Separata Medellín Vive la Música #10 - ¿Dónde se oye la música en Medellín?

Page 1

xxx. xxxx

¿Dónde se oye la música en Medellín?

EDICIÓN 10 NOVIEMBRE 2015 1


ED.10

E D I TORIAL

Alcaldía de Medellín Aníbal Gaviria Correa Alcalde de Medellín Alexandra Peláez Botero Vicealcaldesa de Educación, Cultura, Participación, Recreación y Deporte Luis Fernando Suárez Vélez Vicealcalde de Gobernabilidad, Seguridad y Servicio a la Ciudadanía Juan Carlos Giraldo Salinas Vicealcalde de Salud, Inclusión y Familia Jesús Arturo Aristizábal Guevara Vicealcalde de Hábitat, Movilidad, Infraestructura y Sostenibilidad Wilson Enrique López Bedoya Vicealcalde de Gestión Territorial Luis Felipe Hoyos Vieira Vicealcalde de CTi, Desarrollo Económico, Internacionalización y APP

Secretaría de Cultura Ciudadana María del Rosario Escobar Pareja Secretaria de Cultura Ciudadana Ana Cecilia Restrepo Espinosa Directora Red de Escuelas de Medellín Alejandro Escobedo Forero Gerente Medellín Vive la Música Ronal Castañeda Tabares Comunicaciones Medellín Vive la Música Luz Enidia Largo Arteaga Comunicaciones Subsecretaría Arte y Cultura - Interventora

Revista Arcadia Director Juan David Correa Directora del proyecto Juliana Restrepo Dirección de Arte Mónica Loaiza Corrección Laura Rojas Fotografía y textos Esteban Duperly Podcast Juan Pablo Trujillo Director comercial María Alejandra Navia / anavia@semana.com Publicaciones Semana S.A. Gerente general Elena Mesa Zuleta Gerente comercial Isabel Cristina Calle Gerente de Mercadeo Liliana Sotomonte

Espacios para la música Medellín vive una explosión sonora resultado de un juicioso proceso de formación continua que, de la mano de una importante inversión en infraestructura, ha hecho posible que en la Medellín urbana y rural existan espacios destinados a la formación, la circulación y la producción musical. La Red de Escuelas de Música de la Alcaldía de Medellín cuenta con 27 casas para la práctica y la enseñanza musical, seis de las cuales están diseñadas y equipadas especialmente para la formación, la investigación, la proyección y la experimentación. Actualmente hay tres más en construcción. Conscientes de que la música es un vehículo para fortalecer el tejido social, y en concordancia con la apuesta de fortalecer las expresiones artísticas y culturales de los medellinenses, en los últimos cuatro años se han construido 1.182 metros cuadrados de equipamiento para el aprendizaje, la práctica y el disfrute de la música, que incluyen la Casa de Música Estadio, la Casa de la Cultura de Pedregal (recientemente inaugurada), la UVA (Unidad de Vida Articulada) de San Antonio y los nuevos laboratorios de experimentación sonora del Museo de Arte Moderno. Uno de los objetivos del programa Medellín Vive la Música es ampliar y mejorar la infraestructura musical. En la actualidad se construyen 1.064 metros cuadrados para tal fin, que incluyen la Escuela de Música de Belén, que además de contar con salones y cubículos de ensayo, tendrá talleres de lutería que servirán para el mantenimiento de instrumentos del sistema musical municipal, principalmente de la Red. También se encuentran en construcción las casas de la cultura Las Estancias y Popular 1. De otro lado, un total de 4.936 metros cuadrados más están en diseño o en proceso de contratación, entre los que se encuentran la Escuela de Música de Pradito, el mejoramiento de la Casa de la Cultura Santa Elena y las cuatro casas de música que se construirán en San Javier, Guayabal, Laureles y Robledo. Estas casas contarán con espacios para la experimentación y la producción musical; también servirán de escenarios para proyectar artistas locales y como punto de encuentro de diversos géneros y acordes musicales. La inversión total en su construcción y dotación asciende a los 26.000 millones de pesos, provenientes del Fondo Medellín Ciudad para la Vida. En Nuestra Nueva Medellín, la música es una oportunidad de desarrollo social incluyente y un ensamble en el que los diferentes ritmos se encuentran en espacios públicos donde la audiencia valora y disfruta la diversidad sonora.

Alexandra Peláez Vicealcaldesa de Educación, Cultura, Participación, Recreación y Deporte de la Alcaldía de Medellín

Gerente de Circulación Natalia Peinado Gerente de Innovación Iván Jaramillo Price Gerente financiero y administrativo Felipe Albán Daza Sede: Carrera 11 n.º 77A - 65 Bogotá, Colombia PBX 6468400 ©Publicaciones Semana S.A. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización de Publicaciones Semana S.A. ISSN: 1900-589X Printed in Colombia

Foto de portada: Talleres de experimentación sonora en el MAMM / Esteban Duperly


REPORTAJE. L o s esp ac i o s d e la m úsica xxx. xxxx

Foto:Esteban Duperly

Los espacios

de la musica

Al mirar de cerca a Medellín, es posible sacar una conclusión optimista: entre edificaciones que ya existen y obras que se encuentran en construcción, la ciudad cuenta con infraestructura cultural generosa que sirve de hogar para sus músicos.

