En el siglo XVI, pletórica Plasencia de ingenios peregrinos y valerosos capitanes, nació en dicha villa Micael de Carvajal y Almaráz, hombre de poco dinero e ilustre prosapia, pues descendía de D. Diego González de Carvajal, un caballero que fundó en Plasencia, donde llegó en 1231, el convento de San Marcos, y entre cuyas ruinas estaba hace años su lápida sepulcral.