2 minute read

Cambiar o no cambiar? Esa es la cuestión

Next Article
Memories

Memories

Intérprete 8

¿Cambiar o no cambiar? Esa es la cuestión.

Advertisement

por Abril Hernández Falcón.

Cambio. Es una palabra que nos da terror, pero con el paso del tiempo uno se da cuenta que trae transformación al alma. Yo también he tenido miedo, terror por la nueva yo en la que me convertiría o por las personas que perdería durante un periodo de renovación. Pero ¿qué pasa cuando uno mismo quiere cambiar? Cuando, por el contexto en el que se vive, por voluntad propia se quiere un cambio. Las consecuencias son diversas, tanto en el interior como en el exterior de nuestra vida diaria. Mi historia inicia en primaria, siempre me ha gustado ayudar a los demás y estar al lado de aquellos que se sienten solos, acompañándolos en silencio. Era una niña muy feliz, sentía tranquilidad con mi forma de ser y de actuar. Sin embargo, la adolescencia llego de la mano de la inseguridad. No congeniaba conmigo misma, sentía que no era yo, seguía con las mismas actitudes, pero las personas no reaccionaban de la misma manera a cuando era pequeña. Me pedían favores, ayudaba y al final recibía malos tratos o enemistades. Empecé a preguntarme si estaba actuando bien, si mi tranquilidad y altruismo eran suficientes para encajar en el colegio. Estuve sola en muchos recesos, hasta que encontré a maravillosas personas con la misma situación que yo, dulces, pero rechazados.

Ilustración por Yanin Vega Nos apoyamos, y lo seguimos haciendo, viendo cada día como florece la bondad en el mundo. El amor de mis amigos, de mi familia, los mensajes ocultos en las canciones de Julieta Venegas y reconocer mi valor fueron claves para darme cuenta que al mundo no le falta malicia o que seamos rudos para mostrar autoridad y respeto, sino bondad, agradecimiento por el apoyo, amor por los seres que nos rodean y lo que hacen por nosotros, y el punto más importante: amor propio.

En mi viaje perdí amistades por decir no cuando sentía que algo me iba a lastimar, perdí el miedo a mostrar quién soy en realidad, perdí el miedo de mostrar mis emociones, aunque fuera llamada sensible, perdí el miedo a mostrar mis gustos a pesar de ser llamada rara, perdí el miedo a decir que me gustaba la escuela y aprender, aunque me llamaran matadita, perdí el miedo a reír en el autobús por las historias que leo en mi camino a casa a pesar de ser llamada loca. Para ser sincera, quisiera que todo esto sea verdad, todavía no creo estar completa, cada día descubro características que amo de mí misma y otras no tanto, pero que trato de mejorar, siempre considerando que tan cómoda me siento, sin tomar en cuenta la crítica destructiva y no tratando de encajar.

Soy un rompecabezas revuelto que apenas está encontrando las piezas regadas por todo el suelo y está tratando de armar la imagen que desea alcanzar.

This article is from: