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Erich Fromm

Pero no solamente el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre.

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Cuadernos de Pensamiento

número dos, año I, Invierno de 2012

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HENRY CONSTANTÍN

05 Otilio Carvajal

Calidad de Muerte

Mea Culpa

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... en la Carretera Ernesto Santana P l u r a l e d i t o r e s es una comunidad de pensadores independientes

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... preocupados más por los que aun permanecen en las tinieblas de la razón que por los que ya han visto, dedicamos nuestras páginas por sobre todo a ese considerable número de compatriotas que aun no han comprendido que el fidelismo, como tan bien nos lo demostrará Reinaldo Escobar, se fue para ya no volver.

ditorial

“Anexionista”, según algunos; castrista, para quienes no lograron entender el sutil sarcasmo de nuestra contraportada; demasiado plural, al decir de otros que no han encontrado a bien que en sus páginas se cite a Eduardo Galeano; nada plural, sin embargo, para quienes nos acusan de haber dejado afuera a la “derecha”: la primera entrega de esta revista generó todo un sinfín de encontradas opiniones, que hablan por sobre todo de los alcances de la misma (pocos suelen tener una opinión, de cualquier especie, sobre muchas de nuestras anodinas publicaciones). En la búsqueda de una forma definitiva que ojalá nunca llegue, comprometidos sin embargo con el firme propósito de ganarnos el título de publicación incluyente, los miembros de su consejo de redacción presentamos ahora su segundo número. Se impone, no obstante, que hagamos algunas aclaraciones en el umbral del mismo: Primero, no somos anexionistas, como tampoco lo era Enrique José Varona, sino simplemente realistas a semejanza de él. Practicamos todos, en lo que coincidimos, un nacionalismo cosmopolita, o sea, un nacionalismo pero no de cerrazón y campamento, de ceremonial e himno alegórico, sino uno basado en la necesidad impostergable de aprovechar las innegables y productivas ventajas de nuestra situación geográfica. Segundo, no defendemos al castrismo por sobre todo porque aunque fuéramos unos fanáticos del gobierno y de la persona de Fidel, la verdad es que en la Cuba de hoy ya no hay Castros (con mayúscula)

a quienes seguir; y si a alguien podemos parecerle castristas, lo más probable es que se deba a que, preocupados más por los que aun permanecen en las tinieblas de la razón que por los que ya han visto, dedicamos nuestras páginas por sobre todo a ese considerable número de compatriotas que aun no han comprendido que el fidelismo, como tan bien nos lo demostrará Reinaldo Escobar, se fue para ya no volver. Tercero, que si alguien entiende por derecha a quienes aspiran a una transición violenta, les garantizamos algo: Si desde esa supuesta derecha se nos entregara un trabajo que cumpliera con nuestra línea de ser por sobre todo una revista de pensamiento, un trabajo que en un lenguaje mensurado y académico demostrara, por ejemplo, que la mejor solución para Cuba es un total periodo de caos, a semejanza del que vivió Cuba entre el 12 de agosto de 1933 y el 20 de ese mes y año, porque como demuestran ciertos estudios de ciertas variables económico-sociales, esto, al cabo de un tiempo x, cuidadosamente calculado por doctores en psicohistoria de la Universidad de Macondo, provocaría un reflujo favorable para nuestra nación, pues tengan la seguridad de que le encontraremos espacio en un tercer número. Y es que no somos una publicación para la exteriorización del sentimiento, no para la manipulación interesada de los ajenos. Intentamos más bien llenar el espacio vacío que dejan las muchas de ese tipo que hoy tenemos a ambos lados de la tierra de nadie.

Se impone, no obstante, que hagamos algunas aclaraciones en el umbral del mismo...


número dos, año I, Invierno de 2012

SumarioP l u r a l

Cuadernos de Pensamiento

Calidad de Muerte, Otilio Carvajal 5

Director General Librado Linares

Director José Gabriel Barrenechea

EDItores Yoaxis Marcheco

Rvdo. Mario Félix Lleonart

La Rosa de Pekín, Miguel Guerrero Luz 7

Angelito Santiesteban, Rvdo. Mario Félix Lleonart B. 11 Epístola: Mea Culpa, Miguel Ángel Quevedo 12 Pensamiento Martiano Vs Totalitarismo, Dimas Castellanos

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diseño y corrección Fr. Félix ben Castilla

El Consejo de esta Publicación asume la responsabilidad ética por todo lo que se publique aquí y al mismo tiempo los autores se responsabilizan con sus criterios.

Hacia la Gran Convivencia, Manuel Cuesta Morúa 24 La Transición y la Oposición Cubana, Librado Linares 30 Las Transformaciones Económicas, Julián Costía 32 Anatomía Literaria del Poder, Fr. Félix ben Castilla 35 Salud Pública en Cuba, Mitos y Realidad, Gabriel Barrenechea 38 Pluralismo, Michael Novak 45 Tiempo de Paz en la Carretera, Ernesto Santana 56 Código Hays, la TV Cubana, Héctor Darío Reyes 60 Películas Ofensivas, Henry Constantín 64 Demanda por Otra Cuba más verde, Carlos Alberto Martínez 69 Propuesta de Transición, Conjunto Nacional Democrático-Republicano 72 Independientes a Rabiar, El Analfabeto 76

Tres pasiones simples pero abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda del conocimiento, y la insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas pasiones, como grandes vientos, me han llevado caprichosamente de acá para allá, sobre un océano de angustia, llegando al límite mismo de la desesperación.

Bertrand Russell ISSN: Solicitado

cpplural@gmail.com Los dibujos inocentes de este número se le deben a un niño de quince años que sueña con ser arquitecto.


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alidad de Otilio Carvajal Marrero

muerte

Aquella noche tuve la certeza de que este país tenía que cambiar para siempre

F

ue el día de la muerte del gallego Eliseo. Mi papá nos exigió a todos sus hijos que asistiéramos al funeral, porque el pobre español, conocido suyo por más de 50 años, no tenía un solo pariente en la isla. Luis, el más rebelde de mis hermanos, comenzó a refunfuñar en voz alta. Los demás acatamos sin entusiasmo la exigencia. Como mi padre nunca ha sido un individuo al que guste imponer las cosas, pidió que le escucháramos por unos minutos. –Un hombre muerto es lo más respetable y triste que hay en el mundo –nos dijo con voz serena–. Y es también por ese motivo que soy revolucionario hasta los huesos. La Revolución no solamente trajo calidad de vida para los vivos sino además calidad de muerte para los muertos. Como ya les he contado, el abuelo de ustedes era el sepulturero de este pueblo y cuando yo era un pichón me llevaba con él para que lo ayudara en algunas tareas más fáciles. Mi madre le alcanzó un jarro con café

y se sentó a escucharlo con la misma admiración que lo ha hecho en sesenta años de matrimonio. –Así es que crecí entre tumbas, inhumaciones y exhumaciones. He visto enterrar a niños ricos y niños pobres, a delincuentes y jueces, a poetas y analfabetos. He visto a familiares llorar desesperadamente por la pérdida de sus seres queridos y a seres queridos desesperados por enterrar a sus familiares. De todo he visto que tenga que ver con la muerte. Allí, en ese mismo cementerio donde un día reposarán mis huesos, vi también (y eso sí me ha durado para siempre), como un hombre puede despreciar a otro hombre por el simple hecho de que fuera tan pobre que no haya conseguido ahorrar para sus funerales. Se tomó de un golpe el jarro de café y lo devolvió a la vieja. –Aquella noche tuve la certeza de que este país tenía que cambiar para siempre –hizo una pausa corta para limpiarse la voz–.

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Ya estaba oscureciendo cuando mi papá y yo, que tendría unos 20 años, salíamos del cementerio para la casa cuando dos guardias de la rural nos detuvieron. Traían el cadáver de un haitiano viejo que había muerto en una colonia de cañas. Por las leyes del país no se podía enterrar de noche y había que cuidarlo en la puerta del camposanto hasta el amanecer. De la funeraria, ni hablar…la jefatura no podía asumir esos gastos. Nos darían dos pesos para que acompañáramos al cadáver hasta la hora de sepultarlo. No nos quedaba más remedio que aceptar, porque aquello no era una petición sino una orden. Le dije al viejo que se fuera, que yo me haría cargo. Él no soportaría la madrugada expuesto al sereno sin enfermarse. Y así empezaron a pasar las horas. El haitiano estaba envuelto en un saco de yute y en yaguas. Hacia las doce de la noche comenzó a lloviznar y un rato después la llovizna se convirtió en un aguacero cerrado de gotas gordas como balas que repicaban sobre el cuerpo inerte. Estaba tan conmovido con todo aquello, que no busqué refugio para mí. Junto al cuerpo del muerto recibí el prolongadísimo aguacero. Cuando por fin escampó, revisé el cuerpo y estaba tieso y frío como una piedra de hielo. Entré al cementerio, busqué unas cuantas coronas del último inhumado y se las coloqué encima para que lo calentaran un poco. Más tranquilo me eché en una

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esquina para esperar a que amaneciera. El cansancio me venció y me sumergí en una duermevela de la que desperté sobresaltado al sentir ruidos extraños donde estaba el fardel. Tres perros criollos, como alucinados por el olor de la carne que comenzaba a descomponerse, habían apartado las coronas y propinaban rigurosas dentelladas al envoltorio en busca de la presa. Armado con un madero los eché del lugar y volví a colocar las coronas sobre el cuerpo. Al terminar oteé en derredor y cual no sería mi sorpresa al divisar, a unos siete metros, como aquellos tres perros se habían convertido en una jauría que vigilaba cada uno de mis movimientos para aprovechar el más mínimo descuido. A los pies del cadáver recibí a la guardia rural. – ¿Cómo estuvo preguntaron. –De perros– les dije.

la

noche?–

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–Una de las primeras leyes de la Revolución –discursó mi padre– fue la esta-talización del servicio funerario. Y nunca más las capillas estuvieron cerradas para los pobres. Mi hermano Luis se puso de pie y le dijo al viejo. – Bueno, nos vamos juntos o separados.


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L Rosa a

de Pekín M i g u el Gu erre ro Lu z

Tengamos cuidado las leyes nuestras no empiecen a dictarse en mandarín

Dibujé una rosa. Debajo escribí tres palabras: También puedo patear. Finalmente, estando con la cabeza hundida entre mis manos, empecé a llorar y arruiné mi obra. En las páginas de un boletín literario logré colar las tres oraciones de arriba como un cuento corto. Incluso, cobré lo mismo que otro escritorzuelo, que se gastó unas ocho cuartillas en un perro debajo de una carreta en un día de lloviznas. En aquellos días del escritor en potencia que fui- luego Cuba y este servidor se encargaron de disolver la potencialidadlo importante era la re-ferencia a la rosa; al símbolo borgiano, medieval, místico; y también mostrar mis lecturas. Pero, a pesar de la flor y las lágrimas, aquel “cuento” se titulaba La Guerra. Un título que significaba por analogía la destrucción irracional de la belleza, de la creación. Este artículo, por su lado, se titula La Rosa de Pekín para desde el principio dar algunas pistas válidas- o mejor, dar algunos despistes inteligentes- al lector: La rosa es fragancia, aroma, belleza, fragilidad, sinónimo de lo efímero( ¿De qué te sirve presumir/ rosal de buen parecer/si no acabas de nacer/ cuando empiezas a morir? (don Francisco de Quevedo)) y tiene mil y un significados; y, por su parte, Pekín

es la capital de China. Entonces, el lector amigo o enemigo, puede tener una, ninguna y hasta varias ideas de alrededor de qué gravitara todo lo que sigue. Yo amo a Tiananamen de Beijing, el sol se levanta sobre Tiananmen; Gran líder Presidente Mao, nos guía hacia adelante. Para los que creen que China cambió en 1982- que fue superada la masacre de los gorriones, los empalamientos de los profesores “partidarios del camino capitalista” hechas por sus propios estudiantes- miembros de la Guardia Roja de Mao- quien crea que todo eso y más fue superado con el advenimiento de Deng Xiaoping, el gran traductor del socialismo chino (que aún no sabemos por qué siempre llega el momento- por todas partes donde ha sido impuesto- que suena demasiado extranjero y hay que traducirlo al lenguaje nacional de la cultura que haya desenraizado y replantado: socialismo del siglo XXI, socialismo chino, vietnamita, cubano… ¿será tan definible porque es indefinible? Tal vez sea el Doctor Fidel Castro Ruz quien tenga la razón cuando le dice a Ignacio Ramonet: Mire, ¿qué es el marxismo?, ¿qué es el socialismo? Eso no está bien definido1… )- en fin para los que crean que luego de la re-traducción de Deng las cosas han sido diferentes en

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el socialismo chino, vuelvan a releer los “versos” anteriores. Si hoy los niños en las primarias están obligados a rendirle culto a la figura de Mao, entonando esa canción antes de entrar a clases, las cosas son similares, socialistamente análogas; y lo son. Una vez a Mao le dio por hacer que floreciesen cien flores y cien escuelas diferentes de pensamiento: a los doscientos jardineros les pesó en lo más profundo haberse entusiasmado con la propuesta del líder chino. Y es que en China no te fusilan a la buena, de madrugada y en secreto como fusilamos por aquí: vamos, ponte derechito, no te vuelvas a hacer caca… vamos que ya estás mayorcito… Be a man!!! Nada de eso. Allá, en la tierra de Confucio te propinan una paliza pública, te dan un tour bien despacio por toda la ciudad encima de un camión sin capota para que se pueda leer desde las aceras el cartel que te cuelgan al cuello dando tus particulares e informando del delito que cometiste y luego te pasman a las menos cuarto hasta enfrente del círculo infantil: y a eso también le llaman cultura china y asuntos internos del gigante asiático. ¡Ah! Y se les puede ocurrir fusilarte hasta por ser un seguidor de la secta Falun Gong: de ser así, en Cuba no quedaría un Testigo de Jehová atalayado puesto que estos conforman la secta más antipática (léase impopular) e ilegal de la isla. Más allá de la Gran Muralla si- estando encarcelado- decides dejar de alimentarte, ni el mismísimo Coco Fariñas consigue el objetivo pues unos cuantos guardias fornidos te traban de mala manera y te hacen comer hasta por los ojos…: ¡Cultura china! Algunos prisioneros han sido alimentados hasta reventar, realmente se han muerto del atracón que les han obligado a engullir… ¡Vamos! ¿Huelguita

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de Hambre? Ni a Jackie Chan. Algunos predicadores de la izquierda trasnochada- no de la que tiene los pies bien afianzados y la cabeza sobre los hombrosquieren mostrar el “milagro” chino como la prueba ontológica de la existencia del paraíso socialista. Pero cuando en 1978 al sonriente Deng se le ocurrió que Si no empezamos la reforma, nuestro objetivo de modernizar el socialismo quedará enterrado, los soviéticos pusieron el grito en el último milímetro del parsec final del universo: ya el socialismo es lo suficientemente moderno- dijeron los hacedores de Katiuskas; y los representantes diplomáticos chinos en Cuba, vestiditos aún a lo Cultural Revolution Fashion, que asistían a una concentración en la Plaza de la Revolución se retiraron aparatosamente en medio de unas palabras del doctor Fidel Castro Ruz, quien le explicaba al pueblo cubano cuál era el ejemplo socialista internacional que no debía imitarse mientras los miraba distraído. En aquel momento los chinos estaban haciendo lo mismo que hoy; y con menos métodos fraudulentos. Se armó tal rebambaramba que no sé por qué en Cuba comenzó a circular la leyenda de que cuando unos tanques de guerra chinos intentaron invadir la URSS, los soviéticos apelaron a un arma secreta que- quizá la alquilaron a algún integrante de la Liga de la Justicia- convirtió, sin ruido, el acero blindado de los amarillos carros de combate en buena y excelente materia prima; todos derretiditos, listos para reciclar. Cosa esta que impidió uno de los anhelos del Doctor Castro Ruz: … me habría gustado conocer a Mao. No fue posible porque pronto se produjeron los problemas y diferencias por el conflicto chino-soviético . ¿Q u é n o t e n e m o s ? ¿Imaginación? ¿Pasión? ¿Lealtad a nuestros aliados? Ya somos amigos de los chinos porque se acabó el conflicto cuando se acabaron los soviéticos. Pero, sobre todo, creo que


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esta leyenda tenía la velada intención de disminuir a alguien: ¿a los chinos? Y eso que ya ellos están lo suficientemente disminuidos donde más duele en el imaginario machista popular cubano. Pero a pesar de Deng, a quien el doctor Fidel Castro le dedicó una Reflexión (sugerimos su consulta) en este año, 2012, hoy, la economía china es la de Papá Goriot, o sea, sirve para mantener el estilo y los sueños del poder; y a los poderosos del partido y no al que la genera: el pue-blo que a más miserable gana la Olimpíada de los paupérrimos. Los chinos, chinos, los de alpargata zurcida tienen más problemas económicos que los guantanameros. No exageramos. La principal diferencia entre Mao y Deng era que éste último no fue nunca un visionario- de esos profetas típicos del socialismo que todos los años descubren un fabuloso plan para solucionar de una vez y por todas los problemas del pueblo-, Deng no creía en poder construir una utopía y advirtió que sin profundas reformas económicas el Partido Comunista Chino terminaría guillotinado por una enorme masa de chinos agriados que habían sufrido sólo unos años antes la pérdida de ¡veinte millones! de parientes hambreados en el plan conocido como el Gran Salto Adelante que se convirtió en el Plan el Gran Salto a la Tumba, como lo fue también el plan demográfico para limitar la población- si das una patá a una piedra, de debajo sale un chino-… y por eso el gobierno chino impuso la medida que prohíbe a las familias urbanas a tener más de un hijo, en tanto permite a las campesinas a tener hasta dos, cuando y siempre cuando el primogénito sea una hembra; si la primera criatura es varón, se acabaron los hijos hasta para los guajiros amarillos. Teniendo en cuenta que a

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cualquier campesino le conviene más los varones que las hembras, por todo lo que sabemos cuándo del surco se trata, hay en la República Popular China un registro muy peligroso de abortos si la mujer trae una niña para reforzar la posibilidad de que el segundo hijo sea varón. Esto ha causado uno de los mayores genocidios invisibles de la historia universal, aún para aquellos que sostienen que la mujer tiene derecho a no parir o a parir siempre y cuando le convenga; mas lo curioso es que la mujer no considera a la mujer. Lo de morirse en China no es trascendental ni importante, en sólo tres años (1959-1962) el Ejército Popular Chino mató a más de ochenta y cinco mil tibetanos porque querían parecerse a Maceo y recogieron el polvo del suelo tibetano anegado en sangre. El argumento de la superpoblación china para implantar la política del inflexible control demográfico puesto que no hay gobierno que diseñe una economía nacional que aguante a más de mil trescientos millones de habitantes podría comenzar a facilitarse si, por ejemplo, el gobierno chino se tragara sus inclinaciones imperialistas y, a propósito, comenzara por reconocer el derecho del Tíbet a ser una nación independiente, así tendría unos tres millones de habitantes menos sin matar ni una mosca; sin embargo, quiere adjudicarse la soberanía taiwanesa y se hizo cargo de la hongkonesa y de la de Macao. ¿Expansionismo? Tengamos cuidado las leyes nuestras no empiecen a dictarse en mandarín si aceptamos demasiadas veces el obsequio de la rosa pekinesa que ha sido lograda con los costos ecológicos al convertirse ya la República Popular China en el país más contaminante del planeta.

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La concepción socialista es a la vez grandiosa y sencilla… De hecho, puede ser considerada como una de las más ambiciosas creaciones del espíritu… Algo tan valiente y atrevido que justificadamente ha logrado levantar la más excelsa admiración. Si queremos salvar a nuestro planeta de la barbarie, lejos de ignorar desdeñosamente los argumentos socialistas, es preciso refutarlos.

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SANTIESTEBAN

por Rvdo. Mario Félix Lleonart Barroso Hace unos días fue preso. Estuvo con el alma en vilo y una sonrisa optimista durante sus últimos cinco días de libertad, uno por cada año que ha de guardar en la prisión. Escribir sobre el escritor es como intentar arrancarle a un libro la dirección de otro libro, es una verdadera historia que al final no tiene solo ya que ver con el homenajeado sino con las emociones que nos traspasan a todos los hombres del mundo. Y tengo que- desafortunadamente- volver a mi. Narrar mi vida, no la de él. Andaba yo en los menesteres de los preparativos del primer foro del Instituto Patmos, entusiasmado a más no poder porque también asistirían mis hermanos Antonio Rodiles y Ángel Santiesteban. Entonces- de ramplánla noticia devastadora: Mario- me dijo Rodiles por teléfono-, no podemos ir; han citado a Ángel para el 28 por la mañana y no lo puedo dejar solo... Pero si esoaunque esperado- fue devastador, no fue nunca un hecho desconcertante lo que fue realmente una sorpresa sorprendente fue el descubrimiento de que Angelito Santiesteban no era un ignorado, no todos le habían abandonado. A las 3 de la tarde del día 27 de febrero de 2013, un día antes del encarcelamiento de Santiesteban, en la Sala Caturla de la Biblioteca "Martí", el escritor socialista Otilio Carvajal hizo el lanzamiento de su nuevo libro Sobredósis y en la página cincuenta y seis me encontré con un poema cuya dedicatoria me dejó totalmente en suspenso:

Ángel Santiesteban y el Reverendo Lleonart Barroso

DESINTEGRACIÓN DE LA FE

Para Ángel Santiesteban, en el Vedado Es cruel se sabe salir del cerco

con todas las estaciones intactas Salir semejando al asesinato del pájaro diluirse en un vaso de vino y caer en otro sitio, donde no habiten ni el silencio ni la cáscara del árbol que suena como voz que clama en el desierto

Es cruel se sabe Pero saltas y ya no pueden detenerte No pueden sino sentir que te han perdido.


estauraciones R

La carta que aquí trascribimos se explica en gran medida por si misma. No obstante, es bueno aclarar que quien en ella se confiesa fue el director y dueño del semanario publicado en español más importante de los cuarentas y cincuentas del pasado siglo. Un semanario que podía darse el lujo de ser el primero en poner a disposición de los hablantes hispanos El Viejo y el mar, la célebre novela de Hemingway, o lanzar a la calle un millón de ejemplares. Detentador del cuarto poder por antonomasia, Quevedo apadrinó bajo su ala a periodistas como Enrique de la Osa, redactor de la sección En Cuba, desde donde se erosionó sistemáticamente nuestra democracia. Hombre contradictorio como la propia Cuba, frente a la dictadura de Fulgencio Batista, que en buena medida había contribuido a aupar, se mantuvo en una posición de cuasi-beligerancia. Luego, tras el triunfo de la revolución el 2 de enero de 1959, su sincero nacionalismo lo llevó a apoyar al gobierno revolucionario incluso mucho después de que Fidel Castro lanzara su reforma agraria. Hombre de conciencia, no pudo soportar la carga que significaba su desmedida importancia en el desarrollo de nuestra historia. Aunque podría parecer, para cualquier lector superficial, que defiende aquí al gobierno de Batista, es bueno aclarar que sólo se lamenta por no haber apoyado, y de hecho haber torpedeado, los esfuerzos pacifistas o electoralistas realizados para sacar al tirano del poder.


Mea Culpa y Requisitoria de un Suicida Miguel Ángel Quevedo

Sr. Ernesto Montaner Miami, Florida 12 de agosto de 1969 Querido Ernesto: Cuando recibas esta carta, ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado- ¡al fin!sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Alles el 21 de enero de 1965. ¿Te acuerdas? Ese día entraste en mi despacho a entregarme un artículo tuyo. Conversamos un rato. Pero notaste que yo estaba ausente del diálogo. Me viste preocupado, triste, muy triste y profundamente abrumado. Y me lo dijiste. Pensé en mi hermana Rosita, a quien adoro y se me llenaron de lágrimas los ojos. Me alcanzaste un Algo que no debía haberte dicho. Te confesé que en el momento mismo en que llegaste a mi despacho, estaba pensando darme un tiro en la cabeza. Y hasta te dije que mi única preocupación era que Rosita me viera tirado en el suelo sobre un charco de sangre. No quería dejarle esa última imagen,

habiendo decidido- y también te lo confesé- suicidarme acostado en el sofá para que, al verme, tuviese la impresión de que dormía. Recuerdo la expresión de pena y asombro que había en tu cara. Te levantaste. Fuiste a mi escritorio y le quitaste las balas al revólver. Y allí, sentado en la silla del escritorio me dijiste: Estás loco, Miguel, estás loco. Me hablaste de Dios. De la perdición eterna de mi espíritu. De la brevedad de la vida. De la falta que yo le haría a Rosita, dejándola sola en el mundo. Me hablaste de veinte cosas. Y viendo que me resbalaban, me amenazaste con llamar a Rosita y a todos los empleados de Bohemia para enterarlos. Te supliqué que no lo hicieras. Comprendí la responsabilidad que mi confesión te había echado encima. Y te juré por la vida de Rosita que no lo haría. Convencido de que me habías desviado de mi propósito- al menos por el momento-, saliste de mi despacho. Te encontraste

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a la salida con Agustín Alles y se lo contaste. Y tú y Agustín se fueron a ver al doctor Esteban Valdés Castillo. Un gran médico de excepcional talento. Quiso verme con urgencia, pero no nos vimos. Lo que hicimos fue hablar mucho por teléfono. Cuando no me llamaba él a mí, lo llamaba yo a él. Pero hablábamos todos los días. Con quien jamás volví a hablar fue contigo. Perdóname, pero pensé que habías hecho mal en divulgar algo que yo te había dicho a tí amistosamente, en un momento de flaquezas. Y no volvimos a tener comunicación hasta hoy, en que ni tú, ni Agustín Alles, ni Valdés Castillo, ni nadie me habrá impedido llevar a vías de hecho mi determinación. Estás, pues, leyendo la carta de un viejo amigo, muerto. Valdés Castillo tenía razón cuando afirmaba que la idea del suicidio pasa por la mente del paciente en forma de círculos, que cada vez se van reduciendo hasta convertirse en un punto. Mi punto llegó. Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como el único culpable de la desgracia de Cuba. Y yo no niego mis errores ni mi culpabilidad, lo que sí niego es que fuera el único culpable. Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad. Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe, vestían el odioso uniforme de "oposicionistas sistemáticos". Uniforme que no se quitaban nunca. No importa quien fuera el presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública. El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía

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a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque Bohemia era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia. Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos, o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. Los periodistas que conociendo la hoja penal de Fidel, su participación en el Bogotazo comunista, el asesinato de Manolo Castro, y su conducta gangsteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión. Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Y los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República. Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó "los veinte mil muertos". Invención diabólica del diptómano Enriquito de la Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia. Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Loss miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones militares de la Sierra Maestra. Fueron culpables los curas de sotana roja que mandaban jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales


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encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder.

