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La Infancia

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Angélica López

Angélica López

CAPÍTULO 1 Trayectoria del Dr. Reynaldo Bimbi

La Infancia

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Mi nombre es Reynaldo Alberto Bimbi. Mi tatara abuelo, de origen italiano, se llamaba Reynaldo y de ahí empezó la tradición que indudablemente uno de la familia varón se tenía que llamar Reynaldo. Y ya instalado en la Argentina un tío mío se llamaba Reynaldo, que era Profesor de la Universidad de La Plata y entonces cuando yo nací, fui el primer varón de la familia Bimbi que se le pusiera Reynaldo. Nací el 21 de diciembre de 1934 en La Paz, Entre Ríos, en la casa de mi abuela, atendida por una matrona. La casa de mi abuela era una casa espaciosa, grande, instalada en una esquina, con entrada de escalones de mármol traído de Italia. Tenía un comedor “de lujo”, digamos y una entrada hacia un escritorio donde trabajaba mi abuelo. Tenía una habitación hacia la calle, dos habitaciones más adentro y después se subía hacia una escalera, se iba a un piso superior donde estaban instalados los baños. Tenía otro comedor diario, la cocina y bueno, el lavadero y todo lo demás y toda una parte descubierta donde estaban instalados dos parrales que cubría todo un patio, que debe haber sido aproximadamente de 10 metros por 10 metros.

Mi padre era Elio Cristóbal Bimbi y mi madre era Ana Domiciana Correa, mi padre era de origen Italiano y mi madre era de origen brasilero. Se conocieron en La Paz, estuvieron de novios y se casaron, mi mamá con 16 años y mi papá con 27 años, porque se estilaba en esas épocas que los hombres se casaban con chicas muy jóvenes, de hecho yo nací cuando mi mamá tenía 17 años. Tengo 3 hermanos; mi hermano que me sigue a mí, una hermana del año 37 y mi hermano menor que es del año 39. Mi mamá hacia las tareas domésticas de la casa y a mi papá lo mandaba el abuelo a controlar las tareas del campo, porque mi abuelo paterno tenía parcelas de campo; mi abuelo materno era comisario del pueblo. Mi abuelo tenía una parcela de más o menos unas 800 o 900 hectáreas, donde parte se cultivaba y parte se criaba ganado vacuno.

En esa época lo tradicional de la zona era que los mayores trabajaban en el campo y los menores estaban en el pueblo, para ir a la escuela. Yo fui primero a una escuela primaria rural, que estaba más o menos a 2 kilómetros de nuestra estancia y había que ir a caballo o caminando o vehículo pero nadie tenia vehículo. La escuelita quedaba ahí cerca de la estancia, de unos 6, 7 alumnos. Y mi padre como era su hijo varón me hizo amansar un caballito, un petiso, y yo

Abuela de Reynaldo Bimbi Elio Cristóbal Bimbi, padre de Reynaldo Bimbi

le tenía un terror al caballo. Entonces me dice: “Bueno, mañana vas a empezar la escuela”- “¿Y como voy?” – “Vas a ir en este caballo ¡Subí!” Y bueno… era subir o subir. La escuela tenía una sola aula, una sola pieza con paredes de ladrillos de barro y techo de paja con dos bañitos de barro afuera. A veces éramos 10, si no éramos 7 o 8 alumnos. Después ya en 4° grado me llevaron a la escuela del pueblo, donde vivía mi abuela y me dejaron de pensión ahí, mi abuela materna era sola, ya habían muerto sus hijos y me quedo encantado porque era su primer nieto que se iba a quedar con ella, entonces me entregan ahí para que vaya a la escuela, y que pasó… Yo era el mimado de mi abuela y por ahí me empecé a hacer el loco, que estaba enfermo, que me dolía esto y aquello, para no ir a la escuela. Entonces vino la maestra a decirle a mi abuela: “Mire señora, Reynaldo está faltando a la escuela, eso no puede ser”, pero mi abuela la sacó carpiendo a la maestra… no apareció más. No sé cómo habrán arreglado las cosas ahí, pero el asunto es que todas las mañanas una hora antes yo ya estaba arregladito, peinadito, con los útiles y todo; me pusieron una maestra particular y derechito a la escuela. Pero claro yo era solito con mi abuela y yo que hacía con mi abuela solita, mi abuela empezó a enseñarme a bordar, me empezó a enseñar a coser, a coser las medias, que ponías un mate por dentro y remendabas las medias. Entonces que pasa, un día viene mi padre del campo y dice: “¡Qué esta haciendo! Yo traje un varón, no una hembra

