Año 01 - Dic ie mbre 2021
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La literatura arequipeña: de la Colonia a la República (Tito Cáceres Cuadros) Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos (Diego Paitán Leonardo) Paisajes del exilio (Rif Spahni) - Insomnio (Percy Herrera) - Lúdico (Flavia Corzo) Nudos e intersecciones (Eduardo Llanos) - Nueva figura humana (Cristal Luque, José Carlos Chávez y Naim Mazuelos) - Dibujar/Respirar (Miguel Reynel) - Nativo contemporáneo, fuentes precolombinas en la obra de Alejandro González Trujillo (“Apu-Rimak”) - Puraqta Kay ( Uriel Montúfar) Sin interés aparente (Juan Carlos Belón)
REVISTA CULTURAL Año 1, N.- 01 Editado por Centro Cultural Peruano Norteamericano - Arequipa Calle Melgar 109, Arequipa. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2021-13743 ISSN: 2810-8256 Impreso en diciembre de 2021 Imprenta Eligraf Calle Hipólito Unanue 135, Miraflores Diciembre 2021 Arequipa, Perú Tiraje: 500 unidades No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación sin el permiso previo por escrito de los editores. Diagramación: Paul Colque Portada: Detalle de: Vista de Arequipa. Mariano Felipe Paz Soldán. Atlas Geográfico del Perú, 1865 Agradecimientos: Jesús Carpio
Cultural
Revista anual del Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa Editada por: Dirección de Cultura y Biblioteca del Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa Publicada por: Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa
CONSEJO DIRECTIVO DEL CULTURAL Presidente: Luis Chaves Bellido Vicepresidente: Ricardo Córdova Farfán Past President: Mauricio Pérez-Wicht San Román Tesorera: Diana Yriberry Salguero Vocal de Educación: Luis Felipe Rondón de la Jara Vocal de Cultura: María del Pilar Dammert López Vocal de Relaciones Internacionales: Renzo Cané Pardo Vocal de Administración y Finanzas: Luis Pablo Carpio Sardón Dirección General: Alvaro Salinas Cuadros Dirección de Cultura y Biblioteca: Javier Rodríguez Canales
CONSEJO EDITORIAL Javier Rodríguez Canales Ricardo Córdova Farfán Tito Cáceres Cuadros Alejandra Lopera Quintanilla Celeste D’Addieco Ponce Editor Álvaro Sialer Cuevas
Artículo | La literatura arequipeña: de la Colonia a la República
REVISTA CULTURAL Revista del Centro Cultural Peruano Norteamericano con el patrocinio de Sociedad Minera Cerro Verde S.A.A. En esta revista el lector podrá encontrar textos dedicados a la historia de la literatura y del arte arequipeño en momentos cruciales de la República y un resumen de las principales actividades culturales gestionadas por la institución con la intención de tender puentes entre el arte peruano y el internacional, entre el pasado y el presente. Esperamos que la revista Cultural se consolide como un aporte valioso para el desarrollo integral de nuestro querido Perú. ISSN: 2810-8256 Editado por Centro Cultural Peruano Norteamericano - Arequipa Calle Melgar 109, Arequipa. Periodicidad: Anual Contacto: Celeste Beatriz D’ Addieco Ponce Correo electrónico: celeste.daddieco@cultural.edu.pe Teléfono: 958328047 Página web de las publicaciones: https://issuu.com/culturalaqp
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Contenido
Editorial Viviendo el Bicentenario
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Letras La literatura arequipeña: de la Colonia a la República Tito Cáceres Cuadros
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Artes Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos Diego Paitán Leonardo
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Exposiciones artísticas 2021 Paisajes del exilio, de Rif Spahni Insomnio, de Percy Herrera Lúdico, de Flavia Corzo Nudos e intersecciones, de Eduardo Llanos Dibujar/Respirar, de Miguel Reynel Nueva figura humana, de Cristal Luque, José Carlos Chávez y Naim Mazuelos Nativo contemporáneo, fuentes precolombinas en la obra de Alejandro González Trujillo, “Apu-Rimak” Puraqta Kay, de Uriel Montúfar Sin interés aparente, de Juan Carlos Belón
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Entrevista y reseña Reseña: ¡Kutimuy, Garcilaso!, de Eduardo González Viaña José Antonio Mazzotti
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez Miguel Esteban Torreblanca (Gijón, España)
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Presentación del libro El largo camino de Castilla. Eduardo González Viaña. Concierto y conversatorio: “La cultura afroperuana como inspiración”. Grupo Lundú de Arequipa. Club de lectura 2021. Conferencia y conversatorio: “La nave de los locos e ilusos, un acercamiento al rock progresivo”. Jesús Carpio. Curso virtual: “Escritoras norteamericanas”. Celeste D’Addieco. Curso virtual: “Breve historia del arte norteamericano”. Javier Rodríguez Canales. Arequipa monumental a través de la Casona del Cultural. Álvaro Espinoza De la Borda y William Palomino. Conferencia: “La Expedición Libertadora y el Protectorado de San Martín en el Perú”. Juan Alberto San Martín Vásquez. Recital de solistas. Conservatorio Regional Luis Duncker Lavalle. Curso virtual: “Artistas estadounidenses”. Javier Rodríguez Canales. Curso virtual: “Literatura e historia”. Celeste D’Addieco. Conversatorio: “La biblioteca de Merlín, haciendo la cultura accesible para todos”. Merlín Chambi Gallegos. Concierto musical: “Criollos por el Bicentenario”. Conferencia y conversatorio: “Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos”. Diego Paitán Leonardo. Videos: “Heroínas del Bicentenario con Juanita”. Lorena Llerena. Curso-taller: “Labor, herramientas teatrales para la vida cotidiana”. Jimena Lindo. Presentación del libro: Domingo. La máquina sin tiempo. Javier Emilio Vásquez Nájar.
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Coloquio: “En espejo con el pasado y la memoria. La escritura de Juan Manuel Chávez”. Juan Manuel Chávez y Rosa Núñez. Conferencia y conversatorio: “La lucha por la identidad en la pintura del Perú”. Francisco Soriano. Taller de iniciación a la cerámica a través de la construcción de la máscara. Rosamar Corcuera. Conferencia: “Micaela Villegas, la Perricholi: mito, leyenda e historia a 200 años de su muerte”. Alonso Cueto. Conferencia y conversatorio: “Hablemos de los museos en el Perú”. Pedro Pablo Alayza. Conversatorio: “Algunos caminos de la música contemporánea en Arequipa”. Miguel Valdivia y Jesús Carpio. Curso virtual: “Escritores afroestadounidenses”. Celeste D’Addieco. Taller: “Las herramientas del actor”. Vanessa Saba. Víctor Humareda (1920-1986). Dominar el color/Ver la realidad. Víctor Mejía y Alfredo Alcalde Concierto de Música Antigua: John Stanley(1712 - 1786) 3 Sonatas de la Colección: Six Solos for a German flute, violin or harpsichord. Dúo Lopera Concierto: Ensambles musicales, Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle” Cuentacuentos 2021. Alexis Valverde y Laberinto Teatro
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Editorial
Viviendo el Bicentenario
Editorial | Viviendo el Bicentenario
Una manera sencilla de ver nuestra vida republicana es señalando algunos hitos significativos como la proclamación de la independencia en 1821 y las celebraciones centenarias de 1921 y 2021. Cuando José de San Martín proclamó “desde este momento el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos”, dio inicio a una nueva etapa de nuestra historia. Las palabras del Libertador pueden dar la sensación de que en ese momento la unidad nacional estaba consolidada y que la independencia se lograría con cierta facilidad. Sin embargo, sabemos que el paso hacia la República estuvo marcado por la tensión entre liberales, conservadores, peninsulares, criollos y caciques, en medio del tremendo esfuerzo que demandó la reorganización política del Virreinato, la reformulación de un sistema económico extractivo y el cambio de un modelo cultural barroco que no estaba en sintonía con el espíritu neoclásico y romántico de la modernidad. Cien años más tarde, el Perú había pasado por la experiencia traumática de la Guerra del Pacífico y empezaba a marchar hacia la modernidad bajo el régimen de Augusto B. Leguía, cuyo gobierno buscó fortalecer la identidad nacional promoviendo al indígena. En ese momento aparecieron los partidos políticos tradicionales, que tuvieron un impacto significativo en la sociedad, y hubo una constelación de intelectuales y artistas que han dejado una profunda huella en nuestra historia cultural, entre los cuales mencionamos a José Carlos Mariátegui, José Sabogal, Julio C. Tello, Abraham Valdelomar, Víctor Andrés Belaúnde y José de la Riva-Agüero, quienes enarbolaron las ideas del indigenismo, el modernismo y el mestizaje, entre otras. El año 2021 ha significado para el Perú un momento de gran complejidad por la pandemia de la COVID-19, que ha costado más de doscientas mil vidas, la desaceleración de la economía y los problemas sociales que se han visto reflejados en el devenir político. Si bien el panorama actual presenta muchos desafíos, es también una ocasión para volver a pensar el Perú identificando los puntos de apoyo sobre los cuales construir una renovada identidad nacional. En ese sentido, es urgente promover el aporte cultural de las diversas regiones del país, el cual, según estudios históricos recientes, ha sido muy importante
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Editorial | Viviendo el Bicentenario
por la calidad del contenido y su proyección internacional, tal como podemos constatar en el circuito intelectual que hubo entre Cuzco y Buenos Aires durante los años 1900 y 1950 (Kuon Arce et al., 2009), o la revalorización de los fotógrafos Max T. Vargas, Emilio Díaz, los hermanos Vargas y Martín Chambi a través de diversos estudios (Garay, ed., 2015) y exposiciones que se han organizado en los últimos años.1 En la actualidad, las universidades y las escuelas superiores de la región vienen formando un contingente de artistas y literatos que están obteniendo reconocimiento en el Perú y el extranjero. Por todo ello, el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa ofrece al público el primer número de la revista Cultural, el cual está dedicado al Bicentenario de la Independencia y su relación con la Región de Arequipa. Recogiendo la idea de que la cultura se construye gracias a la colaboración entre las artes y las letras, el lector podrá encontrar dos textos dedicados a la historia de la literatura y del arte arequipeños. El artículo de Tito Cáceres Cuadros “La literatura arequipeña: de la Colonia a la República” es una narración erudita del cambio de época marcado por la transición del Barroco al Romanticismo, que tuvo en el prócer Mariano Melgar uno de sus principales artífices. Luego de la lectura del texto es posible decir que, desde ese momento, el alma arequipeña estará marcada por los yaravíes del poeta. Por otro lado, el trabajo de Diego Paitán Leonardo, “Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos”, nos traza una línea de continuidad entre el pintor Fernando Zevallos (1840-1900), que representó el Romanticismo europeo, el multifacético Pedro Paulet (1874-1945) y el fotógrafo Maximiliano Telésforo Vargas (1874-1959), quienes trajeron la experiencia de la Revolución Industrial y el Modernismo, para terminar destacando el papel del insigne pintor Jorge Vinatea Reinoso, quien se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la influencia del Indigenismo de José Sabogal. Seguidamente, encontramos los textos de las principales actividades culturales gestionadas por nuestra institución, con la intención de tender puentes entre el arte peruano y el internacional, entre el pasado y el presente, tal como se puede apreciar
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Por ejemplo, Emilio Díaz: esplendor del retrato en la fotografía arequipeña, 1893-1920, exposición curada por Andrés Garay y Jorge Villacorta que se realizó en el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa en mayo del 2019.
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al contrastar, por ejemplo, la muestra del fotógrafo español Rif Spahni que nos trae imágenes del Sahara con la propuesta conceptual de Eduardo Llanos “Nudos e Intersecciones”. De esta manera, se ofrece una mirada amplia de una parte del quehacer cultural de la Región con la intención de despertar el interés de los principales líderes de la sociedad, enriquecer nuestra propuesta educativa basada en la experiencia del idioma inglés para ser ciudadanos insertos en el mundo y facilitar futuras investigaciones en el campo de las artes y las letras a nivel nacional. Esperamos que la revista Cultural se consolide como un aporte valioso para el desarrollo integral de nuestro querido Perú.
Bibliografía Garay, A. (ed). (2015). Fotografía Max T. Vargas. Arequipa y La Paz. Piura: Universidad de Piura, Facultad de Comunicación. Kuon Arce, E., Gutiérrez Viñuales, R., Gutiérrez, R., & Viñuales, G. M. (2009). CuzcoBuenos Aires. Ruta de intelectualidad americana (1900-1950). Lima: Universidad de San Martín de Porres.
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Artículos
La literatura arequipeña: de la Colonia a la República Arequipa y su aporte al Arte Peruano de entre siglos
La literatura arequipeña: de la Colonia a la República Tito Cáceres Cuadros 1
El Bicentenario de la Independencia es un estímulo para reflexionar sobre la génesis de la literatura arequipeña, la cual tuvo en el paso de la Colonia a la República uno de sus momentos más significativos. La literatura colonial en el Perú fue practicada y difundida por españoles llegados a la capital del Virreinato y destinados luego como corregidores o administradores en las provincias. Muchos de ellos devienen peruleros, término usado para los primeros residentes, amigos de Cervantes o Lope, y que Galdos Rodríguez usa para resaltarlos como creadores. Muchos poetas mistianos, según él, escribieron sabiendo que su literatura jamás se vería en letras de molde; por ello, llama la atención la denominación que les dio Travada como Los Cisnes del Chili, escribiendo frases como esta: “Muchas Coronas de Rosas merecieron los Cisnes del Caistro arequipense en premio de las muchas Poesías que, en todos metros, en idioma latino y castellano, compusieron para la fiesta del estreno del templo del Monasterio Santa Rosa…”. Con esta hipérbole poco feliz, por la comparación con los míticos poetas griegos o cisnes del río Caistro citados en Homero u Ovidio, Travada no hace otra cosa que tratar de emular las referencias que los barrocos popularizaron, aunque él mismo reconoce que escondieron sus nombres y “sus eruditas habilidades, sin aspirar vanos a la exterior gloria”. Considerando lo anteriormente dicho, no es exagerado el juicio de Mariátegui cuando
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El presente texto es una adaptación realizada por el autor del artículo “Literatura arequipeña: paso de la Colonia a la República”, publicado en: Cáceres, T. (2018). Ensayos de literatura arequipeña. Arequipa: Editorial UNSA.
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dice: “El ciclo colonial se presenta, en la literatura peruana, preciso y claro. Nuestra literatura no solo es colonial en ese ciclo por su dependencia y vasallaje a España; lo es, sobre todo, por su subordinación a los residuos espirituales y materiales de la colonia” (1974, p. 240). Es pues ese espíritu de corregidor y encomendero el que se mantendrá en los literatos posteriores. Por su lado, Luis Alberto Sánchez indicaba que hubo diferencias entre los conquistadores inspirados, copleros por excelencia y muchos de ellos mediocres, y los que se establecieron luego, que al agruparse en academias o salones intelectuales copiando a las cortes europeas realizaron una obra más fina y pulida, pero que terminó siendo institucionalista. En un primer momento, estos escritores fueron imitadores del Renacimiento itálico y tradujeron o copiaron a los grandes poetas latinos o griegos; luego, se pasaron al barroquismo de influjo gongorista por su formalismo exagerado que sugiere más que contiene elementos temáticos de trascendencia. Sánchez también indica que fueron ganados por la molicie, que perdieron la espontaneidad de los primeros y terminaron haciendo versos laudatorios como cortesanos. Durante el siglo XVIII la sociedad virreinal entró en crisis por los escándalos cortesanos, la querella entre los criollos nacidos en el Perú y los españoles peninsulares, los problemas internos de la metrópoli y las guerras con otros reinos que tuvieron como consecuencia el aumento de los impuestos por parte de la Corona. Cuando los alcabaleros y aduaneros aplicaron con mayor rigor el cobro de contribuciones, aparecieron las protestas en diferentes puntos de la América colonial, destacando las rebeliones indígenas o mestizas, por ser estos los mayormente expoliados. Además, cuando los intereses de los criollos se vieron afectados es que va anidando la idea de libertad en consonancia con
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el iluminismo y el racionalismo burgués que inspiraron la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Con respecto a la literatura peruana, las ideas iluministas no tuvieron el mismo eco en las provincias que en Lima, de suerte que las protestas denotan un sello diferente y la poesía popular campea mezclando la ironía con la política libertaria; primero como protesta ante la corte española y luego como anhelo libertario. Frente a la opinión de algunos tratadistas de considerar a Arequipa como bastión godo, Guillermo Galdos Rodríguez califica de intento emancipador a La Rebelión de los Pasquines (título de su libro), y afirma que “fue la de Arequipa una rebelión general donde criollos, mestizos e indios se dieron la mano para unidos pedir el respeto a sus fueros y recordarle a Carlos III que como soberano estaba obligado a tratar con justicia a los colonos de esta parte del Continente”, y luego indica que “con anticipación de varios meses a la sublevación de Túpac Amaru II en Tinta, Arequipa fue el núcleo subversivo del que irradió el espíritu levantisco a Tarma, Cuzco, Huaylas, Alto Perú, etc.” (Galdos Rodríguez, 1967, p. 18). En la obra citada, Galdos Rodríguez ha comprobado que el pronunciamiento a través de los pasquines arequipeños estuvo ligado al cuzqueño y otras ciudades sureñas, teniendo en común “la redacción y hasta la forma de causar una psicosis colectiva entre los godos, inspirados en los anónimos mistianos”. Desde la época de la Conquista, la poesía popular fue consustancial al espíritu peruano y, aunque fue desplazada por la culta y erudita, no se perdió del todo, sino que necesitó de nuevas causas políticas para que se pusieran nuevamente en boga. Según Sánchez, las muestras de descontento precedieron a los levantamientos armados; luego se refiere al ciclo en torno a Túpac Amaru II diciendo que “fue un hecho evidente la existencia de una literatura clandestina; inspirada en la conjura y el levantamiento indígena. Con esto queda roto el cartabón gongorino” (Sánchez, 1981, t. II, p. 636) y que la musa popular se enfervorizó con la insurrección del gran caudillo indígena. En cuanto a los méritos literarios, aclara que “estos poetas callejeros encubiertos por el anónimo y atenidos a la improvisación, nada les interesa el juicio del sabio, la aprobación del docto; se dejan arrastrar por su inquieta y repentista Musa, ajenos a las exigencias de la corrección” (Sánchez, 1981, t. II, p. 638). A mediados del siglo XVIII, Arequipa conservaba marcadas diferencias sociales, pues Galdos indica el contraste entre el fausto de las clases acomodadas (había familias con más de cuarenta sirvientes) y la miseria del artesanado y del indio explotado. En
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este tiempo, la ciudad fue un centro económico relevante donde los terratenientes y hacendados de los valles de Vítor, Siguas, Majes y Tambo exportaban sus productos hacia los corregimientos del Alto Perú. Anejo al desarrollo comercial, persistió una pugna social patentizada en la urbanización y demarcación territorial de la ciudad y en las coplas populares que circulaban frente a los cultistas: Borrachera de ccapero ejemplo de duración; una semana lomeando y un mes en San Juan de Dios. 2 Los nuevos tributos y repartimientos exigidos por el visitador Areche más el abuso de sus funcionarios desataron el odio en todas las clases sociales y detonaron la revolución contra la monarquía. Eusebio Quiroz Paz Soldán, siguiendo las fuentes de Galdos Rodríguez, indica que en Arequipa estos ideales “no gravitaron sobre los grupos sociales por igual”, por eso el contenido social de esta rebelión tuvo dos caminos: […] el primero, señalando directamente qué grupos eran afectados por los nuevos impuestos que dieron motivo a la rebelión de 1780; el segundo, por el contenido ideológico-social que revelan los pasquines, como sabemos esta rebelión se manifestó en la composición de los pasquines en verso, anónimos, colocados en diferentes lugares de la ciudad de Arequipa, la mayoría de ellos, tomados por las autoridades, están hoy en el Archivo General de Indias, su conocimiento demuestra pronto que los considerados culpables no pudieron haberlos redactado, no por carecer de cultura, sino por razones de otra índole: su contenido revela otra mentalidad, otra actitud, otra posición social en quien los escribe. (Quiroz Paz Soldán, 2011, pp. 195-196) Las preguntas básicas de su investigación son quiénes redactaron los pasquines y quién dirigió el movimiento, y concluye que no fueron escritos por indios ni por gente ignorante —“los cuartetos y décimas no salieron de plumas vulgares”—, sino de nobles (mandones) agobiados por las nuevas cargas fiscales y que en el movimiento fueron
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Se refiere a un hospital que funcionaba en la calle de San Juan de Dios, en Arequipa.
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los mestizos (muchos “hijos de hidalgos de solar conocido y honrado”, según Galdos) afectados por el empadronamiento, los que asumieron la dirección y que la alusión a los pobres (artesanos e indios) no es gratuita, ni menos el rechazo a los españoles: Te advertimos el que estés con muchísimo cuidado Que toda la plebe está en el todo violenta …y los chapetones todos los que quieren El perder su vida y asienda estos salgan a la Defensa y los que no se metan. Galdos Rodríguez explica el clima de rencor y violencia de la siguiente manera: “Todo tuvo su origen en causas de índole económica. Los alcabaleros, los sacerdotes, las autoridades, los oficiales reales, todos procuraban esquilmar al pueblo y no para aumentar las rentas de la Cámara Real, sino para beneficio propio”. En una prosa aparecida en la puerta de la Iglesia de la Chimba (Yanahuara), se leía: “[…] los enemigos del cuerpo son los Curas, Corregidores y Alcaldes, pues que ellos ganan la plata robando, piensan que así la ganamos, sabiendo que para conseguir dos reales, agachamos un día entero el lomo […]” (Galdos Rodríguez, 1967, p. 155). Con esto nos aclara que el sistema virreinal y el clerical estaban desprestigiados. Morirá el Corregidor Y Receptor de la Aduana Oficiales y escribanos Y los hechos de su banda. ¡Oh, muy nobles ciudadanos! ¡Oh, mis muy caros hermanos! Si no miráis por sí propios Quién, pensáis, ha de mirar Sólo el sacerdocio de Estado Lo tenemos reservado Para que absuelva las culpas A los muchos que ha robado. Estad prontos advertidos A nuestros gritos y silbos.
