre nuevo 6t . 8.-Vida nueva en donde el m i sterio del dolor adqui ere nuevo sentido y un significado de reden· ción. 9.-Vida nueva que se manifiesta en m i l for­ mas diversas que todas exhiben la presencia del Espíritu Santificador que impu lsa a l a l ma a com u ­ n i ca r a Dios. 1 0.-Finalmente, vida n u e va en donde el a l ­ ma vive e n u n a reciprocidad a merosa con Dios amor, que la i ncend ia en su fuego divino y q u e la hace producir fuego divino de amor º· .5 l

''El Esp(ritu habita en lo más íntimo del hombre, su co· razón. Antes de guiar su cond ucta, de alumbrar su comi · mino, El viene a l lenar ese vacío. l o presencia del Espl· rllu Santo en el �ristiano . es ante todo lo vida en el E•· plritu, la vido . de l Esplritu en nosotros. El hombre ol cual se di rige el Señor Jesús no es s61o ciego y cobarde, es so· bre toda mortal y miserable " ' . J. THOMAS, El l1plrltu San­ to, Paullna1, Caracas, 1 967 , p. 89. 52 .- "El E1plrltu nos conforme con el Verbo, el H ijo del Padre. y nas conforma desde dentro en la. que el Hilo tiene de más propio, que ea 1u Fll locl6n. Ho1ta lleva r esta fillaci6n a su plenitud total con el rescate de nuestro propio cuer­ po en la g lorlflcad6n ¡cf. Ram. 8, 23)"'. S. M. ALONSO, El crl1tltanl1mo como mltterlo, Secretarlodo Trin itario, Salo · moneo, 1 97 1 , p. 1 59. .-

58 -


Y REALIZACION PLENA DEL MISTERIO PASCUAL DE CRISTO

E.-CONVERSION

En el proceso norm a l de la convers ión todo con­ a q ue se reoctualice en el hombre nuevo el m i s ­ terio Pa scua l de Cristo. Hacia e s a meta concurre to­ da l a actividad de la vida espiritua l : hasta que se forme en nosotros el Cristo perfecto, el Cristo adul­ to 1 • La oración, los sacra mentos, la vida l itúrgica, los acontecim i entos que integran l a existencia h u ­ mano, tod o , a bsol utamente todo, concurre a rea l i ­ za r esto nobi l ísima tarea, cada uno según su p ro­ curre

pia función.

Hablar del misterio Pasca l de Cristo como una meta de l a conversión es, por lo m i smo, hablar de uno de los aspectos más positivos y excelentes que esta obra de la m i serico rd i a Divi na, en favor del hombre, p resenta.

El texto clave, de esta condescendencia Divina, lo encontramos en el m ismo núcleo del mensaje que nos presenta San Pablo al hablarnos de la vida que el cristia no tiene que l leva r como un hombre que nacido del Espfritu debe delarse conduci r por ese m i s m o Espíritu : "Por lo dem61 sa bemos que en to­ dás las cosas i nterviene Dios para bien de los que le a man; de aquel los que han si do l lamados según s u des ignio. Pues o los que de antemano conoció, también los predestinó a reproduci r l a i m agen de su Hijo, pa ra que fuera El el pri mogénito entre m u 1 .- Co l . 3 , 9- 1 O .

- 59 -


chos hermanos y a los que predesti nó, a éstos tam­ bién los l la mó; y a los que l lamó o e s os tam bién los justificó, a esos también los g l o rificó" 2_ pa rticipación al g ozo de la bienaventuran­ e.n este plan d e la Providencia Divi­ na, una pa rt i cipación al m i ste ri o red entor del Sal­ vador. La configuración con e l Primogénito exige la reactua l ización caba l de su misterio Pascua l . La

za, comporta ,

¡ Ma rav i l loso y enigmático el p roces o de toda transformación! 1Cuántos cambios y m i ster i os laten­ tes i n h e re n te s a u n desarro l l o normal de perfeccio­ nami ento y caba l mciduración!

Desde lo transfo rmación biol óg ica que sufre lo pequeña sem i l l a que tiene que sQportar la oscuri­ dad lóbrega del surco , las noches i nterm ina bles de si lencio, los l l uvias y la presenci a de otros elemen­ tos más, antes de poder converti rse en robusta co­ nífera o en árbol cuaja do de frutos. Ciertamente que ahí en esto pequeño semilla están contenidas e n po­ tencia las ramas, tronco, flores y fruto, pero entre la vida en embrión y lo vida en plen itud 1cuá ntos misterios media n !

Mi sterioso e l proceso d e transformación e n e l ca mpo intel ectua l , e l paso paulati no d e una inteli­ gencia que apenas a l ca n za a descubri r l o verdad , hasta el momento en que esta m isma i ntel igencia no única mente conoce y profund iza los princip ios de las ci encias, s i no q u e saca conalusiones y realizo toda �lase de sutiles y e l evadas especulaciones. 1

rea l.

