Modo criminal por Emilio Merchán

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Documento de debate: EL MODO CRIMINAL. Por: Emilio Merchán. Investigador social y popular. Es una aplicación social de consumo, de post guerra, de la segunda guerra mundial específica mente; es la adopción de manera sistematizada de la enseñanza nazi, disfrazado con un discurso democrático y liberador, propio de la ética protestante del capitalismo, Max Weber (1904) 1., para mantener un mercado de la muerte y el exterminio durante todo el periodo conocido como “guerra fría”, se construyeron mercados orientados desde la pedagogía del exterminio, como lo denomina Manteggazza (2006)2., que permea nuestra realidad social contemporánea. Es aquella forma que permite y garantiza acciones violentas, delictivas y criminales, especialmente en niños y jóvenes. Funciona como un juego virtual. Se construye el sujeto social como un antihéroe, con atributos especiales para violentar, desnaturalizar, cosificar y deshumanizar al otro/otra, y así justificar e infringir todo tipo de prácticas violentas que se muestran a diario en periódicos y noticias como casos aislados. En realidad es un sistema reproductivo, que se basa en la lucha por atender a modelos prediseñados e impuestos por una economía de mercado, que ha borrado el comportamiento humano pro social. Expresiones de violencia entre niños y jóvenes, como ataques con ácido, homicidio juvenil, peleas escolares, consumo de drogas, secuestro a pares, drogar en contra de la voluntad a la otra persona, extorsiones económicas y sexuales, violaciones, riñas callejeras con pares, venganzas, golpizas, conspiraciones, linchamientos, actos delictivos y criminales. Este es el modo criminal en que estamos desde hace mucho tiempo la sociedad colombiana. Algunos canales por donde se filtra el modo criminal son: -

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El lenguaje. Se ha llegado a una destrucción de fronteras socio económicas en el uso del lenguaje criminal, se ha popularizado y hacer de práctica común del lenguaje “canero” o de código restringido del parche, del combo, de la pandilla. El uso del lenguaje criminal ha hecho que se naturalice la violencia verbal, la aceptación y adaptación de expresiones de contextos criminales como es el caso del uso e intención de las expresiones “gonorrea”, “pirobo”, “lámpara”; no solo son expresiones que se repiten mecánicamente, si no que por el contrario tienen una construcción y una intención para el uso del vocablo, que de todas maneras da un posicionamiento de “maldadoso” a quien lo utiliza. 1.

Max Weber, La ética protestante y el “espíritu” del capitalismo. Alianza editorial. Madrid 2012 .

2.

Mantegazza Raffaele. El olor del humo, Auschwitz y la pedagogía del extermino. Anthropos Editorial. Barcelona 2006.

El sistema de creencias y costumbres. La cultura del atajo, el éxito a toda costa, el ser “abeja”, tramposo, mentiroso, timador, prestarse para toda vuelta, sea buena o mala; la relajación del espíritu, la naturalización de la violencia como forma válida de promoción socio cultural, es decir, descubrir que


el modo criminal puede promocionar y garantizar un prestigio, poder y liderazgo desde el crimen y la violencia. -

El sentido común y/o conocimiento popular: nuestros niños y jóvenes son víctimas y victimarios, violentos y violentados. Sin embargo en el pensamiento común, en la creencia común, está instalado el mecanismo de la corrección, el castigo, el escarnio, la marginalización, la reclusión, la exclusión; por eso la doble moral social hace que se acepten y convivan sin ningún tipo de transgresión, el modo criminal y el modo sacramental o religioso, que antepone la conmiseración, la aceptación, la predestinación y el pecado; como un imperativo moral de fe en la vida social, como algo inamovible, intransformable. “Complejo de desesperanza aprendida”, como un “estado de pérdida de la motivación, de la esperanza de alcanzar los sueños, una renuncia a toda posibilidad de que las cosas salgan bien, se resuelvan o mejoren”. http://www.gestiopolis.com/.

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La imagen y el imaginario. Se la debemos al cine, las redes virtuales, la t.v., los juegos electrónicos, la radio, la publicidad, el consumo, la crianza, el currículo del extermino y la imagen e imaginario de una postura apocalíptica de la sociedad, que necesita de un héroe que lo salve del mal, este ha sido el mito fundacional del imaginario social del subdesarrollo cultural; no es una imagen construida desde la interacción social, el ejemplo social, el modelo diferencial y autónomo; desde el ejercicio de una ciudadanía memorial con pensamiento crítico, si no que es una realidad social artificiosa, prediseñada, totalitaria, imitada e impuesta por una intención de mercado y consumo; que es al final el elemento que garantiza que se mantenga el modelo. Se necesita un mercado de consumidores de la violencia, de ahí se desprenden mercados tan rentables del modo criminal como son: El narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de personas, sicariato, secuestros, voleteo, extorciones, desapariciones, masacres, expropiaciones, desplazamientos, pobreza y miseria, la corrupción política y el poder criminal.