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Esta advertencia de conjura se manifiesta en los mismos pasquines (que Galdos llama Protesta de los Pueblos Oprimidos): Quinientos setenta y siete Somos todos los citados Los que expresamente alzados Hemos de morir matando. Acerca de la composición social de los insurrectos leemos en otro pasquín: Damos a saber señores Que aquí entre todos servimos A los del pasquín pasado, Aunque somos desvalidos Es muy corta compañía Los que aquí se ha prevenido Son Trescientos diecisiete Fuera de todos los indios Y al fin todos hermanos Los paisanos y vecinos. Exaltados los ánimos a fines de 1779, la rebelión se concreta, se pasa de los pasquines a la lucha a través del ataque a la Aduana. Si bien el corregidor Semanat trató de apaciguar la revuelta, los insurgentes incendiaron su casa, por lo cual tuvo que huir refugiándose en el Convento de la Merced. Desde allí se convocó a las tropas reales, las cuales sofocaron la sublevación en forma sangrienta, ya que los alzados solo contaban con los fusiles que encontraron en casa del corregidor. De las bajas no hay precisión, pero se sabe que llegó un batallón del Callao, que se alzaron tres horcas en la Plaza Mayor, que las tropas también “ranchearon” en Miraflores. Los juicios sumarios se extendieron hasta junio de 1780, culpándose mayormente a los indios (seis indios habían sido ahorcados el 17 de enero). Para nuestro caso interesa saber que en medio de la lucha apareció la consigna “¡Libertad!”, que excede la simple protesta fiscal y que según Quiroz “se proyecta como una definición social hacia la Emancipación”. Galdos, por su parte, concluye:
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Lo importante de todo esto consiste en que la Rebelión de los Pasquines fue una verdadera reacción en contra de las instituciones de la época y de lo que ellas significaban para el peruano, para el arequipeño. Fue esta la primera oportunidad en que amenazó al rey de España con solicitar la protección del soberano inglés. (Galdos Rodríguez, 1967, p. 154) Frente a esta literatura de circunstancias, mezcla de lo popular, de lo espontáneo y de cierto cultismo clásico español, se alzarán otras voces que continuarán con las ideas emancipadoras en otros estilos literarios y filosóficos. Entre los autores más renombrados de ese momento destacamos las figuras de Viscardo y Melgar. Juan Mariano Pablo Viscardo y Guzmán fue un jesuita nacido en Pampacolca, Arequipa (1748), que se secularizó y emigró cuando la orden fue expulsada del Virreinato del Perú en 1767. Es en este contexto que fue germinando en él la idea de la emancipación de España. Sin entrar en detalles biográficos como su relación y desilusión con el ministro Pitt, su confianza en el norteamericano Rufus King y su lamentable deceso en la miseria a los 40 años, diremos que los acontecimientos de la época lo llevaron a redactar su célebre Carta a los españoles americanos (escrita en francés), que inspiró a muchos ideólogos revolucionarios como Miranda. Rommel Arce sintetiza de la siguiente manera las exigencias expuestas en la Carta: 1) Por el monopolio comercial de España; 2) Por la postergación de que eran objeto los españoles americanos en los empleos; 3) Por la falta de seguridad pública, puesta de manifiesto con la expatriación de los jesuitas; 4) Por el despotismo de la Corona española; 5) Por el abuso cometido en contra de los indígenas y mestizos a través de los repartimientos; 6) Por la falsa igualdad entre España y sus colonias; 7) Por la idea de patria; 8) Por el ejemplo que dieron las colonias inglesas de Norteamérica para independizarse. (Arce Espinoza, 2007, p. 23) Se puede discutir si las ideas políticas de Viscardo consistieron en una monarquía constitucional y un nacionalismo continental o panamericanismo (“El Nuevo Mundo es nuestra patria, su historia es la nuestra”), sin embargo, lo esencial de su propuesta se encuentra en el deber de los criollos o españoles americanos de gobernar su patria con autonomía. En cuanto al fundamento de su pensamiento, Sánchez dice que Viscardo
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Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (1748 - 1798) Dibujo a pluma: David Puma
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[…] cuando encara los sucesos políticos, participa, sin decirlo, de las ideas circulantes acerca del Derecho Natural, ya que afirma que la emancipación de las colonias españolas en la América meridional fluye de la naturaleza de las cosas, sin que precise las reivindicaciones de raza por mano de los indios, como ya estaba ocurriendo en Perú, Nueva Granada, México y Misiones. (1981, T. II, p. 692) Precisando un poco más, Viscardo no es un teórico sino un escritor orientado hacia la práctica, lo cual se evidencia cuando, con ocasión de la rebelión de Túpac Amaru II y estando al servicio de los ingleses, pidió ayuda e incluso quiso regresar al Perú para ponerse en acción. En ese sentido, Eusebio Quiroz nos dice: “La Carta […] es sobre todo un alegato, una explicitación de los derechos que tiene América para independizarse y ser libre. No debe ser vista únicamente en su dimensión ideológica, sino como una convocatoria a la acción, como un llamado al levantamiento” (2011, p. 539). Dicho esto, es pertinente examinar el documento, no histórica ni sociológicamente, sino a partir de sus indudables cualidades literarias. La forma epistolar, muy en boga en Europa, especialmente en la literatura filosófica o en los prerrománticos, hizo que Viscardo escribiera varios de estos documentos; sin embargo, es la Carta a los españoles americanos la que acaparó todos los estudios posteriores que hoy se comparten. Sánchez afirma que Viscardo “produjo uno de los documentos y piezas literarias y políticas más notables de su época” (1981, T. II, p. 692) y Tamayo Vargas confirma la misma idea al decir que “es la primera base sólida del pensamiento de la Independencia y del espíritu libertario de Hispanoamérica. Y su Carta […] es un ejemplo de la literatura de su época” (1993, T. 2, p. 382). Podemos apreciar que la obra de Viscardo no solo fue un anticipo de la oratoria de los próceres de la Emancipación, sino que sobrepasó largamente la exposición política y social con un estilo acucioso, sin caer en lo panfletario, debido a que su pensamiento estuvo enriquecido por los temas filosóficos imperantes en ese momento. Él luchó por una Hispanoamérica libre e igualitaria, pero no vivió para ver el éxito de sus enseñanzas, ni las luchas caudillistas y tormentosas de los emancipadores. De las dos formas expuestas, la popular patriota y la culta iluminista, representada por Viscardo, Baquíjano y Carrillo, otros intelectuales y algunos religiosos liberales, se fue gestando una literatura con mayor identidad nacional. En la literatura arequipeña
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merece una mención aparte Mariano Melgar (1790-1815), poeta que tuvo un papel preponderante en la renovación de la poesía colonial y la forja de una literatura peruana al descubrir venas indígenas en los cantos sentimentalistas quechuas. Melgar estudió en el Seminario de San Jerónimo, que le dio una cultura humanística donde la lectura de Cicerón, Virgilio y Ovidio alimentó su vena poética. Nombrado profesor de latín, tradujo la discutida Remedios de amor de Ovidio, a la cual tituló El arte de olvidar y que tendría ecos en su vida sentimental. Desvinculado de su proyecto sacerdotal, pensó estudiar Derecho. Su naturaleza sensitiva y el despertar del “eros” ligado a la figura femenina le hizo pasar de la “cruel Melisa” a la “esquiva Silvia”. En ese momento, se acrisoló la fuerza sentimental con el dolor elegiaco. Amor ardiente y decepción se suceden, dando a su estro poético los primeros tonos románticos. A pesar de que durante la vida de Melgar (fines del siglo XVIII y comienzos del XIX) dominaba el prerromanticismo que dará lugar a la escuela romántica, es necesario aclarar que el espíritu romántico siempre ha existido: desde los yambos griegos, los poetas latinos y los precursores del Renacimiento, especialmente Petrarca, cuyos sonetos inspiraron a muchos españoles, hasta los barrocos (como Góngora y Quevedo), en quienes los reclamos de amor a la mujer se cruzan con crueles dolores. En estos poetas el sensualismo diseña versos de insinuante erotismo y de elegiacos matices. Durante la colonia hemos visto que los poetas peruleros bajo el patrocinio de Lope eran proclives a estos tonos románticos y que Sánchez menciona entre los “pasquineros” a Melchor de Guzmán, un limeño radicado en Santa Fe de Bogotá, que fue autor de estos versos inéditos: Ausente estoy y queriendo Tu amor a manos llenas Que cuando estoy padeciendo Pueden mis penas apenas Decir lo que estoy sintiendo. Amo sin dejar de amar Lloro ausente y sin provecho, Y sin merecer gozar, Sólo está mi pecho hecho A padecer y gozar. (Sánchez, 1981, T. II, pp. 643-644)
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Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso (1790 - 1815) Dibujo a pluma: David Puma
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Esto confirma que muchos poetas de aquella época cultivaron una literatura sentimentalista; sin embargo, Sánchez afirmó que Melgar fue el introductor de “la tristeza” en la literatura peruana, apelando a “funestos presentimientos: no hay más, para llorar sólo he nacido”. En esa misma línea, Mariátegui dijo que Melgar fue un romántico “por su arte y por su vida” y que su romanticismo fue “un arranque espontáneo”. Por ello, Melgar rompió progresivamente los moldes neoclásicos que lo ataron en sus primeras composiciones, que curiosamente no fueron afectadas por el barroquismo declinante de su época. Para Sánchez: Melgar representa la cancelación de la poesía colonial y el inicio de la poesía peruana por las siguientes razones: a) la tendencia erótica; b) la fábula; c) la incorporación oficial del elemento indígena; d) el sentimentalismo franco; y e) rinde culto directo a una mujer. (1981, T. III, p. 758) Refutando a Riva-Agüero, Mariátegui dijo que Melgar “es el primer momento peruano de esta literatura”, y Sánchez, que “Melgar es el primer poeta republicano y romántico del Perú”. Estas afirmaciones tienen que ver con la unión romántica del poeta con el patriota, de lo individual con lo social, pues aun cuando ellos abandonaron el racionalismo por el sentimentalismo, participaron del avance de la burguesía pragmática a la que pertenecían, cayendo en la desilusión después de haber vivido los ideales de la revolución. En el Perú de la época de Melgar se vivía un clima de incertidumbre por las insuficientes reformas liberales de las Cortes de Cádiz y las persecuciones impulsadas por el virrey Abascal. El poeta arequipeño, que ya había asistido a la Tertulia Literaria en Lima al lado de Corbacho y Benito Laso, tuvo noticia de las insurrecciones en otros virreinatos y supo de los levantamientos en las provincias arequipeñas que siguieron a la de Túpac Amaru II. De esta suerte, Melgar deja la poesía laudatoria colonial y en su Oda Primera, conocida como Al Conde de Vista Florida, alaba las cualidades patrióticas de Baquíjano y Carrillo, el héroe de la jornada universitaria de 1781 que fue perseguido por Abascal y desterrado a España: Ilustre americano Honor eterno del peruano suelo; Al fin ya quiere el cielo Que en jefe tan humano Halle la patria todo su consuelo Volver al índice
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La Lucila José Luis Pantigoso Dibujo a pluma (Exposición en Galerías del Cultural - 2013)
Al igual que Viscardo, Melgar ve en este criollo las trazas de un americanismo que al romper las cadenas con España encontrará el bienestar: La América entre tanto La América, cobrando su derecho A tu sensible pecho Con perdurable canto Te llamará su gloria y provecho.
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El entusiasmo patriótico de Melgar coincidía con la ilusión que trajo el establecimiento de las Cortes de Cádiz y la posterior instauración de los cabildos, pero luego, en su Oda a la Libertad, va más allá, proclamando la reivindicación de todos, incluidos los indios: Despotismo severo, Horribles siglos, noche tenebrosa Huid. La india llorosa El sabio despreciado, el orbe entero Sepan que expiró el mal y que hemos dado El primer paso al bien tan suspirado Incluso impulsa el nacionalismo y anhela el término del coloniaje: Vieron más los mortales: El cetro que al rey arrancado había La Libertad lo dio a la nación mía. “Acabad vuestros males Resistid al tirano” Dijo la diosa con acento humano. Paralelamente al ideal libertario que inspiró su poesía, el tema pasional se acrecienta cuando Melgar regresa a Arequipa encontrando a su Silvia renuente ante sus desesperados requerimientos amorosos. A partir de allí, su poesía se tiñe de melancolía, pasa de los tonos elegiacos a frenéticos arranques sentimentales. ¿Por qué a verte volví, Silvia querida? ¡Ay triste! ¿Para qué? ¡Para trocarse Mi dolor en más triste despedida! Luego, pasa del dolor al anhelo fúnebre de acabar sus males: Lloro… no puedo más… Silvia querida Déjame que en torrentes de amargura Saque del pecho mío el alma herida. El negro luto de la noche oscura Sea en mi llanto el solo compañero Ya que no resta más a mi ternura.
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S/T José Luis Pantigoso Dibujo a pluma (Exposición en Galerías del Cultural - 2013)
Aunque resulte forzado, diremos que en ese romanticismo melgariano, como en muchos poetas, confluyen amor y muerte (Eros y Thánatos): Yo perdí a Silvia, y en su dura ausencia De mil recelos me hallo combatido Más que a la Parca temo de su afecto Cualquier desvío. Gracias a su desgarramiento romántico, Melgar es el precursor en el Perú de esta escuela, porque ante una poesía colonial donde primaba el amor místico sobre el Eros sensualista, era la primera vez que la figura de una mujer (Silvia) rompía los cánones líricos reiterativos. En ese sentido, Melgar supera a la literatura tradicional concentrando en su musa la ternura y la desesperación que lo impulsaron a buscar en las raíces indígenas el alma popular, pasando de la versificación y estrofas castellanas, como elegías, odas, sonetos, octavas, décimas y glosas, al metro corto, libre de retoricismo y caracterizado
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por la rima pareada al medio, los estribillos y la cadencia lánguida. Este nuevo estilo hace patente que el poeta alimentó sus pesares y requiebros amorosos con los tonos lacerados del indio transterrado, su tristeza profunda y sus desgarros sentimentales que se traducirán en canciones que se denominarían yaravíes, término que deriva del harawi (acompañado de canto), cuya etimología y génesis han sido estudiadas brillantemente por Aurelio Miró Quesada. En un primer momento, los yaravíes fueron acogidos en las esferas populares convirtiéndose en una expresión poética y musical que luego alcanzaría otras esferas sociales, y que posteriormente serían rescatados y preservados por todo el pueblo arequipeño. Una muestra de lo expuesto la encontramos en los siguientes versos: Vuelve que ya no puedo Vivir sin tus cariños: Vuelve mi palomita; Vuelve a tu dulce nido. El término palomita nos remite, sin duda, al imaginario poético andino. A todas horas mi sombra Llenará de mil horrores Tu fantasía: Y acabará con tus gustos El melancólico espectro De mis cenizas. En la siguiente estrofa vemos en el lado mórbido del amor desesperado que se tiñe de funestos presagios, la herencia de cierto barroquismo unido al impulso de muerte que es totalmente europeo y, también, un tema abordado por el romanticismo ulterior. Has logrado ya tu intento Pero me ves yerto cadáver Y sin aliento Cubre, pues mi amante cuerpo Con la gala que le es propia A aquel que ha muerto: Pero, cruel, teme a mi sombra Que con voz horrenda y triste Siempre te nombra.
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La Carta a Silvia es la historia de su pasión, de su vida amorosa y sus desventuras, donde recuerda con amargura: “Con cuánta indiferencia, desde entonces / miraba yo a la pérfida Melisa”; luego expresa sus ilusiones: “Tanto el deseo de tu amor me incita / y tanto me incendia la esperanza / de que habías de quedar al fin por mía”; en otro momento se defiende de los padres de su amada diciendo: “Han dicho que traigo la miseria / porque ya la fortuna que vacila / robó a mis padres y a mi anhelo niega / sus bienes, pero a nadie tiraniza”; también le exige sinceridad: “¡Ay, dime Silvia, todo lo que sientes / descúbrele a mi amor tu alma sencilla / sepa yo cuanto piensas, y ya entonces / seré dichoso viendo tu franqueza / y prevendré los golpes que hoy me miman”; y sabiendo que la destinan a otro esposo, escribe: “Esto es lo mismo que deseo tanto / y que espero gozar contigo, Silvia, / si inocente prosigues, si deshaces / las vanas ilusiones que te pintan / como infiel a tu amante desgraciado; / y si por fin, el Cielo, en mejor día / manteniéndonos firmes, con su brazo / nuestros mutuos deseos verifica”. Llena de aspectos biográficos, esta carta nos expresa cuánto el poeta acusó los golpes de la fortuna y cómo el desamor lo lanzó a la desolación. Resulta evidente que en la época de Melgar todavía primaba el deseo paterno de imponer a la hija un marido de posición y hacienda. Estas costumbres de las clases privilegiadas acentuaron las diferencias sociales que la naciente burguesía mantendrá al llegar la República. Con respecto a ello, Melgar en la Elegía V da cuenta del hecho: “El fuerte muro que nos separaba / lo redoblaron”. Ya antes en la III decía con dolor y realismo vivencial: Yo perdí a Silvia por injustas tramas Que me formaron viles enemigos. Sin que algo impuro procurase nunca Mi afecto fino. El que Silvia desdeñara al poeta por los intereses y decisiones familiares parece ser el motivo de su honda pesadumbre y decepción: Todo mi afecto puse en una ingrata Y ella inconstante me llegó a olvidar … Juramos ser yo suyo y ella mía: Yo cumplí, y ella no se acordó más
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… Mi gloria fue en un tiempo su firmeza Y hoy su inconstancia vil me hace penar. De esto deducen algunos que, rota su ilusión romántica, se lanza a la rebelión política como una suerte de expiación. Juicio trivial que desconoce lo que antes hemos mencionado, que el poeta se da cuenta de que el patriotismo y el sentimentalismo no son antagónicos, que en su prerromanticismo se conjugan ambas fuerzas, tal como lo expresa en estos versos: Por Silvia amo a mi patria con esmero Y por mi patria amada a Silvia quiero… También es necesario recordar que en su Oda a la Libertad ya se mostraba decidido a la liberación y el triunfo de las ideas y la poesía juntas: Por fin libre y seguro Puedo cantar. Rompióse el duro freno Descubriré mi seno Y con lenguaje puro Mostraré la verdad que en él se anida, Mi libertad civil bien entendida. Mariátegui nos dice que este prerromántico se entregó a la revolución por cálido patriotismo y no por liberalismo enciclopedista. Auditor de guerra en la revolución de Pumacahua, fue fusilado en Umachiri cuando apenas frisaba los 24 años, lo que ha dado pábulo a que algunos digan que el héroe quizás mató al poeta que hubiera dado en su madurez un arte nacional más importante; otros, que la leyenda de su muerte heroica lo salvó del olvido. También se especula con la relación entre su romanticismo y su muerte o martirio, haciéndose comparaciones, algunas sugerentes como la de Chenier (tenemos nuestras reservas), pero lo importante es ver su trascendencia: Mariátegui, Sánchez y Tamayo coinciden en llamarlo el primer cultor de la literatura nacional y republicana, además de romántico. Otro aspecto notable para la literatura nacional es su incursión en la fábula con connotaciones políticas donde mezcla la tradición hispana con el ruralismo de sus imágenes, un mestizaje literario que se nutre del imaginario indígena. Pero con respecto
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S/T José Luis Pantigoso Dibujo a pluma (Exposición en Galerías del Cultural - 2013)
a la literatura arequipeña, no solo fue auroral y visionario, sino la figura fundamental cuya influencia marcó a los que vinieron después, pues su huella abarcó a todos los sectores sociales, así como a los poetas, los cantores populares, los creadores de salones y tertulias, a los soñadores, a los amantes de la mujer o de la naturaleza y a los que se alzaron en las barricadas de las revoluciones contra el centralismo. No es solo el poeta enardecido, inconsolable por Silvia, sino que, en palabras de Tamayo Vargas: “Melgar representa el nacionalismo literario en su cariño por la tierra, en la afirmación de las raíces populares de la literatura y en la personificación de los ideales de la libertad”. Y cita a María Huyese: “Es el primero que pronuncia —con dulcedumbre y sencillez— las palabras del mensaje poético peruano” (Tamayo Vargas, 1993, T. II, p. 406). Finalmente, hay que resaltar que el romanticismo melgariano también se nutre del ruralismo y que en la Oda IV (Al creador del Mar) expresa el éxtasis frente a lo sublime de la inmensidad y se fija en los caudales del Chili, “miserables” frente al Marañón
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respetable. En la Oda III, A la Soledad, refleja el clima arcádico, virgiliano, frente a la naturaleza benigna, que, según Rousseau, curaba desventuras; así exclama: “¡Qué tranquilo se goza / cuando en paz dulce el corazón reposa!”. Por esta razón, Mariátegui escribió: “Melgar, siguiendo el camino de su impulso romántico, habría encontrado una inspiración más rural, cada vez más indígena”. Y esto es lo más notable, su creación, el yaraví que lo inmortalizó en el espíritu arequipeño, un mestizaje cultural que se transforma en la identidad de un pueblo. Mostajo destaca que Melgar, hijo del pueblo, había triunfado porque su alma era la de Arequipa, con ella se canta, con ella se lucha. Finalmente, Aurelio Miró Quesada concluye su libro con las siguientes frases que no necesitan comentario: El mayor elogio de Melgar no van a hacerlo las historias ni los libros de texto; sino aquellos anónimos cantores que noche a noche continuarán vibrando con sus versos y acongojándose con su amor imposible, entre el denso perfume de la tierra, el bordoneo ritual de las guitarras y el vivo fulgor estremecido del cielo estrellado de Arequipa. (1978, p. 185) Si la literatura republicana empieza en el Perú con Melgar, es curioso anotar que Arequipa, después de Junín y Ayacucho, se aviene tarde a la proclamación de la independencia, conservándose muchas de las estructuras sociales del Virreinato. Consecuentemente, Mariátegui escribe que “nuestra literatura no cesa de ser española en la fecha de la fundación de la República. Sigue siéndolo por muchos años […] hay que llamarla […] colonial”. En ese momento, en Arequipa tenemos a José María Corbacho, abogado y compañero de Melgar y de Benito Laso en la Tertulia Literaria y en una logia secreta. Corbacho hizo poesía, quizás menor, como el soneto laudatorio a Baquíjano y a la libertad: “Libre de todo mal, con raudo vuelo / la nave te conduzca al deseado / alcázar, donde fuiste proclamado / de la patria por padre y por consuelo […] y sus pérfidos planes ya deshechos / leyes promulgue al justo y bondadoso / con que los pueblos queden satisfechos”. Buen orador, tanto en el foro como en la vida política, será recordado más como jurisconsulto que como literato. Zegarra Meneses también consigna al clérigo y patriota Mariano José de Arce, quien igualmente escribió la siguiente oda dedicada a Baquíjano: “Si a mi afecto mi numen igualara / Baquíjano, llegara tu alabanza / hasta donde no alcanza / del mismo Apolo el armonioso acento”.
