Lecturas de la infancia

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Cuéntanos... ¿Cómo te acercaste a la lectura? ¿Recuerdas qué leías en la infancia? IMER / UCSJ 1


¡Hola! Mi nombre es Grecia Elizondo y, en mi niñez, nunca me leyeron un libro ni me enseñaron a adoptar el gusto por leer, sin embargo, con el paso del tiempo llegué a la universidad y ¡ahí había un club de lectura! Me inscribí, y el primer libro que leí fue Flores en el ático. Me pareció hermoso el viajar dentro de un libro y adentrarte en lo que el autor te está narrando, imaginar tus propios personajes. § Mi primer libro leído fue uno terrible, profundamente maniqueo y moralino, llamado “Yo estuve en el fin del mundo”, y trataba sobre el malvado Festival Cervantino y como éste era (porque desgraciadamente ya no es) un centro de vicio y pecado para la juventud, jaja. Sobra decir que no me gustó, y por ello me alejé un tanto de la lectura, hasta que cayó en mis manos “La Tumba” de José Agustín, un par de años después (15 años) y algunos cuentos sueltos de Poe (recuerdo que me impactaron, sobre todo, “La verdad en los hechos del señor Valdemar”, “La máscara de la muerte roja” y “Ligeia”). Dentro de los libros infantiles, obviamente mi favorito es “El Principito”, mismo que releo al menos cada dos años, pues es, creo, una hermosa parábola sobre la amistad. Pero también me gusta mucho la serie de Lemony Snicket “Una serie de Catastróficas Desdichas”. ¡Saludos! Jonathan Alburo §

Yo leí en la primaria cuando era niño. Mis inicios eran camino a la casa a la que ya no voy más porque ya no me gusta, está muy lejos de todo, pero muy cerca de lo que me gustaría. Así que, sabiendo que podía leer me sentía bien, sentía como si tuviese un poder especial y la magia de las letras en mis ojos de niño que se parecen mucho a los de ahora, por eso, cuando íbamos mis papás, mi hermana y yo en el coche me gustaba leer los letreros. Sí, todos los letreros que veía en la calle, en un poste, en un espectacular, eran mi primario deleite literario. Mi hermana leía más que yo en ese entonces y, así, me persuadía a que leyera. Mi mamá nos leía el cuento de Bardiello. Así se llamaba ese niño que eran tan tonto pero tan tonto que no sólo me daba risa, sino que me hacía sentir un poco más inteligente de lo que en realidad era. También me gustaba leer los cuentos de la primaria: me acuerdo de una niña que no tenía un diente y que leía muy rápido el cuento de los changuitos que venía en el libro de primero. Me acuerdo del cuento de un niño que se perdió y que gracias a que recordó su dirección pudo regresar a su casa. Sí, los cuentos sí que eran útiles, aprendes de todo en esos primeros libros.

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Más adelante, en tercero, leía “La Sopa de piedra”, ese me gustaba: sonsacar a un pueblo para preparar sopa era una idea atractiva y hasta un poquito de hambre me daba. Cuando crecí más, los libros “grandes” llegaron a mi mente y créanme que me gustó mucho leer por primera vez Harry Potter y la Piedra Filosofal (que me sigue gustando) y las Crónicas de Narnia. Después, leía historia de México o del mundo, que me gustaba mucho. Aún sigo recordando esas historias. Los letreros de uno que otro restaurante y la vez que no salí al recreo por quedarme imaginando en vez de acabar mis planas. Doctora Sandra, ese fue mi pequeño relato acerca de mí y la literatura. Leer letreros que todavía me gusta y me acuerdo de algunos “Barbacoa de Carnero”. Bueno, sigo escuchando el programa que me encanta y espero poder enviar más cotidianamente mis colaboraciones. ¡Un gran Saludo! Muchas gracias, César García Soria. §

Hola San, anécdotas sobre la lectura tengo muchas, hay una en especial de la que me acordé hace un momento. Creo que nunca me llamaron la atención los cuentos de princesas, pero papá me obsequió un libro de cuentos de Charles Perrault, la portada del libro tenía ilustrados los personajes. Uno destacaba mucho, era la cara barbada de un ogro. En aquellos años tendría unos ocho bujante y citaba a los clientes apellido Mink, llegó por la tarde cuché una voz profunda, grave y vi, un hombre que me pareció darme, casi suelto el grito, tenía mi libro.

años, papá trabajaba en casa como diahí, uno de ellos era un publicista de mientras yo leía a Perrault, cuando espastosa, me asomé a la estancia y lo inmenso; cuando volteó para saluuna barba rojiza tal cómo el ogro de