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Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para los que pueden, aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas, no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieren que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después les despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie a esos voceros del odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas.

Fue culpable Estados Unidos de América, que se incautó de las armas destinadas a las Fuerzas Armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros. Y fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba. Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que, como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nada relacionado con aquellas elecciones. Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increible y amarga: que los más "virtuosos" y los más "honrados", eran los pobres.

Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Núñez Arce, cuando dijo:

Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Bentancourt, Figueres, Muñoz Marín. Los titanes de esa "Izquierda Democrática" que tan poco tiene de democrática y tanto tiene de izquierda. Todos, deshumanizados y fríos, me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los presuntos fundadores del tercer mundo. El mundo de Mao Tse Tung.

Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano. Adiós. Este es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho. Miguel Ángel Quevedo

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a p ágin

marilla El Villareño, martes 9 de mayo de 1961

La Historia es un Profeta con la mirada vuelta hacia atrás

Eduardo Galeano

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Pensamiento Martiano Vs Modelo Totalitario Hacia la Gran Convivencia Anatomía Literaria del Poder Transición y Oposición Democrática

PROFUNDIDADES INDEFINIDAS Dimas Castellanos Manuel Cuesta Morúa Fr. Félix ben Castilla José Gabriel Barrenechea Librado Linares

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ensamiento martiano Dimas Castellanos

Los pueblos no pueden vivir sin historia. En el 160 aniversario del natalicio de José Martí –figura cumbre del pensamiento político cubano–, sus ideas, en vez de emplearse para la solución de los graves problemas que aquejan a la sociedad cubana, se siguen manipulando con el objetivo de validar un modelo social fracasado con el que se intentó aumentar la producción, ignorando tanto las leyes que rigen la economía como los derechos y libertades más elementales. El intento tuvo su debut el 19 de febrero de 1959, cuando unos días después de asumir el cargo de Primer Ministro, en un típico arranque de voluntarismo, Fidel Castro aseguró que: “aumentaría notablemente la producción agrícola, se duplicaría la capacidad de consumo de la población campesina y Cuba borraría su pavorosa cifra de desempleo crónico, logrando para el pueblo un nivel de vida superior al de cualquier otra nación” . Sin embargo, el desmontaje de la sociedad civil, la suspensión de las libertades ciudadanas y el proceso de estatización, condujeron al estancamiento y al aislamiento externo; al descontento ciudadano y la desesperanza; a la apatía, la corrupción generalizada y al éxodo masivo. En ese proceso, desde los primeros años de poder revolucionario, coexistieron dos vías para la dirección de la economía socialista: una, el Cálculo Económico, donde las empresas subordinadas a un plan estatal gozaban de determinada independencia, autofinanciamiento y el empleo priorizado de los estímulos materiales sobre los morales; la otra, el Sistema de Fi-

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nanciamiento Presupuestario, caracterizado por una mayor centralización, una alta carga subjetiva y el uso de los estímulos morales por encima de los materiales. Durante décadas esas dos vías se alternaron con un voluntarismo exacerbado. Lo ocurrido se puede sintetizar en los siguientes seis momentos 1- Entre 1962 y 1965 se introdujo el sistema de Cálculo Económico en las empresas agropecuarias, aunque de forma incompleta, pues el autofinanciamiento, uno de sus principios cardinales no se aplicó, razón por la cual las empresas tenían que recurrir al gasto público. En este período, el Jefe de la Revolución, ignorando la planificación, destinó grandes recursos para desarrollar sus propias ideas, como ocurrió con la Agrupación Básica del Cauto, un proyecto agropecuario conformado por territorios de varios municipios orientales con su centro en la ciudad de Bayamo. 2- En 1967 se impusieron los criterios de mayor racionalidad. Se introdujo el Sistema Presupuestario de Financiamiento pero con restricciones, bajo la denominación de Nuevo Sistema de Registro Económico. Con su introducción desapareció el Ministerio de Hacienda, el presupuesto del Estado, los mecanismos de cobros y pagos, y las escalas salariales. Para la formación del “hombre nuevo” se introdujo un horario laboral basado en la conciencia y el uso extremo de los estímulos morales. Una de sus expresiones fue el frustrado intento de convertir a Isla de Pinos en el primer territorio comunista de Cuba. Luego, con la Ofensiva Revolucionaria en 1968, se eliminaron los últimos 56,000 pequeños


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modelo TOTALITARIO establecimientos de comercio y servicio que habían logrado sobrevivir al proceso estatizador. El clímax de este período fue el desquiciado intento de producir 10 millones de toneladas de azúcar, que dislocó toda la economía. Los errores de esa etapa fueron reconocidos en el informe al Primer Congreso del PCC en 1975, donde Fidel Castro dijo que se había tomado la decisión menos correcta, que fue inventar un nuevo procedimiento… quisimos establecer nuestros propios métodos, un Nuevo Sistema de Registro Económico precedido por la erradicación de las categorías mercantiles y la supresión de pagos y cobros entre las empresas del Estado . 3- En 1972 Cuba fue admitida en el Consejo de Ayuda Económica y en 1975 se acordó introducir el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE), en el cual se combinaron la planificación directiva, la verticalidad administrativa y la negación del mercado. El SPDE resultó un fracaso anunciado, pues la experiencia soviética ya había demostrado que la eficiencia dentro de una economía planificada exige la descentralización y la introducción de mecanismos de mercado. En este período, el intento más atrevido fue la apertura del Mercado Libre Campesino (MLC) que al entrar en funcionamiento en 1980, permitió a los pequeños agricultores –una vez cumplidos los compromisos con el Estado– vender los sobrantes a precios de oferta y demanda y contratar fuerza de trabajo, además de introducirse el trabajo por cuenta propia en 48 actividades. En 1986, debido a la influencia de la Perestroika en la URSS el experimento re-

formista fue interrumpido. En el afán por desconocer las leyes económicas, el líder cubano planteó: en la esfera de la producción tenemos que utilizar los instrumentos económicos como medios auxiliares del trabajo político y revolucionario. Desde esa óptica sustituyó a la Junta Central de Planificación y a sus dirigentes por el Grupo de Apoyo, los MLC fueron cerrados y sustituidos con las empresas agrícolas estatales, se recentralizaron las decisiones económicas, se inició el Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas y con el argumento de la aparición de fenómenos negativos que atentaban contra “el proceso de construcción del socialismo”, se regresó a la entrega de subsidios a las ineficientes empresas estatales. En el contexto de esa contrarreforma emergió aquella consigna de Ahora sí vamos a construir el Socialismo. Posteriormente, con el derrumbe de la Unión Soviética la pérdida de los subsidios que durante 30 años se habían otorgado a Cuba, combinado con la contrarreforma interna, provocaron una caída abrupta del Producto Interno Bruto. 4- El fracaso anterior generó una profunda crisis, bautizada por el gobierno como Periodo Especial. En respuesta, entre 1995 y 2003 se introdujo un paquete de reformas que permitieron la venta de comida en las casas y de alimentos, bebidas y helados en las calles, la existencia de la actividad artesanal y de pequeños talleres, la inversión extranjera, la reapertura de los MLC (ahora Mercados Agropecuarios) y la apertura del mercado de productos industriales, se legalizó la libre circulación del dólar, se descentralizó el comercio exterior, se abrieron zonas francas y se cre-

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aron las UBPC (supuestas cooperativas formadas por el Estado). En este período se mantuvo la aplicación, con carácter selectivo, del Sistema de Perfeccionamiento Empresarial en las empresas militares, en las que desde algunos años antes se venía experimentando 5- En el 2004, a pesar de que las reformas del período anterior arrojaron resultados importantes, las mismas fueron paralizadas para regresar una vez más a la centralización y la limitación del papel de mercado. La llamada Batalla de Ideas, impulsada por Fidel Castro, se adoptó como método para luchar contra la corrupción administrativa, el desvío de recursos estatales y el enriquecimiento ilícito; males del modelo que se achacaron al mercado. En consecuencia se limitó la entrega de nuevas licencias, se aumentaron los impuestos y se reconsideró la inversión extranjera. Este giro estuvo asociado al incremento de las relaciones con Venezuela, país suministrador de petróleo a precios preferenciales y hacia el cual se exportaban servicios. La magnitud de ese intercambio, que sustituyó los subsidios soviéticos, desplazó de los primeros lugares al azúcar, al níquel y al sector manufacturero. 6- El inicio del período actual coincidió con el traspaso del poder del Primer Secretario del PCC, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministro y Comandante en Jefe Fidel Castro a manos del General de Ejército Raúl Castro. En ausencia de fuerzas cívicas alternativas con capacidad para influir en el curso de los acontecimientos, el traspaso se produjo entre los mismos sujetos del poder, lo que determinó el carácter, el orden, la profundidad, la dirección y la velocidad de los cambios. Raúl Castro, en un escenario nacional e internacional extremadamente complejo, abrió una etapa de conjeturas, aspiraciones y esperanzas. Con el fin de impregnarle racionalidad al modelo, pero desconociendo el papel que le corresponde al mercado, a las relaciones de propiedad y a las libertades individuales, Raúl Castro comenzó por el desmontaje de los métodos y planes cargados de

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voluntarismo que formaban parte de la Batalla de Ideas y anunció la introducción de cambios estructurales y de conceptos, condensados en un plan mínimo de reformas: 1- Lograr una agricultura fuerte y eficiente para garantizar la alimentación de la población y sustituir importaciones. 2- Hacer que las personas sientan la necesidad de trabajar para vivir. 3- Rechazar firmemente las ilegalidades y otras manifestaciones de corrupción. 4- Desinflar las plantillas laborales, cuyas plazas innecesarias sobrepasaban el millón de trabajadores y 5- impulsar el trabajo por cuenta propia para asimilar la fuerza de trabajo excedente. La ley más importante de ese plan mínimo fue la entrega de tierras ociosas en usufructo; una medida insuficiente y contradictoria, pues luego de reconocer la incapacidad del Estado para producir y de considerar la producción de alimentos como problema de máxima seguridad nacional, se decidió conservar la propiedad estatal y reducir los productores a simples usufructuarios. De todas formas, esos cambios (tardíos, escasos y limitados) rompieron con décadas de inmovilismo. El intento reformista fue entorpecido por una especie de dualidad de poderes, manifestada en el compromiso del nuevo mandatario de consultar las decisiones más importantes a su hermano y en la oposición de éste a los cambios. El punto más crítico de esa dualidad se produjo a mediados del año 2011, cuando Fidel Castro reapareció repetidas veces en público hasta el 7 de agosto, cuando en una sesión extraordinaria de la ANPP expuso sus preocupaciones por la “inminente” guerra nuclear. En esa oportunidad, refiriéndose al presidente Barack Obama, quien supuestamente ordenaría el inicio del holocausto, dijo que: Tal vez no daría la orden si lo persuadimos. En contraposición, el 1 de agosto de 2011, en la sesión ordinaria de la ANPP, Raúl Castro anunció la generalización del trabajo por cuenta propia, incluyendo la contratación de mano de obra, algo inédito en Cuba; y el 13 de agosto, día del cumpleaños de Fidel, se anunció la


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próxima liberación de otros seis prisioneros políticos. Los contenidos del programa mínimo – vaciados en los Lineamientos de la Política Económica y Social– aprobado en el VI Congreso del PCC quedaron acotados por el sistema de planificación socialista y la empresa estatal como vías principales para la dirección de la economía. Además de esa limitación, las contradicciones e incoherencias se pusieron de manifiesto en las 15 conferencias provinciales del PCC celebradas post congreso. En ellas el Segundo Secretario, José Ramón Machado Ventura, reiteró ideas como las siguientes: “El Partido no administra, eso es bueno, pero no puede perder el control sobre sus militantes, independientemente del cargo que ocupen”; “Tenemos que conocer de antemano qué va a sembrar y cosechar cada productor”; “Hay que exigirle a los que no hacen producir la tierra”. Planteamientos dirigidos a mantener la economía subordinada al Partido y al Estado. Finalmente, entre el 11 y el 18 de junio de 2012, aparecieron en la prensa oficial ocho pequeños textos de Fidel Castro, nebulosos y ajenos a la realidad nacional, que marcaron el fin de la dualidad de poderes, por lo que ahora y no antes se puede hablar del gobierno de Raúl Castro.

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disminuyeron en 19,4% respecto a 2010 y los precios al detalle se incrementaron en 19,8%; mientras el salario medio mensual nominal aumentó sólo en 2,2%, lo que empeoró la situación de los trabajadores. Las zafras azucareras continuaron con producciones similares a la de principios del siglo XX, incluyendo la zafra 2011-2012, que programada para producir 1 450 000 toneladas de azúcar, ni alcanzó la meta ni terminó en tiempo. 2- Las actividades delictivas crecieron, como lo demuestra la cantidad de procesos judiciales celebrados y en marcha, al punto que la corrupción, junto a la ineficiencia de la producción, constituyen problemas de seguridad nacional. 3- Las limitaciones impuestas al trabajo por cuenta propia impidieron que este sector absorbiera la cantidad esperada de trabajadores estatales. De unos 400 mil cuentapropistas más de 330 000 carecían de vínculo laboral o eran jubilados, por lo que realmente se absorbió menos el 17% de los trabajadores estatales.

El balance de los últimos años de gobierno arroja los siguientes resultados:

Entre las múltiples causas de los fracasos está el intento de superar una crisis de carácter estructural con medidas parciales; la ausencia de voluntad política para permitir la coexistencia de diversas formas de propiedad, la formación de una clase media y cambiar el insatisfactorio estado de los derechos y libertades ciudadanas. Seguidamente la Primera Conferencia del PCC, celebrada en enero de 2012, volvió a eludir esos aspectos básicos. Más reciente, la enfermedad del presidente Hugo Chávez ha puesto en peligro los enormes subsidios que se reciben de Venezuela, por lo que las autoridades tendrán que introducir un mayor dinamismo, profundidad e integralidad a los cambios; pues pasé lo que pasé en Venezuela, sin Chávez nada volverá a ser como antes.

1- La producción agropecuaria cayó en el año 2010 en 4,2%; en el 2011 el PIB creció menos de lo previsto; la importación de alimentos aumentó de 1,5 miles de millones en 2010 a 1,7 millones en 2011; las ventas

En ese sentido las medidas más recientes: la creación de cooperativas no agropecuarias con mayor autonomía que las anteriores; la nueva política migratoria, que flexibiliza las absurdas prohibiciones a

En julio de 2012, en la clausura del IX Período Ordinario de Sesiones de la ANPP, el presidente del Consejo de Estado volvió sobre los planteamientos realizados en el informe al VI Congreso; unos días después, en Guantánamo, retomó el tema de la disposición a mejorar las relaciones con Estados Unidos y el 30 de julio encabezó la marcha por el Día de los Mártires en Santiago de Cuba, lo que confirmaba el inicio real de su poder.

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la libertad de movimiento; la rebaja de de las tarifas de la telefonía celular, que aumentarán las comunicaciones; el considerable aumento de las emisiones de Telesur –en vivo–, que debilita la desinformación monopólica de los medios oficiales; la incorporación en la televisión cubana de informaciones acerca del deporte profesional como el baloncesto y la pelota, algo que estuvo prohibido hasta ahora; y la información sobre el inicio de las pruebas de ejecución del cable de fibra óptica con el fin de normalizar esa vía de comunicación, que rompió el prologado silencio gubernamental al respecto. La coincidencia temporal de esas y otras disposiciones parecen responder a los acontecimientos que se desencadenarán con la inminente salida del poder del presidente Hugo Chávez y en consecuencia, la necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque los pasos mencionados apuntan en la dirección del cambio, hasta que los contenidos de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de los pactos de Derechos Civiles y Políticos y Derechos Económicos, Sociales y Culturales no sean incorporados como sustento legal de las libertades ciudadanas, no se podrá hablar propiamente de una verdadera voluntad política de cambios. La vigencia del pensamiento martiano ¿Existe o no alguna relación entre, las ideas de José Martí acerca del Partido, de las libertades y la democracia, de la participación de los cubanos en la política, de la pequeña y mediana propiedad, de un lado; y de otro lado, el estado actual de la sociedad cubana? Después de analizar las causas del fracaso de la Guerra de los Diez años, Martí concibió el Partido revolucionario (PRC) como instrumento organizador, controlador y creador de conciencia para gestar la Patria y conformar la República, de modo que en la conquista de la independencia inmediata estuvieran los gérmenes de la independencia definitiva . El 1 de abril de 1893,

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en Nueva York, expresó: “La grandeza es esa del Partido Revolucionario: que para fundar una república, ha empezado con la república. Su fuerza es esa: que en la obra de todos, da derecho a todos. Es una idea lo que hay que llevar a Cuba: no una persona…” . Y en las Bases del PRC lo definió así: El partido “no se propone perpetuar en la República Cubana, con formas nuevas o alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia, sino fundar en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud” . Respecto a la libertad y la democracia, otras de nuestras carencias actuales, planteó: “cerrémosle el paso a la república que no venga preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los cubanos!... En 1891, dijo: “Por que si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” . El 10 de Octubre de 1889, en Nueva York, expresó: “Todo lo de la patria es propiedad común, y objeto libre e inalienable de la acción y el pensamiento de todo el que haya nacido en Cuba. La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie, y las cosas públicas en que un grupo o partido de cubanos ponga las manos con el mismo derecho indiscutible con que nosotros las ponemos, no son suyas sólo, y de privilegiada propiedad, por virtud sutil y contraria a la naturaleza, sino tan nuestras como suyas…” . Y en carta a José Dolores Poyo, de diciembre de 1891, dijo: “Es mi sueño que cada cubano sea hombre político enteramente libre”


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En cuanto a la participación de los cubanos como sujetos políticos, el 17 de febrero de 1892 expresó: “… les enseñaré aquellos talleres donde los hombres, poniendo la vida real de margen a los libros, practican la política, que es el estudio de los intereses públicos, en el trabajo que la sanea y la modera y en la verdad que le pone pie firme” . Y en el tercer aniversario del PRC volvió sobre ese tema: “… Un pueblo no es la voluntad de un hombre solo, por pura que ella sea, ni el empeño pueril de realizar en una agrupación humana el ideal candoroso de un espíritu celeste, ciego graduado de la universidad bamboleante de las nubes… Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la ignorancia” . Acerca de un tema tan vital por su función social como es el de la propiedad, José Martí decía; Es rica una nación que cuenta muchos pequeños propietarios. No es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza. En economía política y en buen gobierno, distribuir es hacer venturosos . Conclusiones El pensamiento martiano conserva su vigencia no sólo porque se adelantó a su época o porque definió conceptos que han resistido la prueba del tiempo, sino también, porque en materia de derechos y libertades Cuba ha retrocedido al siglo XIX en que a Martí le tocó vivir.

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Martí concebía la República como estación de destino, a diferencia del Partido, concebido como necesidad táctica de una estrategia mayor y no para representar a una clase social, no con fines electoreros, no para dominar y prohibir la existencia de partidos diferentes, no para anular la participación popular, no para declarar que la calle y la universidad pertenecen a los revolucionario, mucho menos para reprimir a los que con todo derecho piensan diferente. Para Martí la república moderna debía ser inclusiva por naturaleza, estado de igualdad de derecho de todo el que haya nacido en Cuba, espacio de libertad para la expresión del pensamiento y para el bien y la prosperidad de todos; una república para que cada cubano pudiera ser hombre político enteramente libre. Por tan elevados propósitos soñó, pensó, luchó y murió, para que la primera Ley de la República fuera la dignidad plena del hombre. Por todo ello, una vez fracasado el modelo de socialismo totalitario, el pensamiento martiano que es historia y actualidad, constituye un punto de referencia válido, que sin calcarlo, debemos emplearlo para superar el estancamiento en que estamos sumidos. Ese sería el mejor y más elogioso homenaje en este y en los sucesivos aniversarios. La Habana, 28 de enero de 2013

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¿Cómo llamar al pacto que necesitamos los cubanos para el próximo proyecto de nación que se avecina? Desde una perspectiva fundamental pienso que podríamos llamarle la gran convivencia. Si este no es el nombre de consenso, es al menos mi apuesta y mi propuesta. Un nombre refleja un telos. El telos provisional de las naciones ―esta es una contradicción consciente― surge de sus profundos desafíos. Francia tuvo los suyos en los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Esos eran en el siglo XVIII los retos de un tercer estado, el pueblo llano, que sufría las profundas desigualdades de una nación ―un conglomerado de pueblos según Victor Riquetti, marqués de Mirebeau(1719-1789) ― y que no tenía representación adecuada en la simulación de aquel parlamento con el que los reyes adormecían la vida política de Francia. Pero el desafío detrás de aquellas desigualdades vivía en el pensamiento, en las pautas de organización y en el paradigma que regulaba la vida social. Libertad, igualdad y fraternidad constituyeron por tanto la proyección psicosocial con la que la Francia de la posterior revolución denunciaba una estructura cultural que no convenía a las exigencias societales del país. Si ante las protestas por hambre la reina María Antonieta tuvo la indecencia de mandar a los franceses a que comieran pasteles a falta de pan, ella solo reflejaba con su desprecio ingenuo la naturaleza de una sociedad ancestralmente aristocrática en la que la libertad se confundía con la soberanía de los reyes, la igualdad con la participación de los cortesanos y la fraternidad

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con la piedad religiosa. Eso había que desestructurarlo y eso hicieron los filósofos con sus magníficas diatribas contra el ancien regime. Y a falta de uno propusieron tres nombres hoy ya manoseados por los libertarios de todos los lares en nuestra aldea global. Y entonces el proceso desembocó en el pueblo de los ciudadanos. Alemania tuvo también su telos: buscar un Estado que satisficiera su realidad histórica y la fuerza de su grandeza y homogeneidad culturales. Es cierto que buscaron su telos erráticamente. Y fracturaron a Europa y de algún modo, además, al mundo. Pero su nacionalismo reflejaba el nervio central de su cultura, la idea de una sola lengua, pese a las especificidades del bajo alemán, y la construcción filosófica de un Estado que se concebía como el remate natural de un ser germánico único y singular, bien construido por un Federico Hegel. La labor restante y seminal la realizó el romanticismo, del cual todos somos un poco herederos, constituyéndose en la segunda democratización del espíritu detrás de la revolución igualitaria del cristianismo. Aquella segunda democratización que cristalizó en el volk, el pueblo romántico e irrepetible de la historia. Los Estados Unidos tuvieron el suyo: la libertad de los individuos dentro de una comunidad de iguales a través de un orden cívico que debía buscar ante todo la prosperidad de sus ciudadanos, por encima de cualquier otro fin. Orden cívico equivale para ellos a orden legal, contrapeso del poder y desconfianza hacia el Estado. George Washington, el hombre, el expresidente, ilustra ese telos estadoun-


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idense de un modo ejemplar: se niega a repetirse en el poder, garantiza con ello su libertad de elegir, y vuelve al trabajo que le proporciona su espacio cívico rural. Él pertenece a ese otro pueblo que inaugura la modernidad: el pueblo cívico que impresionó a Alexis de Tocqueville. A lo largo de sus desencuentros y necesaria reorientación, estas tres naciones ejemplares han mantenido su propio telos y ofrecido al mundo una biohistoria de consecuencia, determinación y progreso singulares. Y por una sola razón, que está siendo seriamente considerada por todos los estudios y proyectos de sociedad: porque desde el principio ese telos siguió el mandato de sus culturas, redefiniéndolas y redefiniéndose según el mandato mayor de cada época. Francia, Alemania, Estados Unidos: ¿qué tienen ellas que ver con Cuba en lo que corresponde al telos de la nación cubana? A mi modo de ver, todo y mucho. Y sé que lo que sigue es cuando menos una hipótesis cultural e historiográficamente rara, pero a la que me arriesgo porque la considero cívica y políticamente fundamental. ¿Cuál es? Esta: España y África, vistas aquí sin especificidades antropológicas, dieron a Cuba sus modos de ser, pero aquellas naciones proporcionaron nuestros modos de concebir el espacio de convivencia. Si la cultura cubana miró siempre a Francia y nuestra mentalidad económica a los Estados Unidos, la cultura política, como visión y fundamento, no como institucionalidad, tuvo que ver mucho con Alemania. Las consecuencias culturales de esta trifurcación merecen ser analizadas, in

Manuel Cuesta Morúa

extenso, con más rigor, pero parece innegable que el proceso de preparación y concepción de las pautas de convivencia está intelectualmente marcado por aquellas naciones. Me detengo aquí en un solo punto: las consecuencias cívico-políticas de la confluencia paradigmática de estas tres fuentes históricas en el tejido de nuestra convivencia fallida. De esa confluencia nace una tensión entre el pueblo romántico de la historia(Alemania), que nos ala hacia esa visión redentora que desde José Martí nos acompaña; el pueblo ciudadano de la política (Francia) que, a falta de cultura cívica y visión de Estado en nosotros, nos condujo a las mezquinas luchas por el poder, y el pueblo cívico de la sociedad (Estados Unidos) que hasta hoy trata de desarrollar sus actividades específicas y concretas, en toda su diversidad, alejado de esa visión de grandeza histórica de los mesianismos, y de espaldas a los ajetreos políticos vinculados a las luchas por el poder. Esa tensión nunca ha sido resuelta en Cuba. De hecho su desigual contrapunteo favoreció siempre a una de estas tres fuentes históricas, la que más necesita del Estado para su propia realización: la del pueblo que se ve a sí mismo con un destino histórico a realizar. Un destino, el nuestro, que aunque nos cause risa tiene que proyectarse a escala mundial. De lo contrario, no sería un destino. Desde luego por aquí aparece y reaparece el componente español. Curiosa y contra históricamente. Porque si nuestra con-

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vivencia como nación podía y debía tener un sentido propio era negando a España precisamente como tradición política. En lo que los Borbones tenían que ver con los Hasgburgos y estos con los Hohenzollern era justamente en lo que Cuba como nación cívico-política no tendría que ver con España. Esa mentalidad mesiánica y que concibe al Estado como las más alta realización humana, que no es propiamente española debo aclarar, nos viene de fuente alemana pero por vía de las formas monárquicas que nos lego nuestra antigua metrópolis. Una mezcla rara que explica también por qué y cómo un Estado totalitario se concreta en Cuba a través y solo a través de una familia. Este aparente desvío histórico tiene pues algunas raíces culturales, pero pudo lograrse en Cuba a costa de nuestra diversa matriz cultura. Razón por la que la posible y necesaria convivencia de nuestras pluralidades culturales no ha sido traducible al espacio cívico-político. Y más. La ausencia de solución satisfactoria de aquella tensión entre el hombre historia, el hombre ciudadano y el hombre cívico ha hecho imposible en un nivel profundo, que es el de los fundamentos culturales de una nación, la convivencia de nuestra pluralidad constitutiva. Me interesa particularmente el siguiente ejemplo. Pese a la religiosidad popular, no hay un mínimo de comunicabilidad cultural entre babalawos y curas en Cuba. Menos entre aquellos y las pastores protestantes. Se podría pensar que este es un asunto de interés puramente religioso, sin embargo tiene que ver también con las posibilidades de nuestra cultura cívica y con su conclusión en el ámbito estrictamente político. Las dificultades de este proceso no tienen solución sencilla. Solo pueden resolverse en el tiempo extenso de la historia e intenso de la cultura. Pero su interconexión fue truncada por la preeminencia del mesianismo político que nos viene de Alemania y que fue actualizado en la segunda mitad del siglo XX por el marxismo-leninismo.

