6 minute read
Noticias MERCOSUR
Advertisement
El barrio de La Chacarita, una zona marginal próxima al centro histórico de Asunción, protagonizó la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU), que en esta edición, se ha enfocado en recuperar espacios de ese vecindario para integrar a su población. La BIAU de Asunción contempló trece proyectos en espacios públicos y privados para “mejorar la vida en el barrio”, comentó una de las curadoras del evento, Ana Román. “Para decidir qué proyectos se iban a poner en marcha, se hizo una serie de reuniones con vecinos de la Chacarita en las que ellos fueron comentando cuáles eran sus necesidades, sus problemas, qué les vendría bien para mejorar su día a día... y partiendo de eso se empezaron a desarrollar 13 proyectos”, explicó Román. La participación de los habitantes de la Chacarita no se limitó a decidir qué espacios querían, sino que en este tiempo han trabajado junto con los arquitectos para desarrollar las obras y así sentirlo “lógicamente suyo”. El espíritu de esta Bienal, que también ofreció conferencias, debates y exposiciones, pretende consolidarse a través de estas obras y perdurar en el tiempo. Una de las intervenciones de esta Bienal fue la Casa de Paraguay, que convertirá una vivienda en ruinas en un centro cultural para los vecinos, para que la cultura no quede en el último lugar en este barrio olvidado. La obra depende del arquitecto paraguayo Lucas Fúster, para quien esta transformación adquiere también tintes de rebeldía en un momento en el que, a su juicio, en el país “se está privatizando todo”, como dijo mientras mostraba su idea. Su proyecto arrancó casi sin fondos y con donaciones de materiales que obligaron a ir “reconfigurando” el plano a medida que los iban recibiendo. Además, contó con la ayuda de estudiantes de arquitectura y con la mano de obra de la Escuela Taller de Asunción, ya que carecía de recursos “para contratar a una empresa o profesionales”. La BIAU se extendió hasta el 11 de octubre con debates, conferencias y proyecciones de películas con las que se invitó a reflexionar sobre los problemas demográficos, problemas de desafíos medioambientales y los problemas sociales desde la arquitectura, como puntualizó el coordinador, José Cubilla.
Así lo manifestó el otro curador, Arturo Franco, para quien la BIAU es una bienal “de hechos construidos, de plantear soluciones” y no de “ideas y planteamientos filosóficos”. Franco recalcó que, más allá de celebrar la arquitectura, con esta edición trataron de “ayudar a Asunción” y, en concreto, a un barrio como La Chacarita, afectado cada año por las crecidas del río Paraguay y afectado por la marginalidad y los problemas sociales. “Existe una fractura real, social entre esta zona baja de la Chacarita y la Estación (de ferrocarril), que es donde se celebra la otra parte de la Bienal, porque esto es un barrio desestructurado, informal, con bastantes carencias”, apuntó durante un recorrido por los proyectos en este barrio. La Bienal premió además a proyectos en diversas categorías, entre ellos el de obras de edificación en Iberoamérica. Cerca de un millar de proyectos se presentaron en esa categoría, una muestra de la arquitectura que se hace en los 22 países de Iberoamérica del que solo resultaron finalistas 32 de las propuestas. Entre las mismas predominan los espacios colectivos, como centros culturales, docentes o recreativos, con finalistas de Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay o España.
UN HOTEL DE MADERA EN URUGUAY BUSCA SER EJEMPLO EN SUDAMÉRICA
Posada José Ignació es considerado el primer hotel de madera en su tipo en Sudamérica.
La madera, elemento esencial de construcción en países del norte de Europa, empieza a considerarse para ese uso en Uruguay a partir de la reducción de costos, que convierte la inversión en el sector forestal en una apuesta segura, y sobre todo por su beneficio en impacto ambiental.
Eso es lo que explica en entrevista, en José Ignacio (ciudad costera del este de Uruguay), Matías Abergo, director ejecutivo de Enkel Group, empresa encargada de la construcción de un hotel de tres pisos de madera -Posada José Ignació- considerado el primer edificio de estas características en Sudamérica.
Los materiales empleados, explica Abergo, son CLT (madera contralaminada) y glulam (madera laminada encolada), cuya idea surgió en la búsqueda de un sistema constructivo que “resolvía una serie de inconvenientes: velocidad de construcción, costos y aporte del impacto ambiental”.
Y Abergo justifica de una manera muy gráfica el beneficio medioambiental que supone una construcción de estas características: “Este edificio en particular tiene 500 metros cúbicos de madera y capturó 540 toneladas de CO2 (dióxido de carbono). ¿Qué significa eso? Que sacamos del parque automotriz 122 vehículos manejándose durante un año”.
Material sustentable El establecimiento se encuentra en un complejo erigido junto a otros edificios de madera, que hacen función de hostal y de bungalows, en la Posada José Ignacio (a unos 140 kilómetros de Montevideo, 30 desde la turística Punta del Este).
“Es un desarrollo que ha ido muy de la mano con los problemas de impacto ambiental que tenemos hoy porque la madera es un producto sustentable, es un producto que utiliza para su crecimiento energías renovables”, asegura el experto. Una de esas oportunidades, según Abergo, es que al tratarse de un producto sustentable utiliza para su crecimiento energías renovables, garantizando la captación de dióxido de carbono. Este estudio iniciará, aproximadamente en un mes y medio, la construcción de un casino en Piriápolis (a 40 kilómetros de Punta del Este), que será el primer recinto de juego de Latinoamérica de estas características que va a construirse con madera contralaminada.
El experto afirma que el impacto de la construcción es el 47% de las emisiones de CO2. “Entonces, realmente si nosotros utilizamos este tipo de sistemas constructivos permite realmente impactar seriamente en el cuidado del medioambiente”, asiente Abergo.
Ahorro de 20% a 30% contra la construcción tradicional La construcción es un sistema de paneles macizos de madera procedentes de Italia y de Brasil desarrollados en 2,000 metros cuadrados durante un período de seis meses y medio. “Teníamos que hacer la obra en un proceso de tiempo muy corto y con muy buenas terminaciones y, por supuesto, ser competitivos en precio”, comenta Abergo.
Enkel Group construyó para el grupo hotelero VIK tres edificios de tres pisos con servicios de hotel, dos edificios de dos niveles de hostal y un edificio de un solo nivel de bungalows, “ahorrando entre un 20 y un 30% por debajo de la construcción tradicional”, asegura Abergo.
Uruguay cuenta actualmente con dos empresas en el sector de la celulosa, aunque Abergo admite que “lamentablemente, en Sudamérica el desarrollo de la madera masiva ha sido un proceso más lento que en Europa y Estados Unidos”.
Aun así, con una tasa promedio de crecimiento de 7% anual en la última década, la perspectiva es “muy buena”, ya que el CEO de Enkel Group admite que la madera es un producto “muy competitivo” frente a la construcción tradicional. “Creemos que a corto plazo se tendrían que empezar a producir aquí los paneles de CLT, están dadas todas las condiciones. Tenemos mucha madera como para poder producirlo y lamentablemente esa madera a veces se va del país sin ningún tipo de valor agregado”, aclara.