Vía Crucis de los comunicadores

VĂ?A CRUCIS de los comunicadores

XIV ESTACIÓN

JESÚS ES SEPULTADO Que desconcierto, Llorar al cielo, queriendo entender el plan maestro.

El Maestro yace en un sepulcro, pero su promesa es cierta y fiel.

Es un pretender muy lleno de ambición y orgullo el nuestro querer comprenderlo todo, Dejemos espacio al silencio: que se convierte en diálogo amoroso y esperanzada con Aquel que desciende a los infiernos y pronto inaugura el Cielo…

El Dios del Universo, Creador de todo lo que ves y lo que no ves… te ayudará a entenderlo aunque vacíos veas los senderos y tantas veces no encuentres salidas, aunque la angustia te cale de lleno y no descubras la luz que te circunda, aunque la vida corra y a otros les de vuelo aunque creas que por hombre no mereces consuelo, porque tu dignidad ha sido descartada….

Deja que nada te impida entenderlo entrega el llanto, la soledad y el desvelo de frente a lo que viene, con honor y contento y lleno de esperanza de cara a la Resurrección del hombre nuevo.

CLAUDIA ECHEVERRIA / Periodista chilena, Revista Cosas y Radios en Pilar.

I ESTACIÓN

JESUS ES CONDENADO A MUERTE “Santifícalos en la verdad, tu Palabra es verdad”

Días posteriores a ser aclamado por una multitud, el Señor es sentenciado a muerte por los mismos que lo aclamaban. Humillado, el Hijo de Dios sufre un profundo dolor en su corazón, pero a pesar de tanta hipocresía: Dios calla. Con este gesto nos enseña una actitud heroica en el contexto que actualmente nos rodea, para nuestra vida cotidiana: sufrir desde el silencio y la humildad de corazón. ¿Cuántas veces somos condenados socialmente por pensar y vivir coherentemente con lo que creemos?

Los flagelos de la droga, la corrupción, el fariseísmo del no te metas nos rodean y somos dejados de lado por el solo hecho de ser hombres de Fe y vivir coherentemente los valores que ella encarna.

Nuestra vida debe ser un constante servicio, peregrinando hacia Dios de modo humilde y valiente; pero este peregrinar no podemos hacerlo solos. Necesitamos abrir el corazón al prójimo para caminar en comunión, sabiendo encontrarnos en todo lo que nos une.

Aprendamos a construir el diálogo por las sendas de la verdad y ser amantes de ella: para nunca emitir sentencia de condena sesgada por intereses egoístas, presiones políticas o sociales.

Pidamos al Señor ser siempre fieles a la verdad.

PABLO MORFU - FASTA

XIII ESTACIÓN

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE María es la primera en tener en sus brazos el cuerpo de Jesús. Hasta para reposar en su última morada, que no será definitiva, el Señor necesita que su Hijo pase un instante por los brazos de su Madre. A ella le deposita el tesoro más preciado de la Creación, le confía lo más valioso que el mundo puede tener. ¿Cuántas veces recurrimos a ella para enfrentar los momentos delicados de nuestra vida y de nuestra tarea profesional? ¿Nos dejamos depositar en sus brazos? ¿Tenemos claridad de pensamiento para transmitir nuestras ideas y para darnos cuenta de los momentos en que necesitamos esa protección o alguna orientación? Hasta la primicia más exclusiva necesita unos minutos de reposo, de reflexión, para estar seguros de lo que queremos transmitir. ¿En quién confiamos en esos momentos? ¿En el rating? ¿En la competencia atroz que a veces nos hacen perder de vista los principios básicos del periodismo? ¿Somos leales a la honestidad, a la búsqueda de la verdad, a la ética, a la responsabilidad, a la independencia de cualquier factor de poder?

Confiemos en nuestra Madre cuando hacemos nuestra tarea.

II ESTACIÓN

JESUS CARGA CON LA CRUZ Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado Gólgota.

Jesús, por amor al Padre y a nosotros, acepta la pesada cruz de madera sobre sus hombros. Siendo el hijo de Dios, carga humilde y dolorosamente con nuestras faltas en un acto de entrega sin límites, mientras se burlan de su fe camino a la crucifixión.

Esta segunda estación marca dos momentos en cada uno de nosotros: el primero, al aceptar el peso de nuestras cruces reales condicionadas por nuestras flaquezas y debilidades humanas y el segundo, al asumir nuestra fe a sabiendas de ser humillados por aquellos que reniegan de los valores que ella inculca, atacando a todo aquel que la profese.