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No puede olvidarse que este mesianismo trato de barrer con todos los fundamentos culturales de la nación cubana. Y que en su impotencia como demoledora cultural intente seguir dominando tiene que ver más con las zonas mezquinas del poder que con una cosmovisión consistente de, Cuba, del mundo y de la sociedad. La gran convivencia es justamente el intento de lograr este doble proceso: la convivencia en el nivel de la pluralidad cultural, que es el nivel más profundo, expresada con mejor nitidez en la diversidad religiosa y en la mentalidad tradicionalmente posmoderna de amplios segmentos sociológicos de Cuba, y la convivencia en el nivel cívico-político, que es el ámbito de la pluralidad ideológica, política y de la necesaria naturaleza consustancial del Estado con esa doble pluralidad. ¿Cómo llegar a esta gran convivencia? ¿Desde qué premisas partir? Creo que se puede empezar desde el segundo hacia el primer nivel de convivencia. Convocar a todas las sensibilidades políticas e ideológicas es un primer paso hacia esa gran convivencia. Todo ello, junto a la convocatoria del segmento ilustrado de cubanos dispuestos a poner su saber y experiencia en torno a este proyecto común. Y debo aclarar que me estoy refiriendo aquí a saberes fundamentales, esos que contribuyen a la estructuración de la sociedad y que son traducibles siempre en un tejido de valores. Esto es algo más y mejor que un proyecto ideológico, que posibilitaría una aproximación política desde toda la nación. Hoy existen condiciones para este potenciar este nivel. Primero que todo se va desvaneciendo la visión casi revolucionaria, en el sentido cubano, de que la democracia en Cuba llegaría con la inmediatez de la sopa instantánea de Campbell, lo que no favorecía un tipo de aproximación más sopesada y que apelara a la inteligencia como premisa de un proyecto global y estratégico.


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La segunda premisa es más evidente aún: se requería, algo que ya existe, un tipo de maduración de la crisis como la actual, para conseguir que gente que se identifica con el concepto de revolución o que son militantes del partido comunista, pero con una visión crítica, se convenciera de que deben caminar al lado de otras visiones políticas e ideológicas para imaginar un proyecto de nación fundado en la convivencia. Ya se van logrando posturas interesantes en un punto intermedio de la nomenclatura, que es importante para filtrar dentro de las instituciones existentes la idea de la pluralidad y la tolerancia: dos precondiciones de la convivencia. Y lograr esto es básico para reorientar la democratización como un proyecto y necesidad nacionales, para que deje de ser vista como un proyecto meramente ideológico de unos grupos y sectores, por demás “aliados” de potencias extranjeras. La tercera premisa tiene que ver con la maduración del pensamiento que, interesantemente, coincide con la maduración de la crisis. La cantidad y calidad de pensamiento cubano que corre por las redes, pero que no se canaliza en una dirección productiva en términos de proyecto común, es inmensa. Lo más fundamental: se trata en muchos casos de un pensamiento estratégico: esto es, un pensamiento de fundamentos dirigido a la satisfacción de soluciones globales y estructurales, con capacidad para asimilar las crisis coyunturales o sectoriales. Es decir un pensamiento más allá del estómago y que involucra los valores. Esto es esencial: la refundación de Cuba desde la convivencia debe ser una de tipo ilustrado. La maduración de la crisis y del pensamiento ofrece una oportunidad única para plantear el cambio como refundación. Porque pocas veces la crisis de una nación expone con nitidez la desnudez de sus bases y sus columnas como en el caso de la cubana. Ahora bien se trata de una convocatoria al pensamiento pero a condición de comportarnos como ciudadanos: la posibilidad de

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enraizar la idea y el proyecto de convivencia pasa por reinventar a los ciudadanos, buscando animar su protagonismo político muerto en Cuba hace más de 60 años, para entonces reinventar la nación pero desde sus fundamentos. Es sumamente alentador que una miríada de proyectos en Cuba asume al ciudadano como telos cívico y político, y no más como telos histórico. Y esto último es un inmenso progreso en términos de modernidad. Cuando el hombre singular se mide con la historia crea auténticos desastres, como cuando se mide con dios. Si cuaja esta idea habríamos adelantado un amplio trecho en el camino de legitimación, luego de fundamentada una nueva legitimidad. Creo importante explicarme mejor: la participación es en calidad de ciudadanos. Ello no implica compromiso político con alternativas específicas. De hecho sin pensamiento de contraste no hay convivencia, pero sin reinventar al ciudadano no existe tampoco su posibilidad. E interesa, más y primero, que los ciudadanos sean quienes definan el futuro antes que organizaciones o grupos de interés, que siempre tenemos tendencia a corporativizar el Estado a la primera somnolencia ciudadana. Empezar por aquí es estratégico para el futuro de Cuba, creo que también para el presente. Entonces abrir, ampliar y fortalecer este primer círculo de legitimación con cubanos ilustrados e ilustres es un paso necesario ―no en el orden cronológico―, del que depende en mucho la calidad del segundo círculo de legitimación estratégico. ¿Cuál es?: convocar al ejercicio de la ciudadanía ilustrada. ¿Y en qué consiste la ciudadanía ilustrada? No hay que espantarse; para llegar a ella no hace falta ir a la universidad. Se verifica cuando se reconoce al ciudadano como el más importante funcionario de una república; cuando se sabe que no hay nada ni nadie por encima de esta condición de ciudadano, uno que se forma y se informa permanentemente para discutir los fundamentos y las decisiones del Estado; y cuando aquel se asume como igual junto al resto de los ciu-

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dadanos, respetando la expresión pública de la diversidad y pluralidad políticas, naturales en una democracia. ¿Cómo se articula la convivencia, entre uno y otro círculo? Pues bien, ajustando una red de inteligencia estratégica que suministre ideas, información y valores a un banco común de propuestas y alimente las prácticas deliberativas de la democracia en sociedades plurales. Junto a la ciudadanía ilustrada, la democracia deliberativa es la mejor garantía de la convivencia cívica y política, que podrían impactar y estimular la convivencia cultural como fundamento de la nación. El acuerdo cívico y político entre diferentes puede neutralizar los conflictos fundamentalistas sobre valores y visiones del mundo; y esto porque desde el momento en que esos valores y visiones distintos se ponen a conversar creativamente, y según reglas de juego compartidas, sobre los posibles proyectos de vida en común, que de eso se trata en la democracia deliberativa, aflora naturalmente un espacio cívico laicizado que permite disolver el conflicto moral sobre valores distintos a favor de la lógica argumental. Y la política empieza ahí. Para ello es importante desterrar la idea de un grupo específico y cerrado definiendo y decidiendo el rumbo de la nación cubana. Tal y como parece estarse fraguando ahora en una versión más o menos light del viejo tipo de alianza histórica entre la espada (los militares) y la cruz (la iglesia). Fragua política y alianza contrarreformista, letales en sociedades altamente complejas, plurales y diversificadas como la cubana, que reinstaura el concepto y la figura antidemocrática de la vanguardia. Y el tema de las vanguardias en Cuba merece un capítulo propio. Me atrevo a considerar, no obstante, que el tema de la modernización cívica y política pasa por pulverizar la pretensión de las vanguardias. Todavía aquí existe el concepto de que una clase de iluminados tiene

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el deber y el derecho de conducir a la masa por el camino correcto. El despotismo ilustrado en marcha. El dilema de los clérigos en la sociedad que muy bien describió el pensador francés Julien Benda. ¿Qué derecho tenemos, por haber estudiado toda la vida, haber desarrollado una disciplina cualquiera y habernos reunido en una academia cualquiera, prestigiosa si se quiere, a determinar lo que otro ciudadano menos ilustrado –o ilustrado de otro modo– debe tener, hacer o decir? Realmente ninguno. Nuestros conocimientos pueden tener valor para la sociedad desde luego, y de hecho lo tienen, pero no nos dan poder vicario por encima y en representación del resto de los ciudadanos. Esa es la razón por la que la autoridad intelectual en sociedades políticamente modernas y formadas por ciudadanos y ciudadanas maduros se alcanza como crítica y desentrañamiento del poder, cualquier poder. Cuando se trata de construir la convivencia, el intelectual es igual a cualquiera del resto de los ciudadanos. Ni más ni menos. El día en que sustituyamos el Nosotros, el pueblo ―un error sintáctico que desplaza el poder y la legitimidad hacia arriba― por el Nosotros, los ciudadanos habríamos triunfado como sociedad y nación. Esa meta histórica en Cuba hace tanto más necesaria aquella modernización cuanto que a veces la vanidad de nosotros los intelectuales es inmensa, precisamente en un país de despotismo ilustrado donde, históricamente, hemos sido incapaces de definir un proyecto más o menos satisfactorio de nación. Para empezar, toda nuestra epistemología, la que nos marca el saber posible, ha estado divorciada de la planta cultural cubana. Y sobre este fracaso histórico y cultural se puede erigir la nueva plaza pública de discusión y definición desde el fundamento más legítimo: el ciudadano en toda su diversidad y pluralidad. El modo de desplazar el poder y


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la legitimidad hacia abajo. Por eso me parece claro que el éxito de un proyecto de convivencia depende de que la gente participe más como ciudadano que como grupo político específico. En época de refundación lo mejor parece ser reconstruir la legitimidad sin mediaciones entre las instituciones futuras y el proyecto de sociedad y de Estado. Las mediaciones son inevitables, pero no deben ser confundidas con la fuente última de legitimidad: el ciudadano. La gran convivencia debe lograr, casi al mismo tiempo, la compatibilidad estructural entre tres dimensiones: primero la política, relacionada con la coyuntura, la naturaleza del poder, el lugar de los ciudadanos, el modelo y la mejor estrategia de Estado; segunda, la cultural, vinculada

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a los factores culturales de la nación, los valores, los modelos educativos, los paradigmas y el manejo de la pluralidad y diversidad de Cuba, y tercera el tecnocrático, ligado a la economía, que por supuesto implica también los valores, y las demás ramas más o menos neutrales pero imprescindibles para una sociedad moderna: desde la ecología, pasando por la comunicación hasta la organización de la policía. Entonces, si los cubanos asumimos e incorporamos el telos que implica la gran convivencia habremos logrado, no resolver todos los problemas del país, pero sí sintonizar el modelo institucional de la nación con sus fundamentos culturales. Semejante empresa merece todos nuestros esfuerzos.

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Librado Linares

lgunas

En Cuba lo que ha prevalecido es la cultura de la violencia en la resolución de todos los conflictos. En la revolución que encabezó Fidel Castro se utilizaron dos herramientas violentas simultáneamente: guerrillas rulares y terrorismo urbano. La oposición anticomunista de las primeras décadas también accionó con las mismas armas melladas de sus predecesores. En 1976 cuando el castrismo había alcanzado el pináculo, un grupo muy reducido fundó el Comité Cubano pro Derechos Humanos de Cuba y con ello abrió una senda civilista, que vivió un momento de auge cuando se derrumbó el bloque soviético y por tanto cesó el enorme subsidio y las favorables relaciones de intercambio. El colapso del paradigma del socialismo real, la dureza de la vida diaria y el aumento de las facilidades para realizar llamadas internacionales, y por tanto con emisoras de radio radicadas fuera de la censura oficial, entre otras razones, permitieron que proliferaran un sinnúmero de pequeñas organizaciones, que se expandieron en círculos concéntricos desde la Habana. En alguna medida este giro civilista cubano, es hijo del movimiento a escala global que se empezó a gestar después de concluida la segunda guerra mundial, y que tiene como estandarte la Declaración Universal de los DD HH. En el contexto actual donde básicamente nadie defiende una solución con las armas, se ha teorizado mucho sobre los posibles escenarios de la transición hacia la democracia en Cuba. A saber se ha apostado por los tres clásicos: a) reformas hechas desde arriba, desde el poder; b) insurrección derrumbamiento, (con la posible intervención militar extranjera en caso que derivara en guerra civil) y c) la tercera vía. En el orden anterior explicaré brevemente dichos escenarios. a) De los octogenarios comandantes que detentan el poder absoluto en Cuba no se pueden esperar conversiones del totalitarismo hacia la Democracia, sino cambios de reacomodo a las actuales circunstancias. El castrismo está entrampado en un dilema crucial: Necesita de reformas económicas para generar riquezas y oportunidades y con ello evitar la protesta política, pero también, las libertades económicas implicadas en dichas reformas pueden arrastrar a que se demanden libertades

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consideraciones políticas y civiles, las cuales darían al traste con el modelo. De ahí el comportamiento ambivalente en términos de políticas públicas, revelador de las inconsistencias y la falta de proyección clara hacia el futuro. El instinto corporativo de conservación del poder de los octogenarios los hace que no dejen de mirar hacia atrás. Dadas las circunstancias que desaparecieran del poder los octogenarios de forma natural, sus seguidores, es de esperarse que implementen un nuevo arreglo de cúpulas, o sea, que las políticas desarrolladas no alterarán básicamente las relaciones de poder ni de propiedad, aun cuando para tratar de legitimarse, y si se produjese una presión desde abajo, aceptarían dialogar con la oposición. Esta última variante puede producir una pausada y no violenta transición con niveles altos de corrupción y un modelo económico de baja competitividad y productividad y por tanto generador de insatisfacciones. Lo anterior no garantiza que se pueda evitar una regresión (en los avances) hacia alguna forma de autoritarismo, si los jerarcas de turno ven amenazados sus prerrogativas y/o su estancia en el poder. Un golpe de estado una vez que se aflojen las estructuras de poder puede producirse. b) Si los líderes más radicales lograran capitalizar el descontento y un buen apoyo material desde el exterior (desde donde único es posible), y por tanto articular un movimiento social y político amplio y anti sistémico, entonces harían saltar del poder a los mandantes usando la desobediencia civil y la no cooperación; o sea, se produciría un derrumbamiento o ruptura democrática. Tan alta pretensión de los activistas pro cambios generaría un atrincheramiento del lado de los violadores de los DDHH, que por demás cuentan con medios e infraestructura organizacional muy superiores. Ese de cursar pudiera conducir (aunque puede que no) a la nación cubana a una guerra civil que de seguro traería una intervención militar extranjera, donde la violencia y la destrucción material serían las parteras de la historia. La democracia traída desde afuera; conquistada con violencia; o simplemente sin una cultura de la tolerancia; no produce reconciliación. Nadie sensato duda que el nuevo proyecto nacional necesite de un contexto donde sea posible una relativamente rápida implementación democrática; y de una economía


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sobre la transición

y el papel de la oposición democrática cubana moderna y generadora de riquezas y oportunidades, y esto pasa por la paz social y la reconciliación nacional. c) La tercera vía descarta las dos variantes anteriores. No está conducida por el concepto antagónico de la política de fuerzas: nosotros vs ellos, tipos buenos vs tipos malos; donde los buenos son puros y los malos son lo peor de lo peor. Estos proponentes desechan la violencia así como tratan de sacar a las personas del sometimiento, para que se restituyan como ciudadanos. Ellos abogan no por cualquier cambio sistémico, sino por aquel que se complete con el mejoramiento de las relaciones entre las personas, incluso entre los contendientes de un conflicto. Así pues, apuestan por la articulación de un movimiento ciudadano que presione desde abajo, y con la autoridad moral que les da haber aceptado el sufrimiento y sus buenas intenciones, lograr que desde la cúpula repliquen con políticas públicas de amplio beneficio ciudadano. En otras palabras, lograr una dinámica de cambios desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo. El activista con esta cosmovisión se sacrifica sin pensar en venganzas en aras del beneficio de todos. La reconstrucción de la sociedad civil desde abajo y la noviolencia activa son dos carriles que se refuerzan mutuamente, y están orientados a producir cambios estructurales y trascendentales, teniendo como conquista inamovible la paz social y la reconciliación nacional. Obviamente a esta propuesta me suscribo. Las organizaciones integrantes de la Oposición Democrática Cubana, padecen en mayor o menor medida de inestabilidad institucional y en su membresía, así como adolecen de una filosofía y una metodología de probada eficacia. A continuación les daré humildemente algunas recomendaciones sin creer por ello que son una verdad absoluta. -En el escenario nacional incluido la diáspora concurren muchos actores y organizaciones oposicionistas con cosmovisiones y proyecciones diferentes. Se impone llegar a un consenso en torno a una filosofía que aglutine, que sirva de corpus de ideas. Dada nuestra realidad nacional, en donde, el totalitarismo castrista ha atomizado e introdu-

cido una gran dosis de intolerancia, considero que tomar como un referente la filosofía del Dr. Martin Luther King es una necesidad. Los seis principios son una guía por sobre todas las cosas para la acción. Son un medio y un fin. -Se impone apropiarse de una metodología de probada eficacia. La utilizada por el Dr. Martin Luther King, y sobre todo el concepto de la planificación estratégica desarrollado por Gene Sharp, me parecen muy pertinente para la realidad cubana. Crear un grupo de análisis que teniendo en cuenta realidades gubernamentales, militares, económicas, sociales, culturales, históricas, políticas e internacionales; proponga a fin de ser implementadas: una gran estrategia, estrategias de campaña, tácticas y métodos de lucha a utilizar. Si queremos conquistar nuestros objetivos estratégicos debemos dejar a un lado las improvisaciones. -La Oposición Democrática Cubana debe poner todo su empeño en lograr una proyección comunitaria, que pasa por desarrollar una política de tendido de puentes con el resto de las instituciones de la sociedad civil, así como incorporar las injusticias y carencias en las agendas de las diferentes organizaciones, en aras de poder involucrar a la población en campañas en pos de sus demandas y reivindicaciones. La impartición de cursos para la formación de líderes es necesaria, para entre otras cosas, darle estabilidad y continuidad a la lucha en un medio cambiante y hostil. Nosotros los cubanos llegamos tarde a la independencia, y nos queda aún la asignatura pendiente de la superación del socialismo real. Sin caer en una nueva versión del mesianismo insular, puedo asegurar, que la llegada de la democracia y la libertad, sería de un enorme beneficio para Cuba y nuestra América. La región está encontrando el camino del crecimiento económico con inclusión social y de la implementación democrática, a pesar de los populismos de izquierda que considero una enfermedad pasajera del subdesarrollo. Nosotros debemos proponernos producir una transición ejemplar hacia la democracia, que de vueltas a la página negra de las violaciones a los DD HH, y que despierte el concurso de nuestros hermanos de América.

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piniones

pensadas sobre

La actualización del modelo económico Cubano es un hecho indiscutible. Ningún analista puede negar que a partir de la Presidencia interina del General de Ejercito Raúl Castro Ruz y después de “consolidar” _con algunas tensiones al inicio _ el nuevo liderazgo, si es que se puede describir con ese talante por tener más de 80 años de edad y haberse desempeñado por 47 años como el segundo hombre del régimen, y el primero a la hora de controlar los cuerpos armados, se dio a la tarea de levantar algunas prohibiciones tan absurdas como si fueran ideadas por el imaginativo George Orwell, y de actualizar el modelo económico socialista cubano. Nomenclatura con la que el poder denominó el proceso, ya que la palabra reforma es demonizada por el Socialismo de Estado e incompatible con sus objetivos y propósitos estratégicos. Una discusión en el marco teórico que nos puede servir de mucho a la hora de analizar las transformaciones propuestas por el régimen a la economía cubana y a la vida en general del país, es si el Raulismo es una continuación del castrismo o si existen puntos de ruptura. Pienso que la respuesta a esta interrogante es dual, es ruptura y continuación a la vez. Ruptura porque Raúl Castro dejó a un lado el liderazgo carismático y movilizativo de su hermano y mentor, proyectando el suyo como una lectura menos voluntarista a la realidades del siglo XXI, valorando las coyunturas internacionales e internas y el maltrecho estado de la economía nacional, para tratar de legitimar su régimen y consolidar el poder que heredó y desea mantener. Es decir, el raulismo cambia lo que tiene que cambiar para adaptar el sistema y prolongarlo. Sostengo la tesis de que dentro del poder en Cuba el espíritu de reforma es un fantasma que recorre todas sus instancias, pero los reformistas no dan la cara, o no pueden darla, ya que eso les costaría demasiado y son seres humanos atrapados en sus propios caminos y encrucijadas. El raulismo es astuto y pretende jugar a robarle la agenda mínima al movimiento opositor, como afirma Yoani Sánchez, y propone el gradualismo como velocidad máxima para dar paso en las trasformaciones de la economía y no perder el control de los cambios que en este momento el poder administra desde arriba. Aunque presionado desde abajo por las tensiones de la so-

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Julián Costia

ciedad y su búsqueda natural de nuevos espacios de realización. El director del Centro de Estudios de la Economía Cubana, Omar Everleny Pérez Villanueva, en su ponencia titulada “La actualización del modelo económico cubano”, presentada en el marco del panel de economía de un “Dialogo entre cubanos”, muestra desde sus puntos de vista los problemas de la economía cubana, las proyecciones emanadas de “Los lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución”, _una suerte de plataforma programática que pretende regir la vida del país después del Sexto Congreso del Partido y darle solución a los graves problemas en todos los órdenes que tienen que sortear los cubanos para poder al menos subsistir- y las deficiencias en la implantación de dichas políticas, además del ritmo de las mismas. Pienso al igual que Pérez Villanueva que la «escasez de divisas, la ausencia de convertibilidad, la dualidad monetaria, el pésimo desempeño de la economía real y los problemas de ineficiencia de las entidades estatales son dificultades estructurales que inciden en el deterioro de los parámetros económicos del país, pero se deben agregar a la lista la estatalización excesiva de la economía y su burocratización por años, la centralización, ideologización y politización de las decisiones en la esfera económica y el dogma anti mercado que ha regido en estos últimos más de 50 años la vida económica del país.» Como bien plantea el director del Centro de Estudios de la Economía Cubana en su referida ponencia, un primer grupo de medidas como ajustes y recortes presupuestarios en sectores antaño emblemáticos como, la Educación, el Deporte y la Salud, y la eliminación de las plantillas infladas en el sector estatal, son necesarias para buscar eficiencia en lo que Octavio Paz llamó el ogro filantrópico. Recuerdo una idea expresada con mucha claridad por el líder opositor cubano Librado Linares García, cuando en debate informal sobre temas económicos me manifestó que el veía con buenos ojos que fuera el régimen de Raúl Castro el que iniciara el ajuste en la economía, porque estos procesos siempre eran traumáticos y tenía


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sus niveles de incertidumbre, y eso le daba una ventaja al movimiento democrático porque ese primer trago amargo lo asumiría el régimen con sus costos políticos y sociales. Existe otro grupo de propuestas y medidas que enumera el ponente, que en mi criterio son el núcleo duro de la actualización del modelo económico cubano y se pueden tomar como positiva en la dirección de ir replanteando la economía hacia la búsqueda y ampliación de las reservas productivas que en otras épocas no se tenían en cuenta, aunque sea en los estrechos márgenes de una economía en la que el Estado todavía es su eje central, y que me parece conveniente enunciar por el impacto que tienen y tendrán si el régimen le da la secuencia, continuidad y profundización que demande el proceso de remodelación. 1. Entrega en usufructo de tierras ociosas. 2. Reorganización del aparato estatal, ministerios y grandes empresas del Estado. 3. Incentivo al empleo no estatal. 4. Propuesta de creación de cooperativas no agrícolas. 5. Posibilidad de contratación de fuerza de trabajo por los trabajadores por cuenta propia. 6. Mayor autonomía empresarial. 7. Posibilidad de arrendamiento de las instalaciones, entre ellas las de la gastronomía. 8. Separación de las funciones estatales y empresariales. 9. Actualización de la política tributaria. 10. Eliminación de prohibiciones absurdas como venta de autos entre particulares, ventas de casas y otras. No cabe duda que todas estas medidas son necesarias como un primer eslabón en el reordenamiento de la economía cubana y abren espacio a otros agentes económicos no estatales que representan las reservas productivas que la economía debe activar para poder reanimarse, pero el proceso desde la óptica de este oficioso estudioso de la economía cubana _criterio que quiero refrendar_ tiene problema en su implantación pues plantea que la mayor autonomía empresarial de las empresas es solo papel escrito, en la práctica y a contracorriente de lo estipulado en los lineamientos,

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el control centralizado y el plan se han convertido en una camisa de fuerza en varios sectores de la economía del país. Conozco casos de empresas que tienen en sus almacenes materias primas que necesitan otros sectores de la economía nacional y como no estaban previstos, o los niveles eran por debajo de las demandas del 2012, al sector no se lo pueden comercializar. La actualización de la política tributaria es una espada de Damocles sobre los sectores no estatales de la economía por la carga financiera que representan distorsionando los costos y la competitividad de este sector emergente. Un ejemplo elocuente son las pretendidas medidas para el ordenamiento financiero y tributario del sector de la Cultura que se pretende implementar a partir del 2013. La entrega de tierras en usufructo es un proceso lento, lleno de trabas burocráticas, y con elevadas cuotas de corrupción, tema este último que se ha extendido en la economía y la sociedad cubanas convirtiéndose en un flagelo incontrolable. Otro aspecto es la dinámica o ritmo del proceso de actualización de la economía _para utilizar la misma jerga del oficialismo_ existen muchos criterios de analistas económicos que piensan que las transformaciones se deben hacer de manera gradualista, pero no como el régimen las viene implementando a paso de tortuga y un temor generalizado que se detenga en un eslabón del proceso, porque estas medidas necesitarán otras en el futuro para poder consolidar las primeras, esa es la lógica de todo proceso de cambio. Otro elemento que destaca en su ponencia Pérez Villanueva es el recelo y el tratamiento que los decisores de políticas económicas en Cuba utilizan para denotar un fenómeno que viene emergiendo como variable fundamental. La aparición de la pequeña y mediana empresa de gestión no estatal, variable que es fundamental en todo este proceso y tendrá que extenderse y fortalecerse en el futuro y no se está estimulando ni dando el tratamiento que requiere, y solo se trata de encubrir con la denominación de trabajadores por cuenta propia.