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Dos poetas que abrieron el siglo republicano, luego de la muerte de Melgar y bajo su estela, aunque disímiles en sus logros y en su vida, fueron Del Carpio Melgar y Quiroz Nieto. Miguel del Carpio Melgar fue un patriota y político que no fue ajeno a la literatura, siendo recordado por su canto Al Misti: ¡Qué bello es contemplarte en tu alta cordillera! En una tibia noche de ensueños y de amor Y que Luna se alce de tu inmortal cimera Redonda y transparente, gallarda y placentera, ¡Cual genio que disipa las sombras del dolor! Cultor de yaravíes, como una reencarnación de Melgar, a lo largo de su vida escribió muchos versos de corte romántico. Más original fue el atormentado Ángel Fernando Quiroz Nieto, cuya vida fue una odisea en medio de la miseria y la incomprensión. Prolífico versador, con más de veinte mil sonetos según él, dejó un libro titulado Delirios de un loco, magnificado por la tertulia limeña en pleno romanticismo. Poeta mendicante y filósofo extravagante, castigado con el dolor por el solo hecho de vivir, entre sus desilusiones e incongruencias extendió su verbo entre romántico y anárquico: Sólo llanto me inunda cada instante Siento agudo dolor que me destroza Me consume y me llena delirante ¡Oh, terrible destino! ¡Oh, vida odiosa! Y la tumba apetezco pavorosa. Manuel Castillo es otro de los poetas de esa época. Hizo versos que sirven como epitafio: “Su vida fue una copa de amargura / ¡Ay, pobre bardo! ¡Que agotó su hiel! / No sospechaba que la tierra impura / Abrió la inmensidad entre ella y él”. Finalmente, podríamos sumar a este vate a Trinidad Fernández, Benito Bonifaz y muchos más citados en la Lira Arequipa, vates de una generación posterior que han de tener su propia historia y que, en mayor o menor medida, son hijos de este paso de la literatura colonial a la republicana.
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Bibliografía Arce Espinoza, M. R. (2007). Arequipeños que hicieron historia. Ediciones Universidad Católica Santa María. Cáceres Cuadros, T. (2003). Literatura arequipeña. Arequipa: UNSA. Cáceres Cuadros, T. (2018). Ensayos de literatura arequipeña. Arequipa: UNSA. Galdos Rodríguez, G. (1967). La Rebelión de los Pasquines. Editorial Universitaria de Arequipa. Mariátegui, J. C. (1974). 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Amauta. Miró Quesada. A. (1978). Historia y leyenda de Mariano Melgar. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica. Quiroz Paz Soldán, E. (2011). Obra histórica de Arequipa. Ed. Gobierno Regional de Arequipa. Sánchez, L. A. (1974). Los poetas de la Colonia y de la Revolución. Lima: Editorial Universo. Sánchez, L. A. (1981). La literatura peruana, tomos I, II y III. Lima: Juan Mejía Baca. Tamayo Vargas, A. (1993). Literatura peruana, tomos I y II. Lima: PEISA. Zegarra Meneses, G. (1973). Arequipa, en el paso de la Colonia a la República. Imprenta Cuzzi.
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Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos Diego Paitán Leonardo
Esta investigación analiza el aporte de algunos artistas arequipeños al arte republicano durante el tránsito de los siglos XIX al XX. Los años que delimitan el estudio son 1890 y 1921. El primero se debe a la fecha de creación del Centro Artístico de Arequipa, notable espacio cultural surgido del esfuerzo intelectual local, mientras que el último corresponde a la celebración del Primer Centenario de la Independencia. Entre estas dos fechas se desarrolla la etapa de la Reconstrucción Nacional (1883-1895), como respuesta a los estragos funestos de la Guerra con Chile (1879-1883), y se inicia la búsqueda de una identidad nacional entre la tradición y la modernidad con la República Aristocrática (1895-1919). Ya en el siglo XX, este proyecto de nación se consolida con la Patria Nueva del Oncenio de Augusto B. Leguía (1919-1930), el afloramiento del indigenismo con el pintor José Sabogal (1888-1956) y el diálogo abierto con las manifestaciones culturales regionales del hombre andino. El presente estudio sobre los artistas arequipeños seleccionados nos muestra que hubo un movimiento regional significativo y alternativo al espacio hegemónico limeño, instituido en parte por la historiografía. Al conmemorarse doscientos años de vida republicana, a pesar de que es inevitable pensar en una síntesis de la producción artística nacional, se constata que las investigaciones panorámicas sobre el arte peruano, hasta hace unos quinquenios, se concentraron en la ciudad de Lima, dejando de lado la actividad artística en ciudades como Cuzco, Ayacucho o Arequipa. Esta es la razón primordial de elaborar un estudio, aunque aproximativo, que indague sobre las voces que interactuaron con la capital. El arte peruano desde la institucionalidad tuvo hitos importantes como la creación de espacios de promoción artística y de protección del patrimonio cultural, pero este
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soporte no fue aplicado de forma transversal, lo cual se constata con el desarrollo desigual entre Lima y las otras ciudades. En el período de entre siglos, la compra de bienes artísticos fue un recurso sustancial para motivar la producción de obras de arte o al menos para incitar su importación, siendo la acción privada más efectiva que la estatal. Las posibles adquisiciones anunciadas en la prensa estimularon el ejercicio del criterio público, consciente e inconscientemente, a través de dos vías: la adecuación del gusto del crítico o agente artístico y la recepción evaluativa del público consumidor. Es importante remarcar que los artistas y agentes materiales e inmateriales fueron portadores de conceptos culturales que influyeron en el arte y la cultura indistintamente del marco geopolítico. 1 El pintor Fernando Zevallos 2 (1840-c.1900), arequipeño romántico, es significativo. Ante la ausencia de instituciones de enseñanza oficial, tuvo el auspicio privado de familias tradicionales como los Goyeneche para acceder a un viaje a Europa. A su retorno al Perú
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Uno de los artistas que comunicaron el arte europeo en la región fue Carlos Baca Flor (1867-1941), quien, junto a Daniel Hernández y Teófilo Castillo, formó parte de la segunda tríada de pintores académicos que migraron. Antes y después de la experiencia europea, tuvo un hito en Arequipa a través de caricaturas, retratos y paisajes. Después de París, arribó a Nueva York, donde alcanzó fama gracias al mecenazgo del banquero J. P. Morgan. Considerando que no deseaba retornar a su patria, su decisión póstuma de legar sus obras al Perú resulta una incógnita. A pesar de no encontrarse registros significativos de su actividad en Arequipa, es de valorar la transmisión de los preceptos de la pintura académica chilena a través de un óleo sobre una vista de Mollendo. 2 Batres (1986) y Núñez (1975) lo registran como Fernando Zeballos; en Cruz (2015) figura como Fernando Zevallos.
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participó en eventos artísticos de alta escala como el Concurso Científico, Literario y Artístico de Arequipa (1878) (Cruz, 2015) y las Exposiciones Nacionales3 en Lima. Las pocas obras conocidas de Zevallos permiten aseverar que dominaba el paisaje, la pintura de género, las evocaciones literarias y los retratos. El pintor tuvo estancia en España e Italia, donde accedió al aprendizaje oficial de la Academia de San Fernando de Madrid y los talleres de los pintores españoles Eduardo Rosales y Mariano Fortuny en Roma (Cruz, 2015). En esa correspondencia estilística, la Escena de la Divina Comedia4 (1900) es uno de los escasos temas existentes procedentes de la literatura europea interpretados por artistas peruanos a fines del siglo XIX bajo el influjo del Romanticismo. Evoca el sublime encuentro y visión extática de Dante Alighieri, acompañado del poeta romano Virgilio, con su amada Beatriz. El hieratismo, severidad y aura mística de la dama, sumado al contraste efectivo del claroscuro del fondo compositivo, tienen un efecto poderoso en Dante y Virgilio, ambos sumergidos en la penumbra como espectadores de la epifanía. Dentro de la obra de Zevallos también resalta la representación de intelectuales arequipeños de inicios de la República, como el retrato del deán Juan Gualberto Valdivia (1796-1884), para el cual el artista usó modelos fotográficos. El protagonismo de Zevallos contribuyó al impacto de la enseñanza académica y de la escuela española en el medio local y en la creación de instituciones de enseñanza artística. Además, desde la enseñanza particular, el artista promovió la pintura arequipeña antes de la creación del Centro Artístico (1890-1931). Entre quienes recibieron su enseñanza estuvo José Gabriel Álvarez Sotomayor (1856-1942), quien fue gestor fundacional del Centro Artístico y diestro en el dibujo lineal y decorativo. Sabemos que Álvarez presentó diseños a la familia Goyeneche para posibles trabajos murales a realizarse en Arequipa (Zevallos, 2013, p. 27), así como también, “copias de obras de Miguel Ángel, cuatro edades del hombre de la Capilla Sixtina y la resurrección de la carne de la Capilla de Pisa” (Zevallos, 2013, p. 25). A diferencia de su maestro, no tuvo acceso a las
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El inspector de obras de arte en el certamen de 1872 fue Juan Mariano Goyeneche y Gamio. Las obras de Zevallos que se presentaron fueron: Campesinas romanas en el camino de Tívoli a Subiaco, rezando delante de una capilla, Plaza de Porto Danzio, Patio de una casa, cárcel del tiempo del duque Valentino Borgio y Escena pompeyana. Andrea Sanz de García presentó también un cuadro de Zevallos, Rebeca. 4 La obra se encuentra en el Museo de Arte de Lima. En Cruz (2015) figura como Aparición.
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Escena de la Divina Comedia (1900). Óleo sobre lienzo. Reproducido en Cruz (2015)
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Retrato de Dean Juan Gualberto Valdivia (s/f) Óleo sobre lienzo. Reproducido en Zevallos (2013)
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posibles becas que costearían su aprendizaje en Europa, por ello continuó con su trabajo en la Compañía de los Ferrocarriles del Sur en el área de Maestranza. La enseñanza de Zevallos, bajo el método tradicional que consistía en la copia de los maestros europeos, se nota en el hecho de que José Álvarez recaudó varios objetos exóticos y obras de arte que posteriormente fueron considerados como herramientas pedagógicas. Los esfuerzos de Zevallos y José G. Álvarez, junto con los de otros intelectuales y artistas, se concretaron con la fundación del Centro Artístico, un espacio promocional en Arequipa dedicado a las actividades culturales, principalmente a la práctica del arte, similar a la labor institucional privada realizada por la Academia Concha (1893) de Lima. El 6 de agosto de 1890 se elaboró el prospecto de esta institución y se nombró a sus principales miembros,5 quienes desde el principio fomentaron las bellas artes con la conciencia de que el medio carecía de profesionalismo. Hacia 1897 los estudiantes del Centro participaron en diversos certámenes cultivando la pintura al óleo, el dibujo, la escultura, la acuarela, la pintura al temple, el pastel, la arquitectura civil, la litografía, el grabado, la fotografía, la fototipia, el fotograbado artístico y las artes decorativas (Zevallos, 2013), lo cual implica un rol de enseñanza de igual o mayor envergadura que el impartido en la Academia Concha, principalmente abocada a la pintura y la escultura. De la experiencia del Centro Artístico, surge Pedro Paulet Mostajo (1874-1945), ingeniero, científico y pionero de la aviación espacial. Si bien sobresale como inventor de prototipos industriales, como el motor impulsado por combustible (1895) y el primer sistema moderno de propulsión de cohetes (1900), fue también artista, crítico de arte, periodista y gestor artístico. Como estudiante del Centro Artístico, dominó el dibujo, la acuarela y la escultura, áreas con las que fue premiado en las exposiciones de la institución en 1893 (Zevallos, 2013, p. 32).6 La participación intelectual y artística
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Como presidente se designa a Benigno Cáceres, Abel Martínez, Antonio Guzmán, Pedro Alvarado, Ángel González, Manuel J. Cuadros, Benjamín Layzequilla y Carlos Cornejo (Zevallos, 2013, p. 29). 6 Paulet recibió la medalla de plata en 1893 por un interior de picantería y la medalla de oro por el busto de Andrés Martínez de Orihuela (1795-1856), político fundador de la Academia Lauretana en Arequipa, primera institución cultural en la ciudad en su etapa republicana. En 1894 realizó el busto de José Chávez de la Rosa (1740-1819), religioso español impulsor de reformas eclesiásticas y protector de la infancia abandonada.
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José Álvarez, Fernando Zevallos y José Luis Villanueva en el Centro Artístico. Reproducido en Zevallos, 2013.
de Paulet es de mérito gracias a la apreciación estética que hizo de los certámenes expositivos de arte e industria en Europa y por haber sido director de la Escuela de Artes y Oficios en Lima desde 1906. Nacido en Arequipa, estudió en la Universidad de San Agustín y posteriormente, en 1894, mediante una beca gubernamental, continuó sus estudios en la Universidad de La Sorbona de París. Durante la estadía en Francia hacia 1900 envió crónicas sobre la Exposición Universal de París, intentando conciliar la industria y el arte. En su momento, el intelectual Francisco Mostajo (1874-1953) indicó las inclinaciones artísticas de Paulet manifestadas en su sensibilidad con la pluma y el carboncillo,
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Pedro Paulet. Reproducido en Larrañaga (1909)
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Pedro Paulet. Ciudad industrializada. Reproducido en Larrañaga (1909).
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por impulso espontáneo, pero también por ser una vía de acceso a la creatividad interdisciplinar (Mostajo, 1950, p. 13). A este propósito, es significativo resaltar su naturaleza interdisciplinaria, porque Paulet suma a los aportes tecnológicos una predisposición estética (Mejía, 2017) que se fortaleció gracias a la asistencia como alumno libre de la Escuela de Artes Bellas y Decorativas de París, estando en la Cátedra de Ingeniería, para dominar el dibujo técnico y diseñar sus inventos (Madueño, 2002, p. 6), constatable en bocetos y proyectos aeronáuticos como el Avión Torpedo o System Paulet de 1902. ¿Cómo se percibía a Paulet en su época? En Lima, el crítico de arte Federico Larrañaga (¿?-1911) lo consignó como escultor, arquitecto, literato, químico diplomado y “práctico dibujante a la pluma” que demostró gran destreza en el uso de la tinta, los efectos visuales geométricos y en la elaboración de los exlibris, que eran “sellos antiguos y simbólicos” que se usaban para marcar los libros, signos cultos que sintetizaban el carácter intrínseco del poseedor mediante una firma artística que custodiaba el bien protegido. Paulet los “hizo bien” por construir elementos simbólicos de manera simple y figurativa, desde la geometría aplicada y el empleo de las reglas de la heráldica. Entre las representaciones consignadas en los exlibris, resaltan la del Ministerio de Guerra y Marina con el escudo nacional enmarcado geométricamente en el esplendor de un sol naciente; otra pieza muestra una ciudad industrializada de chimeneas altas en perspectiva lineal y plana. Otra composición representa a un campesino realizando el arado mediante una yunta, emplazado en una perspectiva diagonal que acentúa la profundidad de la composición. La esbeltez de la figura femenina no escapó del interés de Paulet, quien reprodujo a una dama elegantemente vestida a la moda francesa de la época. También tenemos un grabado de un paraje natural abigarrado en cuyo interior se percibe una forma arquitectónica. Finalmente apreciamos tres ensayos lineales de tipo exlibris: en el primero hay un jarrón decorado con motivos florales en cuyo centro figuran las iniciales E. A. G.; en el segundo vemos una antorcha encendida acompañada por pergaminos estampados con las iniciales A. y O., con una corona laureada en la parte inferior. El tercer exlibris es de formato horizontal, con dos filas de triángulos invertidos en las partes inferior y superior, mientras al centro se encuentran cinco cerámicas, entre las que resaltan dos de estilos mochica y chimú. En su faceta de crítico, Paulet informó sobre la Exposición Universal de 1900 desde París. Este evento era una gran plataforma de exhibición del progreso industrial y científico
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Pedro Paulet. Paisaje. Reproducido en Larrañaga (1909).
Pedro Paulet. Dama. Reproducido en Larrañaga (1909).
Pedro Paulet. Ministerio de Guerra y Marina Reproducido en Larrañaga (1909).
Pedro Paulet. Escena campesina. Reproducido en Larrañaga (1909).
Pedro Paulet. Ex Libris y viñeta con cerámica del Antiguo Perú. Reproducido en Larrañaga (1909).
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de las naciones occidentales.7 Con respecto a las distintas propuestas tecnológicas, el visionario arequipeño reflexionó acerca de sus aplicaciones en el Perú, un ejemplo de ello fue el proyecto arquitectónico de La Recoba en Arequipa (1906), promovida por el Concejo Provincial de la ciudad, que combinaba cemento armado, acero y sillar. En la crónica parisina, Paulet usa la palabra “clavo” para referirse a un concepto transversal de la exposición que alude a lo más resaltante, a la médula del desarrollo tecnológico —hierro y vidrio—, al artístico y al poder institucional. Usando este término es que hace una revisión de los clavos sucedidos desde 1851 hasta 1889.8 Al comentar sobre la Torre Eiffel, dice que se trata de un monumento perdurable gracias al hierro con que ha sido elaborada, lo que le hace reflexionar sobre su trascendencia física frente a otros tipos de bienes inmuebles ubicados a su alrededor, incluso, frente a quienes gestionaron su emplazamiento en París en 1889. Es importante consignar su postura tolerante y abierta a los valores artísticos correspondientes a la modernidad frente a las opiniones de artistas, escritores e intelectuales franceses que se oponían9 porque pensaban que la imposición de una gran arquitectura de hierro con un diseño de tipo
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Un ejemplo de las crónicas de Paulet lo tenemos en el siguiente texto: “Entre los atractivos urbanísticos de París divisa la avenida Nicolás II, de 100 metros de ancho, 30 metros a la circulación vial, el resto como jardín inglés, figuras de pasto verde, posters con liras enormes de luz eléctrica; la calle de Naciones, a la orilla izquierda del río Sena, formada por dos hileras de pabellones nacionales; el puente Alejandro III, compuesto por un solo arco de 115 metros de largo y cuarenta de ancho; la cascada eléctrica, ubicada en el palacio de la electricidad y el castrillo de agua, y la sala de ilusiones, formada por juegos de luces, pero reflejándose a lo infinito en las paredes ortogonales de espejos que forman el muro y el techo de brillantes estalactitas”. (Paulet, 20 de septiembre de 1900) 8 En sus crónicas resaltan sus apreciaciones sobre el Crystal Palace de Joseph Paxton en Hyde Park (1855), el “globo cautivo” (1878) de Henri Giffard y Tissander, y la Torre Eiffel (1889). Sobre esta última, Paulet hace una reflexión sobre el término clavo como símbolo de la industria, cuya forma es lineal y que está sujeta al suelo. Paulet entiende que es necesario señalar los “clavos” que representan las exposiciones internacionales. Critica la selección mediocre del jurado para la Exposición de 1900 y rescata algunos proyectos interesantes, aunque fantasiosos. 9 La nota “Au jour le jour” en Le Temps del 14 de febrero de 1889, p. 4, reflexiona sobre la tensión entre dos formas de ver la arquitectura monumental y se menciona al barroco como un sistema arbitrario y carente de racionalidad.
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armazón rompía con el paisaje urbanístico parisino10 y que la estética de la ciudad iba a ser destruida por la “mercantil imaginación de un constructor de máquinas”. En relación con los adelantos técnicos, entró a tallar la discusión sobre qué podría corresponder al arte y si era legítimo considerar a los ingenieros y artesanos como artistas. Finalmente, se consideró que este monumento de hierro, con su estética industrial, iba a eclipsar los esfuerzos marmóreos y broncíneos del pasado. Paulet, informado de este estado, sabía que era necesaria la conciliación de la industria y del arte para las directrices de fomento cultural en el país. En Arequipa, Paulet proyectó los planos y el diseño arquitectónico de La Recoba, un mercado público ideado como “construcción cómoda como artística” (La Recoba de Arequipa, 1906, p. 25). Compuesto por sillar, piedra blanca nativa y piezas de cerámica, tenía una estructura similar a la del Instituto de Higiene de Lima, anteriormente Pabellón Peruano en la Exposición Universal de 1900. La parte interior era de acero, mientras la torre lateral fue planeada de cemento armado. Esta estructura vendría a condensar la multifacética variedad de atenciones públicas que requería la ciudad, rememorando también a las microestancias de la Exposición Universal de 1900. La Recoba de Paulet comprendía “una sala de conferencias, una oficina de estadística urbana, un laboratorio municipal de higiene, un reloj público, un ‘carrillón’ y un observatorio meteorológico” (La Recoba de Arequipa, 1906, p. 25). Es interesante el acondicionamiento del ascensor con la escalera que lo englobaba y conectaba a su vez con las demás estancias. La perspectiva en lo alto de esta torre guardaba proporción con la medida de las plataformas de la Torre Eiffel (cincuenta metros). Si bien la disposición recordaba a los mercados flamencos, la innovación recaía en los materiales. La industria será una constante en la labor de Paulet como director de la Escuela de Artes y Oficios en 1906, donde aplicará lo aprendido en París. En la reseña de Paulet sobre dicha institución, destacó la importancia de la implementación de una
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“¿No nos acordamos aún de la terrible protesta de [Charles] Gounod, [Jean-Louis-Ernest] Meissonier, [William-Adolphe] Bouguereau, Guy de Maupassant, [Alexandre] Dumas hijo y demás deudos de las musas que, aún antes de que ella viniera al mundo, se opusieron a su erección llamándola afeamiento de París, garabato en el aire y barbaridad americana?” (Paulet, 1900b, p. 2). La cita califica de “barbárica” a la estética norteamericana por el uso del hierro a gran escala en la construcción de rascacielos y ferrocarriles.
