INFORME “VELÁSQUEZ” Caso General Rito Alejo del Río.
Por: Jonathan Marín, S.J.
Es un informe militar dirigido al entonces Comandante del Ejército Nacional Gral. HAROLD BEDOYA PIZARRO y fechado en el municipio de Carepa, el día 31 de mayo de 1996. En él la mano derecha del entonces comandante de la Brigada 17, el Coronel CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ ROMERO, en un ejercicio de clara libertad y obediencia a la propia conciencia le escribe al Comandante del Ejército las razones por las que piensa y argumenta con probado acerbo que en el Comandante DEL RÍO “no existe el menor convencimiento de que la Delincuencia Organizada (llamados por la gente de la región Paramilitares), es también un peligroso factor de desorden público y violencia en el Urabá” (INF., p.2). La anterior premisa es argumentada por el segundo al mando de la Brigada a través de varios puntos discriminados según sucesos y encuentros con el General DEL RÍO. Además es claro en el documento la queja persistente por el hecho de que el General RITO ALEJO DEL RÍO, a medida que conoció las recomendaciones del Coronel, no sólo las desatendió sino que además empezó un proceso de aislamiento de éste último en “todo lo ateniente a Inteligencia, Operaciones y Asuntos Civiles” (INF., p.3). En un primer momento, es claro en el documento que en la ejecución de las Políticas de Comando de la Brigada y en el Plan de Administración por Objetivos hubo serios visos de la actitud protectora del General hacia los grupos Paramilitares. Había, sin duda, una estrategia fuerte de combate en contra de las guerrillas pero no una para enfrentar decididamente a los Paramilitares. Y lo anterior muy a pesar de las recomendaciones de los demás oficiales que tuvieron parte en la elaboración de dichos documentos estratégicos para el accionar del Ejército en esa zona. Lo anterior se puede fundamentar con base en la reseña que el Coronel VELÁSQUEZ ROMERO nos hace de una reunión del Estado Mayor en febrero de 1996, en donde se llegó al tema de la estrategia a adoptar en contra del paramilitarismo. Allí el General DEL RIO afirmó www.jonathanmarinsj.blogspot.com 1
lo siguiente: “si se recibe una información sobre presencia guerrillera en cualquier sector, el Comandante debe actuar de inmediato, ahora bien, si por el camino las tropas encuentran miembros de la delincuencia organizada (paramilitares), también se les da”. Y concluye el Coronel: “es decir, no la percibí como una posición sólida y clara respecto a los mal llamados paramilitares” (INF., p. 3). Esta reunión fue uno de los elementos que le sirvieron al General del Rio para no confiar del todo en su segundo hombre, en su mano derecha en la brigada. A partir de allí y según otros hechos RITO ALEJO DEL RIO aisló al Coronel VELÁSQUEZ de la injerencia que por derecho le correspondía a este último, en las decisiones cotidianas de la Brigada. Según el mismo Coronel “algo” o “alguien” tuvo que darle información al General DEL RIO sobre actividades o actitudes, puesto que nunca se le comunicó de manera directa la causa por la que el comandante dudaba de su Jefe de Estado Mayor (cf. INF., p.3). A partir de cómo el General DEL RIO empezó a aislarlo, en pocas palabras, del mando y a despojarlo de la autoridad que le correspondía, el Coronel discrimina en el informe dos casos en particular. El primero de ellos data de unos meses antes –infiero aquí que es el año 1995- y tiene que ver con una operación que el Coronel VELÁSQUEZ aconsejó llevar con más cuidado. Se trata de una operación adelantada por el grupo UNASE comandada en ese entonces por el Mayor ROA CUERVO. Esta investigación era en contra del conductor de la ex –alcaldesa de Apartadó que supuestamente cobraba extorsiones de las FARC en el mismo carro en el que transportaba a la Alcaldesa. El Coronel, en presencia del entonces comandante de la Brigada General VÍCTOR ALVAREZ y del mismo Mayor ROA, sugirió que esperasen unos días para obtener pruebas mejores dado que si procedían inmediatamente era muy seguro que quedara libre y “(…) el asunto se lo volvía un “Boomerang” a la Brigada”. Y concluye el Coronel: “ya con el Cdte. de la Brigada presente, y puesto que el UNASE dependía directamente de él, no volví a saber qué pasó con el caso” (INF., p.3). La cuestión fue que el General DEL RIO le preguntó al Coronel porqué razón había parado esta investigación el año anterior, a lo que el Coronel le respondió con las palabras arriba expuestas. El General concluyó: “de la fecha en adelante ud. no se meta en asuntos operacionales del UNASE que eso lo manejo directamente” (INF., p.4). El segundo hecho detallado por el Coronel VELÁSQUEZ tiene que ver con una visita al comandante de la Brigada, de la Presidenta Nacional de la Federación para la Educación y el www.jonathanmarinsj.blogspot.com 2
