SÉ EL MEJOR MÉDICO DE TI MISMO YATROGENIA, CORONAVIRUS Y PANDEMIAS1
Félix Rodrigo Mora
La grave y preocupante pandemia atribuida al virus covid-19, con declaración del estado de alarma, reforzamiento del Estado policial, militarización, arresto domiciliario de la población, toque de queda, vulneración de las libertades individuales y glorificación del aparato médico-químico-farmacéutico-tecnológico, está sirviendo de pretexto para un golpe de Estado de facto. Posiblemente, el Real Decreto que establece el Estado de Alarma a cargo del aparato estatal español, el 14
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Deploro que esta Declaración sea tan extensa, pero no hay otro modo de tratar aunque sólo sean los más decisivos asuntos de esta materia. Quienes crean que la cosa va simplemente de virus, miedo, mascarillas, lavado de manos, quedarse en casa y número de fallecidos, con alguna que otra critica vacua y superficial al gobierno, es porque no están entendiendo lo que sucede y mi escrito no les servirá. A los demás les ruego no sólo que lo lean sino que lo estudien. Y que lo hagan circular. Y que lo continúen creativamente. Porque los caminos fáciles no llevan lejos. Espero se comprenda y disculpe los defectos del texto, cuya causa en la urgencia de editarlo. Más reposadamente, se corregirán. Textos más breve hay a docenas en Internet, otra cosa es que digan algo. La decadencia intelectual de nuestra sociedad es una tragedia no menor que su decrepitud biológica, su descomposición sanitaria y su desintegración política y económica. Todo ello forma una unidad, la del final del periodo de estabilidad y prosperidad del sistema actual, lo que pone como actividad central de esta época la transformación integral.
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de marzo de 20202, marca un hito en nuestra historia del siglo XXI, de modo que habrá un antes y un después. En lo sanitario, las disposiciones impuestas son, ante todo, YATROGÉNICAS, o más llanamente, “EFICACES” CON UN COSTE ALTO EN SALUD Y VIDAS, eficaces en la dirección de multiplicar el número de infectados, el sufrimiento y las muertes provocadas por el virus y por otras muchas causas. En efecto, van a enfermar y fallecer muchas más personas -lo están haciendo ya- de las que lo habrían hecho en caso de adoptar disposiciones de profilaxis pública basadas en la libertad individual, la medicalización mínima, el sentido común, la prudencia operativa, la sabiduría popular médica, el estilo de vida sana y la virtud cívica. Quizá sucumbirán unas cuatro veces más, quedando muchos cientos de miles con la salud psíquica y somática quebrantada. Así pues, la aparentemente irracional intrusión estatal es ahora la principal causa de muerte, y no el coronavirus, que queda como factor secundario. Pero eso no se debe a un error sino a la naturaleza misma del Estado y, por tanto, del golpe de Estado en vigor, que es un ensayo de futuras intervenciones totalitarias, un modo de aterrorizar a la población, una vía para resolver el “problema” de los 10 millones de jubilados y un paso adelante en el proyecto estratégico de fascistización del país. La meta táctica es disciplinarla despóticamente y sobreadiestrar en la sumisión, acostumbrando a las gentes a tener al ejército en la calle. Éste está actuando preventivamente para afrontar el desplome y caos social que se avecinan, por explosión múltiple y combinada de las contradicciones internas del sistema. El carácter yatrogénico de la intervención estatal anti-coronavirus se atiene al refrán que advierte que, en ocasiones, “es peor el remedio que la enfermedad”. En efecto, se ajusta exactamente a eso en el terreno sanitario, pues va a haber más, muchos más, fallecimientos con el remedio que por la enfermedad…Son así de necios e incompetentes. Tienen tanto poder, tantísimo, y están tan alejados de la gente común, que toman decisiones cada vez más dañinas y peligrosas. Se han constituido ya como elite degenerada, no sólo elite gubernamental sino sobre todo elite estatal. Nos tenemos que librar de ellos. Hablando con sutileza, podría sostenerse que en gobierno español ha escogido una estrategia equivocada para afrontar la preocupante ofensiva del coronavirus. Pero no es así exactamente, si se consideran 2
Sus fundamentos jurídicos son el artículo 116.2 de la Constitución Española de 1978 y la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio. En ello se pone de manifiesto la naturaleza represiva y antipopular, dictatorial y autocrática, de la Constitución, respaldada por todas las fuerzas políticas, de derecha e izquierda, y toda la intelectualidad progresista.
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las metas ocultas, que se esconden a la opinión pública. Desde ellas, lo que se está haciendo es lo apropiado, igual que lo que se ha hecho en China. En un primer análisis, se está “matando mosquitos a cañonazos”, pero cuando se observa más de cerca se concluye que los cañonazos no van contra los mosquitos sino contra la comunidad popular y contra el individuo. China, la potencia neo-imperialista cimera con un régimen marxistafascista, es el modelo que ha tomado el gobierno de la izquierda española. Esto lo aclara casi todo en lo político. Desde hace tiempo, vengo exponiendo que en el siglo XXI el modo de fascismo realmente activo y efectivo es el de izquierdas. Esto queda confirmado con el caso de China, una superpotencia gobernada por el partido comunista y que tiene al marxismo como ideología guía. Ella es el ejemplo que servilmente están siguiendo el gobierno y el Estado español. Con su tratamiento excesivo, desproporcionado, violento, torpe e inhumano de la pandemia del coronavirus, China se ha puesto en evidencia, creándose además, a medio plazo, muchos más problemas (incluidos problemas multitudinarios de salud pública) de los que ha resuelto a corto plazo. Lo mismo quienes la imitan aquí. Es, al mismo tiempo, la superpotencia número uno, un peligro inmenso para la humanidad y el enemigo principal de los pueblos del mundo, incluidos los pueblos de China. Ya es más poderosa e incluso más brutal y totalitaria si cabe que EEUU3.
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Desde hace mucho estoy disintiendo de la moda, nada inocente, mera estrategia política, de los orientalismos, con su “espiritualidad” chabacana, su mercadeo despiadado, sus “Maestros” estafadores, y su, al parecer, indudable superioridad sobre la cultura europea occidental. Ahora, cuando China se eleva a imperialismo número uno, a primer peligro para la humanidad toda, estamos comprobando lo exacto de tal denuncia. No soy yo sino otros investigadores los que están mostrando el fondo totalitario que se esconde en la cosmovisión fundante de la cultura china, el confucionismo, para el cual la libertad es un gran mal y el individuo un gran malvado que el ente estatal ha de disciplinar garrote en mano, cosmovisión que hibridada hoy con el marxismo crea un tipo superlativo de régimen liberticida. China se está sirviendo también, para realizar su proyecto imperialista de penetración y dominio de Europa, de los orientalismos. La aculturación, la vergüenza de sí, el autoodio, son ideologías genocidas usadas contra los pueblos europeos. Ahora es el tiempo de mostrar la grandeza y magnificencia de la cultura occidental, y de probar que, en el presente, es la única con recursos intelectuales y epistemólogos, axiológicos, morales y convivenciales, para orientar a la humanidad toda en la tarea de superar el difícil momento en que está. Si alguien desea observar cómo actúa en los hechos la “superior cultura oriental”, toda ella, al parecer, “espiritualidad, sabiduría profundad, respeto por la naturaleza y amor”, puede entretenerse con dos libros, uno es “El conquistador del mundo. Vida de Gengis Kan”, de René Grousset, y otro “El holocausto asiático. Los crímenes japoneses en la segunda guerra mundial”, Laurence Rees. Mucho habrá que tratar de esto en los próximos años pero lo cierto es que China, con su obrar en el interior y en el exterior, prueba que la ideología orientalista en que creen muchos occidentales crédulos y absolutamente aculturados (¡no saben nada de su propia cultura/culturas, salvo que es “mala”!) es un engaño colosal. Quien se revuelve contra su cultura se agrede a sí mismo, por tanto, se daña y se enferma.
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La semi-paralización de la economía mundial con motivo del coronavirus da que pensar. Es posible que la causa resida en que el experimento médico-económico dirigido a la aniquilación de la población improductiva, sobre todo jubilados4, se les ha ido de las manos, debido a que una vez difundido el virus inicialmente en China, los daños no buscados estén siendo excesivos, aunque sus efectos económicos a medio plazo son incomparablemente más valiosos que los perjuicios. Así es, eliminar a 1.500 millones de pensionistas y tal vez a 500 millones más de enfermos improductivos en todo el planeta es un objetivo de lo más goloso para un capitalismo mundial que está ya senil, agotado, y se debate en medio de contradicciones internas que lo tienen debilitado. Resolverlas, o al menos paliarlas, es meta por la que merece la pena pagar un alto precio inicial. Y eso sin olvidar las ventajas políticas, que tampoco son pequeñas. En un par de meses todo esto podrá ser examinado con más abundancia de datos. La pandemia es grave, bastante grave, por sí misma y más aún por la letalidad añadida que la otorga la intervención yatrogénica de las autoridades. Tiene lugar en una situación de debilitamiento biológico de la población china y europea, debido a innúmeras causas entre las que destaca su medicalización, el estado de pánico causado desde el poder mediático, que es enfermante de manera nada desdeñable, y sus consecuencias económicas. Es verdad que la epidemia de gripe estacional de 2017-2018 ocasionó 15.000 muertos, que sumados a los fallecidos por neumonías, 25.000, da un total de 40.000 óbitos en un año por dolencias parecidas a las que origina el covid-19, cifra que no parece vaya a alcanzar la pandemia actual. Pero eran otras las condiciones y otro el estado de ánimo de la población. Y sobre todo son otros los fines ocultos que el poder constituido se propone conseguir ahora. Así las cosas, hay que aceptar que estamos padeciendo una complicación preocupante.
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Muchos hospitales, aquí y en otros países de Europa, están recibiendo la orden de no atender, de dejar morir, a los mayores de 79 años contagiados, sea cual sea su estado de salud. Los hospitales tienen la orden de no admitir a quienes llegan enfermos desde residencias de ancianos, lo que ha hecho que muchos alojados en estas fallezcan en total desamparo y soledad, y que ni siquiera se retiren sus cadáveres. Dicha orden ha dejado de cumplirse, parcialmente, cuando el asunto ha sido conocido y denunciado. Todo esto explica cuál es la naturaleza real de lo que está sucediendo. En Italia, su maquiavélica élite dominante está aprovechando la oportunidad que le brinda el covid-19 para vaciar sus residencias de gente mayor, manera “interesante” de reducir su deuda estatal, inasumible. Que las sociedades europeas consientan esto manifiesta su degeneración, embrutecimiento y perversidad. Es la última resultante de la amoralidad pragmática y hedonista de la modernidad, sólo interesada en “divertirse hasta morir”, con la particularidad de que ahora y en el futuro inmediato muerte va a haber mucha pero diversión muy poca. Quienes ahora callan cobardemente serán las victimas mañana, e incluso antes que mañana, de la matanza en realización …
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Ante la situación, el radicalismo afecto a la teoría del pensamiento crítico guarda un silencio casi total, dominado por el estupor, la incomprensión y el temor. Su afonía es impresionante5, tras años y años de juguetear frívolamente a un criticismo de guardarropía que deja de lado la categoría central, la de transformación integral, la de revolución. Difícilmente se recuperará de su práctica desaparición de escena ante los acontecimientos en curso. No ha entendido los contenidos de mi libro “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica” que, publicado en junio de 2019, establece los fundamentos fácticos y analíticos para comprender y combatir lo que está sucediendo. Lo hace al estudiar el estallido de una de las principales contradicciones internas del sistema de dominación, la que afecta a la demografía, tarea que me ha proporcionado las herramientas fácticas e intelectuales necesarias para ir vislumbrando el resto de las anomalías estructurales de naturaleza demoledora e incluso apocalíptica del sistema, ahora en fase de detonación multiplicada. Por tanto, la pandemia y el golpe de Estado. Pero aquéllos que dan por supuesto que el actual régimen de poder es perfecto y eterno, que jamás envejecerá ni se agotará ni se desmoronará y, en consecuencia, de ningún modo podrá ser sustituido por otro, lo que nos condena a vivir siempre en un “plácido” estado estacionario donde nunca pasa nada importante, ahora tienen ante sí la realidad finamente evidenciada, con cientos de fallecidos cada día, el ejército en la calle, la economía paralizada, el “maravilloso” sistema sanitario español desbordado por unos miles de contagiados, la población atemorizada, nuestra radicalidad callada y más callada, el mundo en cuarentena y el futuro en entredicho. Y, además, una realidad aún más 5
En lo que me concierne, el día 13 de marzo, la fecha anterior a la intervención policial, militar e izquierdista, torpe, neofranquista y yatrogénica, del día 14 grabé, junta con algunas amistades, el video “Menos alarma y más conciencia”. La teoría sobre el “pensamiento crítico” de la socialdemócrata Escuela de Frankfurt orienta la mente hacia lo negativo, hacia lo criticable, y no hacia lo positivo, hacia lo que se necesita como propuestas transformadoras. Es lo contrario al pensamiento revolucionario pues su objetivo, de facto, es mejorar y proteger el orden vigente criticándolo. Mientras la disidencia y la heterodoxia no giren hacia la transformación integral, hacia la revolución, no podrán superar su superficialidad y elementalidad, su conformismo y oficialismo, eso cuando no se enrocan en un nihilismo desmovilizador, destructivo y autodestructivo. En el presente, cuando los problemas son ya tan graves y se van agravando tan deprisa, o se es revolucionario o se sitúa uno en la nada. Una refutación del pensamiento crítico como factor de estabilidad social y apoyo al orden establecido se encuentra en mi libro “La democracia y el triunfo del Estado. Por una revolución democrática, axiológica y civilizadora”. Lo que está sucediendo, y más aún lo que está por suceder a corto y medio plazo, demanda un enfoque revolucionario, transformador, propositivo. La crítica debe quedar como factor inicial e introductorio, necesario pero secundario. Dicho en plata, cuando el mundo se está desplomando y la humanidad toda está siendo empujada hacia el abismo, es necesario muchísimo más que el habitual critiqueo carente de propuestas constructivas, quizá inevitable en tiempos de estabilidad y relativa prosperidad pero ahora fuera de lugar.
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trascendental que está emergiendo con brutalidad, el desplome biológico y somático de las poblaciones europeas (y de las asiáticas), ya tan enfermas que son atacadas con ensañamiento por cualquier patógeno, lo que inicia un nuevo tiempo, la Edad de las Enfermedades. Es decir, que retornamos al siglo XIV, cuanto tuvo lugar la famosa pandemia de la peste negra, de la muerte negra, y cuando, según en qué territorios, entre el 20% y el 50% de las poblaciones europeas desapareció en unos 70 años. De no responder al golpe de Estado como se debe, con la apropiada crítica, oposición y resistencia, se está permitiendo el establecimiento de un orden autoritario y represivo que se escuda en una supuesta necesidad de “parar a la pandemia” y que mañana obrará contra cualquier forma de oposición, ya sin pretextos, como hace en China. Lo del estado de alarma es ir marchando hacia un nuevo franquismo, realizado por un gobierno que es verbalmente antifranquista y realmente neofranquista. Las autoridades han escogido es forma concreta de afrontar la alarma sanitaria del covid-19 no porque sea la más eficaz para restaurar la normalidad en el ámbito de la salud sino porque es la que necesita el poder para afirmarse políticamente cuando nuestras sociedades (y el resto de las europeas) se adentran en un periodo más y más problemático e inestable. Lo cierto es que de todas las formas posibles de actuación contra la pandemia, que ya nadie pone en duda que es un asunto preocupante, la elegida es la peor, al ser la que más tragedia yatrogénica incorpora. Esto va a multiplicar el número de fallecidos. Estamos ante un asunto político y sólo secundariamente sanitario y por eso lo segundo se sacrifica a lo primero. A medida que la verdad sobre todo ello se vaya conociendo, más y más personas y sectores sociales irán tomando conciencia de la fúnebre operación en curso, y entonces habrá que salir a la calle, a pedir responsabilidades y a combatir. Para el futuro, inmediato y a largo plazo, lo más necesario es reflexionar sobre lo que sigue. Toda pandemia y epidemia se originan en unas determinadas condiciones sociales, morales, ideológicas, políticas, convivenciales, eróticas y económicas anómalas, tóxicas, pues en circunstancias normales los agentes infecciosos conviven con los humanos y no los enferman. Por tanto, lo que hay que saber es qué ha provocado la actual situación, qué ha desequilibrado y debilitado biológicamente el cuerpo de la sociedad y el organismo individual aquí y ahora. Responder a ello es definitivo, pues es considerar las causas últimas, preguntarse por ellas. Sabemos que el desplome de la salud de 6
las personas de los países ricos, debido a unas condiciones de existencia progresivamente degradadas, es la causa, que ha venido estableciéndose desde hace decenios, en realidad desde hace ya más de medio siglo. Esto seguirá operando año tras año hasta ocasionar una multiplicidad de procesos patológicos masivos, infecciosos y no infecciosos, de los que el suceso del covid-19 es nada más que un primer episodio. Sin modificar las causas no pueden evitase los efectos, lo que viene a significar que, de no haber un cambio radical, nos adentraremos (ya estamos en ella) en una Edad de las Enfermedades. Se nos viene diciendo desde hace mucho que en sociedades tan “estupendas” como las nuestras, con su potente tecnología, sus densas masas de científicos, médicos e ingenieros que todo lo saben y todo lo pueden, y su “magnífico” sistema sanitario (esa parte decisiva del maravilloso Estado de bienestar que, según fanfarronean los publicistas a sueldo del poder, proporciona al individuo las más sólidas garantías para conservarse sano y saludable) es imposible que padezcamos epidemias y mucho menos pandemias. Eso es algo que ocurría, arguyen con burla, en “la oscura Edad Media” pero no ahora, imposible. Pues, amigas y amigos, ¡está sucediendo!, lo que otorga un mentís a los embustes aleccionadores del sistema, y una puesta en evidencia de lo frágil, rudimentario, chapucero, inconsistente e irracional que es, asentado en la ausencia de libertad y la anulación de la persona. También está mostrando lo disfuncional y torpón de la tecnología, supuestamente hacedora de milagros, la tremenda degeneración fisiológica del ser humano de la modernidad y la irresponsable artificialización del conjunto de la vida. Lo cierto es que estamos en una sociedad edificada sobre la más ciega e irracional voluntad de poder de unos pocos, que aplastan sin contemplaciones a la gran mayoría y a la persona, y que, en consecuencia, funciona rematadamente mal. Ahora, el Estado hipertrófico y paquidérmico nos dice no sólo cómo debemos vivir sino cuándo debemos morir. Nos impone una existencia totalmente regulada, de la cuna a la tumba, tan forzada, gris, monótona, mezquina, indigna, humillante, enfermante y triste que impulsa a la deserción de la vida y a la añoranza de no-ser, que es lo que late en el fondo más profundo de lo que está sucediendo. Cuando el individuo ya no es productivo entonces se le elimina… con un virus por el momento, mañana no sabemos con qué. Ya la persona no es dueña de su vida ni de su muerte sino el Estado, que se ha apoderado de esa prerrogativa “por el bien de la persona”, de manera que ésta ya no sabe cuál es su propia bien pues únicamente lo sabe el Estado…. Aún así, algunos siguen vociferando que la “solución” a los problemas que 7
ocasiona la hiperextensión monstruosa del Estado es ¡más Estado! Ciertamente, son unos mussolinianos incorregibles. La insufrible arrogancia y engreimiento de los tecnócratas, médicos, expertos y científicos, que nos vociferan todos los días que lo saben todo porque ellos son “La Ciencia” (ante la que nos ordenan arrodillarnos), y que lo pueden todo, está siendo expeditivamente refutada en los hechos6. La pandemia servirá para que una parte, posiblemente creciente, de la sociedad reflexione sobre los fundamentos últimos de ésta, sobre su ineficiencia básica, disfuncionalidad intrínseca, ineficacia económica, futilidad tecnológica, mendacidad mediática, tristeza emocional, represión erótica y tiranía política. Ahora estamos advirtiendo que todo se está viniendo a tierra y que todo está funcionando pésimamente, que se deja a muchos enfermos morir sin atención en los super-hospitales de las mil maravillas tecnológicas y científicas, dándoles un trato inhumano, que escasean los recursos sanitarios más básicos, que el desabastecimiento amenaza a las ciudades, que los prebostes políticos van y vienen a pesar de tener familiares contagiados mientras que al resto la policía les multa por pisar la calle, que el miedo llena de angustia cada noche a millones de personas (¡como dicen los charlatanes de la historia-basura que sucedía en la Edad Media!7), que una tristeza descomunal se manifiesta en
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Ya hace tiempo que una doctora, por tanto una persona que conoce la realidad del inquietante universo corporativo médico desde dentro, Ghislaine Lanctôt, publicó el libro “La mafia médica”. No es un gran trabajo pero ayuda. Es más correcto decir corporación que mafia. Corporación es grupo organizado que busca su propio bien a costa de la sociedad, lo que más que ningún otro hace la corporación de los médicos, una situación que debe desaparecer. La cosa es aún más inquietante porque Mussolini organizó el Estado fascista sobre los fascios (grupos locales de matones, las bases del Partido Nacional Fascista) y las corporaciones (entidades de poder particular, la de los médicos entre otras). La libertad individual exige que cada cual pueda elegir médico, escoger con quien curarse, sin que cuente si tiene licencia o no, si es titulado o no. Una sociedad libre es aquella donde cualquiera que sea seleccionado por una persona para ayudarle a atender su salud pueda hacerlo. Eso significa la extinción del médico como profesional protegido por el Estado, de las facultades oficiales de medicina y de la “mafia” médica. En esa situación sólo contará la competencia curativa probada en la experiencia, no los títulos académicos otorgados por el poder político. Será el individuo quien decida quién va ayudarle a mantenerse sano, no el Estado. Esto eliminará la causa fundamental de fallecimientos hoy, las prácticas yatrogénicas, haciendo del médico aquél que nos cura, y no lo que es hoy, aquél que nos enferma y mata. Porque ante la insufrible arrogancia e intolerable fatuidad de los batas blancas hay que lanzar un gran debate de masas, bien fundamentado y objetivo, sobre la yatrogenia, que es el principal problema de salud de nuestro tiempo, la pandemia de las pandemias por el número de fallecimientos que ocasiona. 7
Para la pseudo-historia del sistema la Edad Media europea es el compendio de todo lo malo y rechazable. Ciertamente, en ese largo espacio de tiempo, de unos mil años, hubo de todo, bueno, muy bueno, malo y muy malo, pero la fobia al medievo (dentro de la cual la peste negra del siglo XIV, interpretada manipulativamente, ocupa un lugar destacado) es un modo de magnificar la actual sociedad. Si ésta ahora se está desmoronando y desacreditando, lo que va a hacer mucho más, año tras año, en los próximos decenios, se están sentando las bases para que una versión más objetiva y
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todos los rostros y que nadie sabe qué va a suceder dentro de dos meses. Lo que más consternación produce es que a nuestros abuelos y a nuestros padres les exigieron que se entregasen a un esfuerzo productivo ilimitado, en el que dejaron sus energías, su tiempo y sus vidas porque, les decían, estaba siendo construida una sociedad enteramente nueva en la que ya no tendrían sitio las miserias del pasado, por la que, en consecuencia, tenían que trabajar, trabajar, trabajar… y volver a trabajar. Han pasado los años y los que aún viven de esa generación, en su vejez se encuentra que, por un lado, el fabuloso y paradisiaco régimen social que se les dijo que estaban edificando es sólo una chapuza penosa, ahora caido por los suelos debido a su propia inconsistencia y, por otro, que se les está quitando de en medio con ayuda de un virus… ¿Cuál es el origen de éste?, ¿es casual la pandemia o está provocada? Si hacemos la pregunta medular para la investigación, “qui prodest?”, “¿a quién beneficia?”, con no excesiva dificultad hallamos lo que se parece a una respuesta. Beneficia muchísimo al gobierno chino, que con ella está haciendo desaparecer a una parte creciente (el resto irá a la tumba en los años próximos, tal es lo proyectado) de sus 300 millones de jubilados sin atención familiar, que además tienen pensiones míseras, consecuencia de su política de hijo único estatuida en 1979. Y beneficia asimismo al ente estatal español, también desesperado con la carga financiera que le originan los 10 millones de jubilados, una parte notable de ellos sin apoyo familiar, por la política contra la libertad sexual heterosexual y contra la familia que ha ido realizando el Estado de España desde hace muchos años. Obsérvese cómo son las cosas: primero se reprime y demoniza el Eros creador de vida, el Eros heterosexual, y luego, por la inexorable lógica de lo real, hay que exterminar a los ancianos… Además, dado lo ruinoso de la demografia china, con un déficit de fuerza laboral que las autoridades sitúan en 400 millones, no pueden permitirse destinar varios millones de su escasa y envejecida mano de obra a atender con trabajo asalariado a los ancianos, o sea, que han decidido buscar “otras soluciones”… En China la represión de la erótica natural creadora de vida se hizo por medio de la legislación positiva del Estado, concentrada en la política del hijo único. Aquí se logrado lo mismo lo mismo por medio de la “ideología de género”, desde hace bastante ideología-religión oficial del desprejuiciada del mundo medieval se vaya extendiendo. A ello mi libro “Tiempo, historia y sublimidad en el románico rural” contribuye un poquito.
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Estado. En ambos casos los efectos están a la vista: envejecimiento dramático de la población, matanza institucional de ancianos, escasez crítica de mano de obra, desfondamiento de la economía, mala salud generalizada en particular en las féminas, pandemia por coronavirus (y las que vendrán) y un futuro cada día más oscuro. Quienes imponen desde el Estado, desde el Ministerio de Igualdad, la “ideología de género” por la violencia y el miedo, sin permitir que sea debatida con libertad, persiguiendo con una ferocidad que estremece a quienes la rechazamos y conculcando así las normas más elementales de la libertad de expresión y la libertad de conciencia, deben ser considerados enemigos del género humano por feminicidas y genocidas, repudiados públicamente y llevados ante tribunales de justicia. A ellos y a ellas. Sin hacer justicia en esta materia no puede el país superar el actual aprieto, que es grave. Se ha de volver a repetir que lo más decisivo es la mano de obra, no las materias primas ni la tecnología ni la energía ni el aparato financiero ni ninguna otra cuestión. Disponer de mano de obra, de fuerza laboral, es determinante8. Tenerla cuando es productiva y deshacerse de ella cuando ya ha dejado de ser productiva. En el estado de senilidad y disfuncionalidad estructural creciente e irresoluble del capitalismo contemporáneo, con los rendimientos no sólo estancados sino en regresión, el manejo de la mano de obra con criterios de estricta racionalidad económica resulta decisivo. La política de hijo único de China, implementada hace 41 años, debe tener hoy, ahora, como consecuencia otra estrategia política para los jubilados desamparados que ha provocado, que no puede ser más que su liquidación física, en tanto que no productivos. Es harto significativo que el covid-19 afecte poco a los menores de 25 años, algo a los situados entre 25 y 50 años, más a las personas entre los 50 y 75 con buena salud, y muchísimo a los de más edad, se dice que fallecen hasta el 85% de los contagiados en 8
Es descorazonador tener que explicar esto, que apenas nadie entiende. El sujeto medio está obsesionado con las cosas (y por el dinero con que se adquieren las cosas) y ni siquiera percibe a las personas, lo que es el corazón mismo de la cosmovisión burguesa del mundo. El antihumanismo militante de nuestra sociedad lo impregna todo y me produce vergüenza (no por mí sino por quienes ni siquiera lo comprenden) tener que decir lo que sigue: el ser humano es lo más importante, y lo es no sólo por un criterio moral, que también, sino objetivamente. Muchos sostiene que la lucha por el petróleo, por ejemplo, lleva a los imperios actuales a chocar, a la guerra, lo cual es cierto en bastantes casos pero no entienden que ahora ha empezado la pelea mundial por la fuerza laboral, lo que implica su gestión con criterios absolutamente económicos, debido a que es escasa y cada vez lo va a ser más. La ideología antihumanista propia de la radicalidad criticista supuestamente “antisistema” es la del genocidio en curso. El proyecto institucional-empresarial para asegurarse mano de obra se componen de dos puntos: 1) granjas de crianza donde millones de féminas esclavas serán inseminadas anualmente, 2) eliminación más o menos hábilmente disimulada de los improductivos. Ahora estamos, en relación con la realización de esas metas, en la fase inicial.