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profesionalización técnica orientada a la producción de creaciones originales llegando a proponer, por ejemplo, un estilo peruano en el arte mueble. El balance de Paulet sobre la formación técnica en el país es crítico, y llega a decir que reciclamos estilos importados y que son muy pocos los que cuentan con herramientas mecánicas para la edición gráfica porque son muy costosas. Como alternativa, desdeña la importación de profesionales capacitados y propone la enseñanza escolarizada para formar trabajadores nacionales, gestando un “centro de producción de productores”. Paulet entiende que la implementación de la formación técnica en la educación primaria sería muy beneficiosa para tener obreros prácticos y conscientes en las artes y oficios mecánicos. Por ende, apuntaba a una institución orgánica de muchas escuelas profesionales. La crítica de Paulet a su colega Max T. Vargas es un aporte sustancial para comprender la relación entre el arte y la industria (Paulet, 1910). Al reflexionar sobre la reproductibilidad técnica de la cámara fotográfica al captar el mundo sensible, propenso a ser un instrumento de documentación, ubicuo e inagotable y que se trata de un proceso ajeno a la creación directa mediante la acción humana, se pregunta: ¿es arte? En primera instancia, si bien Paulet reconoce la belleza en el resultado físico, indica que la deficiencia estética del operador conduce a que las fotografías pueden carecer de ella. Por otro lado, al considerar que la fotografía representa una imagen reproducible, se pregunta acerca de la originalidad del objeto y si mantiene el concepto de lo bello. De esta manera, hace una interpretación donde el autor, a través de la ambigüedad sensibilidad-racionalidad, selecciona una forma/proceso para la creación artística. Para Paulet existe una pequeña porción de artífices sensibles o “artistas” capaces de concebir lo bello en cada rubro del arte, incluyéndose a la fotografía. En lo anteriormente descrito, radica el aporte de Vargas a la fotografía, si bien arequipeña, nacional. Vargas, iniciado como aficionado desde 1895, año en que adquiere una cámara fotográfica, se forma entre Cuzco, Arequipa y La Paz. La aceptación de la obra de Vargas no fue inmediata. Al respecto, Paulet menciona las condiciones adversas que tuvo que enfrentar, entre las cuales destaca la dificultad de la subsistencia y la “hostilidad del medio” —tópico casual en las biografías artísticas del siglo XIX—. Fue contemporáneo de Emilio Díaz, el ganador de la medalla de bronce en la Exposición Universal de 1900 (Garay y Villacorta, 2015, p. 135), y dejó huella en sus discípulos más aventajados: Carlos Vargas (1885-1979), Miguel Vargas (1886-1976)
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Retrato de Max. T. Vargas Reproducido en Paulet (1910)
y Martín Chambi (1891-1973). Difundió, a través de la pluralidad temática, los valores identitarios y las aspiraciones sociales de las clases sociales surandinas, hacia un amplio mercado nacional e internacional. Además, de acuerdo con Garay y Villacorta (2015), Vargas propuso distintas composiciones innovadoras, como vistas arqueológicas, paisajes naturales y urbanos, tipos sociales, costumbres, retratos, entre otros, dentro de una competencia comercial transregional sin precedentes. Para Paulet, Vargas fue el primer fotógrafo peruano y, aunque Vargas pretendía irse a Europa, el crítico deseaba que se estableciera en Lima para que alcanzara la fama, lo cual sucedió, alrededor de la década de 1930. Jorge Vinatea Reinoso (1900-1931) representa la transición del diletantismo hacia la profesionalización artística. Iniciado como aficionado copiando obras, haciendo
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Max. T. Vargas El Misti Reproducido en Paulet (1910)
caricaturas y participando eventualmente de las exposiciones del Centro Artístico, logró constituirse como un artista profesional bajo la metodología francesa de la Escuela de Bellas Artes de Lima, llegando a conformar una base ideológico-teórica que estructuró su producción madura. En este proceso, Teófilo Castillo tuvo un papel fundamental. Este pintor y crítico de arte, a su paso por Arequipa en 1917, redirigió su camino como artista, resaltando sus dotes en el color y la destreza sintética que adquirió gracias a la caricatura para elevarlo a la categoría de “artista” mediante la adopción del concepto de lo nacional. Es posible que, tras el encuentro con Castillo, decidiera ir a Lima a formarse. Tras arribar en 1918, participó en las revistas Variedades, Sudamérica y Mundial, gracias a su desenvolvimiento esquematizado, la simplificación de líneas y factura abreviada (Wuffarden y Majluf, 1997, p. 20) para imbuirse en el estudio de proporciones y escalas mediante el dibujo anatómico, sobre todo en los cursos con desnudo real. La influencia del proyecto pictórico de José Sabogal (1888-1956) lo canalizó en la búsqueda de la imagen identitaria del acervo cultural del país desde el arte y la cultura. Vinatea, aunque no fue parte del círculo cercano de Sabogal, se propuso particularmente evocar el paisaje y la sociedad arequipeños —y nacionales— en lienzos como Capilla de Yanahuara (1926) y Arequipa (1930). En síntesis, el derrotero de los artistas arequipeños surgidos en el último tercio del siglo XIX permitió el desarrollo, la promoción y la difusión del arte local. En este proceso, Fernando Zevallos (1840-1900) representa el aprendizaje europeo, el romanticismo y la vigorosidad del paisaje natural; desde lo institucional, el Centro Artístico de Arequipa sentó las bases para una producción estético-artística local; Pedro Paulet (1874-1945) y Maximiliano Telésforo Vargas [Max. T. Vargas] (1874-1959) condensan la experiencia
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de la Revolución Industrial y el modernismo. La fotografía comercial, el pictorialismo y la fotogalería (portarretratos) calaron en la atención de los fotógrafos diletantes y profesionales, abriendo un éxito comercial en Arequipa y el sur andino. Paulet, desde una perspectiva integral y aún en estudio, por un lado, es una síntesis original entre la industria y el arte, y la sensibilidad estética en el dibujo lineal. Finalmente, Jorge Vinatea Reinoso (1900-1931), aficionado y dedicado en sus inicios a la caricatura, base de ejercicio e ingreso económico de los artistas coetáneos, se constituyó en su madurez como seguidor independiente de la pintura indigenista. Como líneas finales, los artistas seleccionados solo representan, como proyección, un puñado de estudios asentados hasta la fecha, considerando también nuestra postura y límites documentales. El arte arequipeño mantiene aún una fuente de investigación inédita que espera ser revelada, trabajo que permitirá, junto al concierto de miradas regionales también pendientes, concertar una historia del arte peruano efectiva. Sirvan de estímulo estas líneas para dicho propósito.
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Jorge Vinatea Reinoso. Capilla de Yanahuara (1926). Óleo sobre tela. Reproducido en Wuffarden y Majluf (1997).
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Bibliografía Batres, C. (1986). Diccionario histórico y biográfico del Perú. 9 tomos. Lima: Milla Batres. Cruz, P. (2015). Mirada hacia Europa. En Majluf, N. (ed.), Arte republicano. Colección Museo de Arte de Lima (pp. 225-243). Lima: Museo de Arte de Lima. Garay, A., & Villacorta, J. (2015). Max T. Vargas: el fotógrafo como empresario y artista en el altiplano peruano boliviano. En Garay, A. (ed.). Fotografía Max T. Vargas. Arequipa y La Paz. Piura: Universidad de Piura, Facultad de Comunicación, pp. 127-168. La Recoba de Arequipa. (16 de junio de 1906). Prisma, 16, 25-26. Larrañaga, F. (1909). Las artes de la vida. Pedro Paulet como ilustrador. Siluetas, 2, 53-55. Madueño, S. (2002). Pedro Paulet: pionero peruano del espacio. Resumen Ejecutivo XIX, (22-23), pp. 5-12. Mejía, A. (2017). Pedro Paulet, sabio multidisciplinario. Persona y Cultura, 14, 95-122. Mostajo, F. (29 de enero de 1950). Pedro E. Paulet. Una evocación emocional. La Crónica, p. 13. Núñez, T. (1975). Pintura contemporánea. Lima: Banco de Crédito del Perú.
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Paulet, P. (20 de septiembre de 1900). Exterior. La Exposición Universal de 1900. Los clavos. El Comercio, p. 2. Paulet, P. (21 de septiembre de 1900). Exterior. La Exposición Universal de 1900. La torre de Eiffel. El Comercio, p. 3. Paulet, P. (26 de septiembre de 1900). Exterior. El Perú en la exposición de 1900. El Comercio, p. 3. Paulet, P. (16 de octubre de 1905). Escuela de Artes y Oficios. Prisma, 3, 18-22. Paulet, P. (8 de octubre de 1910). Max T. Vargas. Un gran artista fotógrafo nacional. Ilustración Peruana, 53, 533-539. Wuffarden, L., & Majluf, N. (1997). Vinatea Reinoso. 1900-1931. Lima: Patronato de Telefónica. Zevallos, O. (2013). Los acuarelistas arequipeños. Arequipa: Cuzzi.
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EXPOSICIONES ARTÍSTICAS 2021
Paisajes del exilio, Rif Spahni Insomnio Percy Herrera Lúdico Flavia Corzo Nudos e intersecciones Eduardo Llanos Dibujar/Respirar Miguel Reynel Nueva figura humana, Cristal Luque, José Carlos Chávez y Naim Mazuelos Nativo contemporáneo, fuentes precolombinas en la obra de Alejandro González Trujillo, “Apu-Rimak” Puraqta Kay Uriel Montúfar Sin interés aparente Juan Carlos Belón
Exposición virtual de fotografía
Paysages d’un exile Rif Spahni Marzo - 2021
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Después de algún tiempo sin ver nada más que arena, la arena del Sahara, diviso un árbol, uno solo, pero bien erguido en medio de la nada, como un oxímoron visual, por lo paradójico del escenario. Y luego, mucho más allá, otro. Son árboles del Teneré. Resuenan en mi mente como una metáfora del Medio Oriente, un encuadre poético y una invitación a conocer lo que se esconde tras este preludio que me brinda el sonido del viento al arrastrar la arena que golpea contra la arena, en ráfagas y a compases. Rif Spahni
En el año 2005, el fotógrafo mallorquín Rif Spahni, empezó el ensayo “Paysages d’un exile”, una reflexión sobre los campamentos saharauis en la hamada argelina, en pleno desierto del Sahara, donde se establecieron los desplazados por la ocupación marroquí del Sahara Occidental en 1975. En el año 2006, cuando se presentó por primera vez esta muestra, que ya ha visitado varios países, el número de desplazados en el mundo era, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), cerca de 45 millones de personas; 5 años después, la cifra supera los 70 millones. En épocas de HD, selfies y fotos al alcance de un clic del celular, Spahni elige una cámara estenopeica o pinhole de madera, elaborada por el hongkonés Zernike Au, para presentarnos su poética versión de una dura realidad que no es exclusiva del Medio Oriente. Nos referimos a los desplazados por las guerras, la intolerancia, el hambre, la violencia o por los cambios climáticos que han afectado de alguna manera a casi todo el planeta. Los protagonistas saharauis fotografiados en esta muestra son un lamentable ejemplo de cómo una situación que se prolonga en el tiempo termina por adormecer uno de los atributos principales que determinan nuestra humanidad: la empatía y la compasión, que resultan vitales para la vida en sociedad. En el 2020 se cumplen 45 años de este exilio y los campamentos siguen ahí. Son más de 200.000 personas las que
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habitan esas tierras inhóspitas y el tiempo sigue pasando en silencio. Hoy, son otros los desplazados que llaman nuestra atención y pronto ellos también serán ignorados. En palabras de Spahni: “El proyecto nace sobre la base y la esencia de la fotografía pinhole, abordando personas, objetos y paisajes de un modo más respetuoso, menos agresivo, incluso menos pretencioso, y demostrándome además que no necesito depender de las últimas tecnologías para tener una mirada actualizada”. El ojo y la técnica empleados por el artista envuelven en una bruma a sus objetivos, en algunos casos hasta llevarlos a la abstracción. Esa mirada los visibiliza y el gesto nos regala la posibilidad de dignificar nuestra propia existencia, al reflexionar sobre este fenómeno y sus consecuencias, no solo analizando las cifras, sino entendiendo la importancia y la necesidad de, al menos, intentar ponernos en el zapato del otro, es decir, humanizarnos. Vivimos en un mundo dividido por paradigmas culturales y, paradójicamente, es precisamente a través del arte y la cultura que podemos encontrar espacios para la reflexión y la creatividad que nos lleven a experimentar una convivencia pacífica. Hoy más que nunca es importante ponernos en los zapatos de otros. Las obras de Rif Spahni nos regalan esa oportunidad y nos invitan a imaginar el mundo que queremos para nosotros y nuestros hijos, y nos recuerdan que en un planeta globalizado y cada vez más chico, debido a la interconexión, física y virtual, son imprescindibles el respeto y la tolerancia a otras culturas. Buen viaje. Gabriela Tineo / Jaime Gassner
Rif Spanhi (Palma de Mallorca, 1972)
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Fotógrafo español que ha inspirado su trabajo en el “hábitat” como relación entre el hombre y la naturaleza. Su obra ha sido expuesta en Madrid, Barcelona, Sevilla, Londres, Lima y Colorado.
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Exposición virtual de pintura
Insomnio Percy Herrera Abril - 2021
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LOS CUADROS de esta exposición, y su observación, justifican el título INSOMNIO, no porque estén concebidos y ejecutados en la falta de sueño del autor, sino porque tienen como personajes a la ciudad y sus espacios captados e interpretados en la noche, casi vacía en sus calles y poblada de noctámbulos en sus interiores, es decir, el mundo que se vive sin sueño en las horas que convencionalmente se duerme, y que Percy Herrera conoce, habita y pinta. LA NOCHE citadina es el encuentro de la luz artificial de los faroles con la reflejada por la Luna, que en los paisajes urbanos de Percy tienen el mismo valor e iluminan por igual edificios, suelos y cielos (Noche de media luna), o en colores agrisados por la luz menguada que paredes, torres y veredas guardan del paso del sol (Desde el jardín y A lo lejos, la Luna), y emergen con la pintura o cuando acaba la noche se iluminan (Primer rayo de sol y Amanecer). Y EN LOS INTERIORES, la luz artificial es la que da forma, brillo y color a los elementos del cuadro –personas o cosas– en una atmósfera única y uniforme que niega el claro oscuro siniestro de la pintura clásica o romántica, así como sostiene el expresionismo del autor y lo acerca al fauvismo que inspiró las vanguardias, disolviendo las sombras que quedan solo como trazos de vivo color azulado, herencia del impresionismo. EL HOMBRE descubrió el fuego y alumbró y calentó su caverna, lo redujo y controló en un cirio, hasta que la luz eléctrica enfocó su intimidad (El poeta), lo aisló de las sombras, y lo llevó a participar en comunidad en la fiesta y en el bar que ésta alumbraba, o simplemente lo hizo espectador en el circo, el teatro o la ópera, con sus propias luces. En este proceso bajo la luz del hombre, la pintura dio el salto que liberó el color que usa Percy. Y FUERA de bambalinas y de escenarios se muestran actitudes desde el camerino, hasta las que continúan el espectáculo y la vida nocturna creando identidades individuales (La Pouppe, La Roja) y de grupo (Féminas o Los bufones), o aquella ligada a expresiones como la música, entre una realidad costumbrista y otra llena de fantasía inspirada por el propio arte. Pero siempre la marca del marginal no solo ajeno al día, sino anclado en su oficio. ESTA MUESTRA tiene un antecedente en la serie Insomnio del 2010, de experiencias llevadas al lienzo en los viajes de Herrera por Europa, en que los vagabundos parisinos
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(clochards) o vieneses (zandlas) viven sórdidamente la noche que los cubre. El entrar a su ambiente el pintor debió sentir que estaba en la piel de Van Gogh, Modigliani, Utrillo o Toulouse Lautrec y nos trajo El vagabundo, Las visitantes, El músico y Tú me importas. ESA ESTANCIA no solo fue una vivencia con resultado pictórico, sino que buscó ese mundo en su capacidad de recrearlo (Toulouse Lautrec) y de encontrarlo en los lugares de insomnes, ambiente propio de su amigo Víctor Humareda, y fuente de inspiración para sus desnudos (Descanso y 5 a.m., al levantarse), o los de las series Damas en la noche y Damas de la noche, y las visiones nocturnas de la ciudad que ellas con su presencia propician. OTRA SITUACIÓN también se da con la mujer como protagonista cuando sola y hacia adentro es como una niña pensando, o hacia afuera iluminada. O juntas, y a la vez separadas en su tarea, como en el cuadro Las poetas, en una composición de grupos de tres personajes que se van articulando a la vez que distribuyendo en el espacio en planos sucesivos, de manera similar, pero en parejas, a la de Ad libitum, que inicia este catálogo. ASÍ, ESTE MUNDO que se vive sin sueño en las horas que convencionalmente se duerme y que Percy Herrera conoce y habita, al pintarlo lo documenta, no solo al representarlo, sino al interpretarlo reflejando –paradójicamente– situaciones de un territorio onírico, de ensueño, que solo permite la poética del artista que hoy el Cultural
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nos trae virtualmente, como una forma sin límites de compartirlo y ponerlo a la altura de nuestros ojos. COLOFÓN. ¿Y Percy Herrera duerme de día perdiendo horizonte y límpido cielo como temas? Tal vez boceta sin dejar de vivir la noche y pinta de día sobre soleado lienzo, o de noche soñando el día. Pero a la hora que pinte puede distinguir la primavera, ponerle el sol a la mañana; saltar la tarde, amarrar la noche… Sin que todo esto –claro está– lo haga dueño de las noches nórdicas fijas como soles. Atributos de La Iibertad del artista. Eduardo Ugarte y Chocano
Percy Herrera (Arequipa, 1954)
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Pintor con tendencia expresionista, formado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima donde fue discípulo de Víctor Humareda. Desde el año 1976 ha mostrado su trabajo en el Perú y el extranjero, obteniendo numerosas distinciones.
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Exposición virtual de cerámica
Lúdico Flavia Corzo Abril - 2021
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Flavia Corzo es una artista que, con empeño y dedicación, ha participado por muchos años de varios talleres explorando diversas técnicas. En esta ocasión, Flavia nos ofrece una selección de piezas de cerámica centradas en el mundo familiar y cotidiano bajo el título Lúdico. En cuanto al estilo, las obras tienen un tratamiento caricaturesco ajeno a la crítica social o política que apreciamos en las terracotas de Honoré Daumier. Entre los referentes evocamos la cerámica de Jurga Martin, Anne Sophie Guilloen, Ricardo Biavati y del artista arequipeño German Rondón (Gerova). Pero quienes tuvieron una influencia directa en el desarrollo de su propuesta fueron las artistas arequipeñas Yuli Cuzzi y Charo Arnillas. Cuzzi fue la maestra que la acompañó en un proceso creativo donde las vivencias personales dialogaron con la técnica. De Arnillas, a quien aprecia mucho, admira la libertad que tuvo para expresar su arte. Más allá de las posibles fuentes de inspiración, queremos poner énfasis en el “sentido del humor” y en el universo personal de la artista. En una reciente comunicación Flavia decía: “algo que considero importante en mi obra, es que lo paso muy bien mientras trabajo, es divertido y creo que de alguna manera logro trasmitir ese sentimiento”. Lo humorístico es la manera en que se revela un universo conformado por tres temas recurrentes: mujeres haciendo yoga, niños jugando y algunos personajes fantásticos.
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Las yoguis de Corzo son seres vistosos y divertidos. Como todos sabemos, la disciplina del yoga sirve para buscar el equilibrio entre las tensiones de la vida, sin embargo, la artista nos sorprende con una dosis de buen humor cuando dice: “¿alguna vez fuiste a una clase de yoga? Bueno, el momento en el cual intentamos hacer alguna de estas posturas es realmente ridículo”. En el segundo grupo de piezas, vemos niños en su condición esencial: soñando y jugando. Demás está decir que el espacio infantil donde sucede esto no viene de la nada sino del cariño de los padres quienes ven en estas imágenes la recompensa de una larga jornada de trabajo. Finalmente, los personajes fantásticos están reposando o montados en máquinas de coser que evocan a las abuelas remendando las huellas de las travesuras de sus nietos y en cámaras fotográficas que produjeron imágenes entrañables de la historia familiar. Lúdico no es necesariamente una propuesta vanguardista, ni tampoco encierra un discurso conceptual complejo, sin embargo, nos permite sentir un universo personal que puede pasar desapercibido. Por todo ello, es que el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa, se complace en presentar una obra cargada de un cálido sentido del humor y quizá por ello, nos permite escapar, al menos por un momento, al nerviosismo que caracteriza nuestro tiempo. Javier Rodríguez Canales
(Arequipa, 1976)
Artista que se ha formado en diversos talleres de cerámica, fotografía y pintura. Desde el año 2011 se dedica a la cerámica y desde el 2015 viene cultivando con especial énfasis la escultura.
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Flavia Corzo
Exposición Pictórica entre el Collage y el Objeto Escultórico
Nudos e intersecciones Eduardo Llanos Mayo - 2021
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Un organismo vivo tiene el asombroso don de concentrar por sí mismo una “corriente de orden” para poder escaparse de la destrucción dentro del caos atómico. Erwin Schrödinger
Citando a Jean Chateau “…El pensamiento representativo, al escoger en la realidad una trama sólida sobre la cual bordar sus variaciones, reconstituirá así, sobre el plano de un mundo “otro”, un equivalente bastante satisfactorio del mundo existente…” (Château, 1972, p. 331). Reflexiones que menciono al tratar de trasmitir con palabras, la experiencia frente a la oferta abierta en el diálogo con la obra de Eduardo Llanos. En este conjunto de expresiones a través de formas estructuradas, cada una en mundo propio, se distingue claramente la presencia de dos modos instrumentales: la práctica ortodoxa de la pintura de caballete por un lado, y del otro, un conjunto donde el collage, la intervención, el uso de materiales diversos y la participación de lo volumétrico, sea por sugerencia o por ilusión háptica solo a través de la visualidad, propone esa aventura interior que es buceo en la curiosidad primera, el intento de develamiento y búsqueda de significados y el atractivo de la respuesta única y privada. A pesar de esta categorización personal y un poco arbitraria, no existe divorcio ni contraposición en la intención expresiva, en el discurso que habita en todas ellas y en la síntesis abreviada que toda exposición supone. Tratando de encontrar los parámetros o ejes mas notorios que aparentan guiar todas y cada una de las obras, pienso en el concepto de fragilidad y fugacidad, en armaduras que protegen de lo no previsto o conocido aun, en los ritmos y el trabajo para crear estas protecciones, y aun en ese muy profundo instinto de conservación que se dispone a la defensa usando el arma escondida. Para llegar a estos resultados, el autor se asiste de ciertos conceptos instrumentales a todo diseño, constantes en todas las creaciones: conectar, anudar, tejer, coleccionar, radiar, colgar, tensar, enjaular, acercar, penetrar, repetir, ritmar, contrastar, aglomerar…
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Si algo caracteriza los resultados de estos ejercicios es su capacidad de coherencia, de trasmisión simbólica y talento poético. En las pinturas sobre tela, Llanos “teje” con rectas, y musicaliza con ángulos, utilizando una cierta geometría como camino para imágenes que se prolongan con facilidad, mas allá de los límites del lienzo, o prefiere la sugerencia de un mundo cósmico y misterioso donde infinitos puntos flotan en espacio oscuro. Metal, hilos, plumas, piedra y fieltros, le servirán para lograr esas partituras espaciales, continuas por el efecto de su disposición. Es el ojo el que dará realidad a esa continuidad. Las plumas se volverán el pequeño lastre, invirtiendo su función de origen y haciendo simple la aceptación de lo irreal. En El Cascarón esta peculiar virtud se vuelve ejemplo claro. Es en las tramas de los tejidos, como obra acabada o como uno mas de los elementos elegidos, o en los bordados de las “cartas”, sobre soportes donde la pintura reincide en lo gestual expresivo, donde la presencia de lo artesanal habla claramente del hombre creador.
