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Juan Piña, el sabor de la música colombiana

Por: Juan Guillermo Sanmar n Romero

Es lunes fes vo. Es temprano y hace frío. Por la Avenida La Playa el paisaje es el que suele verse en los puentes fes vos. Uno que otro borracho. Basuras en las calles. Discotecas amanecidas y depor stas preparados para hacer ejercicio. En el Teatro Pablo Tobón Uribe esperé a la persona que me llevaría hasta la casa familiar donde se hospedaba Juan Piña. Una vez allá…

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“ Cuando digo no, es no”. Estas fueron las primeras palabras que escuché de Juan. La noche anterior a ese día había par cipado en una reunión familiar. Era claro que no quería atender citas al día siguiente. “Vienes con un ángel”.

La persona que me llevó –sobrina de Juan- había estado hablando con él, contándole de mi deseo por escribir una nota y conocerlo. Así que tras una labor apoteósica de ese “ángel” para convencer a Juan, accedió a hablar conmigo.

Pero, contra viento y marea, digo, en el caso de Débora, plantó su obra y en ella su trascendencia para nuestra historia del arte nacional. Es a ese reconocimiento del ser y hacer de la mujer en nuestra sociedad a lo que nos atrevemos a invitarlos en este breve escrito, efecto de un proceso de indagación sobre el rol de la mujer en la construcción de la Comuna 13 – San Javier de Medellín.

En el campo del trabajo comunitario, el arte ha servido como herramienta de transformación social cuando sus aportes generan cambios en el pensamiento de las personas. Dadas las condiciones socioculturales de los habitantes de la Comuna 13, el trabajo en el campo del desarrollo ar s co ha surgido desde la marginalidad, donde las necesidades básicas insa sfechas no han detenido el impulso crea vo y la ges ón cultural para que el arte sea una esfera significa va de desarrollo para las comunidades y organizaciones de base.

El arte sirve como medio de expresión del pensamiento y es una excusa para crear espacios organiza vos para el trabajo con la cultura1; desde allí las mujeres u lizan estos medios para desahogar muchas de las contenciones y situaciones que les incomodan, pues su voz generalmente no es escuchada y a través de las diversas manifestaciones ar s cas se pueden hacer muchas denuncias y crí cas a la cultura; también es un medio para el desarrollo de la crea vidad sobre las virtudes y potencialidades de cada individuo, que se plasman desde la esté ca en diferentes trabajos ar s cos (refinamiento de expresiones de denuncia).

Las reflexiones alrededor del papel de la mujer en la Comuna 13 han llegado hace poco, a pesar de que su par cipación ha sido muy notable en todos los espacios de la vida pública de la planeación local del territorio, pero las reflexiones polí cas de toma de conciencia individual acerca de la equidad de género, así como del origen y el fortalecimiento de los procesos organiza vos para mujeres han sido rela vamente recientes, y no se ha logrado consolidar un espacio incluyente con relación a las diversas formas de organizaciones sociales de mujeres y de trabajo con género. Estas manifestaciones se evidencian más claramente en ejercicios de trabajo desde la resistencia y la no violencia que llevan a cabo procesos organiza vos como el Colec vo de Mujeres Caminando por la Verdad y algunas integrantes y simpa zantes de la Inicia va de la Ruta de las Mujeres del Pacífico.

1 La cultura ene un papel importante en la transformación social.

Desde 1945 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) reconoció el papel que juega la cultura en el desarrollo de los pueblos, ya que con estos procesos la gente se fortalece, pues adquiere información, desarrolla la crea vidad, les sirve para levantar su autoes ma y su dignidad frente a algunas situaciones y se convierte en referente de iden ficación; les ayuda a desarrollar el pensamiento crí co aumentando las posibilidades de influencia y par cipación en la sociedad, adquiriendo así el estatus de ciudadano ac vo.