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esa franja. Ese virus, por tanto, se adapta como un guante, absolutamente, a las necesidades estratégicas del maneo óptimo de la fuerza laboral de China, eliminando a los improductivos y dejando con vida a los productivos, actuales y potenciales. ¿No es eso mucha casualidad?, o, ¿es, más prosaicamente, el resultado de haber seleccionado cepas de dicho coronavirus especialmente adaptadas a esa función? Debemos exigir explicaciones. Desde luego, lo de que proviene del consumo de animales silvestres es una fabulilla infantil. Y lo de que ha “mutado” espontáneamente tampoco convence: debe ser probado y demostrado pero no simplemente afirmado. Mucho más cuando no es necesario que se haya dado una mutación, basta con que se hayan seleccionado sus cepas más adaptadas a una determinada función, como se hace todos los días en los laboratorios de manipulación vegetal y animal de todo el planeta. Y luego esparcir dichas cepas no tiene ninguna dificultad técnica. Respecto a la moralidad, quienes impusieron la política del hijo único, conculcando el derecho natural de cada ser humano a tener los hijos que en conciencia desee tener, pueden hacer cualquier cosa, cualquier maldad, cualquier monstruosidad. Pero, a pesar de su importancia, ése no es el problema más de fondo, el que resalta en el actuar metaanalítico. Los microorganismos son impotentes ante seres humanos vigorosos, saludables, e incluso cooperan con quienes les albergan. No son ellos quienes causan la enfermedad sino que primero se enferma el huésped y entonces su propia debilidad permite a virus, bacterias, hongos, etc., transformarse en patógenos. Así pues, lo interno determina lo externo. En el caso de la pandemia actual la cuestión que está en su base es el decaimiento de la vitalidad y la pérdida universal de la salud que padecen las poblaciones humanas en el presente. Sin esa precondición, de poco habría valido cultivar, seleccionar y esparcir el virus, salvo para sujetos muy longevos y bastante deteriorados, de 85 años en adelante. Basta salir a la calle para observar la catástrofe biológica en curso: humanos incapaces de ningún esfuerzo físico, siempre o casi siempre aquejados de una suma progresiva de males somáticos y psíquicos, poli-medicados, infértiles sexualmente y a menudo impotentes y poli-frígidos, atormentados por alergias y otras dolencias autoinmunes, atrapados por una agregación casi ilimitadas de yatrogénicos remedios médicos y pseudo-médicos, obesos, diabéticos, insuficientes en lo cardiaco y circulatorio, cada día más afectados por lo que se llaman “enfermedades raras”, conmocionados por formas diversas de neoplasias, aferrados a modos irracionales de alimentarse con productos agroindustriales, alcohólicos, fumadores compulsivos, drogodependientes… Eso ha creado una masa 11
crítica de incapacidad, disfuncionalidad y enfermedad que ahora está explosionando. El coronavirus ha hecho de espoleta. Es el principio, únicamente el principio, de una la gran traca de la muerte y el holocausto del siglo XXI. En “Erótica creadora de vida” relato del modo que sigue la realidad en estas materias, “el futuro es predecible: todos desquiciados, todos asociales, todos enfermos mentales, todos locos, todos disfuncionales, todos enfermos físicos, todos suicidas”. El actual sistema, unido a los errores, debilidades y cobardías de las personas y las comunidades populares, ha constituido una humanidad DISFUNCIONAL biológicamente. Mi desacierto en aquel libro es pronosticar que todo alcanzaría su momento crítico en unos años, no todavía, no ahora. Pero los acontecimientos se han precipitado. Examinemos el caso de Italia. Nadie sabe explicar, salvo con simplezas, por qué en este país la pandemia se ha extendido tanto. Para ir averiguando algo, hagámonos de nuevo la pregunta cardinal de los magistrados romanos, “¿a quién beneficia?”. Italia tiene una deuda estatal colosal, en crecimiento continuado e inasumible y los numerosos óbitos de, principalmente, ancianos, para el Estado italiano son muy jugosas fuentes de ingresos. Primero, porque deja de abonar las pensiones de los fallecidos. Segundo, porque se queda con sus propiedades (pisos, cuentas bancarias, etc.) si no tienen herederos (quizá un tercio), y cobra fuertes tributos a la transmisión de bienes en las herencias si los tienen. Tercero, la residencias de ancianos, vaciadas de sus anteriores huéspedes, se van a reconvertir en interesantes fuentes de ganancias, y con ello de tributos, dedicándolas al negocio turístico, a la especulación inmobiliaria, etc. Cuarto, en las residencias solo está una parte de los ancianos, la otra permanece en sus casas, a menudo viviendo solos sin familia, y a ésos también debe llegar el microorganismo exterminador, para lo cual es necesario que se propague muy a fondo. Así pues, el gran beneficiado de todo es el ente estatal, que lo va a ser mucho más los años venideros al hacerse endémico el virus. Hablamos de cientos miles de millones de euros en los próximos cinco años, lo que es una transmisión de riqueza desde la sociedad civil al Estado que nunca había sido realizada anteriormente. El caso de China no es menos esclarecedor. En tres meses y medio ha declarado “vencida” a la pandemia, aunque en realidad no se sabe cuál es la realidad dada la opacidad despótica del régimen, que manipula los datos a conveniencia con total impunidad. Eso significa, lo más probablemente, que: 1) ha esparcido el covid-19, 2) ha mostrado a su población, indignada con él, que lo “combate” con medidas “muy enérgicas”, y que lo “derrota”, con lo que está borrando las pruebas que 12
le inculpan, 3) como el coronavirus malignizado ha penetrado muy profundamente en la sociedad china, ahora sólo hay que esperar que vaya exterminando más y más jubilados (y a algún que otro joven, nada es perfecto) en los próximos años, lo que, probablemente, ya no consiga proyección mediática. España está en una situación muy similar a la de Italia, lo que se manifiesta en que, al ser denunciado el abandono médico de los ancianos en residencias, ahora el gobierno está poniendo el foco en ellos… para ocultar los fallecimientos, incluso más dramáticos, de la gente mayor que vive sola en sus casas y por eso desamparada, de cuya desaparición espera recibir los mismos colosales beneficios que el Estado italiano, no pagar las pensiones, quedarse con todo o con parte de sus propiedades, etc. Para el Estado español la pandemia del coronavirus va a ser motivo de, posiblemente, la mayor transferencia de riqueza y propiedad de la sociedad civil popular hacia él acaecida desde la desamortización de los bienes concejiles y comunales de las comunidades rurales, pues si en 5 años logran exterminar aunque sólo sea a las tres cuartas partes de los jubilados, se apoderará de los bienes de unos 7 millones de personas, además de apoderarse tácitamente del monto de sus pensiones. Así pues, “nuestro” ente estatal va a resultan extraordinariamente fortalecido y rejuvenecido. Por eso necesita oculta tan lucrativa operación financiera con un aparatoso remedo de “lucha” contra la enfermedad… La responsabilidad política y moral última de esta descomunal eliminación está en quienes arguyen que el Estado realiza el bien común, que es equiparable a “lo público”, que encarna “la justicia social”, que tiene una “función redistribuidora de la riqueza” y otras muchas enormidades embellecedoras más, todas rotundamente falsas, propias de lacayos a sueldo. Volveremos sobre todo estos asuntos más adelante.
ARGUMENTARIO
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1) Dado el pánico y la desmoralización creados desde el poder con el covid-19, lo primero es reafirmar lo más básico, que la salud9 es responsabilidad y tarea diaria de cada individuo, pues todo ser humano es el principal y mejor médico de sí mismo. De ello se infiere que la formulación sobre que la medicina del Estado de bienestar, los profesionales sanitarios10 y la ciencia médica es lo determinante debe 9
Antes de continuar convine definir que es salud y buena salud. Son conceptos finitos, relativos. Tener salud, buena salud, no equivale a estar exentos de dolencias y males sino a que estos sean leves, escasos y llevaderos. Pretender que no existan en absoluto, que sean cero, es dañar la buena salud natural en pro de una buena salud quimérica que no puede existir. El cuerpo humano es dualidad, bien/mal, necesariamente. Existe buena salud pero no salud perfecta, pues la imperfección forma parte de la esencia del ser, dándose en todo lo real. En busca de una salud perfecta, que es una de las chaladuras de la medicina alopática, se enferma a la gente, se la prescribe fármacos (calmantes, tranquilizantes, antibióticos, ansiolíticos, etc.), y se la amaestra en acudir al médico por cualquier pequeñez, en vez de fortalecer el cuerpo y el espíritu en el padecimiento que los achaques diarios proporcionan. En esto, las ideologías hedonista y epicúrea han hecho un mal colosal. También tengo por negativo el obrar de las escuelas médicas y las farmacopeas alternativas, que aunque ponen el acento en seguir terapias y administrar productos ajenos a la medicina alopática, ocultan que la fuerza curativa decisiva es la que tiene dentro de sí cada ser humano. Hoy, además, tener buena salud en concreto es no estar del todo enfermo pues las condiciones de existencia son tan insanas (desde el afincamiento forzoso en las megalópolis, que son territorio privilegiado de enfermedades de todo tipo, a la falta de vida afectuosa y libidinal digna de tal nombre, sin olvidar los alimentos envilecidos y contaminados que tomamos), que impiden tener una mejor condición psicofísica. Un consejo, cuando te sientas mal, enfermo, alégrate pues en esa situación tu organismo se hará más fuerte combatiendo la enfermedad, así que déjale esforzarse y pelear a su aire, no seas paternalista, no le ayudes con nada salvo, tal vez, con reposo y serenidad del espíritu. Y aprovecha el malestar e incluso el dolor para robustecerte espiritualmente, cultivando la virtud de la fortaleza convirtiendo lo malo en bueno. Ese es el contenido de la máxima “una mente sana en un cuerpo sano”. La precondición de todo ello es que te hagas un plan estratégico para llevar una vida sana, hazlo tú en soledad, tú por ti mismo. ¡Confía en ti, no en lo externo, por bueno que parezca o incluso por bueno que sea!, porque la norma numero uno para conseguir una vida sana es: tú primero y tu fuerza interior curativa primero. Estúdiate, conócete en esta cuestión también y formúlate tu propio proyecto de vida saludable. Y luego ejercita tu fuerza de voluntad (sí, ese atributo humano que hoy todos, pero todos, olvidan) cumpliéndolo. Esto es, además, rotundamente subversivo, pues significará el final de la tóxica y carísima medicina institucional, en cuanto que un porcentaje significativo de la población actúe de ese modo. Todo ello necesita, como sustento axiológico, una cosmovisión en la que el individuo sea el centro, lo decisivo y más importante, y no ninguna forma organizativa, mala o buena. Un individuo que ha de ser sociable, cívico, cordial y convivencial, por supuesto, habituado a echar una mirada de amor sobre sus iguales, no un ególatra, lo que es antinatural y, por tanto, enfermante. Previo a todo y meollo de todo es negarte a ser medicalizado. 10
Ruego a los integrantes de la base de éste que no consideren lo que expongo como una crítica a sus personas. Se sabe que están sometidos a las expeditivas normas y órdenes de sus jefes, quienes dependen del Ministerio de Sanidad. El sistema médico se organiza en una cadena de mando de naturaleza militar, y los que no obedecen son sancionados. Sabemos también que muchos médicos, enfermeras, personal auxiliar, etc., están en contra de la estrategia escogida para combatir la pandemia, la intervención militar-policial y el lúgubre teatro yatrogénico organizado tomando al coronavirus como pretexto. Pido a éstos que vayan exteriorizando cada vez más su disenso, y que hagan planes individuales y colectivos para combatir. Todos tenemos el deber de arriesgarnos por el bien público y por la verdad. Todos, no sólo una minoría que no nos dejamos intimidar, sobre la que está a punto de caer la zarpa de los aparatos policiales, igual que en China, en donde quienes han informado con objetividad y verdad de estos asuntos cuando la crisis sanitaria ha sido hecho “desparecer”, al parecer para siempre, por la policía política, ante el silencio cómplice de Occidente. Por eso también la Unión Europea y el gobierno español se están poniendo al descubierto al tomar al régimen chino como guía y maestro…
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ser rechazada y refutada, porque es falsa y además resulta peligrosa para la persona. Es, al mismo tiempo, mero totalitarismo, simple aplastamiento ideológico y político del ser humano. Constituye un sibilino ataque frontal a los fundamentos mismos de una buena salud, individual y colectiva. De ello saldrá una sociedad aún más enferma que la actual y sobre todo mucho más sometida, mucho menos libre. Porque pocas cosas enferman más que la opresión, el aleccionamiento y la tiranía, y pocas cosas, ninguna en realidad, curan más que la libertad, la autoconfianza, la convivencia, la virtud personal, la vida natural, el eros sanador y la moralidad. 2) Nuestro organismo posee un sistema inmunológico, que se ha ido formando durante 500 millones de años, perfectamente capaz de garantizar nuestra salud y supervivencia. Tenemos que creer en él y confiar en él, en lo que los antiguos denominaron “vis natura medicatrix”, o fuerza natural curativa, de manera que ante un gran número de dolencias, disfunciones y enfermedades lo mejor y más efectivo es “dejar obrar a la naturaleza”. Los saberes médicos, si son auténticos y no palabrería, despotismo y mercadeo, actúan como factor complementario y secundario. Pero a menudo estos resultan ser una intervención ilegítima en nuestro yo corporal-mental que nos enferma y empeora. En lo primordial, no nos curan los médicos ni las medicinas sino que nos curamos nosotros mismos. La inestimable sabiduría popular tilda aquéllos de “matasanos” y eso son en numerosas ocasiones, agentes estatales que sobre-enferman e incluso matan a las personas. La yatrogenia, o suma inmensa de dolencias originadas por los profesionales sanitarios y sus procedimientos, está entre la primera y tercera causa de muerte (según los países), pero ahora se nos dice que ellos poseen la solución y que nosotros somos solamente pacientes, es decir, desvalidas criaturas, pasivas, asustadas, enfermizas, sumisas, humilladas y dependientes. Frente a tales truhanes acudimos a Hipócrates: “la fuerza curativa natural que habita en cada uno de nosotros es la mayor herramienta de que disponemos para vencer a las enfermedades”. Con esto podemos decir adiós en buena hora a las empresas farmacéuticas y al Ministerio de Sanidad…Quienes crean en lo que Enric Costa Vercher denomina “la medicina de la bestia”11 en vez de en sus propias capacidades innatas para no enfermar y en caso de hacerlo autocurarse, probablemente perecerán. EN LA PANDEMIA ACTUAL O EN LAS QUE INEVITABLEMENTE LA SEGUIRÁN. 11
Me refiero a su libro “Iatrogenia. La medicina de la bestia”. Costar Vercher escriba iatrogenia con “i” inicial y yo prefiero hacerlo con “y” porque me parece más conforme con la esencia del idioma castellano.
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Un buen sistema sanitario se ha de componer de cuatro elementos: a) la salud autoconstruida de la persona, b) una sociedad que esté organizada conforme a criterios globales saludables12, c) la sabiduría popular ancestral sobre salud, enfermedades y remedios, d) la parte positiva de la medicina académica actual, que no debe ser desdeñada. Realizar esto en la práctica demanda una transformación holística de la totalidad del orden social y de la naturaleza concreta de la persona, y en ello hay que incidir, en vez de quedarnos estancados en la fase del criticismo hacia la sanidad alopática, ya superable porque esa tarea, la de refutar y criticar, está casi al completo realizada. 3) En mentís al actual uso del miedo como elemento decisivo de control social, ampliación del Estado policial y supresión represiva del individuo, sabemos que en el 95% de las personas la infección por coronavirus provoca síntomas muy leves, a menudo inadvertidos, para el 4% de una importancia mediana, y sólo el 1% enferma gravemente, con una tasa de mortalidad que depende mucho más de las condiciones previas de salud del huésped que del contagio en sí, y que puede situarse de media en el 0,5-0,6%13. La ansiedad, inseguridad, angustia y aprensión que ocasionan la lunática campaña mediática de adoctrinamiento e intimidación en curso, así como el confinamiento policial en las casas (algo antihigiénico para el cuerpo y destructivo para la mente además de específicamente totalitario), son causas más importantes de enfermedad que el covid-19, pues todo ello apaga el
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Esto es muchísimo más que la aplicación del argumento habitual sobre superar la contaminación medioambiental, de los alimentos, el aire y el agua. Esta mentalidad de especialistas, de expertos, es la del sistema y no puede llevar a nada bueno. Ignora, por ejemplo, que sin convivencialidad, es decir, sin comunalismo, afecto y amor, no es posible vivir sanamente. Y, desde luego, una juventud encarcelado por el sistema educativo, que está en ese tiempo decisivo de la existencia humana confinada entre las cuatro paredes de los centros educativos (deseducativos), callada, sedentaria, sin pensar, sin sentir, padeciendo las tabarras aniquiladoras de los profesores-funcionarios sometidos jerárquicamente al Ministerio de Educación, NO PUEDE TENER BUENA SALUD NUNCA, EN LO QUE LE RESTA DE SU EXISTENCIA, ni mental ni somática, como se concluye desde la observación de la realidad, refrendada por el libro de John Taylor Gatto, “Historia secreta del sistema educativo”. Los problemas ambientales son graves, en efecto, pero hay que considerarlos como parte y no como todo. Y desde ese enfoque holística (la vida humana es totalidad no especializada) hay que pensar, planear, organizar y efectuar una transformación integral de la sociedad y la persona. 13
Se admite que la peste negra de la Baja Edad Media europea, en su variante pulmonar, provocaba el fallecimiento del 80% de los contagiados (la bubónica o ganglionar, algo menos). Si ahora nuestro supermoderno y super-científico sistema sanitario está, “colapsado”, ¿qué sería de él en una situación como aquélla? Esto, desde luego, lleva a la mofa de nuestra sociedad, de su repugnante arrogancia, de su zafia petulancia, de su estúpido sentimiento de superioridad. Pero están llegando días en que la demencia tendrá la oportunidad de transmutarse en sensatez, y los engreídos en individuos menos enardecidos, más calmados. ¿Pedirán éstos perdón?
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organismo y el sistema inmunológico, al perjudicarnos en lo orgánico y en lo anímico. 4) Lo mejor es, en las actuales condiciones y en cualesquiera otras, NO ACUDIR AL MÉDICO, no ponerse en manos del actual sistema sanitario, o sea, AUTOMANTENERSE SANO y AUTOCURARSE en caso de enfermar. En lo de la salud hay que aplicar la máxima de Sócrates, “conócete a ti mismo”, estúdiate a ti mismo también en lo higiénico y saludable, confía en tu organismo, que es poderoso, y en la capacidad de tu mente y tu instinto natural de supervivencia para saber cuál es en cada momento tu estado físico y psíquico, y cómo puedes mantenerse sano, o curarte si estás enfermo. Y confía en tus iguales, en tus familiares, amigos, compañeros, vecinos, desconfiando de las autoridades y de los expertos14, que se equivocan tres de cada cuatro veces. Valora la sabiduría popular, la medicina popular, y constrúyete a ti mismo como persona de calidad y sujeto de virtud, haciéndote cargo de tu propia salud, sin delegarla en el sistema médico. Los poderes constituidos anhelan que te anules, para hacerte un ser nada que ellos manejen a su antojo, también en este ámbito. Sólo en casos extremos, cuando nuestro organismo manifiesta que no puede triunfar de la enfermedad por sí mismo y necesita ayuda, es apropiado ir a los médicos15, pero sin renunciar a la soberanía sobre el yo y recordando a 14
Una y otra vez, para justificar las majaderías contrarracionales que se están haciendo en el asunto de la pandemia, invocan a “los expertos”, como seres que están muy por encima de la gente de la calle, dotados de omnisciencia y que, en consecuencia, tienen que pensar y adoptar todas las decisiones. Ellos, no el pueblo: así de fascistas son “nuestras” autoridades. En realidad, los expertos son unos botarates patéticos cuya manera de considerar los asuntos ignora que cualquier realidad es totalidad, por lo que el pensamiento especializado siempre es equivocado y/o muy insuficiente. Como mucho, sirven para aportar algún consejo u ofrecer algún dato, pero por lo común se invocan para conminar al pueblo a la sumisión y a la obediencia. La verdad está con los no expertos, con quienes viven el todo, no con las mentes centradas en la parte, que es ilusoria, pues lo real es siempre todo y jamás parte. 15
Como no deseo caer en ninguna forma de fanfarronería verbal ni práctica, he de decir que no todo en la medicina institucional es negativo. No, no todo. Por ejemplo, veamos el caso de los antibióticos. Si cada persona se hace responsable de su propia salud y deja obrar a su instinto natural, complementado por la inteligencia propia y por el consejo de sus iguales, su resistencia a las infecciones será muy alta. Pero si por las circunstancias que sean se le ha producido un desequilibro orgánico, con una caída de las defensas, y su cuerpo padece infecciones bacterianas que no responden a los procedimientos recomendados por la medicina popular, en ese caso la persona enferma, reflexivamente, puede y debe valerse, con cautela, de los antibióticos. Este obrar reduciría su consumo por humanos a quizá el 1% del que es hoy. En materia de salud conviene combinar la firmeza en persistir en un estilo responsable, cívico, optimista, constructivo y sano de vida con la flexibilidad en las situaciones críticas, pues cada individuo tiene no sólo el derecho sino también el deber de hacer todo lo posible por mantenerse vivo y activo. Las decisiones personales en materias graves de salud muy pocas veces son fáciles y hay que saberlas tomar con inteligencia, tacto, autorrespeto, consejo y valentía. Pero una cosa es lo excepcional, lo que ha de realizarse en una situación límite, y otra lo cotidiano. Eso sí, quienes se entregan a excesos y malas prácticas vivenciales y luego se dirigen a los médicos para que les curen, para que arreglen los daños que su falta de autodominio y de virtud personal les ha causado, son las mayores usuarios de la medicina alopática, y sus mejores defensores. Retornado al asunto inicial, un conocido oncólogo de
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aquéllos, si hace falta con severidad, que son meros auxiliares subordinados, no los amos. El ente estatal desea que te creas débil, enfermizo, impotente e ignorante para dominarte mejor, y la gran empresa procura lo mismo para venderte más productos, más medicinas y más tratamientos, es decir, para sobre-explotarte. 5) La adoctrinadora palabrería en curso sobre que la actual pandemia va a ser superada gracias a la sapiencia, al parecer ilimitada, de “los profesionales sanitarios”, a los medios, supuestamente fabulosos, que posee el Estado de bienestar y a la infalible al ciento por ciento “ciencia médica” no son más que lúgubres graznidos totalitarios dirigidos a triturar enteramente al individuo, arrebatándole su autonomía, libertad y autorrespeto e inculcándole el desprecio por sí mismo. Su meta, en efecto, es anular a la persona, ponerla aún más si cabe de rodillas, restregarla por el rostro su supuesta vulnerabilidad, impotencia, ignorancia, nulidad, maldad, estupidez, debilidad e incapacidad. Nos dicen que nosotros, la gente de la calle, dependemos de ellos para vivir sanamente, lo que es no solo una colosal mentira sino también un grosero insulto. O estamos sanos o estamos enfermos pero en cualquier caso sabemos y podemos cuidar de nosotros mismos. Son ellos, los sabelotodo de las batas blancas y la majadería tecnocrática, los que están muy enfermos, en particular del espíritu, pues les mueve un solo propósito, acumular poder y dinero ilimitadamente, a nuestra costa. Ellos son instrumentos y peones del Ministerio de Sanidad, esto es, del Estado, y están sometidos a la razón de Estado, no al deseo desinteresado de curar y servir a sus pacientes. 6) Los profesionales y expertos de la medicina ortodoxa son tan irresponsables y torpes que al sembrar el pánico en una parte de la población (reforzando de golpe las tendencias neuróticas e hipocondriacas de los sometidos al aleccionamiento y secuestro sanitario desde hace decenios), han logrado que docenas de miles de personas corran angustiadas a los hospitales para hacerse la prueba del coronavirus por creerse enfermos, con lo cual colapsan los servicios de salud y de paso se contagian allí. En un ambiente de responsable serenidad y racionalidad, de confiar en la persona común y en sus capacidades innatas y naturales, físicas e intelectivas, irían muchos menos, lo que permitiría atender mejor a los realmente enfermos. Lo cierto es que tanta sapiencia y tanta bambolla profesionalista se pensamiento crítico advierte que los tratamientos institucionales para el cáncer tienen un tercio de aciertos y dos tercios de errores. Sería fácil rechazar en bloque toda la oncología alopática pero él, juiciosamente, piensa de un modo analítico y hace distinciones. El estudio en concreto es el meollo de la sabiduría mientras que el dogmatismo y el razonar desde teorías o ideas políticas nos confunde.
