Rostros del barrio - Casa Museo Remigio Crespo Toral

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EXPOSICIÓN VIRTUAL

27 MAY.2020

S e r i e

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M u s e o

y

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B a r r i o

ROSTROS DEL BARRIO

CASA - MUSEO REMIGIO CRESPO TORAL




INTRODUCCIÓN

F

ijar nuestra mirada en la mirada del otro, en el paisaje humano que conforma nuestro territorio, en los vecinos que con su trabajo diario construyen las dinámicas de la ciudad y l e c o n fi e r e n i d e n t i d a d c u l t u r a l , e n s u s h i s t o r i a s c o t i d i a n a s , e n sus memorias, que son también dignas de integrar los relatos del Museo; es la esencia de la exposición “Rostros del barrio”. La tradicional calle Larga y el Barranco constituyen microcosmos urbanos de la representación de interculturalidades diversas. En estos territorios conviven las culturas tradicionales, históricas, las arquitecturas patrimoniales y las intervenciones urbanas actuales que se complementan con las presencias cosmopolitas originadas en los procesos contemporáneos de las migraciones. Hemos elegido a doce personas del barrio que simbolizan esa fusión de culturas. Personas sencillas, trabajadoras, jóvenes, adultos, hombres, mujeres, que viven o están de paso por el barrio. Una próxima exposición de la serie “Museo y Territorio” incorporará otros personajes que hacen la vida de este emblemático sector de la ciudad. Gustavo Landívar Heredia, uno de los grandes fotógrafos contemporáneos de Cuenca, montó su estudio en una de las salas del Museo para la realización de e s t o s m a g n í fi c o s r e t r a t o s . Esperamos que esta muestra inicie un proceso permanente de inclusión de la vida cotidiana de nuestros ciudadanos en las diversas acciones del Museo Remigio Crespo Toral.

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René Cardoso Segarra / DIRECTOR DEL MUSEO


tras cámaras

El retrato es una comunión entre dos personas, una unión instantánea en la que un rostro se plasmará en la milésima de segundo” Son inolvidables los recuerdos de la niñez y la juventud vividos en el entrañable Barrio del Padrón, vecino del Museo Remigio Crespo Toral, donde todo gira en su entorno; fue el espacio físico donde conviví con los amigos incondicionales, con sus familias, con los vecinos, cada quien con sus propias vivencias, ilusiones, problemas, satisfacciones, esperanzas, angustias, alegrías, con el mundo íntimo que lleva una persona en su individualidad y en su interacción con los demás, cada u n o e n s u r o l d e a c t o r s o c i a l d o n d e e l e s p a c i o c o n fi g u r a s u m a n e r a d e ser, su personalidad.

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Para el fotógrafo, el espacio físico se presenta con especial fuerza y riqueza paisajística, los detalles, los recovecos, las sombras, la luminosidad y todo cuanto puede captar la cámara de acuerdo con su ojo avizor se observan desde una perspectiva única, especial, en la que el espacio físico es mutable por efectos físicos y el fotógrafo lo recrea al captar las precisas variaciones. Retratar una persona, por su parte, constituye para el fotógrafo un reto superlativo, pues en un fugaz e irrepetible instante debe captar la esencia, lo que es, plasmar la apariencia física. Al momento de captar la imagen en una fotografía se genera un contacto entre el fotógrafo y el personaje, una experiencia que implica la sutil interacción de congelar el momento mágico de esa fracción de segundo de contacto humano. Los recuerdos del barrio, los vecinos, el Museo Remigio Crespo Toral, fueron la razón para la ejecución del proyecto de retratar a un grupo representativo de los actores sociales del barrio de la Merced en su actividad cotidiana. Al inicio del proyecto estaba lleno de dudas, no sabía cómo manejar a un grupo de personas totalmente desconocidas, lo único que tenía claro era que cuarenta años atrás conocía a la gente del barrio y sus o fi c i o s ; q u i z á e s t a s i t u a c i ó n , d e n o d a r n a d a p o r s e n t a d o , f u e e l é x i t o del resultado.

