7 Claves en Finanzas Personales
Sandro MuĂąoz
www.UniversidadDeMillonarios.org
© Alejandro Muñoz Cabrisas, 2016 1ª edición: noviembre 2016 2ª edición: febrero 2017 Editado por Sandro M. Diseño y ediciones: Sandro M. Reservados todos los derechos www.3coma14.com ISBN-13: 978-1541066038 ISBN-10: 1541066030
Dedicatoria
A mi compaĂąera y mis hijos, que son mis mejores maestros.
Índice de contenidos
Índice de contenidos Prólogo Introducción 1. Objetivos, valoraciones y hábitos Metas y objetivos Sistema de valoración interno Transformación de tus hábitos 2. Control de finanzas Cálculo de tu precio por hora de trabajo Cálculo de Patrimonio Neto Cálculo de Estado mensual de flujo de dinero. Elaboración de presupuesto mensual 3. Ahorro ¿Dónde pongo mis ahorros? ¿Cuánto debo ahorrar? ¿Cuáles son los primeros objetivos del ahorro? Eliminar deudas Fondo de emergencia ¿Cómo creamos el fondo? 4. Elabora tu presupuesto anual 5. El seguro y el crédito El Seguro El crédito Tipos de créditos 6. Invertir Productos Financieros de Inversión Renta Variable Renta Fija
Derivados Fondos de Inversión Estructurados Planes de Pensiones Seguros Divisas Diversificación Recomendaciones Donde no invertir 7. Edúcate y fórmate ¿Qué es la educación financiera? Invertir en ti mismo El cambio que estabas buscando Consumo responsable Recomendaciones consumo responsable 8. Epílogo 9. Sobre el autor
Prólogo
Este libro representa una singularidad, trata del ahorro y está escrito por una persona joven. Sandro Muñoz tiene 36 años cuando escribe esta utilísima obra. Singularidad por que las personas jóvenes en nuestra época no solemos ahorrar, no solemos preocuparnos por el ahorro. Él sí se preocupa. Sandro lleva muchos años dedicados a la contabilidad y a ayudar a la gente a controlar sus finanzas. Esta labor le permite conocer de primera mano la relación de la gente con el dinero. Sabe de la importancia que esto tiene para nuestras vidas y advierte una carencia en nuestra sociedad, no ahorramos lo suficiente. A partir de aquí decide ayudarnos con su trabajo. El libro permitirá de forma clara y sencilla a quienes se interesen por él alcanzar el conocimiento de su situación financiera, control presupuestario y la consecución de sus objetivos económicos. Obtendrán las herramientas necesarias para convertirse en ahorradores y dejar atrás su pasado de desconocimiento de su economía. Contiene 7 claves en las que estructura el proceso que debemos seguir. Debemos tener un objetivo, debemos valorar que estamos haciendo y utilizar los métodos propuestos, conseguirlo está en nuestra mano. Este proceso se corona con la formación, algo que nos hará más capaces, independientes y hará sentirnos seguros de nuestras decisiones. El ahorro es algo bueno para las personas. Nos ayuda en momentos de dificultad, nos fuerza a mejorar las decisiones de gasto y nos permitirá invertir en cuanto hayamos ahorrado lo suficiente. Este paso sencillo no sólo le ayudará a usted, ayudará a la sociedad en su conjunto. Tengamos en cuenta que el ahorro es la gasolina que mueve el motor de la nuestra economía: la productividad. Nuestro sistema económico se basa en conseguir hacer más, mejores y más baratas las cosas que producimos o los servicios que prestamos. Esa es la forma en que nosotros mejoramos el nivel de vida de la sociedad. Sin ahorro previo no hay incremento de la productividad, sin ahorro previo el empresario no puede comprarse esa máquina que le permitirá trabajar más rápido o mejor, sin ahorro previo no podrán dedicarse recursos a la investigación y mejora de procesos. Sin ahorro previo una familia no podrá comprarse el coche que necesita…sin ahorro previo no habrá crédito ya que los
bancos no tendrĂĄn dinero que prestar. El ahorro es la base imprescindible para conseguir el incremento de la productividad. Para avanzar es necesario antes ahorrar. El ahorro debe ponerse en valor y esto es lo que pretende el autor, el dinero no debe malgastarse. Es importante y bueno tener dinero. Este libro es una gran idea, les va a ayudar. Sigan los consejos de que propone, estĂĄ pensado para mejorarles la vida. LluĂs SeguĂ Pons
Introducción
“La forma más rápida de doblar tu dinero es plegar los billetes y metértelos de nuevo en el bolsillo” Will Rogers
Las finanzas nos afectan desde que nacemos hasta que morimos. Incluso ya nos afectan antes de nacer y siguen con repercutiendo después de morir. Las finanzas afectan a nuestra calidad de vida y condicionan cómo crecemos y las oportunidades que tenemos a lo largo de nuestra vida. En algunos casos, la economía doméstica marca el camino de nuestra formación, ocio, etc., pero en ningún caso deben convertirse en una limitante permanente. El consumo afecta directamente sobre nuestra economía y nuestras finanzas. Es decir, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Durante todo el día, y en casos, también por la noche, consumimos recursos que de alguna forma debemos pagar. Mucha gente dice que el dinero no le interesa, que no le importa, etc. Decir que a uno no le interesa el tema del dinero es mentirse a uno mismo e intentar evitar la responsabilidad que tiene cada uno respecto a si mismo y a los que con él conviven. Nos levantamos cada mañana para ir a trabajar para que nos paguen con dinero a final de mes. Nos levantamos cada mañana temprano, conducimos, pasamos por atascos, algunos vamos en trasporte público, etc. y sólo para ir a trabajar. Pues realizar todo este esfuerzo diario para ir a trabajar y decir que el dinero no nos interesa es algo muy contradictorio. Si no nos interesase el dinero, renunciaríamos a cualquier ascenso, y de no cobrar a final de mes tampoco sería un inconveniente, de hecho, si no te interesa, deja de ir a trabajar. El dinero no da igual. Es relevante y hay que asignarle el estatus que se merece en todas las fases de nuestra vida. Dicho esto, hay que reconocer que el dinero es tema tabú. No suele ser tema de conversación entre amistades, e incluyo, hay matrimonios en los que no se habla de él. Entre compañeros de trabajo cuesta creer que se comente el salario de cada uno. Incluso en familia no se habla de dinero, y pedirlo prestado entre amistades y familiares, por lo que a nuestra cultura se refiere, cuesta muchísimo. También le tenemos atribuido al dinero cierta magnitud de poder. Tener dinero es tener poder, por tanto, no tenerlo es símbolo de debilidad. Aquí se
confunde bastante la capacidad de gasto con la capacidad de acumulación. Pues tenerlo es una cosa y disfrutarlo es otra. No es lo mismo tenerlo, que tener acceso a él. Uno significa ahorro y otro crédito. Tener mucho dinero tiene connotaciones negativas en nuestra cultura. Suele decirse que se es pobre pero feliz y que el dinero es para gastarlo. En eso podemos estar de acuerdo, el dinero es para gastarlo, pero no para malgastarlo. Hay que ser responsable con él. A nadie le importaría tener mucho dinero o tener más, pero pocos son los que trabajan para ese propósito. No al menos, de forma sostenida y con un plan específico a largo plazo. Con este libro aprenderás unas pautas muy sencillas que te ayudaran a conocer tu estado financiero mensual y a conocer cuáles son tus ingresos y tus gastos mensuales. Además, aprenderás porqué y para qué ahorrar, fijar objetivos para sanear y/o mejorar las finanzas personales y otros conceptos. Siempre hay algo que se puede mejorar y seguro que, mucho o poco, algo sacarás de este libro. No coincidiremos en todos los puntos de este libro, pero espero que despierte algo en ti, que te inquiete en algún punto y te lleve al menos a la concienciación. Espero que te haga reflexionar y te lleve a la acción. Ruego no te conformes, no te pares y sigas con el camino que tú decidas seguir. Mi propósito es ofrecerte herramientas, ideas y recursos para controlar y mejorar la economía doméstica. Así pues, espero que tengas la paciencia suficiente para terminar de leerlo. Sé de antemano que hay temas que no apasionaran, pero quizá es el precio a pagar por lograr ese resultado que buscas o necesitas. La Ley de Pareto dice que el 20% del esfuerzo genera el 80% del resultado. Entonces, aplicando sólo el 20% de lo que leas del libro obtendrás el 80% del resultado. La diferencia, es decir, el 20% restante para alcanzar el 100% del resultado será lo que marque la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario, es decir, esa parte ‘extra’. De ti depende, tú eliges.
1. Objetivos, valoraciones y hábitos
“La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras sino del futuro con las decisiones actuales” Peter Drucker
Marcarse objetivos, valorar cómo valoramos y gozar de buenos hábitos es la primera clave que trataremos. La percepción interna que tenemos del mundo que nos rodea no es precisamente la mejor o la que mejores resultados nos puede dar. Veremos la importancia de fijar metas y objetivos, lo que es el sistema de valoración interno y también vamos a hablar un poco de los hábitos y cómo podemos cambiarlos. Actuamos en base a nuestros conocimientos y enseñanzas y, paralelamente, hemos adquirido unos hábitos que, por los motivos que sean, quizá no han generado los resultados que esperábamos. Hemos valorado algunas cosas porque así nos han enseñado. El cambio que buscamos y queremos realizar, en sí mismo, es un proceso. Para ello, debemos, en primera instancia plantearnos una meta y varios objetivos que nos lleven al logro de esa meta. El error más frecuente que cometemos cuando nos fijamos metas y objetivos es no concretar una fecha de cumplimiento concreta. Cuando ponemos una fecha de vencimiento sabemos que tenemos que realizar un esfuerzo diario para lograr ese propósito. Establecer metas sin fecha concreta es lo mismo que establecer metas imposibles de conseguir. ¿Cuantas metas te has propuesto y aun no has cumplido? ¿Tienen fecha límite? A partir de ahora, si no lo haces ya, ponte metas con fecha de consecución. Esto será el aspecto que más te ayudará a lograrlas. Una vez establecida la fecha sabes que debes ser tolerante con la misma. Saldrán dificultades o imprevistos incalculables, pero en función de lo que te suponga superarlos, puedes y debes corregir esa fecha. Te recomiendo que la modificación la realices cuando ya estés casi en esa fecha establecida. Si lo
haces con mucha antelación a lo mejor lo pospones demasiado y procrastinarás. Un ejemplo sencillo de ello es cuando una pareja quiere casarse. Si dicen que van a casarse, pero no fijan una fecha límite, no se casan. Pero al establecer una fecha, se enfocan todas las acciones en el cumplimiento de esa fecha establecida. Quizá has llegado a este libro porque tienes un problema financiero o porque ves que te has quedado estancado, o quizá por el simple hecho de querer mejorar. A partir de aquí, te has propuesto el objetivo de solucionarlo o buscar al menos una solución o algo de luz al respecto. Empecemos pues por definir qué son las metas y qué son los objetivos.
Metas y objetivos
“El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños” Eleanor Roosevelt
Una meta es un resultado deseado que una persona o sistema imagina, planea y se compromete a lograr. Y un objetivo, es la finalidad hacia la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos para dar cumplimiento a los propósitos. La finalidad de ambas es lograr un fin, un resultado deseado. La diferencia entre estos dos conceptos es el espacio y el tiempo. Las metas son más amplias, son principios que guían el proceso de toma de decisiones; por su lado, los objetivos son específicos, medibles, son pequeños pasos para alcanzar la meta. Las metas son más a largo plazo, te llevan a un fin a más largo plazo. Son más difíciles de medir y los objetivos son medibles y más concretos. Las metas ponen la mirada en el horizonte, y los objetivos se enfocan en los pasos para llegar a ese horizonte. Un ejemplo de ello sería fijar una meta en mejorar tus finanzas personales, y un objetivo para el logro de esa meta sería reducir los gastos en un 20%, o eliminar la hipoteca de tu casa en 10 años y no en 30. La meta es mejorar tus finanzas. Los objetivos pueden ser: incrementar ingresos en un 10%, reducir los gastos en otro 10%, formalizar un fondo de emergencia de 10.000 euros en 2 años y ahorrar 500 euros al año para los estudios de los hijos. Las metas y objetivos pueden compartir un fin deseado, la meta será más abstracta y los objetivos estarán alineados a la consecución de esa meta. Vemos que el fin de las metas y los objetivos establecidos van alineados. Ya sabemos que debemos fijar fechas para nuestras metas. Para el logro de esas metas, debemos fijar objetivos parciales que nos ayuden a acercarnos a ellas.
¿Es importante fijar metas y objetivos? ¿Lo has hecho alguna vez? ¿Quién decide si es importante o no lo es? Pues la respuesta es que depende de cómo valoramos las cosas en función de lo aprendido.
Sistema de valoración interno
“No es lo que tú tienes, sino como usas lo que tienes lo que marca la diferencia” Zig Ziglar
La gente de éxito tiene un sistema de valoración distinto al nuestro. En una escala de valoración del 1 al 100, lo que nosotros podemos valorar en 100 en nuestro sistema de valoración interno, para personas de éxito puede tener el valor de 0. Quizá tener un buen empleo y bien remunerado para nosotros puede tener un valor de 100. Para una persona rica, puede que su valoración sea de 0. El concepto es que quizá la persona rica prefiera que tú seas su empleado y le aportes beneficios con tu trabajo a cambio de pagarte con un salario. Tu valoración de 100 es para un salario y su valoración de 100 es para los beneficios obtiene con tu trabajo. La diferencia radica en que tú deberás trabajar toda la jornada y él posiblemente no tendrá que hacer nada, o dedicarse a otras tareas. Todo depende que cómo funcione el negocio y su grado de maduración. Tú inviertes tu vida en obtener un salario, y él invierte en lograr un sistema que le aporte beneficios. Tu salario precisa de tu tiempo. Los beneficios de un sistema, como puede ser una empresa, no necesariamente requiere del tiempo del inversor. Lo relevante aquí es la información que tenemos y captamos. De pequeños nos van enseñando valores y valoraciones que debemos tener como si de un sistema de valoración común se tratara. Toda la información llega al cerebro. En el cerebro está la mente y esta funciona como una fábrica. Recibe la información como si fuera una materia prima y lo pone en la maquinaria de esa fábrica. Ahí la procesa, la separa y la guarda en diferentes cajones, donde proceda. Luego, el cerebro toma la información y la saca en forma de ideas, conceptos, etc. Pero primero hay que transformarla. Ante cualquier situación externa, que puede ser un grito, una alarma, un silbido, etc. nuestra mente lo identifica, lo interpreta, lo analiza y lo compara para decirnos exactamente de qué se trata. El problema radica en que lo compara
con la información previa que tiene. Por eso, cuanta más información previa tenemos, más información nueva captamos. Es decir, al escuchar la sirena de la ambulancia todos sabemos que debemos facilitar el paso, puesto sabemos que se trata de una urgencia. Si nadie nos enseña que es una ambulancia, qué hace y porqué hace sonar ese ruido, no procesaríamos esa información como comúnmente la tratamos. Previamente hemos recibido una información referente a las ambulancias, las emergencias que cubre, por qué hace sonar las sirenas, etc. Luego cuando tenemos esa información, podemos actuar o nuestra mente nos hace actuar en base a esa información previa. De no ser así, al escuchar una sirena y ver una ambulancia con las luces encendidas y a toda velocidad pensaríamos que se trata de algún loco. La idea es que interpretamos toda la información que nos llega del exterior en base a la información previa que tenemos. Con los niños es más fácil verlo puesto que ellos de pequeños nacen sin información y van captando a medida que les vamos enseñando y ellos aprendiendo. Suele pasar cuando ven a un gato y ellos dicen que es un perro. Ellos no saben en esos momentos que hay perros, gatos, conejos, etc. Y por eso no hacen esa distinción. Les falta información previa (saber que existen perros, gatos, conejos, cabras, etc.) para poder hacer una valoración y comparativa de lo que perciben para identificarlo. Eso es lo que hace el cerebro, analiza toda la información, la interpreta, la analiza y la compara, trata de identificarla, etc. Como dice Jim Rohn, todos tenemos dentro de nuestro cerebro nuestro sistema de etiquetado o sistema de valoración, y procesamos la información no en base a cómo realmente es por sus características físicas, sino que lo hacemos por las características que le atribuimos en base a nuestro sistema de valoración. Por ejemplo, si a un niño le decimos que el comedor de casa es pequeño, él siempre dirá que el comedor de casa es pequeño. Se quedará con esa idea, independientemente que el comedor de casa sea de 10 ó 20 metros cuadrados. Cuando hablamos del comedor de nuestra casa, no decimos que es de 10’24 m2, decimos que es grande o pequeño. El niño no procesará la información de 10’24 m2, sino que se quedará con la idea que el comedor es pequeño. Etc. Lo mismo
nos pasa de mayores. A todo lo valoramos. Y lo hacemos en base a la información que tenemos en nuestra cabeza. Es una función normal de nuestro cerebro. Funcionamos así. Por ejemplo, no valoramos la temperatura por los grados. No decimos que estamos con 18 grados centígrados de temperatura. Decimos que hace calor o que hace frío, independientemente de lo que diga el termómetro. Para unos la temperatura estará bien, para otros estará haciendo frío y para otros quizá haga calor. Cada uno procesará la información según su sistema de valoración interno y en base a la información previa que tenga. El mismo hecho será interpretado de diferentes formas. Automáticamente el cerebro valorará todo lo que tú le des. Nuestro sistema de valoración lo aprendimos de alguien. Nuestros padres, hermanos, maestros, profesores, amigos, abuelos, etc. Fuimos poniendo valor a las cosas que nos enseñaron que eran ‘importantes’. Fuimos clasificando qué era importante y qué no. Y así hemos crecido y llegado a donde estamos hoy. Hemos ido procesando todo en base a la información que tenemos y hemos dado valor a cosas porque nuestro sistema de valoración dice que es importante y hemos ido desechando cosas porque hemos decidido que no era importante. Todo en base a nuestro sistema de valoración. Cuidar el peso, unos lo valoran como importante, otros dirán que no es importante. Tener una carrera universitaria, unos dirán que es importante, otros dirán que no es importante. Vemos pues que un mismo hecho puede ser considerado desde diferentes puntos de vista en función del propio sistema de valoración interno. El problema aparece cuando realmente el sistema de valoración está al revés. Cuando decimos que algo es importante cuando realmente no lo es. Y al revés, cuando consideramos algo como no importante cuando realmente sí lo es. Y ¿Por qué lo hacemos así? Pues porque alguien nos lo enseñó así o porque así lo hemos aprendido. Por ejemplo, es más importante ver el futbol que aprender algo útil de un libro. No importa qué gana cierto deportista, pero sí que importa lo que gana el alcalde de tu pueblo. Son valoraciones que aprendemos de las personas que nos rodean. Cada uno tiene por sí mismo un sistema de valoración interno que alguien ha ido moldeando. Cuando dos personas o más coinciden en algo, lo que