Por E st e b a n D u p e r l y 3


D

Durante los últimos cuatro años en la ciudad se han incrementado los espacios de infraestructura para la música. Hoy en día, teatros, bibliotecas, casas de la cultura, edificios patrimoniales, centros de desarrollo cultural, escuelas de la Red de Música y Unidades de Vida Articulada (UVA) permiten hablar de una geografía bien cubierta, donde también están incluidos los corregimientos. 4

LA ESCUELA DE Música de San Antonio del Prado es un modelo de integración con los parques biblioteca.

Si a esto se suma el espacio público, que en numerosas ocasiones se habilita para fines culturales, y además se contemplan los establecimientos privados, el resultado es una ciudad donde las expresiones artísticas bien pueden encontrar un lugar. Desde hace poco más de diez años, nuevas obras, tanto públicas como privadas, vinieron a sumarse a lo que ya existía. Hasta entonces, la ciudad contaba con edificios emblemáticos, como el cincuentenario Teatro Pablo Tobón Uribe o el más moderno, el teatro Metropolitano. A ellos se añadían otros escenarios, como la concha acústica Carlos Vieco, ubicada en la falda del cerro Nutibara y convertida de manera espontánea en un emblema del rock, el punk y el metal. Además, podían


REPORTAJE. L o s esp ac i o s d e la música

incluirse algunos auditorios universitarios muy bien dotados, como el de la Universidad de Medellín, cuyo aforo en sillas —1.702— aún es el más grande de la ciudad, o el Camilo Torres de la Universidad de Antioquia, que por décadas ha cobijado a una vasta comunidad de estudiantes y profesores. Otros recintos, no pensados especialmente para la música, se convertían en auditorios de ocasión, como la plaza de toros La Macarena. Tal vez en ese lugar podría señalarse el interés por dotar a Medellín de escenarios: en 2003 pasó de ser una arena taurina a un centro de espectáculos con capacidad para 14.000 espectadores; también el teatro Lido, ubicado en el parque de Bolívar, que en 2007 experimentó una transformación. La Alcaldía recuperó para la ciudad un edificio que en sí mismo es patrimonio arquitectónico, con más de 1.100 sillas en platea y balcón, que se habían convertido en un cine X. Desde el comienzo del nuevo siglo, la Red de Escuelas de Música de Medellín ya venía impulsando la creación de infraestructura musical. La aparición de las sedes para sus escuelas, repartidas por toda la ciudad, significó una novedad. Además, la construcción de los parques biblioteca favoreció este proceso, no solo porque varias escuelas se construyen junto a ellos, sino porque todos cuentan con auditorios, algunos de condiciones óptimas, como los de San Cristóbal y San Antonio de Prado. Este último recibe ajustes finales en la tramoya para quedar al 100 %. Jorge Pérez, director del Departamento Administrativo de Planeación, expresa: “Cada vez que hacemos un espacio de calidad, creamos escenarios para las actividades humanas más propositivas y creativas. Dentro de ellas está la música. Muchos de los equipamientos barriales se han ido convirtiendo en escenarios, y en las bibliotecas hoy existen pequeños y grandes auditorios donde son posibles las expresiones musicales”. Desde la esfera de lo público, la infraestructura musical ha crecido, mayormente, por cuenta de recursos ordinarios del municipio. Sin embargo, Carlos Guisao, subsecretario de Arte y Cultura, explica que si bien todos estos desarrollos son notables, se ha detectado cierta asimetría, pues la mayoría se han pensado para la formación y para la docencia musical, y no tanto para la exploración, la experimentación y la producción. Señala, además, otro aspecto: “Tenemos escuelas por toda la ciudad, pero concebidas para la música sinfónica y académica. Queda la pregunta por otros géneros u otras expresiones que no encuentran tan adecuadas esas infraestructuras que hemos construido”. Ahí es donde entran escena los nuevos laboratorios de experimentación sonora del MAMM y, sobre todo, las próximas casas de música, uno de los proyectos más esperados en la ciudad, que se construirán con un recurso extraordinario contemplado en el fondo Medellín Ciudad para la Vida.

