«Guía práctica de la perfección cristiana se dirige a todos: a los que sumergidos en el tráfico o bullicio del mundo necesitan que se les
avive el ansia por el cuidado de su alma y a los que trabajan por
elevarse a las altas regiones del espíritu. Para los unos susurrará al oído la palabra de vida que les hace falta, para los otros será el estimulo que les incite a ir más lejos en el camino de la santidad».