realmente ocurre es que coinciden los sistemas de valoración respecto a ese asunto, tema o cuestión. Es decir, no son las personas que coinciden, sino los sistemas de valoración de cada uno. Podríamos decir que todos los deportistas de élite tienen algo en común. Seguramente habrán valorado de la misma manera algunas cosas que otros no hemos hecho. Entrenar duro. Entrenar cada día. Aprender. No tirar la toalla, mejorar, cuidarse, no salir, sacrificio, perseverar… seguramente son aspectos que habrán valorado del mismo modo y que tú y yo no hemos hecho igual. Por eso ellos están donde están, y nosotros estamos donde estamos. En ese camino, alguien también les habrá enseñado a valorar. Su sistema de valoración es distinto al nuestro respecto a lo que el deporte y actividad física se trata. Al menos, a nivel profesional. Su entorno les ha moldeado ese sistema de valoración. La lista es interminable. Todo lo valoramos. El problema es como tenemos de acomodado el sistema de valoración. La cuestión es qué calidad tiene nuestro sistema de valoración. Todo esto es lo que representa nuestra filosofía. Es nuestro entendimiento. A todo este sistema de valoración y filosofía hay que añadirle la carga emocional. Las emociones nos hacen ver las cosas en función de cómo nos sintamos en el momento de procesar la información. Por ejemplo, al conocer a una persona nueva, si estamos alegres, tendremos más predisposición a que nos caiga bien. Si estamos alegres, a todos les pondremos cara de alegre y, por el contrario, si estamos enfadados, a todos les pondremos cara de enfadado. Si yo estoy enfadado pensaré que todos están enfadados. Las emociones hacen que todo se distorsione. Distorsiona nuestra percepción de la realidad, distorsiona la información que percibimos. La clave es mantenerse de forma ecuánime, equilibrada y no cargar nada con emociones. Es muy difícil. Las emociones pueden hacernos ver cosas que realmente no son. Lo mejor es tener la mente clara y valorar las cosas de forma clara. Eso determinará nuestras decisiones. Las decisiones son importantes porque nos llevan a la acción. Y una mala decisión puede hacer que realicemos una mala acción. Así funcionamos. Percibimos, valoramos, identificamos y reaccionamos. Lo combinamos con la emoción y le damos un sentido. A veces nos dicen algo con buena intención y lo interpretamos como un ataque. Eso se debe a la carga
emocional. Si estamos enfadados, percibimos que todo lo que nos dicen es para fastidiarnos, sin que realmente sea así. Ya me entiendes. Pues bien, si una idea llega a nosotros lo primero que hacemos es valorarla en función a nuestro sistema de valoración interno. Imagina que podemos valorar esa idea de 1 a 100. Quizá nosotros valoremos que esa idea tiene un valor de 1, y quizá esa idea tiene realmente un valor de 100. Lo que para los que tienen éxito vale 100, para los que no tenemos éxito seguramente vale 1. Y lo que para los que tienen éxito vale 1, para la gente que no vale 100. Estamos ante sistemas de valoración diametralmente opuestos. Aquí es cuando debemos corregir para progresar. Aquí es donde hay que aprender qué ha valorado la gente que tiene lo que yo quiero conseguir. Como valoran eso. Casi sería conveniente preguntarle cómo valoran todo. Para ver su idea y sistema de valoración. Y copiarlo. Es bueno copiar las cosas buenas. Hay algunos que el título universitario vale 100 y tener un negocio vale 1. Y hay otros que tener un negocio lo valoran en 100 y tener un título universitario 1. Si no estamos obteniendo los resultados que deseamos debemos cambiar algo. Ese algo pueden ser los valores. Corregir tu sistema de valoración. Es importante tener un sistema de valoración correcto. Y para cambiar el sistema de valoración interno, hay que cambiar la información que tiene para que procese de otra forma la nueva información que le llega. Hay muchísima gente que lo da todo por tener un salario y no hace nada por tener un negocio. El salario le aportará cierta cantidad de dinero y el negocio le puede dar tres veces ese salario. Por el salario estudiamos carreras y nos esforzamos para tener un buen currículum, etc. Pero para hacer crecer un negocio, o al menos valorarlo, pocos son los que destinan algo de tiempo en estudiarlo o buscar alternativas a la situación actual. Hay una reflexión acerca del dinero y el tiempo que dice: ‘cuanto más dinero tienes, más tiempo tienes para ganar más dinero’ y lo mismo ocurre al revés, ‘cuanto menos dinero ganas, menos tiempo tienes para ganar más dinero’. Muchos trabajamos pensando en nuestra jubilación. Estamos como locos y obsesionados en cotizar por tener una buena jubilación. Lo único que hacemos para la jubilación es cotizar, buscar un empleo e intentar mantenerlo. Y poco hacemos para hacer inversiones en activos que puedan garantizarnos nuestra jubilación. Delegamos en otros la responsabilidad de nuestra jubilación. Poco hacemos en buscar si hay alguna alternativa. ¿Esperas a que alguien venga a
decírtelo? Entonces, nuestro sistema de valoración es nuestra filosofía. Somos muchos que recibimos la misma información: fuimos a la misma escuela, nos enseñaron lo mismo, pero al tener diferentes sistemas de valoración, hacemos cosas diferentes y obtenemos resultados diferentes. La filosofía de cada persona es el factor determinante más grande de cómo funciona su vida. Es como la posición de la vela en un velero. El viento sopla en la misma dirección para todos, pero los veleros van en direcciones diferentes. Con el mismo viento hay veleros que van de norte a sur y otros de sur a norte. ¿Cómo es posible? La respuesta es que, es posible de acuerdo a cómo orientes tú la vela en el velero, y el mismo aire que a unos los lleva en una dirección, a ti, te puede llevar incluso en la dirección totalmente opuesta a ellos. Lo importante es como orientas tú la vela. La orientación de la vida es tu filosofía. El viento de las circunstancias puede soplar en la dirección que quiera, que tú, en función de cómo orientes la vela vas en la dirección que tú quieres. La clave es que tú no tienes porqué ir en la dirección del viento. Cambiando el sistema de valoración, cambias tu sistema de percepción. Bajo la misma información, la procesas y tratas diferente. Te das cuenta que tienes control sobre lo que vas a hacer. Lo que hagas hoy no depende de tus circunstancias, sino de lo que tú hagas, de tu actitud frente a esas circunstancias. Tú tienes el control de la información que entra en tu filosofía. Tú decides si la información del telediario es buena información o no. La clave es aprender lo máximo que puedas. Que aprendas. Que obtengas nueva información y que esa información sea buena, de calidad. Aprende, aunque sea un poco cada día. Obtendrás nueva información que te permitirá procesar la información que percibas de forma diferente. La mente no la puedes cambiar, la mentalidad sí. Actúa.
Transformación de tus hábitos
“Las personas exitosas son simplemente personas con hábitos exitosos” Brian Tracy
Los hábitos comienzan con un patrón psicológico que consta de tres partes. A estas tres partes se las llama 'bucle del hábito'. La primera parte del 'bucle del hábito' es el gatillo o señal. Esta señal o gatillo le indica a tu cerebro que se ponga en modo automático. La segunda parte del bucle comienza cuando ocurre el comportamiento como tal. Y la última parte del bucle es la recompensa, es lo que tu cerebro disfruta. Un bucle de hábitos trabaja a nivel subconsciente. Hay muchas investigaciones que dicen que somos un cúmulo de hábitos y procesos que hacemos de forma inconsciente. Hay también investigaciones que indican que el 90% de lo que hacemos en nuestra vida es repetitivo, y que un 40% de lo que hacemos en un día no sabemos muy bien porqué lo hacemos. Un mal hábito tiene un efecto perjudicial en tu vida, y también quizás, en la de quienes te rodean, pero por alguna razón sigues con él. Normalmente nos sentimos mal con los malos hábitos, pero igualmente cedemos cuando se produce la señal. Los malos hábitos son un efecto secundario de la naturaleza humana. La mejor manera de terminar con los hábitos que no nos gustan es identificándolos, identificar las causas que lo producen e identificar los factores desencadenantes. Luego, se debe reemplazar ese hábito por otro que sea beneficioso y satisfaga la misma necesidad del hábito que queremos cambiar. También en necesario tomar medidas para que esa nueva rutina perdure a largo plazo. Cambiar un hábito es diferente a incorporar uno nuevo. Son caminos diferentes. Los hábitos, en sí mismos, no pueden eliminarse. Da igual que sean buenos o malos, únicamente se pueden reemplazar por otros, mejores o peores. El cerebro no tolera el vacío de quitar un hábito, hay que poner algo en su lugar. De todas las cosas que vamos haciendo durante el día, o cosas que debemos hacer por obligación, las que de alguna forma nos dan placer y nos gustan, las convertimos en hábitos. Por el efecto de repetición vamos incorporando una serie de hábitos en
nuestro cerebro. Con el proceso de repetición asimilamos el hábito. Al querer eliminar el hábito no podemos porque a nuestro cerebro no le gusta dejar un vacío. Por eso, lo mejor es reemplazar el hábito. Hay que dar un complemento que compense la aportación del hábito que queremos eliminar. Repetir y repetir hasta que el cambio se reemplace. Hay cuatro elementos que nos ayudan en el proceso de cambio de hábitos. El primer elemento para cambiar un hábito es ‘un por qué’. Quien tiene un porqué tiene un compromiso consigo mismo. Cuando tienes un porqué es más fácil hacerlo. Ese porqué es distinto en cada persona. Un porqué puede ser la salud, un porqué puede ser por amor, un porqué puede ser por respeto, etc. El segundo elemento para poder cambiar un hábito es la visualización. Visualizarte a ti mismo de cómo eres ahora y qué estás haciendo, para posteriormente visualizarte cómo quieres llegar a ser. Visualízate de cómo eres ahora, si estás gordo, sin dinero, sin estudios, fumando, etc., toma conciencia de donde estás ahora mismo; y posteriormente visualízate cómo quieres o qué quieres ser: visualízate más delgado, con más energía, con abundancia de dinero, sin fumar, o con ese negocio que te gustaría abrir, etc. Es un efecto de programación. Si este ejercicio lo haces antes de ir a dormir dejas al subconsciente trabajando. El tercer elemento es no dejar vacío de compensación al cerebro por la eliminación de un hábito, hay que reemplazarlo por otro, no eliminarlo. De no ser así, no se consigue. Recuerda, los hábitos no se eliminan, sólo pueden reemplazarse. Donde antes hacías unas cosas ahora debes hacer otra. Esa es la idea. Cuarto elemento y muy importante, no debes permitir que se den las señales que lo conectan con el hábito anterior que estás reemplazando. Por ejemplo: evitar ir al bar si es donde bebes, no comprar comida basura en el supermercado si quieres eliminar el hábito de comer comida basura, evitar pasar por la panadería donde compras esos dulces, etc. Seguro que entiendes muy bien lo que te quiero transmitir. Así evitas las señales y disparadores que te empujaban a ese hábito. Así evitas al cerebro asociarse con el antiguo placer que obtenía como recompensa del hábito anterior. Al final, lo que consigues al cambiar un hábito es que desencadenas alrededor de tu vida otros hábitos que empiezan a acompañarte. Por ejemplo, quien logra ir al gimnasio y lo asimila como un hábito normal en su vida, a ese hábito le acompaña otro y que es que empieza a alimentarse mejor, empieza a
beber mรกs agua, y se siente mejor. Al final, lo que consigues es cambiar tu vida.
Los pasos para terminar con cualquier mal hábito son: 1. Conocimiento, 2. Sustitución, y 3. Prevención.
El proceso de cambio de hábitos es muy laborioso y puede que a ti en particular te sea muy costoso. En este capítulo has aprendido que los hábitos son reemplazables, y que todos los hábitos que tu tengas que creas conveniente reemplazar, sepas que puedes hacerlo. Si tienes muchos, mejor que te centres en uno e intentes cambiarlo. Al lograr ese cambio te verás satisfecho por haber logrado tu propósito y tendrás más fuerzas para el siguiente. Si intentas hacerlo con varios a la vez, a lo mejor te invade la frustración de ver pocos cambios. Algunos serán más fáciles de reemplazar que otros. A lo mejor habrá alguno del que necesites ayuda externa. Por ello tampoco debes sentirte mal, peor es no hacerlo si el hábito es perjudicial. Si tienes un porqué, eso te llevará como mínimo a la mitad del camino. Espero que hayas reconocido algunos de los malos hábitos, o hábitos no beneficiosos, que puedas reemplazar por otros más productivos o interesantes. Quizá creas que tiene poco que ver con tus finanzas personales, pero si no lo has hecho ya, pronto te darás cuenta que sí. Los pequeños gastos, esos que normalmente dan respuesta a malos hábitos pueden llegar a ser los gastos más grandes. Es lo mismo gastarse cincuenta euros en una comida (que puede considerarse un precio excesivo), que comprarse veinte cajetillas de tabaco. También puedes gastarte esos cincuenta euros en comida, pero si la comida es saludable o no, puede depender de tus hábitos alimentarios. El coste económico por la comida puede ser el mismo, el coste de tu salud no. En este capítulo hemos visto la primera clave de tus finanzas personales: los objetivos y metas, tu sistema de valoración interno y los hábitos. Esta clave es muy potente y tiene que ver mucho en cómo eres tú como persona y en cómo puedes ser quién tú quieras ser. El simple hecho de interesarte en mejorar tus finanzas personales ya te predispone al cambio. Aquí has aprendido que mucho de lo que has estado haciendo hasta el día de hoy está provocado por la
influencia que has tenido a lo largo de tu vida, por la información y educación que has recibido, por los hechos culturales y por el haber adquirido unos hábitos en tu forma de ser y en tu filosofía de vida. Aquí ves que tienes la capacidad de decidir qué quieres ser y cómo vas a lograrlo. No esperes a que cambie todo lo demás. Eso no pasará. Cambia tú. Cambia cómo ves tú las cosas. Ya tienes parte de las herramientas.
2. Control de finanzas
“Lo peor que puedo hacer es hacer lo mismo que hace todo el mundo. Odio eso” Arnold Schwarzenegger
La segunda clave está en saber dónde estamos, controlar qué hacemos y proyectar qué queremos hacer con nuestras finanzas. Aprenderás cuál es el precio que tiene actualmente tu vida, aprenderás a calcular tu patrimonio neto y calcularás cuáles son tus entradas netas de efectivo. Aprenderás a clasificar tus ingresos y gastos y a establecer un límite mensual con las hojas mensuales de presupuesto. Cuando tengas todos los gastos controlados y seas capaz de realizar la hoja mensual de presupuesto, podrás realizar una previsión anual de gastos en base a los ingresos también anuales, pero eso, al ser un paso posterior lo veremos en la clave del capítulo 3 de elaboración de presupuesto anual. Un ejercicio de concienciación de lo que te cuesta ganar dinero te ayudará a darle mayor valor, tanto al dinero que ganas como a tu tiempo. Lo primero que te propongo es que intentes calcular por cuánto intercambias tu tiempo. Es decir, qué valor monetario tiene una hora de tu vida en el mercado laboral.
Cálculo de tu precio por hora de trabajo
“Recuerda, hoy es el mañana acerca del cual te preocupabas ayer” Dale Carnegie
Me gustaría que dedicaras unas horas de tu vida a analizar cuál es tu precio por hora de trabajo. Parece una tontería, pero seguramente no lo sabes. Este ejercicio te lo pido para que seas consciente de lo que cuesta ganar el suelo a final de mes y que valores después, en horas, los caprichos o gastos innecesarios fácilmente evitables. Este ejercicio te ayudará a reconsiderar esos gastos. Un método sencillo de cálculo es dividir el ingreso neto de tu nómina por las horas trabajadas del mes. Fácil. Habría que considerar el importe bruto que es por el que se tributa, pero vamos a dejarlo con el importe realmente disponible ya que es el que efectivamente podemos destinar a consumo, ahorro e inversión. Vamos a hacer un ejemplo muy sencillo. Supongamos que nuestra nómina neta es de 1.400 euros. Si trabajamos de lunes a viernes, nos salen unos 22 días de trabajo al mes. Haciendo la división de los 1.400 euros por los 22 días de trabajo, resulta que cobramos 63’63 euros por día. Si cada día trabajamos 8 horas, el precio por hora es de 63’63 euros al día entre 8 horas, esto nos da la cantidad de 7’95 euros la hora. Ya sé que es una forma muy rudimentaria de calcular nuestro precio por hora de trabajo. Pero la cifra que te resulte, igual te incomoda. Igual piensas que un salario de 1.400 euros está muy bien, pero si lo pasamos a precio por hora, a lo mejor ese salario ya no nos gusta tanto. También se da con mucha frecuencia, que dedicamos muchas más horas que las típicas 8 horas diarias. Si además añadimos que para desplazarnos al trabajo destinamos 1 ó 2 horas diarias, puedes añadirlas a la operación. Incluso puedes restarle el coste que te supone ir a trabajar si efectivamente lo tienes. Este coste puede ser la cantidad mensual que destinas de gasolina si vas en coche, el coste del abono de tren o metro, etc. Otros costes que podrías restar a tu nómina
neta son los de dietas, revisiones de coche, etc. De alguna forma son costes directos que tienes sólo por el hecho de ir a trabajar. Lo que se pretende con este ejercicio es que tomes conciencia de lo que cuesta ganar dinero y con qué facilitad lo gastamos. Debes incorporar esta información a tu sistema de valoración. Otro ejercicio que te propongo hacer una vez tengas el precio por hora de tu trabajo, es convertir tus gastos en horas. Por ejemplo, un gasto mensual que tengas en cuotas de 50 euros, convertido a horas a un valor de 7’95 euros la hora, resulta un poco más de 6 horas de trabajo. Casi una jornada para sólo para ese gasto. Espero que puedas calcular el precio de tu hora de trabajo y que la valores. No debes enfadarte por el resultado, el ejercicio no es ese. El ejercicio es tomar conciencia de tu esfuerzo y de la valoración que haces tú mismo de ese esfuerzo.
