6. San Anselmo y Santo Tomás

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

1

TEMA 6 EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE DIOS: SAN ANSELMO DE CANTERBURY Y SANTO TOMÁS DE AQUINO 1. INTRODUCCIÓN 2. SAN ANSELMO DE CANTERBURY (S. XI) 2.1 EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO 2.2 CRÍTICOS Y DEFENSORES DEL ARGUMENTO ONTOLÓGICO 3. SANTO TOMÁS DE AQUINO: LAS CINCO VÍAS (S. XIII) 3.1 ¿ES NECESARIO DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS? 3.2 ¿ES POSIBLE DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS? 3.3 LAS CINCO VÍAS 3.4 LA ESENCIA (NATURALEZA) DE DIOS 1. INTRODUCCIÓN La existencia de Dios es el centro del problema religioso, de ahí que sea una constante en la Historia de la Filosofía. Un ejemplo paradigmático es la Filosofía cristiana medieval. La Edad Media es teocéntrica: la fe es un dato previo a la razón, y Dios se considera una realidad aceptada antes de la reflexión racional. El problema de Dios en la Edad Media evoluciona siguiendo las orientaciones de dos escuelas que dan lugar a dos tipos de pruebas: -Agustinismo. Prueba a priori la existencia de Dios: no parte de la experiencia, sino de la idea de Dios que todos tenemos. Prototipo de esta prueba es el argumento ontológico de San Anselmo. De orientación platónica, concibe que el conocimiento racional depende de la fe: hay que creer para entender.

-Tomismo. Prueba a posteriori la existencia de Dios: parte de nuestra experiencia del mundo creado por Dios. Prototipo de esta prueba son las cinco vías de Santo Tomás. De orientación aristotélica, concibe que, aunque la fe es superior, la razón tiene capacidad para conocer y demostrar por sí misma ciertas verdades reveladas: los preámbulos de la fe.

2. SAN ANSELMO DE CANTERBURY (S. XI) San Agustín cree que el hombre supera el conocimiento sensible al acceder al conocimiento de las ideas eternas de las cosas. El fundamento de la verdad es Dios, ya que sitúa las ideas eternas en la mente divina como modelos de las cosas (planteamiento útil para defender la existencia de un Dios creador e inteligente que crea de la nada las cosas según las ideas contenidas en su inteligencia).

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

2

La conciencia interior conduce al hombre a la verdad gracias a que Dios le ilumina. Igual que para conocer las cosas es necesaria la luz del sol, para conocer las ideas eternas se precisa la iluminación divina: permite al hombre superar la limitación de su mente temporal y mutable, y alcanzar la verdad inmutable y eterna en su interior. Recibir de Dios la razón (“luz natural”) capacita al hombre para ver las verdades esenciales y necesarias (la iluminación es el principio justificativo del conocimiento). Así descubre dentro de sí algo que le trasciende y le hace ir más allá de sus propias limitaciones: es Dios escondido en el hombre. Esta idea es la base de la prueba de San Anselmo: el argumento ontológico.

2.1 EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO El famoso argumento de San Anselmo -llamado, a partir de Kant, “argumento ontológico”se expone en la obra Proslogium (significa “alocución” -discurso o razonamiento breve por lo común y dirigido por un superior a sus inferiores-). Dice así: -Todos los hombres tienen en la mente la idea de que Dios es el Ser mayor y más perfecto que puede pensarse (Ser perfectísimo).

-Incluso los ateos (necios, insensatos), que niegan la existencia de Dios, tienen, no obstante, la noción del Ser mayor del cual nada puede ser pensado.

-Ahora bien, si Dios es aquel ser tal que no puede pensarse otro más perfecto su esencia y su existencia deben coincidir, es decir, no puede existir sólo en el pensamiento, sino también fuera de él, en la realidad.

-De lo contrario cabe pensar un ser aún más perfecto, que existiera no sólo en el pensamiento, sino también en la realidad.

