7 momentos historicos del Concilio

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momentos

trascendentales en el desarrollo del

Concilio A.D. Colombia

Por: David López. Historiador y Docente del Seminario Bíblico Central AD, Ministro de las Asambleas de Dios de Colombia.

Seis décadas aproximadamente han pasado desde la celebración de la primera Asamblea Nacional del Concilio de las Asambleas de Dios de Colombia, en junio de 1958, en las instalaciones del legendario Templo Bethel de la ciudad de Bogotá. Hoy, a propósito de la celebración de la 30 Asamblea Nacional, queremos hacer remembranza de lo que ha sido el desarrollo de nuestro Concilio, visto a través de las actas de sus Asambleas Nacionales. Quisiera invitarlo a que me acompañe en la reflexión de por lo menos, siete momentos trascendentales, que a mi juicio, habrían marcado los nuevos derroteros de las Asambleas de Dios de Colombia.

1958 Primer Momento: Constitución del Concilio de las Asambleas de Dios en Colombia.

La primera reunión oficial de las Asambleas de Dios de Colombia, tuvo lugar como ya lo hemos señalado, en el Templo Bethel de Bogotá, entre los días 17 y 20 de junio de 1958. Para esta ocasión, fue invitado el misionero Melvin Hodges, Secretario de Misiones para América Latina por aquél entonces. La Asamblea fue dirigida por el Rev. Hodges y contó con la representación de dos iglesias organizadas: la iglesia de Sogamoso y el Templo Bethel de Bogotá. Las iglesias del Lago de Tota y Cali, estuvieron representadas como iglesias en formación. También hubo representación de una naciente obra del barrio Las Cruces, en Bogotá, que se asemejaba a una iglesia infantil, liderada por la obrera Graciela Rengifo. Durante esta Asamblea se aprobó la Constitución y los Estatutos de la organización Asambleas de Dios en Colombia. Dentro de la constitución aprobada se destacó en el Prólogo la naturaleza primera de la

organización: “Las Asambleas de Dios en Colombia es una fraternidad cristiana que se compone de creyentes evangélicos, los ministros y obreros de testimonio pentecostal en Colombia quienes nos unimos en un Concilio nacional para establecer y mantener la misma norma de doctrina y practica en armonía con los de igual testimonio en todas partes del mundo… formando esta agrupación una asociación llamada “Concilio General de las Asambleas de Dios” con sede en Springfield, Missouri, y representada en las diferentes partes del mundo por Concilios y conferencias nacionales… nosotros aceptamos las verdades fundamentales de dicho Concilio General y no acordaremos resoluciones contrarias a ellas” (Libro de actas I, Pag5). Las credenciales adoptadas durante esta Asamblea fueron las siguientes: obrero cristiano, obrero licenciado y ministro ordenado. En relación al Presbiterio General, se acordó que estuviera compuesto por el Presbiterio


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Ejecutivo y los Presbiterios de Distritos, (se entendía por distrito, una iglesia en una ciudad específica y a la oportunidad de extenderse) además los misioneros consejeros. En relación a sus funciones, aparece una nota aclaratoria: “El Presbiterio general no está facultado para legislar leyes sino para administrar la obra conforme los acuerdos del Concilio”. (Libro de actas II, pag. 7). Con lo anterior, se ratificaría la forma de gobierno asambleísta que ha caracterizado la administración de la organización. Visto de esta manera, puedo observar que en este primer momento, las Asambleas de Dios a través de su convención nacional, dio los primeros pasos hacia su proceso de nacionalización, lo que la misionera Judy Bartel, en su libro Historia de las Asambleas de Dios de Colombia (1942-1992) ha denominado como enculturación.