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reducen a cinco medidas prácticas: a) asustar, b) más policía, c) aislarnos a unos de otros, d) ponernos en arresto domiciliario, e) agua y jabón. ¡Qué ridículo! Es en los hospitales y centros de salud, saturados por la concurrencia innecesaria de cientos de miles de personas aterrorizadas, donde principalmente se está contagiando la población, como era de prever. Así pues, la creencia impuesta de que el sistema sanitario es todo (ahora ¡está fallando obviamente!) y el individuo nada, que resulta ser la noción básica de la medicina estatal, está contribuyendo decisivamente a expandir el covid-19. Eso quiere decir que las práctica yatrogénicas de la medicina alopática son en las presentes circunstancias aún más crecidas y peligrosas que habitualmente. Veamos, como ilustración, el modo en que se está aniquilado a los ancianos. La operación se hace por fases: a) se les medica innecesariamente, de una manera desproporcionada, hasta hacerles ingerir una docena de píldoras al día que en general no necesitan, debilitando sus organismos, intoxicándolos, b) se les vacuna, lo que hace papilla sus defensas, c) se les hurta las normas higiénicas más básicas, en lo referente a alimentación, convivencia, sentido de la existencia, relación con la juventud, vida útil y otros elementos decisivos, d) se espera la llegada de la gripe estacional, o en el presente, del covid-19, para que culminen la acción mortífera, sobre organismos previamente devastados, e) se multi-financia a intelectuales para que diserten sobre lo mucho que se ha alargado la esperanza de vida, lo espantoso que era el pasado en materia de salud y lo fabuloso que es el presente, y así sucesivamente, sin que se permite refutar sus enormidades. Se puede calcular cuánto dinero se ahorra con ello el Estado cada año en pensiones, y cuando dinero se va ahorrar con el gerontocidio por medio del covid-19. 7) La actual teatralización trágica y colosal sobre el coronavirus es, ante todo, una pantalla de humo destinada a ocultar la liquidación de la tercera edad, a ampliar la dictadura de las élites, a valerse más aún de la yatrogenia, a justificar un golpe de Estado, a amenazar a quienes nos atrevemos a “desconfiar de la ciencia” y queremos tomar todos los asuntos (también lo de la salud) en nuestras propias manos, sin delegar nada importante, fiándonos ante todo de la sabiduría popular y la sabiduría experiencial del individuo común. Esos petulantes sabelotodo incompetentes, ¿no estar al corriente de que la falta de libertad individual, la zozobra, la soledad, el estrés, el confinamiento, la ausencia de un tiempo diario de paseo y el pánico dañan el sistema inmunológico y enferman? Claro que, al obrar de ese modo a sueldo de las multinacionales farmacéuticas (que abonan cuantiosos impuestos al Estado) se lucran con que la pandemia se extienda y se agrave. Tanto 19
que olvidan, por ejemplo, aconsejar beber mucha agua, tomar caldos, consomés, sopas e infusiones de plantas medicinales (artemisa, ajo, cola de caballo, tomillo, etc.)16, para eliminar toxinas. Igualmente han relegado convocar a desertar de la comida-basura en beneficio de una alimentación más saludable17, asunto que ayudaría mucho a mejora sus defensas para vencer al covid-19. Tampoco se han acordado de exhortar a renunciar al tabaco (y a la destructiva marihuana), a pesar de que el virus afecta al sistema respiratorio. Nada han dicho de hacer ejercicio y tomar el aire, al contrario, ¡han encarcelado a la gente en sus casas!, lo que, al mismo tiempo, va a convertir las dolencias de corazón, por ausencia de movilidad, en un problema multiplicado. Igualmente, confinar a los supuestamente infectados en habitaciones aisladas durante la cuarentena, sin contactos con la familia y los amigos (suponiendo que tengan familia y tengan amigos, pues la una y los otros nos lo han arrebatado, o casi, la acción institucional), es hacer todo lo posible para que enfermen psíquicamente, con la correspondiente caída de las defensas. Un aislamiento tan prolongado va a crear déficit de vitamina D en la población. Las indeseables consecuencias van a ser, entre otras, más obesidad, particularmente entre los niños, más alcoholismo, más consumo irracional de medicamentos, más depresiones, más desesperación, más pérdida de movilidad en los abuelos, más insuficiencias cardiacas, más insomnio en adolescentes, más desmoronamiento emocional en todos, más conflicto interpersonal, o sea: yatrogenia pura y dura. Y la amenaza de 16
Ahora se dan las circunstancias muy apropiadas para reforzar nuestra alimentación con frutos y plantas silvestres. Éstas tienen un poder alimenticio y nutricional que no poseen las cultivadas, así que para robustecer el sistema corporal en tiempos de pestes y epidemias es recomendable el libro “Bienaventurada la “maleza” porque ella te salvará la cabeza”, elaborado por un equipo de 8 personas del que formo parte, y que ofrece los datos básicos sobre cómo incorporar a nuestra dieta 113 plantas silvestres. Éstas, que además son gratis al ser recolectables, nos llenarán de vitalidad. 17
¿Algún científico o super-científico benefactor de la humanidad a rajatabla, de estos que ahora están ganando millones gracias al coronavirus, puede explicarnos por qué los hospitales suelen servir a los enfermos la comida más insana, más basura?, y, ¿por qué los centros hospitalarios, esos inquietantes templos de la ciencia y la tecnología de vanguardia, padecen la mayor concentración de gérmenes patógenos imaginable, hasta el punto de quien quiera tener buena salud debe mantenerse alejado de ellos, y quien desee ser infectado por el coronavirus debe ir a ellos? ¿Quizá será porque el régimen hospitalario no pretende tanto curar como controlar, aleccionar y amaestrar ideológica y políticamente a la población por medio de la medicina estatal-empresarial, de ahí que su modelo sea el cuartel, la fábrica y la cárcel? El sistema sanitario ha de DESCENTRALIZARSE en la base, sin macro-hospitales inmanejables y enfermantes, sin jefazos todopoderosos. Ha de rehacerse a la medida humana, ha de democratizarse, entre otras muchas medidas. Más grande no equivale a más efectividad sino a más barullo, ineficiencia, gastos, caos y males, en la cuestión médica tanto como en la económica. Y en las presentes circunstancias esos hospitales faraónicos, asombrosamente tecnologizados y burocratizados, son los que están infectando a buena parte, sino a la mayoría, de los nuevos contagiados, cuando acuden a ellos llevados por el pánico mediático desatado. Y los que están dejando morir a docenas de enfermos en los pasillos y las salas de espera.
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ser declarado “infectado” por el covid-19, aunque sólo se padezca un catarro común u otra patología menor, e internado a la fuerza en hospitales donde se trata a los que allí están como escoria, está sembrando el miedo en un gran número de personas, con los efectos somáticos antes señalados. Diagnosticar simplemente por la temperatura corporal una dolencia en sí mismo de mediana significación para la gran mayoría pero dramatizada por la intervención estatal, ¿no es una majadería e incluso un extravío, e incluso un crimen, tal como están las cosas? Lo es, porque el foco principal de infección son los hospitales y centros de salud. Dicho de otro modo: el sistema médico, ante una pandemia, propone, ordena e impone a la población el estilo de vida y los estados de ánimo más insanos…Eso es YATROGENIA de la peor. 8) Si se desease honradamente atajar la situación creada por la pandemia, que es grave y preocupante, que no puede ser minimizada ni frivolizada, se habría concentrado la atención médica en ese 0,1% de personas gravemente debilitadas o con patologías anteriores, dejando que el 95%, formado por los que no tienen nada que temer, razonablemente, continuase con sus condiciones normales de existencia, y que respecto al 4,99% de los situados en una franja intermedia se adoptasen disposiciones apropiadas a cada caso. Habría bastado con confeccionar censos de individuos muy vulnerables, vulnerables y semi-vulnerables, y tomado las medidas adecuadas, advirtiendo que el problema no está en infectarse, que para la gran mayoría sana no es nada malo (todos los días nos contagiamos, es decir, entramos en contacto con este o el otro retrovirus, virus, microbio o bacteria sin que eso nos enferme, es más, a veces es bueno o muy bueno, también porque una parte no desdeñable de nuestra masa corporal está formada por microorganismos, y porque co ello se actualiza y activa nuestro sistema inmune), si no se está previamente debilitado, enfermo o dañado. Pero los poderes del Estado y del gobierno neofranquista de izquierda deseaban emprender una espectacular operación de control policial-militar para ir fascistizando al país, para acobardar a muchos y confinar en las casas-cárceles a la población, con vista a futuros procedimientos de mantenimiento coercitivo de un orden social en descomposición, pues las sociedades europeas, en particular las ibéricas, se están desmoronando, están implosionando, por el desencadenamiento creciente, combinado y acumulativo de sus tan numerosas como graves contradicciones internas18.
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Sobre las epidemias de gripe estacional en nuestro país se dan cifras dispares. Los más fiables, para la temporada 2017-2018, son: 800.000 casos, 52.000 ingresados y unos 15.000 fallecidos. Sin embargo, la
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9) El origen es China, el país marxista-confuciano, la sociedad del horror múltiple, una monstruosidad que recrea cada día su bagaje casi infinito de aberraciones, el enemigo número uno de la humanidad. Llama la atención al respecto que, como se expuso, tenga un problema político grave (además de económico), con 300 millones de ancianos desamparados, por causa de la insensata legislación del hijo único promulgada en 1979 y que el covid-19 sea especialmente letal con los mayores y los enfermos crónicos… La hipótesis más probable es que fue el régimen comunista el que proyectó y ejecutó una operación de guerra bacteriológica para eliminar a sus jubilados en unos 5 a 10 años (la efectuó seleccionando un virus existente en la naturaleza, cultivándolo en laboratorio y esparciéndolo a gran escala), la cual trata de ocultar posteriormente con desproporcionadas, ostentosas y absurdas medidas de higiene público19. Lo cierto es que una vez dispersado el supuesto virus por todo el país va a seguir operando estacionalmente durante años y años, con momento de repunte y otros de recesión, y va a seguir exterminando sobre todo gente mayor y enfermos crónicos pero también mayoría de la gente ni se enteró de ella. Un dato más es que los óbitos en la Unión Europea (512 millones) por neumonía común (la mayor parte de los fallecimientos ocasionados por el covid-19 lo son por neumonía) se sitúan en unos 120.000 al año, cifra al parecer inferior a la real, pues sólo España tiene unos 25.000 óbitos anuales por afecciones respiratorias bacterianas o virales. Ahora, para crear pánico, no se está diferenciando entre enfermos de gripe común o de neumonías bacterianas y los infectados por el coronavirus. Con éste todo el actuar institucional cambió cuando las autoridades europeas observaron que China, esa colosal amenaza mundial para la libertad, para el ser humano y para la humanidad, efectuaba una gran intervención policial y militar, con anulación aún mayor, si cabe, del individuo, intimidación social y eliminación a medio plazo de los sectores improductivos de su población, sobre todos jubilados pero también enfermos crónicos, operación que decidieron imitar. Al actual gobierno español de la izquierda, China les fascina, lo que es comprensible, pues comparten ideología. 19
Comprender cómo operan las contradicciones inherentes al sistema es hoy imprescindible, profundizando en las nociones esenciales de costes ocultos, daños colaterales y gastos crecientes (¡siempre crecientes!) de dominación. China, en buena medida, con el ahorro que le proporcionó la política del hijo único mantenida durante 40 años ha podido financiar su expansión imperialista exterior e industrialización interior. Todo marchó a pedir de boca durante decenios, pero ahora se encuentro con cientos de millones de jubilados solos, a los que les aguardan unos últimos años abyectos y una muerte horrorosa, con un déficit poblacional de más de 400 millones de fuerza laboral y unos gastos improductivos que se están incrementando meteóricamente. En China el pueblo contempla con indignación a un régimen que desatiende cínicamente a los ancianos, es más, que ha creado un orden social que los condena a una existencia miserable y una muerte horrorosa. Necesita, además, trabajadores, que ya sólo pueden ser inmigrantes, pero ¿de dónde tomarlos? Y así sucesivamente. Lo que hace años fueron ganancias y éxitos hoy son gastos y problemas cuya solución ocasiona más gastos. Lo que entonces funcionó muy bien hoy en causa de variados y graves inconvenientes para las autoridades. El actual sistema de poder en todos los países, se fortalece enviando las nocividades que ocasiona ahora a la sociedad de dentro de unos decenios, para que sean satisechas entonces, con la particularidad de que en el presente las muchas y graves aberraciones e irracionalidades introducidas desde los años 50-60 del siglo pasado, deben ser restañadas YA, han de ser satisfechas AHORA, si se desea que el sistema no se desplome y continúe en pie, aunque sea precariamente. Es en ese marco hay que situar la irrupción del coronavirus y la “equivocada” respuesta, política mucho más que sanitaria, que está recibiendo. De ahí el fenómeno de la sobremortalidad que la caracteriza.
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alguna joven. Lo mismo en Europa. En nuestro país “sobran” 10 millones de jubilados. Así pues, la represión del sexo heterosexual realizada por el Estado español y el desplome de la natalidad por causa de la “ideología de género”, que denuncio en mi libro “Erótica creadora de vida”, nos han llevado a la atrabiliaria y yatrogénica crisis sanitaria del covid-19. La cosa tiene su lógica: si nos prohíben tener sexo hetero luego han de exterminar a los abuelos, al no haber quien pueda atenderlos… Pero hay que precaverse contra la hipocresía y el buenismo. Si se mantiene, y mientras se mantenga, el actual sistema es imposible atender a 10 millones de jubilados en nuestro país: 47 millones de habitantes y 10 de jubilados, ¿es sostenible, es viable? Para ello habría que efectuar esenciales transformaciones sociales, que equivaldrían a una revolución re-estructuradora del conjunto de la sociedad. De nada sirven las propuestas demagógicas de los golfos de siempre, que fueron formuladas antaño, cuando tenían como objetivo ganarse a la opinión pública a través del engaño y que ahora, cuando están en el gobierno, olvidan prudentemente, sabedores de que son embustes para ganar votos. Sin reorganizar esencialmente el sistema productivo, recuperar la familia extensa, hacer sólidas las relaciones de vecindad (para lo que es imprescindible retornar al sistema de concejo abierto soberano), cesar la persecución del erotismo heterosexual, ofrecer a la gente mayor la posibilidad/libertad para realizar tareas útiles mientras tenga un buen estado de salud20 y construir/autoconstruir una cosmovisión 20
La actual noción de jubilación y jubilado es irracional y lleva directamente a la matanza en curso. Por ejemplo, a través del trabajo voluntario y libre, autoorganizado y autogestionado en hacendera desde el concejo local o barrial, de las y los mayores, con jornadas optativas de 3-4 horas diarias, se podría lograr el 30-40% de la producción hortícola necesaria, el 20-30% de la elaboración de muebles caseros, el 30% de las tareas escolares, el 25% de las actividades de albañilería, el 30% de los quehaceres de crianza, el 20% de la reparación de infraestructuras, etc. Así pues, ¿por qué se envía a la gente a la jubilaciónaniquilación? No es porque estén disminuidos en sus facultades (eso sucede sólo en un pequeño porcentaje de casos) sino porque son los que, con su mayor experiencia y sabiduría, más limitan y frenan al poder de los patronos y empresarios en la unidad productiva. Lo que hay es una relación de poder que desea eliminar obstáculos, no una situación de deterioro personal. Éste suele ser mucho más la consecuencia de la jubilación que su causa, especialmente en los varones. Para hacer a la gente mayor útil y productiva, por tanto, con mucha mejor salud, no medicalizada y plena de vitalidad, hay que permitirla ser útil, lo que equivale a dotar su existencia de metas y sentido. Para ello hay que reorganizar el sistema productivo en su totalidad, en el sentido en que expongo en el apartado correspondiente de “Erótica creadora de vida”, estableciendo un sector comunal de la economía (con la expropiación sin indemnización de la gran empresa transnacional privada o estatal) de base familiar, local y comarcal, en el que puedan trabajar las personas mayores, y también los adolescentes y jóvenes, no menos maleados por el irracional régimen económico actual. Porque el trabajo libre, careador y convivencial cura, alegra la vida, educa y, en el caso de la tercera edad, rejuvenece. Con ello, los ancianos serían útiles, viviendo de su trabajo y no de pensiones (o sólo parcialmente), su salud mejoraría y no habría que urdir ultrasecretos pero evidentes planes para su exterminio. Es una locura pedir más pensiones y creer que con eso queda todo resuelto, instalándose en el parasitismo, que el sistema ya no puede ni quiere seguir financiando, como se observa. La mentalidad neo-negrera establece que con más pensiones y más
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convivencial en el sujeto medio, no es posible evitar la hecatombe de jubilados que el actual sistema, asombrosamente inefectivo e improductivo, demanda estructuralmente. Para ocultar que la solución institucional se llama covid-19, se está efectuando, en parte, la aparatosa de la intervención estatal-gubernamental en la presente crisis sanitaria. El refrán “dime de qué presumes y te diré de qué careces” es aplicable a lo que está sucediendo, aquí y en China. Se escenifica una “lucha contra la pandemia” estrepitosa, altisonante, sobreactuada, tremenda, para tapar la realidad, que las autoridades esperan que el virus cumpla con la función principal para la que, por lo que parece, ha sido seleccionado y esparcido… 10) Si se estudia anteriores epidemias se concluye que emergen en determinadas condiciones sociales, económicas y políticas, ocasionadoras de concretos estados negativos, objetivos y de conciencia, reflexivos, emotivos e instintivos, sociales, políticos y económicos, que se suelen combinar, como causa y consecuencia, con hambres, guerras, etc. La peste negra del siglo XIV deriva de la profunda depresión colectiva y declive del deseo de vivir que se da en Occidente cuando el autogobierno popular va menguando, a partir de 1250, y los aparatos estatales irrumpen. Esto significó sobre todo una fractura de la convivencia, el afecto y el amor de unos por otros, lo que deslució grandemente la existencia, trituró la voluntad de ser y llevó a una parte ingente de la población a la depresión e incluso a dejarse morir, todo lo cual deterioró el sistema inmune de los europeos, haciendo posible la irrupción desde Asía de la peste. Esta enfermedad siempre había estado ahí pero sólo se convirtió en una devastadora epidemia (que eliminó entre el 40% y el 50% de las gentes europeas en menos de un siglo) cuando se dieron determinadas condiciones. La gripe de 1918-1920, que mandó a la tumba quizá a 50 millones de personas, es consecuencia del pesimismo, el estupor, el estrés y la desesperación que provocó el observar que Europa había sido destruida por la gran guerra entre superpotencias, percepción que invalidó el instinto de vida y la voluntad de existir, a lo que se unió el hambre, el inmigrantes que atiendan a los jubilados queda todo resuelto. Pero, teniendo en cuenta que China necesita unos 400 millones de trabajadores inmigrantes (otros estudios elevan esa cifra a 550/600) y que el África subsahariana como mucho puede proporcionar 150 millones, ¿cuántos van a quedar para un país en desintegración como es España?, ¿no sería más sensato, y más ético, promover la natalidad autóctona? El asunto es aún más inquietante por cuanto se estima que la pandemia del coronavirus azotará con fuerza a África, provocando un gran número de muertos. Y dadas las condiciones sanitarias africanas, es posible que durante años no puedan tomarse emigrante de ese continente, mientras el coronavirus pandémico no esté erradicado, dentro de bastante tiempo. La fórmula institucional para la tercera edad, mejores pensiones y más emigrantes, lleva al mismo propósito a que se dirige el covid-19, a su exterminio.
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frío, la escasez de viviendas y la falta de higiene originados por la conflagración bélica. Se están estableciendo coincidencias entre lo de esos años y la actual pandemia coronavírica, aunque las diferencias son grandes, comenzando porque Europa estaba, o acababa de salir, de una guerra devastadora, lo que ahora no es el caso. Pero dado que existen las coincidencias y las diferencias, podemos aprovecharlas para medir el grado de desplome del sistema inmunológico de la persona media en el último siglo en nuestro continente. Quienes tienen una concepción fisiologista, zoologista, del ser humano, arguyen que es la mala alimentación y la pobreza las causas principales o incluso únicas de las grandes epidemias21. Pero no. El ser humano es totalidad, cuerpo y mente, y cuando se instauran situaciones causantes de depresión social aguda, en las que decaen gravemente la voluntad de vivir y el afán de supervivencia, al tener ante si unas posibilidades individuales y colectivas de existencia psíquicamente inaceptables, se produce un desmoronamiento integral del individuo, por tanto de su vigor biológico global, una vez que aquél, por decirlo con una recia expresión castellana, escoge “dejarse morir en un rincón”22. Lo mismo cabe decir 21
Es necesario responde ahora a un argumento equivocado, el de que “somos lo que comemos”. No, porque el ser humano es totalidad, y no solo criatura que se alimenta, y porque las necesidades del espíritu, y en consecuencia las enfermedades carenciales del espíritu, son tan importantes como las del cuerpo, pues somos una unidad de mente-y-soma, unidad indestructible. Es sabido que las carencias relacionales, emocionales, afectivas, amistosas, familiares, amorosas, eróticas y libidinales son tan importantes, como causa agente de enfermedades, que las alimenticias, en los varones pero sobre todo en las mujeres. La fórmula “somos lo que comemos” es vulgar mercadotecnia comercial dirigida a ampliar el consumo de alimentos supuestamente “sanos”, mucho más caros y a menudo no mejores ni más libres de agroquímicos que los comunes, proporcionados por la agricultura convencional, como muestro en “Naturaleza, ruralidad y civilización”. Lo diré, el negocio de lo calificado de alternativo, de lo sano y lo antisistema, no es mejor que el negocio del sistema, dejando aparte algunas excepciones. 22
El problema del suicidio, directo e indirecto, logrado o intentado, en nuestra sociedad se está haciendo una realidad alarmante. Se suicidan, en nuestro país, tres veces más hombres que mujeres pero lo intentan tres veces más féminas que varones, unas 65.000 cada año… Las mujeres están cayendo en un estado de depresión cada vez más profundo, que es la antesala de los intentos de suicidio y del suicidio logrado, directo, sin olvidar el indirecto, por medio de drogas legales, como los psicofármacos, el alcohol, el tabaco, la cocaína, etc. Cuando se alcanza la conclusión profunda de que la vida no merece la pena de ser vivida, el individuo se convierte en un heraldo de Thanatos, de la deidad griega de la muerte. Lo contrario del Thanatos es Eros, el dios de la vida, la fertilidad y el amor, de la alegría y la vitalidad. Pero dado que el actual Estado impide e incluso prohíbe de facto a las mujeres el amor, el sexo y la maternidad, las está empujando hacia la depresión, el desmoronamiento físicopsíquico y los actos autodestructivos. Con sus cuerpos debilitados y sus sistemas inmunológicos deprimidos por todo ello, las féminas de nuestro país van a sufrir gravemente la actual pandemia y las que vendrán después. Las sociedades en putrefacción padecen tasas altas o muy altas de suicidios, eso sucedió en Roma a partir de finales del siglo II, también en la Unión Soviética en el siglo XX, en la forma de suicidio indirecto masivo con el alcohol como herramienta de autoagresión, fenómeno que llegó a tener un significado económico determinante, pues la economía se desmoronó en buena medida por ello, propiciando el derrumbe de aquél brutal régimen en 1991. El problema se hará muy grave en Europa en sólo unos años, ya lo es en realidad. Veamos: tenemos desplome demográfico, suicidios directos, suicidios indirectos, epidemias… o revitalizamos el Eros hetero o no hay futuro.
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cuando las sociedades no tienen y no pueden ofrecer una vida con sentido, con significación, con valía, pues entonces la pregunta que se formulan muchos es ¿para qué existir?, ¿no sería mejor, o menos malo, dejar de existir?23 Las sociedades de la modernidad están hoy minadas, gravemente ya, por el desencanto, la ausencia de significación y la desvalorización íntima del estar en el mundo, percibido como experiencia trascendente y deseable. Eso es consecuencia de la falta de sentido de nuestro orden social, la ausencia de libertad por hipertrofia del ente estatal, la liquidación de la convivencia, por tanto del amor, el infierno del trabajo asalariado, el aleccionamiento permanente y la tristeza patológica en que transcurren nuestras vidas. A ello hay que sumar una causa más, la persecución y prohibición de facto por el Estado y sus jaurías del amor, el erotismo y el sexo heterosexual, pues éste es, junto con el instinto de supervivencia, la base misma de la voluntad de ser. Esto significa que las epidemias se van a cebar con nuestras sociedades. 11) Entre las manifestaciones más malvadas del adoctrinamiento oficial que forma parte del estado de alarma, está la manera en que se nos presenta al otro, al igual, al prójimo, ¡como el que nos infecta, el causante de nuestro mal! Nos sermonean: los médicos y científicos te salvan, los policías te ayudan, los militares son tus ángeles de la guarda, el gobierno vela por ti pero tu vecino, tu familiar, tu amigo, ese, ese te contagia, así que ¡aléjate de él, mírale con suspicacia! Hasta esto hemos llegado. Es la habitual cantinela dirigida a promover la insociabilidad, el desamor y la atomización social: el Estado es bueno/tu igual, tu prójimo, es malo. Y eso lo dicen cuando la supuestamente maravillosa organización sanitaria del Estado de bienestar está al borde de derrumbarse con solamente unos miles de contagiados, a QUIENES NO ES CAPAZ DE ATENDER, HASTA EL PUNTO QUE A BASTANTES PACIENTES LOS ÉSTAN DEJANDO MORIR TIRADOS EN LOS SUELOS DE LOS PASILLOS, EN SUS SUPERFABULOSOS HOSPITALES TECNOLOGIZADOS. Su fácil 23
El libro de Viktor Frankl, “El hombre en busca de sentido”, expone que aquél sobrevivió a los campos de concentración nazis en 1942-1945 precisamente porque su vida tenía sentido, motivación y trascendencia, razones de peso y fines elevados, densidad moral, voluntad de combate y pasión civilizacional. Y añade que quienes, en los campos de exterminio, carecían de ello, perecieron por hambre, frio, tormentos y enfermedades. Aquéllos que lo explican todo con argumentos fisiologistas, en realidad socialdemócratas, sobre que estar o no estar bien nutridos es la única o principal línea divisoria, tienen en la experiencia de Frankl una refutación irrefutable. Porque el ser humano es una animal pero a la vez es mucho más que un animal. Es humano, con metas, necesidad y objetivos inmateriales, tan fundamentales para él que determinan si, en una situación límite, extrema, vive o muere. Aplicar lo que este autor expone desde una experiencia micro (la de los campos) a nuestra realidad macro, planetaria en última instancia, permite comprender lo que está sucediendo y también lo que va a suceder, por tanto, cómo debemos actuar.
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desmoronamiento hace a muchos enfermos y ancianos depender de la ayuda familiar y vecinal, ¡en un tiempo en que la familia casi ha desaparecido y las relaciones de vecindad han desaparecido del todo, por causa del obrar destructor, por exclusivista, del ente estatal! Con escasas excepciones, pues en algunos pueblos los jóvenes se han organizado para atender a quienes lo necesiten, aportando no sólo cuidados y alimentos sino también cariño y simpatía. Ese es el camino, lograr que la autoorganización popular vaya sustituyendo a los aparatos estatales. Por lo demás, a las personas mínimamente sanas, el 95%, no les enferma su igual, su prójimo, pues aunque le contagie no pasa nada, salvo que su sistema inmunológico resulta actualizado y fortalecido. Así que, repudiando el alarmismo, el egotismo y el miedo, ofrezcámonos afectuosa y eficazmente a ayudar a quienes lo necesiten de un modo desinteresado, aprovechando los acontecimientos en curso para recuperar la convivencia vecinal, familiar24 y entre amigos. Sin miedo, sin hipocondría, con generosidad, fortaleza y afecto. Ahora es un buen momento para resocializar la sociedad, para lanzar una mirada de amor al otro, para servirnos los unos a los otros por apego puro y desinteresado25. Esto, por sí mismo y con independencia de sus efectos prácticos, es sanativo, es terapéutico, mucho más que los supuestos remedios químicos y tecnológicos de la tan arrogante como escasamente eficiente en la práctica “ciencia médica”. Afecto, servicio, sentido estratégico, esfuerzo, alegría, fortaleza, confianza, valentía, optimismo, inteligencia y combate forman la formidable panoplia axiológica con once valores cardinales que hará, además, que el sistema inmunológico de todos y cada uno alcance un óptimo de eficacia, al proporcionarnos un grado elevado de goce anímico. Con ellos, parodiando a la vacua verborrea oficial, “lograremos derrotar al virus”. 24
La aniquilación de la familia, al ser rival fundamental del Estado y de la gran empresa transnacional capitalista, es una de las metas principales del actual sistema de poder. Pero en la actual pandemia, y más aún en las que inevitablemente van a venir en los próximos decenios, la familia (la actual u otras que puedan idearse, inventarse y construirse) es decisiva para la supervivencia, y lo va a ser cada vez más, debido a que el aparato estatal, progresivamente más hipertrófico y por ello más insolvente, destinará sus recursos a sí mismo y cada vez menos a la plebe. 25
La ayuda de unos a otros, el afecto, la reciprocidad y el servicio, ha sido el elemento principal que ha permitido a la humanidad sobrevivir, persistir y avanzar durante cientos de milenios, no la tecnología, productiva o médica, que siempre ha desempeñado una función secundaria, y eso sólo en el caso de ser útil y no un mero instrumento de control, guerra y dominación. Los tecnócratas desvarían, nos engañan. En lo que está sucediendo y mucho más en lo que está por venir quienes pongan sus esperanzas en la tecnología médica les irá mal. Confiar en uno mismo, fortaleciéndose de todos los modos posibles, y hacerse una persona social, afectuosa, cortes y cooperativa con sus iguales, son las dos nociones claves para sobrevivir. Porque si en vez de en ti mismo y en la cooperación con tus iguales confías en el Estado, en la medicina y tecnología del Estado, difícilmente sobrevivirás al derrumbe y caos social que se está abatiendo sobre Europa. El ente estatal es la causa del mal, no el remedio al mal.
