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martes 10 DE diciembre DE 2013
evocación
Recorremos las tres décadas CONSTITUCIONALIDAD
UN CAMINO QUE NO ABANDONAREMOS Págs. 2-3
Compañeros 1983-2013
30
años de
DEMOCRACIA
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compañeros
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1983-2013
Un inédito sendero que cumple 30 años institucionalidad. El camino de la consolidación democrática
Gastón Monjes gmonjes@cronica.com.ar
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ctubre de 1983. Las botas empezaban a dejar lugar a las urnas. Raúl Alfonsín e Ítalo Luder eran los principales candidatos a ocupar la presidencia de la Argentina. Habían pasado más de siete años. El país iniciaba un tortuoso camino que, pese al tiempo transcurrido, aún necesita ser afianzado día a día. Juicio a las Juntas Militares, carapintadas. Hiperinflación. Supuestos “salariazo” y “revolución productiva”. Reforma constitucional. Desocupación, crisis, saqueos. Corralito. Renuncias presidenciales. Desendeudamiento. Derechos Humanos. Todo entró en las últimas tres décadas de esta bicentenaria nación. La fórmula Raúl AlfonsínVíctor Martínez superó la mitad de los votos y el 10 de diciembre de 1983 se hizo cargo de la conducción del país. Los años siguientes no fueron fáciles. Hubo que enfrentar los resabios de la dictadura y una renovación económica que no consiguió los resultados esperados. En este aspecto, el ministro de Economía Juan Sourroui-
la fórmula alfonsínmartínez se alzó con el triunfo y asumió el 10 de diciembre de 1983.
una imagen de la fiesta popular ante el retorno de la democracia en 1983. lle activó el Plan Austral que cambió el Peso Argentino por el Austral y buscaba contener la inflación y mantener el crecimiento. En un primer momento se logró, pero en 1988 la hiperinflación generó un caos y fue imposible de detener.
abril de 1987
Pascuas “¡Felices Pascuas, (...) la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina!”. Con esas palabras, el presidente Raúl Alfonsín anunciaba en abril de 1987 el fin de la rebelión carapintada. La sublevación en Campo de Mayo había sido encabezada por Aldo Rico en repudio a los juicios contra los militares acusados de violar los derechos humanos. Sin embargo, el pueblo se opuso a este alzamiento y durante los días de la Semana Santa copó las calles en defensa de la democracia. El conflicto no se resolvía. Por eso, el presidente Alfonsín viajó a Campo de Mayo para hablar con Rico. Al volver a Casa de Gobierno, salió al balcón, saludó y expresó su recordada frase. Poco después, el Congreso votó las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, símbolos de un período de impunidad.
Además, en 1985 se realizó el juicio a las Juntas Militares. El 9 de diciembre Jorge Rafael Videla y Emilio Massera fueron condenados a cadena perpetua. Otros responsables del terrorismo de Estado recibieron penas menores. Sin embargo, en 1990
el presidente Carlos Menem decidió indultarlos. La vuelta del peronismo al poder se había producido en medio de una crisis política, social y económica que obligó a Alfonsín a adelantar su salida del gobierno. El 8 de julio de 1989 Menem llegó
a la Casa Rosada. Comenzó así un período neoliberal y de “relaciones carnales” con Estados Unidos, que derivó en la privatización de todas las empresas y servicios del Estado. El “salariazo” y la “revolución productiva” anunciados durante la campaña se revelaron como una gran mentira. En 1992, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, se lanzó la convertibilidad, plan que equiparaba el valor del peso con el del dólar. En los años siguientes, la estabilidad de muchos sectores de la sociedad enmascaró la creciente desocupación, la quiebra de empresas y la destrucción
del aparato productivo. Menem también impulsó su propia reelección. El Pacto de Olivos, acordado con Alfonsín, permitió avanzar en ese objetivo. Se eligieron los constituyentes en 1994 y se reformó la Constitución. Un año después, Menem fue reelecto con el 51 por ciento de los votos. A partir de entonces, la crisis se hizo más visible. La desocupación fue de más de 20 por ciento. Los escándalos de corrupción fueron inocultables. Su gobierno se sostuvo, pero la verdad no. Tras un fallido intento de rereelección. Eduardo Duhalde fue el candidato del peronismo. Pero en 1999 perdió la elección ante Fernando de la Rúa.