La organización dejaría de ser un ente foráneo y comenzaría a tomar un carácter nacional autóctono sustentado en tres principios que hasta la fecha perduran: la auto-propagación (crecimiento), el autosostenimiento (financiamiento) y el auto-gobierno (direccionamiento). Durante este momento los misioneros comenzarían a desarrollar otra función, la de asesores: “la función de los misioneros será la de ayudar en la evangelización y en el establecimiento de la Iglesia Nacional sobre los principios de los tres autos, además cooperar en el esfuerzo nacional en establecer Institutos y centros de evangelización que sean fuera del alcance financiero de la iglesia local” (Libro de actas I, pág. 8). No obstante, habría que esperar hasta la década del setenta, para que la Asamblea Nacional eligiera por primera vez un superintendente nacional colombiano.

1970 Segundo Momento: hacia una directiva nacional.

Quiero abrir este segundo momento, recordando la Décima segunda Asamblea Nacional celebrada en enero de 1970, porque fue allí donde los asambleístas tuvieron la oportunidad de elegir por primera vez un superintendente nacional, colombiano: el Rev. Gustavo Tibasosa Quiroga. Para aquella ocasión, la Asamblea contó con la presencia de 127 miembros, entre los cuales hubo 73 ministros acreditados y 54 delegados de iglesias locales. El Presbiterio Ejecutivo que acompañó al Pastor Quiroga fue el siguiente: Verlin Stewart ( Vice-superintendente), Héctor Méndez (Secretario), Juan Tapia ( Tesorero) y Carlos Jiménez ( Vocal). En vista de que las elecciones tenían una vigencia anual, la reelección por cuatro periodos del ministro Quiroga, dejaba ver el sentir de la Asamblea Nacional, de que los ministros nacionales

asumieran la responsabilidad de direccionar la organización. Sin embargo, esta transición ya estaba planteada desde la VIII Asamblea Nacional celebrada en 1966, cuando el misionero Floyd Woodworth fue elegido como superintendente. En una de las enmiendas a la constitución aprobada por la Asamblea, se evidenciaba ya este sentir: “el presbiterio propone por medio del comité de pedidos y resoluciones que por cuanto se espera que un hermano nacional llegue a ser superintendente y por cuanto hay que pensar cómo se va a sostener, propóngase que se aparte el 5% de las entradas al Fondo General del Concilio, un fondo pro-casa del superintendente y que cuando salga del déficit se comience a apartar el 10% de las entradas (Libro I de actas, pág. 323).


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1975

Tercer Momento:

hacia una organización nacional.

Otro de los aspectos significativos, en el desarrollo del Concilio, fue aprobar la creación de tres distritos regionales, de carácter administrativo, durante la XVII Asamblea Nacional celebrada en el Templo Bethel de Bogotá, en 1975, con el fin de asumir una mejor extensión y evangelización en todo el territorio nacional. Con ellos, se logaría una administración descentralizada, que les permitiera elegir sus propios presbiterios y establecer su organización territorial de forma autónoma a través de las secciones. Se propusieron y aprobaron 3 distritos: Central, Norte y Occidental. Los superintendentes distritales elegidos fueron los siguientes: La visión de una organización descentralizada, buscaba optimizar el cuidado pastoral por parte de los

SUPERINTENDENTES DISTRITALES • Rev. Héctor Arroyabe (D. Central). • Rev. Franklin Burns (D. Norte). • Rev. Pedro Placeres (D. Occidental).

PRESBITERIO EJECUTIVO ELECTO: • Héctor Méndez (Superintendente). • Carlos Jiménez (Vice-superintendente). • Félix González (Secretario). • Francisco Buitrago (Tesorero). • Ramón Luciano Rodríguez (Vocal).

Presbiterios, la apertura de nuevas iglesias en zonas donde no había presencia de las Asambleas de Dios y la mejor utilización de los recursos. Visto así, la creación de Distritos Regionales administrados por un Presbiterio Distrital, traería una nueva dinámica de crecimiento y expansión en el territorio nacional, al punto que posteriormente se tuvo que otorgar más autonomía a estos entes, permitiéndoseles celebrar sus propias asambleas distritales, organizar seccionales bajo su a jurisdicción, otorgar credenciales distritales a sus ministros afiliados, todo esto con el fin optimizar los recursos y planear el crecimiento organizacional.


