Seminario 14

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SEMINARIO 1 25 de mayo de 2019

peligroso descuidar el diezmo, ¡imaginen es más, a veces es menos; llegando a ser cuán serio es hacerlo ahora! considerado por los grandes rabinos que, en caso de necesidad extrema, para Como hemos dicho, ni los santos del Ansalvar su propia vida, el creyente podía tiguo Testamento ni los cristianos, consireservar algo del diezmo para su propia deraban el diezmo como un fund raiser manutención. En realidad, la Terumáhen la web; no es un impuesto sobre el vasegún las leyes bíblicas- tenían que ser lor adquirido. No, para nada. No se tratasacadas del trigo, el vino y el aceite. Los ba únicamente de alimentar al clero, de agricultores, según su propia discremantener al Templo y proveer para los ción, no había un inspector del Templo pobres, todo es cuestión del bienestar en aquel proceso, primero, separaban espiritual de la persona misma. Cuando una porción de la cosecha (una sexta, enseñemos sobre esto no intentemos enquinta o cuarta parte), que es conocida señarlo como un toma daca; pues a veces como Terumáh: hacer una ofrenda; y esta parece que así lo enseñemos, como que era entregada al sacerdote siendo trataestamos “comprando” las bendiciones de da como comida sagrada que no debía Dios. La importancia espiritual del diezser consumida por nadie fuera del clero mo cristiano es la afirmación de nuestra y ni siquiera el mismo clero podía consuescasez individual, la subordinación del mirla si el sacerdote estaba contaminaego, la concentración de nuestras mendo o si estaba contaminada la Terumáh. tes- no en este mundo- en el Mundo que Cristianamente, siguiendo el ejemplo está por venir; en el Reino de Dios. bíblico, la mejor manera de comenzar a Nuestro ofertorio de las primicias, es un diezmar es adoptar- por parte del indiviideal de mayordomía que a duras penas duo- no por imposición de la comunidad tiene que ver con la décima parte del (impuesto) un pequeño porcentaje que salario o de la ganancia individual pues signifique gratitud y entonces irlo increesto puede ser confuso; puede terminar mentando con el paso del tiempo y de la confundiéndose con un sistema fiscal experiencia. eclesiástico. Existen denominaciones En principio debemos aceptar el ideal que si no pagas el diezmo pierdes los desubyacente en el concepto espiritual del rechos de membresía. ¿Es esto lógico en diezmo: No es algo arbitrario debería reun modelo espiritual de relación entre presentar una proporción, un porcentaje Dios y el individuo? No es un modelo de de nuestros ingresos como nuestro punrelación entre el individuo y su comunito de partida. dad pues el diezmo (Terumáh) del Antiguo Testamento no se refiere a la décima Desde el principio, no obstante, debeparte sino a ese sentimiento de perte- mos adoptar la idea de OFRECER una nencia al Creador y el cálculo es fácil: Si parte de nuestro TESORO; no como algo uno tiene tres vacas, la primera cría naci- impulsivo, como dar lo que nos sobra. En da en ese rebaño es ofrecida, así que nos lugar de ello debemos ofrecer las primiestaríamos enfrentando a un veinticinco por ciento de tus animales; y si tuvieses cias de nuestra cosecha, con la necesidad dos vacas y ofreces el primogénito, enton- de honrar nuestra relación con Dios meces, de tus tres animales estarás ofrecien- diante una gratitud inmensa; y porque do el 33.33%. El ofertorio poco tiene que debemos aportar nuestra parte en su ver con por cientos matemáticos; a veces obra redentora del mundo.

PAPELES TEOLOÓ G ICOS DE LA AURORA

Equipo: Adrián del Sol, Guillermo del Sol, Monseñor Félix Ramos Castilla «La palabra de Dios es viva, eficaz y tajante, más que una espada de dos filos»

El Diezmo Eclesial y el Cristiano Monseñor Félix Ramos Castilla

Cuando recibáis de los hijos de Israel las décimas de sus bienes, que yo os doy por heredad vuestra, presentaréis a Yahvé en ofrenda una décima del diezmo, y esta ofrenda os será contada como si fuese el trigo de la era o el mosto del lagar. Así ofreceréis también vosotros a Yahvé una oblación de todas las décimas que recibáis de los hijos de Israel, y esta ofrenda reservada a Yahvé se la daréis al sacerdote Aarón. En todos los dones que recibáis, reservaréis la ofrenda a Yahvé, de todo lo mejor, la porción santa que de ellos habéis de consagrarle... (Números 18:25-29).