Cuatro casas para la música “El diseño de las casas de música está concebido para que todos los géneros musicales tengan la posibilidad de desarrollarse, pues las aulas de formación, los cubículos de ensayo, las salas de grabación y los espacios para la circulación musical serán flexibles en su acondicionamiento acústico”, explica Alejandro Escobedo. Se trata de cuatro grandes equipamientos de ciudad dedicados por completo a la música y ubicados en Guayabal, Laureles, San Javier y Robledo. Se construirán con 26.000 millones de pesos del fondo Medellín Ciudad para la Vida, que es el resultado de la fusión de UNE y Millicom, un recurso extraordinario que se encuentra en una fiducia y, por lo tanto, está garantizado. La Secretaría de Cultura Ciudadana ha venido trabajando durante poco más de dos años en la concepción de las casas y, al final de la administración actual, entregará los diseños completos y los licenciamientos urbanos. En estos cuatro desarrollos, complejos y especializados, se dispone de una mesa técnica en la que no solo participan miembros de la Secretaría de Cultura Ciudadana, sino arquitectos de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), más otras empresas y consultores que apoyan el diseño de los espacios y el acondicionamiento acústico. Marta Maya es diseñadora industrial y está a la cabeza de la asesoría de los cuatro proyectos. Tiene la experiencia de haber dirigido anteriormente el amueblamiento urbano de Medellín y el del metro; además, es música y viene de una familia con una fuerte tradición en ese campo. “Tengo la responsabilidad de hacer coincidir el proyecto escrito con el proyecto arquitectónico”, explica. En ocasiones, la arquitectura y las necesidades específicas del edificio pueden no coincidir; es un viejo dilema entre forma y función. Las casas, en su aspecto musical, tienen cuatro dimensiones: formación, investigación, experimentación y proyección. También deben tener una vocación social y cultural, y propiciar el encuentro de las personas. No se trata solo de reunir a estudiantes de música, sino de que las comunidades las usen como lugar de entretenimiento y como parte de la vida de barrio. Cada edificio debe conjugarlo todo. Por eso, el concepto general que guía el diseño es el ensamble. “El proyecto está concebido desde ese elemento filosófico —explica Marta Maya—. Hicimos

Desde la esfera de lo público emergen escenarios musicales como el Teatro al Aire Libre de Pedregal, en la Comuna 6.

5


LOS LABORATORIOS de experimentación sonora del MAMM. una analogía con lo que es un ensamble de una orquesta y desde ahí comenzaron a salir las cualidades y las calidades de los espacios”. Esto se traduce en edificios polifuncionales, donde puedan encontrarse —o ensamblarse— todos los habitantes. “El ensamble con la ciudad, el ensamble entre géneros, el ensamble entre personas. Un ensamble armónico que cree una gran sinfonía”, reflexiona Marta Maya. En un principio, las casas se pensaron asociadas a géneros musicales. Pero esa idea pronto se desvirtuó porque significaba restringir las opciones; se ha probado que en Medellín suena de todo. El camino entonces fue encontrar la vocación de cada sector y a partir de allí proponer el diseño y el énfasis técnico: en Guayabal se juntan muchas expresiones —skates, capoeiras, batucadas— y por eso será un espacio que dará cabida a la experimentación sonora y la percusión. En San Javier, todo es más urbano, mucho grafiti y hip hop. Allí se aplicarán “conceptos arquitectónicos relacionados con la vocación de ensayar en terrazas”, según explica Marta Maya. “El lote es vecino a una cancha de fútbol, y se planea que el escenario de proyección y circulación de la casa pueda quedar conectado. Casi se podrá rapear para hacerle barra a un partido de fútbol. O que el campo sirva para el público en un concierto. Queremos unir ambas actividades. El proyecto tiene que tejerlas”. Por su parte, Laureles es un sector de habitantes tradicionales y tercera edad, así que la casa de música

tendrá pantallas de proyección que mirarán hacia un café, donde se podrán escuchar, por ejemplo, óperas o conciertos. En Robledo se revitalizará la centenaria fonda El Jordán, donde, según explica María del Rosario Escobar, secretaria de Cultura Ciudadana, “se conservará el carácter de lugar de encuentro alrededor de la música, la tertulia y el café, y además tendrá un espacio para pequeños conciertos”. El subsecretario de Arte y Cultura completa: “Se va a combinar una edificación antigua con infraestructura nueva. Los diseños no solo resuelven esa conexión de un inmueble patrimonial con otro moderno, sino que los usos y las funcionalidades se integrarán. Allí podrán realizarse conciertos, audiciones musicales y actividades relacionadas con lo museográfico para hacer exposiciones relativas a lo musical”. Aparte de la función social, la potencia de estas casas estará en la enseñanza, la producción y la circulación musical. Precisamente, esa polifuncionalidad ha implicado que se le exija mucho a la arquitectura, pues requiere salones de clases con condiciones de iluminación y de ventilación muy específicas —por ejemplo, si se va a trabajar con niños, los techos no deben ser demasiado altos y la luz debe ser natural—, lugares donde puedan ensayar una estudiantina, una banda de rock o un conjunto de cámara, y adecuaciones acústicas de diversa índole: unos espacios necesitan potenciar la acústica mientras que otros requieren insonorización. Y no es lo mismo insonorizar para un tambor que para una tuba.

Además de salones de clase y cubículos, la Escuela de Música contará con talleres de reparación de instrumentos.