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12) ¿Qué decir de la economía bajo el régimen de terrorismo epidémico y pestífero, con golpe de Estado, toque de queda, policías y militares vociferando desde la televisión y arresto domiciliario de una buena parte de la población trabajadora? Arruinar a la pequeña empresa y expoliar a los autónomos para seguir concentrando la riqueza y la propiedad en el aparato estatal y en la gran patronal es una de las monomanías del vigente régimen. Ya se ha calculado que 500.000 pequeñas empresas y modestos negocios desparecerán, pasando sus bienes y espacios de actividad a la gran banca y a las transnacionales. Así pues, ahora se están sirviendo de la crisis del coronavirus, yatrogénica y torticeramente enfocada, para hacer eso a lo grande, todo ello formalmente timoneado por un gobierno demagogo que se dice “anticapitalista”. Luego vendrá una depresión económica, con más impuestos, mucho más paro y más pobreza para el 70% de la población, con trabajos cada vez peor pagados y de más hora, con las calles llenas de mendigos… Lo cierto es que la intervención estatal sanitaria y policial está causando un naufragio económico colosal, asunto que es necesario estudiar más atentamente. Pero el objetivo económico oculto número uno de la operación estatal-sanitaria covid-19 es eliminar en 10-15 años a los sectores improductivos de la economía, a los jubilados pero también a los enfermos crónicos e incapacitados, como ya hicieron los nazis. Eso en China y en Europa26. Se dirige, por tanto, contra los que son ya jubilados y los que lo serán a medio plazo, es decir, contra quienes hoy tienen más de 50 años. Pero es cierto que al descargar a la economía de los miles de millones de euros en “gastos improductivos”, los de los jubilados, aquélla podrá dinamizarse, que es lo que desean los planificadores de la carnicería. Pero, ¿qué estado de ánimo van a tener los trabajadores activos al alcanzar la certeza de que serán ejecutados en cuanto envejezcan o caigan enfermos crónicos?, y, ¿cómo va a afectar esto a su eficacia y productividad, por no hablar de
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Algunos arguyen que si es una operación para mandar a la tumba a los improductivos, ¿por qué “combaten” con tanto rigor (aparente) al virus? Precisamente para eso, para tapar tras una gran cortina de humo de medidas espectaculares, más dañinas que sanativas, más yatrogénicas que curativas, el genocidio gerontocrático en curso. Es una repetición de, verbi gracia, la estrategia seguida por todos los Estados contra la droga. Por un lado la introducen en la sociedad y por otro la persiguen, o dicen que la persiguen. De otro modo, los pueblos se sublevarían contra la carnicería, especialmente en China. Y que nadie dude de que seguirán enviando gente mayor a la fosa a base de querer “protegerla”, por ejemplo, con la vacuna contra el covid-19, que desean hacer obligatoria para las y los mayores de 65 en sólo un año, y que va a sobre-enfermar en masa a este segmento de población. Ya se rumoreaba desde hace años que los jubilados iban a ser numéricamente “reducidos” con un régimen de vacunación obligatoria dirigido a, según la falsaria jerga oficial, “optimizar su estado de salud y bienestar”… Por ello, el combate contra la vacunación obligatoria-totalitaria ha de ser a muerte. Lo mismo que contra el proyecto de hacer pasar la prueba de detección del virus a toda la población, obligatoriamente. Los ataques a la libertad individual, que es sagrada, se están acumulado con este asunto, lo que nos lleva a comprender mejor su verdadera naturaleza…
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sus disciplina y adhesión? Esto es, el sistema sigue enredándose en más y más contradicciones internas, por suerte… 13) Lo que alguien ha denominado “la borregada progresista” celebra con irracional pasión la vida urbana y la concentración impuesta y obligada de la población en ciudades, pues sigue rumiando que la ruralidad es “atraso”, “feudalismo” y “miseria”. Pero cuando nos adentramos en un tiempo de epidemias y pandemias, las megalópolis de la modernidad son el lugar perfecto para la rápida y multitudinaria difusión de enfermedades infecciosas, pues en ellas el vecindario vive apiñada de forma antinatural, a la vez que muy alejada en lo relacional, convivencial y humano, lo que dificulta considerablemente la ayuda mutua en tiempos de calamidades. Ese gregarismo insociable es, como se ha dicho, tóxico desde el punto de vista higiénico. Los progresistas de buena voluntad deberían rectificar en este asunto, porque ¿alguien es tan lerdo para crear que la Edad de las Enfermedades Infecciosas y No Infecciosas, que ya ha comenzado oficialmente, no se va a manifestar como disfunciones, males, dolencias y pestes sobre todo en las megalópolis? Mi consejo a quien pueda es que huya a la carrera de las ciudades antes de que sea demasiado tarde, como hicieron las gente ante la peste negra… 14) Examinemos los embrollados, incoherentes y contradictorios argumentos “científicos” del catastrofismo gubernamental y la desproporcionalidad problema/respuesta con que el estado de alarma está operando. Para eso conviene aplicar la máxima del filósofo griego del siglo III, Sexto Empírico, que además era médico, “sé sensato y aprende a dudar”. ¿Qué es realmente el covid-19?, porque se nos presenta a “la ciencia médica” como algo homogéneo e indudable pero lo cierto es que en ella, sobre este tema y sobre la mayoría, hay tantas opiniones como científicos, y, ¿cuál creemos? La prueba de detección del virus en personas, ¿resulta fiable?, ¿cómo es de fiable?, ¿no estará la sinrazón médica dando “sustos de muerte”, sustos enfermantes, a individuos sanos o con afecciones leves a los que se etiqueta de “contagiados”? Algunos consideran que su fiabilidad es del 50% como mucho, otro aseguran que se queda en el 20%, ¿cuál es la verdad? Si un virus es sólo un fragmento de ARN (ácido ribonucleico) con una membrana proteínica, que necesita de materia orgánica, de células vivas, para reproducirse y que en ausencia de tales se desintegra, ¿a qué viene lo de solicitar precaución al tocar superficies inorgánicas?, ¿de qué sirve desinfectar con antisépticos los transportes, las calles, etc.?, ¿tal vez para facilitar beneficios extras a las empresas químicas? Se advierte que “este virus es del todo excepcional”, ¿sí?, pues eso posiblemente sea debido a que ha sido seleccionado precisamente por 29
eso en algún laboratorio militar chino dedicado a la guerra bacteriológica. Se nos amedrenta con el mantra de que es “muy contagioso”, pero en las televisiones no paran de salir políticos cuyos familiares están diagnosticados mientras que ellos gozan de buena salud y se tratan con numerosas personas sin adoptar precauciones, asunto que en sí mismo es un mentís de la terrorífica versión oficial. Lo de los “portadores asintomáticos” es difícil de comprender pues si han tenido el virus lo manifestaron con una leve fiebre, que no suele pasar de 37 ºC un día o dos, y si ya no tienen fiebre es que lo han eliminado de su organismo, de manera que no pueden propagarlo. Aducen que el coronavirus “sobrevive” a su derrota atrincherándose en narices y garganta, pero, en ese caso, ¿por qué no mantiene el organismo la fiebre? Si no hay fiebre no hay infección, no hay problema, y que “sobrevive” en las vías respiratorias ha de ser probado, no sólo afirmado para asustar y…separar a unas personas de otras. Los muchos miles dados de alta tras “superar” la enfermedad, ¿son portadores o no?, ¿quedan inmunizados o no? Y si ello no son portadores, ¿por qué lo son quienes nos dicen que sí lo son pero “no presentan síntomas”? Se comprende, y se ha de recomendar, que un sujeto sano normal tome precauciones al relacionarse con quienes pueden ser afectados por padecer patologías previas o ser de edad provecta, el 5% de la población, pero con el 95% restante ¿por qué ha de restringirse?, ¿tal vez con el fin de que cada vez seamos más ajenos los unos a los otros, modo de aplicar el principio estatal de “divide y vencerás” y de convertirnos en seres aún más enfermos de la mente y del cuerpo? No hay que descartar la sospecha, bastante fundada, de que lo del covid-19 es, lo más probable, una forma novedosa de guerra bacteriológica (es una partícula vírica tomada de la naturaleza, cultivada y luego esparcida) contra ese 20% de la humanidad que tiene más de 65 años, unos 1.500 millones de personas, y que el descomunal alarmismo mediático origina un miedo irracional que se está dirigiendo contra la gente de edad27, a la que sibilinamente se presenta como sacos de virus
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Las residencias de ancianos se están vaciando, por fallecimiento masivo de quienes habitan en esos horribles centros de encarcelamiento, tortura y exterminio. Los internados mueren no tanto por el virus como por lo espantosas que son aquéllas. Por la soledad, por el desamparo, por el aislamiento, por la falta de cariño, por la ausencia de relaciones con niños y jóvenes, por estar y sentirse situados fuera del mundo, reducidos a espectros en espera de la muerte. Quienes llevan decenios denostando impunemente a la institución familiar, con el desparpajo y la impunidad que les otorga el saberse agente privilegiados del poder constituido, ocultan lo que son dichas residencias, la inmensa masa de dolor humano que generan. Particularmente a las mujeres ancianas, que al tener una mayor esperanza de vida son mayoritarias en ellas, lo que dice mucho sobre la natural real de un Estado que se dice entregado a la tarea de “la liberación de la mujer”… El programa de la transformación integral al respecto se sustenta en cuatro puntos: 1) reconstruir la familia extensa con el amor como fundamento, con pluralidad en sus manifestaciones, 2) rehacer las relaciones de vecindad y convivencia municipal y
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de los que huir, por ahora, y a los que, quizá en el futuro, agredir. Pero si los mayores están sanos, si no padecen patologías previas, las relacionadas en particular con el sistema respiratorio, no tienen nada o muy poco que temer, y en vez de huir de ellos hay que ofrecerles cariño y apoyo, compañía y conversación. Ciertamente, es responsabilidad intelectiva y moral de cada cual decidir con qué personas se va uno a relacionar de manera normal y con quienes va a adoptar precauciones higiénicas, mayores o menores, pero estigmatizar a los ancianos es una monstruosidad, otra más de las muchas que nos ordenan e imponen las autoridades. Los estudios más fiables disponibles adjudican al coronavirus una tasa de mortalidad entre el 0,05% y el 1% de los contagiados, considerándose que cifras más elevadas son mera promoción de la alarma, y tal porcentaje no es mucho mayor que el de ciertas epidemias de influenza, de gripe común. Entre el personal médico y sanitario de España el número de fallecidos por coronavirus es, a la fecha, de 1 por cada 3.500 contagiados, lo que se explica por la juventud de ese colectivo. En Corea del Sur, con una población tan envejecida como la nuestra pero donde no se han tomado medidas totalitarias de confinamiento ni ninguna otra sobreactuación, el porcentaje de fallecidos es el 0,6% de los infestados, según los datos oficiales. Y, ¿organizará el Estado una operación militar-policialsanitaria-yatrogénica también el próximo otoño, ante la gripe estacional? Y, dado que el coronavirus va a estar activo años y años (para eso ha sido artificialmente expandido en China), con retiradas temporales y retornos súbitos, ¿en cada una de sus ofensivas se va a paralizar el país y la economía? Por culpa del alarmismo en activo, el sistema sanitario está descuidando enfermedades que privan de la vida a más personas, diabetes, ictus, infartos, accidentes, etc. La pasmosa campaña para inculcar el pánico está ocasionando un buen número de “enfermos imaginarios”, que se sugestionan hasta el punto de reproducir los síntomas de la infección viral sin estar realmente contagiados, lo que recarga los centros médicos, y ¿es eso deseable? El terror televisivo28 está produciendo un efecto placebo al revés, de manera que mucha gente que no está objetivamente infectada se cree barrial, 3) cerrar las residencias de ancianos, 4) constituir una comunidad popular integrada, en que todos sus sectores convivan, se respeten y se ayuden, sin dejar de ser ellos mismos. 28
El actuar de la televisión, de todas las televisiones, en el asunto del coronavirus es repugnante, por abyecto, policiaco, totalitario, enfermante, inmoral y genocida. En particular, el obrar de las cadenas más institucionales, de las más próxima al gobierno de izquierda, es un atentado a la salud pública además de a la autonomía de la conciencia individual, a la libertad natural de la persona y a las normas básicas de la moralidad. No podemos olvidar esto porque para sobrevivir, simplemente para sobrevivir, necesitamos librar una lucha popular multitudinaria en pro de la libertad de conciencia y la libertad de expresión, poniendo sobre la mesa al aparato de aleccionamiento en actuación.
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que lo está e incluso remeda los síntomas de la pandemia: esto es grave, y se combate desdramatizando, tranquilizando, dejando de sermonear, tratando a las gente como adultos y no como niños, pero esto es imposible mientras lo institucional sea lo estatal. Una última pega, los virus de la familia de los coronavirus son bastante corrientes, están, al parecer, en las mascotas y otros animales de forma habitual, en los de granja y también en los seres humanos, así que debemos preguntarnos por qué todo este escándalo y desproporcionalidad, y por qué tales gérmenes se han hecho, según nos dicen, de súbito tan agresivos. La teoría de la mutación de las partículas virales, usada trivialmente por los científicos para explicarlo todo, invita al escepticismo. Primero porque si es así hay que probarlo y no solamente exponerlo, y eso no se suele hacer. Pero lo peor de ella es que admite cambios en el agente patógeno pero no en quien lo padece, en el infectado. ¿Ha mutado el coronavirus o han “mutado” los seres humanos contagiados por él? Me refiero a que las condiciones en que viven, físicas y psíquicas, las personas se están modificando a peor, e incluso muy a peor, para hacer frente a enfermedades de toda condición y no sólo a las infecciosas. El estilo de vida actual y, en primer lugar, la degradación continuada del ser humano, hacen que sus defensas biológicas estén cada día más bajas. Los seres nada también son nada, o cada vez menos, en su capacidad para mantenerse razonablemente sanos. Por eso lo que nos deparará el futuro inmediata es una oleada tras otra de patologías de diversa naturaleza. 15) Una prueba añadida de que las disposiciones institucionales para, pretendidamente, poner fin a la epidemia son, en realidad, medidas dirigidas en primer lugar contra la gente mayor, está en la prohibición de salir de casa, pasear e ir a los parques, que resulta yatrogénica al ciento por ciento. Para muchos mayores andar, caminar, cada día un cierto tiempo, es la garantía de conservar la salud, para evitar o, en su caso, paliar dolencias articulares, disfunciones cardiacas, diabetes, artritis, obesidad, reumatismo, enfermedad de Crhon, fibromialgias, etc. Así pues, parece que, en efecto, “alguien” desea enfermarlos, liquidarlos. Al no ser ya productivos el sistema ansía hacerlos desaparecer, para ahorrase las pensiones y los gastos sanitarios que originan29. Unos 29
Las mascotas pueden ser llevadas a pasear pero los ancianos no. Con el estado de alarma cualquiera puede sacar a la calle a su perra pero no a su abuela… Así pues, los seres humanos valen ya menos que los animales. ¿Debemos felicitar al animalismo y al veganismo por tal “logro”? La cosmovisión oficial hoy es que casi cualquier cosa es más valiosa que las personas. Esa es la ideología antihumanista del genocidio en curso, del que lo del coronavirus es solamente un capitulo. Irán viniendo muchos más. Al prohibírseles a las féminas tener hijos se la adjudica el perro como elemento sustitutivo por aleccionamiento ilimitado, de manera que lo que ahora tenemos, exactamente, no son mujeres propietarias de perros sino perros propietarios de mujeres. Todo esto, que es espantoso, salvo para
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meses de arresto domiciliario obligatorio acarrearán la muerte prematura de, probablemente, unos 100.000 ancianos diabéticos en nuestro país, cuatro veces más que los fallecimientos habituales cada año por esta enfermedad, y más que las víctimas esperadas del coronavirus. Los diabéticos sometidos a un sistema obligatorio de inmovilidad en pisos de 60 metros cuadrados, van a empeorar gravemente e incluso fallecer masivamente30. La obesidad se agravará. Y, una pregunta añadida es, ¿qué va a ser, después, de la mucha gente, también nietos, que viven (malviven) de las pensiones de sus abuelos? Algo similar cabe decir de los niños, encarcelados o semi-encerrados en sus casas, que son las celdas de esa gran penitenciara que es cada megalópolis, lo que les está ocasionando disfunciones psíquicas y relacionales graves, que se irán convirtiendo en patologías clínicas en los meses próximo, si no en las próximas semanas, por las cuales serán medicados con psicofármacos, esos productos tóxicos de los que cada vez más depende la supervivencia del régimen político, pues son las drogas legales con las que se controla el descontento popular. El encierro forzado durante tanto tiempo y tan absoluto es perfecto para perturbar relacional y sicológicamente a las personas, que van a salir de él mentalmente agotadas e incluso desquiciadas. Y, ¿no han pensado en esto los sabelotodo que han proyectado la operación coronavirus, y, no lo observan críticamente la masa de cobardes, sin cerebro y serviles que, aún siendo víctimas de la operación, la aplaude desde la base de la sociedad? 16) La pregunta de por qué y cómo ha comenzado este asunto en China tiene varias respuestas posible, a considerar como hipótesis, por el momento no probadas. Una, ya adelantada, es la guerra bacteriológica iniciada por el gobierno contra “su” pueblo para “quitarse de encima” a 300 millones de jubilados con escasa o nula ayuda familiar. En la sana mentalidad ética popular china desatender a los mayores es tenido por quienes han perdido todo contacto con la realidad, cualquier sentido del decoro y toda forma de respeto por el ser humano, muestra que estamos en una sociedad en descomposición avanzada que se encamina hacia un final trágico y horroroso. 30
En el país hay 6 millones de diabéticos, de los que 25.000 fallecen cada año por esta enfermedad. Es un mal derivado del actual estilo de vida, mucho más que de la herencia genética. Alimentación inadecuada, obesidad y sedentarismo llevan a ella. El actual encierro forzoso, que suscita obesidad e impone el peor sedentarismo puede producir 200.000 nuevos diabéticos por mes, empeorando además el estado de todos ellos. El coste por enfermo es elevado, particularmente en las fases avanzadas de la dolencia. Así pues, la operación coronavirus está creando muchos más enfermos de los que el sistema de salud puede atender (lo que es pura yatrogenia), los cuales, de un modo u otro, van a ser arrojados al arroyo, ya lo están siendo. Se les dijo que el Estado de bienestar atendería a todos, pero ya no puede hacerlo, como se manifiesta en los hospitales atiborrados de contagiados del coronavirus, una parte de los cuales son dejados morir en los pasillos. Quien confíe en el Estado perecerá en la nueva situación, está ya pereciendo.
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maldad gravísima, de la que las gentes hacen cada vez más responsable al régimen comunista, por causa de su legislación anti-natalista de 1979. Ello está llevando a un enfrentamiento creciente pueblo/gobierno que tiene a éste último cada vez más preocupado, pues teme que termine en un alzamiento popular, similar al de 1989 en Tiananmén pero mucho más masivo, a medida que los jubilados envejezcan, malviviendo y falleciendo de manera solitaria y por ende horrenda. Ero en el país asiático se dan cuando menos dos realidades más, causantes de pésima salud social y personal. Una es la vida sin libertad, el trabajo neo-esclavo en las empresas, la impotencia, desmoralización y desesperanza de ocasiona el verse sometidos a una existencia sin sentido y sin autonomía, totalmente dirigida y absolutamente vigilada. Esto está ocasionado en muchos chinos una mentalidad pre-suicida y pro-suicidio, de la cual resulta una indiferencia tal ante el futuro que su sistema somático, biológico e inmunológico se está arruinando. La terrorífica dictadura total del partido comunista está arrasando el impulso hacia la autoconservación en una parte notable de la población, y no sólo entre los jubilados, posiblemente más entre los menores de 40 años, que perciben como indeseable el tiempo de existencia que les queda por delante. A ello se suma los millones de mujeres que fueron brutalmente reprimidas para que no tuvieran un segundo hijo, lo que dañó su instinto materno que es, junto con el ansia de supervivencia, el todo del impulso del animal humano hacia la vida. Hay indicios que en China se ha ido quebrando el complejo y delicado mecanismo instintivo y emocional que nos mantiene vivos, y eso permite e incluso impone que se produzcan desequilibrios graves, antagónicos, entre los humanos y los microorganismos que coexisten con ellos en condiciones habituales, normales. No es posible saber con total seguridad por el momento si la epidemia de coronavirus se originó de este modo o fue una operación de guerra bacteriológica (como parece más probable), o si su etiología ha sido una combinación de todo ello, pero eso es secundario en relación con el meollo del asunto. Otro elemento es el altísimo grado de contaminación múltiple, del aire, el agua y los alimentos, que padece China, lo que hace que los organismos de sus habitantes se estén apagando, estado de cosas que contribuye también a explicar lo sucedido. Un factor añadido es la saturación de ondas electromagnéticas, radiaciones radioeléctricas, wifi y otras similares, con sus efectos inmunodepresores y enfermantes. Lo cierto es que el modo de vida actual lleva al debilitamiento de los mecanismos de conservación de la vida, a la caída de las defensas, y con ello a la enfermedad… y en pocos países del mundo todo ello es tan grave como en China, entregada a un desarrollismo, un productivismo y un fanatismo tecnológico nunca antes conocido. 34
La absoluta falta de libertad en él es la precondición de todo tipo de catástrofes, y será ésa cuestión la que le derribe de su privilegiado puesto en la escala de los países imperialistas. En efecto, sin una libertad mínima también la actividad económica se irá debilitando primero y luego paralizando, y China volverá a dónde ha estado postrada durante siglos por un exceso de despotismo, en la senilidad y la putrefacción. Esto, que es una ley absoluta de la historia, nos infunde esperanzas. Quienes están hipnotizados por la veneración hacia el poder y la fuerza, y creen que el orden, la disciplina y la regularidad impuestas desde arriba son no sólo medidas magnificas sino disposiciones imprescindibles para sacar a un país adelante, hay que recordarles que la libertad, libertad popular y libertad individual, es el primer y principal fundamento de una actividad económica sana y próspera. China, más pronto que tarde, se desmoronará por falta absoluta de libertad, ya lo está haciendo en realidad, y corresponde al pueblo china idear, proyectar y realizar la transformación integral de su país. Similarmente, la batalla contra la pandemia del coronavirus, que es un problema bastante grave, tiene que realizarse desde la libertad y por medio de ella. La creencia que en las situaciones de emergencia hay que acudir a procedimientos autoritarios es, al mismo tiempo, ignorancia profunda de la realidad y una de las peores herencias del franquismo. La libertad es un gran bien, y es lo que realmente salva y restaura a una sociedad. Las medidas contenidas en la proclamación del estado de alarma no tienen en cuenta la libertad individual salvo para pisotearla, son mero autoritarismo que evidencia a quienes las han diseñado e impuesto. Sólo se mantienen por medio de una propaganda dirigida a meter miedo, a asustar, que es intolerable, así como con las numerosas sanciones y agresiones policiales que están teniendo lugar. La libertad no es arbitrariedad sino responsabilidad consciente asumida, y no es eso lo que estamos padeciendo. La percepción de que el individuo común y el pueblo son protervos, estúpidos, caóticos e irresponsables, y que sólo pueden ser manejados por la represión, es emanación de las mentes perturbadas por el despotismo de quienes nos gobiernan, no algo que acontezca en la realidad. Quien no tiene confianza en la gente común, en el pueblo, es porque es un déspota y un fascista. Al haber escogido el camino del miedo y la represión en vez del de la libertad y la responsabilidad, los daños que va a ocasionarnos el covid-19, daños de toda naturaleza, van a ser mucho mayores. 17) A los crédulos, rastreros e ingenuos que creen que las instituciones están haciendo lo mejor con el intervencionismo les vamos a ofrecer una perspectiva de lo que más probablemente va a suceder. La pandemia 35
dejará muchos miles de muertos. La intervención yatrogénica de las autoridades dirigida a, teóricamente, tratarla, originará muchas decenas de miles de óbitos, no contabilizados por supuesto en las estadísticas oficiales. Las consecuencias de todo ello producirán muchos cientos de miles de enfermos, paranoicos, víctimas somáticas del terror televisivo y radiofónico31 e incapacitados de toda índole, así como de fallecidos, sobre los que tampoco hablará nadie. Para medir el efecto yatrogénico de las disposiciones tomadas por el gobierno español establezco las siguientes pautas, poco fundamentadas y sólo aproximadas, sin duda, pero razonables. Se van a contagiar muchas más personas de las que lo habrían hecho con otra estrategia de respuesta al coronavirus, y van a fallecer bastantes más, supongo que el doble. Una cantidad similar morirá por enfermedades agravadas por la intervención militar-policial-sanitaria, debido a diabetes, debilitamiento orgánico por confinamiento en casa, abandono médico del resto de las patologías, sobremedicación por pánico, etc. En total, perecerán cuatro veces más de las que deberían haberlo hecho si el virus hubiera sido tratado de un modo razonable, durante el tiempo del estado de alarma. A un año vista, las víctimas de lo que ahora está ejecutando tan torpemente el gobierno español neo-franquista, pueden ser diez veces más numerosas. O sea, nos salvan exterminándonos… como tienen por costumbre. 18) Por el momento la población obedece a las autoridades, y cumple lo ordenado con escasa coacción policial, por propia voluntad, dejando a un lado una minoría activista y audaz, a la que están reprimiendo con el insulto impune sin derecho a defenderse públicamente (como hace siempre el fascismo de izquierda que padecemos), las multas y la cárcel. El individual actual, desestructurado, solitario, acobardado, hedonista e hiper-aleccionado, es un excelente policía de sí mismo. Eso se explica no por la maldad o estupidez de las personas comunes sino en primer lugar por el colosal aparato de adoctrinamiento existente, que niega de la manera más efectiva la libertad de conciencia. Así pues, hay que 31
En nuestro desventurado país las televisiones suelen ser de izquierdas y las radios de derechas, pero, ¿cuáles son más adoctrinadoras, miserables, manipuladoras y fulleras? Y, denostando a la derecha, podemos preguntarnos, ¿qué está haciendo la iglesia? Pues apoyar con su silencio la actual hecatombe de ancianos. En ello no hay nada nuevo, debido a que, como he denunciado en numerosas ocasiones, la derecha y el clero respaldan la horrible realidad del aborto obligatorio de facto que impone la patronal española. Su silencio sobre esto en concreto les acusa. En la India las mujeres, si desean ser contratadas y poder trabajar, se han de extirpar el útero, para mostrar a sus explotadores y explotadoras que no van a embarazarse y criar bebés. Aquí “basta” con abortar por orden del patrono/a. Esos 80.000 no nacidos anuales por abortos obligatorios serían un alivio notorio del desplome demográfico, aunque no lo resolverían del todo, ni mucho menos. La iglesia, conocedora de los intereses fundamentales del capitalismo, denuesta de palabra el aborto y lo admite de facto.