Hay muchos escenarios en el territorio en los que las mujeres desarrollan y promueven la educación ar s ca como forma de hacer frente a las situaciones del contexto: conflicto intrafamiliar y violencia de género, discriminación étnica y racial, marginalidad y pobreza, escazes de recursoseconómicos…

A través del trabajo realizado por estas organizaciones y colec vos de mujeres se han generado vínculos y alianzas de trabajo entre ellas, convir éndose en una red de gestoras culturales que apoya y ayuda a fortalecer el tejido social del territorio, que viene influyendo paula namente en los espacios de toma de decisiones permi endo orientar el desarrollo de la Comuna.

Desde allí se promueve un acercamiento a las diferentes inicia vas [sociales] con puntos de encuentro e intercambios ar s cos y culturales, que dan pie a trabajos asocia vos con mayores alcances, es mulando de esta manera la par cipación ciudadana. Todas estas prác cas de cooperación y trabajo mancomunado entre los miembros de estos espacios organiza vos, son escuelas de formación en principios y valores que impactan posi vamente el trabajo social y comunitario, ya que se tejen expreriencas interesantes de formación humana y técnica, se construyen propuestas colec vas, se discuten problemá cas e ideas y se reflexiona sobre situaciones sociales apremiantes para la comunidad y, por demás, se manifiesta la solidaridad en ac vidades culturales conjuntas como el Carnaval de la 13, el Fes val del Porro, la Feria de la An oqueñidad, la Fiesta por la Vida, entre otras.

Es importante conocer cómo se han dado los aportes de la mujer en la esfera cultural de la Comuna. Par endo de su par cular visión del mundo, se debe tener presente que, a un buen

Por. Ernesto León Wilches Betancourt

Abstrac

Equiparar la visibilidad de las mujeres en el arte, con las prácticas culturales y expresiones artísticas en la Comuna 13. El autor nos lleva por los caminos del empoderamiento y relevancia de lo femenino en las cotidianidades de un territorio que ha sido rescatado de una violencia desde estas prácticas.

Temeraria la pregunta de la historiadora del arte norteamericana. Sobre todo porque lleva a indagar por las simientes de una cultura machista como la occidental que, por ejemplo, obligó a Aman ne-AuroreLucile Dupin a adoptar el nombre masculino de George Sand para facilitar su acceso a los círculos intelectuales del París de principios del siglo XIX y así publicar sus libros. De Clara Schumann –alemana ella y esposa del compositor Robert Schumann-, sabemos que aunque reconocida como compositora y concer sta por los círculos de su época, prefirió volcarse al cuidado de sus ocho hijos y de su esposo. En su diario dejó escrito: Alguna vez creí que tenía talento crea vo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?

En nuestra historia en par cular, en relación con el arte, es paté co el caso de Débora Arango que, contra viento y marea y dentro de un ambiente de sacros como Pedro Nel Gómez y el joven Fernando Botero, enfila lectura de una época de especial coyuntura polí co social de nuestro país. El hecho de ser mujer le cerró espacios –museos, galerías…- y le generó cierta animadversión con una crí ca de arte que, tras los estertores de Laureano Gómez, se alimentaba de fuentes esté cas provenientes de la España falangista y de la Alemania nacionalsocialista.

“Si pudiera volver a nacer, sería músico, usaría pantalón corto, pelo rebelde, bigote agraciado, sería un estupendo cantante, un paupérrimo bailador y amaría infinitamente el folclor colombiano”, dice.

Juguetes, instrumentos de música

“ Somos músicos porque mi abuelo Francisco Piña le enseñó a mi padre Juan de la Cruz; mi padre le enseñó a sus hijos, los hijos enseñarán a sus hijos y estos a los suyos”.

Juan de la Cruz Piña hijo nació en el municipio de San Marcos, Sucre en el año de 1951. Juan estudió hasta segundo de primaria. Al ser uno de los hijos mayores de los 21 Piña, su labor comprendía en trabajar para darles educación a los hermanos menores. Su crianza estuvo rodeada de escasos recursos económicos y por la música. Esta úl ma en la familia Piña Valderrama, era una opción. La falta de dinero no les permi a comprar juguetes. La diversión eran los instrumentos: el bombo, el redoblante, la guitarra, los pla llos y otros instrumentos del aire sabanero, el porro.