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Estas consideraciones acerca de las trasformaciones que viene implementando el régimen en la economía y en otras esferas de la vida del país, y que me gustaría denominar reformas a regañadientes, porque su implementación está condicionada por la voluntad del poder de adaptarse a las realidades del contexto complejo tanto internacional como doméstico al que tuvo que enfrentarse el hermano y heredero de Fidel Castro, cuando tomó las riendas del país, y no a una voluntad expresa de cambio. Pienso que Raúl es extremadamente astuto y pragmático en el ejercicio del poder, pero puede caer en lo que los transitólogos llaman, las trampas de las modernizaciones y perder el control y dinámica del proceso, y en vez de legitimar y fortalecer el régimen, lo destruya desde adentro.

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Reconozco que se quedaron temas muy importantes por tratar, que son harina de este costal, como el de resolver la doble circulación monetaria y el de cómo buscar la convertibilidad de la moneda cubana, y cuáles serían las tasas de cambio más racionales para poder poner la economía cubana sobre base financiera creíble y factible, entre otros temas que tienen su peso específico en la economía nacional, como el estímulo a la inversión extranjera directa de los medios productivos del país, etc. Pero creo que al margen de la convocatoria de Mario Félix Lleonart, de sacarme de mi ostracismo intelectual, este texto cumple su objetivo fundamental, que es pretender modestamente participar y promover el debate necesario que a todos nos incumbe.


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LITERARIA

Fr. Félix ben Ca sti l l a

La descripción de la Anatomía del Poder es innecesaria si de pronto el poder se nos revela- a nosotros los simples mortales- como una construcción divina o demoníaca, lejana, inevitable. Por otra parte, sería igualmente inútil si intentara investigarla partiendo del marxismo que “fundándose” en su “cientificismo” lo único que ha logrado es crear una intrincada maraña conceptual, una arquitectura disfuncional muy difícil de atravesar, comprender y vivir. Por su parte, la buena literatura y el pensamiento crítico intelectual son parientes cercanos y dependiendo de que se reconozca o no este parentesco podrá entenderse este esbozo de una teoría atravesable, funcional y habitable. Y el superobjetivo de este trabajo-el esbozo de dicha teoría-se asienta sobre la creencia de que todavía podemos “salvar” el socialismo de las garras de la tiranía burocrática y del voluntarismo político alienante. Por lo que es preciso, en primera instancia, describir la morfología del poder que sufrimos para lograr un diagnóstico preciso capaz de proponer una cura. Tampoco puede obviarse fácilmente a los destinatarios de este fatigoso trabajo: los preocupados; no importan si son intelectuales o no, políticos “profesionales” o políticos “sufrientes”; si ya están lo suficientemente preocupados con su destino y el de sus hijos intentarán ser público de este ensayo y luego aportarán más ideas a fin de crear un pensamiento crítico legítimamente cubano que nos ayude a salir del laberinto de medio siglo. Obertura Villareña El poder sin apellidos es inasible, es como un espíritu cuya morfología está más allá de cualquier apreciación humana. El poder nos domina por la persuasión o por la fuerza; pero de cualquier manera siempre intenta anular nuestras voluntades individuales intentando hacernos siervos. Las preguntas de R. Coyra en el Café Literario de Santa Clara, en medio de una discusión acalorada con el Barre, fueron esenciales para el nacimiento de este ensayo: Si se les pide a quienes hoy deten-

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Poder

tan el poder en Cuba que dialoguen tan solo, ¿no descubrirán que tal vez no podrán dialogar sin a la larga perder el poder? ¿Querrán ceder Ellos el poder en virtud de una sanación nacional, más allá de sus intereses partidistas o particulares? O sea, para el poeta Ellos solo pueden pensar a la manera del Malcolm del Macbeth shakesperiano: Si tuviese yo el poder, echaría la miel de la concordia a los infiernos, turbaría la paz del mundo, destruiría la unidad de la tierra… a lo que cabría añadir- porque mi voluntad es la verdad, yo la he descubierto; no habrá nada mejor y no entrego el poder. La descripción del poder cubano no puede hacerse a partir de la experiencia que comienza en el 1959, ya que eso sería sobredimensionar la importancia histórica de lo que ya está suficientemente exagerado. La formación de nuestra idea de cómo ha de ejercerse el poder se encuentra en el contexto total que nos identifica en todo, o sea, por una parte España y por la otra, Hispanoamérica. Podríamos ver en ambas costas atlánticas características que nos definen diferencialmente del resto del mundo: una democracia o una dictadura o una monarquía hispana no se parece en nada a las asiáticas, las anglosajonas, las eslavas… Y aunque no es bueno caracterizar sin ton ni son, lo cierto es que tenemos algunas características culturales del poder que son singulares a la hispanidad: 1. El culto a la personalidad en Hispanoamérica es sólo formal: nuestros poderosos buscan y disfrutan de las actitudes obsequiosas, las lisonjas, la “guataconería” que agrupa todo lo anterior en una actitud deleznable; pero en la verdad no se lo creen ni les importa lo que la gente piense verdaderamente de ellos; sólo necesitan que no lo digan. 2. El falseamiento de la realidad: en otras culturas los poderosos quieren saber la realidad por dura y poco defendible que sea, los nuestros, por su parte, prefieren vivir en fantasías propias a las que sus séquitos ccompletan con excesiva diligencia. 3. Los poderosos nuestros son Fulleros y bravucones inclaudicables: Ni pactos de

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Zanjón, ni abrazos de Vergara, ni pensar otra cosa que no sea una victoria aplastante y definitiva- y estas palabras que pudieran atribuírsele al doctor Castro Ruz, en realidad, fueron dichas por el también cubano (nacido en Placetas), pero uno de los jefes de los nacionales españoles en la Guerra Civil Española (1936-1939), general Emilio Mola Vidal en una reunión sostenida con enviados del bando republicano que tenían la misión de iniciar un diálogo de paz. Complejo Aristocrático y Retórico: A Iosif Stalin, Mao Zedong, Kim Il Sung, Adolf Hitler… se los comía la megalomanía pero ninguno tenía un sentido tan aristocrático, hidálguico ni monárquico como nuestros poderosos hispanoamericanos que enseguida devienen en reyezuelos oradores que inventan actos, discursos, promesas; recordemos que el mismísimo Fulgencio Batista y Zaldívar se hizo de un árbol genealógico que lo emparentaba con la nobleza peninsular. Estas características generales son magistralmente retratadas por Alejo Carpentier en El Recurso del Método; pero es bueno no olvidar la del español Ramón María del Valle Inclán, Tirano Banderas, que aunque describe una historia americana no está muy lejana de España, donde el único proyecto de cualquier gobernante, al final, es el dominio que encumbre. Nada que ver con el concepto más refinado y espiritualizado de La Gloria sino con lo que los cubanos definimos con el concepto de acaballar. • Fundamento Des-organizacional: No hagas patria pa’ nadie, que la política es una cochiná… En esta frase ancestral y contundente de las madres de todos nosotros y con la que intentan apartarnos del activismo y hasta del pensamiento político, se define un principio de los proyectos políticos cubanos: la utilidad privada. Pero esto tiene sus fundamentos en las luchas de nuestros padres, en la decepción de los resultados obtenidos. Nuestros padres: mambises, alzados de todas las guerritas republicanas, senadores y representantes honestos, todos terminaron decepcionados. En tanto las otras culturas son dadas al día a día, la cultura hispana es adicta a la imagen idílica, a la utopía ya, a todo reventar para mañana al amanecer. Y ciertamente, con tanta premura por alcanzar el cielo nadie puede organizar nada serio, con tan lejanas metas no pueden establecerse correctas comparaciones y consecuentes correc-

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ciones del camino. Y ese pretender demasiado nos despoja pronto de los impulsos justicieros u organizativos iniciales, que en primera instancia encumbra a algún “líder” que intervendrá el poder en razón de salvar la nación del caos y la desintegración; luego, este caudillo, salvador del país, será institucionalizado por los siglos de los siglos: Y es este Caudillo- el popular Caballón- el dador de la justicia y la prosperidad nacionales; el hacedor de la cultura patria: Después de mucho meditarlo, el Primer Magistrado se entregó con remozada energía- energía que para otras cosas le iban mellando los años- a lo que debía ser su gran obra de edificador, materialización en piedra de su obra de gobierno: dotar al país de un Capitolio Nacional… y se dio comienzos a las obras, el día del Centenario de la Independencia, con la colocación de la Primera Piedra y los discursos de rigor donde se usaron, en fortísimo, de todas las retóricas oportunas … El día en que fue abordado el problema en borrascosa reunión del Gabinete, el Primer Magistrado, repentinamente enfurecido, destituyó violentamente al Ministro de Obras Públicas , amenazando a los demás con exilio y prisiones si el Capitolio no quedaba concluido, pintado, reluciente bruñido, con jardines y todo para la inaplazable fecha… Y se inició entonces un trabajo de egipcios (Carpentier, Alejo; El Recurso del Método; págs. 180-200). Todo se concentra en un solo hombre y los “egipcios” son olvidados por los oradores que a lo sumo los usan como comparsa para que brille el Caballón. Es de advertir que ninguna de las Constituciones Hispanoamericanas comienza utilizando al Pueblo como primera persona que remite la Ley Fundamental hacia sí mismo sino que lo mencionan como sujeto a la cual benévolamente va dirigida. Y esta mentalidad legislativa es expresión de nuestro culto a la personalidad del Caudillo, todavía encontramos las enunciaciones que aseguran: Machado no fue tan malo, hizo la Carretera Central, el Capitolio… Batista hizo la Plaza Cívica, el Sanatorio de Topes de Collantes… ¿De qué te quejas? ¡¿Cuántas escuelas y hospitales ha hecho Fidel?! ¡¿Dime?! … Es como si el pueblo- a fuerza de costumbre- no advirtiera que toda la carga, la responsabilidad, los logros, las hazañas de cualquier cosa, buena y mala, recae sobre ellos y que muchas veces son las que los beneficios de tales hombradas se les escapan de las manos. Y a pesar de que hemos


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llegado a este punto ya bien avanzada nuestra indagación, suponemos que este anonimato que el mismo pueblo se adjudica es la causa primera de sus descalabros económicos, políticos y sociales. Nadie te da nada hombre común, junto a tus hermanos de a pie- dijo un poeta beodo santaclareño cuando la distribución de las ollas eléctricas- lo ofreces todo, lo das todo, lo pagas todo. Cuba no tiene, añadiría cualquiera, una deuda externa, la tienes tú y por ello debes participar, conocer y decidir. Mas, en realidad, inmediatamente, aparecen los justificadores que anuncian que en ninguna parte del mundo esto sucede así y que es mejor dejárselo a los especialistas. Y el pueblo, por su propia inconsciencia y comodidad, creyendo que lo que no es en ninguna parte, no puede ser aquí, vuelve al coro detrás del Caudillo y todo, aun cuando se tengan las mejores intenciones en la cúpula, queda así lo suficientemente desorganizado que se convierte en disfuncional. • La Otra Mejilla de la Moneda No es casual. El hispanoamericano es “supremo” en sus expresiones. Por esto no es casual que lejano de dicha realidad Carpentier afirmara que somos de tal y tal modo porque América es el único continente donde conviven varias edades: la Edad de Piedra se mezcla con la modernidad… El escritor franco-cubano olvidó a África, Oceanía… y a la misma Europa; pero lo que no olvidó como novelista y sí como particular fue la otra mejilla que los hispanoamericanos hemos expuesto para ser abofeteada por los poderosos: nuestra historia que se construye, se narra y se omite dependiendo del interés del caudillo de turno: Son muchas las vertientes

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que utilizan los escritores contemporáneos; sus perspectivas son optimistas o pesimistas, ya que niegan o afirman sus herencias, pero en todo caso la historia es considerada como una carga que debe ser revelada, dominada, negada (Raimond D. Souza). Hay una historia que no hemos negado, pero que resulta un lastre para uno de nuestros posibles futuros, existe sin embargo otra que hemos negado y que nos ayudaría mucho a entendernos y construirnos en el día a día, sin utopías ni carreras hacia el cielo, simplemente mejorando, hallando el secreto de la reformación en lugar de la revolución: ¿con cuántas constituciones ha contado la República de Cuba desde su nacimiento, cuántas han sido las de España, Bolivia, Paraguay, Venezuela, etc. y -respondamos sinceramente- con cuántas ha vivido su existencia independiente los Estados Unidos de América? Hoy la Constitución Americana es la más antigua del mundo. No es para tenernos a menos ni para crear un complejo de inferioridad que es imposible inculcar en la hispanidad, pero la inestabilidad legislativa e institucional que nos es propia ha causado mucho daño en nuestro desarrollo social. Tenemos tendencia al timonazo, al viraje radical, al frenazo absoluto y desde la distancia debemos parecer carros locos de feria. Todo lo que hacemos, más temprano que tarde, degenera para terminar traicionando la causa de la justicia: Suena música marcial sobre un fondo de explosiones y metralla: las radios emiten bandos y proclamas que prometen más sangre (Memorias del Fuego, III; pág. 26). Es el síndrome de la interrupción y nuestros ejércitos son los abortistas.

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alud Pública

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Cuba

Mitos y Realidad José Gabriel Barrenechea

A todos los cubanos que ocuparon la Secretaria de Salubridad entre 1909 y 1952 Los cubanos hemos sufrido durante los últimos 50 años el desconocimiento y hasta quizas la mala fe de no pocos europeos. Recuerdo ahora a Gianni Mina, que en los preámbulos de su best seller,Un Encuentro con Fidel, se impuso la tarea de convencer a los italianos, y no solo “progres”, que lo que no estaba bien para su país, si lo era para esta aldea de guanajatabeyes. Pasaba por alto que hasta 1960 Italia iba a la saga de Cuba en no pocos indicadores básicos de calidad de vida, y que en cuanto a tradiciones democráticas la Italia del risorgimento, renacida aproximadamente por los mismos años en que los cubanos nos fuimos por primera vez a la manigua, no andaba nada mejor que nosotros. Y es que no pocos corresponsales y entrevistadores extranjeros, algunos incluso reconocidícimos, parecen haberse estudiado solo la versión de nuestra historia elaborada por quienes pretenden hacerla empezar en ellos (cualquiera que desee un buen ejemplo le recomendamos Cuba, lo que nunca le dirán los medios, de Salim Lamrani). Repetir la versión de que en Cuba, bajo el gobierno del presidente Carlos Prío Socarrás, el presupuesto destinado a la salud era misérrimo, sin calcular primero que proporción significaba el mismo dentro del Producto Interno Bruto, y más tarde comparar dicha proporción con las de, digamos, EE.UU., Brasil, URSS, China o el Congo Belga, demuestra no solo la persistencia de una nada novedosa forma de pensamiento colonial, la “progre”, sino también profunda incultura y medianía intelectual. En su memorable La Rebelión de las Masas, Ortega y Gassett advertía: “el hombre hoy dominante es un primitivo… lo civilizado es

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el mundo, pero su habitante no lo es: ni siquiera ve en él la civilización, sino que usa de ella como si fuese naturaleza. El nuevo hombre desea el automóvil y goza de él; pero cree que es fruta espontánea de un árbol edénico.” Y no temamos decirlo, en esto de la salud que hoy nos ocupa, no son pocos los “líderes de opinión” que permanecen en un estado de primitivismo vergonzoso. Los hay que al enterarse de que en la Cuba de 1902 la esperanza de vida al nacer rondaba los 37 años, se indignan hasta cerca del infarto por las deplorables condiciones en que a nuestros bisabuelos, pobres aborigenes en taparrabos, los mantenían sus “gobernantes” (esos tipos gordos, fanáticos de los autos de lujo y a los buenos habanos de Vuelta Abajo, en la imagen que de ellos les legara Orson Welles en El viaje de los malditos, y por la que en los pasados veinte años tanto ha hecho ese oportunista y mercenario de nuestras letras, Enrique Cirules). Todo, sin embargo, por no saber que la mismísima culta Francia, país templado y en consecuencia más saludable que nuestra isla tropical, solo superó la barrera de los 40 años en 1900. Pero no nos engañemos. En un final estos individuos no son los responsables de que se nos vea como a una colonia pintorezca, en que tras la independencia solo se ha alcanzado cierta estabilidad cuando aceptamos recuperar el ancestral culto prehispánico a los caciques. Mas bien lo son quienes creyeron que solo con ellos comenzaba Cuba, y en consecuencia no tuvieron ningún empacho en gritar a los cuatro vientos que aquí, antes de su advenimiento, todo era espantoso y se reducía a la cantilena de “hambre, miseria y explotación”. Cantilena que, por lo menos a quien esto escribe, le machacaron maestros, medios y hasta paredes


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y postes del tendido eléctrico desde el mismo instante en que nació a inicios de los setentas. En el propio 1959 Herminio Portell Vilá advertía ante el avance de un nacionalismo simplista y simplificador: “ Hoy por hoy cualquiera opina sobre la historia de Cuba, sin haberla estudiado; pero es tal el desconocimiento de las realidades de nuestra evolución histórica que hasta los más ignorantes o sea, aquellos que nunca han hecho un estudio sistemático de nuestro pasado y que comienzan por desconocer los hombres y los hechos en la era republicana, con el mayor desenfado “las inventan” en cuanto a las guerras de independencia, que es el único tema al cual se acercan, y nada saben de los grandes acontecimientos contemporáneos de las mismas y que en gran parte las determinaron… Sobran los libros; no se necesitan las lecturas; se prescinde del estudio y es suficiente tener audacia, información elementalísima y dos o tres conceptos mal digeridos para sentar cátedra y pretender que las conclusiones de la ignorancia y de la improvisación sean aceptadas como artículos de fe.” Por desgracia muy pocos escucharon entonces al defensor de la plena soberanía de Cuba en la Conferencia Panamericana de diciembre de 1933, y en consecuencia individuos nefastos como los descritos por Portell Vilá terminaron al mando de nuestros destinos nacionales. En lo que sigue pretendemos enmendar en algo la visión que sobre la salud en Cuba ha sido creada en los últimos cincuenta años, e incluso antes, en la diatriba de ciertos demagógos republicanos. Para ello hemos tratado de limitar nuestras fuentes a lo publicado, o en todo caso, difundido, por nuestro sistema nacional de educación, nuestros medios o editoriales.

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escandinavos, pero antes que Francia, Italia, Europa Central y España, casi al mismo nivel que EE.UU.” No espero que haya quien piense que hay mucho más que decir tras leer este fragmento de Juan Pérez de la Riva, en su ensayo Para saber con cuánta gente contamos. Tal vez tan solo que la tasa de mortalidad cubana “se encontraba en la vecindad de 8 por mil en los años cincuenta” (La población de Cuba y sus problemas, de la Riva) lo que contrastaba con la media de América Latina para el primer lustro de los sesentas, de 12,2 por mil, o aun con la de las regiones desarrolladas para ese mismo tiempo, de 9 por mil. Número de médicos:

Mortalidad:

Una de las lecturas obligatorias en la escuela primaria de finales de los setentas era aquella en que, en vividísimos colores, se nos contaban las vicisitudes de los campesinos de la Sierra Maestra para ser asistidos por un médico. La cruel travesía en una camilla improvisada a través del lomerío hasta la costa, solo para desde allí tratar de llamar la atención de algún barco de cabotaje que los llevara a Santiago de Cuba… Historia en realidad lamentable, pero que analizada de un modo desapasionado nos muestra otras aristas de la realidad de entonces: Primero, el hecho de que aun los habitantes de una de las zonas más atrasadas del país sabían lo que era un médico, y más importante aún, sentían su necesidad; conocimiento y necesidad que, digámoslo sin rodeos, no tenía la mitad de la humanidad en 1958. Segundo, que por entonces todavía teníamos navegación de cabotaje, ya que si no, no se explicaría la fe que en la posibilidad de dar con un barco tenían los montañeses.

“Gracias al descubrimiento de Finlay y al esfuerzo metódico y sostenido de todo el pueblo en promover la higiene pública y el control de las enfermedades infectocontagiosas, Cuba llegó a ser rápidamente y aun antes de la Primera Guerra Mundial, no solo el país más saludable de los trópicos sino a ocupar un lugar destacado en el panorama mundial. Por su tasa general de mortalidad en 1914 venía inmediatamente después de las Islas Británicas, Holanda, Alemania, Suiza y los países

Por su parte, tal vez carente de tiempo para buscar otras fuentes que no las gubernamentales, en su mencionada obra el señor Lamrani se refiere a este punto del número de médicos de esta forma: “…cuando el país contaba solo 6 000 (médicos)”, dejándole al lector profano, con ese adverbio de modo tan (in)oportuno, una impresión por completo contraria a la que en realidad debería haber tenido, si el señor hubiera podido (o querido) agregar que la Suiza de entonces, una nación de población

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comparable en número (un millón de habitantes menos), y con tres veces el PIB per cápita que Cuba, tenía solo 5 200. La verdad es en definitiva que, como lo demuestra fehacientemente la siguiente gráfica tomada del clásico Países Pobres, Países Ricos (L.J. Zimmerman, Editorial Ciencias Sociales, 1970-Doctores por 100 000 habitantes´contra PIB percápita), la

Cuba de 1956 tenía más médicos en proporción a su población que naciones como Inglaterra o Francia.

O sea, que las Cubas casi idénticas en cuanto a número de habitantes por cama en hospitales de 1983 y 1958 se encontraban ambas en el segundo lugar de la América Latina de mediados de los setentas, lo que evidentemente resultaba más elogiable para la segunda fecha (es cierto que para 1983 las camas habían aumentado a más de 48 000, pero lo es también que la población había pasado de poco menos de 7 millones en 1958 a más de 10 millones para entonces). Mortalidad Infantil:

(1.EE.UU.;2.Suiza;3.Australia;4.Bélgica;5.Reino Unido(73);6. Francia(85); 7.Venezuela; 8.Alemania Occidental;9.Israel;10. Argentina; 11. Chile;12.Cuba(97);13.Italia; 14. Unión Sudafricana;15. Colombia;16. México;17. Japón;18.República Dominicana; 20.Perú;23.Congo Belga;24. India)

Camas en hospitales: El Anuario Estadístico de Cuba, 1988, declara para 1958 la cantidad de 32 501camas en 337 hospitales y clínicas, equivalentes, en una población de 7 millones, a 4,64 camas por cada mil habitantes o 215 habitantes por cada una de ellas. Esta última cifra, por cierto, resulta muy apropiada para compararla con la tabla siguiente, también obtenida del mencionado Anuario… País Argentina(1975) Costa Rica(1979) Cuba(1983) Chile(1979) Uruguay(1979)

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Habitantes por camas en instituciones hospitalarias. 176 297 216 292 247

Fue el propio Fidel Castro quien en la Plaza de la Revolución, el día 2 de enero de 1967, asentó la cifra que andando el tiempo se convertiría en uno de los principales caballos de batalla de su gobierno: “Algo similar ha ocurrido, por ejemplo, con los niños que perecen en el primer año de edad; que antes de la revolución eran más de 60 por mil y en la actualidad se ha reducido a 37…” Este 60 por mil es, por ejemplo, la cifra que suelen citar Salim Lamrani y Fernando Ratzbel en sus trabajos. Mas no es, sin embargo, la que en un libro tan bien informado como Erradicación de la Pobreza en Cuba (Editorial de Ciencias Sociales, 1987), de José Luís Rodríguez y George Carriazo Moreno, se nos ofrece en su “Anexo Estadístico”, sino más bien la de 32,5 por mil. No obstante, por concordar mejor con la serie que de este indicador publicara el periodico Granma en su edición del 4 de enero de 2010, y que reproducimos a continuación, preferimos admitir como la correcta la cifra de 40 por mil que puede leerse en el cuerpo de dicha obra.