6


REPORTAJE. L o s esp ac i o s d e la música

Construir para la música, literalmente, tiene sus bemoles. “¿Cuántas grandes compañías de asesoría acústica tiene Medellín hoy? —se pregunta la secretaria de Cultura—. Para este proyecto debimos recurrir a una empresa en Bogotá. Pero hemos ido mejorando; este tema hace seis años era ciencia ficción”. “El diseño de los salones de experimentación tiene mucho que ver con el espíritu de la nueva creatividad”, explica Marta Maya. Eso se traduce, por ejemplo, en conexiones superiores y a la vista para hacer actualizaciones tecnológicas. “Si cambia la tecnología y hay que crear una banda más ancha, eso tiene que estar expuesto. Los espacios deben ser sostenibles en el tiempo, de ahí la flexibilidad”. O interiores con rampas para que ciertas estructuras móviles, como módulos de grabación, puedan llevarse a un auditorio, a una biblioteca o sacarlos a la calle. La idea es que de los talleres de investigación y experimentación de las casas salgan productos sostenibles, como librerías de sonidos, que de entrada podrían alimentar las necesidades comunicativas de la Alcaldía, que requiere música para cuñas y videos. “Nosotros hoy estamos haciendo una inversión en la infraestructura musical con las casas de música, pero también con infraestructuras más pequeñas que, aunque

Metros cuadrados construidos para la música UVA de San Antonio (cubículos de ensayo, sala de grabación, bodega música y auditorio)

no están en los recursos del fondo Medellín Ciudad para la Vida, tienen mucha incidencia sobre el sector musical”, expresa Carlos Guisao. Se refiere a lo que se ha hecho —o se está haciendo— en tres casas de la cultura, las UVA, las escuelas de música de Belén y San Antonio de Prado, además de la Sala de Experimentación Sonora del MAMM, elementos todos que se unen a la infraestructura musical que ya existe en la ciudad.

Capitalizar, potenciar y fortalecer La estrategia en Medellín es capitalizar y potenciar lo que ya existe, y fortalecerlo con nuevos escenarios. En este cuatrienio se han entregado 1.182 metros cuadrados de infraestructura pública para la música y 1.064 adicionales están en construcción. El subsecretario Carlos Guisao resume: “En este momento, la Escuela de Música de Belén Rincón está en plena obra. Además, un ala completa del segundo piso de la Casa de la Cultura de Pedregal quedó adecuada para la música; también lo estarán el Centro de Desarrollo Cultural de la Comuna Popular 1; la Casa de la Cultura de la Comuna 8, cerca de Villatina, y en Santa Elena las obras van a complementar la biblioteca”. María del Rosario Escobar señala que, precisamente, con el programa Medellín Vive la Música, uno de los

CONSTRUIDO M2

EN CONSTRUCCIÓN M2

EN DISEÑO O CONTRATACIÓN M2

490

UVA San Lorenzo (cubículos de ensayo, máster, sala de grabación y bodega de grabación)

150

Casa de Música Guayabal

2.338,21

Casa de Música San Javier

1.713

Casa de Música Robledo

1.500

Casa de Música Laureles

1.558,97

Escuela de Música Estadio

461

Casa de la Cultura de Pedregal (cubículos y aulas)

171

Casa de la Cultura Comuna 8 - Las Estancias (cubículos de ensayo, grupal, aula múltiple, bodega)

197

Casa de la Cultura Comuna 1 – Barrio Popular 1 (cubículos de ensayo y auditorio)

265

Escuela de Música Belén Rincón (talleres formación grupal, cubículos de ensayo, bodega, lutería)

602

Escuela de Música de Pradito Sala de experimentación sonora - Museo de Arte Moderno de Medellín Total

1.572,87 60 1.182

1.064

4.936 7


objetivos es incentivar mucho más el desarrollo de la infraestructura musical, pues aún subsisten vacíos. “A pesar de que con la Red de Escuelas el indicador de 27 sedes repartidas por toda la ciudad es muy interesante, no todas tienen los acondicionamientos acústicos necesarios. Ahí hay un trabajo importante”. Según explica Alejandro Escobedo, gerente de Medellín Vive la Música, la Red surgió hace 18 años con un equipamiento de seis pequeñas casas. Hoy, en cambio, tienen 27 y seis de ellas —San Antonio de Prado, Miraflores, Santa Elena, Doce de Octubre, Estadio y San Cristóbal— son edificaciones especializadas para la práctica y la enseñanza musical. Tres más, en los barrios Belén Rincón, Villatina y Popular, se encuentran en construcción. En efecto, en la cuchilla de una colina que marca el límite entre Belén Rincón y la llamada Loma de los Bernal se levanta la obra de la nueva Escuela de Música y Lutería. Además de salones de clase y cubículos, este nuevo edificio de 602 metros cuadrados contará con talleres de reparación de instrumentos que le permitirán a la Red de Escuelas ahorrar lo que invierte en su mantenimiento. Además, el edificio, por su localización geográfica entre dos “límites”, llegará a tejer las relaciones de dos costados de la misma comuna, separados por aparentes diferencias sociales y económicas. La música, ya se ha visto, ayuda a construir puentes. A todo esto se sumarán 150 metros cuadrados en la UVA San Lorenzo, representados en cubículos de ensayo, sala de grabación y bodega. “En total son cinco UVA que contarán con espacios para la circulación, la formación y la producción de la música de Medellín —explica Alejandro Escobedo— y entrarán a hacer parte de la infraestructura musical de la ciudad para el disfrute, la enseñanza y la práctica”. Que la música se incluya en estos equipamientos es muy emblemático. Allí hay canchas deportivas, gimnasios al aire libre, ludotecas y salas de internet, así que son lugares donde confluyen recreación y deporte. Incluir la música —y la danza— es incluir la cultura y el arte en las opciones de la gente. Desde la esfera de lo público también emergen escenarios musicales, como el Teatro al Aire de Libre de Pedregal, en la Comuna 6, con capacidad para 400 personas. Ana María Arias, su coordinadora, explica que allí hay un centro de producción musical donde varias bandas de