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1988

Cuarto Momento:

primera cuatrienal y tercer aniversario de las Asambleas Nacionales.

Las Asambleas Nacionales se comenzaron a celebrar de manera anual desde 1965 hasta 1976. Posteriormente con la creación de los Distritos Regionales: Central, Norte y Occidental, se cambió a una celebración bianual hasta 1984. Fue en la XXIII Asamblea Nacional de 1984 celebrada en el Templo de la Iglesia del Norte en Bogotá (Cra. 26 No 63-46) que el asambleísta Rev. Pedro Pablo Vélez propuso ampliar a cuatro años la celebración de Asambleas Nacionales y Distritales, de la misma manera que el Presbiterio elegido pudiera tener una vigencia para un periodo de cuatro años. Atendiendo la necesidad del momento, la Asamblea decidió aprobar esta proposición dentro del ante-proyecto de la constitución que se estaba tramitando para la personería jurídica (Libro de actas II, págs. 114-124).

De esta manera, durante la administración del presbiterio ejecutivo presidido por el Rev. Eduardo Cañas en 1988, se inauguraría la XXIV Asamblea Nacional entre el 18 y 22 de enero en las instalaciones de Capilla del Instituto Bíblico en Bogotá (cra. 15 no. 68-46), siendo ésta la primera Asamblea cuatrienal. Durante esta convención se conmemoraron las primeras tres décadas de haberse celebrado la primera Asamblea Nacional. Como conferencistas invitados estuvieron los siguientes ministros: Harry Bartel, José Satirio Do Santos, James Vender Muphy, Avelino Avendaño, Jerónimo Pérez, Pablo Hatzell, Héctor Arroyabe y Theron Roush. Las sesiones en el día fueron en el Instituto Bíblico Central y los cultos nocturnos en el Templo Bethel. El resultado de las elecciones para el Presbiterio Ejecutivo fue el siguiente: Eduardo Cañas (Superintendente), José Satirio Do Santos (Vicesuperintendente), Luis Alfonso Romero (Secretario), Eduardo Sánchez (Tesorero) y James Vender Murphy (Vocal). Durante esta Convención, se aprobaron también dos peticiones importantes. En primer lugar, que el Presbiterio tuviese como política, un plan de capacitación y actualización permanente en áreas administrativas y contables para pastores y directivos de las misión, costeado por los fondos de las iglesias y distritos. Y en segundo lugar, que la comisión de pedidos y resoluciones fuese nombrada por el Presbiterio Ejecutivo con antelación a la celebración de la convención para que se reuniera tres días antes y de esta forma estudiara los pedidos de pastores e iglesias. Con estas prerrogativas otorgadas al Presbiterio Ejecutivo, la celebración de las Asambleas Nacionales sería más operativa.


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1996

Quinto Momento:

la excelencia ministerial y lo Público.

Como preparación para enfrentar los desafíos del nuevo siglo, la XXVI Asamblea Nacional celebrada entre el 22 y 26 de enero de 1996, en las instalaciones de la Comunidad Manantial de Vida Eterna en Bogotá, inauguró su sesión de negocios en el ambiente de apertura política otorgada a los evangélicos en Colombia bajo el amparo constitucional de la libertad de cultos (Art. 19, Constitución de 1991). El superintendente de turno Rev. Eduardo Cañas, saludó a los asambleístas con el siguiente augurio: “El Concilio tiene un gran desafío por delante, teniendo en cuenta que la nueva Constitución ha permitido que el gobierno nos reconozca como entidad eclesiástica, según decreto 932 del 2 de octubre de 1995. Ahora estamos en igualdad de derechos ante la iglesia católica” (Carta de bienvenida a la XXVI Asamblea, 1996). Bajo el lema Hacia la Excelencia Ministerial, la Asamblea contó con la presencia de David Wilkerson, David Grecco y José Satirio Do Santos, como expositores invitados. Durante las sesiones, el Dr. José Flórez Montaña presentó un informe encaminado a la celebración del Convenio de Derecho Público Interno con el Estado Colombiano.

