Una historia de pingüinos

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ESTE ÁLBUM ILUSTRADO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…

Miriam Ruiz ☺ESCRIBE☺AQUÍ TU NOMBRE ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺

Naiara Martínez Madelinne Rodríguez Samuel Urtiaga Marta Miera Denisa Cirpaci Natalia Bolado Carlos Núñez Marcos Carrasco Lucía Gutiérrez Cristian Alcudia

CRIE, Viérnoles 2013.


Soy un pingüino pequeño y muy blanco. Tengo los ojos pequeños y manchas negras en mi cuerpo . Mi cabeza es un poco pequeña pero mi pico es muy grande. Soy delgado, pero muy fuerte. Aunque soy muy chulito, soy divertido. Me pongo un poco tonto cuando me gusta alguna pingüina.


El pingüino vive en un árbol que está situado en una zona de Laponia. En ese árbol hay un iglú que tiene televisión, lavadora, cocina, baño y dormitorio. La casa es bastante grande, con una puerta de hielo construida por mí mismo. Este iglú tiene de especial una batidora de hielo eléctrica, que no tiene botones, funciona sola. También tiene un sofá hecho de hielo, que da masajes en la espalda.


Un día el pingüino se encontró con una pingüina que tenía el pelaje rubio y

llevaba un vestido rosa. Era tan guapa que el pingüino se desmayó al verla. El pingüinito se quedó como una estatua, al ver a esa pingüinita tan guapa. Ese mismo día tuvo un problema muy grave, no podía escribir una carta a la pingüina porque no tenía manos, solo aletas.


Enseguida llegó un oso polar dispuesto a escribirle una carta a pingüina.

“Querida amiga: Te invito a cazar focas conmigo. Las cazaremos cuando estén distraídas y luego nos las comeremos a la plancha. ¡Están exquisitas! Tu querido amigo, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - Noooo, yo nunca escribiría algo así a una pingüina tan guapa.


Al día siguiente le fue a visitar una ballena que inmediatamente se puso a escribir la carta con una pluma de gaviota.

“Querida pingüina: Te invito a nadar conmigo en el Mar Mediterráneo. Luego podemos cenar un cocodrilo. Saludos, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: -Nooooo. No me gusta esta carta. Voy a romperla.


Por la tarde se encontró con un cazador que con mucho esfuerzo escribió una carta con un lápiz de goma.

“Querida Pingüina: Te escribo esta carta para que vengas conmigo a cazar una foca. Tiene muy buena carne para poder comer. Un cordial saludo, Pingüino”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - No, no y no. Yo no me refería a eso, sino a invitarla a comer pescado o cosas que nos gusten a los pingüinos.


A la mañana siguiente se encontró con un delfín que en un momento le escribió la carta en un papel con

dibujos de flores.

“Querida pingüina: ¿Quieres venir conmigo a hacer acrobacias en la playa de Suances? Un saludo, Pingüino.” Pero al pingüino no le gustó y dijo.

-¡¡¡Yo no escribiría esto!!! No me refería a esto, sino a comer pescado con ella. Y el pingüino rompió la carta.


A la mañana siguiente se encontró con una oca que le escribió la carta con un precioso papel verde.

“Querida pingüina: Me gustaría invitarte a jugar a la oca en la piscina de mi casa. Besos, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - Esta carta no me gusta ¿A qué pingüina le gusta jugar a la oca

en una piscina?. Así que rompió la carta en cachitos chiquitines.


Por la tarde se encontró con un oso polar que le escribió la siguiente carta.

“Querida pingüina: ¿Quieres venir mañana conmigo a pescar sardinas debajo del agua? Besos, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - ¡No, no y no! Yo nunca escribiría eso a una pingüina.


El pingüino, triste y desolado, pensaba… Me gustaría invitar a la pingüina a derrapar en el hielo, a comer un helado con sabor a sardinas, y a cazar unos peces que están de rechupete. Pero lo malo es que no sé escribir y encima todos mis amigos no me pueden ayudar porque ellos también tienen aletas como yo. ¡Está tan guapa con su vestido rosa! Me gustan sus rizos rubios y rizados y… ¡su lazo de lunares!


La pingüina que estaba debajo del iglú escuchó muy emocionada al pingüino. Y le dijo: -A mí no me gustan los pingüinos que me escriben cartas. Me gustan los que me quieren, como tú. ¡Yo también te quiero! Me gustaría ir al cine contigo a ver la última película, “Romeo y Sardina”. Iremos en mi sardimóvil, es un poco viejo pero todavía funciona, cuando seamos ricos ya compraremos el coche salmonero. Se fueron juntos al cine y se dieron un besito. FIN


ESTE ÁLBUM ILUSTRADO ES UNA ADAPTACIÓN DEL LIBRO “EL LEÓN QUE NO SABÍA ESCRIBIR”, ESCRITO E ILUSTRADO POR MARTIN BALTSCHEIT. EDITORIAL LÓGUEZ EDICIONES.



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