La vuelta del radicalismo
El nuevo presidente prometía un cambio. Pero fue más de lo mismo. La pobreza y la falta de trabajo se extendían. Sus decisiones profundizaban el modelo conservador neoliberal. La presencia de Cavallo nuevamente como ministro de Economía y el “corralito” que impedía a los ciudadanos disponer de sus ahorros bancarios fueron el detonante. El 19 de diciembre de 2001 el pueblo desafió el estado
diciembre de 1990
marzo 1992-julio 1994
En la madrugada del 3 de diciembre de 1990 la presidencia de Carlos Menem enfrentó un levantamiento armado impulsado por el coronel Mohamed Alí Seineldin, que derivó en una rebelión que copó el edificio Libertador, el Regimiento I de Infantería, el Batallón de Independencia 601, entre otras unidades militares en diversos puntos del país. Según afirmaban los sublevados, solo reclamaban la remoción de la cúpula del Ejército. Sin embargo, el jefe de la fuerza, el teniente general Félix Bonnet, sofocó la rebelión y recuperó los sitios ocupados. La violencia del enfrentamiento dejó trece víctimas mortales, entre personal militar y civiles. Seineldin, líder del alzamiento carapintada, fue condenado a cadena perpetua.
A las 14.45 del 17 de marzo de 1992 un atentado destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires. El edificio ubicado en la intersección de Suipacha y Arroyo quedó totalmente en ruinas. El ataque provocó la muerte de 29 personas y heridas a 242. El horror que se vivió en la zona fue el preludio de lo que ocurriría dos años después: el peor ataque terrorista sufrido por la Argentina. La mañana del 18 de julio de 1994, a las 9.53, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue el blanco de un ataque con explosivos que destruyó varios edificios. La sede de la AMIA, en Pasteur 633, quedó reducida a escombros. El ataque mató a 85 personas y dejó unos 300 heridos.
Rebelión
Atentados
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de sitio y copó las calles. Por la noche, Cavallo dejó su cargo. Pero no fue suficiente. Miles de personas llenaron la Plaza de Mayo e inmortalizaron el cacerolazo y su reclamo: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Al día siguiente, la brutal represión de la policía dejó decenas de muertos. El país estaba sumido en el caos. De la Rúa no resistió. La imagen de su salida de la Casa de Gobierno en helicóptero coronó su renuncia. Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá –con su aplaudida decisión de dejar de pagar la deuda externa– y Eduardo Camaño ocuparon la presidencia hasta fin de año. El 2 de enero asumió Eduardo Duhalde. Lentamente, el país empezó a normalizarse. Terminó la convertibilidad y hubo una estabilidad política que finalizó el 26 de junio de 2002, cuando Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron fusilados por la policía en la estación de Avellaneda. Otra vez, como en 1989, se adelantó el cambio de gobierno.
El Kirchnerismo
El 27 de abril de 2003 hubo nuevamente elecciones presidenciales. Carlos Menem,
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los derechos sociales son un eje de gestión de cristina.
el jefe del ejército descuelga el cuadro de videla por orden de néstor Kirchner. con 24,3 por ciento de los votos, y Néstor Kirchner, con 22,24 por ciento, debían definir al futuro mandatario en balotaje. Pero Menem se bajó. Seguro de una catastrófica derrota, prefirió evitar la segunda vuelta. El 25 de mayo Kirchner inició una nueva etapa para el país. Durante su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, Kirchner marcó las bases de su gestión. Desde lo económico cuestionó el endeuda-
miento derivado de la adopción de “políticas ajenas” y reclamó a los organismos internacionales que asumieran su parte de responsabilidad en la crisis argentina. El desendeudamiento fue fundamental. Tiempo después, en 2005, fue cancelada la deuda de casi 10.000 millones de dólares con el FMI. Además, hubo dos reestructuraciones de deuda que permitieron una importante quita, pese a la lucha interminable con los fondos buitre.