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centrar el ataque en dicho aparato y no en sus víctimas. A medida que se vaya poniendo en evidencia en la práctica la naturaleza última de la intervención política coronavírica y comiencen a estallar sus contradicciones internas se irá abriendo un foso, quizá enorme, entre el pueblo y el poder, lo que nos permitirá tomar la iniciativa, golpear y combatir. Hay que destacar que uno de los sectores más obedientes, más sumisos y más cooperativos con el estado de alarma y el golpe de Estado son las mujeres, cierto sector de ellas, que se están degradando a fuerza parapolicial. Lejos de ser “invisibles” y estar “oprimidas por el patriarcado (sic)” se manifiestan como bravucona policía sanitaria…Se debe al aleccionamiento feroz y al sistema de agresiones a que el actual Estado neo-patriarcal somete a las féminas de las clases populares para tenerlas controladas, estrategia que se dirige a hacer de ellas las guardianas del sistema de dominación y del capitalismo, que es lo que ahora está siendo una parte de ellas. 19) Se dice que el coronavirus es particularmente peligroso porque es “muy contagioso”32, pero, ¿es así realmente, es eso sólo o es que además el organismo medio del individuo medio está tan debilitado (debido a una existencia antinatural, forzada, enfermante por urbana, super-explotada en la empresa, sin amor ni sexo de calidad, tomando alimentos desvitalizados y tóxicos, poli-medicado, carente de libertad, sedentario, en estrés permanente por la agravación del conflicto interpersonal universal, sin familia, etc.), que es víctima propiciatoria del virus? Hay muchas razones para concluir que el mega-virulento y enfermante sistema de dominio social vigente ha constituido un tipo de ser humano particularmente vulnerable a enfermedades de toda naturaleza, infecciosas, degenerativas, cardiacas, autoinmunes, articulares, “raras”, etc. De ser esto cierto, los próximos decenios serán de pestes, plagas y epidemias33… salvo que una revolución popular 32
Esto, que parece ser cierto, lleva a la pregunta de ¿por qué se ha hecho tan agresivo el coronavirus, cuando está presente en animales de manera habitual y es de suponer que también en personas, sin agredirlos, sin enfermarlos?, ¿quizá porque se han ido seleccionando sus cepas más agresivas? Ese es el procedimiento habitual de los preparativos para librar la guerra bacteriológica. Todos los ejércitos tiene departamentos dedicados a ella, en el sentido ofensivo y defensivo. Todos. Y el ejército chino más. Crear un virus es imposible pero tomarlo de la naturaleza, cultivarlo en laboratorio, seleccionarlo conforme a determinados fines preestablecidos y luego difundirlo astutamente es perfectamente posible. Y de un régimen como el chino, que deja atrás por su perfidia, brutalidad y crueldad a los peores imperios de la historia, se puede esperar todo lo malo, todo lo peor. Su voluntad de poder es tan inmensa, tan ciega, tan ilimitada, que no se pone límites en nada. 33
En lo que se denomina “la comunidad científica” (comunidad casi siempre muy mal avenida) hay dos teorías sobre la naturaleza y el origen de los virus. Una los concibe como partículas autónomas, externas al ser vivo que infectan, el cual es tanto más vulnerable cuanto más bajas tenga sus defensas. Otra asevera que es el propio huésped, previamente enfermado, el que crea a los virus, que son segregados, producidos, por sus células una vez que el equilibro corporal que garantiza la salud desaparece. Si para
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cambie nuestra insana y patológica manera, ciertamente forzada y nolibre, de vivir. 20) La medicina popular de los pueblos ibéricos y europea en general, la suma inmensa de saberes y destrezas experienciales acumulados por nuestros ancestros durante milenios, que nos han permitido sobrevivir milenios y más milenios, hoy está despreciada y en trance de perderse para siempre por la sinrazón de la medicina tecnologizada, hospitalaria, venal y estatal. Ésta, desmintiendo lo mucho que se pavonea y refutando sus fanfarronadas, está demostrando ya que cada vez es menos apta para remediar el desplome general de la salud media de la humanidad que el vigente orden social origina. A duras penas está logrando frenar las sucesivas epidemias y pandemias que se han ido desencadenando en el último cuarto de siglo (SARK, gripe aviar, gripe A, ébola, zika, influenza estacional, etc.) y con seguridad no logrará gran cosa ante lo que es dado pronosticar para el próximo cuarto de siglo en este ámbito. Por lo pronto, el covid-19 ha “desbordado” al pretendidamente modélico sistema sanitario del Estado español con sólo unos miles de contagiados. Recuperar la medicina popular europea, que es un vivero inmenso de saberes eficaces a muy bajo precio, con unos efectos secundarios mínimos o nulos y que, sobre todo, no es autoritaria ni deshumanizada sino democrática y fraternal, se eleva a tarea primordial en las actuales condiciones. Eso no debe entenderse como repudio completo de la medicina institucional, según se ha explicado. Ésta debe ser examinada analíticamente, desde la experiencia, para aprovechar de ella todo lo que pueda ser útil, aunque sus orígenes, fines, axiomas fundantes y procedimientos sean repudiables. 21) La enfermedad es algo que acontece en el interior del organismo, dentro del ser humano, por desencadenamiento de sus contradicciones internas globales, de naturaleza siempre psicofísica. Cuando el conflicto estalla, los agentes patógenos interiores y exteriores cambian de naturaleza, y de coexistir pacíficamente, e incluso en simbiosis, con el los primeros el virus crea la enfermedad para los segundos la enfermedad crea al virus. No estoy cualificado para decir quién tiene razón, pero sí me permito subrayar que en una y otra formulación lo que aparece como decisivo es el estado previo de salud, el vigor del sistema inmunológico, del organismo humano en el caso que nos ocupa. En el desencadenamiento de la enfermedad eso es lo decisivo y principal mientras que el agente infeccioso, sea cual sea su etiología, desempeña una función secundaria. Esto explica que (yendo al terreno, menos resbaladizo por mejor conocido, de las bacterias y microbios) todo ser humano sano tiene incorporados dentro de sí numerosos microorganismos supuestamente enfermantes y potencialmente peligrosos, con los que convive amigablemente sin problemas en condiciones habituales, situación de la que incluso extrae bastantes beneficios. Aquéllos sólo se tornan agresivos, patógenos, cuando el sistema psicofísico del huésped se altera, se debilita. Esto proporciona una perspectiva diferente de la relación entre salud y enfermedad a la ofrecida por la medicina alopática institucional.
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cuerpo que hace de huésped, se incorporan al desorden general y se vuelven dañosos. Eso significa que lo decisivo es lo interno, en la buena salud y también en la situación de enfermedad. Lo externo es consecuencia de las alteraciones previas. Así pues, las pandemias y epidemias que cada vez con más vigor están azotando a los países desarrollados tienen su causa última en las modificaciones culturales, emocionales, ambientales, políticas, relacionales, laborales, nutricionales, sexuales y sociales que están teniendo lugar, pero no en tal o cual virus o bacteria. Estas son la consecuencia, no la causa. Como el ser humano, en tanto que ente biológico, es parte integrante del medio, su alteración mental y somática negativa crea las condiciones para que su ciclo natural de existencia quede trastornado. El ente estatal, para crecer y acumular más poder, al ser una entidad artificial, anti-natural, tienen que artificializar el conjunto de la vida y la naturaleza misma de las personas, de donde resulta que el ascenso de la presencia, fuerza y actividad de aquél sea paralelo al progreso de las condiciones sociales anómalas por antinaturales (y por tanto, también de las personales) de carácter enfermante. Llegado a un punto, todo en la sociedad, por tanto, también en el individuo, se vuelve caótico y desordenado, y la enfermedad se hace característica primera de la realidad global. 22) Finalmente, hagámonos la pregunta decisiva: en el terreno de la salud, dejando por el momento a un lado la política, ¿qué es la alarma del covid-19, en un último análisis? Lo que está aconteciendo, nunca antes visto ni vivido en Europa, puede comprenderse conforme a lo que constata y enuncia Johannes Jürgenson, médico seguidor de la Nueva Medicina de R. G. Hamer así, “cada vez estamos más enfermos”. Efectivamente. El deterioro de la salud parece haber alcanzando, o estar próximo a hacerlo, un estadio crítico en el cual los pueblos europeos (y la mayoría de los extraeuropeos, comenzando por el desventurado pueblo chino hermano) se están desmoronando biológicamente. La acumulación y concentración de nocividades, de aberraciones de muy diversa naturaleza, está socavando el vigor corporal de los individuos, con declive acumulativo y progresivo del potencial regenerador de su sistema inmunológico. Alcanzado ya un punto quizá de no retorno, los pueblos europeos están adentrándose en una Edad de las Enfermedades, con todo lo que ello lleva incorporado. La mala salud crónica actual parece que está dando el salto a mala salud aguda, con episodios como la pandemia del coronavirus. Ciertamente, cuando los cuerpos y las mentes de los seres humanos son sometidos a tantas y tan virulentas agresiones y 39
anormalidades se tiene que alcanzar un momento de desmoronamiento por acumulación cuantitativa. ¿Ya ha llegado éste, ya se ha constituido una masa crítica de disfunciones y extravíos, de agresiones y forzamientos que ignoran nuestra condición natural y las leyes de la naturaleza? No podemos afirmarlo taxativamente por el momento, pero si aún no ha llegado dicho momento está al caer y se hará presente más pronto que tarde. Esto es de una gravedad enorme en lo referente a la continuidad biológica de nuestra especie. Y es la primera vez que sucede en la historia, pues hasta al presente jamás nada ni nadie habían puesto en duda que la raza humana pudiera carecer de futuro. Espeluzna que tan extraña y desasosegante situación se haya constituido en los últimos cien años… La voluntad de poder, encarnada en los diversos entes estatales, es el elemento motor número uno de tan oscuro panorama. 23) Lo diré con claridad, una sociedad en donde se demoniza, persigue, agrede y censura el erotismo heterosexual, como acontece en la nuestra, no puede tener buena salud, ni espiritual ni corporal. La represión del deseo sexual y del amor carnal origina una de las peores expresiones de tristeza desvitalizadora, desplome biológico, desasosiego interior, soledad patológica, estrés somático, ralentización tóxica del sistema circulatorio, poli-frigidez que impide la producción de las hormonas más necesarias, ansiedad, impulsos autodestructivos, insuficiencia hormonal, obesidad rampante, colapso del cerebro reptiliano, miedos paranoicos, tristeza depresiva, tendencias suicidas, ataques de desesperación, caída de las defensas, depresión devastadora y otros muchas dolencias y causas de dolencias, que debilitan sustantivamente al organismo, haciéndole mucho más propenso a enfermar. No basta con una alimentación sana, abstenerse de vacunas, no acudir regularmente al médico, tomar pocos o ningún medicamento, evitar todo lo posible ingerir agentes contaminantes, llevar una dieta sana y mantener un buen nivel de ejercicio muscular. No basta: todo eso es bienhechor en sí pero radicalmente insuficiente, pues sin una vida relacional intensa y auténtica, conforme a las normas del erotismo natural (que son muy diferente, diría que antagónicas, a las del sexobasura de la sexología ortodoxa), es difícil gozar de buena salud. Es así porque la energía vital tiene dos manifestaciones, el instinto de supervivencia, que conserva al individuo, y el instinto sexual, que conserva a la especie, y si una de ellas es virulentamente atropellada, en este caso el impulso erótico natural, la energía vital global se daña, colapsándose en su base, con lo que comienza a fallar también el arrastre instintivo que garantiza la supervivencia individual, de manera 40
que el organismo deja de autoprotegerse y comienza a enfermar. No puede haber sistema inmunológico eficaz sin erotismo natural. Debido a que el capitalismo está sometido a una crisis estructural crónica económica que se manifiesta en el llamado demagógicamente “enigma de la productividad del trabajo”34, para elevar, o intentar elevar, dicha productividad, necesita convertir la energía libidinal en energía lucrativa para la empresa, en eficiencia laboral. Eso lo logra lanzando a sus huestes mercenarias de agresión y manipulación a reprimir el sexo natural. Lo cierto es que una de las causas que explican la pésima salud de nuestra sociedad es la persecución institucional del Eros, que se realiza por el Estado “protector de la mujer” (neo-patriarcal por tanto) con la Ley de Violencia de Género, una norma legal tóxica, que tiene que ser abolida si se deseo una sociedad sana35. Pero eso no basta, ni 34
Ya que estamos tocando los diversos elementos implicados holísticamente, veamos qué pasa con éste. La operación actual, dirigida a disminuir la carga económica de los jubilados en la economía de los países desarrollados, tiene que comprenderse de esa manera exactamente, como un quehacer económico, dejando para después los juicios morales. Lo que se comunica embusteramente al sujeto medio es que la economía actual, gracias a la maravillosa tecnología que posee nuestra avanzadísima sociedad, es de una eficacia tremenda, y si hay algún problema es por ese motivo, por exceso de eficacia, gracias a la IA (Inteligencia Artificial), la robótica, etc. Pero todo eso es falso. Un libro tan institucional como “La cuarta revolución industrial”, de Klaus Schwab (director general del Foro Económico Mundial), en un rasgo de sinceridad que le honra, admite que el estancamiento de la productividad del trabajo, ese “enigma”, es componente estructural sustantivo de la economía actual. En realidad, ni hay estancamiento, sino retroceso, ni es un enigma, pues las causas de ello son obvias, aunque Schwab acierta al tenerlo por problema irresoluble… bajo el sistema capitalista. La regresión de la productividad del trabajo, un fenómenos conocido desde hace al menos 40 años (aunque quienes se atreven a hablar de él son castigados, de manera que Schwab es una excepción), muestra que el sistema actual está hundiéndose en la ineficiencia y la desintegración en su misma base económica, pues los logros reales en la producción son realmente descendentes (el autor citado los deja en estancados…pero se equivoca), asunto irresoluble pues su raíz reside en el núcleo central del acto productivo capitalista, el salariado, en su naturaleza intrínseca. Así pues, ello impone una racionalización permanente de la economía, con eliminación de los gastos tenidos por innecesarios. Ahora le ha llegado el momento a las pensiones de los jubilados, así como de los enfermos crónicos, lo que ya hace al menos diez años que se veían venir, pues el asunto salía una y otra vez en los estudios económicos. China se ha decidido a hacerlo y los demás van tras ella, eso sí, profiriendo muchas lamentaciones santurronas, vertiendo lágrimas hipócritas de conmiseración y sacando a la calle a la Unidad Militar de Emergencia para que el teatro sea creíble. Han dado a la operación la apariencia de un desafortunado acontecimiento natural… El declive de la productividad del trabajo expresa con el mayor rigor y exactitud la senilidad e inviabilidad del sistema económico actual, sustentado en la gran empresa, el trabajo asalariado, la centralidad del ente estatal en la actividad económica, la expropiación de la pequeña empresa y la pequeña propiedad y la elevación en flecha de actividades y gastos improductivos. Para evitarlo se prohíbe a las mujeres el amor, el erotismo y el sexo, para que conviertan en furor productivo su energía sexual. La consecuencia en el desplome de aquéllas en la depresión. Y la depresión, además de los daños personales que origina, es cara, bastante cara de tratar, por ella y por los efectos de variada naturaleza que origina. Así es como se van acumulando las disfuncionalidades del sistema e incrementando en flecha los costes y gastos de dominación. Así es como el orden constituido marcha inexorablemente hacia su autodestrucción. 35
Como es sabido, la Ley de Violencia de Género, en vigor desde 2005, proviene de la llamada “ideología de género”, un producto fabricado mancomunadamente por Henry Kissinger, los servicios de contrainsurgencia del ejército de EEUU, la CIA, la intelectualidad progresista yanki, la Fundación Rockefeller y la izquierda neo-patriarcal. Este bloque es el verdadero autor del “Manifiesto SCUM”,
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mucho menos, hay que diseñar la estrategia y el programa de una REVOLUCIÓN ERÓTICA Y SEXUAL PARA EL SIGLO XXI, antes de que sea demasiado tarde, para evitar que las pandemias y epidemias vayan cayendo sobre nosotros una tras otra. 24) En lo político, el desasosegante episodio del coronavirus se reduce a que los países europeos y la Unión Europea están copiando los procedimientos de gobierno utilizados por el régimen marxista y dictatorial chino. Han quedado fascinados por su capacidad para organizar despóticamente la sociedad, vulnerar todas las libertades, no sólo las reales sino incluso las formales, hacer “desaparecer” a los críticos, anular al individuo y la autonomía individual (se está hospitalizando a la fuerza y sometiendo a tratamientos coercitivamente, sin respetar la autonomía de la persona), emplear la tecnología para multiplicar su autocrático intervencionismo y concentrar la riqueza en cada vez menos personas, constituyendo un régimen de ultracapitalismo. Eso significa, también que lo mejor que la cultura europea ha ofrecido al mundo, la categoría de libertad y la idea de persona, están ahora siendo liquidados por unas élites que hace ya mucho que se han vuelto contra los valores europeos, traicionando a su propia cultura. Pero, enloquecidas por exceso de poder, como están ya, “nuestras” jefaturas no alcanzan a comprender lo obvio, que la intervención autocrática china en el asunto del coronavirus es, en lo principal, una muestra de su debilidad, de que el régimen de aquel país está enredándose en contradicciones cada vez más embrolladas y difíciles de tratar, las cuales comienzan a asfixiarle. Una gran revolución popular madura en China y los manejos de su actual minoría mandante organizada en el partido comunista pueden, como mucho, aplazarla pero no evitarla. Porque una ley inexorable de la historia es que cuanto mayor es la fuerza y peso del Estado mayor es también su debilidad, pues aquello es motivo decisivo de decadencia y descomposición, estado de cosas del cual puede resultar la revolución. La coletilla añadido es que debido a que el gobierno español actual está constituido por quienes participan de la ideología guía del régimen de China, aunque de manera vergonzante, comparte las mismas metas y los mismos procedimientos que la dictadura china, en nuestro país la intentona policial-militar-sanitaria, de carácter franquista, está siendo particularmente virulenta y agresiva. Esto se volverá contra ellos. dirigido contra la libertad femenina y, por tanto, también contra la masculina. Y, en consecuencia, contra la supervivencia de la humanidad. Es, en consecuencia, una ideología PARA EL GENOCIDIO, PARA EL EXTERMINIO DE LA HUMANIDAD. Lo mismo la Ley de Libertad (sic) Sexual (más sic), en tramitación, un agresivo producto del fascismo neo-patriarcal, dirigida a crear una sociedad aún más enferma y disfuncional.
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25) Lo que estamos padeciendo es, ante todo, la construcción mediática, hiper-dramática, de la pandemia del coronavirus. El aparato propagandístico estatal-empresarial de la sociedad actual acumula ya tanto poder que lejos de informar de la realidad la fabrica y crea a su antojo. Al hacerlo en este caso, empeora en mucho la situación sanitaria, como he dicho, a través de la inducción de estados de pánico irracional en millones de personas, del empeoramiento de la asistencia médica debido a ello y de la imposición de normas de conducta antihigiénicas, mera yatrogenia planificada. En castellano hay una frase hecha que expresa la sabiduría popular al respecto, “dar un susto de muerte”, y eso es lo que está haciendo el poder mediático, asestar un susto de muerte a las gentes inocentes e ingenuas que, de súbito, se ven atrapadas en medio de una descomunal operación de intervención estatal preventiva que no comprenden, en la que se les susurra (a veces entre líneas y otras con rumores que el poder hace circular por circuitos alternativos) que ¡hasta medio millón de personas podrían sucumbir en nuestro país si no fuera por la instauración del estado de alarma! Tal bulo, y muchos otros como él, miden la falta de límites éticos de quienes nos gobiernan. Ese terror, unido a las disposiciones empeorantes de la salud de las gentes y de la atención en los hospitales, antes descritas, harán que la pandemia se salde con quizá el doble de fallecimientos de los habidos si se hubiera abordado con actuaciones dictadas por la prudencia, la proporcionalidad, el equilibrio y la sensatez, la virtud cívica, la ayuda familiar y vecinal, la autocuración, la medicina popular o sabiduría ancestral sanadora, el poder curativo del amor y el discernimiento razonable, con vistas a realmente curar a los enfermos y resguardar a los sanos. Pero no, porque para los con-poder, lo que menos cuenta son los enfermos y fallecidos pues la clave reside en mostrar su omnipotencia, provocar miedo, dar una lección de lo que el ente estatal puede hacer, en tanto que tirano corporativo. Pero nosotros, los integrantes de la resistencia al poder constituido, tenemos que decir la verdad al pueblo. Y la verdad es que le está enfermando y quitando la vida más el poder estatal desencadenado que el covid-19. 26) El dato oficial es que, en el presente año, el gasto sanitario será el 10% del PIB español y que en 2030 alcanzará solo el 11%. No. Será el 20%, al menos, y para 2040 se situará, de seguir todo como en el presente, con la medicina alopática y yatrogénica, en el 35-40%, un porcentaje inviable, eso suponiendo que dentro de veinte años siga existiendo algo que se pueda denominar “España”, “Unión Europea”, etc.36, pues avanzamos hacia un desmoronamiento como nunca ha 36
En “Erótica…” efectúo una proyección demográfica sobre el futuro, teniendo únicamente en cuenta el decaimiento demográfico pero no las epidemias, que aunque cito de vez en cuando no incluyo como
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tenido lugar en la historia de la humanidad, con desaparición de poblaciones y países enteros, lo que explico en mi libro susodicho. El significado de ello es que el sistema en su totalidad tiene que ser reformulado, transformado, revolucionarizado. Hay un estudio que se titula “Aulas vacías”, por falta de nacimientos, y en efecto, así es. Con las aulas desocupadas porque el erotismo natural se ha demonizado, ¿de dónde van a salir los profesionales médicos, los técnicos y los ingenieros necesarios para mantener el actual sistema de salud? Porque los emigrantes africanos sirven para los invernaderos de Almería, los fundos hortícolas de Murcia y las plantaciones de frutales de Lleida pero como profesiones cualificadas no sirven. Además de que el coronavirus puede dañar numéricamente a las poblaciones africanas, e infectarlas por años y años, por lo que difícilmente van a poder venir a Europa. Así que sin poner en cuarentena (permítaseme la broma) a las bandas enemigas del amor, el erotismo y el sexo, ésas que están día y noche en las televisiones (ahora compartiendo parrilla con los militares, matasanos, policías, tecnócratas y politiquillos destinados a escenificar la cruzada contra el covid-19, muy bien remunerados todos y todas), los problemas no tienen solución: el por qué lo razono más a fondo en mi libro. Los niños no vienen de París ni los trae la cigüeña, ¡vienen del sexo, de sexo heterosexual! Y en tiempos de pestes conviene fomentar la pasión carnal, como bien entendió Boccaccio en su célebre libro, que está escrito en medio de la epidemia de peste del siglo XIV, lo que es necesario aclarar para ilustración de quienes son víctimas del entontecimiento escolar y académico, que todo lo explica mal, erróneamente y al revés. En la coyuntura histórica actual, o se dignifica y magnifica el Eros heterosexual natural o no hay futuro para la especie humana. 27) La actual embestida institucional so pretexto del coronavirus se dirige contra los ancianos, pero los jóvenes han de saber que lo que se prepara contra ellos no es mejor. En China el Estado marxistaconfuciano ha instalado 200 millones de cámaras de videovigilancia, que en absoluto respetan la privacidad e intimidad del individuo. A través de ellas la policía política sabe todo lo que hace cada persona, la sigue, la persigue, la multa, la encarcela, la hace “desaparecer” si es necesario. Aquí, el gobierno español, fascinado por el liberticida actuar chino en la cuestión del coronavirus, está copiando esa panoplia represiva y totalitaria. Una vida, la del pueblo chino, dirigida y elemento causal del desplome poblacional. Y concluyo que hacia el año 2075 la población de lo se conoce como España estará en los 2 millones de habitantes, el 4% aproximadamente de la actual. Y que a finales de siglo se habrá reducido a “unos cientos de miles”. Ciertos sujetos, de lengua fácil y mente indocumentada, han calificado de “novela de terror” ese aserto así como otros de mi libro. Pero a la vista de lo que se ha desencadenado ahora, creo que me dejé llevar por el optimismo…
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controlada al ciento por ciento, de trabajo incesante, de salarios miserables, de humillaciones cotidianas, sin libertad ni autonomía, con la persona reducida a un robot que ejecuta órdenes, y eso es lo que le espera a la gente joven a partir del maridaje entre los jerarcas chinos y sus discípulos españoles de la izquierda. Y, luego, cuando por el motivo que sea, enfermedad o jubilación, ya no sean productivos los que un día fueron jóvenes, serán exterminados, con el coronavirus o con otros sistemas probablemente más descarados y más rápidos. Todo ello para que China sea el país con más multimillonarios del mundo, medidos en dólares. Detener la barbarie del presente golpe de Estado, parar el brazo criminar de estos liberticidas yatrogénicos, es de primordial interés para la juventud de los pueblos de Iberia. Porque hoy están exterminando a los ancianos pero mañana exterminarán a los que hoy son jóvenes. Y antes harán de su vida algo tan monstruoso que la muerte, el suicidio, directo o indirecto, posiblemente sea tenido por una liberación. 28) La juventud no puede tener buena salud y, sobre todo, no puede devenir en gente adulta sana, mientras continúe secuestrada por el sistema educativo y quede internada en los centros universitarioscampos de concentración. La existencia artificial y enfermante que padecen en las universidades tiene que desaparecer con la cesación del sistema universitario en su totalidad, de manera que a los 18 años ha de concluirse el ciclo educativo, incorporándose la persona a una existencia normalizada. Ningún sistema corporal, ningún organismo, puede soportar trabajar 80 horas a la semana, como es común entre el alumnado de la universidad, aprendiendo bobadas, mentiras y majaderías, permanentemente inactivo y pasivo, sentado y escuchando, sin acción física, quehacer intelectual propio ni inmersión en la vida real. La dictadura de los profesores-funcionario, agentes del Ministerio de Educación, impone a la juventud un tipo de existencia que la degrada, degenera, embrutece, debilita, desvitaliza, deprime y enferma. Los centros educativos son uno de los principales espacios donde se realiza la consunción física y psíquica de la humanidad en la hora presente. Y todo, ¿para qué? Allí apenas se aprende nada que sea verdadero y por ello útil, pues el objetivo de la universidad es adoctrinar y amaestrar, aniquilar la energía vital de la juventud, hacer sumisa, débil, ininteligente y abúlica a la persona en sus mejores años, por tanto enfermiza. Tener un titulo indica simplemente que el desdichado sujeto que lo posee ha sido sometido al correspondiente periodo de doma y amansamiento, de domesticación y entontecimiento, de debilitamiento y autodestrucción, de demolición de su salud física y psíquica. Cuando nos adentramos en la Edad de las Enfermedades la desaparición de la universidad se hace cuestión perentoria y urgente, 45
para que la juventud dé continuidad a la especie manteniéndose en el mejor estado de salud posible. El aprendizaje ha de hacerse en la vida no en las aulas. En la existencia auténtica, no en el universo falso, servil y artificial de la institución universitaria. 29) Lo que el sistema de poder vigente está haciendo con la infancia es UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. En efecto, la medicación psiquiátrica masiva de niñas y sobre todo niños (en esto se manifiesta también que el varón es el sexo perseguido y oprimido en el presente37), desde edades muy tempranas, está arrebatando a nuestras criaturas la libertad para vivir una vida autónoma y saludable. Y les está imponiendo una madurez cargada de dolencias, con una muerte adelantada, muy adelantada probablemente. El problema de fondo es la letalidad de la escuela, que ha ido mutando a cruel entidad de tortura infantil cada día más insufrible, de modo que la solución ideada por las elites mandantes es intoxicar a la infancia con drogas legales químicas, muy venenosas, que harán de ellos criaturas anímicamente desestructuradas, enfermos crónicos, sujetos sin salud y fallecidos precoces. Al observa esto, tan doloroso, me reafirmo en el juicio que emito en el Epílogo de mi libro “Erótica creadora de vida”, que expone, “las clases mandantes mundiales, políticas, militares y económicas, han enloquecido, sus mentes operan exclusivamente en términos de poder, dominación, genocidios y matanzas. Se han convertido en élites degeneradas, siendo la española la más demente, sádica y homicida de todas”. Así es. Por eso, el proyecto y programa de transformación integral, de revolución, puede no sólo ofrecer soluciones sino además aportar esperanza y fe en el futuro. 30) Ahondando más, aparece en el horizonte analítico un proyecto sobremanera inquietante de las actuales élites del poder. Lo llamaré la refundación formal de la humanidad, o mejor aún, el paso de la humanidad a la posthumanidad, a la infrahumanidad. Su meollo consiste en exterminar a la especie humana tal como existe hoy, eliminando 7.000 o más de los 7.500 millones de personas que hoy pueblan el planeta, en un plazo de unos 50 años, para luego proceder a crear, íntegramente bajo su dirección, una “nueva humanidad” enteramente dócil, sumisa, desprovista de todo atributo, cualidad, 37
Este asunto es tan verdadero y ya tan grave que se necesita un Manifiesto que convoque a los varones al combate por su propia supervivencia y libertad, al ser ahora el sexo oprimido, insultado, despreciado, relegado y perseguido. La represión institucional que padecen, su maltrato mediático permanente y la discriminación continuada a que les somete el Estado neo-patriarcal, dañan su salud y rebajan su esperanza de vida. Eso, en la Edad de las Enfermedades, puede llegar a convertirse en un torbellino de aniquilación de las personas del sexo masculino, que debe ser denunciado y combatido. Las madres que aman a sus hijos varones deben reaccionar a este exterminacionismo sexista. Y también el resto de las mujeres que no han sido infectadas por el peor de los virus, el del odio homicida al otro.