Cálculo de Patrimonio Neto
“Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado nunca triunfar” Theodore Roosevelt
Para poner un punto de partida, es interesante conocer de dónde partimos, conocer cuáles son tus recursos y tus obligaciones. Por ello, vamos a calcular el patrimonio neto. Este ejercicio ayuda a situarte, ver dónde estás, para decidir hacia dónde quieres ir. Como si estuvieras perdido en una gran ciudad y te acercaras a un mapa de esos que indican ‘usted se encuentra aquí’. Eso es lo que buscas con este ejercicio. Luego, cuando ya estés situado en ese mapa, podrás decidir a dónde quieres ir y tomarás decisiones, con la información que tengas de si vas andando, en taxi, autobús, etc. A partir de aquí debes empezar a trabajar tú. Es un ejercicio muy sencillo pero complicado. Es muy fácil hacerlo, la verdad no tiene complicación alguna, lo complicado es tener la suficiente voluntad o coraje para hacerlo. Para poder hacer bien este ejercicio, que es muy importante, vamos a calcular el valor neto de nuestro patrimonio. El resultado no es importante, no es importante que tu patrimonio sea grande o pequeño. Lo importante es lo que haces con él y lo que vayas a hacer a partir de ahora. Aunque el nombre de patrimonio neto te dé un poco de respeto, verás que es algo muy fácil de calcular. Mi propuesta es que lo vayas calculando mensualmente puesto que es algo dinámico. Es decir, puede cambiar, y de hecho, vas a trabajar para cambiarlo. El patrimonio neto es la diferencia entre nuestros activos y nuestros pasivos. Para ponerle una fórmula, esta podría ser así:
Patrimonio Neto = Activos – Pasivos
Estos conceptos son los que se utilizan en las empresas y negocios, tanto para los grandes como para los pequeños. Es algo que funciona, que sirve para medir el estado de una empresa en un momento determinado y nosotros lo vamos a utilizar para nuestra economía. No es algo que haya inventado yo. Está
probado su funcionamiento. Dicho esto, vamos a calcular tu primer estado de Patrimonio Neto. Pon, en una hoja, separada en dos columnas tus activos y tus pasivos. Suma el total de cada columna. La diferencia que te dĂŠ de restar el total de pasivos al total de tus activos, serĂĄ tu patrimonio neto en la fecha que lo realices. Es tan sencillo como eso.
Te propongo a continuación un ejemplo de plantilla de esa hoja para el cálculo del patrimonio neto.
Pasivos
Activos
Total Activos
Total Pasivos
Patrimonio Neto =
Conceptos a considerar Activos: - Saldos de cuentas de banco (todas en las que haya saldo, de cualquier tipo). - Saldos de cuentas de inversión (fondos de pensión, acciones, opciones, etc.). - Saldos a cobrar o que nos devuelvan (préstamos a terceras personas: amigos, familiares, etc., depósitos realizados y fianzas a nuestro favor. - Participaciones directas en acciones y/o participaciones en empresas. - Bienes inmuebles que no sean la vivienda habitual (casas, apartamentos, terrenos, parkings, etc.).
No son activos y no debes incluirlo: - Coche propio, ropa, electrodomésticos, mobiliario, etc. O son bienes de poco valor o te traerán demasiado trabajo valorarlos cada mes.
Pasivos: - Deudas a corto plazo: tarjetas de crédito, cuotas de pagos procedentes de financiación de compras, préstamos de amigos y/o familiares, etc. - Deudas a largo plazo: hipotecas, préstamos bancarios.
Patrimonio El patrimonio es la diferencia entre el saldo total de activos menos el importe total de los pasivos. Eso, arroja un número.
Hay que hacer un par de aclaraciones. La primera es que si tenemos algún artículo de elevado valor sí que debemos recogerlo en la hoja de Activos. Otro aspecto a tener en cuenta es que el importe que refleje el patrimonio neto no es lo que tú vales como persona. Tu riqueza interna es mucho más importante que tu riqueza externa. Tú vales más que cualquier número. Tu patrimonio financiero no es la calificación de éxito en tu vida. Además, mucha gente tiene un patrimonio neto positivo o negativo por lo que ha heredado o por cualquier circunstancia de la vida. Y ya sabes que las circunstancias no las podemos cambiar, pero si nuestra actitud frente a ellas. No le des mayor importancia de la que deba darse al número resultante. Es sólo un punto de partida. Esta información la puedes utilizar incorporándola a tu sistema de valoración. Dale mayor importancia a cómo vas a tratar y trabajar a partir de ahora. Para ello, pasaremos al siguiente ejercicio que también debes realizar cada mes. Así pues, el patrimonio es la cantidad de dinero que te quedarías si vendieras todas tus posesiones y liquidaras todas tus deudas. Observa que comprar cosas a crédito no te da más patrimonio. Además, los bienes que adquieres suelen depreciarse y perder valor con el paso del tiempo, las deudas en cambio no, siguen ahí.
Cálculo de Estado mensual de flujo de dinero.
“Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco” Benjamin Franklin
Este ejercicio también es muy sencillo y complicado a la vez. Se hace igual que el anterior, pero con los ingresos y gastos. Un hábito indispensable para el control de finanzas personales es controlar todos los ingresos y TODOS los gastos. Todos son TODOS. No hay que restarles importancia a los pequeños gastos pues son todo lo contrario. Los pequeños gastos son los más importantes porque, sin hacer ruido, son los que nos quitan dinero, poco a poco, sin que nosotros les reconozcamos su relevancia al cabo del mes. Además, normalmente son los más difíciles de controlar. Como habrás intuido ya, debes registrar todos y cada uno de los gastos que tengas. Realiza, con el mismo esquema que el ejercicio anterior, una relación de ingresos y gastos mensuales para saber si a final de mes, tienes un saldo favorable (ahorro) o si, por el contrario, tienes un saldo negativo que te consume ahorros o te induce al crédito (déficit). A esto le llamaremos Estado mensual de flujos de dinero. En las empresas se le denomina flujos de caja o cash flow. Es conveniente clasificar los gastos e ingresos según su origen o finalidad. Hay que registrar todas las partidas que quieras controlar. Hacerlo con mayor o menor detalle depende de la calidad de la información que quieras tener al finalizar el año.
AquĂ tienes un ejemplo de la hoja. Se parece mucho a la del patrimonio del ejercicio anterior.
Gastos
Ingresos
Total Gastos Total Ingresos
Estado mensual =
Conceptos a tener en cuenta Ingresos Ahora vamos a realizar una lista de los ingresos. Periodicidad (mensual, trimestral, semestral, etc.). Debes anotar los ingresos efectivamente adquiridos, si tienes ingresos semestrales, debes anotarlo en la hoja del mes que efectivamente se materializa el ingreso. Ejemplos de fuentes de ingreso: empleo, autoempleo, dividendos, intereses, rentas por alquiler.
Suma todos esos ingresos.
Gastos Realiza también una lista de los gastos. Anótalos todos. Todo lo que signifique una salida de dinero. Aquí está la clave. Este punto es muy importante, nos permite saber hacia dónde va el dinero.
Ejemplos: Donaciones. Supermercado Cosméticos Combustible y/o transportes Electricidad Agua Alquiler o pago de hipoteca Teléfono, internet, TV por cable Ropa Seguros (vida, hogar, etc.). Educación hijos Gastos médicos/farmacia Ocio (gimnasio, cine, teatro, dvds, cd’s, etc). Reparaciones (automóvil, casa) Comisiones bancarias Suscripciones Salidas a comer Etc.
Este apartado es sumamente importante. Es donde hay que reflejar todo. Cuando digo todo, es todo. Es difícil de controlar, pero hay que adoptar este hábito. Recuerda, anota todo lo que provoca una salida de dinero de tu bolsillo. Incluso cuando consideremos que esa salida es insignificante. Si el resultado del estado mensual de flujo de dinero es positivo, indica que ese mes tenemos superávit y podemos ahorrar. En caso contrario, si el estado mensual de flujo de dinero es negativo indica que hemos consumido de nuestros ahorros o que necesitamos crédito. Entiendo que los dos ejercicios que te propongo son muy simples y sencillos. Lo difícil es ser constante. De aquí viene eso de que lo difícil es lo sencillo. También es muy fácil no hacerlo. Por eso puede costar. Hay varias técnicas para registrar toda la información. Creo que una buena opción es poner en un sobre todos los tiques y facturas de cada mes, para después registrar los saldos en una hoja de cálculo en el ordenador. El
tratamiento de datos en el ordenador te permitirá hacer gráficos que visualmente son muy potentes. En cualquier caso, lo importante es registrarlo y tener el saldo mensual. Recoger toda esta información permite al cabo de un año, hacer un balance de ingresos y gastos que nos permitirá tomar medidas correctoras para mejorar nuestro consumo y nuestra capacidad de ahorro. Esto nos lleva al siguiente punto que no es otro que el de elaborar presupuestos mensuales con la información que tenemos de nuestros ingresos y gastos.
Elaboración de presupuesto mensual
“Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas” Demóstenes
Si has llegado a este punto estamos de enhorabuena porque has realizado la parte más difícil que es la de recoger y anotar todos los gastos e ingresos. Elaborar una hoja de presupuesto mensual, te permitirá empezar a registrar tu capacidad de ahorro y empezarás a realizar un fondo (o más) a destinar a emergencias o algún propósito que tengas a más largo plazo. El presupuesto mensual te debe permitir llegar a fin de mes con premisa de que tu dinero rinde mejor, que está controlado y que no se destina a gastos innecesarios. El presupuesto en sí mismo, es una planificación de las partidas e importes donde vamos a realizar el gasto en función de la persistencia de los ingresos. Es la cantidad de dinero calculado para hacer frente a los gastos generales de la vida cotidiana, de un viaje, etcétera. El presupuesto es un plan que expresa de manera cuantificable cómo vas a administrar los ingresos con la finalidad de garantizar la sostenibilidad. El primer objetivo que debes fijar es que los gastos no sean superiores a los ingresos. Debes planificar el consumo con la premisa que no vas a gastar más de lo que ganas. Si así fuera, estarías incurriendo en déficit y tendrías que cubrir ese déficit consumiendo ahorros o mediante crédito. Esta situación no es deseable y es la que trae problemas. Además, impide progresar y planificar otras metas más deseables. Para realizar el presupuesto mensual, cogemos el cálculo mensual de flujo de efectivo que hemos calculado anteriormente. La información que contiene esa hoja te servirá para realizar presupuesto para los siguientes meses. Vamos a considerar que los ingresos que tienes mensualmente son constantes y sostenidos. Los gastos que has anotado en la hoja de cálculo mensual de flujo de efectivo debe servirte de referencia para hacer el presupuesto de los siguientes meses. Eso quiere decir que, si has gastado cierta cantidad de dinero en hipoteca, esa cantidad debe mantenerse para los meses
posteriores. Lo mismo debes hacer con los consumos de energía, reparaciones, supermercado, etc. La idea es asignar a cada gasto una cantidad de dinero e intentar cumplir, mes a mes, con esa cantidad asignada. Para la elaboración de presupuestos, es recomendable asignar una cantidad. Así valorarás si evoluciona favorablemente o no. El siguiente paso es hacer el balance de ese presupuesto que estás preparando. Resta, de los ingresos que has previsto, los gastos que has planeado. Si el resultado es positivo estás en el camino correcto. Eso significa que estás elaborando un presupuesto con excedente de ingreso, lo que te permitirá ahorrar. Si no es así, revisa los importes y partidas planeadas en el presupuesto para ajustarlo. Debes identificar, tanto en la hoja de cálculo mensual de flujo de efectivo como en la hoja de presupuesto mensual cuáles son los gastos necesarios y cuáles son innecesarios. Hay que priorizar claro está, por los gastos necesarios. Los gastos innecesarios deben reducirse, y al ser posible, eliminarse. Quizá se trata de algún hábito que debas cambiar, o algo que debas analizar y volver a valorar. ¿Te acuerdas del capítulo donde te hablaba de los hábitos y del sistema de valoración interno? ¿Tienes gastos de los que debas valorar su necesidad? En verdad, para vivir necesitamos muy poco. Intenta valorar menos lo material. Valora el coste beneficio y reduce el gasto donde puedas, eso, irá en tu beneficio. Te pongo aquí una hoja de presupuesto de ejemplo.
Ingresos
Gastos
Hipotecas 600 € Crédito coche 250 € Supermercado 300 € Gasolina 100 € Nómina 1.800 € Alquiler piso 400 € Electricidad 150 € Intereses Banco 5 € Gas 50 € Telefonía 50 € Seguros 110 € Farmacia 60 € Dietas 100 € Ropa 60 € Ahorro 180 € Fondo 90 €
Yoga 50 € Reparaciones 50 € Otros 5 €
Total 2.205 €
Total 2.205 €
Mensualmente no debes gastar más de lo presupuestado para mantener el equilibrio.
3. Ahorro
“Ahorrar no es sólo guardar, sino también saber gastar” Anónimo
Es importante, y pocos lo hacen, presupuestar el ahorro mensualmente. En este capítulo hablaremos de la tercera clave, que es el ahorro. Podemos definir el ahorro como la parte del ingreso que no destinamos a consumo. Es la diferencia que hay entre los ingresos y los gastos. Ahorro = Ingresos – Gastos Es la cantidad de dinero que ingresamos y que no gastamos, y que, además, podemos guardar para usarlo en el futuro. El ahorro, es el hábito de guardar una parte de nuestro ingreso para conseguir una meta, cumplir un sueño o crear un fondo (o más) que nos permita afrontar alguna emergencia o imprevisto. Hay muchas razones para ahorrar, entre ellas, adquirir una casa, la educación de los hijos, gastos inesperados de salud o enfermedad y/o accidentes, la creación de un fondo para cuando nos jubilemos, etc. Los ahorros ayudan a alcanzar metas financieras, acumular bienes y minimizar riesgos. Además, nos ayudan a controlar los ingresos, a darles valor. El ahorro fortalece el bienestar de la familia, incrementa la estabilidad económica personal, familiar y patrimonial. También permite una distribución más eficiente del consumo a través del tiempo ya que se obtiene mediante la disciplina de hacer un presupuesto. Ahorrar significa cumplir objetivos: eliminar deudas, compra de una casa, un coche, viajes, etc., y otros sueños que queremos y debemos cumplir. Esos objetivos que se logran con el ahorro pueden ser tanto de consumo como de necesidad. Como, por ejemplo, crear un fondo de emergencia. Los objetivos del ahorro son diferentes para cada persona y varían en función de la edad que se tenga. No se ahorra por la misma finalidad a los 20 que a los 30, ni a los 40. Eso está claro. El ahorro, debe ser sistemático y constante y requiere que se haga con
disciplina y constancia. Esto nos ayudará a reunir la cantidad necesaria para conseguir nuestras metas y cumplir nuestros objetivos. No importa cómo se empieza ni la cantidad inicial. La constancia y disciplina ya lo harán crecer. Una recomendación que te hago es que de los ingresos mensuales destines el 10% al ahorro, y otra recomendación igual de importante, es que destines una cantidad fija mensualmente a crear un fondo de emergencia. Ahora que ya tienes realizado la hoja mensual de flujos de efectivo y has realizado tu presupuesto mensual en base a esa hoja de flujos, te ruego que modifiques tu presupuesto mensual e incluyas una partida para la creación de un fondo de emergencia. De esta forma, cada mes, debes tener controlado qué importe destinas o estás dispuesto a destinar a cada partida de gasto y debes retirar, antes de realizar cualquier gasto, ese porcentaje que te has establecido al ahorro y otro en la creación de un fondo de emergencia.
¿Dónde pongo mis ahorros?
“Un hombre sabio debe tener al dinero en su cabeza, pero no en su corazón” Jonathan Swift
Se conoce que hay dos tipos de ahorro según dónde se guarde el dinero. Existe el tipo de ahorro formal y el ahorro informal. Al tipo de ahorro informal se lo conoce como al que guarda el dinero en casa, ya sea en la caja fuerte, debajo del colchón, en una caja de galletas en la cocina, etc. Este tipo de ahorro no es el más deseado puesto que nos arriesgamos a que el dinero se pierda. El tipo de ahorro formal, consiste en guardar nuestro dinero en una institución financiera mediante algún producto financiero destinado a ello. Este tipo de ahorro permite obtener garantías, puesto que legalmente este dinero está protegido, y aunque la institución financiera quiebre, los depósitos están garantizados con un límite muy elevado.
¿Cuánto debo ahorrar?
“No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta” Vincent Van Gogh
Lo ideal, de entrada, y lo que se suele recomendar, es el 10% de los ingresos mensuales. También depende de nuestra capacidad de ahorro, de nuestra voluntad y de la prisa que tengamos para la consecución de alguna meta que nos hayamos propuesto. Hay que tener en cuenta que el ahorro va delante de cualquier gasto. Primero hay que separar la cantidad que vayamos a destinar a ahorro, y después se destina el resto a gasto y consumo. Se tiene la vaga idea que el ahorro es lo que queda después de haber realizado todos los gastos. Ese método no funciona. Primero el ahorro, después los gastos. Parece una tontería, pero es importante si se desea tener una constancia y disciplina en el ahorro. A lo largo de la vida laboral se recomienda también ahorrar para nuestra jubilación. Cuando nos jubilemos, no tendremos el mismo nivel de ingresos que durante nuestra vida laboral, por lo que tendremos que ajustar drásticamente nuestro nivel de vida en aquel momento o echar mano de nuestros ahorros. Cuando antes se empiece a ahorrar, menor será el esfuerzo que tengamos que hacer en el futuro. Hay diferentes tipos de productos que fomentan este tipo de ahorro. Todo va en función de su fiscalidad y del tipo de riesgo que se quiera asumir. Más adelante hablaremos de los tipos de productos o vehículos de inversión. Esta clave es la del ahorro. La cuenta de ahorro es uno de los principales instrumentos bancarios. En ella los ahorradores depositan sus ahorros con la intención de administrar sus recursos y obtener ganancias para mantener e incrementar el ahorro. El dinero en ella depositado se puede disponer en cualquier momento ya sea en ventanilla, en el cajero automático o a través de pagos mediante tarjeta de débito. El ahorro es recomendable depositarlo en algún producto que preferiblemente te rinda un poco de interés, por poco que sea, y que no conlleve comisiones. Por otra parte, la recomendación es que el acceso a ese ahorro no te sea tan fácil como para liquidarlo con el pago de alguna compra realizado con alguna tarjeta. Es decir, debes limitar el acceso a ese capital. Al menos, que no
sea fรกcil de consumir. La idea es que crezca.
¿Cuáles son los primeros objetivos del ahorro?