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Y acá es necesario incursionar en las posibilidades simbólicas no solo de las obras presentadas sino también en la elección de los materiales seleccionados.. La “acción de tejer representa fundamentalmente la creación y la vida” (Mertens S.); el hilo como conexión esencial; la pluma como evocadora del vuelo; la piedra como símbolo del ser… Estas “Cartografías del encierro” son testimonio de la capacidad de sostener la coherencia interior, la utilización positiva de un silencio que permite oir nuevos sonidos, la protesta y el reclamo por una libertad imprescindible, al mismo tiempo del reconocimiento que su logro está en uno mismo. Élida Román (Crítica de arte) 2021
Bibliografía Château, J. (1972). Las fuentes de lo imaginario. México: FCE.
Eduardo Llanos (Lima, 1957)
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Psicoanalista con estudios en Antropología Teatral en Bolonia (Italia). También estudió Textil Monumental en la Academia Rietveld de Amsterdam (Holanda). Ha mostrado su trabajo preferentemente en Holanda y el Perú.
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Exposición virtual de dibujo
Dibujar/Respirar Miguel Reynel Mayo - 2021
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El dibujo realizado con maestría, además de ser una expresión autónoma, es el fundamento de la pintura, el grabado y la escultura. Hay varias maneras de ejercitarse en esta disciplina. Existe el dibujo que acentúa la línea, propio del Renacimiento, y el dibujo que se apoya en las texturas que vemos en los románticos. Entre estas dos modalidades hay un sinfín de posibilidades. Detrás de la línea se revela el pensamiento y el sentimiento del artista que, al ejercer el oficio, descubre el estilo que mejor se acomoda a su visión del mundo. Por ejemplo, Durero (1471-1528) fue un renacentista empeñado en describir la naturaleza, por eso realizó su maravillosa Liebre con una línea fina, precisa y suelta. Por otro lado, Giorgio Morandi (1890-1964), quien buscó “lo eterno” en la inmovilidad de los objetos cotidianos, encontró en el tramado sutil de las superficies la mejor expresión de su concepción filosófica. El buen dibujo exige la armonía entre la modulación de la línea, el movimiento del cuerpo y el formato elegido. Hay una sabiduría al momento de ponerse en acción porque el formato pequeño requiere de la habilidad de los dedos, y el gran formato, del concurso de todo el cuerpo. Si consideramos las características de la disciplina, el ejercicio del dibujo es cruel porque, a diferencia de otras técnicas, no hay artificios para esconder la falta de coherencia entre línea, formato y tema. Cristina Gálvez (1916-2016) fue una importante artista peruana y una estupenda docente que enseñó dibujo en su famoso taller de la calle Roma ubicado en la ciudad de Lima. La maestra decía que, si uno conoce el cuerpo humano en todas sus complejidades y es capaz de dibujarlo, no tiene límites. Es que, si el cerebro humano ordena movimientos muy sofisticados para lograr sus objetivos, tendremos que el cuerpo desarrollará posturas excepcionales dentro del mundo natural. Por eso el dibujo anatómico ha sido una asignatura clave en las escuelas de arte, la cual lamentablemente se está dejando de lado a causa de la opción por los medios tecnológicos y el auge de las propuestas conceptuales que no exigen dicho conocimiento. Miguel Reynel es un cirujano que tiene una maestría en Ilustración Médica por el Medical College of Georgia. Si bien dedica la mayor parte de su tiempo al ejercicio de la medicina, se las ingenia para cultivar su verdadera pasión: el dibujo. Reynel participó
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del taller de Gálvez entre los años 1978 y 1982, y luego se perfeccionó con Margarita Checa entre los años 1983 y 1992. El artista terminó siendo médico básicamente porque su padre, a pesar de haber estudiado en Bellas Artes y conocido a Víctor Humareda y Fernando de Szyszlo, lo hizo abandonar el propósito de convertirse en “fabricante de juguetes”, por ser una profesión poco lucrativa. Una vez terminados sus estudios en la Universidad Peruana Cayetano Heredia en la década de 1970, trabajó paralelamente como ilustrador de la publicación humorística Monos y Monadas y posteriormente en El Idiota. Cultivó el dibujo erótico y, motivado por Checa, se interesó por el trabajo de los renacentistas Miguel Ángel y Leonardo, así como también por las caricaturas de Málaga Grenet y las ilustraciones art nouveau de Aubrey Beardsley (1872-1898). Siendo cirujano en el Hospital Rebagliati, buscó conciliar ambas facetas de su vida estudiando ilustración médica en los Estados Unidos, desempeñándose como tal entre los años 2000 y 2013. Durante su estadía en el país del norte, trabajó para una ONG de Guinea Ecuatorial que necesitaba ilustraciones para sus campañas médicas. Desde hace varios años, Reynel libera su mente dibujando en los pocos ratos libres que le deja su profesión, haciendo bocetos de todo tipo sobre facturas y servilletas, e incluso utilizando los mandiles médicos desechables, con lo que ha llegado a reunir miles de dibujos.
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Las inusuales obras de Reynel, nacidas al paso y de manera espontánea, despertaron nuestro interés con ocasión de una conversación con Margarita Checa, en la cual quedó muy claro que, para algunos, dibujar es respirar, y que dichas manifestaciones hay que mostrarlas al público. La presente exposición está constituida por un conjunto de cuarenta dibujos con una clara influencia de Leonardo, Picasso, Beardsley y Málaga Grenet, la mayoría ejecutados con bolígrafo y sanguina sobre papeles de uso cotidiano abordando los temas de la mitología griega, la anatomía renacentista, la caricatura surrealista, la arquitectura, el paisaje y parejas de estilo modernista o art nouveau. Esperamos que la muestra Dibujar/Respirar motive a los alumnos de las escuelas de arte a profundizar en esa disciplina tan entrañable para los creativos de todos los tiempos. Javier Rodríguez Canales
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Miguel Reynel (Lima, 1957)
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Cirujano peruano egresado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia que estudió dibujo con Cristina Gálvez y Margarita Checa. También obtuvo una maestría en Ilustración médica por el Medical College of Georgia. Actualmente divide su tiempo entre la actividad médica y el dibujo.
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Exposición virtual de dibujo
Nueva figura humana José Carlos Chávez - Cristal Luque - Naim Mazuelos Junio - 2021
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Según el famoso Tratado de la pintura de Leonardo, el tratamiento de la figura humana tiene su fundamento en la observación de la naturaleza y la práctica constante. Gracias a dicho ejercicio el ojo del artista reconoce la estructura sobre la cual descansan las formas y por ello es capaz de construir una representación sólida: “En el dibujo de las figuras hay que observar el asentar bien la cabeza sobre los hombros, el tronco sobre las caderas, las caderas y los hombros sobre los pies” (Da Vinci, 1958, p. 171). Este modo de observación es consecuente con la visión del mundo propia del hombre renacentista, quien, al moverse entre las ciencias naturales, la filosofía griega y la teología medieval, hacía una relación entre el microcosmos y el macrocosmos: El hombre es denominado por los antiguos un mundo menor, designación justa porque está compuesto de tierra, agua, aire y fuego, como el cuerpo terrestre al que se parece. Si el hombre posee sus huesos que le sirven de armazón y sostén de la carne, el mundo tiene sus rocas que sostienen su tierra. (Da Vinci, 1958, p. 161) Esta concepción sirve de base para emitir una valoración moral del individuo: Su malignidad no tiene límites; sus brazos salvajes derriban en tierra los más grandes árboles de los bosques del universo; y para obtener su comida y el alimento de sus deseos, desencadenarán la muerte, las penas, los dolores, las guerras y la devastación sobre todas las cosas vivas. (Da Vinci, 1958, p. 166) En ese sentido, la estética predominante en este gran dibujante se inspira en la idea de belleza como proporción: “La figura corporal se divide en dos partes: la proporción de sus partes entre sí, su correspondencia con el conjunto, y el movimiento apropiado al accidente espiritual del ser vivo que se mueve” (Da Vinci, 1958, p. 166). Además, recordando que los griegos establecieron que los trascendentales del ser eran la verdad, la bondad y la belleza, es comprensible que se identifique al bello con el bueno y al malo con el feo: “No me parece que los hombres groseros, de bajas costumbres y escaso espíritu, merezcan tan hermoso organismo, ni una variedad tal de engranajes como los hombres especulativos y de gran espíritu” (Da Vinci, 1958, p. 162). La densidad cultural y la maestría técnica que se respira en el dibujo de Leonardo confirma que el Renacimiento fue un hito esencial en la representación de la figura humana. Los desarrollos posteriores del Barroco, el Neoclasicismo y el Romanticismo siempre se han referido a los dibujantes renacentistas realizando enfoques propios, inspirados en el modelo cultural en el cual surgieron. Es por eso que, con la llegada de una nueva
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etapa de la historia del arte, siempre surgirá una “nueva figura humana”, que revela no solamente las diferentes posibilidades técnicas, sino también la visión del mundo que se encuentra detrás. No es nuestra intención hacer un recorrido exhaustivo sobre el tema, el cual ya ha sido abordado, por ejemplo, en los libros Historia de la belleza e Historia de la fealdad, de Umberto Eco; sin embargo, pensamos que es pertinente trazar algunas correspondencias con la obra de José Carlos Chávez, Cristal Luque y Naim Mazuelos, que forman parte de una generación que viene sorprendiendo por la solvencia en el trato de la figura humana y que ahora se presentan colectivamente en la exposición Nueva figura humana en el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa. Considerando que todos ellos están formando su estilo a través de una búsqueda personal situada en el contexto social actual, es necesario atender a los referentes que ellos mismos han señalado y entre los cuales destacan Singer Sargent (1856-1925), Gustav Klimt (1862-1918), Edward Hopper (1882-1967), Alex Kanevsky (1963), Jenny Saville (1970) y Marco Mazzoni (1982), entre otros. Todos estos pintores fueron realistas y modernos, pero a diferencia de la lógica vanguardista que intentó romper con la tradición pictórica clásica, la mayoría de ellos
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tomaron como referencia a grandes maestros como Velázquez (1599-1660), Rubens (1577-1640), Rembrandt (1606-1669) y Vermeer (1632-1675), estableciéndose de esta manera una línea de continuidad. Esto que venimos diciendo lo vemos en Singer Sargent, que fue un magnífico retratista con una formación académica con fuertes influencias de Velázquez. Como es de esperar, el artista que vivió a finales del siglo XIX incorporó elementos del impresionismo, que fue el estilo que surgió al calor de la Revolución Industrial y el auge de la sociedad burguesa. Klimt fue un pintor dotado de un dibujo de gran calidad. Simbolista y modernista, el artista austriaco trató la figura humana desde una mirada psicológica con fuerte carga erótica añadiendo luego el dorado que descubrió en los mosaicos bizantinos en concordancia con los principios decorativos del art nouveau. Hopper, quien admiró la obra del impresionista Degas y se formó al calor de la Ashcan School, una escuela realista que trató temas urbanos a inicios del siglo XX, representó el cuerpo humano en sintonía con el individualismo de la sociedad urbana estadounidense. Con respecto a las propuestas contemporáneas, destacamos la influencia de los pintores de la posguerra como Lucian Freud (1922-2011) y Francis Bacon (1909-1992), cuya obra tuvo una fuerte carga psicológica que se evidencia en la crudeza con que representaron el cuerpo humano. Dentro de una generación más reciente, mencionamos a Kanevsky, quien trabaja la figura en relación con la abstracción, el tiempo y el movimiento. En su pintura se aprecia un profundo conocimiento del cuerpo humano que le ha permitido resolver la composición de manera rápida, complementando el resultado con pinceladas gestuales y capas de pintura que acentúan el movimiento. El artista ruso reconoce la influencia de Rembrandt, Velázquez, Lucian Freud y Francis Bacon. Jenny Saville estuvo vinculada a los jóvenes artistas ingleses que fueron agrupados por el famoso coleccionista Charles Saatchi en la década de 1990. En su trabajo se ve la influencia de Rubens y Lucian Freud a través del gran formato, los brochazos sueltos y el trato del desnudo femenino que acentúa la plasticidad de la carne que se aprecia en los cuerpos obesos. Finalmente, Marco Mazzoni se inspira en la ilustración botánica trabajando con medios simples como el bolígrafo y el lápiz. Mazzoni desarrolla una obra de corte surrealista y poshumanista, donde los cuerpos de sus personajes son atravesados o invadidos por las plantas.
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Llegados a este punto nos preguntamos con respecto a la obra de José Carlos Chávez, Cristal Luque y Naim Mazuelos: ¿de dónde viene el interés por la tradición referida? A nuestro modo de ver, hay tres fuentes relacionadas con sus motivaciones íntimas: la formación en la Escuela de Arte de la Universidad San Agustín de Arequipa, internet y la posmodernidad. La Escuela cuenta con algunos docentes que vienen impulsando el buen oficio de la pintura y desde allí han promovido el conocimiento de los artistas que hemos mencionado; por otro lado, internet se ha convertido en una fuente casi inagotable de imágenes que ha permitido a los jóvenes estudiantes revisar, casi en tiempo real, las obras de sus artistas favoritos. Finalmente, no puede olvidarse la influencia de la posmodernidad en lo que respecta al trato de la figura humana. El modelo cultural contemporáneo refleja una mirada del ser humano como algo incierto, individualizado y empoderado por la tecnología; por ello, el sujeto construye su identidad siguiendo sus convicciones y, en algunos casos, puede disolverse en la naturaleza según lo que dijo Nietzsche: “Hemos rectificado conceptos. Nos hemos vuelto más modestos en toda línea. Ya no derivamos al hombre del espíritu, de la divinidad; lo hemos reintegrado al mundo animal” (Nietzsche, 2011, p. 14). Estos elementos posmodernos se perciben en las influencias pictóricas y también se dejan sentir en la presente exposición colectiva. En las obras de José Carlos Chávez, el individuo no es el microcosmos renacentista embellecido por la proporción, sino un cuerpo de carne cruda o el retrato cuasi efímero, todo ello en la línea del trabajo de Jenny Saville y Alex Kanevsky. José Carlos Chávez tiene como objetivo representar lo humano destacando los matices y distorsiones de su naturaleza, así como la tensión que brota de los conflictos y temores interiores. Cristal Luque se concentra en la intimidad, explorando
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los diferentes aspectos de la personalidad. En sus retratos se perciben los ecos de la obra de Sargent, Hopper y Klimt. Naim Mazuelos, quien se siente cercana a Marco Mazzoni, nos demuestra que para hacer una propuesta es posible trabajar con materiales sencillos como el lápiz, los colores y el pastel. El conjunto de las obras presentadas por los tres jóvenes artistas refleja todo un camino promisorio para las artes en Arequipa, pero al mismo tiempo, ha sido una ocasión para auscultar las diversas vertientes que se van cruzando en este intrincado mundo contemporáneo que, ante el exceso de información, nos exige la introspección para reflexionar y elegir el propio camino. Javier Rodríguez Canales
Bibliografía Da Vinci, L. (1958). Tratado de la pintura. Buenos Aires: Editorial Schapire. Nietzsche, F. (2011). El anticristo. Madrid: Alianza Editorial.
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Cristal Luque (Arequipa, 1995)
José Carlos Chávez Bernedo
Egresada de la Escuela Profesional de Artes de la Universidad Nacional de San Agustín. Su trabajo es de carácter intimista, inaugurando su primera muestra individual en el año 2019.
Artista egresado de la Escuela Profesional de Artes de la Universidad Nacional de San Agustín, ha participado en diversas exposiciones colectivas e individuales. Su trabajo está orientado a la representación de la esencia humana, con sus matices y distorsiones.
(Arequipa, 1990)
Naim Mazuelos
Actualmente estudia en la Escuela Profesional de Artes de la Universidad Nacional de San Agustín. Mediante su trabajo busca captar la esencia de lo femenino.
(Lima, 1998)
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Exposición virtual de dibujo y calcos de piezas precolombinas
Nativo contemporáneo. Fuentes precolombinas en la obra de Alejandro González Trujillo, “Apu-Rimak” Julio - 2021
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La I Guerra Mundial y el triunfo de la Revolución Mexicana generaron en América Latina la conciencia de la decadencia europea y la revalorización de las raíces autóctonas; por ello, en las primeras décadas del siglo XX, la reflexión sobre la peruanidad se concentró preferentemente en el problema del indio y el rescate de la tradición precolombina. En el campo de las artes plásticas, en el Perú recién se puede hablar de modernidad con la fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1918, cuyo primer director fue Daniel Hernández, un artista académico muy reconocido en Europa. Posteriormente, con la muerte de Hernández ocurrida en 1932 y la gestión del joven José Sabogal a partir de 1933, la Escuela tomó un rumbo diferente. Sabogal, quien se había formado en Roma y Buenos Aires, que conoció la pintura nacionalista española y argentina de finales del siglo XIX, y que luego de una experiencia reveladora de la cultura peruana mestiza a partir de su estadía en el Cuzco y los diálogos con el gran historiador y antropólogo indigenista Luis Eduardo Valcárcel, se comprometió decididamente con la promoción de una plástica peruana de estilo posimpresionista, nacionalista, inspirada en el arte popular mestizo y el legado precolombino, al cual se le denominó arbitrariamente como “indigenismo”.1 El pintor cajabambino, que se caracterizó por una personalidad fuerte y un liderazgo indiscutible, reunió en torno a sí a un grupo de discípulos entrañables, entre los cuales recordamos a José Alfonso Sánchez Urteaga (“Camilo Blas”), Julia Codesido, Teresa Carvallo y Camino Brent, quienes sintonizaron con las ideas del maestro y le asistieron en las investigaciones estéticas que hizo cuando fue jefe del Instituto de Arte Peruano que formaba parte del Departamento de Antropología del Museo Nacional. El pensamiento unidireccional que Sabogal había impuesto en la Escuela suscitó que algunos optaran por sacar distancia de dicho lineamiento para expresarse más libremente, motivando la organización del salón de los “Independientes” de 1937. Otros se dedicaron a trabajar en profundidad el legado del arte del Perú antiguo bajo la orientación de Manuel Piqueras Cotolí (1885-1937), quien fue profesor de escultura en Bellas Artes a partir de 1919.
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Se dice que el término surgió con ocasión de la famosa exposición del artista Impresiones de Qosqo, de 1919; sin embargo, se sabe que fue a partir de la década de 1930 en el marco de la crítica literaria. Fernando Villegas ha preferido el término “Escuela Peruana Mestiza” para denominar con mayor precisión el movimiento que se generó en torno a Sabogal.
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Piqueras fue un escultor y arquitecto español que se inclinó hacia la arqueología luego de una estancia en la Academia de España en Roma. Una vez instalado en Lima, llegó a ser una figura prominente del Movimiento Neoperuano, que buscaba elaborar un arte nacional haciendo dialogar el legado precolombino, el barroco y el modernismo. Entre sus obras más conocidas tenemos la fachada de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, el Salón Inca del Palacio de Gobierno del Perú y el diseño de la Plaza San Martín, inaugurada en 1921. Siendo profesor de la Escuela, influyó sobre Elena Izcue y Alejandro González Trujillo, “Apu-Rimak”, quienes estudiaron innumerables piezas precolombinas. Paralelamente, Julio C. Tello se consolidó en la escena cultural peruana gracias a los descubrimientos arqueológicos que realizó en las primeras dos décadas del siglo. Debido al prestigio ganado es que el Estado Peruano le encomendó la dirección del Museo de Arqueología Peruana, adquiriendo un protagonismo relevante que impactó en el mundo de la plástica debido a las relaciones mutuas que hubo entre arqueología y arte pictórico. Tello se consideraba a sí mismo indígena, se interesó en demostrar los orígenes autóctonos del Perú, tuvo fascinación por la religiosidad andina y se comprometió con la realidad social del país participando por un breve tiempo en la Asociación Pro-Indígena que fundó el intelectual Pedro Zulen.
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Siguiendo un riguroso método de investigación, el arqueólogo contrató numerosos artistas para la documentación de piezas precolombinas,2 entre los cuales destacaron Pablo Pedro Carrera Mendoza (1920-1996), Luis Ccosi Salas (1910-2003) y Cirilo Huapaya Manco (1911-1986). Dentro de este grupo, solo Apu-Rimak, Aquiles Ralli y Sabino Springett se desempeñaron en el campo artístico. Entre los años 1926 y 1945, Apu-Rimak trabajó en el Museo de Arqueología Peruana, el Museo Nacional de Lima y el Instituto Arqueológico del Cuzco, y fue miembro del Instituto de Arte Peruano; asimismo, acompañó a Julio C. Tello, Luis Eduardo Valcárcel y Jorge Muelle documentando trabajos de campo: “Mi interés por lo peruano me hizo ingresar en el Museo de Arqueología. No me habría importado estar allí, incluso de sirviente, para poder tener contacto con lo peruano” (La Torre, 1983). Debido a su amor por el pasado precolombino y la fidelidad de sus representaciones fue llamado por Valcárcel como el “arqueólogo-pintor”.
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Gustavo Emé ha identificado 42 ilustradores, dibujantes y escultores que colaboraron con las investigaciones de Julio C. Tello (Emé, 2017, pp. 146-155).