Creo que no dije palabra alguna, no pude, sentía que el corazón se me salía y regresé a mi habitación, después escuché la voz de una mujer, y como el libro también tenía el dibujo de una bruja, preferí ya no asomarme más. ¡Imagínate! el bochorno que pasé, después tuve que explicarle a papá mi actitud y nos reímos mucho, él era quien nos leía los libros. Ahora soy yo quien los lee para Vladi, estamos leyendo El principito en el mismo libro que leía yo a los seis años. Un abrazo, Ma. Ga. Castillo Ballesteros §

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Hola Sandra. Creo recordar que mi primer libro leído no fue tal; sino una historieta del perrito Tuno, el cachorro de Golfo y Reina, la Dama y el Vagabundo de Disney. Por entonces también leí completita otra historieta de Bongo el osito del monociclo. Los recuerdo porque para mí, que leía fragmentariamente, fue un triunfo terminar toda una historieta de 32 páginas. Más adelante llegaron Tom Sawyer y Huck, El Príncipe y el Mendigo (imposible separarlo de la imagen cinematográfica de Errol Flynn), La Isla del Tesoro, Sherlock Holmes, Dick Turpin, las novelas de Verne y las de Tarzán de E.R. Burroughs, los Clásicos Ilustrados de Dumas, Ben-Hur y tantos otros. ¡Qué delicia! Gracias por invitarme a recordar esos gratísimos momentos del pasado que nunca pasa del todo. Te saludo con mucho afecto, Salvador Silva Cabrera. §

Buenos días Sandra. Le envío mi comentario. Como en casa no era fácil comprar libros, no porque uno lo deseara si no por necesidad, entonces; primero me tuve que conformar con las historias que me contaban mis padres o historias antiguas que nos relataban las personas mayores. Recuerdo un libro que era de mi madre y que todavía conservo, donde venía una antología de cuentos Latinoamericanos, unos muy tristes, otros muy aleccionadores (Alma Latina así se llama). Posteriormente, los libros que recuerdo haber leído eran los que iban utilizando mis hermanas en la secundaria o prepa, y eso fue como a los 10 años de edad, así que comencé a leer a Edgar Allan Poe y sus Narraciones extraordinarias, Aura, Cantar de ciegos, María, Canasta de cuentos de Bruno Traven, Maríanela, El Diosero, Sidharta; Oscar Wilde y sus cuentos más conocidos, y algunas obras de William Shakespeare. El Principito es una historia que me da mucha ternura, por eso lo he leído más de una vez. La mayoría eran libros de ese tipo, no tan infantiles, pero no había otra opción, era lo que podía leer y la verdad no me disgustaba. Sin embargo, actualmente, todavía tengo alma de niña y disfruto mucho leer libros infantiles. Momo, La historia sin fin y Corazón de niño, me encantaron y los leí cuando mi infancia había quedado atrás. Claudia González §

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Hola, en esta ocasión les voy a contar como inició mi relación con los libros. En la familia de donde provengo no existe ese amor por la lectura, por lo que durante mi infancia y adolescencia ignoré por completo básicamente lo que es un libro, ya no digamos lo que representa. La situación económica que me tocó vivir fue muy difícil, desde los 14 años comencé a trabajar para ayudar a mi madre con los gastos. La vi cómo sufrió para sacar adelante a sus dos hijos, enseñarles la diferencia del bien del mal y sobre todo a educar a sus hijos con valores a pesar de vivir en un barrio de clase trabajadora donde gran parte de nuestras amistades hacían lo que mi madre nos decía que no estaba bien hacer. Gracias a su esfuerzo, decidí trabajar y seguir con mis estudios para demostrarle a mi madre que sus esfuerzos no fueron en vano, terminé la preparatoria y seguí en la universidad. Fue ahí donde entré a trabajar a la biblioteca y conocí el mundo maravilloso de los libros, comencé con el libro de Justina del Marques de Sade, sólo por morbo, ya que me sorprendió lo que leí al abrirlo. Le siguió Julieta del mismo autor, luego el Conde de Montecristo de Alejandro Dumas y fue este último el que terminó por despertar en mí ese amor por el mundo de las letras. No podía parar de leer, al despertarme iba al baño y leía, en camino al trabajo en el autobús leía, a la hora de comer leía, en camino a la escuela leía, camino a la casa leía y antes de dormir leía. Llegué hasta el punto en que leía cualquier papelito o anuncio que se me cruzaba en el camino. José Banda. § Recuerdo que de niño disfrutaba mucho ir a la casa de la abuela. Su comida era riquísima, enchiladas, tortillas de harina, buñuelos, chocolate caliente y frijolitos. Además, en uno de los muros estaba un librerito con libros de mi tía. Y empecé a leer lo que estaba al alcancé de mi mano (alguno de tus invitados vivió lo mismo, no recuerdo quién). Así comencé por enciclopedias de ciencias, de geografía y otros temas. Al final, hasta arriba, encontraría a Franz Kafka, La Ilíada, Rubén Darío y García Lorca. Sin duda, uno de los primeros libros que me jaló hacia la lectura fue Los últimos días de Pompeya, regalo de mi padre. Gracias por el espacio en este excelente programa. Felicidades. Marlon Martínez Vela §

