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La edición más antigua de la “Eneida” en castellano (Burgos, 1528) ___________ Cuando don Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, boticario y bibliógrafo, trazó en su laureado Catálogo del teatro antiguo español (1) La semblanza de Francisco de las Natas, tuvo que limitarse a corregir una inexactitud de Moratín y a copiar ciertas notas del hispanista Fernando Wolf relativas a una piececita teatral, añadiendo de propia minerva que “su apellido parece burlesco, así como el título que se da en la pieza de beneficiado en la iglesia parrochial de la villa de Cuebas rubias, y en la iglesia de Sancta Cruz del lugar de Rebilla cabriada”. No acertamos a comprender el, sin duda, travieso humor que en apellido y títulos descubre La Barrera; uno y otros nos parecen normales y faltos de propósito burlesco. Por tanto, líbrenos Dios de rechazarlos, y a ellos habremos de atenerlos, tanto más cuanto no se trata de que figuran aislados en plieguecillo clandestino, solo sitio en que su autor se atreviera a estamparlos, sino que hurgando por repertorios hay constancia de otras impresiones con los requisitos de lugar, año y artífice, aseveradores de que el autor de la Tidea no precisaba acudir al socorrido pliego suelto, carente de todos ellos, en el cual hacer gala de picaño y libre desenfado. En efecto: si en 1860 salía La Barrera con esta andanada, no más tarde que tres años después, y mal contados, el eruditísimo Gallardo (2) se empeñaba consigo mismo en uno de aquellos rifirrafes sobre estilo comentando la Carta que emvia la Reina Filis a su amado Demofon, y tras copiar “para muestra de la bizarría con que está vertida en nuestras redondas coplas castellanas la elegancia latina”, de la que incluye nada menos que ciento cuarenta y cinco versos distribuídos en soberbias quin_________________ (1) Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado: Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español, Madrid, 1860, pág. 283. (2) Bartolomé José Gallardo: Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, tomo II, Madrid, 1863, columna 648.
tillas, añade el siguiente párrafo: 1
“Esta muestra da a conocer el estado de la lengua y la poesía. Nada caracteriza más, al propio tiempo, los toques particulares de las lenguas en distintas épocas que la traducción (y más la que es en verso). Compárense entre sí esta traducción y la que hizo de la misma epístola Diego Megía, un siglo después; compárese la traducción del libro II de la Eneida en coplas de arte mayor, que el año 1528 publicó Francisco de las Natas, con las que treinta años después imprimió Gregorio Hernández de Velasco, y se notará la diferencia notable que en el discurso de tan pocos sufrió la lengua y la poesía castellana.” Vemos, pues, en estas líneas que ya un literato de la talla de don Bartolomé José cita a Francisco de las Natas, escribe de una obra suya, hace ciertos cotejos de estilo, y todo ello sin tomar a broma, como La Barrera, el apellido del buen beneficiado de Cuevas Rubias. Con el cabo seguro en la mano, vamos en busca del ovillo a los lares de Menéndez y Pelayo, ya que un traductor de la Eneida ha de figurar, sin duda alguna, en el trabajo que el insigne bibliógrafo dedicó a las versiones españolas de este libro (3). Publicó don Marcelino el ensayo titulado Traductores españoles de la Eneida, capítulo desglosado, sin duda alguna, de los materiales dispuestos para su magna Bibliografía hispano-latina clásica. En él no falta, como esperábamos, la mención de Francisco de las Natas; pero, desgraciadamente, tras citar a Gallardo en el lugar que hemos indicado antes, hay, referidas a la obra, estas desconsoladoras palabras: “Ni la he visto, ni nadie da noticias de ella”. Así estaba la cuestión en el año de gracia 1879. Sin embargo, hubo quien la vió y dió noticias amplias y circunstanciadas de ella. No era hombre Gallardo que citase al desgaire un libro rarísimo sin haberlo leído de cabo a rabo y sin haber hecho pasar bajo los puntos de su pluma todo o parte del contenido. Y cuando en 1888 se estampa el tomo III de su magistral Ensayo, en las columnas 951-952, con el número 3.197, puede leerse una papeleta descriptiva del peregrino volumen y algunos trozos selectos de la obra con noticias autobiográficas. Pero la rutinaria pereza de nuestros editores siguió reimprimiendo el estudio de Menéndez Pelayo tal como había salido nueve años antes, y ésta es la fecha en que el consultante de buena fe sólo halla a sus interrogaciones la vieja respuesta: “Ni la he visto, ni nadie da noticia etc.”. Gallardo, como indicamos, dió noticia de ella. Y el que firma estas líneas la vió y la ha tenido más de una vez en sus manos desde hace casi veinte años. ¡Como que está primorosamente conservada en la Biblioteca _________________ (3) Marcelino Menéndez y Pelayo: Traductores españoles de la Eneida, en el tomo II, págs. V-LVII de la edición de la Eneida, traducida por miguel Antonio Caro, Madrid, 1879. (Biblioteca clásica, tomo X.)