RENDER DE LA futura Casa de Música en el sector de Guayabal.

“Se va a combinar una edificación del siglo XIX con infraestructura nueva. Allí podrán realizarse conciertos, audiciones musicales...”

8

EN GUAYABAL Y SAN Javier se construirán equipamientos de gran envergadura.


REPORTAJE. L o s esp ac i o s d e la música

9


Altavoz Lab hicieron el proceso de consolidación de sonido en vivo y puesta en escena. También es uno de los lugares donde en Medellín se desarrolla el programa nacional Laso (Laboratorios Sociales de Cultura y Emprendimiento), en el que trabajan ensamblados desde 2009 el Ministerio de Cultura, el Sena y la Secretaría de Cultura Ciudadana. Con este programa se incentiva la producción de contenidos musicales y el uso de la tecnología. Está dirigido a empíricos y autodidactas, es decir, Laso entra al barrio y les permite a los proyectos artísticos que apenas comienzan hacer las primeras grabaciones y mejoras a su sonido. Además de Pedregal, también opera en las casas de la cultura de Manrique, Ávila —en la Comuna 9— y Alcázares —entre los sectores Estadio y San Javier—, donde hay cabinas de producción de audio, salas de ensayo y salones para formación. Desde el Departamento de Planeación, Jorge Pérez explica que en el nuevo POT se contempla un plan de equipamientos con un marco que promueve el fortalecimiento de las centralidades barriales, el urbanismo de centralidad y los barrios como centros de vida. Ahí deben aparecer la infraestructura y la dotación relacionada con la música y la cultura del mismo modo que los servicios, la seguridad o la salud. También se refiere a todo aquello que no está contenido entre muros: “Medellín tiene un atributo urbano muy especial y es que su clima habilita el uso del espacio público para muchas cosas. En los últimos 20 años hemos ido descubriendo el gran poder del espacio público como escenario para la cultura y la música”. Como complemento a la inversión y a la operación que emerge desde lo público, existe otro elemento: las iniciativas privadas. En la última década, Medellín ha experimentado un resurgimiento de estudios de grabación expresado ya no en grandes compañías disqueras, como ocurrió en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, sino en lugares más pequeños pero con mucha capacidad de acción y gestión, especialmente entre artistas emergentes. Este nicho también encuentra un hogar en un par de escenarios nuevos: El Teatrico, en Laureles, con 250 sillas en dos plateas, y la Casa Teatro El Poblado, que tiene un escenario modular y silletería retráctil que incrementa el aforo de 156 a 300 espectadores. Tal vez el show de una nueva propuesta musical aún no convoque a 5000 personas, pero ciertamente llena estas salas. Tanto Germán Carvajal, director de El Teatrico, como Lina Castaño, de Casa Teatro, enfatizan lo importante que resulta para un músico —o cualquier artista— presentarse en espacios bien dotados. “Un espacio cómodo, no solo para el público sino para los artistas”, dice Lina Castaño. Carvajal recuerda sus años como integrante del dúo Los Marinillos, cuando a menudo tenían que ofrecer sus presentaciones en tablados, discotecas o clubes sociales, “con borrachitos, vendedores ambulantes y bulla”. 10

En Casa Teatro ensaya con frecuencia la Filarmónica de Medellín. “Les gusta mucho porque el sonido es muy seco”, señala la directora. En El Teatrico se han presentado artistas como Natalia Lafourcade, y se han grabado programas de Telemedellín y Telenatioquia. “No solo porque la acústica lo permite —explica Carvajal—, sino por las condiciones técnicas de la sala. Tenemos un puente de mando que aísla el sonido, permite trabajar con independencia y el tema de cableado es muy fácil”. El resultado es optimista: durante los últimos cuatro años, la infraestructura musical de Medellín ha crecido de manera notable, desde lo público y desde lo privado. Desde lo público, a partir de los recursos ordinarios que el municipio ha dispuesto en los presupuestos anuales. Así mismo, se ha empezado a pensar en nuevos lugares, que, en buena parte, con recursos del fondo Medellín Ciudad para la Vida, se conviertan en realidad palpable y tangible, y llegarán para complementar un esquema en el que el circuito musical se entiende como un camino que va desde la formación hasta la circulación —pasando por la experimentación— y en el que cada estación debe tener la misma fortaleza.