Todo esto es m i ste rioso, pero al fin y al ca bo que l a semilla de trigo se convierta en ver.

.

2.- Rom. 8, 28-30.

- 60 -


de espiga, que la semi l l a de du razno produzca una perfumada pri mavera florida y más tarde una fecun­ da don a ción de frutos. Pero más m i sterioso es el pro­ ceso de la transformación espiritual del hombre. San Pablo ante este prod ig io escribe: " Lo que tú siem­ bras no revive si no muere así ta mbién en la re­ .surrección de los m u ertos; se siembra corrupción, re­ sucita i ncorrupción, se siem bra vi leza, resucita g loria; se siem bra debi l idad, resucita fortaleza, se siembra u r:i cue rpo natura l , resucita un cuerpo espi ritua l . Pues si hay u n cu e rpo natural, hay tam bién un cuerpo es­ pi ritua l . Mas no es lo espiritual lo primero que apa­ rece sino lo natural; luego, lo espi ritua l . Del m is· mo modo que hemos revestido la i magen del hom · bre terreno, revestiremos ta mbién la i m agen del ce· leste" 3. .

.

.

Se siem b ra en corrupción pa ra recoger en g lo· ria. Se destruye el cuerpo corrupti b le · paro reci b i r u n cuerpo celestial, ¡ qué miste riosas afi rmaciones! 3.- 1 Cor. 1 5 , 35 -49; " La resurrecci6n de Jesús no es un ocon · tedmlento privado ln•lgnificante e i ntro1candente, 1lno un ·si gno de envergadura unlverta l por el que Dio• Inauguro en Jeaucrl1to, al retucltarle, una nuevo 6pocca , la 6plco defi· n ltlva de lo h i storio, y por El, como anticipo y prendo del final, colma o lo humcinldad entero de fe e Inquieto espe· roni:o: "En efecto, la resurrección ea el tottén de nuestro fe, porque nos concleme per110no l y colectlvomente, porque ni» dice algo eaenclol ocerca de noaotrc1 miamos y el género humano, porqué nos Introduce en e l universo de lo espero y el deseo, porque nos tron1forma desde el presente" . Por la resurrección puede lo h11torlo obrlne poso hacia el fv. lbro de lo tierra prometido, del nuevo ser humano, del nue· vo eón, que es el futuro lnatalado en el re ino de Dios. Esa es lo felíz y viva intulcl6n de lo primitivo iglesia proda­ mada en los f6rmula1 de fe, en lo catequesis y en el ke­ rigma". G. 'LORENZO SALAS, ort. i.. resurreccl6n de JHúa como dHtlne de kl humanldocl, en, ..surreccí6n de Cristo y de los 1nNf'I01, Men1o¡ero, Bilbao, 1 97 4, p. 1 45 .

- 61 -


Pero, ¿en qué consiste este proceso? ¿cómo verifica este misterioso cambio?

se

Ya el m ismo p roceso de lo tra n sformación en el . ca mpo biológ ico es todo u n enig ma, ¿p0r qué al­ gui:ias sem i l las quedan i nfecundas? ¿por qué a lgunos árboles se desarrol l a n en una forma raquítica , sin jamás alcanzar a produci r fruto? Y en re lación al ca m po intelectual ¿por qu é a lgu n o s hombres perma­ necen du rante toda su vida con su mente obtusa, con deseos tan sólo de " hombre anima l " , s i n nin­ g ú n anhelo que los haga tender hacia la altura, sin jamás ha ber experi mentado sobre su mente la presencia de un noble se nti m i ento . ? ¡desiertos in­ fecundos! 1tierra de maldición ! .

El problema se agud iza cuando lo enfocamos a la transformación espi ritual del hom bre. ¿ Por qu é s i nos a l i mentamos d e u n mismo Pan y bebemos d e un m ismo cá l iz, por .qué son ta n d ivers os los efectos q u e causa el sacra mento en unos y otros? ¿ Por qué s i todos reci bimos la invitación para vivi r e n la i n­ t i m idad con Dios, por qué son ton pocos l os que corresponden a esta g racia q u e Dios les ofrece? ¿ Po r qué si todos escuchamos la Pa labra de Dios que santifica y sa lva , por qué m uchos permanece­ mos como tierras cal i sas, impermea b i l izadas ante la acción de ese rocío ce l e st i a l ? Y pod rían prolongarse en u n número considerable esta s angustiosas inte­

rrogantes que lo único que ha ría n sería au mentar más nuestra incertidumbre frente a l misterio de la

transformación .

