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orque Dios te ama, te invita a gozar de la vida eterna con él en el cielo. Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida .... Nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Jesús hizo posible que aceptáramos la invitación divina, y lo hizo especialmente por ti. Acepta tú la invitación de Dios para que creas Jesús recibió el castigo por tu pecado a través de su muerte en la cruz. Confiesa que has pecado y pídele que te perdone. Invítale que entre en tu vida y pide la ayuda divina para abandonar tu pecado. Puedes orar algo como lo siguiente: “Amado Dios, confieso que soy pecador y que necesito tu perdón. Gracias por enviar a Jesús para sufrir el castigo que mi pecado merece. Por favor, entra en mi vida y ayúdame a vivir una vida que te agrade. Amén”.
Si acabas de aceptar la invitación que Dios te hace, escribe tu nombre en el espacio abajo como testimonio de tu decisión. Luego escríbenos y te mandaremos literatura gratuita que te ayudará a crecer en tu nueva vida con Cristo.
Good News Publishers 1300 Crescent Street Wheaton, IL 60187 Si desea recibir literatura cristiana que le ayudará crecer, favor de escribirnos a la dirección postal arriba citada o visitarnos en nuestro sitio de internet www.goodnewstracts.org. Citas bíblicas de la: NVI.
©2008 Good News Publishers. Printed in U.S.A. Photo © Kevin Hunter Marple. Excerpted from He Chose Nails: What God Did to Win Your Heart by Max Lucado © 2000. Used by permission of Word Publishing, Nashville, TN. For more information visit www.hechosethenails.com.
cientemente ancho para abarcar el mundo entero. ¿Tú te encuentras entre los del mundo? Entonces el amor de Dios te alcanza. El amor de Dios es especialmente por ti. Es bueno sentirse aceptado. No siempre es así. Las universidades te excluyen si no eres lo suficientemente inteligente. Los negocios te excluyen si no eres competente y, lastimosamente, algunas iglesias te excluyen si no eres lo suficientemente bueno. Pero, aunque ellas te excluyan, Cristo te acepta. Cuando a él le pidieron describir la anchura de su amor, él extendió una mano a la derecha y la otra a la izquierda para que las clavaran en esa posición para que tú supieras que murió amándote. Pero, ¿es que no hay límite? Seguro que ese amor tiene un límite. Tú lo pensarías, ¿no? Pero el adúltero Rey David nunca lo encontró. El apóstol Pablo el asesino nunca lo encontró. El apóstol Pedro el mentiroso nunca lo encontró. Cuando se trata de la vida, todos ellos llegaron a lo más bajo. Pero cuando se trata del amor de Dios, ellos nunca encontraron su límite. Ellos, igual que tú, encontraron sus nombres en la lista de los que Dios ama. —Max Lucado
Él hizo esto especialmente por ti MAX LUCADO