El flechazo de los pingüinos

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ESTE ÁLBUM ILUSTRADO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…

☺ TU Marcos Pérez ☺ESCRIBE AQUÍ NOMBRE ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺

Laura Hoyos Desirée Sánchez Nuria Pérez Mikel Redondo Raunel Herrera Leire Corral Daniel Villegas Celia Serna María Salces Eva Peleteiro

CRIE, Viérnoles 2014.


Soy un pingĂźino llamado Pinchito de color azul y con el pico de color naranja. Soy tĂ­mido y a la vez muy gracioso. Me gusta jugar al escondite y al ping-pong. Mi comida preferida es el salmĂłn, y la lubina al horno es mi plato favorito. Me gusta nadar en el lago de mi vecino, el seĂąor oso, y no me gusta que me despierten en la hora de la siesta.


El pingüino vive en el Polo Norte. En un iceberg, en lo alto de una montaña picuda. Su casa es alta, de cinco pisos. Con una pista de patinaje en el quinto piso y una piscina de agua caliente en el sótano. ¡¡¡Las vistas son hermosas!!!


Un día el pingüino Pinchito se encontró con una pingüina que se llamaba Pingüiliqui, y le gustó mucho, así que quiso salir con ella. La pingüina era guapa y moderna. Cuando el pingüino la vio por primera vez supo que era la pingüina perfecta. El pingüino tenía un problema. No podía escribir porque no tenía dedos, y para invitarla a cenar la tenía que enviar una carta.


Enseguida llegó una tortuga dispuesto a escribirle una carta a la pingüina.

“Querida amiga: Te invito a comer una manzana calentita en un restaurante. ¡¡ está muy rica !! Saludos, Pingüino”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - Muy mal, porque yo nunca escribiría una carta así. A las pingüinas no las gustan la manzanas calientes.


Al día siguiente le fue a visitar un oso pardo que inmediatamente se puso a escribir la carta con una pluma de petirrojo.

“Querida pingüinita: ¿Quieres venir conmigo a echarnos una siesta en mi cueva? Tiene fuego, es muy profunda y no nos molestará nadie. ¡No te preocupes que yo te protegeré! Saludos, el pingüino.” Pero al pingüino no le gustó y dijo: -NO, yo nunca escribiría esa carta tan horrible, a las pingüinas no les gusta el fuego.


Por la tarde se encontró con un cuervo que, con mucho, esfuerzo escribió una carta con un lápiz de hielo.

“Querida pingüina: Te invito a una cena en las nubes, porque me parece muy romántico. Podemos ver las estrellas desde un árbol altísimo. ¡Venga, venga! Ven, lo pasaremos genial. Saludos del pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - Nooooooo. no esto no puede ser. El pingüino la rompió y entonces le dijo al esquimal… “tú harás la nueva carta para esta pingüina tan guapa!


A la mañana siguiente se encontró con un esquimal que en un momento le escribió la carta en un papel muy

suave y de colores. “Querida pingüina: Te invito a comer ensalada fría y leche caliente.¡Me pareces muy guapa! Saludos, el Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo.

-Noooo. ¡Esta carta está muy mal! Y el Pingüino rompió la carta muy enfadado.


A la mañana siguiente se encontró con un tiburón que le escribió la carta con un boli con punta de

hielo. “Querida pingüina: Te invito a asustar a los peces y a hacer las camas de todos los Pitufos: Un saludo, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo:

- Yo no escribiría algo así y rompió la carta.


Por la tarde se encontró con un lobo que le escribió la carta con un lápiz de hielo.

“Querida pinguina: Te invito a jugar al tenis y a cazar ovejas y ciervos. Te enseñaré a cazar. Un saludo, el pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo:

-No. Eso no lo haría yo. Cogió la carta y la tiró al mar.


El pingüino, triste y desolado, pensaba …

Qué alegre me pondría si estuviera conmigo a esa pingüina tan maravillosa, podría decirle todas las cosas que me gustan de ella: -Que guapa eres, que pico más bonito tienes, que color de ojos tan bello... Y además la invitaría a nadar en la piscina más fría de toda la Antártida.


La pingüina, que estaba en la playa tomando el sol, escuchó muy emocionada al pingüino Pinchito. Y le dijo: - Gracias por todas las cosas bonitas que has dicho sobre mí. A mí me gusta leer, tomar el sol, comer pescado, jugar a la pelota y nadar con los delfines y con las focas. Estaría muy alegre si me invitases a comer unas gambas y a nadar con los otros pingüinos. Si te parece bien y te gusta la idea, puedes leer conmigo el cuento que me he comprado hoy en el Mercapingüino. Y al final hicieron todo lo que la Pingüiliqui quería hacer, y hasta se fueron de compras. Se enamoraron y se compraron con sus ahorros una casa.


ESTE ÁLBUM ILUSTRADO ES UNA ADAPTACIÓN DEL LIBRO “EL LEÓN QUE NO SABÍA ESCRIBIR”, ESCRITO E ILUSTRADO POR MARTIN BALTSCHEIT. EDITORIAL LÓGUEZ EDICIONES.



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