En cuanto a la defensa de los derechos humanos, Kirchner pronunció ante la ONU una histórica frase: “Somos hijos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”. En 2003, además, el Congreso declaró “insanablemente nulas” las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dictadas durante el gobierno de Alfonsín, lo que permitió la reapertura de las causas contra los militares responsables del terrorismo de Estado. En 2005, Mar del Plata fue el
escenario de un renacimiento de la región. El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado por Estados Unidos, recibió un fuerte rechazo de los presidentes sudamericanos, en especial de Kirchner, Lula da Silva y Hugo Chávez, frente a la atenta e indisimulablemente disgustada mirada de George W. Bush. Luego de cuatro años al frente del Gobierno, Kirchner decidió no buscar la reelección y apoyó la candidatura de Cristina Fernández, quien ganó en primera vuelta. En sus primeros meses de gestión enfrentó la lucha por las retenciones móviles de las exportaciones agropecuarias, conocida como la resolución 125. Cortes de ruta y manifestaciones de productores se sucedieron mientras el Congreso debatía el proyecto. El 17 de julio de 2008
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se realizó una sesión en el Senado que duró 18 horas. Durante la madrugada se votó: 36 a favor y 36 en contra. Julio Cobos, el vicepresidente, tuvo que decidir. Con una voz temblorosa, anunció: “Mi voto no es positivo. Mi voto es en contra”. Poco después, en octubre del mismo año, la presidenta envió al Congreso un proyecto para estatizar las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). No fue solamente un cambio de manos de los recursos: también representó un gran beneficio social. Los derechos sociales son uno de los pilares de la gestión de Cristina Fernández. La Asignación Universal por Hijo y la Ley de Matrimonio Igualitario así lo demuestran. Desde el punto de vista económico, hubo en 2012 un nuevo hito: la reestatización de YPF. La petrolera nacional –privatizada por Menem– volvió a estar en manos argentinas y a aumentar su rendimiento. Treinta años con idas y vueltas. Treinta años de tristezas, desesperanzas y alegrías. Tres décadas de una democracia que necesita madurar, pero que está consolidada y se debe defender.
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represión. Los responsables del genocidio, ante la Justicia
Histórico juicio a las juntas De la redacción
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redaccion@cronica.com.ar
a sangre de la dictadura todavía estaba fresca cuando la Justicia argentina comenzó a juzgar a los genocidas. En 1983, recién abierto el proceso democrático, el gobierno de Raúl Alfonsín motorizó los juicios a las juntas militares: hecho inédito en la historia nacional. Por primera vez, los militares deberían responder por torturas, desapariciones y
asesinatos de miles de personas. Se concretaría solo dos años después, aunque luego vendrían los aprietes de los carapintadas y los indultos de Carlos Menem. Recién con la presidencia de Néstor Kirchner, en 2003, la Justicia caería con todo su peso para poner tras las rejas a cientos de represores. Quizá los amos del terror de los años setenta nunca lo imaginaron. Lo cierto es que el 15 de diciembre de 1983, solo cinco días después de asumir, Alfonsín sancionó
los decretos 157 y 158. Por el 157 se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros. Por el segundo se procesaba a las tres juntas militares que asolaron al país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta 1983. También se creó una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, Conadep, integrada por el escritor Ernesto Sábato, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, el médico René Favaloro y otras personalidades.