-Luego, si Dios es el Ser más perfecto, ha de existir simultáneamente en nuestra idea (lógicamente) y en la realidad (ónticamente, como ser); ónticamente y lógicamente a la vez: ontológicamente. ¿Qué sentido da San Anselmo a su prueba? No parece un argumento de tipo lógicoracional, ya que para él la fe prevalece sobre la razón: cree en la existencia de Dios y pone la filosofía al servicio de la fe (No pretendo entender para creer, sino que creo para entender). La prueba puede reformularse así: la idea de Dios es, por definición, la de un ser que posee todas las perfecciones en grado sumo; ahora bien, existir es una perfección, por tanto la existencia forma parte de las perfecciones divinas; luego Dios existe realmente. Por tanto, esta prueba: -Presupone la idea de Dios suministrada por la revelación.

-Implica la identidad del orden lógico con el orden real.

-Considera la existencia divina como un atributo o perfección.

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

3

2.2 CRÍTICOS Y DEFENSORES DEL ARGUMENTO ONTOLÓGICO Entre los críticos señalamos a: -Su discípulo Gaunilón sostiene que de la existencia en la mente no se puede deducir la existencia en la realidad, pues entonces podría probarse que existe cualquier ser pensado que se considere perfecto, como una isla perfecta. San Anselmo contesta diciendo que una isla no es mejor por existir o no, pero Dios sí lo es; en Dios la existencia es algo perfecto y en una isla no: su prueba sólo puede aplicarse a Dios.

-Santo Tomás rechaza la prueba con similar objeción, pues da un paso ilegítimo del orden del pensamiento al de la existencia real: si partimos de la esencia pensada de Dios, solo podemos concluir su existencia pensada, pero no su existencia real fuera de la mente. Santo Tomás cree que la razón solo puede llegar al conocimiento de Dios a partir de la experiencia del mundo.

-En el siglo XVIII, el empirista Hume dice que un razonamiento a priori no puede producir cualquier entidad, ya que no hay ninguna experiencia limitante. No podemos saber nada de lo que está fuera del alcance de nuestra experiencia, origen y límite de nuestro conocimiento.

-Kant, dice que es falaz porque supone que la existencia hace más perfecta a una cosa, que la existencia es una perfección. Para Kant, la existencia no añade perfección alguna a una cosa. La esencia se define por un conjunto de propiedades o rasgos; convengamos, por ejemplo, que el ser humano se define como “ser viviente sensitivo y racional”; supongamos ahora que se extingue la especie humana, que no existen hombres: la definición de ser humano seguirá siendo la misma, la existencia o no existencia de seres humanos no afecta para nada a la definición de su esencia. La existencia no pertenece a la definición de ningún ser según Kant, contra lo que supone la prueba de San Anselmo.

Entre los defensores podemos citar a: -San Buenaventura (siglo XIII), Duns Escoto (siglo XIV).

-Los racionalistas: Descartes, Espinosa y Leibniz en el siglo XVII. -Hegel en el siglo XIX. 3. SANTO TOMÁS DE AQUINO: LAS CINCO VÍAS (S. XIII) Como creyente y como filósofo, Santo Tomás considera que una tarea fundamental de la razón consiste en demostrar la existencia de Dios. Al respecto plantea dos cuestiones:

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

4

-¿Es necesario demostrar la existencia de Dios?

-¿Es posible demostrar la existencia de Dios?

3.1 ¿ES NECESARIO DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS? Esta primera cuestión puede parecernos actualmente ociosa: claro que es necesario demostrar la existencia de Dios, ya que está lejos de sernos evidente e incontrovertible. Para Santo Tomás, sin embargo, la pregunta no es ociosa, dado el contexto religioso e intelectual en que se desenvuelve su pensamiento: de una parte, vive en el seno de una tradición en que la creencia religiosa está plenamente vigente, creencia religiosa que se expresa en la convicción de que “el conocimiento de la existencia de Dios está imbuido de un modo natural en todos los hombres”; de otra parte, la corriente agustinista había insistido en que el alma humana puede encontrar a Dios en sí misma, por medio de un proceso de interiorización, y en que es posible alcanzar el conocimiento de su existencia a partir de la comprensión de la idea de Dios (argumento ontológico de San Anselmo).