“Por

ello, necesitamos apren-

der la práctica de una buena mayordomía; pero, ¿debemos los cristianos pagar el diezmo asegurando que es una enseñan-

za bíblica?.

El cristianismo, correctamente entendido, no es una teología. No es un conjunto de doctrinas teóricas. Es un sistema práctico mediante el cual el hombre se une a Dios y si no se practica este sistema, entonces, uno se aleja del Creador.

Uno de los componentes de este sistema- parte del núcleo de enlace- es la caridad; y esta expresada en el darse- incluso económicamente- a los

demás; por ello, no ha sido infundado el antiquísimo debate acerca de la donación y el Diezmo en la vida del cristiano y de la Iglesia.

En el Antiguo Israel- el Pueblo de Dios, la Iglesia del Antiguo Pacto- la Ley de Moisés instituyó el diezmo, también llamado el ofertorio de las primicias. Diezmo es una palabra que proviene del latín decimus (décimo), la décima parte, el décimo de toda lo obtenido y que en la Ley bíblica se refiere a una evaluación minuciosa de la décima parte de todo lo que se haya producido. Existió un rabino cuyo consejo fue recogido por el Talmud que ad-

vertía: No des en exceso (el ofertorio del diezmo) por haber hecho una estimación, sino que debes dar lo justo usando las medidas (Pirké Avoth, 1). No sólo se te aconsejaba no excederte, sino que la práctica usual era ofrecer los primeros frutos de la cosecha, de ahí lo del diezmo de las primicias. Esto se dedicaba al mantenimiento del Templo, a la manutención del clero y al sostenimiento de los pobres (Números 18:24, Deuteronomio 12:11 y 26:12). Todavía hoy necesitamos mantener el templo, pagar al clero y sostener a los pobres. Las comunidades locales necesitan templos adecuados para la adoración, la


educación, la socialización; no es menos cierto que debemos sentirnos responsables de cómo viven nuestros pastores y es un precepto divino el tema de buscar una mejor asistencia a los necesitados. Por ello, necesitamos aprender la práctica de una buena mayordomía; pero, ¿debemos los cristianos pagar el diezmo asegurando que es una enseñanza bíblica?

Tenemos que estar vigilantes. ¿Apoya el Antiguo Testamento la práctica del diezmo eclesiástico cristiano? En primer lugar, el diezmo del Pentateuco no era una eficiente gestión de colectación de fondos. No era algo únicamente pragmático. Simplemente era un modo de relacionarse con Dios. Tú me has dado mucho, yo te doy algo. Y esto le confería propósito al trabajo humano. Para entender a los judíos de antes tenemos que recurrir a los actuales. ¿Qué piensan los grandes rabinos del judaísmo actual acerca del diezmo bíblico? Todas las denominaciones judías actuales (jasidims, qaraítas, reformados, conservadores, ortodoxos) coinciden en que todos los diezmos bíblicos tenían como objetivo a los Levitas. Los únicos con derecho a recibir aquellas ofrendas y como en la actualidad no existe el Templo y consecuentemente no hay en el judaísmo sacerdotes ni levitas debidamente ordenados, entonces, en el mundo moderno no hay modo de cumplir con este mitzvá (precepto) pues sería pecar contra Dios. Si hemos de obedecer la Ley, no podemos pagar diezmos al menos que los paguemos a alguien ordenado por Dios para recibir ese diezmo (rabino Jacques Cukor). Una restricción que Jesús y los apóstoles conocían y lo que también es muy conocido es que, en la Iglesia primitiva, los Apóstoles y demás sacerdotes se man-

tenían con las ofrendas de las primicias voluntarias de los fieles, las cuales eran numerosas y en algunas partes no solo sufragaban para el sustento de los ministros y gastos del culto, sino que excedían y sobraban para los pobres.

Cuando hubieras acabado de separar la décima de los frutos de tus campos, el año tercero, año del diezmo, darás de ella al levita, al peregrino, al huérfano y a la viuda para que coman y se sacien en tu ciudad, y dirás ante Yahvé, tu Dios: “He tomado de mi casa lo santo y se lo he dado al levita, al peregrino, al huérfano y a la viuda, conforme a lo que me has mandado; no he traspasado tus mandatos ni los he olvidado, no he comido nada de ello en mi luto, no he consumido nada en estado de impureza, no lo he dado a los muertos, he obedecido a la voz de Yahvé, mi Dios, y en todo he hecho lo que tú me has mandado. (Deuteronomio 26:12-13)