Juan de la Cruz Piña padre, les ensañaba a tocar a sus hijos varios instrumentos musicales. El viejo dominaba a la perfección los vientos: clarinete, trompeta, bombardino. Juan, nunca quiso ser músico, dice él, porque no le gustaba pasar las “lidias” de cargar instrumentos y las marcas que dejaban las embocaduras de los aerófonos. Excusa, que le sirvió para formarse en el canto. Sin embargo, le tocaba cargar la trompeta de su padre.

No solía jugar en las polvaredas, arenales y árboles que dan sombra a la iglesia en la plaza pública de su erra natal. Prefirió los aplausos, la música; cargar la trompeta y acompañar, junto con sus hermanos, a su padre en las presentaciones. Conocer a grandes ar stas y agrupaciones como Celia Cruz, la Orquesta Billos Caracas Boys y ser algún día reconocido como “alguien en la música”, eran las metas del niño Juan. Escuchar la radio; tomar el nto en la plaza; acompañar a su padre. Así eran los días de Juan Piña a sus 10 años en San Marcos. “Nunca me decidí por la música, nací junto a ella”.

Juan, Carlos, Alfonso, Wálter, Elvira –ahora cantante de música católica- y otros hermanos más conformaron la orquesta del padre de Juan, llamada Juan Piña y sus Muchachos. La primera presentación de Juan Piña hijo con la orquesta, fue en el Teatro Carmencita de Montería, Córdoba. El niño Juan de 11 años estaba nervioso, sus piernas temblaban y la voz se le quebraba al ver la mul tud en el teatro que “no le cabía una alma más”, en espera, del “show de los hermanos Piña Jr”. Los Piña, con sus pantalones cortos, que usaban los niños entre los 10 y 15 años en esa época, dieron un espectáculo: interpretaron porros, cumbias y merecumbés. Música, que dice Juan “ya no se interpreta, no se interpreta la verdadera iden dad de Colombia”.

Un año después de la presentación en el Teatro Carmencita, 1962, Juan y sus hermanos grabaron su primera canción. En ese empo, las grabaciones eran en bloque –todos los instrumentos a la vez-, así que cualquier error, implicaba volver al comienzo.

Rescatando la Cultura y el Folclor de Colombia

Empieza el legado

Cuando Juan de la Cruz Piña padre muere, Juan tenía 15 años. Tras este percance, Juan decide seguir con el legado del padre. Tras abandonar su pueblo natal, integró una de las más grandes orquestas de música colombiana. A sus 16 años en los 60´s, llegó a la Orquesta de Los Hermanos Martelo, con éxitos como Macondo y La Buena; además, famosa por sus versiones de canciones como La Piragua y Tres Perlas. La voz de Juan compar ó escenario con Hernando Barbosa, María Elena y Edwin Betancourt, interpretando canciones como De Trago en Trago, Noche Costeña y Men ras

En época decembrina del año 1968, Juan Piña viajaba a New York –con permiso de su madre al ser menor de edad-, a presentaciones con la Orquesta de Los Hermanos Martelo. Como buen pueblerino, los principales recuerdos de Norteamérica fueron el frío y las di ciles comunicaciones al no saber el idioma inglés.

En la orquesta, recibía las prestaciones legales de un trabajo formal: seguro, pago periódico, primas, cesan as y salud. Aquí es cuando empieza a visionar su gran carrera musical. Prac ca y entrena esforzadamente su voz; piensa siempre en el “bailador”, llegan las mujeres, parrandas y las escaramuzas, ac vidades que se ma zan por el amor de Juan a su familia y una fe inquebrantable en Dios. Estuvo siete años con Los Hermanos Martelo. A sus 24 años abandonó la orquesta y empezó realmente su carrera musical.