“No puede haber grandes dificultades cuando abunda la buena voluntad” Maquiavelo
Los primeros objetivos a lograr con el ahorro, son la eliminación de deudas. Eliminar deudas hará que te sientas mejor y que te alivies de situaciones financieras incómodas. Además, eliminar deudas debe hacer que tengas más capacidad de ahorro. Una vez hayas eliminado las deudas, al menos las más accesibles y perjudiciales, debes crear un fondo de emergencia. Un fondo de emergencia es un dinero que debes tener disponible equivalente a tres o seis meses de tus gastos fijos. Te propongo ahora dos métodos, uno para la eliminación de deudas y otro para la creación de un fondo de emergencia.
Eliminar deudas
“Hacer las cosas correctas, es mejor que hacer las cosas solo correctamente” Peter Drucker
El primer fin a lo que debes destinar tus ahorros, o lo que vayas ahorrando es en eliminar deudas. Si tienes deudas de tarjetas de crédito, deudas con algún familiar o amigo que te haya prestado dinero, alguna factura pendiente de liquidar en alguna tienda o servicio que hayas adquirido, esa deuda que sabes que está ahí y que nunca afrontas. Ahora es el momento, empieza a ahorrar para ir liquidando esas deudas. A medida que elimines esas deudas, no contraigas otras. No se trata de desnudar un santo para vestir a otro. La idea no es descapitalizarte. Si tienes ahorros, mantenlos, pero lo que vayas generando de ahorro nuevo, destínalo a eliminar deudas. Guarda lo te tengas como fondo de emergencia. Ir eliminando esas deudas debe empoderarte. Hay quien recomienda que una vez decidas definitivamente afrontar ese reto, que llames a la persona o empresa a la que debes, y le digas que lo tienes en cuenta y que definitivamente vas a liquidarlo, siempre y cuando reconozcas esa deuda. Eso te dará más compromiso. Te habrás puesto una nueva meta y un nuevo objetivo. Si eres esa clase de persona que ha ido acumulando deudas con la tarjeta de crédito, debes saber que los créditos que otorgan las tarjetas suelen ser de los más caros del mercado. Si crees que haces un mal uso de la tarjeta de crédito, te recomiendo que te deshagas de ella y solicites una tarjeta de débito o que realices los pagos en efectivo. Al hacer los pagos en efectivo eres más consciente de que te estas desprendiendo de tu dinero. El pago es más consciente. Un inconveniente de hacer los pagos en efectivo, es que, si tenemos dinero a mano, puede que caigamos más fácilmente en la tentación de gastar en cosas innecesarias. De otra forma, si no llevamos efectivo encima es seguro que no gastamos. Tú debes conocer cuál es tu situación y lo que mejor te funciona, tanto para mejorar el control como para evitar los gastos innecesarios y emocionales. Hay un método para eliminar deudas muy sencillo de aplicar y que solo tiene dos requisitos.
El primer requisito es que debes tener capacidad de ahorro. Llegados a este punto del libro, supongo que este requisito lo tienes más que cumplido. El segundo requisito es que debes conocer qué deudas tienes. Igual que el punto anterior, si hemos calculado cuál es nuestro Patrimonio Neto, ahí tendremos relacionadas todas nuestras deudas. El método consiste en enumerar las deudas por capital pendiente y conocer cuál es el tipo de interés que lleva asociado cada deuda. Hacemos una lista con las deudas, con los importes y las tasas de interés (en caso que la tengan). Enumera las deudas identificando primero las que tengan importe más pequeño y tasa de interés más elevado. Una vez cumplimos los dos requisitos y conocemos las características de cada deuda toca aplicar el método. De las deudas que tengamos enumeradas, seleccionamos la deuda más débil, la que tenga menor importe pendiente de devolución y tenga alguna tasa de interés que vaya en nuestra contra. Si tenemos deudas de tarjetas de crédito, hay que priorizarlas puesto que los recargos y comisiones de impago con altamente costosas y tenemos un contrato firmado de ese crédito. Una vez identificada debemos liquidarla con las cantidades que vamos ahorrando cada mes para ir amortizando el capital pendiente de esa deuda, hasta que la liquidemos. Una vez liquidada buscamos la segunda deuda más débil y vamos a por ella. Ahora quizá afrontes una deuda con capital superior. También puede que tengas más capacidad de devolución si estábamos pagando algo por aquella primera deuda. Es decir, puede que se dé el caso que podamos afrontarla con el importe que estábamos ahorrando más el importe que estábamos pagando por la primera deuda que ya hemos pagado. Un ejemplo sería el caso de haber liquidado una deuda de una tarjeta de crédito de la que estuviéramos pagando cuotas de devolución, o algún crédito bancario. Seguimos eliminando deudas con este método hasta que hayamos terminado con la lista. Si te queda alguna deuda, como puede ser alguna hipoteca, y te quede un importe elevado a devolver, puedes plantearte ir haciendo amortizaciones parciales, pero no lo hagas hasta primero disponer de un fondo de emergencia y vayas afrontando las amortizaciones parciales con un plan específico.
Si te das cuenta, para la eliminación de deudas, nos hemos propuesto en primera instancia una meta: eliminar nuestras deudas. También hemos establecido objetivos: hemos clasificado las deudas y hemos ido una a una. Hemos convertido cada deuda en un objetivo que ha contribuido al logro de la meta más grande. De habernos propuesto como meta eliminar las deudas sin haber fijado objetivos parciales más pequeños y más fáciles de conseguir, seguramente, no lo habríamos conseguido. Y seguro que habrá alguna deuda que será más difícil de devolver que otra, pero no hay que rendirse. Una vez hayas liquidado todas las deudas que tengas, al menos las más accesibles y perjudiciales, vamos a crear un fondo de emergencia. Te pongo a continuación un ejemplo de cómo realizar la lista e identificar por dónde empezar.
Deuda Importe Interés Prioridad
Hermano Coche Sofá Tarjetas
1.000 0’00 % 2.000 4’50 % 1.800 0’00 % 2.500 19 %
3 2 4 1
En este ejemplo, damos prioridad a la cancelación de la deuda de tarjetas por el interés que pagamos, después, el crédito del coche, por el interés que tiene debido a que las otras dos no tienen interés asociado.
Fondo de emergencia
“Un camino de mil millas comienza con un paso” Benjamin Franklin
Un fondo de emergencias es, como su nombre indica, una cantidad de dinero disponible para hacer frente a cualquier imprevisto. Desgraciadamente los imprevistos siempre ocurren y como desconocemos cuál será su origen, hacemos un fondo común para cubrirlos. Puede que el coche sufra alguna avería costosa, algún electrodoméstico se rompa, puede que nos quedemos sin trabajo por alguna temporada, etc. La lista de posibles imprevistos es casi infinita. Para que estas situaciones no dañen nuestro curso financiero, ni afecte a nuestro ahorro, vamos a crear un fondo de emergencia. Tienes que conseguir al menos crear un fondo de emergencia. Luego, con el tiempo, puedes hacer más fondos en función de los planes y proyectos que te propongas. La finalidad del primer fondo debe cubrir al menos los gastos fijos mensuales que tengamos por un periodo comprendido entre tres y seis meses. Para que sea más fácil de conseguir, te propongo que el primer objetivo sea cubrir tres meses y posteriormente pases a seis. Si no te sientes seguro con un fondo de seis meses, puedes ampliarlo hasta cubrir el plazo que creas conveniente.
¿Cómo creamos el fondo?
“Quien obra puede equivocarse, pero quien no hace nada ya está equivocado” Santa Teresa de Ávila
Vamos a destinar cada mes una cantidad fija de dinero a crear este fondo. La cantidad depende de las circunstancias personales: los ingresos que tienes, cuántas personas están a tu cargo y qué otras opciones tienes para encontrar dinero rápidamente en caso de necesidad. La cantidad necesaria la puedes encontrar en los gastos que tienes presupuestados en la hoja de presupuesto mensual. La cantidad que vayas a destinar a este fondo debe incluirse en la hoja de presupuesto mensual al igual que hacemos con ese 10% que destinamos a ahorro. También debes separar esa cantidad antes de los gastos. Como te he dicho antes, se recomienda acumular un fondo equivalente a entre tres y seis meses de gastos corrientes, es decir, lo suficiente para pagar los gastos mensuales que tienes en la hoja de presupuesto mensual durante ese periodo de 3 y 6 meses. Fija esa cantidad como objetivo y ve a por él. Cuando empieces, por pequeña que sea la cantidad inicial del fondo, dale tiempo para que crezca. Estás haciendo cosas que nunca antes habías hecho. Ten paciencia. También puedes ir destinando a este fondo las entradas extra de dineros que tengas cuando se produzcan. Puedes incluir en este fondo los sobrantes de dinero del presupuesto que tengas cada mes, por ejemplo. La cuestión es darle valor al dinero y destinarlo a algún propósito o fin concreto. Destinar dinero mensualmente a este fondo de emergencia puede implicar ajustar más el presupuesto mensual, por ello revisa cuantas veces sean necesarias los gastos mensuales que tienes y prioriza constantemente. Este fondo, al igual que la cantidad mensual destinada a ahorro, lo puedes guardar en una cuenta bancaria. Recuerda que debes intentar, en la medida de lo posible que te dé un poco de rendimiento. En todo caso, evita comisiones, se trata de sumar, no de restar. Si esto implica cambiar de banco, no dudes. No pasa nada por tener relación con más de una entidad financiera
siempre que sea en nuestro beneficio. Puedes tener el fondo de emergencia y los ahorros en la misma cuenta, pero debes conocer en todo momento qué importe corresponde a ahorro y qué importe corresponde al fondo de emergencia. En todo caso, se debe depositar en productos sin riesgo donde te garanticen la preservación del capital. No conviene invertir el fondo de emergencias en acciones, fondos de inversión de renta variable o renta fija a largo plazo, debe ser accesible cuando lo necesites. En el caso del fondo de emergencia, la disponibilidad y seguridad son más importantes que la rentabilidad, pero tampoco te interesa tener todo ese dinero inmovilizado en una cuenta o debajo del colchón, sin producir nada. El equivalente a un semestre de gastos puede ser una cantidad considerable y es de sentido común buscarle alguna rentabilidad, por pequeña que sea. Si no consigues rentabilizarlo no te preocupes, por lo menos, evita comisiones. Una vez hayamos eliminado deudas, al menos las más desfavorables, y tengamos al menos un fondo de emergencia, empezaremos a pensar en convertirnos en inversores. Pero antes de llegar a ese punto, creo que es necesario hacer la vista atrás y ver todo el camino que has recorrido y el esfuerzo que has realizado. En este punto, ya debes conocer cuál es tu patrimonio neto mes a mes. Has eliminado muchos gastos innecesarios y habrás empezado a ahorrar. Quizá ya has eliminado alguna deuda y empiezas a darle importancia a la creación de un fondo de emergencia. Si no has empezado, al menos, podrás cuantificar cuál es el importe deseable de tu fondo de emergencia. Tienes un control mes a mes de tus gastos y seguro que ya has cambiado algún hábito que no era del todo deseable. Espero que esto influya en tu entorno y veas que lo que te propones puedes conseguirlo. La perseverancia es la cualidad de los ganadores. Con todo esto cumplido quiero darte la enhorabuena. Llegar hasta aquí tiene mucho mérito porque has renunciado a muchas cosas. Has realizado un esfuerzo brutal. Has conseguido algo en lo que quizá nunca habías pensado. Te has propuesto metas y objetivos y, en la medida de lo posible, estarás en el camino de algunos y habrás logrado otros. Seguro que algo ha cambiado en ti. Espero que sigas con esos cambios. Ahora que ya tienes el control sobre tus finanzas, creo que llega la hora de protegerte. Te invito continuar con la siguiente clave.
Pero antes, vamos a citar los productos bancarios de ahorro: Depรณsitos a plazo: En un depรณsito, o imposiciรณn a plazo fijo, el cliente obtiene cierta rentabilidad a cambio de mantener el dinero durante un determinado tiempo. Cuentas a la vista remuneradas: Suelen ofrecerlas los bancos de Internet. Dan mayor rentabilidad que las cuentas tradicionales sin tener que renunciar a la liquidez. La cuenta ahorro vivienda: Es un producto destinado a aquellos que estรกn ahorrando para comprar su vivienda habitual.
4. Elabora tu presupuesto anual
“El problema es que piensas que tienes tiempo” Buda
Una vez tengas registrados los gastos e ingresos mensuales de un año completo en las hojas mensuales, podrás hacer el cálculo de estado anual de flujo de dinero. Tendrás clasificados todos tus ingresos y gastos anuales. Esta información es muy valiosa y costosa pues requiere de mucho esfuerzo y dedicación. Si lo consigues estarás de enhorabuena porque a partir de aquí puedes afrontar mejor cada gasto y racionalizarlo. Para la elaboración del presupuesto anual te recomiendo trabajar con el máximo de información posible de las hojas mensuales de control de gastos e ingresos. Es importante trabajar con cuantas más hojas mensuales mejor puesto que seguramente aparecerán gastos que no habías previsto y ahora sí podrás considerarlos para el próximo ejercicio. Así pues, si tienes la totalidad de gastos e ingresos de un año, podrás hacer la suma total por partidas para ver qué saldo arroja en ese periodo de tiempo. En esta ocasión podrás ver qué cantidad has destinado, en ese periodo de tiempo, en supermercado, telefonía, gasolina, electricidad, dietas, ocio, ahorro, ropa, comedor, libros, etc. Ahora se trata de asignar porcentajes de cada partida respecto al total de gastos general. Una vez tengas asignados los porcentajes, podrás ver qué partidas son las que consumen más recursos. A partir de aquí, puedes dividir el total del resumen que tengas para poder obtener el nuevo presupuesto mensual y lo multiplicas por 12 en caso de no tener 12 hojas de control mensual de gastos e ingresos. Así tendrás el presupuesto anual para el próximo año. Cuando tengas esa proyección, puedes realizar las modificaciones que creas oportunas. Es decir, si te sale que el presupuesto anual para la partida de telefonía es de 600 euros y crees que ese importe es demasiado elevado, puedes asignar una menor cantidad con el compromiso de reducir esa partida buscando la mejor solución que se adapte a tus necesidades. Trabajar con presupuestos anuales da mayor amplitud de visión y permite
trabajar mejor las partidas puesto que permite planificar mejor el consumo. Si vemos que en gasolina tenemos una cantidad que nos desagrada, igual podemos proponernos alternativas más económicas para nuestros desplazamientos. Quizá no sea posible realizar un cambio para todos los desplazamientos, pero a lo mejor si puedes combinar con otras opciones que te sean más favorables. Igual es hora de sacar la bici. Si destinas cierta cantidad en la compra de ropa, puedes destinar una cantidad cada mes a ese concepto o puedes realizar las compras en periodos que sepas que te será más favorable. Con el resto de partidas, puedes hacer lo mismo. Ahora que ya tienes el presupuesto anual, no debes tener miedo si un mes te gastas 300 euros en libros, mientras no te pases del importe total anual que tienes destinado a ese propósito. Espero que hayas entendido el propósito de esta clave. Es importante para mí que lo domines y que lo realices, puesto que te permitirá planificar el consumo y seguro que logras reducir algún que otro gasto. Ver los importes anuales es más impactante y te hace priorizar mejor, sobretodo en cosas no tan necesarias. Espero que en breve seas un maestro en la elaboración de presupuestos. Eso se consigue a base de repeticiones y adquisición de experiencia. La perseverancia aquí es un factor muy importante y es lo que marca la diferencia, como te he dicho antes, es la cualidad del ganador.
Te pongo aquí una hoja de presupuesto de ejemplo.
Ingresos
Gastos
Hipotecas 7.200 € Crédito coche 3.000 € Alimentación 5.020 € Gasolina 1.000 € Nómina 21.600 € Electricidad 900 € Alquiler piso 4.800 € Gas 150 € Intereses Banco 60 € Telefonía 600 € Seguros 1.200 € Farmacia 350 € Dietas 400 € Ropa 500 € Ahorro 2.160 € Fondo 1.080 € Ocio 800 € Reparaciones 400 € Formación 1100 € Viajes 600 €
Total 26.460 â‚Ź
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Mensualmente puedes ir consumiendo de estas partidas que tienes asignadas anualmente, pero en el cĂłmputo anual no debes sobrepasarlo. AdemĂĄs, debes ir controlando que los ingresos se cumplen. En caso de superar el importe total asignado a una partida, se puede restar de otra o retirar fondos del fondo de emergencia. Depende del motivo. Espero que el ejemplo te sirva.
5. El seguro y el crédito
“El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez” Epicuro
Esta clave trata sobre el crédito y el seguro. Del crédito hay que entender bien de dónde sale y porqué es necesario. Aprenderás que son los seguros, aunque seguramente ya lo sepas, pero desde la vertiente de protección de nuestros seres queridos, minimizando, en lo posible, lo que el azar nos depara. Aprenderás los tipos de crédito y seguros existentes, cómo se hace una evaluación de riesgo frente a una solicitud de crédito y el porqué es idóneo asegurar nuestro patrimonio y nuestra familia. Sin más rodeos, empezamos por los seguros.