El 20 de septiembre de 1984 la Conadep presentó el informe “Nunca más”. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal se dispuso a juzgar a las juntas militares. Los jueces fueron Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Aráoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D’Alessio. El fiscal fue Julio César Strassera, quien contó con la colaboración del fiscal adjunto, Luis Gabriel Moreno Ocampo. En el juicio –que comenzó el 22 de abril de 1985 con las audiencias y se cerró con las sentencias dictadas el 9 de diciembre– se condenó a Jorge Rafael Videla y a Emilio Eduardo Massera a la pena de reclusión perpetua. Roberto Eduardo Viola a 17 años de cárcel, ocho años para Armando Lambruschini, y 4 para Orlando Ramón Agosti. Los acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo no fueron condena-
Sábato entrega el informe de la conadep a alfonsín. dos porque –según el dictamen– no se pudo probar los delitos que se les imputaban. Esta sería la punta de lanza para enjuiciar a los todos los responsables de desapariciones, muertes y robos de bebés. Sin embargo, el contragolpe militar no se haría esperar. Una serie de levantamientos presionó al gobierno radical para que diera marcha atrás con los
juicios. Se firmaron entonces las leyes de Obediencia de Vida y Punto Final. Pocos años después, el ya presidente Carlos Menem indultó a los represores. En 2003, Néstor Kirchner encabezó su gobierno con la bandera de los derechos humanos. Impulsó las derogaciones de los indultos y las leyes “de la impunidad” y se reactivaron los juicios a los torturadores.
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transformaciones. Hechos que marcaron las últimas tres décadas Héctor Medina
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hmedina@cronica.com.ar
oy, treinta años después de que recomenzara en la Argentina la experiencia democrática, sin proscripciones e ininterrumpida como nunca antes, el mundo ha cambiado de forma drástica. Tanto que actualmente es una tarea titánica explicarle a un joven que alguna vez hubo una ciudad alemana que estaba dividida en dos por un muro y que decenas de personas murieron a lo largo de los años intentando pasar al otro lado. Sin dudas, la caída del Muro de Berlín y el colapso del entonces bloque soviético, que marcaron el final de la Guerra Fría, fueron dos de los hechos más importantes de estas últimas tres décadas en la historia mundial. La desaparición de la URSS dejó sin sustento a numerosos regímenes comunistas, que cayeron como castillos de naipes y dieron lugar a experiencias democratizadoras con diversa fortuna. Solo quedó como último superviviente del socialismo real el gobierno de Cuba, que se mantuvo pese al bloqueo estadounidense. El triunfo del capitalismo llevó a una expansión de las políticas neoliberales jamás experimentada, traducidas como “el fin de la historia” por el japonés Francis Fukuyama. Pero esas políticas no trajeron el bienestar que propugnaron siempre sus impulsores del hemisferio norte y sus repetidores de aquí en el sur. Por el contrario, dejaron como secuelas desocupación, marginalidad y pobreza, con las que todavía conviven numerosos países del mundo. Entre ellos, el nuestro. El toque final fue la desregulación financiera, que llevó a la crisis internacio-
Un mundo distinto, los mismos desafíos la caída de la urss dejó un vacío que no fue llenado por otra potencia del mismo nivel.
la caída del muro de berlin, el fin del comunismo.
el ataque a las torres gemelas, obra de al qaeda.
George W. Bush, invadió Afganistán e Irak.
Osama Bin Laden fue el hombre más buscado.
Barack Obama, el primer presidente de color en EE. UU.