Año 1937 . Reynaldo Bimbi a los 4 años, en casa de su abuela, Entre Rios

bla bla…” ¡A la miércoles! Un despelote con mi abuela, él se enojó y se pelearon con mi abuela. Pero me sacaron de un ala, el asunto que se terminó todo. Así que mi papá agarró y me llevó al campo y seguí yendo a la escuela en el campo, hasta 7° grado.

Después ya mi papá pudo comprar una casa en el pueblo, en La Paz y trajo a mi mamá y a los tres hermanos. De mi infancia no hay mucho que hablar, era terminar la escuela, llegar a la casa y empezar hacer los deberes y a lo máximo venía un amiguito a jugar a las bolitas y después no había más nada. A las 20:00 hs. se comía y a las 20:30 hs. ya estabas en la cama. No había luz eléctrica, ni había comunicaciones, así que era difícil. En el 49 comienzo el Secundario, que lo hice también en el pueblo. En el secundario si había más relación porque éramos más grandes, había otro tipo de compañerismo, una relación más entre varones y mujeres, que nos juntábamos los fines de semana, donde hacíamos los famosos asaltos: “Vamos hacer un asalto. Bueno ¿Dónde? En la casa de fulano”. A pedirle permiso al padre. Comíamos unas empanaditas, tomábamos una Crush, un agua tónica, porque la Fanta no existía y la Coca Cola tampoco y la máxima bebida que nos permitían tomar era una sidra para brindar y después no había nada más. Lo máximo era que se empezara un bailecito, pero no más de la medianoche. Se ponía música con el Winco a pilas y con esos cachivaches que había que ponerle la púa, semejantes púas y que había que darle cuerda. A las 12 de la noche cada uno a la casa, si no ya estaba el padre de uno esperando en la vereda.

Los festejos de Navidad o Año Nuevo eran muy lindos. Primero que era en la casa de los abuelos donde se reunía todo el mundo, toda la familia, los que no nos conocíamos y los que nos conocíamos. Esa noche del 24 salíamos a la calle sin estar borrachos ni nada por el estilo, pero salíamos a tocar bocinas con los coches, sacar banderas y sacar silbatos y todas esas cosas. Igual que los corsos de carnaval que en Entre Ríos son muy importantes. Empezaban a la hora de la siesta con esos calores intensos, con el asunto de tirarse agua, así que a jugar con el agua entre varones y mujeres toda la tarde, no se podía andar seco. Y las noches hermosas, eran 3 o 4, 5 cuadras, uno andaba con el etileno que después yo volví a usar acá cuando no se conocía la anestesia. El etileno era un frasquito que vos apretaba y “Shhh”, tenía un líquido pero donde te tocabas quedaba blanco, anestesiaba al mango, tenías que tener cuidado con los ojos y todo. Después el papel picado, la serpentina… eso era una cosa por lo menos eran 4 cuadras, 5 cuadras que se iba y se venía con la serpentina y con todo esto, unos caminaban para acá y otros para allá, pero muy lindo. Después ya empezaban los bailes, alrededor de las 02:30 hs., las 02:00 hs. y eso se estiraba hasta las 05:00 de la mañana. Esa tradición indudablemente, es una cultura que vino de España, de Bulgaria y también de Ucrania. Ellos fueron los primeros que trajeron el carnaval a América, a la zona de Brasil y en Argentina a Corrientes y Entre Ríos.

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