Año 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970

Valor(por mil) 37,3 39,0 41,7 38,1 37,8 37,9 37,3 36,4 38,3 46,7 38,7


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Ese mismo criterio de coherencia que hemos invocado para rebajar de 32 a 40, nos permite también descartar el pretendido 60 por mil de 1958. Y es que resulta muy poco creíble que entre este último año y 1960 se haya logrado dar el salto que permitiera rebajar nada menos que en 23 puntos el referido indicador; sobre todo si recordamos que entre dichos años media uno tan desorganizado como 1959, en el que no solo se efectuaron cambios profundos en muchos hospitales, algunos a la brava, como en el caso de la dirección del Calixto García por el DEU (Bohemia, febrero-marzo de 1959), sino en que en general el país fue por completo virado al revés. Más bien la persistencia de dicho indicador alrededor del 40 por mil durante toda la década de los sesentas, como nos lo muestra la serie, nos hace pensar en un escenario más probable: Que ese 40 por mil era el valor correcto para el año inmediato anterior a 1959, y que durante la mencionada década de los sesentas el gobierno revolucionario, aun al haberse marchado más de la mitad de los médicos, y con un índice de natalidad que no decrecía, logró la hazaña de mantener dicho indicador en el rango que lo había encontrado al hacerse del poder. ¿Pero en definitiva resultaba mucho o poco ese 40 por mil? Según el soviético Aaron Boyarski, autor de un enjundioso Curso de Demografía: “Incluso en las familias de los monarcas europeos la mortalidad de los hijos menores de 1 año constituía, en el siglo XVI, cerca de un 20% (200 por mil), y en el siglo XVIII, cerca del 25% (250 por mil)”. Y en otra parte: “En las colonias, antes de la liberación, la mortalidad infantil alcanzaba elevados porcentajes, y en algunas regiones de América Latina, incluso alcanzaba el 50 % (500 por mil)”. Fragmento en el que, por cierto, no parece referirse al proceso emancipador de la América Latina, entre 1810 y 1824, sino al de descolonización de entre 1945 y 1980. Por su parte, en su número 37 de 1969, la revista Bohemia reprodujo las palabras que siguen, pronunciadas por el profesor Alexandre Minkowski, representante de Francia ante cierto seminario internacional: “Alrededor de 100 000 embarazos cada año, en Francia, no lo-

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gran el nacimiento de un niño vivo (esta cifra comprende los abortos espontáneos, los muertos al nacimiento, la muerte de los prematuros y de los niños nacidos en su tiempo), el accidente es debido en un tercio de los casos-al menos en mi servicio- a las carencias sociales, administrativas y hasta medicinales”. Gracias a Mijail Bedni y su ensayo El Mundo Contemporáneo: Estado de Salud de la Población, publicado en Procesos Demográficos (Academia de Ciencias de la URSS, Moscú,1983), hemos elaborado la siguiente tabla: País Egipto México Venezuela Portugal Hungría Italia

Mortalidad hasta 1 año de edad por cada 1000 recién nacidos(1972) 99,6 60,9 51,6 41,4 32,2 26,9

EE.UU. RDA Suecia

19,1 17,6 10,8

…donde es evidente que a pesar de que a proposito hemos optado por no registrar a naciones del África Subsahariana y de Asia, y de los catorce años que median entre estos datos y el de 40 por mil de Cuba en 1958, situarlo aquí no hubiese implicado el tener que intercalarlo en la parte superior de la tabla. Para finalizar este epígrafe, aun cuando admitimos que no se puede negar su positivo desempeño, ¿preguntémonos si es verdad que la obra de la Revolución, al menos en cuanto a la disminución del índice de mortalidad infantil, no ha tenido comparación en América Latina, como suelen afirmar muchos dentro y fuera de la Isla? En su más arriba citado discurso de 2 de enero de 1967, Fidel Castro continúa: “Otros países de los que estaban más próximos a nosotros (en 1958) eran: Costa Rica, con 77,6; Argentina tiene 61; Chile tiene 111 por mil- es decir, una cifra tres veces mayor que la de Cuba” (¿tres veces mayor que el 60 por mil?, ¿es que acaso

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el Comandante a sus 40 ha cometido un error aritmético tan grosero?, ¿o es que sin darse cuenta ha calculado en base a la cifra de 40 por mil, vaya a saberse por qué?) A su vez, basándonos en la ya referida edición de Granma correspondiente al 4 de enero de 2010, podemos reunir en una tabla los datos correspondientes a cada uno de los países mencionados por el Comandante 50 años después: País

Argentina Costa Rica Chile Cuba

Tasa de morNúmero de veces talidad infantil por que disminuyó la cada mil nacidos mortalidad infantil vivos(2008). en relación con los datos dados por Fidel Castro en su discurso de 2 de enero de 1967 15 4 10 7,7 7 15,9 4,8 8,33

Es más, aun si aceptáramos el tan llevado y traido 60 por mil cubano para 1958, el mayor milagro sanitario de nuestra región en cuanto a la disminución de la mortalidad infantil lo seguiría habiendo conseguido Chile, ya que si en el periodo Cuba la disminuyó en 12,5, Chile, al pasar de 111 por mil a 7 por mil, lo hizo en un poco más: 15,86. Esperanza de vida al nacer: En su ya citado ensayo Mijail Bedni escribió: “En los años 50, la duración potencial de la vida de las personas al nacer constituía en el mundo 53 años (término medio), con la particularidad de que en los países económicamente desarrollados era de 70 años, y en los países en desarrollo, 50.” Para Cuba, según Erradicación…, era en 1950 de 62,5 años, y en el periodo 1955-60, a pesar de la guerra civil que según el discurso oficial arrancó 20 000 vidas en una población de poco menos de 7 millones, solo bajó hasta 61,8 años. Lo que implicaría necesariamenta que, o la cifra de víctimas ha sido muy exagerada, o que paralelamente a los estragos de la guerra civil, la esperanza de vida ha mejorado tanto que ha sido capaz de casi subsanar la sangría que representó el esfuerzo antiba-

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tistiano. Pero con todo y lo dicho, al referirse a esa cifra de 62,5 años, solo un poco menor al 66 de Francia o el 65,4 de Italia, algunos hoy no atinan a encontrarle un mejor adjetivo que el de“espantosa”. Mala selección lingüística que demuestra más que nada o que se vive con la mentalidad de primitivo a la que se refería Ortega y Gassett, o que quien así adjetiva solo pretende manipular nuestras cuerdas con el fin de conseguir de nuestra parte un apoyo político incondicional. Algo más puede ser demostrado utilizando este índice. De hecho ninguno como él para situar realmente en contexto, en su contexto, los logros sanitarios del gobierno revolucionario: Para ello utilizaremos la siguiente tabla (elaborada gracias a diversas fuentes en los ensayos de Población y Nuevo Orden Económico Internacional, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1988; y a la Enciclopedia Encarta 2009): País México Guatemala Costa Rica Brasil Argentina Chile Venezuela Bolivia Nicaragua Cuba

Esperanza… (1960-65) 59,2 48,2 63 55,9 66,0 57,6 58,9 43,4 47,9 65,1

Esperanza(2008) 75,8 70,0 77,4 72,5 76,5 77,2 73,5 66,5 71,2 77,3

Aumento 16,6 21,8 15,4 16,6 10,5 19,6 14,6 23,1 23,1 12,5

Lo cierto es que en este apartado no hemos sido ni con mucho quienes más han avanzado en Latinoamérica. Gastroenteritis: No hemos querido terminar sin al menos analizar el comportamiento comparado, entre Cuba y algunos países de área, de alguna enfermedad en particular, y para ello hemos escogido una de las que por entonces, y todavía ahora, definen por su prevalencia en una población el grado de subdesarrollo de la misma. En su discurso del 8 de enero de 1969, en el


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acto de inauguración de un policlínico rural, Fidel Castro reveló (hemos respetado la trancripción de Bohemia): “Defunciones por gastroenteritis en Cuba: en 1958, 2784; en 1968, 1346. Es decir, ha habido una reducción de 2784 a 1346 de 1958 a 1968. La gastroenteritis, por ejemplo, defunciones. Por cada 100 mil habitantes murieron en Colombia 105,4; en Costa Rica, 136,8; en Chile, 68,4; en Ecuador, 120,4; en El Salvador, 60,3; en Guatemala, 229; en Venezuela, 47,8; en la República Dominicana, 98, 5; en Perú, 81,3; en Nicaragua, 87,7; en México, 112,2; en Cuba 28,1.” “Es decir, la cifra más baja de todos los países mencionados.” Y con mayor razón podía haberlo dicho si hubiese calculado mejor, porque con casi 8 millones en 1968, la cifra más correcta para Cuba ese año era la de 16,8 por cada cien mil habitantes. Mas quizas el problema estaba en que no convenía calcular, habida cuenta de que si la misma operación se repitiera para el valor de 1958, con 7 millones, obtendríamos un 39,8 (según Erradicación… era de 41,2 por cien mil). Cifra que aún seguiría estando muy lejos en el primer lugar, en una serie armada con los valores de diversos países latinoamericanos, ¡pero de diez años después! Epilogo: Aunque es innegable que durante los periodos revolucionario e inercial postrevolucionario, y sobre todo durante este último, la atención a la salud pública recibió un considerable empuje, no puede admitirse sin embargo que la Cuba de antes de 1959 fuera el pretendido escenario de unas espantosas condiciones sanitarias que se nos ha querido dibujar. De hecho, lo cierto es que la Cuba de entonces ya exhibía algunas de las singularidades de país no totalmente tercermundista que al presente el discurso oficial propagandiza como el resultado de su gestión, y solo de ella. Por ejemplo, hoy se intenta presentar nuestra baja natalidad como una muestra de los avances obtenidos a partir de 1959, cuando con solo observar la tabla de abajo nos convencemos de inmediato de que este no es en verdad un logro tan reciente: Tasa Bruta de Natalidad, 1950-1955 (tomada

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de Población y Desarrollo en América Latina. Algunas Ideas sobre el desarrollo capitalista del Área, de José Lima Otero, Rolando Garcia Quiñones y Eugenio Espinosa): Total Mundial Regiones más Desarrolladas Regiones menos Desarrolladas América Latina Cuba

36,3 22,7 42,9 42,4 29,7

Si se desiste finalmente del empeño desleal con nuestro pasado de querer compararlo con algún pretendido futuro paradisíaco, para en su lugar referirlo a su contexto contemporáneo, en que por ejemplo naciones como la RDA (el satélite alemán de la URSS) tenía una mortalidad infantil de 38,8 por cada mil nacidos vivos, saltará a la vista, incluso del más corto de ella, que si bien no éramos de los mejores ejemplos de la época, nos ubicabamos solo unos pocos pasos detrás de dichos ejemplos, siempre por encima de la media mundial. Y ello gracias a una tradición de cuidados médicos y preocupación sanitaria que había surgido pareja a nuestra nacionalidad. Así, en tan temprana época como la cuarta década del siglo XIX, cuando la superficie del globo en que se podía pretender los cuidados de un médico rural no alcanzaba quizas ni el 1 %, ya un escritor de costumbres, José María de Cárdenas y Rodríguez, “Jeremías de Docaransa”, lo sitúa como uno de los tipos habituales de nuestra sociedad, al punto de dedicarle uno de sus Artículos Satíricos. Sépase que cuando muchos ejércitos todavía carecían de un cuerpo médico independiente, ya nuestro precario Ejercito Libertador lo tenía, y de excelente calidad, muy superior al español en el que por cierto militaban hasta futuros premios Nobel, cual don Santiago Ramón y Cajal; o que fue el nuestro el primer país en todo el globo terráqueo con un ministerio dedicado a los menesteres de la salud humana, bajo el gobierno del mayor general José Miguel Gómez, combatiente de las tres guerras, y el único cubano que haya alguna vez obligado a un norteamericano a arriar su bandera para en su lugar colocar la nuestra. Y es que un país que nunca representó por

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su población más que dos milesimas de la total mundial, no da médicos de la talla de Tomás Romay, Carlos Juan Finlay, Raimundo de Castro y Alló, Pedro Castillo, Gonzalo Aróstegui del Castro, Domingo Gómez Gimeránez, Ángel Arturo Aballí, Israel Castellanos, Pedro Kourí, Lorenzo Comas, Nico-

lás Puentes Duany, Ricardo Nuñez Portuondo, Eusebio Hernández, Joaquín Albarrán, Juán Guiteras, y un larguísimo etcetera que pondría a prueba la voluntad del más paciente lector de esta revista, por simple “generación espontánea”...

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La libertad no es, como podría sugerir el origen del término, la eliminación de toda restricción, sino más bien la aplicación más eficaz de toda justa restricción a todos los miembros de una sociedad libre, ya se trate de los magistrados o de los comunes ciudadanos.

Adam Fergunson El hombre está capacitado para disfrutar de las libertades civiles en la misma medida en que esté dispuesto a contener sus apetitos, sometiéndolos a algún condicionamiento moral; lo está en la medida en que su amor por la justicia prevalece sobre su rapacidad. Edmund Burke 44


Capítulo II: Pluralismo

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Traducción samizdat para este número de José Gabriel Barrenechea. Tomado The Spirit of Democratic Capitalism, Madison Books, 1991, páginas 49 a la 58

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Michael Novak (n. 9 de septiembre de 1933) es un filósofo católico y diplomático estadounidense. Autor de más de 25 libros sobre filosofía y teología de la cultura, Novak es conocido por su libro The Spirit of Democratic Capitalism (El espíritu del capitalismo democrático) de 1982. En 1994 fue premiado con el Templeton Prize for Progress in Religion, que incluía premio en el Palacio de Buckingham. Escribe libros y artículos enfocados al capitalismo, la religión y las políticas de democratización.


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BUSCANDO

a Michael Novak «Pluralismo» es un término de uso frecuente desde mediados del siglo XX, pero su significado no siempre resulta evidente. En sí mismo significa que una multitud no se reduce a un único principio último. Hay claramente pluralismo en la cultura, la política, la religión. El hecho de aceptar el pluralismo no significa reconocer a todas las visiones igual legitimidad. Un pluralismo extremado haría imposible toda actitud dialógica, o más bien lo haría irrelevante; supondría la aceptación de la imposibilidad de ponerse de acuerdo, la idea de que no importa pensar de manera distinta; sería en el fondo indiferentismo.

The Spirit of Democratic Capitalism Pluralismo

Max Weber estuvo en lo correcto al concentrar su atención en el espíritu del capitalismo democrático. Aparte de ese nuevo espíritu es casi imposible definir al capitalismo. Sus características económicas de hecho no lo definen. Ni la industria ni las fábricas, ni el comercio ni las ganancias, ni la propiedad privada ni los incentivos económicos, ni la división del trabajo ni el comercio internacional, aparecieron con los tiempos modernos. Sin embargo algo nuevo ha aparecido-incluso si Weber falló, finalmente, al definirlo con exactitud- y ese algo nuevo es el pluralismo. Un espíritu pluralista distingue de modo decisivo al capitalismo democrático tanto de las sociedades tradicionales como de las socialistas. Cualquier otra forma de sociedad que el mundo ha

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conocido impone un sentido colectivo de lo qué es bueno y verdadero. En todos los demás sistemas cualquier decisivo poder económico, político, y moral-cultural, es ejercido por un único y coincidente grupo de autoridades. El capitalismo democrático es único entre todas las formas de economía política a causa de su pluralismo. ¿Cómo este pluralismo debe ser entendido? ¿Es capaz dicho pluralismo en política, economía y en lo moral-cultural de mantener el orden? ¿Si ninguna filosofía desenrolla un “dosel sagrado” sobre nuestras abundantísimas libertades, cómo es evitada la anarquía? Ningún problema que enfrentemos es más complicado, y por tanto deberemos proceder a través de tres breves búsquedas. Primero, distinguiremos el orden plural del tradicional (o del socialista) A seguido,

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exploraremos cómo el pluralismo se comporta en economía, política y religión.

1 Orden Unitario La raza humana manifiesta por lo común un cierto tipo de misticismo acerca de este problema del orden. En la conciencia religiosa de occidente, por ejemplo, hay un hábito profundamente arraigado de pensar a la historia como un campo unificado. Hay un profundo deseo de encontrar un sentido en este campo. Las sociedades tradicionales en occidente han exhibido este deseo y más recientemente lo hacen las socialistas. En este sentido el monoteísmo ha tenido profundos efectos sobre la conciencia política. Si hay un único Dios que le da forma a la naturaleza y a la historia, debe de haber entonces un significado, un propósito, una dirección en la historia. En versiones teístas del sentido de la historia, la legitimidad del orden social reside en su apego a la idea del orden en la mente del Señor de la naturaleza y de la historia. Consecuentemente los ciudadanos participan, aunque oscuramente, en el propósito de Dios. Los guías espirituales de las iglesias juegan un importante papel en discernir el orden deseado por Dios, aunque las conciencias individuales del laicado deben tener también ese poder. El asesinato, la agresión, la injusticia y otras acciones por el estilo, son percibidas como ofensas al orden legítimo y deben ser corregidas. Hay también versiones ateas del impulso monoteísta. En algunas visiones seculares la historia es concebida como dotada de un propósito. Los individuos adquieren significación moral a partir de su disposición a empujar el carro del progreso. “El futuro”-imaginado como mejor que el presente- es notado por hacerle reclamos morales a las personas de buena voluntad. Se supone que en los eventos hay tendencias profundas, causas realizándose, las cuales es

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obligatorio apoyar si se es una persona sensible. Se es ético no solo por la forma en que vivimos nuestras propias vidas privadas, sino por las causas progresistas que apoyamos. Quienes se resisten a tales causas son vistos como insensibles, obstinados o malos por naturaleza. El marxismo es un ateísmo de ese tipo, monoteísta en lo profundo de su teoría de la historia. No es difícil para ciertos teístas identificar el sentimiento de progreso deseado por Dios con la dialéctica “liberadora” discernida por el socialismo científico. Identificándose a sí mismos con esta última, pueden alcanzar a sentirse parte de algo más grande que sus cortas y por otra parte insubstanciales vidas. Tal visión del orden en la historia tiene un desproporcionado sentido ético. Ordena actuar ahora. El capitalismo democrático no es un orden moral de este tipo. De hecho una de las principales acusaciones que se le dirige en su contra es la de que en cierta manera es amoral; que conduce a la anonimia, la falta de propósito y la pérdida de la más amplia visión. En esta línea Alexander Solzhenitsin, en sus conferencias en Harvard en 1978, descubre al corazón del capitalismo democrático una “pobreza moral, que nadie podría haber imaginado aun tan recientemente como en el siglo XIX”. Este nuevo orden del mundo no coloca los propósitos espirituales en su centro. Deja allí el círculo de la libertad al desnudo. El gran Solzhenitsin, como consecuencia, descubre al capitalismo democrático insatisfactorio: “Cualquier cosa más allá de bienestar físico y la acumulación de bienes materiales, toda necesidad y característica humana de una superior y más refinada naturaleza, es dejada afuera del espectro de atención del estado y del sistema social, como si la vida humana no tuviera más ningún alto significado” La buena sociedad para Solzhenitsin se basa en una visión tradicional del orden social. Esta visión es explícitamente religiosa, quizás incluso

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teocrática. La sociedad Ortodoxa con la que sueña disciplinaría a la libertad y le daría forma a las existencias humanas según esa visión.

ocurrió una completa emancipación de la herencia de siglos de cristianismo, con sus grandes reservas de compasión y sacrificio”.

Los papas católicos desde León XIII (1891) hasta Pio XI (1931) también han considerado desaprobatoriamente a las sociedades liberales, pluralísticas del tipo de la británica y la americana. Desde la distancia ellos interpretan a esas sociedades como ejemplos de desorden radical. A sus ojos tales sociedades no pueden estar imbuidas de justicia y amor, al depender solamente de las elecciones de individuos no controlados por imperativos sociales. Ellas deben necesariamente terminar en el desorden moral. Los pontífices temen un individualismo tan radical que termine dando paso a la tiranía.

Incluso científicos sociales, cuyo punto de vista se supone libre de ser contaminado por visiones perspectivas, frecuentemente juzgan al capitalismo democrático desde un nostálgico sentido del orden. Muchos consideran el vacío al corazón del pluralismo como un defecto. Sus consecuencias sobre los individuos son consideradas como enfermedades: anonimia, alienación, soledad, desesperanza, pérdida de sentido…

En consecuencia, el capitalismo democrático resulta una afrenta tanto para las concepciones tradicionalista como socialista de orden unitario. ¿Si el sistema permite de manera genuina el pluralismo, no traerá esto como efecto una carencia de visión unitaria? ¿No conllevará a colocar a los humanos en una encrucijada de propósitos? ¿No permitirá esto que algunos se dediquen a lo que otros percibirán como un mal comportamiento? ¿No es su laissez-faire moral, aun dignificado bajo el nombre de tolerancia, sino una impermisible concesión a los devaneos de la consciencia sin brújula? Por un tiempo, piensan los críticos, los valores anteriores que el sistema no ha podido eliminar de inmediato pueden sustanciar la permanencia de tal sociedad. Mas a medida que la lógica de la consciencia individual juegue su papel la textura moral de dicha sociedad se hará de modo visible incoherente. Solzhenitsin comenta: “Doscientos o aun cincuenta años atrás, habría parecido absolutamente imposible en América, que se le pudiera garantizar libertad ilimitada y sin un propósito definido a un individuo, simplemente por la satisfacción de sus impulsos. A continuación, sin embargo, todas esas limitaciones fueron erosionadas por doquier en occidente;

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Pero todo esto no es más que intentar juzgar al pluralismo mediante estándares apropiados para un sentido tradicional del orden. El “nuevo orden de los tiempos” era entendido de manera muy diferente. Los fundadores del nuevo orden temían más al absolutismo que al pluralismo. Ellos estaban decididos a experimentar, aun cuando la forma definitiva de lo que buscaban no estaba de ningún modo clara para ellos. Lo que es más, la experiencia que algunos describen como alienación, anonimia, falta de propósito, y así por el estilo, debe de ser considerada desde un muy diferente punto de vista. Debe serlo desde la muy necesaria otra cara de una genuina experiencia de libertad. Porque de que en mi relación con los valores y símbolos de mi familia, mi iglesia, y mi cultura, yo sea libre de plantearme tales preguntas que me “alienen” de todos ellos, no se sigue que yo esté enfermo, o explotado. La capacidad humana de hacer preguntas es un testimonio de nuestra propia infinitud. “Nuestros corazones no descansarán, Señor,” oraba San Agustín, “hasta que no descansen en ti.” Aquellos que no encuentran todas las finitas cosas desabridas y baldías no se han situado a sí mismos más allá de su tradición. Ver a través de esas solideces de la vida diaria que un día nos parecieron roca impenetrable, verlas de repente como sombras danzantes en la pared, a la manera de Platón, es una antigua experiencia. El espíritu humano no se encuentra

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apresado por las realidades de su cultura. Ocasionalmente este se escapa afuera para mirarlas desde allí. En cualquier sociedad libre, en la cual los ciudadanos son enseñados a cuestionar todas las cosas, tales experiencias debe esperarse se multipliquen. Deben esperarse frecuentes testimonios de “visiones desde el más allá cultural,” reportes de absurdidad, descontento, nausea, alienación. En realidad, tales experiencias se hacen tan frecuentes en una sociedad libre que su expresión llega a convertirse en un símbolo de distinción. Los jóvenes brillantes aprenden a fingirla. Aquellos que no sufren una “crisis de identidad” pueden llegar a pensar que algo anda mal con ellos. ¡Por supuesto que las personas libres sienten alienación! Lo opuesto sería sentirse tan conectado como menos libre. Hacernos libres es aprender- algunas veces y forzosamente en contra de nuestra propia voluntad- a distanciarnos de todas las cosas. Algunos escritores hablan de un diseño de plausibilidades que toda cultura erige- un sentido de lo que puede ser tomado por real, verdadero, bueno, bello- como un “dosel sagrado.” Las culturas difieren en tales diseños. Al ir de una a otra es común, por tanto, experimentar “choques culturales.” Todas nuestras expectativas quedan fuera de foco; nuestro agarre a la realidad parece débil. Vivir en una sociedad energética, dinámica y libre es experimentar choques culturales semejantes a diario. Tal vez dentro de algunos enclaves cognitivos podamos vivir bajo un “dosel sagrado,” en que compartamos los mismos significados, hagamos similares juicios morales y estéticos, riamos con los mismos chistes. En tales enclaves podemos relajarnos entre nuestros amigos. Afuera de esos refugios temporales, no obstante, hay por definición dentro del pluralismo innumerable cantidad de tales doseles sagrados, y ciertas cosas que un grupo asume como sagradas resultaran risibles para otros. La vida en una sociedad pluralistica, por consiguiente, nos enseña a evitar las minas

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de tierra sociales. Tan frecuentemente como nos veamos obligados a abandonar el círculo de nuestros compañeros de dosel, nosotros estaremos hechos para sentir nuestros limites. En una sociedad pluralistica genuina no existe ningún dosel sagrado que la cubra por entero. Intencionadamente no lo hay. En su centro espiritual hay un santuario vacio. Ese santuario es dejado vacío en la constatación de que ninguna palabra, imagen, o símbolo es capaz de satisfacer lo que todos deseamos allí. Ese vacío, por tanto, representa lo trascendente a lo cual la conciencia libre se aproxima desde un virtualmente infinito número de direcciones. (Tomás de Aquino una vez escribió que los humanos somos hechos a semejanza de Dios, pero ya que Dios es infinito, Él solo puede ser reflejado a través de un virtualmente infinito número de humanos. Ningún concepto de Él puede ser adecuado) El creyente y el no creyente, el altruista y el egoísta, el cobarde y el temerario, quienes van y quienes vienen de regreso, todos participan en un orden que no es socialmente impuesto. ¿Pero está ese centro del pluralismo realmente tan vacio en los EE.UU.? Las existencias humanas, de acuerdo con la Declaración de Independencia, son proveídas por el Creador con derechos inalienables. Abraham Lincoln y otros presidentes han reverenciado libremente al Todopoderoso. En las monedas y los billetes puede leerse: “En Dios confiamos.” ¿No es Dios por tanto el centro del pluralismo americano? Para aquellos que lo experimentan, sí. Para los ateos, no. Las expresiones oficiales de religiosidad no tienen como objetivo avergonzar o comprometer a aquellos que no creen en Dios. Ellas tienen un contenido pluralístico. Ninguna institución, grupo o persona en los EE.UU. está facultada a definirle a los otros el contenido significativo de palabras como “Dios,” “el Todopoderoso,” y “el Creador.” Estas palabras resultan comodines que cada persona debe de definir para sí mismo. Su función es proteger la libertad de conciencia de todos, al usar un símbolo que trasciende el