LA NUEVA Escuela de Música y Lutería en el barrio Belén tendrá 602 m2 de construcción.


OPIN IÓN .

De la apertura del equipamiento cultural a la construcción de un espacio público de identidad Po r S e b as tiá n Mon s a l ve G ó me z y L a u ra E l e n a Z u l u a g a Fe r n á n d e z* * A rq ui tec to s d e l a U ni versida d N a ciona l de C ol ombia , sede Medel l ín

D

entro de la planificación urbana existen piezas arquitectónicas que son parte fundamental en la cohesión y la construcción de la red de espacios públicos de la ciudad. Al respecto, cuando se exponen los equipamientos culturales dentro de este tejido, no solo se razonan por ser recintos iconográficos de arquitectura singular o espacios con un acoplamiento técnico integral, sino por ser núcleos bien ubicados que permiten el disfrute equitativo de los derechos culturales de la población. Medellín, en los últimos 15 años, ha invertido en este tipo de infraestructuras, fomentando las actividades recreativas y sociales en las diversas escalas territoriales. La proyección de nuevas casas de la música en las comunas, así como el fortalecimiento de las casas de la cultura, los centros de innovación, los espacios de memoria, los museos o los teatros existentes, ha suscitado nuevos programas de formación que vinculan a toda la comunidad en una continua interacción de enseñanza y aprendizaje. Aunque estas edificaciones se recuerdan como espacios herméticos de puertas cerradas, las nuevas apropiaciones y demandas culturales de la sociedad han permitido la expansión y la promoción del arte en la calle. De hecho, la danza, el teatro, la música, el canto, entre otras expresiones, conquistan el espacio público aledaño y estimulan un nuevo diálogo de creación multicultural. Precisamente, exteriorizar el arte en la vida urbana a partir de nuevas temporalidades al aire libre convoca amplias masas, desde el interesado hasta el desprevenido, y al mismo tiempo revalida el espacio público como el lugar por excelencia para el intercambio cultural y las manifestaciones artísticas.

Espacios como la expansión del MAMM o los parques biblioteca han impulsado los servicios culturales desde la recuperación y adaptación de su entorno con múltiples encuentros colectivos de acción creativa. Por otro lado, el Teatro Pablo Tobón Uribe se ha dedicado a sacar sus sillas y a disfrutar de la calle como telón complementario de una obra hecha con la ciudadanía. El desarrollo de actividades inclusivas y el disfrute lúdico al aire libre han permitido el encuentro y la apropiación de este lugar a partir de nuevas acciones significativas. Programas como Días de Playa, Lunes de Ciudad, entre otros, han avivado el carácter y la remembranza con la avenida La Playa y la quebrada Santa Elena: una dinámica que ha fortalecido el patrimonio inmueble, inmaterial y ambiental dentro de la estructura del espacio público. Después de todo, como el teatro, el espacio público se dispone como escenario para el intercambio de cultura. Allí, los transeúntes pueden ser espectadores o actores que construyen identidad en el uso de su ciudad. Un espacio que como plataforma soporta la interacción de los ciudadanos en varias revelaciones culturales: desfiles, fiestas, reivindicaciones, conciertos, retretas, lecturas de poemas o tertulias esporádicas. Así pues, uno de los mayores logros de Medellín en los últimos años ha sido entender que la ciudad necesita espacios y edificios que se abran, que como acto esencial de la arquitectura logren una mayor cohesión urbana, cultural y social. No obstante, aún faltan equipamientos que extiendan sus propuestas a su entorno inmediato para integrarse con futuros proyectos urbanos. El diseño del espacio público de estos equipamientos es la clave para vincular y activar de una manera más beneficiosa las tensiones e interrelaciones culturales con la comunidad. Ahí está la gran apuesta de Medellín.

El espacio público se dispone como escenario para el intercambio de cultura. Allí, los transeúntes pueden ser espectadores o actores que construyen identidad.

11


Casa de la Cultura Comuna 8 Las Estancias (cubículos de ensayo, grupal, aula múltiple, bodega)

Casa de la Cultura Comuna 1 Barrio Popular 1

UVA San Lorenzo (cubículos de ensayo, máster, sala de grabación y bodega de grabación) Casa de la Cultura de Pedregal (cubículos y aulas)

Escuela de Música Estadio Casa de Música Robledo

Casa de Música San Javier

Construido

En construcción

En diseño o contratación

Casa de Música Laureles


INFOGR AF ÍA

Infraestructura musical de la ciudad

Sala de experimentación sonora Museo de Arte Moderno de Medellín

Casa de Música Guayabal Escuela de Música Belén Rincón

(talleres formación grupal, cubículos de ensayo, bodega, lutería)

Escuela de Música de Pradito

UVA de San Antonio

(cubículos de ensayo, sala de grabación, bodega música y auditorio) 13


Corregimientos: la Medellín rural Las escuelas de la Red de Música y los parques biblioteca se constituyen como la infraestructura cultural y musical más importante en los corregimientos. Arquitectura, diseño y dotación para los territorios rurales de la ciudad.