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S e i m p r o v i s ó u n e s t u d i o f o t o g r á fi c o , a l g o a u s t e r o y m u y s i m p l e , u n fondo de lo más sencillo que se utilizaría para todos los personajes de manera que no distrajera la atención de lo que era lo más importante: el personaje y su mundo. Fue necesaria una primera y ligera conversación con cada personaje, se buscaba encontrar empatía, hurgando en la privacidad para percibir la expresión que me dé el impulso para activar el disparador y captar el momento mágico en la fracción de segundo del contacto entre a m b o s p a r a c a p t a r a d e m á s d e l o fi c i o e l e s t a d o d e á n i m o d e c a d a u n o . En cada retrato se esperó el instante preciso para accionar el obturador y perennizar al habitante cotidiano que realiza su quehacer diario, en los doce rostros de los vecinos del barrio se expresa el orgullo que c a d a u n o s i e n t e p o r s u o fi c i o h a b i t u a l , e n s u m i r a d a s e r e fl e j a e l r e s u l t a d o de este proyecto y es este el punto de medida en el que puedo manifestar que se logró el cometido.

Gustavo Landívar Heredia

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Barranco, el camino aguas arriba

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o deja de cambiar…y sigue siendo el mismo.

L a m i s m a p i e d r a , l a m i s m a a g u a , e l v e r d o r fl u i d o y m a t i z a d o q u e forcejea a veces con el río, a veces con el hombre, a veces con el viento y la tormenta, que deja su lenta huella en el paisaje milenario… Desde los dominios de Huaynacápac y Atahualpa, y más atrás, desde aquellos de los pueblos cañaris la presencia de la memoria en la naturaleza es un don propio de Tumipampa (Tomebamaba) y Guapondélig. Estos fueron los pueblos que iniciaron esa relación interminable entre el río y el ser humano, en el sitio que hoy se i d e n t i fi c a c o n e l n o m b r e d e E l B a r r a n c o . Aguas arriba, desde Pumapungo, donde la piedra y el verde se encontraron para -entre los dos- dibujar las líneas de la más remota historia local, y con la mirada puesta hacia el poniente, donde el sol duerme cada tarde, el río conduce la mirada, para pasar, a través de un verdor exuberante y matizado de construcciones actuales, desplegadas con intuitiva certeza sobre centenarios muros que duermen el sueño de los siglos, al sitio de Todos los Santos, sitio que resume en silencio el forcejeo de la historia. Allí el vértigo está presente en el canal de agua sin agua, en las piedras molineras estáticas, en los silentes muros y hornacinas que susurran antiguas ceremonias…

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Más arriba, las casas de la modernidad, algunas construidas con s e n t i d o y a v e n t u r a , c o n a c t i t u d d e fi n o a r q u i t e c t o d e l a h i s t o r i a , otras tan solo motivadas por la especulación y la codicia, dejan el espacio al viejo puente de Todos los Santos, el puente Roto, el puente del moderno Rotofest, del rock y de la vida ligera, que contrasta con la pesada y solemne estructura arcada que debió durar para siempre, pero que sucumbió al torrente furioso del Matadero, en 1950. El ascenso en el espacio y en la historia, nos ponen frente a la iglesia y al convento de Todos los Santos, lugar donde aventureros y barbudos personajes se asentaron para levantar la primera ermita cristiana, y para dar rienda suelta a su codicia, a su ambición de dominio y de poder. Es ésta la antesala histórica de la ciudad colonial, cuya fundación aguardaría aún un manojo de décadas adelante. En el desplazamiento a poniente, la imagen se satura. Las casas se abigarran, el verde de los predios comienza a atenuarse, a ubicarse más cerca de la orilla y a desaparecer en forma casi total en la plataforma alta. Casas y casitas que se entretejen resolviendo el espacio, sólo sobre la base de las pequeñas necesidades cotidianas y del sentido común.