Hugo Chávez, un líder de la Patria Grande sudamericana.
nal iniciada en el 2008 y que aún no se sabe cuándo finalizará. En el medio, hubo dos presidentes Bush –Geor-
ge, el padre, y George W., el hijo– en los Estados Unidos que le hicieron la guerra a Irak, y el segundo también a Afganistán. La
desaparición de la URSS creó un vacío que no fue ocupado por otra potencia, sino por regímenes locales que provocaron
una notable inestabilidad en diversas regiones, como los Balcanes y el sureste de África. Y fueron caldo de cultivo de
organizaciones terroristas como Al Qaeda, autora de –entre otros– el tremendo ataque contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. El inicio de la cuarta década democrática en la Argentina encuentra un mundo en el que el primer presidente de color de los Estados Unidos cumple su segundo mandato, en el que los países de nuestro hemisferio parecen haber dejado atrás los desencuentros para avanzar en un camino de unidad –la Unasur es una prueba palpable– y en el que el Vaticano tiene un papa argentino. El mundo cambió, pero los desafíos siguen siendo los mismos: luchar contra la pobreza y generar riqueza y mayores derechos para todos.
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pulseadas. Los gremios mantuvieron su combatividad y protagonismo De la redacción redacción@cronica.com.ar
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no de los movimientos que sufrió ciertos vaivenes en nuestro país fue el sindicalismo, que tuvo sus momentos de logros pero también sus épocas de sinsabores y magros resultados. Tras la finalización de la última dictadura militar argentina (1976-1983), los gremios venían de un período devastado, sin derechos y con varios de sus líderes detenidos, desaparecidos e incluso muertos por la represión reinante en aquellos años. Con la llegada de la democracia en 1983 y la asunción de Raúl Alfonsín como presidente de la República, las aguas parecían calmarse y, con ello la posible vuelta de los gremios a las calles para exigir mayores derechos para los trabajadores. Sin embargo, a pocos días de asumir, Alfonsín envió al Congreso un proyecto de reforma sindical conocido como Ley Mucci, con el objetivo de incluir a las minorías en los organismos de
El sindicalismo en tiempos de democracia saúl ubaldini fue símbolo de la lucha sindical en el gobierno de alfonsín.
el líder del gremio cervecero arengando a los trabajadores en la Plaza. dirección de los sindicatos. Este proyecto unió a todos los gremios sindicales, lo
que llevó al inicio de una confrontación con el gobierno nacional. Esto desembo-
có en 13 huelgas generales llevadas adelante por la CGT y lideradas por su secretario
general, Saúl Ubaldini. A la larga, este conflicto, la hiperinflación, los saqueos y demás problemas llevaron a la entrega anticipada de la presidencia. En 1989, y con el triunfo de Carlos Menem en las elecciones, todo indicaba que un “gobierno peronista” sería un bálsamo y se reestablecerían las relaciones con los sindicatos, algo que finalmente no fue así. La política económica implementada por el primer mandatario desencadenó en la venta y privatización de empresas estatales (como los Ferrocarriles Argentinos o Aerolíneas, entre otras), lo cual derivó en la desarticulación de los gremios que defendían los derechos de los trabajadores, situación que nunca pudo ser revertida hasta la partida del riojano en 1999. En el corto gobierno de Fernando de la Rúa (19992001) lo más significativo fue la Ley Banelco (Ley de Reforma Laboral), la cual dejaba desguarnecidos a los trabajadores en manos de
sus empleadores, a cambio de una “supuesta” coima a los funcionarios para que aprobaran el proyecto. Este fue aprobado y hoy continúa siendo investigado por parte de la Justicia. La crisis de 2001 transformó a nuestro país en una caldera, con saqueos, violencia y muertos, hasta que en 2003, con la asunción de Néstor Kirchner como presidente de la nación, una nueva era de logros llegó a las puertas de la CGT. El gobierno nacional se sentó a dialogar con los sindicatos y, desde aquel momento, estos lograron recuperar diversos derechos perdidos. Además, pudieron saborear una palabra que parecía prohibida hasta ese entonces: paritarias, que año a año cobra más fuerza en los trabajadores. Si bien hubo una escisión, generándose dos centrales obreras, además de la creación de otro movimiento sindical como la CTA, las defensas en los derechos de los asalariados ha sido sustancial.