Los Piña: La Revelación

En la Orquesta de Los Hermanos Martelo dejó un legado musical. Juan entonces se encuentra con su hermano, el talentoso Carlos Piña. Es el símbolo más vívido del legado musical de Juan de la Cruz Piña. Su clarinete entona las notas más agudas y alegres de su vida, así como las más graves y cabizbajas. Carlos, además es un gran depor sta. En la actualidad Juan y Carlos son dos paralelos opuestos en sus sicos: uno es más trozo, el otro más flaco. Los hermanos Juan y Carlos, conformaron durante 12 años la Orquesta La Revelación, interpretando éxitos como “El Machín” y “Emigrante La no”.

Juan Piña no sólo alternó junto a grandes orquestas e intérpretes. Cantó para proyectos musicales que marcaron la tradición musical de Colombia como La Colombian All Stars (Las Estrellas de Colombia). Esta orquesta, que ponía a “temblar” a los puertorriqueños y cubanos, tenía como base a la orquesta Fruko y sus Tesos” –conformada por músicos de diversos lugares de Colombia, temerarios a la hora de tocar una música entonces escuchada, pero no tocada en Colombia: la salsa-.

El proyecto Colombian All Stars, reunió a los más destacados ar stas colombianos de la época, entre ellos Wilson “Saoko” Manyoma; José, El Joe Arroyo; Jairo Licazale; Piper Pimienta Díaz; Juan Piña; entre otros ar stas más. El maestro Julio Ernesto Estrada Fruko –seudónimo puesto por el maestro Lisandro Mesa en el empo en que Fruko tocaba a sus 16 años para Los Corraleros de Majagual-, amablemente me compar ó sus palabras e historias de música. La orquesta Los Tesos, instauró éxitos como El Preso, Al Son del Tren y El Ausente. El maestro Fruko recibió un regalo muy especial de su madre, una flauta de metal comprada al maestro Crescencio Salcedo en Junín con La Playa. Fruko comenzó su carrera desde entonces llevando discos a Guayaquil, cuando era el u lero de las cabinas de la disquera Metrópolis y posteriormente Discos Fuentes.

“Agárrense la pollera mujeres”, dice Juan en la canción Baila Simón. Al igual que la música, las mujeres han sido una constante en la vida de Juan Piña. No es de extrañar que un hombre exitoso y reconocido por un talento específico, atraiga con facilidad a las damas. Tampoco es de extrañar que los sen dos del baile de la cumbia caribeña y otros ritmos autóctonos, tengan como centro un acto de fecundidad –en el cual el hombre le coquetea a la mujer, y esta a su vez, se le escapa y arrima su lmente con un gesto picarón-. La dualidad amor y licor, convergen en los amores y desamores de los ar stas. Y es que como dice Juan en otra de sus letras, un cantante “para los hombres es un hombre, para las hembras es un macho…” Aunque letras de algunas canciones se expresen a favor de sus gustos y cualidades en el amor, también hay otras que connotan los desamores, pesares y desdenes de Juan Piña. En su disco Te Perdí, exclama vociferante

A con nuación, relaciono los nombres de las canciones de compositoras interpretadas por la dama que más grabó con la Sonora Matancera, Celia Cruz:

Nombre CompositoraTituloNombre InterpreteRitmo

Oneida AndradeAsí quiero morir

Mambo Chachacha

Celia CruzComadreGuaracha Conga

Eridania ManceboLa marenguitaMerenguito

Lourdes LópezLamento de amorSon Montuno

Mercedes PedrosoMelao de cañaGuajira Mambo

Isabel ValdesMi sonsitoSon

Irma MurilloPalmeras tropicalesBolero Mambo

Celia Cruz

July MendozaPara tu altarPregón

Úrsula GonzálezQué voy hacerGuaracha

Oneida AndradeEl rey de los cielosRezo Lamento

July MendozaSaludo a EleguaAfro

Elsa AnguloSilencioOmelenko

Eridania ManceboSueños de lunaLamento

Florencia SantanaTatalibabaGuaracha

De lo anterior es bueno resaltar que:

Las únicas voces femeninas que grabaron temas de su propia inspiración con la Sonora Matancera fueron Myrta Silva (“Qué corto es el amor”, Son Montuno) y Celia Cruz (Comadre”, Guaracha Conga).