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Apu-Rimak se concentró en lo precolombino motivado por la búsqueda de su propia identidad nacional, el contexto de la época y, particularmente, por su relación con Valcárcel, Piqueras Cotolí y Julio C. Tello; sin embargo, como bien anotan los que han estudiado su obra, lo hizo desde una perspectiva moderna fundada en la admiración que tuvo por Gauguin y el cubismo. En ese sentido, es preciso recordar que en 1937 formó parte de la comisión que preparó el Pabellón Nacional en la Exposición Internacional de Arte y Técnica de París. En dicha ocasión, el artista permaneció tres años en Europa profundizando en la obra de Brueghel, el Bosco, Cézanne, Van Gogh, Gauguin y Matisse. En la obra posterior, es posible identificar claramente esta confluencia entre lo precolombino, el surrealismo y el cubismo. El trabajo de González Gamarra se encuentra en varios museos y colecciones privadas, entre las cuales tenemos la que pertenece a la Galería Delbarrio, que está conformada por un conjunto considerable de pinturas, dibujos, calcos y apuntes inéditos del maestro, donde apreciamos su interés por establecer un muestrario precolombino de color. La exposición Nativo contemporáneo que se presenta virtualmente en el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa, bajo la curaduría de Gabriela Tineo, Jaime Gassner y Javier Rodríguez, es una selección de cuarenta obras que ilustran piezas precolombinas y otros bocetos con anotaciones del artista que han sido ordenadas según el siguiente esquema: deidades guerreras, ornamentación figurativa y ornamentación geométrica. Las piezas estudiadas pertenecen a las culturas Nazca, Chavín, Paracas, Mochica y Chanka (esta última estuvo ubicada en la región donde nació el artista y, por ello, según los apuntes recogidos, explica su propuesta del estilo Neo Chanka). En lo que respecta a las “deidades guerreras”, se destaca que la mayoría son personajes
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masculinos y otros son animales divinos, como la ballena Boto de la cultura Nazca. Los personajes masculinos provienen de la iconografía mochica, paracas y chanka. En el caso de las figuras mochicas, llaman la atención los atributos del ave (falcónida), que se notan en las garras de los pies y en las máscaras con prominentes picos. En el caso de los guerreros paracas, se ven mandíbulas dentadas y lenguas amenazantes en forma de serpiente. Una de las piezas que llaman la atención por la violencia de la escena muestra al protagonista ataviado con cabezas-trofeo sosteniendo un perro por el cuello. Los personajes chankas suelen tener en las manos una vara de mando y cuchillos. En las formas ornamentales figurativas se distinguen aves, peces y felinos, producto de un trabajo de síntesis que, según Ruiz Durand, sirvió para la elaboración de un sistema de comunicación simbólica. Finalmente, las formas ornamentales geométricas provienen de la naturaleza y son significativas porque sirven para estudiar el diseño en orden a la elaboración de un lenguaje formal consistente. Luego del ordenamiento y la descripción de algunas piezas, pasamos a reflexionar acerca de la concepción estética de Apu-Rimak. En el catálogo de la muestra que se realizó en el Museo de Arte Italiano en 1978 con ocasión de sus bodas de oro, el artista ofrece una suerte de programa estético nacional: Mis palabras a la juventud peruana: Tener firme conciencia de que se es heredero de una milenaria y libre tradición creativa cuya proyección contemporánea augura los más promisorios resultados en todos sus campos de creación. Que se es dueño y continuador instintivo de una estética tradicional cuyas esencias vitales siguen gravitando inconfundiblemente en su libre creatividad artística
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nativa, de insospechada proyección para el arte peruano. Que tiene ante sí una monumental herencia espiritual que recuperar: la incorruptible ÉTICA con que creó y realizó todas las maravillosas y permanentes obras que, según el consenso universal, atestiguan su extraordinaria voluntad de SER y HACER, peruanos. (Apu-Rimak, Bodas de Oro, 1928-1978, 1978) En relación a lo anterior, en una de sus notas personales encontramos un paralelismo entre la nacionalidad, el alma del pueblo y la música. En el manuscrito, las palabras “Tawantinsuyo, Inka, Chanka, Chavín” van acompañadas con la nota “Hipólito Yvanof, Escenas Caucásicas”. Contrariamente a la idea de nación contemporánea que afirma que las naciones son construcciones convencionales, la teoría predominante a inicios del siglo XX tuvo sus raíces en el concepto romántico del volksgeist, ‘espíritu del pueblo’. Según esta concepción, la nación estaba fundada por los lazos de la lengua, la raza, la historia y el territorio; por ello, los intelectuales de dicha época buscaron la identidad de sus naciones en el folclor y los relatos históricos, por ello, no es gratuita la referencia al compositor ruso que escribió en 1894 la obra Bosquejos caucásicos inspirada en la canción folclórica de Georgia. En este contexto nacionalista es comprensible la simpatía que tuvo Apu-Rimak por el Partido Aprista Peruano, para el cual diseñó muchos carteles
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propagandísticos. También se va haciendo evidente que su obra artística fue coherente con un programa estructurado que buscó encontrar las razones de la forma y del color peruanos gracias a “la relación entre la psicología del hombre peruano y las formas y los colores en que se expresaba” (La Torre, 1983). En otra nota leemos que hace una propuesta estética según las regiones de influencia cultural: “Composición indoamericana con variante peruana (raíz Tawantinsuyo), expresión local (Chanka contemporáneo), versión personal (individual) (Apu-Rimak), primacía peruana no figurativa. Planteo y Solución, Técnica Universalista, simplicidad significativa, formal y cromática, planos puros ensamblados tipo Sajsawaman, transparencias tipo Neo Chanka”. La documentación de las piezas precolombinas que hizo González Gamarra y el recurso al arte vanguardista moderno y sus ideas nacionalistas guardan una estrecha relación con su propuesta pictórica, la cual se evidencia en dos pinturas emblemáticas: Bailarina india (1929) y Madre puneña (1937). En Bailarina india, vemos una mujer indígena con el torso desnudo, vestida con un manto con diseños geométricos. Delante se ve un ceramio nazca. Por otro lado, Madre puneña revela hacia dónde evolucionó la pintura del artista. En este caso, la figura humana es sintetizada desde una lógica cubista aludiendo a las construcciones incas.
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Dentro de la historia del arte peruano, la documentación de piezas precolombinas no es una novedad porque, como ya se ha mencionado anteriormente, solo el grupo dirigido por Julio C. Tello estuvo conformado por decenas de ilustradores; sin embargo, a nivel estético, Apu-Rimak destacó ilustrando piezas en consonancia con una propuesta estética de amplio espectro. Por todo ello, la muestra Nativo contemporáneo (término acuñado por el mismo artista) es un aporte significativo para la reflexión sobre la identidad peruana en el marco del Bicentenario de la Independencia. Javier Rodríguez Canales
Bibliografía Apu-Rimak, Bodas de Oro, 1928-1978 (1978), catálogo de la exposición (Museo de Arte Italiano, Lima, 1978). Lima. Emé, G. (2017). Los ilustradores de Julio C. Tello: la influencia del indigenismo telúrico arqueológico en su obra, 1935-1965. (Tesis para optar al grado académico de magíster en Historia del Arte). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. La Torre, A. (23 de agosto de 1983). Apurimak. 70 años en pos de la pintura peruana. El Dominical, p. 23. Suplemento de El Comercio. Villegas, F. (2020). José Sabogal y la escuela peruana mestiza, el Instituto de Arte Peruano (1931-1973). Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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Alejandro González Trujillo “Apu-Rimak” (Abancay, 1900 - Lima, 1985)
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Fue un artista peruano que se formó en la naciente Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima y participó del grupo de ilustradores dirigido por el insigne arqueólogo Julio C. Tello. El artista se destacó porque estudió lo precolombino para proponer un estilo peruano moderno llamado “Neo Chanka”.
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Exposición virtual de fotografía
Puraqta Kay Uriel Montúfar Agosto - 2021
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El pueblo, la naturaleza y el pasado precolombino Los pueblos andinos comparten una rica tradición cultural con elementos comunes como el amor por la tierra y el sentido comunitario. Gracias a las crónicas de los españoles, los restos arqueológicos y las tradiciones vivas, sabemos que la cosmovisión andina existe desde tiempos muy antiguos y que tuvo su origen en el estilo de vida agrícola, el intercambio comercial y las celebraciones religiosas realizadas en los principales centros ceremoniales precolombinos. Dicha cosmovisión es natural, tiene una lógica circular y regenerativa organizada en tres niveles: el Hanan Pacha (el cielo habitado por los dioses), el Kay Pacha (la tierra de los hombres) y el Uku Pacha (el subsuelo habitado por los muertos). Todo este universo está conectado por tres animales con rasgos divinos: el ave que surca los cielos, el felino que ejerce su dominio en la tierra y la serpiente que vive en el agua. Además, hay una tensión dual entre lo húmedo y lo seco, lo que está arriba y abajo, los vivos y los muertos, el sol y la luna, el hombre y la mujer; es una tensión simbolizada por la interacción entre los cerros, las lagunas y los ríos que tutelan a los pueblos.
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En el Perú hay dos grandes tradiciones andinas: la quechua y la aymara, la primera se extiende desde el Departamento de Puno hasta algunas regiones de Ecuador, mientras que la segunda se encuentra desde Puno hasta Bolivia y el norte de Chile y Argentina. Ambas vertientes tienen muchos elementos en común pero también algunas diferencias como la lengua y la manera en que celebran sus costumbres. Para el mundo aymara, el lago Titicaca es un referente fundamental porque es fuente de vida que cohesiona los pueblos aledaños. En el lago se encuentra la isla emblemática de Amantani, donde se han conservado tradiciones relevantes como el Puraqta Kay. Uriel Montúfar es un abogado ambientalista y apasionado por la fotografía. El artista puneño, que ha expuesto sus obras en Alemania, Chile, Colombia, India, Marruecos, México y Suiza, se considera a sí mismo quechua de nacimiento y aymara por la crianza que recibió, lo cual le ha permitido tener una profunda comprensión de ambos mundos. A través de la fotografía, Montúfar revalora la cosmovisión de los pueblos originarios para crear conciencia acerca del cuidado de la Pachamama (Madre Tierra) y de los seres humanos que la habitan. En esta ocasión, el artista nos presenta un trabajo documental acerca de la fiesta del Puraqta Kay, una tradición en la que diez comunidades lugareñas se dividen en dos grupos para hacer ofrendas sobre dos templos preíncas ubicados en los cerros tutelares conocidos como Pachamama y Pachatata. La realización de esta serie es el fruto de varias visitas a la isla de Amantani realizadas durante ocho años para recoger un conjunto de imágenes que nos acercan al mundo cultural de sus habitantes. La obra de Montúfar se caracteriza por una composición magistral en la cual los primeros planos de los protagonistas y la perspectiva del paisaje nos revelan las profundas vivencias humanas y el recorrido de los actos representados. Al nivel conceptual, es relevante que las celebraciones sean realizadas por comunidades reales en lugares naturales coronados por construcciones preíncas. En ese sentido, el eje pueblo/naturaleza/pasado remoto aparece como clave de lectura del artista. Si consideramos que lo celebrado es parte de una tradición viva, donde hay un profundo respeto por la naturaleza enmarcado en una arquitectura precolombina, se acrecienta la conciencia de la responsabilidad que debe tener la civilización moderna con respecto al patrimonio nacional. Por lo dicho anteriormente es evidente que la coherencia entre concepto y oficio artístico hacen que la obra de Montúfar tenga una solidez admirable. Javier Rodríguez Canales
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Puraqta Kay (dualidad andina) En medio del lago más bello del mundo, cada tercer jueves de enero se realiza la celebración andina más singular de la cuenca del Titicaca. Desde tiempos remotos, en la isla de Amantani se realiza el ritual que es la unión metafórica sexual y espiritual entre la Pachamama y el Pachatata (los dos cerros tutelares de la isla), ubicados a 4.150 y 4.120 m. s. n. m. respectivamente; ambos representan a la Madre Tierra y al Padre Cielo, la dualidad andina que da la vida. A la medianoche, el Tata Paqo (chamán) y los encargados de la fiesta se reúnen en una casa y realizan un ritual privado de agradecimiento a la Pachamama (también se reza al Dios cristiano); en este acto son infaltables la coca, el cigarro y el wilca nina (fuego sagrado). Ya en la mañana, los pobladores de las diez comunidades de Amantani se visten con sus mejores ropas e inician el ascenso; cinco ayllus ascenderán al Pachamama para honrar a la Tierra, y los otros cinco al Pachatata, y reivindicarán a su complemento, el Cielo, que la fertiliza con la lluvia sagrada. En las cimas existen dos templos preíncas, que únicamente se abren en esta fecha (el templo de Pachamama tiene forma circular y el templo de Pachatata es cuadrado). En el Pachatata, el Paqo toma entre sus manos una vasija con carbón y pasa el humo circular por las frentes de mil personas concentradas, mientras da bendiciones. Sus acompañantes llenan las chuas (vasijas) de cebada, quinua y trigo.
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El Paqo rinde tributo, en quechua, a la Pachamama, a los apus, al cielo y al lago; en un agradecimiento andino no pueden faltar las hojas de coca. Se enciende el wilqa nina, el Paqo lanza la ofrenda (mesa ceremonial compuesta de dulces, billetes, ídolos de metales, y un sullu o feto de llama) y danzan en torno al fuego. En frente, en el cerro Pachamama se hace lo mismo; una vez terminada la ceremonia, el templo es cerrado celosamente por los comuneros, se abrazan, se saludan y arman su cocawi (comparten comida en grandes cantidades; sobre mantas tendidas en el suelo, los hombres se ubican en el lado derecho y las mujeres en el lado izquierdo). Antes de comer, agradecen por los alimentos. Los danzantes y los músicos bajan de cada apu, llegan a una explanada donde se unen los celebrantes de las diez comunidades, hablan las autoridades, se felicitan, y se reinician la danza, la música y el jolgorio. Uriel Montúfar
Uriel Montúfar (Sicuani, 1983)
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Fotógrafo ambientalista que ha expuesto en Alemania, Chile, Colombia, India, Marruecos, México y Suiza alcanzando reconocimientos muy significativos porque en sus proyectos ha rescatado el valor de la identidad cultural andina y la urgencia de cuidar el medio ambiente.
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Exposición virtual de fotografía
Sin interés aparente Juan Carlos Belón Lemoine Noviembre - 2021
Haz click en la imagen para ver el catálogo completo
Según el curador Alejandro León Cannock, la exposición Sin interés aparente es un “recorrido por la vida fotográfica de Juan Carlos Belón Lemoine”, quien ha estado motivado por el deseo de “vislumbrar, tanto desde una perspectiva creativa como teórica, la forma en que la fotografía nos invita y enseña a ver el mundo” (León Cannock, 2021). En esta oportunidad, la obra que ha sido elaborada a lo largo de cuatro décadas, está conformada por siete series de fotografías bajo los títulos “Paisajes peruanos”, “Backs 2000”, “Asilo Lira 1994”, “Malmousque 1999”, “Perspectiva de la hormiga”, “Film ends 1978-1998” y “Entre temps 1982-2002”. Para León Cannock, en la serie “Paisajes peruanos” […] nos enfrentamos a la sensación de observar fotografías de paisajes que han sido tomadas ‘como si’ fuesen retratos. Pareciera que Belón Lemoine está intentando captar la profundidad espiritual de esos lugares de la misma manera que lo ha hecho en sus series de personajes. No obstante, lo que vemos en las imágenes son representaciones de espacios, una vez más, sin interés aparente: terrenos vacíos, casas semiabandonadas, autopistas, lugares desamparados, situaciones anticlimáticas, etc. A pesar del carácter banal, trivial y ordinario de dichos lugares, Belón Lemoine logra mostrárnoslos de tal forma que parecieran ser espacios que están ahí no solo para ser mirados, sino para mirarnos. (León Cannock, 2021) “Backs 2000” es un conjunto de imágenes que nos muestran a los retratados de espaldas al espectador y que tienen un potencial pensativo. La realidad de que los protagonistas sean desconocidos en ciudades igualmente ignotas nos abre un sinfín de posibilidades para la reflexión acerca de cómo percibimos y entendemos la realidad. Dentro del mismo espíritu documental, “Asilo Lira 1994” son retratos de ancianos que […] muestran la sensibilidad del fotógrafo para captar de forma minimalista, sin recurrir a fuegos de artificios técnicos o estéticos, un aspecto muy sutil de sus fotografiados. Retratados en su entorno vital, acompañados muchas veces de objetos de trabajo o personales, los individuos fotografiados por Belón Lemoine expresan esa tranquilidad a la que solo podemos acceder cuando estamos en un lugar que reconocemos como propio y protegido. (León Cannock, 2021) En “Malmousque 1999”, Belón Lemoine vuelve a recurrir al estilo documental para
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hacer una propuesta de orden conceptual donde decide capturar la ciudad y el paisaje urbano, en un período muy breve, generando imágenes que nos remiten al universo fenomenológico vivido por el autor en dicha ciudad. Con respecto a las últimas series, Léon Cannock nos dice que en “Perspectiva de la hormiga”, “Film ends 1978-1998” y “Entre temps 1982-2002”, el fotógrafo hace una propuesta posconceptual. En el primero, su cámara se focaliza en los seres humanos que se desplazan aceleradamente. Pero en las imágenes, el punto de vista no corresponde a la normalidad, […] esto se entiende si tomamos en cuenta que, como lo dice el título de la serie, el objetivo de este proyecto fue dar a ver la ciudad tomando como referencia la “perspectiva de la hormiga”. Para ello se necesitaba, precisamente, la figura humana como criterio en la escala para poder comprender bien desde el punto de vista de quiénes han sido tomadas las fotografías. No son humanos; son hormigas. (León Cannock, 2021). “Film ends 1978-1998” es una serie creada a partir de los extremos de las películas fotográficas que son retazos aún sensibles a la luz solar. Este ejercicio produce imágenes fragmentadas que no han sido pensadas y que no tendrían ningún interés aparente. Sin embargo, Belón Lemoine recupera estas imágenes y las reutiliza para hacer una obra con un nuevo significado. Finalmente, en “Entre temps 1982-2002”, el artista recurre a secuencias de imágenes o fotogramas extraídos de una película. En dichas secuencias, Belón Lemoine transmite la fuerza de las pequeñas diferencias: Con un uso mínimo de recursos narrativos, estas secuencias llegan a ponernos en una situación de intriga: ¿A dónde van esas jóvenes mujeres que se pasean bien arregladas por la ciudad? ¿Quién es esta mujer que cruza la calle caminando con la mirada hacia nosotros? En esta serie, el fotógrafo arequipeño nos trata de decir, siguiendo quizá el pensamiento visual de Jean-Luc Godard o de Gilles Deleuze, que lo más importante en términos de sentido no reside en una imagen por sí misma (mito modernista de la autonomía del sentido) sino en lo que ocurre entre las imágenes. El intersticio o el “entre dos” es la fuente del sentido. En el caso particular de esta serie, para el fotógrafo la clave significante está en el tiempo. Es el paso del tiempo lo que modifica la imagen y produce, por tato, una posibilidad de sentido para el espectador. (León Cannock, 2021)
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Según lo que hemos podido apreciar a lo largo del texto, Sin interés aparente conserva en su interior una lógica conceptual que trasciende las apariencias; por ello, el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa se complace en ser la plataforma desde la cual Juan Carlos Belón Lemoine ha mostrado una parte significativa del trabajo de toda una vida.
Bibliografía León Cannock, A. (2021). Juan Carlos Belón Lemoine: un actor (ex)céntrico de/en la Historia de la fotografía peruana. En: Sin interés aparente, catálogo de la exposición (Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa, noviembre del 2021). Arequipa.
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Juan Carlos Belón Lemoine (Santiago de Chile, 1949)
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Doctor en Ciencias políticas de la Escuela de altos estudios en Ciencias sociales (EHESS) y el Instituto de Estudios Políticos (IEP) de Paris. Artista, con práctica en el campo de la fotografía y el video, gestor cultural, ensayista e investigador independiente. Su trabajo ha sido expuesto en galerías, centros y ferias de arte en países europeos y latinoamericanos.
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Entrevista y reseña
●Reseña: ¡Kutimuy, Garcilaso!, de Eduardo González Viaña / José Antonio Mazzotti Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez Miguel Esteban Torreblanca
Reseña: ¡Kutimuy, Garcilaso!, de Eduardo González Viaña 1 José Antonio Mazzotti Boston, junio del 2021, Año del Bicentenario
La vida del Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) es tan rica en contrastes y acontecimientos que sorprende que hasta ahora no se hubiera escrito una gran novela sobre él. Sin embargo, al recorrer las páginas de Kutimuy, Garcilaso (‘Vuelve, Garcilaso’, en traducción a la lengua de los conquistadores), se siente que al fin tenemos la gran ficción literaria que el historiador cuzqueño merecía. Intentos de convertirlo en personaje ha habido varios, y algunos muy buenos, a lo largo de los siglos XX y XXI. Pero se
trata de cuentos, poemas y hasta un diario ficticio que alguno tomó ingenuamente en serio, llegando a viajar a los archivos del Instituto Porras Barrenechea en Lima para buscar el manuscrito. Muchos de esos textos ficcionales sobre el Inca fueron recogidos en la antología Garcilasismo creativo y crítico que el autor de Kutimuy, Garcilaso y yo publicamos en el 2016. Ahí llego a incluir un poema, “Interdicciones con el Inca”, y Eduardo González Viaña coloca un cuento sobre Garcilaso que de alguna manera prefigura los alcances de su reciente novela.
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Eduardo González Viaña (Chepén, 1941) es doctor en Literatura por la Universidad de Trujillo. Realizó estudios en Lingüística y Literatura en España y Etnología en París. Es catedrático en la Western Oregon University, además ha sido profesor visitante en las universidades de Berkeley, Dartmouth y Oviedo. Entre sus publicaciones destacan Los peces muertos (1964); Identificación de David (1974); Habla, Sampedro (1979); El amor se va volando (1990); Sarita Colonia viene volando (1990); Las sombras y las mujeres (1996); Los sueños de América (2000); El corrido de Dante (2006); Vallejo en los infiernos (2007); El último vuelo de Superman (2012); y El lucero de Amaya (2012). También ha sido galardonado con el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma (1969), el Premio del Concurso Nacional de Novela Editorial Universo (1973), el Premio Latino de Literatura de los Estados Unidos (2001), el Premio El Cairo (2002), el Premio Memoria Cultural (2007) y el Premio Latino Internacional de Novela (2007).