El Seguro
“Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio” Confuncio
Vamos a ver las principales razones por las que es necesario contratarlos, las figuras que aparecen en los seguros para que los entendamos, la tipología de los seguros y las recomendaciones o características propias de cada uno. A los seguros, los pondremos con los gastos en nuestros presupuestos mensuales y anuales. Debes cambiar tu visión acerca de los seguros en cuanto se considera un gasto inútil. Los seguros son una inversión. Un buen seguro, es una buena inversión. Vale la pena dedicarle tiempo a conocer los detalles, coberturas y límites, porque el día que lo necesites no haya sorpresas. La mayoría de todos nosotros desconocemos la situación económica en la que quedarían nuestros seres queridos si se tuvieran que enfrentar a la tragedia que supone la muerte o invalidez de alguno de los miembros de la familia, sobretodo de los que aportamos ingresos al hogar. Por ese motivo, es importante reflexionar, y aunque la muerte puede ser un tema tabú, el bienestar de la familia debe estar por encima de todo. No hay nada más seguro en esta vida que nuestra muerte. De cómo y cuándo no podemos saberlo, pero de qué ocurrirá hay una certeza del 100%. Recuerda, que es lo más preciado que tenemos es nuestra vida y la de los seres queridos que dependen de nosotros. Nuestro trabajo, es casi siempre lo que satisface las principales necesidades de la familia, sin embargo, estamos expuestos a un sinfín de riesgos que pueden afectar la estabilidad de nuestros hogares. Vamos pues a definir que es el riesgo. Se puede decir que el riesgo es la probabilidad de que ocurra un accidente o un imprevisto que pueda dañar a una persona, familia o patrimonio. El riesgo no puede eliminarse, siempre está ahí, lo que si podemos hacer es prevenirlo, transferirlo y minimizarlo. Por ejemplo, todos conocemos, en lo que supone prevenir y minimizar riesgos, la prevención en riesgos laborales. Es una forma de prevenir riesgos, puesto que la formación que uno recibe permite identificar los riesgos de su puesto de trabajo y recibe consejos para minimizar la
exposición a estos. Es un ejemplo muy común. En lo que se refiere a transferir un riesgo, lo que se hace es una póliza de seguro mediante la cual se transfiere ese riesgo en una aseguradora. La aseguradora se encargará de garantizar e indemnizar todo o parte del daño producido por la aparición de determinadas situaciones fortuitas. Normalmente cuando se compra o vende algo físico, el comprador recibe el bien, inmediatamente lo disfruta. En el caso de los seguros, el comprador paga una prima que es el precio del seguro a cambio de un posible servicio futuro, sin embargo, la protección comienza desde el momento en que se formaliza el contrato del seguro. El seguro es un servicio, es decir, no es físico ni tangible. Y si no debes utilizarlo, mejor. La venta del seguro constituye el inicio de la relación entre asegurado y la compañía aseguradora. La aseguradora no solo tiene que atender los siniestros, en caso que se produzcan, sino que, además, tienen la obligación de mantener informado y asesorado a su cliente en todo momento. Es preciso conocer qué se puede asegurar, ya que no todo es asegurable, que figuras aparecen en la actividad del seguro, cuándo se puede asegurar algo, cómo se debe contratar un seguro, cuál es el proceso de asegurar un bien y qué fases comprende. Pero para que algo pueda asegurarse, se deben cumplir ciertos requisitos. El primero es que debe de tratarse de algo material, por ejemplo, un coche, vivienda, negocio o algún artículo que tengamos en casa, pero también puede ser inmaterial, es decir un perjuicio económico por paralización de actividad, como cuando sucede alguna enfermedad o cuando uno fallece. Ese riesgo debe ser cuantificable, es decir medible en dinero. Debe ser un objeto derivado de una actividad lícita y estar expuesto a perderse por el riesgo que corre el asegurado. La mayoría de los seguros son productos ya preestablecidos, diseñados para cubrir una o más soluciones concretas, el seguro del coche, de la casa, de vida, son ejemplos de ello. Al final, somos nosotros los solicitantes del seguro los que elegimos la cobertura que mejor se adapte a nuestras necesidades o presupuesto. Generalmente en un contrato de seguro intervienen seis partes. La aseguradora, el tomador, el asegurado, el beneficiario, la póliza y los
mediadores. La aseguradora es la entidad que asume las consecuencias del riesgo que es objeto de cobertura en un contrato de seguro. Se encarga de recibir el importe de la prima como precio del riesgo que cubre, y tiene derecho a verificar las circunstancias en las que se ha producido el siniestro, a fin de comprobar que existe cobertura según lo acordado en el contrato firmado. Eso ocurre cuando solicitan un peritaje. El siguiente elemento es el tomador. El tomador es la persona que suscribe o paga el contrato con la entidad aseguradora. No siempre la persona asegurada es el beneficiario. El tomador puede solicitar a la aseguradora que realice cambios en la póliza, como modificar la cobertura, cambiar a los beneficiarios o el domicilio de cobro siempre y cuando no se deje de pagar la prima pactada. El asegurado es la persona que en sí misma en sus bienes o en sus intereses económicos está expuesta al riesgo, por ejemplo, en un seguro de vida el asegurado será la persona cuya vida se basa en el contrato. En el seguro de incendios el asegurado es el titular del inmueble o bien cubierto en la póliza. Cuando se asegura un bien, el asegurado debe custodiarlo, protegerlo y tomar las precauciones necesarias para no favorecer la ocurrencia de un siniestro. El beneficiario es la persona que recibe la indemnización en los casos previstos en la póliza, suele tener un vínculo común de intereses personales, familiares o económicos con el asegurado o tomador. Un ejemplo es el seguro de vida, los beneficiarios en caso de fallecimiento en caso de titular serán los familiares más cercanos. En las condiciones de la póliza se puede designar como beneficiario a cualquier persona. Esto es interesante saberlo por si estamos conviviendo personas fuera de la figura del matrimonio o se quiere designar a unos beneficiarios específicos. La póliza es el documento principal que compone el contrato del seguro, es un documento en el que constan los derechos y obligaciones de ambas partes. Hasta que este contrato no esté firmado por ambas partes y esté aceptado por todos, no comenzarán los derechos y obligaciones que están contenidos. Por último, están los mediadores, es decir la persona o asesor que aconseja al cliente sobre las modalidades del seguro y coberturas que más le convienen en función de su situación personal. Identificarás mejor a esta persona si la identificas con el comercializador del seguro. El mediador analiza los
riesgos a lo que estamos expuestos, los perjuicios económicos que podrían surgir y te propone una oferta. Esta figura no siempre aparece puesto que en ocasiones podemos contratar directamente con la compañía aseguradora. Ahora que ya sabemos qué elementos intervienen en un seguro, vamos a ver que estos, pueden ser públicos o privados. Los seguros públicos son los que ofrece el gobierno, y por lo general, se conocen como seguros sociales, que cubren los gastos médicos comunes. Dentro de los seguros privados los más comunes son el seguro de vida, el seguro de gastos médicos privados, seguro de automóvil, seguro de hogar y el seguro por desempleo. Entre los tipos de seguros tenemos el de vida, en caso de que muera el asegurado, la compañía aseguradora le dará una cantidad de dinero a quienes hayan designado como beneficiarios en la póliza. El seguro de gastos médicos privados por otro lado cubre los gastos por accidente o enfermedad según la póliza contratada. El seguro de automóvil, dependiendo del tipo de cobertura, cubre los daños ocasionados a la salud de los ocupantes o al vehículo de un tercero y los daños que nuestro automóvil y sus ocupantes puedan sufrir. El seguro de hogar cubre los daños a consecuencia de un fenómeno natural, robo o incendio, también en función del tipo de póliza y coberturas. Por último, el seguro de desempleo otorga una protección básica a los trabajadores asalariados que hayan perdido el empleo incluyendo a varios grupos vulnerables y discriminados. Otros tipos de seguros pueden ser las pensiones y planes de previsión. Cuando entramos en edades avanzadas y dejamos de trabajar debemos seguir cubriendo nuestras necesidades de alguna forma. Dejamos de trabajar y dejamos de recibir ingresos por ese concepto. Entonces, los ingresos de las personas jubiladas se cubren con lo que se denomina pensión. La pensión es una cantidad de dinero que periódicamente reciben los trabajadores cuando se retiran por haber contribuido, con su cotización, a las arcas públicas, ahorrando, una parte de su sueldo, durante todos los años que estuvieron trabajando. Ese dinero es administrado por instituciones de seguridad social o por administradoras de fondos para el retiro a través de una cuenta
individual. El ahorro para el retiro de los trabajadores proviene de las aportaciones que durante años realiza la empresa, el gobierno y el propio trabajador. Estas aportaciones son una parte del ahorro para la jubilación, la otra se puede conformar con un ahorro adicional voluntario que realizaría el trabajador a lo largo de su vida laboral mediante planes de pensiones privados. Los administradores de los fondos de las pensiones no solo guardan los ahorros, sino que también los invierten. Los fondos públicos se invierten parcialmente, los privados van en función de nuestro perfil inversor y del producto que finalmente hayamos contratado. Invertir los fondos de las pensiones persigue incrementar su valor a largo plazo. Si individualmente ahorramos, de forma voluntaria cantidades adicionales de forma constante, ya sea en planes de pensiones o en otras formas de ahorro, tendremos una mejor pensión y nivel de vida en nuestra jubilación.
Recomendaciones sobre seguros
“Hasta el día de su muerte, nadie puede estar seguro de su valor” Jean Anouilh Aquí tienes algunas recomendaciones sobre los seguros. Revisa varias opciones antes de contratar uno. Revisa la póliza del seguro, consulta a un profesional para que te explique cuál es el mejor seguro de acuerdo a tus necesidades. Reflexiona qué necesitas, cuáles son las condiciones generales de la póliza, cómo va a operar, qué obligaciones hay, qué cubre, y qué no cubre. Sé crítico. Infórmate. No debes confiar únicamente en lo que dijo el agente de seguros, compara qué otras opciones existen en el mercado. Lee bien la póliza para que no haya malos entendidos, y si hay dudas acude con un especialista y pregunta todo lo que no entiendas porque a veces no todo lo que está en el contrato está en nuestra comprensión. Normalmente, lo que uno no entiende de los contratos es importante. Ten en cuenta que no hay seguros para todo. Así es que debemos buscar alguno que cubra nuestras necesidades, conoce lo que estás comprando y compréndelo. Un proverbio chino dice que quién pregunta es tonto por un día, pero quien no lo hace, es tonto para siempre. Recuerda que en términos del seguro es mejor tenerlo y no usarlo, que tener que usarlo y no tenerlo. El riesgo es inesperado, incontrolable y no sabemos cuándo aparecerá. Por eso siempre es mejor tener cubiertos nuestros riesgos. El riesgo no se puede eliminar, pero sí se puede minimizar. ¿Cómo? Con una póliza de seguro. En caso de tener ya contratado un seguro, tómate la molestia de pedir una cita con el mediador o con la compañía donde lo tengas contratado para que te ponga al corriente sobre qué es lo que realmente tienes contratado por si hay que modificar algún aspecto. Valora seriamente las opciones de asegurar tus bienes y a tus seres queridos. Tu casa, tu coche y tu vida deben estar aseguradas. Tu casa a lo mejor
no te genera ingresos, pero quizá sí destinas recursos a pagarla. Tener una pérdida elevada en tu casa puede suponer una ruina de tu economía doméstica. Debes asegurar todo lo que legalmente debas tener. Por ejemplo, no evites el seguro de tu coche. Tenlo. No te gustaría que en un accidente de tráfico la otra parte implicada no tuviera seguro. No te expongas a la incertidumbre, considera este capítulo como una inversión. Estar asegurado te aportará tranquilidad a ti y a tu familia.
El crédito
“La salud de muchos hubiera sido mejor si sus riquezas hubieran sido menores” Benjamin Franklin
El crédito es una herramienta que utilizamos para adquirir bienes y servicios de una forma responsable. En principio, así debería ser. Podemos definir el crédito como la cantidad de dinero u otro medio de pago que una persona o entidad, especialmente bancaria, presta a otra, bajo determinadas condiciones de devolución. Stuart Mill lo define como el permiso para usar el capital de otro. Lo común de ambas definiciones es que se utiliza dinero que no nos pertenece. Todas las relaciones de crédito se basan en la confianza. La confianza que tendrán en prestarnos el dinero o usar el capital de alguien más. De esta manera, el crédito es una cantidad de dinero que obtenemos con la obligación de devolverla en un plazo determinado, más una cantidad adicional por el concepto de intereses. El crédito es una herramienta que nos permite adquirir bienes y servicios, algunos de los cuales no podríamos adquirir de inmediato, ya que no ahorramos lo suficiente o no disponemos de la totalidad del efectivo para poderlos comprar en ese momento. Es cuando tenemos que solicitar un crédito. El ejemplo más sencillo es el de comprar una casa. Para poder comprar una casa sin recurrir al crédito tendríamos que ahorrar mucho tiempo, incluso toda una vida, para poder adquirirla. En caso contrario, siempre podemos recurrir al crédito. Podemos encontrar créditos con plazos tan cortos desde los 30 días hasta algunos tan largos que pueden durar 30 años o más como los préstamos hipotecarios. Así como los créditos nos pueden ayudar a adquirir algún bien o servicio que necesitamos en ese momento, también nos pueden traer problemas severos si no los devolvemos a tiempo.
Nuestras finanzas se verán afectadas, y vamos a cerrar la puerta del crédito en un futuro. Recordemos que anteriormente hemos dicho que se basa en la confianza. No devolver un crédito a tiempo nos resta credibilidad y los prestatarios valorarán negativamente nuestra confianza. Antes de solicitar un crédito, debemos valorar si lo podemos pagar conociendo nuestra capacidad de pago. Debemos restar los gastos de los ingresos, incluyendo el ahorro y las cantidades destinadas a pagar otras deudas. Lo que quede, será la cantidad máxima que podemos destinar al pago de nuevas deudas sin riesgo de caer en morosidad o incumplir con los pagos. Hay que hacer la valoración de los importes a devolver en nuestros presupuestos. Si no encaja, no debemos solicitar el crédito hasta que nuestra situación cambie o reajustar nuestro presupuesto mensual. El precio de un crédito es la tasa de interés. En cuanto más alta sea esta, será más caro el crédito. Cuanto menor sea la confianza que depositen en nuestra capacidad de retorno, mayor será también la tasa de interés. Por eso, debemos siempre de cuidar que la tasa de interés sea la más favorable. Al solicitar un crédito, la entidad financiera hace uso de diferentes herramientas para analizar el riesgo que les supone prestarnos dinero. Estas herramientas se utilizan por los departamentos de evaluación de riesgos y sus analistas para aprobar o denegar nuestra solicitud de un préstamo personal o una hipoteca; el gran enigma al que todo ciudadano de a pie le gustaría descifrar. Para poder ganar una batalla es imprescindible conocer al enemigo y conocerte a ti mismo; la batalla de conseguir una hipoteca o un préstamo personal se basa en ser una persona seria, responsable y buena pagadora (y que el analista de riesgos de la entidad financiera se lo crea). En todo análisis de riesgos hay una parte subjetiva y una objetiva. Nos centraremos en las herramientas objetivas que tiene el director de la sucursal para evaluar nuestro perfil de riesgos, sin antes destacar que, sin una formación sólida en evaluación de riesgo y una práctica profesional adecuada, la documentación del cliente dice poco. La capacidad de estimar los rasgos subjetivos del solicitante y predecir su voluntad y capacidad de pagar adecuadamente es lo que distingue los excelentes analistas de riesgos, los que apenas tienen impagos en su balance. Analizaremos los puntos que analiza la persona que nos examina crediticiamente en base a la documentación que nos solicitan normalmente y la
información que el propio banco obtiene.
DNI o NIE: De dónde venimos y a dónde vamos El simple documento de identidad es una fuente de información muy rica. La edad del solicitante, por ejemplo, es un dato fundamental. Normalmente conceder una hipoteca o un préstamo personal a una pareja demasiado joven implica un riesgo superior. Por la falta de experiencia profesional y vital. También es problemático conceder financiación a solicitantes demasiado mayores, ya que con la jubilación los ingresos disminuyen y los gastos médicos aumentan. Eso, sin dejar de lado la menor esperanza de vida y el coste superior de contratar un seguro de vida vinculado al préstamo. Normalmente los bancos conceden hipotecas a un plazo no superior a 40 años con el siguiente tope: Edad del solicitante + Plazo no superior a 70 o 75 años (según entidad). Por tanto, para conceder una hipoteca a 40 años no se puede ser mayor de 35 años. Otro punto importante es la nacionalidad del solicitante para evaluar la cultura financiera, regulación y usos y costumbres del país de origen. La cultura financiera del país de origen influye en la propensión a pagar correctamente. Es un dato estadístico y empírico más.
Vida laboral: Nuestra capacidad de generar ingresos El documento de Vida Laboral, proporciona una información inestimable para la entidad financiera. Todo el historial laboral de una persona en sus manos. Bien interpretada y contrastada con lo que comenta el interesado, proporciona un instrumento de predicción laboral de primer orden y, consecuentemente, de la capacidad económica futura del que solicita el préstamo. Analizar la capacidad de reembolso es algo que no se basa solamente en el empleo presente, ya que esta visión es estática. En hipotecas a más de 30 años, lo importante es tratar de predecir la trayectoria profesional del cliente. El único colectivo cuyo trabajo es fácilmente previsible es el de los funcionarios. Una buena vida laboral, en principio, tiene que tener pocos periodos de desempleo, empresas conocidas, existencia de contratos indefinidos y estabilidad en los empleos. No gusta mucho que se dure poco en las empresas o que haya
parones largos entre puesto y puesto. También se estudian los sectores en que uno ha trabajado y si se ha ido de menos a más o se intuye un estancamiento.
Nóminas, contrato de trabajo o documentación fiscal del autónomo La radiografía de nuestra capacidad de reembolso. El banco tiene que calcular si con lo que ingresamos podemos vivir y además pagar la cuota mensual del préstamo. Para ello suelen utilizar un porcentaje llamado ratio de endeudamiento. Se calcula dividiendo la cuota mensual del préstamo entre los ingresos netos mensuales de la unidad familiar. Este resultado debe ser inferior al 35-40%. En hipotecas a tipo variable la clave es qué tipo de interés utilizar, ya que no se puede saber la evolución de éstos a largo plazo. Veamos con un ejemplo: Pepe y Pepa solicitan una hipoteca a 30 años de 200.000 euros. Entre ambos cobran 2.500 euros mensuales netos. El analista calcula la cuota mensual actual, al 2% y le sale 739 euros. Dividiendo este resultado por los ingresos netos, sale una ratio de endeudamiento del 30%. Al ser menor al 35%, y si el resto de condicionantes acompañan, la operación de crédito se aprueba favorablemente. ¿Pero qué pasará si los tipos de interés en un futuro suben? Calculando ahora la cuota al 6%, resulta un importe a pagar cada mes de 1.199 euros. La ratio de endeudamiento ahora es del 48%, lo que provoca que la operación se resuelva negativamente y se deniegue la operación. Parece lógico calcular ambos intervalos para tomar una decisión de riesgos ¿verdad? La subida de intereses puede provocar que las familias queden sobre endeudadas. El trabajo de los analistas de riesgos es bucear en los documentos que les entregamos para sacar conclusiones de nuestra capacidad e intención de pagar los préstamos.
Extractos bancarios Tal vez es uno de los datos que más información facilita. Con el extracto bancario el analista (y el no analista) puede saber cuánto gastamos y en qué. Con la evaluación de nuestras pautas de consumo se puede inferir nuestra capacidad
de ahorro y gestión de nuestras finanzas personales. Una cuenta corriente con saldos negativos, con números rojos, supone con mucha probabilidad que nos denieguen la solicitud de préstamo; por no hablar de embargos por impago de multas y demás. Tampoco agradan los movimientos bancarios que denotan que el cliente se queda a cero antes de acabar el mes. Si ya tiene dificultades por llegar a final de mes sin un préstamo, ¿cómo pretende llegar si le concedemos la financiación? Se intuye el impago y la impuntualidad. También se extrae información útil de las domiciliaciones y cargos de tarjeta. El director que revise los extractos sabrá lo que pagamos de seguros, si tenemos otros préstamos, si tiramos de tarjeta en demasía, etc.