Por M anuela Lope ra

L

a Secretaría de Cultura Ciudadana tiene como uno de sus propósitos fundamentales integrar los corregimientos a la agenda de la centralidad, y permitir que los beneficios y oportunidades lleguen de forma igualitaria hasta ellos. La Red de Escuelas de Música de Medellín es un programa que alimenta esta labor a través de su presencia en San Antonio de Prado, San Cristóbal y Santa Elena, los tres centros rurales que hacen parte del programa casi desde sus inicios. Allí, cerca de 600 niños y jóvenes acceden a la formación musical y cultural de forma permanente. En total son cinco escuelas. Una en Santa Elena, dos en San Cristóbal y dos en San Antonio de Prado. Aún se escapan los corregimientos Palmitas y Altavista. La Escuela de Vientos de San Cristóbal atiende actualmente a 189 niños entre los 7 y 16 años. Funciona desde hace tres años y medio y está ubicada en la sede del parque biblioteca Fernando Botero, en un espacio diseñado específicamente para este fin y que integra a las dos edificaciones. La escuela cuenta con dos salones para las clases conjuntas, los ensayos de coro y de agrupaciones. Tiene ocho cubículos, cinco para estudio individual y tres para ensayo grupal. Las aulas están insonorizadas, y los estudiantes pueden disfrutar de una infraestructura moderna y dotada con instrumentación de vientos y percusión. En San Antonio de Prado —Comuna 80— se encuentra la Escuela de Vientos, una de las más antiguas. Hoy recibe a 130 niños, y su fin es dotar, paso a paso, a la Medellín rural con los mismos elementos de la urbana. Hasta 2014 ocupaba la Casa de la Cultura en el parque principal, pero hace un año se trasladó a un espacio especialmente diseñado para cumplir con su función musical, también integrado al parque biblioteca José Horacio Betancur. “El cambio fue total —dice Óscar Fernando Vargas, director de la escuela, quien recuerda que en la sede anterior no contaban con insonorización—; con un solo instrumento ya se saturaba el sonido”. La nueva escuela cuenta con sala de profesores y espacios adecuados para la práctica musical, un salón principal

14

con capacidad para 60 personas, una bodega de instrumentos, siete cubículos de ensayo y dos salones de clase. El parque biblioteca tiene un teatroauditorio del que se puede servir la escuela de música para sus presentaciones y que, aparte de la iglesia, es el único espacio en todo el corregimiento donde se puede acomodar un público generoso para ofrecer, por ejemplo, un concierto de música. En San Antonio se encuentra también la Escuela de Cuerdas El Limonar, en la sede social de La Rosaleda, donde se forman unos 200 niños en técnica instrumental de violín, viola, violonchelo y contrabajo. Ahora es intervenida con algunas adecuaciones y se encuentra en proceso de traslado para el centro barrial de Pradito, donde se instalará de manera provisional. El objetivo de Medellín Vive la Música es construir allí una escuela que tendrá 1.572 metros cuadrados. Santa Elena, por su parte, cuenta con una sede moderna, inaugurada hace cuatro años. En sus instalaciones hay cuatro salones de clase —cada uno con capacidad para 30 personas—, diez cubículos de estudio individual y un auditorio con 120 sillas. La dotación de instrumentos es muy completa —más de 50, entre flautas, clarinetes, saxofones, cornos, trompetas, tubas, barítonos y un kit de percusión—. También hay una sala de profesores, oficinas para el director y la secretaria, cafetería, baños equipados y acceso para discapacitados. Juan Camilo Vásquez, su director, tiene un profundo sentido de pertenencia, si bien la sede actualmente se encuentra en proceso de insonorización: “Es un espacio soñado y creo que es una de las más completas de la Red. Toda Santa Elena siente orgullo por la escuela”. Las escuelas de música y los parques biblioteca no solo son importantes por la huella de desarrollo que significan edificios modernos y bien construidos, sino porque facilitan que los habitantes de los corregimientos no tengan que buscar lejos una oferta que, se supone, es para todos. Desplazarse de la parte alta de San Cristóbal al centro de Medellín puede tomar una hora. Dos escuelas de música y un parque biblioteca, en cambio, acortan las distancias.


B a la nc e. D i nero s qu e retor nan

NUEVO SISTEMA DE iluminación del teatro U de M durante un concierto de la Red de Escuelas de Música.

Dineros que retornan

Por primera vez en la historia de la ciudad, recursos públicos se dispusieron para que ocho salas y teatros privados de Medellín mejoren su infraestructura y dotación.

