Cosas Imposibles

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y tontas, como en el tumulto pisarte los pies y reír y reír y reír madrugadas sin ir a dormir... Sí, es distinto sin ti; muy distin

tido pero con calor. Tú con uñas y con dientes mirándome de frente, con brillo de matar. Yo retrocediendo un poco llenán Tú con un ritmo tan lento buscando un alimento frotado con alcohol. Yo de pronto ensimismado mirándote alelado colma

bien te recuerdo llorando. Emilia, has ido junto con cada canción, escondida en un baúl como un signo inevitable, y hay ima distancia entre nosotros. Quién conoce que un soldado moribundo te cantaba, que había olores de una selva, que hab empo. Emilia, ¿qué pasa? ¿Cuál resaca nos llevó al silencio, a recordar? Algún viento nos ha dado y en sus puntas discutim del mar si es de noche. Tú me recuerdas, sentada, ciertos sentimientos que nunca se sabe qué traen en las alas: si vivos o os tener como impresos sus sueños risueños. Tú me recuerdas las calles de la Habana vieja, la Catedral sumergida en su ba romance, ni un verso: más bien una acción de gracias, por darle a mis ansias razón para un beso; una modesta corona en osado; la maldición, la blasfemia de un continente y un poco de muerte. La era está pariendo un corazón. Le he pregunta s ver los llantos como mi llanto. Y me he callado, desesperado. Y escucho entonces: la tierra llora. La era está pariendo un Debo dejar la casa y el sillón. La madre vive hasta que muere el sol, y hay que quemar el cielo si es preciso, por vivir. Por rse para dentro. He estado al alcance de todas las manos que han querido tocar mi mano amigamente. Pero, pobre de mí, No he estado en los archivos ni en las papelerías y se me archiva en copias y no en originales. No he estado en los mercad

demasiado. He preferido el polvo así, sencillamente, pues la palabra amor aún me suena a hueco. He preferido un golpe a debe subrayar la importante tarea de los perseguidores de cualquier nacimiento. Si alguien que me escucha se viera retrata os poetas, tomando en cuenta los últimos sucesos en la poesía, quisiera preguntar —me urge—, qué tipo de adjetivo se deb

hombres sobre cubierta, hombres negros y rojos y azules, los hombres que pueblan el Playa Girón. Compañeros de Histo Si alguien roba comida y después da la vida ¿qué hacer? ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades? ¿Hasta dónde sabe ueño, algo hallado pasando resultabas ser tú. Una esponja sin dueño, un silbido buscando resultaba ser yo. Cuando se hall os ojos tendrán. Fue preciso algo siempre y no fue porque tú, tenías lazos blancos en la piel, tú tenías precio puesto desde a domingo en la misa si saben de ti? ¿Qué dirían los amigos, los viejos vecinos que vienen aquí? ¿Qué dirían las ventanas, t in la ley, Dios, a quien ya te entregaste en comunión, Dios, que hace eternas las almas de los niños que destrozarán las bom

COSAS IMPOSIBLES

r, tú valías cuatro cuños de la ley, tú, sentada sobre el miedo de correr. La maza. Si no creyera en la locura de la garganta d delirio, si no creyera en la esperanza. Si no creyera en lo que agencio, si no creyera en mi camino, si no creyera en mi sonid n madera, un instrumento sin mejores resplandores, que lucecitas montadas para escena. Qué cosa fuera, corazón, qué co o puro. Si no creyera en cada herida, si no creyera en la que ronde, si no creyera en lo que esconde, hacerse hermano de la ra, qué cosa fuera la maza sin cantera. Un testaferro del traidor de los aplausos, un servidor de pasado en copa nueva ,un a. El Papalote. Será por tu vivienda hecha de ruinas y de misterios. Porque rompías la roca para ganarte un par de medios na a ratos. Como tus papalotes los invencibles, los más baratos y levantaba en peso Narciso «El Mocho», para ponerte ju Songsque Written ginación, buena cuchilla la picó. Una vez de tus manos un coronel salió brillando, pájaroBetween perfecto, cuantos colores, qu 1969 - 1979 ero de la tristeza, dinero de aguardiente del sol de Cuba, de la cerveza y te seguimos todos a celebrarlo, sucios y locos para

SILVIO RODRIGUEZ

maginación, buena cuchilla la picó. Sueño con serpientes. Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que dibles. Bertolt Brecht. Sueño con serpientes, con serpientes de mar, con cierto mar, ay, de serpientes sueño yo. Largas, tran

ómo me haces hablar en el silencio. Cómo no te me quitas de las ganas aunque nadie me ve nunca contigo. Y cómo pasa el ón de madrugada, cuando más quiero tu luz. Te doy una canción cuando apareces el misterio del amor. Y si no lo aparece


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