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Les contaré como me inicié en la lectura. En casa siempre ha habido mucho libros, principalmente de culturas indígenas y de botánica, zootecnia y ecología; ambos del interés de mi papá. Entonces me gustaba sacar los libros del librero, hojearlos, inventarme historias de las personas que ahí aparecían. También solía ver por mucho tiempo las imágenes de las flores y animales. Cuando ya sabía leer me empezaba a gustar mucho los cuentos, las historias, la mitología. Así que husmeaba entre los libros de literatura de mis hermanos mayores, venían fragmentos para ilustrar alguna corriente o concepto, pero no venía completa la obra. A partir de esto, fue como me inicié completamente en la literatura, porque al ver los fragmentos de algunas novelas o cuentos que venían en los libros de mis hermanos, yo no me quedaba conforme. Necesitaba continuar leyendo, saber cómo finalizaba la historia. Fue así como tuve que consultar los textos completos. Leí a muchos de los clásicos. Después, con la llegada de internet, en mi adolescencia tuve más acercamiento a la poesía, me metía a páginas dedicadas a poetas iberoamericanos. Este fue mi primer acercamiento a la literatura =) Irasema Cruz § Para atender tu petición de hacer llegar nuestra experiencia del primer contacto con los libros, debo decir que en mi caso, lo tuve a los seis o siete años con el Cuento de “Peter Pan”, que despertó en mí la imaginación. Sin embargo, el interés personal por la lectura realmente fue a los 13 años con “Ariel” de José Enrique Rodó y “El hombre mediocre” de José Ingenieros. Esperando te encuentres mejor. Vicente Irigoyen Veloz § Hola que tal, Quiero empezar con: ¡el programa me encanta!, voy regresando de Michoacán después de haber vivido varios años por allá y escuchando mi estación favorita, me encuentro con este programa. Cuando era pequeña mi madre nos leía (a mi hermano mayor y a mí) cuentos cortos infantiles (El Principito, El libro de la Selva, Las aventuras de Tom Sawyer, etc.), también nos ponía música clásica y nos leía de la vida de los grandes de la música clásica (esto lo sigo haciendo yo sola y de vez en cuando), entre otras cosas; y cada vez se distanció más esta situación. A pesar de que en casa de mis padres había una vasta biblioteca, puedo decir que el primer libro mío, fue “El Patito Feo”. Me lo regaló un pariente para que me distrajera cuando mi hermano mayor enfermó y mis padres estaban con él en el hospital día y noche. Fue mi único acompañante por más de un mes, aproximadamente, y veía y veía los dibujos, en ese entonces me costaba trabajo leer, sólo entendía algunas palabras. Cuando alguien me leyó las primeras hojas, recuerdo que yo repasaba lo que me habían leído y veía los dibujos y, como no podía leer el final, me lo imaginaba. Supe del final cuando mis padres regresaron con mi hermano y me lo leyó mi madre completito. Por cierto, en ese entonces tenía cinco años.

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Saludos, Shunan. -Galván Guerrero Rocío § Hola Sandra: Quiero platicarte que para mí los libros son una especie de figura materna, en los que en efecto he encontrado calidez: en mi infancia, mi madre se pasaba el tiempo leyendo mientras mis hermanos y yo hacíamos de las nuestras. Por toda reprimenda a ese comportamiento, escuchábamos una voz grave que surgía detrás de un libro abierto: “no hagan travesuras”... eso era todo. El rostro de mi madre era la portada de un libro siempre grueso y por lo general de tapa dura, que variaba de color, diseño y título casi de un día otro. Así, como llamándola, buscándola, empecé a curiosear en los libros yo también. Empecé con el Libro de Oro de los Niños y cuentos que tenía a mi alcance, pero luego empecé a tomar aquellos ejemplares que ella iba dejando por terminados en su buró: uno muy especial, Bajo la rueda, de Hermann Hesse... me recuerda mucho a ella. En fin, gracias por recibir estas palabras. Beatriz Sandoval § Hola: Te cuento que de niño no me enseñaron a leer en casa casi nada, ciertamente mi habitación era cuartobiblioteca (libros técnicos la mayoría; mi papá es ingeniero químico) y por osmosis empecé a hojear libros del espacio y de ciencia de la colección de Time Life, sólo para ver las fotos y leer los pies de foto. Después, pasé a cuentos infantiles versión Disney y así, poco a poco, hasta hoy tener mi amazonkindle donde leo unos 4 libros por mes y estoy suscrito a 2 periódicos. Creo que la educación debe ser a los padres para que aprendan a enseñar a leer a los hijos haciendo conciencia de los beneficios que tendrán estos al leer más… sino el círculo vicioso y con los “distractores” moderno:s Wi, internet, etc., será más difícil que los niños que se acerquen a leer por sí mismos. Saludos, Samuel Bernal. § Recuerdo mucho algunas ediciones de la Biblioteca del Terror de Ediciones Forum, una serie de antologías de algunos iconos del género como Frankenstein, Drácula o Psicósis. Estos 3 tomos los recuerdo con claridad por el fotograma de alguna de sus versiones