Frente a la corriente agustinista, Santo Tomas distingue dos tipos de verdades: -Las que son evidentes en sí mismas y para nosotros: a este grupo pertenecen las proposiciones cuya verdad nos resulta evidente del mero análisis de los conceptos: así, la proposición “el todo es mayor que cualquiera de sus partes” es evidente para nosotros ya que, para captar su verdad, nos basta con comprender los conceptos de “todo” y de “parte”.

-Las que, siendo evidentes en sí mismas, no lo son para nosotros: la proposición “Dios existe”, sin embargo pertenece a este segundo grupo: es evidente en sí misma, pero no lo es para nosotros, ya que carecemos de una comprensión adecuada de la naturaleza divina. Por ello resulta necesario demostrar la existencia de Dios.

3.2 ¿ES POSIBLE DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS? San Tomás responde que es posible demostrar la existencia de Dios si se utiliza el procedimiento adecuado, que consiste en partir de los seres del mundo, considerados como efectos, hasta llegar a Dios como causa suya. Este tipo de demostración, que va del efecto a la causa, se denomina a posteriori (es decir, “a partir de lo que es posterior”, ya que todo efecto es posterior a su causa. La demostración inversa, que va de la causa al efecto, se denomina a priori, es decir, “a partir de lo que es anterior”; pero tal forma de demostración es excluida por Santo Tomás en el caso de la existencia de Dios).

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

5

3.3 LAS CINCO VÍAS En su obra Suma Teológica expone las cinco vías de demostración de la existencia de Dios. La estructura general de las vías consta de los siguientes pasos, aunque no todos se den de forma explicita: 1. Un punto de partida: la constatación de un hecho de experiencia.

2. La aplicación a ese hecho del principio de causalidad eficiente: el hecho ha sido causado.

3. La imposibilidad de proceder al infinito en una serie de causas subordinadas: es necesario llegar a una primera causa.

4. Un punto de llegada: se da esa primera causa y la llamamos Dios. Luego Dios existe.

3.3.1 PRIMERA VÍA: VÍA DEL MOVIMIENTO Es la demostración de la existencia de Dios basada en el movimiento: -Los sentidos nos muestran la existencia del movimiento.

-Todo lo que se mueve es movido por otro: el movimiento es el paso de la potencia al acto, lo que se mueve tiene que estar en potencia respecto de aquello hacia lo que se mueve y, por lo tanto, no puede moverse a sí mismo.

-El proceso por el que una cosa mueve a otra no se puede prolongar indefinidamente: en tal caso no se llegaría al primero que mueve y no habría motor alguno ni movimiento, pues los motores intermedios no mueven más que porque son movidos por otro (del mismo modo que un bastón no mueve nada si no es movido por la mano).

-Por lo tanto, es necesario llegar a un primer motor al que nadie mueve: Dios.

3.3.2 SEGUNDA VÍA: VÍA DE LAS CAUSAS EFICIENTES Es la demostración de la existencia de Dios a partir de la existencia de causas eficientes: -En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes.

-No es posible que algo sea causa eficiente de si mismo (pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible).

-No es posible proceder indefinidamente en la serie de causas eficientes: si se quita la causa, desaparece el efecto, por lo que si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia.

-Es necesario admitir una causa eficiente primera: Dios.

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

6

3.3.3 TERCERA VÍA: VÍA DE LA CONTINGENCIA Demuestra la existencia de Dios deduciéndola a partir de lo posible (contingente) y de lo necesario: -La experiencia nos demuestra que las cosas pueden existir o no existir (son contingentes), pues pueden ser producidas o destruidas.

-Lo que no existe empieza a existir merced a otro que ya existe, es decir, los seres contingentes no tienen el principio de su existencia en sí mismos.

-No es posible una serie indefinida de seres contingentes.

-Tiene que existir un Ser Necesario en sí mismo (que no sólo es, sino que no puede no ser) que sea causa de la existencia de los demás. Este ser es Dios.