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Llega la escalinata que en su momento trató de ser un despliegue de alegría arquitectónica para dar la bienvenida a los ejidos, a la vida cotidiana de la ciudad “de arriba”. Para ello se crearon lagunas con botes que por un tiempo se colmaron de alegres visitantes, quienes disfrutaron de la serena condición del agua, pedida a préstamo al tutelar Tomebamba. El Parque de la Madre no expresa más estas memorias. Hoy es un vigoroso y concurrido espacio, de poco orden y escasa estética, en donde el deporte y el esparcimiento se entrelazan. Entre puente y puente, aparecen las casas más emblemáticas del barranco. Las señoriales casas de familias y personajes de linajes d e c i m o n ó n i c o s , q u e o p o r t u n a m e n t e d e s c u b r i e r o n l o s b e n e fi c i o s d e l bucólico verdor de los ejidos. Las casas, palacetes en algunos casos, toman conciencia de su privilegiada ubicación para abrir grandes vidrieras hacia el sur, y cerrar con muros vigorosos de travertinos, ladrillos y adobes, y con escasas y acompasadas perforaciones, su relación con la larga calle que corre paralela al río. Al pie, el barranco constituido. Una realidad combinada de viejos y nuevos muros, de plantas y árboles que buscan alcanzar la luz, en el verde dosel de las alturas. Al llegar al Centenario, donde un poderoso arco de ladrillo enlaza la vieja ciudad y el ejido, y conmemora a su vez los 100 años de independencia de la ciudad, la urbanística se apreta más aún. El Padrón peatonal se desliza hacia el ambiente comercial de este último segmento del barranco, para enlazarse a mitad del camino con la “bajada del Centenario” y un poco más allá, con la orilla norte del Tomebamba. Este es el barranco emblemático por excelencia. El barranco del Expediente de Cuenca, documento que posibilitó su inscripción en la Lista del Patrimonio de la Humanidad, que señala:

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“ … es una compleja imagen espontáneamente articulada. (…) El Barranco del Tomebamba puede ser percibido de varias maneras: como un límite natural de la ciudad antigua respecto a la zona de el Ejido, (realmente el único límite neto de la ciudad marcado por un hito natural), como un despliegue alegre y festivo de arquitectura esencialmente espontánea sin planificación de arquitectos y sin una concreta definición urbanística, o como un espacio compartido por habitantes de diversa condición social y económica que se alternan a lo largo de ese hermoso balcón natural de la ciudad. No existe ciudad en el Ecuador ni en la subregión andina que posea características comparables a las de Cuenca en sus cualidades paisajísticas excepcionales y de inserción tan plena y vital de sus elementos naturales…” (Cardoso Fausto y otros, 1998, Expediente de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad).

Este es el barranco esencial. El que juega con el movimiento, el que articula la vida en todos los sentidos, el que mira siempre hacia arriba, hacia el sur montañoso, el que se transforma diariamente y se mantiene poderosamente íntegro a la vez. El barranco que palpita, que llena pulmones y que acelera corazones. Es el Barranco del río Tomebamba, que difusamente concluye -o comienza- entre el Vado y el Otorongo, allí, frente a San Roque, la barriada intensa convertida en la histórica puerta sur de la ciudad. Aguas arriba, el hilo líquido continúa hasta encaramarse en las montañas y reposar en las lagunas que lo vieron nacer.

Fausto Cardoso Martínez

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Archivo fotogrรกfico del Museo Pumapungo

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Fotografía: Gustavo Landívar Heredia

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“ La mirada es el alma y la esencia de la vida del ser humano ” Alberto Giacometti

la mirada del otro

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o e s e l r e fl e j o d e n u e s t r a m i r a d a s o b r e e l e s p e j o l a q u e n o s d i c e algo sobre quiénes somos. Es nuestra mirada sobre la mirada del otro que nos mira, la que nos dice con exactitud quiénes somos. La presencia del otro nos transforma en seres humanos.