Declaración de la renta. IRPF Con la Declaración de Renta o el certificado de retenciones en su defecto, se puede obtener una visión de conjunto de los ingresos del solicitante. Si tiene hijos menores a su cargo, si pasa una pensión de manutención en caso de separación, las viviendas y otros inmuebles que declara o si ahorra en planes de pensiones.
CIRBE y últimos recibos de todos los préstamos Es inútil intentar esconder el endeudamiento que uno tiene a una entidad financiera; si hacen bien su trabajo nuestras deudas siempre son reveladas. Lo primero que hará el director es hacernos firmar una autorización para solicitar nuestros datos a la Central de Riesgos del Banco de España (la famosa CIRBE). Con ello, sabrá nuestro endeudamiento directo y avales y si estamos al corriente de pagos. Con los últimos recibos de nuestros préstamos e hipotecas el analista lo que quiere saber es, por una parte, el total pendiente desglosado de nuestro endeudamiento y, por otra, si se pagan las mensualidades al día. Demasiados préstamos pequeños o retrasos habituales en el día de pago
son pistas claras de que nos van a dar una respuesta negativa a nuestra solicitud. Si nos hacemos los listos y no informamos al banco de nuestras deudas inferiores a 6.000 euros, que no salen en la CIRBE, nos van a denegar la operación sin más argumentos que nuestra falta de sinceridad (lo que mal empieza mal acaba). Y un director avezado siempre os solicitará los extractos bancarios para cotejar las deudas declaradas con los cargos de la cuenta corriente.
Escrituras o notas simples de otras propiedades Esta información le permite al banco evaluar nuestra fincabilidad, que viene a querer decir los bienes que podría embargar si no le pagamos. Además, evidentemente, tener propiedades libres de cargas refleja una capacidad de ahorro importante o una familia pudiente (si los inmuebles han sido adquiridos por herencia). El ladrillo ha sido siempre la principal garantía de recobro de los prestamistas, pese a que en estos momentos se considera mucho menos por la caída de su valor. Qué las hipotecas no se concedan a más del 80% de la tasación, por ejemplo, tiene sentido si entendemos que la vivienda garantiza la operación. Si no pagamos, el banco quiere poder quedarse con algo que valga igual o más de lo que le hemos dejado al aire.
Documentación de los avalistas A los novatos en solicitar préstamos les extraña que les pidan la documentación de los avalistas. Se tiene que evaluar su solvencia y fincabilidad al igual que la de los titulares, ya que en caso de impago los avalistas son los que deben hacer frente a la hipoteca o préstamo personal. Hay una falsa creencia que presupone que un avalista puede serlo solamente de nómina. Es decir, que no responde de la deuda más que con sus ingresos. No es así, no tiene sentido pensar que uno aporta avalistas de nómina. El avalista responde de la deuda principal con todos sus bienes (este punto es importante conocerlo antes de firmar).
Tipos de créditos
“Dad crédito a las obras y no a las palabras” Don Quijote de la Marcha
Ahora que sabemos la forma en la que la institución financiera analizará el crédito, también debemos saber cuáles son los tipos de crédito que existen. Entre ellos está el crédito a la vivienda o hipotecario, el crédito personal, crédito al consumo. El crédito auto, la tarjeta de crédito y el crédito a nómina. Ahora revisaremos cuáles son todos estos tipos de crédito. El crédito a la vivienda o hipotecario es un préstamo a mediano o largo plazo que se otorga para la adquisición, ampliación, remodelación de un bien inmueble. La propiedad adquirida queda en garantía o hipotecada a favor del banco para asegurar el cumplimiento del crédito. Los plazos pueden ser desde ocho hasta 40 años, aunque lo habitual pueden ser unos 20 años. Los costes y las tasas de interés son muy variables. Así es que te recomendamos hacer una inspección antes de solicitar un crédito hipotecario. En el crédito personal, la entidad financiera pone a disposición del cliente una suma de dinero, la cual podrá usar libremente. Sin necesidad de destinarlo al consumo de un bien o asunto específico. El crédito al consumo permite adquirir bienes o servicios que satisfacen necesidades cotidianas y específicas. El más conocido es la tarjeta de crédito. Las tasas de interés son, generalmente, las más elevadas de entre todos los tipos de créditos existentes. El crédito auto es el financiamiento para la adquisición de vehículos nuevos de uso particular dirigido a personas físicas con o sin actividad empresarial. Este financiamiento cuenta con planes de pagos fijos mensuales durante la vigencia del crédito que puede ser desde seis hasta sesenta meses, según la institución que otorga el crédito. En algunos casos se requiere de un aval que incluirá al avalista como corresponsable en el pago de la deuda. El crédito de nómina es un préstamo que toma como respaldo el salario que recibe una persona por su trabajo. Los pagos del crédito se descuentan directamente de la cuenta en donde depositan el sueldo.
La tarjeta de crédito es la forma más fácil de acceder al crédito, y se diferencia de la tarjeta de débito porque en la tarjeta de débito los pagos se cargan automáticamente en nuestra cuenta bancaria instantáneamente, mientras que, en la tarjeta de crédito, el pago suele aplazarse en el tiempo (un mes en la mayoría de los casos). De esta forma, las tarjetas de crédito, como su propio nombre indica, son una fórmula de obtener un dinero que todavía no está en la cuenta corriente del usuario pero que se supone que estará en el momento del cobro. Es como si el banco o la entidad emisora adelantasen al titular un dinero que se supone que obtendrá en el corto plazo. Otra diferencia importante de las tarjetas de débito respecto a las de crédito es que con las tarjetas de débito sólo se puede disponer del dinero que hay en la cuenta (a veces permiten un pequeño descubierto), y con las tarjetas de crédito se puede conseguir más capital del que realmente se dispone. De ahí el componente de crédito. La cantidad dependerá de la situación financiera de cada persona y sobre todo de su solvencia. El funcionamiento general de las tarjetas es relativamente sencillo desde un punto de vista teórico. La entidad bancaria o emisora de la tarjeta pone a disposición del titular de un dinero al que éste puede acceder libremente. Se trata de una especie de ‘préstamo’ por un periodo determinado hasta el periodo de liquidación, generalmente a un mes vista. Es decir, el usuario puede hacer sus compras y al final de mes la entidad le cargará todos los gastos que haya realizado. Es decir, todos los pagos que vamos realizando con la tarjeta de crédito no se cargan directamente en nuestra cuenta, sino que quedan pendientes de liquidación hasta el día de pago. Llegados al día de pago, que suele ser día primero de cada mes, si la cuenta corriente dispone de fondos, se carga el importe del crédito dispuesto y se restituye el importe total de crédito y no se paga ningún tipo de comisión ni interés, pero en caso contrario, cuando no se liquida el importe de nuestras compras al inicio de mes, es cuando entra en funcionamiento el mecanismo de préstamo de la tarjeta con sus intereses y comisiones. Cuando no tenemos saldo suficiente para liquidar el importe total de pagos realizados durante ese periodo, tendremos que financiar esas compras. Ahí es cuando se incurre en crédito y es cuando se empieza a aplazar los importes pendientes de pago incurriendo en gastos por intereses.
Tipos de tarjetas y formas de pago Aunque la mayoría de tarjetas de crédito operan de la forma anteriormente descrita, existen diferentes fórmulas de pago y de acceder a ese ‘crédito’, lo que hace que también haya distintos tipos de tarjetas de crédito: – Tarjeta de crédito clásica: son las más más habituales, las Visa, Mastercard o American Express que cualquier persona tiene en su cartera. El 100% del crédito se cobra a mes vencido, es decir, todo el dinero prestado se devuelve pasado un mes (a veces dos) desde el momento de la compra. El capital prestado o dispuesto durante ese periodo no se ofrece sin intereses siempre que sea capaz de pagar una vez termina ese periodo de gracia. En caso de que no disponga de saldo se comenzarán a cobrar intereses como parte del préstamo. Su crédito oscila normalmente entre los 600 y los 1.200 euros al mes.
– Tarjetas oro y platino: funcionan exactamente igual que las tarjetas de crédito convencionales, sólo que en este caso la línea de crédito es mucho mayor y suelen tener aparejados una serie de servicios adicionales. En teoría están destinadas a los llamados clientes VIP o que hagan un uso muy frecuente de su tarjeta. – Tarjetas revolviese: todas las tarjetas de crédito funcionan aplazando el pago, pero las llamadas de revolving tienen una operativa especial. Su uso está muy extendido en Estados Unidos, aunque no tanto en España y básicamente permite el pago aplazado mediante una cuota fija. Es decir, parte de la base de un préstamo por el que el titular pagará una cantidad fija al mes en lugar de tener que abonar todo de golpe una vez llegado el momento de liquidación. Así, el titular puede gastar independientemente del capital que tenga en su cuenta y después elegir la cuota que devolverá cada mes de ese dinero que ha tomado prestado. Su mayor inconveniente radica en los altos intereses que cobran por estos préstamos, aunque a cambio los pagos mínimos son de lo más flexible y generalmente no exceden el 5% del crédito convenido. Siempre se liquida la misma cantidad de dinero mensualmente, pero no siempre se devuelve la misma cantidad de la cantidad dispuesta y de intereses. Es una forma sencilla de pagar siempre intereses y nunca saber realmente que debes ya que todo lo que se paga con este tipo de tarjeta incurre en intereses.
– Tarjetas de puntos: se trata de tarjetas de crédito que ofrecen ventajas adicionales como programas de puntos para obtener viajes gratis, ahorrar en gasolina, descuentos en tiendas…
– Tarjetas de crédito virtuales: su funcionamiento es similar al de las tarjetas tradicionales de prepago (hay que cargarlas con el dinero del que se quiere disponer) y la principal diferencia es que en este caso no existe un soporte físico (plástico) para la tarjeta. Se utilizan principalmente para el comercio en Internet a través de compañías como PayPal y otros medios de pago virtuales. Además, generalmente pertenecen a los emisores y no a las entidades bancarias. Ventajas y peligros de las tarjetas de crédito
El beneficio más evidente de las tarjetas de crédito es precisamente la posibilidad de acceder a un dinero del que realmente no se dispone sin tener que solicitar un préstamo y en tiempo real: al momento. Así, por ejemplo, si surge un gasto imprevisto a mediados de mes y no se dispone de liquidez para afrontarlo, se puede recurrir a la tarjeta de crédito, siendo conscientes de que habrá que pagar a principios del mes que viene o cuando se haya establecido la fecha de liquidación, momento en el que previsiblemente sí se contará con ese dinero. Además, se trata de una línea de crédito que se ‘repone’ constantemente según se va reduciendo la deuda. El crédito que ofrece el dinero de plástico puede ser muy útil tanto para empresas como particulares en la llamada gestión de flujos de caja (dinero que se ingresa y se paga). Se puede sacar rendimiento del dinero en la cuenta mientras se utiliza un ‘préstamo’ a un mes sin intereses, una operativa que también supone una serie de riesgos también evidentes. El riesgo más claro de todos es la posibilidad de terminar endeudado sin apenas darse cuenta. La ‘invitación’ al descontrol financiero (gastar más de lo que se tiene) es precisamente la mayor crítica que se hace a las tarjetas de crédito. Y es que una vez se supera el dinero disponible en la cuenta o que se incurre en el impago de una de las cuotas es cuando empiezan a correr los intereses de estos créditos, que además generalmente son mayores que los de los préstamos personales. A estos habrá que añadir gastos fijos y comisiones por determinadas operaciones, como con cualquier otro producto financiero.
Pese a que se trata de una herramienta que no agrada a muchos expertos en gestión financiera, siempre es recomendable contar por lo menos con una tarjeta para poder acceder a esa línea de crédito de forma responsable cuando sea necesario. Además, es un método muy eficaz para controlar los gastos si se utiliza correctamente. La forma y los tiempos en los que se pagan los créditos, siempre son registrados, si se realizan de forma puntual, con retrasos o incluso si no pagamos. Este registro se hace en nuestro historial crediticio. Es importante pagar los créditos a tiempo ya que existen sociedades de información crediticia que reúnen toda la información de los créditos, es decir si pagamos a tiempo o incluso no pagamos, pueden ser que seamos penalizados en un futuro cerrándonos la puerta del crédito. Se pierde la confianza en nosotros. Debemos mantener un historial impecable para poder tener el acceso al crédito en el futuro, ya que estos podrán ser negados en caso de que no paguemos de forma puntual. Es algo de lo que no podemos escondernos. También puede perjudicarnos en la tasa de interés que nos presten puesto que, si nuestro historial no es del todo bueno, pueden exigirnos mayor tasa de interés.
Recomendaciones de crédito
“Pierde todo en la vida, menos el crédito” Anónimo
A continuación, algunas recomendaciones para que hagas buen uso del crédito. Las letras pequeñas del contrato, al igual que las grandes, forman parte del contrato y tienen la misma validez. Debes ser consciente de todas las condiciones. Evaluar si necesariamente la tarjeta de crédito adicional es necesaria, y pensar dos veces cuando te ofrezcan una nueva. No acumules tarjetas de crédito. Una es suficiente y es más fácil de controlar. Revisa cuál es el nivel de endeudamiento. Evita ser fiador, no importa que sea un familiar muy cercano, esto puede poner en riesgo nuestro patrimonio familiar. Al solicitar un crédito acude a una institución financiera ahí te podrán orientar. Intenta en cualquier operación de crédito no poner en peligro el patrimonio familiar. Se responsable con el crédito, asegúrate de solo pedir prestado lo que puedes pagar. El crédito más caro es el de la tarjeta de crédito, por ello es importante que la utilices pocos días después de la fecha de corte, así tendrás más tiempo de financiamiento. Pagar la totalidad antes de la fecha de vencimiento, si sólo se permite el pago mínimo, la deuda se perpetuará e irá incrementando. No hacer retiros en efectivo de los cajeros a crédito, el coste y comisiones son elevados e innecesarios para tu economía. Recuerda siempre que el crédito con el interés más bajo no siempre es el mejor, en todos los contratos hay más condiciones y debes evaluarlas en su conjunto. La tarjeta de crédito no es una extensión del sueldo, siempre debes pagar por tus compras y debes evitar el pago de intereses innecesarios, por pequeña que parezcan las cantidades. El dinero es el bien más caro, su coste se representa mediante el interés que se cobra. Manejar un crédito de manera responsable puede ayudarnos en todas las actividades de nuestro día a día.
6. Invertir
“Si piensas que eres demasiado pequeño para causar impacto, intenta dormir con un mosquito en la habitación” Anita Roddick
Una vez tengamos registrados los gastos e ingresos mensuales de un año en las hojas mensuales, podremos hacer el cálculo de estado anual de flujo de dinero. Si estamos en posición de poder invertir, querrá decir que hemos dejado atrás el descontrol financiero y que hemos tomado las riendas de nuestra vida financiera. No se puede invertir si no es con ahorro. La sexta clave de las finanzas personales es la inversión. Empecemos por ver qué se entiende por invertir. La definición de invertir según la Real Academia Española es la siguiente: 1. Cambiar, sustituyéndolos por sus contrarios, la posición, el orden o el sentido de las cosas. U. t. en sentido. fig. Invertir una tendencia. 2. Emplear, gastar, colocar un caudal. 3. Emplear u ocupar el tiempo. 4. En una razón, intercambiar numerador y denominador. Es curioso que una de sus definiciones sea que se trate de cambiar el orden o el sentido de las cosas. Es como si estuviéramos cambiando de escenario y lo normal fuese no hacerlo. O eres productor o eres consumidor. Vamos a empezar a desmenuzar esta clave con un par de conceptos importantes para que nuestro dinero pueda apreciarse en la justa medida con nuestra personalidad. Pues bien, el dinero, con el paso del tiempo va perdiendo su valor. No es que se deteriore y podamos dejar de usarlo, es que los precios de los bienes y servicios tienden a incrementarse con el paso del tiempo según la cantidad de dinero que esté en manos de los potenciales consumidores. Cuanto más dinero tenemos disponible para gastar, más gastamos. Esto es la propensión de cada uno al consumo. Si nuestra propensión es de 40%,
querrá decir que de nuestros ingresos nos gastaremos ese porcentaje. A mayores ingresos, mayores gastos. Pues bien, que el dinero pierda valor con el paso del tiempo es un efecto producido por la oferta y la demanda. A este efecto de subida de precios de bienes y servicios se le denomina inflación. La inflación la podemos conocer mejor porque frecuentemente se habla del IPC en los principales medios de comunicación. El IPC es el Índice de Precios al Consumo y no es más que un índice de control de variación de precios de un determinado conjunto de productos (también conocido como cesta familiar). Por ejemplo, hay inflación cuando antes con 10 euros pagabas dos entradas de cine a 5 euros cada una, y ahora sólo puedes pagar una porque ahora cuentan 6 euros, y con los 10 euros no te llegan para dos. Pues bien, si nuestro dinero que tenemos guardado no nos rinde intereses y estamos en un escenario de inflación, estaremos en la misma situación que en el ejemplo de las entradas de cine, los precios subirán más y con nuestro dinero podremos comprar menos. Perdemos capacidad de compra. Con las inversiones, lo mínimo que se les debe exigir es que cubran el índice de inflación. Es decir, si estamos en un escenario de inflación del 2%, nuestros ahorros deberían rendirnos al menos al 2% para mantener su poder adquisitivo. Esto quiere decir que deberíamos intentar que los 10 euros que teníamos se convirtieran en 12 para poder comprar las mismas entradas que podía comprar antes del cambio de precio. Pero bien, todo esto de invertir es muy bonito porque se abre ante nosotros un espectacular abanico de oportunidades. Y ¿dónde invertiremos? Bien, lo primero es recomendable conocer cuál es nuestro perfil de inversor, saber qué tipo de inversionista somos. Robert Kiyosaki, en el libro "El cuadrante del flujo del dinero" nos habla de los 7 niveles de inversores existentes. Estos niveles son los siguientes: 1. Aquellos que no tienen nada que invertir Gastan todo lo que ganan o más de lo que ganan. Aunque parezca increíble, hay muchos "Ricos" que se encuentran en este nivel. 2. Deudores Resuelven sus problemas financieros pidiendo dinero prestado. Entran en
el mundo de la inversión con dinero prestado. No hay diferencia entre un inversor de este tipo y un apostador. Invertir para él, es lo más parecido a un juego de azar. En caso de tener suerte, paga lo que debe. Si no tiene suerte, pide a José para pagarle a David. 3. Ahorradores Apartan una cantidad de dinero de sus salarios o sueldos todos los meses, la cual, posteriormente la invierten en depósitos bancarios con un retorno de interés bajo, pero retorno seguro. Les asusta el riesgo. 4. Inversores inteligentes Son personas inteligentes con una sólida educación, a menudo con carreras universitarias, aunque carecen de educación financiera. Son conscientes de que para adquirir una fortuna hay que invertir, no siendo acertadas sus inversiones. Estos inversores suelen ser los que pierden el dinero que recoge el inversor más sofisticado. 5. Inversor de largo plazo Estos inversores están involucrados activamente en sus propias decisiones de inversión. Invierten en educación financiera antes de adquirir su primera inversión. Su éxito radica en las inversiones a largo plazo. Como no necesitan el dinero invertido, pueden esperar sin problema durante un largo tiempo hasta que finalmente las acciones terminan subiendo su precio. Teniendo tiempo y dinero, convierten la inversión en algo "seguro". 6. Inversores sofisticados Estos inversores se dan el lujo de poner en práctica estrategias de inversión agresivas y arriesgadas, ya que tienen una sólida base de efectivo y conocimientos sobre las inversiones. Adquieren inversiones al por mayor y no al menudeo. Estos inversores saben que los malos tiempos en la economía les ofrecen mejores oportunidades de éxito en sus operaciones.