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poder del estado y cualquier otro poder terrestre. Tales símbolos no están absolutamente en blanco; no podemos colorearlos con cualquier color de una vez y para todos. Ellos apuntan más allá de los poderes de este mundo. Y al hacerlo mantienen abierto el camino de lo trascendente para cada humano. Hay otros símbolos del pluralismo de cuyo contenido no puede decirse que estén vacíos. La libre expresión, la libre prensa, y el libre ejercicio de la curiosidad intelectual, por ejemplo, permiten el florecimiento de una enorme diversidad. Pero cada uno de estos valores impone su propia disciplina sobre todos. Cada uno demanda de quienes participan de su ejercicio una gran cuota de contención, tolerancia y voluntad de ser pacientes con los arduos procedimientos democráticos. Los individuos son instruidos por medio de ello en que el bien común trasciende sus propias visiones del bien, independientemente de con cuanto apasionamiento se tomen dichas visiones. Es a la luz de tal trascendencia que el progreso es promovido y las reformas bien recibidas. En ningún momento de la historia se puede decir “nosotros tenemos suficiente justicia ahora” o “La libertad ha sido asegurada para siempre.” El progreso moral por el que el capitalismo democrático clama no es utópico; porque no hay nunca un fin de la historia. El hecho que su centro se mantenga vacío no implica que el capitalismo democrático carezca de vitalidad, sino más bien que su vitalidad excede los límites de cualquier instrumento por el cual su naturaleza pudiera ser definida. Los valores y hábitos que se requieren para mantener este centro trascendente, por tanto, conllevan espíritu de cooperación, mutualismo y esfuerzo común. Un “dosel sagrado” de esta especie- práctico más que de credo- permite la unidad en la práctica, la diversidad en el creer. Por contraste, las sociedades tradicional y socialista ofrecen una visión unitaria. Ellas col-

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orean cada actividad con una simbólica solidaridad. El pecho humano hambriento necesita de tal alimento. Memorias atávicas persiguen incansablemente a cada persona libre. La “tierra desierta” al corazón del capitalismo democrático es como un campo de batalla, en el cual los individuos vagan en soledad, en confusión, entre multitud de víctimas. Sin embargo, la realidad es que a semejanza de la noche oscura del alma en la mitad de jornada de la mística, este desierto tiene un propósito indispensable. Este es mantenido en consideración de la diversidad de conciencias, percepciones e intenciones humanas. Este ha sido vaciado en señal de reverencia por la esfera de lo trascendente, a la cual los individuos tienen acceso mediante la introspección en sí mismos, más allá de meditaciones de instituciones sociales. El dominio de lo trascendente está, por supuesto, mediado por la literatura, la religión, la familia y los amigos. Pero en un final solo está centrado en el silencio al interior de cada persona. El capitalismo democrático no solo les hace experimentar a los individuos alienación, anonimia, soledad e insignificancia. El capitalismo democrático resulta también constantemente renovado con la radical experiencia de la libertad humana. Mientras es innegable que los humanos somos animales sociales, y que existen multitud de instituciones mediadoras dentro de las cuales los humanos se mueven, viven, tienen sus existencias, los humanos no son, en un final, determinados totalmente por las instituciones dentro de las que residen. Cada uno experimenta soledad y responsabilidad individual que los deja solos en medio de la solidaridad. La conciencia es el cimiento principal del capitalismo democrático. Es a causa de que los individuos son capaces de experimentar la nada-esto es, capaces de cuestionarse todos los esquemas de comunidad social, de orden, de cuestionarse los propósitos y los significados, de escoger en la oscuridad- que estos poseen derechos inalienables. El capitalismo democrático respeta esa trascendencia limitando el propio alcance de

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esta. La concepción pluralista del orden es radicalmente diferente del orden unitario practicado en las sociedades tradicionales (y socialistas). El pluralismo, por diseño, viola las viejas concepciones.

2 No solo por la libertad de empresa El mayor temor de los fundadores del capitalismo democrático era la reunión de todos los poderes en uno. Ningún humano es lo suficientemente bueno o sabio como para serle confiado el ejercicio de un poder unitario e indiviso. Es por esta razón que ellos separaron las instituciones moral-culturales como la prensa, las universidades, la iglesia, y las asociaciones por la libre expresión voluntarias del estado. Pero ellos también separaron las instituciones económicas del estado. En eras tempranas ambos, el clero y los aristócratas, tenían mucho que decir acerca de la vida económica. Los burócratas de la iglesia y el estado controlaban las actividades económicas, regalaban licencias, imponían impuestos y tarifas. De modo similar, miembros del clero se entrometían en política y líderes políticos en los asuntos religiosos. Censurando ambos el intelecto y las artes. Una de las distintivas invenciones del capitalismo democrático es sin embargo haber concebido el modo de diferenciar las tres mayores esferas de la vida, y haberle asignado a cada una de ellas relativamente autónomos complejos de instituciones. Esta diferenciación de sistemas coloca a los individuos con aspiraciones de poder en tres carrileras separadas. Los activistas políticos pueden competir por la eminencia dentro del sistema político, los activistas económicos en el sistema económico, los activistas religiosos y los intelectuales en varias partes del sistema moralcultural. Mas los poderes de cualquiera de los tres sistemas sobre los otros, mientras en cada

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caso sustanciales, se hayan firmemente limitados. No es probable que una persona o partido logre dominar completamente sobre los tres sistemas, y por si tal desgracia llegara a suceder, existe una pluralidad de caminos por los cuales las fuerzas desplazadas pueden atacar a su vez a cada pretendiente en sus puntos débiles. Extrañamente, a muchos estudiosos se les escapa el hecho de que el capitalismo-el sistema económico-está incluido en una estructura pluralística, diseñada para controlarlo mediante los sistemas político y moral-cultural. Max Weber, por ejemplo, falló en ver el ethos político por el que tanto ha sido hecho en El Federalista y en La Riqueza de las Naciones. El capitalismo democrático no es solo un “sistema de libre empresa”. Este no puede desempeñarse bien separado de la cultura moral que nutre las virtudes y valores de que depende su existencia. Este no puede hacerlo bien aparte de una política democrática comprometida, de un lado con limitar al gobierno, y de otra con múltiples y legitimas actividades sin las cuales una economía próspera resulta imposible. La desarticulada sabiduría práctica que llena los sistemas político y moral-cultural ha afectado de manera profunda el desenvolvimiento del sistema económico. Tanto las decisiones políticas como el clima moral animaron este desenvolvimiento. En varios momentos de la historia americana, tanto el sistema político como el moral-cultural han intervenido de modo serio, positiva y negativamente, en el sistema económico. Cada uno de los tres sistemas ha modificado a los otros. El hecho de que los humanistas y los politólogos hayan estudiado escasamente la historia y desenvolvimientos del sistema económico, como ha señalado Irving Kristol, ha creado una mayor ruptura en nuestra cultura que la tan mentada entre “las dos culturas” literaria y científica de la que C P Snow hablara. El desconocimiento de la economía ha causado probablemente más daño a más personas en más lugares que cualquier otra ignorancia. Un resultado adicional es que

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mucho de lo escrito acerca del sistema de negocios es obra de economistas, quienes no están profesionalmente tan interesados acerca de los sistemas político y moral-cultural como acerca del sistema económico en abstracto. El saber abstracto que ellos han producido de este modo se mezcla a la ignorancia general para provocar distorsión. Así, por ejemplo, una nación autoritaria como Brasil (el autor se refiere al Brasil de las postrimerías de los setentas-nota del traductor), la cual dice favorecer “la libre empresa”, es impropiamente incluida en la tradición democrática capitalista. En una somera inspección, uno nota que la estructura social de Brasil es heredera de un modo aristocrático en el cual un número pequeño de familias, gracias a licencias gubernamentales en el pasado o en el presente, poseen la mayor parte de la tierra y de los medios de producción. Lo que es más, el estado burocrático bajo el liderazgo de los militares funciona de modo semejante al estado del Rey Sol, Luís XIV, y sus ukases económicos se parecen a aquellos del mercantilismo por los mil setecientos. Brasil y otras naciones tienen sistemas análogos a aquellos contra los que el capitalismo democrático se rebeló en sus inicios. Ellos se parecen más al antiguo régimen que al “nuevo orden de los tiempos”. En la medida que tales naciones, con el paso del tiempo, se las arreglen para difundir los derechos de propiedad-de propiedad sobre peque-

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ñas fincas y casas familiares, de propiedad plural de la industria a través de acciones-y para extender el alfabetismo, la movilidad y las oportunidades, ellas podrán evolucionar en algo que todavía no son. Ellas no son ahora ejemplos de capitalismo democrático. El capitalismo democrático no es un sistema de libre empresa meramente. Su sistema político tiene múltiples roles legítimos que jugar en la vida económica, desde proteger la salud de la moneda hasta regular el comercio internacional y la competencia interna. Su sistema moralcultural, a su vez, tiene también múltiples roles legítimos e indispensables que jugar en dicha vida económica, desde promover el autocontrol, el trabajo duro, la disciplina y el sacrificio por el futuro hasta insistir en la generosidad, la compasión, la integridad y la preocupación por el bien común. El activista económico es simultáneamente un ciudadano de la política y un buscador de la verdad, la belleza, la virtud y el significado. La separación de los sistemas es entendida como el medio de protegernos a todos de un poder único. No para negarnos la posibilidad de una vida personal más completa. La responsabilidad de vivir en una sociedad libre, sin embargo, es proporcionalmente pesada sobre cada uno de nosotros. Es especialmente pesada en la política, la arena en la cual los reclamos en competencia son negociados. Nuestro objetivo en la siguiente sección será situar la discusión de los “grupos de interés” políticos sobre nuevas bases intelectuales. Continuará

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Convivencia

Un Umbral para la ciudadanĂ­a y la sociedad civil

inspirando la aceptaciĂłn


a p รกgin

marilla

Hoy, martes 15 de diciembre de 1959

La Historia es un Profeta con la mirada vuelta hacia atrรกs

Eduardo Galeano

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Henry Constantín

Ernesto Santana Edelmis Anoceto Héctor Darío Reyes

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Tiempo de Paz en la Carretera —¿Y qué hacemos con los que trabajan en San Gabriel? —pregunta el teniente. —¿Qué? No te oigo —dice el capitán hojeando los papeles y sin levantar la vista. —Le pregunto qué haremos con los de San Gabriel —El teniente habla ahora más alto y más claro. —¿En caso de guerra? —Claro, capitán. —¿Cómo que claro? —Quiero decir: sí: ¿Qué vamos a hacer con los de San Gabriel? Claro que en tiempo de guerra. —La mayor parte de ellos terminan el servicio militar en febrero —dice el sargento, archivo viviente que jamás equivoca un dato. —Creo que lo mejor será agregarlos a los batallones más cercanos a San Gabriel —dice el capitán hojeando sus papeles de nuevo y soltando un gruñido—. ¿Dónde carajo me habrá puesto Carranza ese informe? A veces me dan ganas de fusilarlo yo mismo. —Sí, pero ¿y el armamento? —dice el teniente con un dejo de impaciencia. —Eso lo vemos luego, carajo —El capitán aprieta las mandíbulas antes de seguir hablando—: No podemos apendejarnos con cada escaramuza de esos hijoeputas americanos. —No es por eso, capitán. —Habla más alto, coño, que este motor mete un ruido que no me deja oír, ¡y tú hablando como un monaguillo! —Hay muchos soldados fuera de sus batallones —dice el teniente con una voz tan densa que el capitán lo mira durante unos segundos sin decir nada, sopesándolo. —Ni una avioneta vieja hace tanto ruido como este jeep —El sargento tiene el evidente propósito de cambiar el rumbo de la conversación. —¿Qué tú sabes de avionetas si eres sargento de infantería? Y tú —Se vuelve hacia el teniente—, ¿no te he dicho mil veces que un militar, y sobre todo un oficial, tiene que tener voz imperativa y cara autoritaria? —El capitán sonríe al pronunciar muy despacio sus últimas palabras.


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—Y dígalo, capitán. Bien que sí —balbucea el sargento haciendo girar un poco el timón para esquivar un bache, pero sin poder evitar que una rueda del jeep caiga en él y todo el vehículo se sacuda. —Atiende a lo tuyo, sargento —le ordena secamente el capitán y se golpea una rodilla con el bulto de papeles. —Siempre he hablado así, capitán —dice el teniente mirando la húmeda y brillante carretera que zigzaguea ante ellos. —¿En la escuela de cadetes también? —Sí. —Los soldados no respetan al superior que les habla como si estuvieran en misa —Pero el teniente no lo contradice ni hace el menor gesto. —Un amigo del viejo mío dice que su padre tenía un tío que fue obispo durante diez años y coronel como veinte. —Coño, que te fijes en la carretera te digo, ¡sargento! —Y el capitán parece a punto de golpearlo con el gran bulto de papeles— En este tramo he visto resbalar camiones cargados y con el asfalto seco. ¡Así que imagínate ahora! —Despreocúpese, capitán. Yo sé manejar desde niño. —¿Sin fijarte en la carretera? —No me creyeron lo del obispo que fue coronel —Y el sargento sonríe con los ojos clavados en la vía. —Mi abuelo era cura —dice el teniente. —Los curas no se casan, compadre. —Bueno, por lo menos daba sermones los domingos. —Habrá sido pastor protestante. Y tú, por supuesto, de monaguillo, ¿no? ¡Es lo que digo! Hablando todo lo bajito que te da la gana. —Cuando se volvió loco —añade el teniente como si hablara solo— le dio por usar la ropa al revés y luego, a los diez minutos o a las diez horas, de lo más campante, se la quitaba delante de todo el mundo y se la ponía al derecho. —Pues tú estás peor. ¡Y habla alto, coño! Por lo menos piensa que un día puede que tengas que gritarles órdenes a tus soldados en medio de la metralla. —Un día. Ahora no estoy en medio de la metralla. —¿Cuánto tiempo llevas en el ejército, teniente? —Tres y medio —responde el sargento como si le hubiesen preguntado a él, pero sin apartar los ojos de la carretera, y añade, luctuoso—: Me imagino el fanguero que nos espera después de tanta lluvia. —No creo que puedas enfangarte más. Aunque te esfuerces. ¿De qué corral saliste? —Capitán, si yo no me hubiera enfangado el culo, este cacharro no andaría. —Se merece un ascenso, capitán —dice el teniente con una sonrisa, sin mirarlo. —Primero hay que ver si no nos salimos de la carretera y llegamos enteros al campo de tiro —Vuelve a hojear los papeles y, releyendo uno de ellos, se queda callado durante unos minutos. Luego, con

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la misma entonación y como si aquellas palabras no merecieran relieve alguno, añade—: ¿Qué pasó con Pablo Baena ayer en el campo de tiro? —¿Qué van a hacer con él? —pregunta a su vez el sargento con los ojos clavados en la fangosa carretera que el morro del jeep devora. —No sé si le habrán levantado un acta —dice el capitán, sin regresar ahora sus ojos al bulto de papeles, y añade enseguida, incapaz de ocultar su irritación—: Pablo Baena tiene la lengua muy suelta. —Pero no es mal soldado —dice el teniente—, aunque no le guste la vida militar. —Eso lo dice cualquiera —Se ríe el sargento—. ¡Todos los soldados lo dicen! —Todos no, sargento. Yo nunca he dicho eso. Y soy soldado. Ten cuidado cuando hablas. ¿Han mandado a Pablo Baena a la fiscalía alguna vez? —Revisa los papeles— Coño, el guajiro Carranza no sirve de secretario. ¡Ni de nada! —¿Es por aquí, a la izquierda? —A la izquierda sí, pero en la próxima entrada —dice el teniente, dándose a entender más con gestos que con palabras. —¿Seguro? —El sargento disminuye un poco la velocidad del jeep. —¡Claro que es por la otra entrada! Y después alardeas de tu buena memoria —dice el capitán, echado un poco hacia adelante. Cuando el sargento vuelve a acelerar, respira con cierta calma— ¿Qué fue lo que le pasó a Baena con Soto? —Soto a veces es demasiado extremista, capitán —dice el teniente. —¡Que no te oigo, coño! ¡Y Soto es un buen suboficial! —Pero no con los buenos soldados. Además, no estamos en guerra. —¡Frena, sargento! ¡Que frenes te digo! —El jeep no se ha detenido aún cuando ya el capitán se ha vuelto hacia el teniente con mirada colérica y sacudiendo su dedo índice a un centímetro de la nariz del otro—: ¡Deja de hacerte el monaguillo y habla como un hombre, carajo! ¡Y no hables así de Soto! No sé quién te habrá ascendido —Suelta un bufido que parece desahogarlo un poco, pero su voz suena todavía incómoda cuando se vuelve hacia el sargento—: Y tú, ¡acelera!, que no tenemos todo el día para llegar a ese puñetero campo de tiro —Y de nuevo se vira para hablarle al teniente—: Un mal soldado en la paz será siempre un mal soldado en la guerra. Que eso no se te olvide nunca. Sargento, te pregunté si lo habían mandado antes a fiscalía. —Que yo sepa, no. ¿Usted piensa mandarlo ahora? El capitán no responde enseguida. Hojea nuevamente su bulto de papeles, como si pudiera encontrar por fin ahora ya lo que está buscando y que parece inencontrable, antes de hablar: —Ya te dije que tengo que averiguar primero si le han levantado algún acta. Y tengo que consultar con Soto, por supuesto. El suboficial Soto. —Todos esos muchachos nuevos son iguales —dice el sargento


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y, como el capitán no lo interrumpe, continúa hablando—: Uno les da una orden y se quedan mirando como si les hablaran en chino. —Eso no justifica nada. Yo también era un muchacho cuando entré en el ejército. Por ahí —le indica el capitán señalando con una mano—. No me has respondido nada. ¿Qué pasó ayer en ese dichoso campo de tiro? —Y, como si ya supiera la respuesta, masculla, casi para sí mismo—: No veo dónde ese imbécil de Carranza me puso el informe. —Pablo Baena tenía gripe. Por lo menos eso fue lo que le dijo a Soto, que no lo traga. —Opiniones no. Quiero los hechos. —Soto no lo dejó ir a la enfermería de la unidad —dice el teniente como si lo matara el aburrimiento. —¿No sería que le cogió miedo al fusil? —Baena es el mejor tirador del batallón. —Y dale con el monaguillo. —Uno de los mejores de la unidad —Y el sargento, alerta, no quita la vista del terraplén por donde avanza ahora, balanceándose a uno y otro lado, el jeep. —¿Pero es verdad que Pablo Baena dijo que no pensaba en acertar el corazón del enemigo cuando disparaba? —Seguro que le soltó eso a Soto en jodedera, mientras discutían, porque se sentía mal y quería descansar. Usted sabe que esa gripe es molestísima —El sargento aminora la velocidad del jeep mientras pasan ante la posta del campo de tiro y se acercan a la explanada reservada para el parqueo—. Nos bajamos por aquí mismo, ¿no? —Da igual. No pensé que hubiera tanto fango —Y el capitán maldice por lo bajo mientras desciende del vehículo, asqueado al ver que sus botas limpias se hunden en el barro color mierda. —Allá está Soto —dice el teniente como si lo viese sin haber mirado siquiera en aquella dirección. —Yo doy cualquier cosa por saber si seguirás hablando como un monaguillo de mierda cuando llegue la guerra —dice el capitán sin énfasis alguno, mirando el sendero encharcado que lo separa del suboficial Soto. Más allá se mueven las siluetas de los soldados, en pie algunos y otros echados en el barro—. Qué día horrible para tirarse en el suelo a disparar —comenta, casi en un suspiro. —Está lloviendo desde hace una semana —le dice el teniente, que camina detrás. —Que hables alto, monaguillo, que no te oigo —protesta el capitán, sin volverse hacia él, y tan desganado que el teniente ni siquiera entiende sus palabras.

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héctor darío REYES

El Código Hays

censuras y moralismos en la TV cubana

En 1950, el distribuidor en Estados Unidos del filme italiano El ladrón de bicicletas se negó a hacer algunos cortes exigidos por los censores del Código Hays. La película, considerada un emblema del neorrealismo italiano, fue exhibida sin el requerido sello y ese año ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, además de haber sido votada entre las 10 mejores películas de la historia del cine. En vigor desde 1934, el código Hays, fue una ley de censura implementada por el ministro Will Hays, y determinaba que ninguna película sería distribuida sin el correspondiente sello de la oficina Hays. Sello y firma enumeraba tres "principios generales". No autorizaba ningún film que “rebajara el nivel moral de los espectadores” los condujera a tomar partido por el crimen, o el pecado; y obligaba a que los géneros de vida descritos fueran correctos y respetuosos de la Ley de Dios y la ley del estado. El código fue el causante de que varias generaciones de cinéfilos nos preguntáramos porqué no ve se veían en la pantalla la muerte violenta tal y como la pensamos, tal como es. Y es que la técnica del asesinato (por ejemplo) debía ser presentada de manera de no suscitar la imitación y por tal, no mostraban detalles. Logró además que los directores devanaran talento y neuronas en codificar escenas que han devenido clásicos, como aquella de Psicosis en que una sombra con cuchillo descorre la cortina y hiere varias veces el cuerpo de Janet Leigh, quien muere mientras la ducha sigue funcionando, a la vez que un primer plano muestra su ojo, donde la cámara cada vez se aleja más y gira en sí misma. Toda esta magia de elipsis fotográfica es parte de la historia imborrable del séptimo arte, eso es indudable, pero: Si prohibían el uso de Las escenas de pasión, las drogas, el alcohol, el adulterio, las blasfemias, las exhibiciones del cuerpo, incluyendo el ombligo; Los vestuarios con exhibiciones inconvenientes, y movimientos indecentes o actos sexuales y comportamientos distintos que la moral imperante juzgaba, entonces… ¿Cómo lograban exponer filmes? Realmente fue una época de recovecos de arte y la técnica, montajes y códigos que desviaban la atención de los censores. Grandes películas fueron presentadas al gran público bajo esa premisa y también abrieron mentes, técnicas y talentos de los que vendrían después. Hoy, en mi isla, en mi ciudad, cuando ya los cines son una rareza en provincia y son escenarios de humoristas de moda. porque las películas a exponer se manejan a modo de planes de producción –no cinematográ-

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De moralismos están hechos los caminos del infierno. Parafraseo esta frase con muy buena intención mientras alerto y pregunto cómo “alguien” selecciona qué filmes se pondrá a disposición de otros once millones de “alguienes” arrinconados en sus cines de 36 pulgadas. Y me pregunto ¿Por qué repiten tanta veces películas, géneros y temas? ¿Qué valores son utilizados en el orden cualitativo para exponer una programación cinematográfica? ¿Son la nacionalidad y la producción factores a tener en cuenta? Realmente ha habido un incremento fílmico en la programación televisiva, no tanto así en los cines, los cuales han restringido sus tandas, amén de las salas de videos que ahora son gimnasios, locales de ensayos para orquestas y sedes de dudosos haceres. Pero ese no es el tema de este artículo y como tampoco es un animal aerodinámico lo dejamos atrás. Mi alerta actual es con la censura televisiva y la “calidad “de los filmes reproducidos por variados programas del ICRT dedicados al séptimo arte. Semanalmente más de 10 propuestas cinematográficas expone la TV nacional por sus cuatro canales, mientras Multivisión y los Telecentros apoyan el tema desde su paquetería pre-programada. Filmes de varios géneros y banderas se exhiben en estos espacios, pero son más aquellos que se repiten que los que se estrenan. Propongo (y no es difícil) que usted mismo haga un estudio de las ofertas. Solo lea la cartelera televisiva del Juventud Rebelde dominical. Marque las películas anunciadas, espere tres meses y vea cómo estas vuelven a aparecer en cartelera. No importa el género, la temática o la productora, si es mala, casi sin ningún mérito que pretenda sea recordada por un valor específico, va a volver a aparecer. Esto no es del todo mal, de enero a julio usted puede olvidar del todo que el bueno mata al malo y se queda con la muchacha, al negro lo matan en la tercera escena y el árabe ve un tatuaje de la Stasi en los senos de la prostituta de Europa del Este. Esas las olvida cualquiera, de cualquier manera te la repiten junto la típica película familiar donde la madre vieja llora porque los hijos no regresan a casa y el perrito ladra cuando el sol entra por la ventana. Películas como esta, para que no se olviden la repiten hasta el cansancio. Otro tema es la ideología envuelta y camuflada dentro de las películas. Algunos estudiosos y críticos han tratado a menudo de rastrear ultra conservadurismo en las producciones de Disney. Nadie ha podido encontrar dentro del encanto rezumado de Blancanieves la feroz tendencia anticomunista del congelado productor. Sin embargo, muy lejana ya la guerra fría y la cacería de brujas de ambos bandos un nuevo mal del capitalismo se cierne sobre la juventud, la adolescencia y la niñes cubana: el espíritu de la necesidad de consumo.

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fica- sino de cumplimiento; hay un nuevo prototipo del Código Hays, un engendro sin sustantivo propio que impone y dispone cuáles filmes debemos ver en la TV, en los casi extintas salas de video y en el único cine de Santa Clara.

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Hacen más daño a nivel de conducta la exposición recalcitrante de rosaditas Barbies que muestran en un Ipad su colección de zapatos de agujas a unas niñas y preadolescentes de clase obrera que no levantan tres cu-

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héctor darío REYES

artas de experiencia (ni de presupuesto familiar); que una película de de comandos franceses en la inmensidad de Asia Central rescatando a una periodista sin fronteras que intentó entender la cultura talibán. A veces nos no se sabe quién es el enemigo, si los asiáticos, los franceses los periodistas sin fronteras o las películas. Pero si estas vienen bajo el sello bélico, hay que matarlas. Mientras que otras con sello rosa minan la juventud desde una perspectiva diferente. Es más perjudicial sobre todo cuando no se hace un estudio de audiencia y de qué debe y qué quiere ver cada cual. Más en estos tiempos en que otra propuesta aparece cada semana en la palestra pública, y aunque no es del todo gratis, sí es más democrática. Me refiero a los paquetes de documentales, series y filmes que “por la izquierda” se comercializan cada semana con gran nivel de aceptación y mercadeo. Un buen contrapeso a la aburrida TV. Si esta propuesta tuviese un censor –titulado o no- que la prohibiese o no, sería el fin de todo disfrute y conocimiento en un público que como yo nos dedicamos al importante y holgazán placer de la cinefilia. Dejando a un lado “el paquete” con sus buenos History Chanell, sus bomberos de Chicago y sus seguidos Casos Cerrados y combates UFC ¿qué opciones plantea la TV y el ICAIC para contrarrestarlos? Y si no tiene ni se plantea estas opciones…¿Porqué no los piratea como hace Multivisión en casi el 90% de sus transmisiones? Ni el ICRT ni el ICAIC han pagado jamás ni un peso, ni un dólar por filmes que semanalmente bajan piráticamente desde “la antena” ¡Bien por ello! Eso no es criticable, porque de cualquier manera los yanquis nos quitaron hace mucho tiempo dos marcas de otro de mis placeres preferidos la Hatuey y el Bacardí y algún día nos acusarán de plagiar su capitolio, mientras tanto; y mientras el ICRT y el ICAIC capturan ilegalmente películas, sean estas de Hollywood o de Sundance, mi propuesta, y exigencia es que dentro de la implementación de medidas de plazas cesantes en las empresas cubanas alguien cambie o cierre por completo la plaza del censor –titulado o no- que impone cada semana una selección caótica y aburrida de filmes que nada tiene que ver con las necesidades cinematográfica de once millones de cubanos que como yo nos acorralamos en nuestro pequeño cine de 36 pulgadas. Para nada alego por un horario para cine porno o Gore –aunque algunos de mis conocidos así lo piensen- ¡que va! ya eso lo resuelven muchos con el programa Cine de Nuestra América que luego de inaugurar la era Pantaleónica y de repetir veinte veces a la descomunal Angie Cepeda “La colombiana” y sus visitadoras, ahora anda de experimental erotic art con comeditas baratas al estilo mejicano. Pronto La Habana y California podrán planificar el 1er Festival de Cine Porno Latinoamericano, sobre todo si los argumentos y producciones siguen el rumbo de San Fernando Valley. Tampoco propongo eliminar absurdas comedia pseudorománticas que alguna vez han sacado lágrimas de cocodrilo a novios de turno; eso se resuelve con Somos Multitud y Arte 7 donde sus conductoras rivalizan en dos aptitudes interesantes y opuestas: las sabatinas quieren verse excesivamente bien –quizás en espera de un castin para el citado venidero festival-, mientras la dominguera habla y habla a riesgo consumado de contar todo el filme. Independientemente, otros programas como Cuadro a Cuadro, La séptima Puerta, Cinema Deportivo y el decanazo Historia del Cine, además de la muy buena práctica de los comentarios y reseñas, atienden y propo-

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Mientras esto escribo, por ejemplo, Teleguía me propone un sábado de cine francés, británico y chino. Criticable o no. puede ser peor, podrían empezar con un drama sueco o finlandés que cualquier cubano llamaríamos sin miramientos “un clavo”. Interesantemente los filmes asiáticos pasan la censura y tienen seguimiento por la población, sobre todos los de artes marciales. Pero no todos los programas tienen un Vargas Lee. Los rusos han regresados con otras propuestas, por suerte alejadas del realismo socialista soviético que inundó por muchos años las salas de cine y de casa, pero que en el fondo se extrañan. Me pregunto dónde está el censor – y los productores del programa- que propuso la peli del mes pasado cuando una encuesta aleatoria e informal arrojó para un sábado de lluvia a la hora de “La Película” que en dos edificios santaclareños de 20 apartamento cada uno, algunos con dos aparatos de TV, nadie la estaba viendo. ¿Por fin cuál es su función? ¿Dónde quedan las necesidades del público? En 1946 Alfred Hitchcock rodaba Encadenados; y como la Ley Hays seguía haciendo de las suyas, poniendo vestidos largos a la Mary de Tarzán, y obligando a Clark Gable a decir “Me importa un bledo” en Lo que el viento se llevó cuando todos saben que el guión decía Fuck You, y los “parámetros Hays” exigían que los besos no podían durar más de tres segundos, el rey del suspense, cronómetro en mano, hizo que Cary Grant e Ingrid Bergman se picotearan durante dos minutos y medio a base de besos minúsculos pero continuos, en una escena que desprendía mucho más erotismo que un beso de amor convencional. Como todas las censuras injustificadas, el código Hays supuso un empobrecimiento temático del cine norteamericano y, a pesar de excepciones como las de Hitchcock, contribuyó al aumento de la ñoñería argumental en una era del cine plagada de política y moral. La solución del viejo es buena, pero nadie en su sano juicio se pondrá a picotear películas como Univisión borra las “malas” palabras de Calle 13. Se deben revisar los códigos y determinar si el ICRT, el ICAIC y nosotros mismos no estaremos siendo tan fundamentalistas como lo fue Hays en el Hollywood de mediados del XX. A la vuelta del XXI, sigo en espera de un sin número de “Ladrones de bicicletas” que desautorice de una vez y por todas al sensor que –titulado o no- hace que veamos filmes de su preferencia sin preguntarme a mí y otros 999998 cubanos por la preferencia nuestra.

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nen clásicos de género que sí pasan y eluden al censor. Alguien debería pedirles la fórmula que seguro radica en dirección, conocimiento, responsabilidad y carácter –o sea güevos. Me dirijo realmente sobre otros programas. Estos, de otra óptica, infantiles, juveniles, telecines, cines de medianoche y películas del sábado, la cual ha tomado un rumbo –algo criticable- de abrir con repetidos filmes de facturas más alejadas geográficamente del gusto del cubano.

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PELÍCULAS OFENSIVAS, PARA ESPECTADORESINTOLERANTES Estimulado por el saludable ejemplo de los medios oficiales cubanos, que atacaron la célebre película La inocencia de los musulmanes y compadecieron a todos aquellos cuya opinión se tranformó en pedradas e incendio, decidí escribir sobre el asunto. Por culpa del texto que me ha salido, puede que me lapiden o tiroteen si alguna vez paso por esas ciudades cargadas de gente agresiva.

La inocencia de los musulmanes es un largometraje de dos horas, hecho y estrenado en Estados Unidos, y del cual llegaron 14 malintencionados minutos a Internet, suficientes para molestar a casi todo el universo musulmán y a muchas otras personas de confesión antinorteamericana y antiisraelí, así como a gente que por diversas razones no admite el derecho de las demás personas a la libertad plena de expresión. Y plena, precisamente, es aquí la palabra difícil. No he visto el filme, entre otras razones porque no puedo tener conexión a Internet, si no ya lo hubiera hecho, a ver si descubría razones suficientes allí, para que unas personas decidieran incendiar, apedrear, tirotear,e incluso, matar a otras. Y razones para que, además, nuestros medios de prensa oficiales le dieran tanta cobertura positiva a la respuesta extremista islámica y solo condenaran la película –sin mostrarla. A lo mejor yo también parezco algo extremista, pero de la libertad de expresión, sobre todo de la ajena. Jamás se me ocurriría sugerir la prohibición pública del periódico Granma –cuando lo financien quienes lo necesitan, no los trabajadores cubanos, ya aburridos de sus textos- ni destruir los rollos originales de El hombre de Maisinicú solo porque ensalza a un espía –lo cual ofende a muchísimas personas. En Cuba se han hecho obras audiovisuales muy agresivas contra figuras vivas y fallecidas opuestas al actual gobierno cubano, contra las ideas y valores que defienden, e incluso, contra líderes y naciones que les han brindado solidaridad, y aún así, yo no apoyaría a nadie que amenazara de muerte o apedreara a los autores de tales productos ofensivos. ¿Aplaudiríamos nosotros o los propios españoles si alguien decidiera lavar con sangre la afrenta que suponen los animados infantiles de Elpidio Valdés, donde se ofende sin pausa al español que peleaba contra los mambises –lo pintan cobarde, torpe, cruel e inepto, sin percatarse de que aún viven muchos de los hijos y nietos de esos mismos militares? Ni el más ofendido de todos los súbditos de Juan Carlos de Borbón, que yo sepa, ha amenazado de muerte a Juan Padrón.


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Para mí, la libertad de expresión incluye los derechos de cuestionar –aunque otra persona se ofenda por la manera en que lo hacemosy de responder, sin amenazar la integridad física del otro, ni sus pertenencias. El disgusto es legítimo, pero hay maneras legítimas de encausarlo. Al mismo tiempo estoy absolutamente en contra de cualquier censura estatal a productos culturales. No me parece bien que ciertas autoridades públicas, en distintos países, hayan puesto limitantes a la exhibición de La inocencia... Si el estado es lo público, pues es lo de todos, y claro que debe ser laico, si no cómo hace para respetar por igual a todas las creencias e ideas, y hacerlas convivir en igualdad de derechos, por más que unas irriten a otras. El estado debe proteger la libertad plena de expresión, no consentir las mutuas intolerancias. Las personas, crean en lo que crean, deben aprender la convivencia con aquello en lo que no creen. Y eso incluye no hacer concesiones a unos que impliquen el silenciamiento de otros. Prohibir de manera total la música que prefieren unas personas porque sus contenidos ofenden a otras –como está pasando en Cuba hoy con el asunto del reguetón, retirar un filme de un certamen audio-

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Eso de que la ofensa a nuestras creencias religiosas, políticas, nacionales o étnicas, es una buena justificación para caerle a golpes al otro o quemarle la casa, eso, por favor, es tener mentalidad criminal. Mostrar como legítimas tales respuestas –óiganlo bien, medios de comunicación oficiales- es ser cómplice de neandertalismo. Sí estoy muy de acuerdo con que cuantos se sientan ofendidos por un filme –o por lo que sea- lo digan en público, se manifiesten, lo quemen –digitalmente, claro- junto con banderas norteamericanas, israelíes y hasta con el escudo de mi querido Camagüey, si eso los hace sentir mejor y si los símbolos los compran ellos y no los roban; admito que los molestos hagan campaña pacífica para boicotear la exhibición de la película, que hagan uno en respuesta, que demanden a los autores en tribunales libres, imparciales y sin matiz religioso ni étnico. Critico las precavidas restricciones con que algunos gobiernos limitaron el derecho de protesta pacífica de los ofendidos por el filme. Yo mismo admito que la película es ofensiva para los musulmanes, y comprendo su molestia, no la manera en que una parte de ellos la expresó. Recuérdense casos parecidos, con respuestas muy distintas: para muchos cristianos es ofensiva la película Ágora, del español Alejandro Amenábar y premiada en montón de eventos, que pinta como instigador de crímenes a San Cirilo de Alejandría, un Doctor de la Iglesia venerado al unísono por cristianos coptos, ortodoxos griegos y católicos. Y hasta donde sé, nadie persigue de muerte a Amenábar, y ninguna embajada española fue asaltada, incendiada o apedreada por ninguno de los creyentes ofendidos por el filme. Otro caso: a muchos hebreos devotos irritó La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, y Mel Gibson sigue vivo y se esconde solo de los paparazzis y los guiones aburridos, no de un público agresivo. Tampoco sufrieron represalias violentas los norteamericanos vinculados a El Código Da Vinci, aquel bestseller que atacaba los pilares básicos del cristianismo, y a cuyo autor ningún irritado devoto le ha caído a tiros. ¿Por qué tanta diferencia en las maneras de mostrar descontento ante parecidos estímulos culturales?

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visual porque molesta a ciertos religiosos –como ocurrió una vez en Camagüey con un corto de Jorge Molina-, cancelar la exhibición de una obra de teatro muy exitosa solo por las críticas de los recatados –pregúntenle a Juan Carlos Cremata y su última puesta-, o imponerle a un grupo de modelaje limitantes estéticas a partir de críticas con olor a siglo XIX- es concederles a la indignación de unas personas una superioridad indebida sobre la aceptación de las otras; y eso es injusticia: acordémonos de esos nefastos peluqueros ideológicos que andaban cortándole el pelo largo, en plena vía, a los cubanos melenudos en los 70 y 80, porque aquello iba contra la moral, que en realidad era solo la moral de esos ofendidos. Y no es Cuba nada más: la prohibición arquitectónica de hacerle minaretes a las mezquitas en Suiza, o la limitación del uso voluntario del velo islámico en las escuelas francesas, son violaciones de la libertad de expresión, esa misma que tratamos de comunicarle a nuestros semejantes. Por otro lado, qué ironía: en las noticias transmitidas por la Televisión Cubana iban parejas la voz del locutor, diciendo que el filme tachaba a los musulmanes de violentos e intolerantes, y la sucesión de imágenes de El Cairo, Islamabad o Bengazhi, en las que montones de personas apedreaban, gritaban amenazas y quemaban. ¿Eso no es violencia e intolerancia? ¿No les estaban dando la razón toda esa gente descompuesta a los autores de La inocencia…? Como lamento que tales imágenes vergonzosas sean las que predominen en el subconsciente de quienes las observamos con desagrado, por sobre la de miles de creyentes de Mahoma que sí reclaman en paz, sí respetan las otras maneras de pensar, y sí critican, al mismo tiempo, un producto cultural que los ofende y una respuesta cultural que los hace ver, sin distinciones, como gente peligrosa. Igual de contraproducente es, para los musulmanes, el revuelo que ellos mismo han desatado alrededor de la película, al poner sobre el tapete temas polémicos sobre los orígenes y los valores del islamismo; sin la desbordada reacción fanática todo habría quedado en una peliculita mal hecha. Esos temas polémicos giran sobre Mahoma, y por supuesto, son desagradables para quienes tienen fe en él: su unión con una casi niña, el uso extremo del poder y la vida placentera como gobernante. Admito que no creo que ninguno de los fundadores y profetas de religiones tenga una biografía absolutamente correcta, en primer lugar porque esas biografías se conocen mal y de manera poco fiable, y en segundo porque lo que para unos humanos es muy limpio, para otros puede ser desagradable. De todas formas, consciente de mi propia ignorancia sobre Mahoma, una de las personas más significativas de la historia, acudí a Wikipedia –versión portable, pues sigo sin derecho a Internet. Según aquella, de varios textos islámicos no del todo irrebatibles, se infiere que Mahoma casó con su última esposa Aisha cuando ella tenía nueve años, y él cincuenta y tantos –otras fuentes le dan a ella, para tal suceso, unos 14 años. Dicen que en la época eso era normal –como lo eran las guerras de conquista o los esclavos. En cuanto al uso extremo del poder y a la vida placentera como gobernante, también eran conductas normales en aquella época. ¿Las justificamos entonces? No simpatizo con los productos culturales que ofenden, como no simpatizo con La inocencia..., pero definir qué es ofensivo es demasiado difícil. Ni siquiera para una misma persona existe un nivel fijo que permita saber qué la ofende, pues los seres humanos cambia-

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Por último, recomiendo a los censores cubanos de La inocencia de los musulmanes –que yo nunca le recomendaría a mi hijo por no enseñarlo a ofender- que sean consecuentes. ¿Hablamos de películas ofensivas? Pues hablemos de El acorazado Potemkin –que ofende la figura de Kerensky, un político más progresista que Lenin-, de El brigadista –que pinta como criminales a unas personas cuyos muchos admiradores, familiares y partidarios los consideran los últimos guerrilleros heroicos-, de Fresa y chocolate –el personaje del revolucionario radical machista es un ser obtuso, destructivo, lo cual ofendió a los radicales y machistas como él, sin contar con que los tintes religiosos afros del filme molestan a personas de credo evangélico. Hasta cabe en el ambiguo término de películas ofensivas El ojo del canario de Fernando Pérez, cuya escena de Martí y Fermín complaciéndose en sus genitales es intolerable para algunos martianos idealistas. ¿Criticará el periódico Granma a todos esos filmes por ser de alguna manera ofensivos para unas personas determinadas, o solo a los que escoge de acuerdo a conveniencias que no tienen que ver con el censurable acto de ofender ni con valores culturales en sí, sino con obediencias políticas? Una de las verdades de Perogrullo deducibles del fenómeno La inocencia…, en Cuba, es que nuestros medios de comunicación oficiales no tienen solidez en los criterios éticos con que enjuician, ni siquiera en el plano cultural –y si no léanse las críticas de los cinéfilos que escriben en ellos. El mismo fenómeno en un lugar les parece positivo y en otros les hace poner el grito en el cielo. Una pedrada contra obras o productos norteamericanos es un acto de justa repulsa, y otra contra los enemigos de esos norteamericanos es un crimen o una provocación. No son malas en sí mismas la censura, la violencia callejera, la lucha armada, las torturas y malos tratos policiales, los espías, las campañas mediáticas, la compra de votos, el apoyo a fuerzas políticas extranjeras, no, nada de eso, lo malo es que se usen contra el actual gobierno cubano, contra sus aliados y sus partidarios. Estas personas que así hablan, debieran aclarar sus valores. Yo les propongo a Kant: Obra tú según un principio que pueda servir como principio para los demás, escrito en su dificilísima Metafísica de las costumbres -no hagas a los otros lo que no te gusta que te hagan a ti, como decimos en la calle. Lo más triste sería ver un día cómo el Granma tiene que esconderse, porque tras justificar la violencia y satanizar la libertad de expresión de los demás, termine rodeado de personas que con mirar violento recuerden todas las ofensas del Granma, y agiten deseos silenciadores para los que, desde sus páginas, censuraron antes. Si no se enseña a respetar el derecho de cada persona a la libre expresión pacífica, cualquier día de estos los cubanos ofendidos, como los musulmanes, también pierden la inocencia.

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mos constantemente, y lo que ahora admitimos puede sernos desagradable una hora después. Por otro lado, las maneras de ofender son tan diversas, que censurar algunas en específico no resolvería la cuestión. Y menos si se trata de productos culturales, pues suele haber demasiada subjetividad por el medio. Es mejor enseñar la tolerancia con quienes nos ofenden, o en todo caso, modos cívicos de responder ofensas, que el desenfreno hormonal o la promoción del rechazo –al final no es más que eso- ante cada ofensa recibida. De lo contrario la humanidad sería un caos interminable. Otra cosa muy útil es enseñar a no ofender.

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alternativa

Sociedad Civil Cubana 2013 Libres para ser

responsabilidad

paz y justicia Declaraciรณn Universal de los derechos humanos


Carlos Alberto Martínez

“Como cubanos, hijos legítimos de esta tierra y parte esencial de nuestra nación, sentimos un profundo pesar por la prolongada crisis que vivimos y la demostrada incapacidad del gobierno actual para realizar cambios de fondo. Esto nos obliga desde la sociedad civil, a buscar y demandar nuestras propias soluciones.” Así comienza el documento titulado “Demanda Ciudadana por Otra Cuba”, lanzada y apoyada por un grupo cada vez más amplio de personas y organizaciones cubanas pro-Derechos Humanos. Un documento que es a la vez demanda, denuncia y protesta. Allí se exponen los males sociales y económicos que laceran la dignidad humana en la Cuba de hoy, y se exige un debate público sobre numerosos temas. Para ello invoca los derechos de los ciudadanos, plasmados en la Constitución de la República, a quejarse, a ser escuchados y a recibir respuestas. Sin embargo, llama la atención la falta de demandas relacionadas con los derechos de los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente sano. Esto puede ser quizás atribuido a que la Demanda fue elaborada bajo un sentimiento de urgencia, ante el sufrimiento humano que ocasiona la violación de los derechos civiles más elementales. El derecho a un medio ambiente sano, al fin y al cabo incluido dentro de los “derechos de tercera generación”, es muchas veces relegado a un plano secundario. Pero no por ser uno de los últimos

derechos humanos reconocidos, es menos importante que el resto.

Demanda Ciudadana por Otra Cuba más Verde

El derecho a un medio ambiente sano, al fin y al cabo incluido dentro de los “derechos de tercera generación”, es muchas veces relegado a un plano secundario. Pero no por ser uno de los últimos derechos humanos reconocidos, es menos importante que el resto.

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La preocupación por la preservación del ambiente en general y por la conservación de la Naturaleza viva en particular, tiene hoy un alcance planetario. Ello se debe en gran medida al movimiento ambientalista mundial, que ha contribuido a evidenciar el vínculo directo de la protección del entorno con el bienestar humano. Actualmente, el modelo de desarrollo que preconiza la Organización de las Naciones Unidas es el de desarrollo sostenible, que tiene tres, y no dos, pilares básicos: el social, el económico y el ambiental. Esta visión, con sus tres pilares que contribuyen en pie de igualdad, eleva a su justo nivel el derecho a un medio ambiente sano. Cualquier iniciativa ciudadana, bajo la égida de la democracia y de la implantación de un Estado de Derecho, debe promover los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Pero es importante que incluya también, explícitamente, el derecho de los cubanos a disfrutar de una relación armoniosa con su Naturaleza. No obstante, la Demanda enuncia numerosos temas, principios y problemas que, de ser atendidos, implantados y solucionados, pueden aportar al desarrollo sostenible de la nación. A ello contribuye el comprometimiento “con una transformación democrática, donde todos puedan aportar sus visiones y contribuir a su materialización”.

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La Demanda abre las puertas a la verdadera participación de los ecologistas en la toma de decisiones ambientales, largamente monopolizada por el Estado. Definitivamente, podría ser la llave que haga caer el “cinturón de castidad” con que el Gobierno cubano ha ocultado, durante largos años, sus impúdicos desmanes ecocidas. No es difícil notar que el legado martiano, que ha trascendido tantas tiranías, incluida la presente, está impregnado en la “Demanda Ciudadana por Otra Cuba”. Cambios ambientales positivos pueden esperarse entonces, puesto que dicho documento comienza con la frase “Como cubanos, hijos legítimos de esta tierra...” y José Martí escribió: “Vivir en la tierra no es más que un deber de hacerle bien”. Más allá del espíritu democrático progresista de la Demanda, muchos problemas de la comunidad científica y ambientalista del país encuentran en ella su reflejo. A todos nos afecta “...la demostrada incapacidad del gobierno para realizar cambios de fondo...”. Científicos relacionados con las ciencias naturales, como biólogos, microbiólogos, bioquímicos, geógrafos y educadores ambientales, entre otros, son parte de la “masiva emigración por falta de oportunidades”, perciben los mismos “ingresos miserables” que el resto de la población y no cuentan con “espacios de debate público”. La doble moneda afecta la ejecución de cualquier investigación o proyecto de Biología. La mayor parte del equipamiento necesario para trabajo de campo o de laboratorio no puede adquirirse en moneda nacional y tiene que comprarse en CUC. Mucho no se vende en Cuba, hay que adquirirlo en el extranjero, y cuando se trae deben pagarse los impuestos de importación. El financiamiento en CUC de un proyecto tiene que estar bien fundamentado, y aunque lo “asignen” al final se convierte en un “dinero fantasma” que los ejecutores del proyecto nunca ven y nunca gastan, por lo cual una o varias acciones del proyecto no se realizan. Esto es cuando el dinero en CUC lo aporta el Estado. Como ya muchos científicos saben que esto sucede constantemente, se ven obligados a buscar fuentes de financiamiento en el extranjero, 70

a realizar numerosos trámites burocráticos y a rezar para que la Seguridad del Estado, cuando analice dicha organización, no la considere “peligrosa”. Cuando se recibe el dinero, sufre los mismos impuestos que cualquier otra transferencia, a pesar de que es para promover la investigación y el desarrollo científico del país. Sin embargo, muchas organizaciones no permiten que se incluya el pago del impuesto en los costos del proyecto, lo cual se convierte en un nuevo obstáculo, muchas veces insalvable. Las restricciones migratorias también afectan a los profesionales de las ciencias naturales, que para superarse necesitan estudiar en otros países e intercambiar con otros científicos allende los mares. Todos están sometidos a un “Esclavismo de Estado”, el único sistema donde el empleador-dueño decide cuándo, a dónde y por cuánto tiempo puede viajar su empleado-esclavo. El acceso a Internet no es libre, y además es muy limitado. Son pocas las instituciones cuyo acceso a Internet alcanza el nivel que podría calificarse como “mínimo indispensable”. Entre ellas podríamos citar algunas universidades del Ministerio de Educación Superior y ciertas dependencias del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Por otra parte, la Empresa Nacional para la protección de la Flora y la Fauna no cuenta con acceso a Internet, que hoy es un recurso indispensable para hacer Biología en cualquier parte del mundo. El servicio de correo electrónico solo llega a sus dependencias provinciales, la cuenta de correo es comunitaria, y la conexión no es instantánea, sino por ventanas de tiempo. Los “ingresos miserables” afectan la cuota que una persona puede pagar por concepto de membresía de una organización no gubernamental (ONG) pro-ambiental. En general esta cuota es muy pequeña, y no es suficiente para que la ONG pueda funcionar de forma autónoma. Ello ocasiona que la ONG pro-ambiental dependa entonces del gobierno, no solo políticamente, sino también económicamente. Si la ONG no quiere perder sus “buenas relaciones” con el Estado ni sus prebendas económicas, como por ejemplo el pago de un estatus


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consultivo en la ONU, entonces no le queda más que asentir ante los desmanes del gobierno.

2- Entre los asuntos a debatir públicamente debe incluirse el uso y conservación de los recursos naturales.

Si la Demanda triunfa, al fin habría lugar para otros partidos políticos. Los ecologistas cubanos son muy numerosos y tienen la suficiente conciencia para notar lo urgente que es fundar un Partido Verde que contribuya a preservar la Naturaleza del país para beneficio de las generaciones presentes y futuras.