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Reseña | ¡Kutimuy, Garcilaso!, de Eduardo González Viaña | José Antonio Mazzotti
En el caso de la nueva obra de González Viaña, tenemos finalmente un texto que se compenetra no solo con la biografía y algunos pasajes de los Comentarios reales, dándole al relato esa cualidad de oro que es la verosimilitud, sino que abre las puertas hacia una subjetividad que los documentos históricos y notariales no logran siquiera rasguñar. Me refiero al mundo de la imaginación y el mito, en que los caballos se comunican con los hombres, y los fantasmas (como el de Huiracocha) reaparecen de manera natural en un mundo cargado de poesía. Y todo contado con una prosa precisa, colorida y musical que no decae a lo largo de sus cientos de páginas. La novela también trata del conflicto identitario del joven Gomes Suárez de Figueroa y su evolución hacia el que será el Inca Garcilaso de la Vega, identidad lograda tras años de esfuerzos y decepciones por encontrar un sentido a su vida en medio de procesos históricos trasatlánticos de magnitud épica. El desgarramiento entre el mundo de su padre conquistador y el de su madre princesa inca lleva a Garcilaso a asumir ambas herencias, e incluso por momentos inclinarse de manera visible por su cultura de origen, la quechua, cuzqueña y señorial, base de su remota identidad peruana.
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Eduardo González Viaña, el gran narrador de la migración latina en los Estados Unidos, se aventura ahora por otra migración, la del Inca Garcilaso en el siglo XVI, que en buena medida prefigura el drama de millones de latinoamericanos por países del hemisferio norte de manera masiva desde fines del siglo XX. Se puede pensar que Kutimuy, Garcilaso es una novela histórica, pero en realidad es mucho más que eso. Estamos frente al renacimiento del primer escritor peruano universal en la pluma de uno de los mejores narradores de la lengua castellana a través de incisivas observaciones e invenciones que nos acercan a la perspectiva del migrante y el marginado de hoy: mérito enorme cuando se trata de novelar a quien desde hace mucho se considera uno de los mayores héroes culturales de la historia peruana y latinoamericana. Kutimuy, Garcilaso nos reclama ese regreso a nuestras raíces para entender mejor nuestro posible futuro. Solo hay que estar atentos. Y disfrutar de la lectura, dejándonos llevar al mundo auroral de la temprana modernidad. Parafraseando esa visión mítica que el personaje central termina por asumir, “Arriba, un zorro negro custodia el universo”.
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez 1 Miguel Esteban Torreblanca (Gijón, España)
El protagonista responde según el latido que va marcando su propio corazón.
1 ¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?
Mi vida puede resumirse desde una frontera: la que significó el cambio de mi carrera profesional. Crecí imaginando que sería ingeniero y llegó un día en que, luego de mucha confrontación interna, dejé los estudios de ingeniería para dedicarme a la literatura. A partir de ahí, mi actividad literaria comenzó con un cuento y una novela; de aquello ya han pasado quince años y la publicación de una docena de libros en Perú, en Argentina, en Italia y en España.
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Juan Manuel Chávez (Lima, 1976) estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Obtuvo el Premio Copé de Plata en la XII Bienal de Cuento (2002) y la primera mención del Premio Nacional de Novela “Federico Villarreal” con La derrota de Pallardelle (Lima: Fondo Editorial de la UNMSM, 2004). Actualmente sigue el Doctorado en Lenguas, Literaturas, Culturas y sus Aplicaciones en la Universidad de Valencia y es investigador de la Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona.
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez | Miguel Esteban Torreblanca
2 ¿Cuáles fueron los primeros autores que le influyeron?
Latinoamericano como soy, supongo que fueron Jorge Luis Borges, durante una etapa, y Gabriel García Márquez, en otra. Que esto suene a cliché no implica que sea falso, sucede que las voces de ambos son tan singulares, siendo tan distintas, que es complicadísimo rehuir al influjo de tanta potencia literaria cuando uno recién empieza a construir su narrativa. Espero, con total franqueza y ningún desdén, que las dos etapas formativas estén largamente superadas.
3 ¿Cómo definiría sus novelas?
Hay un riesgo al intentar definir lo que uno hace en literatura: despojar a las novelas de su misterio, con enmarcarlas en palabras explicativas; como si en vez de aprovechar la oportunidad de contemplar un paisaje de frente, optáramos por verlo desde el ángulo estrecho de una ventana. En todo caso, diría que están impulsadas por un inagotable deseo de exploración y de aventura artística.
4 ¿Cree que el escritor “evoluciona” en su escritura?
Me gusta pensar que los seres humanos estamos determinados por el cambio, algunos por la férrea resistencia a este cuando se avecina y otros por la búsqueda de nuevas oportunidades, escenarios, contextos… Yo valoro el cambio, lo fomento en mi vida como una forma de recordarme el sentido de estar vivo; y eso pasa también con mi escritura, que está conectada con una visión del mundo que anida en mí.
5 ¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?
Ahora es menos pomposo y grave; sin perder el sentido de la musicalidad, lo siento más juguetón en la actualidad. Si alguna vez sonó sinfónico, no me extrañaría que alguna vez tenga compás reguetonero. Igual, es resultado de mis obsesiones con las palabras, a la hora de juntarlas; es mi inclinación a exprimirlas como si fueran naranjas.
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez | Miguel Esteban Torreblanca
6 ¿Cómo siente que un escrito está terminado y cómo lo corrige?
Ya lo decía Augusto Monterroso: “Yo no escribo, yo corrijo”. Me pasa igual; más que terminar y corregir, me da por enmendar para seguir.
7 ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su novela?
Que mis lectores y lectoras lleguen al final, con eso estoy satisfecho.
8 ¿Qué lugar ocupan, para un escritor como usted, las lecturas en vivo?
Huyo de ellas, sobre todo por canalla. Si bien hay personas que magnifican el valor de su escritura al ponerle su dicción, por lo general el resultado es declamatorio e impostado; me defrauda. Por otro lado, si tuviera que pensar en un ideal que he disfrutado y hasta aprovechado, ese sería el del mexicano Juan Rulfo leyendo sus cuentos de El llano en llamas. Escuchar una y otra vez “Talpa” en un disco, por ejemplo, me ayudó a encontrar la cadencia de las frases con que armé el primer cuento que escribí profesionalmente; o sea, el impacto de una voz grabada determinó mi comienzo literario.
9 ¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etcétera?
Qué rancio sonaría quejándome de la literatura que puebla la red; sobre todo qué cínico, porque estos canales de difusión son rutas alternativas al imperio de la palabra impresa y el prestigio del libro convencional, cuando yo creo en el valor de la diversificación de opciones. Ahora, que la calidad esté o no esté en unos u otros es motivo de un debate extra; si la cuestión es sobre la difusión, pues siempre estaré en favor de que exista del modo más plural y accesible posible. Esta entrevista la estoy respondiendo para un portal en línea y ahora mismo estoy trabajando un proyecto de escritura que subo directamente a mi web; y es que estas nuevas formas tienen, por encima
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez | Miguel Esteban Torreblanca
de los defectos que podríamos listar, las cualidades de la expansión territorial desde lo virtual, la inmediatez y la interacción… Han llegado para mutar y crecer, pero siempre quedándose, ya instaladas en nuestras rutinas de exploración y lectura.
10 ¿Podría recomendarnos una novela de otro autor que le haya gustado mucho?
O tres de Perú: en mi generación, la novela De noche andamos en círculos, de Daniel Alarcón. Más remotas: la novela breve En busca de Aladino de Oswaldo Reynoso y la novela extensa El mundo sin Xóchitl de Miguel Gutiérrez. Y si nos damos la oportunidad de hablar de experimentos narrativos que pueden asombrar, agregaría la obra conjunta que escribieron Alina Gadea, Daniel Soria, Rosa Carrasco, Martín Roldán, Miguel Ángel Vallejo, Miguel Ruiz, Carolina Cisneros, Julia Wong, Ofelia Huamanchumo, Gabriel Rimachi, Pedro Novoa, Francisco Ángeles y Jennifer Thorndike: el título es La novela limeña (2019).
11 ¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
Uno que me está leyendo a mí: Un momento de descanso, de Antonio Orejudo. No tiene desperdicio.
12 ¿Qué consejos le daría a un joven escritor o escritora que se inicie en este camino de la literatura?
Intentemos los consejos a partir de una idea del arqueólogo e historiador del arte Johann Winckelmann. Él tuvo el empeño de mostrar, con todas las luces del siglo XVIII, que el arte es mucho más que la mera expresión de la creatividad individual de alguien dedicado a pintar o a escribir o a esculpir… es decir, que un cuadro o una novela o un tallado es un resultado relativamente colectivo, aunque ejecutado por una sola persona que es el pintor, el escritor, el escultor. Me gusta esta idea, al margen de que pueda no ser del todo acertada.
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez | Miguel Esteban Torreblanca
Sugiero que un novel poeta o una joven cuentista confíen en la visión del arte que plantea Winckelmann, pues esta les servirá de ayuda para cuando comiencen y durante una primera etapa. Por un lado, así pueden pensar que no están solos en su pasión, en sus apetitos literarios; que alrededor de sus páginas habrá lectorías (aunque sea una persona) y, antes, habrá fuentes que inspiran el proyecto de escribir (por ejemplo: autores que van leyendo, gente con quien conversan, lo que comparten). Por otro lado, tomar el arte como un resultado relativamente colectivo puede resguardar a cualquiera de la fanfarronería de asumir que está inventando el mundo con sus primeros intentos. Finalmente, cualquier persona que anhela dedicarse a esto podría preguntarse qué tipo de escritor o escritora desea ser (pensar en tradición, en estilos, en propuestas; una manera de encontrar respuestas propias es revisando —con sentido crítico— los grandes libros del abanico mundial). Esta base poliforme y cambiante, el tipo de escritor o escritora que se desea ser, podrá convertirse en la mirilla para enfocarse en aquello que necesita para crecer.
13 ¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
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Como la mayoría de las industrias: dedicadas al vértigo fabril de producir mucho con desmedro de la calidad; parece que esa vieja frase de “menos es más” ha caído en el descrédito. (Ya no estamos hablando de la difusión como arriba, sino de una cuestión de manufactura; otra esfera). No quiero exagerar, a lo que me refiero es a que hay tanta oferta refrendada por la crítica y los premios que me viene costando encontrar lo importante o sustancial en medio de lo banal; incluso, uno pierde la brújula de lo que pueda diferenciar a uno de otro, como
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Entrevista: 15 pulsaciones, Juan Manuel Chávez | Miguel Esteban Torreblanca
extraviado por la niebla de la hiperproducción en medio de catálogos editoriales y sus escalas para los precios de tapa. Entonces, ¿cómo la veo? Ni la veo bien, de lo rápida que pasa, peligrosamente efímera.
14 ¿Qué libros ha publicado?
Me mudé de Lima a Barcelona en 2017, año en que firmé con la agencia literaria que me representa; en su web figuran los libros de entonces hasta hoy: https://silviabastos.com/our-authors/juan-manuelchavez/ Sin embargo, le confieso que el total es una inquieta docena.
15 ¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?
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Esa me la callo, porque soy una persona de ilusiones: sé que algún día alguien intuirá cuál es y la formulará lentamente, sabiendo que en ese instante la entrevista que me hace se está transformando en clarividencia.
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Noticias 2021 Actividades culturales realizadas por el Cultural durante el 2021
Presentación del libro El largo camino de Castilla. Eduardo González Viaña. Concierto y conversatorio: “La cultura afroperuana como inspiración”. Grupo Lundú de Arequipa. Club de lectura 2021. Conferencia y conversatorio: “La nave de los locos e ilusos, un acercamiento al rock progresivo”. Jesús Carpio. Curso virtual: “Escritoras norteamericanas”(Celeste D’Addieco). Curso virtual: “Breve historia del arte norteamericano” (Javier Rodríguez Canales). Arequipa monumental a través de la Casona del Cultural. Álvaro Espinoza De la Borda y William Palomino Conferencia: “La Expedición Libertadora y el Protectorado de San Martín en el Perú”. Juan Alberto San Martín Vásquez. Recital de solistas. Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle”. Curso virtual: “Artistas estadounidenses” (Javier Rodríguez Canales). Curso virtual: “Literatura e historia” (Celeste D’Addieco). Conversatorio: “La biblioteca de Merlín, haciendo la cultura accesible para todos”. Merlín Chambi Gallegos. Concierto musical: “Criollos por el Bicentenario”. Conferencia y conversatorio: “Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos”. Diego Paitán Leonardo. Videos: “Heroínas del Bicentenario con Juanita” (Lorena Llerena). Curso-taller: “Labor, herramientas teatrales para la vida cotidiana” (Jimena Lindo). Presentación del libro Domingo. La máquina sin tiempo. Javier Emilio Vásquez Nájar. Coloquio: “En espejo con el pasado y la memoria. La escritura de Juan Manuel Chávez”. Juan Manuel Chávez y Rosa Núñez. Conferencia y conversatorio: “La lucha por la identidad en la pintura del Perú”. Francisco Soriano. Taller de iniciación a la cerámica a través de la construcción de la máscara (Rosamar Corcuera). Conferencia y conversatorio: “Hablemos de los museos en el Perú”. Pedro Pablo Alayza. Conferencia: “Micaela Villegas, la Perricholi: mito, leyenda e historia a 200 años de su muerte”. Alonso Cueto. Conversatorio: “Algunos caminos de la música contemporánea en Arequipa”. Miguel Valdivia y Jesús Carpio. Curso virtual: “Escritores afroestadounidenses”. Celeste D’Addieco. Taller: “Las herramientas del actor”. Vanessa Saba. Conversatorio: “Víctor Humareda (1920-1986). Dominar el color/Ver la realidad. Víctor Mejía y Alfredo Alcalde Concierto: Presentación del disco John Stanley six solos for a german flute, violin or harpsichord. Dúo Lopera Ensambles musicales. Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle”. Cuentacuentos 2021 (Alexis Valverde y Laberinto Teatro).
Noticias
Presentación del libro: El largo camino de Castilla Eduardo González Viaña Enero de 2021
Concierto y conversatorio: La cultura afroperuana como inspiración Grupo Lundú de Arequipa Febrero de 2021
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El texto que narra el increíble viaje a pie que emprendió Ramón Castilla, desde Río de Janeiro hasta Lima por la selva amazónica, para integrarse al ejército realista al cual pertenecía en ese momento, nos permite adentrarnos en la manera como se forjó el espíritu de este insigne personaje.
En el mes de febrero (mes en que se conmemora la herencia afroestadounidense), la Embajada de los Estados Unidos y el Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa presentaron un concierto y un conversatorio con Lundú, uno de los tres grupos de música del Perú seleccionado por Center Stage para hacer una gira por Estados Unidos en 2022. En el concierto el grupo presentó una selección de canciones afroperuanas interpretadas con gran calidad, y en el conversatorio, los integrantes de Lundú hablaron sobre la influencia de la música afroperuana y contaron sobre personajes icónicos de la música y el arte afroperuanos, incluidos intérpretes, activistas y compositores que aportaron al desarrollo cultural de nuestro país. Como invitada especial estuvo la cantante afroperuana Araceli Poma. Este programa formó parte de las actividades de la Embajada de los Estados Unidos por el Mes de la Cultura Afroestadounidense.
El escritor Eduardo González Viaña, catedrático emérito de Western Oregon University y recientemente ganador del premio de Novelista del Bicentenario de la feria internacional del libro de Lawrence & Boston Massachusetts, dialogó con José Gabriel Valdivia, Goyo Torres y José Antonio Mazzotti acerca de esta apasionante novela.
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Noticias
Club de lectura Celeste D’Addieco Febrero/diciembre 2021
Conferencia y conversatorio: La nave de los locos e ilusos, un acercamiento al rock progresivo
Jesús Carpio Marzo de 2021
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Los clubes de lectura son esenciales para la vida de una biblioteca, porque reúnen de manera libre y espontánea a todos aquellos que silenciosamente cultivan el gusto por leer. Entre los meses de febrero y diciembre de 2021, el club abordó la obra de los autores anteriores y posteriores al Boom de la literatura latinoamericana por tener amplia difusión y porque nos permiten profundizar en nuestra identidad cultural. Entre los meses de febrero y diciembre, las obras leídas y comentadas fueron El astillero de Juan Carlos Onetti, El reino de este mundo de Alejo Carpentier, Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, El señor presidente de Miguel Ángel Asturias, La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, Aura de Carlos Fuentes, Los recuerdos del porvenir de Elena Garro, El árbol de María Luisa Bombal, La pasión según G. H. de Clarice Lispector, Balún Canán de Rosario Castellanos, y La piel del cielo de Elena Poniatowska.
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La presente conferencia de Jesús Carpio trató de manera amplia y erudita la génesis y desarrollo del rock progresivo. En su texto, dijo el expositor: “A finales de los años sesenta del S. XX, se siente en el aire una corriente que renueva el espíritu. Años en que la juventud propone algo más que es creativo y lúdico, algo que conmueve y emociona, los colores en la moda, los sonidos de guitarras y voces, proponen a través de la poesía cambiar desde uno mismo”. A los acordes modernos se les une Bach o el folclor local, todo puede convivir en este nuevo pensamiento que promueve la libertad de crear y empodera a la imaginación. Es en medio de esta vorágine que comienza a cimentarse un movimiento interior en el rock: el rock progresivo. Esa nave, que permite no solo estar en las aguas como en las canciones de Procol Harum, sino sumergirse como el Submarino Amarillo o echarse al vuelo como Starship Trooper para poder estar cerca del ¡Lado Oscuro de la Luna!
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Noticias
Curso virtual: Escritoras norteamericanas
Curso virtual: Breve historia del arte norteamericano
Celeste D’Addieco
Javier Rodríguez Canales
Marzo de 2021
Abril de 2021
En el marco del mes de la mujer, este curso ofreció una visión global de la producción literaria realizada por mujeres dentro de toda la historia de Estados Unidos. El objetivo fundamental del curso fue dar a conocer a los estudiantes aquellos textos y autoras del canon de la literatura de Estados Unidos que han tenido una fuerte influencia dentro de la sociedad estadounidense y a nivel mundial.
Estados Unidos es uno de los países más famosos del mundo, sin embargo, son muy pocos los que tienen una mirada panorámica de su rico patrimonio cultural. Como diría Andrew Graham-Dixon, la historia del arte norteamericano es tan épica como su historia nacional, porque desde su nacimiento se proyectó hacia el futuro hasta convertirse en un referente indiscutible del arte moderno. El curso Breve Historia del Arte Norteamericano ofreció al público la oportunidad de conocer la cultura estadounidense a través de las siguientes etapas: Arte Nativo, Arte Colonial, Arte Nacional, Arte Moderno y Arte Contemporáneo. Posteriormente, se prepararon unos breves videos de acceso libre para el público en general.
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Noticias
Arequipa monumental a través de la casona del Cultural Álvaro Espinoza De la Borda y William Palomino Abril de 2021
Conferencia: La Expedición Libertadora y el Protectorado de San Martín en el Perú Juan Alberto San Martín Vásquez Mayo de 2021
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Desde su fundación en 1540, la historia de la ciudad de Arequipa ha quedado plasmada en muchos monumentos importantes. La casona Mendiburu (donde actualmente se encuentra el Centro Cultural Peruano Norteamericano) es un valioso testimonio de nuestro pasado y un excelente pretexto para hablar de una zona limítrofe de la ciudad que, con el paso del tiempo, ha formado parte del centro histórico. En dicha oportunidad, el historiador Álvaro Espinoza y el arquitecto William Palomino conversaron acerca del modo de vida de la época en que se construyó el predio y de aspectos urbanísticos como el territorio y la configuración urbana de la calle, el paso de la mansión romana a la casona arequipeña y algunos aspectos arquitectónicos de la casona Mendiburu.
En esta conferencia, Juan San Martín, director de la Biblioteca del Instituto Sanmartiniano del Perú, nos ilustró acerca de la Expedición Libertadora. Como introducción, nuestro invitado nos contó que la formación del Ejército Libertador dirigido por José de San Martín se inició en 1814 por encargo de la Junta de Buenos Aires, con el fin de lograr la independencia de Chile y Perú. Así, San Martín y su ejército cruzaron la Cordillera de los Andes y vencieron a los españoles en Chacabuco y Maipú, logrando la independencia de Chile en 1818. Estando en Chile, San Martín obtuvo el financiamiento del gobierno de ese país para adquirir armas y navíos de guerra y así formó una escuadra marítima que es dirigida por lord Thomas Cochrane para luego proseguir su viaje hacia el Perú. El
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Noticias
Libertador y su ejército desembarcaron en Paracas el 8 de septiembre de 1820, siendo Joaquín de la Pezuela el virrey del Perú, e inició una serie de acciones militares en las cercanías de Lima, auxiliados por las guerrillas indígenas que colaboraban con la causa patriota. Al mismo tiempo, el Libertador ordenó el bloqueo del Callao con la escuadra para obligar a salir de la capital al virrey La Serna, quien no quiso reconocer la independencia del Perú en la Conferencia de Punchauca, realizada el 2 de junio de 1821. San Martín ingresó a la capital el 9 de julio, luego de que tres días antes La Serna saliera de Lima con dirección al Cuzco, y el 28 de julio de 1821 proclamó la independencia del Perú en la Plaza Mayor
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de Lima. El 3 de agosto, San Martín inició un breve gobierno, conocido como el Protectorado, en el que puso las bases para la formación del Estado peruano creando varios ministerios, los símbolos patrios y la Biblioteca Nacional, aunque también dio los pasos necesarios para dejar instalada una monarquía constitucional en el país sin mayor éxito. Luego del fracaso que significó la Entrevista de Guayaquil con Simón Bolívar, San Martín renunció a toda ambición política y dejó el mando del Perú en manos del recién instalado Primer Congreso Constituyente el 20 de septiembre de 1822, con la finalidad de que los peruanos establezcan el plan de guerra a seguir contra las fuerzas realistas y elijan la forma de gobierno más adecuada para llevar a cabo el proyecto nacional.