Referencias Bibliográficas

• Alvarez, J. C. Periódico El Diario, Pereira, Sección Punto Final. 18/06/2017 (s.f.). www.eldiario.com.co. Recuperado el 25 de sep embre de 2017, de h p://www.eldiario.com.co/seccion/ PUNTO+FINAL/juan-carlos-lvarez-mi-nombre-es-caribe-soy1706. html.

• Globedia (s.f.) www.ve.globedia.com sección no cias. Febrero 9 de 2015. Recuperado el 26 de sep embre de 2017. En: h p:// ve.globedia.com/imagenes/noticias/2015/2/9/historia-sonoramatancera_2_2212678.jpg

• Music Bazaar (s.f.) www.music-bazaar.com, sección album-images. Recuperado el 26 de sep embre de 2017. En: h ps://www.musicbazaar.com/album-images/vol30/1072/1072831/2937843-big/ Myrta-Silva-Con-La-Sonora-Matancera-cover.jpg

Vigésimo Cuarto long play de La Sonora Matancera - 1958. Foto: www.cdandlp.com

Juan Carlos Álvarez Echeverri: Ingeniero Civil, Especialista en Ges ón Ambiental. Coleccionista y melómano pereirano, especialista en la Sonora Matancera, pertenece al ‘club de melómanos “Amigos de la 24”. Programas radiales: CUERDA Y SENTIMIENTO, se emite por UNIVERSITARIA ESTEREO emisora de la Universidad Tecnológica de Pereira. DISCOTECA TROPICAL se emite en LA EMISORA CULTURAL DE PEREIRA y TROPICALISIMOS DE COLOMBIA se emite por CALDAS ESTEREO emisora de la Gobernación de Caldas

Rescatando la Cultura y el Folclor de Colombia

No se ene conocimiento de damas que hayan aportado tres temas a la compilación musical y de letras del conjunto cubano, pero si hay mujeres compositoras que aportaron cuatro canciones al repertorio grabado por la Sonora Matancera, esto se puede apreciar a con nuación:

Nombre CompositoraTituloNombre InterpreteRitmo

Así quiero morirCelia CruzMambo Chachacha

El rey de los cielosCelia CruzRezo Lamento

Oneida Andrade

¿Por qué palpitas corazón?Celio GonzálezBolero

Quimera fugazCelio GonzálezBolero

La merenguitaCelia CruzMerenguito

Sueños de lunaCelia CruzLamento

“Barranquilla tu sabes quién es”. Los amores eran a escondidas. Las siete hijas de Juan son con diferentes mujeres. “Cuando era chico, en San Marcos tuve tres novias al mismo empo”, dice socarronamente.

El lugar de las mujeres

Eridania Mancebo

Me enseñaste a quererteCarlos Argen no TorresGuaracha

ClaroAlberto Pérez SierraGuaracha

El cupoCarlos Argen no TorresBolenque

El sabrosoCarlos Argen no TorresGuaracha

Esperanza Suárez

El rey del amorCelio GonzálezGuaracha

Me pongo contentoCelio GonzálezGuaracha

De acuerdo a lo anterior, podemos reseñar que el número de féminas que aportaron temas a la compilación grabada por la Sonora Matancera fue de 25, donde se destacan:

Oneida Andrade, Eridania Mancebo y Esperanza Suárez, quienes fueron las compositoras con el mayor número de grabaciones en el repertorio grabado por la Sonora Matancera, cada una con 4 canciones.