Nacional de Madrid! 2
Vamos, pues, para concluir estas notas, a dar una descripción bibliográfica del único ejemplar que hemos podido ver. En la página anterior reproducimos un facsímil de la portada, harto más expresivo que una seca transcripción. A la vuelta de la portada, la dedicatoria está encabezada así:
ͼ Al muy reuerendo y noble señor don Diego de Hudobro abbad de Uerlanga y de Cueuas rubias prothonotario apostolico: ¿Canonigo en la sancta yglesia de Burgos. Capellan mayor de la capilla y del muy illustre señor don Yñigo de belasco condestable de Castilla: ¿prouisor de la dicha yglesia de Burgos mi señor. “… yo señor como los dias passados estubiesse vaco de algun exercicio: acorde ocupar mi rudo ingenio: en algun acto virtuoso por el qual esperimentase: hasta donde su fuerça tocar podria. y en esta obra que vuestra merced al presente vera…”
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[Prólogo] “Con mucha vigilãcia astucia y discrecion. Los poetas heroycos / historicos / comicos / y satiricos / cuyas obras inmortales el olbido passar no puede: procurarõ nos dexar diuersos exeplos y doctrinas: por las quales los engaños y peligros deste mũdo resistir podiessemos descubriēdo diuersos caminos para gubernar nuestra fragilidad humana. Los vnos como podemos resistir los deleytes abraçando la virtud ansi como fue Seneca y Aristoteles y Latancio firniano. Otros que forma tēgamos para calar ocurrir y conoscer las suasiones de mugeres y criados como fue terēcio horacio Juuenal. Otros nos incitan al estudio de las letras mediante el qual qualquiera avnque de origen vaxa pueda perpetrar su fama entre los mortales ansi como el acutissimo hystoriador crispo salustio y marco tullio ciceron fuente de eloquencia. Otros finalmēte nos prouocan a la guerra militar por la qual no menos la fama y la honra se acrescienta como fue Uegetio: Lucano: y Uergilio. Ansi mesmo este noble poeta vergilio philosopho heruditissimo nos auisa en este segũdo libro de sus eneidas como nos guardamos de traydores y sus artes esquisitas y como los que se precian de noble sangre hagan tales hazañas por las quales merezcan mayor titulo de honrra: tratar se a principalmēte la cayda y destrucion de aquella gran ciudad de troya como fue entrada por engaño de vn greciano llamado Sinon. Y de la muerte cruda que fue dada a su príncipe: es pratica dolorosa segun lo sequente demuestra.”