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destreza o virtud que la permita tener juicios propios y actuar autónomamente. En síntesis, la meta es reformular la actual división entre gobernantes y gobernados en otra mucho más eficaz para los primeros, la que se daría entre humanos y posthumanos. Hay que estar muy vigilantes sobre este asunto.
MI PROPUESTA ESTRATÉGICA
En lo que está acaeciendo, como se ha mostrado, la parte sanitaria, preventiva y curativa, es secundaria, un pretexto institucional y poco más. Las autoridades llevan tiempo buscando una excusa para dar un golpe policial-militar-yatrogénico, someter a la población, encarcelarla en sus domicilios y aterrorizarla. Para ello instauraron un gobierno liberticida de izquierdas, más apropiado que otro de la derecha para este tipo de operaciones. Pero he de reconocer que esperaba para más tarde, para dentro de 4-7 años, un actuar de esta o similar naturaleza, y en eso basaba mi proyecto estratégico, que ahora tengo que modificar, aunque no esencialmente, a la luz de los nuevos acontecimientos. En lo principal, empero, he logrado pegarme a la realidad, particularmente en mi último libro, editados meses antes de el episodio del coronavirus estallase en China, en el que formulo proyecciones para el futuro que ahora se están cumpliendo, incrementadas y, como he dicho, adelantadas. Todo ello es un logro del método experiencial ateórico, la epistemología más adecuada para manejarse en estos muy complejos tiempos. Lo sobrevenido significa que la crisis estructural del sistema, suscitada por el estallido sucesivo y coincidente de sus contradicciones internas, es más grave de lo que parecía hasta hace sólo unas semanas. Después del establecimiento del estado de alarma ya nada volverá a ser como antes, salvo para, probablemente, pasar de éste al estado de excepción 47
y luego al estado de sitio38, aunque habrá retrocesos temporales, con vueltas más o menos ficticias y más o menos prolongadas a “la normalidad”. Hemos entrado en la fase de explicitación de los conflictos internos del sistema, de la agresión del Estado español a los pueblos ibéricos, de desencadenamiento de sucesivas crisis abiertas, una tras de otra y todas a la vez: epidémica, económica, de orden público, tecnológica, educativa, ambiental, mediática, demográfica, poblacional, financiera, migratoria, erótica, etc. El orden establecido se ha adentrado en la fase de desmoronamiento activo y, en consecuencia, el poder del Estado ha pasado a una etapa superior de intervención y actuación. Ello no se debe a la protesta ni a la resistencia popular pues está apenas existe, dado que estamos en una sociedad muerta poblada por seres nada, sino exclusivamente a la acción de las numerosas y muy graves antinomias, discordancias y contradicciones interiores inherentes al actual régimen, que éste ha incorporado en los últimos 60 años39. 38
La intervención policial previa, que anunciaba lo que ahora está sucediendo, fue el ataque policial a los varones, que son la fuerza principal de la revolución, con la Ley de Violencia de Género y con la que parece será su continuadora la Ley de Libertad (sic) Sexual (mas sic). Pero en los últimos años tal operación se había ido embotando por la resistencia popular, a ella y a su base doctrinal, la “ideología de género”, política de Estado ahora ya apoyada por un sector minoritario de la población. Similarmente, las intervenciones previas para el exterminio de amplios sectores de la población había sido dos, una la introducción policial-militar de la heroína y otra el montaje del SIDA. Con ambas eliminaron en el país unos 0,7 millones de personas. Pero el sistema necesita muchos más cadáveres, así que dl régimen español se sumó al programa chino para la matanza a gran escala con lo del coronavirus. Por el momento, tienen a la mayoría de las gentes con ellos, pero esa situación se modificará en su contra con mayor o menor rapidez. 39
Expondré un ejemplo de las contradicciones irresolubles en que va incurriendo el actual régimen, referido al caso de la medicina ortodoxa. Su capacidad de curar a corto plazo apoyándose en intervenciones externas es indudable. Si hay una infección se prescribe antibióticos, eficaces en muchas ocasiones, demasiado eficaces diríamos, pues no permiten el fortalecimiento a través de su propia actividad de la “vis natura medicatrix”, de las fuerzas curativas endógenas del organismo. Si es un cáncer se interviene expeditivamente, con quimioterapia, cirugía, etc. Con todo ello, las facultades innatas de autocuración se hace cada día más débiles, al no ejercitarse o al hacerlo muy poco, de manera que el individuo es cada día menos capaz de mantenerse sano y curarse a sí mismo, haciéndose más enclenque biológicamente. Como el proceso es progresivo, ha de llegar un momento en el que el ser humano, multi-intervenido médicamente, tenga gravemente disminuida su aptitud para conservar su salud y restaurarla en caso de enfermedad. ¿Estamos ya en ese momento o aún nos acercamos a él? Será una situación en la cual el sujeto medio ya no pueda estar “sano” si no es por la medicalización, y ni siquiera, pues la experiencia muestra que eso no es posible, dado que, 1) sin un mínimo de “vis natura” ya no resultan efectivos los fármacos y demás intervenciones médicas, 2) debido a que todas las medicinas tienen efectos secundarios indeseables, a más medicinas en el organismos más nocividades. Así pues, marchamos hacia a una situación límite, en la cual se desplomará la capacidad de los seres humanos para estar sanos, hasta tal punto que tampoco les servirán ya los remedios farmacológicos. A ese estado de cosas se le puede denomina situación de hecatombe. La medicina oficial nos cura ahora para enfermarnos en el futuro, es muy eficaz y al mismo tiempo desoladoramente ineficaz, sacrifica el mañana al hoy, nos salva de lo menor pero nos daña en lo mayor y al sanarnos tácticamente nos enferma estratégicamente. ¿Cuándos se hará real la situación de hecatombe? La medicación general de la población existe desde hace 2-3 generaciones, unos 60 años, y mi criterio es que el proceso alcanzará
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El presente ataque preventivo del ente estatal español a los pueblos ibéricos mide, exactamente, la gravedad y desarrollo que ha alcanzado su desintegración y senilidad. Es fácil describir 20, 50 e incluso 100 contradicciones internas del actual régimen que se encuentran en fase de agudización en desenvolvimiento, que no pueden ser resueltas y que ya es incluso difícil atenuarlas aunque sólo sea parcialmente. Los costes ocultos y los daños colaterales de las muchas atrocidades instauradas en los pasados decenios, y muy particularmente los costes, daños y gastos de dominación (de sobre-dominación), que están creciendo en flecha, han hecho comprender a las élites del poder que se han adentrado en una etapa de emergencia, caos, decadencia, degeneración y desplome. Muy particularmente, la degradación múltiple y permanente de la persona, del ser humano, reducido a ser nada, a mera creatura degenerada, desestructurada, infantilizada, enferma y enloquecida que no sirve para nada ni sabe hacer nada, ha alcanzado un punto tal que está dejando a los poderes del Estado y a las entidades empresariales sin una base humana mínima suficiente para desenvolverse con normalidad. Ahora lo apuestan todo al disciplinaje y encuadramiento policial-militar de la población, tan maleada y exhausta, tan degradada en lo intelectual y moral, tan enferma del cuerpo y del espíritu, que ya sólo logran moverla por el miedo y la amenaza. En esas condiciones, cada medida que los poderes constituidos adoptan tiene dentro de sí una suma creciente de inconvenientes, costes, disfunciones y daños. Obligados a escoger no lo bueno, que ya casi no existe para ellos, sino lo menos malo, lo que les ocasione menos nuevos su culminación lógica inevitable, el estado de implosión descrito, en una generación, o poco más, pongamos que en 30 años. He de advertir que: a) la degeneración biológica se hereda, b) la anulación por anquilosamiento de la “vis natura medicatrix”, se agrava por la insana existencia global, las pésimas relaciones interpersonales, los sistemas brutales de trabajo asalariado, el celibato forzoso, etc., de manera que hacia mediados de siglo, como muy tarde, la situación alcanzara su momento de desenlace, caso de que no lo haya alcanzado ya, pues todo en este asunto es bastante inseguro. Dos reflexiones es dado añadir. En el ámbito personal hay que habituarse a dejar obrar al organismo, a permitirle fortalecerse en la acción y el combate contra la enfermedad, de manera que no conviene “ayudarle” con nada, tampoco con productos naturales (que a veces son pseudo-naturales) externos, y sólo cuando se observe que no basta con su propia potencia entonces sí, se demanda auxilio. Para hacer eso la precondición es confiar en el propio organismo. La segunda es que la medicina que sustituye al individuo, a sus facultades sanativas, es la propia del Estado, pues la actividad de éste se dirige a arrebatar toda iniciativa a la comunidad popular y el individuo, apropiándosela, para que todo se haga por él, desde él y a través de él, pues en eso consiste el acto de mandar, el arte de ser malvado, pues la autoridad por la autoridad, la autoridad ilegitima y permanente, es la expresión máxima de la perversidad humana. Por eso no permite que la persona se autocure, pues es un acto de rebeldía política, al dejar a un lado al ente estatal: aquélla debe ser curada por la medicina del Ministerio de Sanidad y de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el organismo-Estado mundial para estas materias. Eso nos está aproximando a una catástrofe sanitaria, de la que la pandemia del coronavirus es una advertencia, o quizá su primer capítulo.
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problemas y dificultades, los poderhabientes se sienten crecientemente alarmados y desasosegados. Durante los años próximos este revoltijo hórrido, cada día más inmanejable, que es el vigente sistema seguirá marchando a la deriva, crecientemente irracional, irreformable e inviable. Esa situación, sin una intervención popular para lograr una transformación integral, una revolución, se mantendrá durante decenios, cada día peor, porque no va a haber colapso ni derrumbe súbito, sino una prolongada época de trituración, desintegración y putrefacción, decenio tras decenio, un instalarse en la podredumbre y la degeneración. En ella el sufrimiento y el dolor van a ser intensos, profusos y agudos, para todos pero más para las clases populares, para las personas que las integran. Ese periodo de transición tiene que ser largo y muy complejo porque en él se enfrentan dos tendencias al mismo tiempo unidas. Una es la fuerza colosal del sistema de poder, que le preserva, la otra es la cantidad gigantesca de disfuncionalidades que está incorporando el sistema debido precisamente a su ciega voluntad de robustecerse. Puesto que es muy fuerte pero muy disfuncional, la pugna entre ambas tendencias tendrá que mantenerse durante mucho tiempo. E incluso es posible que, si el empuje popular revolucionario no alcanzase a ser lo suficientemente fuerte, aquel duelo llevase a la sociedad, a lo poco que quedaría de ella en tales fechas del proceso histórico, a un estado de caos e irracionalidad estacionarios, en que podría permanecer indefinidamente. Hay ejemplos históricos de esto, y puede volver a repetirse. Ni la victoria ni la derrota están determinadas, lo único seguro es el combate. Hay seis tomas de posición personal posibles ante eso. La de los cobardes, centrada en llorar, pedir socorro y esconderse. La de los estúpidos, soñando despiertos con una imposible política reformadora, paliativa de los achaques y senilidades del régimen. La de los suicidas, dejándose morir sin más. La de los hedonistas irrecuperables, desesperados por retornar a los “felices” decenios pasados, morbosa entelequia que les triturará. La de los malvados, uniéndose al poder para atacar al pueblo. La de los buenos, haciéndose responsables y lanzándose al combate. Cada cual ha de escoger. En los próximos años tendrá que hacerlo, en circunstancias cada vez más tensas y enrarecidas a la vez que épicas y esperanzadoras. Los tiempos de la frivolidad, del jugar a ser rebeldes de mentirijillas, de mariposear con esto y lo otro, de vivir recluido en un confortable egotismo privado, de regocijarse en la irresponsabilidad y el infantilismo, de centrarse en una pequeña cuestión olvidando el conjunto, de mero criticismo inofensivo focalizado en asuntos de ínfima significación, se están acabando. Quien 50
quiera escurrir el bulto descubrirá que el caos y desorden van hacia él, y quien desee huir de la realidad encontrará que la realidad no huye de él y que ya no hay sitio donde esconderse. Eso será así exactamente en unos pocos años. La estrategia transformadora integral debe tener en cuenta las realidades del sistema de dominación sobrevenidas ahora. Primero, la explosión de sus contradicciones internas está sumiendo al poder en la confusión y la irresolución, lo que le impone una tendencia a caotizarse e incluso a paralizarse pues, objetivamente, lo que le favorece por un lado, y necesita con perentoriedad, a menudo ya no puede aplicarlo porque le afecta negativamente en otro u otros asuntos, al empeorar diversas contradicciones internas suyas. Segundo, el corpus ideológico y político laudatorio de sí, que ha ido fabricando en los últimos dos siglos y que le ha permitido gozar de una adhesión bastante alta de la opinión pública, se está viniendo a tierra al chocar cada vez más con la realidad. Tercero, las fuerzas ideológicas, teoréticas, culturales, mediáticas y políticas institucionales están cada vez más confundidas y paralizadas. Así pues, el poder constituido comienza a sufrir de: 1) pérdida de la iniciativa estratégica, 2) dificultades crecientes para tomar y aplicar resoluciones, 3) desenmascaramiento por la realidad misma de sus narraciones propagandísticas, 4) menoscabo de la actividad y credibilidad de sus batallones activistas. Esto es comprensible y lógico. En condiciones “normales”, la del pasado inmediato, el ideario revolucionaria sólo podía ser admitido por unos cientos de personas, pero en las nuevas, de caos y crisis global ya explicita, le es posible alcanzar y persuadir a cientos de miles. En consecuencia, la estrategia de la revolución debe ser reformulada desde el optimismo, la esperanza, la voluntad de servicio y el espíritu de combate. No es el momento, todavía, de concretar el proyecto estratégico sino de marcar la orientación general, pero con lo que ya tenemos ideado formular una estrategia minuciosa y concreta será fácil y rápido Los puntos mínimos de una estrategia para el próximo decenio, 2020-2030, que va a ser una edad de las dolencias, la mala salud y las epidemias acumulativas (entre otras muchas disfunciones y malignidades), preparatorio del desplome ulterior del sistema, pero también un tiempo vibrante, esperanzador, combativo y magnífico, pueden ser los que siguen. A) Situar y explicar la actual operación de intervención policial y militar, ordenada por el estado de alarma establecido en la Constitución de 1978, en el contexto de la descomposición global de las sociedades europeas, en particular de las sometidas al Estado español, poniendo 51
en evidencia la maraña de contradicciones irresolubles en que aquéllas se debaten. Para afianzar su control sobre una sociedad que se empieza a desintegra y a caer a pedazos, consecuencia de la sobre-dominación múltiple que padece, el ente estatal han sacado al ejército a la calle, lo que no sucedía desde la guerra civil. Conocer esas antinomias e incoherencias ha de servir para desechar la paralizante ilusión de que la estabilidad social existente desde hace bastantes años va a continuar eternamente. Debemos mostrar que la intensidad y centralidad de tales contradicciones, que se agravan cuando el sistema se fortalece (lo que hace día a día por un automatismo inherente), no admiten ya tratamiento reformadores, y ni siquiera paliativos de importancia40. Por eso, en el terreno político, hay un antes y un después de la declaración del estado de alarma por 15 días naturales el 14 de marzo de 2020. Espero ir ofreciendo un análisis de al menos 20 nocividades decisivas, que son propias de la actual sociedad, resultantes de las contradicciones interiores al sistema e inherentes estructuralmente a él. B) Manifestar que estamos ante un ataque no sólo a la libertad y a la gente común sino a la supervivencia misma de la humanidad, pues las élites europeas (y mundiales) han enloquecido por el exceso de poder y, también por ello, han perdido el contacto con la realidad41, debido a su creciente alejamiento del pueblo, de manera que se han propuesto marchar por un sendero en que el uso de la fuerza, las matanzas disimuladas y los genocidios silenciosos son un componente fundamental de su estrategia y obrar. Y de eso pasarán a actividades aun más tremendas y letales…
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El 15-M sirvió para probar en la práctica que el régimen es irreformable, y que las políticas reformistas resultan ser un fracaso. Lo mismo el criticismo “airado”, tan propio de ciertos sujetos de la clase media, que puede servir de desahogo personal pero que como modo de mejorar la vida social es estéril. El motivo de todo ello es que el régimen se ha fosilizado, se ha petrificado, y ya no admite alteraciones. Por eso los activistas ingenuos que estuvieron en el 15-M, al comprobar la total esterilidad del reformismo y al no creer en la revolución, están ahora dominados por el pesimismo, la pasividad, la apatía y la depresión. Pero, primero, un proyecto revolucionario con arraigo popular, debido al miedo que produce a las élites, sí puede conseguir algunas reformas, pues en las sociedades petrificadas se cumple siempre una ley, que mientras los movimientos reformadores no logran nada (más allá de palabras y cominerías), los programas revolucionarios alcanzan, como subproductos, algunas reformas. Con todo, el asunto decisivo a debatir hoy es la naturaleza realista del ideario revolucionario, pues el tiempo transcurrido desde el 15-M ha puesto en claro muchísimo al respecto, al presentar como cuestión de la hora presente el desmoronamiento ya irremediable de las sociedades europeas, realidad que está en el fondo del golpe de Estado pretextando la pandemia del coronavirus. Eso, en 2011 no era visible, mi mucho menos. Hoy sí. 41
Este asunto lo trato más extensamente en mi libro “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”. Su exacta comprensión es necesaria para entender los próximos años.
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C) No basta la crítica, ya no es suficiente, y lo mismo la denuncia. Hay que estructura una propuesta global bien articulada, que ofrezca un proyecto creíble para la reorganización general de la vida colectiva y de la naturaleza concreta del individuo. Una refundación integral de la una y el otro. Una revolución en la sociedad y una revolución de la persona. La critica sin más, la crítica por la crítica, ya es incluso negativa pues deprime, atemoriza, desmoraliza y paraliza. No basta con ser rebelde, hoy menos que nunca, hay que ser revolucionario, y eso contiene un elemento constructivo y propositivo decisivo. En particular, quienes llevan años refutando la medicina alopática, tarea que ha sido de enorme utilidad y significación, deben ahora atreverse a dar un paso más, ofrecer una propuesta superadora de aquélla, que sea de naturaleza holística. Es decir, deben ofrecer un proyecto y programa de una nueva sociedad en la que la los servicios médicos curen realmente a las personas, al revés de lo que acontece ahora. En una sociedad en desintegración, desesperanzada, lo que es decisivo son las propuestas constructivas, pues ha llegado el momento de pensar en lo que ha de sustituir a una sociedad que se desploma y en un individuo múltiplemente degenerado. D) Pero es necesario ir aún más lejos. Hay que exponer los fundamentos de cosmovisión, axiológicos, económicos, políticos, teoría experiencial sobre la persona, históricos, existenciales y filosóficos de la propuesta capaz de salvaguardar la existencia misma de la humanidad en un tiempo en que los poderhabientes han enloquecido, se están haciendo cada vez más autodestructivos y se han tornado, llenos de ímpetu homicida, contra el género humano. Espero realizarlo en “Transformación integral. Manifiesto”. E) Otra tarea de significación estratégica es culminar la crítica argumentada del marxismo-fascismo42 en todas sus variantes y en 42
Pudiera parecer “inadecuada” la equiparación entre marxismo y fascismo pero es algo que está en la esencia misma del primero como sistema doctrinal. En la experiencia, Mussolini copio su sistema, con péquelas variantes, de los bolcheviques rusos. Al considerar que sólo hay un único bien, del que dependen todos los demás bienes, que es el adelanto de la producción y el fomento de la riqueza material, queda no sólo autorizado sino también bendecido el crimen, las matanzas, el genocidio. Si ahora el crecimiento económico de China exige sacrificar a 300 millones de jubilado, ¿por qué no hacerlo? Al simplificar hasta ese punto la realidad, y eso es el meollo mismo de la teoría de Marx, el progreso de las sociedades dirigidas por el marxismo se hace una sucesión de carnicerías. En la Unión Soviética se encarcela, tortura y mata a millones de personas para promover la industrialización. En Camboya tres millones son exterminadas para multiplicar (en vano) la cosecha de arroz. En la Rumanía de los Ceausescu el incremento anual de los índices macroeconómicos se alcanza por medio del ejercicio del terror institucional. Ahora en China estamos ante un acontecimiento similar. Una teoría no se juzga desde sí misma sino desde la experiencia de su aplicación, y lo que está implementando el gobierno chino debe ser considerado como realización de esa teoría, como expresión práctica de ella. Se necesita, por tanto, una teoría nueva de la revolución que ponga en el centro las categorías de libertad, de individuo, de libertad individual, de soberanía popular, de soberanía económica, de garantías contra la
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todas sus manifestaciones. China, el origen de lo que está sucediendo y el modelo que copian las autoridades españolas y europeas de la UE, es el monstruo que manifiesta ser debido a estar gobernado por un partido comunista y a tener al marxismo como ideología oficial del Estado. Así mismo, cuando llegue el tiempo en que la crisis y descomposición de las estructuras europeas de poder y producción alcancen un máximo, lo que anunciará una situación revolucionaria que es posible, o no, convertir en revolución real, hay que tener refutada la ideología progresista, desde el panfleto de Condorcet43 a sus expresiones más actuales, mostrando la función práctica que ha desempeñado en el último siglo, al ser la ideología fundante y fundamental del actual orden. También hay que librar combates con “la nueva derecha” española y mundial, aunque su indigencia doctrinal y pobreza teorética hacen que esta tarea sea relativamente fácil. En el presente, los Estados y el gran capitalismo europeos, particularmente los españoles, siguen apostando por la izquierda marxista, a pesar de que su erosión y desenmascaramiento ya ha avanzando un buen trecho. F) Establecer los cimientos axiológicos, culturales, de cosmovisión y morales necesarios para actuar en la nueva etapa europea y mundial de ejércitos en las calles, crisis sanitarias y exterminios masivos. Para ello, deseo elaborar un Manifiesto titulado “Elogio del combate”. Quienes no desechen del interior de sí la ideología hedonista, eudemonista (felicista) y epicúrea no podrán desenvolverse con efectividad en lo por venir, en lo que ya está aquí44, y ni siquiera acertaran a sobrevivir emergencia de instituciones tiránicas, de moralidad, de bienes inmateriales, de convivencia, de comunalidad (no de capitalismo de Estado) y de ausencia de jefaturas permanentes. Así pues, el marxismo ha resultado ser en la práctica la teoría fascista más perfecta y completa. 43
Me refiero a “Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano”, 1794. Su autor es de la gente más pardilla que imaginarse pueda, pues teoriza apologéticamente la revolución francesa que es quien le encarcela y le hacer morir… La teoría del progreso, estudiada en sus muchas manifestaciones por R. Nisbet en “Historia de la idea de progreso” y refutada por mí en “La democracia y el triunfo del Estado”, lo que nos explica realmente es quien progresa es el Estado, no la sociedad civil popular, no el pueblo, no el ser humano común, no la libertad, no la convivencialidad, no el comunalismo, no el autogobierno. Es el ente estatal el que, con la revolución francesa y entre nosotros con su copia servil, la revolución liberal, el que crece y se multiplica, de donde resulta un daño enorme. Repudiar la teoría del progreso no equivale a rechazar la idea de que la humanidad ha de avanzar, ha de progresar, ha de mejorar. Ahora, en el presente ¿hacia dónde progresamos en realidad? Pues hacia la Edad de las Enfermedades, de la hecatombe de la humanidad, de un totalitarismo absoluto que anula al individuo hasta deprimirles y despojarle de la salud. Eso es inaceptable, de manera que la gente honradamente progresista debe unirse al proyecto de transformación integral del individuo y la sociedad, para lograr que el progreso sea real y no palabrería apologética de la omnipotencia del ente estatal. 44
Para ello pueden valerse del reciente libro de Heleno Saña, el más importante cultivador de la filosofía moral en lengua castellana actualmente, “El dualismo humano. Síntesis histórica de un conflicto permanente” así como el libro, del que soy coautor, “Ética y revolución integral”, que lleva Prólogo de
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personalmente. Se necesita un programa ético y una revolución axiológica, colectiva e individual a la vez, que ponga en el centro el esfuerzo, la entrega, el sentido del deber, el altruismo, el coraje, el optimismo, y el espíritu del sacrificio en tanto que precondiciones morales del combate, que revalorice el sufrimiento y el dolor, que aprecie el carácter contradictorio interno de la existencia humana, que posibilite que el individuo y la sociedad se reorganizan y reconstruyen por el combate y en el combate. Eso hace de la fortaleza de carácter, fortaleza moral, física, emocional e intelectual una parte esencial de la autoconstrucción personal. Eso nos lleva a revalorizar las filosofías cínica, estoica y cristiana (no confundir con eclesiástica o clerical, que es su negación), aplicadas a nuestras condiciones concretas. Se precisan individuos para situaciones difíciles, capaces de vivirlas con épica. Y se trata de autocrear personalidades de esa naturaleza, sobre lo que ya hay mucho elaborado. Una sociedad envilecida de manera superlativa y un individuo multi-degenerado sólo se pueden restaurar y recuperar por medio del combate: no hay otro procedimiento. G) Reformular y refundar la convivencia y la vida relacional es determinante en las actuales circunstancias y más en las por venir. Deseo preparar un “Manifiesto convivencial” que lleve a la opinión pública esta materia, ahora, cuando el Estado nos está enfrentando una vez más a todos con todos, pues todos somos víctimas del otro, que nos contagia, que nos infecta, que nos enferma, que nos mata. El ente estatal siempre ha sido y siempre será hobbesiano, partidario de elevar el conflicto interpersonal a sus máximas cotas, y los revolucionarios siempre seremos convivencialistas y resocializadores a fuer de comunalistas y colectivistas. Cuando las calles se han vaciado de gente y llenado de policías y militares, de robots que obedecen órdenes y viven para la coacción y la imposición, es necesario ofrecer al igual, en la Heleno Saña. En las presentes circunstancias conviene subrayar que hedonismo, y sobre todo epicureísmo, son sinónimos de depresión, de bajo tono vital, de debilitamiento físico-psíquico. Por tanto de enfermedad. Por el contrario combate es sinónimo de vigor, entusiasmo, fortaleza, voluntad de ser y vitalidad, así pues, de buena salud, al desarrollar un sistema inmunológico apropiado para controlar a los microorganismos infectantes. Pero para combatir hay que tener un propósito, un objetivo, una meta… Otro aspecto interesante y muy actual de la obra de Saña es su recia adhesión a lo mejor de la cultura y la filosofía occidental, sin concesiones a modas aculturadoras y aniquiladoras, los orientalismos en primer lugar. Esto es excelente por dos motivos, porque la afirmación de sí mismo, imprescindible para tener una existencia saludable y robusta, también ha de hacerse en el terreno de la cultura, los valores, la idiosincrasia y la lengua. La aculturación y el autodio postran y enferman. Un segundo motivo es que dado que actualmente el enemigo imperialista principal es el neo-colonialismo chino, la oposición a los orientalismos se hace imprescindible. Estos son anulación de la persona y negación de la libertad, por tanto, totalitarismo y fascismo, y ahora eso está quedando en evidencia, con el ascenso planetario de China, el nuevo despotismo oriental, el novísimo enemigo número uno de Europa, es decir, de los pueblos europeos.