De la misma manera, la intervención del Secretario Tito Escarpeta fue una oportunidad para dimensionar el crecimiento de la organización, al presentar una estadística oficial del Concilio de las Asambleas de Dios en Colombia, en la cual se destacaron las cifras nacionales: 453 ministros acreditados, 133 iglesias autónomas, 247 iglesias en formación, 30.490 miembros bautizados, 84.286 asistentes en general. Del mismo modo, la celebración de la presente Asamblea estuvo marcada por la aprobación de importantes normas para el Concilio de las Asambleas de Dios. Primero, por comisión delegada en la Asamblea Nacional de 1992, el Rev. José Satirio Do Santos como presidente de la Comisión especial, presentó su informe sobre Matrimonio y Divorcio analizado por el Presbiterio Ejecutivo y corregido en Asambleas Distritales, el cual fue aprobado por el 77% de la Asamblea, constituyéndose en norma del Concilio. Segundo, el Rev. Eduardo Cañas presentó el informe que reglamentaba la Comisión de Ética, la Asamblea la aprobó y fue elevado como Norma del Concilio. Y tercero, el Rev. Casto Mesa designado como presidente del Comité de Reglas Parlamentarias, después de presentar su informe, la Asamblea Nacional ratificó los nuevos estatutos

del Concilio asimilados a la legislación colombiana. De esta manera, el Concilio daría un paso importante para el reconocimiento del Estado Colombiano, a través de su Personería Jurídica Especial y el Convenio Interno Publico celebrado entre el Estado y las Iglesias Cristianas durante el gobierno de Ernesto Samper en 1997, de la cual el Concilio de las Asambleas de Dios hizo parte entre 19 denominaciones cristianas, en lo que para la opinión pública sería denominado El Concordato Evangélico, así lo muestra un artículo publicado por el periódico El Tiempo: “Firman Concordato Evangélico. Como un momento histórico calificaron los miembros de las religiones cristianas, el convenio firmado ayer entre el Gobierno, a través del presidente Ernesto Samper, y representantes de dichas instituciones” (El Tiempo, 3 de diciembre de 1997). Finalmente, la Asamblea Nacional asumiendo su papel profético en los nuevos tiempos, aprueba la siguiente petición oficial: “Que el Concilio de las Asambleas de Dios no ofrezca respaldo oficial a ningún movimiento o partido político” (Actas de la XXVI Asamblea Nacional, enero 22 al 26 de 1996). Todo esto, bajo la premisa de que la Iglesia de Cristo no debería tiene color político, sino que debería estar abierta para servir al mundo sin importar la condición política.


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2008

Sexto Momento: hacia los nuevos tiempos.

Al término de la primera década del siglo XXI, la celebración de la XXIX Asamblea Nacional entre el 21 y el 24 de enero de 2008 en las amplias instalaciones de la sede Canaán de la Iglesia Comunidad Manantial de Vida Eterna de Bogotá, comprendió la necesidad de adecuarse a los nuevos tiempos. Durante la administración del Presbiterio Ejecutivo presidido por el Rev. Héctor Buitrago se dieron varios pasos importantes que buscaban actualizar la estructura organizacional del Concilio. En relación a lo anterior, se formuló una propuesta seria y rigurosa bautizada como Proyecto Transformación, la cual fue presentada por el Presbiterio Ejecutivo de turno para ser ratificada por la Asamblea Nacional. Evidentemente el voto de respaldo a este proyecto por parte de los Asambleístas, permitiría la materialización de una nueva forma de administrar los recursos en el Concilio de las Asambleas de Dios. En este proyecto se planteó la necesidad de Pastorales especializadas, las cuales a su vez le permitirían al Concilio desarrollar sus ministerios y facilitaría la proyección de sus iglesias y ministros asociados. Dentro de este proyecto el Concilio de las Asambleas de Dios asumiría una función asesora de sus asociados como Agencia de Equipamiento ( Ver Preámbulo, Estatuto de Reglamento Interno, 2010).