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Crisis y fraccionamiento del sistema socializador, de la familia, la escuela y la sociedad. Ninguna de estas tres instancias puede contener el modo criminal, por el contrario los escenarios de violencia, delito y crimen son precisamente la familia, la escuela y la sociedad.

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Fraccionamiento misional de la problemática social. La “hiper especialización” de entes administrativos (instituciones), de prácticas funcionales estructuralistas, que aplican modelos de intervención obviando los aspectos estructurales del conflicto social. Aplicadores de modelos asistencialistas enfocados desde las doctrinas económicas de costo /beneficio, oferta/ demanda, es decir administrando los problemas sociales desde la perspectiva institucional, justificar la problemática social, para perpetuar el accionar institucional asistencialista.

Si vamos a hablar de una práctica social del pos acuerdo, del conflicto armado en Colombia, de la reparación, al menos se debería cumplir con ciertas condiciones, que obliguen salir del modo criminal de consumo a la sociedad colombiana. -

El imperativo ético de no repetición de experiencias, acciones y prácticas sociales del extermino y abolición del otro/ otra para justificar un poder o posicionamiento social, de tipo individualista, egoísta


y de consumo. Abolición de esa búsqueda de una sobrevivencia virtual, fantasiosa, basada en el sentido de éxito y desarrollo desde el paradigma capitalista. -

Imperativo ético de nunca jamás permitir desapariciones, homicidios, torturas, masacres, secuestros, desplazamientos, ataques a la población civil, maltrato y violencia contra la mujer, los niños y niñas, garantizar el derecho a la vida.

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Imperativo ético de denunciar, desenmascarar, no ser cómplices de la corrupción política, ya que esta práctica garantiza y perpetúa micro poderes, privilegios, excesos, feudos, esclavitud de todo tipo, económica, sexual, laboral, etc. Para salir del modo criminal en que estamos, debemos desistir en ser cómplices y alcahuetas de acciones sectarias, discriminatorias y marginadoras soco económicamente.

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Ejecución de un plan de nuevas prácticas ciudadanas, luego de dar por terminada la confrontación armada, basada en la cultura de la inclusión, la participación, el diálogo, la reparación, el perdón, la reconciliación y las reglas sociales de convivencia construidas desde procesos de dialogo en la familia, en la escuela y en la sociedad. Desaplicación progresiva y sistemática del modo criminal.

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La educación pre escolar y la atención a la etapa de primera infancia, es tal vez, el único camino posible para detener el modo criminal, ya que es la etapa de crecimiento y desarrollo donde se puede prevenir, mitigar, palear el modo criminal en todos sus aspectos.

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El enfoque re socializador e incluyente en el sistema carcelario y penitenciario, debe garantizar la NO reproducción, enseñanza y aprendizaje del modo criminal; mediante programas que verdaderamente atiendan integralmente a los implicados, garantizando condiciones de reclusión, garantías en la aplicación de los códigos y leyes; ofreciendo canales de salida del modo criminal, a partir de la productividad, sostenibilidad y proyección de vida digna para el interno/ interna y su familia, dado que el modo criminal, supera lo intramural y se instala fácilmente en otros escenarios sociales como son la familia, el barrio, el parche, el combo, la pandilla, la barra, etc.

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La productividad y sostenimiento de proyectos de vida que prescindan de la violencia, el crimen y el delito como fuentes de riqueza, prestigio y dinero. La economía de la preservación, la economía solidaria, las nuevas prácticas económicas globales de descontaminación, recuperación del medio ambiente y del medio social, la organización de la base social desde la primera infancia hasta los adultos mayores,

Para ello se necesita concertar entre la familia, la escuela y la sociedad, un repertorio de acciones pro sociales para las nuevas ciudadanías. Repertorio de acciones que afecten positivamente la membrana afectiva del niño, de la niña, del joven. Los adultos les debemos unas acciones de reparación y ofrecer disculpas a los niños, niñas y jóvenes contemporáneos, por haberles usurpado su dignidad por culpa de nuestra indiferencia y alcahuetería con las prácticas segregadoras consumistas.


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