Desarrollo. Dado que el General no estaba, la recibió VELÁSQUEZ. Luego RITO ALEJO DEL RIO se enteró y le pidió explicaciones con un gran nivel de desconfianza hacia el carácter mismo de la visita según se comprende en el informe del Coronel. La razón de la visita era el reciente atentado sufrido por el delegado de la ONG en Apartadó (cf. INF., p.4). El esfuerzo por “re-legitimar” la acción de la Fuerza Pública en la región del Urabá antioqueño era sin duda una de las estrategias operativas más importantes entregadas al General DEL RIO cuando asumió el cargo de comandante de la Brigada 17 el 18 de diciembre de 1995. Era claro que esta legitimidad es ganada en la medida en que el Ejército cumple con su deber constitucional de proteger a los ciudadanos, a la Patria, antes que a los propios intereses como se ve claramente en el comportamiento atípico e ilegal del comandante DEL RIO. La tarea entonces encomendada al Coronel VELÁSQUEZ era la de continuar siendo Jefe del Estado Mayor como un mecanismo del anterior comandante para darle continuidad a la estrategia de combatir la ilegalidad bajo todas sus formas: guerrilla y paramilitares por igual. Lo que se observa es una estrategia del General DEL RIO por obviar en forma consciente este deber. Si el proceder del Ejército no era éste “(…) poco a poco se deslegitimaría ante la población, y quedaría en cierta forma al margen del conflicto, el cual, en Urabá ya tiene ciertos visos de Guerra Civil no declarada” (INF., p.5) concluye el Coronel VELÁSQUEZ. Lo cierto es que los años siguientes al 95 fueron de los más sangrientos en Urabá. El coronel VELÁSQUEZ afirma como colofón: “Expuesto lo anterior, me permito afirmar que el actual comandante de la Brigada no ha contado con la asesoría del suscrito en nada que tenga que ver con Inteligencia, Operaciones y Asuntos Civiles, y menos con Estrategia. No porque el JEM (Jefe del Estado Mayor) no haya querido, buscando cumplir aquello que se enseña desde la Escuela Militar en el sentido de que el segundo debe esforzarse por ser “La mano derecha de su Comandante” y su hombre de confianza, sino porque los canales de información se fueron rompiendo” (INF., p. 5. El resaltado es propio del original).
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Los canales de información no son lo único roto de esta macabra historia del actuar del General en la sufrida región del Urabá antioqueño. Eso lo tendrá que demostrar la justicia colombiana. El informe sigue en las páginas 6, 7, 8, 9 y 10 con una exposición rigurosa de diversos indicios de la posible connivencia del actuar paramilitar con la Fuerza Pública, incluida la Policía Nacional que está vinculada al informe cuando se relata la masacre llamada “el Aracatazo” ocurrida en el año 1995 en un barrio del municipio de Chigorodó. Según versiones de la Procuraduría y, aquí, del mismo Jefe del Estado Mayor hubo manipulación de información por parte de un familiar del Alcalde y del comandante de Policía del Municipio, con el fin de distraer a la tropa y propiciar la entrada de los paramilitares. Todos estos datos son probados por el Coronel mediante documentos anexos al informe que traigo a colación. (cf. INF., p.8). Finalmente, el informe sustenta el indicio no sólo de que hay “alguien” detrás del aislamiento al que fue sujeto el Coronel VELÁSQUEZ, sino que esta persona –el Mayor (r) GUILLERMO VISBAL LAZCANO- intentó vincularlo a las ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá) sin duda como una estrategia para acallarlo y asegurar así el actuar irregular e ilegítimo de la Fuerza Pública en el Urabá. Quisiera citar el final del informe del Coronel, porque describe con palabras muy certeras lo que sucedió para el Ejército Nacional años después: “(…) para el Ejército esta situación es muy preocupante, puesto que si se sigue perdiendo legitimidad, su recuperación va a ser cada vez más difícil. De no tomarse una decisión a fondo, se llegaría a un punto de no retorno, o el Ejército en Urabá se vería sometido a una dolorosa cirugía realizada por alguna organización diferente a nosotros mismos” (INF., p. 10). Algunos datos El pasado 5 de octubre durante una audiencia judicial, ELKIN CASARRUBIA POSADA alias “El Cura” y quien, durante la comandancia del General RITO ALEJO DEL RÍO era el segundo jefe de los bloques Calima y Bananeros de las ACCU, afirmó que los paramilitares en el Urabá antiqueño actuaban en alianza con el Ejército Nacional. La idea era
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combatir la guerrilla bajo la connivencia de la Fuerza Pública. “Por Urabá andar con una tropa del Ejército era andar con paracos. ¡El soldado es paraco!” señalaba alias “el cura”. CASARRUBIA se refirió al General DEL RÍO como “un comandante más” de las ACCU en esta región antioqueña. Según el paramilitar, las ACCU se aliaron con miembros del Batallón Vélez adscrito al mando de DEL RÍO con el fin de atacar el frente 5 de las FARC. Para ello, el Ejército utilizaba “guías” que eran paramilitares pues conocían la zona a perfección, como es el caso de este paramilitar. “RITO ALEJO DEL RÍO era un comandante más de las AUC. Nosotros hasta le teníamos una chapa (alias) que ahora no recuerdo” comentó CASARRUBIA. El comportamiento delictivo del General DEL RÍO, es actual tarea de la justicia colombiana. El informe que analizo es sin duda una prueba reina en la investigación que se adelanta contra el General y los diversos testimonios que rinden paramilitares como alias “el cura”, “carecuchillo”, o “el alemán” son evidencias cuya veracidad tendrá que verificarse. A pesar de ello el actuar de la Fuerza Pública, en su alianza macabra con los paramilitares y las fuerzas oscuras del país, debe ser objeto del escrutinio de la justicia y la opinión pública. La verdad de los hechos compromete a muchos colombianos que perdieron su vida o familiares en el conflicto del Urabá.
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