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Saber que miramos al otro es el primer dato objetivo de que nuestra vida se construye junto a la de los demás, y donde nuestro sentido anclado felizmente a la posibilidad del otro, surge en un universo de s i g n i fi c a c i o n e s p r o v i s t o p o r e l e s p a c i o c o m ú n . N o s o m o s e n c u a n t o p e n s a m o s c o m o a fi r m a e l r a c i o n a l i s m o p o s i t i v i s t a e u r o c é n t r i c o ; pensamos en la medida en que estamos inscritos en el entramado sígnico de la vida social, y somos únicamente en la mirada del otro. “Yo s o y ” , a fi r m a c i ó n d i c h a p a r a u n o m i s m o , n o s i g n i fi c a n a d a , n o e s n a d a , n o t i e n e s e n t i d o . L a ú n i c a f o r m a d e q u e t a l a fi r m a c i ó n t e n g a s e n t i d o es en cuanto existe otro sobre el cual despliego el mensaje. La mirada del otro nos re-conoce, la mirada con el otro nos-religa, y ambos momentos constituyen parte de una dialéctica de la sujetivación que n o s i d e n t i fi c a e n l a s i n s o n d a b l e s r a í c e s d e l s e r c o l e c t i v o .


La identidad construida desde la razón del poder y desde el inacabado proyecto nacional, privilegió el aparecimiento de unos cuantos protagonistas, excluyendo y marginando a los otros. Aquella supuesta i d e n t i d a d n a c i o n a l a s e n t a d a s o b r e d i f u s o s fi n e s p o l í t i c o s y e c o n ó m i c o s e x i g e s u r e c o n fi g u r a c i ó n c r í t i c a d e s d e e l e t h o s m á s p r o f u n d o d e l a comunidad empoderada, y desde las nuevas perspectivas interculturales de una ciudadanía supra-nacional. Toda comunidad es una comunidad política, y en esa medida el Museo Remigio Crespo Toral ha entendido muy bien el nuevo papel histórico que debe cumplir. Como espacio educativo y cultural juega un papel determinante en la reconstitución del ser colectivo desde la perspectiva de una auténtica democracia, y desde el Sur. Ello también implica la propia deconstrucción del museo, de su perspectiva i n t e l e c t u a l y a u t o s u fi c i e n t e , p a r a n u t r i r s e d e l s a b e r y d e l h a c e r p o p u l a r , y e n e l d i á l o g o d e p e r s p e c t i v a s , m o d i fi c a r y d e s a c r a l i z a r l a h i s t o r i a de los vencedores que no es sino un dispositivo simbólico elaborado para resguardar la legitimidad del poder. Así el museo da un paso fundamental en su actualización: mirarse en la mirada de los otros y otras, y responder certeramente a las necesidades legítimas de una nueva sociedad, antes excluida e invisibilizada. El museo tiene la inmensa tarea de decolonializarse y despatriarcalizarse para inspirar nuevos anhelos de libertad y derechos, y establecer o p o s i c i ó n y r e s i s t e n c i a fi r m e a l a s f u t u r a s f o r m a s d e e x c l u s i ó n organizadas desde la mercantilización de la educación y la cultura.

Sebastián Endara Rosales

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1 Mary Carmen Ayora Armijos POLICÍA NACIONAL

Edad: 22 años Lugar de trabajo: Honorato Vázquez y Borrero

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ROSTROS DE MUSEO: los textos son apropiaciones que nacen desde las entrevistas y fotografías de los personajes más la ficción con la que se completa una historia universal. No son extractos de sus palabras: son ficción basada, nimiamente, en la realidad.

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uidar, proteger, velar por la integridad de aquel a quien no conoces y hacerlo desde la convicción del bienestar de todos. Patrullar una ciudad tan cambiante como sus ríos, transitando los lugares que quisiera esconder… La constante en nuestro trabajo es el servicio: vivir para tender puentes con los brazos, las manos y la mirada; procurar la empatía: esa mágica capacidad de ser en el Otro o, mejor, a través del Otro llegar a ser. Valor, confianza y valentía… la labor diaria.

Juan Carlos Astudillo

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on temple y sigilo indaga a las noches solas. Salva grillos, espanta a saltimbanquis. Escudriña acuciosa en la cuadrícula colonial, sin alejarse, da paso al rastro de la ley.

