Escuela de Pescadores El poder de la oración
Semana
7
Mateo 7:7-11; Mateo 6:5-15; Lucas 11:1-13
Durante la historia del cristianismo, a menudo ha ocurrido que la calidad de vida con Dios ha decaído, y entonces las enseñanzas empiezan a rebajarse, adaptándose a las formas de la vida real. Supongamos que la vida de una generación consista en trabajar, comer, dormir y pelearse. La próxima generación, criada en ese ambiente, considerará que pelearse es algo totalmente normal. Hoy día muchos consideran al pecado como algo normal (por ejemplo el sexo prematrimonial), simplemente porque se trata de algo común en nuestra sociedad. En la generación pasada, todos los creyentes sabían que había que orar, pero se oraba muy poco. Muchos pensaban que como Dios es soberano, de todos modos hace lo que quiere, y por lo tanto no tenía mayor sentido orar. En general, si uno enfermaba, lo que tenía que hacer era armarse de mucha resignación y paciencia.
Los evangélicos quitamos el altar del sacrificio de la Iglesia Católica, y lo reemplazamos por pedestal de la Biblia. Pero la Biblia, aunque es la Palabra de Dios, no reemplaza la presencia de Dios. Hoy la práctica de la oración es de vital importancia: A. En la vida de comunión. Apocalipsis 5:8 y 8:3; Juan 4:23 Dios existe, y tiene algo para mi. Debo abrirme a esa experiencia. Nuestra vida funciona y tiene sentido, cuando estamos conectados con Dios. Así como un auto no sirve para casi nada si no tiene combustible. La oración constituye nuestra estación de servicio. Como todo, tener un buen contacto con Dios requiere práctica. El acceso a Dios está totalmente libre, por Jesús. Lo malo es cuando por tontos, le hacemos caso al diablo, que quiere trabarnos el camino a Dios. Si necesitamos que Dios nos limpie y perdone pecados que hemos cometido, ese ajuste de cuentas debemos hacerlo una vez que entramos en Su presencia, no antes. Dios es tan a nuestra vida, como el aire a la naturaleza.
Iglesia Cristo para Todos
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