En esta Semana Santa pidamos la gracia de poder llevar dignamente las cruces que se nos presentan aún aquellas que parezcan más insoportables por sorpresivas e inesperadas, confiados en Jesús y poniéndonos en sus manos con la esperanza que no defrauda que es la presencia siempre misericordiosa de Jesús para sostenernos y la alegría del Encuentro.

FEDERICO WALS / Periodista Minuto Uno. com, C5 n, Radio Diez y Caminos Religiosos.com

III ESTACIÓN

JESUS CAE POR PRIMERA VEZ Muchas veces nos sentimos agobiados por nuestras propias faltas, nuestros errores, nuestra propia mezquindad.

Así también Jesús cae ante el peso de nuestros pecados. Y en esos momentos de tristeza y soledad nos dice: "Venid a mi todos los que están agobiados y cansados que yo los hare descansar".

XII ESTACIÓN

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Es en El, y no en nuestras propias fuerzas, que podemos llevar los sinsabores de la vida humana y las tristezas que acumulamos en nuestro camino, que nos hacen sentir frente a un abismo.

Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu». Y, dicho esto, expiró.

En esto Jesús, nuestro supremo ejemplo, nos enseña dos grandes lecciones. El primero es que con el Poder de Dios podemos lograr todas las metas y los objetivos para los cuales hemos sido creados. Luego, su misión sacrificial nos impulsa a entregarnos por amor al otro, a nuestro prójimo.

Señor, que sepamos entender tu muerte como un camino hacia el Padre. Que no dejemos morir nuestros ideales en manos de las dificultades que nos atraviesan cada día. No dejemos que el vértigo del mundo de hoy haga colapsar nuestros objetivos e ilusiones.

Aquí Jesús nos habla al corazón dejándonos los valores esenciales para nuestro caminar, fortaleza y generosidad.

Fortaleza para levantarnos de nuestras caídas y generosidad para ofrendarnos a quien nos necesita.

Cuando tengamos algo que comunicar: que lo podamos hacer libremente, con la verdad, y que esa verdad no muera crucificada por intereses, por la desidia, la comodidad o la falta de compromiso.

Que este ejemplo se haga carne en nuestra mente, que podamos transmitirlo en nuestros hogares y que podamos sembrarlos cada día en nuestro país, que tanto necesita de nuestra fortaleza y nuestra generosidad, ambos inspirados en Jesús.

Te pedimos fortaleza para enfrentar los momentos difíciles, para que podamos anunciar tu buena noticia, tus enseñanzas, inclusive en los lugares en donde la falta de tolerancia genere reacciones en contra nuestra. Para que desde nuestro lugar sepamos encontrar las palabras justas que nos permitan contar las cosas tal como son.

CYNTHIA HOTTON (DIPUTADA MANDATO CUMPLIDO) / Valores para mi país

IV ESTACIÓN

JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE Sin fuerzas y mal herido, Jesús se topa en la vía dolorosa con su madre y, a través de sus ojos bien abiertos y sus lágrimas, se encuentra con la humanidad toda. Y aquella, que “guardaba todas las cosas en su corazón”, sostiene al hijo con la mirada y lo acompaña -sin mediar palabra- en el momento de la cruz.

María lo hace como lo repetirá, a lo largo de la historia, toda madre sufriente ante los dolores de sus hijos derribados por la droga, las guerras, el juego, el alcohol, los abusos, la trata. Madres contra el paco, madres del dolor, madres de Plaza de Mayo, madres de Cromañón y la tragedia de Once. Madres que se solidarizan con el dolor de sus hijos caídos y se asocian entre ellas para compartir la pena y hacerla lucha.

Porque no hay nada más invencible y poderoso que el amor materno. ¡Qué hijo no desea la presencia consoladora de su madre en la hora más difícil! Ojalá Dios conceda a todos los hombres tener al lado una mujer que se parezca a María, la madre de Jesús.

Que esos hijos heridos, muchas veces protagonistas de nuestras crónicas, sean respetados en su dignidad. Y que las luchas silenciosas y tenaces de esas madres nunca se acallen en los medios de comunicación.

SILVINA ORANGES / Periodista Agencia De Noticias Telam

XI ESTACIÓN

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ Señor: que como periodista no hunda en el prójimo Los clavos de la injuria y la calumnia, sea generados por mí, sea haciéndome canal de transmisión de ellos.

