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Anatole France
No hay hombre cuyo cerebro sea capaz de abarcar todo el saber que guardan estos estantes. Felizmente, no es necesario.
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Cuadernos de Pensamiento
número tres, año I, Primavera de 2013
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La Religión del Fo-Fo-Fó
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P l u r a l e d i t o r e s es una comunidad de pensadores independientes
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ditorialmente Padre Félix ben Castilla
En una mañana de junio de 1980, Xiomara Rojas, directora de la escuela primaria Marcelo Salado en Caibarién me hace ir hasta la destartalada y temida oficina de la dirección: Félix, tengo que decirte que no puedes entrar a la Vocacional porque aunque tu promedio es suficiente tú vas a la Iglesia… Yo ya había dado algunos dolores de cabeza con sólo once años y en aquel instante el Estado había decido bronquear absurdamente conmigo, había comenzado para mí el conflicto Iglesia-Estado y las desazones de mi madre aumentaron. (Padre Félix ben Castilla; 1969, La Bronca de los Perdones Sucesivos; Libro Inédito)
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e me ha pedido que haga la editorial de este número Plural y en verdad es muy difícil porque después de tantas cirugías estéticas apenas si podemos reconocer la identidad que nos hizo gente cubana, porque en materia de historia y “contrimás” de nuestra historia religiosa estamos tan desubicados que nos va como a nadie el sayo de: No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió… (Joaquín Sabina): Y pongo por ejemplo al Doctor Fidel Castro Ruz quien en su afán por alcanzar su propio sueño fue capaz de desdibujar todo el pasado e inventarse una interpretación histórica al estilo del cantautor español: Pero hay que decir que en la historia humana, lo primero que se refleja por todas partes es la religiosidad difusa. Es decir que no es un principio aplicable a un pueblo en particular, sino que todos los pueblos, de una forma o de otra, la han tenido e indiscutiblemente, en Cuba la había. Lo que te puedo decir es que no había la tradición de la religión organizada, sistemática, metódica, la práctica y la militancia de una religión... (Dr. Fidel Castro Ruz; Fidel y la Religión; Frei
Pero hay que decir que en la historia humana, lo primero que se refleja por todas partes es la religiosidad difusa. Es decir que no es un principio aplicable a un pueblo en particular, sino que todos los pueblos, de una forma o de otra, la han tenido e indiscutiblemente, en Cuba la había. Lo que te puedo decir es que no había la tradición de la religión organizada, sistemática, metódica, la práctica y la militancia de una religión...
Betto; OPCE; 1986; pág. 213). Así, luchando contra estas realidades infalibles sentenciadas ex-cátedra y la falsedad cotidiana donde los cubanos desmienten alevosamente cualquier aserto oficial, intentaré, incapaz de un editorial, hacer indigna y rápidamente, un levantamiento forense sobre la religión y la religiosidad en Cuba que nos deje desenmascarados y a ver si nos reconocemos de algún modo. Panorama Religioso Cubano Cuba, en su más esencial fundamento espiritual, es católica romana. Eso es indudable. Primero, hoy luego de un período negro de persecución oficial hasta del teísmo mismo y que en términos históricos acaba de concluir- si no persecución lo cierto es que la franca hostilidad del Estado para con la Iglesia católica - de modo especialmente singularizado- dejó muchas marcas en la espiritualidad y la formación del pueblo cubanoLa Iglesia católica romana sigue siendo el cuerpo religioso que más afiliados tiene dentro de la isla. Sin embargo, existe una variedad de sectas e iglesias protestantes que aunque no incrementan sus miembros como quisieran, ya forman parte del tema religioso nacional; y, aunque no son muchos los judíos que todavía residen en Cuba, la comunidad hebrea está representada en todas sus tendencias, los hay ortodoxos, reformados, etc…. Y el número más significante en la isla lo tienen, sin dudarlo, los practicantes de los cultos Afro-cubanos que son homogeneizados por el pueblo bajo el nombre de Santería.
Cuba, en su más esencial fundamento espiritual, es católica romana...
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Fin de la Época de la Ecclessia Nacional En el siglo XIX, sobre todo gracias a los liberales que gobernaron en Madrid en reiteradas ocasiones, alrededor de medio centenar de sectas e iglesias protestantes establecieron misiones en Cuba que pocos días antes del triunfo revolucionario de 1959 habían llegado a alcanzar la cifra de un cuarto de millón de miembros en un país de seis millones de habitantes en aquel momento, o sea, menos de cinco cubanos de cada cien eran evangélicos o protestantes. Una cifra realmente minoritaria. Las más populares de entre estas iglesias han sido la Bautista, la Metodista, la Presbiteriana y la Episcopal; sin embargo, aunque no por el número de sus adherentes si no por el choque que provoca con la idiosincrasia del cubano y por el énfasis que puso el Estado en su enfrentamiento- para el que fue una de las tantas tareas ideológicas fracasadas el llegar a hacerla desaparecer- la más conocida de las sectas provenientes de los Estados Unidos es la de los Testigos de Jehová. Época de la Iglesia “Nacionalizada” La mayoría de los cubanos es- al menos nominalmente- católico romano y esto es tan característico del nacionalismo de los cubanos que, al estilo de las iglesias étnicas ortodoxas: la griega, la rusa, la ucraniana, la serbia…- los cubanos han intentado tener en el exilio sus propios templos y un clero eminentemente cubano. Hasta no hace mucho tiempo la arquidiócesis de Miami tenía un colegio clerical cubano de mucha fuerza que llegaba al punto de, en los Estados Unidos de América, celebrar la liturgia en español cuando todavía las iglesias protestantes no se habían preparado para recibir la oleada hispana que ha entrado en el sur de la Florida luego de que el doctor Fidel Castro Ruz asumiera el poder en La Habana. Este exilio “obligó” a la diócesis floridana a hacer reformas en su estructura incluyendo al seminario que de la noche a la mañana se convirtió en bilingüe. En la historia de Cuba la importancia de la iglesia católica es determinante, es mucho más determinante que la del Partido Comunista (Piénsese en el Padre Las Casas; el Obispo Espada; Padre Luz y Caballero; Padre Félix Varela; Padre Esteban Salas; y en Santa Clara: el Padre Chao, Vandor, Hurtado de Mendoza; Doña Marta Abreu). Así de claro. Aunque es verdad también que sólo un mínimo por ciento- entre el 10 y el 15- de sus miembros
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asiste regularmente a misa y participa frecuentemente en sus actividades. Su mayor contribución a la historia cubana ha sido la de proveer una continuidad cultural que quiso ser expurgada en los primeros decenios de la Revolución por ideólogos que pretendieron hacer un trabajo de selección para definir qué aspecto definía a lo cubano y cuál no. Hasta hace pocos años muy pocos cubanos se atrevían a volver a levantar en los frentes de sus casas los “santuarios” o “urnas” que formaron parte de la cultura cubana hasta el advenimiento del ateísmo marxista a finales de la década de 1961-1971. En la actualidad ya se vuelven a ver en algunos portales las imágenes de Santa Bárbara, de La Caridad del Cobre (Patrona de Cuba), San Lázaro de las Muletas (una canonización del personaje de la parábola de Jesús en Lucas 16:1931); quienes son invocados para la buena suerte, la prosperidad y otras bendiciones. El pueblo de Cuba es muy entusiasta para las celebraciones de las Fiestas de los Santos a través del año litúrgico haciendo velorios (veladas), bembées (toques de tambor de origen africano en honor a algún santo), romerías (que ya se han quedado en pocos casos dentro del ámbito familiar-doméstico pues es increíble la cantidad de permisos que se necesitan para reunir cuarenta gente en un descampado), etc.…: Noche Buena, Santa Bárbara, San Juan Bautista, La Caridad del Cobre, los Reyes, La Virgen de la Merced, la Candelaria… La Comunidad Hebrea y la Cubanidad Los judíos cubanos, en principio, no se diferencian por su modo de adorar como reformados, ortodoxos, conservadores… Ellos se diferenciaron como askenazíes y sefardíes. Los askenazíes son los judíos procedentes de Alemania y luego de toda Europa central, o sea, la inmigración procedente de Alemania, Polonia, Rusia; en tanto los sefardíes son los procedentes de Turquía y el norte de África de origen hispano. La comunidad hebrea en Cuba nunca superó los treinta mil miembros y más de la mitad emigró a los Estados Unidos en el principio de la Revolución los que, paradójicamente, aunque en la isla hablaban el yiddish o el marrano en el ambiente familiar, en el exilio miamense no hablan otra cosa que español y culturalmente prefieren afiliarse a la comunidad cubana antes que a la hebrea.
P r i m a v e r a
La Piedad Popular Cubana no es Candomblé… es “Santería” La espiritualidad más practicada en Cuba es la Santería que no es un algo homogéneo pues existen más de veinte tendencias que no se identifican entre ellas como la misma cosa, una cosa es un santero y otra bien diferente es un palero; pero aquí, en honor al espacio y al uso del pueblo cubano hemos decidido llamar con el nombre genérico de santería a todas aquellas prácticas que son de origen africano y sólo resaltaremos sus características comunes. La presencia africana en la cultura cubana determinó algunas particularidades que definieron la espiritualidad cubana aunque no se pertenezca ni se comulgue con la Regla de Osha o santería. El origen de nuestra cultura es fruto de un proceso múltiple de transculturación: es decir de mutuo encuentro y enriquecimiento, no exento de dolores y purificaciones, que fecunda una realidad cultural distinta aunque similar, nueva aunque profundamente imbricada en su pasado frontal… (Don Fernando Ortiz, etnólogo cubano, Contrapunteo, pág. 98) A diferencia de otros colonizadores, los españoles humanizaron en cuanto se podía, el proceso colonizador. Este encuentro provoca la transculturación y por la fortaleza de ambos grupos étnicos y sus respectivas culturas se enriquecen, purifican y transforman mutuamente. De este proceso [y humanización colonizadora] surgen el sincretismo religioso, la mulatez racial y el mestizaje cultural… (Dagoberto Valdés, líder laico católico romano, Cuba: Libertad y Responsabilidad; pág. 40) Rasgos distintivos de la cultura africana [y que permanecen en la cultura cubana téngase el credo que se tenga]: Profundo sentido religioso, cultura tribal y a veces sectaria; arraigo inconmensurable al sentido de la familia y los antepasados; laboriosidad; sentido comunitario; fortaleza física; compleja espiritualidad basada en el respeto y la veneración a costumbres, tradiciones, etc.; exuberancia sexual, sentido musical y rítmico, aprecio a signos y símbolos. (Dagoberto Valdés, líder laico católico romano, Cuba: Libertad y Responsabilidad; pág. 40)” Y la Santería es la conexión espiritual de los seres humanos con los santos. Y es ese movimiento sincrético el que combina
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elementos traídos de Europa por los cristianos católicos romanos, de África por los esclavos yorubas, y algo del espiritualismo musulmán y judío que son claramente perceptibles en los rituales mágicos de los seguidores de las Reglas afro-cubanas. Los esclavos transfirieron su credo y parte de sus ritos al entorno europeo asentado en la isla. Y decimos parte, puesto que más del ochenta por ciento de los ritos, brujerías, ritos y técnicas mágicas que el desconocedor identifica como de origen africano proviene, en realidad, de las brujerías y magias de los blancos, sobre todo de la brujería canaria. Los dioses-orishas- africanos, como en la cosmogonía de aquellos pueblos son dioses subordinados a un Dios mayor conocido como Olofi, son identificados inmediatamente con los santos del santoral católico; así, Babalú Ayé toma el nombre y la iconografía de San Lázaro de las Muletas; Shangó los atributos de Santa Bárbara; etc. Las prácticas mágicoreligiosas africanas tomaron el tiempo del ciclo litúrgico católico y los santos el lugar de los orishas. Los santeros tienen un amplio repertorio de hechizos, de conocimientos de medicina verde y de magia homeopática para realizar su trabajo de curación física y de perfección espiritual. Como los espiritistas, los santeros, antes de cualquier rito de curación realizan un trabajo de limpieza espiritual y de consultación adivinatoria que utiliza, al modo del Urím y el Tumím, piedras, fragmentos de cocos a fin de conocer la voluntad, las opiniones y los consejos de los espíritus y de los santos. Algunos rituales utilizan el expediente del sacrificio animal. Como ya se ha dicho el esclavo amalgamó las características de sus dioses con los santos católicos lo que significa que la jerarquía propia de ambos panteones se mantuvo inalterable. Aunque la “religión” africana no tiene jerarquía sacerdotal bien definida más allá de la “familia” espiritual que se aglutina alrededor del padrino: santero que interpreta toda consulta y quien receta los remedios necesarios para encontrar trabajo, no perder la pareja, librarse del brazo de la ley…, además de ser el ministro de todo servicio que se le rinda a los orishas. Cada santero hasta cierto punto crea parte de su sistema religioso. Los seguidores de la santería han conservado
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como ningún otro cuerpo religioso en la isla la identidad cultural que les define sin llegar a traspolaciones, inculturaciones superfluas o acomodaticias ni a asimilaciones foráneas tal como han hecho la mayoría de las iglesias y sectas protestantes que se han asimilado en mucho a la cultura norteamericana. La santería es una religión invisible- tal vez por los estigmas, tal vez por su propia naturaleza y dinámica estructural internas- y con esto se significa que los que se declaran públicamente a sí mismos como santeros son realmente muy pocos, sin embargo, el número de los que usan la santería en algún momento de apuro en sus vidas es realmente incalculable, excediendo, estamos seguros por una encuesta no enteramente científica que hemos hecho, el cincuenta por ciento de la población; y cuando decimos invisible nos hemos referido a la institucionalidad representativa que no se muestra; sin embargo, es absolutamente probable constatar que son un cuerpo religioso con una sólida tradición como religión organizada, muy sistemática, metódica, y que como todas las las otras religiones en la Cuba anterior a 1959 hacían una vida práctica y militante de su religión.
y bautizarse para recibir la nueva vida), los católicos (quienes aseveran que los creyentes fieles a Jesucristo vivos y muertos- Comunión de los Santos, la unidad entre la iglesia militante en la Tierra y la iglesia triunfante en los Cielos, están conectados de algún modo y pueden auxiliarse los unos de los otros)… etc. Y nada más. Los practicantes de los ritos mágicos-religiosos cubanos muestran muy poco de su complejo sistema ritual y del orden de creencias y doctrinas que este credo lleva aparejado.
Las iglesias cristianas le han colgado el sambenito de ser la práctica satánica, demoníaca dentro de la sociedad cubana. No obstante este ataque frontal el santero promedio no se defiende de tal acusación y sólo reclama el derecho a ser considerado tan hijo de Dios como el resto de los creyentes pues según ellos su sistema utiliza los mismos medios que pentecostales (quienes son poseídos por el Espíritu Santo al punto de entrar en trances tan aparatosos como los santeros y que como ellos realizan curaciones milagrosas en el nombre de Diosquien en lengua africana es Olofi como en inglés es God), bautistas (quienes admiten la necesidad de arrepentirse de toda obra mala
Ante tanta manifestación de religiosidad no se puede pasar por alto que el ateísmo en Cuba ha sido- honestamente asumido- un fenómeno de individuos aislados y no un factor cultural constructivo, no de balde- y cuando tuvo lugar la imposición del ateísmo como doctrina oficial de “TODOS” los cubanos, doctrina que durante aquellos años sirvió como un parámetro más para otorgar méritos y deméritos, para aupar o condenar a alguien- se retomó un viejo adagio cubano que terminó haciéndose casi una consigna en las décadas de los 70 y los 80 del siglo pasado y que reza así: Hay gente que te dice que no creé en na´ y van a consultarse por la madrugá.
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Fin de la Época del Ateísmo Nacional La cultura cubana es una cultura religiosa- es un desatino afirmar que Cuba es o fue una nación que nació y creció sin religiosidad en sus entrañas identatarias. No es gratuito que la sola imagen de la Virgen de la Caridad estampada sobre cualquier soporte sirva como referente icónico de toda una nación que no puede tener siquiera a Martí como símbolo de unidad nacional puesto que en honor a la verdad conozco de muchos críticos de la vida y la obra del Apóstol, críticos que lo son de las apropiaciones y manipulaciones indebidas.
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Derecha con sombrero y sobretodo Su Gracia, el Arzobispo de Canterbury, Sir Geoffrey Francis Fisher, líder espiritual de la Comunión Anglicana en la Plaza de la Revolución “José Martí”, La Habana, presenciando un desfile militar y popular en 1961
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número tres, año I, Primavera de 2013
SumarioP l u r a l
Cuadernos de Pensamiento
Los embrollados caminos de una Cuba espléndida, Juan Manuel Fernández Triana 9 La Isla del Saber Plural, Héctor Darío Reyes 13
La dos Alas de la Verdad Humana, P. Wilfredo Leiter 15 A la recherche, José Gabriel Barrenechea 20
Director Librado Linares
Editor José Gabriel Barrenechea
Dirección de Arte Rvdo. Félix ben Castilla
Consejo de Redacción
Yoaxis Marcheco
Rvdo. Mario Félix Lleonart
El Consejo de esta Publicación asume la responsabilidad ética por todo lo que se publique aquí y al mismo tiempo los autores se responsabilizan con sus criterios.
Filosofía de la No-Violencia, Librado Linares 29 Pepito Barrenechea, el de los cuentos, Otilio Carvajal 33 Pluralismo II, Michael Novak 40 Entrevista a E. Castells, Rafael Vilches 48 Reporte sobre la Libertad Religiosa en Cuba (fragmento), Solidaridad Cristiana Mundial
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La Religión del Fo-Fo-Fó, El Analfabeto 64
Es cierto que la verdadera democracia es difícil; es cierto también que se la puede mitificar o que se la puede desvirtuar. Por esto mismo, debe ser defendida con tenacidad, cueste lo que cueste. De todos es sabido que la democracia, ciertamente; es un sistema político, basado en el pluralismo y en ciertos derechos humanos, en el que la soberanía reside en el pueblo; es una forma de gobierno y una instrumentación para las relaciones sociales. Pero. aunque sea « un ordenamiento y, como tal, un instrumento y no un fin», es también, y sobre todo, un modo de convivencia humana que sólo es posible desde el enraizamiento en unas exigencias humanas fundamentales y en al atenimiento a las mismas.
Monseñor Antonio Cañizares, Arz. de Granada, España
La libertad de Cuba puede esperar, nos basta con un Haití en el Caribe.” Simón Bolívar
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La racionalidad, en cuanto supone la adopción de un patrón de verdad universal e impersonal, es de suprema importancia…, no solo en las épocas en que predomina fácilmente, sino también, y aún más, en aquellos tiempos menos felices en que se la desprecia y rechaza como el vano sueño de los hombres que carecen de la virilidad necesaria para matar allí donde no pueden ponerse de acuerdo.
Bertrand Russell ISSN: Solicitado
cpplural@gmail.com Las Fotografías de este número pertenecen al archivo de Patmos y a la revista bohemia de enero de 1959
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os embrollados caminos de una Juan Manuel Fernández Triana
Versión Editorial
de
La Presentación
del
Cuba espléndida
Libro
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engo a presentar el libro “La verdad no se ensaya. Cuba: el socialismo y la democracia” del escritor habanero, Julio César Guanche. Obra que es un conjunto de cinco ensayos, escritos entre el 2008 y el 2011, y recogidos en una edición de la Editorial Caminos del Centro Memorial Martin Luther King Jr. Confieso que leerme este libro y preparar estas palabras de presentación ha supuesto para mí un gran reto, por la inmediatez en primer término, y por las temáticas tratadas en el mismo. Sin embargo, movido por el amor irrenunciable a la Patria, movido con la esperanza de ver mejor encauzados sus destinos, he aceptado este reto, y presentar estas páginas que miran con agudeza los embrollados caminos de una Cuba espléndida, que ha tenido una historia apasionante y muchas veces ambigua; de caudillos, de tiranos, de dictaduras, de hombres de bien, de soñadores, de patriotas auténticos, de poetas, músicos, deportistas, eclesiásticos; una Patria que ha querido edificarse dando oportunidad a todos, pero muchas veces haciendo incisiones entre sus hijos, llamando a algunos apátridas, rebeldes, gusanos, auténticos, líderes históricos… Y este es precisamente el pensamiento continuo que subyace a lo largo de las densas 192 páginas de esta obra de Guanche. Una mirada atenta a ciertos problemas de la nación, sobre todo, a los asuntos jurídicos, muchos relacionados con la Constitución y
de
Julio César Guanche
en
La Piedra Lunar
la Constitucionalidad; mirando con la mayor precisión posible los problemas que nos asaltan a los cubanos, y también, con una mirada de esperanza en los posibles destinos y escenarios que podamos tener sin soslayar la libertad ni la independencia. La verdad no se ensaya, es el título de este libro, que toma su nombre del primero de los cinco ensayos que contiene. Curioso es que, una frase tan bien acabada, con tantas aristas de reflexión filosófica, esté tomada de la letra de un reguetón, que ha querido “cantarle” a la revolución o “congraciarse con el proceso”, no sé, pero que tiene muchas ideas sugerentes de reflexión. Guanche en su obra ha querido sacar a flote un grupo de reflexiones sobre la situación actual de Cuba, no haciendo una ruptura con la historia de la nación escrita antes de 1959. De hecho, me ha gustado que a lo largo de todas las páginas, jamás he encontrado los términos despectivos de pseudorepública o neocolonia, inventada por superfluos intelectuales con la intención de sacarle provecho a un momento donde parecía que lo vivido en los primeros 450 años de historia nacional era solo para mancillar a Cuba. Y no es cierto, porque entonces sería mancillar a nuestros más grandes próceres; sería mancillar el lecho dejado por Agramonte al lado de su amada Amalia Simoni, sería mancillar los 42 años dejados en Dos Ríos por Martí, sería mancillar las buenas intenciones de nuestra Marta Abreu, de mancillar los tiernos 25 años de José Antonio Echevarría, de mancillar las buenas herencias recibidas desde el
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extranjero, como Humboldt, Máximo Gómez, Henri Reeve, Carlos Roloff. Para hablar de la Cuba que estamos forjando, o de la Cuba que queremos forjar tenemos que hablar de inclusión, de aceptar todos los procesos sin despectivos adjetivos o calificativos que mancillan irreverentemente la historia. Y esto debería ser un proceso natural, no deberíamos invertir tiempo escribiendo libros ni dictando conferencias sobre la necesidad de este giro copernicano en el pensamiento incluyente sobre Cuba y los cubanos. Admiro mucho la continua llamada a no hablar sólo de ruptura, sino de continuidad, porque nos coloca en una postura abierta al diálogo y a la crítica constructiva. De hecho, si el discurso oficial sigue utilizando metáforas beligerantes, consignas desgastadas y efímeras, prepotencia y arrogancia, seguiremos cultivando una política de ruptura, de aquella frase bíblica de “quien no está conmigo está contra mí”; sin embargo, cuando se comienzan a querer cambiar los códigos, cuando nos sentimos parte de las transformaciones, respetando a cada cual, entonces estamos levantando el muro que nos separa, como recuerda San Pablo en la Biblia en la carta a los Efesios, y estamos tendiendo un puente hacia todos, y estamos haciendo continuidad con los 500 años de historia de Cuba. Guanche nos invita detrás de las exposiciones brillantes y sobre todo de aclaraciones jurídicas que para mí eran desconocidas, a abrir un poco más nuestra mente sobre la Patria. A pensar en la Cuba que queremos, en la Cuba en la que queremos vivir y legar a nuestros hijos. Pero pensar, y perdonen mi apologética hacia la Filosofía, pero si no lo hago renunciaría a lo que soy, el pensar conlleva a un pacto sincero con la búsqueda de la verdad. Y si bien la verdad no se ensaya, o sea, no hay que convencerse de un discurso para ver cómo se escucha lo que se dice, sino que habría que vivirse y testimoniarse lo que se cree, la verdad tiene otro componente ontológico, que es la transparencia en su camino de búsqueda que no lleva al hombre a aceptar subterfugios ni a arrostrarlo en una dialéctica diferente. Si todos pensáramos igual, si hubiera un solo criterio, seguiríamos teniendo una Cuba encriptada y aislada, totalitaria y férrea,
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poco atractiva, que se dibuja fantasmas para hacer permanecer ideas totalmente erróneas. La verdad coloca al hombre en una clave ontológicamente liberadora, porque pensar es un ejercicio propio al hombre y propio a la dignidad del hombre. El hombre está llamado a ser un sujeto plenamente libre, y eso no es una concesión que se le puede hacer o repartir como cualquier prebenda. Decía el Cardenal Nguyen Van Thuan, prisionero del totalitarismo comunista vietnamita durante 13 años, de los que pasó 9 en aislamiento, que un día su carcelero le preguntó cómo no perdía su esperanza en aquel encierro tan cruento; y le respondió, que a él nadie podía quitarle la autonomía que tenía en su alma que era lo que le hacía plenamente libre. De hecho, en los años de cárcel, escribió sus obras: “El camino de la esperanza” y “Peregrinos por el camino de la esperanza”. Vista así la capacidad de la libertad que aporta el pensamiento del hombre y la búsqueda seria de la verdad, la hermenéutica nos dice que no se podrá ensayar la verdad en algunas cuestiones, pero sí hay una necesidad de entenderla y buscarla con valentía para no ser sometidos por unos cuantos que creen tener la única verdad y la única voz a levantar. Si la verdad que se proclama no se traduce en libertad para las personas, autonomía y poder de diálogo, es una verdad a medias y mancillada. Y la obra de Guanche, nos sugiere esto, al menos me lo ha sugerido a mí desde las primeras páginas. Podemos cuestionar y cuestionarnos no por el sentimiento derrotista de criticar todas las cosas sin más, sino con el convencimiento de que todos tenemos algo que aportar a esta Patria que aspira a ser cada vez más inclusiva y más diversa, sin perder aquellas raíces que nos hacen sentir miembros de una sola realidad. Les invito, pues, a que la lectura de “La verdad no se ensaya. Cuba: el socialismo y la democracia”, provoque en cada uno de nosotros reacciones positivas sobre la vida política y social de la Cuba en la que hemos decidido permanecer, y con valentía y certera esperanza, pongamos la mirada en el futuro, y vislumbremos un horizonte de bien sobre nuestra historia.