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diversidad. En 30 años, la búsqueda de unidad fue una constante De la redacción
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a Confederación General del Trabajo (CGT) de la República Argentina es una central obrera fundada el 27 de septiembre de 1930 como resultado de un acuerdo inicial entre socialistas y sindicalistas revolucionarios, al que luego se sumarían los comunistas. Su primera ruptura significativa en estas últimas tres décadas se produjo hacia fines de 1989, cuando quedaron conformadas cuatro visiones diferentes respecto de las políticas aplicadas por el gobierno de entonces. Desde uno de esos cambios estratégicos de posición, hubo definiciones encontradas y surgió la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). Al llegar al poder, Carlos Menem ejerció un sorpresivo viraje, adhiriendo plenamente a las políticas neoliberales que en esos años parecían ser la única salida viable para la crisis económica que afectaba al país. Este hecho generó un enorme debate en el seno de la CGT, que vio debilitado su tradicional papel de “columna vertebral” del peronismo.
La ruptura inevitable
La CGT se divide en cuatro grandes grupos: a) Los que proponen apoyar a Menem y sus políticas neoliberales; b) Los que proponen negociar sin enfrentarlo abiertamente; c) Los que proponen enfrentarlo sin romper la CGT; d) Los que proponen enfrentarlo formando una nueva central sindical. Es-
Las centrales obreras, la expresión en varias voces la llegada de menem generÓ un profundo debate en la cgt.
antonio caló, de la cgt alsina. tos últimos, de tendencia peronista-cristiana, se separaron de la CGT y formaron la CTA. A partir de ese momento la CGT, aunque claramen-
hugo moyano, cgt azopardo.
te mayoritaria, tuvo que resignar el monopolio de espacio sociolaboral para comenzar a compartirlo, al menos parcialmente, con esta nueva central sindical
y las organizaciones de desempleados de izquierda y social-cristianos (piqueteros) que comenzaron a realizar fuertes manifestaciones callejeras, ejerciendo ade-
más un protagonismo histórico con logros impensados.
Las aristas del gran quiebre
La primera facción, lide-
rada por Luis Barrionuevo (gastronómicos), apoyó las políticas neoliberales y logró negociar con la llamada burocracia sindical. Otra facción, encabezada por dirigentes bancarios y de comercio, propuso negociar sin enfrentar abiertamente las políticas del Ejecutivo. Los que decidieron confrontar con el gobierno sin romper con la CGT estaban liderados por los grandes gremios, como metalúrgicos, y el sector de la construcción, donde se concentraba la ortodoxia peronista. Y por último, quienes proponían cruzarse de vereda y formar una nueva central sindical finalmente se separaron de la CGT y formaron la CTA. Luego habría nuevas divisiones que necesariamente deben ubicarse en otros capítulos de la historia del sindicalismo argentino.
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Un largo camino, que sea para siempre aniversario. Los 30 años de la joven democracia argentina
Alfonsín le habla a la multitud que lo aclama en Plaza de Mayo luego de asumir el 10 de diciembre de 1983.
Carlos Menem sucedió a Alfonsín en la presidencia. Poco después ambos firmaron el llamado Pacto de Olivos. Corría 1993.
Aldo Rico desafía al gobierno democ rático cuestionando los juicios contra los militares de la dictadura.
ensado rumbo a la Domingo Cavallo marcó un imp de Menem y también economía del país. Fue ministro lo sería de De la Rúa.
enulutó el Tablada fue una mancha de sangre que de 1989. o ener de 24 el Fue período democrático.
Fernando De la Rúa se val ió de ganar las elecciones de 199 una alianza para 9. Fracasos más ajustes provocaron la reacción pop ular.
a pesar de las dificultades la argentina consolidó la democracia. mento más triste Diciembre de 2001 marca el mo muertos y un caos de la incipiente democracia. 32 omponer. rec es institucional que llevó mes
Luego de cuatro gobiernos de transición, que salvaron las instituciones, la llegada de Néstor Kirchner reencauzó los destinos de la nación.