D

entro de 20 días en el teatro Matacandelas terminará la obra de construcción y dotación de su nueva sala. Por cerca de 21 años, esta asociación teatral, localizada en el centro de Medellín, presentó sus funciones artísticas en una bodega adecuada como escenario y platea para espectadores. Nunca estuvo mal, pero hoy, con 752 millones de pesos que entregó la Secretaría de Cultura Ciudadana, ese antiguo espacio está cerca de convertirse en una sala teatral mucho más potente. Suerte similar experimenta el Teatro Popular de Medellín, que recibió 798 millones de pesos. Y El Manicomio de Muñecos —teatro de títeres—, la Corporación Carantoña y la Corporación Cultural Nuestra Gente. También los teatros Metropolitano, Pablo Tobón Uribe y Universidad de Medellín —las tres salas con mayor capacidad de silletería en la ciudad— recibieron dineros públicos. Hoy, los tres cuentan con nuevos sistemas de luces o sonido, o los dos. Todo esto se debe a los 3.101 millones de pesos entregados en la Primera Convocatoria de Infraestructura para las Artes Escénicas, que abrió en mayo de 2014 y que a la fecha ha beneficiado a ocho entidades artísticas de la ciudad. Seis proyectos de dotación y dos de mejoramiento o adecuación fueron los ganadores. “Le presentamos a la

Secretaría de Cultura un proyecto con la propuesta técnica para sonido y luminotecnia —explica Simón Duque, director de Comunicaciones del teatro U de M—. Con un monto de 203 millones de pesos se adquirió un sistema de luces robóticas y nuevo sistema de sonido”. Por su parte, desde el Teatro Metropolitano expresan: “Fue algo importante porque en los 28 años de funcionamiento no se habían renovado los equipos de iluminación. Con esta convocatoria llegaron recursos superiores a 500 millones de pesos para la nueva implementación: desde el dimmer hasta luces robóticas”, expresa el comunicador Juan Carlos Mazo. Desde 2011, la infraestructura cultural y artística de Colombia, tanto pública como privada, tiene un punto de apoyo. Se trata de la Ley 1493, Ley de Espectáculos Públicos. Su contexto normativo es bastante amplio, pero se puede explicar en términos sencillos: 10 % de toda boleta cuyo valor supere tres UVT —una unidad de valor tributaria que para 2015 equivale a 84.837 pesos— se recauda y se entrega a un fondo nacional administrado por el Ministerio de Cultura que luego es repartido de manera proporcional a cada ciudad del país. El destino de ese recurso es retornar para ser usado en construcción, adquisición, mejoramiento, adecuación y dotación de escenarios para espectáculos públicos. “La ley es muy interesante porque le retorna al sector de artes escénicas un recurso para que pueda mejorar en infraestructura o dotación —explica María de Rosario Escobar, secretaria de Cultura Ciudadana—. Cada municipio tiene la potestad de decidir cómo lo hace, pero nosotros decidimos hacerlo por concurso público”. Si bien ese recaudo se hace en todas las áreas artísticas, el papel de la música resulta fundamental, pues el 97,75 % del recaudo viene de espectáculos musicales. Solo en el estadio Atanasio Girardot entre 2012 y 2015 se recaudaron 3.183 millones de pesos en conciertos. A la fecha, gracias a esa ley, 40.400 millones de pesos han llegado al Ministerio de Cultura, de los cuales 5.787 corresponden a Medellín. Más de la mitad se adjudicó en la convocatoria, y otro porcentaje será invertido por la Secretaría en escenarios públicos, como el teatro Lido y el teatro al aire libre Carlos Vieco, que volverá a quedar a punto. Con el retorno de estos dineros a las entidades donde fueron captados y, más importante aún, con su entrega en forma de presupuestos públicos por concurso, se consigue darles garantías de sostenibilidad y permanencia a muchos escenarios culturales, públicos y privados, donde siempre parece haber un cierto margen de incertidumbre pese a su papel fundamental en la construcción de la sociedad. 15


Foto: Postal coloreada a partir de una fotografía de Francisco Mejía. Archivo Biblioteca Pública Piloto de Medellín.

Me m or ia . Te atro Bo l í v a r

Memoria Si bien se inauguró en 1919, el Teatro Bolívar había existido desde 1836 bajo diversos nombres, tamaños y formatos. Se le conoció como Teatro Medellín o Teatro Coliseo Principal —incluso hasta “teatro-gallera”— hasta 1917, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas de la ciudad emprendió una remodelación profunda que lo convirtió en un soberbio edificio con estucados, fuentes interiores, alumbrado, platea, palcos y balcones que acogían a 1278 asistentes. Las información de la época habla de una “magnífica acústica” en la sala. En 1954, con un afán modernizador que se llevó a otros edificios de arquitectura clásica de la ciudad, el teatro Bolívar fue demolido y en su lote vacío funcionó durante años un parqueadero.

16

DESCARGA NUESTRO PODCAST www.revistaarcadia.com


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.