Los clavos de la violación a la intimidad, no respetando la vida privada de la gente, y hasta medrando con ella.

Los clavos del enfrentamiento, cuando solo atizo las diferencias y no destaco a la vez las coincidencias y consensos.

Los clavos de la media verdad, que suele ser peor que la mentira, contribuyendo a la confusión y la discordia.

Los clavos de la morbosidad, no respetando la dignidad, el dolor y la sensibilidad de las personas.

Los clavos de la denigración de la mujer hasta convertirla en un objeto de explotación y consumo.

Los clavos de la indiferencia, el desprecio o la burla a los creen, a los que tienen otra fe o a los que no creen.

Los clavos de la cobardía y la sumisión a intereses espurios ante el deber de proclamar la verdad.

Los clavos de la violencia, que comienza irresponsablemente en la palabra agresiva, dicha o escrita.

Los clavos que, queriendo o no queriendo, terminan atentando contra lo más sagrado: la vida.

SERGIO RUBÍN / Periodista Diario Clarín, TN Noticias, Canal 13 y Suplemento Valores religiosos

X ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS «Llegados al Calvario, le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Jesús, después de probarlo, no quiso beberlo. No quiso calmantes, que le habrían nublado la conciencia durante la agonía. Quería agonizar en la cruz conscientemente, cumpliendo la misión recibida del Padre.

Le podían despejar de sus vestidos, coronar de espinas, escupir, difamar, cargar con una pesada cruz pero no quería que le quitasen su conciencia libre que por amor le hacía entregarse para ser la “Misericordia” encarnada….

La misericordia que sabe sufrir sin quejarse, el amor que ama aunque es despojado de todo, hasta de lo que la dignidad más absoluta que Dios le ha regalado.

En un mundo que huye el sufrir por amor, y que busca la ley del mínimo esfuerzo El quiere conscientemente, despojarse de todo para atarse a la Voluntad del Padre y salvarnos con toda conciencia y desbordante de amor y libertad.

V ESTACIÓN

CIRENEO AYUDA A LLEVAR LA CRUZ DE JESUS Volvía del campo, quizá después de unas agotadoras horas de trabajo. Le esperaban en casa los preparativos del día de fiesta: al atardecer – con la primera estrella – habría comenzado el sábado. Simón era un hebreo, oriundo de Africa, de Cirene – ciudad que se encontraba sobre el litoral de la Libia - y que hospedaba una gran comunidad de la dipáspora judía. Una orden a los gritos de la patrulla romana che escoltaba a Jesús lo detiene y lo obliga a llevar por un trecho del camino el patíbulo de Cristo exhausto.

Simón había pasado por allí por casualidad; no se podía imaginar que aquel encuentro habría sido extraordinario.

Dios está al acecho para sorprendernos en los caminos de nuestra vida. Y para hacerse ayudar elige aquellos que nosotros descartamos.

Como Simón, padre de aquellos inmigrantes que hoy Europa mira con desconfianza y sospecha.

El no permitió que se •globalice la indiferencia, El vio en Cristo exhausto y malherido un hermano a ser ayudado y atendido.

NELLO SCAVO / Periodista de l’avvenire de Milán y autor del libro “La lista de Bergoglio”

Señor que en nuestra profesión nos despojen de todo: de medios materiales, del legítimo salario, del buen nombre ante los otros: pero que nunca nos despojen de la plena conciencia de querer defender la verdad y cambiar el mundo mostrando bien y belleza… ilusiones y esperanzas, sueños y alegrías.

IGNACIO NACHO RAMIREZ / Coordinador Investigaciones C5 N - Periodista Tiempo Completo

Vi ESTACIÓN

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS Somos Verónica toda vez que: Nuestras manos se comprometen con la ternura sin ser amenazantes.

Cuando cuidan el esplendor oculto de la vida sencilla.

IX ESTACIÓN

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ Jesús cae por tercera vez. Ese número significa que no podía llegar, que debía ser ayudado. Ya había caído en el Huerto de los Olivos, cuando vino un ángel a levantarle el ánimo. Ahora, lo levantan los ojos de la Virgen María.

Porque Simón de Cirene le llevó la Cruz, pero su madre le dio fuerzas para continuar el Vía Crucis.