De otro lado, específicamente reseñando voces en La Sonora Matancera, a con nuación detallo los tulos de los dos hombres que más grabaron temas de compositoras mujeres: Carlos Argen no Torres y Celio González:

Nombre CompositoraTituloNombre InterpreteRitmo

Irma MurilloCuar to 22

Bolero

Esperanza SuárezEl cupoBolenque

Esperanza SuárezEl sabrosoGuaracha y tomar de “La Rama de Tamarindo”. Compar r sonrisas y si acaso, algo de traguito. Estas son las par cularidades de una familia que acompaña a sus músicos –ganadores en diversas ocasiones del Congo de Oro, además del La n Grammy en el 2012-. La familia Piña, cada vez que hay par do (presentaciones musicales), se ponen las camisetas con sus nombres como si fueran futbolistas.

Emilia Piña y Bernarda “Berta” Piña –quienes aún viven con más de 90 años de edad-, son dos mujeres que desde sus vidas enmarcaron la iden dad completa de la familia Piña. A parte de que son las integrantes más an guas en tener consigo el apellido de la música colombiana, son dos mujeres que han criado a sus familias en la oración y en la alegría de la música. Emilia –residente en Medellín-, ves da siempre de blanco, llevó a la familia la oración y la espiritualidad. “Berta” de 104 años –residente en San Marcos-, ves da siempre de polleras coloridas y con su sonrisa de niña, llevó a la familia la alegría y el holgorio de la iden dad colombiana. Juan recuerda entre risas y brillo en los ojos, que “mientras Emilia nos cantaba villancicos, Berta nos cantaba canciones de Celina González, Yo soy el punto cubano.” Así es de divergente, pero a la misma vez tan propia, la familia Piña.

“Me duele mucho que mi papá no haya disfrutado de la herencia que nos dejó de la música, a Dios y mi madre le debo lo que soy”. La pérdida temprana del padre y posteriormente la muerte de su madre, Blanca Rosa Valderrama, son los dolores más acerbos en la vida de Juan de la Cruz Piña Valderrama. Dice que en la vida siempre se copia “lo bueno, lo malo y lo feo, lo que no es del todo malo pero no está bien”. Verse en el espejo, poner los principios, enseñanzas y a Dios por encima de lo malo, es la llave que le ha permi do abrir las puertas de una vida llena de alegría. “Soy amigo de grandes personalidades de Colombia, aun así, también soy amigo de cualquier pordiosero, vale es el corazón, le doy mi mano”.

“Me acosté a las cinco de la mañana. Estaba en Neiva, Huila. Me acosté después de una presentación toda la noche. El hotel quedaba en la plaza. Me acuesto. Una hora más tarde, oigo unos ruidos. ‘piña, piña… toc-toc-toc, piña’. Suena la puerta. Me levanto furioso. Abro la puerta. Frente a ella, un carretero vendiendo piñas. Pensé que me llamabas”, suelta una carcajada.

Carlos Argen no Torres

Josefina GrandaLa buenaventuraGuaracha

Eridania ManceboMe enseñaste a quererteGuaracha

Delia AriasPico chicoGuaracha

Graciela DanieliYa no es blueChacha Blue

Odila MorenoBaja venganza

Bolero

Esperanza SuárezEl rey del amorGuaracha

Ponerse la camiseta que dice Familia Piña. Asis r a las presentaciones; acompañar a los “ os –Juan y Carlos-”. Bailar en las reuniones como “Baila Simón”. Cantar. Contar las anécdotas de los conciertos y los “dichos de mi abuelo”. Comer

Juan Piña, el sabor de la música colombiana, seguirá llevando más sabor para el país del realismo mágico y las realidades azuzadas. Sabor para el país de los hombres que sueñan y las vidas que se lamentan. Es el sabor de la

La

Celio González

Esperanza SuárezMe pongo contentoGuaracha

Oneida Andrade¿Por qué palpitas corazón?Bolero

Oneida AndradeQuimera fugazBolero

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