En el campo biológico, como en el ca mpo inte· lectual y como tam b ién en el cam po espi ritual acon­ t ece un fen6meno muy semejante. Todos las semi­ l las son igua les pero la tierra en que se siembran es diferentes y por consiguiente los re s u l tado s muy _

- 62 -


diversos. Así acontece respecto a una comunidad humana en donde cada uno de los m ie m b ros re · cibe idéntica enseñanza e igual formación, s i n em· bargo las dife rencia s entre ellos son pa l pa bles. En le ámbito espi ritua l esto adq u i ere proporcio!les alar­ mantes. Dios, a través del sacra mento, se entrega a l hombre pa rticipándol e vida d i v i n o . Por parte d e Dios es una donación sin l ím ites. Es el hombre q ue se­ gún sus d i spos iciones " l i m ita ' · , "cohorte" la acción benéfica del sacramento sobre é l . El sacramento actúa: en nosotros aque l l o que significa siempre que encuentre en nosotros Jas dis­ posiciones debidas. No nos entrega más de aquello que esperamos recibi r de él. El sacramento en su ac­ ción transformante presenta toda una serie de exi· gencias ineludibles como son la purific:aci6n de u n a mente pa ra q u e l i bre de racion a l i smos y de más es· corias humanas rea l ice el verdadero encuentro con Dios e n el ám bito del es p í r i tu .

Las ex igencias de esta pu rificación l l egan e n a l ­ gunos sacra mentos a ve rda de ro s extremos, asl por ejemplo respecto al .sacramento de la Euca ristía l a Ig lesia solemnemente afi rma : El Pan y el vino dejan de existir realizada la consagración, de modo que el adorable cuerpo de' Cristo y su Sangre están verda­ deramente presentes delante de nosotros, bajo las especi es

sacramentales '·

En esta misma transformación del pan en e t Cuerpo d e Cristo y del v i no en s u Preciosa Sangre, apCJJece, también, un aspecto de ca pita l i mporta n ·

cía como es esa "converaión " , "destrucción" de la rea l idad mate ri a l , huma na, para dar paso, ta n só4 .- Denz. 1 642, 1 65 1 1 AA!> 57, 766.

- 63 -


lo, a una existencia del todo espi ritua l . Pablo Sexto en su Carta Encícl ica Mysterium Fidei ense ña : "Rea ­ lizada l a tra n su bsta nciaci ó n , las especies de pan y de vino adquieren s i n d uda un nuevo sign ificado y un nuevo fin, puesto que ya no son el pan ord i n a ­ rio y la o rd i n a ria bebida, s i no el signo de una cosa sa g rad a signo de u n a l i mento espi ritual; pero en tanto adquieren un nuevo s i g nificado y un. nuevo fin, e n cuanto co ntienen una " real idad" que con razón denom i na mo s ontológica. Porque bajo dichas espe­ cies ya no existe lo q ue había a ntes, sino una cosa com pletamente diversa; y esto no únicamente por el j u icio de la fe de la Ig l esi a , s i no por la realidad ob­ ,

jetiva, puesto que, convertida la su bstancia o natu ­ raleza del p a n y del vi no en el Cu e rpo y l a Sang re de Cristo, no q u eda ya nada d e l pan y del vino, si­ no las solas especies: ba jo el las Cristo todo entero está pr�sente en su real idad físico, a u n corporál men· te, aun.que no del mismo m odo como los cuerpos es­ tá n en u n lugar" ti.

Estas afi rmaciones no dejan de presentar su se­ ria dificultad s i las tomamos en el te r re n o de una pura mecá n ica conceptua l. Nada extraño que sea el m ismo Santo Pa d re Pab l o sexto quien escri ba : "Nues­ tra m ente queda como aturd ida; no encuentra los conceptos n i las razones, ni vislumbra las consecuen­ cias de este anuncio; ¿Qué es? ¿Que sig nifica? Y sobre todo ¿cómo puede se r una cosa que contra ­ dice las leyes físicas y biológ icas que nosotros co­ nocemos? Si el Señor queria comun icarse a noso­ tros, ¿por qué � a e scog ido un modo tan i ncompre n ­ sible? y continúa el Pontífice haciéndose eco vivo de las inqu ietudes del hombre de hoy: '"A noso· tros los modernos, formados en la menta lidad ra5 .- Edlc. Paulincis p. 21 .