3.3.4. CUARTA VÍA: VÍA DE LOS GRADOS DE PERFECCIÓN Es la demostración de la existencia de Dios basada en la jerarquía de valores que encontramos en las cosas: -La bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas, en unas más y en otras menos. Este más y este menos se dice en cuanto se aproximan más o menos a lo máximo (así, caliente se dice de lo que se aproxima más al máximo calor).

-La perfección que encontramos en los seres no puede tener su origen en algo menos perfecto, sino en algo más perfecto (lo perfecto no puede venir de lo menos perfecto).

-Por lo tanto, tiene que existir un ser que contenga en sí todas las perfecciones en grado máximo, y que es la causa de las perfecciones parciales de los seres sensibles. A este ser se le llama Dios.

3.3.5. QUINTA VÍA: VÍA DE LA FINALIDAD O DEL ORDEN DEL MUNDO O DEL GOBIERNO DEL MUNDO Es la demostración de la existencia de Dios a partir del ordenamiento de las cosas.

-Vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Lo que se comprueba al observar que alcanzan su objetivo siempre, o a menudo, no al azar, sino intencionadamente.

-Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia (como la flecha por el arquero).

-Por tanto, hay un ser inteligente por el que todas las cosas son dirigidas a su fin. Este ser es Dios.

Historia de la Filosofía

Tema 6 El problema de la existencia de Dios

7

Las críticas a las vías se centran en los pasos 3 y 4: por qué no es posible un proceso infinito y por qué identifica su principio con Dios. En el siglo XIV Ockham realiza una crítica radical de los conceptos y temas del pensamiento medieval de la que no escapa Santo Tomás.

Afirma que podemos aplicar el principio de causalidad pasando del efecto a la causa cuando conocemos ambos términos por la experiencia, ya que solo la observación nos permite saber cuál es la causa de cada efecto. Aunque estemos seguros de que hay una causa primera de la que proviene el universo, no podemos concluir que tal causa sea Dios, pues carecemos de la observación necesaria. Así consuma la separación de la fe y la razón. Con este análisis de la causalidad, se adelanta al empirismo moderno y cabe considerarlo como un precursor de Hume.

3.4 LA ESENCIA (NATURALEZA) DE DIOS Si podemos conocer racionalmente que Dios existe, a través de las cinco vías, no sucede lo mismo con la naturaleza, o esencia, de Dios. A este respecto sólo queda creer en las Escrituras. No obstante, Santo Tomás dice que podemos aproximarnos a la esencia de Dios, aunque de un modo imperfecto, a través de tres vías: -Vía de la negación: consiste en excluir de Dios las imperfecciones observadas los seres creados.

Mediante esta vía podemos llegar a saber que Dios es infinito pues carece de limitaciones; perfecto, al no darse en Él imperfección alguna (en este sentido, Dios es acto puro, sin mezcla de potencia); simple, pues toda composición implica imperfección; inmutable, pues sólo lo que está en potencia puede cambiar (puede pasar de la potencia al acto); eterno, ya que en lo que no cambia, de acuerdo con Aristóteles, no es posible distinguir un antes y un después; y, claro está, Uno en tanto que infinito y perfecto (no puede haber dos o más seres absolutamente infinitos y perfectos).

-Vía de la afirmación: podemos observar que en las criaturas se dan ciertas perfecciones que, en sí mismas, no implican imperfección alguna (la deficiencia que podemos distinguir en ellas se debe, en todo caso, a la limitación la propia criatura que las “porta”); este sería el caso, por ejemplo, de la bondad, la nobleza, la belleza, la sabiduría ... Partiendo de este supuesto, parece claro que a Dios podemos atribuirle inteligencia, sabiduría, bondad, belleza, vida,… puesto que, si estas perfecciones se dan en las criaturas, es lógico suponer que su creador no carecerá de ellas (a la causa no le pueden faltar las perfecciones que tengan sus efectos).

-Vía de la eminencia: en tanto cualquier cualidad positiva Dios la posee en grado sumo, se puede decir de Él que es “infinitamente bueno”, “infinitamente sabio”, “infinitamente poderoso”, etc.