¿Cambiar o no cambiar? Esa es la cuestión.
Intérprete
por Abril Hernández Falcón.
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Cambio. Es una palabra que nos da terror, pero con el paso del tiempo uno se da cuenta que trae transformación al alma. Yo también he tenido miedo, terror por la nueva yo en la que me convertiría o por las personas que perdería durante un periodo de renovación. Pero ¿qué pasa cuando uno mismo quiere cambiar? Cuando, por el contexto en el que se vive, por voluntad propia se quiere un cambio. Las consecuencias son diversas, tanto en el interior como en el exterior de nuestra vida diaria. Mi historia inicia en primaria, siempre me ha gustado ayudar a los demás y estar al lado de aquellos que se sienten solos, acompañándolos en silencio. Era una niña muy feliz, sentía tranquilidad con mi forma de ser y de actuar. Sin embargo, la adolescencia llego de la mano de la inseguridad. No congeniaba conmigo misma, sentía que no era yo, seguía con las mismas actitudes, pero las personas no reaccionaban de la misma manera a cuando era pequeña. Me pedían favores, ayudaba y al final recibía malos tratos o enemistades. Empecé a preguntarme si estaba actuando bien, si mi tranquilidad y altruismo eran suficientes para encajar en el colegio. Estuve sola en muchos recesos, hasta que encontré a maravillosas personas con la misma situación que yo, dulces, pero rechazados.