- 64


cionol e imaginativa nos resulta difici l adm iti r l a req l idad que este sacra mer.ito presenta " 6• Esta s son las consecuenci a s normales a toda transformeici6n. Y asf porque quere mos tener la pre­ sencia de Cri sto entre nosotros bajo -el sacrament o de la Euca ristía, por eso gustosa y vo luntaria m ente presci ndimos de la p resencia de un pan y vino na­ tura les. Y así porq ue q u erem os real izar un encuen · tro v ivo y eficaz con Cristo, presente en el s a c ra m e n­ to de la Eucaristía, por eso p resci ndi mos de acer· co rnos al sacra mento con d isposiciones de orden pu ramente raciona l . Aceptamos la conversión d e l pan no por ella misma, s i no e n función d e la presencia divino que el sacrQ mento nos ofrece. Ace p támos nuestra ceg ue· ra espir•tu o l ante el misterio d ivino, para que Dios con su luz, nos vivifique interio rmente y nos haga comprender "la p rofundidad, la g randeza, la altu­ ra y excelencia de su amor" .

En forma semejante , podemos deci r, que acep­

ta mos las p urificaciones, consecuentes a la .transfor­ mación que Dios desea real izar en nosotros, en vis­ ta de poder a l ca nza r una identidad con el m i sterio

Pascual de Cristo. Y entonces no ú n icamente sopor­ tamos el dolor de la cruz e n nuestro propia existen­ c i a s i n o que lo vemos como a l g o indispensa ble, nor­ m a l a nuestra vida d e elegidos a participar de un m is m o destino en unión con -el Redentor.

� porque queremos q u e el Espíritu de Dios rei· ne e n nosotros,- por eso realiza mos aquella guerra sin cuo.rte l contra todo aquello que de alguno ma6 .- AAS. 57 , 751 -57.

- 65 -


nera obstacul iza la acción transformante del Ese.tri.tu en nuestra vida. Esta es la raz6n, más profun�a, po rq u e reducimos, día a día y momento a mofll8n ­ to, a esclavitud y condena ese cuerpo de pecado, pa ra que no se subl eve y sofoque al espíritu. Con esto cumplimos la primera etapa del m isterio Pas­ cua l del Sal vado r y lo readua1 iza mos en nuestra p ropi a exi stenci a . Amamos el dolor no por un instinto masoqu is­ ta, ni cua lquier otra perversión. Amamos el dolor con el mismo amor con el que lo amó Cristo, como un med io a pto para ma nifesta rle a Dios l a autenti­

cidad y g randeza d e nuestra d ivi na caridad, como un medio noble pa ra seg u i r cu mpliendo �n nosotros aque l lo que fa lta a la pasión de Cristo 7• Porque acepta mos la invitación a la participa­ c1on plena de la Luz, por eso aceptamos la parti­ cipad6n plena al Misteri() de la Cruz. Porque desea ­ mos vivir eternamente con Dios en la fel icidad pl e na, por eso ren unciamos a la s seguridades y e n g a ­ ños que nos p u ed a presentar u na vida mortal, pa­ sa j era. Porque queremos que Cristo aparezca más radiante en nuestra propia existencia, es deci r: "que " El crezca , por eso a n h e l a m o s desapa recer con to· das nuestras averraciones, vicios y d e m á s miserias. ­

Po rque qu eremos vivir para Dios por. eso renu n­ cia mos a las seducciones del m u ndo. Porque anhela ­ mos tener la experiencia espiritual de l a acción del Espíritu Santo en nuestra a lma por eso nos despo­ jamos de todo senti m!ento, de toda exigencia y com­ placencia en el orden de los se ntid os Porque desea ­ mos viva mente g oza r de la plenitud de la riq ueza de .

7 .- Col , 1 , 2-4 .

- 66 -


Dios, por eso ' abandonamos el fuego fatuo, l a satis· facCi6n fugaz, e l gozo medido que nos proporciono, ta bondad efímera de las cri atura s. El proceso de l a transformación, si bien com· porta aspectos desgarrantes, molestos, que pudiera n eng l o ba rse en u n común denomi nador de aspectos negativos, comporta más que nada aspectos de un optimismo y un gozo indecible como es el que el a lma, bajo la acción d e l Espíritu de Dios, pueda en un momento determinado de su vida exclama r con toda s i nceridad : V�vo yo, no, ¡ es Cristo que vive en míl Por Jo m ismo es el a specto que debe de cam­ pea r durante todo e l p roceso de esta m isteriosa tra nsformación del hom b re en l a imagen de Cristo. El atleta sufre la en visto del triunfo que se le ofrece . El estudiante se esfuerza, ocepttl los tra· bajos que impone la vida de estudio, en vista a la o btención de su tftulo profes ional : El cristiano acepta su configuración con Cristo crucificado, por­ que anhela participar con Cri sto de l a g loria que Dios Pad re ha p repa rado pa ra su hi jos.

fatiga

·¡Vivamos con júbilo nuestra conversi6nl ·¡ Acep· invitación' que nos hace Dios; vi·

tam os gozosos la

vir en p l enitud la reactual lzación del m isterio Pas ­ cual de Cristal

- 67 -


f;-CONVERSION Y ACCION TRANSFORMANTE DEL ESPIRITU SAN:ro conversión tiene como meta la reactua l iza ­ de l M isterio de Cristo. Lógico será que inter­ vengan en él aquellos e lementos e$enciales que con­ currieron a s u feliz· consecución. c1on

La

leemos que Cristo naf;iÓ por obra del Espíritu Santo l. Y que fué ese Div i no , Espíritu quien acom­ pa ñó a Cristo a lo largo de todo su existencia, ya en los momentos de júbilo, cuando pedía la divina efusión del Espíritu sobre todos los suyos ll, ya en las horas de su predicación y trabajo apostól ico ª· Espfritu Santo que impulsó a Cristo a ofrecer su vi· da como hostia de a l a banza a Diós Padre 4 , y fino l· mente Espíritu Santo, q u e resucitó el cuerpo morta l de Cristo 5. 1 ,-. Lc. 1 , 35. Jn. 1 4, 26. 3 .- Le. 1 1 , 1 3 . 4.- Heb. 9 , 1 4 . 5 .- Rom. 8. 1 1 1 ' ' El hombre $ale d e l a s manas d e Dios y es Invitado a regresar o él, coma el hija que vuelve de nueto o lo casa poterna , o manero del peso atrofdo por su ce n ­ tr o de gravedad. La creación tota l del hombre ha quedoda asociada o la eséatologío por lo venida de Cristo al mun­ do. Par eso, el elemento ilumi nador de la fe entraró en pri­ mera línea en lo síguiente expos1ci6n. Pues la creación no sólo tiene un posado, s i n o tamb ién u n presente, que .e pro· yecto hacia ''t futuro escato,ógico. La encarnación del Ver­ bo ha dado asl esto impronta nuevo o la creación, al orien ­ tarlo a su tronsformoci6n en Cristo glorifi cado". S. VERGES, El hombre Cl'9Clclo .,. Crf1to, Secreto riado Tri n ; :ario, S<i loman­ ca, 1 975, p. 1 35. 2.-

- 68 -


La conversión, en Sl! aspecto positivo, e resenta acerca m iento del hom bre hacia Dios. La miseri­ cordia de Dios que se difunde abundantemente en el cor(!26n del hombre, no única mente pa ra perdonar­ le su fa lta y purificarlo, s i no tam bién para cQmuni­ carle en abundancia la pa rtici pación de la misma vi ­ da de Dios. Esta unión con Dios y con el mundo de las rea l i dades sobrenatural es, Dios la realiza a tra · vés de su Espíritu. un

Y así podemos observar cómo desde el primer i nstante que el Espíritu d e Dios toca al hombre, lo co nvierte en u n h i jo de Dios, y lo hace un coherede­ ro de las riquezas de Cristo ª· Se nace a la vida de D i os en fuerza de la acción del Espíritu 7• Se vive pa­ ra Dios en la medida q u e se posee el Espíritu d e Cri sto ª· ·

el· proceso de la co nve rs 1 on como en el pro­ de cualquier vida, todos los momentos s o n i m ­ po.rtantes. Y si el Espíritu de Dios apa rece e n el ini­ cio de la vida espiritual del hombre nuevo 9, lógi­ co es que encontremos su benéfica y transformon­ te actividad tam b i én en las eta pas qe perfecciona­ m iento y madurez de la vida de este bautizado. ceso

En

El hombre en su acerca m iento a Dios, presen­ ta una serle de veleidades y deficlencias, máxime si · se empeña con sus esfuerzos personales, sus va­ liosas experiencias y demás Industrias y auxi lios hu­ manos a lcanzar la intimidad con Dios y la profundi­ z.aci�n del Misterio Divino. El hombre ante el m i ste 6 .- Rom . . 8, 1 5 . 7.- Jn. 3, 5 ; 8.- Rom. 8 , 1 4. 9.- Jn. 3, 5.

- 69 -


rio de Dios es como un murciélago cegatón ante las claridades rad iantes del Divino Misteri o. El hdmbre necesita de lo asistencia contínua del Espíritu de Dios que conti nuamente lo está guiando, recta y eficaz· mente, a la consecución cabal de la partici paci6n de la riqueza de Dios. El Espfritu Santo es preci samen· te esta poderosísima luz sobrenatura l, que no s61o i lumina, sino, en frase de San Juan de lo Cruz, cla ­ rifica y ca ldea al alm a to. Por otra parte, observamos que en su encami­ na miento hacia D i os el hombre tropieza con una se­ rie innumerable de obstácu los que ci erta me n te le i mpiden un ascenso, franco y caba l, a la fuente i na ­ gotaQle d e l gozo d e Dios. El bri l lo q u e desprenden las

criaturas, su

atractivo rea l ¡cuántas veces des­ ,

vían la m i rada de este hombre q ue debería uti liza r sus ojos para contem pla r y descubri r por doquier- l a pres,encia de su Dios! Es preciso que el Espíritu de Dios venga a. derramar el santo temor en lo más profundo del corazón humano pa ra que tota lmen­ te. "'iluminado" e " i nflamado" el hombre, por la presencia de este a mor sobrenatural , no se d istrai­ ga, s i n o que se fije en el ú n ico objeto de su amor:

Dios mismo.