Instituto Patmos
por Rvdo. Mario Félix Lleonart Barroso
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o por ser el más corto febrero será el menos significativo de los meses de este intenso 2013. En la arena religiosa cubana por ejemplo el mes del amor se fue dejándonos como legado la creación del «Instituto Patmos del Libro y el Saber Cristianos», la celebración del primero de sus foros; y la organización de la Iglesia Católica Antigua en Cuba. El 2 de febrero, en el marco de celebración del 74 Aniversario de la Iglesia Bautista «Eben Ezer» de Taguayabón, tuvo lugar la creación del «Instituto Patmos del Libro y el Saber Cristianos», organización paraeclesial formada por la asociación voluntaria de ministros religiosos de cualquier confesión de fe cristiana en Cuba. Su propósito consiste en proporcionar un marco adecuado para la celebración de foros de discusión en los que se pueda tratar cualquier tema y al que se procure invitar para formar parte de sus paneles a todas las partes involucradas. Al mismo tiempo que procurará incentivar y desarrollar un quehacer teológico, hasta ahora bastante escaso en la isla, que facilite a las iglesias a dialogar con la sociedad en general. En el momento de su fundación dicho Instituto involucró a miembros de cuatro confesiones de fe: católicos antiguos, episcopales, e v a n g é l i c o s independientes y bautistas. Sin sede física de momento esta institución realizará sus eventos en cualquier recinto que le abra sus puertas. Si en su organización tuvo las primicias a principio del mes la Iglesia Bautista
en el pequeño poblado villareño de Taguayabón; a la celebración de su primer foro al último día del mes abrió sus puertas la Primera iglesia Bautista «La Trinidad» de Santa Clara coauspiciando el evento su Seminario Teológico «Luis Manuel González Peña». Como de comienzos se trataba, los orígenes de la vida en la tierra fue el tema del primer Foro Patmos, y su primer Panel moderado por el Padre Félix Ramos Castilla, estuvo formado por el Rev. Vladimir Mayo, representando el Creacionismo; el sacerdote católico Wilfredo Leiter, por el Evolucionismo Teísta; el físico José Gabriel Barrenechea, entre agnosticismo y un ateísmo defendido desde el punto de vista filosófico, y el biólogo Carlos Alberto Martínez en defensa del Evolucionismo Ateísta. Ante un interesado y diverso auditorio que rondaba las ochenta personas defendieron los panelistas sus posiciones, primero con las ponencias, luego con respuestas a las más variadas preguntas que se suscitaron. Más allá del triunfo de alguna de estas posiciones, lo cual no era el objetivo, se consiguió el diálogo franco y respetuoso de posiciones a veces irreconciliables pero dispuestas a la sana y necesaria convivencia. Fue una arrancada memorable.
De Izq. a Der. el Padre Félix Ramos Castilla, Director de Patmos; el periodista Héctor Darío Reyes y el premiado escritor villareño Jorge Luis Mederos, Veleta; en la antesala del Segundo Foro Patmos
Así, dejándonos un nuevo instituto sin paredes se nos fue de entre las manos el mes más corto del año, como legado y savia para los que siguen. Con el apoyo o no de los hombres la obra y extraña operación de Dios inexorablemente se abre paso, aún en Cuba, y nada ni nadie le puede detener.
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¡Ah, esta vida fácil y sin objeto de los cubanos! ¿Cambiará algún día…?
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Samuel Hazard
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ebate PATMOS Héctor Darío Reyes
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La Visión Crítica para con el Instituto y El Foro Patmos ha sido realmente rápida en aparecer
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ara aclarar dudas, se debe conocer que Patmos es una isla griega en el mar Egeo donde se asienta el monasterio de San Juan Evangelista el más poético y conceptual de los cuatro firmantes del Nuevo Testamento. La isla debe su renombre a la mención que aparece en el Apocalipsis de Juan, en cuya introducción se dice que éste fue desterrado a Patmos, donde tuvo su encuentro con Jesús. Las tradiciones tempranas del cristianismo identificaban a este Juan con San Juan Evangelista. Por ello, Patmos es un destino importante de peregrinación cristiana. Un encuentro importante con la verdad y el saber. En esta otra isla que habitamos, no en el Egeo sino en el Caribe, existe otra pequeña isla de saberes que realmente hacía falta a esta ciudad, a este archipiélago antillano que algunos catalogan como el más instruido del mundo, pero donde por muchas razones el debate está casi vetado en las filas de los isleños marineros. Por muchas razones que no se alcanzan a comprender del todo, pero que se acatan, o cuanto más, “no se coge lucha con eso” y en el no coger lucha se esconden y parapetan otros cuantos miedos y autocensuras propias que nada tienen que ver con legendarias sirenas y piratas del Caribe. Pues bien. Hay quien sí coge lucha en esta isla, en Santa Clara, y como las fuentes de agua dulce en las bahías del sur, ha surgido esta otra isla de debate y saberes. Un sitio en el que académicos del ámbito religioso puedan interactuar con intelectuales ajenos al sector devoto, sean estos encuentros con amparo oficial o de manera independiente.
Según Yoaxis Marcheco, una activista tenaz de los viajes a la isla “fue en febrero pasado, en el marco del 74 Aniversario de la Iglesia Bautista Eben Ezer de Taguayabón donde se dio a conocer al mundo la fundación del Instituto «Patmos» del Libro y el Saber Cristianos integrado hasta ahora por asociación voluntaria de religiosos provenientes de confesiones de fe tan disímiles como de hecho lo son los católicos romanos, católicos antiguos, episcopales, metodistas, evangélicos independientes y bautistas, e incluso por algunos que a lo Umberto Eco adoptan la sui géneris nomenclatura de “católicos culturales”. Cada foro, un tema de interés social. Cada tema y su respectivo debate incentivan y desarrolla, no solo el quehacer teológico y en su diálogo enriquecedor con la sociedad en general; sino además una buena manera de ver la realidad desde otras aristas. La primera vez que carené en este Patmos, andaba yo, como casi siempre, desatento de conceptos e intereses comunes. Ateo gracias a Dios (y últimamente al Papa) pero como buen naufrago que soy me salió al paso esta isla y no pude resistir la tentación de bojearla, conocerla para entender aquello referido a la veracidad de Dios o de la ciencia. En el puente de mando un grupo de creyentes, y otros no tanto, afianzaban cabos y garlíngas para llevar a PATMOS en buena travesía mientras el timonel, un cura recién ordenado, seguía el rumbo del debate, aunque a veces las marejadas de la inconsciencia hizo dar bandazos a babor y estribor, de proa a popa, así llegara el oleaje. El panel de tripulante motivó con sus necesarias explicaciones y conceptos. Pero destacar sin dudas la locuacidad de Carlos Martínez, quien, además
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de ser uno de los biólogos naturalistas más locos y consagrados (a lo suyo) que conozco, fue uno de los más entendidos en su propia materia explicada. El público pasajero de esta primera nave sí tomó las jarcias en plena ventolera y entre opiniones interesantes y otras dudas puso proa a esa estrella polar que tanto perseguimos unos y desatendemos otros, la verdad y la razón más objetivas. Mar abierto al fin, También hubo quien se sintió con necesidad de púlpito y convirtió el micrófono a mi lado en catarsis religiosa como para demostrase a sí mismo su propia fe en “el señor”. Para próximos encuentros recuérdenme no sentarme debajo de las parábolas trazadas por palabras en plenas tempestades discursivas. Y no olvidar, por Dios… (Sin blasfemia alguna) No olvidar que el cuark es, un constituyente fundamental de la materia. Y esto para que nadie más pregunte en público ¿Cuál es el cual? e incluso se ría de su propia ignorancia. No obstante el encuentro quedó bien. La gran nave de la iglesia Bautista despidió a tripulantes y pasajeros de este viaje con una bendición de amparo y propuestas de próximas travesías. La segunda ocasión en que se reunió el panel de debate del Instituto PATMOS fue en la gran carabela de la Iglesia La Pastora, de Santa Clara; y como yo no estoy acostumbrado a entrar en las casas de Dios, como que abordé con mala onda… lo confieso. Pero había que navegar y mantenerse erguido en otra travesía que incluía más tormentas y remolineos de olas, esta vez con otro carácter más polémico. Luego me di cuenta que yo no era el único ateo entre los presentes y que incluso, los religiosos y cristianos dentro del templo eran de tan disimiles disciplinas y grupos como un festival de rock en Santa Clara en el que se presentara Metálica; o sea todos vendrían. Comenzó el debate. Esta vez sobre el aborto y la cuestión ética de “abortar o parir”, una cuestión delicada. El puente de este barco se cargó de opiniones. Algunas dichas, otras ocultadas, amén de otras confesiones que de por sí, hubieranse quedado mejor en el reino de Neptuno. Otra vez un puente de mando timoneado por el padre Félix Ramos Castilla, el Ben tan bien querido a veces y tan bien odiado otras; pero nunca bien obviado. Y otra vez el contramaestre
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José Gabriel Barrenechea (más bien por el prefijo que por llevar un cargo como ese) volvió a ser el maldito marinero que se opone a seguir al norte. “No cuestiono si se va al norte o al sur, defiendo la capacidad que tenemos todos de decidir qué rumbo debemos tomar en nuestra nave” serían sus palabras en esta reseña marinera. La travesía fue un tanto improvisada y por favor, respetando la Casa del Señor…, podemos rezarle a la virgen de los vientos para que se lleve a algunos comentarios y opiniones infundadas que se convierten en rachas furibundas y se enredan de pronto en el velamen. Y esto es algo que voy a plantear por lo claro; aunque mi crítica no va a alejarlos de Patmos. En tiempos de crisis los hombres se aferran a la fe…o a otros ideales. Pero si tomamos un debate para conceptualizar algo sin tener idea de su propia conceptualización, mejor sea que estudie o se calle, para los que sí saben puedan opinar, discernir y enseñar a otros. Por los demás, nada mal…Vientos constantes, olas de ondulación encrespadas, mañana clara y soleada, sin peligros para la navegación…Ah! Y la entrega oportuna de algunos folios con los derechos humanos. Espero que en la próxima travesía me entreguen los lineamientos o el manual del marxismo, versión soviética, porque esos no los veo desde la secundaria. Y es que en tiempo de mar de leva cualquier agitón de olas puede producir resaca. En fin, Patmos, es una travesía, un crucero a temas poco estudiados, poco debatidos. Como todo barco, con puesto de mando, tripulantes y pasajeros. Pero como ninguno, no hay que pasar escuelas navales ni años en el océano para abordar la nave. Cada cual tiene permitido, no solo ser pasajero, también puede llegar a tripulante o cuanto más a panelista, siempre y cuando conozca bien el tema. Cada cual podrá expresar sus ideas sin censura alguna, amén de la autocensura, ese mal que padecemos todos. Cada cual puede opinar, decir y hasta entrar en catarsis. Pero ojo, algunos de nosotros incluidos, habremos de saber qué vamos a decir, y que hacemos con el tiempo de cada cual, no sea que otros se amotinen y pese a que no echen a nadie por la borda. Patmos en su calidad de isla de saberes, se quede sin saber porqué la nave y tripulación que bregaba en su rumbo se fue a pique a tan solo una pocas millas náuticas de varar en sus respuestas.
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as dos alas Padre Wilfredo Leiter
de la
Verdad Humana
Versión Editorial de la Intervención Realizada en el Primer Foro Patmos
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ueridos hermanos, agradezco la gentileza de haberme invitado a participar de este panel, cuya principal intención es generar un diálogo fraterno en la búsqueda y clarificación de la verdad y así contribuir a la necesaria comunión efectiva entre nosotros, seguidores de Cristo en este siglo XXI. Nos reúne el polémico tema de las relaciones entre Creación y Evolución. Para ir a la raíz del asunto hay que dejar resuelto otro problema que es anterior. Me refiero al problema de las relaciones entre la teología y las otras ciencias, entre el creer y la inteligencia, en definitiva, me refiero al problema fe y razón. Según los Hechos de los Apóstoles, el anuncio cristiano tuvo que confrontarse desde el inicio con las corrientes filosóficas de la época. El mismo libro narra la discusión que san Pablo tuvo en Atenas con «algunos filósofos epicúreos y estoicos» (17, 18). El análisis exegético del discurso en el Areópago ha puesto de relieve repetidas alusiones a convicciones populares, sobre todo de origen estoico. Los primeros cristianos, para hacerse comprender por los paganos, no podían referirse sólo a «Moisés y los profetas»; debían también apoyarse en el conocimiento natural de Dios y en la voz de la conciencia moral de cada hombre. En esta época, los pensadores y filósofos tuvieron que esforzarse para purificar de formas mitológicas la concepción que los hombres tenían de Dios. Sabemos que la religión griega, al igual que gran parte de las religiones cósmicas, era politeísta, llegando incluso a divinizar objetos y fenómenos de la naturaleza. Los intentos del hombre por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del universo encontraron su primera expresión en la poesía. Las teogonías permanecen hasta hoy como el primer testimonio de esta búsqueda del hombre. Fue tarea de los padres de la filosofía mostrar el vínculo entre la razón y la
religión. Dirigiendo la mirada hacia los principios universales, no se contentaron con los mitos antiguos, sino que quisieron dar fundamento racional a su creencia en la divinidad. Se inició así un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abría a un proceso más conforme a las exigencias de la razón universal. Este proceso buscaba la conciencia crítica de aquello en lo que se creía. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefició de este camino. Porque las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religión se purificó, al menos en parte, mediante el análisis racional. Sobre esta base los Padres de la Iglesia comenzaron un diálogo fecundo con los filósofos antiguos, abriendo el camino al anuncio y a la comprensión del Dios de Jesucristo. El encuentro del cristianismo con la filosofía no fue pues inmediato ni fácil. En esta época surge la conocida, injusta e infundada crítica de Celso, que acusa a los cristianos de ser gente «iletrada y ruda». Un pionero del encuentro positivo con el pensamiento filosófico, aunque bajo mucha cautela, fue san Justino, filósofo y mártir cristiano, quien, conservando después de la conversión una gran estima por la filosofía griega, afirmaba con fuerza y claridad que en el cristianismo había encontrado «la única filosofía segura y provechosa». De modo parecido, san Clemente de Alejandría llamaba al Evangelio «la verdadera filosofía», En la historia de este proceso es posible verificar la recepción crítica del pensamiento filosófico por parte de los pensadores cristianos. Entre los primeros ejemplos que se pueden encontrar, es ciertamente significativa la figura del sacerdote alejandrino Orígenes. Contra los ataques lanzados por el filósofo Celso, Orígenes asume la filosofía platónica para argumentar y responderle.
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En esta obra de cristianización del pensamiento platónico y neoplatónico, merecen una mención particular los Padres Capadocios: San Basilio Magno, San Gregorio de Niza y San Gregorio Nacianceno, también Dionisio el Areopagita y, sobre todo, san Agustín. El gran Doctor occidental había tenido contactos con diversas escuelas filosóficas, pero todas le habían decepcionado. El Obispo de Hipona consiguió hacer la primera gran síntesis del pensamiento filosófico y teológico en la que confluían las corrientes del pensamiento griego y latino. La síntesis agustiniana sería durante siglos la forma más elevada de especulación filosófica y teológica que el Occidente haya conocido. Pasando por un recorrido rápido llegamos al escolasticismo, con San Anselmo de Canterbury, San Alberto Magno y, en la cumbre, santo Tomás de Aquino. A este último corresponde un puesto singular en este largo camino. Tomás reconoce que la naturaleza, objeto propio de la filosofía, puede contribuir a la comprensión de la revelación divina. La fe, por tanto, no teme a la razón, sino que la busca y confía en ella. Como la gracia supone la naturaleza y la perfecciona, así la fe supone y perfecciona la razón. Esta última, iluminada por la fe, es liberada de la fragilidad y de los límites que derivan de la desobediencia del pecado y encuentra la fuerza necesaria para elevarse al conocimiento del misterio del Dios Uno y Trino. Por eso es que el Beato Juan Pablo II, en su Carta Encíclica de 1998 Fides et ratio, aseguraba: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.” Volviendo al Medioevo, con la aparición de las primeras universidades, la teología se confrontaba más directamente con otras formas de investigación y del saber científico. En esta época san Alberto Magno y santo Tomás, fueron los primeros que reconocieron la necesaria autonomía que la filosofía y las ciencias necesitan para dedicarse eficazmente a sus respectivos campos de investigación. Sin embargo, a partir de la baja Edad Media la legítima distinción entre los dos saberes se transformó progresivamente en una nefasta separación. Debido al excesivo espíritu racionalista de algunos pensadores, se radicalizaron las posturas, llegándose de hecho a una filosofía separada y absolutamente autónoma respecto a los contenidos de la fe. La unidad profunda concebida por la patrística y el Medioevo , generadora de un conocimiento capaz de llegar a las formas más altas de la especulación, fue destruida de hecho por los sistemas que
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asumieron la posición de un conocimiento racional separado de la fe o alternativo a ella. No es exagerado afirmar que buena parte del pensamiento filosófico moderno se ha desarrollado alejándose progresivamente de la Revelación cristiana, hasta llegar a contraposiciones explícitas. En el siglo XIX, este movimiento alcanzó su culmen. Algunos representantes del idealismo intentaron de diversos modos transformar la fe y sus contenidos. A este pensamiento se opusieron diferentes formas de humanismo ateo, elaboradas filosóficamente, que presentaron la fe como nociva y alienante para el desarrollo de la plena racionalidad. No tuvieron reparo en presentarse como nuevas religiones creando la base de proyectos que, en el plano político y social, desembocaron en sistemas totalitarios traumáticos para la humanidad. En el ámbito de la investigación científica se ha ido imponiendo una mentalidad positivista que, no sólo se ha alejado de cualquier referencia a la visión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la visión metafísica y moral. Consecuencia de esto es que algunos científicos, carentes de toda referencia ética, tienen el peligro de no poner ya en el centro de su interés la persona y la globalidad de su vida. Más aún, algunos de ellos, conscientes de las potencialidades inherentes al progreso técnico, parece que ceden, no sólo a la lógica del mercado, sino también a la tentación de un cierto poder demiúrgico sobre la naturaleza y sobre el ser humano mismo. ¿Por qué he hecho esta, tal vez agotadora, introducción? Porque estoy convencido de que este problema que persiste entre la fe y la razón, es la base del desencuentro entre la fe en la creación y la teoría científica de la evolución. Partiendo de esa seguridad de que el diálogo fe-razón es posible, no hay que temer al decir que la evolución de las especies es un dato de razón científica tan evidente y comprobado que negarlo, apoyados en convicciones religiosas, resulta del todo irracional y contradictorio. No es ninguna herejía decir que el relato de los primeros capítulos del Génesis no es en nada contradictorio con las teorías de Darwin. ¿Cómo se puede llegar a afirmar esto? Ya he expresado lo que la Iglesia Católica piensa sobre la relación fe-razón. Ahora es necesario aclarar el tema de la interpretación de la Sagrada Escritura para notar cómo es posible la conciliación creación-evolución. Parto del hecho de que toda interpretación fundamentalista y literalista de la Escritura, con el mayor respeto de quien se sirva de estos métodos, está lejos de ayudarnos en esto. Si el literalismo fuera factible, habría que decidirse entonces por
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divina. nada.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 282 dice: “La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: ¿de dónde venimos? ¿cuál es nuestro fin? ¿de dónde viene y a dónde va todo lo que existe?” En el número siguiente se enseña: “La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los sabios e investigadores.”
La evolución, en todos sus niveles, es la consecuencia lógica de la temporalidad de la materia, querida y prevista por un Creador atemporal y omnisciente. Usando las propiedades de la materia –con ajustes delicadísimos de sus parámetros- se obtiene la variedad y belleza de astros y vivientes. La ciencia de hoy afirma que todo está hecho con “número y medida” -en las palabras de los salmos- y que es posible la ciencia precisamente por la constancia de las leyes que rigen la actividad material. Tan sólo en casos excepcionales y por razones de orden superior interviene el Creador con una actividad concreta –un milagro- no para destruir nuestra certeza científica, sino para abrirnos a la consideración básica de que todo lo creado está en manos de su Hacedor.
Creemos que la creación es obra de la Santísima Trinidad. Que tiene como fin la gloria de Dios, no para aumentarla, porque Dios no necesita de la creación, sino para manifestarla y comunicarla. Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La creación tampoco es una emanación necesaria de la sustancia
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dos formas de creación: la de Gn 1,1-2,4a en la que Dios creó en 7 días y al final creó al hombre o la de Gn 2,4b ss, en la que dice que Dios creó en un solo día y creó al hombre, para el cual creó un jardín, y después los animales para acompañarlo y finalmente la mujer, ayuda adecuada. De estas aparentes contradicciones está llena la escritura, y esto no va en contra del origen divino de los textos, ni de su carácter inspirado ni de la inerrancia de los mismos. Creemos que la intención redaccional del Gn no está en decir “cómo” Dios creó. La verdad que revela es precisamente que Dios es creador, que la creación es buena y da una respuesta a otra cuestión más importante aún, que es el problema del origen del mal. Concluye el Gn de que Dios no es el origen del mal, sino la desobediencia del hombre que se deja tentar por el maligno. Esa es la verdadera intencionalidad del Gn.
Las investigaciones científicas estimulan una cuestión que desborda el dominio de las ciencias naturales. Es la cuestión del sentido de la creación: si está gobernada por el azar, por un destino ciego o una necesidad anónima; o por el contrario, responde a un Ser trascendente, inteligente y bueno al que llamamos Dios. La inteligencia humana puede ciertamente encontrar por sí misma una respuesta a la cuestión de los orígenes y al posterior desarrollo de las criaturas. Incluso puede inferir de todo esto la existencia de Dios, así lo dice la carta a los Rm 1, 20: “Lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras.”
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Ante estas verdades no hay que temer al afirmar la evolución. ¿Dónde se concilian creación y evolución? En la noción de providencia divina. El catecismo católico dice en su número 302: “La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada in statu viae hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección: Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo con dulzura (Sb 8, 1).”
El paso evolutivo más importante para el Hombre está reservado precisamente para una actividad transformadora que supera toda hipótesis científica: el ser humano, tras una muerte que es consecuencia natural de su finitud como ser viviente, está destinado a salvar al Universo de la futilidad –en palabras de S. Pablo– con una nueva forma de vida “fuera del espacio y el tiempo” y consecuentemente sin desgaste ni cambio. Será, para quienes alcanzan la intimidad con el Creador en su Amor infinitamente generoso, el compartir el modo de vida de Dios mismo. Un “nuevo Cielo y una nueva Tierra” inimaginables nos librará de un “eterno retorno” sin. El don de la existencia es para siempre y el deseo del Creador de hacer partícipes de su felicidad, aun a los seres limitados y caducos que somos los hombres, no puede tener límites temporales. No tememos los avances científicos como si nos llevasen a una orfandad sin sentido. Al contrario, son –ahora más que nunca- una razón constante de proclamar la agradecida respuesta bíblica del Salmo 8: “Señor, ¡qué admirable es tu Nombre en toda la Tierra”.
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bohemia, enero de 1959
La Historia es un Profeta con la mirada vuelta hacia atrรกs
Eduardo Galeano
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José Gabriel Barrenechea
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recherche José Gabriel Barrenechea
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ara quien conozca el negativo desempeño económico de Cuba durante el último medio siglo, la permanencia hasta hoy de la clase política en el poder desde el 2 de enero de 1959, a veinte años de la desaparición de la URSS, resulta una paradoja. ¿Cómo es que ha logrado permanecer allí, a pesar de la difícil coyuntura que nos sobrevendría a raíz de la desaparición de la “comunidad socialista mundial”, la que, según el artículo 11 de la Constitución de 1976, era una de las premisas fundamentales de la independencia y desarrollo en todos los órdenes de la República de Cuba? Tal paradoja debe de ser explicada si es que queremos pensar nuestro futuro; y para lograrlo, para comprender en esencia en qué ha consistido, cuáles son en un final sus claves profundas, nada mejor que ubicar al proceso revolucionario cubano en su correcto lugar dentro de otros semejantes ocurridos durante el siglo XX. Durante el siglo pasado lo fundamental político a escala global, desde 1917, ha sido la contraofensiva del mundo periférico ante el avance globalizador que bajo la égida del núcleo de occidente (Inglaterra, Francia, los EE.UU.) se había venido dando desde fines del siglo XVIII. En este sentido, los procesos soviético, chino o iraquí comparten la misma esencia última: La resistencia de lo que va quedando de las antiguas sociedades ancestrales y extraoccidentales, revitalizada por la que ahora ofrecen sus nuevas elites intelectuales, a medias occidentalizadas, ante el perfilamiento de un Estado o al menos un Mercado Mundial con su centro en las grandes capitales del mundo occidental. El caso particular ruso, por ejemplo, es un ejemplo paradigmático de lo dicho arriba. Allí, en la coyuntura de una terrible crisis provocada por la evidente inferioridad rusa, cultural, económica y social, para enfrentarse en una guerra a una nación occidental moderna, una minúscula minoría se ha hecho con el poder. Y más que por cualquier otra consideración, lo ha logrado por una muy simple razón: Es la única facción política que ha admitido
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de una tradición institucional
para nada perdida.
sacar al país de inmediato de la 1ª guerra mundial, y sin cuidarse de la opinión de sus aliados franceses, británicos y norteamericanos. Lo que le ganará el incondicional apoyo del gigantesco ejército no profesional, conformado en lo fundamental por reclutas campesinos, que en ese conflicto ha puesto la mitad de las bajas (de 8 millones de muertos, casi 4 corresponden al ejército ruso; aun cuando solo habrá peleado durante tres de los cuatro años que dura el conflicto). Apoyo que a partir del 7 de noviembre, al hacerse los bolcheviques con el poder en Petrogrado, se manifestará de un modo harto sui generis: los soldados demostrarán su apoyo a Lenin nada menos que con los pies, ya que de inmediato los ejércitos comenzarán a ser desertados en masa. El nuevo poder que se formará en Rusia a continuación no será uno de obreros y campesinos, aunque individualmente una parte considerable de sus miembros provengan de dichas clases, sino el de una minoría consciente de la necesidad de modernizar al país, al menos en unos pocos aspectos claves para mantener viva una pretendida “rusidad” frente a los embates de la “occidentalidad”. Una nueva elite que justificará su existencia y poder ante la historia al mostrarse mucho más eficiente que la que le precedió en aprovechar, de lo creado por Occidente en la Modernidad, aquello que le es útil para mantener a la sociedad rusa atada a sus maneras ancestrales profundamente despóticas y antidemocráticas (industrialismo relacionado de modo directo con el abastecimiento del ejército y con su organización, técnicas policiales… pero también, y por sobre todo, una ideología tan ambigua como el marxismo, que a pesar de presentarse como la quintaesencia del progresivismo, se demostrará en las realidades del siglo XX más útil para armar sociedades precapitalistas que poscapitalistas). Una elite que en definitiva cumple ese cometido casi tan eficientemente como la que rodeaba a Pedro el Grande, dos siglos antes. Ahora, ¿preguntémonos si contra la opinión general cabe ubicar aquí, junto al ruso-soviético, y entre los procesos chino e iraquí, al cubano?
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Lo primero que nos saltará a la vista al compararlo con aquellos y en específico con el someramente analizado más arriba, es el hecho de la mucha mayor participación política en el nuestro. Si en el ruso-soviético son unas minorías que ganan el poder mediante promesas sencillas, prosaicas si se quiere (pan, paz y tierra), en medio de una situación de crisis profunda y lo fundamental, palpable, para ejercerlo casi en seguida en solitario, y por medio del terror indiscriminado, en Cuba no ocurre de igual modo: el poder se ha establecido no mediante una hábil componenda política armada sobre el hambre o las vicisitudes de una guerra atroz, sino gracias a la anuencia consciente de una mayoría de la población. Y es que la diferencia esencial, la que sitúa al proceso cubano en otro grupo muy distinto, es que Cuba, al contrario de la a medias asiática Rusia, por no decir China o Iraq, es una nación occidental, con un maduro proceso de individuación. Solo que una nación occidental secundaria, pequeña, de escasa población, incapacitada para la autarquía económica y a la vista casi de las costas de la que, a posteriori de la 1ª Guerra Mundial, se haya llamada a convertirse en la nación central del proceso globalizador: Los EE.UU. Y esta diferencia en cuanto a niveles de individuación se nos transparenta en que si, como entrevimos, en Rusia la conciencia de la desventaja y relegación nacional por el avance de un proceso homogeneizador no concebido desde la “rusidad”, sino desde la occidentalidad, solo se dan en una minoría, muchos de los miembros de la cual, por otra parte, llegan a esa conciencia solo en medio de su ejercicio del poder, en Cuba la conciencia de la inferioridad de facto del cubano ante una de las facetas de lo occidental, lo norteamericano, es más bien un (re)sentimiento nacional a partir de 1901. A diferencia del ruso, cuyo completo mundo coincide con la docena de verstas cuadradas de tierra en que se desenvuelve su vida, el cubano, cuyos ascendientes en algún momento han cruzado al menos un océano, lo fue desde un inicio por su ansia consciente de abrirse al mundo, por su clara aspiración a desembarazarse de los rígidos corsés que le imponía la mentalidad española. Y en la concreta satisfacción de tal ansia, no es extraño que comenzáramos a crearnos a conciencia una idiosincrasia propia que completara la que ya de hecho iba distinguiéndonos de matritenses, sevillanos, leoneses o aun canarios. Lo que conllevó a su vez buscar modelos más allá de nuestras costas en aspectos no tan prosaicos y automáticos como el comer, el andar o el decir. Así, por ejemplo, los proyectos políticos y económicos cubanos de mediados del siglo XIX, que mantendrán de alguna manera su vigencia hasta los primeros años del XX (con exactitud hasta la crisis financiera de 1920, que dio fin a las “vacas gordas”), imitarán abiertamente primero, y hallarán luego su inspiración en las formas
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que la política y la economía han adoptado en la única nación americana independiente que no ha terminado en un estado fallido para esa fecha, y en que sus habitantes viven constatablemente mucho mejor que sus ancestros de antes de la independencia: los Estados Unidos de América. Y en la búsqueda de realizar dichos proyectos políticos y económicos es que nos lanzaremos a nuestra Guerra de los Treinta Años (1868-1898) por la independencia. Guerra sin comparación posible en las guerras humanas, por sus marcadas desproporciones en contra nuestra, y que en justicia nos hará creer merecedores de situarnos entre las naciones líderes a nivel mundial. Guerra, sin embargo, de la que saldremos con el monumental fiasco en que terminará convirtiéndose la Intervención de 1898 para 1901: Nuestro paradigma político y económico, en el cual habíamos buscado los modelos de civilización y modernidad que contraponer a la medievalidad española, nos decepcionara muy a lo profundo al demostrar con la Enmienda Platt que no nos creen capaces de seguir su misma senda por nosotros mismos. Desilusión que es incluso perceptible en la obra de un confeso anexionista como José Ignacio Rodríguez, quien en Estudio Histórico sobre el origen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la Anexión de la Isla de Cuba a los Estados Unidos de América no se ha propuesto en sí propagandizar dicha idea, sino más bien poner frente a frente los modelos de unión americano-cubana prevalecientes antes de 1860, y de los cuales los Informes presentados respectivamente a la Cámara y el Senado el 24 de enero de 1859 constituyen su expresión más acabada, con los que propugnaban para la fecha de composición de la obra (1899)“McKinley y sus amigos”. Modelos aquellos primeros en los que los “partidarios (cubanos) de la anexión creyeron siempre, y continúan creyendo, a pesar de todo”, ya “que por medio de aquella (la anexión de aquellos modos) podría alcanzarse para su patria amada la mayor suma posible de dignidad, de libertad, y de grandeza material y moral”, muy al contrario de lo que ocurría con los últimos, encaminados más bien hacia la consecución de una Isla “gobernada militarmente, como colonia, o (considerada como) posesión habitada por gente de raza y civilización inferior, a la que hay que enseñar el arte de gobernarse, e indigna de ser dejada a sus propios destinos”, y que por tanto resultaban repugnantes a los anexionistas que mantenían dicha posición por patriotismo. Es por ello que a partir de 1901 y actuando como si en verdad la telaraña de los poderes mundiales estuviese organizada a modo de un justo mecanismo de premio y castigo, premiando primero que nada las virtudes guerreras y los méritos bélicos de cada pueblo, y no como casi
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siempre en la realidad, lo abrumador de los números geográficos o censuales, o las bondades del subsuelo, los cubanos, creyéndose víctimas de un malintencionado despojo, serán cubanos por esa sorda aspiración que alienta en lo profundo de todos sus corazones a reponerse al lugar que creen merecer en la mentada telaraña. Lugar que como condición sine qua non deberá ponerlos a un mismo nivel con los “americanos”. Aspiración o más bien sentimiento, no obstante, que aunque corroe el alma, todos lo tienen por irrealizable… al menos hasta la llegada al poder de un individuo, gústenos o no, excepcional: Fidel Castro Ruz. Desechado por tanto el intento de clasificar al proceso revolucionario cubano dentro del grupo de aquellos procesos revolucionarios en que ciertas elites semioccidentalizadas tratan de aprovechar algo de la occidentalización para evitar que sus culturas no occidentales sean relegadas en las escalas del poder mundial, o incluso absorbidas, se impone continuar buscándole una mejor ubicación. En este sentido, si logramos desprendernos de ciertos prejuicios, veremos que solo otro proceso en el siglo XX ha generado una semejante disposición colectiva e individual a la inmolación, a semejanza de la vivida en esta Isla durante 1961 y 1962: el proceso nacionalsocialista alemán. Y es que en ambos procesos, sobre algunas diferencias significativas, como la de que en el cubano lo racional, al menos al nivel de discurso, predomina sobre lo irracional, se advierten a primera vista innumerables semejanzas: Ambos ocurren en naciones occidentales, aunque no del núcleo, que por su pasado y por su espíritu, se creen merecedoras de una mejor posición en las telarañas de ese poder mundial que se globaliza. Naciones que han tenido como modelo intelectual a otra más hacia el centro de occidente, pero las cuales, con sus actos hacia ellas, han terminado desilusionándolas de muerte en algún momento (En el caso alemán, la Francia revolucionaria, que con su maniquea identificación de lo germano con lo aristocrático y lo feudal, en contraposición a lo celta como lo popular y moderno, pero por sobre todo con el concreto expansionismo napoleónico del otro lado del Rin, terminará inspirando Los Discursos a la Nación Alemana, de Fichte, y luego la jerigonza oracular de Hegel; primer fundamento histórico del futuro nazismo). Ambos ocurren como resultado del desgaste de avanzados intentos democrático-constitucionales. Desgaste achacable más que a las propias falencias de dichos intentos (que en ambos casos las hay, sin dudas), a las expectativas nada realistas que en ellos ha puesto la mayoría nacional. Expectativas que se encuentran fuertemente predeterminadas por la exagerada idea que dichas mayorías tienen de la posición que debe merecer su nación en el
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contexto internacional, e incluso, para ciertos sectores intelectuales, por la creencia en un destino que su nación debe cumplir en dicho contexto. Por tanto, el proceso cubano pertenece más bien al de aquellas naciones occidentales relegadas a un papel secundario en la globalización occidentalizante, y que poseedoras de un pasado imperial (en el caso alemán…, en el nuestro es bueno entender que Cuba, y por sobre todo la Habana, ha sido durante casi doscientos años el único pedazo de lo que fuera el imperio español que ha continuado viviendo como tal; su único centro expansivo no anquilosado), dotadas de un tan alto grado de individuación que convierte en masivo lo que en naciones del primer grupo es solo cuestión de ciertas elites, han intentado revertir esa situación. Hay una semejanza más entre los procesos alemán y cubano, determinante para los particulares fines de este trabajo: Por lo general los políticos en naciones con gran influencia de las masas en el poder, como lo es Cuba aun bajo la primera dictadura de Fulgencio Batista, por no hablar en el periodo auténtico, o Alemania bajo la República de Weimar, tienden a contrapesar, poner diques a las ansias reivindicativas nacionalistas de dichas masas, que ellos perciben atinadamente como potenciales desbordamientos sumamente peligrosos para el futuro de la Nación. Suelen, por lo tanto, cortar las alas de los sueños nacionales para que no terminen convirtiéndose en delirios colectivos. Y es ello algo que se cumple en la aplastante mayoría de los políticos, y de sus decisiones particulares. En la minúscula fracción restante, nos encontramos con Adolfo Hitler y Fidel Castro. Ambos, a su asunción del poder, darán curso abierto a las aspiraciones nacionales constreñidas (pero por sobre todo Fidel, por su negativa casi total a pactar con nadie que las pueda mediar: él nunca pactará con los grandes capitanes de la industria o las finanzas, como si lo hará el Führer). Serán de hecho los arietes que, con la pasión de sus nada ortodoxas oratorias que enredan y elevan a planos extracotidianos a sus oyentes-seguidores, derribarán todas las posibles reservas, racionales o irracionales, de la gran masa nacional, e incluso las de muchos individuos que poco antes se enorgullecían de su escepticismo metódico. El proceso revolucionario cubano puede así reducirse a que las mayorías nacionales, asqueadas de la política democrático-social de los cuarentas, que no acierta a ponerlas a vivir, de golpe, porrazo y sin esfuerzo, en una Isla tan protegida de las influencias externas (aun las más nimias), cual si estuviera ubicada en la cara contraria de la Luna, optan por deshacerse de dicha política. Pero
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como sin política ninguna sociedad puede vivir, lo que en verdad hacen es dejarla por completo en manos de un ser percibido como sobrehumano; todo pureza y desinterés. El mismo que a su vez resulta ser el primer gobernante en cincuenta años de República que se muestra dispuesto a llevar adelante las desmedidas aspiraciones de las mayorías nacionales. O sea, todavía más reducido, a la autoidentificación de una nación occidental secundaria, pero con una visión de sí misma particularmente desmesurada, con un individuo extraordinario: Fidel Castro Ruz. II
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mismo momento en que nace tendrá que “variar esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o tradicionaliza o ambas cosas.” En este sentido, debemos de admitir que no resulta factible tradicionalizar una dominación carismática como la cubana-fidelista, ya que ella, como vimos, se ha dado en una sociedad que a la larga es occidental y moderna, o sea, poco afín por naturaleza a tales tipos de dominación (carismática, pero también tradicional), y donde si se han dado las anacrónicas condiciones para su existencia ha sido por la prevalencia de circunstancias muy poco comunes que no suelen persistir por mucho tiempo (los resentimientos, como en el caso de las personas reales no noveladas, no suelen ser eternos en el de las naciones).
Hemos partido de reconocer, incluso antes de distinguirlo, que ese modelo de organización social basado en la completa identificación de la Nación con Fidel Castro, o al menos de este como el instrumento del supuesto Destino de aquella; esa, llamémosle dominación carismática, se ha mantenido firme. En precario, al borde mismo, o más bien muy adentro del desastre económico, pero ha seguido en pie y con un apoyo importante de la población. No obstante, un modelo de organización tal descansa absolutamente sobre una pieza irremplazable: El específico líder, dotado de un algo inefable, el carisma, que no suele heredarse, ni mucho menos aprenderse, y que tampoco favorece a sus poseedores, por más extraordinarios que suelan parecernos, con el don de la inmortalidad.
Lo sensato y consecuente será por tanto legalizar. Pero no la dominación carismática en sí, algo que de entrada resulta contraproducente. Se requiere más bien legalizar a través de la completa y sincera sustitución del modelo de dominación carismático por la institucionalidad de un verdadero estado de derecho.
Esta intrínseca falencia suya nos han dejado al presente ante una inocultable realidad: El modelo de organización económico, político y social, basado en el carisma de Fidel Castro, y al que tras el 31 de julio de 2006 se le han realizado algunos ajustes, cosméticos, no funciona al presente, ni económica, ni política, ni socialmente. Y si hoy la Nación no ha entrado en una crisis de ingobernabilidad solo se debe a la inercia, a la desmesurada cantidad de movimiento que adquirió el proceso a inicios de los sesentas (y al envejecimiento de su población que la conservaduriza). Mas esa cantidad de movimiento, cuyo natural desgaste la presencia del líder carismático logró retardar durante años, hoy, en las nuevas condiciones de un sucesor octogenario y gris, que quizás sea el presidente más anodino de toda nuestra historia independiente, se gasta a un ritmo preocupante.
Veamos…
En Cuba, por tanto, nos encontramos abocados a la incuestionable necesidad de darnos un nuevo modelo de organización socio-político, además de económico. En Economía y Sociedad, Max Weber sostiene que toda “dominación carismática es de carácter específicamente extraordinario y fuera de lo cotidiano”, por lo que de modo necesario desde el
Aceptado ese camino, sin embargo, podría presumirse que semejante propósito se alcanza con solo dejar funcionar el actual marco constitucional y jurídico… Que sin la distorsionante influencia del líder carismático, la Constitución de 1976, reformada en 1992 y 2002, comenzará a funcionar y que poco después nos convertiremos en ese estado de derecho pleno que buscamos. ¿Mas bastará en realidad solo con ello…?
En los primeros días de 1959 la Revolución afirmó su legitimidad al presentarse como la acción, el acto que había venido a reinstaurar la Constitución de 1940. De hecho la Ley Fundamental que el nuevo poder se dio el 7 de febrero, como reconocen Julio Fernández Bulté y Julio Antonio Fernández Estrada en La Constitución de 1940 desde nuestra perspectiva actual, “fue, sin lugar a dudas, la reimplantación de la del 40”. Y es que en esos primeros días los poderes surgidos de la Revolución se presentaban y se entendían aun como transitorios, como los que en esencia se encargarían de, tras un periodo de dos años, hacer volver a la República bajo el manto legal de la Carta del 40. Sin embargo, a partir del 17 de julio de 1959, cuando Fidel Castro reasume el premiarato tras la forzada renuncia del presidente Urrutia, ya es otro el sustento legal de aquellos poderes: Se basan en la confianza que una significativa mayoría de cubanos (según el survey de Bohemia en mayo casi el 100% de la población) le brinda a ese señor de barbas negras y retórica hirsuta que, más que bajar alquileres, repartir tierras o aumentar salarios, se muestra propicio a intentar
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lo que se encuentra incrustado en lo más central del inconsciente colectivo de la Nación: Ponerla en el lugar que se merece en el ranking de los poderes mundiales gracias a sus indudables méritos, y no en el que realmente ostenta por la pobreza de su subsuelo, o poca extensión relativa de su superficie. En los homéricos sesentas los cubanos se sentirán por primera vez, en el periodo posterior a 1901, lo que siempre han querido sentirse: iguales y no discípulos de los norteamericanos; y ese reconfortante sentimiento para la autoestima de un pueblo muy comunicado con el mundo, sentimiento centrado en Fidel Castro, que es en definitiva quien lo ha desatado, los induce a su vez y en un proceso circular de retroalimentación a nuclearse cada vez más alrededor suyo. En consecuencia en este periodo el poder revolucionario se legitimará no en constituciones o leyes, sino en la confianza de las grandes mayorías en la sintonía del líder indiscutible con las profundas aspiraciones reivindicacionistas nacionales. Son los años, entre ese 17 de julio de 1959 y el 24 de febrero de 1976, en que el país vive en verdad sin constitución, y en que se legisla, o más bien legisla Él, por decreto, sin orden ni concierto, sin un plan definido, a inspiración apenas de las circunstancias pero por sobre todo de sus voliciones. Mas, al decir de Ramiro Guerra en Filosofía de la Producción Cubana (agrícola e industrial): “Es un hecho singular y esencial de la economía cubana, que el más alto porcentaje de su producción para el consumo directo, satisfaga necesidades primarias naturales, de tipo biológico, o que se acercan al nivel de lo biológico, mientras que las necesidades creadas, no por la Naturaleza, sino por la civilización, se satisfacen por vía indirecta, por la producción para la exportación”. Cuba, incapaz para la autarquía más que al nivel de vida del neolítico, sin yacimientos de hierro, carbón o petróleo que puedan ser explotados con rentabilidad, requiere de economías complementarias a la suya, hacia las cuales exportar productos, y de donde obtener lo que aquí no se puede producir; eso “o disponernos a dar marcha atrás para volver a andar a pie, a utilizar el arria, volviendo a criar mulos y caballos, y a restablecer a la carreta en su antigua función de ser nuestro principal medio de transporte de carga terrestre… o retrogradar a la agricultura de tipo taíno.” Los nuevos poderes, en consecuencia, para garantizar la viabilidad de sus proyectos nacionalistas, y por tanto y a su vez para garantizarse como poderes, necesitan de esas economías complementarias que sustituyan a la de los EE.UU (incluso en el caso de no haber
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ocurrido la ruptura de 1960-62, el propósito de disminuir la “dependencia” habría implicado la necesidad de tal búsqueda). Su ideal será la América Latina, a la que por su afinidad cultural y étnica se pretende involucrar en la explosión de entusiasmo nacional-carismático cubano: Llevarla también a toda ella a las épicas concentraciones de la Plaza (Ágora) de la Revolución, a las grandes asambleas en que se discute por medio de esa “comunión mística” entre pueblo y líder (FidelPericles), de que nos habla el comandante Ernesto Guevara en El Socialismo y el Hombre en Cuba. Pero Latinoamérica, sin una tradición imperial, con una historia de innovación económica o militar muy modesta, no es Cuba. Como desde un inicio se percibe que ese más que apoyo, suma, no se logrará en tres días ni tres años, como de todas maneras no hay complementariedad económica posible entre Cuba y Latinoamérica en el futuro inmediato, y ya que la ayuda urge en definitiva, la Revolución entrará en los juegos globales de la Guerra Fría. La Cuba revolucionaria ya en el mismo 1959 comienza a aproximarse a la URSS; la única economía del mundo de entonces en capacidad, y disposición, para venir a ocupar el papel que por doscientos años han estado cumpliendo los norteamericanos. En este sentido puede hacerse una historia de lo sucedido en Cuba a partir de 1959, casi que con pretensiones de matemática, siguiendo el gradual proceso de trasvase del reivindicacionismo nacional como principal causa de apoyo popular, por la posibilidad de disfrutar de la vida no muy abundante pero despreocupada e igualitaria de una utopía. Y es que si concordamos con el ensayista y dramaturgo Boris Groys, quien en una reciente entrevista señalara como los atributos del socialismo de corte soviético los siguientes: “subvenciones estatales, poco trabajo, estancamiento generalizado y mucho tiempo libre”, no nos quedará más remedio que reconocer que el proceso ha llevado en verdad del nacionalismo al socialismo. Porque la verdad es que tras una década de euforia nacionalista, en que la naturaleza antieconómica intrínseca a toda dominación carismática ha llevado al colapso a la economía del país, se impone contentar a una población que en 1971 vive en lo material peor que en 1957. Y es en esta circunstancia que resultará aprobada y puesta en vigor la Constitución de 1976, que viene a cerrar el primer periodo institucional revolucionario, el a-institucional tanto a nivel de discurso como de realidad. La elite de poder necesita asegurar su relación con la URSS, y más que nada los libérrimos Acuerdos Comerciales y Financieros de 23 de diciembre de 1972, que le asegurarán al pueblo cierta prosperidad, cuando la euforia nacionalista empieza a dar signos de agotamiento.
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Pero ha sido esta transformación un proceso en que la dominación carismática se adapta a las nuevas circunstancias. Fidel Castro en definitiva, convencido de su absoluta imprescindibilidad para la nación (sin mí esto se va al carajo… o a la anexión, que para el caso es lo mismo), ha optado, más que por la institucionalización real que permitiría superar de modo efectivo el a-economicismo de toda dominación carismática, por buscarle a la misma un mecenas que permita cubrir las necesidades que un sistema tan “extraño a la economía” (al decir de Max Weber) no alcanza a satisfacer, y de ese modo poder contentar la hasta ahora postergada necesidad de sus seguidores de a pie de un horizonte tangible de mejorías palpables. En consecuencia la nueva legitimidad, la basada ya no tanto en el nacionalismo, sino en el socialismo, no ha traído nuevas autoridades, ni en realidad una nueva manera de ejercer el poder por las ya existentes. Fidel Castro, el encendido líder nacionalista que desde la tribuna desafiaba a los EE.UU. en el popular lenguaje y hasta gestualidad de la guapería rellolla, es ahora identificado con el gran constructor del porvenir luminoso socialista que nos ha tocado en nuestro indetenible camino al comunismo: el Lenin de esta parte latina del mundo. Es por ello que la Constitución cubana de 1976 es tan diferente de la Soviética de 7 de octubre de 1977 a pesar de su superficial y aparente semejanza. Si la segunda define en teoría un régimen parlamentario, y en la realidad el gobierno consensuado de una elite de funcionarios septuagenarios, la cubana, por su parte, más que uno presidencialista, prefigura uno monárquico. Si en la soviética en su artículo 121 se definen las atribuciones del Presídium del Soviet Supremo de la URSS, y en el 131 los límites de las atribuciones del Consejo de Ministros, en cambio falta ese larguísimo, semejante al 91 de la nuestra del 76, o el aun un tanto más largo 93 de la de 1992, en que se establecen con claridad los muchos poderes del equivalente cubano del Presidente del Presídium del Soviet Supremo de la URSS, el Presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba. Es así que uno no se explica (bueno, en verdad uno si se lo explica) que alguien tan agudo como el relevante jurista cubano, Julio Fernández Bulté, escriba en su ensayo El proceso de institucionalización en Cuba que, “la Constitución de 1976 nos aproximó, funcional y estructuralmente, a los países socialistas de Europa del Este y nos separó en cierta medida de nuestras tradiciones presidencialistas”. Porque en la realidad, más que en la teoría, y no “en cierta medida”, sino en una inusitada, la Constitución de marras fue más que presidencialista, monárquica, y ni tan siquiera a la manera de la Inglaterra del
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siglo XVIII, sino a la francesa de 1700, bajo el Rey Sol. En este sentido resulta sumamente locuaz el siguiente fragmento tomado del libro Comentarios a la Constitución Socialista, del “miembro clave de la comisión encargada de redactar el Anteproyecto de la Constitución Socialista”, profesor y diplomático Fernando Álvarez Tabío: “La función múltiple atribuida al Presidente del Consejo de Estado, en lo político, en lo económico, en lo legislativo, en lo gubernamental, en lo administrativo, en lo militar, la cual ostenta como máximo depositario de la soberanía nacional y defensor más representativo de la causa de la democracia y del socialismo, solo podemos concebirla en quien, desde las epopeyas del Moncada y la Sierra Maestra, guiado por el pensamiento de José Martí, condujo la Revolución a la victoria. En la historia de todos los pueblos hay grandes hombres cuya vida y obra están estrechamente ligadas a las más gloriosas etapas históricas de la nación. Estos hombres simbolizan las más altas cualidades de su pueblo; dedican toda su vida a la lucha por su independencia y su felicidad; sus palabras y sus acciones reflejan las aspiraciones más acariciadas y la voluntad más firme de la Nación.” “El presidente del Consejo de Estado de nuestra República, compañero Fidel Castro Ruz, es uno de ellos. Consideramos, pues, que el artículo 91 de la Constitución es un justo homenaje a su persona.” Solo la aceptación desprejuiciada de este carácter monárquico de nuestra ley de leyes, nos ayudará a comprender por qué, según lo expresa el catedrático Walter Mondelo en Constitución, regla de reconocimiento y valores jurídicos en el derecho cubano, nuestra Carta Magna no ha podido consolidarse como el patrón de la constitucionalidad y la legalidad en nuestro país. En definitiva por qué la misma no es “usada regularmente como criterio para identificar el derecho válido y para fundamentar el deber de obediencia a sus normas”. Apartándonos de divagaciones kelsenianas o hartianas, concebidas para no tener que ver lo evidente, sin perder prestigio académico de paso, el hecho de que aún se debata “si los decretos-leyes (del Consejo de Estado) tienen igual jerarquía que la ley, cuando la Constitución faculta únicamente a la Asamblea Nacional a promulgar leyes y, además, a revocar los decretos-leyes del Consejo de Estado si se oponen a la ley o a la Constitución”, el que por otra parte en 36 años la Asamblea Nacional no haya nunca ejercido su derecho a “decidir acerca de la constitucionalidad de (los)
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decretos-leyes”, o “revocar en todo o en parte los decretos-leyes que haya dictado el Consejo de Estado”, solo se comprende en ambos casos a cabalidad si aceptamos que dicha constitución se ha hecho a la medida del imperante carismático, Fidel Castro. Y es que en esencia dicha Constitución no consiste más que en una reescritura de las constituciones socialistas de corte soviético, redactada por los seguidores más próximos del líder carismático y bajo su directa supervisión, con el fin de obtener los beneficios de la pertenencia al CAME sin a la vez verse obligados a desprenderse de las particulares formas que ha terminado asumiendo el poder en la Cuba revolucionaria. De este modo todo lo que no este escrito allí para legitimar dicho poder carismático, o que pueda entrar en contradicción con el mismo, ha sido expurgado cuidadosamente de todo valor real, como por ejemplo la grandilocuente declaración que es en sí el artículo 69 de la versión de 1992, que establece que “La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado. Representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo”. Tal declaración carece de la más absoluta realidad, si comprendemos no solo que reuniéndose solo una semana al año es imposible ejercer semejante poder, sino también que por el actual sistema electoral, que impide el surgimiento de otras figuras políticas de alcance nacional independientes de las previamente existentes, la Asamblea a su elección se encontrará siempre, y por completo, en manos de poderes anteriores a su elección: el imperante carismático, y a quienes este tenga a bien designar para sucederle (bajo Fidel llegó incluso a crearse una especie de escuela, totalmente fuera de la institucionalidad o por lo menos de su letra, de la cual teóricamente saldría su sucesor, y en donde terminaban los cuadros de la UJC o la FEU que resultaban agraciados con su favor: el llamado Grupo de Apoyo del Presidente de Consejo de Estado). Por tanto, resulta evidente que la actual constitución se encuentra tan por completo imbuida, hasta el grado de la inmanencia, del gran hombre cuya vida y obra están tan estrechamente ligadas a las más gloriosas etapas históricas de la nación, que en definitiva resulta mucho mejor elaborar por completo una distinta, que reformarla. III Pero nuestros problemas van mucho más lejos, sin embargo. No solo residen en que en un final, ante tantos e infinitos “ajustes” que necesitaría la constitución de 1976-92 para resultar viable, sea preferible simplemente deshacerse de ella que reformarla… Si como vimos al nacionalismo de 1960 lo sustituyó hacia 1975 el deseo de la tranquilidad
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y despreocupación de una utopía socialista (al decir de Boris Groys), el posterior colapso del Sistema Socialista Soviético entre 1989 y 1992, al imposibilitar el mantenimiento de la misma, que se sostenía en definitiva sobre los Acuerdos Económico-Financieros de 23 de diciembre de 1972, dejó a los cubanos sin referentes futuros no trágicos. A partir de entonces la Nación será obligada a enquistarse en el modelo de plaza sitiada. Aquel al que Enrique José Varona había predicho, ya en fecha tan temprana como 1900, nos llevaría inexorablemente el intento de resolver por la vía radical (a la brava) las dificultades de nuestra complicada relación con los EE.UU.: En concreto el modelo que en su tiempo el filósofo describió como de “isla desierta y desconocida del mar Antártico”, adonde podrían reunirse los exaltados cual si vivieran “en la Luna”, a disfrutar de una absoluta independencia nacional. En la nueva situación permanecerá la dominación carismática. Fidel Castro, cada vez más empeñado a medida que envejece en su pretendida imprescindibilidad para la Patria, se metamorfoseará ahora en una sui generis mezcla de alcalde de Numancia con Judas Macabeo, en lugar del Moisés que conduce a la patria hacia el Porvenir Luminoso comunista o el guapode-barrio reivindicador de la Nación frente al imperialismo norteamericano de etapas anteriores. Pero no debe engañarnos esa permanencia de dominación e imperante: a diferencia de la ya referida metamorfosis anterior, a principios de los setentas del siglo XX, el cambio ha sido profundo y en consecuencia ha afectado a un nivel esencial la calidad de la recepción de dicha dominación por los cubanos de a pie. Se ha ido no de un optimismo heroico a un también optimismo, pero cotidianista, como entre 1968 y 1972, sino que entre 1989 y 1991 se ha regresado de este último a un heroísmo, solo que trágico. Porque ahora, en la nueva situación, Fidel Castro ya no será el conductor de una empresa que prometa prosperidad real al final del camino, sino quien clama desde la tribuna por la resignación de una resistencia a ultranza. Resistencia que aparte de algo de tan inequitativa distribución como la gloria, solo promete un futuro de privaciones sin cuento. Mil novecientos ochentainueve es confluentemente también el momento en que los resultados de la política educacional de la Revolución (innegables), unidos a la relativa prosperidad que se ha vivido durante los 15 años precedentes de utopía socialista, producen la generación con mayor nivel educacional, y consiguientes aspiraciones, que haya habitado la Isla en toda su historia. Pero solo para que la misma constate de inmediato que de poco les sirve ese alto nivel educacional, no ya solo en el ejercicio del pedestre arte de ganarse el sustento en las nuevas condiciones, sino incluso para ejercer su derecho
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a buscarle soluciones a una crisis, a la que desde el poder se les han adelantado a imponer resolver al modo trágico. Como a la generación anterior, la de la Columna Juvenil del Centenario y la Zafra de los Diez Millones, y a pesar de las enormes diferencias que median entre una y otra, se les obliga a nuclearse monolíticamente alrededor del “líder indiscutible”: En definitiva sacrificar como en los sesentas su libertad individual, en aras de una pretendida libertad nacional, que veinte años después sigue sin producir nada más que la relativa autonomía del imperante carismático con respecto a cualquier elite extranjera. Los resultados de esa contraproducente confluencia nos explotarán en la cara con fuerza inusitada a la altura del presente… en la generación que sigue a continuación. Ante las políticas que no cambian si no para más unipersonalismo, ante el lastre que ha sido para la generación de 1989 su alto nivel educacional, al dotar a sus integrantes de un nivel de dignidad inadecuado para las nuevas condiciones económicas a partir de 1989 (no hay pobre más desgraciado que el pobre con un alto nivel educacional), la de 2009, aun si llega a la universidad, se ha desprendido de ese valor superfluo, la dignidad, en su completa adaptación al nuevo medio nacional por antonomasia, la “calle”. Y es que de hecho si nos atuviéramos a la explicación de lo sucedido en la Cuba de los cincuentas que nos propone Louis A. Pérez, Jr en su libro Ser Cubano. Identidad, Nacionalidad y Cultura, de que la Revolución habría venido para solucionar la incongruencia de que hacia esa década “un pueblo para el cual la proposición de civilizado y moderno era crucial para la formación de su identidad nacional”, se hubiera terminado descubriendo percibido por quienes le habían servido de modelos de civilización y modernidad interpretando “el papel del Otro norteamericano, exótico y primitivo”, no nos quedará más que admitir que las soluciones adoptadas por los nuevos directores de los destinos nacionales a partir de julio de 1959 no pudieron resultar a la larga más contraproducentes. Tales soluciones es evidente que no podían saldarse de otro modo que en nefastas consecuencias. Así, tras años de carencias y miseria insufribles para una población más educada que la de 1959, dichas soluciones están consiguiendo exactamente lo contrario de lo que la Revolución habría venido a lograr. Porque al pretenderse, metafóricamente hablando, hacer derivar la Isla lo más lejos posible de su posición geográfica y espiritual real; de sacar a la superficie una pretendida esencia popular nacional anterior o por lo menos extraña a lo norteamericano, en lugar de convencer al cubano de la constatable verdad de que ya no necesitaba de vistos buenos de su vecino sobre su capacidad de imitarlo, en vistas de que él mismo
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había sido capaz de crearse una propia y completa proposición de lo civilizado y moderno autónoma ya de su modelo inicial, imperfecta, es cierto, pero perfectible, se terminó más bien por reconciliar a los cubanos con “la imagen de atrasados y subdesarrollados, primitivos y primarios, exóticos y tropicales… imagen que los cubanos (de los cincuentas) habían rechazado con firmeza” (Louis A. Pérez, Jr). No debería de extrañarnos, por tanto, que las nuevas generaciones, y hasta las no tan nuevas, hayan venido a dar en la idea, diríamos que constitucional a todo el que se acepta exótico, atrasado, subdesarrollado, primitivo y primario, de que solo de más allá de nuestras costas puede llegar ya no la posibilidad de una sobrevivencia mínimamente decorosa, sino aun la felicidad. Y ese abismo que cada día crece entre las pretensiones de un discurso nacionalista a la ya anacrónica manera de 1960, y la realidad de que cada vez mayores cantidades de individuos solo ven la posibilidad de su realización personal, indirecta o directamente, de uno u otro modo, más allá de nuestras fronteras, es a partir de 1989 el mayor peligro para el mantenimiento de la Nación como ente independiente. Peligro que continua en crecimiento por la tozuda insistencia, incluso a posteriori del 31 de julio de 2006, en mantener con cambios cosméticos los caminos y formas adoptadas por la Revolución a partir de julio de 1959. No nos enfrentamos al presente, por tanto, solo al problema de que si en un final vamos a cambiar tanto, “pues hagámoslo bien y cambiémoslo todo”; sino al hecho constatable de que para contrarrestar el retroceso del espíritu nacional se precisan cambios de peso: los que nos hagan sentirnos bien en nuestro ser de cubanos, independientemente de si vivimos aquí o en Paris (no tener una comunidad de origen de la que sentirse orgulloso es causa, por lo menos en el caso de los individuos cuya esfera vital trasciende las fronteras de su barrio, de su ciudad, de su nación… algo bastante común hoy día, de angustiantes desequilibrios más que psicológicos, existenciales). Y en situaciones semejantes la solución suele encontrarse casi siempre en la Historia. No en balde a Grzegorz Ekiert sus estudios del proceso de desaparición del llamado socialismo real, o del “desmerengamiento”, como se le conoce en nuestro país, lo llevaron a sostener: “afirmo con seguridad que la lección más sobresaliente que nos brinda la transición postcomunista es que la historia es muy importante.” Tengamos presente que las sociedades se atreven a afrontar los cambios con mayor facilidad cuando ya en el pasado los han emprendido semejantes, llevándolos a buen, o al menos regular término; y,
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sobre todo, que a sociedades con una preocupante pérdida de autoconfianza al presente, les resulta más fácil recuperarla cuando poseyendo una historia rica en realizaciones y logros, son capaces de volverse hacia ella desprejuiciadamente. Está hoy de moda entre nosotros, sin embargo, por ese mal hábito tan nuestro de ir de un extremo al otro con pasmosa facilidad, autocriticarnos por nuestra “obsesión” por la historia; sin darnos cuenta de que es más bien nuestra obsesión por ciertas visiones de la misma, en específico las que nos presentan como víctimas perpetuas del egoísmo de quienes no echan a un lado sus propios intereses para resolvernos los nuestros, la que debe ser sometida a la más severa crítica. Se olvida en esa fácil conversión de un extremismo al otro en que tan capaces nos hemos demostrado, que a diferencia de los chinos, que tienen más que una nación, una civilización homogénea de más de 4 milenios sobre la cual pararse, o de los norteamericanos, que son el resultado de los equilibrios conscientemente buscados entre individuos previamente aculturados por el individualismo puritano, en las Américas de raíz hispana, o aun portuguesa, nuestros países se han formado de la agregación de grupos culturales diversos con una fuerte identidad propia que el simple paso del Atlántico no les ha quitado. Identidades diferentes que obligan, para mantener la cohesión de nuestras naciones, a estar constantemente recordándonos los unos a los otros las ocasiones pasadas en que hemos cooperado de manera exitosa en la solución de problemas comunes. Nuestra institucionalidad futura, por lo tanto, deberá de modo necesario reinsertarnos en nuestras históricas tradiciones democráticas; tradiciones que, vale recordarle a tanto malintencionado que por ahí anda, nos permiten mirarle a los ojos, y con la frente bien en alto, a cualquier otro pueblo occidental. En este sentido resulta vital que la nueva institucionalidad se asiente sobre la tradición que tuvo comienzo alrededor de 1837, momento en que España nos privó del derecho de representación
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en sus órganos legislativos, y a su vez de todas las libertades que en la metrópolis había permitido el nuevo gobierno liberal. Tradición que comenzó a estructurarse primero a partir del intento de simple agregación (anexión) a los EE.UU., más tarde continuó su crecimiento como imitación mecánica de lo institucional y político de aquel país vecino, para aplatanarse definitivamente en el acto de Guáimaro del 10 abril de 1869, al independizarnos a partir de aquel día, de manera definitiva, de nuestra inicial necesidad de adoptar modelos externos para el manejo de nuestros asuntos institucionales y políticos. Tradición que es a la que se refiere el ya citado profesor Julio Fernández Bulté en la siguiente frase: “Es conocido el apego que Cuba había tenido por desarrollar los procesos revolucionarios anteriores dentro de claros marcos constitucionales”, y que establece que las constituciones cubanas aceptadas desde un principio como no transitorias, son redactadas, aun en medio de la más terrible guerra, por Asambleas Constituyentes electas por el pueblo libremente, y no otorgadas por gobiernos, personalidades o partidos, por más cargados de virtudes extraordinarias, méritos y buenas intenciones que puedan parecernos. En este sentido recuperar la Carta de 1940, punto culminante hasta ahora de esa tradición tan nuestra que había alcanzado su mayoría de edad en Guáimaro, nos garantiza todo lo dicho a lo largo de este trabajo y más. Porque en primer lugar tomarla como punto de partida de la transición postcarismática de ningún modo puede ser interpretado como una ruptura con una Revolución que de manera harto prolija declaró que en su reinstauración se encontraba su fin último, y en segundo, porque la mayor claridad de sus mecanismos de reforma la hacen idónea para que nuestra tradición institucionalista no se estanque y siga escalando nuevas cotas; quizás incluso hacia una sociedad que verdaderamente supere a la Occidental Moderna o Capitalista. Y no son desvaríos, ya antes los cubanos hemos marcado la pauta más de una vez.
actualidad
POLÉMICA Si se dice que una persona es no-violenta, se espera que no se enoje con quien la ha injuriado: no ha de desearle ningún daño; ha de querer su bien; no ha de insultarla ni le causará ningún mal físico. Debe soportar las injurias a que lo somete el perverso. De este modo, la no-violencia es la inocencia completa. La no-violencia completa es la completa ausencia de mala voluntad contra cualquier cosa viva. Por lo tanto, abarca también la vida subhumana, sin excluir los insectos y las bestias nocivas, que río han sido creadas para alimentar nuestras propensiones destructivas. Si conociéramos los pensamientos del Creador, sabríamos el lugar que aquéllas ocupan en Su creación. Por consiguiente, la no-violencia en su forma activa es buena voluntad hacia todo lo vivo. Es puro amor. Lo he leído en las escrituras hindúes, en la Biblia y el Corán.
Violencia y no violencia constituyen dos modelos opuestos a través de los cuales se responde a las situaciones de conflicto. La legitimidad de la defensa frente al injusto agresor se invocaba ante todo sobre la base de un sentido primordial de justicia, cuando estaban en juego unos bienes fundamentales de la persona que no podían protegerse de otro modo. A esta motivación subjetiva se añadió posteriormente otra motivación de carácter social, centrada en la referencia al bien común. Tanto la primera como la segunda justificación resultan, sin embargo, en el terreno ético, un tanto problemáticas, bien sea por la dificultad de definir al injusto agresor como por la imposibilidad de verificar de forma incontrovertible los efectos positivos de la violencia en el plano social. La tendencia que hoy prevalece es más bien la de justificar la legítima defensa sobre la base del deber que incumbe a todos los hombres de evitar que se haga el mal. La violencia podría ejercerse entonces sólo en el caso de que fuera el único modo razonablemente posible (en un contexto concreto) para impedir que se cumpla la agresión y se realice la injusticia. Por eso hay que excluir toda réplica vengativa y toda crueldad inútil, dado que el acto violento no va dirigido a castigar al agresor, sino sólo a hacer que desista.
Mahatma Gandhi La Filosofía de la Librado NOVIOLENCIA aplicada al Linares caso Cubano
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l concepto de la NOVIOLENCIA según los principios de King surgió de las tradiciones que establecieron Tolstoi, Thoreau, Gandhi, y las tres iglesias históricas promotoras de la paz: Brethren (la Hermandad), los Menonitas y los Cuáqueros. Se diferencia en los enfoques de estos antecesores en que ha elevado la NOVIOLENCIA hasta convertirla en una tercera fuerza en la sociedad: un movimiento social que transformo tanto las estructuras de la sociedad como sus participantes. Propugnaba que se asumiera una mayor responsabilidad personal y social, y que todos se sintieran más obligados a responder moralmente de sus actos”. De mis estudios y meditaciones en el presidio político saque la conclusión que la filosofía esgrimida anteriormente, o sea, la que desarrolló el Dr. Martin Luther King tiene aplicación universal y por tanto se aviene muy bien a la problemática cubana. La sociología marxista – leninista, vale decir la oficial en Cuba, apuesta por la lucha de clases (la guerra civil) y fomenta la participación política a través del odio; en cambio, en lo mejor de la filosofía de la NOVIOLENCIA se le da un enfoque moral a la solución de los problemas sociopolítico, se creé en el amor como una poderosa fuerza para el cambio social y político y al otro no se le mata o segrega. Con ese herramental teórico de la NOVIOLENCIA debemos enrumbar a la nación cubana hacia el futuro. El pensamiento político de José Martí (expresado en el Manifiesto de Montecristi como programa de la revolución) y la filosofía de la NOVIOLECIA tienen muchos puntos de encuentros: Que la violencia no es el camino: Martí la lamento; disposición al sacrificio sin pensar en venganzas en aras de alcanzar la meta; no caer en la trampa de las polaridades y exhortar al oponente a que se incorpore; utilizar la agresión contra las condiciones y no contra las personalidades que hacen el mal; desecho de la política de fuerza ( tipos buenos vs tipos malos)etc. En Cuba ha prevalecido la cultura de la violencia que los castristas han potenciado a su máxima expresión, tenemos el imperativo histórico y moral de superar el totalitarismo y necesitamos ser exitosos en la implementación de un nuevo proyecto de nación. En el abordaje de lo anterior, sustentar la NOVIOLENCIA como un medio y un fin es 30
una necesidad de cara a lograr una transición exitosa en lo económico, en lo político y en lo social. A continuación les haré un somero análisis de los seis principios contenidos en la filosofía: Primer Principio: Aquí lo esencial es que se necesita valentía: No es posible que un movimiento pro cambio tenga éxito si no está compuesto por personas con coraje cívico, vale decir, que lleven a cabo muchos métodos de luchas pero de forma NOVIOLENTA. La lucha cívica NOVIOLENTA necesita, según sus principales exponentes, de un pensamiento estratégico- táctico y las correspondientes campañas, que a su vez son implementadas a través de múltiples operaciones tácticas y los consiguientes métodos de lucha. A diferencia de otras técnicas de lucha (guerra convencional y guerra de guerrillas) los presupuestos con que se cuentan son: la justa indignación de las víctimas, y las capacidades espirituales, emocionales e intelectuales de los participantes en el conflicto. Se desarrolla una fuerza positiva que está orientado transformar a la persona humana y no a matarla o anularla. Desde esta filosofía no se pretende cualquier cambio, sino aquel que además de producir transformaciones estructurales y trascendentales logre la conciliación de toda una nación. Este principio tiene mucha pertinencia para Cuba si tenemos en cuenta en lo que han terminado los cambios de régimen en el mundo Árabe y el Medio oriente en general. Segundo Principio: Desde este se propugnan valores, actitudes y creencias que a todas luces persiguen lograr el mejoramiento de las relaciones entre las personas. A diferencia de la intolerancia asociada al totalitarismo (y fundamentalismos) como lo es el castrista, aquí se hace énfasis en una AMADA COMUNIDAD sin odios ni exclusiones. Una fuerza (violencia) mayor puede hacer declinar a una menos pujante pero no lograr la reconciliación tan necesaria para la estabilidad política y la prosperidad, condiciones estas indispensables en el caso cubano. Esta filosofía también se ocupa de crear un contexto donde sea posible la justicia y las personas puedan desarrollar todas sus potencialidades. Dicho en otros términos, la implementación de éste principio en Cuba está asociado a un nuevo proyecto nacional
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donde haya prosperidad, justicia, libertad, tolerancia, “amistad cívica”, democracia y paz. Tercer Principio: Este propone hacia donde hay que direccionar la energía y el accionar cívico. En la disyuntiva de hacia el entramado institucional de opresión y sometimiento, o hacia las personas que hacen el mal, esta filosofía se decanta hacia lo primero. Se evita personalizar el conflicto. Se sostiene que creer que las personas son estáticas lo único que logra es su estancamiento. Analizar las condiciones, políticas y prácticas fundamentales que lesionan la dignidad humana y convertirla en los objetivos estratégicos del cambio en vez de reaccionar ante los oponentes y sus personalidades es esencial. Es práctica habitual en Cuba demonizar a algunos dirigentes de cuando en cuando y sustituirlos a modo de escarmiento sin remover las estructuras que producen el mal. Con toda intención se invierte el accionar, para perpetuar el sistema. Nosotros no nos podemos permitir el lujo de equivocarnos, así pues, una reforma sustancial del andamiaje constitucional y legal y no una mera sustitución de mandantes le es imprescindible a la nación en el contexto de un nuevo proyecto nacional. Cuarto Principio: Aceptar el sufrimiento y demás consecuencias sin pensar en venganzas en aras de alcanzar la meta es una condición sine qua non. Lo anterior tiene sus raíces en los evangelios y en el Jainismo, donde las dos leyes que rigen este último son: la del amor y la del sufrimiento. Aquí, a diferencia de la cultura de la violencia, la aceptación del sufrimiento hace que el practicante se libere del odio y las ataduras, y con ello logra que sus congéneres crezcan espiritual y humanitariamente. Esta cosmovisión y su comportamiento concomitante de no cooperación y desobediencia civil, le da una autoridad moral al practicante, y con ello le transmite las inquietudes a lo demás activistas, a la comunidad y a los propios enemigos. Lo anterior no es ajeno a lo mejor de la tradición política cubana. José Martí y Máximo Gómez en el Manifiesto de Montecristi plantearon lo siguiente: “Los que la fomentaron (la guerra), y pueden aún llevar su voz, declaran en nombre de ella ante la patria su limpieza de todo odio, su indulgencia fraternal para con los cubanos tímidos y equivocados, su radical respeto al decoro del hombre, nervio del combate y cimiento de la república,… y su
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terminante voluntad de respetar, y hacer que se respete, al español neutral y honrado, en la guerra y después de ella, y de ser piadoso con el arrepentimiento, e inflexible solo con el vicio, el crimen y la inhumanidad”. José Martí fue un fanático (en el buen sentido de la palabra)del sacrificio (sufrimiento) en aras de alcanzar la meta: la republica con todos y para el bien de todos. Quinto Principio: Los seis principios son igual de importa antes, pero si se fuera a seleccionar el más representativo se escogería sin lugar a dudas éste. Desde esta concepción no se puede realizar violencia física hacia nadie, ni violencia espiritual interna, o sea, ese odio con la consiguiente verborrea y gestualidad propio de los no conversos a esta filosofía. La NOVIOLENCIA nos da las herramientas para saber cuál es el estado de ánimo y las actitudes de la comunidad y del oponente: si hay odio y predisposición a la violencia, o por el contrario aceptación, miedo u otro sentimiento a tener en cuenta. En las campañas de la NOVIOLENCIA se tiene que desarrollar un esfuerzo y someterse a uno esquemas represivos que pudieran producir agotamiento y perdida de la perspectiva NOVIOLENTA, y con ello, la derrota. Por tanto se deben producir actividades para mantener en alto el ánimo y la entereza de los participantes. Para lograr lo anterior se debe hacer lo siguiente: códigos de ética, folletos sobre la disciplina NOVIOLENCIA, celebrar y saber utilizar las victorias por pequeñas que perezcan, mantener una actitud vigilante sobre los provocadores externos y eventualmente internos, declaraciones públicas, convocatorias etc. Sexto Principio: Este principio plantea que el universo, concebido desde cualquier sistema religioso o filosófico, está del lado de la justicia. Obviamente esta filosofía tiene una aplicación universal y es concomitante con los Derechos Humanos, que por demás son inherentes, inalienables e indivisibles; infiriéndose de lo anterior, que cada persona tiene un sentido innato de la justicia. Desde esta cosmovisión la verdad es universal y cada ser humano y cada sociedad (aun cuando le puedan imponer temporalmente un orden opresivo y distorsionador de valores) se inclina hacia el justo sentido del orden del universo. Dicho en otras palabras, el universo incluidos los seres humanos, básicamente tiene una existencia orientada en la dirección de la luz. En la historia de la humanidad hay dos 31
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referentes emblemáticos de la NOVIOLENCIA: Gandhi y King, practicantes del hinduismo y el cristianismo respectivamente, lo cual sirve de botón de muestra para afirmar, que los valores fundamentales de todas las grandes religiones del mundo tienen incluido la concepción que los presupuestos morales del universo se inclinan hacia la justicia. Incluso para los que no practican ninguna religión tiene aplicación esta filosofía, pues ella le da al universo ese valor en sí mismo, más allá de si fue creado o no: ¡al fin y al cabo es universal no!
llegar a un consenso en torno a un corpus de valores y presupuestos, y mi propuesta es que estos principios deben de servir como referencia de una reflexión colectiva para tal fin. De modo que estos (los seis principios) nos servirían para convocar, estructurar y lograr una dinámica de cambios orientados a producir un traspaso de poder del mega estado- partido único hacia la sociedad civil. Así pues la NOVIOLENCIA ACTIVA nos serviría de medio para lograr una insurrección de la sociedad Civil, pero también como un fin, pues el nuevo proyecto nacional debe ser construido sobre los pilares de la verdad, la justicia, la tolerancia, paz social y la reconciliación nacional.
En el contexto cubano, el movimiento a favor del respeto de los Derechos Humanos y de las libertades básicas, tiene la necesidad de
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actualidad
POLÉMICA Cuando el hombre, lleno de un espíritu investigador y filosófico, busca la verdad, animado sólo por el deseo de encontrarla; cuando un deseo bien entendido de difundir la ilustración, hace aparecer sus escritos ante un público en donde va a encontrar tal vez instruidos y profundos filósofos que lo juzguen con severidad, debe proceder con mucha moderación, arguyendo sólo con las armas de la razón y del convencimineto, sin insultar ingratos la memoria de los hombres célebres que han prestado grandes servicios a la ciencia, sin despreciar sus opiniones porque pertenecieron a siglos pasados. Examínense éstas con detenimiento e imparcialidad, combátanse con razones, no con sofismas, y si estaban generalmente adoptadas, y se prueban que son erróneas y que por su interés y alta importancia comprometen a la sociedad y se oponen a los progresos de la ilustración, entonces podríamos nosotros decir al que prestara servicio tan grande: Usted ha sido útil a la juventud de nuestra patria y al mundo entero...
Haciendo gala de la buena costumbre cubana de no estar de acuerdo y siguiendo la tradición filosófica de la isla, enraizada en el siglo XIX, Otilio Carvajal- escritor socialista y talentosomuestra sus puntos de vista con respecto al tema de la Salud Pública tratado por José Gabriel Barrenechea en el número anterior de esta revista Plural. Coincidiendo con la aparición de la sección actualidad POLÉMICA, esta respuesta, que sería muy del agrado de Jorge Mañach por aquello de que sin perder la capacidad para chotear, muestra una hondura de pensamiento sintetizado, capaz de señalar algunas opciones muy necesarias para este tiempo en que la REPÚBLICA y su Cultura han de ser refundadas sobre el pensamiento y la espiritualización que nos definieron como cubanos. Tal vezplanteamientos como el de José Gabriel Barrenechea y respuestas como las de Otilio Carvajalayuden a decidir el futuro político, social y cultural de esta REPÚBLICA adormilada.
PEPITO, EL DE LOS CUENTOS CÓMICOS O Otilio RESPUESTA A GABRIEL Carvajal BARRENECHEA
Cuadernos de Pensamiento
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I. Proemio. Escrito el jueves 2 de mayo 2013.
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abriel es un amigo con el que bebo café al menos cinco veces por semana, en ese hervidero de las diferencias conciliables que es «el literario» de Santa Clara. Generalmente evitamos el cotilleo y echamos anclas en costas más propicias para el debate. Él es un hombre que se dice «progresista», con una actitud crítica sobre la Revolución Cubana basada en argumentos en los que cree con fervor, pero sin el fanatismo ramplón y disonante que se aprecia en la mayoría de los disensores. Por mi parte — como sabe la mayor parte de mis lectores—, soy un marxista en el estricto y reverencial sentido de la palabra. En verdad Gabriel se llama José y como a los que llevan este nombre le dicen pepe —que cuando se apocopa en vez de encogerse se alarga hasta pepito— lo nombraré con ese tan sutil apodo que a fuerza de convertirse en cubano lo llevan desde el Héroe Nacional hasta el más criollo de todos los personajes de la cultura oral. Pepito Barrenechea —que tal es su apellido— «echa» muchos cuentos, pero ninguno tan cómico como el que pública en el segundo número de Cuadernos de pensamiento Plural —revista muy mal editada, con mejor sentido visual y que se permite un amplio abanico temático. Antes de lanzarme hacia lo argumental de su estudio, me gustaría celebrar la idea y existencia de Plural y agradecer a su colectivo la publicación de textos míos —sin castrarlos, poner acotaciones al margen o exigirme que no hable tan bien de la Revolución— en el umbral de sus dos primeras entregas. Existe una explícita voluntad editorial en que su perfil sea verdaderamente inclusivo, plural... lo que permite «ya» que ese tan exigido debate de ideas encuentre un territorio libre de prejuicios, malasleches y pasaderas de cuentas porque aquel piensa que primero fue la gallina y el otro que para que existiera la gallina antes hubo un huevo.
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Los enfoques radicales sobre asuntos que pueden ser revisados desde una clara diversidad de aristas han traído la recesión de cada diálogo que se ha intentado. Desechar las actitudes que desacrediten la opinión divergente más que oportuno se convierte hoy en la única fórmula para que en vez de vociferar, dialoguemos. El diálogo entre las tendencias es imprescindible para que todos los cubanos vayamos hacia la conciliación política: el soliloquio oficial no es la vía; la campaña mediática, distorsionada y falaz sobre la realidad cubana, tampoco. La canallízación de los opositores no es la vía; el apoyo al bloqueo yanki, tampoco. Desde «la base» que defiendo me gusta apostar por una isla inclusiva, donde todos los nacidos en ella podamos, honrada y honestamente, defender nuestras ideas. Es hora ya de desechar las herramientas de combate que ambos bandos esgrimieron a partir de «la guerra fría» y actuar en nuevos escenarios. Bajo este credo esclarezco que cuando digo que Pepito Barrenechea «echa» muchos cuentos, no pretendo establecer un símil entre este y el Pepito de la cultura oral utilizando el código del sarcasmo sino —con toda la ironía que me es distintiva y que solamente utilizo con mis amigos entrañables— invitarlos a leer su rica prosa, que bajo el rótulo Salud Pública en Cuba: Mitos y Realidad, publica en el segundo número de Los cuadernos... Si obviamos su espantosa edición y dos o tres innecesarias agresiones personales, es este un buen texto. Con sus tablitas y todo. Con sus frías tablitas y todo. Una investigación que seguramente le llevó días y noches de buceo entre una geografía estadística que muchas veces se distancia de la realidad-real y se estaciona en una realidad de datos de fácil corrupción como le es dable a toda realidad de datos.
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Siempre me ha impresionado más la realidad de la historia que la realidad de los números. Tengo el privilegio de que «los carvajales» y «los marreros» provengamos de una indolente longevidad, y gracias a esa dádiva de Dios me he nutrido a través de mis antepasados de una historia tan bien contada de la isla que ningún tomo impreso podría reemplazar. Si anuncio que mi padre nació en 1917 y que tiene (vivas) a tres hermanas mayores que él, es posible determinar el amplísimo escenario vivencial que domina. Lo que para Pepito es simple número, para mi padre es ciclo vital, tierra escanciada, «sangre, sudor y lágrima». No seré yo el contendor —en el mayor de los casos— sino mi viejo. Mi padre ha visto pasar su vida enredado en temas de «salud» sin ser médico ni poseer ninguna enfermedad crónica, por lo que puede hacernos el cuento mejor que cualquier estadístico sobre el sistema de salud cubano en los últimos cien años. Nació el 9 de abril de 1917 en un pueblo llamado Chambas que está hacia el norte de Ciego de Ávila, pero en verdad comenzó a existir «como número» diez años después. Ahora, para cuando nace el bebé, el sistema de salud cubano tiene creado un proceso de «pillaje» con los del Minint e inscriben al mocoso; antes, en toda la zona rural de la isla, podía demorar lustros para que llegaran los alguaciles e inscribieran a los infantes. Hubo hermanos, de diferentes fechas de nacidos, que ostentaron toda la vida la misma fecha de nacimiento en sus documentos de identidad. Eso deja un margen de error demasiado grande a las estadísticas en «la edad republicana» de Cuba. Y de tal margen de error surge mi primera insatisfacción con los hallazgos de pepito Barrenechea, ya que se ata demasiado al número y muy poco o nada a la realidad vivida. Mi abuela paterna, doña Olimpia Solís fue desde muy joven la comadrona del pueblo y su marido don Ramoncito Carvajal, el sepulturero. En la casa de mi padre convivían pues el Alfa y el Omega de ese sistema de salubridad cubano (1909-1952) tan celebrado por mi «ambia» pepito. No sería muy escandaloso afirmar que la mayoría de los cubanos nacidos en la zona rural, abrieron (o no) sus ojos, en casas de parteras; con condiciones mínimas y un total
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desconocimiento científico sobre el parto. Sin cámaras de ventilación ni otros «aparatos» que han salvado a una mar de niños y madres en la Cuba Socialista. Ese, por sí solo, es un contraste tan rotundo que colocarle más subordinadas sería un abuso. Si en algún sector la Revolución Cubana no se equivocó «mucho» ha sido en el de salubridad. Millones de dólares se han invertido en hacer cada vez más alta la calidad de un servicio que es absolutamente gratuito en casi todas sus variantes. La calidad y cantidad de médicos por habitantes y el equipamiento para los exámenes y consultas figuran desde los años ochentas como los mejores del mundo, lo que impide que los infantes fallezcan de enfermedades tan tontas como la rubiola. Entre 1909 y 1952 murieron miles de compatriotas como consecuencia de dolencias muy curables. También por la inexistencia (o inasistencia) de un sistema de salud nacional que subordinara a la plata ante el ser humano. No, pepito, sistema de salud cubano empezó a existir a partir del triunfo de la Revolución. Dime, si quieres, que algunos hospitales están sucios, que las construcciones se ha descascarado, que exportamos la mitad de los médicos que tenemos, que hay medicamentos que se han desaparecido (como la fitina que tanta falta te hace), que en ocasiones el trato no es bueno, que los médicos y enfermeras cobran un salario muy inferior a sus esfuerzos y que viven -muchos de ellos- en condiciones precarias, pero no me vengas a comparar ambos sistemas porque sistema, lo que se dice sistema, es lo que tenemos hoy: un médico y una enfermera en la cuadra; un inspector de vectores que cuida de que no agarremos infecciones; una enfermera que casi obliga a las damas a realizarse los imprescindibles exámenes «en el interior»; consultas de niños sanos; cardiocentros y cardiológicos infantiles en todas las provincias; consultas de especialidades; alcantarillado; agua tratada; clínicas odontológicas y dentales por municipios; salas de rehabilitación física; cultura deportiva integrada al sistema de salud para los viejitos... Y luego, el sistema de funerarias y cementerios... vaya, pepito... Para la fecha que dices el pobre, que en toda sociedad siempre existe en aplastante mayoría, tenía reservado el hueco en la tierra; a la bóveda de cemento, que es muchísimo mas «salubre» tenemos derecho cuando llegó 35
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la Revolución. Ni que decir del cremado. Mira qué lujo, ya los pobres en la isla tenemos derecho, gracias al sistema de salud, de terminar siendo un montoncito de cenizas. También tenemos derecho al médico forense, al patólogo y hasta a un dictamen serio donde se digan las causas del fallecimiento. Y todo, de gratis. En eso estriba la genialidad del sistema: salud gratuita para todos. Para tu fecha, nada de esto existía. Me gustaría encontrar a un solo pobre de entonces que fuera sometido a una «angioplastia», a un cambio de coronarias o a un trasplante de órganos, por citar tres operaciones muy comunes que se realizan hoy. Soy de los que consideran que en Cuba «muchas cosas están precisadas a cambiar», pero ninguna de ellas en el sistema de salud. Como sistema es casi impecable, invulnerable y absolutamente inclusivo.
II. Querido y entrañable Pepito Barrenechea. Escrito el sábado 4 de mayo de 2013. A esta hora debes estar en «el literario» y yo aquí, de bobo, contestando tu escrito. Como te dije hace días, le llevé tu texto a mi padre, se lo leí y él me ha dicho: «dígale a Pepito que comienza su «estudio» con una sentencia que es verdad de perogrullo: Los cubanos hemos sufrido durante los últimos 50 años el desco-nocimiento y hasta quizás la mala fe de no pocos europeos. También dígale que es una verdad a medias... y es muy feo estar escribiendo verdades a medias. Si él, por ejemplo hubiera arrancado su composición con: Los cubanos hemos sufrido durante más de 500 años el desconocimiento y hasta la mala fe de no pocos europeos... lo aplaudiría con las dos manos y no con una sola, como hago ahora. Es que en ese asunto hay tela por donde cortar. Mucha tela. Escoger al periodista italiano — un simple periodista— como ejemplo para justificar su tesis denota ligereza. Creo que ese sayo mejor les serviría a personajes más gruesos. También —fíjate Otilio— que repite el sonsonete de hacerle creer a la gente desde 36
el principio —de forma subliminar, claro— que Fidel es Cuba. O sea, transmite la idea de que todo lo que ha pasado en Cuba en los últimos 50 años —bueno o malo— es cosa de Fidel, y el resto de las personas nos hemos pasado todo ese tiempo rascándonos. Pero quizás su mayor desliz al principiar con «lo pequeño» para hablar de «lo grande» no sea el de no percatarse de que en el mundo apenas un 0,01 % se ha leído el libro de Mina, sino el de afirmar que en cuanto a tradiciones democráticas la Italia del risorgimento, renacida aproximadamente por los mismos años en que los cubanos nos fuimos por primera vez a la manigua, no andaba nada mejor que nosotros... ¡qué gafe! —diría tu abuelo—. Da un poco de vergüenza que un cubano hable de tradiciones democráticas en la Cuba de 1868. ¿Ese amigo tuyo, hijo, es pepito el de los cuentos? Se revise lo que sabe de la historia, dile que se revise dos o tres libros más. Luego se alarga con un concepto de «hombre nuevo» que fue absolutamente de-molido por la Revolución Cubana y el pensamiento guevariano. Ya yo conocía el librito de Ortega y Gasset, porque tú me lo recomendaste y me pareció muy demostrativo. Este concepto, por ejemplo, caracteriza al «hombre viejo», es decir al concepto del «hombre viejo», cuya vejez no tiene que ver directamente con la edad sino con un modo de vida que indica hacia la dominación del capital y sus múltiples tentáculos: dominación de lo material sobre lo espiritual. Un poco manipulador es este pepito: agarra la percepción sobre el hombre nuevo que tenía Ortega y la hace ver como una percepción de estos tiempos. Para ello pone el ejemplo del carrito, y rápidamente se le descubren las fallas. Cita: El nuevo hombre desea el automóvil y goza de él; pero cree que es fruta espontánea de un árbol edénico. Contemporaneizar esta cita —justamente esgrimida en su época— solamente provoca risa. Se la voy a actualizar: el hombre nuevo que tiene real necesita el automóvil y se sirve de él; pero sabe que no es fruta de un árbol edénico. No dice de que documento sacó que «la esperanza de vida en Cuba al nacer en 1902 era de 37 años» y a mi me parece una errata. Sería bueno que citara sus fuentes; también sería bueno que fuera un poco más plural y no se pusiera a los pies de un mínimo de
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«informantes». Hacia 1902 en Cuba solamente había espe-ranza de muerte al nacer. ¿Sabe pepito que veníamos de una de las guerras más descarnadas de todo el siglo XIX americano? ¿Sabe pepito que los medio vivos, mutilados y desarraigados de posguerra estaban por doquier? ¿Sabe pepito que una gran parte de los habitantes pobres, pobrísimos, miserables de este país no aparecían en registro alguno para que contaran en estadísticas? ¿Sabe pepito que la «ley de sanidad de Cuba era de 1901» cuyo objetivo visceral era el de despiojar a los cubanos? Tiene mucho «tupé» al —¡qué vicio!— compararnos con la Francia que entraba en siglo veinte. Es cuestión de no darle una gota de crédito a alguien que pretenda revisar la historia de la isla a través de tales números. Se observa en todo el escrito un deseo confeso de hacernos ver que la triste realidad que vivió este país en la primera mitad del XX es cuento inventado por todos los historiadores, y por los «viejitos» que vivimos en carne propia «el maravilloso sistema de salud pública» que él felicita. En todo Chambas (y mira que el pueblo era grande) no existía más médico que el Dr. Sablón y su clínica. La verdad es que era un hombre muy bueno: le cobraba caro a los ricos para tratar de gratis a los pobres, pero apenas podía manejar enfermedades más graves. Morón es el pueblo grande más cercano y cuando alguien se enfermaba de «algo serio» tenía que ser trasladado hasta allá. Más o menos del mismo modo es ahora, cuando se precisa una urgencia, pongamos una apendicitis, hay que ir para Morón, queda a 40 kilómetros. La diferencia, la gran diferencia es que ahora el sistema de salud tiene un parque de ambulancias que empiezan a pitar como chivas locas y en minutos el paciente está en la salón de cirugía. Con el «sistema de salud de 1902 al 1952» se montaba al paciente encima de una yegua que te prestara un compadre y veintiséis horas después estabas en el hospital mostrando el papel de recomendación que el político al cual le habías prometido todos los votos de la familia, te había redactado. Esa es la verdad, la purísima verdad. Uno de los cuentos más graciosos de los muchos que le «echa» pepito a los lectores es este:
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Número de Médicos: Una de las lecturas obligatorias en la escuela primaria de finales de los setentas era aquella en que, en vividísimos colores, se nos contaban las vicisitudes de los campesinos de la Sierra Maestra para ser asistidos por un médico. La cruel travesía en una camilla improvisada a través del lomerío hasta la costa, solo para desde allí tratar de llamar la atención de algún barco de cabotaje que los llevara a Santiago de Cuba… Historia en realidad lamentable, pero que analizada de un modo desapasionado nos muestra otras aristas de la realidad de entonces: Primero, el hecho de que aun los habitantes de una de las zonas más atrasadas del país sabían lo que era un médico, y más importante aún, sentían su necesidad; conocimiento y necesidad que, digámoslo sin rodeos, no tenía la mitad de la humanidad en 1958. Segundo, que por entonces todavía teníamos navegación de cabotaje, ya que si no, no se explicaría la fe que en la posibilidad de dar con un barco tenían los montañeses. En general los cuentos de Pepito que llegan a Chambas son profundos, con un doble sentido emocionante, pero este la verdad, carece de matices. Me imaginé que, por el subtítulo, se iba a referir a la cantidad de médicos por habitante que teníamos los cubanos antes de la Revolución, pero en verdad se enrutó hacia la nadería como concepto y revuelca su propio postulado; es decir, se contradice al celebrar la tesis de su escrito. A mí que me gusta leer entre líneas y descomponer los escritos armaré el rompecabezas: Una de las lecturas obligatorias en la escuela primaria de finales de los setentas (intenta manipular al lector bajo el viejo slogans que en el socialismo «únicamente» los programas de estudios de lecturas son obligatorios, cosa que es metodología en todos los estudios primarios en el mundo) era aquella en que, en vividísimos colores, se nos contaban las vicisitudes (pudo escribir agonías, pero «vicisitudes» suena más a aventura y cuadraba para suavizar la escena) de los campesinos de la Sierra Maestra para ser asistidos por un médico. (¿Qué dice...? ¿Ni un solo médico en toda la Sierra? ¿En esa misma Sierra donde el sistema de salud revolucionario ha llenado de servicios médicos de todos los tipos... y de cines... y de bibliotecas... y de...? La cruel travesía en una camilla improvisada a través del lomerío hasta la costa, solo 37
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para desde allí tratar de llamar la atención de algún barco de cabotaje que los llevara a Santiago de Cuba… Historia en realidad lamentable (¿lamentable na má? ¿Qué parco para juzgar al derecho y qué lengua para juzgar al revés?), pero que analizada de un modo desapasionado (¿Desapasionado? ¿Una situación como esta puede ser analizada de un modo desapasionado? ¿Cómo? ¿Dos guajiros-más-una camilla-más- un guajiro sobre una camilla, en medio de la Sierra, en busca de un «algo» que los lleve hasta «un algo» donde se encuentre un médico es igual a Sistema de Salubridad Cubano entre 1909 y 1952?) nos muestra otras aristas de la realidad de entonces: Primero, el hecho de que aun los habitantes de una de las zonas más atrasadas del país sabían lo que era un médico (jajajajaja. Y lo que era una camilla...¡qué hallazgo, qué profundidad! y más importante aún, sentían su necesidad; conocimiento y necesidad que, digámoslo sin rodeos, no tenía la mitad
de la humanidad en 1958 (A este segmento debían ponerle El apretón de pepito, no solo porque es la parte más especulativa de todo el escrito sino la más increíble e inverosímil). Segundo, que por entonces todavía teníamos navegación de cabotaje, ya que si no, no se explicaría la fe que en la posibilidad de dar con un barco tenían los montañeses. (Y esta evita cualquier posibilidad de un comentario serio. Léela nada más, hijo, léela dos veces, y le encontrarás el sarampión a la contra pelusa. Yo no seguiré porque me aburren tantas ganas de tapar el sol con un dedo y también porque Yolandita, la hija de Casimira, aquella negra prieta que fue criada de Falla Gutiérrez vino con la enfermera a tomarme la presión arterial. Yo estoy hecho un toro, pero ellas insisten porque dicen que están «obligadas a cuidar mi salud» porque si no las botan del trabajo: qué injusticia, que boten a alguien del trabajo porque no cuiden la salud del pueblo.
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bohemia, enero de 1959
La Historia es un Profeta con la mirada vuelta hacia atrรกs Eduardo Galeano
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Capítulo II: Pluralismo
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Traducción samizdat para este número de José Gabriel Barrenechea. Tomado The Spirit of Democratic Capitalism, Madison Books, 1991, páginas 58 a la 68
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Michael Novak (n. 9 de septiembre de 1933) es un filósofo católico y diplomático estadounidense. Autor de más de 25 libros sobre filosofía y teología de la cultura, Novak es conocido por su libro The Spirit of Democratic Capitalism (El espíritu del capitalismo democrático) de 1982. En 1994 fue premiado con el Templeton Prize for Progress in Religion, que incluía premio en el Palacio de Buckingham. Escribe libros y artículos enfocados al capitalismo, la religión y las políticas de democratización.
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BUSCANDO a Michael Novak «Pluralismo» es un término de uso frecuente desde mediados del siglo XX, pero su significado no siempre resulta evidente. En sí mismo significa que una multitud no se reduce a un único principio último. Hay claramente pluralismo en la cultura, la política, la religión. El hecho de aceptar el pluralismo no significa reconocer a todas las visiones igual legitimidad. Un pluralismo extremado haría imposible toda actitud dialógica, o más bien lo haría irrelevante; supondría la aceptación de la imposibilidad de ponerse de acuerdo, la idea de que no importa pensar de manera distinta; sería en el fondo indiferentismo.
The Spirit of Democratic Capitalism Pluralismo en Política
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na de las formas de tiranía más temida por los autores de El Federalista era la tiranía de la mayoría. Ellos intentaron, por tanto, construir un sistema que pudiera empoderar a la mayor cantidad de facciones e intereses. Convertir una coalición de tales intereses en una mayoría, pensaban, requeriría de agudeza política y de espíritu de compromiso. Los asuntos concretos deberían ser tratados uno por uno. Las coaliciones cambiarían al tiempo que las facciones y los intereses se agrupan en variaciones caleidoscópicas, cada grupo juzgando de acuerdo con su propio sentido de la realidad. Para lograr los acuerdos políticos, una mayoría de ampliamente dispersos constituyentes deberían coincidir en que la política acordada era buena para ellos. Cualquier política que se ganara el consenso de una mayoría semejante de
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grupos dispersos, los padres fundadores creían que debería estar no muy lejos de la realidad y del bien común. Y aun si las mayorías erraran, la experiencia le suministraría nuevos argumentos a los disidentes hasta que el error pudiera ser corregido- como finalmente ocurrió, por ejemplo, en el caso de la Prohibición (nota del traductor: prohibición a la producción, comercialización y consumo de bebidas alcohólicas que estuvo vigente en los EE.UU. entre 1920 y 1933). No puede acreditarse a ningún grupo de ver el bien común, todo y entero, como por inmediata inspección. Pero la reunión de muchos parciales juicios realistas debe, al menos, golpear no muy lejos del blanco. Porque los fundadores apuntaron no a un bien abstracto, sino a las modestas y tangibles realidades que significativas
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facciones e intereses juzgaron ser el bien, cada uno según su propia luz parcial. En un famoso cuadro, Rafael representó a Platón apuntando hacia arriba, y a Aristóteles a la tierra (nota del traductor: La escuela de Atenas o La Academia). En este sentido los autores de El Federalista perseguían menos el bien platónico que el más terrenal bien aristotélico, juzgado ser tal por la sensatez práctica. La tradición aristotélica es útil aquí para establecer un importante punto. Algunas personas están ávidas de argumentar que la democracia descansa sobre las virtudes. Piensan que su vitalidad depende de los idealistas, quienes en cada asunto siguen el directo camino de la consciencia visionaria. Otros piensan que su vitalidad depende de los pragmatistas, quienes en cada asunto buscan la ganancia incremental realizable al presente. Desgraciadamente, esta discusión es usualmente sacada de perspectiva debido a una deficiencia en nuestro lenguaje filosófico en uso. Poco después de la ascensión del capitalismo democrático, la filosofía política británica y americana fue reclamada por los utilitaristas. Mucho de lo que es bueno, práctico e incluso idealista pudo- y ha debido-argumentarse en el lenguaje de esa tradición. Sin embargo muchos problemas han surgido debido al uso de este lenguaje. Por ejemplo, el famoso principio de “el más grande bien para el mayor número” puede ser muy perjudicial para las minorías. El utilitarismo no expresa bien ciertas importantes ideas relacionadas con la imparcialidad y otras formas de idealismo. En mi caso ha sido más útil articular la experiencia americana en un lenguaje que va más allá del utilitarismo. Yo aprendí este lenguaje reflexionando sobre mi experiencia americana y mi propia tradición tomista. Este lenguaje hace tres cosas mejor. Expone mejor los peligros inherentes al idealismo, la singularidad de la persona, y las especiales ventajas del orden práctico (como distinto del teórico). Permítaseme comenzar con una reciente acusación. Ciertos escritores atacan al capitalismo
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democrático como si su base intelectual fuera utilitaria. Ellos desdeñan su “liberalismo de intereses de grupo”. El profesor Theodore Lowi escribe: “el liberalismo de intereses de grupo busca un gobierno pluralístico, en el cual no hay especificación formal de medios o fines. En el gobierno pluralístico no hay por tanto sustancia. Tampoco método establecido. Solo proceso.”Tales quejas son frecuentes entre los idealistas que hacen política. La política de los intereses de grupo, dicen, es siempre estrecha, egoísta, y del momento. Ellos, por el contrario, están bastante seguros de conocer que es lo bueno. Semejantes personas raramente se contentan con “una especificación formal de medios y fines” que no sea su propia especificación. Asumen que hay un Bien a la luz del cual los medios y fines pueden ser especificados, y que al menos los iluminados pueden discernirlo. Esta asunción conduce tarde temprano a un poder político unitario, capaz de imponer su visión del Bien a todos. El pluralismo de los intereses de grupo en el capitalismo democrático tiene una comprensión totalmente diferente de los bienes políticos. Para revelarlos, uno debe distinguirlos de las concepciones de los utilitaristas. La tradición de Jeremy Bentham, John Stuart Mill, y otros asociados al utilitarismo británico tiene muchas nobles características. Esta es de todas las tradiciones intelectuales una de las menos moralmente pretenciosas, apuntando al hacerlo así a una cordial tolerancia. Como en una reacción en contra de los estirados clérigos y aristócratas convencidos de su superior honor, gusto y perspicacia, los utilitaristas trataron de no sobrevalorar su propia rectitud. Ellos trataron de elegir palabras generales, claras y prosaicas para colocar en el centro de su sistema, palabras como “utilidad”, “placer” y “deseo”, las cuales pudieran, de persona a persona, de caso a caso, atribuirse a un en extremo amplio grupo de objetos. Mientras que susceptibles de refinados y nobles usos, cada una de esas
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palabras es en presencia de esto una palabra de más bien un bajo y descargado status moral. Al escoger tales palabras los utilitaristas puede que se hayan propuesto burlarse de los “bellos pensamientos” de los idealistas religiosos, la “correcta retribución” de los sectarios entusiastas, y los “orgullosos pensamientos” de los aristócratas del viejo orden. Ellos quizás trataron que su manera de pensar pareciera no inspirada. Su palabra favorita, “cálculo”, es fría como la aritmética. Además, cuando se casan con la “desinspirada ciencia” de la economía, los utilitaristas parecen positivamente desinflarse. “Utilidad”, por ejemplo, puede sugerir usar a las personas como medios. “Placer” puede sugerir hedonismo, incluso si algunas veces de un tipo refinado, es claro que estará bastante lejos de esas severas virtudes del heroísmo, el deber, y el auto-sacrificio. “Deseo” puede sugerir la sumisión del juicio crítico a cualquier cosa menos a nobles impulsos. En resumen, tales términos pertenecen a la categoría de los que algunas veces apuntan al más bajo denominador común. Mas que eso, los utilitaristas representan a la sociedad como si esta consistiera de muchos individuos semejantes a átomos-los individuos primero, la sociedad después. Esta altamente individualizada y fragmentada imagen fue más tarde distorsionada del peor modo al expresársela a través de imágenes evocadas de la obra de Darwin y Spencer: el rudo individuo compitiendo con la naturaleza, la sociedad y los elementos en una fiera y auto centrada lucha por la supervivencia. Si uno compara esa imagen utilitarista de la sociedad con la real experiencia, no obstante, ellas no encajan. Así, John Rawls ha tratado de separar los sentimientos liberales acerca de la vida del más crudo utilitarismo, y de casarlos con la austera moral basada en Kant. Mi propósito es por completo diferente. Rawls está en lo correcto al creer que la imagen utilitaria no satisface nuestros anhelos. Pero él, también, parte de la referida representación de
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una “posición original” en la cual los individuos vienen primero, los acuerdos sociales después. En verdad cada uno de nosotros comienza a experimentar y reflejar dentro de mundos sociales vivos anteriores a nosotros. Nacemos dentro de familias. La moral y las tradiciones estéticas en las cuales nuestras sensibilidades y nuestras mentes se alimentan, nos son dadas primeramente por instituciones y gentes, a las cuales nosotros no elegimos por nosotros mismos. Solo más tarde llegamos a discernir, pensar de modo complejo, criticar-y por tanto apropiarnos o rechazar- nuestra herencia social. En esto los conservadores críticos de los utilitaristas, como Edmund Burke o Alexis Tocqueville, estaban en lo correcto. Los seres humanos se experimentan a sí mismos primero como animales sociales, formados por tradiciones y alimentados por símbolos, lenguajes e ideas adquiridas socialmente. Nuestra individualidad emerge solo más tarde. Por mucho más tiempo en nuestras vidas somos formados que lo que formamos. Les debemos más a nuestros ancestros de lo que estamos dispuestos a reconocer. (Un conservador, al decir de un británico, es alguien que piensa que su abuelo fue al menos tan inteligente y bueno como él mismo.) Contrariamente, la imagen utilitarista que ha alimentado largamente al liberalismo se aprovecha frecuentemente de símbolos de iluminación y liberación. Se nos educa en que nacemos y somos criados en la oscuridad, desde la cual debemos iluminarnos. Se nos educa en que debemos ser liberados sucesivamente de cada crisálida en la cual hemos sido criados. Tan radical individualismo ha parecido siempre artificial. En las mucho más comunalistas culturas de Alemania, Europa del Este y en las tierras latinas, tanto los conservadores como los socialistas se oponen con fuerza a ella. En liberar al individuo de la mucha dependencia, el individualismo es innegable que ha jugado un importante papel. Llevado demasiado lejos, sin
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embargo, está claramente equivocado acerca de la verdadera naturaleza de la vida humana. Por su lado bueno, el liberalismo utilitarista le rinde tributo al papel del realismo en la historia. Este sostiene que más allá de la aparentemente anárquica cara de una sociedad compuesta por múltiples individuos, existe un orden trascendental de la realidad haciéndole señas al sentimiento y a la razón de cada persona. Cuando suficientes personas le prestan atención a esas señas, sugiere, habrá progreso moral. El problema de tales individuos-átomos es cómo distinguir el deseo subjetivo de lo que objetivamente demandan las circunstancias reales. Reacio a volverse hacia la guía de la tradición, la iglesia o la familia, el liberalismo confía solo en la consciencia individual. Un orden social progresivo, por tanto, depende de la voluntad individual de razonar objetivamente. El rumbo del progreso, la sustancia final del orden liberal, se esconde en las situaciones concretas. Debe ser descubierta por la consciencia individual. Hay algo heroico, incluso romántico, en esta concepción. Incluso, esta forma de ver el mundo va más allá de la utilidad, el deseo y el placer-por completo hacia la consciencia. Su suposición oculta es que la historia provee imperativos morales los cuales la consciencia sigue. La más rosada visión liberal es aquella de que el mundo es en última instancia armonioso, así que todas las personas de buena voluntad deberán terminar en el mismo bando en todos los asuntos importantes. La más trágica es aquella en que los seres humanos no pueden de hecho ponerse de acuerdo sobre los bienes sustantivos, pero este conflicto, a la vez que inevitable, puede también ser creativo. Las soluciones prácticas pueden ser encontradas; tener éxito será a la larga mejor que seguir pretendidas morales. Lo que no se debe hacer es debilitar la consciencia individual. El pluralismo de los grupos de interés como
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superación del utilitarismo, sirve a la búsqueda de realismo mediante la reunión de los muchos y diferentes ángulos desde los cuales la realidad de las cosas es percibida. Cuando una mayoría de grupos concuerdan en una política o un programa, debe de haber algún realismo en él; dicha política o programa difícilmente puedan estar por completo equivocados. Más que eso, un programa buscado a través del choque de diferentes perspectivas es más probable que dé más cerca del bien, de lo verdadero y de lo real que cualquier otro simplemente imaginado por un partido solo, no obstante lo noble y lo desinteresado que este pueda pensarse a sí mismo. En los EE.UU., en particular, no hay muchos grupos insatisfechos que no crean que su propia visión de la moral no sea simplemente superior si no la correcta. Creen que hablan con Dios. Creen que hablan a nombre de una causa común, opuesta a los motivos individuales, egoístas y privados. Tienen fe en que sus visiones sectarias, religiosas o puramente racionalistas, ajustan en la realidad. Los defensores del pluralismo de los intereses de grupo, por el contrario, se muestran escépticos acerca de tales reclamos. Por un lado, ellos han aprendido a través de la experiencia que la realidad raramente se ajusta a cualquier visión racional de la misma. Por otro, que los grupos que se claman desinteresados, no egoístas o no privatistas, están a menudo absolutamente equivocados acerca de su propia racionalidad. La autodecepción de sus pretensiones los hace mucho más semejantes a los otros de lo que ellos imaginan. Muchos más crímenes se pueden cometer a nombre de la mayor virtud, que a los del vicio. Aquellos quienes favorecen el pluralismo de los intereses de grupo simplemente no confían en los reclamos de idealismo, racionalidad o penetración moral. Ellos piensan que el concreto realismo es mejor descubierto a través de los más humildes conflictos. Pero es un error imaginar que ellos hacen esto ignorando los bienes sustantivos en nombre
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de bienes procedimentales. Es cierto que los procedimientos de resolución de conflictos son más queridos para ellos. Pero esto es así precisamente porque ellos valoran los bienes sustantivos-y porque valoran los más confiables modos mediante los cuales los humanos accedamos a ellos-no porque los ignoren. Cómo esto ocurre es articulado en tres pasos. La articulación de estos pasos sitúa a la teoría del pluralismo de los intereses de grupo sobre un más firme terreno filosófico que el proveído por el utilitarismo. El primer paso consiste en purgar al liberalismo de la demasiado simple visión del papel que la racionalidad y la moralidad desempeñan en la historia. En un olvidado rincón de sus mentes, muchos liberales mantienen la convicción de que todos los valores positivos en los que el hombre ha creído deben, en un final, ser compatibles, e incluso encajar unos con otros. Esta creencia, más que ninguna otra, escribe Isaiah Berlin en sus Cuatro ensayos sobre la Libertad, “es la responsable por el sacrificio de los individuos sobre los altares de los grandes ideales históricos.” Esta procede de la mucha fe en el acceso directo a la verdad y la moral. Las personas que creen que la verdad es tan fácilmente descubierta, con frecuencia reaccionan con revulsión moral en contra de los conservadores o reaccionarios, quienes no concuerdan con ellos. Ya que la verdad es tan intelectualmente clara, aquellos que no la ven no pueden más que ser personas de mala voluntad. La experiencia diaria, sin embargo, muestra que esto no es así. Simplemente no es verdad que todas las personas que piensan con corrección, en plena consciencia y con total buena voluntad, sostengan la misma visión de lo bueno y juzguen los actos morales de igual modo. El pluralismo en la visión de lo moral es real. Reconocer esto no es rendirnos al relativismo moral. Del hecho de que las personas (y grupos) se mantengan en un desacuerdo moral radical no se sigue que “todo
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valga,” “cada cual lo suyo,” etc. Puede muy bien que cuando personas o grupos se mantienen en un desacuerdo moral radical, solo una de las posiciones sea la correcta. El problema para una sociedad libre es discernir cuál. El segundo paso consiste en comprender ciertas características peculiares del espíritu humano, las cuales pueden llamar mejor nuestra atención mediante la distinción entre un individuo y una persona. El árbol en mi patio y el muy amado gatico de mis hijos son individuos, un específico arce entre millones, un gatico diferente de cualquier otro. Los seres humanos somos de ese modo también individuos. Más allá de esto, no obstante, ellos también crean modos de percepción y de selección. Ellos son personas. El concepto de persona tiene una fascinante historia intelectual que nos ayudará a aclarar nuestro punto. La personalización conlleva el derecho-la vocación-de ser diferente. La individualidad sola no conlleva tal derecho, no para los árboles o los gatos, no para los humanos desde el momento en que ellos son tan solo expresiones de un orden social común. Como expresiones de un orden social común, los individuos pueden ser organizados en colectivos, socialistas o tradicionales, en los cuales las personas se sentirán descontentas y confinadas. Los individuos no requieren “derechos burgueses” o necesitan “libertades burguesas” como las aves necesitan del aire. Las personas sí. Una sociedad capitalista democrática refleja la infinidad de Dios a través de las conflictivas, discordantes e irreconciliables diferencias de un gran número de personas, cada una de las cuales es un modo de percepción diferente y de distinta manera de elegir. Decía John Wesley: “Nosotros debemos, sin fijarnos en esta interminable irritación acerca de las opiniones, provocarnos unos a los otros el amor y las buenas obras. Dejemos los puntos en que diferimos afuera: aquí hay suficiente en lo que podemos
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coincidir, suficiente espacio para cada natural cristiano y cada acción cristiana… Entonces, si nosotros no podemos todavía pensar semejante en todas las cosas, al menos podremos amar semejante”
a valores morales como la justicia y la igualdad. La solidaridad-no solo como cooperación práctica sino como valor moral y significado-es el objetivo común de todos los sistemas sociales excepto el capitalismo democrático.
Una vez que uno entiende la imposibilidad de erradicar la limitación y la variación de la vida humana, que hemos comprendido el hecho de que la vocación de la personalidad es ser singular en percepción y elección, no se sigue de ello que el mundo tenga que colapsar en la anarquía. Al reconocer tanto sus limitaciones como su necesidad de los otros seres humanos, estos pueden muy bien decidir respetar la búsqueda individual de cada uno o cada una de su singular vocación, al igual que también inventar estructuras, instituciones y actividades en las cuales ellos puedan cooperar. Quizás ellos nunca alcancen acuerdos teóricos acerca de la naturaleza de los bienes sustantivos que cada uno persigue. Sin embargo ellos pueden aceptar el desafío práctico de inventar instituciones que respetan las libertades individuales a la vez que proveen de grandes áreas de mutua cooperación. Como personas, cada una puede guardar celosamente un terreno de elección y visión singular. Como individuos cada una puede compartir la carga común de la sobrevivencia, la prosperidad, la comunidad, el sufrimiento y la muerte. Es bien posible que ellos acepten levantar tales cargas fraternalmente.
Tan solo el capitalismo democrático entre todos los sistemas conocidos por la humanidad ha tratado de preservar la esfera de la persona inviolable. Solo él se gloria en la divergencia, el disenso y la singularidad. Lo ha hecho mediante la invención de un grupo de principios prácticos, corporizados en instituciones, y celosamente guardados por intereses rivales cada uno de considerable poder; principios por los cuales la cooperación puede lograrse sin previos acuerdos basados en presuposiciones metafísicas, filosóficas o religiosas. Para concordar en observar tales principios las personas no tienen que sostener las mismas razones, ni necesitan tener los mismos fines. Además, cuando tales principios prácticos prueban su valor por sus frutos se hacen en sí mismos dignos de honor. En sí mismos se transforman a modo de bienes sustantivos. No son meros procedimientos. Se convierten en un probado cuerpo de principios prácticos, cuyo respeto permite que la búsqueda de los bienes sustantivos. Ellos son amados en y a través del respeto de las personas por los bienes sustantivos. Son amados debido a que preservan la integridad de los bienes sustantivos y la búsqueda por las persona libres de tales bienes. Es tan propio amar los medios que hacen alcanzables a los fines, como amar el concreto trabajo de escribir por los escritos que se consiguen con él.
La invención del capitalismo democrático iba dirigida al descubrimiento de principios prácticos que harían tal vida común posible, a la vez que mantenía sagrada la esfera de cada persona humana. El capitalismo democrático no es un sistema dirigido a la definición de la totalidad de la vida. Este apunta a establecer las bases prácticas de la vida social cooperativa. Las sociedades tradicionales pretenden proveer considerablemente mucho más que eso. Ellas proveen una visión (usualmente) religiosa. Las sociedades socialistas, también, intentan subordinar las estructuras políticas y económicas
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El filósofo Jacques Maritain describió la adherencia a tales principios de la práctica como una fe secular, un fe cívica, enraizada en la naturaleza práctica de los seres humanos. No es una fe religiosa ni una visión del mundo. Procede, en diferentes lenguajes y en diferentes horizontes intelectuales, de la naturaleza de la vida práctica. Sus secretos no han sido universalmente descubiertos. En algunas
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culturas, la cooperación práctica es desalentada entre personas de diferentes fes. Un previo acuerdo en fe y visión del mundo es considerado necesario, sin importar los costos prácticos. En el nombre de una única visión de la humanidad las inhumanidades son frecuentemente justificadas. Así esta fe cívica, esta fe práctica, aunque accesible a todos los seres humanos, no es universalmente abrazada y nunca se da de modo perfecto. Maritain describe esto así: “Así es que, hombres que poseen por completo diferentes, aun opuestas perspectivas metafísicas y religiosas, pueden converger, no en virtud de ninguna identidad de doctrina, sino en virtud de una análoga similitud en los principios prácticos, hacia las mismas conclusiones prácticas, y pueden compartir la misma fe práctica secular, siempre que reverencien, quizás por muy diferentes razones, la verdad y la inteligencia, la dignidad humana, la libertad, el amor fraternal, y el valor absoluto del bien moral.” “Nosotros debemos por tanto mantener una aguda y clara distinción entre el credo humano y temporal que descansa en la raíz de la vida en común y el cual es por sobre todo un conjunto de conclusiones prácticas o de puntos prácticos de convergencia-en una mano; y en la otra, las justificaciones teóricas, las concepciones del mundo y de la vida, los credos religiosos o filosóficos que declaran, o reclaman declarar, esas conclusiones prácticas razonables.” Considérese la “fe práctica” en los EE.UU. Si bien otras sociedades pueden ser igual o más pluralísticas en composición, pocas han sido establecidas de modo tan completo por personas de tan diversas culturas, procedentes de cada
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una de las regiones del planeta. Para entrar a tal sociedad, uno no necesita deshacerse de su cultura nativa, religión, concepción de la vida, esquema de valores, modo de filosofar o visión personal. No se requiere ninguna declaración de pertenencias únicas para todos, ni la renuncia a las visiones del mundo previamente mantenidas. Uno solo tiene que comprometerse a respetar los principios prácticos establecidos en la Constitución. La Constitución en sí misma ejemplifica una práctica, bastante más que de credo, visión de la buena sociedad. Una sana teoría del pluralismo, por lo tanto, se basa en bastante más que “en la competencia entre los intereses de grupo.” Pero también es mucho menos que “una especificación de los fines y los medios,” una visión única del significado de la vida social. Es algo menos sustantivo de lo que los socialistas desearían: imponer las virtudes socialistas y reprimir los comportamientos “anti-socialistas” y “no progresistas”. Incluso es considerablemente más sustantivo que a lo que los heredados escritos del liberalismo de los intereses de grupo le han dado crédito. Este parece haber sido cortado por un habilidísimo sastre para encajar la contradicción entre las altas aspiraciones de los seres humanos a la unidad y sus limitaciones de percepción y de pureza de corazón. Demasiado suelto para un sistema político destinado a los ángeles, parece no serlo para los humanos tales como ellos son en realidad. De hecho los aprieta un poco. Bastante del pluralismo en economía y política. Ahora veámoslo en la religión. (Termina en el próximo número).
Continuará
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Un Instante Sagrado SEร OR EMMANUEL CASTELLS
escritor, fotรณgrafo y amigo
Por Rafael Vilches Proenza
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Cuando a inicios de los años noventa Enmanuel Castells iba con destino a La Habana, la Capital de todos los cubanos, en busca de otras metas y otros sueños, dejaba tras de sí a familiares y amigos que lo vieron partir con dolor y extrañeza. El se marchaba sin sospechar que quienes quedaban, o llegábamos por esa lejana e inolvidable fecha a su ciudad, con orgullo guardaríamos para siempre su historia de vida de esos años. Él se retiraba de la ciudad con heridas que le ayudarían a superar los retos de entonces. Iba sin saber que dejaba tras de sí una estela de luz. Jamás hizo conciencia de que no pasó un solo día sin que los amigos dejáramos de rememorarlo, realzando sus virtudes, elogiando su pasado, deseando que la vida le sonriera y retornara a nosotros como el hombre afable y reconciliador que todos querían y que luego conocí. Yo me pregunto en esta hora ¿Dónde están ahora los déspotas censores y extremistas de entonces, cuando el amigo retorna a la ciudad sin que el odio y el rencor le ganaran sus días? Enmanuel Castells. (Bayamo, Granma, Cuba en 1963). Fotógrafo, Escritor y Crítico de Arte. Sus fotografías forman parte de los archivos iconográficos de la Fundación Caguayo S.A. y del catálogo conjunto del fotógrafo italiano Giuseppe Lo Bartolo. Cuenta con las exposiciones personales: Fabulación de la Imagen (2007), Los ojos de Bayamo (2008) y Flor de Loto y otros espejos (2011). Ha expuesto junto a Zaida del Río, Nelson Domínguez, Manuel López Oliva y Juan Moreira (Historias Paralelas, 2009). Ha publicado los libros de cuentos: Fabulación de la Memoria (Extramuros, 2004) y El ojo con que mira el ciego (Letrabierta, 2008). Próximo a salir su novela: La otra eternidad. Premio Vértice de Relatos Breves (Cuba, 2001) y Finalista del Premio Cuento La Gaceta de Cuba (2001). Ha ejercido la crítica de arte en: Literatura, Cine, Radio y Televisión, y ha escrito para catálogos de exposiciones de artes plásticas y medios de prensa plana. Radica y trabaja en La Habana, Cuba como Representante de la Empresa de artes gráficas Caribe Photo PostCard S.A. Soy feliz cuando me reúno con el amigo en este instante sagrado.
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Hermano, contigo tengo una deuda. Una laguna que quiero llenar junto a los lectores, que pueden ser o no tus amigos. Cuando llegué a Bayamo a principios de los años noventa procedente de mi Vado del Yeso querido, Santa Clara o Las Tunas, ya no estabas en la ciudad, pero todos hablaban de ti. Yo no pude disfrutar de tu compañía en esos años duros, y crueles a la vez, pero hermosos por el grupo que logramos en esa bella aldea del oriente cubano. Un amigo común hizo que nos amaramos para siempre, como se ama a un hermano, nuestro caro e inolvidable Carlos Manuel Pérez, ahora en Kansas City. Por eso quiero destejer el hilo como quien se sienta a la mesa a degustar un buen café junto a los seres queridos. Quiero si puedes que me hables de la infancia, la familia y los amigos. ¿No te parecen tres demasiados grandes temas en una sola pregunta de iniciación? Mi infancia es casi desmemoriada, sin esos detalles del que recuerda el día que su padre lo llevó a conocer el hielo. Contrario a lo que mucha gente cree, yo nací en Santiago de Cuba y no en Bayamo, un 11 de Octubre de 1963, con los aguaceros del ciclón Flora y el chiste que siempre hago de la fecha es que yo debí haber nacido un 10 de Octubre, pero como es fecha feriada en Cuba, mi madre tuvo que esperar un día más para traerme al mundo. Dicen los que hablan por mí que yo era un niño “abstraído”, mirando siempre para el cielo, sentado en un balance pequeño, y mudo (el que me conoce ahora pondría en dudas esos elementos porque soy muy observador, casi con enfermedad de ojo de águila, sigo mirando el cielo porque al hacer fotografías de vez en cuando busco la posición del sol, y soy el ente más conversador del universo) De modo que lo de la niñez es un pasaje curioso, pero no definitorio. Recuerdo cosas aisladas, mi abuela materna que era un ángel de buena, y recuerdo que en 4to grado me matriculé en la escuela elemental de música de Bayamo y no di pie con bola en cuanto a apreciación musical; mi madre me compró una batería infantil y aunque todas sus amigas me celebraron, yo no hice otra cosa que caerle a batacazos a ese pobre instrumento sin sacar un sonido coherente y feliz al oído. Esto sí te lo puedo asegurar de la infancia: soy melómano desde que era bebé, ah… y que lo primero que hice con un lápiz fue pintar. Dicen que aviones, planetas, naves espaciales…quizás por eso miraba tanto al cielo, rememorando algún pasaje de mi vida pasada o preguntándome cómo vine a parar aquí? Mi familia, el núcleo central lo componían mi madre Gladys Carrión, una mujer extraordinaria, con una inteligencia en muchos campos de la vida, cantaba con voz de mezzosoprano, fue alfabetizadora y trabajó todo el tiempo en Educación hasta jubilarse como metodóloga de círculos infantiles; era una excelente repostera, creativa en el arte de las modas pues se inventaba sus propias ropas que todo el mundo celebraba; sensible y romántica pues escribía poemas de amor. Teníamos una relación muy especial; ha sido
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Cuadernos de Pensamiento
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Mi padre fue el amigo que me tendió ideas y dineros para que su amado hijo no se muriera de hambre y sobreviviera el amargo período en el que me vi durante siete lacerantes años
y será la mujer más importante de mi vida; fue la primera persona que me regaló un libro: Los hilos invisibles y tenía un espíritu tan enérgico que yo sigo afirmando que su muerte tan pronto es el único error real que Dios ha cometido. Mi padre era un tipo tosco (me llamo igual que él), rudo, de pocas palabras pero sí de muchas lecturas. Nuestra relación nunca fue mala, pero mi madre era el personaje que se robaba todo el show. Cuando llegué a mi adultez y le di nietos, fue que mi papá se confabuló más con mis causas: escuchaba mis programas de radio, celebraba mis triunfos literarios y cuando me mudé para la Habana y esa ciudad no se cansó de siquitrillarme por los cuatro costados, mi padre fue el amigo que me tendió ideas y dineros para que su amado hijo no se muriera de hambre y sobreviviera el amargo período en el que me vi durante siete lacerantes años. En resumen, los dos forman mi derecha e izquierda, a cada uno les he dedicado un poema singular y de vez en cuando les hablo para no perder esa conexión que me hace sentir acompañado de sus espirituales presencias. El 4to beatle de la familia es mi hermano Juan Manuel, siete años mayor que yo, y en definitiva el tipo más influyente del Castells que soy. Fue él y no otra persona quien me enseñó a tomar cerveza, el que me puso el apodo de Budy por el cual me
conoce medio mundo, el primero a quien vi pintar un cuadro con una destreza increíble, el que me mostró el famoso álbum blanco de los Beatles cuando yo era un adolescente y a mi me pareció el disco más feo del mundo sin saber el material de oro que contiene sus canciones. Es un ser humano a quien amo de una manera casi paternal pues ahora que tiene 55 años, parece hijo mío, me ocupo de algunas cosas de su vida y nos extrañamos mucho. Tiene un carisma arrollador y es un analista muy profundo de la realidad cubana y los derroteros de nuestra economía en todos los tiempos; estudió arquitectura y a la vuelta de muchos años, hemos terminado los dos como representantes de una empresa de arte (fotografía) que preside un importante fotógrafo italiano, radicado en Cuba. De los amigos y de mis dos hijos, déjame ver si te hablo más adelante porque ya de hecho, me resulta muy larga esta respuesta. ¿Admirando las cosas que haces quiero saber en cuál de los oficios que ejerces te sientes realizado? ¿Cuál de ellos te exige más, la fotografía o la literatura? “Realizado” no es la palabra indicada, más bien es un proceso interminado si se trata de arte. Se dice que no existe la obra perfecta, el acabado final; por tanto creo que la respuesta sería que las dos me dan mucho placer, como me dan tantas angustias. Tú eres escritor y sabes que sudamos y sufrimos no solo la palabra precisa, sino la forma de las palabras, el punto de vista del narrador, la estructura expositiva, etc. Con la fotografía pasa lo mismo porque yo no soy de los que hago mucha foto estática, o sea, no soy fotógrafo de bodas y quinces. Me gusta la imagen viva, dinámica, pero me gusta también que de vez en cuando la foto me sorprenda, que me haga una seña y yo la capte o me sugiera un tema. Sufro mucho cuando veo una imagen genial y ando sin la cámara, o cuando en la inmediatez de coger un instante único, la foto salió
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movida o el sujeto varió y ya no es la foto que yo vi originalmente. Los dos géneros exigen mucho, pero igual ofrecen una satisfacción indispensable porque a fin de cuentas, son extensiones de ti mismo, de tu sensibilidad, de tu espiritualidad. Los reconocimientos nunca están de más por eso quisiera saber qué te aportó haber ganado algún Premio Literario, ser finalista de la Gaceta de Cuba, Premio Vértice, Manuel Navarro Luna. Los premios literarios son importantes; aunque como dice la mayoría de los que compiten, uno no escribe para competir, para aspirar a ganar un premio. Hay premios que no solo te ofrecen un reconocimiento, sino que agregan valores metálicos y en buena suerte de editoriales extranjeras, lleva una especie de aparato publicista, pagos por no sé cuántas cosas, la posible internacionalización de tu obra, encuadernación de tu libro con una calidad súper, etc.… pero lo que si pienso que aporta un Premio Literario es aumentar tu nivel de compromiso con la calidad de tu escritura, mandes o no mandes a un concurso. Uno debe tratar de escribir siempre bien, no importa el destino de esas letras. Lo otro que aporta un Premio Literario es que te conocen un poquito más y haces, a veces, nuevos amigos. ¿Hermano, crees que el escritor debe sentirse siempre escritor? Primero que nada debe sentirse SER HUMANO y con ello, todo lo que implica su existencia en este plano terrenal. Hay escritores que son solamente escritores y no hacen otra cosa que escribir Y NADA MÁS. Hay otros que escriben, pero también pintan, comen fruta, son activistas sociales, cantan bien, hacen periodismo, criticas de arte, en fin… Hay otros que son todas esas cosas, pero también son alcohólicos, drogadictos,
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proxenetas, enfermos mentales…en fin. Vuelvo al principio: que se reconozcan primero que nada como seres humanos, lo cual con su determinada cultura acumulada, si está en espacio intelectual, sepa y pueda expresarse como tal y si está en el Agro comprando malanga sepa decir: Cojone que cara está esta mierda. Si no se quiere bajar de su sillón intelecto puede decir: “el tubérculo que el sistema agropecuario privado y estatal le ofrece a la humilde sociedad socialista cubana, muestra un precio abusivamente alto frente al irrisorio salario que percibe el trabajador medio”. Fuera de broma, un escritor en cualquier contexto puede ayudar al prójimo para el entendimiento de algo, desde cuál es el origen de una cosa hasta por qué a las tres de la tarde se le conoce como la hora en que mataron a Lola. Y además… ¿quién era Lola? Igual puede ser un látigo que fustiga todo el tiempo sobre los males del gobierno sobre su país o la proclamación porque un mundo mejor sea posible.
para dar a conocer (al menos una parte de) una obra. Es un vehículo más de lo mediático. Lo único malo es que todavía en Cuba eso no es bom porque la gente no tiene Internet ni navegación intranet desde todas las computadoras que hay en esta bendita isla. Los blogs por otra parte requieren de darse a conocer, casi siempre primero por su creador o autor, y luego dentro de la larga lista que de ellos hay en la Internet. No deterioran nada porque cada día se vive un mundo más digital, más promiscuo de inmediatez y publicidad e incluso estas vías, soslayan los obstáculos que todavía predominan en los mecanismos editoriales, y mientras un libro se demora en salir en blanco y negro y a papel con carátula de cartulina, la obra en un blog ya le ha ganado tiempo al tiempo. El problema siempre será: ¿tenemos los cubanos Internet para acceder a esos blogs?
¿Entonces para ti cuál debería ser la ética del escritor?
Empecé en la secundaria con novelitas de amor en las libretas. Las chicas hacían colas para leerlas, me preguntaban cómo terminarían los sucesos que yo montaba. Me da mucha gracia recordar ese período porque lo que me empujó a ESCRIBIR fue mi primera novia a la cual conquisté por una mentirosa historia que monté mientras la enamoraba buscando el sí; la hice llorar haciéndole creer que mis padres no eran mis padres y que yo venía de un orfanato. Cuando vi el poder de convencimiento que ejercí sobre ella, al llegar al albergue me dije: Que va, yo tengo que escribir esto. Así empecé, pero fíjate si a mi la dignidad me acompaña de hace rato que esas novelitas eran de amor pero no al estilo de Corín Tellado, sino sobre historias que pasaban en la propia beca y lo relacionaba con la ciudad que nos quedaba lejos, los pases, las fugas, la primera masturbación, el profe empatado con la estudiante menor de edad… ¿No te suena familiar eso?
La ética de un escritor es no traicionarse a sí mismo desde lo que él sabe es su escritura característica. Respetar y defender su trinchera. No hacer “sopas ni panfletos” que obedezcan a la complacencia de determinados órganos oficiales y mucho menos a mercantiles de la palabra, que en algunos casos tienen sacos de billetes pero veneno en el alma. Si tú no eres un Corín Tellado, ni eres una marioneta del oportunismo y aspiras a respetar los consejos que te dio un día Onelio Jorge Cardoso en Bayamo, entonces tú ética siempre va a redondear en no vender tu alma al Diablo. ¿Budy, los blogs literarios ayudan o deterioran la calidad de la obra literaria? Los blogs literarios son eficientes portales digitales
¿Qué fue lo primero que escribiste?
-Sí, mi novela Ángeles desamparados, Ediciones bayamo, 2001, una novela que reescribí más de diez veces y que fue revisada por varios amigos entre ellos Guillermo Vidal, que fue quien me dio el empujón para que la escribiera, una historia que fue gozo y sufrimiento a la vez, por eso quiero saber si trabajas tus textos hasta la saciedad. Sí; pero no siempre. No soy tan perfeccionista como otros autores. Soy medio fabulador, medio místico, medio jodedor, medio profundo. Digo tantos medio que se nota que soy Libra, busco un equilibrio en todo. La mayoría de mis cuentos cuando los escribo en papel, ya estaban escritos en mi cabeza. Y no puedo llegar al final si antes no tengo el título del cuento; es algo que jamás me he sabido explicar pero así funciono yo. ¿Cuál crees sea el talón de Aquiles de la literatura escrita hoy en Cuba? De la que se escribe en Cuba, como calidad, no tengo dudas de que es muy alta, muy buena. Cuba es una fuente inagotable de talento
Hay escritores que son solamente escritores y no hacen otra cosa que escribir Y NADA MÁS. Hay otros que escriben, pero también pintan, comen fruta, son activistas sociales, cantan bien, hacen periodismo, criticas de arte, en fin…
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creativo, pese a los pesares y a las limitaciones que sufrimos todos los creadores y que en alguna manera pudiera desmotivar el espíritu creativo de un artista. Lo que me parece que no está bueno es su mecanismo de promoción sin tener que esperar llegar a las consabidas Ferias Internacional del Libro en La Habana anualmente. Y aún dentro de ese marco, no siempre tiene la promoción debida. No son todos los autores que llegan a alcanzar un nivel de popularidad como Padura ni todos se lo merecen, pero un buen escritor merece una debida y correcta promoción que lo de a conocer por el valor de su obra, a nivel local, a nivel nacional y a nivel internacional. Otra cosa a superar y me parece que ya es hora, es la calidad de las carátulas de los libros de provincias, de las editoriales territoriales, hacerlas todas a color y de buena factura, atractivas y motivadoras para ejercer el ejercicio de acercarnos al interior de la obra y en algunos casos que he visto por ahí, mejorar la tipografía, su diseño
Amar es el verbo más polisémico que existe en el mundo. Nada hizo que yo amara mi profesión de escritor. Amo esa profesión como amo a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos, en fin… la vida en sí.
¿Amaste otra profesión o siempre supiste que ibas a ser escritor y fotógrafo? Nunca supe lo que iba a ser. Tal vez en eso sea cierto aquello que dicen de mi niñez de que yo vivía abstraído, pero amé muchas profesiones. Parecía que iba a ser pintor porque me gustaba mucho pintar y estuve matriculado en una escuela de artes plásticas hasta que me cansé de pintar una mata de malanga alrededor de ella durante una semana para verle todos sus puntos de vistas con todas sus luces y sus sombras. Parecía que iba a ser cantante por aquello de que soy melómano desde niño y porque además entonaba bien; aunque no proyectara mucho la voz. Yo hasta formé parte de un grupito musical en el
Pre al cual eufemísticamente nombramos “Star Blue” por el color del uniforme. Parecía que iba a ser locutor porque empecé muy temprano, siendo niño, en los círculos de interés de Radio Bayamo pero un día me quedé en blanco despidiendo un programa infantil y no volví nunca más hasta que tuve 30 años, pero entré a la radio como asesor; aunque sí hice conducción de programas míos. La fotografía me gusta desde pequeño y hasta fui ayudante de un fotógrafo de bodas en Bayamo, cuando todo era en blanco y negro y los montajes que ahora se logran en photoshop había que lograrlos recortando el negativo o creando moldes; me la pasaba en el cuarto oscuro durante horas, preparando químicas y revelando rollos e imprimiendo con una ampliadora enorme, pero en ese entonces yo no sabía que terminaría dedicándole más tiempo a la fotografía que a la misma literatura. Ahora hago más fotos que cuentos; aunque yo creo que mis fotos cuentan historias y que mis cuentos son fotografías abiertas a miles de interpretaciones. Difícil de desconfigurar las innegables ligaduras que conectan a un arte con el otro. Amar es el verbo más polisémico que existe en el mundo. Nada hizo que yo amara mi profesión de escritor. Amo esa profesión como amo a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos, en fin… la vida en sí.
¿Qué tipo de fotografías son las que haces y cómo te inscribes dentro del panorama de la Fotografía Contemporánea cubana? Me gusta la fotografía que muestre el alma de las cosas y de su autor. Yo adoro las artes plásticas y creo que mis fotos establecen un tipo de conexión con ese mundo fabulativo que tienen algunos pintores. Mis fotografías (y sobre todo mi Expo: Flor de Loto y otros espejos) es la muestra fehaciente de mi espiritualidad; hay quienes le llaman Madurez creativa porque se te ocurre ofrecer una propuesta novedosa, cuasi original, pero no es tan así. Yo vengo siendo el resultado de muchas sumas y creo ir mejorando cada día el tiro a la diana, pero recuerda que en materia de arte y de creación no hay punto final. Tengo fotos para todos los gustos porque trabajo en muchas direcciones desde y hacia lo visual, pero a la hora de montar una Expo no van todas las que son ni son todas las que ves.
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interior y exterior; hacer del libro una pequeña joyita como en los tiempos de antaño que todas las tapas eran duras y elegantes.
Yo no sé en qué lugar o posición estoy dentro de la Fotografía Contemporánea Cubana. Como haz de saber, Cuba es un país que no para de dar talentos diarios en todas las manifestaciones del arte; y los jóvenes que vienen rompiendo cercos, tienen un arsenal de herramientas y miradas con un prisma de transgresión muy típico de lo nuevo, de lo naciente, del desenfado y el atrevimiento, del cuestionamiento y la rebeldía; y aunque algunos son muy tendenciosos al “bad pictures”, uno descubre una impronta bestial en esas fotos. Yo llego algo tarde; aunque nunca es tarde si la foto es buena y trato de hacer lo mío a tiempo y sonriente. No tengo un sello particular; todo lo poéticamente captúrable por mi lente deberá llevar al menos un sello de calidad y sensibilidad. Por el momento tengo ya tres Expo personales, una colectiva junto a Zaida del Río, Nelson Domínguez, López Oliva y Juan Moreira y estoy organizando la Expo más grande que se hará en la historia de Bayamo
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para los 500 años de su fundación en el 2013; se llamará Todos los ojos Todos y la idea es que cada fotógrafo bayamés muestre cómo ellos ven a Bayamo, pero incluye fotógrafos y artistas plásticos de la Vanguardia nacional y locales. ¿Qué otra pasión tienes aparte de la literatura y la fotografía? La música, el cine y las mujeres; pero mi pasión mayor es el ser humano, con todas sus complejidades, sus extremismos o recogimientos, parquedad o desenvolvimientos, mentalidad enfermiza o carácter angelical. Cuando estudiaba Filología, hice tres años de Psicología porque me interesaba saber cómo delinear el perfil psicológico de mis futuros personajes. Eso me ayudó a conocer e interpretar de primera mano a mucha gente que conozco y saber si el bicho bueno que me pintan delante no tiene algo de Satanás
Dices que eres melómano desde niño, ¿cuál es tu música favorita? Yo podría decirte que amo tanto la música como tal
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en las entrañas. Es un terreno tan seductor como enamorar a una mujer, encandilarla a un punto de delirios y después conquistarla. Hurgar en la psiquis humana de cualquier ser terrenal no es cosa fácil, pero intentarlo enriquece tu genio y desarrolla tus estados sensoriales. Me apasiona también la música. La música es el hombre escapado de sí mismo, dijo Martí. Después te doy mis favoritos y de Cine te hablo más adelante. ¿Finalmente me hablarás de los amigos? “Son tantos, que se atropellan... Se agolpan unos a otros y por eso, no me matan” parafraseando el bolerón de Sindo Garay, pero absolutamente en bromas. En verdad son muchos y cada uno vale su peso en oro dentro de mi vida. Esta respuesta podría llevarse más de veinte cuartillas si aparte de decirte sus nombres, te hablo de cada uno de ellos. Han llegado a mi vida y
yo a la de ellos por diferentes vías, diferentes circunstancias, diferentes etapas, diferentes razones y así sucesivamente; incluso sabes que uno casi siempre termina metiendo en el saco de los mejores amigos a los padres y a nuestros propios hijos, pero bueno…ya te dije algunos nombres entre las personas que me habían marcado (Marcos, Walter, etc.). El día que se presentó mi primer libro de cuentos en la sede de la UNEAC de Granma, el 11 de octubre del 2004, estaban allí casi todos mis amigos de diferentes etapas, los de la niñez y barrio, los de la secundaria y el Pre, los que hice cuando empecé a trabajar en una Empresa de la Construcción, los que hice en mi etapa de Radio Bayamo, los que coseché en Guisa y los de ahora que me acompañan hace ya más de 20 años que son Iliana Orozco, Libia Peña, Idania Pérez, Andrés Vázquez, Airelav Pérez (ninguno es Escritor) y están los amigos escritores que somos amigos porque nos da la gana del alma, no por ser escritores o periodistas como Carlos Pérez, Remigio Ricardo Pavón, Martha María Montejo, Michael Hernández, Amir Valle, un tal Rafael Vilches, Gelasio Barrero, Zoelia Frómeta, Abel Guerrero Castro (el hombre que me mostró un Taller Literario y años después, me llevó a trabajar a la radio). Mi amigo más antiguo e incondicional y presente todo el tiempo en nuestras respectivas vidas
es Jorge Alfredo Tawil Aviche, nos llevamos solo tres días de nacidos y nos conocemos desde que nuestras madres quedaron embarazadas (tampoco es escritor). Julio Martínez Frómeta, el mejor tresero joven de Cuba haciendo música excelente en Miami (ganamos un año el Gran Premio de la Radio por una entrevista que me concedió y tocó a Mozart y a Beethoven con el Tres como nadie se lo puede imaginar) Cada vez que voy a Bayamo estoy obligado a ver amigos como Fernando, Oscar, Rolando Morales, Norma, Lourdes, las madres de mis amigos ausentes o presentes, sus hijos que son mis sobrinos, en Guisa a Nelsy Rosales y Tony Miniet; en fin… “son tantos que se atropellan; se agolpan unos a otros y por eso, no me matan”.
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Pero mi preferencia siempre va a ser por aquello que toque fibras muy sensitivas del alma humana, canciones que enaltezcan la espiritualidad del Hombre y músicas de excelente ejecución, complejidad y resonancias.
vez no ame otra cosa en la vida. Y menciono primero la palabra “música” para después decir “canciones”. La segunda lleva letra, la primera está llena de melodía, armonía, compases, sonoridades, ritmos. A mi me gusta casi todo lo que le gusta a la gente común y corriente y puedo hasta sorprenderte si para los tiempos que corren, te dijera que me seducen algunos reguetones, pero mi preferencia siempre va a ser por aquello que toque fibras muy sensitivas del alma humana, canciones que enaltezcan la espiritualidad del Hombre y músicas de excelente ejecución, complejidad y resonancias. Pero no has de olvidar que soy cubano y aunque muchos intelectuales cubanos no prefieran la música popular bailable, a mí me fascina Van Van (tengo todos sus discos) y Adalberto Álvarez. Seguro que en mi lista está toda la cofradía de clásicos cantautores cubanos y extranjeros (Serrat, Silvio, Caetano, etc) pero me gusta mucho el rock, el pop, las músicas del
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mundo con una cantidad de nombres casi totalmente desconocidos para los cubanos. Voces raras como la nigeriana Sade, la portuguesa Marisa que tiene un disco FADO desgarrador, la inglesa Adele, cantaores españoles, música de jazz clásico como contemporáneo (que florean mucho los teclados y le dan menos protagonismo al bajo), tengo enésimas bandas sonoras de películas famosas o ganadoras de Oscar, música norteamericana de todos los tiempos hasta lo que hace Eminem, Lady Gaga, etc. Escucho la llamada música de relajación, la alternativa, los novísimos de la trova más joven, los tradicionales como María Teresa Vera, Matamoros, Sindo (los escucho de verdad, no es snob) me encanta Benny Moré, Polito Ibañez, Buena Fé, y ni te imaginas cuánto he arrollado detrás de ese sonido contagioso que producen los tambores, los cencerros y la corneta china de los carnavales de Santiago de Cuba. Categóricamente: “yo puedo estar un tiempo sin mujer, pero ni un solo minuto sin música”. Sé cuanto amas y respetas a Pablo Milanés, y que bien hubieras podido escribir estas palabras escritas y sentidas por Luís Alberto García cuando quisieron empañar y enlodar su nombre y su historia en este país que bien ama: Puro: En medio del estruendoso silencio que tantos guardan, aprovecho para decirte que la amistad y la lealtad aún existen. Me honra ser tu amigo. Si respeto y amo mi país y mi historia y mi bandera, ha sido en buena medida por el regalo de tu magisterio. Los que no te conocen o no frecuentan tu casa, no pueden saber cómo piensas ni con qué denuedo batallas por mejorarte y mejorarnos. No saben de tu hidalguía. Se les escapa que sigues siendo un patriota. Sepárame uno de los sillones de tu portal. Creo en ti, bayamés. Pd: Ahora sí me queda claro que no les veré cantar juntos nuevamente y eso duele a mares. Lo borro de la lista que soñé públicamente.
Hay hombres que desde el legado de su obra universal y por todo el aporte espiritual que le tributan a la humanidad se hacen impunes a determinados deslices.
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Me quedan otros sueños y espero que no sean quimeras. Después de esta muestra de cariño para y por un amigo bien vale tomarnos el café que nos ha hecho tu Sandra, y seguir creyendo en los amigos. Ellos no se esconden detrás del dolor o el miedo. Dicen de frente el amor que sienten. Budy, sé que también eres así. Por eso quiero que me digas qué ha significado Pablo en tu formación con ser humano. Pablo Milanés es ante todo un ser humano y como tal, tiene aciertos y comete errores. Hay hombres que desde el legado de su obra universal y por todo el aporte espiritual que le tributan a la humanidad se hacen impunes a determinados deslices. A mi no me interesa detenerme en si estuvo correcto o no lo que pasó con él en Miami, no todo lo que dijo fue un error, pero yendo a la esencia de tu pregunta, Pablo Milanés no solo me ha aportado humanamente la purificación de mi alma desde un canto y una letra que parecen venir de los arcángeles; él es un patriota, un revolucionario probado, un tipo con absoluta dignidad y valentía y creo que mucha gente no conoce casi nada de su vida en pos de este país porque solo han podido llegar hasta sus bellas canciones. Es un trabajador inagotable y un icono delo mejor de la cultura cubana. Lo demás es puro error humano; no hay ser perfecto. ¿Háblame de los proyectos en los que trabajas ahora? Yo siempre estoy trabajando en algo y es como una “maldición bendita”; lo mismo es una lectura, un catálogo, una próxima Expo, el libro de un amigo, las fotos para tal sitio digital, las fotos para tal producción de postales o afiches, las fotos para algún regalo especial, coordinando ideas con mis amigos escritores de adentro y afuera, yendo a algún evento de mejoramiento humano. Este año (2012) debe salir
mi novela corta La otra Eternidad; aún no sé por dónde, pero saldrá. Tal vez para Octubre, mes de mi cumpleaños y la presente en Bayamo. Me ibas a hablar de cine… ¿películas favoritas? ¿Influye el cine en ti? Yo nunca he podido sustraerme de la fascinación que produce la sala oscura de un cine y el sonido que sale de sus bafles en ambos costados de la pantalla; la dimensión inmensa con que se ven las cosas y de lo que te atrapa una buena trama. En ese caso, sigo siendo el mismo niño de siempre. Ahora se va menos al cine (por suerte, yo no me desligo de ese vicio) y todo se resuelve con el DVD en casa o en la misma PC. El cine, por muy moderno que se ha puesto, no deja de tener ese encanto de llevarte de viaje por dos horas más o menos y atraparte de principio a fin como debe ser en una buena película y en la buena literatura. A mí el cine me lo aporta todo, porque te puedes fascinar por el buen guión, por las buenas actuaciones, por la buena fotografía, por la buena dirección de arte, por la dramaturgia montada, por la música que casi siempre es uno de los elementos que más me seducen y por supuesto, por la trama,
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el decorado, etc. Hay películas que son de cultos y otras que se hacen clásicas por el nivel de repercusión que generan ya sean para el mundo del entretenimiento como el caso de Tiburón de Steven Spielberg, como para la memoria afectiva que se da también en otro filme de Spielberg titulado: La lista de Schiller. A mí el cine norteamericano me ha aportado mucho para los planos que trabajo en mis fotografías. Te diría que es mi mayor influencia. Y del cine cubano, tengo la suerte de ser amigo de quien llaman el mejor director del cine contemporáneo cubano, Fernando Pérez, pero te puedo garantizar que él no se demora en esas categorizaciones y lo único que le preocupa es hacer un cine auténtico y sincero. Yo tenía una trilogía invariable que son Memorias del Subdesarrollo, Fresa y Chocolate y Suite Habana, porque me parecen que son las tres películas medulares que mejor retratan a Cuba tal y como somos y como hemos sido y por los procesos que hemos pasado, pero vino Fernando con Martí, el ojo del Canario y completé a mis Beatles del cine cubano como tengo Beatles de la fotografía cubana que son Korda, Corrales, Salas y Liborio. Me encanta Chaplin, Roberto Benigni y admiro el alma latina que Pedro Almodóvar le inyecta a sus melodramas, es muy bueno en eso y es muy transgresor en sus filmes.
¿Crees que tu obra es una obra de denuncia? No, para nada. Mi obra es de entretenimiento y fabulación. En mi novela corta La otra Eternidad lanzo algunos dardos pero no son más que inquietudes que todos los cubanos de alguna forma hemos manifestado lo mismo en una tertulia de amigos que en una reunión del Partido que en la cola de la guagua que en la bodega al obtener esa infame cuota mensual. En este país todo el mundo sabe lo que es verdad y lo que es mentira, lo que está bien y lo que está mal. La literatura sirve para muchas cosas, entre ellas la denuncia; pero yo he sabido buscarme otros problemas fuera de la Literatura; quizás por ello voy a ella en otra actitud. ¿Alguna vez querer ser escritor problemas?
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No, pero si puedes, enséñame los casos que conozcas porque me va a picar la curiosidad enterarme de toda la historia. Yo no quise ser escritor ni fotógrafo. Eso ya venía incluido en el estuche que soy y se despertó justo cuando tenía que empezar a materializarse. Claro que existen las quinicientas historias del que quería ser bailarín y su padre quería que fuera Ingeniero, pero a mí mis padres nunca me dijeron que soñaban verme de doctor o cosmonauta; nunca. Yo he sido lo que he querido ser sin que me haya traído problemas, ni tampoco el ser escritor me ha traído problemas. Todo lo contrario, Vilches, he sido feliz, excepto cuando tengo que sudar la palabra precisa, pero tú sabes que esa es la agonía más rica del mundo. ¿Para lograr una buena promoción de la obra, el escritor debe congraciarse con el poder? Dios te libre de hacer eso alguna vez, por muy desesperado que estés, por muy necesitado que estés. Si uno solo de los humildes se da cuenta de que te
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Si es en el campo de la creación, ten por seguro que seré un león fajándome por los derechos que la propia libertad de expresión que ofrece el arte son dados a los hombres de pensamientos como tú y como yo.
has convertido o eres profusamente un arribista, que utilizaste mecanismos de Judas para obtener la bendición de los delimitadores de las primaveras y de los nacimientos, el resto de la gente te odiará o tildarán de mierda para el resto de tu existencia. Para obtener una buena promoción a la obra de un escritor el único poder que debe existir es el Poder de la Promoción, gastárselas toda en anuncios, notas de prensa, invitaciones a la radio y la Televisión, publicidad. ¿Acaso dentro de Cuba no tenemos un ejemplo que se llama Leonardo Padura Fuente? No es redondamente perfecta la promoción que se hace sobre sus libros, pero apenas se da, genera una avalancha de público, ávido por consumirlo que eso es fantástico. Lo otro jodido es cuando el Poder promociona con todos los yerros una obra que no vale ni un comino; ahí si estamos embarcados porque por mucho poder promocional que el Poder use, la gente va a descubrir que el producto anunciado era mera porquería. Lamentablemente aquí estamos permeados de eso. ¿Qué me puedes decir de los dictadores y la censura? Dictador debe venir de alguien que dicta algo, rige algo, manda sobre algo. Y la censura es aquella función que cercena una determinada acción, que mutila una determinada decisión, que prohíbe lo posiblemente lícito y permisible, que aniquila una viabilidad. Si estas dos cosas son únicamente relacionadas al campo de la política, yo no soy ducho para disertar sobre ello; pero puedo entender que un Dictador hace mucho daño en los destinos de los pueblos y en el de muchas personas; de hecho un Dictador es alguien que gobierna con plenos poderes. Si es en el campo de la creación, ten por seguro que seré un león fajándome por los derechos que la propia libertad de expresión que ofrece el arte son dados a los hombres de pensamientos como tú y como yo.
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¿Cuáles fueron y son tus deseos y aspiraciones? No me vas a creer lo que te voy a decir: Ya yo me puedo morir; se me ha concedido re que te mucho más de lo que alguna vez aspiré; porque honestamente yo era de los que se conformaban con bastante poco. Pero en la medida que he ido avanzando a través del tiempo, esas aspiraciones, deseos, motivaciones han ido tomando un perfil mayor en la medida de que los otros han empezado a verte o a relacionarte con la calidad de tu obra, con el talento que haz logrado desarrollar y mostrar. Y eso, sin darme cuenta o conciente, me ha llevado a subirme la parada cada vez más y como tal, suben esos deseos, esas aspiraciones. Ahora bien, como soy hombre cerca de la media rueda (50 años) mi deseo mayor es vivir más para poder seguir creando porque eso me da una mínima visión de lo que hace Dios todos los días como fuente inagotable
Dios me ha dado lo mejor.
de creación. Vamos a ver cuánto me concede de ese deseo; aspiro respondértelo dentro de 35 años. Y por otro lado tengo la responsabilidad de una familia y de unos hijos que aunque distantes, están muy ligados a mí y es obvio que con los hijos; aunque se hagan hombres y mujeres, nunca se termina; nunca. Por ende, ahora tengo muchos más motivos de vivir que hace 30 años atrás. ¿Se cumplieron de alguna manera algunos de esos deseos? Se han cumplido con creces todos mis deseos y aspiraciones. Aquí aprovecho para hablarte de mis hijos y mis amigos. De madres diferentes, Enmanuel de 21 años vive en Estados Unidos y Juan Manuel de 18 años vive en Bayamo. Uno es mi físico exacto, con
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inclinaciones mayores a lo que fue mi padre en vida que le gustaba mucho el buen vivir y las cosas de extrema calidad (ése es Enmanuel) y el otro es mi alma total, mi espíritu calcado, repitiendo casi cada uno de mis pasos (ése es Juan Manuel) Pero cuando los uno a los dos, hacen mi yo total y no te imaginas la satisfacción que eso me da porque Enmanuel es harto familiar y Juan Manuel harto sociable, mis dos componentes más característicos. Tengo un tercer hijo que me lo trajo el amor a una mujer, mi mujer de hace 7 años (Sandra). Se llama Kevin y tal como rezan que no hay Kevin tranquilo, éste es el rey de las obsesiones, de la inconformidad, de lo inacabable; siempre necesita más y más y yo no estaba acostumbrado a eso. En 7 años a su lado he terminado siendo su padre real y nos amamos de una manera cómplice pues todo a lo que su madre dice no, yo vengo por detrás y lo convierto en sí; es el hijo que me ha tocado criar y al que le pongo todos los días el desayuno en la mesa y le compro todo lo que necesita. Yo aspiraba a tener dos hijos varones nada más y he terminado con tres. He publicado mis libros de cuentos y los libros de poesía de algunos amigos míos; he montado más de tres exposiciones fotográficas personales con resonado éxito. ¿Te das cuenta de cuántas maneras he sido bendecido? Después te hablo de los amigos porque eso entraña mucho para mí y no quiero hablar a la ligera de ellos y en eso también, Dios me ha dado lo mejor. Sigue, sigue en eso, escribe sobre tu infancia, escribe con toda libertad, escribe de todo, incluso de esas cosas que crees que no tienen importancia, escribe aunque sospeches que no está bien lo que estás escribiendo, escribe y escribe, acuérdate de las cosas que has vivido y escríbelas, escribe y escribe, y no escuches a nadie. Eso le dijo Adriano González León a Luís Alberto Crespo ¿Qué le diría hoy Enmanuel Castells a un joven escritor?
Le diría casi lo mismo porque a mí nadie me las dijo. Yo fui erróneamente malcriado en mis inicios y menos mal que nunca me creí que era la estrella naciente; quizás por eso tengo menos libros que nadie, siendo ahorita el casi viejo hacia donde camina mi edad, pero es el fruto de mi dignidad y de mi inconformidad. Antes de que Borges se convirtiera en un boom, yo leí una conferencia de él donde les aconsejaba a los jóvenes que no se apuraran en publicar, que esperaran sentirse maduros para no arrepentirse luego de los errores publicados, y parece que ese sayo me cayó. Eso sí, hay que escribir y escribir y escribir, leer mucho, de todo y luego volver a escribir. Poco a poco, mano a mano, uno se va haciendo, encontrando, conformando, aceptando. Quizás a eso le llamen Madurez. Pero el camino del arte y la creación son inacabables, ¿no es verdad? Yo te propongo, hermano, terminar aquí y reencontrarnos a la vuelta de la esquina, al otro lado de la eternidad. ¿Te parece bien? Sí, prefiero que terminemos de paladear el café de Sandra y hagamos silencio como si nos refugiáramos en otra forma de las palabras.
Solidaridad Cristiana Internacional
Solidaridad Cristiana Mundial (CSW por sus siglas en inglés), es una prestigiosa organización que tiene su sede en Londres, y que se dedica a monitorear la discriminación, exclusión y persecución de personas o grupos religiosos, debido a sus creencias o modos de pensar, por parte de gobiernos e instituciones estatales en todas partes del mundo. Anualmente esta famosa organización mundial emite un informe donde compendia las irregularidades encontradas en los diversos países, convirtiéndose en la voz de muchos desamparados y denunciando los desmanes de los diferentes gobiernos que por cuidar sus propios intereses irrespetan la libertad de credo, reunión y asociación de entidades y grupos religiosos. Así el mundo ha conocido de la crítica situación que viven los creyentes en muchos países. CSW se ha ganado el prestigio ante el mundo por su trabajo serio, arduo y dedicado a defender a los indefensos. Sus informes llegan incluso hasta la ONU y son muy tomados en cuenta por las Naciones Unidas a la hora de emitir recomendaciones o críticas a los gobiernos, referentes al tema de la libertad religiosa. En abril del año 2013 CSW
Reporte sobre la Libertad Religiosa en Cuba, abril de 2013 Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. Declaración Universal de los Derechos Humanos, Carta de la ONU
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presentó su informe esta vez dedicado por completo a Cuba. De manera muy detallada y documentada expuso en el informe los diversos casos que evidencian la falta de libertad religiosa en la Isla, cuyo actual gobierno ha querido demostrar al mundo que respeta los derechos y la libertad de credo, reunión y asociación; pero que por el contrario es un gran violador de estos derechos, al mantener la controladora e injerencista Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, y sostener, unas veces de forma abierta y otras solapadamente, el control sobre iglesias, denominaciones y líderes de las mismas; así como reprimir y acosar a los creyentes, pastores o líderes denominacionales cuando estos no acatan los mandatos que el gobierno emite a través de la Oficia ya mencionada. Muy útil este resumen de CSW, muy certero y fidedigno. Por su importancia hemos decidido traducir el texto, originalmente en inglés y resumir su contenido, reflejando los puntos, a nuestra opinión más relevantes, y ponerlos a disposición de nuestros lectores.
documentos hoy
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3- La Oficina de Asuntos Religiosos (OAR): Los grupos y asociaciones religiosas en Cuba no son reguladas por ninguna institución gubernamental, en su lugar caen bajo la autoridad de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC . Esto los pone en la posición peculiar de tener que someter todo pedido de autorización a una entidad no gubernamental, sin ningún recurso de apelación. La OAR, por su parte, se focaliza casi por entero en controlar y restringir las manifestaciones públicas y privadas de fe, no en apoyar y proteger la libertad religiosa de los ciudadanos cubanos. La OAR, bajo la sempiterna dirección de Caridad del Rosario Diego Bello, una miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, mantiene una relación constantemente antagónica con grupos religiosos. Sus representantes a los niveles locales y provinciales interactúan con los grupos religiosos locales, pero todas las decisiones y permisos son expedidas desde la Oficina principal en La Habana. La OAR no opera dentro de ningún grupo de lineamientos oficiales o de un marco legal, dándoles a sus funcionarios un inmenso poder discrecional sobre los grupos y asociaciones religiosas, así como sobre los individuos asociados a dichos grupos. La Oficina habitualmente se niega o se desentiende de responder a los pedidos de los pastores para construir adiciones o reparar los edificios de sus iglesias, se desentiende de garantizar la autorización para grandes actividades de la iglesia, y en el pasado les ha negado, regular y arbitrariamente, el derecho de viajar fuera del país. Mientras las actividades religiosas caen bajo el control de la OAR, agencias gubernamentales, incluidas la relacionada con la Vivienda y la relacionada con la Planificación, frecuentemente trabajan con ella para acosar a grupos religiosos. Por ejemplo, para la Segunda Iglesia Bautista en Alamar, la Habana, afiliada a la Convención Bautista Occidental, ha resultado infructuoso su intento de registrar su edificio desde 2009. A la iglesia se le dijo por ambos, la institución encargada de la planificación y la OAR, que el registro no podía ser garantizado a menos que la otra agencia lo hiciera primero. La Iglesia fue y vino entre los dos, en repetidos e inútiles intentos por resolver la situación. En diciembre de 2011 el Ministro de Planificación advirtió estrictamente a 58
todas las iglesias en Alamar que no tenían permitido cambiar «incluso el color de los muros» sin un permiso escrito de la Agencia. Unas pocas semanas después la Segunda Iglesia Bautista fue notificada de que ella debía retornar la iglesia a su forma original en el plazo de quince días o sería destruida. Después que líderes de la denominación se entrevistaron con funcionarios oficiales, la amenaza de destrucción fue engavetada. A la Iglesia se le impidió su registro, y, no obstante, en enero de 2012 fue multada con 500 CUP. Cuando el pastor y los diáconos se reunieron con el Ministro de la Vivienda, quien había decretado la multa, se les dijo que el castigo era el resultado de una queja recibida del Ministro de Planificación. Los funcionarios les dijeron a los líderes de la iglesia que ellos podían pagar la multa o tratar de apelar, añadiendo: «… pero no hay posibilidades de apelar desde el momento en que no hay una ley de cultos que garantice su derecho a existir.» Hay un debate dentro de ciertos círculos religiosos en si una legislación que disponga los parámetros legales de la actividad religiosa ayudaría o no. La mayoría de los líderes de iglesias concuerdan, no obstante, en que la autoridad sobre las actividades religiosas deben serle removida a la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC. Muchos le han pedido al Gobierno establecer estructuras legales con disposiciones para apelar las decisiones negativas, o para tratar con problemas relacionados con los edificios religiosos, a través de instituciones ya existentes, como el Ministerio de planificación. Esto permitiría, al menos idealmente, que los grupos y asociaciones religiosas trataran sus asuntos a través de canales legales regulares. 5- Penalizaciones por no colaboración: La estrategia de intentar aislar a aquellos que entran en conflicto con las autoridades, en especial mediante su exclusión y separación de sus comunidades de fe, ha sido utilizada por el gobierno cubano desde los primeros días de la Revolución. Como hemos ejemplificado en la sección 4 a través de la situación de la Iglesia Central Metodista en Holguín, pastores de todas las denominaciones protestantes, así como también párrocos católicos, continúan reportando fuertes presiones de funcionarios gubernamentales para que expulsen de sus comunidades a ciertos miembros de estas designados por las autoridades. Aquellos señalados incluyen a quienes se involucren
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en el periodismo independiente, quienes mantienen una biblioteca independiente, o quienes se dedican al activismo prodemocracia y derechos humanos ─todas ellas consideradas por el Gobierno como actividades contrarrevolucionarias. Las violaciones asociadas con estos asuntos se han incrementado durante el pasado año en parte debido a que dicha estrategia parece haberse convertido en una máxima prioridad para el Gobierno, pero también debido a que más y más grupos religiosos desafían activamente los intentos del Gobierno por dictar, quien puede y quien no, participar en las actividades religiosas. Esto, por cierto, conduce a más frecuentes confrontaciones. El creciente números de iglesias que se resisten a las amenazas gubernamentales, y permiten que los individuos señalados o sus familias participen en sus actividades religiosas, reportan que se hayan bajo la constante vigilancia gubernamental. Pastores protestantes le han confirmado a Solidaridad Cristiana Mundial que ellos han sido amenazados con el cierre de sus iglesias si no satisfacen las demandas gubernamentales. Muchos otros reportan que miembros de sus congregaciones han sido abordados y presionados, algunas veces bajo amenaza, para que se unan a una queja contra su líder religioso. En casos donde una iglesia o líder religioso se prueben resistentes a la presión gubernamental o a las amenazas, el gobierno se enfoca entonces en el liderazgo denominacional para que este sea quien trate con en el «problema». El gobierno también usa de otras tácticas de presión en un intento para forzar el cumplimiento de sus designios. La iglesia de La Trinidad en Santa Clara ─a la cual han acudido importantes disidentes entre ellos el ganador del premio Sajarov, Guillermo Fariñas─ se quejó a principios de 2013 de que el gobierno continúe negándose a liberar su cuenta bancaria, congelada desde 2010. La iglesia ha tenido por muchos años una difícil relación con las autoridades, en especial con Caridad del Rosario Diego Bello, debido a la negativa de sus líderes a satisfacer las demandas del gobierno de prohibirles a ciertos individuos, entre ellos Guillermo Fariñas y su familia, la participación en las actividades de la iglesia. El por muchos años pastor y líder denominacional Reverendo Homero Carbonell, dimitió en 2010. Él emitió una carta abierta en la que expresaba su
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esperanza de que removiéndose a sí mismo de la posición de liderazgo, el gobierno le restauraría a la iglesia el acoso a los fondos de sus cuentas bancarias: alrededor de 25 000 dólares donados para reparaciones esenciales del histórico edificio de la iglesia. Desafortunadamente a tres años, las cuentas permanecen congeladas, el edificio continúa deteriorándose mientras el gobierno parece intentar, mediante el escarmiento a la iglesia, advertir a otros grupos religiosos de las consecuencias de desafiarlo. Los familiares de disidentes son también regularmente señalados. En septiembre, a Sara Marta Fonseca Vázquez, madre de una bien conocida disidente residenciada en La Habana, Sara Marta Quevedo Fonseca, le fue prohibida la asistencia a la iglesia bautista de la cual ella había sido miembro por mucho tiempo. La iglesia, ubicada en el municipio de Santo Domingo, en la provincia de Villa Clara, había estado durante largo tiempo bajo presión para expulsarla; no obstante, el pastor anterior había resistido los intentos del gobierno. Después del traslado del pastor a otro destino, un joven seminarista fue enviado a ocuparse de la iglesia, y fue incapaz de resistir las presiones de las autoridades, a pesar incluso del apoyo de su líder denominacional. Líderes de iglesias locales y nacionales a lo largo de la Isla también reportan que autoridades locales y, o funcionarios del PCC, continúan acercándoseles para buscar su apoyo público a iniciativas del gobierno o del Partido. Líderes de iglesias que se han negado, sobre la base de que la iglesia no debe ser usada para fines políticos, se han encontrado a sí mismos como objetivos de campañas de acoso. 6- Presión para silenciar a voces críticas. Los líderes religiosos de iglesias continúan quejándose de severas presiones sobre líderes denominacionales para que silencien a voces críticas dentro de sus grupos religiosos. Durante el pasado año las autoridades han tomado acciones agresivas contra aquellos grupos que no han complacido las demandas oficiales. En el pasado el gobierno parecía preocuparse más de los líderes de iglesias de denominaciones pertenecientes al Consejo de Iglesias de Cuba, el cual ha jugado un importante papel histórico en promover hacia 59
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el extranjero la imagen de que el gobierno respeta las libertades religiosas . No obstante, en 2012 denominaciones no pertenecientes al Consejo de Iglesias de Cuba reportan haber caído también bajo fuerte presión para silenciar o expulsar a líderes críticos del gobierno o de las políticas gubernamentales. Un caso emblemático es el del Reverendo Mario Félix Lleonart Barroso, pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer de Taguayabón e instructor de teología en el Seminario de Santa Clara, asociado con la Convención Bautista de Cuba Occidental. El Reverendo Lleonart Barroso entró en conflicto con el gobierno cuando le proveyó soporte espiritual, en específico oración y estudio bíblico, a Guillermo Fariñas durante su huelga de hambre de 2010. Más tarde ese año, el Reverendo Lleonart Barroso comenzó a llevar el blog «Cubano Confesante», con el apoyo de la internacionalmente reconocida bloguera Yoani Sánchez (con quien él y su esposa habían mantenido amistad desde sus años de universidad). En dicho blog, él discute y denuncia públicamente violaciones a la libertad religiosa en Cuba. Como parte de sus deberes pastorales, el Reverendo Lleonart Barroso también le brinda apoyo espiritual a un grupo de activistas pro-democracia y derechos humanos, y públicamente denunció en su Blog, a la vez que en twitter, la muerte en mayo de 2011 de Juan Wilfredo Soto, uno de sus parroquianos, tras haber sido brutalmente golpeado por la policía. Todas esas actividades, aunque llevadas a cabo como parte de su ministerio, lo han convertido en un blanco para el gobierno. Durante el pasado año él ha sido temporal y arbitrariamente detenido en un número de ocasiones, seguido y amenazado por agentes de la Seguridad del Estado de modo sistemático. Tras fallar los intentos para forzar a la Convención Bautista de Cuba Occidental a expulsar al Reverendo Lleonart Barroso las autoridades se acercaron a algunos miembros de la Iglesia Bautista Ebenezer y los presionaron, bajo amenaza (incluida la pérdida del empleo) y coerción, a unirse en una queja en contra del pastor. Cuando esta táctica no rindió frutos la OAR se acercó al liderazgo denominacional y lo presionó para que cambiara sus estructuras de dirección y toma de decisiones, haciéndolas significativamente menos democráticas y presumiblemente más susceptible a la presión gubernamental. En marzo de 2012 60
esta iniciativa fue presentada y ampliamente rechazada por la Asamblea General de la Convención Bautista Occidental. A los pocos días, el gobierno anunció la nacionalización retroactiva (en 1980, supuestamente) de una iglesia histórica, perteneciente a la Convención Bautista Occidental en Yaguajay, y movió equipo pesado para comenzar la demolición. Un vehículo perteneciente a la Convención también fue confiscado. Fuentes de Solidaridad Cristiana Mundial dentro de la denominación le han expresado con certeza que esas acciones no son más que castigos al desafío de la Convención al proteger al Reverendo Lleonart Barroso. (5) 7- Informantes del gobierno. El uso de informantes gubernamentales en iglesias y seminarios continúa siendo amplio y persistente. Desde 1959 el gobierno ha plantado sistemáticamente informantes en todas las congregaciones e instituciones religiosas. La principal responsabilidad de los informantes parece ser el monitoreo de las actividades de la iglesia, incluidos los contenidos de los sermones, conversaciones y comentarios, además del reporte de cualquier cosa percibida como contrarrevolución o crítica a las autoridades. Como resultado, muchos líderes religiosos practican una forma de auto-censura, cuidando no decir nada en sermones o en sus clases que pudiera ser interpretado como anti-Castro o contrarrevolucionario. Ha sido señalado repetidamente por los líderes de iglesias en Cuba, la preocupación del gobierno por el papel que los grupos religiosos han jugado en pasados derribos de regímenes represivos, y que en consecuencia está ansioso por eliminar la posibilidad de tal escenario en la Isla. El abierto o clandestino uso de espías e informantes en las instituciones religiosas crea una atmósfera intimidante que restringe el derecho de los cubanos a un culto libre, sin obstrucciones, libres del temor a las posibles consecuencias que les traería el que sus sermones u oraciones desagradaran a las autoridades. 9- Negativa a registrar grupos religiosos nuevos o independientes. El gobierno requiere que las iglesias y otros grupos religiosos se registren en su Oficina del Registro de Asociaciones, el cual es parte
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del Ministerio de Justicia. No obstante, los grupos religiosos y otras sociedades, como los masones, también caen bajo la autoridad de la OAR, dirigida por Caridad Diego; oficina que como hemos explicado antes, es parte del Comité Central del PCC, no técnicamente una institución gubernamental. Hay aproximadamente 54 denominaciones o grupos religiosos registrados de modo oficial por el estado. Más de la mitad son miembros de Consejo Cubano de Iglesias, el cual históricamente ha recibido algunos privilegios en pago de su apoyo al gobierno. En teoría, el registro le permite a las iglesias y a los líderes religiosos recibir visitantes extranjeros, comprar materiales religiosos y reunirse en casas de culto permitidas. No obstante, líderes de iglesias informan que el proceso de registro es a menudo muy difícil, a veces imposible. Al Movimiento Apostólico, una creciente y muy extendida red de iglesias carismáticas independientes, se le ha negado su registro en todos sus intentos, lo que fuerza a estas iglesias a operar sin estatus legal. Los problemas usualmente aparecen cuando los permisos deben ser gestionados en la ORA. Otros grupos, como los Testigos de Jehová, han sido excluidos de la lista oficial de grupos religiosos. Incluso cuando han sido registradas, las iglesias reportan encontrar dificultades legales. 13-Discriminación general sobre la base de la religión (fragmento). Los cristianos en Cuba continúan reportando niveles variables de discriminación en instituciones educacionales y en sus empleos. Los niveles de discriminación, sin embargo, tienden a variar de una región a otra y parecen estar ligados a la actitud de las autoridades regionales y locales. Muchos líderes de iglesia no creen que exista una política de discriminación activa en contra de los cristianos por parte del gobierno central. Al mismo tiempo, ellos señalan que el gobierno de modo abierto tolera tal discriminación, y los empleadores estatales y los funcionarios responsables de discriminar a creyentes religiosos raramente enfrentan alguna consecuencia por sus acciones. En un inquietante ejemplo de discriminación oficialmente consentida, Alejandro Francisco
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Amador, un cristiano evangélico, reportó haber sido visitado en su casa de la Habana Vieja, por oficiales de la policía y miembros de los CDR, quienes le dijeron que el verso bíblico que el había pegado en su puerta (“La verdad os hará libres”, Juan 8:32), era “contrarrevolucionario”. Ellos le aconsejaron lo retirara. La visita a su casa ocurrió al mismo tiempo que la policía y los CDR’s visitaban en sus casas a todo aquel que apareciera en una lista en que se registraba a los criminales y desempleados del área. La lista, no obstante, incluía también los nombres de todos los cristianos protestantes de la vecindad. Cuando Amador preguntó el porqué de esa inclusión, se le respondió que ellos (los protestantes) eran “todas personas de interés para la Seguridad del Estado”… 20- Contexto legal de la Libertad Religiosa en Cuba. La Constitución Cubana establece garantías específicas y básicas para la libertad religiosa. No obstante, esas libertades se encuentran limitadas por la restricción de que el mantenimiento del socialismo y el comunismo toma precedencia sobre cualquier otro derecho. Esto se refleja en la fijación del gobierno por controlar cada aspecto de la sociedad cubana a través de una miríada de leyes y regulaciones que cubren todo, desde la habitación, movimiento dentro del país, permisos de construcción y renovación, requerimientos de registros y permisos de salida, hasta las actividades permitidas a los visitantes extranjeros. El Artículo 8 de la Constitución Cubana declara que «el Estado reconoce, respeta y garantiza la libertad de cada ciudadano a cambiar sus creencias religiosas o a no tenerlas, y a profesar, dentro de lo establecido por la Ley, la creencia religiosa de su preferencia. La Ley regula la relación del Estado con las instituciones religiosas». Esto está muy a tono con los estándares internacionales de Libertad Religiosa. No obstante, los derechos garantizados en los artículos 8 y 55 son después limitados en el 62, el cual declara que «ninguna de las libertades reconocidas puede ser ejercida en contra de la existencia y las metas, así como la construcción, de un estado socialista y comunista» por encima de los derechos humanos fundamentales, incluidos aquellos relacionados con la libertad religiosa. 61
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Una cláusula en el Código Penal Cubano (capítulo 14, artículo 206) limita adicionalmente los derechos dispuestos en el artículo 55 de la Constitución. La cláusula, llamada «Abuso de la libertad de culto», permite la detención en cualquier parte, desde tres meses hasta un año, de cualquiera que «habiendo abusado de la libertad de credos garantizada a todos por la Constitución, establezca a las creencias religiosas en conflicto con las metas de la educación, los deberes del trabajo, la defensa de la nación con las armas, la reverencia a sus símbolos, o cualquiera otra estipulación contenida en la Constitución…» Human Right Watch ha notado que «tal provisión, la cual es definida como un crimen contra el orden público, le permite al estado penalizar una amplia gama de actividades religiosas que no amenazan el orden público. » En relación con la ley internacional, Cuba no es parte de la Convención Inter-Americana de Derechos Humanos, la cual provee una fuerte protección a la libertad de religión y conciencia. Cuba ha firmado, pero no ha ratificado los Acuerdos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y el Acuerdo Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, cada uno de los cuales contiene disposiciones para proteger la libertad religiosa. En enero de 2013, el presidente Raúl Castro juró como presidente de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC) y declaró su «compromiso de trabajar por la paz, la justicia, y el entendimiento entre todos los pueblos. Nosotros actuaremos por completo de acuerdo con la ley internacional y la Carta de las Naciones Unidas». Pero no mencionó fortalecer la democracia o promover los derechos humanos, ambos declarados objetivos de la Organización. 21-Conclusiones. El serio deterioro con respecto a la libertad religiosa en Cuba durante el pasado año es preocupante. La negativa tendencia parece ser parte de un más general intento
por el gobierno para eliminar el potencial de cualquier sacudida social, castigando severamente a cualquiera y a todos los grupos que están pidiendo, o pudieran pedir, reformas sociales y políticas más allá de las reformas económicas que el gobierno ha decretado. Muchos observadores interpretaron apresuradamente la visita del Papa en Marzo de 2012, y las subsecuentes promesas del gobierno de concederle unos pocos privilegios a la Iglesia Católica, como un nuevo compromiso por la libertad religiosa, pero esto desafortunadamente no fue confirmado por la realidad de a pie. Solidaridad Cristiana Mundial recibió semanalmente reportes, que alcanzaron niveles severos, sobre seria violaciones a la libertad religiosa, tanto desde la Católica como desde las iglesias protestantes de todas las denominaciones. Basados en los datos que se han recibido durante este primer cuarto del 2013 no parece que el gobierno tenga ninguna intención de mejorar esta situación. A través de las pasadas décadas el régimen de Castro se ha probado adepto a los juegos y trucos de manos con el objetivo de convencer a la comunidad internacional de que está comprometido con el mejoramiento de la situación de los derechos humanos. Si se desea que la situación de los grupos religiosos en Cuba mejore, es imperativo que la UE, los EEUU y otros gobiernos alrededor del mundo no le permitan presentar al Gobierno Cubano la concesión de limitados privilegios, a uno o dos grupos religiosos en detrimento de otros, como un mejoramiento de la libertad religiosa. Esto es especialmente el caso, cuando esos privilegios no tienen base en ninguna reforma legal, si no en concesiones discrecionales del gobierno, el cual retiene el derecho de echarlas atrás en cualquier momento. El progreso de la libertad religiosa debería ser medido en términos de como todos los grupos religiosos se benefician de ella, y debería basarse en un sistema legal y de protecciones que confirme esos derechos para todos, sin discriminación o favoritismo.
traducido por José Gabriel Barrenechea
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1 Viet Nam, China, la ya desaparecida URSS y los países del bloque del este, todos, crearon instituciones para regular y controlar la religión. El sistema en Cuba difiere, no obstante, en que las agencias en esos países fueron o son parte oficial del gobierno o del aparato del estado (por ejemplo: el Consejo de Ministros en el caso de la URSS o la Administración Estatal para los Asuntos Religiosos en el caso de China). Como explicamos en el texto, en Cuba los asuntos religiosos son tratados exclusivamente por la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) del PCC, separada de las estructuras oficiales estatales o ministerios. 2 La OAR, más que negarse con claridad a las solicitudes, con mucha mayor frecuencia simplemente no las responde en absoluto. Esto ocurre con tal regularidad que pareciera ser una bien pensada estrategia para restringir y desalentar las actividades religiosas, particularmente cuando estas están relacionadas con el crecimiento de la iglesia, sin dejar ningún rastro que pudiera ser mostrado como evidencia escrita de la violación de la libertad religiosa. 3 Dos denominaciones miembros del Consejo de Iglesias de Cuba, la Iglesia Metodista en Cuba y la Iglesia Presbiteriana Reformada, son también miembros del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Estas dos denominaciones, de acuerdo con sus propias cifras, representan alrededor de 1,7 % de los protestantes de la Isla y aproximadamente un 0,2 % de su población. El Reverendo Dr Carlos Ham de la Iglesia Presbiteriana Reformada ha mantenido altas posiciones de liderazgo dentro del Consejo Mundial de Iglesias por más de una década. 4 Aunque las denominaciones del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) constituyen más de la mitad de las registradas, en cuanto a su membrecía las iglesias del CIC constituyen un pequeño porciento del total de protestantes en Cuba. 5 Human Rights Watch.Cuba´s Repressive Machinery-Chapter III, Impediments to Humans Rights in Cuban Law, 1999. http: //www.hrw.org/legacy/reports/1999/Cuba
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nada cuerdo en Cuba
La Religión del Fo-Fo-Fó El Analfabeto
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ver si nos entendemos: andan todos revueltos con el asunto de la libertad religiosa y otras payasadas como negro sudado en aquella conga caibarienense que, toda desordenada, arrollaba al ritmo de: Fo Fo Fó, la Loma se cagó y la Marina se la comió... Y yo les pregunto: ¿cuándo se nos ha prohibido a los cubanos creer en lo que nos venga en ganas? Nací en un país ateo que sigue siéndolo constitucionalmente- a pesar de la alharaca que los enemigos arman con cualquier cosa insignificante: que si Fidel toma vino de 1000 dólares la botella (envidia, pura envidia; se los digo yo); que si el hijo de Castro gana el torneo de golf (en lugar de alegrarse porque un cubano gana en alguna cosa, se ponen todo mohínos porque la habitación le costó 270 dólares diarios; ¡¿Habrán pagado ellos?!); y ahora que si en Cuba no se pueden construir templos, hacer un culto o misa sin pedir permiso (gente que lo que quiere es molestar a los vecinos y gastar lo poco que tenemos en boberías)... Vamos, que no hay que andar mareando la torcaza; y menos por el asunto religioso pues todos los religiosos cubanos juntos no tienen fe ni para llenar una fosforera puesto que si Dios existe y es Todo lo Sabe como dicen, por qué no defendió mejor su negocio haciendo que fuera más duro el temporal en diciembre del 1956 y por qué con eso no hizo que el Granma se hundiera con sus ochenta y dos tripulantes. ¡No sabía lo que vendría después y si no lo sabía, no es Dios! No existe. Deberían todos esos que se pasan el día reclamando libertades ir a doblar el lomo en un campo de caña para que aprendan lo que cuesta la verdadera libertad. Fíjense si son brutos que todos los días van a la iglesia y piden el pan de cada día... ¿Se los da Dios? No, claro que no, la revolución con su interminable bondad y su infinita misericordia garantiza que cada cubano tenga lo suficiente para llevarse a la boca que según estudios muy serios que ha llevado a cabo el Banco Nacional de Cuba, cualquier cubano puede alimentarse con solo ¡setenta pesos mensuales! ¿En que lugar del mundo puede hacerse algo con setenta pesos? Ellos le piden a Dios y la revolución entrega. Conclusión: Dios no existe; la revolución sí porque el Granma desembarcó.
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¡Ah! y lo sabe todo el mundo, quiero decir, todo el que atiende bien en las clases de sexto grado, tal vez los brutos no lo sepan y por eso les digo lo que me enseñó mi maestra: La iglesia es un invento de los opresores para tener oprimidos a los oprimidos; y por esto no estoy en desacuerdo con que hay que controlarla al máximo para que no oprima nunca más... ¡Oigan bien! La mayoría de las iglesitas cubanas son mantenidas desde los Estados Unidos, otra jugarreta más del imperio para no devolvernos La Florida, a nosotros sus legítimos dueños. ¿Se dieron cuenta? ¿Se rinden? La revolución no es opresora porque, entre otras muchas cosas como evitar que nazcan nuevos partidos burgueses, impedir que algunos malnacidos se asocien en asociaciones engatuzadoras para engañar al pueblo; etc. ... pone a la iglesia en su lugar, como aquel que dice, la desenmascara: ... la religión, valiéndose de la ignorancia de las grandes masas, ha servido para mantenerlas sometidas... la moral cristiana sólo sirve a los intereses de los señores feudales... según el volumen de Historia del Mundo en la Edad Media en sus páginas 133 y subsiguientes; Colectivo de Autores; Editorial Pueblo y Educación; La Habana 1980... ¡Ah! y otras sinvergüenzuras más que me sé de memoria pues aprobé historia de sexto grado con 100 puntos y la revolución no puede desmentirse con algo como eso, con algo como la educación de un niño y por eso, tan coherente como es, actúa en consecuencia. ¿Me entienden? Además, la Iglesia es mucha Iglesia y la religión es arniquilla y diente de perro. ¿Para qué si no quieren libertad religiosa? ¿Para que el pastor pentecostal, todo autosuficiente, diga cínica y burlonamente que el resto de las otras iglesias son cristinas y no cristianas? ¿Para que la quieren? ¿Para que un domingo cualquiera amanezca Santa Clara como Belfast, con católicos y protestantes enredados a puñaladas? ¿Para que los Testigos de Jehová sean los fiscales de la Atalaya? Es que tienen que estar controladitos porque si se les da un dedo luego quieren la mano completa. La religión apesta, cuando uno se acerca a sus practicantes no puede decir menos que Fo-FoFó...
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dile que no estamos bien. San Ernesto de la Higuera, necesitamos un milagro, estamos muy religiosos; Ruega por Nosotros
Ciento ochenta dĂas de Indulgencias si se reza tres semanas en ayunas Con Licencia de la OAR