2012

Septimo Momento:

¡hasta terminar!

El voto de confianza otorgado por la Asamblea Nacional al Proyecto Transformación, se ratificaría con la reelección casi de la totalidad de los miembros del Presbiterio Ejecutivo saliente. Durante la ocasión los oficiales elegidos para cargos ejecutivos fueron los siguientes: • Rev. Héctor Buitrago (Superintendente). • Rev. Efraín Siniesterra (Vice-superintendente). • Rev. Leonel Molano (Secretario). • Rev. Fulvia Arboleda de Cañas (Tesorera). • Rev. Oséias Pereira (Vocal). Esta Asamblea tuvo una membrecía de aproximadamente 572 asambleístas, doscientos menos que la Asamblea Nacional del año 2004. Si bien esta cifra pudiera sugerir un retroceso, lo cierto es que con las reformas realizadas al nuevo Reglamento Estatutario del Concilio, se había determinado que para la celebración de la presente Asamblea y en las venideras, no se contaría con la presencia de los delegados de iglesias. Entre las razones para ello, se puede aducir la necesidad de hacer más operativa la celebración y deliberación en las Asambleas Nacionales.

Visto así, finalmente queda por escribir el séptimo momento cuando en el 2012 nuevamente la honorable Asamblea Nacional se reúna para conmemorar su trigésima convención nacional. Entre tanto, a todos los ministros del Evangelio, pastores, misioneros, obreros y laicos que sembraron con lágrimas la causa de Cristo en nuestra tierra, hoy les honramos con nuestra memoria, sabiendo que lo que aún está por hacer, no podría hacerse, a menos que nuestros antecesores hubieran atendido los desafíos del momento. ¡Un saludo de gratitud en nombre de nuestro Jesucristo a nuestra honorable Asamblea Nacional en su Trigésimo aniversario!


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Nuestro concilio

HOY

El Concilio de las Asambleas de Dios de Colombia, es una organización eclesiástica de carácter pentecostal, que actúa como una agencia de Dios para evangelizar al país y otras culturas Se ha expandido en todo el territorio nacional a través de iglesia local y la plantación de nuevas obras. Se define, como un cuerpo formado por iglesias y ministros autónomos, que integra al desempeño de su labor, a cada miembro, a partir de principios bíblicos de fraternidad y vida en comunidad, entre los que se encuentran la unidad, la cooperación y la igualdad. Estos principios le ayudan a satisfacer su razón prioritaria de actuar como una entidad corporativa donde las personas pueden desarrollarse, crecer mutuamente y mostrar el amor y la compasión de Dios a todo el mundo. Su principal razón de ser, es servir como una agencia de equipamiento,

de sus Iglesias y ministros, para la evangelización del mundo, la adoración a Dios, la edificación de los santos y la compasión por los necesitados.

Misión Corporativa El Concilio de las Asambleas de Dios lidera y asesora bajo la dirección del Espíritu Santo a sus ministros e iglesias en la gestión de recursos, facilitándoles el equipamiento y entrenamiento para la extensión del Reino. De igual forma promueve relaciones de cooperación mutua y el aprovechamiento de mejores


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prácticas; honrando a Dios, dignificando el ministerio, engrandeciendo la obra del Señor y contribuyendo con la transformación de nuestro país.

Visión Corporativa Liderar la extensión del Reino de Dios en Colombia y otras culturas, adaptándonos para responder adecuadamente a las necesidades de la iglesia de hoy, actuando como una agencia de equipamiento que facilite el asesoramiento, entrenamiento y las herramientas para sus ministros e iglesias y promoviendo relaciones de mutua cooperación entre ellos.