El Espíritu Santo a través del don de Temor, hace que lo conversión del hombre seQ en verdad una vuelta a Dios jubi losa, una vuelta a Dios efi ­ caz y sincera, s i n sobresa ltos ni sorpresas. El a lma 1 o:- "El don de sabiduría es un é:onoclmlento sa broso de Dios, de sus atributos y ele sus mlaterlol, como infinitamente ado­ rables y amables. De este oconocimiento resulta un sabor de· licioso, del que a vece1 participa aun el cuerpo, y que es m6s o menos grande según el grado de perfecci6n ·y ele pureza en que se encuentre el almo " . l. lAUEMANT, .Doc­ lrina npirltual. D.D. B. Bilboo, 1 963, p. 1 35.

- 70 -


no

comete el m a l , no por temor a l infierno, ·sino el motivo de su amor es profu ndo y tra scendente: es el amor a su Padre Celestia l el que eficazmente hc;ice que el a l ma se apa rte del m a l , porque no qui ere ver entristecido el rostro de un Amadísimo Padre que la ama tanto 11•

Este es el ve rd a d ero funda mento de la conver­ sión, l a acción misericord i osa de Dios a través de su Espíritu, com u n icándole a mor, en ta l intensidad, que el a l m a ya no puede sino corresponder a las exigen­ ci a s de esta d ivina donación. El alma está conver· tida hacia Dios, atraída a Dios por la m i sma fuerza de ese irresisti ble amor. La m isma fuerza de la con­ cup iscencia ¡ cómo se debi lita y se somete ante los verdaderos motivos que este amor l e presenta al alma! Pero en este enca m i n a rse hacia Dios, e n esta adquisición ca bal de l a plenitud divina, como ten­ dencia normal de la verdadera conversión, el a l ma encuentra grandes pruebas que s upe ra r, acci ones he­ r6iccn que realizar, un esfuerzo nada com ú n para corresJ)onder a las exigencias a las que lo l lama 'el Señor. ·

1 1 .- "El dón de temor de D101 •• la dl1po1lcl6n común que el Esplritu Santo póne en el a lmci para que ae porte con res· peto delante de la majeatad de Dloa y paro qu�. scme· tiéndoNI a IU voluntcid, .. aleje de todo lo que pueda de· sagrodarle. El primer polO en el camino a Dios, es la huida del mal, que ea lo que tonalgue este don y lo que • le hace ser ta ba11 y el fundamento de todos los dem6s. Por el teinor 11 llega al eubllme don de la sabiduría. Se empieza a gustar de Oloa cuando se le empieza a temer, v. la aabidurla , perfetclona reclprocomente este temor. El gusto de Dios hace que nue1tro temor seo amoroso, puro y libre de todo lnte• pert0nal", L. LALLEMANT, op. c. p. 1 7 3.

- 71 -


Aquí también el Espíritu Santo auxi l i a a l . al�a i n fu n d i endo en e l la una forta leza y un va lor extra­ · ordina rios. El a lma habiendo gustado "la experien­ cia de la suavidad d ivina", h a b ie n d o participado de un conoci m i ento gozoso del· misterio de Dios, que se l e revela en forma person a l , ya no puede vivir el a l ­ m a s i no sólo a ño rando aq u e l i n sta nte d e caba l co­ m u n icación con Dios. Ya no puede el alma conten­ ta rse con u n g ozo humano, por más pe rfecto y l i m ­ pio q ue esta sea. Sol a mente Dios y única mente D ios puede colmar sus anhelos. Y así el a l m a . m ovida, "vivificada" por la misma fuerza del Espíritu Santo, ti ende co n toda s l a s potencias de todo su ser a la partici pación del g ozo co lm ado de su Se ñor.