3- Entre las demandas al gobierno cubano, además del respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos y de la ratificación de los Pactos, debe incluirse la exhortación a avalar la Carta de la Tierra y a poner en práctica sus principios.

Los ecologistas cubanos deben recordar que la destrucción del medio ambiente ocurre en cualquier sistema, democrático o no, y que la Biología de la Conservación es la ciencia de la eterna vigilancia. Sin embargo, está claro que la Demanda es progresista y que puede contribuir a un avance en materia ambiental, un cambio que también necesitan los cubanos. En fin, ¿qué le falta a la Demanda? ¿Cómo se podría mejorar? He aquí algunas sugerencias: 1- Entre los “síntomas de la difícil realidad que enfrentamos” debe incluirse la crisis ambiental.

4- Entre los derechos ciudadanos cuyo reconocimiento legal es necesario reglamentar adecuadamente, debe incluirse el derecho a un medio ambiente sano. La ratificación de los Pactos de la ONU y el aval a la Carta de la Tierra por el gobierno cubano implicarían, además, el compromiso de construir una sociedad democrática que sea justa, participativa, sostenible y pacífica. El gobierno tendría que reconocer, al fin, que la protección ambiental, los derechos humanos, el desarrollo humano equitativo y la paz, son interdependientes e indivisibles.

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Conjunto Nacional

Democrático-Republicano Fundamentación La Revolución que triunfó en Cuba en enero de 1959, con fines de saneamiento moral de una administración pública que aún arrastraba la mala herencia colonial española; redistributivos y por consiguiente de mejoramiento social; de sustitución del modelo económico basado en la exportación de ingentes cantidades de azúcar moreno; y por último, de reivindicación de la posición nacional en el tejido del poder mundial, ante el perturbador peso que significaban los EE.UU. a la vista misma de nuestras costas, envuelta ella misma en la atmósfera de una época en que los movimientos revolucionarios tendían a menospreciar el estado de derecho y los métodos de representación parlamentaria, no terminó en consecuencia de reinstaurar el marco legal dentro del que debían haberse llevado a efecto esos fines: la Constitución de 1940. Esta violación de lo que constituía un reclamo general de la sociedad cubana, y a pesar de la pronta aprobación de medidas que como las rebajas de precios y alquileres, de reforma urbana y agraria, incondicionalizarón con el gobierno revolucionario a amplios sectores, le ganó sin embargo la oposición abierta de otros, no solo “oligárquicos”, sino también y fundamentalmente entre las nutridas clases medias, significativas partes del potente movimiento obrero cubano, las juventudes católicas y el campesinado, sobre todo el villareño. En la consiguiente y consecuente Guerra Civil, los contrarios en disputa terminaron aliándose a cada uno de los superpoderes enfrentados en la Guerra Fría a que las circunstancias, más que las preferencias ideológicas, los acercaron. Alianzas que los llevaron a su vez a extremar sus posiciones iniciales hasta límites insospechados. Así, pronto se perdió el tino en el bando antigubernamental, y al ser el más desprotegido, el que no tenía el control del estado y la economía,

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debió en buena medida subordinarse a los dictados de los órganos de inteligencia norteamericanos, al mismo tiempo que continuaba con los métodos terroristas y de golpe de mano que habían caracterizado la lucha antibatistiana en las ciudades.

Propuesta de Transición para la Isla de Cuba

¿Y a quién corresponde dar ese paso sino al bando que a la larga terminó siendo el dueño absoluto del territorio nacional?

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Lo mismo por su parte sucedió en el bando contrario, el revolucionario, que aunque por su posesión del estado y la economía, y por los 9550 kilómetros que separan a La Habana de Moscú, pudo durante sus primeros diez años mantenerse independiente, a partir de 1970 debió renunciar a buena parte de su política exterior independiente, y adoptar en lo interno el modo de organización económico, legal y hasta cultural y social de los países del bloque soviético. Todo ello para obtener y luego conservar lo logrado el 23 de diciembre de 1972, en medio del escenario de caos económico que habían dejado el Bloqueo norteamericano y los experimentos socio-económicos de transición acelerada al comunismo de la década anterior. Hoy, no obstante, a 22 años de la desaparición de la URSS y del fin de la Guerra Fría, con los más jóvenes actores de los acontecimientos de 1959 ya septuagenarios, con unos EE.UU. que ya no son el superpoder incontrastable que eran más acá del “telón de acero” en aquella fecha, sino el más poderoso estado de un mundo que camina con rapidez hacia la multipolaridad, incluso al interior del mismo continente americano, y con una economía que ha cortado casi todos sus lazos de dependencia con dicha nación, excepto en el alimentario, se impone una rectificación de las políticas de menosprecio del parlamentarismo y lo constitucional, que llevaron a la fractura nacional, y posterior abismalización de la misma. ¿Y a quién corresponde dar ese paso sino al bando que a la larga terminó siendo el dueño absoluto del territorio nacional?


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Propuesta Fundamentado en todo lo anterior, se propone a continuación el cronograma de una transición no al capitalismo, sino a los objetivos iniciales de la Revolución. Una transición que podría iniciarse mañana mismo y que requeriría un plazo de dos años, de ponerse en práctica. I-Un año de periodo para la completa vuelta a la Ley Fundamental de 7 de febrero de 1959, en un cronograma claro en que la parte dogmática de la misma sea restablecida a lo máximo en 6 meses, y la orgánica en 11. En las primeras reuniones del Consejo de Ministros, este deberá decretar con fuerza de ley constitucional lo siguiente: 1-Que todas las tierras obtenidas por particulares merced a la Primera Ley de Reforma Agraria (La Segunda solo estatalizó) se declaran inembargables. 2-Que todas las propiedades urbanas obtenidas merced a la Ley de Reforma Urbana, o a disposiciones semejantes posteriores, se declaran inembargables. 3-Que todas las propiedades expropiadas de 1959 hasta la fecha, en las que hoy día se brinde por el Estado, o por sus pseudo ong’s, un servicio de interés social, se declaran inembargables hasta la culminación del periodo de Transición. 4-Que toda la legislación laboral, o social establecida desde el 1 de enero de 1959 hasta la fecha, y vigente al momento de comienzo de la Transición se declara inderogable hasta su culminación. 5-Que en la República queda prohibido a perpetuidad el monopolio (entendido este como el control de más del 50 % de cualquier actividad económica o comercial), excepto el estatal en actividades en que el interés público dicte la necesidad de establecerlo, pero siempre sometido a la más absoluta fiscalización pública. Además, a más tardar a los 9 meses el Consejo de Ministros deberá reinstaurar lo legislado en materia electoral por la referida Ley Fundamental, a la vez que la ley electoral vigente al atardecer del domingo 9 de marzo de 1952, tras haber realizado por comisiones designadas al efecto las modificaciones a las mismas que se requieran (por ejemplo, al presente es imposible constituir el Tribunal Supremo Electoral a la manera que establece la Ley Fundamental). A más tardar a los 10 meses el Consejo de Ministros deberá votar los presupuestos del próximo año, apartando un porciento del mismo para la realización de elecciones.

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A más tardar a los 10 meses y medio el Consejo de Ministros deberá aprobar una exhaustiva ley de financiamiento de los partidos políticos, y a su vez la creación de una comisión compuesta por tres relevantes figuras nacionales, de probada honestidad, que controlarán tanto los fondos estatales, como la procedencia de los no estatales, destinados a dicha financiación (esta comisión deberá constituirse a más tardar a los 12 meses.) II-Al cabo de un año, y en virtud de la Ley Fundamental vigente, el Consejo de Ministros permitirá que comience el proceso de inscripción de los partidos políticos. En esta misma fecha el Consejo de Ministros deberá aprobar una ley en que se definan las cuotas de espacio o tiempo equitativos, de que podrán disfrutar dichos partidos en los medios públicos; excluyendo solamente de la obligación de distribución a los medios escritos que desde 5 años antes hayan funcionado declaradamente como órganos del PCC o de la UJC. Dicha ley permitirá además la creación y difusión por los partidos de medios escritos propios. III-Al cabo de un año y seis meses, se llamará a reorganización de los partidos políticos. IV-A los 2 años, se efectuarán elecciones generales para designar las autoridades que la Constitución del 40 estatuye. Un día antes de la cesión de poderes a las nuevas autoridades electas el Consejo de Ministros deberá declarar la restitución plena de la Constitución del 40, con las modificaciones imprescindibles referidas a la actual división política administrativa, y las cinco leyes que, como anexos, fueron aprobadas al inicio del proceso de transición. El Congreso, una vez electo, deberá inmediatamente después, y antes de cumplir cualquiera de sus demás deberes legislativos, reunirse para proponer las reformas mayores, sean específicas, parciales o integrales, que crean necesarias; proceso que deberá regirse escrupulosamente por lo legislado en los artículos 285 y 286 de aquella Constitución. En esta variante, por tanto, el Congreso recién electo funciona más que nada como una Asamblea Constituyente. Así, en caso de que la reforma por el propuesta llegará a ser integral, implicaría casi seguramente la elección de nuevas autoridades, y por tanto su propia disgregación tras las consecuentes elecciones para elegirlas. Mas esto no se limitaría a las autoridades legislativas, sino también a todas las demás, desde las ejecutivas nacionales hasta la totalidad de las municipales y provinciales.

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Cuadernos de Pensamiento

Plural

CONSTITUCIÓN DE 1940, TITULO SEXTO Del Trabajo y de la Propiedad

SECCIÓN PRIMERA Trabajo ARTICULO 60.—El trabajo es un derecho inalienable del individuo. El Estado empleará los recursos que estén a su alcance para proporcio¬nar ocupación a todo el que carezca de ella y asegurará a todo traba¬jador, manual o intelectual, las condiciones económicas necesarias a una existencia digna. ARTICULO 61.—Todo trabajador manual o intelectual de empresas públicas o privadas, del Estado, la Provincia o el Municipio, tendrá garantizado un salario o sueldo mínimo, que se determinará atendiendo a las condiciones de cada región y a las necesidades normales del trabajador en el orden material, moral y cultural y considerándolo como jefe de familia. La Ley establecerá la manera de regular periódicamente los salarios o sueldos mínimos por medio de comisiones paritarias para cada rama del trabajo, de acuerdo con el nivel de vida y con las peculiaridades de cada región y de cada actividad industrial, comercial o agrícola. En los trabajos a destajo; por ajuste o precio alzado, será obligatorio que quede racionalmente asegurado el salario mínimo por jornada de trabajo. El mínimo de todo salario o sueldo es inembargable, salvo las res¬ponsabilidades por pensiones alimenticias en la forma que establezca la Ley. Son también inembargables los instrumentos de labor de los tra¬bajadores. ARTICULO 62.—-A trabajo igual en idénticas condiciones, corres¬ponderá siempre igual salario, cualesquiera sean las personas que lo realicen. ARTICULO 63.—No se podrá hacer en el sueldo o salario de los trabajadores manuales e intelectuales ningún descuento que no esté autorizado por la Ley. Los créditos a favor de los trabajadores por haberes y jornales devengadas en el último año, tendrán preferencia sobre cualesquiera otros. ARTICULO 64.—Queda totalmente prohibido el pago en vales, fichas, mercancías o cualquiera otro signo representativo con que se pre¬tenda sustituir la moneda de curso legal. Su contravención será san¬cionada por la Ley. Los jornaleros percibirán su salario en plazo no mayor de una se¬mana. ARTICULO 65.—Se establecen los seguros sociales como derecho irrenunciable e imprescriptible de los trabajadores, con el concurso equitativo del Estado, los patronos y los propios trabajadores, a fin de proteger a éstos de manera eficaz contra la invalidez, la vejez, el desempleo y demás contingencias del trabajo, en la forma que la Ley deter¬mine. Se establece asimismo el derecho de jubilación por antigüedad y de pensión por causa de muerte. La administración y el gobierno de las instituciones a que se refiere el párrafo primero de este Articulo estarán a cargo de organismos paritarios, elegidos por patronos y obreros con la intervención de un re¬presentante del Estado, en la forma que determine la Ley, salvo el caso de que se creara por el Estado el Banco de Seguros Sociales. Se declara igualmente obligatorio el seguro por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, a expensas exclusivamente de los patronos y bajo la fiscalización del Estado. Los fondos por reservas de los seguros sociales no podrá» ser ob¬jeto de transferencias ni se podrá disponer de los misinos para fines distintos de los que determinaron su creación. ARTICULO 66.—La jornada máxima de trabajo no podrá exceder de ocho horas al día. Este máximo podrá ser reducido hasta seis horas diarias para los mayores de catorce años y menores de diez y ocho. La labor máxima semanal será de cuarenta y cuatro horas, equivalen¬tes a cuarenta y ocho era el salario, exceptuándose las industrias que, por su naturaleza, tienen que realizar su producción ininterrumpidamente dentro de cierta época del año, hasta que la Ley determine sobre el ré¬gimen definitivo de esta excepción. Queda prohibido el trabajo y el aprendizaje a los menores de ca¬torce años. ARTICULO 67.—Se establece para todos los trabajadores manua¬les e intelectuales el derecho al descanso retribuido de un mes por cada once de trabajo dentro de cada año natural. Aquellos que, por la índole de su trabajo u otra circunstancia, no hayan laborado los once meses, tienen derecho al descanso retribuido de duración proporcional al tiempo trabajado. Cuando por ser fiesta o duelo nacional los obreros vaquen en su trabajo, los patronos deberán abonarles los salarios correspondientes. Sólo habrá cuatro días de fiestas y duelos nacionales en que sea obligatorio el cierre de los establecimientos industriales o comerciales o de los espectáculos públicos, en su caso. Los demás serán de fiesta o duelo oficial y se celebrarán sin que se suspendan las actividades económicas de la nación. ARTICULO 68.—No podrá establecerse diferencia entre casadas y solteras a los efectos del trabajo. La Ley regulará la protección a la maternidad obrera, extendiéndola a las empleadas. La mujer grávida no podrá ser separada de su empleo, ni se le exigirá efectuar, dentro de los tres meses anteriores al alumbramiento, trabajos que requieran esfuerzos físicos considerables. Durante las seis semanas que precedan inmediatamente al parto y las seis que le sigan, gozará de descanso forzoso, retribuido igual que su trabajo, conservando el empleo y todos los derechos anexos al mismo y correspondientes a su contrato de trabajo. En el periodo de lactancia se le concederán dos descansos extraordinarios al día de me¬dia hora cada uno, para alimentar a su hijo. ARTICULO 69.—Se reconoce el derecho de sindicación a los pa¬tronos, empleados privados y obreros, para los fines exclusivos de su actividad económico-social. La autoridad competente tendrá un término de treinta días para admitir o rechazar la inscripción de un sindicato obrero o patronal. La inscripción determinará la personalidad jurídica del sindicato obrero o patronal. La Ley regulará lo concerniente al reconocimiento del sindicato por los patronos y por los obreros respectivamente. No podrán disolverse definitivamente los sindicatos sin que recaiga sentencia firme de los tribunales de justicia. Las directivas de estas asociaciones estarán integradas exclusiva¬mente por cubanos por nacimiento. ARTICULO 70.—Se establece la colegiación oficial obligatoria para el ejercicio de las profesiones universitarias. La Ley determinará la forma

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de constitución y funcionamiento en tales entidades de un or¬ganismo superior de carácter nacional, y de los organismos locales que fueren necesarios, de modo que estén regidas con plena autoridad por la mayoría de sus colegiados. La Ley regulará también la colegiación obligatoria de las demás profesiones reconocidas oficialmente por el Estado. ARTICULO 71.—Se reconoce el derecho de los trabajadores a la huel¬ga y el de los patronos al paro, conforme a la regulación que la Ley establezca para el ejercicio de ambos derechos. ARTICULO 72.—La Ley regulará el sistema de contratos colecti¬vos de trabajo, los cuales serán de obligatorio cumplimiento para pa¬tronos y obreros. Serán nulas y no obligarán a los contratantes, aunque se expresen en un convenio de trabajo u otro pacto cualquiera, las estipulaciones que impliquen renuncia, disminución, adulteración o dejación de algún derecho reconocido a favor del obrero en esta Constitución o en la Ley. ARTICULO 73.—El cubano por nacimiento tendrá en el trabajo una participación preponderante, tanto en el importe total de los sueldos y salarios, como en las distintas categorías de trabajo, en la forma que determine la Ley. También se extenderá protección al cubano naturalizado con familia nacida en el territorio nacional, con preferencia sobre el naturalizado que no se halle en esas condiciones y sobre los extranjeros. En el desempeño de los puestos técnicos indispensables, se excep¬tuará de lo preceptuado en los párrafos anteriores al extranjero, previas las formalidades de la Ley y siempre con la condición de facilitar a los nativos el aprendizaje del trabajo técnico de que se trate. ARTICULO 74.—El Ministerio del Trabajo cuidará, como parte esencial, entre otras, de su política social permanente, de que en la distribución de oportunidades de trabajo en la industria y en el comercio, no prevalezcan prácticas discriminatorias de ninguna clase. En las re¬mociones de personal y en la creación de nuevas plazas, así como en las nuevas fábricas, industrias y comercios que se establecieren, será obliga¬torio distribuir las oportunidades de trabajo sin distingos de raza o color, siempre que se satisfaga los requisitos de idoneidad. La Ley es¬tablecerá que toda otra práctica será punible y perseguible de oficio o a instancia de parte afectada. ARTICULO 75.—La formación de empresas cooperativas, ya sean comerciales, agrícolas, industriales, de consumo o de cualquier otra ín¬dole, será auspiciada por la Ley; pero ésta regulará la definición, consti¬tución y funcionamiento de tales empresas de modo que no sirvan para eludir o adulterar las disposiciones que para el régimen de trabajo establece esta Constitución. ARTICULO 76.—La Ley regulará la inmigración atendiendo al ré¬gimen económico nacional y a las necesidades sociales. Queda prohi¬bida la importación de braceros contratados, así como toda inmigración que tienda a envilecer las condiciones de trabajo. ARTICULO 77.—Ninguna empresa podrá despedir a un trabajador sino previo expediente y con las demás formalidades que establezca la Ley, la cual determinará las causas justas de despido. ARTICULO 78.—El patrono será responsable del cumplimiento de las leyes sociales, aún cuando contrate el trabajo por intermediario. En todas las industrias y clases de trabajo en que se requieran conocimientos técnicos, será obligatorio el aprendizaje en la forma que establezca la Ley. ARTICULO 79.—El Estado fomentará la creación de viviendas bara¬tas para obreros. La Ley determinará las empresas que, por emplear obreros fuera de los centros de población, estarán obligadas a proporcionar a los traba¬jadores habitaciones adecuadas, escuelas, enfermerías y demás servicios y atenciones propicias al bienestar físico y moral del trabajador y su familia. Asimismo la Ley reglamentará las condiciones que deben reunir los talleres, fábricas y locales de trabajo de todas clases. ARTICULO 80.—Se establecerá la asistencia social bajo la direc¬ción del Ministerio de Salubridad y Asistencia Social, organizándolo por medio de la legislación pertinente, y proveyendo a las reservas ne¬cesarias con los fondos que la misma determine. Se establecen las carreras hospitalaria, sanitaria, forense y las demás que fueren necesarias para organizar en forma adecuada los servicias oficiales correspondientes. Las instituciones de beneficencia del Estado, la Provincia y el Municipio prestarán sus servicios con carácter gratuito sólo a los pobres. ARTICULO 81.—Se reconoce el mutualismo como principio y prác¬tica sociales. La Ley regulará su funcionamiento de manera que disfruten de sus beneficios las personas de recursos modestos, y sirva, a la vez de justa y adecuada protección al profesional. ARTICULO 82.—Solamente podrán ejercer las profesiones que re¬quieren título oficial, salvo lo dispuesto en el Artículo cincuenta y siete de esta Constitución, los cubanos por nacimiento y los naturalizados que hubieren obtenido esta condición con cinco años o más de anteriori¬dad a la fecha en que solicitaren la autorización para ejercer. El Con¬greso podrá, sin embargo, por Ley extraordinaria, recordar la suspensión temporal de este precepto cuando, por razones de utilidad pública, resul¬tase necesaria o conveniente la cooperación de profesionales o téc¬nicos extranjeros en el desarrollo de iniciativas públicas o privadas de interés nacional. La Ley que así lo acordare fijará el alcance y término de la autorización. En el cumplimiento de este precepto, así como en los casos en que por alguna ley o reglamento se regule el ejercicio de cualquiera nueva profesión, arte u oficio, se respetarán los derechos al trabajo adquiridos por las personas que hasta ese momento hubieran ejercido la profesión, arte u oficio de que se trate, y se observarán los principios de reciproci¬dad internacional. ARTICULO 83.—La Ley regulará la forma en que podrá realizarse el traslado de fábricas y talleres a los efectos de evitar que se envilezcan las condiciones del trabajo. ARTICULO 84.—Los problemas que se deriven de las relaciones entre el capital y el trabajo se someterán a comisiones de conciliación, integrados por representaciones paritarias de patronos y obreros. La Ley señalará el funcionario judicial que presidirá dichas comisiones y el tribunal nacional ante el cual sus resoluciones serán recurribles. ARTICULO 85. — A fin de asegurar el cumplimiento de la legisla¬ción social, el Estado proveerá a la vigilancia c inspección de las empresas, ARTICULO 86.—La enumeración de los derechos y beneficios a que esta Sección se refiere, no excluye otros que se deriven del prin¬cipio de la Justicia Social, y serán aplicables por igual a todos los fac¬tores concurrentes al proceso de la producción.

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El Analfabeto

nada cuerdo en Cuba

Independientes a Rabiar El Analfabeto

A

ver si nos entendemos: los kosovares son unos tipos desagradables, ignorantes y bronqueros. Lo que es a mí me revientan. ¡Yo nada más que veo un kosovar y... me da una roña! Que alguien me mencione dos kosovares importantes, en cualquier cosa. ¿Cuál? A quien le importa lo que ellos piensen. Ayer estuve leyendo periódico viejo; no tan viejo sino el Granma de 28 de febrero de 2008recordemos que el Granma no envejece, el número de hoy está igualitico al primer número del 4 de octubre de 1965, se conserva muy bien y hasta parece que tiene los mismos titulares-, En fin, a la vista me saltó la importante Reflexión del compañero Fidel y me llamó la atención el párrafo en que, preclaramente, él alertaba a la comunidad internacional del peligroso independentismo que de un tiempo a esta parte se ha hecho una moda en el mundo: Hasta Aznar, que aconsejó a Clinton bombardear la emisora de televisión Serbia... comprende que en este momento... no se puede jugar con el asunto de las nacionalidades, pues cualquiera se da cuenta de que con esos antecedentes el País Vasco y Cataluña se podrían acoger a tal principio dentro de la Comunidad Europea. Y es que está clarísimo. Lo afirman todos: Fidel, Correa, Evo... y hasta yo que no fui a la universidad me doy cuenta: La Constitución es la clave de cualquier proyecto. Es que si la gente toma la Constitución de su país la refinfla y la siguanea, entonces nada tiene sentido; y los kosovares para hacerse los lindos se declararon independientes a escopetazos, sin pararse a ver lo que decía la Constitución de Serbia... y, además, con el interesado apoyo de los Estados Unidos que- sea dicho de paso- todavía no nos dan la cara con lo de La Florida. Y no se nos ha olvidado. Volviendo al tema. Ahora todo el mundo quiere ser independiente. Por allá, por el Tíbet, más acá, por el Kurdistán; y- oigánlo bien: en la Madre Patria: Cataluña, el País Vasco y hasta León se quiere separar de Castilla. Es una moda enfermiza. Y por eso-sabiamentenuestro gobierno no reconoce la independencia de Kosovo, por inconstitucional. Es que todo ha de hacerse dentro de los marcos legales adecuados. No es como algunos creen: vamos a hacernos independientes, cogemos unos machetes, unas tercerolas, algunos plomos y a

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matar gente al son de una trompetica y si no podemos con las tropas gubernamentales, ahí están los americanos que volarán un Maine para tener un pretexto contundente para poder meterse en el conflicto y dar ilegalmente la independencia a los inconstitucionales... Miren, me senté pachonamente- porque yo soy analfabeto y no anormal- con todos los Granma del 2008 y llegué hasta el 2010. Y la cosa está clara: Usted y cuatro fascinerosos más quieren hacer independiente, por ejemplo, a Mayabeque. ¿Correcto? Cogen la Constitución de Cuba y la estudian a fondo, luego se dirigen al Consejo de Estado, a la Asamblea Nacional del Poder Popular y entregan allí sus argumentos- constitucionalmente respaldados- dejan la dirección dónde se les puede localizar y al cabo del tiempo- a vuelta de correos- les llega la independencia de Mayabeque. Así de fácil. No hay que matar a nadie y nadie los va a matar a ustedes. A golpe de Constitución. Y lo de golpe es un hablar figuradamente. Y... los que me preocupan de verdad no son los kosovares que no saben ni leer y que no son ni arientes ni parientes nuestros, los que realmente me tienen el alma en vilo son algunos catalanes y algunos vascos que nunca le han tenido el menor respeto a la Constitución del Estado Español... Si mal no recuerdo- por lo que me han contado- fueron elementos vascos y sobre todo catalanes inconstitucionalistas los que más empujaron para lo de la independencia de Cuba... Y hablando de eso, me parece que algo no está claro- constitucionalmente hablando- con lo de la independencia cubana: (Constitución Española, 1871) TÍTULO I De la Nación española, Art. 1. Componen la Nación española los Estados de Andalucía... Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia... Los Estados podrán conservar las actuales provincias o modificarlas, según sus necesidades territoriales. Art. 105. Ningún nuevo Estado será formado de la reunión de dos o más Estados sin el consentimiento de las Cortes de los Estados interesados y sin la sanción de las Cortes federales. Mi abuelita siempre me ha dicho que cuando algo no empieza bien no acaba bien y que si no sale bien se tiene que volver al principio. Señores, no se puede ser independientes a rabiar, escribámosle al rey y volvamos al seno de la Madre España para buscar correctamente, constitucionalmente, nuestra independencia.

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Para acabar con la Tierra

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