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fílmicas en portada, en el caso de Drácula y Frankenstein. Aunque, siguiendo en la línea, uno de los libros que quedaron más marcados fue el Apocalípsis, lectura producto de la curiosidad y miedo despertado tras mirar The Omen (La Profecía, Richard Donner, 1976) en una tarde de permanencia voluntaria del Canal 5. Saludos. Octavio Carpio § Buenas tardes, Sandra: Yo cuando era niño, no leía mucho, pero recuerdo haber leído el Principito y un libro que me gustó mucho y el cual ya leí junto con mi hijo de 7 años, que es el libro del Viejo y la Mar. Considero que empecé muy tarde a leer; el motivo: a mí hijo de 7 años. Todas las noches leemos 30 minutos de un libro hasta que lo terminamos, yo leo unas páginas y él otras, vamos lento, pero mi objetivo es que al él se le forme el hábito de leer. Muchas gracias. PD. Felicidades por el programa ¡Lástima que dure tan poco tiempo! Jorge Ramírez Agustiniano. §

Hola, mil gracias. Hace sólo unos minutos escuché el programa (TUVE UNA REMEMBRANZA ESCUCHÁNDOTE LEER PARTE DEL PRINCIPITO, cuento que leí en primaria), me trasladaste a una mejor etapa de mi vida, recuerdo esa lectura, también leí un libro que le habían encargado a mi hermana menor, su nombre es Corazón, ese libro dejó mucha huella en mi interior, ahora e iniciado varias lecturas sin llegar a culminarlas. Me gusta leer, pero me falta disciplina, tengo meses leyendo El Último Juglar. BUENO, ESE ES MI SECRETO, TE AGRADEZCO TU TIEMPO, ME ENCANTÓ CONOCERTE (ESCUCHARTE). Saludos Mil, Efrén Rosales Sarabia. Cd. Juárez Chih.Mx. § Buena tarde, Haré una breve descripción de cómo me adentré en la lectura. Tuve un tío que era fanático de la lectura de periódico La Prensa y siempre me contaba un cuento o me explicaba las historietas que ahí aparecían, lo cual me gustaba repasar a solar, una vez que estuve en kínder, hacia lo mismo con el material que me daban en la escuelita y cuando salía con mis papás me encantaba leer todas las cosas que me llamaban la atención

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para que a su vez ellos entendieran mi entusiasmo, además le pedía a mi mama que me leyera cuentos. Ahora, donde quiera que se encuentre, espero su alma se haya dispersado para que muchos tíos les compartamos algo de lectura. (Q.E.P.D.) Ahora, ya con treinta años encima, si un método especifico les recomiendo a todos los pequeñines es que lean lo que les llame la atención, y trato de obsequiarles libros a quienes me preguntan “¿y porque no nos regala un libro tío?” Esperando despertar el interés en este maravilloso viaje de la lectura. Muchas líneas, párrafos y palabras. Le saluda y admira, Armando Torres. § Buenas tardes, yo empecé a leer a partir de la secundaria con el libro “Los de debajo” de Mariano Azuela. Saludos Sonia Granillo Modro § Cuando era pequeño me gustaba leer obras de Julio Verne, como “El faro del fin del mundo.” Y también de Emilio Salgari, como “El corsario negro” y “Los misterios de la India.” Mateo Mansilla Moya. §

Fanática profunda de Tom Sawyer de Mark Twain, todavía recuerdo el miedo que me daba el indio Joe. Leí muchas historias de Julio Verne y la que más me gustaba era 20000 leguas de viaje submarino, y a la niña que llevo dentro le gustaron mucho las aventuras de Harry Potter que seguramente me hubieran encantado si tuviera 20 años menos. Saludos, Avril.

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