Es e n esta dinámica de convers ión cuando el �li ­ m a co m p rende, experimenta, en una forma profun· do, person a l , i nten sa, que DiQs es su Pad re y que el la, a l igual que Cristo debe enca uza r .toda la exis­ te.ncia pa ra hacer de el la una a l a ba nza · de adora­

ción amorosa a ese Padre pleno de Bondad. Su vida es un enca m inam iento hacia la casa de este Padre Celestia l , pero m i e ntra s ese dichoso momento l lega, el a l m a col m a , vivifica, e n noblece su existencia con este bienhechor recuerdo y presencia de este amo­ rosísi m o Pad re. Y

sí muchas veces, el a l m a , en

su conversi6 n ' ha ­ caminos, no sabe la forma de cómo acerca rse con mayor plenitud y eficacia a D i o s . Es entonces en donde c¡ipa rece, u n a vez más, la acción de este Divino Espíritu q ue le ci a

Dios confunde, y eq uivoca l o s

comu n ico a l alma las decisiones y demás orienta­ ciones que Dios .establece p ara el mayor bien de esto a l m a . Y así podemos obse rva r cómo po r el don

consejo el Espíritu Sa nto derrama sus mociones el a l m a pa ro que ésta actúe ba jo e l consejo de l mismo Dios, que orienta al a l m a , presentá ndol e

de en

- 72


y e n forma p rácti ca lo que conviene hacer en aquel determ i nado momento. El a l ma ya no se mueve en busca de su conversión, es movida por Dios, que la trae ha cia Sí y esto en u n modo i rresistible 11• Ha blar de conversión es -hablar de aquella de todo el hombre ha ci a Dios y nece­ s a ri a mente de una actitud del mismo en aversión hacia las criaturas. Trabajo arduo, g igantesco, si se toma en forma compl exiva , es deci r, en un esfuerzo conti nuado de superación pa ra apartar nuestra s m i · radas d e l a seducción d e l a s criaturas, para fijarla tan só lo en la Bondad i ndefectible de Dios. Cierta­ mente que l as criatura s poseen su as pecto' d e bon · d a d , e l las han brotado de lo Bondad de Dios, pero ellas no deben de i m pedi r al hombre en su ascen­ s.16n a Ja consecución completa de la Bondad Suma. Loa criaturas son simplemente cam inos, medios para acerca rnos a Dios, pero de ninguna manera deben constitui rse como el fi n supremo del hombre u. conversión

1 2.- "A1I, pue1, el don de consejo atienda a la direcd6n de len acciones particulares. Es una luz por la cual 1 al E1pfrl · tú SQnto muestra lo que M debe hacer en •1 l ugar y en las·· clrcunstanclot pre1entes. Lo que la tobldurla, lá fe y la clenclo an ..Plon en genero l , el don de conl8jo lo apli· ca en partlculor. Por lo tan!o, •• fácl l cqmp1ander su ne­ cetidad, pu••to qu• no boato sob.r al una cosa es bue­ na par si mlima; 1lno qua •• naC111C1 rlo luzg ar si es bue· na también •n 101 circunstancia• pra.. nte1, y si es mejor que otra y m61 propia para el fin qu• se pretende. Y to­ da se corioce por el don • con..¡o. l. LALLEMANT, op. c. p. 1 55. 1 3 .-• "¿0ifíci l? Ciertoment•. P9ro no lmpoalbla. Es e l camino ma rcado desda sl•mpr• por D101 pora quien se quiere hacer digno de ser hijo suyo, ¿Tendremos fuerza para segu i r· lo? Sí. Es Cristo quien nos !loma con las palabras m6s desc:onc:ertantes que · d•ben Infundir tanto conflonza, incl u · s o e n quien se h o percftdo m uy Jetos: " e n el cielo ser6 mayor la alegria por un p•cador que hago penitenci o

73 -


Yo lo ha bía dicho el g enio de Son Agu stin1 pe� co r es convertirse . o la criatura, entregarse a ellgi y por lo m ismo p�sentarle u na aversión a Dios. et Esp íritu Santo a través de su acci 6 n trans­ fo rmante, y en esta obra de la auténtica y compl eta convers ión del hombre hacia Dios, derrama sobre el a t ma efluvios de cienda d ivina, para que el a l ma ccintemple con la misma ciencia de Dios el Misterio Divino, sus excel enci a s y demás perfecciones y des· de esa luminosa ata laya contem ple las criatura s en su justo y rea l valor. Ve el a l ma , aux i l iado con esto d i vina luz, lo efl· mero y caduco de la cri atura , y esto visión es tan cruda y desga rrante que ya no pu ed e el a l ma ad· herirse a l a criatura como si esta fuera toda l a razón de su s e r o la preocu pación mayor de sus a nhelos. El a l ma desea tan sólo la Bondad de Dios, lo ú n ico digno de ser a ma'do. El a l ma ba j o lo acción del Es ­ píritu Santo est6 rea llzando su ve rdadera conve rsión h acia Dios. Pero para que sea eficaz y com p l eta l a con­ ve rsión d e l hombre hacia D i os, el Espíritu Sa nto te ­ ca a l a l mo a u n e n sus m6s ínti mos y del icadas fi­ bra s , a u n en a q u e l l o que lo re laciono en forma di­ recta con el miste rio de D i o s . Y así a través del don de entendi m iento l e revela en forma experimental lo q u e e s El , sus perfecc iones y atributos, se entre­ ga a l a lma e n forma person a l , ínti ma. M á s conoce el 'J lma a Dios más ti ende h acia El . Más disfruta el que por novento y nueve ¡ustos que no necesitan de pe­ nitencia" ( Le 1 5, 7). PABLO SEXTO, cal9qu•is, audiendco general, miércoles 1 6 de marzo, l 977 , L' Osservatore Ro­ mano, 20. 3. 1 977 ( 1 3 5 1 .