Diana E. Vallejo Baca

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2 César Amado

Zambrano Placencio PELUQUERO

Edad: 72 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Luis Cordero

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l primer servicio que se puede compartir es tu tiempo: escuchar, comprender, hacer tuyas las palabras que te unen a los demás y, desde ahí, vivirlas con intensidad. Un consejo a tiempo, con tiempo, puede hacer de esta una mejor sociedad y cuando el cliente llega, se sienta y te confía sus historias, sus verdades, búsquedas, temores o necesidades, lo único que puedes hacer, es escucharle con toda tu atención: un espacio de convivencia inaugura lo que podría ser nada más que un intercambio intrascendente. El espacio de fuera, el barrio, cuando lo has vivido durante largos años, se convierte en una parte tuya que has visto cambiar, crecer y transformarse. Como la gente que te ha visitado desde siempre… Juan Carlos Astudillo

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ntre sus dedos toma la medida exacta del pelo y de sus clientes, con su espuma acicala al ras cada humanidad. Es habitual que se confiesen en el sillón marrón de su recinto, él esculpe poco a poco la elegancia, caen las hebras, restos mortales de nuestra soluble existencia.

Diana E. Vallejo Baca

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3 Ana del Pilar

Cumbe Guanuquiza COMERCIANTE

Edad: 41 años Lugar de trabajo: Santa Teresa y Calle Larga

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a comunidad se construye en el día a día, en los lugares que siguen siendo parte del latido que nos une, como familia. Servir al vecino, ofrecerle tu amistad y levantar juntos todas las mañanas en las aceras que conocemos tanto… El peso de todos los granos es liviano cuando lo entrego, con alegría. El barrio es como una casa abierta, una casa sin puertas para cerrar sino una confianza interminable para compartir los pasos de todos los que lo habitamos. La familia/barrio crece en confianza, en seguridad, en cercanía… Progresamos juntos, somos los dueños de nuestra parcela de este paraíso…

Juan Carlos Astudillo

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na atiende las alacenas mudas, les acomoda memorias, apuros, sucesos de la familia del barrio, coloca las pepas de ají, frejol, porotos de las tardes. Comedida ampara las quincenas, y al darte el vuelto te abriga en su cálida sonrisa. Progresamos juntos, somos los dueños de nuestra parcela de este paraíso…

Diana E. Vallejo Baca

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4 Albán Napoleón

Sevillano Rodríguez GUARDIA DE SEGURIDAD Edad: 49 años Lugar de trabajo: Museo Remigio Crespo Toral

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res lo que puedes dar, sin esperar nada a cambio. Si eres atento, si buscas el bienestar del prójimo, si encuentras satisfacción en hacerlo: eres feliz. Sonreír: no hay mayor seguridad. Si lo que das es honesto, auténtico, real, pues recibirás la ayuda y el cariño que necesites, en donde y como lo necesites. Que la gente sepa, al verme, que puede confiar en mí. Que yo sepa, al verlos verme, que entendieron quién y cómo somos. Todos somos familia, todos vivimos juntos, todos somos un barrio grande y la vecindad la hacemos cada día. Juan Carlos Astudillo

E

n los secretos del Remigio Crespo; es, esa certeza presente que decanta en los recintos; así toda obra, todo tiesto arqueológico se sienten protegidos, mostrándose espléndidas y amadas al goteo de los ojos.

Diana E. Vallejo Baca

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5 Sandro Serafini CHEF ITALIANO

Edad: 71 años Lugar de trabajo: Honorato Váquez y Borrero

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Magia pura!

Sabores que son colores, texturas y olores que son tiempo y están para jugar con nuestros sentidos, desatando la fiesta que es disfrutar de la vida: ¡comernos la vida! Mi pasión alcanza a llenar de ideas la creación que acompaña cada jornada, en la cocina, que es el corazón de la casa. La casa es el lugar en donde estás y desde donde te proyectas y en donde te sientes parte de... El barrio tiene sus olores propios… que sean, entonces, un convite y una celebración. Juan Carlos Astudillo

V

ientos australes invaden Cuenca; sus crujientes viandas paladean las sonrisas y el horno se derrite de queso Mozzarella. Todo impregna de tradición a esa mirada de olivo más antigua que Roma. Sandro marina sin descanso a los Andes de Italia.