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Recital de solistas Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle” Junio de 2021
Curso virtual: Artistas estadounidenses Javier Rodríguez Canales Junio de 2021
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El Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle”, con el patrocinio del Centro Cultural Peruano Norteamericano, presentó a destacados jóvenes instrumentistas, estudiantes de esta casa de estudios, quienes ofrecieron un repertorio variado que abarcó piezas de la música universal, peruana y latinoamericana, conformado por el “Estudio de vals criollo” de Daniel Cueto, “Por una cabeza” de Carlos Gardel, “Aria” de Eugène Bozza, “Agua e vinho” de Sergio Assad y Egberto Gismonti, “Total eclipse” de Georg Friedrich Händel, “Cançó del lladre” de Miguel Llobet y el “Aleluya” de W. A. Mozart.
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El curso “Artistas estadounidenses”, ofreció la oportunidad de profundizar lo expuesto en la “Breve historia del arte norteamericano”, conociendo la vida y obra de los siguientes artistas: Basquiat, Warhol, Rothko y Hopper. Si bien se han escrito numerosos textos acerca de estos personajes, en el curso se ofreció una lectura contextual y formal que permitió desentrañar algunas constantes de la historia del arte de dicho país. También es preciso mencionar que “Artistas estadounidenses” ha motivado el desarrollo de la vida de otros pintores norteamericanos a través de futuras entregas.
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Curso virtual: Literatura e historia Celeste D’Addieco Junio de 2021
Conversatorio: La biblioteca de Merlín, haciendo la cultura accesible para todos Merlín Chambi Gallegos Junio de 2021
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El curso se enfocó en desarrollar un conjunto de obras literarias relacionadas con la historia, haciendo un salto entre el momento cuando la historia se convierte en literatura y cuando la literatura toma inspiración de la historia, teniendo como resultado obras maravillosas habitadas de una infinidad de personajes históricos.
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Según Chambi, siempre hemos oído decir que la cultura en el Perú es la última rueda del coche, y quizá sea cierto, pero ello no es una sentencia definitiva. La cultura es permeable, moldeable y dinámica, por lo que debe ser ajustada a los tiempos en los que uno vive. En la Antigüedad, era una cuestión de alfabetos; en el Medioevo, una cuestión de sabios; durante el Renacimiento, el libro agilizó estos procesos, y el espíritu de los ilustrados decimonónicos lo convirtió en un objeto de culto. Sin embargo, hoy, en pleno siglo XXI, ¿podemos obtener cultura de otras formas? En este conversatorio se trató de responder algunas dudas, como: ¿se puede leer en tiempos tan urgentes como estos?, ¿leer es cosa de ricos?, ¿debo siempre comenzar con los clásicos?, ¿se puede educar usando internet?, ¿aún puedo comenzar a culturizarme?, entre otras, para demostrar que la cultura, aun en tiempos tan complejos como este, no es una utopía sino una maravillosa posibilidad. Volver al índice
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Concierto musical: Criollos por el Bicentenario Concierto a cargo de Víctor Marín, Luz de Fátima Trillo, Ana María Rossi, Sheilla y Sergio (Lima), Grupo Gozzo Criollo (Lima) y como marco musical el Grupo Serenata del Perú de los Hermanos Machicao Angles
Conferencia y conversatorio: Arequipa y su aporte al arte peruano de entre siglos Diego Paitán Leonardo Julio de 2021
Julio de 2021
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En “Criollos del Bicentenario” se rindió un justo homenaje a los hombres y mujeres que hicieron posible el inicio de la música criolla. A través de sus inspiraciones e interpretaciones, revaloramos melodías olvidadas y casi extinguidas, que en su momento fueron preferidas y aplaudidas, y rescatamos temas que en el tiempo fueron desvirtuados. En “Criollos del Bicentenario” se incluyeron yaravíes, danzas, mazurcas, habaneras, valses, polkas, tonderos y marineras con compositores del 800 y 900; también se narró la historia de quiénes fueron los autores y compositores, rindiendo un merecido homenaje a los padres del criollismo. Esta actividad se realizó gracias al patrocinio de Sociedad Minera Cerro Verde S. A. A.
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En esta conversación, que luego se convirtió en un artículo de investigación, se analizó el aporte de artistas arequipeños al arte republicano durante el tránsito de los siglos XIX al XX, específicamente entre 1890 a 1921, a propósito del bicentenario de la independencia nacional y como revisión crítica de nuevos relatos historiográficos en el arte peruano. La introducción de artistas, instituciones, obras de arte y espacios expositivos surgidos desde Arequipa se articuló como incentivo para el desarrollo del arte nacional. El Centro Artístico, los artistas Hernando Zevallos, Carlos Baca Flor, Max T. Vargas, José Luis Villanueva, Jorge Vinatea Reinoso y el humanista Pedro Paulet fueron algunos exponentes del cúmulo aún por investigar, que pudieron trascender y legar formas de pensar el arte peruano.
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Videos: Heroínas del Bicentenario con Juanita Lorena Llerena
Curso-taller: Labor, herramientas teatrales para la vida cotidiana
Julio/Diciembre de 2021
Jimena Lindo Agosto de 2021
El Bicentenario ha sido también un momento para tomar conciencia de la presencia de las mujeres que lucharon por la independencia; por ello, entre los meses de julio y diciembre hemos desarrollado una serie biográfica de videos infantiles a cargo de la educadora Lorena Llerena. Los personajes seleccionados fueron Catalina Buendía de Pecho, Francisca Zubiaga, María Jesús Alvarado, María Parado de Bellido, María Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, Tomasa Tito Condemayta y Francisca Zubiaga.
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Labor fue un taller dirigido al público en general, orientado a descubrir la posibilidad de hacer una pausa para desconectarse de los afanes cotidianos y poder conectarnos con nosotros mismos y con los demás a través de la exploración de algunas herramientas de teatro que nos ayuden a rebasar límites y descubrir algunos aspectos desconocidos de nosotros mismos. El taller fue una llamada a ejercer nuestro derecho a tener tiempo para respirar, jugar, hablar y reconocernos.
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Presentación del libro: Domingo. La máquina sin tiempo
Coloquio: En espejo con el pasado y la memoria. La escritura de Juan Manuel Chávez
Javier Emilio Vásquez Nájar
Juan Manuel Chávez y Rosa Núñez
Agosto de 2021
Agosto de 2021
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Domingo. La máquina sin tiempo es un recorrido a través de cuentos cortos y en rima, donde el autor nos comparte las vivencias de su niñez y juventud en un pequeño pueblo de Arequipa, recordándonos que las ciudades son como noticias, y los pueblos, como anécdotas. Con sus rimas y prosas, nos adentra, de manera muy particular, en un mundo lleno de nostalgia y recuerdos, que nos transporta en su imaginación, dándole calor y color a cada relato de su colección, ofreciendo al lector deleitarse con algunos poemas cargados de emoción y pensamientos muy profundos sobre lo cotidiano y que a veces pasan desapercibidos, donde ser cuentacuentos y poeta es un don maravilloso, en esta inocente y peligrosa profesión.
El coloquio fue una oportunidad para revisitar el trabajo literario del escritor e investigador peruano Juan Manuel Chávez, desde su primer libro (La derrota de Pallardelle, mencionado por la experta Reverte Bernal en un libro publicado en Barcelona el año pasado sobre la ficción histórica) hasta el último: El dilatado cautiverio de Juan Bautista Túpac Amaru (Colección del Bicentenario, 2021).
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La lucha por la identidad en la pintura del Perú Francisco Soriano Agosto de 2021
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Este conversatorio estuvo a cargo de Francisco Soriano, licenciado en Diseño Gráfico por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, maestro en Artes por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Artes Visuales con especialidad en pintura por la misma institución. El doctor Soriano comentó acerca de su ponencia: “Dentro de un pensamiento pictórico abrumado por los estatutos impuestos desde Europa, la recuperación de un arte latinoamericano ha parecido desde siempre un ideal imposible en cuanto que los maestros europeos se tornan en objetivo para el artista en formación. Es por ello por lo que vale la pena detenerse en la rica escuela de pintura del Perú y su asombrosa capacidad de asimilar y reconfigurar el conocimiento para adaptarlo a la
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larguísima tradición plástica enraizada en su propia necesidad milenaria de la manipulación del color y la forma. No es de extrañar que la principal característica de la Escuela Cuzqueña sea la originalidad dada por las manos indígenas que ponían su propia visión del mundo por encima de la imposición temática y el férreo control de las representaciones y que dicha originalidad y búsqueda constante de identidad permee a través de los siglos hasta una pintura peruana actual que no ha cedido un centímetro en su afán de crear un arte con un acento inconfundible. A partir de esta admiración y como un observador extranjero es que la ponencia ‘La lucha por la identidad en la pintura del Perú’ permite hacer un rápido repaso a esta extraordinaria gesta pictórica por medio de la reseña de algunos creadores claves en su historia”.
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Taller de iniciación a la cerámica a través de la construcción de la máscara
Micaela Villegas, la Perricholi: mito, leyenda e historia a 200 años de su muerte
Rosamar Corcuera
Alonso Cueto
Septiembre de 2021
Septiembre de 2021
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Este taller inclusivo de iniciación a la cerámica estuvo dirigido a personas sordas de la Asociación de Sordos de Arequipa. La actividad permitió a los participantes desarrollar su creatividad, expresarse a través de la arcilla, fortalecer su autoestima y disminuir el estrés a través del manejo de técnicas relacionadas con la cerámica. En esta época de mucho estrés, angustia y miedo por la pandemia, este taller los ayudó a nivel no solo artístico sino también terapéutico, mejorando su calidad de vida, donde el arte juega un importante papel para la autoexpresión.
Nuestro invitado, Alonso Cueto, escritor, miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua y ganador del Premio de Narrativa Alcobendas Juan Goytisolo 2019 por Palabras de otro lado, disertó en torno a la vida de la Perricholi, una mujer emblemática sobre quien escribió una novela.
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Hija de padre arequipeño, Micaela Villegas llevó a las costumbres de la época un modo de ser que ya impugnaba las convenciones de entonces. Su relación con el virrey Amat es uno de los capítulos esenciales de una vida que marcó un tiempo de grandes transformaciones, siendo, además, la primera peruana de su tiempo que entró en el imaginario europeo.
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Hablemos de los museos en el Perú Pedro Pablo Alayza Septiembre de 2021
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Desde la apertura de los primeros museos en el mundo, el interés ha ido variando, desde la hegemonía de las grandes colecciones hacia el rol, cada vez más predominante, de los visitantes. Este proceso se viene dando en las grandes capitales y el Perú no es ajeno a ello. A través de un recorrido visual por algunos ejemplos concretos, hemos visto cómo los museos peruanos se han ido adecuando a estas tendencias y cómo, en tiempos de pandemia, han adaptado sus propuestas a los nuevos tiempos. Por otro lado, se habló acerca de algunas críticas que se hacen a los espacios institucionales que supuestamente han momificado la cultura
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viva, sin embargo, se resaltó que el éxito o fracaso de los museos no depende de su naturaleza sino de una gestión creativa con un acento educativo que permita al público no especializado conocer y disfrutar lo que está viendo. Este conversatorio estuvo a cargo de Pedro Pablo Alayza Tijero, director del Museo Pedro de Osma de Barranco y docente nombrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con más de treinta años de experiencia en gestión, siendo subdirector del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú – MNAAHP (1991-1994) y director del Museo de Arte de Lima – MALI (1995-1999).
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Conversatorio: Algunos caminos de la música contemporánea en Arequipa Miguel Valdivia y Jesús Carpio
Curso virtual: Escritores afroestadounidenses Celeste D’Addieco Octubre de 2021
Septiembre de 2021
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Con la intención de actualizar la situación de la música contemporánea en Arequipa, el Centro Cultural Peruano Norteamericano ha invitado a Jesús Carpio, quien estudió apreciación musical con el maestro Hernando Cáceres y ha formado parte de varios grupos locales, para conversar con Miguel Valdivia Calizaya, músico saxofonista y compositor arequipeño con veinte años de trayectoria, habiendo participado también en Four for Jazz, Bebob, Electrico Jazz, y que actualmente es director del Proyecto Benigno - Orquesta de Música Aleatoria y de Los Chutos.
El curso hizo un breve recorrido por la literatura afroamericana desde una visión histórica, con la intención de poner de relieve el aporte de escritores que, siendo parte de una comunidad específica, han contribuido sustancialmente al desarrollo cultural de los Estados Unidos.
Los ponentes disertaron acerca de la confluencia de diversos ritmos como el jazz, el reggae, el ska, el latin, el rock y el metal, que, en diálogo con lo afroperuano y el elemento andino, van configurando la nueva escena musical de la Ciudad Blanca.
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Taller: Las herramientas del actor Vanessa Saba Octubre de 2021
El taller, que fue dictado en tres sesiones, tuvo por objetivo que los alumnos comprendiesen y fuesen capaces de aplicar las principales herramientas del actor. La reconocida actriz Vanessa Saba dictó el taller conformado por los siguientes temas: la acción, el personaje y el personaje en su escena. La acción es, tal vez, la herramienta más importante con la que cuenta un actor para hacer su trabajo. Qué quiere el personaje y para qué lo quiere son preguntas básicas e imprescindibles que el actor debe responderse antes de ejecutar una escena. En un segundo momento, las preguntas acerca del personaje, de dónde viene,
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cómo son sus vínculos con los demás y cuáles son sus circunstancias son algunas de las interrogantes que ayudaron a los participantes a componer a un personaje para poder interpretarlo. A través de lecturas y análisis, los participantes se ejercitaron componiendo la psicología del personaje asignado al inicio del taller. Por último, se realizó el ejercicio “El personaje pasa”, para intentar componer el aspecto físico donde se desenvuelven los sucesos. Una vez resuelta la acción y la composición del personaje, los alumnos interpretaron la escena que fue entregada al inicio del taller, logrando contar la historia correctamente y conmover a los observadores.
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Conversatorio: Víctor Humareda (1920-1986). Dominar el color/Ver la realidad
Concierto: Presentación del disco John Stanley six solos for a german flute, violin or harpsichord
Víctor Mejía y Alfredo Alcalde
Dúo Lopera
Octubre de 2021
Noviembre de 2021
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Nacido en Lampa en 1920 y fallecido en Lima en 1986, Víctor Humareda es uno de los pintores más representativos del arte peruano del siglo XX. Desde muy joven migró a la capital para formarse en la Escuela Nacional de Bellas Artes, fue becado para perfeccionarse en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto Cárcova de Buenos Aires. Desde el año 1954, se instaló en la mítica habitación 283 del Hotel Lima, cerca al peligroso barrio de la Parada, donde pasó muchos años produciendo obras que reflejaron la realidad del migrante en la gran ciudad. Humareda era jocoso y teatral, llamando la atención por su vestimenta y sus costumbres excéntricas.
El dúo Lopera, integrado por Alejandra y Pilar Lopera, en la flauta dulce y el clavecín respectivamente, presentó en este recital tres de las seis sonatas de los Seis Solos Op 4 del compositor inglés John Stanley (1712-1786). Pese a haber quedado casi ciego por un accidente, su gran talento hizo que a los once años fuese nombrado organista de la Iglesia de Saint Paul. A partir de entonces ocupó importantes puestos musicales y fue admirado y frecuentado por Haendel. A la muerte de éste, continúo con las ejecuciones de oratorios en el Convent Garden y compuso también oratorios. También dirigió las funciones benéficas del Mesías entre 1775 y 1777. Dúo Lopera: El Dúo Lopera, formado en 1991 por Alejandra Lopera Quintanilla (flautas dulces) y Pilar Lopera Quintanilla (clavecín) está dedicado al repertorio europeo para flauta y clavecín de los siglos XVII al XVIII. Tiene como objetivo la difusión de este raro y hermoso repertorio, así como la de la música barroca peruana.
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Concierto: Ensambles musicales
Cuentacuentos 2021
Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle”
Marzo/diciembre de 2021
Alexis Valverde y Laberinto Teatro
Diciembre de 2021
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Una muestra artística variada, a cargo de los estudiantes del Conservatorio Regional de Música “Luis Duncker Lavalle”, en la que apreciamos obras académicas y populares para distintas conformaciones instrumentales de autores universales y melodías populares con motivo de las fiestas navideñas.
Los miembros de Laberinto Teatro nos dicen que ellos no cuentan cuentos solamente para fomentar la lectura, sino también para estimular la capacidad de imaginar. Por otro lado, el conocido actor infantil Alexis Valverde explica que interpreta historias que dejan una enseñanza de vida. Los cuentacuentos son una parte fundamental de la propuesta del Cultural, porque van formando un público infantil interesado en las letras y realizan un aporte educativo. Es que el acto de escuchar una pequeña historia puede despertar la imaginación, la creatividad y la comunicación efectiva, además de estimular la memoria de la tradición literaria. A lo largo del 2021, Alexis Valverde y el colectivo teatral Laberinto Teatro ofrecieron sendas selecciones de historias adaptadas para los niños, que tuvieron una calurosa acogida. Agradeciendo un trabajo realizado con
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tanto cariño, es que en la revista Cultural hemos querido hacer una crónica (un poco extensa, por cierto) de todo lo realizado por estos artistas, para que el lector pueda descubrir la lógica educativa que se encuentra detrás los entrañables cuentacuentos. Las obras interpretadas por Valverde abordaron temas como la amistad, la imaginación infantil y la fábula. “La vida sin Santi” (enero de 2021) cuenta una tierna historia entre dos amigos (Santi y Maia) que se vieron obligados a separarse porque la familia de Santi tuvo que trasladarse a vivir lejos. “El monstruo de colores” (febrero de 2021) es un divertido cuento para entender los sentimientos a través de la historia de un alocado monstruo que tiene las emociones revueltas y que gracias a la ayuda de su mejor amiga puede identificarlas y
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organizarlas. “Los músicos de Bremen” (marzo de 2021) narra la historia de un grupo de animales muy viejos que deciden huir de sus casas para encontrar un nuevo propósito en sus vidas y vivir nuevas aventuras. “El árbol de todos los cuentos” (abril de 2021) trató acerca de un árbol muy antiguo cuyas hojas blancas se llenaban con las historias del mundo, y con ayuda de una niña y el viento, llegaban a todos los rincones del planeta. “Súper Niñomán al rescate” (mayo de 2021) es la historia de Matías, un fan de los cómics de superhéroes que, buscando obtener superpoderes, se deja picar y morder por cuanto animal pueda para conseguirlo. Pero se le pasa la mano y consigue más superpoderes de los que puede controlar. “El pequeño zapateador” (junio de 2021) nos sorprendió con el sueño de Salvador, quien desea convertirse en un gran zapateador como su padre. En el camino
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a lograrlo, aprende mucho sobre la cultura afroperuana y el orgullo de pertenecer a ella. “El Mago Merlín” (julio de 2021) nos recordó al mago más famoso de todos los tiempos, que logró ayudar a los Caballeros de la Mesa Redonda y convertir en rey al joven Arturo. En “La cometa rota” (agosto de 2021), María Fernanda encuentra una cometa muy dañada, por ello, hace todo lo posible por llevarla al cielo y devolverle la alegría de volar. “En busca del peor libro del mundo” (septiembre de 2021) nos presentó a Huno “el Conquistador”, quien odia los libros porque siempre quieren obligarlo a leer, por esta razón inicia una búsqueda para encontrar al peor de ellos y obligar a todos a leerlo en venganza. “La máquina que hace Bu” (octubre de 2021) cuenta la historia de Lorenzo, quien está cansado de que lo molesten por ser tan inteligente, así que inventa una máquina que espante a los abusivos, pero las cosas se salen de control. La célebre historia “El príncipe feliz” (noviembre de 2021) nos trajo a la memoria a la famosa estatua llena de joyas preciosas que no puede
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ser feliz porque observa la miseria del mundo, sin embargo, una golondrina la ayudará a cumplir su sueño de apoyar a los más necesitados. “Catalina y el deseo de Navidad” (diciembre de 2021) nos presentó la historia de Catalina, quien al tratar de conseguir todos los regalos posibles terminará perdiendo a sus amigos; de esta manera, la historia nos deja la siguiente enseñanza: ¿valdrá la pena tener muchos juguetes si no hay con quien jugar? En paralelo, Laberinto Teatro presentó otra variada programación conformada por obras que estimularon la imaginación de los espectadores, empezando con “La bibliotecaria de Basora” (marzo de 2021), que es una narración de hechos reales sucedidos durante la guerra de Irak, donde una valiente bibliotecaria lucha por salvar los libros. “El ratón del campo y el ratón de la ciudad” (abril de 2021) es una fábula atribuida a Esopo. En ella, el ratón de la ciudad invita al del campo a la casa donde vive para impresionarle. Allí se pone en relieve la diferencia entre la sofisticación
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de la vida urbana y la sencillez de la vida rural. “La gallinita colorada” (mayo de 2021) es un cuento de la tradición oral que invita a niños y niñas a reflexionar acerca de la importancia de trabajar y esforzarse para lograr las cosas. “El erizo y los globos de colores” (junio de 2021) trató de un simpático erizo que se encuentra una caja llena de globos de colores y quiere inflarlos para poder jugar. “Soy peruano” (julio de 2021) es una presentación con la que, a partir de canciones y diálogos, los niños y las niñas aprendieron sobre la importancia de poseer un nombre y una nacionalidad. “¿Dónde están los colores?” (agosto de 2021) es un cuento infantil relacionado con el desarrollo de la inteligencia emocional, en el cual el protagonista y su juguete favorito viven una experiencia inolvidable llena de sensaciones, colores, sonidos y valores, como la amistad, el esfuerzo y la superación. “El muñeco que hace reír” (septiembre de 2021) es un muñeco blandengue y larguirucho, de cabeza redonda y sonrisa grande, que cree que no sirve para nada, pero que, con ayuda de sus amigos del País de la
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Plastilina, conseguirá reconocer que sus manos grandes con dedos largos y torpes tienen unas cualidades especiales, que le permitirán aceptarse, valorar que todos somos diferentes y por lo tanto aceptar y valorar a los demás. “La más bruja de todas” (octubre de 2021) es una divertida historia que empieza con un casting para buscar a la bruja más horrenda y original. Durante la selección, hechiceras y arpías de todo tipo compiten en igualdad de condiciones hasta que aparecen Verruga y Briqueta, las gemelas más aterradoras de la comarca. “El rey con orejas de burro” (noviembre de 2021) es un relato de la mitología griega en el que Midas, un rey codicioso, obtiene un poder que le permite conseguir oro, pero también mala suerte. “Hombrecillo de jengibre, ¡corre!” (diciembre de 2021) es la historia de una galleta de jengibre que cobra vida, y tras de la cual muchos personajes corren para comerla. Se trata de un cuento tradicional ideal para leer en Navidad y enseñarles a los niños que no siempre se gana.
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