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COSAS 369 ANIVERSARIO 25 AÑOS
TRUMP, BIDEN Y EL CORONAVIRUS
ES COMPLICADO
La carrera a su
reelección de pronto se hizo mucho mas difícil para Donald Trump, que en cuestión de semanas se vio enfrentado a la pandemia del coronavirus, su maligno efecto en los mercados financieros y, finalmente, la aparente unión del partido Demócrata alrededor de un solo candidato: el ex vicepresidente
Joe Biden.
El presidente reaccionó como de costumbre, lanzando una serie de tweets donde aplaudió la gestión de su propio gobierno frente a la creciente amenaza del virus y anunció que donaría un cheque de 100 mil dólares –su sueldo trimestral como presidente- a los esfuerzos para combatirlo; promovió a sus correligionarios y fervientes partidarios
en los medios; e insultó a sus adversarios políticos, especialmente al ex candidato y archirrival, el multimillonario Michael Bloomberg, al que se refirió como “mini-mike” en alusión a su estatura.
El coronavirus no es solo un dolor de cabeza para la Casa Blanca, sino para todo el planeta. Y aún más, se ha convertido en la amenaza real más grande de los últimos
tiempos porque, más allá de sistemas económicos y gobiernos, ha puesto en riesgo la vida de la población mundial. Al cierre de esta edición, se habían detectado más de 350 mil casos en el mundo entero. En Estados Unidos, donde el vicepresidente Mike Pence fue nombrado como líder de la operación de emergencia preventiva, hasta la fecha -cierre de nuestra
El panorama electoral para la Casa Blanca se ha visto complicado por la propagación del coronavirus, con estatus de pandemia, su efecto en la economía internacional y la súbita aparición de Joe Biden como fuerte un rival demócrata.
Por: Manuel Santelices. Fotos: Getty Images
edición- existen más más de 35 mil casos confirmados, lo que ha significado al menos 460 muertes. El aislamiento de las personas parece ser el único mecanismo efectivo para frenar la pandemia, pero a medida que pasan los días suben las cifras y las estadísticas son preocupantes.
Aunque existen rumores de que Israel está cerca de desarrollar una vacuna y el propio Trump señaló que el
problema probablemente estaría solucionado en unos meses, científicos alrededor del mundo han sugerido que no habrá una cura en al menos un año. Los frascos de limpiamanos líquidos se agotaron en las grandes ciudades (de Nueva York hasta Florencia y Tokio), pero también en las pequeñas de América y el mundo. Mientras que en Australia, que apenas se recupera de los monstruosos
incendios de este pasado verano, los supermercados quedaron despojados de botellas de agua, comida enlatada y papel higiénico en medio de la histeria desatada por la pandemia.
¿Otra víctima del virus? Wall Street, que detuvo una espectacular caída de casi una semana de duración solo gracias a la acción del Banco Federal de Estados Unidos, que bajó la tasa de interés en
medio punto de porcentaje como una medida de emergencia frente a la crisis. CNN informó al día siguiente que quizás esto no sería suficiente, y que el interés disminuiría a un 0 por ciento si las cosas seguían como iban.
Para Trump la inestabilidad del mercado acarrea enormes peligros. Su presidencia está fuertemente ligada a la performance de la economía norteamericana,
la que hasta hace poco parecía imparable, invencible y espectacular. Ahora todo se siente distinto, y a solo unos meses de la elección.
Así las cosas, una puerta de esperanza se ha abierto para los Demócratas y el primero en cruzarla fue Joe Biden. El ex vicepresidente tuvo un inesperado y resonante triunfo en el pasado “Super tuesday”, ganando los representantes electorales de un puñado de estados del sur, el apoyo decisivo de la comunidad afroamericana y de ex candidatos como Pete Buttigieg y Amy Klobuchar, y levantándose por sobre Bernie Sanders, su principal adversario, por primera vez en largo tiempo.
En cierto modo Biden es para Trump el rival más peligroso. Aunque Sanders cuenta con la simpatía del electorado joven y posee un
discurso más radical y potente, su auto proclamación como “demócrata socialista” asusta a muchos de sus correligionarios, que temen que la palabra socialismo provoque rechazo en los sectores conservadores. Biden, en cambio, es un moderado, una figura importante y venerada del establishment liberal de Washington en las últimas cuatro décadas. Su talón de Aquiles es su falta de energía- Trump lo llama “sleepy Joe”-, que preocupa a quienes lo imaginan debatiendo a ese bulldozer que es el actual presidente. Pero su campaña lo defiende presentándolo como la antítesis de Trump: un hombre con un compás moral impecable, decente, cariñoso, respetuoso y que busca más la unión que la división.
Solo queda esperar a ver si es eso lo que busca el electorado de Estados Unidos.c