Diana E. Vallejo Baca

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6 Marco Patricio Sibri Sibri PANADERO

Edad: 20 años Lugar de trabajo: Hermano Miguel y Honorato Vázquez

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a familia te enseña con el ejemplo… y cuando ese ejemplo es un oficio, te enseñan a ser lo que eres sosteniendo un legado. El pilar es siempre la familia. Las familias se encuentran en un mismo paisaje y se reconocen con olores que nos llevan a recordar los rincones en donde siempre somos felices. Atesoro lo que soy, la heredad que me sostiene… guardo con orgullo la herramienta que me acompaña en cada jornada, cuando amanece y el barrio huele a hogar, a desayuno, a pan caliente para alegrar el día. Juan Carlos Astudillo

S

ibri amasa los sabores en aquellos gajos de masa los ve palpitar en el vientre de las brasas, levitando la levadura hincha al corazón y al pan, pronto olerán los pájaros y las ardillas, vendrán a comprar hogazas para acunar el hogar.

Diana E. Vallejo Baca

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7 Hermana Ruth

Murquincho Cuenca HERMANA DE LA COMUNIDAD OBLATA

Edad: 46 años Lugar de trabajo: Convento de Todos Santos

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a entrega y la resolución sobre esa entrega, que es un rendirse al Amor en eterna gestación. Dios está en la comunidad, en cada uno de quienes la conforman y en los actos que entre sí construyen. Servirlos, es servirlo. El servicio nos acerca, nos eleva hacia la más pura expresión de la humanidad, hecha a imagen y semejanza… Juan Carlos Astudillo

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emplos de hombres en silencio son su brújula, crepúsculo y rosario se filtran en su celda, mientras su hábito ondea entre las sombras orando, antes de encender la vela del alma.

Diana E. Vallejo Baca

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8 Jorge Jarama Guaraca SASTRE

Edad: 68 aĂąos Lugar de trabajo: Calle Larga y Benigno Malo

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estir a la gente que habita una ciudad, un barrio, una familia, es revestir el tiempo que los encuentra y nos define como comunidad. He visto generaciones pasar y cรณmo el tiempo va cambiando con nosotros. La gente viste como quiere sentirse, como quiere verse y dejarse ver. Juan Carlos Astudillo

T

raza dobladillos y moldes, palpa tejidos y bondades hilvana despacio el carรกcter de sus clientes, toda textura y despliege forman el cuerpo de los vivos, salen del taller los abuelos y los novios en sus trajes de ilusiรณn.

Diana E. Vallejo Baca

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9 Laura Daniela Jaramillo Bernal MESERA

Edad: 22 aĂąos Lugar de trabajo: Calle Larga y Borrero

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n plena esquina, en el nuevo corazón de la ciudad, vemos a tanta gente ir y venir… Extranjeros que desayunan con nosotros, pronto y, en la noche, gente de aquí y de allá empezando la fiesta con buena música y con las ganas de sentir lo que es esta ciudad: alegría y diversión. El mío es un trabajo que te permite conocer tanta gente, en tan poco tiempo, que terminas con un millón de amigos que quizá verás solamente una vez en la vida… Sonreír porque te gusta lo que haces y hacerlo feliz. Eso es todo.

Juan Carlos Astudillo

S

u vuelo entre las mesas lo detienen los apuntes del último pedido, de reojo, acata la orden, adivina su tipo de apetitos. A los habituales les agrega porvenires o les guarda una gracia.

Diana E. Vallejo Baca

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10 Rosily

Chinnumul Leelamma CHEF HINDÚ

Edad: 26 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Benigno Malo

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enir de lejos, de otro continente e intentar abrir un negocio, no es fácil; pero la calidez y ayuda de la gente de este barrio y de esta ciudad ha sido como un abrazo para nosotros. Hemos podido sentir el corazón de esta ciudad en la amabilidad de este barrio. Traemos nuestras costumbres y tradición, a través de la comida… a veces es difícil, por el lenguaje, pero el cariño y amabilidad nos han hecho más fácil el sentirnos como en casa.