Para que este donativo tenga un sentido expresamente religioso, se ordena una oración, que era a la vez una profesión de fidelidad a los mandatos de Yahvé. Algunos autores suponen que se trata aquí de la décima parte del diezmo trienal, pero el contexto parece indicar que se trata del diezmo completo. La expresión dirás ante Yahvé parece indicar que el oferente debe trasladarse al santuario único4, aunque en el texto se habla de que los necesitados deben comer ese diezmo en tus puertas, es decir, en la casa del oferente. El diezmo es considerado como algo santo o consagrado a Yahvé, y como tal es puesto aparte. El oferente confiesa que se halla libre de impurezas legales al presentar el diezmo: no tomó parte en banquetes fúnebres con ocasión del duelo, no tocó el diezmo mientras estaba impuro, ni ha dado nada a los muertos, probable alusión a la costumbre de presentar ofrendas a los difuntos en sus tumbas entre los cananeos. Así, pues, el piadoso israelita termina su oración pi-

diendo la bendición para el pueblo de Is- Iglesia y no el creyente. Pero, el espíritu rael. (Maximiliano García Cordero. O. P.; del diezmo bíblico tiene validez a pesar Comentarios a la Biblia Nácar-Colunga) de estas irregularidades.

Para un cristiano actual- si quiere tener un correcto entendimiento- del diezmo, no le queda otra que remitirse al Antiguo Testamento (pues del Nuevo poco se puede extraer). En primer lugar, tenemos que aprehender que todo viene de Dios. Todo lo que tenemos o lo que anhelamos tener, comienza en el mismo origen del Universo; por tanto, es don divino. A través del ayuno y la oración, mediante nuestro esfuerzo por cumplir sus mandamientos, reconocemos este hecho en nuestras vidas espirituales. Entonces, en lo concerniente a las bendiciones materiales que hemos recibido, habremos de reconocer que Él es la verdadera fuente de todo lo que poseemos y que no es descabellado devolverle una parte, esto es para que sea utilizada para sus propósitos en este mundo. Al dar una porción de nuestros bienes, santificamos lo que nos queda. Al ofrecer una parte, armonizamos con la voluntad divina toda nuestra vida. No hay una cita secular- incluso es de un ateo- que sintetice mejor este concepto que la que se le atribuye al dramaturgo alemán Bertolt Brecht: La vida se nos da y la merecemos dándola.

Y, teniendo esto en cuenta, el Antiguo Testamento- en el precepto del diezmoincorpora esta admisión de la soberanía de Dios. Con la Encarnación de Cristo nada de esto cambió. El diezmo no es un precepto arcaico revivido por los Protestantes. Lo que ha sucedido de irregular es el no entenderlo como una práctica espiritual, transformadora; lo irregular es no considerarlo a través del prisma de la Encarnación, Muerte y Resurrección de Cristo; y llegar a considerarlo- casi y hasta sin el casi- como un impuesto de la fe, como algo que debe administrar la

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que diezmáis la menta, el anís y el comino, y no os cuidáis de lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la buena fe! Bien sería hacer aquello, pero sin omitir esto (San Mateo 23:23). Obviamente, no es descaminado que en la investigación de este tema nos adentremos en la Tradición de la Iglesia: Así pues, tomando las primicias del lagar y de la era, de los bueyes y de las ovejas, darás las primicias a los profetas; porque ellos son vuestros sumos sacerdotes. Mas si no tenéis profeta, dad a los pobres. Si amasas, tomando las primicias, da según el mandamiento. Igualmente, abriendo un cántaro de vino o de aceite, tomando las primicias, da a los profetas; tomando las primicias del dinero y del vestuario y de toda posesión inmueble, según te parezca, da conforme al mandamiento (Didajé XII:3-7). Por otra parte, San Ireneo de Lyon- escribiendo en el siglo II, nos hace notar que Cristo mismo instruyó a sus discípulos para que ofreciesen las primicias no como si Dios tuviese necesidad de ellas sino para que supiesen ser agradecidos y provechosos. En tanto, algún tiempo después (siglos IV-V), San Juan Crisóstomo, afirma que el diezmo es más vinculante para los cristianos que para los judíos. En uno de sus sermones nos hace notar que en el Antiguo Testamento el diezmo era una norma incontestable y que entre los cristianos se había convertido en una causa de preocupación cuando llegábamos a preguntarnos ¿¡Por qué el diezmo?! Con mucha tristeza el arzobispo reflexionaba sobre nuestra piedad y sus finalidades; y nos dejaba una advertencia: Si entonces (en el Antiguo Testamento) era


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