[Texto]
Ad Lectorem Ɋ Si silaba falla segun que verdad aquesto repugna Por limite llano allende si sobra por mas de lo sano ad sensum y verso suplicos mirad tambien si les falta la sonoridad porque esta se pide por orden directo qualquiera mas sciente segun que discreto aquesto corrija con gran ygualdad. que mas no penetra por sumos lauores Ɋ Que en esto mi fuerça se halla tan baxa ni menos se empinan mis sensus actores por vellos tan broznos segun que la saxa ya questo si hize sentid sin yaraja que no fue por fama ni gloria tomar son ver mi sentido que pueda domar que al niño muy rudo le cedo ventaja. Ɋ Ansi me despido del libro presente al qual el famoso de gracia doctado vergilio metrista mostro ser llamado aeneidos de Aeneas troyano valiente sacado en romance del metro escelente en copla tajada segun que le catas por vn que se dize Francisco de natas a mil quinientos con ocho los veynte. 4
Fue impresso en Burgos por Juan de Junta impressor de libros. A . iij . dias de Agosto de. M. D. XXVIII :: Años :: †
El volumen es en octavo y consta de veintiséis hojas sin foliar, en hermosa y clara letra gótica, bella muestra de las cajas de Junta, que por entonces imprimía libros tan excelentes como las Ordenanzas reales de Castilla Biblioteca Nacional, R-54), el Arte de cantollano, de Martínez Bizcargui (Gallardo, 2.938 y 2.939); el Desafío de los Reyes de Francia e Inglaterra (Gallardo, 494), El fuero de los Caballeros de Viscaya (Biblioteca Nacional, R-1.301), y el Castillo inexpugnable, de Arredondo (British Museum). Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura R-9.417. Lleva dos numeraciones a lápiz: una en el margen superior, que corre de la 1 a la 26, y otra en el inferior, cifrando 269-294, lo que parece indicar que formaba parte de un tomo de papeles varios, del cual fué desglosado más tarde. La versión de Francisco de las Natas es libérrima, y carece casi de interés como traducción. Otra cosa es en cuanto al número de voces, giros y locuciones intercaladas, que ofrecen abundante material al filólogo. Tratándose de un ejemplar único, bellísima muestra, por cierto, de nuestra imprenta del siglo XVI, merece reimprimirse. Véase con cuanto aparato redondea el sencillo Conticuere omnes, intentique ora tenebant: Recogen con esto sus vocas cerradas aquellos de tiro con gran atencion los labios cesaron hacer locucion abriendo del todo sus mentes calladas segun desseauan tener aclaradas las graues fortunas del reyno troyano las muertes y fuego con mal inhumano que entonces mostraron mugeres casadas…
y el Primus, ibi, ante omnes, magna concitante caterva…, de la siguiente forma:
Ɋ Como vino la ochoon 5
Ɋ Allega de presto donde esta manada de muchos cercado el gran la ochoon ansi ya llegado con gran coraçon les dize que todos le den ya passada q fin es aqueste que tiene robada la fe tan entera del bien comunal pensays que vlixes cimiento del mal aquesto dexasse sin qualque celada…
Aunque el opúsculo está todo en el mismo tono, únicamente para muestra copiaremos el pasaje en que se aparece Héctor :: Eneas, y su conversación: Ɋ Como aparescio hector a Eneas dormiendo. Ɋ Al sueño primero muy bien reposado a nro gran hector semejo que via tan mal fatigado que lastima auia segun que le viera tan rezio turbado su rostro dispuesto de llagas cercado allende sin esto sus pies tan disformes de aquellas correas y golpes enormes que grecia le diera con fin aquexado. Ɋ Prosigue. Ɋ Que fin tan estremo del gesto passado su rostro semeja con graue denuesto de quando por armas asaz bien apuesto aquellos de grecia tan mal a tratado su barua disforme y el pelo pegado de muchas heridas que entonce le dieron de quando grecianos rastrando traxeron delante los ojos del padre penado. Ɋ Vanidad del que sueña. Ɋ Aquesto le dixe sin ser recordado o luz de troyanos o firme esperança adonde estuuiste que mucha tardança ansi te detuuo sin uer lo passado adonde estuuieras que mucho nombrado has sido de todos despues que pelean aquellos troyanos que bien te dessean allende sin otros quel fin an dexado. 6
Ɋ Prosigue. Ɋ Me digas te pido quien fue tan osado tu rostro dañasse con golpes tan graues allende sin esto te ruego si sabes aquesto me cuentes que mal a tratado ni nada sobresto sobres a tornado mas antes sentiendo tan gran compassion llorando me dixo de gran coraçon aquesto que vaxo porne declarado. Ɋ Lo que respondio hector. Ɋ O hijo de Venus no tardes tu hida y dexa estas llamas sin más te tardar a ti con los tuyos tu quieras guardar que troya se quema dexando su vida si dioses quisieran que fuesse guarida mi braço derecho sabres que librara a grecia vedando que cerca llegara mas quieren que tome su fin y caida. Ɋ Troya encomienda sus dioses amados rogando los bienes delante por guía harastes su templo segun su valia alla por ytalia los males passados aquesto diziendo traya abraçados de dentro su templo a besta potente y mas otros muchos que trayal presente rogando que siempre los tenga mirados.
Con este breve fragmento podrá darse cuente el curioso del interés que puede ofrecer esta primera edición, aunque fragmentaria, de la Eneida en castellano. ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO
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