Valores Corporativos a. Honra a Dios: Es el valor que nos permite orientar todas nuestras acciones con principios que agraden y glorifiquen a Dios. b. Servicio de excelencia: Es el valor que despierta nuestro entusiasmo para ver, hacer y tratar con grandeza la obra de Señor. c. Dignidad ministerial: Es el valor que nos permite tratar y reconocer a cada ministro con respeto y honra por su llamamiento e investidura. d. Diversidad y participación: Este valor nos permite coexistir con la variedad de nuestros ministerios formando un solo cuerpo. e. Colaboración y cooperación: Es el valor que nos invita a trabajar juntos apoyándonos, alentándonos y fortaleciéndonos, para alcanzar mejores resultados. f. Autonomía con responsabilidad: Es el valor que nos permite ejercer nuestra mayordomía con rendición voluntaria de cuentas.


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Gobierno Eclesiástico y Corporativo EL CONCILIO de las Asambleas de Dios, desarrolla su labor por medio de un gobierno de tipo integrado con elementos del sistema congregacional, presbiteriano y episcopal. Esta integración le facilita ejercer su gobierno a partir de dos lineamientos: lo eclesiástico y lo corporativo. Lo eclesiástico, es la particularidad que le permite organizarse y estructurarse como una iglesia nacional y no como una entidad civil. Se fundamenta en el principio de autonomía con rendición de cuentas, que incluye normas, principios y modelos de conducta para responder a criterios de corrección y responsabilidad. Lo corporativo, se refiere a la interacción de los entes del Concilio y su régimen de funcionamiento. Para ello, proporciona las directrices de actuación de dichos entes, frente a la comunidad de ministros e iglesias asociadas, avalando las mejores prácticas en materia de la gestión institucional para garantizar su operatividad administrativa y financiera. Lo Corporativo permite que dicha gestión se guíe conjuntamente por la ayuda del Espíritu Santo y la visión trazada para El Concilio, en un marco de planeación y dirección estratégica que delibera, focaliza y prioriza en forma adecuada el accionar de las iglesias y ministros asociados, velando por los intereses comunes, la comunión, la unidad y la autonomía del cuerpo.

Nuestra Oficina Nacional Para facilitar los procesos ministeriales y administrativos, de toda la estructura eclesiástica, EL CONCILIO opera como una agencia de recursos y equipamiento para sus asociados, a través de la Oficina Nacional, dirigida por el Presidente Nacional. Hoy día, para responder de forma pronta y positiva a las exigencias de la Iglesia y los ministros, nos hemos modernizado, enfocando nuestros esfuerzos a partir de la OFICINA NACIONAL, para facilitar los procesos


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ministeriales y administrativos, de toda la estructura eclesiástica. Es por eso que operamos como una agencia de recursos y equipamiento para nuestros asociados.

Funcionalidad de la Oficina Nacional Las funciones de la oficina Nacional se encuentra claramente establecidas en el Reglamento Interno del Concilio, pero ellas se enmarcan en 3 grandes bloques que abren la puerta de su accionar.

La Oficina Nacional Lidera Lidera el desarrollo y avance del Concilio y sus asociados a partir de las políticas nacionales sus directrices y la aplicación del Plan Estratégico Nacional.

Hace Presencia Hace presencia a través de las Pastorales y sus entes, para acompañar a la iglesia asociada en su desarrollo y multiplicación así como también al ministro y su familia, a fin de facilitar su formación, equiparlos para el ejercicio ministerial y empoderarlos para la vida.

La Oficina Nacional Convoca Convoca para buscar a Dios y llenarnos de su Santo Espíritu, para unirnos en torno a un mismo propósito y sumar esfuerzos en la conquista espiritual de nuestro país. Convoca para formar, equipar y facilitar el logro de los objetivos institucionales. Convoca para trabajar unidos como un solo cuerpo.

La Oficina Nacional

Concilio de las Asambleas de Dios de Colombia ORGANIGRAMA GENERAL

ASAMBLEA NACIONAL ENTES ESPECIALES: •Consejo especial de ética. •Comisión de reforma estatutaria. •Comisión de vigilancia doctrinal

Presidente Nacional

Presbiterio Nacional Operatividad

Presbiterio Seccional

Oficina Nacional

Asamblea Distrital

Presbiterio Distrital

Superintendente Distrital

Pastor Presidente

Iglesia Asociada

Pastor Asociado


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