7. Capitalistas Estas personas suelen ser excelentes empresarios y excelentes inversores. Los auténticos capitalistas, más que comprar acciones, las crean con su propia empresa y las ponen a la venta en el mercado, por lo que invierten en sí mismos. A menudo hacen que inversores de otros niveles se vuelvan ricos. Su pasión no está en generar riqueza, si no en poseer riqueza. Cualquiera que tenga como meta convertirse en un inversor de los niveles 6 o 7 debe pasar primero por el nivel 3. De no hacerlo así, siempre será un inversor del nivel 2 (un apostador). Debido a que la inflación afecta nuestros ahorros, debemos invertir para que nuestro dinero suba por encima de la inflación. Ahora bien, se deben considerar tres elementos al momento de la inversión. El primero es el rendimiento, es decir, la ganancia que los instrumentos ofrecen y se mide como un porcentaje de la cantidad originalmente invertida. El segundo término que debemos considerar es el riesgo, el cual es la incertidumbre de lo que se va a ganar ya sea mucho o poco. También se debe considerar el plazo que es el horizonte de inversión, o sea, el tiempo que se espera obtener un resultado de la inversión. Los instrumentos a mayor plazo y con mayor riesgo ofrecen mejores rendimientos, pero también existe la incertidumbre de que estos no resulten lo esperado. Debemos tener presente estos tres elementos en el momento de elegir el instrumento de inversión. Hablemos ahora un poco sobre los perfiles del inversionista. Esto, no es necesariamente exclusivo de las personas que saben mucho sobre finanzas, al contrario, muestra las características que una persona debe saber antes de tomar decisiones de inversión. ¿Por qué? Porque esto va a influir su tolerancia o aversión al riesgo y la relación que existe con los instrumentos de inversión en el mercado. Es muy importante tomar en cuenta los siguientes elementos. El primero es la edad, la tolerancia o la aversión al riesgo de una persona de 25 años es necesariamente diferente a la de una de 60. El segundo es el futuro económico, es posible que una persona tenga mayores ingresos y que tenga más dinero en un futuro, lo que le permitirá ser más arriesgado en sus decisiones financieras. Los conocimientos también son parte importante del perfil del inversionista, querer conocer algún tipo de cuestiones básicas de inversiones
para comprender de qué forma operan los instrumentos financieros y cuáles son las mejores alternativas que existen en el mercado. El carácter es importante, ya que nos muestra la tolerancia al riesgo e incertidumbre. Y por último el tiempo, debemos de estar conscientes que una inversión puede ser a corto o a largo plazo y esto tendrá una influencia sobre el rendimiento esperado. Los tres perfiles de inversionistas son conservador, moderado y agresivo. El inversionista conservador es aquél al que no le gusta tomar riesgos. Prefiere las inversiones seguras, aunque los rendimientos sean menores. Busca instrumentos financieros como títulos de deuda, certificados de depósito, pagarés bancarios, etcétera. Ya que estos dan un rendimiento fijo al vencimiento del documento. También tenemos al inversionista moderado, el cual es una persona que sigue siendo cautelosa con sus decisiones, pero puede tomar cierto riesgo en sus inversiones. Tiene la percepción de que sus ingresos y empleo se mantendrán estables por un buen tiempo. Estos inversionistas los encontramos en todas las edades. Generalmente se trata de personas con ingresos estables y pueden ser entre moderados y altos. También encontramos a los padres de familia con capacidad de ahorro. Por último, tenemos al inversionista agresivo, generalmente cuenta con percepciones favorables en su trabajo y sus ingresos. Busca mayores rendimientos y está dispuesto a asumir el riesgo que sea necesario. Pueden ser inversionistas jóvenes que cuenten con solidez económica y con ingresos moderados y altos. Personas solteras, sin hijos entre 30 y 40 años de edad. Este tipo de inversionistas prefieren portafolios de inversión que combinen fondos de capitalización, deuda a corto plazo o deuda a largo plazo. Debemos revisar cuáles son las diferentes opciones de inversión para cada perfil. En los bancos e instituciones financieras existen diversas opciones de inversión, cada una con características particulares. Se debe elegir la más conveniente sin olvidar el rendimiento, el riesgo y el plazo.
Productos Financieros de Inversión
Renta Variable Son instrumentos que se caracterizan principalmente por la variabilidad de la rentabilidad que se va a percibir en el futuro, es decir, la rentabilidad que percibirá el inversor no está acordada ni prefijada, sino que variará según unos índices de referencia. Los instrumentos financieros más comunes en este caso son las acciones de las empresas de una S.A (Sociedad Anónima) donde el inversor participa en el capital de una empresa a cambio de una rentabilidad desconocida vía dividendos o variación del valor de la acción. En este caso el riesgo es mayor, ya que no sabemos qué ocurrirá en el futuro, pero a su vez, la rentabilidad puede ser mayor o también mucho menor (de ahí el riesgo) que en el caso de la renta fija.
Renta Fija Son los instrumentos que son percibidos comúnmente como aquellos con menor riesgo para el inversor ya que el inversor conoce el tiempo y la rentabilidad que percibirá tras el mismo. Es decir, un inversor contrata un depósito a 1 año al 4% de interés. La rentabilidad es conocida con antelación y no puede variar. Pero existe un riesgo implícito y es la posibilidad de perder poder adquisitivo (poder de compra) por la evolución del IPC (Índice de Precios al Consumo) o la inflación/deflación. La “trastienda” de la renta fija es más compleja, ya que el inversor de la renta fija viene a ser un ente que presta dinero a alguien, ese alguien pueden ser países, administraciones públicas, bancos o empresas privadas. Además del riesgo implícito mencionado anteriormente existe otro más que varía en función de la seguridad que nos transmita el emisor del instrumento de renta fija, es decir, la seguridad del ente al que les estamos prestando nuestro dinero, es el conocido como, el riesgo de crédito (posibilidad de impago). Para ello, bastaría con recordar casos como Enron, Lehman Brothers, Argentina, Grecia,…
Derivados
Los instrumentos derivados basan la rentabilidad que percibirá el inversor en el precio de otro activo de ahí su nombre, ya que su precio viene derivado de otro producto. El activo del que depende toma el nombre de activo subyacente, por ejemplo, el valor de un futuro sobre el petróleo se basa en la evolución del precio del petróleo. Los subyacentes utilizados pueden ser muy diferentes: acciones, índices bursátiles, valores de renta fija, tipos de interés, productos agrícolas y ganaderos, metales, productos energéticos, divisas, tipos de interés, etc. Por lo tanto, el valor del derivado y la rentabilidad a percibir variará según el precio del activo subyacente. Son instrumentos clasificado por la CNMV como complejos, por lo que la entidad oferente de este producto siempre debe evaluar la conveniencia para el cliente de tal forma que en el supuesto de que el instrumento no resulte conveniente para este, la entidad sólo podrá tramitar la operación solicitada si previamente le advierte de ello ya que requiere de altos conocimientos.
Fondos de Inversión Estos instrumentos forman parte de un ente superior, conocido como IIC (Instituciones de Inversión Colectiva), que permiten los agentes económicos invertir en los mercados de capitales. Las IIC pueden ser Sociedades de Inversión o Fondos de Inversión, en la que un conjunto de personas invierte un dinero y luego esta sociedad o fondo lo reinvierte en otros instrumentos o sectores. La reinversión de nuestro dinero es gestionada por la Sociedad Gestora de Instituciones de Inversión Colectiva. Para invertirlo convenientemente, se rige por un “panfleto” conocido como Folleto de Emisión que preestablece donde puede y donde no puede invertir nuestro dinero. Así, si en el Folleto de Emisión dice que sólo puede invertir en Letras del Tesoro, nuestro fondo de inversión tendrá el dinero invertido en Letras de Tesoro; si dice que invertirá en bolsa de países emergentes, invertirá en acciones de Brasil, Argentina, Rusia, India, China, etc. Así, el riesgo de invertir en un fondo de inversión, no es tanto el del producto en sí, sino el de los activos en los que invierta el fondo.
Estructurados Son productos que ofrecen al inversor la posibilidad de beneficiarse del
recorrido alcista (o bajista según el tipo de estructura elegida) de los mercados bursátiles, pero con la garantía de recuperar el 100% (o una parte muy significativa) de la inversión realizada. Así, el cliente contrata un producto en el que el emisor le garantiza el valor a vencimiento de los títulos, y una rentabilidad que, en lugar de estar en función de los tipos de interés, va ligada a otra variable, normalmente algunas acciones, inflación o Índice Bursátil.
Planes de Pensiones Es una modalidad de ahorro que permite, pasado un tiempo (jubilación, fallecimiento, paro de larga duración o enfermedad grave), recuperar el valor de lo invertido más los rendimientos que haya generado en ese período. Generalmente, esos ahorros se invierten en un fondo con una serie de ventajas fiscales (descuentos en impuestos) específicas. Es un instrumento muy común entre los ciudadanos.
Seguros Es un instrumento por el cual el asegurado o cliente paga una prima (cuota) al asegurador a cambio de que éste último cubra un daño o perjuicio en forma de dinero al darse una de las circunstancias establecidas en el contrato de seguro (accidente, muerte, robo, etc.). Por lo tanto, al realizar un contrato de seguro, se intenta obtener una protección económica de bienes o personas que pudieran en un futuro sufrir daños a cambio de pagar una cuota periódicamente. Los hemos visto en la clave número cinco. Date cuenta que un seguro es una inversión.
Divisas Moneda utilizada en una región o país ajeno a su lugar de origen (la divisa de EEUU es el Dólar). El valor de una divisa se expresa en términos de otra, siendo la divisa de referencia por su estabilidad y poder el dólar americano ($). El valor de las divisas fluctúa entre sí dentro del mercado monetario mundial. De este modo, podemos establecer distintos tipos de cambio (valor de una divisa expresado en términos de otra) entre divisas que varían
constantemente en función de diversas variables económicas: IPC, PIB, estabilidad política, empleo, etc. Las divisas se negocian en el Forex, o mercado de divisas donde se compra o vende. Es un instrumento que no sólo sirve para poder comprar y vender productos o servicios en diferentes regiones del mundo, sino que también sirven para obtener una rentabilidad por las mismas (comprando cuando su valor es bajo y vendiendo cuando es alto). Además de los instrumentos financieros existen otras alternativas de inversión, pueden ser bienes inmuebles, metales preciosos o la moneda extranjera. Pero debemos recordar cuáles son las alternativas y las características de estos. Los bienes inmuebles tienden a subir de valor, pero también debemos cuidar que hay ciertos elementos de riesgo en estas inversiones. También hay que valorar los gastos que llevan asociados y la liquidez de estos inmuebles. Los metales preciosos generalmente se invierten por su estabilidad, aunque no todos los momentos históricos son buenos para estos elementos. La moneda extranjera por otro lado, se invierte con fines de especulación, es decir, comprar bajo y vender caro. Seguramente te preguntarás, ¿el riesgo puede eliminarse? No, solo se puede minimizar por ello existe la diversificación. Diversificación Es una estrategia de inversión que administra el riesgo mediante la difusión del dinero a través de una variedad de inversiones como acciones, bonos, bienes raíces y alternativas en efectivo. Existe una filosofía de diversificación muy simple, no poner todos los huevos en la misma canasta. Luego recuerda, la canasta no solo debe contener huevos. Es decir, la diversificación en instrumentos de inversión es diversificar riesgos, plazos e importes. Recordemos que los dos aspectos más importantes en cualquier inversión es el retorno y el riesgo, más aún este debe diversificarse. La teoría de carteras de Harry Markowitz estudia cómo maximizar el retorno y minimizar el riesgo a través de una adecuada elección de componentes
de una cartera de valores. Esta teoría toma en consideración el retorno esperado a largo plazo y la volatilidad esperada en el corto plazo. La volatilidad se trata como un factor de riesgo y la cartera se conforma en virtud de la tolerancia del riesgo de cada inversor en particular, tras evaluar el máximo nivel de retorno disponible para el nivel de riesgo escogido. Para poder integrar una cartera de inversión equilibrada lo más importante es la diversificación, ya que, de esta forma, se reduce la variación de los precios. La idea de la cartera es diversificar las inversiones en diferentes mercados y plazos para así disminuir las fluctuaciones en la rentabilidad total de la cartera y por lo tanto también el riesgo. Ya que conoces tu perfil de inversionista y cuáles son los diferentes mecanismos y alternativas de ahorro. Recomendaciones Revisa los diferentes instrumentos de inversión, pueden ser bienes inmuebles, bonos en renta fija, metales preciosos, moneda extranjera o incluso inversión en bolsa. Revisa las tasas de interés, el rendimiento, el retorno y plazos. Revisa todos los instrumentos de inversión a profundidad. Conoce tu perfil del inversionista, recuerda que puede ser conservador, moderado o agresivo. Esto te ayudará a conocer la tolerancia al riesgo y posteriormente cuál es la estrategia para diversificar. Debes comparar las tarifas y las comisiones de todos los productos. Recuerda que la avaricia y el miedo son los peores enemigos de las inversiones sanas. Una inversión es una decisión, no es una apuesta. Toma decisiones con información concreta, no a base de modas o de corazonadas. Acércate a un experto o a una institución financiera. Si es posible, dos opiniones mejor que una. No busques lo que quieres escuchar, intenta buscar lo que te falta. Intenta ser crítico contigo mismo y con la información que tienes. Las opciones de inversión que ofrecen altos rendimientos en un plazo muy corto pueden no ser seguras y ocultar algo, recuerda que no todo lo que brilla es oro. Si es demasiado bueno para ser verdad tal vez no lo sea. Las inversiones a largo plazo requieren paciencia para ver los frutos, pero recuerda que sin retorno no hay riesgo. No inviertas nunca dinero que necesites para cubrir necesidades básicas.
Debe ser un ahorro. La primera inversión que has de hacer es en un seguro de vida y de hogar.
Donde no invertir Hasta que no te conviertas en un experto financiero y domines totalmente todos los aspectos relevantes a tener en cuenta en las inversiones, te ruego que no inviertas en productos en los que haya una parte, por pequeña que sea, que no conozcas claramente su funcionamiento. Por mucho rendimiento que te ofrezcan. El rendimiento suele ir de la mano del riesgo, y si no se entiende a la primera, seguramente es porque se trata de un producto complejo. Actualmente los productos financieros están clasificados en una escala del 1 al 6 en función de su complejidad, riesgo, etc. Es lo que se denomina semáforo financiero. No todos los productos financieros están obligados a identificarse mediante este sistema. Los seguros, se regirán por una norma Europea de mayor rango, los fondos de inversión ya tienen un sistema propio de medición de riesgo, etc. Pregunta siempre. Los productos, por lo que, a mi entender debes rechazar hasta que no estés más que familiarizado con ellos, y si efectivamente se adaptan a tu perfil de inversor, son los siguientes: CoCos Es el nombre coloquial como se conocen a los Bonos Contingentes Convertibles. Según los expertos son las 'nuevas participaciones preferentes'.
Derivados Se refiere a productos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo también denominado subyacente porque no lo tienes en el momento de compra. Los vehículos de inversión son los CFD, opciones y futuros.
Depósitos estructurados Producto híbrido, parte renta variable y parte en renta fija, basado en
depósito bancario, pero con una rentabilidad de comportamiento complejo estructurado en causística tipo apuesta combinada.
Deuda sin garantizar al 90% Esto son otros bonos, obligaciones, contratos no negociados en mercados oficiales e incluso ciertos fondos de inversión donde no esté garantizado la recuperación del 90% del capital inicial y cuya evolución dependan de un subyacente. No inviertas aquí hasta que sepas realmente qué son, como funcionan, y todas las recomendaciones anteriores según tu perfil. Debes dominar primero de qué se trata, cómo funciona, riesgo implícito, liquidez, etc. Huye de quién te lo proponga. Siempre pide opinión de expertos profesionales y si puede ser que no sean de tu círculo más cercano. Alguien neutral al ser posible.
7. Edúcate y fórmate
“Vacía tu bolsillo en tu mente, y tu mente llenará tu bolsillo” Benjamin Franklin.
La educación es uno de los factores más influyentes en el avance y progreso de la sociedad. Además, te provee de conocimientos, enriquece la cultura y tus valores que te caracterizan como ser humano. En las economías modernas, el conocimiento se ha convertido en los cimientos del progreso y desarrollo motivado por la continua transformación que provoca la ciencia y la tecnología. Según estudios de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), un año adicional de escolaridad incrementa el PIB per cápita de un país. La educación contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas. Es un bien social que hace más libres a los seres humanos. En la actualidad, el conocimiento constituye una inversión muy productiva, estratégica en lo económico y prioritaria en lo social. Se pueden escribir decenas de libros sobre la importancia de la educación y del impacto que conlleva en la sociedad. A nosotros, en este libro, nos centramos en la educación financiera, puesto que partimos de la base que un mínimo de formación si tenemos. La formación aquí, aparece como la séptima clave, pero como te habrás dado cuenta ya, la educación y formación son esenciales en nuestra vida. El error es dejar de educarse, dejar de formarse y aprender. La educación lo potencia todo. Si eres bueno en algo y además te formas sobre ese algo, sabes que serás mejor. Es primordial aprender, y cuando aprendas, es necesario que enseñes. Nunca antes en la historia se había estudiado tanto y en tantos campos. Hay muchísima información, estudios, publicaciones, etc. Cada vez hay más gente que sigue los estudios de otros desde el punto en que estos lo dejaron. Y desde ese punto de partida siguen investigando, aprendiendo y aportando conocimiento a la sociedad. Benefíciate de este conocimiento. Sé mejor. La educación es la clave de todas las claves. Has llegado a este punto del
libro y estamos a punto de terminar. Vamos a definir qué es la educación financiera, pero tú que ya estás aquí, ya lo has aprendido por el camino que has recorrido a través de las otras seis claves.
