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Los Cantos de Trabajo de Llano - Joropo Académico

2014

LOS CANTOS DE TRABAJO

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DE LLANO

Para la realización de este octavo Joropo Académico se tuvo en cuenta que, en enero de ese mismo año, luego de la elaboración de un Plan Especial de Salvaguardia de Carácter Urgente y una postulación ante el Ministerio de Cultura, finalmente se logró la declaratoria de los Cantos de Trabajo de Llano y su inclusión en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, que requiere medidas urgentes de salvaguardia.

Por tanto, el gobierno del Meta por primera vez abrió el espacio académico en este 46 Torneo Internacional del Joropo, para que vaqueros de oficio —representados en caporales de hato, cabresteros, orejeros, culateros, punteros, chocoteros, caballiceros, ordeñadores y peones de sabana de Casanare, Meta, Vichada y Arauca— pudiesen dar a conocer esta manifestación musical al público asistente del Torneo Internacional del Joropo.

TORNEO INTERNACIONAL DEL JOROPO

De Arauca vinieron los legendarios Luis Vargas y Pedro Julián Sánchez, dos baluartes de los saberes de la Orinoquia colombiana. Desde Casanare estuvieron Víctor Espinel “Gallo Giro” y Hermes Romero; el primero es reconocido en las dos llanuras por sus originales lecos y sus corríos guadalupanos y el segundo es un vaquero conocedor de todos los saberes asociados a los cantos de trabajo de llano, desde su

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De izquierda a derecha, Joaquín Rivera, Francisco Loyola, Pedro Nel Suárez, Víctor Espinel y Pedro Julián Sánchez, participantes de las jornadas de Joropo Académico en 2014..

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gastronomía hasta la fabricación de todo tipo de objetos y herramientas. De Vichada vinieron Basilio Fonseca Guayabo y Joaquín Rivera; el primero, de origen maniceño, haciendo honor a la cuna de la bandola criolla, las tonadas de ordeño y la oralidad propia de aquella tierra y el segundo es uno de los más potentes lecos de cabrestero que conozcan las dos llanuras, ambos residentes vitalicios del municipio de La Primavera, en Vichada. Finalmente, desde el Meta asistieron Manuel “Chicuaco” Torres, el caporal de la serranía sanmartinera, y Aura Adela Silva, la gran ordeñadora de las sabanas del municipio de Cabuyaro en el departamento del Meta.

El objetivo principal fue dar a conocer estos cantos a través de las personas que los interpretan de manera directa, desde sus portadores. Si se busca generar una positiva valoración alrededor de un patrimonio cultural para enseñar a preservarlo, toca darlo a conocer: “lo que no se conoce no se puede querer” es la premisa de la que parte la estrategia Conocer, que es una de las tres estrategias del Plan Especial de Salvaguardia que se elaboró para los Cantos.

TORNEO INTERNACIONAL DEL JOROPO

Cantos, silbos y japeos constituyen entonces unas prácticas inmemoriales de trabajo, las que se describieron y recrearon. Luego, en un taller realizado por el cantante de música llanera Raúl González, el público asistente terminó cantando tonadas de ordeño y lecos de cabrestero. En las ponencias realizadas por Carlos “Cachi” Ortegón,

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Jhon Moreno y Carlos “Cuco” Rojas, se contaron historias de hombres y de reses, se invitó al público a recorrer y conocer caminos, corrales y territorios ligados a la ganadería y a los cantos de trabajo de llano, pero también a reconocer sus botalones, camazas, rejos, sogas, sueltas, cabrestos, aperos, palizadas y el sinnúmero de objetos y herramientas usados en las faenas del llano. Así mismo, fue la oportunidad de repasar los cuentos y cachos que nutren los cantos de trabajo y los lecos de cabrestero, los que a su vez han sido fuente de inspiración del joropo y presunto origen del grito primigenio de los golpes lequiados como el pajarillo, el numerao y el seis.

En la ponencia de la invitada del Ministerio de Cultura, Luisa Sánchez, asesora del Grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial, se trató el tema de la salvaguardia, palabra que hasta hacía poco era desconocida para muchos de los asistentes. Allí surgieron dudas y discusiones y se plantearon caminos a seguir para los cantos de vaquería, una manifestación cultural que es sello de identidad de una parte de Colombia y Venezuela y que desde el 5 de diciembre de 2017 fue declarada como patrimonio cultural de la humanidad por Unesco. No obstante este reconocimiento, se requiere del esfuerzo de todos, llaneros y no llaneros, para mantener esta tradición, que ahora sostienen vaqueros cantadores de ganado mayores de 70 años y que aún no trasmiten ese saber a las nuevas generaciones.

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