El derecho de las personas LGTBI a ser padres Pág. 14
28 de junio Día del Orgullo LGTBIQ+
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crónicas de la diversidad
LIMA, PERÚ | NÚMERO 08
ARTE Y CULTURA LGTBIQ+
JUNIO 2020 | DISTRIBUCIÓN GRATUITA
UN ORGULLO DIFERENTE Este año no se podrá celebrar la 19° Marcha del Orgullo que tanta ilusión genera en la comunidad LGTBIQ+ del Perú debido a la pandemia por el coronavirus, así que toca adaptarse a los nuevos tiempos y celebrar a puertas cerradas, aisladxs socialmente y en cuarentena, pero acompañados virtualmente a través del Zoom y todas las redes sociales que celebrarán al unísono el 28 de junio, Día del Orgullo, en honor al coraje de los asistentes del bar Stonewall, en 1969, que se resistieron a ser detenidos una vez más por la policía.
facebook Marcha del Orgullo Lima
Hace 19 años, cuando empezó todo, una decena de activistas y artistas LGTBIQ+ soñaron con salir a las calles a decir abiertamente lo que eran y fueron a pararse al Parque Kennedy con carteles que expresaban su identidad sexual. Ellxs venían de una lucha que empezó a inicios de los 80, con la formación de la primera organización de diversidad sexual del país: el Movimiento Homosexual de Lima; primero con la reunión de amigos en la casa de Manolo Forno, en donde estuvieron Roberto Miró Quesada, Eduardo Piñeyra, Eduardo Murguía, Manolo Luján, Isabella Falco, Sandra Campos, Manuel Kauffman, Gustavo von Bischoffshausen, entre otros, en donde realizaron un pronunciamiento y elaboraron una encuesta para conocer más detalles de la realidad de lxs homosexuales peruanos, que era llenada a las afueras de las pocas discotecas que habían en esos tiempos, y luego, meses después, con la institucionalización del MHOL en Registros Públicos, en donde participaron Beto Montalva, Pipo Ormeño, Oscar Ugarteche, Carlos Iván Degregori, entre otros, con el soporte de las feministas de Flora Tristán. Las lesbianas desaparecieron de esa conformación, hasta que empezó la epidemia del Sida y volvieron para apoyar las iniciativas de apoyo a las víctimas, mientras se conformaban grupos como el GALF (Grupo de Autoconciencia de Lesbianas Feministas).
Multitudinario cierre de la XVIII Marcha del Orgullo LGTBI de Lima en la Plaza San Martín.
LGTBIQ+ perdieron el miedo en masa. Si en 2009 eran cerca de mil personas las que marchaban, muchas con máscaras para que no se descubriera su identidad, diez años después, en el 2019, llegarían a cerca de 100 mil en las calles de diversas ciudades del país: Lima, Arequipa, Cusco, Ayacucho, Iquitos, Trujillo, Chiclayo, Huancayo, etc. En esos diez años, en paralelo, se realizaron los Besos contra la Homofobia, que continúan hasta la actualidad, a propósito de la paliza que recibieron activistas jóvenes en la Plaza de Armas de Lima (el último se realizó en febrero de este año, con la consabida represión policial), hasta las Marchas por la Igualdad, también multitudinarias, a razón de la lucha por la aprobación de la Unión Civil entre 2013 y 2015, que no se pudo dar gracias a la férrea oposición del fujimorismo y sus aliados.
Y si bien las máscaras desaparecieron, nuestros rostros ahora están con mascarillas, no solo por la pandemia que afecta a todo el mundo, sino porque la pandemia de la discriminación continúa, y eso muy visible con la decisión del gobierno, como medida contra el coronavirus, de restringir las salidas por sexo, lo Transcurrieron varios años para que lxs que originó un aluvión de denuncias por
discriminación contra personas trans, y un quiebre en las garantías de derechos puesto que el gobierno se pronunció a favor de la comunidad por primera vez señalando que se debía respetar a la diversidad sexual. Hace unos días hemos sido testigxs de la aprobación del matrimonio igualitario en Costa Rica, gracias a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que tiene que refrendarse también en el Perú, a través de una sentencia positiva del Tribunal Constitucional sobre la validez y legitimidad del matrimonio de Oscar Ugarteche y Fidel Aroche, que se encuentra pendiente. Este orgullo será diferente, ya no con máscaras sino con mascarillas, pero también puede ser mejor, si bien la población LGTBI está prácticamente olvidada de las cifras oficiales, y las familias homoparentales no son reconocidas para ninguna subvención del gobierno, nuestras vidas son testimonio de la resistencia, la lucha y el valor de quienes nos antecedieron para lograr que el Perú sea un espacio habitable para las futuras generaciones. Esas apuestas siguen en pie. / / (Vero Ferrari)