¿Qué es la educación financiera?
Educación financiera es la capacidad de entender cómo funciona el dinero en el mundo: como una persona lo obtiene (gana), lo administra, lo invierte y lo dona para ayudar a los demás. La educación financiera se refiere al conjunto de habilidades y conocimientos que permiten a un individuo tomar decisiones informadas de todos sus recursos financieros. A partir del año 2003 se han impulsado en diferentes países planes de formación ciudadana en finanzas personales y cultura financiera general. Muchos de estos planes siguen en vigor vista la escasez general sobre la materia.
Invertir en ti mismo
“Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida” Woody Allen
Vivimos en un mundo donde damos por sentado que es normal padecer el estrés laboral, abunda la precariedad emocional y se extienden enfermedades como la depresión y la ansiedad. Se puede decir que estamos en una sociedad donde no hay nada que se descuide tanto como a nosotros mismos. Estamos en la sociedad de la obsolescencia profesional, donde conocimientos y hábitos son efímeros, donde los mejores profesionales tienen dificultades para no quedarse atrás, donde el intenso ritmo de trabajo dificulta el desarrollo profesional. Vivimos en la sociedad de la innovación, del cambio, donde los expertos manifiestan la necesidad de nuevos directivos y profesionales creativos que estén abiertos a nuevas perspectivas, capaces de reinventar, no tan sólo productos y procesos, sino también modelos de negocio. Estamos en la sociedad de proyectar más a conservar lo poco o mucho que hemos logrado, y a actuar de manera socialmente aceptable para quedar bien con los demás. Cuando orientamos nuestras acciones hacia esas dos direcciones, el resultado es el de auto abandono y estancamiento. Debes invertir en ti mismo. La mejora constante de tu persona debe ser visto como algo benéfico y natural para desarrollarte adecuadamente. Tú mismo puedes aumentar tu valor como persona y de lo que aportas a este mundo. Tus hijos, tu pareja, tus padres, etc., todos pueden ver como tu valor como persona aumenta. De hecho, tú mismo lo apreciarás. Tu educación y formación, aunque seas autodidacta, es un tipo de inversión no financiera que genera riqueza y aporta intereses durante varios años. Esta inversión rentable se divide en tres categorías: Invertir en ti mismo. Esta categoría incluye todas las acciones que te cambian de manera positiva y permanente. Aprender un idioma, hacer un viaje a
otro país o leer un libro son formas de invertir tú tiempo cuyos resultados podrás disfrutar durante el resto de tu vida. Invertir en los demás. Esta categoría incluye todas las acciones cuyo objetivo es ayudar a otras personas. Invertir en algo valioso. Esta categoría incluye todas las acciones que tienen como objetivo el crear algo capaz de generar valor por sí mismo. Cada una de estas tres categorías es muy importante por sí misma. Sin embargo, nuestra clave radica en la primera: invertir en ti mismo. Ni bolsa ni propiedades, ni casas ni coches: invierte en ti, en aprender. No es imprescindible de conseguir un título, sino en aprender y conectarse a una red de creadores inteligentes. La inversión en conocimiento no se la puede llevar ninguna crisis. Quienes ahora están mejor son quienes en su día invirtieron en saber y no sólo en especular. Trabajar en uno mismo debería ser tu prioridad ya que tú eres el activo más importante que tienes. Eres tu mejor herramienta a la vez que tu proyecto más importante. La vida es como un gran castillo lleno de puertas con cerraduras. Si quieres explorar todo el castillo necesitas conseguir las llaves adecuadas, pero no todas las llaves son igual de fáciles de encontrar, debes trabajar para conseguirlas. Puede que te dé pereza buscar las llaves, eso te garantiza pasar el resto de tu vida en el salón del castillo al calor de la chimenea. Pero si buscas las llaves, podrás disfrutar el olor de las flores del jardín y las maravillosas vistas que hay desde la torre más alta. Lo que hagas hoy determinará las opciones que tengas mañana, al igual que lo que hiciste ayer determinó las opciones que has tenido hoy. Nunca dejes de invertir en ti mismo. Es lo que les enseñamos a nuestros hijos, pero no nos aplicamos a nosotros. ¿Por qué? Para invertir en ti, primero has de tener buena salud, lo que Jim Rohn llama Salud Tridimensional por estar formada por tres partes: el cuerpo, el alma y el espíritu. La salud es el cimiento de nuestra vida. Sin salud, el resto carece de importancia. Hay que trabajar en pro de la salud diariamente, no sirve darse cuenta de lo importante que es cuando no la tenemos. La salud es fundamental
para el logro de cualquier meta. Por eso, es recomendable comer sano, hacer ejercicio y dormir lo suficiente. Si pasas más tiempo delante del televisor que haciendo ejercicio, es hora que revises tus prioridades. También tenemos alma, que es básicamente nuestro intelecto, voluntades y emociones. Entonces, al tener cuerpo, alma y espíritu hay que trabajar las tres. Muchos trabajamos una descuidando las otras. Cuando hablamos de salud siempre nos viene a la cabeza la salud de nuestro cuerpo, el físico, pero hay que cuidar de las tres. Hay otra gente que se preocupa más de su intelecto y olvida su cuerpo y su espíritu, y también hay gente que es tan espiritual que no son útiles para otros menesteres. El mejor estado es cuando las tres áreas están balanceadas. Lee. Imagina que alguien te ofreciera la posibilidad de conocer de primera mano todo lo que ha aprendido otra personal a lo largo de su vida sobre un tema concreto. Imagina que esa persona fuese experta en un campo concreto y que ese campo es el que más te gusta a ti. Quiero entender que te gustaría aprender de ese conocimiento. Imagina ahora si te digo que esa posibilidad de aprender de verdaderos genios la has tenido siempre a tu alcance, pero no la has tenido en consideración. Esa posibilidad se llama libro, y existen desde hace cientos de años. Hay libros sobre cualquier tema y escritos por gente muy inteligente. Para aprender no es necesario ir a la escuela ni a la universidad. Sólo es necesario leer. Si es un hábito que no tienes, te recomiendo que consideres qué coste – beneficio tienen los libros. Es más, muchos libros los tendrás a tu alcance y sin coste, ya que en la biblioteca pública de tu ciudad hay muchos con los que puedes empezar hoy mismo. Como ves, puede salirte gratis. Existen otras plataformas actualmente en internet que también ofrecen libros, unos de pago y otros gratuitos. Si te interesa lo suficiente, lo encontrarás. Invertir en ti tiene dos ventajas respecto a las otras formas de inversión como son las inversiones financieras. La primera es que los beneficios de invertir en ti mismo son permanentes. Lo que aprendas te servirá para toda la vida. Como ir en bici, una vez aprendido, con el tiempo no desaprendes. La segunda ventaja es que los beneficios obtenidos se acumulan y crecen exponencialmente. Esto significa que cuando aprendes algo nuevo se abren más
puertas para ti, y esas puertas, te abrirán otras nuevas puertas. Te recomiendo que cuando elabores tu presupuesto anual, destines un capítulo y una partida económica para tu formación. Para algún curso, para comprar libros, etc. Si de momento no tienes claro a qué destinar esa partida, tranquilo, con el tiempo si sabrás. De cómo te cuides, te desarrolles y te valores dependerá gran parte de tu éxito en la vida. Tú como muchos, tiene una oportunidad de vivir de una mejor manera, siempre que consideres la importancia de la auto inversión, y te entrenes, prepares, desarrolles, mejores.
El cambio que estabas buscando
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo” Alexei Tolstoi
Muchos, estamos buscando un cambio de vida. Esperamos a que algo ocurra, a que venga alguien a rescatarnos. Esperamos esa oferta laboral que creemos que nos merecemos, etcétera, etcétera. La llave para provocar el cambio que tanto anhelas está en tu cabeza, en tu mente. Debes cambiar tu mentalidad para que cambie tu alrededor. Para poder realizar un cambio a fuera, primero, debemos realizar un cambio adentro. La solución está dentro de nosotros. Una vez cambiemos internamente, obtendremos resultados externamente. No busques salud cuando te falte. No busques conocimiento cuando el que tengas esté obsoleto. Cambia tu mentalidad, y que la nueva mentalidad te haga crecer como persona, te provoque ese cambio que te gustaría realizar. Si hay algo que no funciona afuera, es porque hay algo que no funciona adentro. No hay que buscar afuera, el motivo hay que buscarlo adentro. Hay que corregir lo de dentro para que cambie lo de afuera. Comúnmente se intenta cambiar lo de afuera sin cambiar lo de adentro y eso no funciona. Nada sucede por casualidad, todo sucede por causalidad. Búscalo. Hay personas que ya han conseguido lo que nosotros buscamos. Que mejor que aprender de esas personas. Tan sólo debemos copiar lo bueno y lo que funciona en estas personas que ya están en un nivel más alto que nosotros. De estas personas tenemos que copiar sus habilidades, e intentar no copiar los hábitos malos de los que nos rodean. Lo primero que debemos tener es el deseo de aprender. Debemos aprender lo que no sabemos. La vida es valiosa si tú aprendes. Hay poca diferencia entre los sordos que, aunque quieren oír no pueden y los que pueden oír y no quieren. Hay poca diferencia entre ellos, el resultado es el mismo, ambos no aprenden. Recuerda que, si no hay semilla, no hay fruto. Recuerda que mientras más pesada es la carga más fuerza se requiere. Recuerda, que el mismo trabajo
que cansa el músculo, también lo fortalece. Nadie puede ser libre esperando que otro venga a liberarlo. Dedícate a limpiar y fortalecer las alas, para que estén listas el día que llegue el viento y te toque volar. Quiero terminar esta clave tan importante, con un breve consejo sobre el consumo responsable que, a su vez, puede beneficiarnos económicamente y nos servirá para dejarles un mundo mejor a nuestros hijos. Es un modo de vida, una filosofía, adóptalo si encara en tus valores y filosofía. Entre todos podemos mejorar lo que tenemos para dejarlo mejor de lo que nos lo hemos encontrado. Ese, puede ser nuestro legado.
Consumo responsable
“Nada es suficiente para el que no se conforma con poco”. Epicuro
La mejor forma de realizar un consumo responsable es evitando hacer gastos innecesarios. A todos nos gusta comprar y consumir al momento en que recibimos nuestro sueldo, inmediatamente estamos pensando en que nos lo vamos a gastar. El ahorro es parte fundamental de las finanzas personales y va más allá del simple hecho de ingresar el dinero en la cuenta del banco. Reducir nuestro consumo repercute en nuestra capacidad de ahorro. Ahora veremos si el tipo de consumo que realizamos es responsable. Un consumidor responsable e inteligente va más allá de cuánto va a ahorrar en las ofertas de fin de temporada. Ser un consumidor responsable implica tener conciencia en todo sentido. Tus compras jamás deben dañar la economía familiar y, en la medida de lo posible, debes evitar que perjudiquen el medioambiente. Una de las principales causas que afectan al deterioro del medio ambiente es la modalidad actual de consumo y producción, particularmente en los países industrializados. En este sentido, la ONU está pidiendo un cambio de modelo hacia un modelo más responsable. Consumir un producto o servicio de manera responsable, no solo se basa en su calidad y precio sino también en su impacto ambiental y social, y en cómo las empresas los elaboran. El consumo responsable también es llamado consumo crítico y es aquél que implica consumir menos, consumir solo lo necesario tomando conciencia de cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas. Agregando el calificativo de responsable a la palabra consumo, da énfasis a la importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el mercado de bienes y servicios, es tomar en cuenta que los productos valoran la justicia social, la ética, y la solidaridad, así como la
protección al medio ambiente y para ello se promueve el uso racional de los recursos, inclusive a través del reciclaje. Consumir responsablemente significa racionalizar, aspirar a productos que realmente sean necesarios, analizar detalladamente las ventajas que ofrece un producto o servicio con el fin de comparar su utilidad y no adquirir por consumir. Es responsabilidad de cada persona decirle no al consumismo, no dejar de hacer las cosas que nos gustan, pero sin racionalizar. Hacer uso eficiente de lo que tenemos y analizar antes de adquirir un bien o contratar un servicio para saber si realmente lo necesitamos. Una herramienta que nos puede ayudar a ahorrar y a consumir de forma responsable es el modelo de las cinco r, rechazar, reducir, reusar, reformar y reciclar. Rechazar tiene dos vertientes, primero decidir si realmente necesitamos un producto o no y si no es necesario en el hogar o en nuestra vida diaria, debemos decidir que no lo necesitamos y no adquirirlo. Siempre que podamos debemos de rechazar los productos no biodegradables y sustituirlos con otros más respetuosos con el medio ambiente. Reducir significa que, antes de adquirir un nuevo producto conviene preguntarse si realmente es necesario, los consumidores pueden reducir su impacto ambiental de muchas formas, al comprar hay que evitar los productos con un empaquetado excesivo, siempre que se pueda hay que elegir los tamaños grandes, y los productos concentrados para generar menos basura y a la vez ahorrar dinero. Reusar significa prolongar la vida útil de los bienes, contribuye al ahorro doméstico a disminuir el impacto ambiental. Los envases o productos de usar y tirar son la antítesis de un consumo responsable y ecológico. La reutilización es posible de muchas formas, por ejemplo, al hacer la compra puedes llevar bolsas de telas u otros materiales que permitan su uso continuado y evitar las perjudiciales bolsas de plástico. Reformar implica transformar un producto que ya fue utilizado en un producto tal y como si fuera nuevo y dejarlo listo para un nuevo uso. Por último, reciclar significa separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje en una acción de múltiple beneficio ambiental. Las
basuras recicladas no acaban en los vertederos, cada vez más saturados. Los materiales reciclables se aprovechan para elaborar nuevos bienes y por ello se evita la extracción de nuevas materias primas y se reduce el consumo de energía en su elaboración. Consumir responsablemente implica gastar menos, esto favorece el rendimiento de nuestros ingresos y al mismo tiempo aumenta nuestra capacidad de ahorro. Al minimizar los gastos innecesarios aumenta el ahorro y se deja de gastar en productos y servicios que no generan valor. En el hogar podemos hacer cosas sin gastar, esto es reformando y reusando, de esta manera prolongaremos la vida de los artículos. Esto significa gastar menos y al mismo tiempo contribuir al medio ambiente.
Recomendaciones consumo responsable
“En las civilizaciones actuales, el ser humano se ha convertido en bien y medio de consumo, y la naturaleza, su objetivo para desarrollar” Ko Un
Para ser un consumidor responsable, te hago las siguientes propuestas. Valora si lo que vas a comprar realmente satisface una necesidad o es un deseo. No compres compulsivamente. Consume productos naturales y productos reutilizados o reciclados. Son sin duda las mejores opciones ambientales y para tu salud. Asegúrate de la calidad de lo que compras. Intenta adquirir bienes más saludables y duraderos. Busca alternativas que minimicen la explotación de los recursos naturales. Opta por reutilizar, intercambiar o reparar. Haz un buen cuidado y un buen mantenimiento de las cosas. Cuando acabe la vida útil de un producto ten en cuenta las posibilidades de poder reciclar los materiales de los que está hecho. Escoge productos que no sean agresivos con el medio ambiente. Lee las etiquetas pues te pueden ayudar a tomar decisiones de compra. Utiliza el poder de compra para premiar aquellos productos que no afectan al medio ambiente. Recuerda rechazar reducir, reusar, reformar y reciclar. Debemos de satisfacer necesidades no únicamente deseos.
8. Epílogo
“Sólo hay una cosa que hace que un sueño sea imposible de lograr: el miedo al fracaso” Paulo Coelho
La psicología, nuestra educación, nuestros hábitos, nuestras creencias y nuestra formación. Todo esto influye de manera notoria en nuestro comportamiento y acción. Por ello, nuestras finanzas personales también se ven afectadas por estos campos. Podemos tratar las finanzas personales desde la perspectiva de los trucos de ahorro y otros maquillajes. El asunto es mejor tratarlo desde su raíz. Hay que entender por qué hacemos lo que hacemos para poder controlarlo y corregirlo. La conciencia o, mejor dicho, la autoconciencia aquí influye mucho, y una vez la dominemos o le demos nosotros las órdenes tendremos todo controlado. Una vez controlado, lo podremos mejorar. El truco radica en aprender. Conocerse mejor a uno mismo. Aprender, educarse y formarse. Crecer como persona y hacer que las finanzas nos acompañen.
9. Sobre el autor
“La cosa más importante que debes hacer si estás dentro de un hoyo, es dejar de cavar” Warren Buffett
Hola, gracias por leer este libro. Me llamo Sandro y me dedico a actividades de soporte a profesionales y empresas relacionadas con la administración y contabilidad como profesional independiente. Vivo en Ciutadella de Menorca y jamás pensé en publicar un libro. Una cosa me ha llevado a otra y casi sin quererlo, he publicado este libro. Puedes hacerte con la copia impresa también. Ruego hagas una valoración del libro en Amazon, puede ser útil al resto de lectores. Puedes contactar conmigo a través de las siguientes redes sociales y mi web y comentarme qué te ha parecido.
Gracias.
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Table of Contents Índice de contenidos Prólogo Introducción 1. Objetivos, valoraciones y hábitos Metas y objetivos Sistema de valoración interno Transformación de tus hábitos 2. Control de finanzas Cálculo de tu precio por hora de trabajo Cálculo de Patrimonio Neto Cálculo de Estado mensual de flujo de dinero. Elaboración de presupuesto mensual 3. Ahorro ¿Dónde pongo mis ahorros? ¿Cuánto debo ahorrar? ¿Cuáles son los primeros objetivos del ahorro? Eliminar deudas Fondo de emergencia ¿Cómo creamos el fondo? 4. Elabora tu presupuesto anual 5. El seguro y el crédito El Seguro El crédito Tipos de créditos 6. Invertir Productos Financieros de Inversión Renta Variable Renta Fija Derivados Fondos de Inversión Estructurados Planes de Pensiones Seguros Divisas Diversificación
Recomendaciones Donde no invertir 7. Edúcate y fórmate ¿Qué es la educación financiera? Invertir en ti mismo El cambio que estabas buscando Consumo responsable Recomendaciones consumo responsable 8. Epílogo 9. Sobre el autor