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palabra y los actos, manifestaciones auténticas de afectividad, cordialidad, cortesía y cooperación sustentadas en el servicio, el esfuerzo y el espíritu de sacrificio. Incluso para sobrevivir personalmente eso es imprescindible, más aún para realizar el programa de la transformación integral45. Este asunto es, cabe insistir, decisivo, pues de la convivencia y la vida relacional va a depender no sólo de la transformación holística de la sociedad sino la supervivencia individual. La semi-aniquilación de la familia realizada por el ente estatal desde los primeros años del franquismo es una de las causas principales de que la pandemia vírica esté siendo tan letal. En efecto, el individuo solitario es el sujeto de la mala salud por excelencia46, más en caso de morbos masivos y contagiosos. Quienes persistan en la asocialidad práctica perecerán. H) Librar una gran batalla en pro de la libertad erótica, en particular para las mujeres jóvenes. Su adicción creciente a los ansiolíticos, calmantes, analgésicos, antidepresivos, sedantes, somníferos y otros psicofármacos, todos tóxicos, está deprimiendo su sistema inmunológico y dañando su salud. A ello se une la prohibición que se les impone de practicar el erotismo y sexo heterosexual natural, que es causa notoria de su insatisfactorio estado físico-psíquico y, al mismo tiempo, otro mazazo más para sus defensas biológicas. La mujer joven, o “mujer NO”47, pues ha sido adoctrinada y manipulada para contestar 45
El libro “Ética y revolución integral”, del que soy coautor, lleva el significativo subtítulo de “Reflexiones para una sociedad convivencial”. Una sociedad revolucionaria o es CONVIVENCIAL o no es revolucionaria. 46
Estudios realizados en Inglaterra hace unos años evidenciaron que las personas que viven solas tienen un 40% más de posibilidades de enfermar gravemente de las que lo hacen en unidades naturales de convivencia, en formas familiares que pueden ser las clásicas, las tradicionales, u otras nuevas, ya ideadas o por idear y realizar. 47
Un alegato valioso, aunque implícito, contra las actuales “mujeres NO”, una aberración nunca conocida en la historia de la humanidad y una vulneración del orden natural que deja a aquéllas a los pies de los caballos de la enfermedad psíquica y física, es el libro de Catherine Millet, “La vida sexual de Catherine M.” Sin duda, este es cuestionable en varios de sus contenidos (sobre todo en su promoción de la promiscuidad), pero expresa una verdad primordial sobre el Eros femenino en tanto que impulso vital ancestral dirigido a dar y ofrecer, a expresarse en la forma de servicio y generosidad, en definitiva como una forma de amor. Hoy, la mujer común está siendo engañada en lo referente a su salud. Se la dice que, para mantenerla, basta con: 1) hacer dietas, 2) consumir variador complementos alimenticios, 3) gimnasia y deporte, 4) entregarse al yoga, la “meditación” y demás orientalismos. Y, ¿dónde queda el amor, la convivencia, el erotismo y el sexo?, ¿no desempeñan ninguna función en el mantenimiento del soma y la psique femenina en buenas condiciones? Lo cierto es que la mayoría de las mujeres que siguen el catón antedicho carecen de buena salud. La depresión, en todas sus muchas y variadas manifestaciones y consecuencias, suele ser la desembocadura de tal estafa. Porque lo cierto es que, para el ser humano, y particularmente para su porción femenina, sin sexo libre, natural y de calidad no hay salud, ni corporal ni espiritual. Y digo sexo de calidad, no la basura deprimente y enfermante que publicita la sexología ortodoxa biopolítica, cuya finalidad es servir al poder, no mejorar la existencia,
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negativamente a casi cualquier proposición amorosa masculina, está desmoronándose en lo referente a su salud. Las manipulaciones de toda índole a que el Estado neo-patriarcal ha sometido a las mujeres, especialmente a las jóvenes, las ha colocado al borde del abismo, y ahora, las convulsiones terribles de un orden social que está entrando en agonía, las van a arrojar a él. En aquéllas, Thanatos está triunfado sobre Eros, debido a lo que denuncia Casilda Rodrigáñez, “la represión del deseo materno”, por causa la presión totalitaria del un Estado que, supuestamente, las “protege” de manera neo-patriarcal pero que en realidad las quiere únicamente como mano de obra hiper-explotadas, para lo cual han de trocar su energía libidinal en energía productiva, dedicándose en vez de al sexo natural a jornadas interminables, muy estresantes y muy agotadoras (muy enfermantes por tanto), de trabajo48. En consecuencia, un amplio porcentaje de féminas menores de 45 años son hoy, pero no en el pasado inmediato, particularmente débiles y enfermizas, están habitualmente inmunodeprimidas y resultan anormalmente vulnerables a los patógenos y otras enfermedades. Esto contiene un problema añadido, tremendo. La continuidad de la especie depende mucho más de la mujer que del varón, y así lo han reconocido todos los pueblos y todas las culturas, desde hace milenios y milenios, todas… menos el régimen actual. En una situación mundial en la que al desplome de la natalidad se suman y sumarán pandemias sucesivas, el peligro de que en sólo unos pocos decenios la humanidad pierda el 90-95%, o incluso el 95-99%, de sus integrantes (los seres nada, como se ha expuesto, no sirven tampoco para sobrevivir, de manera que perecerán en masa), viene a significar que nuestra especie va a quedarse sin la gran mayoría de sus actuales constituyentes y, en consecuencia, sin la mayor parte de los saberes, elementos e herramientas de los que nos hemos valido para llegar hasta resiliencia y vitalidad de las féminas. En esta materia me afirmo en lo expuesto en mi conferencia “Erotismo, sexo y salud, espiritual y corporal” (hay video) y en varios capítulos de mi libro “Erótica creadora de vida”. Por lo demás, ¿alguien está percibiendo que la operación coronavirus se dirige principalmente contra las mujeres? En efecto, contra las mujeres jubiladas y ancianas, de las que como no son productivas nadie se acuerda. 48
Produce estupor la capacidad de falsear la realidad que tienen quienes se dedican al muy lucrativo negocio de adoctrinar a las mujeres. Veámoslo en el asunto de la oblación del clítoris. Se presenta como un modo de convertir a la mujer africana o musulmana en “objeto sexual” cuando es un procedimiento para apartarla del sexo y entregarla al trabajo productivo, haciéndola mujer-mula. Los regímenes esclavistas no contemplan a la fémina principalmente como criatura sexual, ni mucho menos, sino como mano de obra, y para ello se las somete a esa operación, en la cual son otras mujeres, las esclavistas y sus agentes, quienes desempeñan la función decisiva. En Occidente hoy la oblación del clítoris se practica a descomunal escala, de un modo más astuto y también más eficaz, con la desexualización ideológica y estructural de las féminas, convertidas en poli-frígidas por millones y millones. La meta es la misma, hacerlas eficientes productivamente.
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aquí. Un colapso poblacional de tan pavorosa naturaleza, acaecido además en un lapso histórico brevísimo, no más de 50-70 años, seguramente equivaldrá, en las condiciones actuales, al final de la humanidad49. Lo cierto es que vamos a asistir en los próximo decenios a una hecatombe de las mujeres, lo que ya está anunciado en el meteórico ascenso entre el personal femenino de la depresión que, en su esencia, es una disminución o incluso pérdida de la voluntad de vivir. El libro de Rodrígañez y Cachafeiro (luego se tratará más sobre él) expresa las propuestas del feminismo positivo, o feminismo paternalista, existente hace 25 años (se editó en 1995), cuyo fundamento es el afecto, el amor y la equidad. Hoy las cosas son diferentes, el Estado neo-patriarcal y sus bandas de agresión han arrinconado ese libro, así como los otros de las autoras, haciendo depender a aquél movimiento del Estado, de las leyes del Estado y del dinero del Estado, con lo que lo ha convertido en una ideología del odio, contra las mujeres y contra los varones. El régimen neo-patriarcal vigente es feminicida, y en consecuencia genocida. Sin liquidar su influencia -al ser el enemigo más rabioso de la libertad sexual- no es posible evitar la extinción biológica de la especie humana. I) La transformación integral del orden social no debe difuminar o arrinconar otra tarea, la de la supervivencia particular, individual, la de prepararse para no perecer en el torbellino de destructividad y hecatombes que viene, que ya está aquí. Confiar en las instituciones, en las supuestas prestaciones del Estado de bienestar, etc. es de necios y suicidas. Dejarse ganar por el miedo y la pasividad tampoco es solución. El asunto ha de ser examinado con rigor y dedicación, de 49
La estructura de la sociedad mundial contemporánea la hace particularmente vulnerable a una crisis demográfica, por la interdependencia de los territorios, la extrema especialización productiva y, sobre todo, la ignorancia e ineptitud asombrosa del sujeto común, un ser nada perfecto. En el pasado la humanidad sobrevivió a catástrofes epidémicas, como las pestes del siglo XIV, porque se vivía en comunidades autosuficientes y porque todos los individuos sabían todo lo necesaria para proveerse de lo mínimo imprescindible. Hoy es justamente lo contrario. Por tanto, una pérdida rápida de, digamos, el 40-50% de la población mundial (lo que puede suceder en cualquier momento en los próximos decenios) haría muy problemática la subsistencia del 60-50% restante, que iría pereciendo a continuación. Una combinación infausta de colapso demográfico, infertilidad de las mujeres en edad de procrear (lo que ya está sucediendo, pues un tercio de los escasos embarazos existentes provienen de las clínicas de fertilidad), epidemias sucesivas, hambres recurrentes, desarticulación del sistema de transportes de energía, agua, medicinas y alimentos, matanzas represivas, ruina de las ciudades, cambio climático, retorno al sistema esclavista y alguna otra disfunción global más llevarían a la humanidad a una situación de virtual extinción. Todo ello puede acontecer antes de que termine el presente siglo. Muy probablemente sucederá, pues es la tendencia inherente a la naturaleza misma del actual régimen político, económico, tecnológico y social, algo que está en su esencia, de manera que sólo la decisión de desarticular aquél, sustituyéndolo por otro viable y conforme a lo que el ser humano es de manera natural, puede evitarlo.
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manera que ahora solo se enuncia. Un elemento básico para la supervivencia individual en las situaciones más adversas es la recuperación de las formas de la sociabilidad natural sustentadas en el amor, en el seno de las cuales se practique la ayuda mutua, la reciprocidad y el compartir. Me refiero a las diversas formas de la familia natural extensa, hoy aniquilada por la presión del ente estatal y demonizada por sus agentes ideológicos. Sobre ella, recuperar las relaciones de vecindad y, más allá aún, ir tejiendo extensas redes de sociabilidad, afecto y cooperación en la base de la sociedad, será decisivo. En suma, mucho hay que analizar, proponer, experimentar, decidir y obrar en este terreno, el de la persistencia personal. Elaborar un Manual de Supervivencia sería apropiado50. Una observación conviene hacer: hay que respetar la voluntad de quienes, por autoodio, enamoramiento del Estado o simple estupidez no deseen poner en sí mismos lo principal de sus proyecto de futuro. Si por la influencia de la izquierda mussoliniana continúan esperándolo todo, o al menos una parte notable, del Estado, entonces perecerán. Y si no se autoayudan no deben ser ayudados. Esto es particularmente importante para las mujeres que se han adherido de buena fe (a veces, simplemente por interés y codicia) al credo neo-patriarcal, que eleva al Estado a nuevo “pater familias” protector-benefactor de las mujeres. Si no rechazan toda salvaguardia externa y escogen cuidarse a sí mismas perecerán masivamente. He de ser sincero: el peso de la ideología neo-patriarcal estatal en grandes masas femeninas me hace ser pesimista respecto a su supervivencia en el gran desmoronamiento social que ya ha comenzado, pues quien se deja proteger pierde las habilidades, capacidades y destrezas para protegerse51.
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La pandemia del coronavirus permite observar, como ya he expuesto anteriormente, la asombrosa ineficiencia del sistema sanitario actual, colapsado con nada más que unos miles de contagiados, lo que dicho sea de paso, sucede todos los otoños con la gripe común estacional, acontecimiento “desconocido” por la gran masa porque los media ignoran el asunto, lo ocultan, lo censuran. Carísimo, yatrogénico y además altamente inefectivo. Todo el sistema actual, económico, educativo, tecnológico, médico, agrícola, etc., es escandalosamente torpe, despilfarrador e ineficaz. Logra resultados menos que mediocres absorbiendo una cantidad desproporcionada de energía y tiempo de trabajo de las clases trabajadoras, situación que está incluso empeorando y que es una de las causas principales de su descomposición e inviabilidad. 51
Mi libro “El giro estatolátrico. Repudio experiencial del Estado de bienestar” dedica una parte a estudiar la relación entre el Estado y el individuo, que en cada ciclo histórico transcurre por una conjunto fijo de etapas o fases sucesivas. Tal trayectoria tiene como objetivo estratégico concentrar todo el poder en el ente estatal y todo el no-poder en la persona. Hay una fase intermedia en que ésta es cuidada y protegida por aquél, lo que va haciéndola progresivamente inútil, por irresponsable, débil, ignorante, apática, asocial e incompetente en todo. Pero a medida que el Estado crece más y más, hipertrofiándose, sus gastos aumentan en proporción geométrica mientras que sus ingresos lo hacen sólo en proporción aritmética, de manera que se alcanza un estadio en que ya no puede seguir atendiendo a las gentes de la plebe con la misma esplendidez con que lo hacía anteriormente. Pero
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Quien pueda, que escape de la ciudad, que marche al campo. Las megalópolis son el escenario ideal de la enfermedad infecciosa. Pero para que la vida en el campo sea exitosa, o incluso para que sea sin más, lo decisivo es la convivencia. Quien ignore esto, quien no marche al campo dispuesto a, en primer lugar, aprender a convivir y a relacionarse, a dejar de ser un urbanita asocial, descortés, autista e insociable, nada logrará. Quien pueda, que vaya pensando en autoabastecerse de alimentos de primera necesidad. Y de bienes de primera necesidad. Porque el sistema ha comenzado a hundirse. Ciertamente, tendrá etapas de recuperación pero éstas serán breves y cada vez más insuficientes, hasta alcanzar, en unos años, el desmoronamiento efectivo. Estar preparados y bien posicionados para cuando eso se haga realidad, digamos hacia 2030-203552, es el objetivo estratégico en la fase presente. J) La situación actual, en su automovimiento necesario, puede considerarse de dos manera. Con temor y con esperanza. Con temor si se piensa nada más que en el apocalipsis que madura en el corazón mismo del aparato de poder: degeneración individual, epidemias sucesivas, decaimiento económico irremediable, Estado policial-militar, desplome demográfico, empeoramiento climático, decadencia de la agricultura, ruina de las ciudades, pobreza creciente, soledad autodestructiva, mala salud universal, etc., lo que lleva a la ansiedad y al estrés, cuando no a la desesperación. Con esperanza si se comprende como los individuos han sido convertidos en inútiles, amorales e infantiles por dependientes y protegidos, hasta un punto que no saben cuidarse a sí mismos, se va estatuyendo una situación dramática de naturaleza objetiva, en la que el sujeto común es inútil para sí y al mismo tiempo ya no “disfruta” de la munificencia estatal de las etapas pasadas, así que queda abandonado a su suerte, que no puede ser otra, en situaciones de crisis social múltiple aguda, que perecer en masa. Ahora estamos justamente en ese momento, cuando un vastísimo populacho creado por el Estado, adjetivado de bienestar, está siendo cínicamente abandonado, quedando librado a depender de sus recursos personales, que en lo referente a la virtud personal y al vigor del instinto de supervivencia individual son escasos cuando no cero. El suceso del coronavirus muestra lo avanzado que está ya ese proceso. Los hospitales con los contagiados del covid-19 abandonados, algunos tirados por los suelos, agonizando, es la expresión gráfica de esa ruptura entre el Estado de bienestar y la plebe. 52
Cualquier ejercicio de prospectiva y proyección sobre el futuro es sólo relativamente creíble por la suma enorme de variables de toda naturaleza que influyen. Antes he explicado que hace sólo tres meses mi interpretación de la marcha más probable de los acontecimientos contaba con sucesos extremos, como el estado de alarma, para dentro de unos años, 2024 a 2027. Me he equivocado, por no calibrar con suficiente objetividad la gravedad de la crisis del sistema de poder. En realidad, se deberían evitar formular pronósticos de esta naturaleza pero prefiero, como excepción, hacerlos en las actuales circunstancias, para ofrecer una expresión gráfica de lo que puede acontecer, y cuándo puede acontecer, en un tiempo extraordinariamente complicado y excepcional, tanto que no es equiparable a ningún otro de la historia. Al mirar para atrás en busca de referencias y enseñanzas en episodios pretéritos de la historia, no se encuentra casi nada que pueda ser útil en el presente. Esto es un elemento de desamparo y negatividad preocupante. En suma, tales pronósticos no se deben tomar al pie de la letra, ni mucho menos, pero tampoco echarse en saco roto.
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que todo ello manifiesta el final de un orden social concreto, que ya está ahogándose en sus contradicciones internas. El sujeto de la modernidad, débil, mínimo, cobardón, infantilizado, obediente al poder, cuya existencia es el mayor logro, de cara a su conservación, del actual orden, resulta ser un ávido consumidor de las mentiras y embustes gubernamentales, no tanto porque sea estúpido sino porque es tan alfeñique que necesita de narcóticos espirituales, y no sólo espirituales, claro está. Pero la realidad misma, al irse desplegando ante sus ojos los años venideros, le irá mostrando la verdad. Comoquiera que sea, nadie podrá quedar al margen de lo que va a suceder, de lo que está sucediendo, siendo indiferente el reír o el llorar individual. Mi propuesta es afirmarse en la convicción de que lo por venir (que es ya presente), el desmoronamiento desde dentro del actual sistema, resulta ser una inmensa oportunidad para realizar una transformación integral, adhiriéndose ya a la acción individual y colectiva que la vaya haciendo realidad. Eso incluye prohibirse, axiomáticamente diría, los estados de negativos de conciencia, la ansiedad, el miedo, el pesimismo, la tristeza, la desesperación. Lo apropiado es la alegría, la esperanza, el optimismo, la valentía, la fraternidad y la generosidad. Porque nuestra existencia en el inmediato pasado, ayer mismo, ha sido penosa, y ni siquiera se puede calificar de humana, así que si se altera sustantivamente no debemos lamentarlo. La noción de combate lo integra todo, y de ella tenemos que sacar fuerzas, convivencialidad y alegría para superar con dignidad y acometividad las muy duras pruebas que van a venir e, igual que los cántabros enfrentados a Roma, saber morir cantando si llega esa ocasión. K) ¿Qué hará la gente?, ¿qué harán los otros?, ¿qué harán las masas? El estado de desintegración y pudrición de la persona media es, en el presente, colosal. Al haber sido despojada metódicamente de todos sus atributos no está en condiciones de enfrentarse a la tiranía, y ni siquiera se le pasa por la cabeza. Es un esclavo perfecto, un poliesclavo, un policía de sí mismo. Vive, malvive, para el poder y morirá resignadamente cuando el poder se lo ordené. Su mala salud es tal ya, depende tanto de medicamentos, drogas legales y tratamientos, se siente tan frágil, subordinado y vulnerable que se sabe incapaz de emprender ningún combate, ni siquiera ninguna acción mínima de protesta, ni tan sólo de emitir una palabra de queja o crítica. Así lo estamos observando bajo el Estado de alarma. Pero tal realidad necesita ser rectamente comprendida. Primero, esa docilidad oceánica propia de los seres nada tiene muchas contraindicaciones para el régimen, siendo uno de los factores principales de su crisis y desestabilización, pues ya no existen individuos con calidad personal mínima en el número 61
suficiente para cumplir las funciones de toda naturaleza que el sistema necesita. En segundo lugar, la razón de que la situación sea del modo descrito es el aparato de propaganda, que no sólo adoctrina al individuo horas y horas cada día sino que le ha destruido su capacidad de pensar de manera independiente. Así pues, cuando observamos la espantosa apatía, tristeza, credulidad, desesperanza, initeligencia y docilidad que nos rodea debemos dirigir nuestra ira contra el poder, no contra quienes son sus víctimas. Porque el odio al otro, al igual, al prójimo, es un estado psíquico que debemos prohibirnos absolutamente. Si comprendemos porque están como están nos concentraremos en encontrar procedimientos para acelerar su toma de conciencia e incorporación al combate, sin jamás hostilizarles. A los iguales se les ama, se les comprende, se dialoga con ellos, no se les regaña ni sermonea ni desprecia, ni siquiera se les critica con acaloramiento, pues lo apropiado es la pedagogía de lo positivo. No son “borregos” sino víctimas, aunque es verdad que en ello tienen un grado de responsabilidad, pero hay que saber hacérselo comprender. ¿Despertarán en el futuro? No es seguro y no es fácil, pues eso es una operación que va mucho más allá de lo meramente intelectual, debido a que necesita de un grado de calidad moral, de coraje, de fortaleza, de dignidad, de admisión del riesgo y aceptación del peligro, cualidades que los integrantes de “las masas” no tienen porque se las han expropiado. Es cierto que según se vayan desplegando las contradicciones del sistema, la realidad misma irá refutando los embelecos institucionales y minando la confianza en el statu quo pero, en tal situación, una parte enorme de las “masas” será vencida por el espanto y enfermarán e incluso morirán de ansiedad, de pánico, de desesperación, sobre todo si el poder se lo ordena. La percepción del derrumbamiento del orden social vigente no les tiene que llevar necesariamente a unirse al combate, a la revolución, pues ya antes he expuesto que hay seis posibilidades entre las que cabe elección. Seis. Pero es cierto que, al mismo, tiempo minorías cualificadas y personas singulares irán comprendiendo paso a paso lo que está sucediendo y tomando una posición comprometida. Pero la modificación mejorante de la realidad no requiere de “masas” sino de minorías conscientes y activas, cuyo primer bien y herramienta es la corrección de sus formulaciones, para que al ir siendo validadas por la realidad, por el curso de los acontecimientos, atraigan a los decepcionados, a los confusos, a los indignados, a los desesperados y a los valientes, o meramente a los que se niegan a perecer. Una minoría cualificada, con un programa y un proyecto realista, con una voluntad revolucionaria, con un sistema de organización que no dañe la iniciativa individual, estaré en condiciones de, en un momento dado del futuro, intervenir 62
decisivamente para dar un vuelco al vigente régimen. Ahora el objetivo es hacer saber que la meta estratégica es esa intervención, dirigida a aniquilar el actual orden y a construir sobre sus ruinas otro nuevo, definido programáticamente desde mucho antes. O sea, no somos simplemente críticos, no somos meramente reformadores, no somos demandantes de solucionar un solo problema, somos revolucionarios holísticos que pensamos la totalidad y deseamos actuar sobre la totalidad. Las vías y los procedimientos para el asalto último al actuar sistema son imposibles fijarlos ahora, pues el torbellino que se inicia (o simplemente se explicita) con la declaración del estado de alarma el 143-2020 no puede ser predicho o anticipado, ni mucho menos. Nuestra estrategia actual es a diez años vista, con la mirada puesta en el año 2030 o poco después, cuando es previsible que la senilidad, disfuncionalidad, inviabilidad y autotrituración fáctica del vigente régimen de poder necesariamente tiene que haberse manifestado con bastante claridad. Para entonces tenemos que haber cubierto, logrado, unas metas básicas, a definir más en detalle no tardando. Y entonces, conforme a las condiciones en esa fecha, volver a reformular la estrategia de la revolución para alcanzar nuevas metas con un nuevo ciclo de compromiso y combate. Y así hasta la victoria. L) Ha llegado el momento de organizarnos de manera permanente, de fundar fraternidades de base con unos contenidos plurales y una estructura unificadora de abajo a arriba. Su ámbito ha de ser europeo, pues el escenario de la transformación ha de ser Europa, ya que el Estado que nos oprime es ya el de la Unión Europa. Necesitamos de unos Estatutos. M) Me preguntan, ¿qué es una revolución?, y, ¿es posible una revolución? Ciertamente ahora no es posible. Pero nunca lo será si desde ahora mismo no se trabaja temiéndola por meta y objetivo, y sin actuar ya de ese modo nunca será posible, pues no es algo que “llega”, que “sucede”, sino que se primero se prepara y luego se hace. Lo que es, ahora resulta más fácil de explicar: aquello que habrá que hacer cuando el orden actual se esté desmoronando activamente por causa de sus contradicciones internas. Si eso no acontece, o no acontece en un grado suficiente, la revolución no será posible, pero si el régimen de poder vigente, asfixiado por sus múltiples patologías, se va desintegrando y viniendo a tierra53, entonces será necesaria una intervención popular 53
“Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”, tiene un capitulo, “¿Qué acontecerá en la economía de escasez mundial de mano de obra?”, que va describiendo la desintegración de la actual sociedad en su base económica a partir de un único factor, el invierno demográfico, sólo ése. Pero, ¿cómo será la situación a mediados de siglo si a ese elemento agente se le van sumando otros, por ejemplo, pandemias y demás enfermedades multitudinarias? La fe en la solidez,
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liberadora y constructiva, que establezca un nuevo sistema social holístico garante de la continuidad de la humanidad, de la civilización y del ser humano. Pero los biempensantes del reformismo seguirán, al parecer, soñado con sus quimeras, siempre inútiles, hoy porque el sistema no admite reformas y mañana porque lo que exigirán las circunstancias será mucho más que parches y reparaciones. Como no han aprendido la lección del 15-M, esperemos que aprendan la del estado de alarma y todo lo que va a venir a continuación. Claro que si continúan hostiles a la revolución, atrincherados en su “realismo” de la nada, un estado de ánimo meramente nihilista y autodestructivo, lo que deberían hacer, consecuentemente, es tomar un pico y una pala y cavarse una tumba… que es lo que van a necesitar en unos años, ellos y la inmensa mayoría que se niegue al compromiso y a la acción. Desde luego los tiempos de pensar en lo insignificante y lo parcial, y preocuparse de un solo asunto, siempre menor y secundario, dando por bueno el orden global, que es lo propio del utopismo reformista, ya no son los de hoy. Tampoco sirve ya la “denuncia” sin más, el criticismo sin propuestas, el mero mostrar las miserias del poder sin proponer nada. Ahora se trata del todo de la sociedad y del todo del individuo, pues es la totalidad finita lo que se está viniendo a tierra. Y eso significa revolución. Eso y más. Sin la idea de revolución, a la que es apropiado llamar asimismo transformación integral54, no se puede dejar a la mente lo suficientemente libre y creativa como para investigar las soluciones que es necesario otorgar a los muchos y muy graves problemas de la hora presente. Quien se pone “práctico” y “realista” para indagar remedios, los encuentra, supuestamente, en el orden constituido, meras reformas ya del todo inviables, simplemente pseudo-remedios. Tenía algún sentido operar así cuando la situación de la sociedad no estaba tan dañada y en descomposición como ahora, pero en el presente todo lo que es importante tiene que ser pensado y proyectado de forma diferente. La idea de revolución es, por ello, imprescindible para pensar creativamente, y sin ese tipo de pensamiento nada es comprensible hoy. eficacia, continuidad, perennidad e indestructividad del orden actual es sólo una ilusión mediática, una quimera fruto del adoctrinamiento, que en unos años se habrá disipado en la cabeza y el corazón de los mejores, a partir de la pedagogía que va a efectuar la experiencia con quienes no hayan perdido totalmente sus facultades de observación independiente y habilidad raciocinantes. 54
El vocablo revolución tiene dos inconvenientes. Uno es que se relaciona con acontecimientos horripilantes, la revolución francesa y la revolución rusa. Otro que se hace sinónimo de violencia sin más, violencia por la violencia. Para evitar eso puede utilizarse como sinónimo la palabra transformación, que significa lo mismo. Es esto un cambio en las palabras, no en los contenidos.