“El que quiera seguirme que tome su cruz”, dijo el Señor. Pero ni él mismo pudo llevarla. Por eso, ya en la familia aprendemos a llevar juntos la cruz del que está enfermo, no sólo la cruz material, como Simón, sino sobre todo la del afecto, como María.

Los comunicadores sentimos la tentación de aumentar el peso de la cruz y preparar una cuarta caída, cuando rejuntamos todo lo que está podrido en la sociedad y en la Iglesia. Un cura era noticia si era corruptor de menores.

Los Papas Benedicto y Francisco se han esforzado en corregir ese flagelo pero sobre todo en aumentar la ilusión del medio millón de sacerdotes y seminaristas que buscan aliviar el peso de la cruz de sus hermanos, imitando a la Virgen María.

Cuando comprendemos el valor del amor sincero, lejos de toda declamación. ¿Dónde enjugamos hoy el rostro del Hijo de Dios?

En el acto solidario dando de comer al hambriento.

En la búsqueda incesante de la justica y de la verdad.

En el cuidadoso ayuno de palabras y comentarios que sobran.

En ser capaces de aceptar al distinto.

En apartarnos de la codicia y de la tentación del enriquecimiento sin esfuerzo.

Evitando la manipulación del otro.

En el ejercicio cotidiano de nuestra profesión sin arrogancia.

En la certeza de que amor, dolor y experiencia son intransferibles sin imponer el camino que nosotros hemos recorrido.

En la caridad ejercida como motor de cambio.

En el convencimiento prudente del silencio.

En la valentía de defender nuestros principios evitando el fanatismo.

Reconociendo que es Él quien seca nuestro rostro tantas veces avergonzado.

P. IGNACIO PEREZ DEL VISO S.J / Miembro del Club Gente de Prensa y Columnista Diario Clarín

ROSA JULIA BELLIZZI / Socióloga especialista en Comunicaciones

VII ESTACIÓN

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ Contemplamos a Jesús, que cae por segunda vez bajo la cruz.

En el polvo de la tierra está el condenado, como tantos que hoy son condenados por la droga, la prostitución, el trabajo infantil y la exclusión.

Aplastado por el peso de su cruz. Cada vez le fallan más sus fuerzas. Como a tantos hermanos nuestros que ya no tienen fuerzas para hacer valer sus derechos…

Pero, aunque con gran esfuerzo, Jesús se levanta para seguir el camino. ¿Qué nos dice a nosotros, pobres pecadores, esta segunda caída?

Más aún que la primera, parece llamarnos a levantarnos, una y otra vez en nuestro camino de la cruz, de esa cotidiana, de la decepción, de la soledad, de la “globalización de la indiferencia", de la cultura del volquete y la exclusión.

A lo largo de estos dos milenios, muchos han experimentado que la caída no significa el final del camino. Que sòlo se sabe realmente cuando se sufre y cada caída es un aprendizaje vital para continuar mejor el camino por los senderos de la solidaridad y la fraternidad.

El camino hacia la felicidad como comunidad nunca es lineal y está repleto de obstáculos y caídas que si sabemos aprender de ellas y reponernos, prepararemos mejor el camino hacia el futuro.

GUSTAVO VERA / Diputado Ciudad Autónoma De Buenos Aires – Partido Bien Común

XIII ESTACIÓN

JESUS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALEN “Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque se acerca el tiempo en que se dirá: ¡Felices las estériles, felices los senos que no concibieron y los pechos que no amamantaron!”

Cuantas lágrimas derraman millones de mujeres aún hoy.

Nuestra palabra debe acompañar ese llanto para que se convierta en riego que fecunde y dignifique. ¿Hacia dónde miramos frente al flagelo de la violencia de género? ¿Cuán cómplices somos frente a la trata y la pornografía? ¿Enmudecemos frente a tanta niñez robada o somos valientes testigos de la verdad? ¿Consentimos que a millones de niñas en el mundo se les niegue su derecho a la educación? ¿Nos refugiamos en nuestras zonas de confort o la realidad nos conmueve hasta llorar por los hijos de hoy?

Recemos con el Papa Francisco: “Suplico al Señor que cambie el corazón a los esclavistas. Estos que entran a la ciudad abierta a ver que pueden saquear, qué vida pueden anular, qué niños pueden vender, qué familia pueden destruir, qué mujer pueden explotar”.

“Porque si así tratan a la leña verde, qué será de la leña seca?

MAX GUALMANELLI / Periodista Radio Rivadavia