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EL CRECIMIENTO DEL FRUTO EN MANZANO

El crecimiento

del fruto en manzano

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M.C. David Ignacio Berlanga Reyes Dr. Claudio Ríos Velasco Dra. María Fernanda Ruiz Cisneros Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD), Cuauhtémoc, Chihuahua

La productividad de un huerto está determinada por la cantidad y calidad de los frutos cosechados, por lo tanto, está basada en la cantidad de flores producidas y su capacidad de crecimiento y desarrollo en frutos de calidad comercial. El origen del fruto inicia con la formación de los órganos florales en el interior de una yema (diferenciación), aproximadamente diez meses antes de la apertura floral (antesis).

Posterior a la polinización y fecundación de cada uno de sus diez óvulos, el ovario de la flor comenzará a expandirse y ganar peso. La primera semana, el crecimiento se da exclusivamente por división celular, las siguientes 4-5 semanas se da tanto por división como por crecimiento celular, el resto del tiempo el crecimiento es debido exclusivamente al alargamiento de las células; durante este último periodo, la velocidad en el incremento en peso del fruto por día es más o menos lineal hasta la cosecha, aunque en la última fase antes de la cosecha puede ralentizarse por ligeros descensos en la temperatura. Las semillas en desarrollo al ser fuentes de auxinas, citocininas y giberelinas, son un factor determinante para la capacidad del fruto de jalar nutrimentos como carbohidratos y calcio, entre otros, por lo que es importante maximizar la cantidad de semillas proveyendo en lo posible condiciones óptimas para la polinización y fecundación.

Regularmente, con solo 5-10 % de las flores producidas se consigue una cosecha satisfactoria, por lo que el resto (90-95 %) debe ser eliminado para maximizar la calidad de la fruta cosechada. Los frutos en desarrollo compiten fuertemente entre sí por los carbohidratos disponibles, por lo que la reducción en flores y frutos (raleo) debe ser lo más pronto posible con el fin de maximizar el número de células del fruto y su potencial de crecimiento. Ha sido demostrado en la cosecha, que el mayor tamaño de los frutos es debido, en el 85 % de los casos, a una mayor cantidad de células y no a células más grandes. Entonces, si el tamaño de la fruta en la cosecha depende principalmente de su cantidad de células y la cantidad de células se establece las primeras cinco semanas después de floración, este periodo es crítico para determinar el tamaño de la fruta en a la cosecha. Los frutos formados a partir de la flor “rey” (primera flor que abre en la inflorescencia) siempre tienen la mayor capacidad de crecimiento, por lo que nunca se deben eliminar durante el raleo manual. Durante su desarrollo, los frutos más grandes generalmente tienen un número de células y una velocidad de crecimiento mayores, en comparación con los frutos más pequeños. Por lo tanto, los frutos de mayor tamaño durante su desarrollo serán también los frutos más grandes en la cosecha, por lo que durante el raleo se deben eliminar siempre aquéllos más pequeños. Los frutos que caerán, ya sea de manera natural, por estrés, sombreo, competencia o por un raleo químico, presentan invariablemente una disminución en su velocidad de crecimiento en los días previos a su caída.

Tanto la floración como el crecimiento inicial de los brotes vegetativos dependen de las reservas de carbohidratos previamente almacenados en raíces y ramas. De ahí la importancia de favorecer las reservas al mantener, en cierta medida, la actividad fotosintética en poscosecha del ciclo previo, siempre y cuando no se retrase el inicio de la dormancia. Durante su crecimiento, el fruto acumula grandes cantidades de almidón,

Referencias

Dennis, F.G. Jr. 1996. Fruit Development. In: Tree Fruit Physiology, Growth and Development. Washington State University Shortcourse Proceedings. K.M. Maib, P.K. Andrews, G.A. Lang, K. Mullinix (Eds.). Good Fruit Grower, Yakima, WA. p. 107-116. Lakso, A.N. and M.C. Goffinet. 2013. Apple Fruit Growth. New York Fruit Quarterly. 21(1):11-14. Morandi, B., M. Zibordi, P.Losciale, L. Manfrini, E. Pierpaoli, L.C. Grappadelli. 2011. Shading Decreases the Growth Rate of Young Apple Fruit by Reducing their Phloem Import. Scientia Horticulturae 127:347-352. Tyagi, S., S. Sahay, M. Imran, K. Rashmi, S.S. Mahesh. 2017. Pre-harvest Factors Influencing the Postharvest Quality of Fruits: A Review. Current Journal of Applied Science and Technology. 23(4):1-12.

que no es utilizado como fuente de energía para el desarrollo del mismo fruto, sino que es el sustrato que se transformará en azúcares simples durante su maduración. De la misma manera que almacena carbohidratos y agua, también lo hace con los nutrimentos minerales como nitrógeno, potasio y calcio, entre muchos otros, que son necesarios para el crecimiento y funciones celulares. El calcio es particularmente crítico para la calidad y capacidad de almacenamiento de la fruta y es tomado por los frutos, en su mayor parte durante su fase de división celular, por lo que se va diluyendo hasta la cosecha. El raleo temprano contribuye a evitar la competencia por calcio entre los frutos y por lo tanto a reducir la posibilidad de una deficiencia a la cosecha. Mediante la fotosíntesis, las hojas de los brotes vegetativos producen carbohidratos para su propio crecimiento, no es sino hasta que se detiene su crecimiento que comienzan a exportar carbohidratos a los frutos en desarrollo. Sin embargo, cuando los brotes están en condiciones de sombra no contribuyen con el desarrollo de los frutos. De ahí la importancia de evitar zonas sombreadas en la copa, exceso de vigor y crecimiento tardío de los brotes con el fin de maximizar la disponibilidad de carbohidratos para el crecimiento de los frutos.

Un estrés hídrico afecta primero y en mayor medida el crecimiento de frutos en comparación con el crecimiento de los brotes. Se afectan procesos de reproducción y alargamiento celular, iniciación y diferenciación floral, cuajado de frutos, absorción nutrimental y fotosíntesis.

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