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Quien la rechaza se circunscribe a sí mismo al orden constituido, en ruinas, de modo que su modo de pensar y sentir será igualmente ruinoso y deplorable. Creer en la revolución proporciona la creatividad necesaria en un tiempo negativo que es también de decadencia y embrutecimiento intelectual. N) En la nueva situación creada una tarea de primera importancia es lograr un alto grado de claridad en las ideas, de precisión en las formulaciones y de diferenciación entre lo acertado y lo desacertado. Venimos de un tiempo de estabilidad y vamos a un tiempo de convulsiones y esto requiere adecuar los pensamientos y las enunciaciones a la nueva realidad. Dado el peso enorme de las distopías reformadores, el progresismo biempensante, el criticismo frívolo, las extravagancias pseudo-radicales y otras varias elaboraciones propias de los tiempos de estabilidad y bienestar, es indispensable acudir a la crítica y al combate de las ideas, con corrección pero con severidad. Así pues, hay que emprender la tarea de criticar a los críticos, para atraerlos al ideario revolucionario. Y para impedir que sus antiguallas confundan o paralicen. El cambio de las propias convicciones no se puede hacer de golpe, aunque la realidad objetiva si se está modificando de golpe, y se debe proporcionar a quienes obran de buena fe la posibilidad de adecuar sus convicciones y su práctica lo que está sucediendo. Quien en un año, como mucho, no varíe su universo mental poniéndolo en sintonía con el universo real, se ubicará en una pésima posición. La crítica de la herencia mental, intelectual y propositiva del pasado, de un pasado que ha durado hasta ayer mismo, es decisiva.
APUNTES TÁCTICOS
La acción táctica en respuesta al estado de alarma, que es de facto un estado de sitio yatrogénico, que multiplica los daños y el sufrimiento de la pandemia, un remedio supuesto que está matando más que la enfermedad, tiene que situarse en base a siete objetivos: 1) refutar y 65
desmontar la propaganda del sistema, su falaz narrativa, con argumentos sólidos, a partir de la enorme suma de incoherencias y contradicciones que incorpora, que se van manifestando en la práctica, y especialmente desde la práctica, 2) mostrar que lo que está en juego es muchísimo más que unas medidas profilácticas para poner fin a una pandemia, de manera que su origen último es la estrategia del poder constituido para contener el desmoronamiento del sistema a medio plazo, 3) principiar el debate público sobre qué está sucediendo, más allá de lo coyuntural y de lo parcial, para ir disipándolo las falsas ilusiones de estabilidad e invulnerabilidad que el sistema de poder difunde sobre sí mismo, 4) denunciar a las fuerzas políticas que desde el gobierno organizan y otorgan respaldo a la operación policial-militaryatrogénica en curso, 5) establecer principios básicos de utilidad general sobre salud, enfermedad, vida sana y tratamientos, 6) ir ganando la calle, 7) diseñar una estrategia para la transformación integral de aplicación inmediata que sea un desafío abierto al poder constituido. Ahora, las gentes siguen asustadas y, más aún, confundidas, extraordinariamente confundidas. No entienden lo que está aconteciendo, y su novedad las impide pensar, comprender, reaccionar, revolverse. Pero eso se irá disipando paso a paso conforme pasen los días y vaya poniéndose en evidencia la falsedad y perfidia torticeras del montaje, así como la realidad del desplome irremediable del actual modelo de sociedad. Entonces, cuando eso culmine, hay que denunciar duro y conquistar la calle.
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EL PROYECTO SAMANIEGO-HITA-BOCCACCIO Apenas nacen niños y además todo indica que las epidemias y otras enfermedades van a diezmar sádicamente a la humanidad, ya lo están haciendo, a lo que va a contribuir la ascendente ola de suicidios directos e indirectos y otras muchas negatividades similares, que luego se enumerarán. La humanidad tiene que sobrevivir a la locura de unos pocos así como a la cobardía, autoodio y apatía de los muchos. En 1353 Giovanni Boccaccio concluye “El Decamerón”, cuando la península itálica llevaba ya al menos 6 años asolada por la peste negra, por la muerte negra. Según parece, nadie se pregunta por qué elaboró un texto en que lo carnal y sexual es preponderante, a pesar de él mismo explica que produce y recopila los cuentos que transcribe cuando un grupo de personas, entre las que se encuentra, han huido del contagio escapando de la ciudad y refugiándose en un apartado lugar campestre. Mi criterio es que recoge narraciones de la cultura popular oral italiana que, la mayoría de ellas, se dirigen a estimular sexualmente, en tanto que afrodisiacos verbales, a las gentes para promover un repunte de lo erótico practicado que permitiera recuperar al menos una parte de la masa poblacional que había desaparecido con la epidemia. Con sus historias verdes, pícaras, libidinosas, rijosas, lujuriosas, picantes, guarras, voluptuosas, salaces, ladinas, lascivas, carnales, regocijantes, lúbricas, obscenas, cachondas, intemperantes, salidas y estimulantes, Boccaccio, en tanto que portavoz erudito de la sana sabiduría popular erótica, llama a aplicar la verdadera solución, multi-solución en realidad, a la epidemia, el desencadenamiento del deseo amoroso. En 1971 Pasolini haría una magnífica película del mismo nombre, inspirada en la obra de aquél, que abunda en ese enfoque. Para comprender a Boccaccio basta con leer ateóricamente su libro, esto es, sin anteojeras eruditas y académicas, porque éstas lo falsean todo. En oposición a los lacrimosos cara de palo, tuercebotas mediáticos, sacamantecas institucionales, canallas totalitarios devotos de los chalés, criminales agentes de la nueva policía sexual, bobos predicando la nada, “críticos” obsolescentes y mete-miedos de las televisiones, Boccaccio adivina que en tiempos de calamidad hay que el promover la risa, la alegría y el desbordamiento, porque “a mal tiempo buena cara”, adagio muy curativo. Y comprende aún mejor que nada alegra y vitaliza tanto la existencia de los seres humanos como lo hace el Eros. Una fémina de una de sus narraciones arguye que “no hay cosa en el mundo más dulce que lo que una mujer hace con un hombre”, enunciación
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bastante diferente a lo que se impone adoctrinamiento, a la mujer media hoy.
obsesivamente,
por
Castilla comenzó también a ser asolada por la peste negra en 1347, pero otras epidemias, hambres, conflictos y caos social la estaban atormentando desde mucho antes. Exactamente desde finales del siglo XIII. Todo comenzó, por narrar los acontecimientos de una manera ordenada, cuando el pérfido rey Alfonso X termina su “Libro de las Leyes”, más conocido como Las Siete Partidas, hacia el año 1265. Ello es consecuencia y causa de un terrible acontecimiento, que el sistema comunal, consuetudinario y concejil se desmoronaba, por errores primordiales de las clases populares sobre todo, que no podemos exponer ahora, y la respuesta casi general es la anomia, la parálisis, la confusión, el miedo y la inacción, algo parecido a lo que ahora está sucediendo. La reacción, una vez más, es la de dejarse morir, no la de luchar y combatir contra la emergencia del ente estatal, exceptuando algunos episodios aislados. Se desploma la vida colectiva en una depresión colosal, y los cuerpos padecen porque las almas ya no sienten deseos de vivir. Llegan las epidemias, desde los años primeros del siglo XIII, la desarticulación de la vida colectiva, el abandono o semiabandono de trabajos y oficios por tristeza patológica máxima socializada, la pobreza enfermante, la desidia higiénica y, finalmente, la peste negra o muerte negra, que es consecuencia mucho más que causa. Persiste hasta comienzos del siglo XV, en oleadas sucesivas, que se manifiestan en vaivenes de enfermedad, contagios masivos, alivios temporales y mortandad colosal. Aquí, la sabiduría popular, igual que en Italia, acudió al remedio de estimular y excitar la libídine, aunque quedan menos testimonios escritos de ellos. Uno es la obra del Arcipreste de Hita, Juan Ruiz, o más exactamente las tremendas y poderosas féminas castellanas que describe, verdaderamente de armas tomar, que buscaban sexo por todos los medios. Lo hace en “El libro de buen amor”, compuesto hacia 1330, cuando ya Castilla estaba deslizándose por el fúnebre tobogán de las epidemias, la barbarie política institucional y la decadencia económica múltiple que anunciaban la peste. Sus mujeres, de una fortaleza física y de carácter admirables, desean la coyunda en todas las circunstancias, sin privarse de acudir a la pendencia cuando el varón se muestra renuente al fornicio. Ellas son un ejemplo para las actuales poli-frígidas y “mujeres NO”, esas criaturas antinaturales polienfermas. Leyendo entre líneas al Arcipreste se halla asimismo, a semejanza de en Boccaccio, la voluntad de suscitar lo libidinal como remedio al torbellino de devastación que estaba triturando a Castilla. También su texto es, a mi juicio, mera transcripción erudita de la 68
erótica popular, que se expresaba en la lirica juglaresca y goliárdica de la cultura oral castellana, lo que da cuenta de algunas necedades y chocarrerías que le afean, por erudito, no por popular. Debo añadir que una víctima de la catástrofe fue el malvado y totalitario rey de Castilla Alfonso XI, bisnieto de su abuelo arriba citado, al cual, como me dijo hace muchos años un historiador local, anciano y sabio, de una aldea de Castilla, carpintero de oficio, “la peste hizo justicia con el ignominioso Alfonso XI, al que los historiadores del pesebre llaman “El Justiciero”” (a lo que respondí como corresponde en la cultura popular rural, con un respetuoso “Amén”, así es, pues realmente aquél tipo fue un indeseable, lo que no le evitó morir de peste negra en 1350), en particular por lo que efectuó en las cortes de Castilla de 1348, introducir el derecho romano en detrimento del derecho consuetudinario, y golpear sustantivamente al sistema concejil y comunal. En torno a 1780 el vasco Félix María de Samaniego transcribe lo que son historias verdes, obscenas, calientes, picantes, elaboradas en el seno de la cultura popular vasca, de donde las coge. La compilación luego se editó con el pomposo e inapropiado título de “El Jardín de Venus”. Samaniego fue un ilustrado, miembro de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, es decir, un memo malicioso entregado a la tarea de demoler el orden concejil y comunal, como todos los ilustrados, aunque lo suficientemente perspicaz en lo personal como para aprender, en la cuestión del Eros, del pueblo. No así sus apologetas actuales, pues los comentarios habituales a su obra erótica son estomagantes por progresistas. Pero es lo que tenemos en el terreno de estimular el rijo y el fornicio que sea nuestro y popular, pues no es deseable copiar sin más lo foráneo. En esos años, el último cuarto del siglo XVIII, no había problema demográfico ni pestífero en Iberia, de modo que Samaniego escribe lo que escribe por simple afición a la cosa y mero entretenimiento. En ese tiempo la comunidad popular vasca se autorregulaba demográficamente, con un crecimiento poblacional muy lento, quizá con 2,15/2,25 hijos por mujer, con lo que lograba no perder población y que, al mismo tiempo, ésta no creciera desmedidamente. Y eso se hacía a través de la libertad individual, la sabiduría popular y la libre manifestación del erotismo popular, lo que permitía una demografia sana, estable y autorregulada. En 1995 dos mujeres valerosas, Casilda Rodrígañez y Ana Cachafeiro, escriben un buen libro, “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente”, en el que examinan la relación existente entre la represión del impulso maternal en la mujer, por tanto, 69
del instinto sexual natural, y los mecanismos de sumisión política, económica y social que hacen de aquéllas personas no-libres. El libro, complejo, difícil, rico en ideas, sutilidades y antinomias, da en la diana, a saber: si se despoja a las féminas del instinto maternal, esto es, del impulso sexual generador de vida, se las convierte en criaturas sumisas. En mano de obra neoesclava. Exacto. Tiene como parte más débil el análisis del acontecimiento constituyente de la maternidad, el coito fecundador, que es lo que los inquietantes sucesos de la hora presente ponen sobre la mesa en tanto que cuestión primaria para garantizar la continuidad de la especie humana, vale decir, ¡nada menos que su persistencia biológica! Pero siguiendo sus razonamientos y aportaciones puede llenarse ese vacío. En junio de 2019 publiqué “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”, obra con dos líneas argumentales. Una, el invierno demográfico como apocalipsis genuino, construido por los poderes que nos dominan, que está aconteciendo ahora en la realidad. La otra es el Eros como remedio decisivo y, en realidad, único a la aniquilación de la humanidad a través de la marginación, la persecución y la prohibición institucional del erotismo heterosexual, el único capaz de crear vida humana. Al comprender que estábamos ante un acontecimiento calificable, sin exagerar, de terrorífico, no me limité al habitual critiqueo irresponsable y simplón sino que cavilé sobre el modo de superar la situación creada. Y concluí que el Eros es la potencia dadora de vida, de la cual ahora, hoy, depende absolutamente la humanidad, pues las fuerzas de la inmolación, la destrucción y la muerte están desencadenadas y lo dominan todo, en primer lugar al Estado, pues operan desde él, por él y para él. Miré en torno mío, escudriñando, indagando, aquí y en otros varios países, y no encontré otra cosa, en lo referido a la catástrofe demográfica ya casi culminada, que ignorancia, inconsciencia, frivolidad, prejuicios, fanatismo, biopolítica, sexología mercenaria tóxica, aborrecimiento al Eros, locura neo-patriarcal, odio a mis argumentos y persona, entusiasmo por la autodestrucción, enamoramiento de la muerte y falsas soluciones, así que escogí lo único que me parece ser efectivo, el remedio convivencial-afectivo-eróticosexual. Cuando a la crisis demográfica se han ido sumando, en sólo unos meses, la crisis epidémica, la crisis económica subsiguiente y la crisis médica, percibí que el futuro de la humanidad depende absolutamente del Eros. O desencadenamiento del Eros o muerte de la especie.
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Antes de entrar en las propuestas de solución es necesario fijar con precisión el problema. Los 7.500 millones de personas que pueblan el planeta van a desaparecer aceleradamente hasta constituir un “planeta vacio” hacia los años 50 a 70 del siglo presente. Esta colosal matanza y automatanza se está realizando a través de los procedimientos que se citan: 1) el desploma de la demografia a escala planetaria, que ya ha tenido lugar en casi todo el problema y que en unos pocos años sucederá en todo, b) las pestes, epidemias y pandemias que están llegando y que no pueden dejar de hacerlo, año sí año no, en los próximos decenios, pues el vigor biológico y el sistema inmunológico de la gran mayoría de los seres humanos están desmoronándose, 3) la medicación universal de las poblaciones, elemento generador de una pésima salud en agravamiento, 4) el desplome de la fertilidad natural, en parte por la mala salud psíquica y física de las féminas en edad fértil y en parte porque se las ha aleccionado en una idea antinatural del Eros y la sexualidad, 6) el suicidio directo, que está ascendiendo en flecha, tanto que ya no son fiables los datos oficiales, que ocultan el problema al público, 7) el suicidio indirecto, que es el más grave de todos, entre cuyas manifestaciones más inquietantes están el consumo de drogas, el alcoholismo, la adicción al tabaco, la obesidad o anorexia y una parte decisiva de los accidentes de tráfico, accidentes laborales y accidentes domésticos, 8) las muertes por incapacidad de sobrellevar el trabajo asalariado, dentro de las cuales se sitúan un porcentaje elevado de infartos y anginas de pecho, así como cánceres, uso de drogas y otros, 10) el sedentarismo universal, en particular de los niños, adolescentes y jóvenes, 11) el confinamiento forzoso de la juventud en el sistema educativo, que la despoja de vitalidad y dinamismo, preparándola para un gran número de males, dolencias y padecimientos, 12) la mortandad yatrogénica, que es ya colosal, de hecatombe, y que lo va a ser todavía más. Hay otras formas causales de genocidio. pero los citados son lo que originan más muertes. Dado que todos las causas agentes ocasionantes de esos doce factores promotores del genocidio planetario propio del siglo XXI se van a ir haciendo más poderosos, al ser manifestaciones de la negativa a vivir una vida invivible y de la adhesión a la muerte que está en el corazón mismo de las sociedades de la modernidad, estado de conciencia concebido cada vez más por el inconsciente individual y el inconsciente colectivo como liberación de un modo de existencia del todo inaceptable por rotundamente deshumanizado. Por vacio de sentido, deprimente, liberticida, antinatural, sin afectos ni convivencia y en consecuencia del todo inadmisible, nos dirigimos, en efecto, hacia la constitución de un planeta vacio, esto es, vacio de personas. Con la agravante, ya 71
expuesta, de que el modo irracional-vertical como está organizada la sociedad y la naturaleza nadificada de la persona va a hacer que la muerte, directa y temporalmente concentrada, de “sólo” el 40-50% de la población en una primera fase, condenará al resto a la aniquilación55. Así pues, tomando como maestros a quienes han sido divulgadores del arte amatorio popular cuando ello era necesario, en aciagos tiempos pretéritos de pestes y hambres, similares a los nuestros aunque probablemente menos desesperados, propongo organizar y adherirse al PROYECTO BOCCACCIO-HITA-SAMANIEGO, cuyo objetivo es suscitar y fomentar el erotismo popular, con el fin de contrabalancear las tendencias a la destrucción de la especie humana, garantizando su futuro biológico. Los puntos de confluencia y acción pueden ser los once que siguen. 1) Explicar con rigor y claridad el ocaso orgánico y el fallo reproductivo múltiple de la especie humana en la actualidad, así como sus consecuencias para un futuro inmediato, tal como aparecen en mi libro “Erótica creadora de vida”, desarrollado y actualizado. 2) Examinar las diversas soluciones propuestas a modo de remedio, que en realidad no existen, más allá de los subsidios (además, canijos) a las madres, medida tan inefectiva como cualquier otra centrada simplemente en el dinero, para concluir que puesto que el sexo es el mecanismo con el que la naturaleza garantiza la continuidad de las especies, de todas las especies, la nuestra únicamente puede salvarse acudiendo a esa solución, la única conforme con nuestra condición natural de seres biológicos.
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Podría parecer que cargo las tintas, en particular pensarán eso quienes se han habituado a verlo todo con un frívolo optimismo semi-suicida, propio de los días idos que ya no es de recibo. El libro de los canadienses D. Bricker y J. Ibbitson, “El planeta vacío” (original de 2018), pronostican un futuro menos que incierto para la humanidad a partir de una única negatividad, el invierno demográfico, el colapso de la natalidad en el plano mundial. Aunque mantienen un tono equilibrado y sereno, de vez en cuando dejan entrever lo que realmente piensan, por ejemplo, “no nos enfrentamos al desafío de una bomba demográfica sino a un colapso, un sacrificio implacable, generación tras generación, del rebaño humano. Nunca había pasado nada igual” (pg. 10). Así es, con la particularidad de que esa situación que, en efecto, “nunca” antes había sucedido en la historia de la especie humana, la han constituido principalmente quienes llevan decenios tildando ferozmente de “machista” y “patriarcal” al Eros heterosexual, con el apoyo de todo el aparato mediático, todo el aparato judicial, todo el aparato policial, todo el aparato financiero empresarial y todo el aparato intelectual. No conozco la opinión de los autores canadienses ahora, cuando al desplome de la natalidad se suman pandemias, desfondamiento de la economía y caos social, pero estoy convencido que su suave y elegante realismo se habrá incrementado, e incluso avinagrado un poco.
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3) Crítica combativa de la sexología ortodoxa actual, que es mera biopolítica, mostrando su triple condición de feminicida56, porque daña decisivamente a las mujeres, androfóbica, porque está formulada desde el odio al varón, y genocida, porque garantiza a un plazo no lejano un “planeta vacio” que será la extinción práctica de nuestra especie. Exhortar a seguir el mandato sexual, el instinto sexual, que la naturaleza a puesto en lo seres humanos para garantizar el futuro de la especie y, al mismo tiempo, para mantenerse sano/sana del cuerpo y de la mente. 4) Oponerse absolutamente, con la insurrección popular si es necesario, a la “solución” que van susurrando pasito a pasito, valiéndose de sus jaurías intelectuales, mediáticas y callejeras, los malvados que nos gobierna, las granjas de crianza de ¿seres humanos? con féminasesclavas inseminadas médicamente cada año. 5) Combatir hasta su derrota a la “ideología de género” y a sus concreciones jurídicas, ideológicas, prácticas, mentales y sociales, todas ellas productos exterminacionistas que son el meollo condensado de la línea genocida dirigida a acabar con la humanidad al perseguir al sexo natural heterosexual57. Llevar ante los tribunales a sus agentes, imputados de genocidio. 6) Certificar épicamente al erotismo como afirmación de la vida humana, debido a que es su creador, situándolo al lado del instinto de supervivencia individual, imprescindible para afrontar las pestes y epidemias que van a ir asolando a la humanidad en lo que queda de siglo. El Eros creador y sanador ha de realizarse y vencer a través de la libertad, no concedida sino conquistada e impuesta, en la legalidad, la semi-legalidad o la clandestinidad. 56
La sexología ortodoxa actual, un instrumento para el humanicidio en curso, se sustenta en una suma colosal de errores y falsificaciones, que presenta como verdades indiscutibles, y que el aparato de propaganda, censura y persecución institucional prohíbe refutar. Por ejemplo, dicha sexología se ha inventado una versión falsa y manipulativa de cuál era la vida erótica de las mujeres en el pasado inmediato para engañar a las féminas actuales con sus propuestas prohibitivas, represivas y enfermantes. Para ello tiene que relegar al olvido el más importante estudio efectuado sobre la sexualidad femenina en el siglo XX en nuestro país, el del doctor Ramón Serrano Vicéns, publicado en dos libros, “Informe sexual de la mujer española”, 1978, y “La sexualidad femenina”, 1975, porque por sí mismos refutan las enormidades feminicidas, antieróticas y genocidas de dicha sexología. En mi blog, Esfuerzo, Servicio y Combate, he editado un estudio sobre este asunto, titulado “La sexualidad femenina según el Dr. Serrano Vicens. Elementos para una revolución erótica”. 57
Sobre estas materias, el libro “Feminicidio, o autoconstrucción de la mujer”, del que soy coautor, ha venido efectuando, él y diversas intervenciones públicas (en video) que hay sobe él, un trabajo notable de esclarecimiento. Por eso mismo, es uno de los libros más atacados, calumniados y prohibidos en la Red, tarea de las fuerzas mercenarias que ahora han de responder de una imputación grave, ser coagentes del genocidio en realización.
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7) Desarrollar una teoría integral sobre el amor carnal, adecuada a este tiempo de desintegración y triunfo de la muerte. Frente a las nuevas “danzas de la muerte” que ahora nos hacen bailar, tenemos que desplegar las danzas de la vida, que no pueden ser más que las danzas del Eros. Para eso necesitamos una nueva cosmovisión de lo erótico, lo relacional y la sexual 8) Analizar ateórica y experiencialmente una a una las fases de la creación de vida humana conforme a las leyes de la naturaleza: a) cortejo y seducción, b) pre-coito, c) coito fecundante, d) embarazo, e) parto, f) amamantamiento, g) crianza popular. 9) Hacer saber que el proyecto de REVOLUCIÓN ERÓTICA Y SEXUAL PARA EL SIGLO XXI deviene de la voluntad de otorgar continuidad a nuestra especie y proporcionar salud a la persona. 10) Estatuir la crianza comunal popular, tomando la institución vasca de la atxolorra como procedimiento universal para el cuidado afectuoso colectivo de los bebés por la comunidad popular local. 11) Estetizar y erotizar nuestra existencia cotidiana, para hacerla vital, fértil y sana.
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LLAMAMIENTO
El grado de degeneración del ser humano a causa de los manejos totalitarios del poder constituido, es ya tan enorme, ha llegado a ser tan colosal, incluida su degradación biológica, que el proceso de recuperación no puede ser otro que un largo periodo histórico, quizá de hasta un siglo o incluso más, de esfuerzo, combate, transformación y restauración. Tiene que ser una larga y compleja marcha a través del dolor la que otorgue a la humanidad calidad, densidad, grandeza, salud, virtud y, con todo ello, futuro. Esto, ahora, sólo una minoría ínfima lo percibe, mientras que la gran mayoría lo intuye pero, por el momento, no quiere admitirlo, pues le falta valor y coraje para hacerlo, para asumir los compromisos que se derivarían de ese reconocimiento, si es consecuente. Por el momento, reina el estupor, domina la confusión, arrasa el miedo, que a menudo se degrada a pavor. Es comprensible, pero superable. En mi caso lo estoy viviendo todo lo que está sucediendo con serenidad y mucha esperanza, también con mucho pesar y rabia por la gente que está siendo matada. Mis lecturas, reflexiones y escritos sobre historia me han hecho comprender las pautas que rigen la vida de las sociedades, el ascenso y caída de los sistemas de poder social y los imperios, y sobre cuáles son los elementos causales de su decadencia y desintegración. También y sobre todo, cuáles son los puntos cruciales de los remedios regeneradores, cómo se constituye una sociedad sana, viable, sostenible, que es lo que interesa, a partir de otra degenerada, envilecida y enloquecida, habitada por criaturas enfermas de cuerpo y, sobre todo, del alma. Los estudios que efectué para escribir el libro “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”, al referirse a una catástrofe actual, en realización, de naturaleza primordial, me han preparado para comprender la nueva segunda catástrofe en curso, la vírica, sanitaria y estatal. En dicho libro está expuesto todo lo importante, de manera que lo que ha ido sucediendo en los meses posteriores a su publicación, con el asunto covid-19, son un mero añadido a sus contenidos. Pase lo pase, suceda lo que suceda, no dejemos que nos sea arrebatada la alegría. Ni la esperanza, ni la voluntad firmísima de ser, de seguir siendo. Como dice el viejo dicho estoico, “quien teme el dolor teme lo que 75
ha de suceder”, lo que nos enseña que el sufrimiento es parte de la vida, por lo que conviene que sea vivido con sabiduría, esto es, con coraje, empuje y positividad, aprendiendo de él, en él y con él, de manera que lo dejamos de temer, nos deje de asustar y nos dejen de amenazar con provocárnoslo. El no haber nunca admitido, de manera además militante, las ideologías para la devastación mental y somática de la persona, a saber, el hedonismo, el felicismo (eudemonismo) y el epicureísmo, me convierte en alguien posiblemente mejor preparado mentalmente para la Edad de las Enfermedades, la Edad de la Tiranía, La Edad del Desamor, La Edad del Sufrimiento y la Edad Tenebrosa en que estamos. Y eso es lo que deseo ahora ser, una persona para los tiempos difíciles. Si os adherís a algunos de los credos arriba citados, os diré, con una frase de antaño, “que Dios os proteja”… porque vosotros no estáis en condiciones de hacerlo en los tiempos que están llegando. Puedo, eso sí, recomendaros la lectura de un libro, “Sobre el dolor”, de Cicerón. Mi confianza en la victoria de la humanidad sobre las fuerzas de la opresión, la destrucción y la muerte es grande, siempre que implementemos la estrategia apropiada. Y también lo es mi confianza en que el ser humano actual, degenerado, disfuncional e inviable hasta lo indecible, puede regenerarse y convertirse en sujeto de fuerza y virtud a través del combate. Lo decisivo es superar el temor, sacudirse el miedo. Y pasar a la acción, al compromiso. Mientras tengamos miedo no haremos nada. Ha llegado el momento de ponernos en marcha. Un programa estratégico de intervención puede estar terminado en un mes o dos, y luego el objetivo será pasar a realizarlo. La acción individual es decisiva, en efecto, pero además necesitamos la acción colectiva. Hay que formar fraternidades locales y después unir todas ellas en una organización estructurada de abajo a arriba, en una Fraternidad Europea para la Transformación Integral, que nos otorgue una dimensión colectiva y una acción unificada así como un marco para la formación persona y un lugar donde estar solidariamente protegidos ante las sanciones y la represión. Ahora es el momento, pues los que los tremendos acontecimientos en curso estás removiendo las conciencias de cientos de miles de personas ya ahora (y de muchas más en los dos o tres años próximos), y les están mostrando la necesidad de sacudirse la apatía, de superar la confusión, de vencer al temor, de adquirir compromisos individuales y de ir constituyendo una comunidad combatiente, una FRATERNIDAD. 76
Quedo a vuestra disposición para ello. En: esfyserv@gmail.com, En: Apartado de Correos 34.081-28080 Madrid. En: https://www.facebook.com/felixrmrs En: mi blog y mi página. Y siempre directamente en persona.
Madrid, Castilla, Europa Día XIII del Neofranquista-Yatrogénico
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27 de Marzo del año 2020 Félix Rodrigo Mora
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