- 74 -


alma de la d ivina experiencia más a n hela gozar de l a plenitud de la riq ueza de Dios. Fina l mente, como esta conve rsión se ha origi­ nado p o r u n motivo de amor: lo misericordia d e Dios derra m á ndose s o bre la· criatura, Dios continúa su obra de amor l levándola hasta su cabal perfec­ ci on a m i e n to Ta l es la fu nción que rea l iza e l Es pí­ ritu Sa nto o través de1 don de Sabiduría, hace pe­ n etra r en las a lturas y profu n d i d a des de l a Divina Caridad, y esta profund ización la rea l iza en forma experimental gozosa. Es l a contem p lación del Sa­ bio que goza con e1 dominio de su ciencia, de su sabid u ría, p u esta en toda su a ctividad. Ya no es la .

i nvestigación

afanosa,

es la contem plación fru ititiva .

El a l m a o través de este perfecciona m i e nto de la d i v i n a ca ridad que el Espíritu Santo rea l iza e n ella, vive en una perfecta u n i ó n de a m o r con Dios Amor. Nada la d i strae del obj eto de su Amor. To­ do lo ve bajo l a l u m i n os a m i rada del Amor. Todo lo que rea l iza el a l ma en esos momentos felices de su existencia, más d i vJn a que humana, es obra y ejercicio y manifestación de ese Divino Amor, q u e vive en el fondo de su almo y s e com u nica desde e l la, i rradi a n do efluvios de auté ntico Amor. Dice San Jua n de lo Cruz que una de esta s almas vale más e n la l g lesiC!' que muchas ml les de almas mediocres, porq u e estas a lmas poseidas y movidas por el í m ­ petu y v i g o r de lo d i v i n a caridad dan m á s g loria a Dios y salva n m6s a lma• H. • Siendo así el

p roceso de

la

convers 1 o n del

no m b re, una obra tota l m ente d e D i os, fruto de s u m isericord i a , 1 qué a legria y qué p rofunda s a t i sfac· 1 -4 .- c. 1 7 ,

1 ; 1 7, ·8.

- 75 · -


deberá exi stir en nosotros al vernos amados de Dios, elegidos por su Amor, enriquecidos con la misma presencia de su D ivina Carjdad , llamados o pa rticipar por siempre de Jos gozQs inmarcesibles y vivir por siempre en esa comunión de amor y cono­ cimiento con las Tres Divi nas Personas! cion

Vivamos el misterio de nuestra conversión, de­ teniéndonos más bien a contemplar sus aspectos po­ siti"°s. . Vivamos. el proceso de nuestra conversión en el optimismo y júbilo santo de aquellos que se ac;ercan a goza r en forma cabal de la plenitud des­ borda nte de la riqueza de Dios. .

- 76 ---



Tipo·Offset SESATOR

Av. Sucre 1 200

Pueblo libre


·'

C o nverti rse,

es

r¡¡ci b i r

la

efu s i ó n d e l

amor d e

D i o s q u e l l a m a al h o m b re a p a rt i c i par d e i ¿; Bie­ n aventu ranza ete rna. Co nve rti rse , es dej arse pe­ netrar p o r l a i nvas i ó n u n c iosa d e l Espír itu San­ to, q u e i rrumpe en n uestra v i d a con s u d i v i n a l u z y su

eficaz a c c i ó n

transfo rmado ra. Conve r­

ti rse, es aceptar en el santuar i o de n u e stro se r t a p a l a b ra de a m o r q u e D i o s p ro n u n c i a p o r s u Espíritu y trata r de co r respo n d e r a e l l a c o n to­ d a la capaciJad de n u estras e n e rgías.

Pedidos : R.P. J.G. Trevi Edil. La Cruz

Apartado Postal CIPRES 59 México 4. D.F Tell. 541 -01 -63

M.Sp.S.

1 680

R.H.

Jesús

Sandoval M.Sp.S.

Sucre 1 200. Pueblo Libre Apartado 1 838 Teléfonos: 61 -75-00 61-21 -80 Av.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.