Juan Carlos Astudillo

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00 elefantes y una estrella han remontado desde el Ganges desembocando en su sari, arremansan espléndidos tornasoles, le narra al Tomebamba sobre lo místico de las especias y el encanto de Krishna. Ella, suele expiar a su ciudad en sus inciensos.

Diana E. Vallejo Baca

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11 José Vicente

Saquinaula Guamán EBANISTA

Edad: 94 años Lugar de trabajo: Honorato Váquez y Borrero

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i familia y yo sabemos que, el preservar una técnica de artesanía, el conservar la memoria del pasado a través del trabajo honesto y con el orgullo de hacerlo bien, nos ha permitido vivir tranquilos sabiendo quiénes somos… Toda mi vida la he entregado a mi oficio. Toda mi vida es un recordatorio de lo que construyo con las manos, con el corazón…

Juan Carlos Astudillo

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e lo rústico a lo excelso, todo árbol espera trascender en la concavidadde sus palmas a él se rinden la estocada y el pulido, la veta mandala de las eras, los nobles robles y palos de rosa, el fragante laurel hoy, muebles eternos.

Diana E. Vallejo Baca

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12 Nery Andre Yuful MALABARISTA DE LA CALLE Edad: 22 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Mariano Cueva

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oy un habitante del mundo y mi casa está en donde me encuentres. Camino ciudades y conozco personas en este viaje que empecé para encontrarme conmigo mismo. En todos, reconozco un poco de lo que busco en mí. Esta ciudad, este barrio, tienen algo que enamora… es como llegar a una casa grande, como sentirse acompañado y acogido. Es difícil irse… imagino que por eso tanta gente canta en esta ciudad.

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u mundo de azar es un trabajo amoroso en ésta ciencia de risas, en sus yemas un territorio deambula Egipto y el Talmud, milenario oficio de los dioses, grillo de la fiesta, jamás perece. Malabarista, tu soplo emborracha y suspende, fantasías, gatos errantes, mazos, diábolos, y el bocado humano que nos toca. Se acerca la gente de vidrio como la de cáscara, comen y simulan que son grises, atisban al soñador, él, rocía con embelesos a la tinta, al encierro y a las horas…3 ,7, 10… ¡Qué comience el espectáculo!

Diana E. Vallejo Baca

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Ubicación de los vecinos retratados

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Mary Carmen Ayora Armijos POLICÍA NACIONAL Edad: 22 años Lugar de trabajo: Honorato Vázquez y Borrero César Amado Zambrano Placencio PELUQUERO Edad: 72 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Luis Cordero Ana del Pilar Cumbe Guanuquiza COMERCIANTE Edad: 41 años Lugar de trabajo: Santa Teresa y Calle Larga Albán Napoleón Sevillano Rodríguez GUARDIA DE SEGURIDAD Edad: 49 años Lugar de trabajo: Museo Remigio Crespo Toral Sandro Serafini CHEF ITALIANO Edad: 71 años Lugar de trabajo: Honorato Váquez y Borrero Marco Patricio Sibri Sibri PANADERO Edad: 20 años Lugar de trabajo: Hermano Miguel y Honorato Vázquez

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Hermana Ruth Murquincho Cuenca HERMANA DE LA COMUNIDAD OBLATA Edad: 46 años Lugar de trabajo: Convento de Todos Santos

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Jorge Jarama Guaraca SASTRE Edad: 68 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Benigno Malo

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Laura Daniela Jaramillo Bernal MESERA Edad: 22 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Borrero

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Rosily Chinnumul Leelamna CHEF HINDÚ Edad: 26 años Lugar de trabajo: Calle Larga y Benigno Malo José Vicente Saquinaula Guamán EBANISTA Edad: 94 años Lugar de trabajo: Honorato Váquez y Borrero Nery Andre Yuful MALABARISTA DE LA CALLE Edad: 22 años Calle Larga y Mariano Cueva

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la mirada del otro

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DEL


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